Está en la página 1de 55

Trabajo Fin de Grado.

Diocleciano y el restablecimiento de la gobernabilidad del Imperio.

Alumno: Manuel Vela Romero.


Tutor: José Luis Cañizar Palacios.

Grado en Historia.
Curso Académico: 2017/2018.

04/09/2018.
Facultad de Filosofía y Letras.
Universidad de Cádiz.
Resumen.

El siguiente trabajo estudia el restablecimiento de la gobernabilidad del Imperio romano


durante los últimos años del s. III y los primeros del s. IV, en concreto desde que Diocleciano
accedió al trono imperial a finales del año 284, hasta su abdicación en el 305. Estas dos décadas
del Imperio romano han suscitado mucho interés por muchos historiadores, y en ellas se
realizaron una serie de reformas que ocupan el apartado principal de este trabajo. En este
contexto cambiante, podemos observar cómo muchas de estas reformas tuvieron un éxito
considerable, y otras suscitaron un elevado número de opositores, pero lo que no nos cabe
ninguna duda es que la principal pretensión de Diocleciano fue cohesionar un imperio
duramente resquebrajado en el medio siglo anterior a su subida al trono y para ello llevó a cabo
este conjunto de medidas en su gobierno.

Palabras clave: Imperio romano, Diocleciano, reformas, gobierno.

Abstract.

The following paper develops the reestablishment of the gobernability of the Roman
Empire during the last years of the third century and the first ones of the fourth century,
specifically since Diocletian´s ascensión to the imperial throne in year 284 until his abdication
in 305. These two decades of the Roman Empire have awakaned interest in many historians,
and the several reforms carried out in them make up the principal section of this paper. In that
changing context, it is possible to note that many of those reforms were considerably succesful
while others had a high number of opponents. Nevertheless we could affirm that the
Diocletian´s main aspiration was to unite a very weakened empire in the century before he
ascended the throne, and for that purpose he carried out those reforms during his governing.

Keywords: Roman Empire, Diocletian, reforms, government.

1
-Índice.

I. Introducción. 3
-Justificación del tema. 3
-Objetivos. 4
-Hipótesis. 6
-Metodología. 6
-Estado de la cuestión. 7

II. Contextualización. 9

III. ¿Quién fue Diocleciano? 14


-Diocleciano antes de ser emperador. 14
-Diocleciano emperador. 17

IV. El restablecimiento de la gobernabilidad del Imperio. Reformas. 23


- Causas de estas reformas. 23
- Reformas políticas. 24
- Reformas administrativas. 28
- Reformas militares. 34
- Reformas económicas. 38
- Reformas religiosas- morales. 42

V. Consecuencias de las reformas. 44

VI. El Imperio romano después de Diocleciano. 46

VII. Conclusión. 48

-Anexo con el elenco de figuras y tablas. 49


-Fuentes documentales literarias. 50
-Bibliografía. 51

2
I. Introducción.

- Justificación del tema.


He elegido este tema porque considero muy importante la obra de Diocleciano ya que
entiendo que gracias a este soberano el Imperio romano pudo sobrevivir casi dos siglos más
con las consiguientes ventajas que esto tuvo para los que vivimos en esta parte del mundo.
Estimo que la civilización y la cultura en la que he tenido la suerte de nacer y vivir le debe
mucho al papel que Diocleciano llevó a cabo, y ello me ha parecido suficiente motivo para
elegir este tema. También quisiera destacar que considero la época sobre la que trata este trabajo
como uno de los periodos que más ha contribuido a configurar la historia occidental.

Por otra parte, desde que comencé el Grado en Historia he tenido claro que quería
realizar este trabajo sobre una figura importante de la Antigüedad grecolatina y he pretendido
mantenerme al margen de personajes clásicos y sobreexplotados como Alejandro Magno, Julio
César, Cayo Octavio o Marco Aurelio. Aunque soy consciente de que la figura de Diocleciano
también ha sido muy estudiada. En mi opinión, creo que sobre este Augustus aún no está todo
dicho, y también pienso que debería estar en más consideración siendo esto uno de los
principales motivos sobre por qué he elegido este tema.

Respecto a esto último, he de decir que siempre que se le pregunta al ciudadano de a pie
sobre quiénes fueron los personajes más importantes de la Antigua Roma, nadie repara en
Diocleciano, y esto me hizo replantearme por qué no hacer un trabajo sobre su figura. También
he de decir que pienso que la historiografía tradicional no ha sido lo suficientemente objetiva
con este emperador, ya que, en mi opinión, el foco principal está puesto sobre los emperadores
de la dinastía Julio-Claudia, sobre los Antoninos y sobre Constantino. Bajo mi punto de vista
no termino de entender que personajes como Nerón o Calígula hayan calado más en el
imaginario colectivo, aunque soy consciente de que los medios de comunicación y la industria
del cine tienen bastante culpa de ello.

Otro motivo por el que he elegido este tema es porque entiendo que Diocleciano fue una
de las pocas figuras históricas a caballo entre dos edades, y en otro sentido también pienso que
lo que creó como soberano miraba hacia delante y habría de perdurar. Desde mi punto de vista,
también quisiera decir que creo que aún hoy en día vale la pena mantener un diálogo con el

3
Imperio romano y es por ello otro de los motivos por los que he decidido abordar esta temática.
Por otra parte, también me gustaría añadir en este apartado que debido a una mayor extensión
en este TFG no me ocuparé de la temática de las reformas de Diocleciano hasta la página 23 ya
que he estimado oportuno que el lector conociera algo más del contexto de la época y de este
soberano.

Por último, y de un modo más general, he decidido realizar este trabajo sobre una
pequeña parcela de la Antigua Roma porque estimo que después de 2.000 años esta civilización
sigue siendo la base de la cultura y la política occidental, y pienso que nuestro mundo sería
mucho más pobre si no siguiera interactuando con la Antigua Roma.

- Objetivos
Con este documento pretendo revalorizar el papel histórico de la figura de Diocleciano
y su labor como gobernante, destacando y analizando en especial sus reformas. Para ello,
intentaré en la medida de mis posibilidades, desarrollar un espíritu crítico, mediante una
valoración justa, rigurosa y honesta, que pueda servir de estímulo a quien se acerque a este
trabajo. Por otro lado, el principal objetivo de mi proyecto es otorgarle el valor que creo que
merece la figura del emperador Diocleciano, y mi intención es centrarme en las reformas que
llevó a cabo en materia de política interior.

En relación con ello, pretendo que este proyecto sea lo más personal posible y que pueda
servir a quien esté interesado en conocer esta diminuta parcela de la historia de la Antigua
Roma. Para que así sea posible, una de mis pretensiones será realizar un trabajo global que
permita a aquel lector que esté al margen del mundo académico poder acercarse y aprender algo
sobre el Imperio romano.

También quería decir que durante mucho tiempo se ha identificado al Tardo Imperio
romano como una etapa de decadencia y uno de mis objetivos en este documento es demostrar
lo contrario, es decir, siendo consciente de que no fue la mejor época del Imperio, intentaré
transmitir los aspectos positivos y de transformación que existieron en los primeros años de
esta época. De esta manera pondré en alza la notable restauración de los valores políticos,
sociales, culturales y económicos del Imperio en estos años. Considero que actualmente aún

4
existen nuevas formas de abordar las viejas evidencias y es un reto que me he propuesto en este
trabajo.

Otro objetivo que me he planteado en este proyecto tiene que ver con la lectura que
realicé el año pasado sobre el último libro de Mary Beard, la catedrática de Clásicas en el
Newnhman College, Cambridge. En su última obra, titulada S.P.Q.R., Una Historia de la
Antigua Roma, la autora británica considera que el final de la Antigua Roma corresponde al año
212 d.C.1, cuando el emperador Caracalla adoptó la medida de convertir a todos los habitantes
libres del Imperio en ciudadanos romanos de pleno derecho. En el Digesto2 de Justiniano se
hace referencia a esta medida:

Los que están en el orbe romano se hicieron ciudadanos en virtud de una


constitución del emperador Antonino Caracalla3.

Desde mi punto de vista, considero que lo que atestigua Mary Beard no es así y trataré
de argumentar que la época de Diocleciano se puede seguir considerando como una parte
fundamental del Imperio en particular, y de la Antigua Roma en general. Este objetivo trataré
de abordarlo de la manera más humilde posible, de lo contrario sería una insensatez por mi
parte.

Finalmente, quiero destacar que pienso que en España la dedicación que se le ha


atribuido a la historia de la Antigüedad es muy escasa en comparación con la de otros estudios
dedicados a otras parcelas de la Historia, por ello, otro objetivo de mi trabajo es el de contribuir
en la medida de mis posibilidades a aportar mi pequeño granito de arena en este ámbito.

1
BEARD, M., S.P.Q.R. Una historia de la Antigua Roma. Crítica, Barcelona, 2017, p. 563.
2
El Digesto es una obra de carácter jurídico publicada por el emperador bizantino Justiniano I en el 533
d.C. Justiniano también puede ser considerado el último emperador romano ya que su titulación se expresa
en los mismos términos en que tradicionalmente lo hizo la de los emperadores de Roma.
3
Dig. I.5.17 (trad. A. D’Ors y otros, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1975).

5
- Hipótesis.
En primer lugar, he de decir que con la realización de este trabajo espero profundizar un
poco más mis conocimientos sobre el contexto histórico que estudio y sobre el proyecto político
de Diocleciano.

A continuación, respecto a la investigación que realizaré sobre fuentes documentales


literarias, he de tener muy en cuenta que en los autores tardorromanos la principal intención no
es hacer historia tal como la conocemos en la actualidad, sino más bien, lo que se pretende hacer
es apología. He de decir que soy consciente del concepto de historia predominante en la
Antigüedad Tardía, y este tipo de historia se halla muy lejos de la imparcialidad mínima exigida
en nuestros días. Bajo mi punto de vista, considero que las fuentes literarias tardorromanas no
solo pretendían tener un carácter histórico y hacer apología, sino que además se pretendía que
estas obras tuvieran un valor literario. Por todo ello espero encontrar en mi investigación fuentes
documentales literarias sumamente parciales.

Por otra parte, en cuanto a la consulta de bibliografía, espero encontrarme mucha más
información sobre el gobierno de la Tetrarquía que sobre la propia figura de Diocleciano.
También he de decir que no espero encontrar en Diocleciano un soberano destinado a inaugurar
una edad dorada, pero sí a alguien que construyó un nuevo orden duradero de cosas.

- Metodología.
Para la realización de este trabajo de investigación he tenido que llevar a cabo una
metodología. En primer lugar, he recopilado y consultado bibliografía sobre la época
Tardoimperial, y sobre la época de la Anarquía Militar. Posteriormente, he ido acotando la
investigación y he recopilado y consultado bibliografía que únicamente trataban el periodo de
Diocleciano y la Tetrarquía.

Para poder llevar a cabo estas consultas y recopilaciones tanto de bibliografía como de
fuentes literarias tardorromanas, he tenido que realizar una serie de búsquedas en la Biblioteca
de la Facultad de Filosofía y Letras, y en la Biblioteca Provincial de Cádiz. Por otro lado, he
realizado una búsqueda de información en portales digitales como Academia.edu, Dialnet o
Google Books. También he realizado una búsqueda de fuentes numismáticas en portales
digitales como www.imperio-numismatico.com y www.tesorillo.com.

6
Una vez recopilada toda la documentación, analicé y revisé toda la información, y
posteriormente anoté la información que podía ser de utilidad para la redacción de este trabajo.
Por otra parte, en cuanto a la disposición de este proyecto de investigación, en primer lugar, he
decidido contextualizar el periodo en el que transcurrieron los hechos que expongo en el trabajo.
A continuación, he considerado oportuno redactar una biografía sobre Diocleciano con el fin
de que quien lea este trabajo sepa quién fue este emperador. Esta biografía la dividiré en dos
grandes etapas, la primera corresponderá a su vida antes de acceder al trono imperial, y la
segunda será la de Diocleciano como emperador. Seguidamente he decidido abarcar la temática
correspondiente al gobierno de este soberano y de las reformas que llevó a cabo, siendo este
apartado el más denso de este proyecto. Posteriormente, en otro epígrafe abordaré las
consecuencias del proyecto imperial de Diocleciano y posteriormente el estado en el que quedó
el Imperio tras la abdicación de nuestro emperador.

Por último, finalizaré este trabajo con una conclusión personal sobre la labor de
Diocleciano como emperador, y terminaré con la exposición de la bibliografía que he
consultado y con la de las fuentes documentales literarias que he utilizado.

- Estado de la cuestión.
En lo que se refiere al estado en el que se encuentra actualmente los estudios sobre
Diocleciano y sus reformas he de decir que las principales publicaciones suelen ser de finales
del siglo pasado e incluso de mediados de siglo. He podido comprobar que existen pocas obras
recientes sobre este tema y que actualmente se trata más el ámbito del régimen tetrárquico en
general que el de Diocleciano en particular. Así pues, entre otros autores destacaría los estudios
de W. Seston4 que tanta primacía han tenido en este ámbito pero son de mediados de la centuria
pasada y lo mismo podríamos decir de los de Chastagnol5, lo cual no es una circunstancia
negativa pero se agradecería una renovación historiográfica en este ámbito. En otro sentido he
podido comprobar que en el ámbito de los estudios de la Antigua Roma existe bastante
bibliografía en alemán y en francés pero la barrera del idioma me ha supuesto un lastre.

4
Entre las obras más destacadas de este historiador destacamos SESTON, W., Dioclétien et la Tétrarchie,
I. París, 1946.
5
Quiero destacar su obra CHASTAGNOL, A., La préfecture de Rome au Bas-Empire. París, 1962.

7
En cuanto a los estudios ingleses también he comprobado que existen bastantes trabajos
a este respecto y destacaría entre otros a A.H.M. Jones y su imprescindible The Later Roman
Empire 284-602 A.D.: a social, economic and administrative survey (2 vols.), Blackwell,
Oxford 1973, a T.D. Barnes por ser un verdadero especialista en el tema y a la catedrática en la
universidad de Oxford Averil Cameron y su El bajo imperio romano 284-430 d.C., Encuentro,
Madrid 2001.

En lo referente a la historiografía española bien es cierto que contamos con bastantes


publicaciones sobre la Antigüedad, pero me atrevería a decir que en éstas se plantean las
circunstancias de las reformas de Diocleciano desde un punto de vista muy general y no es fácil
encontrar obras que se dediquen exclusivamente a esta temática. En el caso español destacaría
los trabajos de Gonzalo Bravo ya que tiene varias publicaciones6 que estudian a Diocleciano y
me he valido de sus minuciosos estudios para la realización de este trabajo.

