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TEMA: El mandamiento de amarnos unos a otros.


PROPOSITO/ OBJETIVO DEL SERMÓN: Mostrar los beneficios de congregarnos como iglesia de
Jesucristo.
PREGUNTA UNIFICADORA: ¿Qué pasa cuando nos congregamos?

TÍTULO:
CONGREGARSE NO ES UNA OPCIÓN.
CUANDO EL PUEBLO DE DIOS SE REUNE
(Juan 15: 12-17)

INTRODUCCIÓN (Anzuelo o gancho, para captar la atención):

Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20por el
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camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21y teniendo un gran sacerdote sobre
la casa de Dios, 22acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazonesf de
mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.g 23Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de
nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y
a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y
tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10: 19-25)
1. Considerémonos unos a otros

El amor a Dios se manifiesta amando a nuestros hermanos, por medio de congregarnos para
estimularnos al mismo amor que promueve una vida de justicia.

2. No dejando de congregarnos

Los peligros de dejar de congregarnos

3. Animémonos unos a otros

Los resultados de congregarnos

10.24, 25 considerémonos se refiere a «observar», «contemplar», o «tener una idea inteligente». Observe que
es necesario estimular el amor y las buenas obras; ellas no ocurren solas. La palabra griega que se traduce
estimular es equivalente a la palabra en castellano paroxismo, que quiere decir «convulsión». En este contexto
la palabra griega habla enérgicamente del tremendo impacto que los creyentes pueden tener unos sobre otros.
Por ello el autor exhorta a los hebreos a congregarse. Evidentemente algunos creyentes dejaron el servicio de
adoración de la iglesia, tal vez porque temían a la persecución. El autor no utiliza la palabra usual para iglesia,
quizás porque el término ha llegado a significar el cuerpo espiritual e invisible de creyentes. Sin embargo, usa
una forma compuesta de la palabra sinagoga, la que se refiere específicamente a la reunión física local de
creyentes (Sal 40.9, 10; 42.4). exhortándonos quiere decir ponerse al lado de alguien e inspirarlo con la verdad.
La asamblea local es donde se predica el mensaje del evangelio, pero también donde se aplica la Palabra de
Dios a las circunstancias de nuestras vidas. acerca también podría traducirse como «cerca» (Ro 13.12; Fil 4.5;
Stg 5.8; 1 P 4.7; Ap 1.3). Sabiendo que el retorno de Cristo es inminente, los creyentes debían animarse unos a
otros a permanecer fieles a Él (3.13).1

ff f
10.22: Lv. 8.30.
gg g
10.22: Lv. 8.6.
1
Neuvo comentario ilustrado de la biblia. 2003 (1621). Nashville: Editorial Caribe.
2
Reúnete a menudo con la gente de Dios para alentarla e instarla a la justicia.

Considerar a los débiles 10:24–25

La idea que nos presentan estos dos versículos es la ayuda que un creyente puede dar a otros en tiempos de
prueba. Tomando en cuenta el contexto, podemos decir que un creyente firme en su fe tiene la capacidad y
responsabilidad de ayudar a alguno que quiera regresar a su antigua manera de vivir o que vacila en su fe
estimulándolo al amor y a las buenas obras; en otras palabras, reanimarlo para que no sea fluctuante. Esta
exhortación iba dirigida a los destinatarios maduros con objeto de que ayudaran a los más débiles a no regresar
al judaísmo.

En el versículo 25 el “no dejando de congregarnos”, no está hablando de ir a la iglesia, aunque puede ser
una aplicación para nosotros hoy en día. Aquí tiene que ver más con los destinatarios. La exhortación es que no
deben dejar la comunión de los creyentes para regresar al judaísmo, porque haciéndolo se les quitaría la
tentación de volver a sus antiguos ritos.

Una aplicación que podemos sacar de esta enseñanza es que el estar reunidos en comunión con otros
hermanos ayuda a no alejarnos del Señor. Un creyente que con frecuencia falta a la iglesia está más propenso a
fallar en la vida cristiana y hasta a abandonarla.2

Vv. 24, 25. El tercer imperativo, considerémonos los unos a los otros, nos recuerda que el peregrinaje
cristiano se realiza en comunidad. Mientras nos acercamos a Dios y retenemos firme la esperanza, debemos
recordar que otros nos acompañan. El compañerismo cristiano nos ayuda a mantenernos firmes y a crecer en
nuestra relación con Dios. Nuestra relación con Dios no se puede separar de la relación con nuestros
semejantes.

