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An t on io Bolíva r
Universidad de Granada
Re su m e n .
El art ículo, com o present ación del m onográfico, hace una ext ensa revisión act ual del
Program a de desarrollo del conocim ient o de la enseñanza de Shulm an. En est e sent ido
cont ext ualiza dicho enfoque y descr ibe algunos de sus com ponent es. En segundo lugar,
analiza en qué m edida puede serv ir par a ( al igual que la “ t ransposición didáct ica” )
fundam ent ar las didáct icas específicas así com o sus im plicaciones par a la form ación del
profesorado especialist a en un ám bit o disciplinar. Por últ im o for m ula una r evisión y
lim it aciones del program a así com o sus últ im os desarrollos a t ravés del “ scholarship” de la
enseñanza y el aprendizaj e por el profesorado univ ersit ar io.
Pa la br a s cla ve : conocim ient o base de la enseñanza, didáct icas específicas, form ación del
profesorado
Abst r a ct :
The paper, like present at ion of t he m onographic num ber, does an ext ensiv e current
revision of t he “ Growt h of Knowledge in Teaching” of Shulm an. I n t his sense,
cont ext ualizes and descr ibes som e of it s com ponent s. I n second, analyzes in w hat
m easure can serve for ( al t he sam e as t he “ didact ic t ransposit ion” ) t o support t he subj ect
m at t er didact ics as well as it s im plicat ions about t eacher educat ion. Finally, it for m ulat es a
revision and lim it at ions of t he program as well as it s last developm ent s t hrough t he
“ scholarship of t he t eaching and t he learning” in t he higher educat ion.
Ke y w or ds: Knowledge base for t eaching, subj ect m at t er didact ics, t eacher educat ion
* * * * *
En est e art ículo, a m odo de panoram a y cont ext ualización del núm ero
m onográfico de la revist a, vam os a hacer una revisión de la lit erat ura cient ífica e
invest igaciones de est e Pr ogram a de I nvest igación, incidiendo especialm ent e en
aquellas que analizan la relación ent re “ conocim ient o del cont enido” y
“ conocim ient o didáct ico del cont enido” ; señalando –al t iem po– algunos
problem as y lim it aciones que en los últ im os años se est án plant eando. El
conocim ient o de cóm o el profesor adquiere el cont enido, su relación con el
conocim ient o pedagógico y curricular y –sobre t odo– cóm o la com prensión de la
m at eria int eract úa con los rest ant es com ponent es curriculares, puede
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proporcionar una nueva base para configurar la form ación del profesorado en las
didáct icas específicas. En últ im o lugar describim os las últ im as avent uras de unir
conocim ient o y didáct ica en la educación superior, baj o el am plio program a del
“ scholarship of t eaching and learning” .
El proyect o del equipo de Shulm an, en efect o, puede ser cat alogado
com o un Pr ogram a de I nvest igación lakat osiano, por el que abogó Shulm an
( 1989) . El program a pret endía desar rollar un m arco t eórico que perm it iera
explicar y describir los com ponent es del “ conocim ient o base” de la enseñanza;
por lo que est aba int eresado en invest igar el desarrollo del conocim ient o
profesional t ant o en la form ación del profesorado com o en la práct ica profesional
y, especialm ent e, cóm o los profesores t ransform an el cont enido en
represent aciones didáct icas que ut ilizan en la enseñanza. De est e m odo, a la
vez, com o resalt am os en su m om ent o ( Bolívar, 1993) , se conviert e en un nuevo
m arco epist em ológico para la invest igación en didáct icas específicas, m ás
pot ent e que el de “ t ransposición didáct ica” de Chevallard, que es el que, sin
em bargo, se ha seguido m ás en España, especialm ent e en Didáct ica de las
Mat em át icas y en Ciencias Sociales, para dar ident idad epist em ológica a las
didáct icas específicas.
Vam os, en prim er lugar, para m ost rar la especificidad de est e Program a
de invest igación, a enclavarlo dent ro de las t radiciones de invest igación sobre el
conocim ient o de la enseñanza y de los profesores. Cont am os con buenas
revisiones de la epist em ología del conocim ient o sobre la enseñanza 1 . Tras la
1
Entre las mejores revisiones de los cambios producidos en la investigación sobre la
enseñanza en las últimas décadas se pueden resaltar: Gary D. Fenstermacher (1994). The
knower and the known: the nature of knowledge in research on teaching. Review of
Research in Education, v. 20, 3-56; Cochran-Smith, M. y Lytle, S. (1999). Relationships of
knowledge and practice; Teacher learning in communities. En A. Iran-Nejad and P.D.
Pearson (ed.) Review of Research in Education, v. 24, 15-25. Angulo, F. (1999) De la
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 3
crisis del posit ivism o, com o hem os expuest o en ot ros lugares ( Bolívar y Salvador
Mat a, 2004; Bolívar, 2004) , dent ro del m arco herm enéut ico, han aflorado una
pluralidad de perspect ivas, agudizadas con la crisis de la m odernidad. Desde
est as m et odologías alt ernat ivas ( práct ica reflexiva, narrat iva, herm enéut ica,
vida de profesores, invest igación del profesor, et c.) se ha pasado de la
necesidad de un conocim ient o para la enseñanza ( producido por la invest igación
de ex pert os ext ernos par a prescribir a las aulas) , a reconocer un est at us propio
al conocim ient o del profesor 2 ; de un conocim ient o form al- t eórico, procedent e de
la invest igación, a un conocim ient o práct ico- personal que poseen los profesores.
El Program a inicial de Shulm an, con unas car act eríst icas propias,
pret ende est udiar el conocim ient o que los profesores, principalm ent e de los
niveles superiores de enseñanza ( “ K- 12 Schools” ) , t ienen de la m at eria que
enseñan y de la que son especialist as, y cóm o lo t rasladan o t ransform an en
represent aciones escolares com prensibles. Crit icando la m inusvaloración que en
los est udios sobre el pensam ient o del profesor se ha hecho del cont enido del
pensam ient o, en favor de los procesos cognit ivos generales, pret ende r ecuper ar
est e aspect o olvidado últ im am ent e en la invest igación y práct ica didáct ica, que
form a part e de la sabidur ía práct ica de la t radición de una profesión ( Shulm an,
2004a) o del “ conocim ient o del oficio” ( Grim m et y Mackinnon, 1992) .
Si puede ser ciert o que la invest igación didáct ica, en general, por un
ciert o pedagogism o ha est ado m ás int eresada en valorar cóm o se enseña que lo
que se enseña, aspect o que le ha ganado un ciert o r echazo por los profesor es de
disciplinas, com o los de Secundaria; reivindicar una form ación en cont enidos, en
nuest ro cont ext o, que no es el nort eam ericano, no nos llevaría m uy lej os. De lo
que se t rat a, por el cont r ario, es de que cont enidos y didáct ica no se configuren
en la form ación del profesorado com o cam pos separ ados o adit ivos.
