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Introducción

Presentamos un caso clínico de una paciente femenina de 25 años, nacida en Sigchos y residente en Latacunga, de etnia
indígena, sin antecedentes patológicos, el motivo de su consulta fue un sangrado transvaginal. La paciente refiere que 4
meses previos a su consulta presento secreción vaginal amarillenta, fétida, de moderada cantidad, que cedió
espontáneamente sin tratamiento específico. Un mes después, refiere que presento sangrado transvaginal en escasa
cantidad, de presentación intermitente durante 3 meses.

Entre sus antecedentes ginecológicos: menarca 15 años, inicio de vida sexual a la edad de 15 años, refiere haber tenido 6
parejas sexuales, niega enfermedades de transmisión sexual, gestas: 1, parto: 1, hijos vivos: 1 y no precisa fecha de ultima
menstruación debido al sangrado activo intermitente.

En la evaluación física se encontró un peso de 78 kg, presión arterial de 125/65 mmHg, frecuencia cardiaca de 87 latidos
por minuto, frecuencia respiratoria de 18 rpm, saturación de oxígeno al 91%. La paciente se encontraba hidratada, afebril,
con ligera palidez cutáneo-mucosa, mucosa oral húmeda, orofaringe no congestiva, ruidos cardiacos rítmicos, sin soplos,
murmullo vesicular audible sin agregado. Abdomen blando, depresible, no doloroso a la palpación, ruidos hidroaéreos: 4
por minuto, región inguino-genital, no se palparon adenopatías, genitales externos sin alteraciones, tacto vaginal
impresiona acortamiento de los parámetros, el cuello uterino es posterior con lesión tumoral exofitica de 4x4x3 cm que
ocupa gran parte del cérvix y el tercio superior de la vagina de predominio del lado derecho, sin aparente infiltración de
alguno de los fondos de saco. Extremidades sin edemas y pulsos distales presentes.

En la ultrasonografía transvaginal realizada se observo una masa de aspecto neoplásico con bordes indefinidos,
predominantemente hipoecogenico, con volumen estimado 84cc, que pierde interfase con canal cervical por una probable
infiltración y se encuentra en intimo contacto con borde posterior de pared anterior de cérvix y pared posterior de fondo
de saco vaginal, lo cual puede estar relacionado a una infiltración tumoral.

En el examen citoscopico se observó; uretra anterior permeable al paso del instrumento, cuello de vejiga normotónico,
vejiga de paredes lisas, patrón vascular normal. Se observa en piso vesical, a nivel retrotrigonal, elevación edematosa con
zona de eritema alargada de 2cm y meatos ureterales en posición normal, los hallazgos sugieren cistitis edematosa e
infiltración tumoral.

Figura 2. Hallazgos en la cistoscopia

Se tomo una muestra de lesión para un análisis anatomopatológico como lo es el macroscopio, este esta fijado
en formalina buferada al 10% con una identificación del paciente y un rotulado de cérvix, se reciben dos
fragmentos irregulares de tejido blando de 1x1cm y 0,6x0,4cm blanquecinos con áreas hemorrágicas. En el
microscopio se observo la mucosa exocervical ulcerada, infiltrada por una neoplasia epitelial maligna que esta
constituida por nido de células escamosas con atipia citología moderada-severa, mitosis frecuentes.
Infiltra el estroma, se encuentra rodeado por moderado infiltrado inflamatorio mixto con unas extensas zonas
de hemorragia y no se observa endocérvix.

Objetivo: Describir las características clínicas del cáncer cervicouterino para la realización del estudio de la citología
vaginal (Papanicolau)

Método: Se realizó una investigación bibliográfica en artículos de revistas científicas para poder sustentar nuestro
objetivo de investigación en relación con el caso clínico presentado.

Resultado

El cáncer cervicouterino se conoce como una alteración celular, la cual se origina en el epitelio del cuello
uterino, este suele manifestarse inicialmente a través de lesiones precancerosas, cuyo origen se encuentra
relacionado a la persistencia de serotipos oncogénicos del VPH (4). Epidemiológicamente, se estima que un
83% de los casos ocurren en países que se encuentran en vías de desarrollo. Se estima que dicha enfermedad
se incrementa aproximadamente un 2% por año hasta llegar a los 770.000 nuevos casos para el año 2030 (5).

El factor de riesgo que se encuentra mas vinculado a la presencia de este tipo de cáncer es la infección por el
virus del papiloma humano (VPH), esto seguido del inicio de relaciones sexuales a una edad temprana, las
relaciones con múltiples parejas sexuales, estos factores pueden variar dependiendo de un país u otro,
asimismo si se tiene una confluencia de dos o mas factores agrava la predisposición de contraer dicha
enfermedad (6).