Por tanto, parte del “acercarnos a Dios” es “considerar” a los otros para fomentar en ellos el amor y las
buenas obras. El amor fraternal que es el objetivo de esta “consideración mutua” se manifiesta en buenas
obras. No es una actitud teórica, sino un camino de acciones serviciales.
Experimentamos el amor y el compañerismo cristiano en las reuniones de la congregación. El que
“considera” a sus hermanos cristianos es fiel en su asistencia a las reuniones. Algunos habían perdido la
costumbre de asistir a los cultos y a las reuniones de la iglesia; tal vez se habían fastidiado de la presión
constante de sus parientes o amigos incrédulos. El autor tiene una advertencia severa para los que están tentados
a retirarse de la congregación para evitar las burlas del mundo: Cuando uno abandona a la iglesia, que es el
cuerpo de Cristo, está muy cerca de abandonar a Cristo y todos los beneficios de su sacrificio (vv. 26–31).
Lejos de alejarse de la congregación, los cristianos deben asistir con el propósito de animar (exhortar) a los
demás. En lugar de seguir el ejemplo de los que se alejan o de olvidarlos, deben buscarlos y alentarles a
regresar. El egoísmo es uno de nuestros problemas principales, y produce una religión individual que no se
preocupa por los semejantes. Hacen falta cristianos que presten atención a otros para animarles y estimularles
en sus propios ministerios. Tales “animadores” oran por sus hermanos, observan su desarrollo y les escuchan
cuando están desanimados. Sugieren oportunidades para servicio, y felicitan a sus hermanos por sus esfuerzos.

El autor de Hebreos recuerda a sus lectores que el ministerio de animar a otros es urgente, porque se acerca
el regreso de Cristo y el juicio. Ellos podían ver señales de la crisis que se acercaba en Judea, una crisis que
resultaría en la destrucción de Jerusalén. Aparentemente, algunos cristianos asociaban esta destrucción con la
segunda venida de Cristo (Mat. 24:1–3; Mar. 13:1–4, 24–26; Luc. 21:5–7, 25–27); las escaramuzas en Palestina
2
Sandoval, G. (1986). Estudios Bıb́ licos ELA: Hacia la madurez (Hebreos) (143). Puebla, Pue., México: Ediciones Las
Américas, A. C.
3
podían ser el principio del fin de la historia. Hoy, aunque hemos vivido por muchos siglos sin llegar al día del
regreso de Cristo, es importante que la iglesia no pierda la tensión escatológica. Todavía vivimos en los últimos
tiempos (1:1) y disfrutamos las primicias del nuevo siglo que Cristo traerá. La sombra del fin debe ser otro
estímulo al amor y apoyo mutuos.3

c.     El carácter del que lo prometió (v. 23b). Se destaca su fidelidad. El jamás cambia de parecer
después que ha prometido.
5. La consideración debida, vs. 24, que debemos tener. El ejercicio y la actividad del amor. En este
versículo se nos indica claramente:

a.     Las personas a quienes tenemos que considerar (v. 24a) o sea los otros miembros de la iglesia. Las
Escrituras condenan el individualismo egoísta, y claramente indican que no podemos desvincular la dimensión
vertical del amor hacia Dios de la horizontal hacia los demás, especialmente nuestros hermanos en la fe. No
considerar a otros, o ser indiferentes hacia ellos, es volvernos egocéntricos. “Considerar” implica pensar en
ellos, buscando el mayor interés suyo, y al mismo tiempo procurar no mirarles con espíritu crítico sino con
humildad y amor (cf. Fil. 2:3).

b.     El propósito de la consideración (v. 24b) es para “estimularnos al amor y a las buenas obras”,
para promover unos en otros el espíritu de hermandad y de conducta recta. Este es el único lugar en el NT
donde se encuentra este verbo, que implica además incitar o excitar ese amor y deseo de servicio. Una de las
formas más efectivas para lograrlo es mediante el buen ejemplo, pero también podemos compartir nuestras
experiencias y lecciones positivas aprendidas, y dar consejos oportunos, aunque jamás en un espíritu de
superioridad. Debemos ser de mutua inspiración.
La congregación necesaria, v. 25, o sea el valor de la comunión cristiana local.

