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Tema 10: Kant y la Ilustración

 El siglo XVIII, a diferencia del siglo anterior marcado por las guerras de religión, fue una época pacífica en
la que el progreso económico y científico contribuyeron a extender una visión más positiva y optimista sobre
el mundo.

FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN

La “Ilustración” es un movimiento que impregnó todas las manifestaciones culturales del s. XVIII en
Europa, el llamado “siglo de las luces”, por el empeño de que la razón ilumine todos los aspectos de la
existencia. Viene a significar la culminación de la modernidad y el gran símbolo de nuestra civilización. Se
caracteriza por:

- la confianza en la razón. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana podía combatir la
ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor, sacando a la Humanidad de las tinieblas
de la Edad Media. Se esperam de la razón la transformación del ser humano y de la sociedad, en función de
ideales de tipo ético y político. En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70% de los europeos
eran analfabetos, la intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría
desempeñar la razón, íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de
todos los aspectos de la vida humana.

- fe en el progreso de la humanidad a través del conocimiento y de la ciencia.


Los ilustrados exaltaron la capacidad de la razón para descubrir las leyes naturales y la tomaron como guía
en sus análisis e investigaciones científicas. El siglo XVIII constituye, en general, una época de progreso de
los conocimientos racionales y de perfeccionamiento de las técnicas de la ciencia. Un hecho capital será la
publicación, de Philosophiae naturalis principia mathematica, la gran obra de Isaac Newton en la que se
asientan los principios más importantes de la mecánica clásica. La ciencia se convertirá en el conocimiento
más fiable del que podemos disponer, y su difusión social y cultural irá en aumento, hasta convertirse en lo
que es en la actualidad: una de las señas de identidad de la civilización occidental.

- transformaciones sociales y políticas. la Ilustración es un tiempo de cambios que implicó, allí donde
verdaderamente se expandió en un clima de libertad, una paulatina democratización de los regímenes
absolutistas. Si la física de Newton es el gran símbolo de la ciencia, la Revolución francesa lo será de la
política. Surge el despotismo ilustrado que llevará pronto, aún a su pesar, a la teoría de la separación de
poderes. Se inicia en el siglo XVIII la secularización por la que se subordina el poder religioso al civil.

- defensa de la religión natural . La confianza en la razón llevada al terreno de la religión se tradujo en la


apuesta por una religión natural. Es decir, una religión que rechaza cualquier tipo de revelación divina y solo
admite como válidos los contenidos establecidos por la razón. Dios es concebido como un ser necesario que
ha creado y que gobierna el mundo conforme a las leyes eternas. El resto de los elementos que componen las
religiones tradicionales, como ritos e historias sagradas, son vistos como supersticiones que tienen su origen
en el miedo y la ignorancia. Por eso, la Ilustración criticó la intolerancia en materia de religión, las formas
religiosas tradicionales y al Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera
fundamentada en una concepción naturalista de la rehligión.

- afirmación de la existencia de un derecho natural. Resurge el iusnaturalimo (pero desde una justificación
no teológica), la doctrina que afirma la posesión unos derechos mínimos a todos los seres humanos.
Defendían la posesión de una serie de derechos naturales inviolables, así como la libertad frente al abuso de
poder del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen. Estos planteamientos,
relacionados íntimamente con las aspiraciones de la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales
potenciando un ánimo crítico hacia el sistema económico, social y político establecido.

- defensa del saber y la cultura. Nos basta la definición kantiana de Ilustración para entender este aspecto:
“salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”. La Ilustración es así emancipación moral e
intelectual, y el Sapere aude! (Atrévete a saber) es otra de sus divisas. Una de las ideas que vertebran toda la
Ilustración es precisamente el valor de la cultura y la educación: ambas nos sacan de nuestro estado de
servidumbre y nos brindan las oportunidad de ser auténticamente libres. El pensamiento crítico, otro de los
grandes valores ilustrados, sólo puede ponerse en práctica con un conocimiento suficiente. La Ilustración es,
por ejemplo, el tiempo del primer gran compendio del saber humano: la enciclopedia de Diderot y
D'Alembert. Este titánico proyecto pretendía acercar la ciencia y la cultura al mayor número de personas
divulgando todos los conocimientos de la época.

Los países en los que tuvo mayor fuerza y relieve fueron:


1) La Ilustración inglesa. La Ilustración surge en primer lugar en
Inglaterra donde a partir de la Revolución Gloriosa se asentó el parlamentarismo, por lo que gozó de un
ambiente menos convulso y la tolerancia religiosa fue mayor que en otros países. Los temas, por eso, se
centraron por un lado en cuestiones gnoseológicas y el desarrollo de la ciencia, siendo los ilustrados ingleses
más notables Newton, Boyle, Shaftesbury, Hutcheson.