Según marcan ciertas asociaciones, las directrices de los cibrados son los siguientes: En menores de 21 años no
se recomienda el cribado, 21-29 años se recomienda citología (Papanicolau) cada 3 años, 30-65 años se
recomienda prueba de VPH y citología cada 5 años (preferido) o citología sola cada 3 años (aceptables) y de
mayores a 65 no se recomienda el cibrado, si el previo anteriormente adecuado se encuentra negativo y no
existe alto riesgo (7).

Entre las diversas manifestaciones clínica, los hallazgos que se tienen en el examen físico pueden ser
relativamente normales. El primer síntoma que se detecta es el sangrado vaginal anormal (generalmente suele
ser postcoital), malestar o secreción vaginal fétida, dolor pélvico o lumbar, hematuria, tenesmo rectal o vesical
y edema de los miembros inferiores. A medida que la enfermedad avanza, el cuello uterino puede volverse
anormal en apariencia, con una erosión gruesa, ulcera o masa; anormalidades que pueden extenderse a la
vagina. Los hallazgos que se tienen en la exploración pélvica bimanual a menudo revelan masas en la región
pélvica o parametrial (8).

Para un diagnóstico, la evaluación completa comienza con la prueba de Papanicolau, ante los resultados
positivos se debe realizar la colposcopia y biopsias para el estudio de la NIC (Neoplasia Intraepitelial Cervical),
incluyendo los procedimientos de escisión. Si la evaluación patológica sugiere cáncer invasivo con márgenes
positivos, la paciente debe ser referida a un oncólogo ginecológico. Por su parte, las pacientes por lesiones
cervicales sospechosas o anormales en el examen físico se deben someter a una biopsia independientemente
de los hallazgos citológicos. En el caso de esta paciente refiere que nunca se realizó una prueba de Papanicolau,
a pesar de su inicio temprano de vida sexual y el número de parejas sexuales, los únicos controles que refiere
que se realizó aunque de una manera inadecuada fueron durante el embarazo , además de no utilizar métodos
anticonceptivos, esto debido a no tener una cultura de salud preventiva, pese a tener un acceso al despistaje
del cáncer cervicouterino , es común encontrar este tipo de casos con un estadio avanzado y desfavorable.
El sistema estadístico de la international Federation of Gynaecology and Obstetrics (FIGO) se utiliza en la
mayoría de los canceres de órganos del aparato reproductor femenino, el estadio clínico en el cual se basa
dicho examen físico, se utilizan imágenes, biopsia, entre otros estudios paraclínicos; esto nos sirve para así
poder establecerse un plan terapéutico correcto. En el primer estadio se encuentra estrictamente confinado al
cérvix, esto en el diagnostico de los subtipos lA1 y lA2 es microscópico a partir del tejido removido,
preferiblemente se usa una conobiopsia en la cual se debe incluir la lesión completa. En el segundo estadio es
el carcinoma se extiende más allá del cérvix, pero no se extiende dentro de la pared pélvica, puede involucrar a
la vagina, pero hasta los dos tercios superiores. Cuando se involucra el tercio inferior de la vagina se clasifica
como IIIA y en el estadio IV el carcinoma se extiende más allá de la pelvis verdadera o clínicamente involucra a
la mucosa de la vejiga o recto (10).

En los estadios que se encuentran localmente avanzaos (T1B2, T2A2 y superiores) siempre en N1
(Independientemente de la T) el tratamiento que se utiliza por elección es la asociación radioterapia junto con
la quimioterapia y braquiterapia, con una finalidad radical (evidencia alta, recomendación fuerte a favor). La
adecuación de los volúmenes de irradiación requiere de un estudio del nivel de la afectación ganglionar. Dicho
estudio debe realizarse mediante abordaje laparoscópico (transperitoneal o extraperitonel) debido a que
disminuye el riesgo de formación de adherencias y de la fijación de estructuras intraperitoneales, con lo que
nos disminuye la mortalidad del tratamiento por radioterapia. El estadio localmente avanzado, se indicó
radioterapia y quimioterapia con esquema de Paclitaxel + Cisplatino para el manejo de la paciente (5,11).

La agresividad y la toxicidad de los tratamientos que se utilizan y los procedimientos oncológicos dejan secuelas
orgánicas importantes, las cuales afectan a los componentes centrales o periféricos del sistema nervioso,
sistema vascular periférico, el eje hipotalámico, pituitario y gonadal. La mayor parte de la expresión de los
efectos adversos y el deterioro de la calidad de vida sexual se puede observar en mujeres recientemente
diagnosticadas a medida que transcurre el tiempo se aprecia una mejora consistente de su condición física y
emocional para afrontar la situación (12).

