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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
MODALIDAD ESCOLARIZADA
Plan 2014

PROGRAMA DE ESTUDIOS

COMUNICACIÓN SOCIAL

Actualización 2021:

Briones Vázquez Jorge Alejandro

Herrera Aguilar Concepción Rosio

Culiacán de Rosales, Sinaloa, Agosto de 2021.


UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA
UNIDAD ACADÉMICA FACULTAD DE PSICOLOGÍA
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
PROGRAMA DE ESTUDIOS

1. DATOS DE IDENTIFICACIÓN
UNIDAD DE
APRENDIZAJE O COMUNICACIÓN SOCIAL
MÓDULO
Clave: 4531
Ubicación QUINTO SEMESTRE – FASE PROFESIONALIZANTE
Teóricas: 50 Prácticas: 30 Estudio Independiente: 48
Horas y créditos:
Total de horas: 128 Créditos: 8
E4. Evalúa las características psicológicas del sujeto y los grupos, que permitan
la intervención profesional, disciplinar e interdisciplinar, desde una perspectiva
integradora.
E5. Realiza investigación básica y/o aplicada en torno a problemáticas de la
Competencia (s) del
psicología, para contribuir al desarrollo científico de la disciplina, el sujeto, la
perfil de egreso a las
sociedad y la naturaleza, atendiendo sus distintos niveles, ámbitos y enfoques.
que aporta:
E9. Diseña y desarrolla planes, proyectos y programas de intervención
psicológica para prevenir y resolver problemas de carácter individual, grupal,
comunitario y social, a partir de recuperar los aportes conceptuales y
metodológicos pertinentes a nivel intradisciplinar, multi e interdisiciplinar.
4.3. Analiza los discursos y diversas formas de comunicación, para
argumentar las acciones de intervención, utilizando las herramientas que
identifican las características psicológicas de los sujetos y los grupos.
5.5 Difunde los avances y resultados de investigación, para intercambiar y
Componentes de la
retro alimentar los conocimientos generados, en los diversos sectores,
competencia que se
utilizando diferentes medios de comunicación.
desarrollan en la
9.1 Analiza el contexto donde se desarrollan las conductas individuales y
Unidad de Aprendizaje:
colectivas recuperando los aportes conceptuales y metodológicos que le
permitan diseñar e implementar planes y programas de intervención
previniendo y corrigiendo problemas inter e intrapersonales, utilizando
los modelos y formatos de proyectos de intervención.
Unidades de Teoría e intervención grupal
aprendizaje Influencia Social
relacionadas:
Elaboración 2011:
César Jesús Burgos Dávila
Responsables de
Verónica Hernández Jacobo Fecha: Agosto de 2011
elaborar el programa:
Adán Jaques Zamudio
Karla María Urías Aguirre
Francisco Guerrero
Actualización 2021: Fecha: Agosto 2021
Briones Vázquez Jorge Alejandro
Responsables de
Herrera Aguilar Concepción Rosio
actualizar el programa:
2. PROPÓSITO
Al concluir la unidad de aprendizaje de Comunicación Social, se espera que el estudiante cuente con los
conocimientos teóricos-metodológicos para analizar discursos contenidos en diversos contextos. Además,
se pretende que el estudiante adquiera habilidades para comunicar los productos de su trabajo de
investigación. Esto, a través de reportes de investigación, pósters científicos y presentaciones orales.
También, el estudiante deberá integrar los contenidos temáticos con otras unidades de aprendizaje. Así,
el resultado final será una investigación realizada sobre algún campo de la comunicación social.
3. SABERES
− Comprende los elementos básicos que configuran la comunicación social.
− Conoce y discute a nivel teórico los modelos, enfoques y principios básicos de
la comunicación.
− Reconoce el valor de las Tecnologías de la Información y Comunicación en
Teóricos:
nuestras formas de comunicación, socialización y organización de movimientos
sociales.
− Comprende la relevancia psicosocial de la publicidad y la propaganda en la
configuración de la opinión pública.
− Comunica, difunde y divulga los productos de su trabajo siguiendo los
parámetros indicados por APA.
− Articula los elementos teóricos con problemáticas o situaciones de su contexto.
Prácticos: − Identifica una problemática psicosocial relacionada con la Comunicación Social
y la estructura como un problema de investigación.
− Elabora un proyecto de investigación sobre aspectos relacionados con la
comunicación social.
− Es crítico y reflexivo en la tarea investigativa.
− Colabora en equipo.
Actitudinales:
− Se interesa por la actualización del conocimiento en la Psicología.
− Comparte, discute y difunde sus avance investigación en un contexto inmediato
4. CONTENIDOS
INTRODUCCION
• Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19
• Desinformación en tiempos de pandemia: Tipología de los bulos sobre la Covid-19
• ¿Qué es psicologia social?
1. TIPOS DE COMUNICACIÓN
1.1. Definición de Comunicación Social
1.2. Diferentes Modelos de Comunicación
1.2.1. Los Modelos Técnicas
1.2.2. Los Modelos Lingüísticos
1.2.3. Los Modelos Psicosociológicos
1.2.4. Los Modelos Inter-hablantes

2. SISTEMA DE COMUNICACIÓN
2.1. Redes y Estructuras de Comunicación en Grupos
2.2. La Comunicación
2.3. Los Rumores
2.4. Dinámica e Interactividad de la Comunicación
2.4.1. Estructura de la Interacción
2.4.2. Dinámica de Transacciones
2.4.3. Equilibrio y Regularización
2.4.4. Juego y Estrategias

3. EL PROCESO INTERSUBJETIVO DE LA COMUNICACIÓN


3.1. La Fenomenología Existencial
3.2. La Aproximación Psicoanalítica
3.3. El Interaccionismo Simbólico
3.4. Comunicación Persuasiva
3.4.1. Intensión y Persuasión
3.4.2. Intentos de Influir
3.4.3. Actitudes
3.4.4. Fases de la Persuasión

4. LA COMUNICACIÓN INTERCULTURAL
4.1. Su Estudio
4.2. Sus Orígenes
4.3. Los Avances en el Estudio
4.4. Los Problemas Teóricos
4.5. Comprensión de la Comunicación Intercultural

5. COMUNICACIÓN DE MASAS
5.1. Niveles de Análisis
5.2. Audiencia y Mensaje
5.3. Masas y Sistemas de Comunicación
5.4. Cambio Social y Comunicación
5.4.1. Un Nuevo Paradigma del Desarrollo
5.4.2. Difusión e Innovación
5.4.3. Tecnología de la Comunicación y Cambio Social
5. ACTIVIDADES PARA DESARROLLAR LAS COMPETENCIAS
Actividades sugeridas para el docente:
− Propiciar debate y reflexión a partir de los contenidos abordados en exposiciones.
− Sintetizar y reforzar aquellos contenidos que no se abordaron en profundidad por los estudiantes.
Al final de cada unidad temática, el docente impartirá una clase magisterial que integre las exposiciones
de los estudiantes. Se entregará las evidencias del trabajo a los estudiantes (diapositivas, escritos y
materiales en los que basa sus argumentos).
Actividades sugeridas para el estudiante:
− Lecturas previas al tiempo de clase, evidencia de lectura (mapa conceptual, resumen,
cuestionario, cuadro sinóptico).
− Exposición por equipos con tiempos de 15-20 min. con los puntos centrales de la lectura asignada,
elaborando presentación con lineamientos APA 6ta. Ed., presentar evidencia integradora.
Los estudiantes deberán entregar reportes sobre prácticas que integren los contenidos y reflexiones
teóricas de cada unidad.
6. EVALUACIÓN DE LAS COMPETENCIAS
6.1. Evidencias 6.2. Indicadores de calidad generales
Comprende el proceso de la comunicación social como
parte de los fenómenos psicosociales
Conoce y discute a nivel teórico los modelos, enfoques y
principios básicos de la comunicación. - Evidencias de lecturas (ensayo, mapa
Retoma estrategias teórico-metodológicas del análisis conceptual, resumen, cuestionario, cuadro
de contenido. sinóptico).
Conoce los antecedentes históricos-psicosociales de la - Presentaciones por equipo, con evidencia
propaganda y la publicidad. integradora.
Valora la propaganda y la publicidad como generadores - Análisis de las estrategias persuasivas en
de opinión pública y configurador de multitudes. productos de consumo.
Reconoce los elementos de la persuasión para el análisis - Análisis de las estrategias persuasivas en los
de propaganda, publicidad y discursos. discursos políticos.
Reflexiona sobre el control y las relaciones de poder en
los medios. También sobre distintas formas de
subvertir el orden y el control cultural.
6.3. Calificación y acreditación:
• Es obligatorio cumplir con el 80% de asistencia para ser evaluado.
• Exposición de unidades temáticas por equipo y evidencia de lectura individual por unidad = 35%
• Práctica 1: Observación y análisis de material audiovisual sobre rumores = 25%.
• Práctica 2: Análisis de estrategias persuasivas publicitarias y políticas = 20%
• Práctica 3: Observación y análisis sobre uso de las tecnologías en la vida cotidiana.
• Ensayo sobre película Red Social = 10%.
• Reporte final siguiendo criterio de APA 6ta Edición: informe de investigación escrito; exposición
oral; póster de divulgación = 10%.
7. FUENTES DE INFORMACIÓN
Básica:
INTRODUCCIÓN:
Salaverría y cols. (2020). Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-
19. Rev. El profesional de la información 29 (pp1-15).
Zarocostas, J. (2020). How to fight an infodemic. The Lancet, 395(10225), 676.
Moscovi, S. (2018). ¿Qué es psicologia social?

UNIDAD 1
Marc, E. & Picard, D. (1989). Los modelos de la comunicación. En la interacción social: cultura,
instituciones y comunicación (pp. 11-37). España: Ediciones Paidós.
Rizo, M. (2006) La interacción y la comunicación desde enfoques de la psicología social y la sociología
fenomenológica. Breve exploración teórica. Revista Análisis 33. (pp. 45-62).

UNIDAD 2.
Fischer, G. N. (1990). La comunicación social. En Conceptos fundamentales (pp. 137-149). España:
Ediciones NARCEA, S. A.
Rouquette, M. L. (1977). Los Rumores. (pp. 1-126). Buenos Aires: El Ateneo.
Marc, E. & Picard, D. (1989). La aproximación sistemática. En la interacción social: cultura, instituciones y
comunicación (pp. 39-57). España: Edición Paidós.

UNIDAD 3.
Fernández, C. & Galguera, L. (2008). La comunicación humana en el mundo contemporáneo. México:
Mc
Graw Hill. (Cap. 8 pp. 231-263) (Cap. 5 pp. 141-167)
Marc, E. & Picard, D. (1989). La relación intersubjetiva. En la interacción social: cultura, instituciones
y
comunicación (pp. 59-74). España: Ediciones Paidós.
UNIDAD 4.
Rouquette, M. L. (1985). La comunicación de masas. En Psicología Social II: Pensamiento y vida
social.
Psicología social y problemas sociales (pp. 627-545). España: Ediciones Paidós.
Fernández, C. & Galguera, L. (2008). La comunicación humana en el mundo contemporáneo. México:
Mc
Graw Hill. (Cap. 10 pp. 301-321) (Cap. 12 pp. 355-377)
UNIDAD 5.
Fernández, C. & Galguera, L. (2008). La comunicación humana en el mundo contemporáneo. México:
Mc
Graw Hill. (Cap. 6 pp. 171-191)
Complementaria:
Rime, Benard (1985). Lenguaje y comunicación en Psicología social II: Pensamiento y vida social.
Psicología social y problemas sociales. España: Ediciones Paidós.
8. PERFIL DEL PROFESOR:
Licenciatura en Psicología. Especialización y estudios de postgrado (Maestría y/o Doctorado) en Psicología
Social.
Cronograma de contenidos
Periodo: Del 16 de Agosto de 2021 al 21 de Enero del 2022

Periodo Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Enero


Semana Semana Semana Semana Semana Semana
Actividades

1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4 1 2 3 4
Unidad I.
Tipos de comunicación

Unidad II.
Sistema de
comunicación

Unidad III.
El proceso intersubjetivo de
la comunicación

Unidad IV.
La comunicación
intercultural

Unidad V.
Comunicación de masas
Introducción

• Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19


• Desinformación en tiempos de pandemia: Tipología de los bulos sobre la Covid-19
• ¿Qué es psicologia social?

Fuentes Bibliograficas:
• Salaverría y cols. (2020). Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los
bulos sobre la Covid-19. Rev. El profesional de la información 29 (pp1-15).
• Zarocostas, J. (2020). How to fight an infodemic. The Lancet, 395(10225), 676.
• Moscovi, S. (2018). ¿Qué es psicologia social?
COVID-19 Hoja informativa Salud digital

Entender la infodemia y la desinformación


en la lucha contra la COVID-19
NOTA IMPORTANTE: Manténgase al día con información oportuna sobre la enfermedad por coronavirus del 2019
(COVID-19), disponible en los sitios web de la OPS y la OMS, y a través de las autoridades de salud pública
nacionales y locales.

¿Qué es la infodemia?
Según ha declarado la OMS, el brote de COVID-19 y la respuesta correspondiente han estado
acompañados de una infodemia masiva, es decir, de una cantidad excesiva de información ‒en
algunos casos correcta, en otros no‒ que dificulta que las personas
El acceso a la información
encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las
correcta en el momento
necesitan. El término infodemia se refiere a un gran aumento del
volumen de información relacionada con un tema particular, que oportuno y en el formato
puede volverse exponencial en un período corto debido a un correcto ¡ES DECISIVO!
incidente concreto como la pandemia actual. En esta situación
aparecen en escena la desinformación y los rumores, junto con la manipulación de la información con
intenciones dudosas. En la era de la información, este fenómeno se amplifica mediante las redes
sociales, propagándose más lejos y más rápido, como un virus.1

¿Qué es la desinformación?
La desinformación es la información falsa o incorrecta con el propósito deliberado de engañar. En el
contexto de la pandemia actual, puede afectar en gran medida todos los aspectos de la vida, en
particular la salud mental, habida cuenta de que las búsquedas en internet de información actualizada
sobre la COVID-19 se han disparado de 50%
En los últimos 30 días se han subido
a 70% en todas las generaciones. En una
361.000.000 videos en YouTube en las pandemia, la desinformación puede afectar
categorías de “COVID-19” y “COVID 19”, y desde negativamente la salud humana. Muchas
que comenzó la pandemia se han publicado cerca historias falsas o engañosas se inventan y
de 19.200 artículos en Google Scholar. En el difunden sin comprobar su veracidad ni
calidad. Gran parte de esta desinformación
mes de marzo, unos 550 millones de se basa en teorías de la conspiración, y
tuiteos incluyeron los términos coronavirus, parte de ella introduce algunos de los
elementos de ellas en el discurso
corona virus, covid19, covid-19, covid_19 o
predominante. Ha estado circulando
pandemia.
información inexacta y falsa sobre todos los
aspectos de la enfermedad, como el origen del virus, la causa, el tratamiento y el mecanismo de
propagación. La desinformación puede difundirse y asimilarse muy rápidamente, dando lugar a cambios
de comportamiento que pueden llevar a que las personas tomen mayores riesgos. Todo esto hace que
la pandemia sea mucho más grave, perjudique a más personas y ponga en peligro el alcance y la
sostenibilidad del sistema de salud mundial.

1
Zarocostas, J. (2020). How to fight an infodemic. The Lancet, 395(10225), 676.
Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19 ‒ Hoja informativa ‒ Más información sobre la COVID-19

¿Cómo contribuye la infodemia a la desinformación?


El mayor acceso en el mundo a los teléfonos móviles con conexión a internet y a las redes sociales ha
dado lugar a la producción exponencial de información y de las posibles modalidades para obtenerla,
creando una epidemia de información o Es fundamental romper este peligroso ciclo: la
infodemia. En otras palabras, estamos
desinformación aumenta al mismo ritmo que las
ante una situación en la que se produce e
modalidades de producción y distribución de los
intercambia mucha información en todos
contenidos. Así que la propia infodemia acelera la
los rincones del mundo, la cual llega a
miles de millones de personas. Pero, desinformación y hace que perdure.
¿cuánta de esa información es correcta?
Solo parte de ella.

¿Qué clase de información buscan las personas y qué esperan obtener hoy día?

¿Por qué la infodemia puede empeorar la pandemia?


 Dificulta que las personas, los encargados de tomar las decisiones y el personal de salud encuentren
fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan. Entre las fuentes figuran las aplicaciones
para teléfonos móviles, las organizaciones científicas, los sitios web, los blogs y las personas influyentes,
entre otras.
 Las personas pueden sufrir ansiedad, depresión, agobio, agotamiento emocional y sentirse incapaces de
satisfacer necesidades importantes.
 Puede afectar los procesos decisorios cuando se esperan respuestas inmediatas, pero no se asigna el
tiempo suficiente para analizar a fondo los datos científicos.
 No hay ningún control de calidad en lo que se publica y a veces tampoco lo hay en la información que se
utiliza para adoptar medidas y tomar decisiones.
 Cualquier persona puede escribir o publicar algo en internet (podcasts, artículos, etc.), en particular en
los canales de las redes sociales (cuentas de personas e instituciones).
Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19 ‒ Hoja informativa ‒ Más información sobre la COVID-19

¿Cómo se está tuiteando sobre la COVID-19 en la Región de las Américas?


Según un estudio del Centro de Informática de la Salud de la Universidad de Illinois, en el mes de marzo
unos 550 millones de tuits incluyeron los términos coronavirus,
corona virus, covid19, COVID-19, covid_19 y pandemia. Al inicio Etiquetas (hashtags) más
del periodo de confinamiento en Italia se registró un aumento utilizadas en los tuiteos en la
exponencial del volumen de tuits, que alcanzó su punto máximo Región de las Américas
alrededor del día en que Estados Unidos declaró que la pandemia ● #coronavirus
se había convertido en una emergencia nacional. Del número total ● #covid19
de tuits, 35% provenían de Estados Unidos, 7% del Reino Unido, ● #covid-19
6% de Brasil, 5% de España y 4% de la India. La distribución por ● #covid_19
sexos fue casi igual, aunque los hombres tuitearon un poco más ● #aplanarlacurva
(55%). Con respecto a la edad, el 70% de todos los tuits fueron ● #pandemia
producidos por personas mayores de 35 años; le siguió el grupo
niños y adolescentes (menores de 17 años), con un 20%. Las etiquetas relacionadas con la pandemia
más utilizadas fueron #pandemia y #aplanarlacurva.

