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Instituto GB – Estructura y Política Económica Argentina.

TEMA 3. Sector Secundario (Industrial).


El Sector Industrial.

Participación en el PBI:
Período Porcentaje Período Porcentaje
1935/1939 14,00% 2004 22,27%
1940/1944 17,90% 2006 21,06%
1945/1949 21,50% 2008 19,72%
1950/1954 25,30% 2010 18,89%
1955/1959 28,30% 2012 18,84%
1960/1964 28,40% 2014 17,57%
1965/1969 28,60% 2016 15,97%
1970/1974 29,58% 2018 15,16%
1975/1979 30,80% 2019 15,51%
1980/1984 30,00% 2020 18,32%
1985/1989 28,70% 2021 18,60%
1990/1992 23,90%

Entre 1937 y 1944 cuando la industria se transforma en el sector más importante generador del PBI.

Evolución histórica.

Las primitivas actividades manufactureras se originaron ya durante la colonia. Argentina era proveedora de tejidos,
vinos, utensilios, azúcar, con destino a Potosí. Toda esta actividad económica fue muy golpeada por la apertura
económica producida por la revolución de Mayo, las grandes distancias que separaban estas regiones de Bs. As.,
hacían que los productos manufacturados de Gran Bretaña fueran más económicos.

La actividad industrial sigue manteniéndose durante el siglo XIX, inclusive a pesar de la vigencia del modelo
Agroexportador, dado que la existencia de aranceles, aunque fueran aplicados meramente con fines fiscales, y la
gran distancia con los mercados internacionales a nuestro país, brindaban cierto grado de protección. Buena parte de
las exportaciones eran manufacturas de origen agropecuario. Las industrias más importantes durante el siglo XIX
fueron los frigoríficos, las manufacturas de productos lácteos, molinos harineros, los establecimientos de lavado de
lana, la elaboración de extracto de quebracho, los talleres de reparación de ferrocarriles, y medios de transporte en
general, y de artefactos importados.

En el siglo XX alrededor del 20% de la ocupación de la mano de obra correspondía a la industria, que representaba el
10 al 15% del PBI. El grado de industrialización alcanzado por la argentina en ese entonces no fue logrado por el
grueso de los países en desarrollo hasta mucho después de la segunda guerra mundial.

Censo industrial 1914 (Valor Bruto de la Producción Industrial): Alimentos y bebidas 53,3%; Productos de madera
8,7%; Confecciones 7,9%; Artículos de cuero 6,3%; Metales 6,3%; Piedras, vidrios y cerámica 3,8%; Tabaco 3,2%;
Productos químicos 3,2%; Imprentas y publicaciones 2%.

Ramas industriales dinámicas. Aquellas que ejercen el papel de catalizador del crecimiento. Cuando una actividad se
inicia, su crecimiento es exponencial al comienzo, se denomina rama dinámica.

Ramas industriales estáticas. A medida que el mercado se va saturando, su tasa de crecimiento se va reduciendo, su
tasa de crecimiento es similar a la de la población, a la del crecimiento del producto. (Dicha clasificación carece de
sentido, ya que depende de su estadio del desarrollo).

Manufacturas de origen agropecuario (MOA), molinos harineros, frigoríficos, productos lácteos, establecimientos
metalúrgicos (muchos de reparación de ferrocarriles, transportes y bienes importados), lavaderos de lanas, tanino,
química muy liviana entre otras.

Podemos dividir la evolución de la industria manufacturera en la Argentina en diferentes etapas:

 Etapa inicial. Va desde la organización nacional (1880) hasta la crisis de 1929/30, coincide con el periodo
Agroexportador. Las ramas industriales que se destacaron en ese periodo de apertura económica, están
relacionadas con el comercio exterior, o con algunas actividades domésticas relacionadas.

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 Sustitución de Importaciones No Buscado (Fácil), de 1930 a 1945.

 Profundización de la Sustitución de Importaciones, de 1945 a 1976.

 Búsqueda de un Nuevo Esquema de Crecimiento (Reconversión Industrial), de 1976 y llega hasta el


presente.

Etapa inicial (Esquema Agroexportador).

Frigoríficos, elaboración de lácteos, molinos harineros, y otras por el estilo; la mayoría dentro de la clasificación
Alimentos y bebidas. Productos de madera, confecciones, artículos de cuero, y metales y sus manufacturas; se
dedican a producir para el mercado interno.

La primera guerra mundial genera un importante cierre de la economía, surgen algunas ramas industriales, pero es
meramente coyuntural, dado que al finalizar la guerra se continua con el mismo esquema de apertura, buena parte de
esas empresas que surgieron desaparecen.

Estructura entre 1925-29: Alimentos y bebidas 36,6%; imprenta y editoriales 9,8%; confecciones 6,9%; piedras,
vidrios y cerámicos 6,9%; artículos de cuero 6,5%; productos químicos 5,7%; metales y sus manufacturas 4,5%;
productos de madera 3,2%; textiles 2,9%; vehículos y maquinarias 2,9%.

Sustitución de Importaciones No Buscada (1930-1945).

Se genera por motivos exógenos, por la Crisis de 1929/30, con la caída de precios de nuestras exportaciones, por la
reducción del comercio externo, culmina con la segunda guerra mundial, entre 1939 y 1945.

Caída importante en las industrias productoras de alimentos y bebidas, explicada por las pérdidas de mercados
internacionales, es la rama más afectada por el cambio de esquema de desarrollo (baja del 36,6% en 1925/29 al
25,4% en 1948/50). También muestra un fuerte descenso la rama Imprenta y Editoriales (baja del 9,8% al 4%).

Las ramas de mayor crecimiento son Productos Textiles (pasa del 2,9% en 1925/39 al 11,7% en 1948/50), Vehículos
y Maquinarias (del 2,9% al 9,6%), Derivados del Petróleo (del 1,6% al 5,3%), Maquinarias Eléctricas (del 0% al
2%),Metales y sus Manufacturas (del 4,5% al 6,5%), Productos del Caucho (del 0% al 1%). Todas estas ramas fueron
favorecidas por el cierre de la economía.

El grueso de los textiles anteriormente eran importados, y se desarrolla la producción doméstica a partir de 1930.
También se instalan las primeras armadoras de vehículos en el país, mecanismo de respuesta adoptado por los
fabricantes estadounidenses, ante la tendencia del cierre mundial de las economías. Metales y sus Manufacturas
tenían producción importante inclusive con una economía más abierta, el cierre de 1930 las potencia. Derivados del
petróleo y productos del caucho surgen en este periodo, ejemplos de actividades dinámicas, están relacionadas con
la industria automotriz, en pleno desarrollo.

Las ramas más perjudicadas son Alimentos y Bebidas, Imprentas y Editoriales, Artículos de Cuero, Piedras, Vidrios y
Cerámicas, Productos de Madera, y Confecciones. Algunas de estas ramas han sido perjudicadas por el proceso de
cierre de la economía, otras por haber llegado al techo de su desarrollo en el periodo anterior.

Profundización de la Sustitución de Importaciones (1945-1976).

Esta etapa fue dirigida por el gobierno, mediante la existencia de permisos para importar, y un conjunto de medidas
de promoción y protección, entre 1945 y 1955. Después recibe un nuevo fuerte impulso, siempre dentro de este
esquema proteccionista, con Frondizi (1958-1963), donde se llega a su máximo el esquema de desarrollo hacia
adentro, basado en la sustitución de importaciones.