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 5
3
Además del manual de Reynolds (1989), uno de los mejores estudios sobre el
conocimiento base es el editado por F.B. Murray (Ed.), The teacher educator's handbook:
Building a knowledge base for the preparation of teachers. San Francisco: Jossey-Bass
Publishers, 1996. Por lo demás, en los dos más recientes manuales sobre Formación del
Profesorado, la presencia de los planteamientos de Shulman están representados a través de
los capítulos respectivos de Pamela Grossman. Nos referimos, en primer lugar, al handbook
de Cochran-Smith, M., & Zeichner, K. (Eds.) (2005). Studying teacher education: The
report of the AERA panel on research and teacher education. Mahwah, NJ: Lawrence
Erlbaum, donde Pamela Grossman desarrolla el capítulo “Research on pedagogical
approaches in teacher education”. En segundo lugar al libro Darling-Hammond, L. y
Bransford, J. (eds.) (2005). Preparing Teachers for a Changing World: What Teachers
Should Learn and Be Able to Do. San Francisco: Jossey-Bass/Wiley, con el capítulo de P.
Grossman “Teaching subject matter”, pp. 201-230.
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com prensión de lo que significa la enseñanza de un t ópico part icular, así com o
de los principios, form as y m odos didáct icos de repr esent ación. Parece que est e
conocim ient o ( CDC) se const ruye con y sobre el conocim ient o del
cont enido( CM) , conocim ient o pedagógico general y conocim ient o de los
alum nos.
El CDC, pues, es una subcat egoría del conocim ient o del cont enido e
incluye diversos com ponent es: “ los t ópicos que m ás regularm ent e se enseñan
en un área, las form as m ás út iles de represent ación de las ideas, las analogías
m ás poderosas, ilust raciones, ej em plos, explicaciones y dem ost raciones, y, en
una palabra, la form a de represent ar y form ular la m at eria para hacerla
com prensible a ot ros” ( Shulm an, 1986: 9) . Est a form a de conocim ient o int egra
( Grossm an, 1989; Marks, 1990) , ent re ot ros, est os cuat ro com ponent es:
1) conocim ient o de la com prensión de los alum nos: m odo cóm o los
alum nos com prenden un t ópico disciplinar, sus posibles m alent endidos y
grado de dificult ad;
2) Conocim ient o de los m at eriales curriculares y m edios de enseñanza en
relación con los cont enidos y alum nos;
3) Est rat egias didáct icas y procesos inst ruct ivos: represent aciones para la
enseñanza de t ópicos part iculares y posibles act ividades/ t ar eas; y
4) Conocim ient o de los propósit os o fines de la enseñanza de la m at eria:
concepciones de lo que significa enseñar un det er m inado t em a ( ideas
relevant es, prerequisit os, j ust ificación, et c.) .
represent aciones de una m at eria, adem ás “ est á caract erizado por m odos de
pensar que facilit an la generación de est as t ransform aciones, el desarrollo del
razonam ient o didáct ico” ( Wilson, Shulm an y Rickert , 1987: 115) , lo que le da el
caráct er de ser un conocim ient o específico. Gudm undsdot t ir ( 1990a, 1998)
señala com o cualidad de los profesores con CDC la capacidad para organizar el
currículo de m odo narrat ivo, en form as de r elat os ( “ curriculum st ories” ) que
sean significat ivas y accesibles para los alum nos.
Com o at ribut o del conocim ient o que poseen los “ buenos” profesores con
experiencia, el CDC se configura com o una m ezcla de cont enido y didáct ica, en
que “ adem ás del conocim ient o per se de la m at eria incluye la dim ensión del
conocim ient o para la enseñanza” . Est os profesores t ienen un m odelo flexible del
cont enido pedagógico, que –con im plicaciones epist em ológicas y ét icas–
det erm ina t ant o su desar rollo curricular práct ico com o la legit im ación de las
est rat egias didáct icas em pleadas/ excluidas. El CDC se m anifiest a en enseñar de
diferent es m odos los t ópicos o cont enidos de una m at eria, sacando m últ iples
posibilidades al pot encial del currículum ( Ben- Per et z, 1990) . Así, en su ret rat o
de la enseñanza de una vet erana y excelent e profesora de inglés de Secundaria
( Nancy) , que recoge Shulm an en su ensayo y Gudm undsdot t ir ( 1990b, 1991b) ,
se describe cóm o cam bia de m et odología didáct ica según el grado de dificult ad
de las obr as lit erarias. La com prensión o “ im agen” de la m at eria genera un
m odo de organizar y gest ionar la clase, al t iem po que m ediat iza el pensam ient o
y la acción, expresa sus propósit os, est á im plicada en sus valores y creencias
sobre la enseñanza, y guía int uit ivam ent e sus acciones y “ t areas” .
Est e CDC, frecuent em ent e puede ent rar en cont radicción con el que
viene expresado en los libros de t ext o. En su t rabaj o cot idiano el profesor con
CDC, com o agent e de desarrollo curricular, est ablece una r elación ent re su
conocim ient o, el expresado en el t ext o escolar y el cont ext o de su clase. Ello le
lleva frecuent em ent e a considerar incom plet o el t ext o, com plet arlo con ot ros, o
sim plem ent e considerar det erm inados aspect os com o “ m al plant eados” . Recrear
o reconst ruir el cont enido de acuerdo con las perspect ivas propias y el cont ext o
de la clase, convirt iéndolo en “ enseñanza” sería realizar el CDC. Por eso
Gudm undsdot t ir y Shulm an, en ot ro ensayo recogido en est e m onográfico,
señalan: “ nuest ro m odelo asum e que el CDC est á en la base de la realización del
pot encial del curriculum ” .
Ent re los com ponent es del CDC se han resalt ado t am bién las
concepciones, valores y creencias de lo que significa enseñar una det erm inada
m at eria en un det erm inado nivel y cont ext o. A m odo de m arco organizat ivo o
m apa concept ual est aría en la base de la t om a de decisiones curriculares sobre
los m at eriales y m edios, obj et ivos que se proponen en sus clases, las t areas
apropiadas que realizan y los crit erios y form as que em plean para evaluar el
aprendizaj e ( Grossm an, 1990) . Cada profesor con experiencia, frent e a los
noveles, t iene det erm inadas orient aciones valorat ivas en su enfoque didáct ico de
los cont enidos, que explican la orient ación de su enseñanza. Reconociendo
Shulm an ( 1990) el papel de los valores en el cont enido de la enseñanza, frent e
a algunas crít icas, lo ha calificado com o el “ aspect o olvidado en el paradigm a
ausent e” .