a.     La costumbre de algunos (v. 25a) de dejar de congregarse. Esta era y es una negligencia
condenable que les privaba además de los beneficios indicados en el versículo anterior, y los exponía a otros
peligros. Cuando no sentimos deseos de asistir al culto, solemos decir algo como: “Creo que no iré a la iglesia
hoy”, como si se tratara de un asunto personal solamente. Pero no es así pues afecta también a otros. Somos una
familia, y toda familia sufre cuando sus miembros se ausentan pues está incompleta. Y aunque tengamos la
posibilidad de escuchar un mensaje cristiano por radioemisoras evangélicas, no es un sustituto satisfactorio para
el congregarnos, salvo que nos encontremos imposibilitados de concurrir por razones de fuerza mayor, como
enfermedad o invalidez.
b.     La conveniencia de congregarse (v. 25b) para poder exhortarnos unos a otros. Necesitamos la
comunión mutua, de otro modo sucederá como cuando se desparraman los carbones encendidos y el fuego
pronto se apaga. Necesitamos comunicarnos mutuamente el calor cristiano. Todo aislamiento conduce a
debilitamiento. El testimonio, la oración, y la comunión de una congregación cristiana aportan beneficios
imponderables que no debemos perder.
Uno de los deberes humanos es animarnos unos a otros. Elifaz rindió un gran tributo a Job al decir de él:
“Al que tropezaba enderezaban tus palabras” (Job 4:4). ¡Cuántas veces una palabra de alabanza, de gratitud, o
expresión de aprecio, puede levantar el ánimo de alguien que en ese momento está pasando por una situación
difícil! Quizás una experiencia personal sirva para ilustrarlo mejor. Luego de uno de esos días difíciles que
parecía tener más de la cuota diaria de problemas y vicisitudes, estaba algo desanimado al llegar a dar clases al
Instituto Bíblico que dirigía en Buenos Aires. Al salir de mi automóvil, me llamó una secretaria de la Escuela
3
Cevallos, J. C. (2006). Comentario Biblico Mundo Hispano tomo 23 : Hebreos, Santiago, 1 Y 2 Pedro, Judas. (117). El Paso,
Texas: Editorial Mundo Hispano.
4
Evangélica de Villa Real, allí cercana, para decirme que tenía una carta para mí. Jamás había recibido una
correspondencia por ese intermedio, de modo que naturalmente despertó mi curiosidad. Las carta procedía de
alguien totalmente desconocido en Bogotá, Colombia. Ella me agradecía por la bendición que había recibido al
escuchar una cinta grabada de un mensaje que había dado en una iglesia allí dos años antes. El ánimo que me
infundió ese agradecimiento totalmente inesperado fue tremendo. Jamás olvidaré el efecto positivo que tuvo.

Notemos además que el énfasis aquí no es solo lo que el creyente recibe de la iglesia o congregación
local, sino lo que puede contribuir a ella.

c.     La motivación especial para ello: la cercanía de la venida del Señor. Por eso nuestro deber es más
apremiante. Necesitamos estar firmes en esto al ver que se acerca el día de la revelación de Cristo en gloria en
su segunda venida. Cuanto más se acerca aquel día, tanto más difícil será esto para su pueblo, y tanto más
necesaria esta exhortación.4
10:24
24. Y consideremos cómo podemos estimularnos mutuamente al amor y a las buenas obras.
Esta es la tercer exhortación y la tercer virtud de la tríada fe (v. 22), esperanza (v. 23) y amor (v. 24). Ya
antes en la epístola el escritor había hablado sobre esta tríada (6:10–12). En consonancia con la conclusión de la
carta de Pablo acerca del amor (1 Co. 13:13) y otros pasajes en que éste menciona la tríada (Ro. 5:1–5; Gá. 5:5–
6; Col. 1:4–5; 1 Ts. 1:3; 5:8; y véase 1 P. 1:21–22), el escritor de Hebreos demuestra que el amor es el más
grande de los tres, porque alcanza a otros. El amor es comunitario. Para el hombre, el amor se extiende hacia
Dios y hacia el prójimo. Además, “Dios demostró su propio amor por nosotros en esto: Cuando todavía éramos
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5:8).

Consideren cuidadosamente de qué forma podemos estimularnos unos a otros fervorosamente al amor y a
las buenas obras, dice el escritor. Pongan en acción su mente para encontrar algunas maneras de provocar unos
a otros—en el buen sentido de la palabra—para aumentar sus expresiones de amor a fin de que resulten en la
ejecución de obras nobles. Las acciones llevadas a cabo por amor al prójimo honran a Dios Padre. Por lo tanto,
obedecer y cumplir con la segunda parte del resumen, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt. 22:39),
constituye en realidad una obediencia y cumplimiento de la primera parte del resumen, “Amarás al Señor tu
dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt. 22:37). Y Pablo llama al mandamiento de
amarse unos a otros una “deuda continua” (Ro. 13:8). “Así que el amor es el cumplimiento de la ley”, concluye
él (v. 10).

4. En la asistencia a los cultos


10:25
25. No dejemos de congregarnos, como algunos habitúan hacer, sino animémonos unos a otros—y
tanto más cuando veis que el Día se acerca.