Las ramas que más se desarrollan durante el periodo justicialista (comparando la estructura de 1948/50 con la de
1959/61) son Maquinas Eléctricas (pasa del 2% al 6,6%), Vehículos y Maquinarias (del 9,6% al 14,1%), Metales y sus
Manufacturas (del 6,5% al 8,8%), Derivados del Petróleo (del 5,3% al 7,2%) y Productos Químicos (dl 5,8% al 7,1%).

Durante el empuje que recibe la industria por las medidas tomadas por el gobierno de Frondizi (comparando la
estructura de 1959/61 con la de 1963/65), las industrias que más se desarrollan son Vehículos y Maquinarias (del
14,1% al 16,5%), Metales y sus Manufacturas (del 8,8% al 10,1%), Derivados del Petróleo (del 7,2% al 8,4%) y
Productos Químicos (del7, 1% al 8%).

A lo largo de todo este periodo las ramas que más se desarrolla son (comparando la estructura de 1948/50 con la de
1974/75) , Metales y sus Manufacturas (del 6,5% al 12,6%), Vehículos y Maquinarias (del 9,6% al 13,9%), Tabaco

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(del 0,7% al 3,9%), Productos Químicos (del 5,8% al 8,6%), Productos del Caucho (del 1% al 3,4%), Maquinaria
Eléctrica (del 2% al 3,6%), Derivados del Petróleo (del 5,3% al 6,6%) y Papel y Cartón (del 1,6% al 2,3%).

Las perjudicadas a lo largo de esta etapa son Alimentos y Bebidas (baja del 25,4% al 17,6%), Artículos de Cuero (del
4,7% al 1,3%), Confecciones (del 5,9% al 2,5%), Productos Textiles (del 11,7% al 8%), Imprenta y Editoriales (del 4%
al 2,5%), y Piedras, Vidrios y Cerámicas (del 5,1% al 4,7%).

Búsqueda de un nuevo esquema de crecimiento (1976-Actualidad).

Desde fines de la década de 1960 los sucesivos gobiernos en la Argentina estuvieron buscando un nuevo modelo de
crecimiento, al tomar conciencia de que el proceso de sustitución de importaciones había llegado a agotar sus
posibilidades de desarrollo, dado que todas las sustituciones posibles ya se habían realizado, y solo se importaban
materias primas, bienes de capital con avances tecnológicos, insumos intermedios cuyo escala de producción
imposibilitaba su fabricación doméstica.

Como efectos de las fuertes inversiones realizadas durante el gobierno de Frondizi, y con las promociones fijadas
durante la década de 1960 y 1970, se intenta profundizar la sustitución de importaciones, mediante el fomento de la
industrialización de insumos básicos, como acero, papel, aluminio, petroquímica, cuya puesta en marcha se produce
a partir de la segunda mitad de la década de 1970. La consecuencia más notable verificada durante la década de
1980 es su participación en el fuerte crecimiento de las exportaciones industriales.

Durante el gobierno de Onganía, Krieger Vasena había intentado fomentar las exportaciones de bienes industriales,
al permitirles recibir el total de la fuerte devaluación aplicada, rebajo los aranceles a la importación, y permitió el
ingreso de capitales del exterior.

Ber Gelbard (en el tercer gobierno peronista), intenta también conseguir que la industria exporte, mediante políticas
de promoción que incluían subsidios. Se consigue a corto plazo un importante crecimiento de las exportaciones
industriales, pero el gobierno siguiente privilegia el equilibrio fiscal, suprimiendo los subsidios, e intenta buscar la
apertura de importaciones, disminuyendo los aranceles.

Videla, con Martínez de Hoz, intenta modificar el esquema de desarrollo, abriendo la economía (reduciendo aranceles
y disminuyendo su dispersión), permite el movimiento internacional de capitales y libera la tasa de interés.
Posteriormente aplica una política de tipo de cambio con una devaluación anunciada, con la idea de que la inflación
doméstica se adecue a él. Su intento fracasa, aunque la industria recibe un aire renovador, incorporando tecnología,
cierra un número importante de empresas. El endeudamiento externo se triplica con respecto al existente al fin del
gobierno precedente.

La década de 1980 es muy difícil para la economía Argentina, una muy fuerte suba de la tasa internacional de interés
(agrava el problema del endeudamiento), y una importante baja de los productos tradicionales de exportación. En
1982 se produce la declaración unilateral de México de la imposibilidad de pago de su deuda externa, lo que corta el
flujo de capitales. Provoca un nuevo cierre de la economía, graves problemas fiscales y fuertes presiones
inflacionarias, que culminan sobre fines de la década con el ingreso a la hiperinflación.

El efecto producido por todo ello en la industria, puede verse comparando la estructura entre 1979/80 y 1986/87.
Crecen las ramas Productos Químicos (del 8,5% al 11,7%), Alimentos y Bebidas (del 17,9% al 20,7%), Metales y sus
Manufacturas (del 13,4% al 14,6%), Derivados del Petróleo (del 7,7% al 8,3%) y Tabaco (del 3,9% al 4,3%).

Las ramas que reducen su participación son, Vehículos y Maquinarias (baja del 14,7% al 10%), Confecciones (del
1,8% al 0,8%), Piedras, Vidrios y Cerámicas (del 4,7% al 3,9%), Productos Textiles (del 7% al 6,4%), Producto de
Madera (del 1,6% al 1,2%), Productos de Caucho (del 3,7% al 3,4%), Imprenta y Editoriales (del 2,1% al 1,9%).

Cambios producidos en la estructura industrial por la sustitución de importaciones.

Comparación entre 1925/29 y 1986/87las ramas que han crecido son, Metales y sus manufacturas (del 4,5 al 14,6%),
Vehículos y maquinarias (del 2,9 al 10%), Derivados del petróleo (del 1,6 al 8,3%), Productos químicos (del 5,7 al
11,7%), Productos del caucho (del 0 al 3,4%), Maquinaria eléctrica (del 0 al 3,2%), Tabaco (del 0,8 al 4,3%),
Productos textiles (del 2,9 al 6,4%), Papel y cartón (del 1,9 al 2,3%).

Las bajas se producen son, Alimentos y bebidas (del 36,6 al 20,7%), Imprenta y editoriales (del 9,8 al 1,9%),
Confecciones (del 6,9 al 0,8%), Artículos del cuero (del 6,5 al 0,9%), Piedras, vidrios y cerámicas (del 6,9 al 3,9%),
Productos de la madera (del 3,2 al 1,2%).

Su papel como fuente de ocupación. Los avances tecnológicos producen costos inmediatos, para algunas personas,
y beneficios a largo plazo para el conjunto de la población.

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La industria a comienzos del siglo XX utilizaba un modo de producción mano de obra intensivo, con baja utilización de
capital. Ese tipo de industria requería gran cantidad de personal, que realizaba tareas repetitivas. La industria
necesita tareas repetidas y simultaneas, dado que la interrupción de la actividad de un obrero podía detener a todo un
sector de la planta. La industria tuvo como primer papel el de educar a la mano de obra (dado que era mano de obra
ociosa proveniente del sector agropecuario, con ritmos de trabajo muy diferentes).

Industrialización Sustitutiva de Importaciones.

La Argentina cuando se enfrentan a la crisis mundial de 1929/30, reacciona tomando medidas proteccionistas. El
comercio mundial se desploma en los primeros años de dicha década, y tiende a recuperarse antes de la década
anterior, pero vuelve a deteriorarse por el comienzo de la segunda guerra mundial.