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 9
Por últ im o, Shulm an ( 1998a) ha subrayado, frent e a una lect ura parcial
de su t rabaj o, com o hizo Socket t 4 , que el conocim ient o profesional com prende
una com prensión m oral que pueda dirigir y guiar su práct ica com o un servicio a
ot ros. Un profesional act úa con un sent ido de r esponsabilidad personal y social,
em pleando sus conocim ient os t eóricos y habilidades práct icas dent ro de una
m at riz de com prensión m oral.
El punt o de part ida para la preparación profesional es la prem isa de que las
dim ensiones del profesionalism o im plican pr opósit os sociales y responsabilidades,
que deben est ar fundam ent adas t ant o t écnica com o m or alm ent e. El significado
com ún de una profesión es la práct ica organizada de com plej os conocim ient os y
habilidades al servicio de ot r os. El cam bio en el for m ador de profesionales es
ayudar al fut uro profesional a desarrollar y com par t ir una visión m oral robust a
que pueda guiar su práct ica y provea un prism a de j ust icia, responsabilidad, y
virt udes que puedan v erse reflej adas en sus acciones ( p. 516) .
4
Me refiero a la crítica que le hizo Hugh Sockett (“Has Shulman got the strategy right?”)
en la misma revista: Harvard Educational Review, 57 (2), 1987, 209-19. La réplica de Lee
S. Shulman, “Sounding an Alarm: A Reply to Sockett”, Harvard Educational Review 57
(4), 1987, 473-82.
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El cont enido ha sido, t radicionalm ent e, uno de los elem ent os del
t riángulo didáct ico ( alum no, docent e, cont enido) , cuyo t rat am ient o propio da
lugar a las Didáct icas especiales/ específicas. En realidad est a configuración
disciplinar es subsidiaria del ám bit o originario alem án ( y así nos llegó a
nosot ros) , donde se suele dist inguir, de una part e, la didáct ica general
( “ Allgem eine Didakt ik” ) com o est udio del proceso de enseñanza en general en el
m arco de la inst it ución escolar, de la didáct ica especial ( “ Spezialdidakt iken” )
diferenciada según los t ipos de escuela, la edad o caract eríst icas part iculares de
un grupo de alum nos o los cam pos específicos de cont enido ( m at erias
disciplinares) . En est e sent ido, las didáct icas específicas ( “ Fachdidakt ik” o
didáct icas de los cont enidos disciplinares) form an part e, relevant e y
diferenciada, de la didáct ica especial.
En el cam po de la Didáct ica ha exist ido en los últ im os veint e años una
t endencia a valorar m ás cóm o se enseña, que lo que se enseña. Un ciert o
pedagogism o ha separado, un t ant o art ificialm ent e, cont enidos y práct ica
docent e, desdeñando la dim ensión de conocim ient o del cont enido del currículo o
m at eria a enseñar, “ cont enido y didáct ica han llegado a configur arse com o dos
cam pos separados” ( Wilson, Shulm an y Rickert , 1987: 105) . Y es que, com o ha
plant eado el equipo de Shulm an, si la Didáct ica es un conj unt o de principios
genéricos aplicables a cualquier disciplina, no hay una ident idad epist em ológica
de las didáct icas específicas, y la form ación del profesorado puede or ganizarse –
com o hast a ahora– en cursos independient es de am bos t ipos; pero si hay un
conocim ient o de la m at eria específicam ent e didáct ico, es aquí donde se sit úa el
posible est at us propio y j ust ificación de una didáct ica específica.
lo que im plicaría que las m et odologías didáct icas son const it ut ivas ( int ernas) a
las propias disciplinas, adem ás de que puedan com part ir principios
m et odológicos de la didáct ica general. En cualquier caso, el t errit orio que las
une ( Didáct ica General y específicas) es la form ación y el desarrollo profesional
del profesorado, com o cruce de cam inos, confluyen didact as generales y
específicos, en el que im port a una relación int erdisciplinar, m ás que una
supuest a hegem onía que est ablezca lindes.
Se ha const at ado, pues, que las disciplinas escolares poseen sus propias
especificidades y, consecuent em ent e, reclam an una didáct ica específica.
Leinhardt ( 2001) , en el art ículo general que encabeza el apar t ado dedicado a
cada una de las m at erias de enseñanza ( subj ect m at t er) de la cuart a edición del
Handbook de invest igación sobre la enseñanza, señala que el argum ent o
habit ual es que la especificidad ( epist em ología, lenguaj e, t areas, m odos de
t rabaj o, et c.) de cada una de las m at erias t ransform a y m odula los lugares
com unes ( alum no, profesor, m at eria) que const it uyen la enseñanza. Sin
em bargo, es en el cont ext o de la enseñanza en el aula ( “ inst ruct ional
explanat ions” ) donde hay que sit uar el papel del cont enido y,
consecuent em ent e, las didáct icas específicas.
En est a segunda línea, ¿qué sent ido t enía en España reivindicar una
form ación fuert e en didáct icas del cont enido? Por un lado, en Secundaria no era
form ación disciplinar lo que falt aba, sí –en cam bio– un conocim ient o didáct ico
del cont enido, que –de acuerdo con la propuest a de Shulm an– no debía ser
adit ivo, sino inscrit o en el propio aprendizaj e de los cont enidos disciplinares. Por
ot ro, en el caso del Magist erio, reivindicar ahora un profesional con
Conocim ient o Didáct ico del Cont enido, en nuest ras Facult ades de Form ación del
Profesorado, podría servir para legit im ar la t radición “ olvidada” del profesor de
cada m at eria/ área, m ás que un profesional en un sent ido m ás globalizador ,
t rabaj o en equipo, et c. que dem andam os. Si bien la LOCE ha revivido
nost álgicam ent e dicha t r adición, t am bién es cier t o que con los planes de
Magist erio por especialidadades de 1991 se legit im aron inst it ucionalm ent e que
ahora, felizm ent e, con m ot ivo del proceso de Convergencia Europea, se
pret ende corr egir.
En m i caso, sin llegar a defender una “ t esis const it ut iva” ( La didáct ica de
cada área/ m at eria es int erna o int rínseca a ella) , puest o que hay –es obvio– una
m et odología y principios generales o com unes, pert enecient es a una didáct ica
general y dependient es de unas t eorías del aprendizaj e; t am bién es ciert o que
cada m at eria t iene m odos específicos de enseñanza y una t radición didáct ica
propia de sus profesores. Por lo dem ás, la división adm inist rat ivist a de áreas de
conocim ient o, con m ot ivo del desarrollo de la LRU, const it uyendo en unidades
depart am ent ales las didáct icas específícas, ha posibilit ado un desarrollo sin
precedent es de dichas ár eas de conocim ient o 5 . Mont ero y Vez ( 2004: 441)
hablan, con razón, de que en la últ im a década han experim ent ado “ un
crecim ient o cualit at ivo y cuant it at ivo [ ...] inim aginable en ot ros m om ent os, y
const it uyen, así, signos de la crecient e m adurez y relevancia de los diversos
cam pos” .