A continuación hemos de tratar de los trabajos monográficos encontrados en la red y he


de decir que en ese sentido mi sorpresa ha sido grata ya que he encontrado sobre Diocleciano
más trabajos de los que en un principio esperaba. Por último quisiera destacar las documentales
literarias tardorromanas que nos mencionan la obra de este Augustus y su contexto. En relación
con ello habría que decir que es muy importante conocer si el historiador era cristiano o pagano
ya que el trato que le darían a Diocleciano es muy distinto. Bajo mi punto de vista una obra
fundamental para la realización de este trabajo ha sido Sobre la muerte de los perseguidores de
Lactancio, que aunque en ella solo he encontrado críticas a la política de nuestro gobernante
me ha servido de mucho para desarrollar este proyecto.

6
Destacaría estas dos obras por su minucioso estudio de la temática de este Trabajo Fin de Grado:
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica y estructura social de la producción en la época de Diocleciano.
Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1980. Y BRAVO, G., Diocleciano y las reformas
administrativas del Imperio. Akal, Madrid, 1991.

8
II. Contextualización.

Este trabajo está contextualizado en la época en que el gobernante Diocleciano estuvo


en el poder. Así pues, esta etapa correspondería a los años 284-305, tiempo éste en el que
nuestro soberano y sus correligionarios fueron capaces de otorgarle autoridad política al
Imperio romano.

La historiografía tradicional ha recogido que con el acceso de este Augustus al trono


imperial comienza lo que consideramos como Antigüedad Tardía. Sobre esta época histórica
tenemos muy claro cuál es su comienzo pero para concretar cuándo es su final las líneas son
más difusas y dependerá de las historiografías nacionales. Así pues, según he podido
comprobar, en el caso español la Antigüedad Tardía abarcaría hasta el 711, fecha en la que los
musulmanes invadieron la Península Ibérica. En relación con ello, he de decir que en el caso de
España tampoco parece haber consenso ya que el debate sobre cuál es la fecha que cierra este
periodo ha suscitado mucha polémica entre historiadores del mundo antiguo y medievalistas.

Por otro lado, he de decir que con el acceso de Diocleciano al poder imperial en
noviembre del 284, comienza una nueva etapa en la historia política del Imperio romano. A esta
época se la conoce como el Tardo Imperio romano o el Dominado, y abarcaría hasta el año 476,
fecha en la que caería el Imperio romano de Occidente. El Dominado se caracterizó por ser un
régimen autoritario y por el fortalecimiento7 del poder del emperador en todos los ámbitos.

También hemos de decir que en la Antigüedad Tardía los emperadores se presentaban


a ellos mismos como reyes sagrados de la Tierra8, elegidos por poderes divinos para
salvaguardar la especie humana. Otra característica de esta época fue que el acceso al
emperador estuvo mucho más restringido que en el Alto imperio y ello provocó un
distanciamiento entre la figura del soberano y la del pueblo romano. Tanto es así, que cuando
alguien se acercaba a nuestro gobernante tenía que llamarle dominus9 y en algunas ocasiones

7
BRAVO, G., Historia del Mundo Antiguo. Una introducción crítica. Alianza editorial, Madrid, 1994,
p. 572.
8
WIENAND, J. (ed.), Contested Monarchy, Integrating the Roman Empire in the Fourth Centery AD.
Oxford University, Oxford, 2015, p. 18.
9
“Señor” o “amo”. Este término había sido utilizado en los siglos anteriores del Imperio para expresar el
poder tiránico. En época de Domiciano, este término pasó a la literatura oficial constituyéndose normal y
corriente en la época de Diocleciano. Por otro lado, de este término se extrae la idea de que la

9
dominus et deus10. Respecto a la utilización de estos términos, hemos de añadir que el término
“DN” (Dominus Noster) apenas lo encontramos en la legislación tardoimperial y no será hasta
el s. V cuando lo veamos con más frecuencia en materia constituyente11. Por otra parte, en esta
época los emperadores tardoimperiales destacaron por su intensa labor legislativa, recogida en
los códigos tardíos de Teodosio II y Justiniano.

Como podemos observar, el acceso de Diocleciano al poder propició este contexto


cambiante. Para entender por qué el contexto del Imperio romano cambió en esta época
debemos trasladarnos a los años precedentes a la subida al trono de nuestro Augustus. Así pues,
entre el asesinato de Alejandro Severo en el año 235 y el ascenso al poder de Diocleciano en el
284 nos encontramos ante el periodo del Imperio romano que la historiografía tradicional ha
catalogado como la Anarquía Militar. Este periodo se caracterizó por las continuas usurpaciones
al trono imperial, y además por una profunda crisis política, social, cultural y económica, que
en la opinión de la mayoría de los historiadores y en la mía propia, esta crisis ya tenía su
precedente en la dinastía de los Severos, pero prefiero no entrar en ello para no alejarnos mucho
de nuestro contexto.

Así pues, a partir del 235, en las vísperas de la llegada al mundo de Diocleciano, la crisis
que el Imperio venía padeciendo se acentúa. Entre los motivos de esta decadencia quisiera
destacar a grosso modo que ésta se produjo porque la invasión del Imperio por persas y bárbaros
se recrudece, junto al declive político del Senado, la descentralización administrativa y política,
y una profunda crisis económica. Por otro lado, otra característica que estimo muy importante
de los años de la Anarquía Militar es que el poder militar y el imperial se identifican, lo que
propició que se fuera forjando un tipo ideal de emperador adaptado al ejército12, algo que, como
veremos, guarda mucha relación con el estudio de nuestro emperador. Para hacernos una idea
de este contexto en la siguiente página podemos observar un mapa que nos muestra de una
manera muy simplificada las principales rutas de invasión durante los años ca. 250-285.

historiografía tradicional considere esta época como el Dominado. También cabría destacar que este
término no es utilizado en la misma medida por toda la publicística tardoimperial.
10
Debemos destacar que en la segunda mitad del siglo III Aureliano se proclamó Dominus et deus y
además se consideró la reencarnación del Sol Invictus, propiciando de esta forma que se abonase el terreno
para esta transformación.
11
En relación con esta cuestión, cf. CAÑIZAR PALACIOS, J.L., “El empleo de la titulación “DN”
(Dominus Noster) en la legislación tardoimperial”. Revue des Études Anciennes 109/1 (2007), pp. 247-
258.
12
FERNÁNDEZ UBIÑA, J., La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo. Akal, Madrid, 1982, p. 65.

10
Figura 1.

Stephen Williams, Diocletian and the Roman recovery. Batsford, London, 1985, p.21.

En líneas generales, la principal idea que debemos extraer de la Anarquía Militar fue la
evidente inestabilidad política de este periodo, aunque hemos de decir que los dirigentes
pretendieron mantener las estructuras políticas como pretexto para salvar al Imperio. Añádase
a lo dicho que actualmente se cuestiona el empleo del término “crisis” para la época de la
Anarquía Militar. Así pues, Gonzalo Bravo entiende que no fue una crisis sistémica13, sino
coyuntural, y que el concepto de crisis para esta época está íntimamente vinculado con la
historiografía cristiana tardorromana. En este sentido Gonzalo Bravo aboga más por un periodo
de transformación que de crisis.

Por otra parte, he de decir que la historiografía tradicional ha dividido este periodo en
tres etapas, la primera de ellas correspondería a Maximino el Tracio y los Gordianos, la segunda
correspondería a la de los llamados “emperadores soldados”, y por último la de los emperadores
ilirios14. En correspondencia con esta última etapa y en palabras de Peter Brown: “el Imperio
romano fue salvado gracias a una revolución militar”15, ya que en esta última etapa hubo
muchas remodelaciones en el ejército16.

13
En relación con esta cuestión, cf. BRAVO, G., “¿Crisis del Imperio Romano? Desmontando un tópico
historiográfico”. Vínculos de Historia, núm. 2, 2013, pp. 13-26.
14
NATIONAL GEOGRAPHIC, Hª., La caída del Imperio romano. Editec, España, 2013, p.20.
15
BROWN, P., El mundo de la Antigüedad Tardía, de Marco Aurelio a Mahoma. Editorial Gredos,
Madrid, 2012, p. 37.
16
Ibidem, p. 38.

11
En este contexto, la figura de Diocleciano surge como algo providencial ya que gracias
a su política, este soberano fue quien restableció la gobernabilidad del Imperio. A continuación,
resumiré a grandes rasgos el contexto histórico en el que se hallaba el Imperio romano en los
primeros días de Diocleciano en el poder. Así pues, en primer lugar hemos de advertir que en
el Altoimperio las relaciones de producción fueron esclavistas y en el Tardo Imperio éstas
fueron prefeudales, sin embargo no cabría considerar a la época dioclecianea ni en un sentido
ni en otro, sino más bien esta época se caracterizaría por ser la génesis de una nueva estructura
económica y social, es decir, una época de transición17 que avanzó gradualmente hacia otro
sistema estable de relaciones sociales: el feudalismo.

Por otro lado, cuando nuestro Augustus accedió al poder halló nuevas o renovadas
fortificaciones en las que hasta hacía poco fueron ciudades abiertas. Incluso la capital romana
contaba con las nuevas murallas de Aureliano desde hacía poco más de una década. En lo que
se refiere al ejército, Diocleciano encontró un ejército que había sufrido muchas
transformaciones étnicas y sociológicas, y además se había impuesto cambios de táctica y
organización. En otro sentido, desde el punto de vista político el senado se fue apartando cada
vez más de su faceta política, y esta institución llevaba años que era ocupada por nobleza
proveniente del ejército y en muchos casos muy poco romanizada. También habría que destacar
que debido al periodo de la Anarquía Militar y su profunda militarización, Diocleciano en sus
primeros días en el trono pudo observar cómo en la administración civil del Imperio los cargos
más elevados eran ocupados por los antiguos oficiales del ejército.

En otro sentido, cuando Diocleciano accedió al poder las fronteras del Imperio llevaban
afianzadas unos tres o cuatro años y éstas estaban casi en los mismos límites del siglo II, lo que
sin duda fue una circunstancia muy favorable para nuestro emperador. Por lo tanto, en el año
284 la política exterior del Imperio estaba prácticamente recuperada. No podemos decir lo
mismo de los ámbitos de la política interior, de la economía, y lo relacionado con el aspecto
monetario, aspectos éstos en los que profundizaremos más adelante.

17
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica y estructura social de la producción en la época de Diocleciano.
Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1980, p. 45.

12
Bajo mi punto de vista, me gustaría añadir que Diocleciano halló un contexto cultural
radicalmente diferente al de décadas anteriores. Así pues, en la cultura se observó un cambio
en el comportamiento social. Los años de Anarquía Militar tuvieron como consecuencia un
profundo cambio en la mentalidad de la sociedad. La religión politeísta pagana y el mundo
cultural clásico ligado a ella, fueron poco a poco sustituidos18 por nuevas formas religiosas de
pensamiento. Todo ello unido a la difusión de un bárbaro sincretismo y al auge de la astrología,
la magia y la hechicería, propició una ruptura con el universalismo tradicional de la antigüedad
clásica greco-romana.

En líneas generales, podemos decir que el contexto cambiante que propició la etapa de
la Anarquía Militar y la serie de medidas que en ella se concibieron originariamente, sirvió de
base a un nuevo planteamiento que contenía los elementos más significativos de la estructura
social del siglo IV. Por ello, entiendo que este contexto y la importante labor de Diocleciano,
contribuyeron a una nueva concepción del Estado romano.

18
GEORG MAIER, F., Historia universal siglo XXI, las transformaciones del mundo mediterráneo,
siglos III-VIII. Siglo XXI Editores, Madrid, 1994, p. 25.

13
III. ¿Quién fue Diocleciano?

El gobernante romano sobre el que trata este trabajo de investigación, como todas las
grandes figuras históricas, ha contado a lo largo de la historia con el favor de muchos de sus
partidarios y en su contra ha tenido muchos detractores. Así pues, nos encontramos ante una
figura ambivalente que ha generado ríos de tinta de todo tipo, como por ejemplo las palabras
de Lactancio19:

Diocleciano, que fue un inventor de crímenes y un maquinador de maldades,


al mismo tiempo que arruinaba todas las demás cosas…20.

O por el contrario, en el panegírico latino de Mamertino21 en honor a Maximiano


Augusto22 podemos observar cómo se hace alabanza a Diocleciano:

Por este motivo, vosotros dos sois ahora, sacratísimo emperador, superiores al
propio Escipión, tú por haber imitado al Africano, y Diocleciano por haberte,
a su vez, imitado a ti23.

- Diocleciano antes de ser emperador.


Antes de empezar a desarrollar el restablecimiento de la gobernabilidad del Imperio por
Diocleciano, he considerado interesante destacar el papel de su figura antes de su etapa como
emperador. Así pues, Gayo Aurelio Valerio Diocleciano, de nombre Valerio Diocles, nació en
la costa de la Dalmacia romana, probablemente en Salona, en el 236 o 23724. Por lo tanto, el
futuro Augustus vino al mundo en los albores de la Anarquía Militar. El hecho de que la mayor
parte de su vida la viviera en este contexto, bajo mi punto de vista tuvo que repercutirle en su
carácter y en su forma de dirigir el Imperio. Por otro lado, las circunstancias de haber nacido
en lo que consideramos como la parte oriental del Imperio, propiciaron como más adelante

19
L. Caecilius Firmianus (¿245? - ¿325?), conocido como Lactancio fue un escritor tardorromano y
apologista cristiano nacido en el norte de África, se cree que en Numidia.
20
Lact. De mort. pers. VII, 1 (trad. por J.L. Ramírez Sadaba, Biblioteca Clásica de Gredos, Madrid, 2000).
21
Poco conocemos de este personaje, aunque probablemente fue magister memoriae de Maximiano
Augusto. Respecto al panegírico, no podemos afirmar con absoluta totalidad que fuera él su autor.
22
Marco Aurelio Valerio Maximiano, César desde el 285 y Augusto desde el 286 al 305.
23
Pan. Lat. II, 8, 6 (biógrafos y panegiristas latinos, trad. Luis Escolar Bareño, Balbino García Félix,
Víctor José Herrero Llorente, Mateo Ibáñez De Segovia, Francisco de P. Samaranch y Cándido Sol,
Aguilar, Madrid, 1969). Esta colección de panegíricos aparece ordenada cronológicamente en función de
su pronunciación aunque ello no es así en el documento original, es decir, el Códice Moguntíaco.
24
Otras fuentes aseguran que su nacimiento se produjo entre el 236-243.

14
veremos que en su futura etapa como emperador esté prácticamente inmiscuido en este
territorio.