Luego de la segunda guerra mundial, la mayoría de los países del mundo mantiene una importante relación con el
exterior, pero la Argentina, decide basar su desarrollo en el mercado interno, iniciando lo que posteriormente seria
llamada industrialización por sustitución de importaciones buscada. Se aumento el nivel de protección industrial
destinada al consumo (liviana) quedando para una segunda etapa el fomento de la industria productora de materias
primas y de insumos intermedios (pesada).

La industria debía sin dudas ser el principal factor de desarrollo luego de dicha gran crisis mundial (1929/30). El punto
es que en lugar de haber elegido como motor del crecimiento de la industria el mercado interno, debería haberse
enfatizado en su integración al comercio internacional.

Las diferencias entre ambos esquemas de desarrollo se detectan en cuanto a la calidad de la producción (mayor en
los procesos de integración al mercado mundial, como resultado de la mayor competencia), precios similares a los del
resto del mundo, un mayor acceso a la tecnología moderna, y una mayor escala de producción.

El desarrollo hacia adentro ha generado una estructura productiva con predominio de empresas de pequeño tamaño
(tanto la industria como en el comercio y los servicios), inferior al tamaño promedio mundial, sin economías de escala.
Los costos de producción son elevados, y la tecnología utilizada es habitualmente obsoleta. No existe incentivo para
adquirir nueva tecnología dado que el esquema proteccionista lo hace totalmente innecesario. (El ejemplo más claro
son los automotores, dado que en los primeros años de la década de 1990 se producían vehículos con orígenes en
fines de la década de 1970, a pesar del gran avance tecnológico de la década de 1980).

Variación de los precios relativos a favor de la industria.

El proceso de sustitución de importaciones consistió en una enorme transferencia de ingresos a favor de los
industriales y los asalariados urbanos (y economías regionales), con recursos provenientes de los productores
agropecuarios.

Se dio por diversos mecanismos. El primero fue tener un tipo de cambio para los exportadores de productos
agropecuarios, en general por debajo del nivel de equilibrio (un dólar barato), de manera de retribuir menos a los
exportadores tradicionales, mantener un mayor poder adquisitivo para los asalariados urbanos, y proveer divisas
baratas para la industria adquirente de materias primas e insumos importados. El tipo de cambio bajo se sostuvo,
durante todo el periodo de sustitución de importaciones, mediante la aplicación de controles de cambio, de tipos de
cambio múltiples, e inclusive por la existencia de retenciones a la exportación de bienes tradicionales.

El segundo fue tener una alta protección arancelaria y paraarancelaria para los artículos industriales y los producidos
por las economías regionales.

El resultado fue hacer que los precios internos de los productos agropecuarios tradicionalmente exportados fueran
inferiores a los del resto del mundo, y que los productos industriales (y los de las economías regionales) fueran más
caros, y de peor calidad.

Características de la industria en este periodo.

La industria se desarrolló desde el comienzo del periodo de sustitución de importaciones por sus propias fuerzas, con
escasa o nula participación del estado, y sin planificación. Características estructurales:

1. Muchos de los productos con que se inicia la sustitución de importaciones han sido copia de un modelo
extranjero ya casi obsoleto, la que se mantiene por largo plazo, por lo que el atraso tecnológico inicial se va
profundizando con el tiempo.

2. En muchos casos el equipamiento industrial consiste en maquinarias usadas, y en fabricadas por los
propietarios, con uso de tecnología obsoleta y sin posibilidades de competir internacionalmente.

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3. No existía planeamiento ni ingenieril ni administrativo de la empresa, surgiendo la organización empresarial
anárquicamente, y producto de las circunstancia.

4. Las empresas se veían obligadas a fabricar totalmente su producto, ante la inexistencia de proveedores y
contratistas, mostrando integración vertical.

5. La inexistencia de competencia no obliga a ser eficientes en la toma de personal calificado, en la adquisición


y fabricación de maquinarias.

6. La falta de un mercado de capitales obliga a las empresas a financiarse con sus propios recursos (utilidades
no distribuidas) o préstamos bancarios (con tasa de interés subsidiada).

Financiamiento de la industria.

Dentro de los mecanismos de promoción industrial aplicados desde mediados de la década de 1940 (inicio de la
etapa de desarrollo industrial buscado por el gobierno), tenemos el otorgamiento de préstamos a tasas preferenciales
para la radicación y para el crecimiento de las industrias. Fue utilizada la banca oficial y el sistema financiero en su
totalidad, la centralización de los depósitos le permitió al Banco Central otorgar préstamos a tasas preferenciales
(inferior a la inflación) a las actividades favorecidas, dentro de la cual se hallaba a la industria por su característica de
ocupación masiva de mano de obra en momentos en que se producía el crecimiento de una gran cantidad de
actividades. (El desarrollo capitalista mundial se apoyó generalmente en los mercados de capitales, Argentina lo hizo
en préstamos financieros y una mínima parte en los mercados accionarios).

En Abril de 1944 se crea el Banco de Crédito Industrial, con el fin específico de dar apoyo financiero a las industrias
(mantiene un papel esencial en el financiamiento de la industria, durante una década desde 1946). Luego del
derrocamiento de Perón su papel decae (crecen los préstamos del Banco Nación y de los bancos privados). En 1971
se llama Banco Nacional de Desarrollo, continua dando créditos específicos al sector industrial. Luego de la reforma
financiera de 1977, con el retorno a la generalización de la banca, el papel del organismo comienza a deteriorarse,
culminando sobre principios de la década de 1990 en su transformación en un banco mayorista.

Al no existir alternativas financieras, los tenedores de excedentes financieros se ven compelidos a aceptar tasas
inferiores a la inflación. Lo que produce un retraimiento de los colocadores, lo que hace que la economía entre en un
estado de represión financiera. Esto se caracteriza por la escasez de créditos, con tasas de interés negativas, y un
fuerte deterioro del grado de monetización de la economía.

La restricción crediticia es particularmente importante en el sector financiero estatal, ya que los fondos son utilizados
por el gobierno nacional para financiar sus propios déficits.

A partir de la reforma de 1977 se produce un cambio sustancial que lleva a que los mercados financieros argentinos
se relacione mucho más con el exterior, y que la tasa de interés se transforme en positiva, luego de décadas de haber
sido inferior a la inflación.

Pagar tasas de interés positivas significa que las inversiones realizadas con dicho financiamiento deben tener una
tasa de rentabilidad superior, lo que implica ser eficientes.

Las difíciles condiciones de la economía Argentina durante la década de 1980, el estancamiento del crecimiento hacia
adentro, basado en el mercado interno, la fuga de capitales, las altas tasas de interés y de inflación, hacen que la
inversión en la industria se reduzca sustancialmente, y que inclusive se produzca el retiro de empresas de capital
extranjero. La producción industrial a fines de la década de 1980 y principios de 1990 es apenas superior a la
alcanzada en los últimos años de la década de 1970, y que el papel de la industria como ocupante de la mano de
obra disminuya.

Industria pesada e industria liviana.

El modelo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones comenzó por la industria liviana, que es la que
produce bienes destinados a su consumo inmediato. Comienza por estas ramas porque son las que tienen mercado
para su producción, aquel que anteriormente estaba abastecido por las importaciones. A la vez el mercado se
fortalece por la existencia de las migraciones internas, de los anteriormente asalariados agropecuarios, desplazados
por la aplicación de técnicas intensivas de capital, que se transformaron en los nuevos obreros industriales. Las
ramas que se desarrollan en la primera etapa son la industria textil, las refinerías de petróleo, productos de caucho y
goma, químicos y farmacéuticos, la electromecánica comienza a desarrollarse con la producción de
electrodomésticos, y con la reparación y fabricación de máquinas herramientas, y máquinas agrícolas. En la segunda
etapa, la industrialización liviana buscada por el gobierno, muestra el auge de la producción de la llamada línea

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blanca de artefactos del hogar (cocina, calefones, estufas), la fabricación de máquinas herramientas y de productos
eléctricos.