¿Cómo pueden las personas ayudar en la lucha contra la infodemia sobre la COVID-19?
Confíe en la Reconozca los datos
Evite las noticias falsas Apoye la ciencia abierta
OMS científicos
Determine si la información realmente tiene sentido, aun cuando provenga Notifique los rumores
de una fuente segura y haya sido compartida anteriormente perjudiciales

Proteja la Datos abiertos Si no puede confirmar la fuente de la información, su utilidad o si ha


privacidad (de calidad) sido compartida antes… es mejor que no la comparta

Corrobore que la información ha sido compartida Participe de forma responsable en las


antes por otras personas conversaciones sociales
Intercambie información de Corrobore la fuente, en particular en los hilos
Continúe colaborando
forma responsable de WhatsApp
Siga
Si la información no ha sido confirmada, es preferible que no la comparta
aprendiendo

¿Cómo está haciendo frente la OMS a la infodemia durante la pandemia de COVID-19?


● La Red de Información sobre Epidemias de la OMS (EPI-WIN) tiene por objeto dar a todos acceso a
orientación e información que sean oportunas, correctas, fáciles de entender y procedentes de fuentes
confiables sobre eventos de salud pública y brotes (actualmente sobre la emergencia de salud pública
generada por el brote de COVID-19). A principios de abril, la EPI-WIN celebró una consulta mundial en
línea de dos días sobre cómo controlar la infodemia relacionada con la COVID-19. Se recopilaron las
ideas de un grupo interdisciplinario de expertos y de 1.375 participantes. También se presentaron más
de 500 ideas en un foro interactivo en línea.
● La OMS está estableciendo asociaciones y colaboraciones para apoyar la respuesta frente a la infodemia
mediante la elaboración de recursos mundiales para la comprobación de los hechos y la gestión de la
desinformación, la medición y el análisis de la infodemia, la síntesis de los datos científicos, la traducción
de los conocimientos, la comunicación de riesgos, la participación comunitaria y la amplificación de los
mensajes.
Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19 ‒ Hoja informativa ‒ Más información sobre la COVID-19

● El equipo de la OMS que está dando seguimiento a la infodemia está trabajando con ahínco para
contrarrestar los rumores mediante la publicación de “información para desmentir mitos” a fin de
abordar los rumores, así como sesiones en vivo de preguntas y respuestas con expertos en su sitio
web y redes sociales, y a través de los medios de comunicación.
● La OMS también está colaborando con las empresas de motores de búsqueda, redes sociales y
digitales —Facebook, Google, Tencent, Baidu, Twitter, TikTok, Weibo, Pinterest, entre otras— para
filtrar los mensajes falsos y promover información exacta de fuentes creíbles como los Centros para
el Control y la Prevención de Enfermedades, y la propia OMS, entre otras.
● A través de Instagram y YouTube, entre otras vías, la OMS está entablando contacto con personas
influyentes, sobre todo de la Región de Asia y el Pacífico, para que difundan mensajes correctos
entre sus seguidores. El empleo de técnicas de seguimiento de las redes sociales y los medios de
comunicación, y el análisis de percepciones, están ayudando a conocer los temas que surgen en
línea, el significado de esas conversaciones y los factores emocionales que las impulsan.

¿Dónde puedo encontrar fuentes confiables sobre la COVID-19?

● Portal de la OPS/OMS sobre la COVID-19


● Portal de la OMS sobre la COVID-19
● Orientación sobre la COVID-19 y últimas investigaciones en las Américas (OPS/OMS)
● Vitrinas del conocimiento sobre la COVID-19 (OPS/OMS y BIREME)

¿Dónde puedo obtener más información sobre la infodemia?

● Zarocostas J. How to fight an infodemic. The Lancet 2020 Feb;395(10225):676.


● Naciones Unidas. UN tackles ‘infodemic’ of misinformation and cybercrime in COVID-19 crisis.
● MIT Technology Review [Internet]. How social media can combat the coronavirus ‘infodemic’

Información de contacto
● Tel: +1 (202) 974 3531 ● FAX: +1 (202) 775 4578 ● correo electrónico: emergencies@paho.org

Agradecimientos
Esta hoja informativa ha sido elaborada en colaboración con la División de Protección Social y Salud del
Banco Interamericano de Desarrollo; el Departamento de Informática en Salud del Hospital Italiano
de Buenos Aires (Centro Colaborador de la OPS/OMS para Sistemas de Información y Salud Digital); la
Universitat Oberta de Catalunya (Centro Colaborador de la OPS/OMS en Cibersalud), el Center for
Health Informatics de la Universidad de Illinois (Centro Colaborador de la OPS/OMS sobre los Sistemas
de Información para la Salud); el Programa de Innovación Tecnológica en Salud Pública del Instituto de
Salud Pública de la Universidad de Buenos Aires; y la red de expertos de la OPS en sistemas de
información para la salud (IS4H).

También se ha contado con el apoyo de Tina Purnat, Departamento de Salud Digital e Innovación,
División Científica de la Organización Mundial de la Salud, Ginebra (Suiza); y de Tim Nguyen,
Departamento de Gestión de Peligros Infecciosos, Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS,
Organización Mundial de la Salud, Ginebra (Suiza).
Desinformación en tiempos de pandemia:
tipología de los bulos sobre la Covid-19
Disinformation in times of pandemic:
typology of hoaxes on Covid-19
Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio
López-Goñi; María-Carmen Erviti

Cómo citar este artículo:


Salaverría, Ramón; Buslón, Nataly; López-Pan, Fernando; León, Bienvenido; López-Goñi, Ignacio; Erviti, Ma-
ría-Carmen (2020). “Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19”. El
profesional de la información, v. 29, n. 3, e290315.
https://doi.org/10.3145/epi.2020.may.15
Artículo recibido el 14-05-2020
Aceptación definitiva: 21-05-2020

Ramón Salaverría * Nataly Buslón


http://orcid.org/0000-0002-4188-7811 http://orcid.org/0000-0002-3722-285X
Universidad de Navarra Barcelona Supercomputing Center (BSC)
Facultad de Comunicación Life Sciences Department
Departamento de Proyectos Periodísticos Social Link Analytics Life Sciences Group
31009 Pamplona, España Jordi Girona, 31. Torre Girona
rsalaver@unav.es 08034 Barcelona, España
nataly.buslon@bsc.es

Fernando López-Pan Bienvenido León


http://orcid.org/0000-0002-2035-3431 http://orcid.org/0000-0001-8556-9367
Universidad de Navarra Universidad de Navarra
Facultad de Comunicación Facultad de Comunicación
Departamento de Proyectos Periodísticos Departamento de Proyectos Periodísticos
31009 Pamplona, España 31009 Pamplona, España
lopezpan@unav.es bleon@unav.es

Ignacio López-Goñi María-Carmen Erviti


https://orcid.org/0000-0002-3873-8743 https://orcid.org/0000-0003-1588-0955
Universidad de Navarra Universidad de Navarra
Facultad de Medicina ISSA School of Management Assistants
Departamento de Microbiología y 31009 Pamplona, España
Parasitología mcerviti@unav.es
Irunlarrea, 1. 31009 Pamplona, España
ilgoni@unav.es

Financiación
Los resultados de este artículo corresponden al proyecto RRSSalud (“Dinámicas de difusión en redes sociales de
noticias falsas sobre salud”, 2020-2022), financiado por la Fundación BBVA en su convocatoria 2019 de Ayudas a
Equipos de Investigación Científica en el área de Economía y Sociedad Digital.

e290315 El profesional de la información, 2020, v. 29, n. 3. e-ISSN: 1699-2407 1


Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio López-Goñi; María-Carmen Erviti

Resumen
Se presenta un análisis de contenido de todos los bulos (N=292) relacionados con la pandemia Covid-19 identificados
por las tres plataformas de verificación acreditadas en España, durante el primer mes del estado de alarma decretado
por el Gobierno (14 marzo 2020 – 13 abril 2020). El estudio muestra que los bulos sobre el coronavirus fueron disemi-
nados principalmente en las redes sociales y, entre ellas, sobre todo en las cerradas, como la aplicación móvil de mensa-
jería WhatsApp. También detecta las particularidades formales y de contenido más frecuentes de los contenidos falsifi-
cados. Los resultados revelan que la pandemia, además de generar un gran número de bulos sobre salud y ciencia, casi
un tercio de la muestra, también propició la difusión de numerosos contenidos falsos de tema político y gubernamental.
El artículo explora los formatos, fuentes y territorios de procedencia de los bulos. Más allá de sus resultados empíricos,
este estudio realiza contribuciones teóricas en el marco de los emergentes estudios sobre desórdenes informativos. En
concreto, aporta una definición propia de bulo, así como una tipología en la que se identifican cuatro tipos de bulos:
broma, exageración, descontextualización y engaño. A partir de esos cuatro tipos, se propone un ‘diagrama de gravedad
de los bulos’.
Palabras clave
Covid-19; Coronavirus; Pandemias; Infodemias; Noticias falsas; Bulos; Desinformación; Verificación; Redes sociales; Pe-
riodismo; Ciberperiodismo; Periodismo digital; España.
Abstract
Drawing upon the misinformation stories debunked by the three accredited fact-checking platforms in Spain, a content
analysis of all the hoaxes (N = 292) bound to the Covid-19 pandemic is performed, over the first month of the state of
alarm decreed by the Spanish Government (March 14th, 2020 – April 13th, 2020). The study shows that the hoaxes
about the coronavirus were disseminated mainly on social networks and, among them, especially in closed ones, such
as the WhatsApp mobile messaging application. It also detects the most frequent formal and content peculiarities of
misinformation. The results reveal that the pandemic, in addition to generating a large number of hoaxes on health and
science, also led to the dissemination of many political fake news. The formats, sources and territories of origin of the
hoaxes are also explored. Beyond the empirical results, this study makes theoretical contributions in the framework of
the emerging studies on information disorders. Specifically, it provides a definition of hoax, as well as a typology in which
four main types are identified: joke, exaggeration, decontextualization and deception. Based on these four types, a ‘hoax
severity diagram’ is proposed.
Keywords
Covid-19; Coronavirus; Pandemics; Infodemics; Fake news; Hoaxes; Misinformation; Disinformation; Fact-checking; So-
cial media; Journalism; Digital journalism; Cyberjournalism; Spain.

1. Introducción
La divulgación de informaciones deliberadamente falsas se ha convertido en un problema sanitario. Asuntos como el
rechazo al uso de vacunas, supuestos tratamientos alternativos contra el cáncer o la defensa de la efectividad médica
de la homeopatía han sido objeto de campañas de desinformación en las redes sociales (Sociedad Española de Médicos
Generales y de Familia; Instituto Salud sin Bulos, 2019). También epidemias como la del ébola en 2014 dieron lugar a la
fabricación y difusión pública de infundios (ConSalud.es, 2014). Sin embargo, ninguno de esos precedentes es compara-
ble a la explosión de bulos producida a raíz de la pandemia de la Covid-19.
El inédito impacto sanitario, social, económico y político de esta pandemia ha multiplicado la desinformación. Con las
redes sociales como escenario principal, la proliferación de fabricaciones informativas, manipulaciones gráficas, teorías
conspiratorias, contenidos intencionadamente descontextualizados y, en definitiva, embustes de todo tipo y condición,
llevó en febrero de 2020 a la Organización Mundial de la Salud a alertar sobre una “infodemia” superpuesta a la pande-
mia de coronavirus:
“Una sobreabundancia de información –alguna exacta y otra no– que hace difícil que la gente encuentre fuentes
dignas de crédito y fiables” (Organización Mundial de la Salud, 2 febrero 2020).
Este problema de las plataformas de comunicación se agrava, además, por un factor subjetivo: el “sesgo de confirma-
ción” (Wason, 1960), que conduce a los individuos a creer tan solo a aquella información que confirma sus prejuicios,
descartando argumentos y evidencias que desafían su
pensamiento previo. La inclinación psicológica a dar cré- El fenómeno de la desinformación en el
dito solo a lo que uno desea creer ha demostrado tener marco de la pandemia se ha convertido
un impacto significativo en ámbitos como la educación, en motivo de debate político en varios
la ciencia y la política (Kappes et al., 2020; Thornhill et
al., 2019).
países

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

El fenómeno de la desinformación en el marco de la pandemia se ha convertido, de hecho, en motivo de debate político


en varios países. En España, durante las primeras semanas del estado de alarma decretado por el Gobierno, los partidos
políticos se cruzaron acusaciones mutuas de difundir bulos y noticias falsas (El país, 9 abril 2020). Fuera de las tribunas
políticas, el problema también preocupa a la ciudadanía, cada vez más expuesta a mensajes engañosos en múltiples
plataformas. La relevancia pública alcanzada por el fenómeno de los bulos justifica, en fin, un estudio detenido.
Las primeras investigaciones, necesariamente apresuradas, confirman la magnitud del problema. Una encuesta en-
tre usuarios de internet de seis países –Alemania, Argentina, Corea del Sur, España, Estados Unidos y Reino Unido
(N=8.502)–, conducida entre marzo y abril de 2020 por el Reuters Institute for the Study of Journalism (Nielsen et al.,
2020), detectó que en torno a un tercio de los encuestados afirmaba haber visto mucha o muchísima información falsa
o engañosa en la última semana, sobre todo a través de las redes sociales y los sistemas de mensajería. Entre los seis
países analizados, España era el lugar donde los encuestados (N=1.018) destacaban más este problema: un 44% indicaba
haber visto contenidos engañosos en torno a la pandemia tanto en las redes sociales como en las aplicaciones de men-
sajería, y también, aunque en menor medida, en los portales de vídeo (32%) y en los buscadores (24%). Otros estudios
han comenzado a explorar los perfiles de la desinformación en el marco de la pandemia (Pérez-Dasilva; Meso-Ayerdi;
Mendiguren-Galdospín, 2020).
Es precisamente esta gran magnitud del problema la que condujo a ciertas plataformas de internet a tomar cartas en
el asunto. A principios de abril de 2020, WhatsApp limitó a un único destinatario por mensaje el reenvío de cadenas
virales altamente compartidas. Mediante su blog corporativo, explicó que habían tomado la medida a escala global tras
detectar
“un aumento significativo en la cantidad de reenvíos que, según algunos usuarios, puede resultar apabullante y
contribuir a la divulgación de información errónea” (WhatsApp, 7 abril 2020).
También Facebook, a través de su vicepresidente de Integridad, Guy Rosen, anunció pocos días después que rastrearía
las informaciones falsas sobre Covid-19 compartidas por los usuarios de esa red social, a quienes ha procedido a alertar
en sus muros de la retirada de contenidos engañosos (Rosen, 2020). Otras plataformas como Google y Twitter tomaron
asimismo medidas para dar mayor visibilidad a la información oficial y reducir la exposición de sus usuarios a contenidos
no verificados o falaces.
En el contexto de este fenómeno de la desinformación sobre salud y, más específicamente, en torno a la Covid-19, el
presente estudio analiza la tipología de los bulos difundidos en España durante el primer mes del estado de alarma,
decretado por el Gobierno el 14 de marzo de 2020. Más allá de reseñar los casos concretos, el objetivo es identificar los
perfiles de los contenidos desinformativos y sus modalidades paradigmáticas. Con base en un análisis de contenido de
los bulos en torno al coronavirus detectados por organizaciones de verificación periodística, analizamos las plataformas,
formatos, fuentes, territorios de procedencia y, en definitiva, los tipos de bulos sobre la pandemia.

2. Marco teórico: desinformación, ‘fake news’ y bulos


El complejo fenómeno de la desinformación atrae el interés de los teóricos de la comunicación y el periodismo desde
hace décadas (Burnam, 1975; Galdón, 1994). Este fenómeno afecta hoy día a múltiples dimensiones sociales. Entre
otras, al sistema político, las relaciones internacionales y las políticas públicas sobre el cambio climático. También incide
en diversas cuestiones relacionadas con la salud, como ha ocurrido con el caso de los mensajes divulgados por el mo-
vimiento contrario a las vacunaciones (Roozenberek; Van-der-Linden, 2019; Marieta; Barker, 2019) y, de manera muy
especial, con la pandemia de Covid-19 desencadenada a comienzos de 2020 (Brennen et al., 2020). El foco del presente
estudio se sitúa en este último caso, de inédito impacto social.
Para referirse al amplio universo de las informaciones falsas o erróneas que circulan por el entramado comunicativo, se
ha usado, entre otras, la expresión “fake news” (Quandt et al., 2019), que se popularizó con motivo de las elecciones
presidenciales de 2016 en Estados Unidos y el referéndum del Brexit en junio de ese mismo año (Bastos; Mercea, 2019).
Aunque ni el término ni la realidad que expresa son nuevos (McKernon, 1925), sí lo es la multiplicación exponencial
del uso de esa voz, que, desde entonces, se ha asentado en el vocabulario coloquial, periodístico, político y académico.
Sin embargo, la expresión preocupa al ámbito académico, por ser conceptual y epistemológicamente confusa (Tandoc
Jr.; Wei Lim; Ling, 2017; Romero-Rodríguez; Valle-Razo; Torres-Toukoumidis, 2018). Por un lado, no ha habido una defi-
nición universal para fake news, ni siquiera en el periodismo (Zhou; Zafarini, 2018). Alemanno, antes de apostar por una
definición más restringida, afirma que
“fake news cuenta con una variedad de definiciones, la mayoría de las cuales enfatizan la amplitud del término.
Como resultado, no hay un acuerdo universal sobre dónde se encuentra el problema y cómo enmarcarlo”
(Alemanno, 2018, p. 2).
El concepto de fake news tampoco presenta para la ciudadanía unos contornos definidos, como ponía de manifiesto el
Reuters Digital News Report 2017 (Newman, 2017), estudio mundial sobre consumo de información digital coordinado
anualmente desde la University of Oxford. Entre los encuestados, había un primer grupo que las identificaba con
(1) “noticias que son ‘inventadas’ para hacer dinero o desacreditar a otros”; un segundo grupo, que las definía como

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Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio López-Goñi; María-Carmen Erviti

(2) “noticias que tienen una base en los hechos pero que Tres tipos de desórdenes informativos:
son ‘hilvanadas’ para adaptarse a una agenda particu-
desinformación, información errónea y
lar”; y un tercer grupo, que las entendía como
mala información (CE y Unesco)
(3) “noticias con las que la gente no se siente cómoda o
no está de acuerdo” (Newman, 2017, pp. 20-23).
Pese a su polisemia, lo cierto es que la expresión fake news se emplea cada vez más tanto en el ámbito de la investigación
como en el de la dialéctica política y en los organismos públicos internacionales. Es usado, por ejemplo, en documentos
de trabajo e informes de la Comisión Europea y de la Unesco (Ireton; Posetti, 2018). Sin embargo, ambas instituciones
prefieren evitar el término fake news y optan por el más genérico de “desórdenes informativos” (Ireton; Posetti, 2018,
p. 44), que clasifican en tres:
- desinformación (disinformation): información deliberadamente falsa, difundida por motivos económicos, ideológicos
o por alguna otra razón;
- información errónea (misinformation): información falsa, pero transmitida con el convencimiento de su verdad;
- mala información (mal-information): información verdadera, pero de ámbito privado o restringido, que se saca a la luz
pública con la intención de dañar a una persona, una institución o un país, y que, por tanto, no debería ser publicada.
Es obvio que el concepto de fake news no comprende todos los desórdenes informativos ni refleja la diversa realidad de
la desinformación (Galdón, 1994), fenómeno que ha ido diversificándose en los últimos años. Por tanto, a pesar de su
popularidad, resulta inadecuado para designar la totalidad de los fenómenos desinformativos (Wardle, 2019).
Por las razones expuestas, el presente estudio no tiene su punto de mira en las fake news, sino en otro tipo de desorden
informativo que en el entorno español ha cuajado en el término ‘bulo’. Este término, que al parecer deriva del caló,
designa, según la RAE, toda “noticia falsa propalada con algún fin”. De acuerdo con ese matiz finalista, en el presente
estudio definimos como “bulo”:
“todo contenido intencionadamente falso y de apariencia verdadera, concebido con el fin de engañar a la ciuda-
danía, y difundido públicamente por cualquier plataforma o medio de comunicación social”.
El concepto de bulo comienza a abrirse paso en la investigación sobre fenómenos de desinformación. Aparici, Gar-
cía-Marín y Rincón-Manzano (2019, p. 3), por ejemplo, definen los bulos como
“mensajes falsos fabricados en las redes por usuarios y/o colectivos a fin de crear un determinado estado de
opinión”.
A nuestro entender esta definición puede ser ampliada, pues la fabricación de falsedades también comprende motivos
ajenos a la creación de estados de opinión, como, por ejemplo, la estafa económica mediante phishing,
“una forma de engaño en la que un atacante intenta obtener de manera fraudulenta información confidencial de
una víctima al hacerse pasar por una entidad confiable” (Jagatic et al., 2007).
Son bulos, en suma, todos aquellos contenidos falsos que alcanzan difusión pública, fabricados intencionadamente por
múltiples motivos, que pueden ir desde la simple broma o parodia, hasta la controversia ideológica, pasando por el
fraude económico. Sus límites siempre son difusos. Afirmar que todo mensaje falaz con visibilidad pública es un bulo
premeditado supone hacer un juicio de intenciones; a saber, que el emisor ha difundido esa mentira a sabiendas. La rea-
lidad es más compleja pues, a veces, la difusión pública de contenidos falsos se debe a otros motivos, como inadvertidas
exageraciones, malinterpretaciones o simples confusiones. Como indica Redondo (2018, p. 41), con frecuencia
“las líneas son borrosas y lo que empieza como un error se convierte en una falacia, o lo planificado con malicia
es repetido por un usuario inocente que desconoce su origen”.