2) La Ilustración francesa es de un carácter político más marcado. Las investigaciones filosóficas se


concentraron fundamentalmente sobre los problemas éticos, políticos y del derecho. Es la época de
Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Diderot, D’Alambert, etc. El enciclopedismo de Diderot o D’Alambert
intentó difundir conocimiento, formar una opinión pública crítica y anti-dogmática. 

3) La Ilustración alemana se centró en el análisis de las capacidades de la razón. En ella descatacaron


Lessing, Wolff, Baumgarten y, sobre todo, Immanuel Kant. A diferencia de la francesa, la Ilustración
alemana no caló en la vida pública ni en la ideología de las clases medias. Fue más bien un fenómeno
aislado, tal vez porque Alemania aún no había sido unificada.

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 FILOSOFIA KANTIANA

La filosofía de Immanuel Kant (1724-1804) es considerada como la cumbre del pensamiento de la


Ilustración y de la filosofía moderna en general.
Kant compartió con los autores ilustrados la opinión sobre el papel esencial que había de desempeñar la
razón en la necesaria transformación de la sociedad. Por eso consideró imprescindible realizar una revisión
crítica de la razón humana, para evitar incurrir en un mal uso de esta facultad y conocer exactamente su
capacidad. De este modo pretende resolver de modo riguroso las cuestiones que las grandes preguntas de la
filosofía nos plantean:

 ¿Qué puedo conocer? Esta tarea consiste en establecer los principios y límites que hacen posible un
conocimiento científico de la naturaleza. (Metafísica).

 ¿Qué debo hacer? Esta tarea consiste en establecer y justificar los principios de la conducta y las
condiciones de la libertad. (Moral y Política).

 ¿Qué me cabe esperar? Esta tarea consiste en analizar el destino último del hombre y las condiciones
y posibilidades de su realización. (Religión y Utopía).

LA RAZÓN TEÓRICA: EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

Mas allá del racionalismo y del empirismo

Lo primero que ha de hacer una crítica de la razón es responder a la pregunta ¿qué puedo conocer?, tarea
emprendida por Kant en su célebre Crítica de la Razón Pura.

Inicialmente, Kant fue seguidor del racionalismo, pero él mismo reconoció que la lectura de las obras de
Hume le había despertado del «sueño dogmático» de la razón, por lo que abandonó la confianza plena en las
capacidades de la razón para conocer la realidad.
Según Kant, la tarea fundamental de la filosofía es someter a juicio a la razón para resolver la disputa que
enfrentaba a racionalistas y empiristas:

 el racionalismo había confiado ciegamente en la razón sin preguntarse si el conocimiento de la


realidad estaba a su alcance. (Sujeto)

 el empirismo había considerado la experiencia sensible como el límite más allá del cual la razón no
puede producir conocimiento riguroso, con la consiguiente victoria del escepticismo.(Objeto)

Para Kant el conocimiento surge de la síntesis entre el sujeto y los objetos. El conocimiento empieza con la
experiencia sensible (como los empiristas) pero necesita también de elementos innatos que el sujeto aporta
(como los racionalistas).

El giro copernicano
 
Para explicar esta síntesis es preciso distinguir dos aspectos del conocimiento humano:
- la materia, es el contenido del conocimiento,
- la forma, es la organización que sirve para dar sentido a lo que conocemos.
Según Kant el contenido del conocimiento proviene de la experiencia, pero es nuestra mente la que aporta la
estructura que sirve para interpretar lo que conocemos. Así, la experiencia proporciona la materia, pero el
sujeto se encarga de darle forma para que adquiera significado.
Esto supone un giro completo del punto de vista de la filosofía sobre el conocimiento semejante al giro que
supuso la teoría de Copérnico para la astronomía, pues nos obliga a prestar atención a la manera en que el
sujeto conoce. Los filósofos anteriores habían intentado mostrar como el sujeto trataba de adaptarse a la
realidad para conocerla.  Para Kant la clave está en mostrar cómo la realidad tienen que adaptarse a las
estructuras cognitivas que la mente del sujeto impone a todo lo que percibimos.

Idealismo trascendental

Kant llamó a su doctrina Idealismo Trascendental.