La sociedad americana contra el cáncer nos plantea que para el año 2020 solamente en E.U serán
diagnosticados alrededor de 13.800 nuevos casos de cáncer invasivo de cuello uterino y se estima que morirán
aproximadamente 4.290 mujeres debido a este mismo tipo de cáncer. La incidencia en las mujeres que
contemplaban edades menores a los 20 años fue de 0,1 por cada 100.000; este aumento a 1,3 por cada
100.000 en mujeres en edades comprendidas entre los 20 y los 34 años, esta alcanzo un máximo de 2,3 por
cada 100.000 en mujeres en edades de 35 a 54 años (1).

Diversas investigaciones nos muestran que la frecuencia del cáncer cervicouterino en mujeres jóvenes es muy
baja y que son aquellas que tienen edades mayores a los 35 años, tienen mayor riesgo de presentar dicha
enfermedad. Como ya se menciono antes el VPH, es uno de los principales factores de riesgo que se suelen
tener, esto debido a la lenta progresión natural de la infección que tiene el cáncer entre 10-20 años y en el 10%
de los casos que muestra esta historia natural. En el 90% de los casos por VPH llegan a ser transitorias y de una
regresión espontanea debido a la respuesta inmune del huésped (3).

Este cáncer es la cuarta neoplasia mas frecuente en las mujeres a un nivel mundial, se calcula que en el año
2018 se diagnosticaron 570.000 nuevos casos, lo cual supone un 6.6% de los canceres en mujeres y se
registraron un total de 311.365 muertes.

Según diversos autores el cáncer cervical es el estadio final de una serie continua de cambios que son
progresivamente más atípicos, el carcinoma se origina a partir de lesiones precursoras o pre invasivas que
pueden ser tratadas con tamizaje que ofrece el Papanicolau y así poder disminuir la incidencia y muerte por
cáncer cervical.
Discusión

Conclusiones
De acuerdo con lo señalado, se nos presenta que, el factor de riesgo más relacionado o vinculado a la presencia de este
tipo de cáncer es por una infección del VPH (Virus del papiloma Humano), todo en conjunto al inicio de las relaciones
sexuales a una temprana edad, relaciones sexuales con múltiples parejas, entre otros factores que pueden variar de un
país a otro. En el aspecto de la citología cervical y tanto en la accesibilidad del cuello uterino a la biopsia; estas facilidades
nos brindan la oportunidad de una detección precoz y un seguimiento más certero de estas afecciones.
Bibliografía

1. American Cancer Society's. Key Statistics for Cervical Cancer.


Disponible: https://www.cancer.org/cancer/cervical-cancer/about/key-statistics.html Consultado: 21/12/20

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3. Sharafadeen K. Human papillomavirus and cervical cancer. J Obstet Gynaecol. 2020;40(5):602-608.

4. Sánchez E. Tamizaje y tratamiento de las lesiones precancerosas para la prevención del cáncer cervicouterino. Revista Médica
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5. Oncoguía SEGO: Cáncer infiltrante de mama. Guías de prác-tica clínica en cáncer ginecológico y mamario. Publicaciones SEGO,
June 2017.

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7. Tsikouras P, Zervoudis S, Manav B, Tomara E, Iatrakis G, Romanidis C, Bothou A, Galazios G. Cervical cancer: screening, diagnosis
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8. Bedell SL, Goldstein LS, Goldstein AR, Goldstein AT. Cervical Cancer Screening: Past, Present, and Future. Sex Med Rev.
2020;8(1):28-37.

9. Arévalo A, Arévalo D, Villarroel C. El cáncer de cuello uterino. Rev Med La Paz. 2017;23(2): 45-56.

10. Šarenac T, Mikov M. Cervical Cancer, Different Treatments and Importance of Bile Acids as Therapeutic Agents in This Disease.
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11. Cibula D, Pötter R, Planchamp F, Avall-Lundqvist E, Fischerova D, Haie Meder C, et al. The European Society of Gynaecological
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Patients with Cervical Cancer. International Journal of Gynecological Cancer. 2018;28(4), 641–655.

12. Silva-Muñoz MA. Efectos de la enfermedad y tratamiento en la calidad de vida sexual de la mujer con cáncer cérvico uterino.
Rev. Chil. Obstet. Ginecol. 2020;85(1), 74-98.

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