3. Contexto: plataformas de verificación


Para identificar los bulos que serán objeto de análisis, recurriremos a una aproximación metodológica ya empleada por
otras investigaciones recientes en torno a la desinformación en las redes sociales (Brennen et al., 2020): analizar los bu-
los identificados como tales por las plataformas de verificación. En efecto, las unidades de análisis de esta investigación
serán verificaciones de infundios sobre la Covid-19 realizadas por tres plataformas españolas de fact-checking.
Entre las respuestas al fenómeno de los “desórdenes informativos”, han adquirido relevancia en los últimos años las
organizaciones de fact-checking: proyectos de verificación –también hay secciones en los medios de referencia– que
chequean a posteriori una información. El esmero en la precisión de los datos viene de antiguo en el periodismo: las
secciones de verificación de medios como Time o de The New Yorker, y los propios controles de los procesos de edición
periodística, eran y son de facto procesos de verificación. La novedad está en que las plataformas no son departamentos
de una redacción que corrigen errores antes de publicar un artículo. Tampoco tienen en su punto de mira las fake news,
tal y como las hemos definido aquí.
El fact-checking, de origen estadounidense, se ha internacionalizado y florecido en los últimos quince años. En abril de
2020, el Duke Reporter’s recogía en su lista 237 organizaciones dedicadas a la verificación en 78 países. La proliferación

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

ha traído diversidad: no hay una definición


homogénea de esas organizaciones ni unos
rasgos esenciales comunes. Algunas se dife-
rencian por temas: afirmaciones políticas y
públicas en general; rumores online y men-
tiras, y “controversias, conflictos particula-
res” o estrechamente vinculados a asuntos
y eventos o “temas específicos” (Pavleska et
al., 2018, p. 6). Entre las especializadas, tam-
bién las hay centradas en el campo de la sa-
lud y la medicina: HealthNewsReview, activa
entre 2006 y 2018; HealthFeedback, nacida
en noviembre de 2018; y Metafacts, lanzada
en abril de 2018 (Fulken; Benkelman, 2019),
por citar apenas unas cuantas. Promovidas
por expertos en distintas áreas fundamen-
talmente sanitarias y médicas, estas platafor-
mas han desempeñado un papel significativo
en el contexto de la crisis de la Covid-19. Por
su alcance planetario, la pandemia ha tras-
cendido a estas plataformas especializadas
y se ha convertido en un tema que acapara https://www.poynter.org/ifcn
gran cantidad de comprobaciones en las pla-
taformas de verificación periodística o de temática más general. Brennen, Simon, Howard y Nielsen (2020) hablan de un
crecimiento masivo de fact-checks con motivo de la Covid-19.
En 2015 se creó en Estados Unidos la mayor red internacional de fact-checkers: la International Fact-Checking Network
(IFCN), que en abril de 2020 contaba con 74 plataformas acreditadas. Los candidatos que aspiran a ser acreditados son
evaluados externamente sobre su compromiso con la imparcialidad y la no politización; la transparencia de las fuentes,
de la financiación, de la organización –de sus vínculos– y de la metodología. También, se valora la honestidad y la capa-
cidad de rectificar, de acuerdo con un código de buenas prácticas divulgado por la IFCN.
Para nuestro análisis, seleccionamos las tres plataformas españolas (Vizoso; Vázquez-Herrero, 2019; Ufarte-Ruiz; Anze-
ra; Murcia-Verdú, 2020) acreditadas por la IFCN:
- Maldita.es, creada por los periodistas Clara Jiménez y Julio Montes en 2014;
- Newtral, publicación digital promovida por la periodista Ana Pastor, que publicó su primera verificación en octubre de 2018; y
- EFE Verifica, fundada en abril de 2019.
Al margen de estas tres iniciativas, en España también operaba con el sello de IFCN la unidad de verificación de la Agence
France-Press, bajo la denominación de AFP Factual. Esta unidad de verificación no fue considerada para el presente es-
tudio porque, en abril de 2020, sus contenidos no se circunscribían a España, sino que abarcaban seis países iberoame-
ricanos: Argentina, Chile, Colombia, México
y Uruguay, además de España. De hecho, el
proyecto de AFP Factual tuvo su origen en
Colombia y México en junio de 2018, y solo
una reducida parte de sus contenidos tienen
relación con el marco del presente estudio.
Otras unidades de verificación activas en Es-
paña en abril de 2020 eran las de Radio Tele-
visión Española, denominada RTVE Verifica,
y la catalana Verificat. Ambas iniciativas no
contaban con la acreditación de IFCN, por
lo que no fueron consideradas en este es-
tudio. Tampoco fue incluida #saludsinbulos,
plataforma de verificación de contenidos
sobre salud creada en 2017 por la agencia
de comunicación Con Salud, en colaboración
con la Asociación de Investigadores en Salud
(AIES). A pesar de que nuestra investigación
analiza información relacionada con la Co-
vid-19, fue excluida porque tampoco forma-
https://maldita.es
ba parte de la IFCN.

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Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio López-Goñi; María-Carmen Erviti

4. Objetivos
Sobre la base del contexto informativo y del
marco teórico descritos, el presente estudio
pretende identificar la tipología de los bulos
publicados en España en torno al coronavi-
rus. A partir de una cata temporal de bulos
identificados por organizaciones acredita-
das de verificación, pretendemos explorar
las plataformas principales de diseminación
de esos bulos, sus rasgos formales y de con-
tenido, sus mecanismos de manipulación
de fuentes y, como resultado, los tipos
principales de bulos. No nos interesa tanto
examinar ciertos casos concretos de bulos,
como encontrar modelos paradigmáticos,
de carácter teórico-conceptual, con los que
la comunidad investigadora pueda abordar
futuras investigaciones sobre fenómenos de https://www.newtral.es
desinformación.
En este abordaje nos inspiramos en estudios como los realizados por el Reuters Institute (Brennen et al., 2020), donde
se aporta un análisis tipológico sobre los modelos de desinformación. Este estudio se llevó a cabo con base en 225 bulos
y falsedades –englobadas en ese estudio bajo el término de “misinformation”– identificados y verificados a lo largo del
mes de marzo de 2020 por la plataforma de verificación estadounidense First Draft, a partir de contenidos publicados
exclusivamente en inglés.
Nuestro estudio enriquece la investigación internacional existente, no solo porque aporta evidencias empíricas en torno
a los perfiles específicos de la desinformación sobre la pandemia de Covid-19 en otro país –España– y en otro idioma –el
español–, sino también porque aporta una propuesta metodológica y, sobre todo, una contribución teórica y tipológica,
que esperamos sea de utilidad para futuros investigadores sobre los fenómenos generales de desinformación y, en par-
ticular, sobre los bulos.
Nuestro estudio responde a las siguientes dos preguntas de investigación (PI):
PI_1: ¿Cuáles son las características formales y de contenido de los bulos difundidos en España sobre la pandemia
de Covid-19?
PI_2: ¿Qué tipos de bulos se difundieron durante el período de análisis de esta investigación?

5. Metodología
Para hallar la tipología de los bulos difundidos sobre la pandemia de Covid-19, realizamos un análisis de contenido sobre
artículos de verificación o fact-checks publicados en España en torno al coronavirus y a otros asuntos relacionados. En
concreto, en la semana del 20 al 26 de abril de 2020, los seis firmantes de este estudio registramos y clasificamos en una
base de datos la totalidad de los artículos de verificación (N=395) publicados en el período comprendido entre el 14 de
marzo y el 13 de abril de 2020 –es decir, durante el primer mes del estado de alarma decretado por el Gobierno de Espa-
ña–, por las tres plataformas españolas certificadas por IFCN: Maldita.es (N=237), Newtral (N=106) y EFE Verifica (N=32).
Como es lógico, estas tres plataformas mostraron cierto grado de coincidencia en sus respectivas verificaciones de bulos;
a menudo, dos de esas plataformas, o incluso las tres, verificaron el mismo bulo. Procedimos, por tanto, a descartar de
nuestra muestra las verificaciones duplicadas o triplicadas, con el fin de centrar nuestro análisis en los distintos bulos
(N=292) verificados por las mencionadas plataformas. Conviene aclarar que nuestra muestra no equivale, por tanto, a
la totalidad de los bulos difundidos en España durante el período indicado; refleja apenas los bulos verificados por esas
tres plataformas.
Una vez identificados los bulos, procedimos a realizar un análisis de contenido de todos ellos. Se elaboró un manual de
codificación, que contemplaba seis variables principales:
1) plataforma de publicación del bulo (WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, redes sociales sin especificar,
medios de comunicación, otras plataformas);
2) formatos empleados en el bulo (texto, audio, imagen, vídeo, otros);
3) tema del bulo (ciencia/salud, política/gobierno, otros);
4) fuente del bulo (anónima, suplantada, ficticia, real);
5) territorio del bulo (local, nacional, internacional, no especificado/no procedente); y
6) tipo de bulo (broma, exageración, descontextualización, engaño).
La explicación de estas variables se ofrece en el apartado de Resultados.

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

Sobre la base de ese manual de codificación,


dos investigadores analizaron de manera
paralela e independiente la totalidad de la
muestra de 292 bulos. Examinaron el títu-
lo, el texto completo y los materiales mul-
timedia adicionales (fotos, vídeos, audios)
de los artículos donde esos bulos habían
sido verificados. Completada esa doble co-
dificación paralela, se procedió a realizar un
análisis de concordancia entre los registros
de ambos codificadores. Este análisis reveló
algunas variables con un insuficiente grado
de concordancia en relación al coeficiente
kappa de Cohen; en concreto, se detectaron
valores relativamente bajos de concordan-
cia con respecto a la fuente del bulo (kappa
0,669) y tipo de bulo (kappa 0,696). Para al-
canzar la deseable consistencia del estudio,
los dos codificadores aclararon los puntos
de discrepancia y volvieron a codificar, por
tercera vez, la totalidad de la muestra, lo https://www.efe.com/efe/espana/efeverifica/50001435
que permitió llegar a un acuerdo total (ka-
ppa 1,000) de las variables codificadas de manera conjunta.

6. Resultados
6.1. Plataformas
La muestra de 292 bulos analizados en este estudio se difundió a través de diversas plataformas. En el término pla-
taforma englobamos, de manera genérica, las redes sociales, los medios de comunicación y otros canales, como los
SMS, correos electrónicos, blogs y sitios web no periodísticos. No obstante, cuando el análisis de contenido permitió
especificar en qué red social (WhatsApp, Fa-
Tabla 1. Plataforma de difusión de los bulos (N=304*)
cebook, Twitter, Instagram y YouTube) se ha-
bía detectado el bulo, este dato también se Plataforma Nº de bulos Porcentaje
registró. Por otra parte, se observó que cier- WhatsApp 75 24,7%
tos bulos se habían difundido en más de una Twitter 43 14,1%
plataforma. Esto produjo un número total de Facebook 14 4,6%
frecuencias (N=304) mayor que el de bulos Redes sociales
YouTube 11 3,6%
de nuestra muestra. Los datos (ver tabla 1)
revelan que las redes sociales –incluyendo en Instagram 2 0,7%
ellas tanto las identificadas, como aquellas sin Sin especificar** 126 41,4%
especificar– son, con gran diferencia, el prin- Medios periodísticos 12 4,0%
cipal canal de difusión de los bulos (89,1%). Otras plataformas 21 6,9%
Les siguen a gran distancia los medios perio- Total 304 100%
dísticos (3,9%) y otras plataformas diversas
[*] Algunos bulos se difundieron simultáneamente en más de una plataforma. Esto
(6,9%). Considerando apenas las redes socia-
explica que el número total de frecuencias (N=304) de esta tabla sea mayor que el de
les identificadas, WhatsApp es la plataforma los bulos de nuestra muestra (N=292).
donde más bulos se observan. Le siguen Twit- [**] Las redes sociales “sin especificar” incluyen cualquiera de las otras redes sociales
ter y, a mayor distancia, Facebook y YouTube. que se especifican en la tabla o bien otras redes distintas, o incluso una combinación
de ambas.
El número de bulos detectados es Instagram
es testimonial. Tabla 2. Formato de los bulos (N=292)

También resulta revelador analizar los forma- Plataforma Texto Foto Audio Vídeo
tos comunicativos más frecuentes en la difu- WhatsApp 63 19 10 6
sión de bulos en cada plataforma (tabla 2). Twitter 39 15 2 14
La mayor parte de las falsedades se difunde
Facebook 12 8 1 3
sobre todo a través del formato más básico y
YouTube 2 1 0 10
fácil de manipular –texto–, y mediante redes
de mensajería cerradas –WhatsApp–. Aunque Instagram 2 2 1 0
menos frecuentes, también se detecta un nú- Redes sin especificar 90 55 9 29
mero significativo de bulos basados en otros Medios periodísticos 15 5 1 3
formatos multimedia –foto, audio y vídeo–, Total 223 105 24 65
cuya presencia es algo más frecuente en re-

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Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio López-Goñi; María-Carmen Erviti

des abiertas como Twitter. Obviamente, por su naturaleza, en YouTube predominan los bulos basados en vídeo, aunque
incluso esos vídeos suelen recurrir a elementos textuales y fotográficos para fabricar sus bulos.
6.2. Territorios
Con respecto a la procedencia o Tabla 3. Procedencia territorial de los bulos (N=292)
ubicación territorial de los bulos, Territorio Nº de bulos Porcentaje
predominan los nacionales, casi la Internacional 84 28,8%
mitad del total (49,7%). Se limitan Nacional 145 49,7%
a menos de un tercio (28,8%) los Local 53 18,2%
de ámbito internacional, y a un
No procede / no especifica 10 3,4%
18,2% los locales.
Total 292 100,0%
El análisis de la variable territorial
en relación con las otras variables Tabla 4. Tema del bulo por territorio (N=292)
del estudio permite obtener re-
Territorio
sultados que arrojan luz sobre las
Tema no procede / Total
dinámicas de creación y propa- internacional local nacional
no específica
gación de los bulos. Por ejemplo,
Ciencia / Salud 48 21 24 9 102
parece haber una relación entre el
contenido de los bulos y su ámbito Política / Gobierno 8 7 63 0 78
territorial (tabla 4). En la esfera in- Otros 28 25 58 1 112
ternacional, los principales conte- Total 84 53 145 10 292
nidos se relacionan con la ciencia
y la salud (57,1%), mientras que a Tabla 5. Fuente del bulo por territorio (N=292)
nivel nacional la política es la ge- Territorio
neradora del mayor número de Fuente no procede / Total
bulos (43,4%). Internacional Local Nacional
no específica
Asimismo, mientras en la esfera Anónima 30 26 43 6 105
nacional predominan los bulos cu- Ficticia 3 2 6 1 12
yas fuentes están suplantadas, es
Real 20 8 33 2 63
decir, que falsamente dicen pro-
venir de fuentes oficiales o em- Suplantada 31 17 63 1 112
presariales, en el caso de los bulos Total 84 53 145 10 292
locales, las fuentes más frecuentes
son las anónimas registrando un Tabla 6. Formatos de los bulos (N=292)
49,1% (tabla 5).
Formato bulo Frecuencia Porcentaje
6.3. Formatos Texto 225 53,8%
Otra variable relevante es el for- Foto 107 25,6%
mato del bulo; es decir, el código Vídeo 61 14,6%
comunicativo empleado por los
Audio 24 5,7%
autores del bulo para transmitir
el contenido falso. En la muestra Otros 1 0,2%
analizada, el formato predomi- Total 418* 100%
nante es el texto, que aparece en [*] Hay bulos que combinan dos o más formatos. Esto explica que el número total de frecuencias
el 53,8% de los casos (tabla 6). A (N=418) de esta tabla sea mayor que el de los bulos de nuestra muestra (N=292).
distancia, le siguen la fotografía
(25,6%), el vídeo (14,6%) y, con una frecuencia muy reducida, el audio (5,7%).
Parece lógico que los bulos empleen predominantemente el texto, por tratarse del formato más fácil de producir y com-
partir. Sin embargo, esta mayor frecuencia del texto también se explica por su fácil combinación con otros formatos. En
efecto, el texto es el formato que más acompaña a otros, especialmente a las fotos y los audios. De hecho, cuando se
asocia con otros formatos, el texto se convierte a menudo en el factor clave para la falsificación. Es común encontrar
fotografías y vídeos reales que son descontextualizados mediante un texto que los atribuye o sitúa de un modo falso.
Por ejemplo, un bulo difundido en Facebook mostraba un vídeo en el que efectivos de las fuerzas de seguridad impedían
acudir a misa a unos ciudadanos; el vídeo iba precedido de un texto, que afirmaba que la escena había tenido lugar du-
rante el confinamiento por el coronavirus. En realidad, se trataba de un vídeo donde varias personas pretendían acceder
a la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos el 12 de octubre de 2019 (Newtral, 28 marzo 2020). En este caso, el
vídeo era real, pero el texto llevaba a engaño.