Una de las primeras indicaciones de una carencia de amor por Dios y por el prójimo es que el cristiano se
aleje de los cultos. El miembro abandona las obligaciones comunitarias, deja de asistir a las reuniones y exhibe
los síntomas de egoísmo y de egocentrismo.

Aparentemente algunos miembros de la congregación hebrea a los cuales se dirigió originalmente la epístola
mostraban descuido en su asistencia a los cultos. Lo hacían a sabiendas, desertando de “la comunión de los
santos”. De fuentes procedentes del primer siglo de la era cristiana sabemos que la falta de interés por los cultos
era cosa común. La Didache, un manual de la iglesia para la instrucción religiosa que proviene de la última
parte del siglo primero, contiene esta exhortación: “Pero congregaos con frecuencia, buscando las cosas que son
provechosas para vuestras almas”.322322

4
Morris, C. A. (1999). Comentario bı ́blico del continente nuevo: Hebreos (99). Miami, FL: Editorial Unilit.
5
En un capítulo anterior, el escritor de Hebreos advierte a los lectores en contra de seguir el ejemplo de los
israelitas desobedientes que vagaban por el desierto, y de alejarse del Dios vivo (3:12). El escritor exhorta a los
lectores a “alentarse unos a otros diariamente … para que ninguno de vosotros sea endurecido por el engaño del
pecado” (3:13). Él se da cuenta de que el celo ha decaído entre algunos de los miembros. Es así que él dice una
vez más: “Animémonos unos a otros” (10:25). No sólo el escritor de esta epístola sino también todos los
miembros de la iglesia tienen la tarea comunitaria de alentarse mutuamente todos los días. Juntos llevamos la
responsabilidad, puesto que somos el cuerpo de Cristo.

Como cristianos debemos mirar hacia el futuro, es decir, hacia el día en que Jesús volverá. Cuanto más nos
acercamos a dicho día, tanto más activos debemos estar en animarnos unos a otros en cuanto a mostrar amor y
hacer obras buenas aceptables a Dios.

El cristianismo es una religion de amor que se extiende hacia afuera y que reune a la gente. Los eventos
deportivos, las representaciones en la pantalla o sobre el escenario, y la acción política juntan grandes
multitudes. Pero el cristianismo mantiene a la gente junta porque enfatiza la participación en el culto, en la
alabanza y en el trabajo. Los cristianos se necesitan unos a otros para fortalecer el maravilloso vínculo de amor
que comparten en Jesucristo.

La exhortación del escritor de “estimularnos mutuamente al amor” precede su observación acerca de la


asistencia a la iglesia. Cuando el creyente asiste al culto, está expresando su amor por Jesús. Se da cuenta de
que Jesús, la cabeza de la iglesia, está presente en el culto y desea su presencia. Para decirlo de otro forma, la
cabeza de la iglesia no puede funcionar sin el cuerpo. El creyente es parte del cuerpo de Cristo, el cual Cristo se
presenta “a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ninguna otra tacha, sino santa y libre de
culpa” (Ef. 5:27).5

1. ()

a. Un mandamiento es una orden autoritativa.


b. Ahora, un mandamiento nos pone en la alternativa de obedecerlo o no.

c. ¿Por qué resulta difícil cumplir con este mandamiento?

CONCLUSIÓN: Es mejor congregarnos para experimentar las bendiciones de la presencia de Dios en la


comunión de su cuerpo.

OREMOS.

Piense por un momento que usted le dice a su esposo “hoy no voy a cocinar” “no tengo ganas de hacerlo”.
Tal vez, esto no lo afecte a usted pero si a toda su familia. O, que tal si usted se levanta y le dice a su
familia: “no voy a trabajar más, cada uno de ustedes tiene que mirar cómo consigue su sustento y además
traer el mío.” Eso es una muestra de egoísmo terrible.
322322
La Didache (The Apostolic Fathers, tomo 1), 16.2, p. 333 (LCL). Véase también la Epístola de Bernabé (The Apostolic
Fathers, tomo 1), 4.10, p. 353 (LCL). Hasta en las fuentes judías se manifiesta la mima preocupación. El Rabino Hillel dijo,
“No os separéis de la comunidad” (Aboth 2.4, p. 14, Talmud). Y Josefo escribe algo similar, véase sus Antigüedades de los
Judíos 4.203–4 (LCL).
5
Kistemaker, S. J. (1991). Comentario al Nuevo Testamento: Hebreos (342). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
6

Nosotros no pensamos en el impacto que puede tener en otras personas nuestra inasistencia al templo.
Pensamos que es algo que sólo nos afecta a nosotros, pero incluye a nuestra familia, nuestra iglesia, y el
nombre del Señor Jesucristo.

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