Respecto a su biografía, hemos de decir que se sabe muy poco sobre él hasta su acceso
al trono imperial, ya que, entre otros motivos la Historia Augusta25, obra compuesta a finales
del s. III o a principios del s. IV26, excluye la Vita de Diocleciano. Lo que sí sabemos es que el
futuro gobernante como la mayoría de los emperadores romanos de la segunda mitad del siglo
III fue un hombre de origen humilde27, careció de la esmerada educación de las clases altas de
la sociedad romana y destacó por su importante papel en el ejército. Añádase que sobre
Diocleciano había rumores de que había nacido esclavo28, algo bastante difícil de creer, o de
que era hijo de un liberto, lo cual era posible29 como en el caso del efímero emperador Pertinax.
En lo referente a su vida personal tenemos constancia de que su esposa se llamaba Prisca30 y
que su hija Valeria se casó con el Caesar Galerio31 en el año 293.

En cuanto a su papel en el ejército, nos consta que Diocles había servido como soldado
en el ejército de Aureliano y Probo. En relación con ello la Historia Augusta también menciona
su estancia en la Galia, concretamente en la región de los tungros, cuando aún militaba en los
escalafones inferiores del ejército32, y aquí se relata una anécdota sobre Diocleciano que
constituyó para él un presagio del Imperio33. También he de añadir que tenemos constancia de

25
En esta obra parece adivinarse la intención de enfrentar el presente con el pasado, es decir, se resalta la
época pretérita como un tiempo de peligrosos errores y desmanes, algo que contrastaba con el periodo de
Diocleciano.
26
Hay varias hipótesis sobre cuándo se originó esta obra, pero parece que la más validez tiene es que
surgió entre el medio siglo que va de Diocleciano a Constantino (284-337), y parece que tuvo su base en
el movimiento de ideas que se creó en torno a Diocleciano, al que se le consideró como restaurador del
Imperio e iniciador de un nuevo siglo de oro. A este respecto también debemos añadir que existen
hipótesis de que la Historia Augusta se compuso a finales del s. IV. Además cabría señalar que existe la
hipótesis de que esta obra ha sido compuesta por un solo autor bajo el disfraz de la firma de varios nombres
para las biografías de los emperadores. En concreto, se ha sugerido a Eusebio de Nantes como posible
autor de esta obra. En relación con esta última cuestión, cf. BALDINI, A., “Storia senza storie (IV-V
secolo d.C.)”. Classica: Revista Brasileira de Estudos Clássicos, Vol. 19, Nº 1, (2006), pp. 7-18.
27
LOMAS SALMONTE, F.J., - LÓPEZ BARJA, P., Historia de Roma. Akal, Madrid, 2004, p. 435.
28
GIBBON, E., Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano. Tomo I, desde los Antoninos a
Diocleciano (años 96 a 313). Ediciones Turner, Madrid, 1984, p. 375. Aquí se hace mención a que los
padres de Diocleciano habían sido esclavos en la casa de Aulino, senador romano.
29
GOLDSWORTHY, A., La Caída del Imperio Romano. La esfera de los libros, Madrid, 2009, p.210.
30
El origen de Prisca nos es desconocido. Así lo asevera, BARNES, T.D., The New Empire of Diocletian
and Constantine. Harvard University Press, Cambridge, Massachusets, and London, 1982, p.31.
31
C. Galerio Valerio Maximiano, César del 293 al 305, y Augusto del 305 al 311. El nombre de Valerio
lo tomó de su padre adoptivo Diocleciano, y el de Maximiano del Augusto Maximiano Hercúleo.
32
SHA, Vit. Carus 14 (ed. Vicente Picón y Antonio Cascón, Akal/Clásica, Madrid, 1989).
33
SHA, Vit. Carus 14, 1-3. La anécdota trata sobre una conversación entre Diocleciano y una Druida de
la Galia, donde ésta le aseguraba a Diocleciano que sería emperador cuando diera muerte a Apro. En mi
opinión, dudo de la veracidad de esta anécdota.

15
que fue un jefe militar del séquito del emperador Caro34, a la sazón jefe de los domestici, un
cuerpo especial encargado de la defensa personal del emperador. En relación con ello, también
parece cierto su mando militar como dux Moesiae35, que Gonzalo Bravo atestigua en fuentes
tardías (Zonaras), donde también se le menciona como comes domesticorum36 en el 284.

A finales de la Anarquía Militar el emperador Caro murió abatido por una enfermedad
o fulminado por un rayo y el Imperio quedó bajo la tutela de sus dos hijos, Carino para occidente
y Numeriano para oriente. En esta última parte del Imperio se produjo el asesinato del
emperador Numeriano por parte de los partidarios de su suegro Apro. Cuando se descubrió este
magnicidio hubo una revuelta de soldados y posteriormente se celebró una asamblea y se
constituyó un tribunal en el que se le encomendó a Diocleciano la venganza de Numeriano, y
por ello fue elegido príncipe de la república por sus buenas cualidades37.

Así pues, Diocleciano desenmascaró a Apro y lo mató con sus propias manos38, y
después de estos hechos fue elegido emperador. Por otro lado, hemos de decir que aunque
Diocleciano no quedó con el poder absoluto hasta que no murió Carino a comienzos del 285, él
se consideró emperador desde la proclamación por los soldados tras la muerte de Numeriano.
A este respecto hemos de añadir que el acceso al trono de Diocleciano guarda mucha relación
con el de otros Augusti tardorromanos que también fueron aupados al poder por el ejército,
como el caso de Constantino, proclamado como tal por los soldados de York, o Juliano,
nombrado emperador por la milicia de la Galia.

Tal como hemos hecho referencia anteriormente, en occidente quedaba Carino que
después de la muerte de su padre se había proclamado emperador. Los ejércitos de Diocleciano
y Carino se encontraron en Mesia y en plena batalla Carino fue muerto por un oficial de su
guardia personal39. Este hecho contrasta con lo que he recogido en la Historia Augusta en un
apartado dedicado a la vida de Carino que hace referencia de esta forma a su muerte:

34
BRAVO, G., Historia del Mundo…, op.cit., p. 574.
35
Ibidem, p. 575.
36
Jefe del cuerpo de los protectores.
37
SHA, Vit. Carus 12 y 13.
38
KOVALIOV, S.I., Historia de Roma. Akal, Madrid, 1979, p. 773.
39
Eutropio nos dice que fue abandonado por su ejército entre Viminacio y el monte Áureo. EUTR., Breu.
IX, 19 (versión española, introducción, traducción y notas de Emma Falaque, Editorial Gredos, Madrid,
1999).

16
Carino, a quien un hombre providencial como Diocleciano Augusto le quitó
la vida después de haber mantenido diversos combates con él40.

De la forma que fuere, lo que sí damos por seguro que tras la muerte de Carino,
Diocleciano quedó como el único soberano del Imperio romano.

- Diocleciano emperador.
A continuación nombraré en este apartado una serie de características del emperador
Diocleciano al margen de las reformas que trataré en el siguiente punto de este documento. En
primer lugar, cuando nuestro emperador accedió al trono imperial en noviembre41 del año 284,
se encontraba muy próximo a cumplir los cincuenta años, por lo tanto, podemos considerar que
era un hombre maduro y bastante curtido. Así pues, lo primero que hizo Diocleciano fue pensar
sobre las maneras y formas para llegar a ser un buen gobernante ante la situación crítica42 en la
que se encontraba el Imperio. Diocleciano promovió el tradicionalismo romano, y su política
como después veremos fue claramente anti senatorial.

Figura 2. Busto del emperador Diocleciano.

Gonzalo Bravo. Diocleciano y las reformas del Imperio. Akal, Madrid, 1991, p. 26.

40
SHA, Vit. Carus 10.
41
Según la mayoría de las fuentes consultadas, ésta parece ser la fecha que más consenso genera, aunque
he de mencionar que hay historiadores que defienden que el acceso de Diocleciano al trono imperial se
produjo en septiembre del 284.
42
ENSSLIN, W., “The Reforms of Diocletian”, chapter XI. The Cambridge Ancient History. Volume XII.
The imperial crisis and recovery A.D. 193-324. Cambridge University Press, Cambridge, 1979, p. 384.

17
Además sabemos que Nicomedia fue la capital de la parte oriental del Imperio desde
que a comienzos de su reinado, Diocleciano fijó allí su residencia. Añádase a lo dicho, que
cuando nuestro emperador estableció finalmente su palacio en esta ciudad, en el 28743, desde
allí pudo contemplar una basílica de los cristianos44 en la colina opuesta. Por otra parte, tanto
Diocleciano como sus correligionarios demostraron que se podía ser un ferviente romanus y
visitar Roma solamente una vez en su vida45. En este sentido, sabemos que Diocleciano estuvo
en Roma para celebrar las Vicennalia46 y esto ocurrió a finales del año 303.

Súmese a lo dicho que el hecho de que Diocleciano solo visitara Roma una sola vez en
su vida no debiera hacernos pensar que fue un emperador inmóvil, ya que gracias a T.D. Barnes
he podido averiguar que tuvo residencias principales en Sirmium, Nicomedia, Siria, Egipto y
Antioquía. Además este historiador nos muestra una gráfica de todos sus movimientos
atestiguados47 como soberano.

Para que nos hagamos una idea del vasto territorio dirigido por nuestro emperador y
sus correligionarios, en el siguiente mapa podemos observar el Imperio bajo Diocleciano.

Figura 3.

The Cambridge Ancient History, Vol. XII. The imperial crisis and recovery A.D. 193-324. Cambridge
University Press, Cambridge, 1979, p.409.

43
BROWN, P., op. cit., p. 74.
44
Fruto de la progresiva expansión del cristianismo, lo cual abordaremos en el apartado correspondiente
a las reformas religiosas-morales.
45
BROWN, P., op. cit., p. 51.
46
Estas fiestas solían durar un mes y eran la conmemoración de los veinte años de reinado. Diocleciano
quiso celebrarlas en la vieja capital.
47
En relación con esta cuestión, cf. BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., pp. 49-56.

18
También hemos de añadir que Diocleciano fue un gran constructor. Lactancio así lo
atestigua48:

A esto se añadía su insaciable pasión por las construcciones… Aquí surgían


basílicas; allí, circos, en este lugar, una fábrica de moneda; en el otro de armas;
aquí un palacio para la esposa; allí otro para la hija49.

De las palabras de Lactancio se puede extraer la idea de que muchas de las


construcciones de nuestro Augustus fueron de lujo, pero también hemos de añadir que la mayor
parte de sus construcciones fueron utilitarias, como calzadas, puentes, factorías imperiales y
fortines fronterizos. Añádase a lo dicho que en la capital oriental del Imperio, Diocleciano
inauguró el circo en el año siguiente50 de sus Vicennalia y la fábrica de moneda de Nicomedia
debió comenzar a emitir desde el 294.

Otra característica es que Diocleciano como gobernante no fue objeto de una salutatio,
sino de una adoratio51, y esto implicaba una forma de veneración que nuestro emperador había
aportado de los pueblos orientales. En palabras de Amiano Marcelino52:

Fue Diocleciano el primero de los Augustos que instituyó el ser adorado


siguiendo esta costumbre extranjera y propia de los reyes, porque siempre
hemos leído que, antes, los príncipes recibían un trato similar al de los
magistrados53.

A este respecto, según Gonzalo Bravo la historiografía del siglo IV es casi unánime al
atribuir el rito de la adoratio a Diocleciano y nos comenta que este ritual en época de nuestro

48
Lactancio manifiesta esta cualidad de Diocleciano en un sentido peyorativo. Por otra parte, en este
pasaje parece que el historiador cristiano se refiere a la ciudad de Nicomedia.
49
Lact., De mort. pers. VII, 8 y 9.
50
Lact., De mort. pers. XVII, 4.
51
Costumbre de hacer la venia o genuflexión, arrodillarse e incluso postrarse ante el emperador en
muestra de respeto, sumisión u obediencia.
52
Amiano Marcelino (ca. 325 - ca. 400) historiador latino de origen griego nacido en Antioquía. Fue un
escritor tardorromano, militar y buen conocedor de la literatura clásica, y participó junto con otros autores
en un intento de restauración de la Roma tradicional, con sus costumbres, su religión, su sistema político
y su literatura. Ha sido considerado como el último gran representante de la historiografía latina.
53
Amm., Hist. XV.5.18 (edición de Mª Luisa Harto Trujillo, Akal Clásica, Madrid, 2002).

19
Augustus perdió la connotación religiosa que tenía hasta entonces54. Según Bravo, existen
diferencias entre la adoratio y la proskynesis teniendo esta última solo un carácter ritual y la
primera un carácter político- religioso.

Una característica muy interesante de la personalidad de Diocleciano es que fue el


primer emperador en abdicar55, y esto lo llevó a cabo en el año 305, es decir, cuando estaba
muy próximo a cumplir los setenta años. Según T.D. Barnes, Diocleciano abdicó el 1 de mayo56
del 305 y se retiró al palacio57 que el mismo había mandado a construir en Spalato, en la costa
Dálmata. En relación con su abdicación, según Lactancio58:

Diocleciano se despojó de su propia púrpura59 y revistió a Daya60 con ella,


con lo que él se convirtió de nuevo en Diocles61.

En este sentido, me planteo la hipótesis de que abdicó por ser un anciano y estar
enfermo más que por haber cumplido con su política reformista. Me parece interesante
plantearme la siguiente cuestión; si Diocleciano en el 305 hubiera tenido cincuenta años en vez
de casi setenta, ¿realmente hubiera abdicado? Por otro lado, una connotación más positiva de
su abdicación parece extraerse de las palabras de Eutropio:

Diocleciano envejeció, como un ciudadano común, en una villa que no está


lejos de Salonas, mostrando una inusitada rectitud, pues desde el inicio del
Imperio Romano fue el único de todos los emperadores que se retiró
voluntariamente desde tan alta cumbre a la ciudadanía y a la vida privada. Así
pues, le tocó en suerte lo que a ninguno, desde que nacieron los hombres: el
ser deificado a pesar de haber muerto como un simple ciudadano62.

54
Para más información cf. BRAVO, G. “El ritual de la “proskynesis” y su significado político y religioso
en la Roma imperial (Con especial referencia a la Tetrarquía)”. Gerión 15 (1997), pp. 177-191.
55
En palabras de Lactancio, Galerio obligó a Diocleciano a abdicar. cf. Lact., De mort. pers. XVIII-XIX.
56
BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., p.31.
57
Para una mejor información del palacio de Spalato, cf. PORTELA SANDOVAL, F.J., “El palacio de
Diocleciano, en Spalato”. Gerión, Nº Extra 1, 1988, pp. 107-136.
58
Lact., De mort. pers. XXIX, 5 y 6.
59
La púrpura es sinónimo de paludamentum, la vestimenta que servía de distintivo del emperador.
60
Galerio Valerio Maximino, conocido historiográficamente como Maximino Daya. César el 305 y
Augusto ca. 309-313.
61
Nombre original de Diocleciano. Aquí podemos observar como Lactancio destaca el acto formal en el
que Diocleciano pasa de ser emperador a convertirse en persona privada. Aunque he de añadir que a
Diocleciano, a pesar de su abdicación se le siguió considerando Augusto.
62
EUTR., Breu. IX, 28.