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

6.4. Temas
Desde el punto de vista temático, los bulos se dividieron en tres categorías principales: 1) Ciencia y Salud, 2) Política y
Gobierno y 3) Otros. Renunciamos a una subdivisión temática más específica por nuestro interés en explorar, sobre todo,
la relación entre los dos primeros ámbitos temáticos. La categoría ‘Ciencia y Salud’ comprende los bulos de tema sanita-
rio y científico, relacionados con la pandemia de Covid-19. ‘Política y Gobierno’ incluye los bulos que, con la pandemia
como marco, tienen como protagonistas o agentes a partidos políticos, a sus miembros, así como asuntos de gobierno
a escala internacional, nacional o autonómica. Finalmente, ‘Otros’ engloba todos los bulos vinculados a la pandemia
que no se incluyen en las dos categorías anteriores; por ejemplo, sobre seguridad ciudadana, sobre marcas comerciales,
sobre celebridades, y similares. El análisis de los datos muestra una distribución bastante homogénea: el 34,9% de los
bulos corresponde a la categoría de Ciencia y Salud, el 26,7% a Política y Gobierno, y el resto (38,4%) a Otros. Estos datos
indican que, como cabría esperar, la desinformación en relación con la pandemia de Covid-19 está fuertemente politi-
zada: más de una cuarta parte de los bulos están relacionados con temas de gobierno y política, principalmente sobre
la gestión directa del Gobierno, así como sobre partidos políticos y sus miembros. Sin embargo, abundan más los bulos
relacionados con los temas de Ciencia y Salud.
Un análisis más detallado permitió desagregar, a su vez, los bulos incluidos en la categoría de Ciencia y Salud en cuatro
apartados:
1) los infundios relacionados directamente con la ciencia,
2) las falsas recomendaciones de salud,
3) las falsedades relacionadas con la gestión sanitaria, y
4) los bulos difundidos por supuestos sanitarios o atribuidos falsamente a instituciones de salud pública.
Los bulos relacionados directamente con la ciencia suponen el 34% de la categoría Ciencia y Salud y la mayoría trata
sobre el supuesto origen del coronavirus (el 16% de todos los bulos de esta categoría). Otros temas relacionados direc-
tamente con la ciencia hacen referencia a la letalidad del virus, su permanencia en el ambiente o están relacionados con
falsas interpretaciones de tratamientos o vacunas. En segundo lugar, destacan las falsas recomendaciones o tratamien-
tos para combatir el virus –desde gárgaras, dietas y vino, hasta la homeopatía o el “suplemento mineral milagroso”– con
un 28% de la categoría Ciencia y Salud. Las falsedades relacionadas con la gestión sanitaria (hospitales y equipamiento),
y los bulos difundidos por supuestos sanitarios (médicos, enfermeras) o atribuidos falsamente a instituciones de salud
pública (Organización Mundial de la Salud), suponen el 23% y el 15% de esta categoría, respectivamente.
Dentro de la categoría de Gobierno y Política, la mayoría de los bulos está relacionada con la gestión directa del Gobierno
de España (el 47,5%), o con personas y/o partidos políticos (35%). El resto tiene que ver con políticas de carácter inter-
nacional (10%) o autonómico (7,5%).
6.5. Fuentes
En la muestra de bulos analizada cabe distinguir cuatro tipos de fuentes. Las más frecuentes son las fuentes suplantadas
(38,4%) y anónimas (36,0%), mientras que las menos frecuentes son las reales (21,6%) y las ficticias (4,1%). Aunque
dentro de cada tipo hay cierta diversidad, estas son las características típicas y algunos ejemplos de cada uno de ellos.
Las fuentes que hemos considerado como suplantadas son aquellas personas físicas o jurídicas a las que se realiza algún
tipo de referencia o atribución falsa de una información. Por ejemplo, uno de los bulos desmentidos (Maldita.es, 19 mar-
zo 2020) indica que una dieta alcalina previene el contagio del coronavirus y señala al Instituto Tecnológico de Monterrey
(México) como origen de la información, lo cual fue desmentido por esta institución.
En otros casos, la fuente del bulo es anónima; es decir, no se desvela el emisor ni la información viene respaldada por
ninguna persona física o jurídica. Generalmente estos bulos se refieren a hechos que en apariencia son fácilmente cons-
tatables o no se basan en un conocimiento experto. Este es el caso del bulo que afirmaba que en la Comunidad de Ma-
drid se estaban declarando algunos hospitales como “libres de coronavirus” para no mezclar a los pacientes; un hecho
que resultó ser falso (Maldita.es, 14 marzo 2020).
Las fuentes reales son aquellas personas físicas o jurídicas que se identifican correctamente, aunque la información sea
falsa. En esta categoría se incluyen personas e instituciones conocidas (por ejemplo, representantes políticos o medios
de comunicación), junto a otras poco conocidas. En ocasiones, el engaño se apoya en el hecho de que se trata de una
persona o institución poco conocida por el público, pero de apariencia solvente. Por ejemplo, un vídeo difundido por las
redes sociales afirmaba que el coronavirus SARS-CoV-2 había sido fabricado en un laboratorio chino y trataba de legiti-
mar la información citando como fuente al sitio web “Global Research” (Newtral, 14 marzo 2020). El vídeo no menciona
que esta web se autodefine como dedicada a “la verdad no contada” y carece del menor aval de la comunidad científica.
Finalmente, las fuentes ficticias son aquellas cuya identidad es imaginaria o fabricada. Un ejemplo es el que aparece
en el vídeo de YouTube titulado “El coronavirus se puede parar en 24 horas”, cuya fuente es “un supuesto licenciado
en biología molecular llamado Isidro Fuentes García” (Newtral, 25 marzo 2020), una persona que en realidad no existe.

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6.6. Tipos de bulos


Por último, el análisis de la muestra nos permitió identificar cuatro tipos de bulos: bromas, exageraciones, descontex-
tualizaciones y engaños. Se trata de modelos paradigmáticos que, es preciso reconocerlo, en ocasiones no resultan
fáciles de distinguir entre sí, pues muestran cierto grado de solapamiento. Por ejemplo, es frecuente hallar bromas que
recurren a la descontextualización como modo de caricaturizar. Asimismo, a menudo no es fácil trazar la línea divisoria
entre la exageración involuntaria y el engaño calculado, particularmente en el debate político. Hecha esta salvedad, lo
cierto es que en nuestra muestra identificamos ejemplos de estos cuatro tipos de bulos.
Por ‘broma’ entendemos aquel tipo de bulo que consiste en la difusión de información falsa, con un fin burlesco, paró-
dico, satírico o caricaturesco. El tipo de bulo que denominamos ‘exageración’ corresponde a aquel mensaje que, a pesar
de tener cierto vínculo con la verdad, traspasa los límites de lo verdadero y entra en el terreno de la falsedad. La ‘descon-
textualización’ es el tipo de bulo que da cuenta de hechos o declaraciones reales en un contexto deliberadamente falso
o tergiversado. Por último, el tipo de bulo que designamos como ‘engaño’ corresponde a la falsificación absoluta, en la
que se fabrican contenidos con la intención de hacer creer a la ciudadanía declaraciones o hechos falsos.
La distribución de estos cuatro tipos de bulos en nuestra muestra es dispar. La modalidad indiscutiblemente más fre-
cuente es el engaño (64,4%), seguida a gran distancia por la descontextualización (17,1%) y la exageración (17,1%), y,
con una presencia casi testimonial, por la broma (1,4%). La explicación de esta distribución tan desigual parece estar
relacionada, al menos parcialmente, con la fuente de nuestra muestra: es lógico suponer que las plataformas de veri-
ficación prestan mayor atención a las fabricaciones informativas más graves, que a las simples bromas más o menos
desafortunadas. Sin embargo, esto no debe conducirnos a concluir que circulan muchos más engaños que bromas. Por
el contrario, cabe perfectamente la hipótesis de que en realidad se publican muchas más bromas que engaños, sobre
todo si en la categoría de bromas incluimos formatos tan populares como los “memes” (Rodríguez, 2013) y similares.
Para comprobar esa hipótesis es necesario otro abordaje metodológico, de carácter netamente cuantitativo y basado
en el análisis de las redes sociales mediante big data, que escapa a los límites de la presente investigación, pero que
pretendemos explorar en futuros trabajos.
La categoría de ‘engaño’ engloba falsificaciones de diverso tipo. Algo más de la mitad –en concreto, 97 de los 188 enga-
ños hallados en la muestra– recurren a la suplantación de identidad; es decir, con el fin de darles mayor verosimilitud,
atribuyen su contenido a fuentes acreditadas que, en realidad, no son autoras del contenido compartido. Es particu-
larmente frecuente la suplantación de marcas comerciales. Por ejemplo, en el bulo que indicaba que Mercadona iba a
“limitar la compra a solo dos artículos por persona” (Maldita.es, 16 marzo 2020) o el que anunciaba que Carrefour había
decidido “abrir sus establecimientos de 7 a 8 de la mañana para personas mayores de 65 años” (Maldita.es, 17 marzo
2020). Más allá de buscar la simple confusión de la ciudadanía, algunos de los engaños –en concreto, 17– tienen la fina-
lidad de la estafa económica: por ejemplo, el que solicitaba el número de cuenta corriente para poder cobrar el subsidio
por ERTE (EFE Verifica, 27 marzo 2020).
La ‘descontextualización’ está frecuentemente ligada a formatos fotográficos o de vídeo: imágenes reales, a menudo de
meses o incluso años atrás, se sitúan falsamente en el presente, en un contexto que no es verdadero. Por ejemplo, una
foto compartida en redes sociales de decenas de ataúdes alineados indicaba que se trataba de muertos por coronavirus
en Italia (Maldita.es, 23 marzo 2020); aunque ciertamente se trataba de una foto tomada en Italia, databa en realidad
de octubre de 2013, cuando decenas de inmigrantes subsaharianos fallecieron ahogados mientras intentaban alcanzar
las costas de Lampedusa.
La modalidad de bulo que hemos tipificado como ‘exageración’ puede detectarse en varios ámbitos, pero menudea
sobre todo en el debate político. En nuestra muestra de 292 bulos, 50 corresponden a exageraciones y, de ellas, 17
proceden de políticos, situados en todo el arco ideológico. Exageración es, por ejemplo, un bulo lanzado por el portavoz
de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, quien indicó que, cuando se recomendaba el
confinamiento domiciliario de la ciudadanía, Vox había enviado “52 diputados de todos los territorios de nuestro país a
trabajar al Congreso de los Diputados” (Maldita.es, 11 abril 2020); la realidad fue que a la sesión del Congreso señalada
por Echenique habían asistido únicamente 16 diputados de Vox. Otro ejemplo corresponde a la diputada del Partido
Popular Cayetana Álvarez de Toledo, quien manifestó que la Comunidad de Madrid, gobernada por su partido, estaba
destinando “el mayor presupuesto de su historia a Sanidad” (Newtral, 27 marzo 2020); el dato era falso. Los bulos por
exageración también fueron propalados por miembros del Gobierno de España. El propio presidente Pedro Sánchez
(PSOE) cometió varias exageraciones en sus comparecencias parlamentarias durante el período analizado; en una de
ellas, por ejemplo, afirmó que España era el único país que estaba notificando “todos los positivos” por coronavirus, así
como el de “todos los fallecidos diagnosticados” (Maldita.es, 10 abril 2020). Una vez más, se trataba de un dato falso en
el marco de un debate político.
La puesta en relación del tipo de bulo con otras variables permite obtener referencias interesantes. Por ejemplo, se
advierte que en todos los ámbitos territoriales predomina el engaño (tabla 7). Si acaso, en los bulos de procedencia
nacional se advierte un reparto algo más equitativo entre las categorías de exageración (17,9%) y descontextualización
(17,2%).

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

Tabla 7. Territorio del bulo por tipo de bulo (N=292)

Tipo de bulo
Territorio Total
Engaño Broma Exageración Descontextualización
Internacional 56 0 12 16 84
Local 35 1 9 8 53
Nacional 91 3 26 25 145
No procede/ no específica 6 0 3 1 10
Total 188 4 50 50 292

7. Discusión y conclusiones
El presente estudio, referido al primer mes de estado de alarma decretado por el Gobierno de España durante la crisis
de la Covid-19, nos ha permitido obtener diversas conclusiones respecto de la tipología de la desinformación vinculada a
la pandemia. Al margen de la dimensión del fenómeno de los bulos, cuyas magnitudes deberán ser evaluadas mediante
metodologías de estudio cuantitativo, esta investigación, basada en análisis de contenido, ofrece referencias novedosas
respecto de diversos aspectos formales y estructurales de los contenidos desinformativos. A partir de esas evidencias
empíricas, realiza además aportes de carácter teórico en torno a los “desórdenes informativos” (Ireton; Posetti, 2018)
en general, y al concepto más específico que hemos definido como ‘bulos’ en particular, ofreciendo una definición y una
tipología de este concepto que podrán ser de utilidad en futuras investigaciones sobre esta disciplina.
En el ámbito empírico, nuestro estudio confirma, en primer lugar, los hallazgos de investigaciones internacionales an-
teriores (por ejemplo, Resende et al., 2019), así como la apreciación de médicos, pacientes y periodistas españoles
(eSalud, 2019), que apuntan a las aplicaciones móviles de mensajería o redes sociales cerradas como aquellas donde se
diseminan en mayor grado y con mayor peligrosidad los contenidos deliberadamente falsos. WhatsApp se ha revelado,
en efecto, como la plataforma donde los bulos se diseminan en mayor cantidad y con mayor alcance. Con todo, también
se advierte una considerable difusión de contenidos falseados en redes sociales abiertas, como Twitter. También en esta
red, además de las cuentas que actúan bajo pseudónimo o identidad falsa, existe un significativo volumen de contenidos
generados por bots, muchas veces con intención de desinformar (Marwick; Lewis, 2017). La metodología empleada, ba-
sada en el análisis de artículos de verificación publicados por plataformas certificadas de fact-checking, no ha aportado
suficiente concreción sobre otras redes sociales en las que se han difundido los bulos de la muestra. Sin contar con más
datos, no se puede valorar adecuadamente el rol que Facebook, Instagram o YouTube han desempeñado en la propaga-
ción de los bulos sobre la Covid-19. En todo caso, las redes sociales en su conjunto, sean cerradas o abiertas, se confir-
man como el entorno principal de difusión de bulos, muy por delante de los medios periodísticos y de otros canales de
comunicación interpersonal como, por ejemplo, los SMS o el correo electrónico.
En lo que se refiere al territorio de procedencia de los bulos, este estudio ha encontrado lo que parece una relación entre
los ámbitos territoriales de los bulos y sus contenidos, fuentes y tipos de engaño. Según el territorio de interés del bulo,
se observan algunas especificidades para las que habrá que avanzar hipótesis que las expliquen.
El ámbito internacional ha ofrecido con más frecuencia bulos en torno a la salud y la ciencia. Podría deberse a que, en el
contexto inicial de la pandemia de Covid-19, la investigación de tratamientos y medios preventivos contra el coronavirus
se gestiona a nivel internacional, incluso mundial. Además, en todo caso, al tratarse de una pandemia, el interés por es-
tas informaciones ha pasado a ser asimismo global. Sin embargo, son los gobiernos nacionales los que, en general, están
enfrentando la gestión de la crisis del coronavirus y, en este sentido, es coherente que entre los bulos nacionales predo-
mine el contenido político. Por el contrario, en el ámbito local, lo científico y lo político pierden interés a favor de otro
tipo de bulos más vinculados a la actividad social y la seguridad ciudadana en esos territorios de proximidad. Del mismo
modo, las fuentes suplantadas, que muchas veces se quieren hacer pasar por organizaciones científicas, de salud o del
Gobierno, no predominan en el territorio local, en el que la autoría de los bulos queda frecuentemente en el anonimato.
En cuanto a las fuentes, el presente estudio confirma que esta variable desempeña un papel clave en cualquier bulo.
Para que el receptor crea el engaño, debe aceptar la “autoridad epistemológica” (Bochenski, 1974) de quien emite el
mensaje. Según este principio, que asumimos habitualmente en muchos aspectos de la vida cotidiana, se reconoce una
especial capacidad de convencer a quien está en una posición privilegiada –supuesta o real–, para conocer el asunto
al que se refiere. En ocasiones, esa autoridad deriva del prestigio o de la profundidad del conocimiento de la persona
o institución que actúa como fuente, como suele ocurrir en el caso de los científicos. Este puede ser el motivo por
el que los resultados de nuestra muestra ofrecen una
alta frecuencia de fuentes suplantadas, tanto científicas En el ámbito local, lo científico y lo polí-
como institucionales. Otras veces, la autoridad procede
de la posición de la fuente: un supuesto testigo directo
tico pierden interés a favor de otro tipo
u observador privilegiado. Por ejemplo, un pretendido de bulos más vinculados a la actividad
transportista que afirma haber llevado material sanitario social y la seguridad ciudadana
a Francia, porque España no lo quiere.