Cundo el efecto dinámico de estas industrias se va agotando, surge la necesidad de importar insumos intermedios
para ser utilizados en dicha industria, el gobierno comprende la necesidad de realizar avances en las industrias
pesadas. El contexto internacional se complica, a fines de la década de 1940 se agotan las reservas internacionales
excedentes de la segunda guerra mundial, el modelo de desarrollo comienza a mostrase como desequilibrado en el
sector externo, a lo que debe sumarse la sequía de 1952, que deja sin saldos exportables a la economía nacional. El
gobierno se ve obligado a cambiar su rechazo al capital externo y busca su ingreso, busca desarrollar la industria
pesada.

El proceso de concentración industrial.

A medida que se profundiza mundialmente el proceso de desarrollo económico y el avance tecnológico, el tamaño
óptimo de las empresas va aumentando continuamente, surgiendo las multinacionales con plantas industriales en
gran cantidad de países, especializadas en una pequeña parte del producto, que es armado en otra parte del mundo.

En nuestro país este proceso se ve intensificado por el hecho de que algunas políticas económicas, han fomentado la
instalación de un número excesivo de plantas (dado el tamaño del mercado interno). Ejemplo actividad automotriz,
instalando más de 20 plantas en la década de 1970, este número se redujo constantemente, hasta llegar en la
década de 1990 a 3 plantas en funcionamiento.

Se forma una estructura oligopólica, y algunos casos, monopólica, con ramas industriales caracterizadas por una o
muy pocas empresas muy grandes, y un cierto número de pantas de menor tamaño, que actúan como tomadoras de
los precios fijados por las líderes.

Este tipo de estructura industrial, se consolida en las décadas de 1980 y 1990, con el cierre de la economía, tiende a
crear condiciones de presiones inflacionarias, ya que resulta muy sencillo para los fijadores de precios aceptar
mejoras salariales que inmediatamente son volcadas a los precios de los productos. (Esto sucede porque las
industrias se enfrentan a una estructura sindical que no procura aumentar el salario real, sino conseguir aumentos
salariales.)

Proceso de concentración industrial, por una parte las pequeñas y medianas empresas se ven perjudicadas, pierden
protagonismo y hasta en algunos casos se reducen en número; empresas de mayor tamaño implican mejorar la
productividad económica.

La principal falencia legislativa observada es la no sanción de una normativa sobre monopolios, que tienda a limitar
los abusos (en EE.UU. existen leyes antimonopolios).

Características de la industria desde mediados de la década de 1970.

Martínez de Hoz. El proceso de desindustrialización. Las principales debilidades de la industria se encontraban en


los sectores productores de insumos industriales y de bienes de capital. Su impacto desestabilizador de corto plazo
era la necesidad de importar dichos insumos, afectaba la balanza comercial, produciendo desequilibrios en las etapas
de expansión, que muchas veces debían ser interrumpidas por falta de divisas. La falta de desarrollo de un proceso
propio de creación de tecnología, que alejaba a las industrias locales cada vez más de la frontera productiva de los
países desarrollados.

Las dificultades para conformar una fuerte industria de bienes de capital propio generaban una profunda dependencia
para importar maquinarias y del interés de empresas extranjeras para instalarse en el país o para vender sus
desarrollos tecnológicos. Aceptaban transferir tecnología y maquinarias que estaban dejando de usar, el retraso del
sector industrial argentino se hacía más notorio por la obsolescencia de su parque de maquinarias.

Las transformaciones del contexto mundial y el propio agotamiento del modelo de crecimiento argentino hacia
mediados de la década del 70 expresaban la necesidad de una profunda redefinición del perfil productivo nacional.

La reestructuración quedo oculta tras el publicitado objetivo control de la inflación. La reducción de los salarios y la
represión sobre los sectores sindicales permitieron un incremento de la productividad y de la rentabilidad, que se
conjugo con la liberación de los precios y contribuyo a fortalecer temporariamente a la industria. En agosto de 1976
se sanciono un nuevo régimen de inversiones extranjeras que le otorgaba a las empresas foráneas una igualdad de
derecho frente a las nacionales.

Con el rebrote inflacionario ocurrido en el último trimestre de 1976 comenzó a manifestarse un cambio de rumbo. Se
redujeron los subsidios y las regulaciones, apuntando a una liberación del comercio exterior que permitiera contener

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el incremento de los precios internos con la amenaza de las importaciones. La reducción de aranceles de importación
paso de un promedio del 90% al 40%.

En 1977 se congelaron los precios por 120 días, afectando la tendencia creciente de la tasa de ganancia. La medida
destacada de ese año fue la reforma financiera. El sector financiero comenzó a tener un papel determinante en la
captación y la reasignación de los recursos. La creciente rentabilidad de las colocaciones financieras resto recursos a
las inversiones físicas. La valorización financiera tenía más peso que la producción y los activos fijos pasaron a tener
importancia como garantía para tomar nuevos créditos, que luego se destinaban a la especulación y no a la
expansión de la capacidad productiva.

Los costos financieros llegaron a superar a los salarios en la estructura de costos. El endeudamiento llego a niveles
inconcebibles, superando en algunos casos el propio patrimonio de las empresas que terminaron cerrando sus
puertas o reclamando un salvataje por parte del estado.

El cuadro desalentador termino por concretarse a lo largo de 1978, cuando se procedió a implementar el enfoque
monetario de la balanza de pagos, se diagramo la tablita cambiaria y se diseñó un nuevo cronograma de rebajas
arancelarias. Por medio de estos mecanismos se trataba de limitar el incremento de los precios, exponiendo a la
producción interna a la competencia disciplinadora de las importaciones. El producto industrial de 1983 era un 10%
menor al de 1976.

La dictadura impuso una política de fuerte sesgo anti industrialista, el comportamiento de los diferentes sectores de la
industria no fue homogéneo. Los sectores más afectados fueron aquellos que se veían afectados por la competencia
externa, como los textiles, la producción de madera y muebles o las imprentas y editoriales. En el sector de
maquinarias y equipos, la contracción de casi un 20% entre 1975 y 1983 dejo pocas dudas sobre la crisis industrial.

Los sectores menos afectados el de metales básicos y el de productos químicos, fueron los únicos que lograron una
tasa de crecimiento positiva.

La industria expulso un 35% de la mano de obra que empleaba en 1976, la productividad se incrementó un 50%.

En julio de 1977 se sanciono una nueva ley de promoción industrial para bienes intermedios de uso difundido como
papel, aluminio, acero, petroquímica, etc., que incluía un conjunto de beneficios como exención, reducción,
suspensión o diferimiento de impuestos, amortización acelerada de activos físicos, exenciones o reducción de
derechos de importación y eventuales regulaciones cuantitativas a las importaciones. Estos beneficios alcanzaban
tanto a las empresas de capitales nacionales como a las filiales de firmas extranjeras. Debe remarcarse la
introducción de restricciones a la importación de ciertos artículos, que permitía algunas ramas eludir la rebaja
arancelaria y el retraso cambiario, mostrando la discrecionalidad del gobierno a la hora de exponer a la industria la
competencia interna.