5
Por cifrarme en unos ejemplos recientes de nuestra casa/Facultad, baste citar los libros de
L. Rico y D. Madrid (eds.) (2000): Fundamentos didácticos de las áreas curriculares.
Madrid: Síntesis. F.J. Perales y P. Cañal (eds.) (2000): Didáctica de las ciencias
experimentales. Teoría y práctica de la enseñanza de las ciencias. Alcoy: Marfil. Esta
actividad ha culminado en Perales, F.J. et al. (2001): Congreso Nacional de Didácticas
Específicas. Granada: Grupo Editorial Universitario. Por lo demás, se expone un buen
análisis de la configuración y desarrollo de las didácticas específicas a partir de la LRU
hasta hoy en el monográfico de la Revista de Educación, núm. 328 (mayo-agosto, 2002),
coordinado por I. González Gallego.
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 13
conocim ient o exist e, y form a part e del conocim ient o base de la enseñanza, es
j ust o sobre el que se podr ía sit uar una ident idad y legit im ación del cam po de las
didáct icas específicas. Com o se pregunt a Grossm an ( 1989: 25) : “ Si el
` conocim ient o didáct ico del cont enido´ es un im port ant e com ponent e del
conocim ient o base de la enseñanza, la form ación del profesorado ¿t ransm it e
est e área del conocim ient o profesional?” .
6
Incluso, en los últimos desarrollos que conozco, se ha propuesto medirlo (por ahora para
Matemáticas y Lengua, dos de las áreas más trabajadas). Hill, H. C, Schilling, S., & Ball,
D. (2004). Developing measures of teachers' mathematical knowledge for teaching.
Elementary School Journal, 105, (1), 11-30. Hill, H.C. (2005). Content across
communities: Validating measures of elementary mathematics instruction. Educational
Policy, 19 (3), 447-475
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currículum de su respect ivo cam po disciplinar, present arlo a los alum nos y de
discut ir los m odos en que est e cont enido est á expresado en los m at eriales y
t ext os.
El aspect o cent ral de est e program a de invest igación era el argum ent o de que los
profesores ex celent es t ransform an su pr opio conocim ient o del cont enido en
represent aciones pedagógicas que conect en con los conocim ient os previos y
disposiciones de sus alum nos. [ ...] La capacidad para enseñar , sin em bargo, no
est á com puest a de un genérico conj unt o de habilidades pedagógicas; en su lugar ,
la efect ividad de la enseñanza es alt am ent e dependient e conj unt am ent e del
conocim ient o del cont enido y del conocim ient o didáct ico del cont enido, en cóm o
una buena com prensión de la m at eria y en cóm o una buena com prensión de los
m odos de t ransform ar los cont enidos de m at er ia en represent aciones con
pot encialidad didáct ica ( pág. 409) .
El obj et o, pues, de las didáct icas específicas, desde la perspect iva del
equipo de Shulm an de St anford, es invest igar las diferent es est rat egias de
t ransform ación de los cont enidos de enseñanza en m odos que puedan ser
pot ent es didáct icam ent e, según la m at eria de que se t rat e y el alum nado a que
se dirij a. Shulm an argum ent a que “ la enseñanza y su efect ividad funciona
diferent em ent e en los cont enidos de las difer ent es áreas. La enseñanza de las
m at em át icas a niños es dram át icam ent e diferent e de la enseñanza de la
lit erat ura a adolescent es o adult os. Un conj unt o de principios didáct icos serían
inadecuados para recoger conj unt am ent e la enseñanza de la física y la
enseñanza de la hist oria. Los cont enidos de la enseñanza pr ecisan ser incluidos
com o un aspect o cent ral de los est udios sobre la enseñanza” ( Shulm an y
Quinlan, 1996: 409) .
pot encial del currículo, viendo los pros y cont ras de cada est rat egia, m ient ras el
novel conoce un desarrollo lineal, que es el que im pert urbablem ent e sigue en un
t iem po dado, sin t ener una visión global que le perm it a conect ar y recom binar
los elem ent os. Est o sugiere que “ visualizar unidades m ás ext ensas en t érm inos
del currículum es un elem ent o im port ant e del CDC” , pudiendo form ar m ás
pot ent es y ext ensas est r uct uras que organicen las diferent es unidades discr et as
de inform ación. El novel, por el cont rario, sólo puede usar pequeñas piezas de
inform ación, sin organizarlas en est ruct uras coherent es. Com o concluyen
Gudm undsdot t ir y Shulm an ( 1990: 33) :
La im plicación para la form ación del profesorado es que ést a debe cent rarse m ás
en el Conocim ient o Didáct ico del Cont enido. Act ualm ent e, en la m ayoría de los
program as de form ación del profesorado, los est udiant es aprenden prim ero la
m at eria, m ét odos generales de enseñanza, psicología y sociología. Pero se hace
poco énfasis en conseguir que los profesores en form ación piensen sobre la
m at eria que han de enseñar en t érm inos de sus cont enidos didáct icos. Los
profesores en form ación necesit an ser conscient es del proceso que deben
em prender par a hacer que el conocim ient o del cont enido sea asequible para los
alum nos, ( ...) para que com iencen a r edefinir su Conocim ient o de la Mat er ia y ,
por t ant o, a const r uir su Conocim ient o Didáct ico del Cont enido.
7
Cfr. Bolívar, A. (1993): “`Conocimiento didáctico del contenido´ y Formación del
Profesorado: El programa de L. Shulman”, Revista Interuniversitaria de Formación del
Profesorado, 16 (enero-abril), 113-124. También Marcelo García, C. (1993). Cómo
conocen los profesores la materia que enseñan. Algunas contribuciones de la investigación
sobre Conocimiento Didáctico del Contenido en L. Montero y J.M. Vez (Eds.), Las
didácticas específicas en la formación del Profesorado (I). Santiago de Compostela:
Tórculo, 151-185.De Vicente, P.S. (1992): “La adquisición del conocimiento pedagógico
del contenido por una profesora principiante”, en A. Estebaranz y V. Sánchez (Eds.),
Pensamiento de los Profesores y Desarrollo Profesional. Conocimiento y Teorías
18 ht t p: / / www.ugr.es/ local/ r ecfpro/ Rev92ART6.pdf
apart e de lam ent ar que podría cont ribuir a la independencia de las nuevas hij as,
al t iem po que se reconocía su virt ualidad ( com o hizo Marcelo, Mont ero, De
Vicent e o Bolívar) , t am bién se dest acaron sus fuert es lim it aciones. Y es que el
problem a en España en la form ación del profesorado de Secundaria no es que
hayam os olvidado el paradigm a ( m issing par adigm ) del conocim ient o del
cont enido de la m at eria, com o se refiere Shulm an al cont ext o nort eam ericano,
por lo que debam os revalorizar los cont enidos y su didáct ica, sino –al revés–
que ést e ha t enido un predom inio casi único en la form ación de dicho
profesorado. Ot ro asunt o es que las didáct icas específicas de las m at erias hayan
sido m ás cont enido que didáct ica y –sobre t odo– que no se hayan dirigido a
configurar un corpus de conocim ient o ( t eórico y práct ico) didáct ico específico del
cont enido.