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Ramón Salaverría; Nataly Buslón; Fernando López-Pan; Bienvenido León; Ignacio López-Goñi; María-Carmen Erviti

Uno de los mecanismos habituales en los que se basa El coronavirus ha servido de arma para
el engaño consiste en atribuir autoridad –ya sea de for-
la batalla política y partidista, aunque los
ma implícita o explícita– a una persona que, en realidad,
está hablando sobre un asunto que escapa de su área bulos referidos a la ciencia o a la salud
de especialización. Por ejemplo, un médico de atención han sido más frecuentes que los de con-
primaria que se refiere a cuestiones de virología. Esta tenido político
“autoridad ampliada” se apoya en el desconocimiento
científico del público, que con frecuencia no distingue entre disciplinas científicas relativamente próximas.
La diversidad de tipos de fuentes que se emplean revela que los creadores de bulos manejan hábilmente este principio
de autoridad epistemológica y lo aplican de forma tan intuitiva como eficaz. El hecho de que las fuentes suplantadas
sean las más frecuentes podría deberse al hecho de que combinan un elemento real (la propia fuente) con otro falso (la
información), lo cual hace más difícil detectar el engaño. Por el contrario, las fuentes ficticias, al no contener ese compo-
nente de realidad, pueden resultar menos eficaces para que el bulo resulte creíble.
En cuanto a los formatos empleados en los bulos, se advierte el uso predominante del texto, a menudo en combinación
con otros formatos multimedia. La alta frecuencia de los formatos comunicativos más básicos indica que, al menos por
ahora, la amenaza de los “deep fakes” (Chesney; Citron, 2018), es decir, de los contenidos falsificados mediante tecno-
logías punteras de inteligencia artificial y difícilmente identificables, no ha llegado en absoluto.
Con respecto a la variable temática, aunque se había previsto que el grueso de los contenidos se podría repartir entre las
categorías de ‘Política y Gobierno’ y ‘Ciencia y Salud’, los resultados muestran que hay una gran cantidad de bulos bajo
la categoría de ‘Otros’, de hecho la más voluminosa, con más de dos tercios (38,4%) del total. Esto revela que los bulos
sobre la Covid-19 presentan una temática notablemente diversificada. Asimismo, como en cierto modo era previsible,
se ha demostrado que el coronavirus ha servido de arma para la batalla política y partidista. De todos modos, los bulos
referidos a la ciencia o a la salud han sido más frecuentes que los de contenido político.
Uno de los problemas a los que nos hemos enfrentado durante esta pandemia ha sido la difícil relación entre la “ciencia
exprés” (López-Goñi, 2020, p. 12) y los medios de comunicación. Jamás en la historia de la ciencia la investigación había ido
tan deprisa. En poco más de tres meses desde que se describió el primer caso en China, ya se podían consultar más de 9.000
artículos en la base de datos PubMed sobre el SARS-CoV-2 o la enfermedad Covid-19 (PubMed, 2020). Debido a la urgencia,
muchos de estos trabajos, que se publican en abierto sin una revisión por pares, eran preliminares (pre-prints), algunos
incluso opiniones o recomendaciones. Este exceso de información científica ha sido muy superior a lo que las propias edi-
toriales podían asumir y en la mayoría de los casos se ha publicado sin la revisión que un trabajo de investigación requiere.
Se han publicado artículos de baja calidad, pero de gran relevancia o repercusión pública, otros se han interpretado fuera
de contexto o de forma errónea por personal no especializado, lo que ha fomentado la aparición de bulos.
Por ejemplo, uno de los artículos con menos recorrido sugería que el nuevo coronavirus era una mezcla artificial entre
un coronavirus y el VIH (Pradhan, 2020). Fue publicado el 30 de enero y retirado por los propios autores el 2 de febre-
ro, al comprobar que había errores en sus análisis bioinformáticos y en su interpretación. Sin embargo, fue uno de los
más comentados en redes sociales, promoviendo el bulo del origen artificial del SARS-CoV-2 por ingeniería genética en
un laboratorio (Kelland, 2020). Otro hallazgo científico que tuvo una gran repercusión mediática, incluso política, fue
el del tratamiento con hidroxicloroquina (Gautret et al., 2020). Este artículo era muy preliminar, y se cuestionó incluso
su precisión, pero fue tuiteado por el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Era un tratamiento todavía
experimental, con efectos secundarios, que causó un tremendo ruido mediático con consecuencias también dramáticas:
creó una psicosis que hizo que el compuesto se agotara en muchas farmacias, lo que causó que personas que lo tenían
prescrito para otras enfermedades no tuvieron acceso a esos medicamentos; y que incluso una persona falleciera por
automedicarse. Estos ejemplos demuestran que la combinación de “ciencia exprés” con los medios de comunicación
puede generar bulos especialmente peligrosos si son en materias de salud.
Finalmente, esta investigación establece una tipología de los bulos, concepto que hemos definido como
“todo contenido intencionadamente falso y de apariencia verdadera, concebido con el fin de engañar a la ciuda-
danía, y difundido públicamente por cualquier plataforma o medio de comunicación social”.
Existían clasificaciones previas sobre distintas formas de desinformación (Wardle; Derakhshan, 2017), así como, específi-
camente, sobre las llamadas “fake news” (Tandoc Jr.; Ling; Lim, 2017). Sin embargo, estas tipologías anteriores presentan
inconvenientes cuando se trata de clasificar específicamente contenidos que buscan el engaño premeditado. En efecto, la
clasificación de Wardle y Derakhshan, que comprende siete modalidades, es muy útil; sin embargo, tiene el inconveniente
de mezclar en sus siete modelos cuatro que son propiamente tipos (“satire or parody”, “misleading content”, “impos-
ter content” y “fabricated content”), junto con tres procedimientos desinformativos (“false connection”, “false context”,
“manipulated context”) (Wardle; Derakhshan, 2017, p. 17). Por su parte, la tipología de Tandoc Jr., Ling y Lim (2017, pp.
141-147) también presenta inconvenientes, puesto que, junto con los contenidos satíricos y las fabricaciones informativas
propiamente dichas (“news parody”, “news satire”, “news fabrication”, “photo manipulation”), incluye variantes como los
contenidos publicitarios, de relaciones públicas y propagandísticos (“advertising and public relations”, “propaganda”), cuyo

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Desinformación en tiempos de pandemia: tipología de los bulos sobre la Covid-19

propósito es persuasivo. Esta combinación resulta


problemática, pues una cosa es persuadir, de manera
más o menos oculta, y otra bien distinta comunicar
voluntariamente una falsedad, con la intención de
llevar a engaño. Pensamos, por tanto, que para inves-
tigar el fenómeno de los contenidos desinformativos
divulgados en plataformas de comunicación pública
es preciso concentrarse en aquellos contenidos que,
adoptando una apariencia verdadera, tienen la fina-
lidad deliberada de engañar. Para designarlos hemos
recurrido al término “bulo”, que, además de ofrecer
plena precisión significativa, evita emplear anglicis-
mos innecesarios.
Hemos descrito cuatro tipos de bulos: bromas, exa-
geraciones, descontextualizaciones y engaños. Estos
cuatro modelos se basan en los cuatro primeros tipos
de Wardle y Derakhshan (2017), pero evitan la con-
fusión con los tres procedimientos desinformativos
Figura 1. Diagrama de gravedad de los bulos
también incluidos por estos autores en su tipología.
Finalmente, nuestro estudio nos permite proponer un diagrama de gravedad de los bulos, que se representa mediante
coordenadas cartesianas (figura 1). En efecto, los cuatro tipos de bulos pueden ser representados en un diagrama com-
puesto por dos ejes: uno de falsedad (horizontal) y otro de voluntariedad (vertical). Los bulos son más graves –es decir,
más dolosos e, incluso, punibles– cuanto mayor es el nivel de falsedad y de voluntariedad en su difusión. Dicho de otro
modo: es más grave un engaño que una descontextualización; una descontextualización es a su vez más grave que una
exageración y, esta, por su parte, lo es más que una broma.
Nuestro diagrama de gravedad de los bulos explica, desde el punto de vista teórico, por qué las plataformas de verifi-
cación otorgan más atención a unos bulos que a otros. Al igual que en los medios periodísticos convencionales rige un
criterio de relevancia informativa, en esas plataformas rige otro equivalente de gravedad, que las lleva intuitivamente
a prestar mayor atención a los bulos más graves. Como hemos podido comprobar, las plataformas españolas de veri-
ficación atienden más, en efecto, a los engaños y las descontextualizaciones, que a las exageraciones y las bromas. A
partir de aquí, resta por ver cuál es el volumen y distribución real de cada uno de esos tipos de bulos, sin el tamiz de las
plataformas de verificación.
Que la presente investigación se haya realizado a partir El exceso de información científica ha sido
de bulos previamente seleccionados por plataformas de
muy superior a lo que las propias edito-
verificación puede considerarse, de hecho, como la prin-
cipal limitación metodológica de este estudio. En efecto, riales podían asumir y en la mayoría de
esas organizaciones seleccionan los bulos dignos de veri- los casos se ha publicado sin la revisión
ficación en función de sus propios criterios de relevancia, que un trabajo de investigación requiere
obligadamente subjetivos. En un porcentaje no divulgado
de ocasiones, la elección de los bulos que serán objeto de verificación se realiza a sugerencia de los usuarios; sin embargo,
esa apertura a las indicaciones del público tampoco anula el sesgo. El conjunto de bulos seleccionados por toda plataforma
de verificación responderá siempre a un juicio subjetivo de gravedad o de relevancia informativa. Para superar ese sesgo,
es preciso estudiar muestras no condicionadas por los selectores de los bulos, por más que estos sean verificadores acredi-
tados, como ha ocurrido en esta investigación. Así pues, para avanzar en el conocimiento de la tipología de los bulos, serán
precisos nuevos estudios, basados en observaciones completas de las redes sociales, mediante metodologías de big data.

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¿Qué es psicologia social?

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Serge Moscovici – Psicología Social

Introducción: El campo de la psicología social

A. ¿Qué es psicología social?

La existencia del individuo por un lado y la sociedad por el otro es inevitable, se aceptan como
términos separados, autónomos y con realidad propia. Que se puede conocer uno sin conocer el
otro y que el individuo se reduce a su organismo y la sociedad a sus instituciones y aparatos, uno
se refiere a lo único y el otro a lo colectivo. Uno sería terreno de la psicología y el otro de la
economía o la sociología; más concretamente, el individuo es al psicoanálisis y la sociedad al
marxismo.

Esta partición obedece a una lógica, corresponde a la realidad en los casos extremos. Pero sería
banal decir que el individuo solo existe dentro de la red social y que toda sociedad se compone de
una multitud de individuos, tal como la matereria se compone de una multitud de átomos.
Además, hay que observar que en cada individuo habita una sociedad: la de sus personajes
imaginarios o reales, de los héroes que admira, de los amigos y enemigos, de los hermanos y
padres con quienes nutre un diálogo interior permanente. Y con los cuales incluso llega a sostener
relaciones sin saberlo. Así pues, cuando decimos: existe el individuo y existe la sociedad, dejamos
a un lado la experiencia compartida por casi todo el mundo.

Esta oposición entre individuo y sociedad sin embargo tiene su explicación y es que todo análisis o
explicación exige una abstracción, como en economía cuando se separa el mercado del poder o en
psicología cuando se separa el pensamiento de las emociones. La psicología social se ocuparía del
por qué se produce un conflicto entre individuo y sociedad, siempre que la psicología social trata
este conflicto en paralelo y como si fueran fenómenos independientes entre sí. Como ocurre hoy
en Estados Unidos, pierde su personalidad, convirtiéndose en un apéndice, inútil, de otra ciencia.

La psicología social es la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad. De la sociedad


externa y de la que lleva dentro. Como es fácil imaginar no hay unanimidad en determinar cuál es
el objeto de la psicología social. En la actualidad, tras el abandono del conductismo, la mayoría
estaría de acuerdo en que el objet central exclusivo de la psicosociología son todos los fenómenos
relacionados con la ideología y la comunicación, ordenados según su génesis, estructura y función.

La ideología corresponde a sistemas de representación y actitudes, fenómenos familiares de


prejuicios sociales o raciales, de estereotipos, de creencias, etc. Expresan una representación
social que individuos y grupos forman para actuar y comunicar. Estas representaciones dan forma
a esta realidad mitad física y mitad imaginaria que es la realidad social. Los fenómenos de
comunicación social por otro lado, designan intercamb ios de mensajes linguíticos y no linguisticos
(imágenes, egstos, etc.) entre individuos y grupos; son los medios empleados para transmitir una
información dterminada e influir sobre los demás.

La psicología social es la ciencia de los fenómenos de la ideología (cogniciones y representaciones


sociales) y de los fenómenos de comunicación. A los diversos niveles de las relaciones humanas:
relaicones entre individuos, entre individuos y grupos y entre grupos. Para cada uno de estos
fenómenos disponemos de un conjunto más o menos desarrollado de conocimientos, teorías o
experiencias, que aunadas nos permiten comprender las actividades mentales superiores y ciertos
aspectos psíquicos de la vida social de los grupos.

B. La visión psicosocial

Todo ciencia debe delimitarse. Sin embargo, no hay límites precisos que separen a la psicología
social de la psicología infantil, de la psicología clínica o incluso de la psicología en general, tampoco
hay frontera precisa con la antropología. Todas estas disciplinas comparten un un interés común
por las interacciones humanas y los grupos humanos. Tienen además en común conceptos como la
representación, la influencia, el aprendizaje, etc. Para distinguirla entonces de otras cienicas, hay
que destacar que es una manera de observar los fenómenos y las relaciones, existe una visión
psicosocial.

Tanto el psicólogo como el sociólogo enfocan los hechos utilizando en genral una clave de lectura
binaria, una separación del sujeto y el objeto que son dados y definidos independientemente uno
del otro. El psicólogo pone de un lado el “ego” (individuo) y del otro el “objeto”. Al estudiar los
procesos intelectuales nos interesamos por la manera en que el cerebro trata una información
proveniente del mundo exterior y deseamos saber cómo la aprende, la organiza y la transforma en
un comportamiento definido. El esquema de la relación queda así:

Sujeto individual (ego, organismo)  objeto (medio ambiente, estímulo)

En sociología encontramos un esquema muy similar, la diferencia es que el sujeto ya no es un


individuo sino una colectividad (el grupo, la clase social, el Estado, etc.) o bien una multitud de
sujetos que cambian, negocian, comparten una misma visión del mundo, etc. El objeto también
está constituido por otras personas o grupos, lo llamado entorno humano. Estos sujeto y objeto
están diferenciados, pero la importnacia está en saber cómo se comportan las diverdas categorías
de individuos en sociedad, o bien cómo la acción de cada individuo se transforma en una acción
colectiva. La manera de observar, se podría guiar por el siguiente esquema:

Muchos psicólogos sociales han reducido los fenómenos psicosociales a fenómenos psicológicos y
los fenómenos sociales a fenómenos individuales. Y no obstante existe una visión psicosocial que
se traduce por una lectura ternaria de los hechos y las relaciones. Su particularidad consiste en
sustituir la relación a dos términos, entre sujeto y objeto, heredada de la filosofía clásica, por una
relación en clave de tres términos: Sujeto individual — Sujeto social — Objeto. Para expresarme
de otra manera: Ego — Alter — Objeto, obviamente diferenciado.
Pero esta relación dé sujeto a sujeto en su relación con el objeto puede concebirse de manera
estática o dinámica, es decir, puede corresponder a una simple «co-presencia» o a una
«interacción» que se traduce en modificaciones que afectan el pensamiento y el comportamiento
de cada individuo. A este respecto podemos distinguir dos mecanismos que ilustran perfecta
mente esta distinción: la facilitación social de una parte y la influencia social, por la otra. La
primera consiste en que la simple presencia de un individuo o de un grupo haga que un individuo
prefiera o aprenda con mayor facilidad las respuestas más familiares y las menos originales. La
influencia social consiste en que un individuo sometido a la presión de una autoridad o de un
grupo adopte las opiniones y conductas de dicha autoridad o grupo.

De estos contados ejemplos se desprende una óptica o enfoque que, trascendiendo la dicotomía
«sujeto-objeto», recorre una gama de mediaciones operadas por la relación fundamental con los
demás. Reconozco que éste no es más que un pequeño desplazamiento con respecto a la clave
habitual de lectura de la psicología y, en ocasiones, de la sociología. E incluso de la psicología social
clásica marcada por el conductismo. El desplazamiento operado implica pasar de una concepción
binaria de las relaciones humanas, tan extendida, a una concepción ternaria que, por ser compleja,
no es menos rica.

Para tener una manera de ver las cosas, es necesario desprenderse de ciertos prejuicios que
suponen obstáculos. El primero consiste en la opinión bastante difundida según la cual hay que
agregar un suplemento espiritual a los fenómenos sociales. En términos claros, esto significa que
se debe explorar el aspecto subjetivo de los acontecimientos de la realidad objetiva. Por realidad
objetiva debemos comprender la realidad económica y social. En general, las cosas se presentan
así. Se comienza por analizar los diversos aspectos del sujeto «colectivo»: el poder, las
desigualdades económicas, la clase social, los intereses de los grupos y otros muchos aspectos.
Una vez constituido el marco de esta manera, constatamos las diferencias con respecto a lo que
debería pensar o hacer ese sujeto colectivo si obedeciera a los amplios determinismos económicos
o sociales: descuida sus intereses, no vota a la izquierda en períodos de crisis, no se rebela contra
el poder, etc.

El segundo obstáculo guarda una simetría perfecta con el primero. Es sabido que la psicología
studia una suma impresionante de fenómenos: la percepción, el razonamiento, la ansiedad, el
desarrollo infantil, el aprendizaje... para sólo mencionar unos cuantos. Pero los estudia en el
individuo aislado, como si fuese autista. Así, encargamos a un niño que cumpla una tarea o que
rellene un test. Más tarde, en vista de su diligencia y de sus resultados, concluimos que su
evolución intelectual sigue efectivamente la teoría de Piaget o de Bruner.

Así pues, a fin de aportar un suplemento de materia, de realidad en suma, el psicólogo se cree
obligado a volver a estudiar los mismos fenómenos en el seno de la sociedad, después de haberlos
estudiado en el vacío social. Naturalmente encarga a la psicología social que añada una dimensión
objetiva a los fenómenos subjetivos, que vuelva a situar en el contexto de la sociedad aquello que
ha sido analizado fuera de dicho contexto. De esta manera, se le pide que analice el juicio social, la
percepción social, etc., que califique lo que aún no lo ha sido.

El hecho es que, para cada uno de ambos casos, vemos en la psicología social el medio de
satisfacer una carencia: por una parte, llenar al sujeto social de un mundo interior, y por la otra,
resituar al sujeto individual en el mundo exterior, es decir, social. Así pues, su naturaleza sería
psicológica para unos y sociológica para otros. Sería, al mismo tiempo, un híbrido y una ciencia de
residuos de cada una de las ciencias vecinas.

Resulta absurdo decir que, mientras estamos solos, obedecemos a las leyes de la psicología, que
nos conducimos movidos por emociones, valores o representaciones. Y que una vez en grupo
cambiamos bruscamente para comportarnos siguiendo las leyes de la economía y de la sociología,
movidos por intereses y condicionados por el poder. O viceversa. Desde hace mucho tiempo,
Freud ha hecho justicia y revelado la inanidad de este absurdo: «La oposición entre la psicología
individual y la psicología social o psicología de las muchedumbres, escribía, que a primera vista
puede parecemos importante, pierde mucho de su acuidad al examinarla a fondo.

En realidad, la psicología social analiza y explica los fenómenos que son simultáneamente
psicológicos y sociales. Este es el caso de las comunicaciones de masas, del lenguaje, de las
influencias que ejercemos los unos sobre los otros, de las imágenes y signos en general, de las
representaciones sociales que compartimos y así sucesivamente.

C. Las diversas teorías que nos ocupan

Para empezar veamos lo que es una teoría. Podemos definirla como un conjunto de proposiciones
ligadas lógicamente que clasifican y explican un conjunto de fenómenos. Estas proposiciones
también sirven para prever ciertos comportamientos o efectos hasta entonces inobservados, al
igual que el físico predice la existencia de una partícula desconocida. En pocas palabras, podemos
ilustrar las teorías y, hasta cierto punto, probarlas. Al menos, ésta es la línea de conducta que
sigue la ciencia y la regla que se impone el investigador.