20
En lo que se refiere a los títulos que ostentó nuestro gobernante a lo largo de las dos
décadas de su reinado mostramos la siguiente tabla:

Tabla 1.
PONTIFEX MAXIMVS Noviembre 284.
TRIBVNICIA POTESTAS Nov. 284 (I), dic. 284 (II), 285(III), 286 (IIII), 287
(V), 288 (VI), 289 (VII), 290 (VIII), 291 (VIIII), 292
(X), 293 (XI), 294 (XII), 295 (XIII), 296 (XIIII), 297
(XV), 298 (XVI), 299 (XVII), 300 (XVIII), 301
(XVIIII), 302 (XX), 303 (XXI), 304 (XXII)
IMPERATOR Nov. 284 (I), 285(II), 286 (III), 287 (IIII), 288 (V),
289 (VI), 290 (VII), 291 (VIII), 292 (VIIII), 293 (X),
294 (XI), 295 (XII), 296 (XIII), 297 (XIIII), 298
(XV), 299 (XVI), 300 (XVII), 301 (XVIII), 302
(XVIIII), 303 (XX), 304 (XXI)
CONSVL 284 (I), 285 (II), 287 (III), 290 (IIII), 293 (V), 296
(VI), 299 (VII), 303 (VIII), 304 (VIIII) y 308 (X)
GERMANICVS MAXIMVS 285 (I), 286 (II), 287 (III), 288 (IIII), 293 (V), y 300-
301 (VI)
SARMATICVS MAXIMVS 285 (I), 289 (II), 294 (III) y 299-300 (IIII)
PERSICVS MAXIMVS 295? (I) y 298 (II)
GHOTICVS MAXIMVS Posterior a 296-297
CARPICVS MAXIMVS 297 (ó 296?)
BRITANNICVS MAXIMVS 297 (ó 296?)
ARMENIACVS MAXIMVS 298
MEDICVS MAXMVS 298
ADIABENICVS MAXIMVS 298
SENIOR AVGVSTVS 1-mayo-305 a febrero 307
Tabla extraída del portal digital www.tesorillo.com

En cuanto a la muerte de nuestro emperador las fuentes difieren en el tipo de muerte, así
pues, en palabras de Lactancio parece ser una combinación entre la muerte natural y el suicidio:

21
Fue así como este emperador, colmado por la fortuna durante veinte años63,
relegado por Dios a la vida oscura, humillado por los ultrajes, llegó a odiar la
vida y murió, finalmente, consumido por el hambre y por las penas64.

Por el contrario, en Eusebio de Cesarea65 su muerte es natural aunque tras una larga
enfermedad. Así lo atestigua en su Historia Eclesiástica66:

El que por los honores y por la edad ocupaba el primer lugar, acabó minado
por una larga y penosísima enfermedad67.

Mayores diferencias observamos en cuanto a la fecha de su muerte. Así pues, las fuentes
literarias tardorromanas consultadas difieren en dos fechas, en el 313 o el 31668. En este
particular, en palabras de Zósimo he podido deducir que Diocleciano murió en el 316, aunque
su versión no es la que más consenso ha generado:

Diocleciano murió tres años después69.

Añádase a esta cuestión que la historiografía moderna también se ha adherido a estas


dos fechas, aunque parece que la que mayor consenso genera es la del año 313. También he
podido comprobar que algunos historiadores, como el caso de T.D. Barnes, han propuesto como
fecha de la muerte de Diocleciano el 311 o el 31270.

63
Aquí vemos cómo Lactancio, una vez más, resta méritos al inmenso proyecto político de Diocleciano.
64
Lact., De mort. pers. XLI, 3.
65
Eusebio de Cesarea (ca. 265 – ca. 339) escritor y prelado cristiano griego. Fue elegido obispo de Cesarea
en 313 e intervino en las luchas entre ortodoxos y arrianos. Fundó la historiografía eclesiástica, fijó las
bases de la cronología hasta 323 en su Crónica y escribió una historia del cristianismo hasta esa fecha.
66
En palabras de Eusebio de Cesarea, en esta obra trató de presentar la historia de la Iglesia desde los
apóstoles hasta sus días.
67
EUSEB., Hist. Ecles. VIII, ap. 3 (versión española, Introducción y notas por Argimiro Velasco-
Delgado, Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 2002).
68
Esta fecha parece bastante improbable porque Lactancio en De mort. pers. XLIII, 1., hace preceder la
muerte de Diocleciano a la de Maximino Daya, y la muerte de este último fue en el verano del 313.
69
Zos., Nueva Historia, II. 8. 1 (trad. J.M. Candau Morón, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1992).
Este “después” en el texto se refiere al consulado de Constantino y Licinio en el 313. Por lo tanto, para
Zósimo la muerte de Diocleciano fue en el 316.
70
En relación con esta cuestión, cf. BARNES, T.D., “Lactantius and Constantine”, Society for the
Promotion of Roman Studies. Vol 63 (1973), pp. 29-46. Aquí Barnes parece situar la muerte de
Diocleciano a finales del 311 o inicios del 312.

22
IV. El restablecimiento de la gobernabilidad del Imperio. Reformas.

En este apartado trataré de analizar la serie de reformas que Diocleciano y sus


correligionarios llevaron a cabo en este periodo. En primer lugar trataré de explicar cuáles
fueron las causas que las propiciaron y posteriormente profundizaré en cada una de ellas. En
otro orden de cosas, como ya dije al comienzo de este trabajo mi objetivo era hacer un análisis
global de las reformas de Diocleciano y por ello éstas no están estructuradas en un orden
cronológico ni en un orden de importancia ya que he entendido cada una ellas como partes de
un conjunto y así pretendo mostrarlo.

-Causas de estas reformas.


En primer lugar tenemos que mencionar los problemas militares71 que amenazaban con
destruir la unidad territorial conseguida pocos años antes de la proclamación de Diocleciano.
En este sentido he de decir que la causa principal de los problemas seguía siendo la inestabilidad
interna que en muchas ocasiones daba lugar a guerras civiles72. Junto a ello, en el ejército la
disciplina estaba bastante relajada. En otro orden de cosas, establecer el control de tan vasto
territorio en una sola figura se antojaba muy difícil.

Otra causa de vital importancia para entender algunas de estas reformas fue que la
economía estatal atravesaba un periodo de crisis enorme. Esta situación se produjo debido a la
inflación galopante desde comienzo del siglo III, cuyos principales afectados fueron los
soldados, el campesinado y el propio Estado romano. La inflación elevó el coste de vida de los
habitantes del Imperio y además promovió la especulación. Además, habría que añadir que la
eficacia de las reformas militares y administrativas propició la necesidad de crear una
maquinaria burocrática más compleja y ésta debía sostenerse en una economía fuerte. En este
sentido el Estado no solo necesitaba más ingresos, sino que también era indispensable crear un
nuevo sistema fiscal sólido y regular.

Por otro lado, la unidad religiosa del Imperio se había resquebrajado en las décadas
anteriores. Entre los principales motivos encontramos la rápida difusión del maniqueísmo73 por

71
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas administrativas del Imperio. Akal, Madrid, 1991, p. 8.
72
GOLDSWORTHY, A., La Caída del…, op.cit., p. 209.
73
Nueva religión de origen persa considerada adversaria de la romana antigua. Las sectas maniqueas
proliferaron en Oriente y en algunas ciudades de Occidente. La esencia doctrinal la constituía el dualismo
radical acerca de Dios.

23
las provincias de Oriente y en África, además de la superstición y los poderes maléficos de la
magia74. En este sentido la rápida difusión del cristianismo por el territorio imperial propició
que la religiosidad romana fuera perdiendo su identidad.

-Reformas políticas.
Después de ellos, los dioses nos otorgaron a Diocleciano y Maximiano, y,
junto a tan ilustres personalidades, a Galerio y Constancio, de los que el uno
nació para borrar la ignominia que supuso el cautiverio de Valeriano y el otro
para someter de nuevo a las Galias a las leyes de Roma. Ciertamente, estos
cuatro caudillos del mundo fueron aguerridos, sabios, benignos y muy
generosos75.

En cuanto a las reformas políticas de época dioclecianea, la más importante sin duda fue
la de la instauración de la Tetrarquía en el año 293, pero antes de hablar de ello debemos
remontarnos a unos años antes. Como hemos mencionado anteriormente en el apartado
biográfico de nuestro gobernante, sabemos que éste tuvo a Valeria como hija pero nada se sabe
sobre que tuviera un hijo. Así pues, a falta de un familiar adecuado Diocleciano eligió a un
oficial de su ejército llamado Maximiano como auxiliar para el poder en Occidente. Éste llegó
a ser Caesar el 21 de julio del 28576, aunque hay otras fuentes que aseguran que fue en
diciembre de ese mismo año. Sea como fuere el Imperio estaba regido por Diocleciano como
Augustus y Maximiano como Caesar. Este último fue enviado a las Galias porque durante los
años 283-285 los campesinos se sublevaron bajo el nombre de bagaudas 77, se organizaron en
un sentido militar y pusieron a dos caudillos78 al frente del movimiento79. Parece ser que
Maximiano pudo sofocar estas revueltas con rapidez.

Una vez que Maximiano realizó su cometido en las Galias, fue declarado Augustus el 1
de abril del 286 y fue revestido del imperium, la potestas tribunicia y el pontificado máximo, y
además se le encargó la defensa de Occidente y por ello se instauró en el Imperio una diarquía

74
GIL, L., Censura en el mundo antiguo. Alianza Universidad. Alianza Universidad, Madrid, 1985, pp.
224-225.
75
SHA, Vit. Carus, Carinus y Numerianus. 18. 3-4.
76
BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., p.196.
77
Revueltas o grupo de rebeldes cuya principal fuerza parece haber residido en las zonas rurales. En
lengua céltica parece significar tanto como vagabundos.
78
Los nombres estos caudillos parecen ser Amando y Eliano. cf. GARCÍA MORENO, L. y otros, Historia
del Mundo Clásico a través de sus textos. Alianza editorial, Madrid, 1999, p. 309.
79
VOGT, J., La Decadencia de Roma, 200-500. Ediciones Guadarrama, Madrid, 1968, p. 94.

24
que tendría como principal líder a Diocleciano que se encargaría de la parte oriental del Imperio.
Esta forma de gobierno no era nada nuevo en la historia del Imperio ya que Marco Aurelio y
Lucio Vero tuvieron la misma experiencia un siglo antes, aunque con escaso éxito. Así pues,
en esta diarquía Diocleciano conservaba la preeminencia y Maximiano fue considerado como
su hijo adoptivo. Con la intención de reforzar este sistema se puso en práctica una novedosa
teología política. Diocleciano fue proclamado descendiente de Júpiter (Iouius) y Maximiano
descendiente de Hércules (Herculeus). Con esta teología imperial80 se pretendió dejar claro el
paralelismo existente entre el orden que reinaba en los Cielos y en la Tierra, aunque debemos
matizar que Diocleciano no se consideró un dios sino que su intención fue la de fundamentar la
autoridad imperial en un origen divino81.

A continuación mencionaremos de forma breve los dos acontecimientos más relevantes


a los que se enfrentó Maximiano entre su proclamación como Augustus y el nacimiento de la
tetrarquía. En este sentido el siguiente cometido de Maximiano fue la defensa de la Galia contra
las incursiones germanas. Estas razzias fueron llevadas a cabo por alamanos, burgundiones,
caibones y hérulos, y Maximiano pudo reprimirlas y un tiempo después parece ser que llevó la
guerra a Germania en venganza contra estos pueblos. De todos estos acontecimientos este
Augustus salió victorioso. Por otro lado, el verdadero desafío al que se enfrentó Maximiniano
en esta época fue a la disidencia de Carausio que llegó a declararse emperador en Britannia, y
pronto fueron eliminado él y su sucesor Alecto.

También habría que mencionar la buena relación que tenían ambos Augustos ya que en
este sentido se les relacionaba como hermanos, siendo Diocleciano la cabeza rectora y
Maximiano el brazo ejecutor. Los panegíricos de Mamertino en honor de Maximiano Augusto
así lo atestiguan, en especial el primero de ellos, aunque habría que decir que insiste tanto en la
supuesta fraternidad entre ambos soberanos que podría plantearse la hipótesis de que realmente
esta amistad no estuviera tan consolidada y el panegirista tuviera la necesidad de realzarla para
tranquilizar al pueblo romano. La siguiente frase alude a este respecto:

80
GÓMEZ PANTOJA, J., (coord.), Historia Antigua (Grecia y Roma). Ariel Historia. Barcelona. 2003.
p. 784.
81
En relación con estas cuestiones, cf. POLLITZER, M., “Diocleciano y la teología tetrárquica”. Revista
de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Nº 81 (2003), pp. 157-166.

25
Es una consecuencia de vuestra concordia, príncipes invictísimos, el que la
suerte os responda a vosotros dos con una tan gran igualdad en los éxitos.
Administráis el imperio con una sola y misma mente y, por muy grande que
sea la distancia que os separa, esta no os impide gobernarlo, por así decir, con
vuestras diestras unidas82.

En cuanto a la formación de la tetrarquía, en primer lugar hemos de decir que nuestro


soberano siguió la norma establecida por los Antoninos y prefirió la elección de los mejor
capacitados antes que la herencia natural, algo que en mi opinión puede que guarde mucha
relación con el hecho de que Diocleciano no tuviera un heredero varón. Así pues, en el año 293
nombró Césares a Constancio y a Galerio para que ayudaran y fueran los sucesores de los
Augustos, confirmándose de esta forma el régimen tetrárquico. Maximiano y Constancio se
encargaron de la parte occidental del Imperio, mientras que Diocleciano y Galerio hicieron lo
propio en la oriental. A continuación muestro un pasaje de Aurelio Víctor en el que se hace
mención de este reparto.

Y puesto que el peso de las guerras, del que hemos hablado anteriormente,
presionaba con más fuerza, el Imperio se dividió en cuatro partes y todas las
regiones que están tras los Alpes de la Galia fueron encomendadas a
Constancio, África e Italia a Herculio, la costa del Ilírico hasta el estrecho del
Ponto a Galerio; el resto quedó en poder de Valerio83.