Adem ás de est a react ualización del “ t riángulo didáct ico” , es verdad que,
adem ás de est e nivel rest ringido ( en el que aquí nos vam os a lim it ar) ,
Chevallard elabora una concepción m ás com plej a o sist ém ica, basada en una
cuest ionable ant ropología y noosfera, que le perm it e sit uar el saber y el sist em a
de práct icas en un cont ext o m ás am plio. La noción de inst it ución le per m it e
inscribir la sit uación didáct ica en las práct icas sociales com part idas en que
t ienen lugar. De est e m odo, el aprendizaj e se j uega en la adecuación ent re los
Los cont enidos académ icos requieren ser som et idos a un proceso de
descont ent ualización o conversión de “ saber sabio” o académ ico ( savoir savant )
en una recont ext ualización en conocim ient o escolar ( savoir enseigné) , que es
j ust o lo que Chevallard llam a “ t ransposición didáct ica” . Nos encont ram os, pues,
ant e un “ pr oceso com plej o de t ransform aciones adapt at ivas por el cual el
conocim ient o erudit o se const it uye en conocim ient o u obj et o a enseñar; y ést e
en obj et o de enseñanza ( o conocim ient o enseñado) ” . Est a operación le ot orga
ident idad propia a las didáct icas específicas, dist inguiéndolas de las disciplinas
m at rices, de un lado, y de la Didáct ica general, de ot ro. De est e m odo, plant ea
Chevallard ( 1991: 41) que
un cont enido de saber que ha sido designado com o saber a enseñar, sufr e ( ...) un
conj unt o de t r ansform aciones adapt at ivas que van a hacerlo apt o para ocupar un
lugar ent re los obj et os de enseñanza. El ` t rabaj o´ que t ransform a de un obj et o
de saber a enseñar en un obj et o de enseñanza, es denom inado la t ransposición
didáct ica.
¿Cóm o los saber es cient íficos son “ t ranspuest os” a cont enidos
educat ivos? El fenóm eno de la t ransposición didáct ica com prende, pues, las
sucesivas t ransform aciones, cont ext ualizaciones o desplazam ient os que se
producen en el conocim ient o, desde que es elaborado por la com unidad
cient ífica hast a su vehiculización inst it ucionalizada com o conocim ient o escolar.
Tardy ( 1995: 53) lo describe com o “ el recorrido que va del saber académ ico
( saber que se elabora en los lugares consagrados a la invest igación) al saber
enseñado ( el saber propuest o a los alum nos) ” . El proceso de la t ransposición
didáct ica caract eriza, pues, el conj unt o de m ediaciones en el que es posible
ident ificar niveles sucesivos: en un prim er nivel, ident ifica el proceso de
selección de ciert os aspect os del saber cient ífico com o cont enidos suscept ibles
de form ar part e del currículum escolar. Un segundo nivel t raduce el conj unt o de
t ransform aciones que se operan en el saber designado com o cont enido a
enseñar, cuando es obj et o de t ransm isión en los procesos escolares de
enseñanza y aprendizaj e, convirt iéndose en obj et o de enseñanza.
9
En Didáctica de las Matemáticas el profesor Díaz Godino de la Universidad de Granada
ha desarrollado ampliamente un enfoque ontosemiótico de la cognición e instrucción
matemática, apoyándose conjuntamente en la teoría antropológica de Chevallard, la “teoría
de situaciones didácticas de Brousseau, y la teoría de los campos conceptuales de
Vergnaud. Aparte de numerosos artículos publicados, se puede ver un compendio en su
trabajo: Teoría de las funciones semióticas: un enfoque ontológico-semiótico de la
cognición e instrucción matemática. Trabajo de investigación presentado para optar a la
Cátedra de Universidad de Didáctica de la Matemática de la Universidad de Granada, 2003.
Se puede ver, junto a otros trabajos, en su página Web: http://www.ugr.es/local/jgodino
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La t ransform ación de un cont enido de saber preciso en una versión didáct ica de
ese obj et o de saber puede denom inarse m ás apropiadam ent e " t ransposición
didáct ica st rict o sensu" . Per o el est udio cient ífico del proceso de t ransposición
didáct ica ( que es una dim ensión fundam ent al de la didáct ica de las m at em át icas)
supone t ener en cuent a la t ransposición didáct ica sensu lat o, repr esent ada por el
esquem a:
Desde una perspect iva curricular diríam os que esa t ransform ación de los
saberes académ icos, m ás que basarse en una psicologización del saber ( ya
hem os crit icado t al int ent o) , se base en la necesidad de una r econt ext ualización
en unas inst it uciones de socialización, com o son las escuelas. Est a inst ancia
sociológica y curricular es el últ im o fundam ent o de la t ransform ación del saber,
10
G. Arsac (1992): “L’evolution d’une théorie en didactique: l’exemple de la transposition
didactique”, Recherches en Didactique des Mathématiques, 12 (1), 7-32. G. Arsac, J.-L.
Martinand y A. Tiberghien (eds.) (1994): La transposition didactique à l’épreuve des faits.
Grenoble: La Pensée Sauvage. Más recientemente, una extensa revisión de Alain Mercier
(2002): “La transposition des objets d’enseignement et la définition de l’espace didactique,
en mathématiques”, Revue Française de Pédagogie, 141 (oct-décembre), 135-171.
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 21
11
Cfr., entre otros escritos, Luis Gómez, A. (1998). Pragmatismo críticos, academicismo
cognitivo y cualificación profesional: transposición didáctica y formación de profesores
para la enseñanza de la ciencias sociales. Biblio 3W, núm. 128. Disponible en:
http://www.ub.es/geocrit/b3w-128.htm También la reseña de A. Luis y J. Romero (“La
enseñanza de la aritmética, transposición didáctica y la historia social de las materias
escolares”) en La Gazeta de la Real Sociedad Matemática Española, 8 (3), 2995, 673-678.