La promoción industrial se amplió en 1979 con una nueva ley que establecía la concesión de subsidios para la
radicación de actividades en la provincia de la Rioja, San Luis, Catamarca y San Juan, y se superpuso con la
normativa de 1972 que intentaba promocionar la actividad en Tierra del Fuego. Esta legislación apuntaba a tratar de
desplazar las actividades de los pueblos industriales tradicionales, como Bs. As, Rosario y Córdoba, buscando una
desconcentración de la mano de obra para disminuir la posibilidad de conflictos obreros.

En muchos casos, empresas industriales abandonaron por completo sus líneas de producción para transformarse en
meras casas importadoras y comerciales.

Desde la apertura económica tomada por Martínez de Hoz, el proceso lleva a una mayor concentración industrial, y a
un incremento de la producción acompañado con una menor ocupación de mano de obra, que permiten incrementar
la productividad de la industria, pero que arroja a cantidades crecientes de población a actividades cuentapropistas
marginales, de escasa o nula productividad.

La menor ocupación industrial también impacta, durante toda la década de 1980, en la crisis del sistema de seguridad
social, ya que los despidos de las actividades formales ingresan a actividades marginales sin aportes provisionales, y
ayudan a disminuir el número de activos por pasivos.

El proceso de apertura iniciado por el ministro Cavallo a fines de marzo de 1991 aplica una nueva vuelta de
tuerca a la industria nacional, obligando a la capitalización y actualización tecnológica de aquellas que pudieron
hacerlo, y al cierre de las que no fueron capaces de adaptarse a las nuevas condiciones. En este proceso también ha
habido un importante ingreso de capitales externos, que han adquirido gran número de empresas nacionales ya
existentes, pero con el objetivo claro de realizar nuevas inversiones que les permitan adecuarse a la competencia del
mercado internacional en las actividades agroindustriales, en la rama de alimentos y bebidas.

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La necesidad de disminuir el déficit fiscal sobre fines de la década de 1980, que había llevado a dos hiperinflaciones,
obligo a reducir los regímenes de promoción industrial, limitando su aplicación.

La recuperación parcial de los niveles de demanda y la reaparición del crédito para consumo permitieron incrementar
la producción y utilizar más plenamente la capacidad instalada, se reflejó en las tasas de crecimiento de 1991 y 1992.

La producción de bienes sufrió mayores oscilaciones que la de los servicios, afecto más a los primeros que a los
segundos a través del comercio exterior. Con el retraso cambiario, se produjo un cambio en la estructura de precios
relativos a favor del sector no transable, que mejoro la rentabilidad de los servicios a expensas de la producción de
bienes. Esa modificación en los precios relativos permite explicar la reducción relativa de la participación de bienes en
la estructura del PBI. La producción de bienes pasó del 51,9% en 1989 al 32,3% en 1998, mientras que la de
servicios pasó del 48,8% en 1989 al 62,2% en 1998.

La evolución del sector industrial fue mucho más volátil, y su crecimiento menos intenso que el conjunto del PBI. En
1998 el valor de la producción industrial era 51% más elevado que en 1989.

A excepción de un reducido número de ramas, la apertura comercial y el retraso cambiario afectaron seriamente al
sector industrial, provocando una virtual desaparición de la producción de bienes de capital y mutilando otras
actividades, incluso aquellas con un desarrollo de larga data. Debido a la creciente dependencia de la importación de
bienes de consumo y de capital.

Las transformaciones de los últimos años han provocado la desaparición de un gran número de empresas que no se
adaptaban a los desafíos de la mayor competencia, significo una gran destrucción del capital físico. La reducción del
número de empresas y los programas de racionalización de los sobrevivientes incrementaron en forma notable el
número de desocupados.

El resultado dio lugar a una importante reorientación de la actividad productiva, concentrada en diversos sectores en
los que el país contaba con ventajas comparativas, mientras se desmantelaban ramas enteras debido a la apertura.
Muchas de las empresas reemplazaron buena parte de sus insumos obtenidos en el mercado local por importaciones.

Las importaciones superaron a las exportaciones, provocando un importante déficit comercial, solo sostenido por la
corriente de ingresos de capitales. La industria de la década de 1990 es más productiva, con menor ocupación de
mano de obra.

La cantidad de grandes empresas con participación del capital extranjero aumento considerablemente durante la
década del noventa, en detrimento de las empresas de capital local o nacional. Ello obedeció a la suma de dos
procesos: las privatizaciones de empresas estatales en la primera mitad de la década y la venta de empresas locales
a conglomerados extranjeros en la segunda mitad.

Posconvertibilidad.

El patrón de crecimiento económico iniciado a partir de la devaluación de la moneda tuvo características diferentes
respecto de la etapa de la convertibilidad. El nuevo tipo de cambio real, que termino por establecerse en un nivel
marcadamente superior al vigente durante la década de 1990, implico una modificación en los precios relativos, que
influyo en el patrón que siguió el crecimiento en los años sucesivos. Se abarato en términos relativos el trabajo frente
al capital, por otro, se incrementaron relativamente los precios de los bienes en relación a los servicios. Así en un
contexto internacional favorable, en 2003-2008 la economía creció a tasas históricamente muy elevadas, al tiempo
que se incrementó fuertemente la tasa de empleo. Este crecimiento estuvo liderado por los sectores productores de
bienes (construcción e industria), mientras que las ramas de servicios se expandieron, pero a tasas inferiores al
promedio de la economía.

En líneas generales puede decirse que el proceso de concentración y extranjerización de las grandes empresas no se
detuvo. El patrón de crecimiento de la Posconvertibilidad se basó en una mayor expansión de los sectores
productores de bienes respecto de los sectores de servicios. La modificación en los precios relativos que implico un
nuevo régimen cambiario tendió a favorecer la ampliación de los primeros, que se constituyeron en el motor del
crecimiento de esos años. El nivel de rentabilidad incrementado estuvo íntimamente asociado al cambio en los
precios que implico la devaluación de la moneda.

La tasa de utilidades sobre valor de producción de una parte del sector manufacturero estuvo también por encima del
promedio. Se trata del conjunto conformado por las ramas textiles y cuero, madera y papel, muebles, productos
minerales y metálicos.

Una vez consolidado el reordenamiento local de los precios relativos en 2003, en un contexto de recuperación del
mercado interno, con una considerable baja en los costos salariales y precios internacionales en alza de los

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principales rubros de exportación, queda en evidencia un cambio sustantivo en relación a la década de los años
noventa: las tasas de rentabilidad sobre ventas de las grandes firmas y conglomerados empresarios se ubican
holgadamente por encima de los mejores registros del decenio anterior.

La convergencia de una fuerte devaluación de la moneda local con altas tasas de inflación, intenso deterioro de los
salarios reales y elevada ociosidad de la capacidad productiva manufacturera sentó las bases para el despliegue
inicial del tradicional comportamiento contra cíclico de las ventas al exterior de commodities industriales (en especial
agroindustriales). En años, sucesivos, tales rubros productivos se constituirían en plataformas industriales orientadas
casi preferentemente hacia los mercados externos. Si bien la mayoría de tales firmas son tomadoras de precios en el
mercado mundial, las ventajas comparativas naturales sumadas a las de los escasos salarios domésticos, les
permiten internalizar niveles más considerables de rentabilidad. En el mercado doméstico cuentan con las
posibilidades ciertas de determinación de los precios a favor, en la casi totalidad de los casos, de su posicionamiento
oligopólico.

Participación en el comercio internacional.

La industria durante el esquema Agroexportador muestra importantes exportaciones industriales, en la ramas


alimentos, procesamiento de cuero e industria química (por la exportación del tanino). Antes de 1930 entre el 15 y
20% del valor bruto de la producción se exportaba.

