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ESTUDIOS BÍBLICOS EN COMUNIDAD INTERNACIONAL 1

Vida Cristiana Lección 3—1 Juan 1


Caminando en la Luz y la Verdad
¡Memoriza la VERDAD!
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará
de toda maldad.” 1 Juan 1:9
DÍA 1: 1 Juan 1:1-2—Juan Fue Testigo Presencial
1. Juan describe a alguien que “era desde el principio.” ¿A quién crees que se refiere?

2. ¿Con qué sentidos habían experimentado Juan y los primeros discípulos a éste que había sido “desde el principio”?

3. ¿A quién es más probable que le creas—a un testigo presencial o a alguien que ha oído de segunda mano? ¿Por qué?

DÍA 2: 1 Juan 1:3-4—La Razón por la que Juan Comparte


4. ¿Por qué compartió Juan lo que había visto y oído?

5. ¿Qué esperaba Juan que sucediera cuando él compartiera?

6. ¿De qué manera crees que compartir una experiencia que has tenido con Dios podría hacer crecer tu relación con
otro creyente? ¿Cómo podría aumentar tu gozo?

¡Aprende la VERDAD!
¿Qué habría sido ser testigo presencial de Jesucristo? ¿Haberle visto, oído y tocado? ¿Haberle
observado interactuando con la gente? Juan escribió estos versículos años después de haber
caminado y vivido con Jesucristo, sin embargo, aún podemos percibir su emoción. Esta semana, escoge tu
relato favorito acerca de Jesús. Léelo y medítalo. Imagina que eres parte del relato. ¿Qué es lo que ves?
¿Oyes? ¿Tocas? ¿Sientes? ¿Cómo cobra vida la historia para ti? ¿De qué manera es más real Jesús para ti?
Comparte tu experiencia con tu Grupo Pequeño.

DÍA 3: 1 Juan 1:5—Dios es Luz


7. ¿Qué mensaje había recibido Juan de Jesús?

8. ¿Por qué crees que Juan usó la imagen de luz para describir a Dios?

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Estudios Bíblicos en Comunidad Internacional – Todos los Derechos Reservados – Rev. 2015
Si no se especifica lo contrario, en esta traducción todos los pasajes bíblicos son tomados de la Nueva Versión Internacional en
español.
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9. ¿De qué manera te reconforta saber que no hay ningunas tinieblas en Dios?

DÍA 4: 1 Juan 1:6-8—Luz o Tinieblas, Verdad o Mentiras


Nota: Juan usa una palabra griega en los versículos 6 y 7 que se podría traducir, ya sea como “andar” o “vivir.” Nuestra
lección usará la palabra “andar.”
10. ¿Qué podemos aseverar respecto a la persona que dice tener comunión con Dios, pero anda en tinieblas?

11. ¿Por qué crees que es importante que las acciones del cristiano correspondan a lo que el cristiano dice creer?

12. ¿Cuáles son los dos beneficios de andar en la luz? ¿Por qué crees que Juan relacionó estos dos beneficios entre sí?

13. Según 1:8, ¿cómo describió Juan a la persona que dice que “no tiene pecado”?

DÍA 5: 1 Juan 1:9-10—Confesión y Perdón


14. Si estamos de acuerdo con Dios en que hemos pecado, ¿qué podemos hacer para arreglar las cosas con Dios?

15. ¿Cuáles dos cosas suceden cuando confesamos nuestros pecados a Dios? ¿En qué difieren estas dos cosas?

16. ¿Cómo crees que hacemos a Dios mentiroso cuando insistimos en que no hemos pecado?

17. ¿Cómo nos protege contra el pecado y el auto-engaño, tener la Palabra de Dios en nosotros?

¡Aplica la VERDAD!
Juan usó la imagen de caminar para describir el viaje espiritual continuo que compartimos con
otros creyentes. ¿Tienes tú un compañero espiritual? Hay gran gozo en compartir anécdotas
sobre el viaje espiritual con otra persona. ¿Con quién podrías hacer esto en esta semana? Si es tu primera
vez con esta persona, podrías hablar sobre algunas áreas en las que has visto a Dios obrar recientemente.
Si conoces bien a la persona, podrías profundizar más, haciendo preguntas como: ¿Cómo te ha estado
retando Dios a crecer últimamente? Anota cualquier idea buena o perspectiva nueva que proceda de tu
conversación.