Bajo mi punto de vista, la adopción de los Césares por los Augustos los cuales
teóricamente aparecían como hermanos como hemos mencionado anteriormente conectó con
las reglas de sucesión del periodo Antonino y por ello se creó una familia imperial artificial84.
En este sentido cabe plantearse la hipótesis de que Diocleciano pretendió guardar relación con
esta dinastía imperial debido a la magnífica concepción que de ella se tenía. En otro sentido
también estimo oportuno señalar que el sistema tetrárquico no surgió de forma premeditada
sino como consecuencia del desarrollo de los acontecimientos, por ello entiendo que la
adaptabilidad de Diocleciano estuvo en consonancia con su altura de miras.

82
Pan. Lat. II, 11, 1.
83
Aur. Vict., Libro de los Césares. XXXIX. 30 (versión española, introducción, traducción y notas de
Emma Falaque, Editorial Gredos, Madrid, 1999).
84
ENSSLIN, W., “The Reforms of Diocletian”, chapter XI. The Cambridge Ancient History… op. cit.,
p.384.

26
En mi opinión los objetivos de nuestro gobernante al crear la tetrarquía fueron varios.
En primer lugar asegurar como ya mencionamos anteriormente la sucesión al trono y
posteriormente un mejor control de tan vasto territorio. En este sentido me parece muy loable
la actitud de Diocleciano ya que fue consciente de las dificultades que se plantearían si la nave
del Estado estuviera solo dirigida por él y por Maximiano. Otro objetivo que pienso que se
planteó fue el de que la población romana acostumbrada a la ausencia del emperador en décadas
anteriores percibiera la proximidad del gobernante que le garantizase su seguridad.

Algo que debemos tener muy en cuenta en este nuevo sistema político es que aunque
hubiera cuatro gobernantes no hubo un reparto de poderes (ya que Diocleciano ejercía el poder
principal) sino que para ser más precisos deberíamos decir que hubo un reparto de funciones.
Añádase a esta cuestión que en los títulos conservadores que recogen las inscripciones podemos
ver el poder que tuvieron los tetrarcas. Así pues, cada Augusto fue Pius, Felix, Invictus,
Augustus y Pontifex Maximus y estaba revestido de la Tribunicia Potestas, el Consulado y el
Proconsulado, y fueron Imperator y Pater Patriae. Los Césares no tenían estos títulos oficiales
excepto los de Pontifex Maximus, Pater Patriae y el Proconsulado. También habría que añadir
que tenían el mismo número de Tribunicia Potestas y de Consulados85.

Y es que con Diocleciano y con su colega colaboraban como servidores dos


Césares, que no tenían residencia fija y que debían viajar por todo el imperio86.

De las palabras de Amiano Marcelino pongo en duda el hecho de que los césares
viajaran por todo el Imperio, ya que cada uno tenía su zona geográfica establecida y por
cuestiones de tiempo no tendría sentido un gran desplazamiento. También debemos añadir que
cuando los tetrarcas no estaban en campañas militares o realizando algún tipo de movimiento,
éstos tenían sus residencias principales en las siguientes ciudades: en el caso de Diocleciano
como ya sabemos en Nicomedia, Maximiano en Milán, Galerio en Salónica y Constancio en
Tréveris87.

85
GÓMEZ PANTOJA, J., (coord.), Historia Antigua…, op.cit., p. 788.
86
Amm., Hist. XIV.11.10.
87
WILLIAMS, S., Diocletian and the Roman recovery. Batsford, London, 1985, p. 67.

27
En lo que se refiere a la política de Diocleciano y sus correligionarios como se mencionó
anteriormente este emperador volvió al conservadurismo político, se desmarcó del Senado y
defendió con fervor la defensa de la moral y tradiciones romanas. Por otra parte en lo referente
a la propaganda del régimen tetrárquico, ésta hablaba de la restauración del Imperio y el
mundo88, tal fue así que en una ocasión que se eliminó a un usurpador este hecho fue descrito
como la “restauración de la luz” en la provincia. Por último, me gustaría añadir que cuando
todos los limites del Imperio estaban consolidados y el equilibrio político conseguido, los
tetrarcas pudieron dedicarse a la realización de las reformas administrativas o a consolidar las
reformas que se habían iniciado unos años antes.

-Reformas administrativas.
A continuación vamos a tratar la subdivisión provincial que realizó nuestro Augustus.
En primer lugar hemos de hablar de la principal fuente que nos aporta información sobre esta
subdivisión de provincias. Así pues habría que mencionar que es un manuscrito del siglo
séptimo hallado en la biblioteca de la catedral de Verona y preserva una lista de las provincias
del Imperio romano las cuales tienen mucha relevancia para las reformas administrativas que
realizó nuestro soberano89. Este manuscrito ha sido conocido como la Lista de Verona o
Laterculus Veronensis. En él se observa que aporta 95 provincias, aunque Gonzalo Bravo90
hace mención de que se omite la provincia de Achaia91. En este documento se observa la
situación administrativa del Imperio en unos años avanzados de la época de nuestro Augustus
pero no podemos asegurar cuál fue el año exacto en el que se detalla la administración
provincial92.

Bajo mi punto de vista el procedimiento de la subdivisión provincial no era nada nuevo


en el Imperio, ya que sin irnos muy lejos en el tiempo el propio Aureliano subdividió la Dacia
en la D. ripensis y la D. mediterranea. Así pues, nuestro gobernante como en otros aspectos de
su política, aprovechó los elementos institucionales existentes y les agregó un contenido
renovador93. En cuanto a este tipo de reformas, quisiera destacar la siguiente frase de Lactancio:

88
GOLDSWORTHY, A., La Caída del…, op.cit., p. 209.
89
BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., p. 201.
90
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p.24.
91
Esta provincia ocupaba los territorios de el Peloponeso, el este de Grecia central, y partes de Tesalia.
92
En BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., pp. 203-205, la posible datación se fecha tras la
abdicación de Diocleciano, quizá en el 314.
93
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p. 23.

28
Para colmo, a fin de que el terror llegase a todas partes, las provincias fueron
subdivididas hasta el infinito. En consecuencia, numerosos gobernadores94 y
negociados95 oprimían a cada una de las regiones, incluso casi a cada una de
las ciudades96.

Lo que nos dice Lactancio es totalmente cierto ya que Diocleciano más o menos duplicó
el número de provincias, pasando en torno de unas cincuenta a unas cien. En relación con cuál
fue el número exacto de provincias es muy difícil precisarlo, ya que no hay consenso entre los
especialistas. Asimismo de las palabras del historiador cristiano deducimos que nuestro
soberano tenía como único objetivo facilitar la recaudación fiscal, pero según Gonzalo Bravo
en esta reestructuración administrativa provincial, Diocleciano basaría después la nueva
ordenación socioeconómica del Imperio y no solo la configuración fiscal97.

Tras esta subdivisión provincial, la mayor parte de las provincias pasaron a ser
gobernadas por praesides perfectissimi98 y solo las antiguas provincias senatoriales de Asia y
África fueron designadas a consulares de rango senatorial. Por otro lado, Italia fue regida por
correctores de rango senatorial que se alternaron con praesides de rango senatorial o ecuestre99.
Nuestro soberano otorgó a los correctores las atribuciones de los gobernadores provinciales del
resto del Imperio. También habría que añadir que los praesides perfectissimi de esta época
vieron ampliada sus atribuciones100, tanto fue así que en los ámbitos económicos y financieros
fueron los responsables de su provincia, acumulando en sus manos las funciones que antaño
realizaban los cuestores, procuratores y curatores101.

Diocleciano no solo dividió la mayoría de las provincias en unidades administrativas


más pequeñas, también agrupó sus nuevas provincias en unidades de mayor tamaño, las cuales
fueron denominadas diócesis102. Éstas fueron una innovación de Diocleciano y a su cargo puso

94
Aquí Lactancio se refiere a los praesides y solo menciona a ellos porque eran la gran mayoría.
95
Por “negociados” se traduce el término officia. El officium lo conformaban todos aquellos que
trabajaban con un funcionario (officialis).
96
Lact., De mort. pers. VII, 4.
97
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., p. 73.
98
Gobernadores de rango ecuestre.
99
En relación con los correctores y praesides de Italia en la época de Diocleciano, cf. BRAVO, G.,
Coyuntura sociopolítica… op.cit., pp. 124-133.
100
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., p. 72.
101
Para una mejor información sobre quiénes fueron los gobernadores provinciales de esta época, cf.
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica… op.cit., pp. 364-397.
102
BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., p. 224.

29
un nuevo tipo de oficial. Éstos fueron los vicarii praefectorum praetorio, o simplemente los
vicarii, y tenían un área definida asignada para ellos103, las cuales en general correspondían con
cada una de las doce diócesis. En algunas de estas nuevas circunscripciones administrativas se
prefiguran las modernas naciones de Occidente, como por ejemplo Gran Bretaña (Britania),
Francia (Galia), y España (Hispania).

En lo que respecta a los vicarios fueron una pieza fundamental en el funcionamiento del
sistema administrativo y entre sus prerrogativas estaban las de mantener la centralización fiscal
y judicial del Imperio. En mi opinión el control que tuvieron sobre los gobernadores
provinciales así como la prerrogativa de apelación ante el emperador hizo del vicariato una
institución muy efectiva104. En relación con esto, cabe decir que en algunos casos el vicario
administraba sobre un territorio muy reducido105 como el vicarius urbis Romae con jurisdicción
al sur de los Apeninos o el vicarius Britanniae.

También quisiera añadir que la historiografía tradicional hace hincapié en que los
gobernadores provinciales y los vicarios106 no acumularon funciones civiles y militares, ya que
éstas recayeron en los prefectos del pretorio, aunque parte de la historiografía más reciente
plantea la hipótesis de que los vicarios pudieron tener poder militar y civil, al menos
inicialmente, y que por lo tanto los vicarii tendrían las competencias que en el Alto Imperio le
eran propias a los gobernadores provinciales107. Con Diocleciano la figura del prefecto del
pretorio llegó a convertirse en el primer magistrado imperial y hacía las veces de vice-
emperador108. También hemos de añadir que el Código Teodosiano se hace alusión al uso de la
vestimenta militar por parte del vicarius como fundamento a respetar en las salutaciones
públicas:

Idem aa. vigilio vicario hispaniarum. nullum penitus honoratorum publica


salutatione sine chlamydis indumento vicariam potestatem adire oportet.
officium itaque decem librarum auri multa tenebitur, si quis nostra statuta

103
ENSSLIN, W., “The Reforms of Diocletian”, chapter XI. The Cambridge Ancient History… op. cit.,
p.393.
104
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., p. 171.
105
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p.27.
106
Para una información más detallada de quiénes fueron los gobernadores provinciales y los vicarios de
esta época y los años siguientes, cf. BARNES, T.D., The New Empire…, op.cit., pp. 140-174.
107
A este respecto cf. WIEWIOROWSKI, J., The Judiciary of Diocesan Vicars in the Later Roman
Empire. Adam Mickiewicz University in Poznan, Poznan, 2015, pp. 39 y ss.
108
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., p. 167.

30
violare temptaverit. dat. iiii id. sept. mediolano vicentio et fravito conss. (401
sept. 10)109.

Según Gonzalo Bravo, los criterios que propiciaron esta subdivisión de provincias y la
correspondiente agrupación en diócesis son muy difíciles de establecer110, ya que sin duda
fueron muy dispares. Hemos de tener en cuenta que en la diocesis Orientis hubo 16 provincias
(fue la diócesis con más provincias) y en la diocesis Britanniae hubo 4 (esta fue la diócesis con
menos provincias) por lo tanto no resulta fácil establecer un equilibrio. Por ejemplo, nos llama
mucho la atención que el territorio correspondiente a la Mauritania Tingitana estuviera bajo la
jurisdicción de la diocesis Hispaniarum, por lo tanto se deduce que los criterios no solo
respondían a cuestiones geográficas, aunque hemos de añadir que el hecho de que la Tingitana
estuviera sujeta a la jurisdicción de la Península Ibérica no era nada nuevo, ya que en tiempos
de Marco Aurelio, y de forma momentánea también fue así, como confirma una inscripción que
se refiere a ella en términos de Nova Hispania Ulterior Tingitana (CIL VIII, 21813).

Me gustaría añadir que el equilibrio que no pareció encontrarse en cuanto al número de


provincias en cada diócesis sí parece hallarse en la administración de provincias en las dos
partes principales del Imperio. Tanto fue así que en la parte oriental fueron asignadas 48
provincias y en la occidental 47. Por el contrario, la división de las diócesis no fue equitativa
en ambas partes, ya que en la primera hubo 5 y en la segunda 7. Por lo tanto la parte occidental
del Imperio quedó administrativamente más fragmentada.

En mi opinión, con estas reformas administrativas nuestro Augustus pretendió controlar


la diversidad territorial y poner fin al poder adquirido por las provincias en la época de la
Anarquía Militar. Así pues, se hizo más patente el poder central. Súmese a lo dicho que esta
sistemática subdivisión de provincias111 tenía como principal objetivo mantener la seguridad y
la integridad de todo el territorio romano y se puede afirmar esto porque fue en las provincias
de frontera donde mayor impacto tuvieron estas reformas. En otro orden de cosas, considero

109
CTh. I. 15. 16. La traducción literal de esta ley es la siguiente: Los emperadores Arcadio y Honorio a
Vigilius, vicarius Hispaniarum. En la salutación pública absolutamente ninguno de los honorados
<dignatarios>, a menos que esté vestido con su clámide, conviene que se acerque al vicario que esté en
el poder. Si, por tanto, alguien intentase violar nuestros estatutos, el officium estará obligado a pagar una
multa de 10 libras de oro. Data en Meliodanum 10 de septiembre siendo cónsules Vincentius y Fravitus
(año 401).
110
En relación con esta cuestión, cf. BRAVO. G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., pp. 22-27.
111
Para una mejor información de esta subdivisión provincial y su resultado cf. BARNES, T.D., The New
Empire…, op.cit., pp. 211-224.

31
que habría que hacer una mención especial a la diócesis de Italia, que en esta región hasta esta
época se había disfrutado de inmunidad fiscal y con la conversión de “nuevas” provincias112 en
Italia se rompió con este secular privilegio.

Por otro lado, en lo que se refiere a las fechas de estas reformas nos es muy difícil
concretar en qué año se produjeron ya que en las fuentes no parece haber consenso. Lo que sí
podemos afirmar es que hoy en día se piensa que formaron parte de un proceso que aún pervivió
después de la época dioclecianea. En la siguiente página presento una gráfica en la que podemos
observar la agrupación de las provincias y las diócesis en la relación aportada por el Laterculus.

112
A este respecto parece intuirse que durante el siglo III el territorio italiano ya había estado fragmentado
en provincias. Por tanto, podemos observar que esta reforma tampoco fue original de Diocleciano. En
relación con ello, cf. CORBIER, M., “Les circonscriptions judiciaire d’Italie de Marc Aurèle à Aurélien”,
MEFRA 85, Rome, 1973, pp. 609-690.