Desde el cierre de la economía nacional, producida luego de la crisis de los años 1929/30, y el comienzo del
esquema de desarrollo basado en el mercado interno, la industria ve elevar sus tasas de crecimiento, convirtiéndose
en el sector dinámico de la economía. Lo hace dirigiendo casi toda su producción internamente, reduciéndose
inclusive las ventas externas de aquellas actividades que se habían originado con el objetivo de exportar.

El crecimiento de la economía, la integración a las áreas urbanas de gran cantidad de población que anteriormente se
desempeñaba en tareas agropecuarias, la mejora del ingreso de los asalariados, la adopción del concepto de vender
solo los saldos no consumidos internamente, explican la pérdida de importancia de los mercados externos.

El desarrollo de las nuevas ramas industriales, que reemplazan a las importaciones de bienes de consumo, requiere
la adquisición en el exterior de materias primas e insumos intermedios no existentes en la Argentina. Este proceso se
repite en todos los insumos básicos.

La industria se convierte en un demandante neto de divisas, con el agravante de que antes del desarrollo de la
industria ante la escasez de divisas se reducía la importación de productos terminados, pero luego de su instalación
en impedimento era adquirir en el exterior materias primas y los insumos necesarios para mantener la industria en
funcionamiento.

El sector agropecuario es el productor neto de divisas, dado que más de las ¾ partes de las ventas externas durante
toda esta etapa se originan en él, y se exportan con o sin elaboración. El nivel de actividad de la industria en definitiva
depende de la no existencia de inconvenientes en la producción agropecuaria, dado que caídas en los precios
internacionales de esos bienes, o inconvenientes en su cosecha disminuyen la cantidad de divisas para realizar
importaciones necesarias, y por lo tanto afectar el nivel de actividad industrial.

Este comportamiento del sector industrial está íntimamente relacionado con los ciclos de stop and go, con los ciclos
de estrangulamiento externo, que se originan cuando se produce un crecimiento de la economía, que implica mayor
cantidad de importaciones, una reducción de las exportaciones (se exportan los saldos exportables, por lo que un
mayor nivel de actividad aumenta el consumo interno), empeora el saldo del balance comercial. Durante el periodo de
sustitución de importaciones los movimientos de capitales privados son prácticamente inexistentes, por lo que el
saldo del balance comercial determina el saldo del balance de pagos.

La industria sigue siendo básicamente consumidor neto de divisas, ya que a pesar de que la cantidad que provee por
ventas al exterior crece, también lo hacen las importaciones.

La propensión a importar.

Propensión media a importar, obtenida como el cociente de las importaciones sobre PBI, y propensión marginal a
importar, que es cociente del cambio en las importaciones dividido el cambio en el PBI.

Cuando se habla de propensión a importar se hablar de propensión media a importar, indica la relevancia que tienen
las compras externas comparadas con el nivel de ingresos del país (el porcentaje del ingreso que se utiliza en la
adquisición de bienes producidos en el extranjero).

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El proceso de sustitución de importaciones produce una reducción de la propensión a importar, antes de la década de
1930 era más del 25%, en la década de 1980 alrededor del 5%, en 1994 llega al 7%.

Debe aclararse que esta relación no está formada por componentes homogéneos, dado que en las importaciones
tenemos bienes finales, materias primas y bienes intermedios, en tanto que en el PBI solo bienes finales. Para hacer
una correcta relación, deberíamos dividir las importaciones con el Valor Bruto de Producción.

El concepto de propensión marginal a importar nos permite medir la relación que existe entre el incremento del PBI, el
crecimiento económico, y el alza de las importaciones. Durante el proceso de sustitución de importaciones se apreció
que este indicador era relevante, ya que al haber crecimiento en las importaciones crecían más que las
exportaciones, por ende empeoraban el saldo del balance comercial. Únicamente cuando las exportaciones crecer
más que las importaciones no debería haber problemas en el sector externo. Pero para ello las ventas externas
deben crecer más que el PBI, convirtiéndose en el factor dinámico de la economía.

Las inversiones extranjeras.

Durante el periodo Agroexportador las principales inversiones extranjeras en la industria se instalaron en aquellas
plantas cuya producción estaba destinada esencialmente a las exportaciones, como los frigoríficos. También hubo
radicaciones destinadas a producir para el mercado interno, las que se hicieron más importantes luego del cierre de la
economía producido a partir de 1930.

Las inversiones extranjeras son importantes porque suelen traer consigo la tecnología más moderna, colocan a la
economía nacional en contacto con el estado de la técnica en el mundo. En realidad esto es lo que ocurre cuando la
economía compite, con el exterior, pero no cuando existe una protección ilimitada.

Durante los primeros años del periodo de sustitución de importaciones prácticamente no hubo inversiones
extranjeras, en primer lugar por la crisis de 1929/30 y luego por la segunda guerra mundial. Cuando se lanza el
proceso de industrialización dirigido por el gobierno, en la posguerra, la concepción era el rechazo al capital
extranjero, y se trató de desarrollar un estamento capitalista nacional, favorecido con subsidios y con diferentes
medidas de política económica. Este esquema se agota rápidamente, y Perón modifica su política en su segundo
gobierno, propiciando el ingreso de capitales extranjeros para el desarrollo de áreas específicas, como el petróleo y la
industria automotriz.

Para que ingresen nuevamente capitales extranjeros hay que esperar a fin de la década de 1950 con Frondizi, en las
ramas químicas, petroquímicas y automotor, y toda la década de 1960, en la que continúan ingresando, favorecidas
por las medidas de Krieger Vasena, aunque buena parte de las inversiones se utilizaban para adquirir plantas ya
instaladas, y no en nuevas inversiones. La década de 1960 muestra un mayor crecimiento industrial, por la política
desarrollista.

Con el nuevo gobierno peronista vuelve a tener relevancia una interpretación autárquica con respecto a los capitales
externos, aprobándose una ley que limita sus derechos con respecto al capital nacional. El gobierno de Videla,
modifica sustancialmente el enfoque, ofreciendo al capital extranjero condiciones similares al capital nacional, e
inclusive la posibilidad de repatriar las utilidades sin limitaciones. Se produce un nuevo e importante flujo de capitales
externos, parte de dichos capitales está destinado a la explotación del petróleo, otra parte al sector financiero, y la
mayor parte del resto a la adquisición de empresas ya instaladas, son muy escasas las inversiones destinadas a la
industria manufacturera.

La década de 1980, fue muy dura para toda América latina, por el alza de la tasa de interés internacional, el cese de
flujo de capitales financieros y por la caída de los precios de los commodities. Esta década muestra también un retiro
de las empresas extranjeras de la Argentina.

A partir de la convertibilidad, y la nueva apertura económica, vuelve a producirse otra vez el ingreso de capitales con
el fin de instalarse en la Argentina. Una buena parte de estos capitales son atraídos por las privatizaciones de los
servicios públicos y empresas estatales. El resto ingresa con intenciones de realizar sus ventas en el Mercosur y
América del Sur.

Buena parte de esos capitales se utilizan para la adquisición de industrias ya instaladas, con el propósito de realizar
nuevas inversiones para ampliar el tamaño de las plantas, y adecuarlas a los requisitos de la competitividad externa,
y de actualización tecnológica

Efecto en el balance de pagos. Existe un punto que muchas veces se ha indicado como el principal perjuicio de las
inversiones extranjeras, y es que la repatriación de utilidades que hacen las empresas de propiedad extranjera a sus
países de origen terminan afectando el saldo del balance de pagos. Esto fue particularmente cierto en el gobierno de
Frondizi.