DÍA 6: Participa en Clase


Vida Cristiana – Lección 3 3

Lección 3 Comentario

DÍA 7: Andando en la Luz y la Verdad


1 Juan 1
Juan escribió esta carta con tierno amor y una profunda preocupación por la verdad. Sabía que los
falsificadores estaban confundiendo a la iglesia con mentiras respecto a quién era y es Jesús en realidad. Y él
no se podía quedar callado, sabiendo que la identidad de Jesús estaba bajo ataque. Así que, con un corazón de
pastor escribió una carta cálida y compasiva a la gente de la iglesia primitiva. Quería que los creyentes
apreciaran y profundizaran su comunión con Dios. Defendió la verdad que él había experimentado de primera
mano. Y llamó al pueblo de Dios a estar alertas espiritualmente y a tener una mayor intimidad con Dios.
El Autor de la Carta
Desde los tiempos de la iglesia primitiva, la tradición cristiana ha sostenido que el apóstol Juan escribió este
libro. Los estudiosos creen que Juan pasó los últimos años de su vida en Éfeso (ubicado en la moderna
Turquía). Escribió su Evangelio y sus tres epístolas mientras vivía y enseñaba allí. La evidencia histórica
sugiere que el Evangelio de Juan fue escrito antes de las epístolas. La tradición ubica el tiempo de la redacción
de esta carta alrededor del año 90 d. de C.
La Amenaza contra la Verdad
Cuando Juan escribió esta carta, los falsos maestros estaban engañando a los seguidores de Jesús. Enseñaban
que Jesús no era auténticamente humano. Nada material podía ser divino, según ellos. En su opinión,
cualquier cosa física o material era sólo terrenal y malo. Ellos creían que un Dios puro y santo jamás escogería
entrar en la imperfección y la debilidad de un cuerpo humano. Así que ellos sostenían que Jesús nunca podría
haber sido al mismo tiempo Hijo de Hombre e Hijo de Dios.
Esta enseñanza falsa era angustiante para Juan. Él había vivido con Jesús diariamente. Juan reconocía a Jesús
como la esencia de la verdad y el amor de Dios viviendo en forma humana sobre la tierra. Ante los mismos
ojos de Juan, Jesús había realizado milagros sobrenaturales que sólo Dios podía hacer. Juan había presenciado
el milagro de la conversión de agua en vino por Jesús, y la alimentación de enormes multitudes con unos
cuantos panes y peces. Él vio a Jesús sanar a los enfermos y levantar a los muertos. Él observó con asombro
mientras Jesús calmó las olas tormentosas y caminó sobre las aguas.
Pero Juan también había estado con Jesús cuando Él tuvo hambre, estuvo cansado, desalentado, apesarado,
temeroso y dolido. Juan había hablado con Jesús cara a cara y había caminado largos kilómetros con Él. Había
visto que la humanidad de Jesús era real. Sabía, sin sombra de duda alguna, que Jesús era, al mismo tiempo,
Dios y Hombre.

Piensa en la importancia de la humanidad de Jesús. Juan sabía que la verdad de la deidad y la


humanidad de Jesús era esencial para la fe de la iglesia. Jesús tiene todo el poder, autoridad y
perfección como Hijo de Dios. Pero como decidió llegar a ser como uno de nosotros y vivir
como nosotros, Él sabe lo que es, y entiende nuestra experiencia humana. Él puede simpatizar
con nuestras debilidades y tentaciones (Hebreos 4:15). Él puede interceder por nosotros ante Dios
(Romanos 8:34). Y puede expiar nuestro pecado con Su sangre porque Él vivió una vida humana
impecable (Filipenses 2:6-8).

La Realidad de Jesús
Juan amaba a sus lectores como un padre ama a sus propios hijos. Quería que ellos confiaran en la verdad de
su fe para que pudieran reconocer el engaño si se encontraran frente a él.
La introducción en 1 Juan es similar a sus palabras iniciales en el Evangelio de Juan. Presentó a Jesús como el
Verbo de Dios y la vida de Dios en acción. Jesús había revelado a Dios al mundo, entrando al mundo como
bebé recién nacido, viviendo una vida humana y muriendo una muerte humana sobre la tierra. Juan insistió en
que Jesús era un auténtico ser humano. Alguien a quien él había visto y tocado. Él quería compartir con sus
lectores respecto a su experiencia personal, de la vida real con Jesús.
Vida Cristiana – Lección 3 4

