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PROPOSITO/ OBJETIVO DEL SERMÓN: Apreciar la oración como el instrumento por medio
del cual Dios ejecuta su perfecta voluntad.
TÍTULO:
LA ORACIÓN: EL INSTRUMENTO DE DIOS.

INTRODUCCIÓN (Anzuelo o gancho, para captar la atención):

¿Para qué oro si Dios ya conoce mis peticiones? ¿Por qué oro si Dios va a hacer su voluntad?
Estas son preguntas legítimas que como cristianos nos hacemos acerca de la oración. Muchos
de nosotros hemos perdido el ánimo en la oración porque ya no esperamos mucho de ella. Se
nos ha enseñado que Dios es soberano, y que sin importar lo que pidamos, él va a ser su
voluntad. Entonces, cruzamos los brazos y pensamos “¿Para qué orar?

Pero hoy quiero recordarle que Dios puede actuar sin la oración, pero la ha escogido para
llevar a cabo su voluntad. Por eso quiero aclararle estas ideas y animarle a orar con sabiduría
y confianza de que Dios si obra por medio de la oración.

Quiero que renovemos nuestro amor y fe para acercarnos al Dios soberanos que ejecuta su
voluntad por medio de la oración. Este mensaje se titula: LA ORACIÓN: EL INSTRUMENTO
DE DIOS.

1. UNA ACLARACIÓN.

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Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos. 8No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas
tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
(Mateo 6: 7-8)

No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de
todas estas cosas.
(Mateo 6: 31-32)

a. Muchos creyentes sinceros han pensado alguna vez que la oración es un sinsentido.
¿Para qué orar si Dios ya sabe cuáles son mis necesidades? ¿Para qué orar si Dios, de
todas formas, ore o no, va a realizar Su voluntad?

b. Otros cristianos piensan: “No necesito orar pues Dios es bueno y fiel; él suplirá
automáticamente todas mis necesidades”

c. Y otros cristianos, piensan que la oración es una suerte: uno deja las necesidades en la
presencia del Señor y espera que quizá, tal vez, de pronto, algo suceda.
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Pero nada está más lejos de la verdad. El Señor nos ordenó a orar para realizar su poderosa
voluntad que nosotros, una que muchas veces no conocemos, y que supera con creces lo que
podemos esperar. Dios puede actuar sin la oración, pero la ha escogido para llevar a cabo su
voluntad. Veamos algunos textos.

Mateo 7: 7-11: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8Porque todo
aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10¿O si le pide un pescado, le dará una
serpiente? 11Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? ”

Marcos 11: 24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá.”
Juan 16: 24 “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que
vuestro gozo sea cumplido.”
2. APRENDIENDO A PEDIR

Ahora, también debemos aprender a pedir, sujetándonos a la voluntad de Dios y buscando


que nuestros deseos obren para Su gloria, y no sólo sean para nuestro capricho. Leamos
Santiago 4: 1-4

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las
cuales combaten en vuestros miembros? 2Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y
no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3Pedís, y
no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

En este texto tenemos algunos principios sobre la oración que nos llevan a aplicarla
eficazmente:

a. No tenemos porque no pedimos. Si usted tiene una necesidad y no habla con su Padre
celestial sobre ella ¿Qué espera recibir? Dios quiere que usted le hable y no sólo que
piense lo que quiere. Pensar algo no es lo mismo que orarlo.
b. Dios se niega a responder a oraciones que son egoístas, con motivaciones incorrectas
o propósitos malsanos. Usted podría orar a Dios por un automóvil nuevo, o mayores
ingresos económicos. Pero ¿Qué es lo que hay en su corazón? Poner ese carro al servicio
de su familia, y por qué no, de las personas que lo necesiten; o ¿Solamente quiere tener
un automóvil para viajar por el país, así si eso lo mete en más deudas y lo aleja de la
comunión con Dios, su familia y su iglesia? O pensemos en el dinero, ¿Por qué quiere
más? ¿Es para tener estabilidad en su entorno familiar, pagar sus deudas, y dar más para
la iglesia donde se congrega? Es por eso que debemos realizar un examen de las
motivaciones de nuestro corazón al pedir en oración. Dios se niega a responder a
oraciones que nos van a llevar a esclavitud material o espiritual.
c. La oración es el proceso por medio del cual el creyente se apropia de los recursos del
cielo que están en el poder de Cristo. Unos capítulos más atrás, Santiago nos dice que
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toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces
(Santiago 1: 17). Y la manera que Dios envía sus dones a nosotros es por medio de la
oración. Dios puede actuar sin la oración, pero la ha escogido para llevar a cabo su
voluntad.

d. Debemos aprender a pedir, de acuerdo con la voluntad de Dios. (1ª Juan 5: 14-15)

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye. 15Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Podemos conocer la voluntad de Dios para nosotros sus hijos en su palabra. Por eso debemos
leerla y atesorarla en nuestro corazón. Dios muestra su voluntad a través de las promesas
bíblicas, o leyendo la historia bíblica. Dios, en Su Palabra, nos muestra cuál es su voluntad para
nuestra economía, familia, salud, iglesia, pero sobre todo, para la extensión de Su Reino.

Sin embargo, no se nos debe olvidar que los pensamientos y caminos de Dios son mucho más
grandes de lo que podemos imaginar. Por eso, al orar, debemos tener la expectativa de que
Dios ponga en nuestro corazón su voluntad, sus caminos, sus planes para nuestra vida, porque
esto va a superar nuestras peticiones. Por eso podemos pedir cualquier cosa con confianza que
Dios nos oye. La voluntad de Dios es más poderosa que la nuestra. Leamos Efesios 3: 14-20

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Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien
toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16para que os dé, conforme a las riquezas
de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17para que
habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en
18
amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
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Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo
que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia
en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Recordemos que la oración es comunión con Dios, no es sólo pedir, pero él mismo nos ha
ordenado a hacerlo. Así, que en esta comunión que llamamos oración pedimos con confianza,
sin titubear, de acuerdo con la palabra y la voluntad divinas, pero expectantes de la
manifestación de su poder, para Su propia gloria. Por esa razón, debemos orar.

CONCLUSIÓN: La oración es el medio que Dios estableció para que nos pongamos ante su
bondadoso cuidado, para contemplar como su poder y voluntad se manifiestan para Su Gloria
y para la extensión de Su Reino. Cuando oramos de acuerdo con la voluntad de Dios y la guía
del Espíritu Santo, Dios establece su poder en la tierra.

OREMOS.

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