Las teorías paradigmáticas cuyo papel esencial consiste en proponer una visión global de las
relaciones y comportamientos humanos. Antiguamente se habría dicho que proponen una visión
de la naturaleza humana. Tomemos como ejemplo la teoría del campo de Lewin. Esta teoría parte
de la idea, tomada de la física, de que el mundo psicológico puede ser considerado como un medio
en cuyo seno los individuos constituyen singularidades, concentraciones de fuerzas que actúan por
proximidad. Nada está aislado ni separado de manera duradera. De modo que el campo
comprende todas las influen cias conexas, afectivas e intelectuales que afectan un
comportamiento determinado cuando éste se produce.

Las teorías fenomenológicas generalmente intentan describir y explicar una familia de fenómenos
conocidos y muy conocidos. Unas se ocupan de los fenómenos fundamentales, por ejemplo, la
influencia; otras se ocupan de fenómenos que no lo son tanto. Pero independientemente de la
importancia que esto tenga, cada teoría responde a dos preguntas: ¿cómo? y ¿por qué? Y al
hacerlo, todas ellas abrigan la ambición de revelar la causa de un cierto número de efectos. He
aquí la hipótesis fundamental: la mayoría de los objetos sociales son ambiguos y es esto lo que los
distingue de los objetos físicos. Carecemos de criterios claros y precisos para juzgarlos.

Las teorías operatorias tratan de llegar a un mecanismo elemental, desconocido hasta entonces, y
que explica un conjunto de hechos. También prevén hechos nuevos y sorprendentes. La teoría de
la disonancia cognitiva constituye sin duda el ejemplo más brillante. Ahora daremos un repaso a
sus grandes líneas. Según su autor, Festinger, cuando una persona dispone respecto a un objeto
de dos cogniciones o dos representaciones acordes entre sí, hay consonancia y la persona en
cuestión siente satisfacción. Por el contrario, supongamos ahora dos cogniciones o
representaciones que no son acordes entre sí e incluso son opuestas entre sí. En este caso hay
disonancia y la Persona es víctima de la ansiedad.

Los tres tipos de teorías coexisten dentro de la psicología social. Ninguna de ellas constituye un
tipo puro y cada una podría incluso ser clasificada en varias rúbricas. Pero, en su conjunto,
podemos reconocer fácilmente su es pecificidad lógica y su función en el estudio de los
fenómenos. En este manual las veremos en acción, y no hay que dejarse desalentar por su
disparidad. Cada una de ellas corresponde a un estado de las investigaciones en un campo y posee
su propia fecundidad.

D. Los métodos de verificación de las teorías y de observación de las realidades

En la discusión precedente hemos explorado el campo de la psicología social su forma de ver los
fenómenos y el tipo de teorías que produce. Nos queda la tarea de describir los principales
métodos de investigación a los que podemos recurrir para dar cuerpo a estas teorías y ponerlas en
práctica. Dos métodos retendrán nuestra atención: el método de observación sistemática y el
método experimental. Los examinaremos sucesivamente, acordando una atención especial a sus
ventajas e inconvenientes. Cada uno plantea problemas éticos y sociales que interesan de manera
especial a nuestra disciplina.

El método de observación. - La mejor manera de aprender algo sobre la vida del individuo y del
grupo consiste en una investigación llevada a cabo sobre el terreno. El psicosociólogo que trabaja
sobre el terreno, un poco como el clínico, intenta registrar de manera precisa y sistemática las
actividades realizadas por las personas dentro pe su marco normal. Toma notas o emplea el
magnetófono, el vídeo, el cine. Tales investigaciones han sido evadas a cabo durante
manifestaciones de masas o en la vivienda de particulares, en las comunidades rurales e incluso en
las aulas.

Una de las formas de observación más corrientes es sin duda la encuesta. En el marco de una
encuesta, los psicosociólogos utilizan el procedimiento de la entrevista para estudiar los
sentimientos, las preferencias, las representaciones o las acciones de la gente. Se estimula a las
personas para que se expresen con la mayor integridad posible y lo que dicen es registrado en un
magnetófono. Se trata de encuestas por medio de entrevistas. No obstante, a menudo se emplea
un cuestionario compuesto de preguntas con una redacción precisa: «¿Qué piensa usted de la
pena de muerte?» «¿Tiene contacto con policías?» Preguntas a las que la persona debe dar
respuestas no menos precisas, formuladas con anterioridad o, más exactamente, elegir de entre
las respuestas propuestas aquella que corresponde a su propia opinión.

El método experimental. — La palabra experiencia da escalofríos. En muchas personas suscita la


misma reacción que la palabra matemáticas. Vemos las cifras, sentimos su rigor y sentimos temor
de éste. Por esa razón nos negamos incluso a escuchar o leer un relato de experiencias, al igual
que nos negamos a leer una página de matemáticas.

La investigación experimental requiere dos factores; el factor que el experimentador varía


sistemáticamente —en este caso los puntos— recibe el nombre de variable independiente. El
comportamiento resultante de la manipulación experimental —en este caso la convergencia de
juicios individuales— es denominado variable dependiente. Para dominar la relación entre dos
variables, el investigador se ve obligado a trabajar en un laboratorio. A fin de controlar mejor el
desarrollo de las experiencias, a menudo emplea a un asistente que conduce la experiencia, pero
que no está al tanto de la hipótesis ni de los resultados esperados.

Por otra parte, y esto constituye algo particular de la psicología social, se utilizan cómplices. Estos
son individuos parecidos a los que participan en la experiencia y que deben hacer lo que hacen los
otros. Pero en realidad han recibido instrucciones con anterioridad. El experimentador les ha
pedido que respondan de cierta manera o que hagan un cierto número de cosas. Así, en la
experiencia de Milgram sobre la obediencia a la autoridad, la persona que recibe la descarga
eléctrica, que gime y se tuerce de dolor, es en realidad un cómplice del experimentador y finge
que sufre.

La psicología social es probablemente la única ciencia social que recurre de manera predominante
a la experimentación. Podríamos decir sin sombra de duda que actualmente se ha convertido en
una ciencia experimental. Numerosos psicosociólogos se rebelan contra esta tendencia y rechazan
de manera radical el espíritu que la anima. Han buscado métodos de recambio a fin de aflojar la
tenaza del laboratorio. Por ejemplo, se ha dicho que la experiencia sobre el terreno ofrece la
principal solución de recambio para la experimentaci6n clásica, pues permite conciliar una
descripción rigurosa de los fenómenos con la riqueza de lo real, a menudo menospreciada entre
los cuatro muros de un laboratorio.

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UNIDAD I
1. TIPOS DE COMUNICACIÓN
1.1. Definición de Comunicación Social
1.2. Diferentes Modelos de Comunicación
1.2.1. Los Modelos Técnicas
1.2.2. Los Modelos Lingüísticos
1.2.3. Los Modelos Psicosociológicos
1.2.4. Los Modelos Inter-hablantes

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Anàlisi 33, 2006 45-62

La interacción y la comunicación desde los enfoques


de la psicología social y la sociología fenomenológica.
Breve exploración teórica
Marta Rizo García
Academia de Comunicación y Cultura
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
mrizo@yahoo.com

Resumen

En este texto se presenta una exploración teórica del concepto de interacción, visto desde
los espacios conceptuales de dos de las fuentes históricas de la ciencia de la comunicación:
la psicología social y la sociología fenomenológica. En un primer momento se establecen
algunas de las premisas y conceptos básicos de cada uno de los enfoques, para luego inter-
pretar las aportaciones que ambos han hecho a la conceptualización de la interacción y la
comunicación. Las reflexiones presentadas en este artículo forman parte del trabajo reali-
zado en el Grupo hacia una Comunicología Posible (GUCOM, México).
Palabras clave: interacción, comunicación, psicología social, sociología fenomenológica,
comunicología, ciencia de la comunicación.

Abstract. Interaction and communication from the perspective of social psychology and
phenomenological sociology. A brief theorical explanation

This text displays a theoretical exploration of interaction concept, sight from the concep-
tual spaces of two of the historical sources of the science of the communication: Social
Psychology and Phenomenological Sociology. At a first moment some of the premises and
basic concepts of each one of the approaches settle down, soon to interpret the contribu-
tions that both have made to the conceptualization of interaction and communication.
The reflections presented in this article comprise of the work made in the «Group towards
a Possible Communicology» (GUCOM, México).
Key words: Interaction, Communication, Social Psychology, Phenomenological Sociology,
Communicology, Communication Science.

Sumario
1. La dimensión comunicológica 5. Una lectura de la interacción
de la interacción desde el enfoque sociofenomenológico
2. Breve exploración de la psicología social 6. El interaccionismo simbólico
3. Breve exploración de como propuesta psicosocial
la sociología fenomenológica y sociofenomenológica
4. Una lectura de la interacción 7. Para cerrar: interacción y comunicación
desde el enfoque psico-social 8. Bibliografía
46 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

1. La dimensión comunicológica de la interacción


La comunicación se ha definido desde enfoques muy distintos. Uno de ellos,
el que pone el acento en las definiciones originarias del término, es el que la
vincula con la interacción. La comunicación, como fundamento de la inte-
racción social, es el mecanismo que ha hecho posible la existencia de lo que
llamamos sociedad. Es el principio básico de la organización social, y como
tal, es requisito indispensable para las relaciones sociales. Todo ello pone de
manifiesto que la comunicación, antes que nada, es un proceso social articulado
en torno al fenómeno de compartir, de poner en común, de vincular.
Esta primera aproximación al concepto de comunicación apunta hacia la
necesidad de profundizar en la exploración de su materia prima, la interacción.
Éste es precisamente el objetivo final de este texto: ahondar en la definición de
la interacción, en su relación de interdependencia con la comunicación y, final-
mente, en su carácter de base de toda relación social. La propuesta radica en defi-
nir la interacción con base a dos fuentes históricas concretas: la psicología social
y la sociología fenomenológica. Y la elección no es azarosa, es parte de la pro-
puesta teórica del grupo Hacia una Comunicología Posible1, que parte de la
existencia de cuatro grandes dimensiones de estudio de la comunicología
—expresión, difusión, interacción y estructuración—, y de siete fuentes básicas
para la reconstrucción del pensamiento comunicológico —economía política,
cibernética, semio-lingüística, sociología funcionalista, sociología crítica-cultural,
sociología fenomenológica y psicología social—. Siendo las dos últimas fuentes
las menos exploradas y trabajadas en el campo académico de la comunicación, por
el predominio de los estudios sobre medios de difusión de información, se con-
sidera primordial un primer acercamiento a sus espacios conceptuales, así como
a sus posibles aportaciones hacia una construcción teórica de la interacción.
La interacción es escenario de la comunicación, y a la inversa. No existe
una sin la otra. En el proceso de comunicación los sujetos proyectan sus sub-
jetividades y modelos del mundo, interactúan desde sus lugares de construcción
de sentido. En términos muy generales, la interacción puede ser comprendida
como «el intercambio y la negociación del sentido entre dos o más partici-
pantes situados en contextos sociales» (O’Sullivan, et al., 1997: 196). Otra
definición, igualmente general, apunta que «en la interacción social, el acento
está puesto en la comunicación y la reciprocidad entre quienes promulgan,
utilizan y construyen los códigos y las reglas» (O’Sullivan, et al., 1997: 196).
Ambas definiciones ponen de manifiesto que sólo hay interacción social si hay
una reciprocidad observable por parte de otros. En el proyecto «Hacia una
Comunicología Posible», la interacción es definida como el «corazón de la
comunicología» (Galindo, 2003), y en un sentido más específico, se la define
como la relación entre sistemas de comunicación, para diferenciarla de los sis-
temas de información o medios de difusión.

1. Para mayor información, ver textos publicados en el Portal de Comunicología, disponible


en: http://www.geocities.com/comunicologiaposible.
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 47

Generalmente se asocia el término interacción al de comunicación inter-


personal, a las relaciones de comunicación en situación de co-presencia. Aunque
como ya se ha dicho, desde la propuesta de Hacia una Comunicología Posible
la definimos como la relación entre sistemas de comunicación, hay que establecer
algunas apreciaciones básicas que ayuden a entender qué es la comunicación
interpersonal y cómo ésta se relaciona con la interacción. Para empezar, se con-
sidera que la comunicación interpersonal es la base de todas las comunicacio-
nes humanas. Comprende interacciones en las que los individuos ejercen
influencia recíproca sobre sus respectivos comportamientos, siempre en una
situación de presencia física simultánea. En la relación de interacción, cada
interlocutor intenta adaptarse al comportamiento y expectativas del otro, pues-
to que como se verá, la interacción implica el establecimiento de reglas, normas
y dinámicas compartidas. Siguiendo a Goffman (1972), las interacciones son
la realización regular y rutinaria de los encuentros, o dicho de otra forma,
son situaciones sociales completas, lo cual las aleja de los meros actos lineales
de transmisión de información.
Este texto presenta una primera aproximación al concepto de interacción
—y por ende, de comunicación— a partir de los marcos interpretativos de la
psicología social y la sociología fenomenológica, ambos campos del saber a
caballo de varias disciplinas.

2. Breve exploración de la psicología social


La psicología social nace a principios del siglo XX. Concretamente, se apunta la
fecha de 1908 como año de nacimiento, el mismo que ve nacer la publicación
de las dos obras que se consideran fundadoras de este campo de conocimiento:
Social Psychology: An Outline and Source Book, de E. A. Ross; e Introduction to
Social Psychology, de W. McDougall.
En términos generales, y a pesar de que todavía no parece haber consen-
so en el establecimiento de límites que separen la psicología social de otros
campos de la psicología y la sociología, se suele marcar como objetivo principal
de la psicología social la armonización de los enfoques individuales y socia-
les en la reflexión sobre la realidad social. El interés básico de esta disciplina
radica en el análisis de las interacciones sociales entre individuos. Existen
muchas definiciones de la psicología social. Entre ellas, destacan las que ponen
el acento en su carácter de disciplina que estudia «las influencias que las per-
sonas tienen sobre las creencias o conductas de otros» (Aronson, 1979), o
bien aquellas que afirman que la psicología social intenta comprender «cómo
el pensamiento, los sentimientos o la conducta de los individuos están influi-
dos por la presencia actual, imaginada o implícita de los demás» (Allport,
1968), o las que la definen como el «estudio científico de las manifestacio-
nes de comportamiento de carácter situacional suscitadas por la interacción de
una persona con otras personas o por la mera expectativa de tal interacción,
así como de los estados internos que se infieren lógicamente de estas mani-
festaciones» (Rodrigues, 1981). Como se puede observar, en todos los casos
48 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

sobresalen las referencias a la influencia social y a la interacción entre indivi-


duos.
Una de las corrientes de mayor importancia dentro del pensamiento psico-
social, aunque en algunos casos se ha ubicado dentro de corrientes de corte
más sociológico y fenomenológico, es el llamado interaccionismo simbólico,
cuyo origen se fecha en el año 1938, cuando Herbert Blumer bautiza con este
nombre a la corriente. El interaccionismo simbólico pone el acento en la
importancia de la negociación de sentido entre sujetos sociales; considera que
la conducta humana no se basa en el esquema de estímulo-respuesta propues-
to por el conductismo más radical; otorga un enorme privilegio al estudio de
los contextos sociales en los que tienen lugar las interacciones cotidianas; y
pone énfasis en la interdependencia que existe entre las variables que participan
en una situación concreta de interacción2.
El espacio conceptual de la psicología social tiene un carácter eminente-
mente interdisciplinario. Sus reflexiones se han constituido a partir del con-
tacto con otros enfoques y perspectivas, de ahí que en ocasiones se complique
su definición y la acotación de sus especificidades como mirada sobre lo social.
Desde su nacimiento, la psicología social aborda temas relacionados con la
influencia social y la interacción, pero en términos más específicos, se pueden
enlistar algunos conceptos o campos de reflexión privilegiados por el enfoque
psico-social, a saber: la percepción social, la cognición social, las actitudes, la
persuasión, la socialización, las conductas sociales, la personalidad, el com-
portamiento y estructura de los grupos sociales, la relación entre el ambiente
y el comportamiento y la comunicación humana, entre otros. A su vez, dentro
de las reflexiones sobre la comunicación humana desde la perspectiva psico-
social, destacan referencias al lenguaje verbal y no verbal, a los rumores y a la
construcción de la opinión pública.
Como se puede observar, la psicología social se ha interesado por un amplio
abanico de fenómenos que han sido también abordados por otras disciplinas.
En términos generales, todos los fenómenos comparten el ser a la vez indivi-
duales y sociales, lo cual delimita ya una de las especificidades del enfoque
psico-social. La amplitud del espacio conceptual de esta disciplina —si es que
así puede ser denominada— conlleva a una gran variedad de teorías, entre las
cuales, además del interaccionismo simbólico ya apuntado, destacan el psi-
coanálisis social, el conductismo social, la teoría del aprendizaje social, las teo-
rías del intercambio social, la teoría de la Gestalt y el sociocognitivismo, entre
otras. Pese a que todas ellas parten de una misma premisa general —los hechos
sociales no pueden abordarse sin tomar en cuenta al sujeto individual, y a la
inversa—, cabe destacar que cada propuesta acentúa elementos o fenómenos
específicos.
El psicoanálisis, pese a que no se puede considerar propiamente una teoría
psico-social, ha tenido ciertas repercusiones en la psicología social, sobre todo

2. El apartado 6 de este texto profundiza en las aportaciones del interaccionismo simbólico


en la conceptualización de la interacción y la comunicación.
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 49

cuando ha confluido con otras ciencias sociales como la antropología y la socio-


logía. Ya Sigmund Freud (1921) había afirmado que la psicología individual era
sobre todo psicología social, es decir, que las conductas sociales podían ser
explicadas a partir de los mismos principios psicoanalíticos con los que se expli-
caba el comportamiento individual. El concepto de superyó y la consideración
de la sociedad como producto de la naturaleza y como represora del individuo
son los principales aportes del psicoanálisis social. Por su parte, el conductismo
social representa una reacción ante el predominio del conductismo positivista
hasta entrados los años 60. El primer psicólogo social conductista fue F. Allport
(1968), al cual se debe la utilización de la metodología experimental en psi-
cología. A grandes rasgos, las premisas del conductismo social pueden sinte-
tizarse como sigue: el hombre es ante todo su conducta, considerada como la
reacción a estímulos externos; el comportamiento humano es predecible; el
proceso de socialización es un proceso de aprendizaje. La última idea acerca
de la teoría del conductismo social a la del aprendizaje social, que trata de expli-
car el comportamiento humano y la personalidad a partir de los postulados
obtenidos de los experimentos sobre aprendizaje. Las teorías del intercambio
social han sido abordadas por la antropología, la sociología y, por supuesto, la
psicología social. A partir del concepto de «regla de reciprocidad», los repre-
sentantes de estas teorías hablan de las motivaciones humanas en términos de
costes y beneficios, así como de la interdependencia que se da entre los indi-
viduos que participan en una interacción. La teoría de la Gestalt, quizás la más
conocida y representativa de este abanico de propuestas psico-sociales, cons-
truye conocimiento científico a través de la experimentación, y parte de la con-
sideración del ser humano como un sujeto con capacidad para realizar
actividades constructivas, y con capacidad para recibir, utilizar, manipular y
transformar la información. Para la Gestalt, el todo es distinto a la suma de
las partes, lo cual acerca esta teoría a los enfoques sistémicos iniciados por
Heinz Von Foerster (1991); el campo de estimulación está constituido por
fenómenos interconectados y no por elementos aislados; y por último, el campo
perceptivo está organizado por el campo estimulativo. Finalmente, el enfoque
del sociocognitivismo se inscribe en las teorías cognitivas en psicología social.
En concreto, el sociocognitivismo propone un paradigma alternativo al con-
ductismo, y se fundamenta en las teorías cognitivas del procesamiento de infor-
mación.
Este breve recorrido por las teorías de la psicología social pone de mani-
fiesto la amplitud del espacio conceptual de esta disciplina, su multiplicidad
de enfoques, conceptos y temáticas abordadas.