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El propio modelo aplicado, al no contemplar la necesidad de que las nuevas inversiones industriales generaran las
divisas externas necesarias. El elevado grado de protección conservado para las industrias destinadas al consumo
final impidió que la producción en la tierra fuera competitiva con el exterior, y la generación de divisas necesarias
continúo en manos del sector agropecuario.

La resistencia al ingreso de los capitales extranjeros se puso de manifiesto en diferentes oportunidades en leyes que
establecían restricciones para la repatriación de utilidades y de los propios capitales, y en el tratamiento diferencial
con el capital nacional.

Para que la transferencias de utilidades no afecten el saldo del balance de pagos solo es necesario que las industrias
radicas permitan incrementar las exportaciones.

Las inversiones extranjeras deben ser vistas como favorables, ya que permiten utilizar recursos productivos que, por
la propia inexistencia de capitales disponibles dentro del país, quedarían improductivos. Debe entenderse que el
capital extranjero no compite con el capital nacional, sino que lo complementa.

Fomento a las exportaciones industriales.

Krieger Vasena, es quien en primer lugar intenta favorecer en mayor medida a las exportaciones no tradicionales, al
aplicar una fuerte devaluación, compensada parcialmente con retenciones a las ventas externas de los productos
tradicionales. Las exportaciones no tradicionales, recibieron el peso total de la devaluación.

Durante el gobierno justicialista de 1973-76 también aplica una política de fuerte fomento a las exportaciones de
origen industrial, con importantes subsidios, la política doméstica era fuertemente expansiva.

El gobierno de Videla, considera que debe hacerse mediante una apertura de la economía, mediante la baja de
aranceles, con el objetivo de mejorar la competitividad de la industria nacional.

A partir del plan austral, se inicia una etapa de fomento a la actividad exportadora de manufacturas, que resulta
relativamente exitosa. Por la elevación de la incertidumbre y de la tasa de inflación, y la baja de la actividad
económica, se produce la caída en las exportaciones de origen industrial, que vuelven a crecer en 1993 y 1994, a
pesar del excelente nivel de actividad económica.

Industrialización de los recursos naturales.

La sustitución de importaciones apoya a la industrialización de otras actividades, con uso masivo de materias primas
e insumos destinados únicamente al consumo interno.

Los sucesivos procesos de apertura, iniciados en abril de 1976 a marzo de 1981 y abril de 1991, coloca a la industria
con la obligación de competir con el exterior provocando un cambio profundo en los precios relativos, nuevamente las
ventas externas de los recursos naturales recuperan importancia. En la segunda mitad de la década de 1970 es la
soja y su industrialización (oleaginosos en general) y la pesca.

Alfonsín fomenta la explotación del petróleo por parte de los capitales extranjeros, crecen las exportaciones de
combustibles y lubricantes (500 millones de dólares entre 1981 y 1985, pasan a más de 1.000 millones de dólares a
partir de 1992).

El ingreso definitivo al Mercosur, se ha retornado a precios relativos que vuelven a favorecer a la industrialización de
productos primarios, agroindustriales, elaboración de minerales.

Régimen de promoción industrial.

La existencia de estos tipos de regímenes buscan acelerar el crecimiento económico, o disminuir las brechas entre
diferentes regiones del país, o fomentar una o algunas ramas determinadas, en muchos casos industriales.

Diferentes tipos de promoción:

1. El fomento de una actividad en general, por ejemplo la industria, permitiendo la radicación en cualquier punto
del país, lo que interesa es generar las bases para producir el despegue del desarrollo económico. Ejemplo,
régimen de promoción aplicado por el gobierno desarrollista.

2. La promoción de ciertas actividades, radicadas en cualquier parte del país. Dicha actividad servirá como
fomento para el desarrollo de un importante número de actividades relacionadas, o soluciona la provisión de

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un insumo considerado crítico. Ejemplo, actividad siderúrgica, la producción de aluminio o papel, desarrollo
de la industria petroquímica, o la producción de computadoras o de sus insumos.

3. El fomento de determinadas áreas que se consideran que tienen un nivel de desarrollo económico inferior al
del resto del país, o en las que la tasa de crecimiento de la actividad económica es menor que el promedio
del país.

4. La promoción a la formación de capital, lo que puede lograrse mediante medidas que fomenten el ahorro y la
inversión, destinada a ahorrista y a empresas, e inclusive a la adquisición de bienes de capital.

Los gobiernos que aplican este tipo de medidas tienen una concepción intervencionista de la política económica.

Mecanismos de promoción:

1. Aplicación de medidas proteccionistas, como aranceles, para importación de productos que se intentan
promocionar, o restricciones cuantitativas, como cupos o hasta prohibiciones de adquirirlos en el exterior.

2. Desgravaciones tributarias, pueden ser totales o parciales, alcanzando a todos los tributos o solo algunos;
diferimientos, reducciones impositivas y hasta exención total.

3. Créditos a tasas de interés preferenciales (tasas negativas, inferiores a la inflación), para determinadas
actividad o regiones.

4. Asistencia técnica, el gobierno utiliza fondos, para el avance o la difusión tecnológica de ciertas actividades.

5. Subsidios explícitos.

Las restricciones a las importaciones, si bien fomentan la producción interna de los bienes favorecidos, mejorando el
nivel de empleo y la remuneración al capital y al riesgo empresario, tienen como contrapartida precios de venta
domésticos más elevados que los internacionales, los consumidores transfieren parte de sus ingresos a los
productores.

Los beneficios fiscales, desgravaciones o exenciones, transfieren recursos del estado a las actividades fomentadas,
gasto público por vía de un menor pago de impuestos. Una desgravación es un subsidio sin monto fijo.

Las tasas de interés preferenciales (activas negativas) implica que alguien debe pagar la diferencia entre la tasa de
interés del mercado, más los costos del sistema financiero, menos la tasa preferencial. En varias ocasiones los costos
los han absorbido los ahorristas que han recibido tasas de interés (pasivas) fuertemente negativas.

Los subsidios explícitos son la manera más honesta de fomentar una determinada actividad o región.

Breve historia de la promoción industrial.

La promoción industrial se inaugura en la Argentina con el decreto 14.630/44, reglamentado un año después por el
decreto 18.848/45. Los mecanismos de promoción adoptados por estos decretos consisten en una mayor protección,
mediante aranceles, cuotificaciones y hasta subsidios. Las medidas proteccionistas alcanzaban toda la producción
industrial declaradas de interés nacional, los subsidios estaban reservados a las actividades que interesasen a la
defensa nacional. No hubo durante el gobierno del General Perón ninguna ley específica de promoción industrial,
manteniendo su vigencia aquellos primitivos decretos.

Ley 14.781, sancionada en febrero de 1959 ley de promoción industria (primera ley de promoción industrial)l, pero ya
en diciembre de 1958 se había sancionado la ley 14.780 de inversiones extranjeras, dictándose la posterior para no
dejar en situación de inferioridad a los capitales nacionales frente a los extranjeros. Las autorizaciones para las
radicaciones extranjeras comienzan a dictarse de inmediato, mientras que las surgidas de la ley 14.781 se demoran
varios años. El objetivo de la ley 14.781 era el desarrollo integral y armónico de la producción industrial del país.

Algunos mecanismos adoptados estaban relacionados con el sector externo, importación sin arancel de bienes de
capital; aranceles para las adquisiciones externas competitivas con la producción doméstica de materias primas,
insumos intermedios o bienes finales; fomento cambiario a las exportaciones industriales.

También estímulos fiscales, exenciones y desgravaciones impositivas; suministro estatal de materias primas, energía,
combustible y transporte; preferencias en compras del estado.