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Si puede ser ciert o que la invest igación didáct ica, en general, por un
ciert o pedagogism o ha est ado m ás int eresada en valorar cóm o se enseña que lo
que se enseña, aspect o que le ha ganado un ciert o r echazo por los profesor es de
disciplinas, com o los de Secundaria; reivindicar una form ación en cont enidos, en
nuest ro cont ext o, no nos llevaría m uy lej os. De lo que se t rat a, por el cont rario,
es de que cont enidos y didáct ica no se configuren com o cam pos separados o
adit ivos. La propuest a de Shulm an rom pe con el t radicional dualism o de dos
t ipos de conocim ient o, propios de cada cam po disciplinar ( cont enidos/ m at eria y
su didáct ica) , para est ablecer un nuevo dualism o ( CM/ CDC) en el int erior del
m ism o cam po ( conocim ient o del cont enido) , donde la reivindicación del
cont enido –frent e a plant eam ient os form alist a o procesuales– se hace desde su
didáct ica. En est e sent ido es relevant e para el profesorado de Secundaria y
Universidad. Su pot encialidad, com o apunt a Lour des Mont ero ( 2001: 74) , viene
dada porque “ sin enfrent arse a la creencia profunda del profesorado de
secundaria y universidad com o especialist as en un cam po del saber y
const ruct ores de conocim ient o en ese cam po, el int erés por el conocim ient o
didáct ico del cont enido int roduce lo pedagógico por la puert a de at rás ( acude a
su int erés, sin obligar a renegar de ese conocim ient o) ” .
Un profesor es m iem bro de una com unidad académ ica. Debe com pr ender las
est r uct uras de la m at er ia enseñada, los principios de la organización concept ual,
com o t am bién los pr incipios de indagación que ayudan a responder dos t ipos de
pregunt as en cada ám bit o: ¿cuáles son las ideas y las dest r ezas im por t ant es en
est e dom inio del saber? y ¿de qué m anera quienes generan conocim ient os en
est a ár ea incorporan las nuevas ideas y descar t an las superfluas o deficient es?
Est o es, ¿cuáles son las reglas y los procedim ient os de un buen saber académ ico
y de la invest igación?
Los pr ofesor es que poseen un CDC t ienen una especial habilidad par a
seleccionar y adapt ar repr esent aciones alt ernat ivas ( hast a 150 form as, según el
conocido lem a de uno de sus art ículos) , que los especialist as académ icos o
profesores noveles con CM no poseen. Est e CDC incluye un cont enido part icular
( “ form as de represent ación” alt ernat ivas) y un proceso part icular
( t ransform ación del cont enido) , de m odo que un t ópico disciplinar sea enseñable
y com prensible; lo que r equiere– com o condición necesaria, no suficient e– una
com prensión profunda por part e del pr ofesor de esa m at eria y de su relación con
ot ras ( McNam ara, 1991) . Así el CDC ha sido concept ualizado com o " form as de
represent ación" del siguient e m odo:
Los profesores est án const ant em ent e com prom et idos en el proceso de const r uir y
usar represent aciones inst ruct ivas del conocim ient o de la m at eria. Por
represent aciones inst ruct ivas ent endem os m odelos de am plio rango que puedan
t ransm it ir algo acerca de la m at eria a los alum nos. Act ividades, cuest iones,
ej em plos y analogías, por ej em plo ( McDiar m id et al., 1989, 194) .
Ent re las principales est rat egias de form ación del profesorado que se
est án em pleando, en est e Program a, est á el m ét odo de casos ( Judit h Shulm an,
1992) : lect ura de casos y discusión, escribir sobre los propios casos,
int ercam biarlos y com ent ar, narraciones y t ipologías de casos, et c. El m ét odo de
casos se ha configurado com o una est rat egia especialm ent e adecuada para
desarrollar conj unt am ent e el conocim ient o didáct ico del cont enido y la habilidad
para const ruir y pensar sobre los problem as de la enseñanza. Los casos
enfat izan la experiencia en clases, el conocim ient o narrat ivo m ás que el
proposicional, y la form ulación de problem as y est rat egias alt ernat ivas. Los
libros de est udios de casos t rat an – de est e m odo– cuest iones sobr e la
gest ión/ organización de la clase, evaluación, papel del profesor, et c.
pequeñas piezas de inform ación sin organizarlas en est ruct uras coherent es.
Com o concluyen Gudm undsdot t ir y Shulm an ( 1990: 33) :
La im plicación para la form ación del profesorado es que ést a debe cent rarse m ás
en el CDC. Act ualm ent e, en la m ayoría de los program as de form ación del
profesorado, los est udiant es aprenden principalm ent e la m at er ia, m ét odos
generales de enseñanza, psicología y sociología. Pero se hace poco énfasis en
conseguir que los est udiant es piensen sobre la m at er ia que han de enseñar en
t ér m inos de sus cont enidos didáct icos. Los alum nos necesit an ser conscient es del
proceso que deben em pr ender para hacer que el conocim ient o del cont enido sea
asequible para los alum nos, ( ...) para que com iencen a redefinir su CM y, por
t ant o, a const ruir su CDC.
Com o hem os vist o los valores desem peñan un papel cent ral en la
reest ruct uración del conocim ient o del cont enido pedagógico para generar el
conocim ient o de cont enido pedagógico, así com o el uso de las est rat egias
didáct icas. Est a función que los valores desem peñan en los profesores exper t os
con un ciert a excelencia, nos indica que debe ser uno de los cam pos a incidir en
la form ación del profesorado. Se puede, ent onces, ayudar a los fut uros
profesores a ident ificar los valores en el conocim ient o didáct ico del cont enido
m ediant e el est udio de casos de profesores con experiencia, proporcionando
oport unidades para ver las m últ iples perspect ivas con que puede ser t rat ado el
cont enido.
Com o ha resalt ado Grossm an ( 1990) la invest igación sobre Form ación
del Profesor ado se ha cent rado m ás en la conduct a docent e que en el
conocim ient o del profesor. Se ha prest ado poca at ención a la art iculación ent r e
" conocim ient o profesional base" y el cont enido de los program as de form ación
del profesorado. Est os program as dedican a conocer algo sobre la m at eria/ área,
psicología educat iva, m ét odos didáct icos, y fundam ent os sociales o filosóficos de
la educación; pero exist e poca invest igación para ilust rar cóm o los profesores
represent an el conocim ient o en su pr áct ica docent e. En la revisión de Lanier y
Lit t le ( 1986: 552) se quej aban de la “ ausencia de un firm e conocim ient o base
para la form ación del profesorado” .