32
Tabla 2. Tabla en la que se representan las prefecturas, diócesis y provincias tras las
reformas administrativas de Diocleciano.
Prefecturas Diócesis Núm. de provincias
VIII Gallia (8) Belgica I, Belgica II, Germania I,
Germania II, Sequania, Lugdunensis I,
Lugdunensis II, Alpes Graiae et
Poeninae.
IX Viennense (7) Viennensis, Narbonensis I,
Gallia Narbonensis II, Novempopulonia,
Aquitania I, Aquitania II, Alpes
Maritimae.
XI Hispania (6) Baetica, Lusitania, Carthaginensis,
Gallaecia, Tarraconensis, Mauretania
[Tingitana].
VII Britannia (4) Britannia I, Britannia II, Maxima
Caesariensis, Flavia Caesariensis.
X Italia (9) Venitia et Histria [Emilia et
Liguria], Flaminia et Picenum, Tuscia
et Umbria [Campania], Apulia et
Calabria, Lucania [et Bruttium]
(Sicilia) (Sardinia) (Corsica), Alpes
África, Italia, Illyricum Cottiae, Raetia.
VI Panonia (7) Pannonia Inferior, Saevensis,
Dalmatia, Valeria, Pannonia Superior,
Noricum Ripense, Noricum
Mediterraneum.
XII África (6) Proconsular, Byzacena
(Tripolitania), Numidia Cirtensis,
Numidia Militana, Mauretania
Caesariensis, Mauretania Sitifensis.
I Oriente (16) Lybia Superior, Libia Inferior,
Tebaida, Egipto Iovia, Egipto Herculia,
Arabia, Phoenice, Augusta Libanensis,
Siria Coele, Augusta Eufratensis,
Chipre, Isauria, Cilicia, Mesopotamia,
Osrohoene, Palestina.
V Mesia (10) Dacia D.Ripensis, Moesia
Oriente Superior, Dardania, Macedonia,
Tesalia, [Achaia], Epiro Nova. Epiro
Vetus, Creta, [Praevalitana].
III Asia (9) [Lycia et] Pamphilia, Frigia I, Frigia
II, Asia, Lydia, Caria, Insulae, Pisidia,
Hellespontus.
II Ponto (7) Birthynia, Cappadocia, Galatia,
Paphlagonia, Ponto, Ponto
Polemoniaco, Armenia.
IV Tracia (6) Europa, Rodope, Tracia,
Haemimontus, Scythia, Moesia
Inferior.
3 12 (95)
Gráfica extraída de Historia Antigua (Grecia y Roma), Joaquín Gómez Pantoja (coord.). p. 791.

33
-Reformas militares.
En este apartado hemos de tener en cuenta que nuestro soberano fue un militar salido de
filas y bajo mi punto de vista esto guarda relación con las importantes reformas en este ámbito.
Hemos de decir que Diocleciano en líneas generales no compartió la política ofensiva de otros
emperadores como Trajano, sino que prefirió centrar su interés en reforzar los efectivos
militares y vigorizar la política defensiva. En este sentido, en mi opinión Diocleciano tuvo una
visión muy acertada de la realidad política y militar del Imperio ya que entiendo que después
de cincuenta años de problemas socioeconómicos y político-militares no era el momento de
lanzarse a la conquista de nuevos territorios.

Nuestro gobernante desempeñó una acción defensiva principalmente en la zona del


limes donde se realizaron importantes fortificaciones113. Según Gonzalo Bravo, la similitud de
las construcciones defensivas en la frontera se debió a la supervisión directa en los trabajos de
fortificación, aunque nos advierte que estos trabajos tuvieron una dificultad desigual debido a
las topografías de las regiones114. En este sentido, Diocleciano realizó modificaciones en el
dispositivo de seguridad del limes ya que renunció al vallum115, e introdujo la strata
diocletianea116 formada por varias líneas paralelas al frente de combate y con esta novedad
consiguió que el limes fuera menos vulnerable117.

En cuanto al número de efectivos militares parece obvio que aumentó, pero debemos
tener en cuenta que el número de efectivos por legión se redujo prácticamente a la mitad
pasando de 6.000 a 3.000. En palabras de Lactancio el ejército tuvo estas modificaciones:

Paralelamente multiplicó el ejército, pues cada cual contendía por disponer de


un ejército mayor que el que cada uno de los emperadores anteriores había
tenido cuando uno solo estaba al frente de todo el Estado. Se llegó al extremo
de que era mayor el número de los que vivían de los impuestos que el de los
contribuyentes…118.

113
Supra. p.19.
114
BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., p.55.
115
Sistema estático de defensa lineal.
116
Realidad fronteriza exclusiva de la pars Orientis.
117
GÓMEZ PANTOJA, J., (coord.), Historia Antigua…, op.cit., p. 797.
118
Lact., De mort. pers. VII, 3 y 4.

34
Esta afirmación de Lactancio no deja de ser una exageración propia de quien pretendía
desprestigiar una vez más a nuestro Augustus. Parece ser que el ejército se duplicó y no se
cuadriplicó como afirma el escritor cristiano, aunque nos es muy difícil realizar un cálculo
exacto ya que nos es imposible concretar el número de habitantes que tenían las nuevas
ciudades. En lo que sí parece coincidir muchos historiadores es que el número de legiones pasó
de 39 a 60. A este respecto, Gonzalo Bravo asevera que las legiones en época dioclecianea
llegaron a ser 68, pero como he podido comprobar no es la cifra que más consenso genera.
Siguiendo con este análisis en términos cuantitativos del ejército imperial, he de añadir que
también se duplicó el número de alae de caballería, pasando de 4 a 9 y el número de cohortes
aumentó de 28 a 37119. Por otro lado, en la última frase de este pasaje de Lactancio he
comprobado en las notas al pie de página de esta obra, que esa podría ser la impresión que
tuvieran los habitantes del Imperio y este historiador solo se hubiera limitado a recoger algún
dicho popular.

El ejército tardorromano se fue transformando a medida que lo hacían la sociedad y el


sistema político, tanto fue así que en el siglo IV muchas de sus instituciones eran muy distintas
a las de periodos anteriores120. A continuación mencionaremos algunas de estos cambios
producidos en época dioclecianea. En primer lugar he de decir que en líneas generales en cada
provincia fronteriza había un par de legiones que se complementaban con cuerpos auxiliares.
Esta innovación tiene como principal causa el incremento de efectivos en el ejército y la
subdivisión provincial que analizamos anteriormente. Así pues, podemos observar que para que
estas reformas se pudieran llevar a cabo era necesario que éstas se concatenaran con las
administrativas. También debemos mencionar que el éxito que los tetrarcas obtuvieron en
campañas militares permitió acometer algunas reformas en el ejército.

En términos generales la historiografía tradicional admite que las tropas fueron divididas
en dos grandes grupos que se definían por sus funciones específicas. En primer lugar nos
encontramos con los limitanei o ripenses que eran soldados-campesinos estacionados en las
fronteras cuya misión principal era la de impedir las incursiones bárbaras. A estos soldados-

119
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p.18.
120
GOLDSWORTHY, A., El ejército romano. Akal, Madrid, 2010, p. 201.

35
campesinos se les asignaban tierras para que las trabajasen y pudieran asentarse en zonas
próximas al limes y estaban bajo la dirección del dux o praepositus limitis.

Añádase a lo dicho que los tetrarcas repoblaron las provincias fronterizas con grupos de
germanos o de antiguos campesinos romanos que habían sido esclavizados por los bárbaros. A
estos grupos se les ofrecieron tierras y se les otorgó un estatuto muy parecido al del colono a
cambio de que defendieran las tierras de frontera. Por otra parte los legionarios de caballería e
infantería asignados en el limes estaban bajo el mando del tetrarca correspondiente. El otro
grupo que la historiografía tradicional admite es el de los comitatenses que corresponderían a
las tropas del interior. Este grupo ha sido considerado como reservas estratégicas con amplia
movilidad con la función de desplazarse donde fuera necesario.

En cuanto al reclutamiento de efectivos, como luego veremos Diocleciano hizo


hereditarias ciertas ocupaciones y oficios, y esta medida también afectó a la milicia. En este
sentido los hijos de los soldados tenían expresamente prohibido tener otra ocupación que no
fuera la perteneciente al ámbito militar. Así pues se aseguraron las levas por los hijos de los
soldados y la recluta de bárbaros especializados. También habría que hablar de la medida
denominada praebitio tironum o aportación de hombres al ejército la cual también es criticada
por Lactancio121. Según esta medida los reclutas eran proporcionados como un impuesto más
en base al impuesto de tierra y solo se ejercía esta norma en las zonas rurales. Respecto a la
praebitio tironum tenemos que decir que se realizaba anualmente pero no todos los años se
llevaba a cabo en las mismas provincias. Cuando éstas no cumplían con esta medida estaban
obligadas aurum tironicum, es decir un impuesto en metálico.

Una vez analizadas las principales características del ejército imperial en términos
cuantitativos, considero que es conveniente detallar algunas peculiaridades del cuerpo militar
en términos cualitativos. En relación con esto habría que decir que el ejército carecía de eficacia
en sus escalafones superiores ya que en muchas ocasiones los altos cargos ocupaban estos
puestos en la jerarquía por su status senatorial. Ello propició que en muchos casos la cúspide
jerárquica del ejército imperial estuviera regida por oficiales inexpertos. Ante esta situación
nuestro Augustus relegó al ordo senatorial a las cuestiones civiles administrando provincias

121
En relación con esta cuestión, cf. Lact., De mort. pers. VII, 5-6.

36
donde no había tropas estacionadas122, con esta modificación en las estructuras podemos
observar una vez más el claro síntoma antisenatorial de la política de Diocleciano.

En otro sentido, en cuanto a la historiografía más reciente destaco las teorías de Adrian
Goldsworthy, el especialista en historia militar del mundo clásico. Este historiador parece ser
que mantiene una postura más revisionista sobre el papel de estos dos cuerpos militares. En
relación con ello asevera que la movilidad de los comitatenses no se debe exagerar ya que
afirma que este tipo de grupo militar no se movía más rápido que cualquier otro ejército, sino
que solo tenía la peculiaridad de no estar sujeto a una determinada región. En mi opinión la
teoría presentada por Goldsworthy es la más acertada ya que no tendría sentido pensar que los
comitatenses llegarían siempre a la zona donde fueron requeridos.

Siguiendo con la revisión de Goldsworthy, este historiador nos dice que en el pasado
los limitanei han sido considerados como milicias de soldados-campesinos a tiempo parcial tal
como hemos visto anteriormente. En palabras de este historiador este hecho guarda más relación
con los tiempos de la República romana que con el Tardo Imperio romano. Goldsworthy nos
afirma que esta concepción de este contingente militar está totalmente equivocada ya que los
limitanei eran unidades regulares de tropas entrenadas que se encargaban de las labores de
guarnición y patrulla diaria. Añádase a lo dicho que estos limitanei en ocasiones se unían a
ejércitos de campos y en algunos casos esta asignación se hacía permanente y las unidades
recibían el nombre de pseudocomitatenses123. Como podemos comprobar el debate
historiográfico sigue abierto124.

122
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p.18.
123
Para una mayor información sobre esta nueva revisión historiográfica, cf. GOLDSWORTHY, A., El
ejército romano…, op.cit., pp. 200-207.
124
En relación con este debate y con las tropas limitanei y las parcelas de tierras cercanas a áreas de
frontera reservadas por el estado romano para el mantenimiento de la tropa, cf. CAÑIZAR PALACIOS,
J.L., “Algunas cuestiones sobre los fundi limitotrophi y la percepción e idea de la frontera”, Atti
dell’Accademia Romanistica Costantiniana, XXII Convegno Internazionale, Questioni della terra.
Società economía normazione prassi, Edizioni Scientifiche Italiane, Università degli Studi di Perugia,
2017, pp. 283-312.

37
-Reformas económicas.
En primer lugar habría que decir que una cuestión principal de esta época es la
incidencia del Estado en la sociedad y en la economía. Así pues, en lo que respecta a las
reformas económicas hemos de decir que éstas se imbrican con otras de las reformas vistas con
anterioridad. En este sentido podemos deducir que aunque la subdivisión provincial y la
creación de las diócesis tuvieron un fin político-administrativo, las razones económicas también
imperaron en esta reforma. En relación con las reformas militares también hemos puesto el
ejemplo de la praebitio tironum y la aurum tironicum125 y es que como todos conocemos el
ámbito de lo económico es tan amplio que podríamos considerar estas reformas como
transversales.

También he de añadir que después de la dura crisis económica de las décadas anteriores
el erario se encontraba en bancarrota y por ello era más que necesario abordar este problema.
Añádase a lo dicho que la inflación se había convertido en un problema que pareció remitir a
finales del siglo III con la pacificación de los frentes exteriores. Por otro lado, las crecientes
necesidades de financiación del Estado hicieron que se creara un nuevo sistema fiscal más
objetivo126, pues había que procurar recursos para el nuevo ejército, para las nuevas
circunscripciones administrativas y para las construcciones.

En cuanto a este tipo de reformas debemos partir de la premisa de que fueron concebidas
por un oficial de intendencia y no por un especialista en asuntos fiscales, de ahí que muchas de
ellas no consiguieran el efecto deseado. En cuanto al nuevo sistema fiscal de la época, según la
historiografía de mediados del siglo pasado se admite por lo general que el iugatio-capitatio
fue instaurada por Diocleciano pero muchos elementos de este sistema no cristalizaron hasta
avanzado el siglo IV127. La práctica de la capitatio se menciona ya en una de las constituciones
tempranas de Diocleciano en el 290:

Ne quis ex rusticana plebe, quae extra muros posita capitationem suam detulit
et annonam congruam praestat, ad ullum aliud obsequium devocetur neque a

125
Supra. p. 36.
126
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p.9.
127
Ibidem, p.43.

38
rationali nostro mularum fiscalium vel equorum ministerium subire
cogatur128.

El nuevo sistema fiscal se basó en el impuesto ordinario sobre la tierra según unidades
de propiedad y cultivo129, lo cual permitió que las provincias más densamente pobladas
resultaran más favorecidas respecto a las menos pobladas en densidad. Hemos de decir que
según Gonzalo Bravo en este nuevo sistema prevalecieron los intereses del Estado respecto al
de los particulares y se pretendió contrarrestar la influencia de los propietarios capaces de eludir
las cargas impuestas por el Estado130.

En relación con este nuevo sistema fiscal se originó una sociedad dividida en dos
grandes grupos que se diferenciarían en su relación respecto al trato impositivo del Estado. Así
pues estos dos grupos serían los potentiores y los tenuiores. Los individuos del primer grupo
por lo general no ostentaron cargos políticos pero debido a su estatus económico en muchas
ocasiones pudieron eludir las imposiciones del fisco. Por el contrario los tenuiores fueron los
encargados de soportar la gran carga impositiva que el Estado requería.