3. Breve exploración de la sociología fenomenológica


La sociología fenomenológica está basada en la filosofía de Husserl (1954) y
en el método de comprensión (verstehen) de Max Weber (1978). El debate
general gira en torno a cómo se puede lograr el conocimiento, y su aparición
debe sustentarse en la comprensión de la fenomenología como instancia de
50 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

aproximación metodológica a lo cotidiano. Desde un punto de vista episte-


mológico, la fenomenología implica una ruptura con las formas de pensamiento
de la sociología tradicional, ya que enfatiza la necesidad de comprender, más
que de explicar, la realidad, sugiriendo que es en el durante, en el aquí y en el
ahora, donde es posible identificar elementos de significación que describen
y construyen lo real. En este sentido, el objetivo general de la fenomenología
es describir al hombre en el mundo, no analizarlo o explicarlo. Y para ello, este
programa teórico parte de la estructura del contenido y de la interpretación
de la realidad, a través de los significados subjetivos que otorgan a ella los suje-
tos sociales. Dicho de otra forma, la fenomenología se pregunta por las formas
y procesos que constituyen objetivamente —e instituyen intersubjetivamen-
te— a las estructuras de la realidad, como una construcción y reconstrucción
permanente de la vida social.
Los seres humanos son tratados como personas, como sujetos de concien-
cia, cognoscentes, y no como meros objetos de la naturaleza. El énfasis, por
tanto, no se encuentra ni en el sistema social ni en las relaciones funcionales
que se dan en la vida en sociedad, sino en la interpretación de los significados
del mundo (lebenswelt) y las acciones e interacciones de los sujetos sociales.
Del mundo conocido y de las experiencias intersubjetivas compartidas por los
sujetos, se obtienen las señales, las indicaciones para interpretar la diversidad de
símbolos. Por ello, se dice que el método fenomenológico no parte de una teo-
ría fundada, sino de la observación y descripción del mundo empírico, la misma
que le provee de elementos para su interpretación y teorización.
Para situar el nacimiento y establecer las especificidades de la sociología
fenomenológica, es necesario hacer un breve apunte de las etapas de la feno-
menología general. Se considera que son cuatro los momentos por los que ha
pasado esta corriente de pensamiento. A principios del siglo XX se tematizan
los aspectos fundacionales de las ciencias formales, el lenguaje, la percepción y
la representación; en un segundo momento, alrededor de la Primera Guerra
Mundial, se consolida la propuesta de una fenomenología constitutiva, con la
idea de la reducción fenomenológica3 de Edmund Husserl como aspecto prio-
ritario; la tercera etapa se da entre los años 20 y los 50, con el surgimiento de
la fenomenología existencial en Francia, cuyo máximo representante es Martin
Heiddeger; y por último, la última etapa se desarrolla desde la segunda mitad
del siglo XX, con la restauración de la fenomenología en Alemania y con el
advenimiento de la corriente hermenéutica.
La sociología fenomenológica —también denominada sociofenomenología
o fenomenología sociológica— se desarrolla a partir de premisas un tanto ale-
jadas de las propuestas filosóficas de Edmund Husserl. Alfred Schütz es el máxi-

3. La reducción fenomenológica o eidética hace referencia a un artificio utilizado para llegar


al fenómeno mismo, donde volver a las cosas mismas es volver a este mundo antes del cono-
cimiento y de toda determinación científica, abstracta y simbólica (Merleau-Ponty, 1945).
Se trata, dicho de otro modo, de poner entre paréntesis lo que uno sabe y siente, de dudar
de estos conocimientos para, precisamente, darse cuenta de ellos y hacerlos explícitos.
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 51

mo representante de esta corriente, y su interrogante básico es el siguiente:


¿dónde y cómo se forman los significados de la acción social? Esta pregunta
deja entrever que el precedente inmediato de la fenomenología con orienta-
ción social lo encontramos en la Escuela de Chicago, concretamente en su
interés por conocer y explicar los marcos de referencia de los actores sociales.
En este sentido, la sociología fenomenológica puede ser considerada, en sí
misma, un programa de investigación. Se trata de una ciencia de la sociedad
inspirada en la tradición filosófica de la fenomenología, cuyo problema básico
es la cuestión de la sociabilidad como forma superior de intersubjetividad. Esta
preocupación básica parte de varias ideas importantes: el estudio de la vida
social no puede excluir al sujeto; éste está implicado en la construcción de la rea-
lidad objetiva que estudia la ciencia social; el elemento central es, entonces, el
fenómeno-sujeto.

3.1. El tránsito de la primera fenomenología a la sociología fenomenológica


de Schütz, Berger y Luckmann
La fenomenología del mundo social está más cercana a la sociología que a la
filosofía husserliana que inauguró el pensamiento fenomenológico. De algu-
na manera, Alfred Schütz retoma las ideas básicas de la propuesta de Husserl
y las aplica al análisis de la realidad social.
El enfoque de Schütz parte de la necesidad de analizar las relaciones inter-
subjetivas a partir de las redes de interacción social. En La fenomenología del
mundo social, Schütz (1972) toma como punto de partida para su análisis de la
estructura significativa del mundo tanto a la fenomenología de Husserl como
a la metodología de Weber (sociología comprensiva). Pese a poder determinar
tan claramente los antecedentes presentes en su obra, cabe destacar varios ele-
mentos que constituyen las principales aportaciones de Alfred Schütz al pen-
samiento sobre lo social. En primer lugar, está la incorporación del mundo
cotidiano a la investigación sociológica, a partir de la reivindicación como obje-
to de estudio de la sociología el ámbito de la sociabilidad, es decir, el conjunto
de las relaciones interpersonales y de las actitudes de la gente que son prag-
máticamente reproducidas o modificadas en la vida cotidiana. Y, en segundo
lugar, la sociología fenomenológica de Schütz define las características princi-
pales del mundo de la vida cotidiana —sus significados son construcciones
sociales; es intersubjetivo; está conformado por personas que viven en él con una
actitud «natural»4; es un ámbito familiar en el que los sujetos se mueven con
un «acervo de conocimiento a mano».

4. La «actitud natural» consiste en tomar las cosas de manera arcaica, irreflexiva y práctica, tal
como aparecen. En este sentido, y retomando a Husserl, esta actitud se contrapone con la
actitud fenomenológica del científico, fundamentada en la reducción eidética. Dicho de
otra forma, la actitud natural es una actitud desinteresada, implica la abstención de la par-
ticipación intencional en el modo de la practicidad. Por su parte, la actitud fenomenoló-
gica tiene una intención de reflexividad, implica poner entre paréntesis al mundo y a nosotros
mismos como sujetos.
52 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

Alfred Schütz coincide con Max Weber en el reconocimiento de la impor-


tancia de la comprensión del sentido de la acción humana para la explicación
de los procesos sociales. Para ambos, la sociedad es un conjunto de personas
que actúan en el mundo y cuyas acciones tienen sentido; y es relevante tratar
de comprender este sentido para poder explicar los resultados del accionar de
los sujetos. Sin embargo, mientras que para Weber la comprensión es el méto-
do específico que la sociología utiliza para rastrear los motivos de los actores
y así poder asignar sentido a sus acciones, Schütz le otorga a la comprensión un
papel mucho más importante: considera que el mundo en el cual vivimos es
un mundo de significados, un mundo cuyo sentido y significación es cons-
truido por nosotros mismos y los seres humanos que nos precedieron. Por
tanto, para Schütz, la comprensión de dichos significados es nuestra manera
de vivir en el mundo; la comprensión es ontológica, no sólo metodológica.
En ambos casos, y posteriormente lo veremos también en Berger y
Luckmann, la propuesta de la sociología fenomenológica implica una apuesta
por el estudio y explicación del verstehen, es decir, de la experiencia de sentido
común del mundo intersubjetivo de la vida cotidiana. La propuesta de Schütz,
en este sentido, destaca por su comprensión de las diferencias entre el «mundo
de la vida» de Husserl y la vida cotidiana. A continuación exponemos algunas
consideraciones que ayudarán a entender estas diferencias:

— El mundo de la vida cotidiana es el «ámbito de la realidad en el cual el hom-


bre participa continuamente en formas que son, al mismo tiempo, inevi-
tables y pautadas. El mundo de la vida cotidiana es la región de la realidad
en que el hombre puede intervenir y que puede modificar mientras opera en
ella mediante su organismo animado […] sólo dentro de este ámbito pode-
mos ser comprendidos por nuestros semejantes, y sólo en él podemos actuar
junto con ellos» (Schütz, 1977: 25).
— La actitud natural está determinada cotidianamente por motivos pragmá-
ticos. El conocimiento de la vida cotidiana es un conocimiento no siste-
mático, poco ordenado.
— La intersubjetividad es la que delinea el campo de la cotidianidad, por un
lado, y es el fundamento que posibilita la existencia del mundo de vida,
por el otro. Schütz abandona la perspectiva trascendental de Husserl y se
centra en la esfera mundana.
— El problema de la vida cotidiana se expresa en las relaciones de los actores
sociales entre sí y en cómo comprenden y constituyen la realidad social.
— El mundo de la vida es el extenso horizonte de sentido que abarca a todas
las regiones o provincias finitas de sentido. La vida cotidiana es una región
particular de sentido.

Todo lo anterior se puede sintetizar afirmando que el mundo de la vida es


el horizonte último de sentido, nunca agotable ni trascendible, mientras que la
vida cotidiana es sólo una provincia del mundo de la vida, mundanamente
intersubjetiva. La relación fenomenológica entre ambos mundos se da, según
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 53

Schütz, a partir de las relaciones sociales cotidianas, de la conciencia social


cotidiana, del entramado social de sentido cotidiano y, por último, de la comu-
nicación cotidiana. Por tanto, la teoría social fenomenológica de Schütz es una
«ciencia de los fenómenos de la intersubjetividad mundana, por lo que un aná-
lisis de las estructuras del mundo de la vida puede interpretarse como una
sociología general de la vida cotidiana» (Grathoff, 1989: 107)5.
Por su parte, Berger y Luckmann (1993) afirman que la vida cotidiana
implica un mundo ordenado mediante significados compartidos por la comu-
nidad. Su propuesta fenomenológica tiene como objetivo principal la recons-
trucción de las construcciones sociales de la realidad. Se basan, igual que Schütz,
en la teoría de la comprensión o verstehen desarrollada previamente por Max
Weber. Los autores, por tanto, incorporan la subjetividad como dato perti-
nente para el análisis de la vida cotidiana. La subjetividad se comprende como
un fenómeno que pone de manifiesto el universo de significaciones construi-
do colectivamente a partir de la interacción. La propuesta combina teoría y
análisis empírico: «El análisis constitucional fenomenológico y la reconstruc-
ción empírica de las construcciones humanas de la realidad se complementan
mutuamente» (Berger y Luckmann, 1993: 21).
La propuesta de los autores de La construcción social de la realidad (1993)
tiene como eje básico el concepto de intersubjetividad. Berger y Luckmann la
comprenden como el encuentro, por parte del sujeto, de otra conciencia que
va constituyendo el mundo en su propia perspectiva. La intersubjetividad no
se reduce al encuentro cara a cara, sino que se amplía a todas las dimensiones
de la vida social. Tanto Berger y Luckmann como Schütz abandonan la con-
cepción de la intersubjetividad como flujo de conciencia interior, y la com-
prenden como un vivir humano en una comunidad social e histórica. Sus
propuestas socio-fenomenológicas implican el tránsito de lo individual a lo
social, de lo natural a lo histórico y de lo originario a lo cotidiano.

4. Una lectura de la interacción desde el enfoque psico-social


A pesar del enorme espectro de significados que abarca el concepto de comu-
nicación, es indiscutible su base socio-psicológica. Desde este punto de vista,
la comunicación es concebida como un fenómeno simultáneamente indivi-
dual y social. Por un lado, el individuo ocupa un lugar central en el proceso
de comunicación, elemento que ha sido sobre todo estudiado por los psicólo-
gos cognitivos. Por el otro, la comunicación tiene una esencia fundamental-
mente social, por lo que el centro de la reflexión sobre la comunicación no es
tanto el individuo sino la relación.
A grandes rasgos, la psicología social considera tres niveles de análisis en
los que se pueden ubicar los fenómenos de interacción: la comunicación per-
sonal, en el plano de la intersubjetividad; la comunicación interpersonal, que
focaliza su atención en las relaciones entre participantes de una misma inte-

5. Citado en Estrada (2000: 112).


54 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

racción; y la comunicación de masas, que por tener como eje central a los
medios de difusión de información no parece ser tan adecuada para abordar
las aportaciones de la psicología social al concepto de interacción.
Como se ha dicho anteriormente, la psicología social se centra fundamen-
talmente en dos fenómenos: la interacción y la influencia social. La primera
se erige como el objeto básico de la disciplina, y aparece definida como la con-
ducta o comportamiento de un conjunto de individuos en los que la acción
de cada uno está condicionada por la acción de otros. Es, por tanto, un proceso
en el que una pluralidad de acciones se relaciona recíprocamente. En este sen-
tido, en lo que concierne a la interacción, la psicología social estudia procesos
interpersonales, personas en relación con otras personas, formando parte de
grupos, y no personas aisladas. El centro del análisis es la relación entre siste-
mas de comunicación. El vínculo entre la interacción y la influencia social se
explica a partir del carácter situacional del comportamiento: cada interacción,
considerada en su contexto y en toda su variedad y extensión, equivale a una
situación de influencia específica.
Dentro del espacio conceptual de la psicología social, lo «social» se refiere
directamente a la interacción, en tanto que el comportamiento humano siem-
pre implica a otros. De esta consideración emerge el concepto de sociedad con
que se trabaja desde este enfoque, que lo utiliza de forma amplia para desig-
nar al conjunto de seres humanos que conviven en un área común, pertene-
cen a una misma cultura y colaboran para la satisfacción de sus necesidades.
Aunque la psicología social estudia cuatro niveles —individuo, interac-
ción, posiciones sociales e ideología—, por las especificidades y objetivos de
este texto, interesa sobre todo ahondar en el segundo nivel. En la interacción,
los individuos son situados unos en relación con otros. En este nivel interesa la
interacción y las consecuencias que se derivan de ella, y se basa, sobre todo,
en relaciones inmediatas. Como ya se ha dicho, gran parte de las investiga-
ciones en psicología social se sitúan en este nivel de la interacción, y de este
interés provienen asuntos como la atracción interpersonal, la cohesión, el lide-
razgo, la percepción social, la dinámica de grupos, las presiones situacionales,
la comunicación, etc. En todos estos temas se ignora o se deja en un segundo
plano lo referente a las posiciones sociales y a la ideología. En definitiva, en
detrimento del contexto más amplio en el que tiene lugar la interacción, se
toma como eje básico de análisis a la interacción inmediata.
También el tratamiento del tema de la socialización está articulado con
referencias constantes a la interacción. Según el enfoque psico-social, la inter-
nalización o interiorización del mundo ocurre en la interacción con los demás.
Es por esto que los grupos son considerados como los laboratorios esencia-
les para comprender las relaciones entre los individuos6. Definidos como

6. Kurt Lewin (1948) es el fundador de la dinámica de grupo. Toma de la psicología de la


Gestalt la consideración de que el todo no es lo mismo que la suma de las partes. Lewin
afirma que el grupo como totalidad es un sistema cerrado que está constituido por una
fuerza o energía. Dado que las energías internas al grupo pueden ser positivas o negativas,
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 55

lugares de intercambio y construcción psicológica y social, las funciones atri-


buidas a los grupos son la puesta en común, la definición de fronteras, el
establecimiento de relaciones interpersonales y la construcción de organiza-
ciones sociales.
La psicología social concibe la comunicación como un término incluyen-
te, que abarca todo contacto o interacción entre sujetos; toda conducta huma-
na, según este enfoque, se basa en la comunicación, por lo que es imposible
la socialización del hombre sin comunicación.
En el marco del proyecto «Hacia una Comunicología Posible», se ha pues-
to de manifiesto que la interacción es el asunto central de la psicología social,
en la consideración de ésta como fuente histórica de la comunicología. En
autores como Alex Mucchielli (1998), la comunicación es interacción; y tam-
bién lo es en autores pertenecientes a los enfoques constructivistas, tales como
Tomás Ibáñez (1988), entre otros. La construcción interdisciplinaria de la
psicología social ha permitido que sus reflexiones en torno a la interacción y a
la comunicación se hayan visto ampliadas con las aportaciones de enfoques
como la teoría de sistemas y las psicologías cognitivas. En ambos casos, nue-
vamente, la comunicación es comprendida como interacción, ya sea entre los
sujetos y el entorno, ya sea entre sujetos.
Los aportes de la psicología social a la conceptualización de la interacción
podrían permitir hablar de la construcción de una posible psicología social de
la comunicación (Cuesta, 2000). Esta subdisciplina debiera constituirse con
base a los trabajos sobre influencias, actitudes, personalidad, grupos, etc., pero
con la especificidad de fijarse, principalmente, en el papel que la interacción
social juega en la construcción de cada uno de estos elementos.