Tareas de una form ación en didáct ica específica ( ident ificada aquí con la
“ Subj ect - Specific Pedagogy” ) es desarrollar en el est udiant e a profesor un
repert orio apropiado de r epresent aciones en la m at eria y t ópicos que van a
enseñar, así com o pat rones o est ándares para evaluar el grado congruencia con
el CM ( Grossm an, 1990; Brophy, 1991) . Más específicam ent e, McDiarm id et al.
( 1989: 201- 2) sugieren diseñar cursos que puedan prom over un aprendizaj e
flexible de la m at eria, proporcionando oport unidades para v er las m últ iples
perspect ivas ( Ben- Peret z, 1990) con que puede ser t rat ado el cont enido y los
m at eriales curriculares, m ediant e un análisis sist em át ico y crít ico. Si, com o
result a de la invest igación, el conocim ient o de la m at eria es una condición
necesaria para una buena enseñanza, requiere adem ás capacidad ( CDC) par a
t rasladar dicho conocim ient o en represent aciones y t areas accesibles a los
alum nos ( Feim an- Nem ser y Parker, 1990) . Si – com o sugiere la invest igación–
las cat egorías de conocim ient o CM, CDC y conocim ient os pedagógicos gener ales
se superponen y solapan en la práct ica, los Cent ros de Form ación del
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Profesorado no debían im part irlos en cursos independient es ( cur sos por un lado
y m ét odos didáct icos por ot ro) .
Años m ás t arde cuando sale a la luz los est andares para la profesión de
la enseñanza i , por el Com it é Nacional creado a raiz del inform e de la Carnegie
de 1986, se est ablece ent re las habilidades que los profesores deben dom inar
“ los profesores conocen la m at eria que enseñan y cóm o enseñarla a los
alum nos” . Est a habilidad se especifica de la m anera siguient e:
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 27
el que los profesores t ienen una rica com pr ensión de la m at er ia/ s que enseñan y
aprecia cóm o el conocim ient o en su m at eria es creado, organizado, ligado a ot ras
disciplinas y aplicado al cont ext o real de las clases.. ( p.14)
•
Sem inario/ Depart am ent o a que pert enece.
Est a especialidad disciplinar configura un m odo de ver y ent ender el
currículum : obj et ivos, est rat egias y t areas didáct icas, niveles de
•
consecución y exigencia, m odos de ver y hacer, et c.
Est ruct ura depart am ent al por m at erias: Los Depart am ent os ( I nglés,
Mat em át icas, et c.) represent en –m uchas veces– subcult uras dist int ivas
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•
cult ura “ balcanizada” que ha llam ado Hargreaves.
Est ruct ura ocupacional de t rabaj o y form as de relación ent re los
docent es: individualidad, est ruct ura depart am ent al, et c. que configura
una det erm inada visión sobre lo que deba ser la acción del cent ro y de
cada uno de los agent es.
Los depar t am ent os en los I nst it ut os, decía Siskin ( 1994) son “ m undos
sociales” , que legit im an cult uras e ident idades. Con frecuencia det erm inan “ m ás
est recham ent e la gent e con la que se t rabaj a y el grupo social del que se es
m iem bro ( pág. 96) . Los depart am ent os suelen ser lugares para la ident idad
profesional, para subcom unidades claram ent e definidas. Cada depart am ent o en
Secundaria ej erce un relevant e papel en la socialización curricular de sus
m iem bros; form an dist int ivas subcult uras en el cent ro, al t iem po que son
unidades adm inist rat ivas en la organización de los cent ros ( González, 2005) . La
propia form ación profesional inicial y socialización en el cent ro hace que se vean
a sí m ism os, com o hem os señalado, com o profesor es de una m at eria m ás que
del cent ro, que es la que m arca su propia ident idad profesional, con un conj unt o
de asunciones sobr e la enseñanza ( sobre la nat uraleza del aprendizaj e,
est rat egias de enseñanza, agrupam ient os de los alum nos o evaluación) . Est a
ident ificación con un subgrupo es la que t iende a r educir la capacidad de
colaborar con ot ros.
Por lo ant erior, cam bios que afect an a la reorganización o int egración de
m at erias y, consiguient em ent e, a la pert enencia de los profesores a un
depart am ent o, al incidir en un elem ent o cent ral de su propia ident idad
profesional, así com o –posiblem ent e– en su est at us, generan resist encia. De
est e m odo, con m ot ivo de la Reform a LOGSE en España, a nivel de Secundar ia
Obligat oria, los profesor es especialist as de Bachillerat o han percibido la pérdida
de su propia ident idad pr ofesional al pasar a ser profesores de Área ( Sociales,
Geografía e Hist oria; o Ciencias de la Nat uraleza) , int egrándose con ot ros
profesores ( procedent es de Form ación Profesional o Magist erio) . Hem os
analizado, en un ext enso t rabaj o ( Bolívar, Gallego, León y Pérez, 2005) las
dist int as form as de ident idad adopt adas por el profesorado ant e dicha reform a,
la crisis de ident idad generada y las vías de salida, ent re la nost algia y la
reconst rucción.
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 29
Finalm ent e, querem os referirnos a las lim it aciones ( int ernas y ext ernas)
que ha present ado el pr ogram a en su desar rollo. En prim er lugar, el Progr am a
se ha cifrado ( y es donde t iene su cam po de aplicación) casi exclusivam ent e a la
didáct ica en la Educación de niveles superiores ( Bachillerat o y Universidad) ,
donde obviam ent e el com ponent e de cont enido disciplinar es m ás fuert e. En
ot ros niveles educat ivos el com ponent e “ cont enido” se present a de ot ro m odo,
t ant o en su adquisición com o en su uso. McNam ara ( 1991) se pregunt a qué
hubiera pasado si, en lugar de m at erias t radicionalm ent e disciplinares ( biología,
m at em át icas, ciencias sociales, et c.) , est udiáram os la m úsica, el dram a o el
art e, en t ales casos las represent aciones didáct icas del cont enido variarían
significat ivam ent e.
En segundo lugar, los lím it es del CDC son am bigüos. Por un lado es
preciso haber dist inguido ent re “ conocim ient o disciplinar” ( por ej em plo, la
m at em át ica com o ciencia) y “ conocim ient o curricular” ( las m at em át icas
escolares) , que suelen ser una reconst rucción social e hist órica part icular, com o
han puest o de m anifiest o los est udios de hist oria del currículum . Por ot ro, el
est at ut o epist em ológico de la dist inción ent re conocim ient o académ ico de la
m at eria y conocim ient o didáct ico del cont enido no est á del t odo fundam ent ado,
a no ser que se ent ienda el prim ero desde una t eoría del conocim ient o
obj et ivist a ( McEwan y Bull, 1991) . En t ercer lugar, el CDC parece ser m ás com o
un const ruct o psicológico- cognit ivo del conocim ient o profesional del profesor ado
que lo que, en la t radición europea, se ha incluido dent ro de las m et odologías
didáct icas ( Brom e, 1995) .