Por otra parte, otra de las reformas en el ámbito económico fueron las monetarias.
Tenemos constancia que nuestro Augustus realizó sus primeras reformas monetarias entre el
294-296 y cinco años después realizaría otra. Diocleciano al igual que los emperadores del siglo
III lo que pretendió con estas reformas fue proteger la economía de las clases populares. En
relación con ello nuestro emperador restauró este sistema el cual sufriría una revolución en las
décadas posteriores.

Otro punto interesante sobre las reformas monetarias fue el progresivo aumento de cecas
a lo largo del Imperio. También habría que añadir que este proceso fue variando a lo largo del
tiempo ya que cada vez más había que hacer frente al pago de los soldados, por ello las cecas
fueron configurándose en las zonas de frontera, es decir donde se hallaba gran parte del ejército
imperial. Otra cuestión que destacar sería que desde época de Aureliano se empiezan a

128
C.J. XI.55.1. La traducción exacta de esta ley es la siguiente: “Ningún individuo de la plebe campesina,
que establecida fuera de las murallas pagó su capitación y satisface la correspondiente annona, sea
llamado a alguna otra prestación, ni sea obligado por nuestro contador a soportar la carga de mulas o de
caballos para el fisco”.
129
BRAVO, G., Diocleciano y las reformas…, op.cit., p. 43.
130
Ibidem, p. 44.

39
encontrar en el exergo de las monedas unas marcas o símbolos que nos indican la ceca, la oficina
o el taller de acuñación. Desde las reformas de Diocleciano este hecho se empieza a generalizar
y ello nos permite una mejor distinción de las monedas. A continuación mostramos una moneda
de esta época:

Figura 4.

(Fuente: www.imperio-numismatico.com)

Esta moneda es un Nummus y está fechada entre los años 303- 1 de mayo 305, ya que
tenemos constancia de que se fabricó en los dos últimos años del gobierno de Diocleciano. En
ella podemos observar cómo en el anverso aparece el busto laureado con coraza de Diocleciano
mirando a la derecha. La leyenda de alrededor muestra: IMP DIOCLETIANVS AUG. En el
reverso vemos un genio estante mirando a la izquierda con clámide sobre los hombros, con
pátera en una mano y cornucopia en la otra. Cabe decir que esta divinidad era de las más
próximas al pueblo. Por otro lado en el campo izquierdo la letra S y en el derecho la letra F. En
exergo PTR (Prima TReverorum). Alrededor leyenda: GENIO POPVULI ROMANI131.

Otra de las grandes reformas de Diocleciano fue la promulgación del De Maximis pretiis
rerum venalium o Edicto de Precios del 301. Existen fuentes historiográficas que afirman que
este edicto fue promulgado solo para la parte oriental del Imperio, o que siendo conocido
también en la parte occidental solo se llevó a cabo en oriente. Hoy en día todas estas
afirmaciones parecen desfasadas y la historiografía más reciente afirma que el edicto fue
promulgado para todo el orbe romano. En cuanto a la fecha de promulgación, actualmente la

131
Información obtenida en el portal digital www.imperio-numismatico.com

40
historiografía ha consensuado que ésta debió ser entre el 20 de noviembre y el 9 de diciembre
del 301.

A grandes rasgos, lo que se hizo con esta reforma fue fijar los precios máximos de
productos, salarios y servicios. En otro sentido, el juicio que del edicto hace Lactancio nos
parece demasiado severo, aunque las consecuencias que de él se deducen parecen ser exactas:

Asimismo, tras haber provocado una enorme carestía con diversas maldades,
intentó fijar por ley los precios de los productos del mercado. En
consecuencia, se derramó mucha sangre por causa de productos despreciables
y de escaso valor, el miedo hizo desaparecer los productos del mercado y la
carestía aumentó mucho más, por lo que la ley, por la fuerza misma de los
hechos, terminó por caer en desuso, pero no sin haber provocado previamente
la perdición de muchos132.

Para entender por qué los tetrarcas llevaron a cabo esta medida debemos entender que
la situación económica estaba agravada por los años anteriores. Además los precios de los
productos en las ciudades se habían incrementado de forma drástica y habría que añadir que
nuestros gobernantes también aluden a la avaricia de los comerciantes. En cuanto a las
motivaciones de este edicto Gonzalo Bravo133 nos asevera que los gobernantes lo plantearon
como una medida contra los enemigos del individuo y del Estado, y además tenían el propósito
de mantener el bienestar público. Añádase que también se pretendía limitar la avaricia de los
comerciantes y actuar sobre un mercado con precios inmoderados. En cuanto a las soluciones
y objetivos que tenía el edicto estarían la necesidad de una mejora general de la sociedad, y
para ello estas medidas tenían como fin acabar con el caos y el desorden económico.

Bajo mi punto de vista, una característica sobre el Edicto de precios que me ha llamado
la atención es que en él los propios tetrarcas reconocen que actúan tarde. Con este
reconocimiento me planteo la hipótesis de que los gobernantes supieran que esta medida
realmente iba a fracasar pero se vieron abocados a tener que llevarla a cabo.

132
Lact., De mort. pers. VII, 6 y 7.
133
Para un estudio completo del edicto, cf. BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica…, op.cit., pp. 239-276.

41
-Reformas religiosas – morales.
En este apartado hablaremos de las reformas religiosas y morales que se propiciaron en
época de nuestro Augustus. En primer lugar cabe mencionar que Diocleciano pretendió
profundizar en la religión tradicional y para ello decidió acometer una violenta persecución
contra las nuevas religiones entre las que se encontraba el maniqueísmo134, que además se
identificaba con el poder persa y bajo el pretexto de que los maniqueos podían formar una
quinta columna persa se les persiguió.

Así pues, la más importante de ellas ha sido la del Edicto de persecución de los cristianos
que Lactancio asevera que Diocleciano llevó a cabo inducido por Galerio e incluso afirma que
nuestro emperador se negó:

El anciano se opuso a su apasionamiento tratando de hacerle ver lo pernicioso


que sería turbar la paz de la tierra mediante el derramamiento de la sangre de
muchas personas. Insistía en que los cristianos acostumbraban a morir con
gusto y que era suficiente con prohibir la práctica de esta religión a los
funcionarios de palacio y a los soldados135.

Hemos de reconocer que estas palabras de Lactancio contrastan mucho con casi todo lo
que había escrito de él, y de aquí se podría deducir que para Diocleciano lo primordial era el
buen gobierno. Por lo tanto, a pesar de que Lactancio no lo pretendiera nos da a entender que
Diocleciano fue un hombre de Estado preocupado por el bienestar de sus súbditos. No obstante,
a pesar de que nuestro Augustus no promulga su primer edicto de persecución hasta el 24 de
febrero del 303, he podido constatar en la publicación de Gonzalo Fernández que desde los
inicios de la tetrarquía existió una hostilidad hacia los soldados cristianos136. En palabras de
Lactancio la síntesis del edicto sería esta:

Al día siguiente se publicó un Edicto en el que se estipulaba que las personas


que profesasen esta religión fuesen privadas de todo honor y de toda dignidad

134
En relación con el trato de alteridad que tuvo el maniqueísmo en tiempos de Diocleciano y de
posteriores emperadores, cf. ESCRIBANO PAÑO, M. V., “Alteridad religiosa y maniqueísmo en el siglo
IV d.C.”. SHHA 8 (1990), pp. 29-48.
135
Lact., De mort. pers. XI, 3.
136
Para una mejor información sobre esta cuestión, cf. FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, G., “La política
religiosa de Diocleciano y las causas de la gran persecución”. Carthaginensia: Revista de estudios e
investigación. Vol. 26, Nº 50, 2010, pp. 411-414.

42
y que fuesen sometidas a tormento, cualquiera que fuese su condición y
categoría; que fue lícita cualquier acción judicial contra ellos, al tiempo que
ellos no podrían querellarse por injurias, adulterio o robo; en una palabra, se
les privaba de la libertad y de la palabra137.

Así pues en el año 303 comenzó la gran persecución contra los cristianos de la que
Lactancio y Eusebio138 culpan a Galerio como responsable moral. Independientemente de las
acusaciones a Galerio lo cierto es que en los años precedentes se realizó una depuración de
soldados que se negasen a realizar sacrificios a los dioses del Imperio. Por lo tanto se deduce
que este hecho estaba perfectamente diseñado para acometerse tarde o temprano. En otro orden
de cosas cabría decir que el término superstitio desde el siglo II adquiere una nueva concepción,
y ésta sería la de la errónea religión practicada por los otros. Por lo tanto cabría englobar al
cristianismo dentro de este concepto y servir de pretexto para la persecución.

En referencia al apartado de la moral romana Diocleciano en el año 295 promulgó un


edicto sobre los matrimonios en el que decía que volver a las antiguas normas era la garantía
más completa de la perennidad en la concesión del favor divino al estado romano139, por ello
se puede extraer la idea de que la legislación matrimonial fue mucho más restrictiva. En otro
sentido he podido comprobar que según María Pollitzer140, tanto Diocleciano como los
ministros que le rodeaban encontraron en la filosofía e ideales estoicos una posible solución a
los problemas que le tocó afrontar.

También quisiera añadir que en el código de Justiniano se recoge un rescripto del año
294 relativo a los maleficios donde Diocleciano declara: Artem geometriae discere atque
exerceri publice intersit. ars autem mathematica damnabilis interdicta est141. Es decir; el arte
de la geometría debe ser enseñado y ejercitado, en cambio la matemática (astrología,
numerología y cábala) está absolutamente prohibida. En este sentido hemos de decir que
Diocleciano fue un gobernante más apegado a las prácticas adivinatorias tradicionales. Por otro
lado también habría que añadir que cuando Diocleciano tuvo que acudir a Egipto en el año 296

137
Lact., De mort. pers. XIII, 1.
138
Lact., De mort. pers. IX, 15, EUSEB., Hist. Ecles. VIII, 1.
139
GIL, L., Censura en el…, op.cit., p. 226.
140
Con relación a ello, cf. POLLITZER, M., Diocleciano y la teología…, op.cit., pp. 157-166.
141
C.J. IX.18.2. La traducción de la ley que se cita es la siguiente: “Es de público interés que se aprenda
y se ejercite el arte de la geometría. Pero el reprobable arte matemático está absolutamente prohibido”.

43
ordenó la recogida y cremación de todos los tratados de alquimia, tanto fue así que al año
siguiente promulgó un edicto bajo el epígrafe De maleficiis et Manichaeis142.

V. Consecuencias de las reformas.

A continuación vamos a tratar una serie de consecuencias que bajo mi punto de vista
repercutieron en el Imperio romano de forma directa e indirecta. Estas consecuencias van a ser
expuestas de un modo global y habría que considerar que muchas de ellas fueron a corto plazo
y otras no se ocasionaron hasta pasado un tiempo considerable.

En primer lugar cabe destacar que las reformas político-administrativas terminaron por
profundizar la división territorial entre Oriente y Occidente, que con el transcurrir del tiempo
sería definitiva, y en este sentido me planteo la hipótesis de que la división final del Imperio
con la muerte de Teodosio el Grande pudiera hundir sus raíces en estas reformas de Diocleciano.
Añádase que con la subdivisión provincial se racionalizó la administración de las provincias
pero aumentó la burocracia y por ende la presión fiscal. En este sentido también cabría destacar
que con estas reformas a finales de la cuarta centuria cada provincia del Principado había sido
dividida en cuatro o más regiones de menor tamaño.

También me gustaría hablar que si entendemos la época de Diocleciano como un


periodo de transición, como es propio de estas épocas históricas aumentaría el dinamismo y la
flexibilidad social. Por otro lado, la historiografía menciona que en la época de nuestro Augustus
los campos se quedaron desiertos, lo que considero que no es del todo cierto porque este
fenómeno venía de tiempos anteriores y con Diocleciano solo terminó por acrecentarse.

En cuanto a las reformas económicas hemos de decir que éstas no empezaron a tener los
efectos deseados hasta los primeros años del s. IV. Por otra parte los gravámenes impuestos por
el nuevo sistema fiscal repercutieron de manera muy elevada en el campesinado propiciando
de esta manera que se redujera su poder adquisitivo y consiguiendo que las diferencias sociales
y económicas aumentaran y ello provocó que hubiera una enorme distancia entre la aristocracia
y las clases menos pudientes. También debemos tener en cuenta que el sistema fiscal afectó
más a las provincias menos densamente pobladas y esto provocó la huida de esclavos, colonos

142
GIL, L., Censura en el …, op.cit., p. 228.

44
y campesinos libres, con el consiguiente efecto negativo para las provincias. En otro sentido,
bajo mi punto de vista considero un acierto que Diocleciano intentara unificar los impuestos ya
que desde un punto de vista ajeno al presentismo considero que dentro de un Estado todos los
territorios deben tener los mismos privilegios.

Añádase a lo dicho que el Edicto de los precios representó la culminación de un proceso


de reformas económico-administrativas. En relación con ello debemos decir que esta medida
en líneas generales fracasó ya que cuando el Estado interviene tan ferozmente en el mercado
acaba propiciando el mercado negro y el contrabando. Por otro lado, según Lactancio con este
edicto se derramó mucha sangre, a lo que debemos decir que probablemente se refiere es que
se aplicó la pena de muerte a los contraventores del Edicto.

También me gustaría añadir que el Edicto de persecución de los cristianos no solo


consiguió que se derramara mucha sangre, sino que considero que llegó a propiciar el clima
adecuado para que una década después se promulgara el Edicto de Milán. En este sentido
entiendo que Diocleciano cometió un error considerable ya que muchas veces el actuar sin un
motivo aparente contra un determinado grupo social solo se consigue que éste se vuelva en tu
contra. Por ello, en mi reflexión diría que desde un punto de vista político-estratégico esta
persecución fue el gran error de nuestro soberano.

Como ya sabemos Diocleciano fue el primer emperador en abdicar, pero él no fue el


único ya que Maximiano también abdicó en mayo del 305. Así pues, con esta doble abdicación
se hizo efectiva la doble sucesión y fueron proclamados augustos Constancio y Galerio, y éstos
nombraron nuevos césares a Maximino Daya y Flavio Valerio Severo. Con esta sucesión se
consagró el nuevo sistema político de la tetrarquía independientemente de los avatares en los
que se viera envuelto el segundo régimen tetrárquico.