Juan estaba ansioso por recordar a sus lectores que en Jesucristo, ellos habían sido hechos nuevos. Eran gente
de la luz y gente de la verdad. Gracias al increíble poder de Dios, ellos podían ser vencedores sobre el pecado
y el mal en su mundo. Podían llegar a Él confiadamente y podían amar a Su pueblo con sinceridad.
Luz y Tinieblas
Juan sabía que “Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad.” Para Juan, luz y tinieblas ilustraban el absoluto
contraste entre la verdad y las mentiras. Él volvería a esta idea varias veces en su carta.
La Biblia frecuentemente se refiere a luz y tinieblas para simbolizar el bien contra el mal y conocimiento
espiritual contra ceguera espiritual. Dios es completamente bueno y puro, y Él es la Fuente de todo verdadero
conocimiento y discernimiento. En su Evangelio, Juan dijo que cuando vino Jesús, la “luz verdadera” vino al
mundo. En Jesús estaba la vida, y esa vida era luz para todo hombre (Juan 1:4, 9). La gente que escogió la
oscuridad en lugar de escoger la luz de Jesús mostraba que sus obras eran malas (Juan 3:19). Jesús declaró,
“Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan
8:12).
La Escritura también usa la luz como una ilustración de la diferencia en nuestras vidas cuando pertenecemos a
Dios y podemos disfrutar de comunión con Dios. Pablo recordó a los seguidores de Cristo que sin Él somos
“tinieblas,” pero que ahora somos “luz en el Señor” (Efesios 5:8). “Anden como hijos de luz,” insistía. Juan
recordó a sus lectores que sus palabras y sus acciones están conectadas. “Si afirmamos que tenemos comunión
con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad.” Nuestros encuentros con
la pura y verdadera luz de Dios pueden transformar nuestra manera de vivir.

Piensa en las lámparas de aceite. La gente en los tiempos de Juan casi no tenían acceso a la luz
artificial. Sus lámparas eran pequeños jarros de barro, llenos de aceite y con una mecha
flotante. Las lámparas daban sólo suficiente luz para iluminar el siguiente paso. Como el aceite
era escaso, la gente muchas veces compartía una lámpara y caminaban muy cerca uno del
otro. Cualquier alejamiento de la lámpara significaba oscuridad. Juan les decía a los creyentes que Dios es
nuestra luz. Para permanecer en Su luz y evitar tropezar en las tinieblas, tenemos que caminar cerca de Él.

Ya no tenemos que seguir encubriendo nuestro pecado. No tenemos que ceder a la tentación de mentir acerca
de nuestro pecado. Reconocemos que todos han pecado y han quedado fuera de la perfecta santidad de Dios
(Romanos 3:23). Pero Jesucristo abrió el camino para que seamos limpiados ante Dios. Jesús ha hecho un
camino para que seamos restaurados a la comunión con Dios. Sólo tenemos que reconocer que lo que Dios
llama pecado es pecado.
Cuando decimos que no hemos pecado, a pesar de que Su Palabra dice que sí hemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos. Cuando reconocemos que lo que hemos estado haciendo es pecaminoso, confesamos
nuestros pecados a Dios y nos alineamos con Su verdad. La palabra confesar significa estar de acuerdo con.
Cuando coincidimos con Dios en que necesitamos perdón y se lo pedimos a Él, Él inmediatamente nos
perdona. Él nos limpia de toda maldad. No tenemos que conquistar nuestros pecados en nuestras propias
fuerzas. Dios quiere darnos nuevos corazones, nuevos deseos y nuevas vidas.
Debido a Su amor, Dios hizo que Su Hijo único—quien jamás pecó—fuera hecho pecado por nosotros. Cristo
pagó la pena de nuestro pecado para que nosotros pudiéramos ser perdonados y limpiados (1 Pedro 2:24).

¡Personaliza la VERDAD!
Juan les dijo a los seguidores de Jesús que es importante reconocer y confesar nuestros
pecados a Dios. También es importante creer Sus promesas de perdonarnos y hacernos
nuevos. Tanto la confesión como la confianza nos ayudan a seguir caminando en la luz de
Dios y en íntima comunión con Él. ¿Te resulta difícil reconocer áreas en las que te has alejado de Dios? ¿O
luchas para aceptar la verdad de que Dios en realidad te perdonará y te limpiará? Habla con Él acerca de
cómo puedes recibir ambas verdades importantes.

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