Claram ent e el concept o de CDC es difícil de ser concr et ado t eór icam ent e. En
sent ido práct ico, sin em bar go, represent a una clase de conocim ient o que es
cent ral en el t rabaj o de los profesores y que podr ía no ser fom ent ado por la
enseñanza académ ica de la m at eria o por profesores que la conocen poco. En
est e sent ido el concept o es significat ivo y út il para ayudar a los for m adores de
profesores a cent rar se en lo que los profesores deben conocer y cóm o podrían
aprender lo ( p. 9) .
inform es de com isiones nacionales, el program a de Shulm an pret endió cont ribuir
elevando la calidad del profesorado por m edio de una form ación seria en los
cont enidos y su didáct ica. Al reivindicar un “ conocim ient o base” de la enseñanza
com o profesión sirve com o un referent e ideológico im port ant e para el est ablecer
est ándar es en la profesión docent e 12 . Desde luego la perspect iva de Shulm an es
reivindicar la enseñanza com o una profesión, en que los profesores t engan,
com o t ales profesionales ( no t écnicos) un cuerpo de conocim ient os diversos
necesarios para la enseñanza, ent re ést os dest acan el conocim ient o de la
m at eria y la capacidad para t ransform ar ese conocim ient o en significat ivo y
asim ilable para los alum nos.
Desde el ángulo polít ico se resalt a, com o crít ica fuert e ( Cochran- Sm it h y
Lyt le, 2002) , que con el Program a de Shulm an así com o aquellos que reivindican
un “ conocim ient o base” para la enseñanza ( por ej em plo en el volum en edit ado
por Reynolds ( 1989) para la Asociación Am ericana de Colleges de Form ación del
Profesorado) , se est á privilegiando un conocim ient o ext erno ( académ ico,
universit ario) que debe ser poseído por el profesor para alcanzar una
com pet encia, y –consecuent em ent e– se m enosprecia esa ot ra dim ensión del
profesor com o invest igador y del conocim ient o personal del profesor envuelt o en
los procesos de la práct ica diaria. El proceso de generación de conocim ient o es,
prim ariam ent e, un conocim ient o basado en las disciplinas correspondient es,
frent e al “ conocim ient o local” generado por los propios pr ofesores en sus
cont ext os locales de t rabaj o.
12
Carnegie Task Force on Teaching as a Profession (1986): A nation prepared: Teachers
for the 21st century. Washington, DC.: Carnegie Forum on Education and the Economy.
Profesorado. Revist a de currículum y form ación del profesorado, 9, 2 ( 2005) 31
reconocido. Act ualm ent e ha llegado a const it uirse en un am plio m ovim ient o de
renovación de la educación superior 13 . El libro de Ernest Boy er Scholarship
Reconsidered: Priorit ies of t he Pr ofessoriat e ( 1990) m arcó t odo un hit o, a la vez
que fundam ent o de est e program a, en que t rat a de poner fin a la falsa polaridad
ent re enseñanza e invest igación en la academ ia, para reafirm ar que el
profesorado universit ario asum e ( “ profesa” ) la responsabilidad de dar a su
enseñanza t am bién un sent ido académ ico. Por ello, propone que la enseñanza
sea –al igual que la invest igación– considerada una act ividad académ ica. Así,
afirm a que “ superando el viej o debat e ent re enseñanza e invest igación, aport a
un significado m ás am plio y honorable” , pues incluye cuat ro dim ensiones
dist int ivas e int errelacionadas: invest igación, int egración, aplicación y
enseñanza. Por eso, la buena enseñanza est á guiada por el m ism o hábit o m ent al
que caract eriza a los ot ros t ipos de t rabaj o académ ico.
Hut chings y Shulm an ( 1999) señalan que Boyer no t raza una línea
divisoria ent re “ enseñanza excelent e” y el “ scholarship” de la enseñanza. No
bast a que la enseñanza sea buena o excelent e, o que las pr áct icas docent es
sean revisadas para obt ener inform ación, adem ás debe est ar inform ada por las
últ im as ideas sobre la enseñanza en ese ám bit o y reflexionada por la revisión
por com pañeros de m odo colaborat ivo, abiert a a la crít ica y a la com unicación,
en una especie de “ propiedad de la com unidad” :
13
La literatura en torno al tema y, sobre todo, las experiencias en las universidades a través
de distintos Instituto o Centros dedicados a la enseñanza se han incrementado enormemente
en la última década. Por señalar dos números monográficos de revistas recientes: K.
Zahorski (ed.) (2003). Special Issue: Scholarship in the Postmodern Era: New Venues, New
Values. New Visions. New Directions for Teaching and Learning, 90 (summer); y Braxton,
J.M., Luckey, W. & Helland, P. (eds.) (2002). Special Issue: Institutionalizing a Broader
View of Scholarship Through Boyer's Four Domains. ASHE-ERIC Higher Education
Report, 29 (2).
34 ht t p: / / www.ugr.es/ local/ r ecfpro/ Rev92ART6.pdf
De m odo sim ilar a que cada cont enido puede t ener su propia didáct ica
específica, el “ scholarship of t eaching and learning” , a nivel universit ario,
reconoce los posibles “ est ilos disciplinares” diferenciales ( Huber y Moreale.
2002) : sus propias t radiciones disciplinares y didáct icas que condicionan la
indagación sobre la enseñanza y el aprendizaj e ( cent rarse en ciert os problem as,
em plear det erm inados m ét odos o present ar sus t rabaj os de det erm inados
m odos) . Para alcanzar est e propósit o los profesores de Universidad deben est ar
inform ados de las perspect ivas t eóricas de la enseñanza y el aprendizaj e de su
propia disciplina y capacit ados para recoger evidencias rigurosas de su práct ica
de enseñanza. Est o im plica reflexión, indagación, evaluación, docum ent ación y
com unicación. La int egración de result ados de invest igación en la enseñanza
m ediant e proyect os de innovación es ot ro com ponent e de est e obj et ivo. De est a
m anera se irán consolidando conocim ient os didáct icos específicos para las
diversas disciplinas universit arias ( por ej em plo de Medicina, de Psicología, de
I ngeniería, et c.) .
Ben- Peret z, M. ( 1990) . The t eacher- curriculum encount er: freeing t eachers from
t he t yranny of t ext s. Albany, NY.: St at e Universit y of New York Press.
Benej an, P. y Pages, J. ( Coord.) Com es, Pilar; Quinquer, Dolores ( 1997) .
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