45
VI. El Imperio romano después de Diocleciano.

Como hemos visto anteriormente con la abdicación de Diocleciano y Maximiano el


nuevo sistema político siguió siendo una tetrarquía pero con diferentes protagonistas. Hemos
de decir que el ascenso de Constancio y Galerio era algo que se preveía, pero la elección de los
césares sorprendió al menos a los rangos inferiores del ejército143 ya que tanto Constancio como
Maximiano tenían hijos adultos que parecían candidatos más obvios. Según Lactancio fue
Galerio quien orquestó esta nueva composición del régimen tetrárquico y aunque sabemos que
para este escritor cristiano la subjetividad es máxima cuando se refiere a Galerio y por lo tanto
podemos dudar de sus palabras, aunque hemos de reconocer que éste fue el gran líder de la
nueva tetrarquía.

Entre las principales características de la segunda tetrarquía quisiera destacar que a


diferencia del primer régimen en este contexto existieron nuevos rivales con un vínculo de
sangre a la púrpura imperial, como fueron los casos de Majencio, hijo de Maximiano, y
Constantino, hijo de Constancio. Otra característica de este nuevo régimen fue que a pesar del
liderazgo de Galerio, existió un sentido más igualitario entre los miembros de la segunda
tetrarquía. Así pues, desde un punto de vista territorial Galerio gobernó Asia Menor, Grecia y
los Balcanes, y el resto de Oriente y Egipto quedaron bajo la dirección de Maximino Daya. Por
otro lado Constancio obtuvo la Galia, Britania e Hispania, y Severo gobernó Italia, África y
parte de Panonia.

Poco duraría la composición de esta nueva tetrarquía ya que la muerte de Constancio en


Britania en julio del 306 precipitó mucho los acontecimientos144. A partir de esta fecha se
sucedieron dieciocho años de conflictos que a grandes rasgos se desarrollaron de la siguiente
forma: en primer lugar tras la muerte de Constancio, Galerio proclamó Augusto a Severo y
César a Constantino. Este hecho propició que el clan Maximiano quedara resentido y Majencio
se proclamó Augusto y Maximiano salió de su retiro y reivindicó la dignidad de Augusto
activo145. Por lo tanto en estos momentos hubo cuatro Augustos y dos Césares146.

143
GOLDSWORTHY, A., La Caída del…, op.cit., p. 228.
144
BRAVO, G., Historia del Mundo…, op.cit., p. 577.
145
LE GLAY, M., Grandeza y caída del Imperio romano. Cátedra, Madrid, 2002, p. 378.
146
Los cuatro Augustos fueron Galerio, Severo, Maximiano y Majencio. Por otro lado, los Césares fueron
Constantino y Maximino Daya.

46
En los años siguientes se precipitaron las muertes de algunos de estos soberanos, así
pues en el 307 murió Severo que fue reemplazado por Licinio, en el 310 murió Maximiano y
en el 311 murió Galerio y esto propició que Maximino Daya ascendiera a Augustus. A todo esto
hemos de añadir que en el 307 Constantino se casó con Fausta, la hija de Maximiano, y de esta
manera Maximiano proclamó Augusto a Constantino. Por lo tanto, en el año 311 existieron
cuatro emperadores con rango de Augustus y cómo podemos suponer este nuevo régimen
político estaba muy lejos de parecerse a la tetrarquía que originó Diocleciano.

A continuación, entre los años 312 y 313 Constantino venció a Majencio en la batalla
del Puente Milvio y se consagró como único emperador de Occidente. Por otro lado, en el
verano del 313 murió Maximino Daya y Licinio quedó como único gobernante de Oriente. De
esta forma podemos observar que a partir de este año el imperio quedó dividido en dos y que
ambos emperadores decidieron asociar al poder a sus tres hijos, aunque este sistema no tenía
nada que ver con la tetrarquía de décadas anteriores. Estos dos emperadores gobernarían juntos
desde el 313 hasta el 324, año en el que estalló una guerra entre ambos y que tuvo a Constantino
como gran vencedor propiciando de esta manera que se convirtiera en el único soberano del
mundo romano.

Constantino fue el primero de los dos -primero también en honor y dignidad


imperiales- que mostró moderación con los oprimidos por los tiranos en
Roma. Después de invocar como aliado en sus oraciones al Dios del cielo y a
su Verbo, y aun al mismo Salvador de todos, Jesucristo, avanzó con todo su
ejército, buscando alcanzar para los romanos su libertad ancestral147.

De esta manera podemos observar como el sistema político del Imperio se modificó
estructuralmente en las décadas posteriores a la abdicación de Diocleciano. En este sentido,
Constantino I el Grande sería el emperador que cambió el mundo antiguo, ya que adoptó el
cristianismo y trasladó a Oriente el centro de gravedad del Imperio.

147
EUSEB., Hist. Ecles. IX, 9.2.

47
VII. Conclusión.

En primer lugar me gustaría decir que cuando el Imperio parecía tambalearse fue
necesaria la aparición de una personalidad fuerte como la de Diocleciano. Como hemos podido
ver a lo largo de este proyecto, este emperador a pesar de ser de origen humilde y de escasa
formación parecía conocer muy bien los entresijos de la política romana, ya que como hemos
observado en muchas ocasiones sus reformas se limitaron a imitar otras anteriores y nuestro
soberano solo les implantó su sello personal.

Empezamos este trabajo haciendo referencia a la nueva época que comenzó con el
reinado de nuestro soberano, es decir el Dominado, y dijimos sobre esta etapa que se incrementó
el distanciamiento entre los emperadores y el pueblo romano. En el caso concreto de
Diocleciano me atrevería a afirmar que este distanciamiento solo se produjo en el aspecto físico
ya que entiendo que en las dos décadas de su gobierno el papel de este Augustus estuvo muy
próximo al de su pueblo. En otro sentido, como hemos podido observar Diocleciano fue lo que
actualmente consideraríamos un “hombre de Estado”, porque bajo mi punto de vista antepuso
el bien común a los intereses personales. El hecho de que en primera instancia formara una
diarquía y posteriormente una tetrarquía nos tiene que hacer pensar que este gobernante conocía
muy bien el contexto que le tocó vivir y que no pretendió alzar su figura sobre el Imperio.

Actualmente los historiadores no se ponen de acuerdo sobre si determinadas reformas


de Diocleciano fueron premeditadas o surgieron como una adaptación de nuestro soberano a
los tiempos, pero hemos de decir que sea como fuere estas reformas fueron muy necesarias para
salvaguardar el Estado, aunque lógicamente no todas ellas tuvieron el éxito esperado. Por
último, el hecho de que abdicara y no decidiera aferrarse al poder, sin duda fue un gesto
revolucionario, lo cual me hace confirmar que su máxima preocupación fue el Estado romano.

“La razón que gobierna sabe cómo está dispuesta, qué hace y sobre qué materia”.

Marco Aurelio. Meditaciones VI. 5.

48
Anexo con el elenco de figuras y tablas.

-Figura 1: Mapa de las principales rutas de invasión al Imperio romano entre los años
250-285. Fuente: Stephen Williams, Diocletian and the Roman recovery. Batsford,
London, 1985, p.21.

-Figura 2: Busto del emperador Diocleciano. Fuente: Gonzalo Bravo. Diocleciano y las
reformas del Imperio. Akal, Madrid, 1991, p. 26.

-Figura 3: Mapa del Imperio romano bajo Diocleciano. Fuente: The Cambridge Ancient
History, Vol. XII. The imperial crisis and recovery A.D. 193-324. Cambridge University
Press, Cambridge, 1979, p.409.

-Figura 4: Moneda en la que en el anverso aparece el rostro laureado de Diocleciano y


a su alrededor la leyenda IMP DIOCLETIANVS AUG. Fuente: www.imperio-
numismatico.com

-Tabla 1: Títulos que ostentó Diocleciano a lo largo de las dos décadas de su reinado.
Fuente: www.tesorillo.com

-Tabla 2: Tabla en la que se representan las prefecturas, diócesis y provincias tras las
reformas administrativas de Diocleciano. Fuente: GÓMEZ PANTOJA, J., (coord.),
Historia Antigua (Grecia y Roma). Ariel Historia, Barcelona, 2003, p.791.

49
Fuentes documentales literarias.

- Amiano Marcelino, Historias (edición de Mª Luisa Harto Trujillo, Akal Clásica,


Madrid, 2002).

- Aurelio Víctor, Libro de los Césares (versión española, introducción, traducción y


notas de Emma Falaque, Editorial Gredos, Madrid, 1999).

- Código Justiniano (Th. Mommsen ed., Weidmann, Hildesheim, 1990).

- Código Teodosiano (P. Krueger ed., Weidmann, Hildesheim, 1989).

- Digesto (trad. A. D’Ors y otros, Editorial Aranzadi, Pamplona, 1975).

- Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica (versión española, Introducción y notas


por Argimiro Velasco- Delgado, Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 2002).

- Eutropio, Breviario (versión española, introducción, traducción y notas de Emma


Falaque, Editorial Gredos, Madrid, 1999).

- Historia Augusta (ed. Vicente Picón y Antonio Cascón, Akal/Clásica, Madrid,


1989).

- Lactancio, Sobre la muerte de los perseguidores (trad. por J.L. Ramírez Sadaba,
Biblioteca Clásica de Gredos, Madrid, 2000).

- Laterculus Veronensis.

- Panegíricos Latinos (biógrafos y panegiristas latinos, trad. Luis Escolar Bareño,


Balbino García Félix, Víctor José Herrero Llorente, Mateo Ibáñez De Segovia,
Francisco de P. Samaranch y Cándido Sol, Aguilar, Madrid, 1969).

- Zósimo, Nueva Historia (trad. J.M. Candau Morón, Biblioteca Clásica Gredos,
Madrid, 1992).

50
Bibliografía.

- BALDINI, A., “Storia senza storie (IV-V secolo d.C.)”. Classica: Revista Brasileira
de Estudos Clássicos, Vol. 19, Nº 1, (2006), pp. 7-18.

- BARNES, T.D., “Lactantius and Constantine”, Society for the Promotion of Roman
Studies. Vol 63 (1973), pp. 29-46.

- BARNES, T.D., The New Empire of Diocletian and Constantine. Harvard


University Press, Cambridge, Massachusets, and London, 1982.

- BEARD, M., S.P.Q.R. Una historia de la Antigua Roma. Crítica, Barcelona, 2017.

- BRAVO, G., Coyuntura sociopolítica y estructura social de la producción en la


época de Diocleciano. Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1980.

- BRAVO, G., “¿Crisis del Imperio Romano? Desmontando un tópico


historiográfico”. Vínculos de Historia, núm. 2, 2013, pp. 13-26.

- BRAVO, G., Diocleciano y las reformas administrativas del Imperio. Akal, Madrid,
1991.

- BRAVO, G. “El ritual de la “proskynesis” y su significado político y religioso en la


Roma imperial (Con especial referencia a la Tetrarquía)”. Gerión 15 (1997), pp.
177-191.

- BRAVO, G., Historia del Mundo Antiguo. Una introducción crítica. Alianza
editorial, Madrid, 1994.

- BROWN, P., El mundo de la Antigüedad Tardía, de Marco Aurelio a Mahoma.


Editorial Gredos, Madrid, 2012.

51
- CAMBRIDGE UNIVERSITY, The Cambridge Ancient History. Volume XII. The
imperial crisis and recovery A.D. 193-324. Cambridge University Press,
Cambridge, 1979.

- CAÑIZAR PALACIOS, J.L., “Algunas cuestiones sobre los fundi limitotrophi y la


percepción e idea de la frontera”, Atti dell’Accademia Romanistica Costantiniana,
XXII Convegno Internazionale, Questioni della terra. Società economía normazione
prassi, Edizioni Scientifiche Italiane, Università degli Studi di Perugia, 2017, pp.
283-312.

- CAÑIZAR PALACIOS, J.L., “El empleo de la titulación “DN” (Dominus Noster)


en la legislación tardoimperial”. Revue des Études Anciennes 109/1 (2007), pp. 247-
258.

- CORBIER, M., “Les circonscriptions judiciaire d’Italie de Marc Aurèle à Aurélien”,


MEFRA 85, Rome, 1973, pp. 609-690.

- ESCRIBANO PAÑO, M. V., “Alteridad religiosa y maniqueísmo en el siglo IV


d.C.”. SHHA 8 (1990), pp. 29-48.

- FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, G., “La política religiosa de Diocleciano y las causas


de la gran persecución”. Carthaginensia: Revista de estudios e investigación. Vol.
26, Nº 50, 2010, pp. 411-414.

- FERNÁNDEZ UBIÑA, J., La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo. Akal,
Madrid, 1982.

- GARCÍA MORENO, L. y otros, Historia del Mundo Clásico a través de sus textos.
Alianza editorial, Madrid, 1999.

- GEORG MAIER, F., Historia universal siglo XXI, las transformaciones del mundo
mediterráneo, siglos III-VIII. Siglo XXI Editores, Madrid, 1994.

52
- GIBBON, E., Historia de la decadencia y ruina del Imperio romano. Tomo I, desde
los Antoninos a Diocleciano (años 96 a 313). Ediciones Turner, Madrid, 1984.

- GIL, L., Censura en el mundo antiguo. Alianza Universidad. Alianza Universidad,


Madrid, 1985.

- GOLDSWORTHY, A., El ejército romano. Akal, Madrid, 2010.

- GOLDSWORTHY, A., La Caída del Imperio Romano. La esfera de los libros,


Madrid, 2009.

- GÓMEZ PANTOJA, J., (coord.), Historia Antigua (Grecia y Roma). Ariel Historia,
Barcelona, 2003.

- LE GLAY, M., Grandeza y caída del Imperio romano. Cátedra, Madrid, 2002.

- KOVALIOV, S.I., Historia de Roma. Akal, Madrid, 1979.

- LOMAS SALMONTE, F.J., - LÓPEZ BARJA, P., Historia de Roma. Akal, Madrid,
2004.

- NATIONAL GEOGRAPHIC, HISTORIA., La caída del Imperio romano. Editec,


España, 2013.

- POLLITZER, M., “Diocleciano y la teología tetrárquica”. Revista de la Facultad de


Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Nº 81 (2003), pp. 157-
166.

- PORTELA SANDOVAL, F.J., “El palacio de Diocleciano, en Spalato”. Gerión, Nº


Extra 1, 1988, pp. 107-136.

- VOGT, J., La Decadencia de Roma, 200-500. Ediciones Guadarrama, Madrid, 1968.

53
- WIENAND, J. (ed.), Contested Monarchy, Integrating the Roman Empire in the
Fourth Centery AD. Oxford University, Oxford, 2015.

- WIEWIOROWSKI, J., The Judiciary of Diocesan Vicars in the Later Roman


Empire, Adam Mickiewicz University in Poznan, Poznan, 2015.

- WILLIAMS, S., Diocletian and the Roman recovery. Batsford, London, 1985.

54

También podría gustarte