Está en la página 1de 2

CICLO GRANDES ABOGADOS: "LAS DISTINTAS

ABOGACÍAS QUE HE VIVIDO", FRANCISCO


BALLESTER ALMADANA

Hace 57 años, junio de 1966, que se licenció. Su última asignatura fue Mercantil II. Un
abogado tiene que servir. Han habiod expriencias buenas y malas, pero se aprende de las
experiencias malas. Los éxitos se olvidan rápido, los fracasos no.

Hay cuatro etapas: dos con Manuel Olivencia y dos con Cuatrecasas. El preliminar es su
padre, que era un abogado cercano que se fusionaba con sus clientes. Era un abogado
integral y cercano. Su padre inspiraba respeto, confianza y honestidad. Tenía unos horarios
extremos. Trabajaba de noche en sus escritos con una tableta de chocolate. Lo duro es
estar de día ocupado, recibir por la tarde y trabajar de noche. Hay que tener garra y fuerza,
con una buena expresión oral y escrita.

1º. Guillermo Jiménez Sánchez: viene a verlo a su casa. Le dijo que necesitaba una
persona de sus características. Se va a Sevilla un 30 de noviembre de 1970 al despacho.
Esta primera abogacía la describe como un "cheek to cheek". Trabajaban todos los temas
juntos, los de más intensidad y los que menos. Nunca ha habido temas menores ni clientes
pequeños. El esfuerzo y el rigor debe ser siempre idéntico, no pensando en la facturación,
sino en la defensa a ultranza de los derechos e intereses encomendados.

Llevaban de todo, salvo matrimonial, todas las ramas del derecho. Es una abogacía integral,
llevaban cualquier tipo de asunto. Trabajaban para Gillette, tuvieron que hacerle un contrato.
Tenían que emitir informes de primer nivel y actuaciones ante los tribunales. Esta abogacía
fue decisiva porque fue un reto permanente. Aquel día de San Andrés, cuando se siente en
el despacho, le ponen un montón de papeles para hacer una sociedad de empresa. Los
clientes demandaban una especialidad y era un reto constante.

Hay que servir al cliente, estar siempre a su disposición. También se va a sufrir, la abogacía
es una profesión hermosa pero muy dura. ¿Qué es la felicidad? La lucha. ¿Qué es la
desgracia? La sumisión. En ĺa abogacía hay mucho de lucha, pero tiene algo de sumisión,
con los clientes, compañeros, jefes, alumnos… Ha sido angustiosamente feliz.

2º. Etapa de crecimiento y consolidación del despacho: Olivencia - Ballester. Estaban muy
bien acompañados. Incorporaron talento, que es lo más importante del despacho.
Empezaron a incorporar paulatinamente a jóvenes asociados y colaboraciones de primer
nivel para los temas muy complicados. Fue la mejor boutique de mercantil. Eran un
pequeño gran despacho. Pequeño en tamaño y grande en rigor y talento.
3º. Traslado en 2001: Tenían un depacho en La Palmera. Se fueron a la Plaza Nueva.
Después se mudaron a la Torre Pegi. Ahí surgieron las opciones de futuro. La abogacía
había cambiado, querían el "full service". Tenías que tener apoyos internacionales. Lo que
necesitaban era músculo: tener los mejores abogados en todas las ramas, oficinas
nacionales e internacionales y una asistencia de equipos profesionales para que los
abogados se dedicasen a lo que debían. Tener todo el conocimiento del que se disponía en
el momento.

El futuro era que no fuesen acomodaticios y que tenían que integrarse en un gran
despacho. Había despacho nacionales o internacionales interesados en integrarse.
Eligieron a Cuatrecasas. En 2006 hacen el acuerdo de integración.

4º. Cuatrecasas: Entraron por la puerta grande. Las relaciones personales siempre son
importantes. Tenía entonces 62 años. La integración duró 3 años. Estuvo trabajando hasta
los 78. Estos 13 años han sido unos años apasionantes. 16 han sido en Cuatrecasas. Ha
estado con amigos. Es importante tener un equipo.

Es una firma multilateral y poliédrica. A partir de los 62 años ha crecido una barbaridad. Ha
sido partícipe de una nueva dimensión: las nuevas tecnologías. La abogacía española tiene
que internacionalizarse, sobre todo en Iberoamérica. Debemos incorporar a un talento
diverso, no es mejor talento es mejor expediente, sino el diverso. Hay que cuidar el talento:
tratarlo bien y enseñarle.

Es necesario, en cualquier despacho, tener buenas métricas de desempeño, tanto internas


como externas. Debemos originar nuevos asuntos. Hay que conocer al cliente y a su sector.
No hay que vincularse por un asesoramiento ténico jurídico, sino también dar consejos no
jurídicos.

El epílogo es que existen nuevas formas e intrumentos de trabajar en la abogacía. Hay una
superespecialización. Es imprescindible la diferencia, ser diferentes. Con todos los cambios
vamos a igularnos en tener los mejores medios.

Para tener buenos clientes deben ser amigos, siempre perseguirán tener profesionales con
valores humanos: honestidad, equilibrio, generosidad, entrega y capacidad de decisión y de
consejo. Poder decirle a un cliente que no haga algo. Aconsejar al cliente de la mejor forma.
Nunca podrán estos valores ser copiados por ningún algoritmo.

También podría gustarte