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Recién en 1961 se comienzan a dictar los decretos reglamentarios, abarcaban o bien ramas industriales (siderúrgica,
celulosa, forestación, pesca, petroquímica) o bien regionales (Patagonia, Noroeste, Corrientes). La ley no establecía
prioridades.

El gobierno de Illia, en 1963, deroga todos los decretos y dicta una nueva reglamentación para la ley 14.781, que
impide el otorgamiento de beneficios al área metropolitana y hace excluyente el otorgamiento de subsidios a las
empresas o a los inversores.

En 1966, bajo el gobierno de la Revolución Libertadora, presidencia de Onganía, se promulga la ley de facto 17.010,
para promover el desarrollo agroindustrial de la provincia de Tucumán.

En 1972 se dicta la ley de facto 19.640, correspondiente a las radicaciones industriales en Tierra del Fuego e Islas del
Atlántico Sur.

En 1977 se promulga le ley 21.608.

Los diferentes regímenes vigentes. Ley 21.608, y sus modificaciones (1977).

El régimen nacional de promoción industrial. Sus objetivos eran elevar la eficiencia de la industria, alentar el
desarrollo regional y la radicación en zona de frontera, impulsar industrias para la seguridad y la defensa nacional.

Contempla regímenes sectoriales, con el fin de desarrollo, regulación y reordenamiento del sector, regionales, con el
fin de desarrollar áreas específicas, a fin de procurar el desarrollo equilibrado del país, en especiales, referidos a zona
de desarrollo o parque industriales.

Los mecanismos fueron, relacionados con el sector externo: exención de los derechos de importación de bienes de
capital hasta un 5% del valor de aquellos, y exención total o parcial sobre insumos importados, protección arancelaria
de los bienes a producir. Incentivos para las exportaciones de hasta un 20%, para las regiones patagónicas.

Los mecanismos fiscales fueron: exención total del impuesto al sello y total y parcial a los capitales, facilidades para
la compra o comodato de bienes privados del estado, exención, reducción, suspensión, desgravación o diferimiento
del impuesto al valor agregado, exención, reducción, suspensión, desgravación o diferimiento del impuesto a las
ganancias, y régimen de amortización acelerada de los bienes de uso por periodos determinados. A los inversores se
les ofrece una opción para el diferimiento del 75% del aporte de capital, imputándolo a otro impuesto.

El régimen de las cuatro provincias incluidas en el acta de reparación histórica, La Rioja, San Luis, Catamarca y San
Juan.

Los objetivos son la generación de nuevos puestos de trabajo en la industria, y obtener un desarrollo industrial
acelerado.

Los mecanismos utilizados fueron, desde un enfoque del comercio exterior, exención de los derechos de importación
de bienes de capital hasta un 5% del valor de aquellos.

Desde un punto de vista fiscal, exención total del impuesto de sellos y a los capitales, facilidades para la compra o
comodato de bienes privados del estado, liberación del impuesto al valor agregado sobre las compras y las ventas,
que equivale a una exención por once años, deducción del 100% de la inversión en bienes de capital, del 60% de los
salarios pagados, de las utilidades en las ramas promocionadas y de las utilidades reinvertidas con respecto al
impuesto a las ganancias, exención de tributos provinciales. A los inversores se les ofrece una opción para el
diferimiento del 75% del aporte de capital, imputándolo a otro impuesto.

Las autoridades de aplicación son los poderes ejecutivos provinciales.

El régimen de la provincia de Tierra del fuego. Los objetivos son intensificar el nivel de desarrollo económico del área.

Los incentivos arancelarios son exenciones totales sobre los derechos de importación de los bienes de capital si el
resto del territorio nacional tiene un derecho inferior al 90%, en caso contrario se abonara un 50% del gravamen, para
las industrias prioritarias, y lo mismo para las no prioritarias en caso de que no exista producción en el territorio
continental. Se exime de depósito previo y todo otro requisito cambiario a la importación de bienes de capital.

Los incentivos fiscales son exención total del débito y del crédito fiscal, exención total del impuesto sobre los
capitales, exención total del impuesto sobre las ganancias, exención total de los impuestos internos y demás
impuestos nacionales, reembolso del 5% a las compras de bienes de capital en el territorio nacional.

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La autoridad de aplicación es el gobierno de Tierra del Fuego.

Sus efectos en la industria ya instalada.

1. El resultado de la promoción realizada en las cuatro provincias fomentadas, La Rioja, Catamarca, San Luis y
San Juan. Se buscaba que se instalaran nuevas industrias en las regiones promocionadas, sin embargo solo
se consiguió que en su mayor parte empresas ya instaladas en otras regiones del país (Capital Federal,
Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza) instalaran nuevas plantas, y trasladaran parte de su
producción a ellas, con lo que no hubo en general incrementos importantes en la producción industrial, sino
tan solo traslado de parte de ella. Si bien se instaló una cantidad importante de empresas en esas provincias
promocionadas, no se trató de ningún incremento considerable de la producción industrial para el conjunto
del país.

2. El resultado del régimen en Tierra del Fuego fue diferente, ya que se consiguió incrementar no solo la
actividad industrial, sino también la población de la isla, lo que sirvió para su conversión en provincia. El
grueso de la actividad radicada en la isla corresponde a la industria electrónica, que es solamente una
armaduría, donde se ensamblan las partes del exterior, la que puede mantenerse por la vigencia de los
mecanismos de promoción. La enorme distancia que la separa de los mercados de consumo hace imposible
pensar en su subsistencia sin mecanismos promocionales. Ha sido la única manera de radicar población
argentina en una región tan austral.

Su papel en el desarrollo de las economías regionales, en la ocupación y en las exportaciones.

En ningún caso puede hablarse de éxito en la radicación industrial en todas las provincias promocionadas.

El régimen privilegiaba la radicación de industrias con características de capital intensivo, y por ende con baja
ocupación de mano de obra, la que además, por el reducido valor agregado en la zona, era en general de escasa
calificación.

La promoción era excesiva, resultando que en casi todos los casos la desgravación era superior al capital invertido
por los accionistas.

El mecanismo tenía un fuerte sesgo anti exportador, dado que la principal ventaja ofrecida era la desgravación del
IVA, del que las exportaciones están exentas. Este punto es clave desde el momento en que la manera de romper
con las principales problemas generados en el sector industrial era convertir a la industria en exportadora, y romper
con su dependencia de las exportaciones agropecuarias.

En el caso de las cuatro provincias promocionadas, fue importantísima la traslación de industrias y la subdivisión de
procesos productivos ya radicados en otras regiones del país, con lo que no hubo una ganancia neta de la capacidad
instalada, y por lo general hubo una reducción de la eficiencia, desde el momento en que los beneficios impositivos
permitían absorber mayores costos económicos.

El costo fiscal.

Fue excesivamente alto, básicamente porque las regiones promocionadas ejercían la autoridad de aplicación. Debe
entenderse que en el caso de que las empresas promovidas consistan en un mero traslado de localizaciones, de una
región no fomentada a otra que si lo está el costo fiscal significa la pérdida de ingresos efectivos del gobierno
nacional (deja de cobrar por el traslado, y no le cobra a esa misma que se trasladó a otra zona para tener esa exenta,
doble perdida generada).

Las empresas promovidas subestimaban el costo fiscal al momento de la presentación inicial. En ocasiones
exageraban los montos propuestos de inversión y de ocupación de mano de obra, por lo que los proyectos
terminaban teniendo un menor efecto en la ocupación y un mayor costo fiscal.

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