5. Una lectura de la interacción desde el enfoque sociofenomenológico


Para la sociología fenomenológica, el individuo es un actor social que repro-
duce su contexto social a partir de sus interacciones cotidianas. La reflexión se
centra en las relaciones intersubjetivas, bajo el ángulo de la interacción, y se
otorga un rol relevante a los elementos de negociación y de comunicación en
la construcción social de los contextos de sentido.
Abordar la interacción desde la sociología fenomenológica implica hablar
de la relación entre el yo y el otro. Esta relación dialéctica no se inscribe en la refle-
xión de corte más antropológico de construcción de las identidades y las alte-
ridades, sino que más bien se toma como punto de partida para la construcción
social de la realidad. Como afirma Schütz, «al vivir en el mundo, vivimos con
otros y para otros, y orientamos nuestras vidas hacia ellos. Al vivenciarlos como
otros, como contemporáneos y congéneres, como predecesores y sucesores, al
unirnos con ellos en la actividad y el trabajo común, influyendo sobre ellos y
recibiendo a nuestra vez su influencia, al hacer todas estas cosas, comprende-

el foco de reflexión de la dinámica de grupos propuesta por Lewin es el análisis de los cam-
bios que se dan en los grupos, su evolución.
56 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

mos la conducta de los otros y suponemos que ellos comprenden la nuestra»


(Schütz, 1979: 39).
En un sentido similar, Merleau-Ponty pone el acento en el «descubrimien-
to del otro». Afirma que «el mundo fenomenológico no es puro, puesto que
implica la intersección de mis experiencias con las de otros, por el acoplamiento
de unas sobre las otras; es, pues, inseparable de la subjetividad y de la inter-
subjetividad, las que se unen al retrotraer mis experiencias pasadas a mis expe-
riencias presentes, la experiencia del otro a mi vida» (Merleau-Ponty, 1992: 17).
La interacción en el mundo se da, por tanto, en el plano de la intersubje-
tividad, lo cual implica, para la fenomenología, la cualidad de las personas de
ver y oír fenomenológicamente. Estas acciones constituyen las dos formas
de relación por excelencia con el mundo. Y el habla, como principal canal de
comunicación, es consecuencia de ellas. Es a partir del ver y el oír que se forma
el sentido, desarrollado a través de los diálogos y las interacciones. Ello se expli-
ca por el hecho de que la interpretación de lo social, en términos colectivos,
tiene como telón de fondo a las influencias que las acciones de las personas
tienen en los demás. Dicho de otra forma, «nuestra capacidad de interpretar
y la mera presencia dentro de un contexto social nos pone ante los demás en la
doble posición de actores y observadores» (Vizer, 2003: 188). Eduardo Vizer
habla de la situación «de espejo» para poner de manifiesto la relación que exis-
te entre los sujetos que se encuentran e interactúan.
Por todo ello, se puede decir que la interacción —y la comunicación como
su materia prima— instituye la realidad social, le da forma, le otorga sentidos
compartidos a nivel de los objetos (dimensión referencial); a nivel de las rela-
ciones entre los hablantes (dimensión interreferencial); y a nivel de la cons-
trucción del propio sujeto en tanto individuo social (dimensión autorreferencial)
(Vizer, 1982)7. Estos tres niveles se ponen de manifiesto en cualquier situa-
ción comunicativa: se habla de algo, se establecen relaciones entre quienes están
hablando, y la personalidad de éstos —su subjetividad— tiene fuertes impli-
caciones en la relación de interacción dada.
Desde la perspectiva del mundo de la vida de Husserl (1954), la estructu-
ra dinámica de la cultura y la acción social establecen dispositivos, dominios y
universos de sentido por medio de los que los grupos, las instituciones y los
individuos construyen las creencias y certidumbres, ambas como recursos a
partir de los cuales estructuran y articulan las acciones e interacciones, los sig-
nos, los objetos simbólicos y las propias instituciones vividas como realidad.
Además de la intersubjetividad, como concepto central de la reflexión feno-
menológica en torno a la interacción, es también importante la percepción,
comprendida como «un proceso de interacción entre el individuo y la socie-
dad a la que pertenece» (Hernández, 2000: 92). Interactuar y percibir son dos
actividades que van estrechamente ligadas. Sin ellas, el sujeto social no existe.
Así lo consideran Berger y Luckmann en la siguiente afirmación: «no puedo
existir en la vida cotidiana sin interactuar y comunicarme continuamente con

7. Citado en Vizer (2003: 191).


La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 57

otros. Sé que otros también aceptan las objetivaciones por las cuales este mundo
se ordena, que también ellos organizan este mundo en torno de aquí y ahora,
de su estar en él, y se proponen actuar en él. También sé que los otros tie-
nen de ese mundo común una perspectiva que no es idéntica a la mía. Mi aquí
es su allí […] A pesar de eso, sé que vivo en un mundo que nos es común.
Y, lo que es de suma importancia, sé que hay una correspondencia entre mis
significados y sus significados en este mundo» (Berger y Luckmann, 1993:
40-41). La creación del consenso en torno a los significados de la realidad
social es, pues, resultado de las interacciones de las que participan los sujetos
en la vida cotidiana.
Así pues, el mundo de la cotidianidad es sólo posible si existe un universo
simbólico de sentidos compartidos, construidos socialmente, y que permiten
la interacción entre subjetividades diferentes. Ramón Xirau sintetiza esta idea:
«Cuando percibo a “otro” lo percibo como un ser encarnado, como un ser que
vive en su cuerpo, es decir, como un ser semejante al mío, que actúa de mane-
ra semejante a como actúo y que piensa de manera semejante a la manera en
que pienso» (Xirau, 2002: 436-437). El mismo autor afirma que «el mundo
de los hombres está así hecho de seres en comunicación que se perciben unos
a otros como semejantes porque comparan al otro con ellos mismos» (Xirau,
2002: 437).
En conclusión, para la sociología fenomenológica la subjetividad está ine-
vitablemente presente en cualquier acto de comunicación, pues éste parte de las
perspectivas divergentes de los participantes en el acto. Sin interacción no exis-
ten los sujetos sociales, dado que la construcción de sentidos compartidos sobre
la realidad social requiere, inevitablemente, de la interacción.

6. El interaccionismo simbólico como propuesta psicosocial


y sociofenomenológica
La corriente del interaccionismo simbólico, surgida en 1938 cuando Herbert
Blumer la bautiza con este nombre, parte de la importancia de la comunicación
en el desarrollo de la sociedad, la personalidad y la cultura. Según este enfo-
que, el individuo es a la vez sujeto y objeto de la comunicación, en tanto que
la personalidad se forma en el proceso de socialización por la acción recíproca
de elementos objetivos y subjetivos en la comunicación. Esta consideración
convierte al interaccionismo simbólico en una corriente de pensamiento que se
sitúa a caballo entre la psicología social —por su énfasis dado a la interac-
ción— y la sociología fenomenológica —por la consideración de la interacción
como base para la construcción de consensos en torno a las definiciones de la
realidad social.
La importancia otorgada a la interacción por parte del interaccionismo
simbólico puede sintetizarse en tres puntos importantes. El primero, el valor
dado a la alienación del sentido de la comunicación cotidiana y al importan-
te papel que juega en la sociedad la empatía, la capacidad de ponerse en el
lugar del otro. El segundo punto pone de manifiesto que la realidad social se
58 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

explica a través de las interacciones de los individuos y los grupos sociales; de


esta manera, esta corriente se opone a las ideas del determinismo social. El ter-
cer punto es el que concierne a la metodología, que en el caso del interaccio-
nismo simbólico se caracteriza por el uso extendido de estudios de caso, por
el predominio absoluto de procedimientos inductivos y por el abordaje de la rea-
lidad en términos microsociales y sincrónicos. Este último aspecto se relacio-
na con una de las consideraciones apuntadas en el apartado dedicado a la
psicología social, a saber: el abordaje de las situaciones de interacción inme-
diatas en detrimento de análisis más contextuales e históricos.
En estrecha relación con lo anterior, el interaccionismo simbólico pone énfa-
sis en la interacción de los individuos y en la interpretación de estos procesos
de comunicación en las situaciones inmediatas, y no presta atención a las estruc-
turas sociales, a los sistemas ideológicos y a las relaciones funcionales, sino al
mundo de significados de los símbolos dentro del cual actúan los sujetos.
George Herbert Mead (1934), con su propuesta de conductismo social y su
conceptualización del «sí mismo», por un lado, y Erving Goffman (1959), con
su modelo dramatúrgico para el análisis de la interacción, por el otro, son los
dos autores más representativos del interaccionismo simbólico.
Esta corriente destaca la naturaleza simbólica de la vida social. La finali-
dad principal de las investigaciones que se realizaron desde el interaccionismo
simbólico fue el estudio de la interpretación por parte de los actores de los
símbolos nacidos de sus actividades interactivas. En Symbolic Interaccionism,
Herbert Blumer (1968) establece las tres premisas básicas de este enfoque:
1) Los humanos actúan respecto de las cosas sobre la base de las significacio-
nes que estas cosas tienen para ellos, o lo que es lo mismo, la gente actúa sobre
la base del significado que atribuye a los objetos y situaciones que le rodean;
2) La significación de estas cosas deriva, o surge, de la interacción social que
un individuo tiene con los demás actores; y 3) Estas significaciones se utilizan
como un proceso de interpretación efectuado por la persona en su relación con
las cosas que encuentra, y se modifican a través de dicho proceso.
Uno de los conceptos de mayor importancia dentro de la corriente del inte-
raccionismo simbólico fue el de self, propuesto por George Herbert Mead
(1934). En términos generales, el self («sí mismo») se refiere a la capacidad
de considerarse a uno mismo como objeto; el self tiene la peculiar capacidad de
ser tanto sujeto como objeto, y presupone un proceso social: la comunicación
entre los seres humanos. El mecanismo general para el desarrollo del self es la
reflexión, o la capacidad de ponernos inconscientemente en el lugar de otros y
de actuar como hablarían ellos. Es mediante la reflexión que el proceso social
es interiorizado en la experiencia de los individuos implicados en él. Por tales
medios, que permiten al individuo adoptar la actitud del otro hacia él, el indi-
viduo está conscientemente capacitado para adaptarse a ese proceso y para
modificar la resultante de dicho proceso en cualquier acto social dado. Mead
identifica dos aspectos o fases del self: el yo y el mí. El yo es la respuesta inme-
diata de un individuo a otro; es el aspecto incalculable, imprevisible y creati-
vo del self. Las personas no saben con antelación cómo será la acción del “yo”.
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 59

El yo reacciona contra el mí, que es el conjunto organizado de actitudes de los


demás que uno asume.
Por otra parte, en los años 60 y 70 destaca la obra de Erving Goffman
(1922-1982), conocida por su extraordinaria minucia descriptiva, vertebrada
por la idea de que la interacción social agota su significado social más impor-
tante en la producción de apariencias e impresiones de verosimilitud de la
acción en curso. En Goffman (1972), la sociedad se muestra como una esce-
nificación teatral en que la vieja acepción griega de «persona» recobra plenamente
su significado. El modelo planteado por Erving Goffman recibió el nombre
de enfoque dramático o análisis dramatúrgico de la vida cotidiana, y puede
sintetizarse a partir de tres consideraciones básicas. En primer lugar, permite
comprender tanto el nivel macro (institucional) como el micro (el de las per-
cepciones, impresiones y actuaciones de los individuos) y, por lo tanto, el de las
interacciones generadas y generadoras de la vida social; en este sentido, desta-
ca el importante papel asignado a la interacción —a la comunicación, así
pues— en la formación de la vida social. En segundo lugar, el poder interpre-
tativo de este modelo tiene como límites el de los mundos culturales análogos
al de las sociedades anglosajonas. Por último, Goffman lleva su reflexión sobre
la interpretación dramática hasta sus últimas consecuencias. Así entonces, el
autor retoma los elementos esenciales de su análisis para acercarse al proble-
ma del individuo. Es decir, lleva a la práctica el principio dialéctico que esta-
blece la relación y el enriquecimiento entre cada una de las fases de la
investigación y, aplicando el conocimiento sobre los dos primeros niveles, logra
explicar elementos de las actuaciones individuales inicialmente no definidos.
Uno de los elementos más decisivos de la obra de Erving Goffman fue la
conceptualización del «ritual». Desde su perspectiva, más que un suceso extra-
ordinario, el ritual es parte constitutiva de la vida diaria del ser humano, por lo
que se puede decir que la urdimbre de la vida cotidiana está conformada por
ritualizaciones que ordenan nuestros actos y gestos corporales. En este senti-
do, los rituales aparecen como cultura encarnada, interiorizada, cuya expre-
sión es el dominio del gesto, de la manifestación de las emociones y la capacidad
para presentar actuaciones convincentes ante otros. Las personas muestran sus
posiciones en la escala del prestigio y el poder a través de una máscara expre-
siva, una «cara social» (Goffman, 1972) que le ha sido prestada y atribuida por
la sociedad, y que le será retirada si no se conduce del modo que resulte digno
de ella; las personas interesadas en mantener la cara deben de cuidar que se
conserve un cierto orden expresivo.
Del concepto de ritual propuesto por Goffman se derivaron dos ideas impor-
tantes. La primera, la de relacionar a los rituales con el proceso de comunicación,
pues los rituales se ubican en la categoría de actos humanos expresivos, en opo-
sición a los instrumentales. Además de ser un código de conducta, el ritual es
un complejo de símbolos, pues transmite información significativa para otros.
La segunda idea consiste en relacionar a los rituales con los movimientos del cuer-
po, en el sentido de que la ritualización actúa sobre el cuerpo produciendo la
obligatoriedad y asimilación de posturas corporales específicas en cada cultura.
60 Anàlisi 33, 2006 Marta Rizo García

Como se ha podido observar, el interaccionismo simbólico es una corriente


que retoma elementos de corte psicosocial, por un lado, y consideraciones más
sociológicas, que pueden inscribirse en las reflexiones de la sociología fenomeno-
lógica. El modelo dramatúrgico; los conceptos de ritual, situación, encuentro,
marco (frame), máscara social, sí mismo y yo espejo, entre otros, son algunas de las
herencias básicas que esta corriente de pensamiento ha dejado para los posterio-
res análisis y acercamientos a la interacción social, y por ende a la comunicación,
como base de la construcción de la sociedad. De la psicología social, se retoma
principalmente la necesidad de estudios que tomen en cuenta tanto al individuo
como a los procesos sociales; mientras que de la sociología fenomenológica, ade-
más del interés por el análisis de la vida cotidiana, se recupera la idea de la inter-
subjetividad como proceso mediante el cual se construye la vida social.

7. Para cerrar: interacción y comunicación


Estas páginas han pretendido mostrar cómo se ha definido y estudiado la inte-
racción desde dos enfoques concretos: el de la psicología social y el de la socio-
logía fenomenológica. Pese a que en ambas perspectivas la interacción cobra
una relevancia especial, y es considerada como la base para la construcción de
la vida social, la primera pone el énfasis en los procesos mismos de interacción
social inmediatos, mientras que la segunda, siendo de corte más sociológico,
amplía las reflexiones hasta considerar que la intersubjetividad, la relación
de copresencia entre sujetos, es el proceso que posibilita la construcción de los
consensos en torno a los significados de la realidad social.
También ambos enfoques comparten la importancia otorgada a lo que
hemos denominado «el descubrimiento del otro». La interacción es siempre
comunicación con otro distinto a uno mismo, y es mediante este proceso
que los sujetos sociales adquieren capacidad reflexiva para verse a sí mismos
—desde el enfoque psicosocial— y para instituir o dar forma y sentido a la rea-
lidad social que los rodea —desde el enfoque de la sociología fenomenológica.
La aparición de los otros es para el hombre un fenómeno complejo. De la
interacción entre los hombres se produce la comunicación en el sentido más
pleno, de modo que la comunicación humana es la expresión más plena y rica
de la comunicación, sobre todo en su sentido original de comunión, comuni-
dad y puesta en común. «De entre las cosas con que el hombre se enfrenta en
el mundo, hay una singular que lo asombra y hasta lo confunde: los otros hom-
bres, a quienes reconoce características similares a las suyas e idéntica capaci-
dad de experimentarse a sí mismo y al mundo» (Cárdenas, 2003).
La interacción, con la comunicación en su centro, está ligada al lenguaje.
El hombre, al comunicar, está instalado en el lenguaje y desde él se comuni-
ca. Por tanto, el lenguaje está en la base de la comunicación humana, es el
vehículo privilegiado de la interacción social.
Las reflexiones no se agotan. Son muchas las preguntas por resolver, los
conceptos por redefinir, las teorías por explorar. Este texto es sólo una apor-
tación más, y se enmarca en los trabajos realizados desde el grupo Hacia una
La interacción y la comunicación desde los enfoques de la psicología social… Anàlisi 33, 2006 61

Comunicología Posible. Lo interesante será ir construyendo las matrices con-


ceptuales para explorar cómo ha sido abordada la interacción en las cinco fuen-
tes teóricas de la comunicología que restan, esto es, en la semiolingüística, la
sociología funcionalista, la sociología crítica-cultural, la cibernética y la eco-
nomía política.

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Marta Rizo, doctora y licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.


Actualmente es profesora-investigadora a tiempo completo en la Academia de Comunicación
y Cultura y en el Centro de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México (México, D. F.). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del
Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología (CONACYT) de México.
UNIDAD II
2. SISTEMA DE COMUNICACIÓN
2.1. Redes y Estructuras de Comunicación en Grupos
2.2. La Comunicación
2.3. Los Rumores
2.4. Dinámica e Interactividad de la Comunicación
2.4.1. Estructura de la Interacción
2.4.2. Dinámica de Transacciones
2.4.3. Equilibrio y Regularización
2.4.4. Juego y Estrategias

FUENTES DE INFORMACIÓN:

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Rouquette, M. L. (1977). Los Rumores. (pp. 1-126). Buenos Aires: El Ateneo.
Marc, E. & Picard, D. (1989). La aproximación sistemática. En la interacción social: cultura,
instituciones y comunicación (pp. 39-57). España: Edición Paidós.
UNIDAD III
3. EL PROCESO INTERSUBJETIVO DE LA COMUNICACIÓN
3.1. La Fenomenología Existencial
3.2. La Aproximación Psicoanalítica
3.3. El Interaccionismo Simbólico
3.4. Comunicación Persuasiva
3.4.1. Intensión y Persuasión
3.4.2. Intentos de Influir
3.4.3. Actitudes
3.4.4. Fases de la Persuasión

FUENTES DE INFORMACIÓN:

Fernández, C. & Galguera, L. (2008). La comunicación humana en el mundo contemporáneo.


México: Mc Graw Hill. (Cap. 8 pp. 231-263) (Cap. 5 pp. 141-167)
Marc, E. & Picard, D. (1989). La relación intersubjetiva. En la interacción social: cultura,
instituciones y comunicación (pp. 59-74). España: Ediciones Paidós.
UNIDAD IV
4. LA COMUNICACIÓN INTERCULTURAL
4.1. Su Estudio
4.2. Sus Orígenes
4.3. Los Avances en el Estudio
4.4. Los Problemas Teóricos
4.5. Comprensión de la Comunicación Intercultural

FUENTES DE INFORMACIÓN:

- Fernández, C; Galguera, L. (2008). La comunicación humana en el mundo


contemporáneo. México; Mc Graw Hill. Tercera edición. (Cap. 6 pp. 171-191)

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