- Idealismo, pues al igual que toda la filosofía moderna, afirma que nuestro conocimiento es conocimiento
de las ideas no de las cosas en sí mismas.
- Trascendental, pues se trata de buscar las condiciones de posibilidad universales del conocimiento.
Trascendental y no trascendente, pues “trascender” es traspasar límites, tiene un sentido progresivo (hacia
adelante), mientras que trascendental va  “hacia atrás”, hacia las condiciones que preceden a todo
conocimiento.
Al conocer, el sujeto aplica una serie de ideas a lo que captamos por la experiencia sensible para configurar
así el objeto de conocimiento. Esas ideas se encuentran en el sujeto pero a diferencia de lo que ocurría en el
cartesianismo, ellas solas no producen conocimiento. De ahí que Kant caracterice el conocimiento
trascendental como aquel conocimiento que se ocupa no tanto de objetos cuanto de nuestro modo de
conocerlos.

Fenómeno y noúmeno

El conocimiento es una síntesis de lo que captamos por los sentidos y la estructura mental del sujeto, lo que
captamos no es la realidad en sí misma, sino la realidad tal y como aparece ante nosotros.
Nuestra sensibilidad posee una determinada estructura (espacio y tiempo) que se impone sobre la materia de
las sensaciones, informándola y constituyendo así el fenómeno (en griego significa aquello que se
manifiesta o que aparece) que es aquello que en definitiva captamos. Se establece así, una distinción entre la
cosa misma (noúmeno) que es incognoscible y su modo de manifestarse en el sujeto. No se conoce la
realidad tal cual es, pues el ser humano, para conocer, se ve obligado a interferir en la realidad
modificándola de modo que pueda ser conocida. Pero es imposible acceder a la realidad en “estado puro”, la
cosa misma, independiente de nosotros.
A pesar de esta distinción teórica, los seres humanos solo podemos conocer el fenómeno, mientras que el
noúmeno queda inaccesible. auque no lo podamos conocer sí que podemos pensar en la necesidad de su
existencia, pues lo que percibimos debe proceder de alguna realidad.

Necesidad de una crítica de la razón

Según Kant, mientras la ciencia progresa (la astronomía de Galileo, la física de Newton, la química de
Lavoisier, la biología de Linneo, etc...), la Metafísica continúa debatiendo las mismas cuestiones sin llegar a
alcanzar ninguna verdad sobre la que haya un acuerdo unánime. Sin embargo, los temas de los que se ocupa
la Metafísica (la existencia de Dios, la naturaleza del alma...) son tan importantes que es necesario aclarar si
es posible o no alcanzar un conocimiento científico sobre estos temas. Hay plantearse el problema de si es
posible la Metafísica como ciencia. Si tal cuestión resultase imposible, lo mejor sería abandonar
definitivamente la ilusión de construir sistemas metafísicos con pretensiones de conocimiento científico. El
problema, pues, consiste en dilucidar si es posible la Metafísica como ciencia. Ahora bien, la solución de
este problema exige que nos planteemos una cuestión previa:
¿cómo es posible la ciencia?
Condiciones de posibilidad del conocimiento científico

¿Qué  es la ciencia?...
 ...un conjunto de juicios, de enunciados que ponen en relación un sujeto con un predicado (A es B) y
susceptibles de ser verdaderos o falsos. Pero no todos los juicios son científicos, sólo lo serán los juicios que
posean estas tres características:

 Universalidad. Conocimiento válido siempre y en todo lugar (Por ejemplo, A = A).

 Necesidad. Conocimiento que no puede ser de otra manera, lo contrario de contingente (Por ejemplo,
«el todo es mayor que la parte»).

 Extensión. Ampliación de conocimientos, deben añadir algo que no sabíamos previamente.

   
Kant realiza dos clasificaciones distintas de los tipos de juicios según dos criterios:

1. Según la relación entre sujeto y predicado:

 Juicios analíticos. Un juicio será analítico cuando  la información que aporta el predicado está ya
contenida en el sujeto y, por tanto, basta con analizar el sujeto para comprender que el predicado se
le ajusta necesariamente. “El todo es mayor que las partes” es un juicio analítico, porque basta con
analizar el concepto de “todo” para hallar la verdad del predicado. Estos juicios no pueden no ser
verdaderos pues se basan en el principio de no-contradicción. Ahora bien, estos juicios son
necesarios y universales pero no son extensivos,  no amplían nuestro conocimiento y, por tanto, no
son juicios científicos.

 Juicios sintéticos. Un juicio será sintético cuando el predicado no esté contenido en la noción del
sujeto. “Todos los almerienses  miden más de 1,90” es un juicio sintético, ya que en la idea de
almeriense no está incluido el predicado: el concepto del sujeto incluye únicamente el dato de “haber
nacido en Almería”, pero no comprende ningún dato acerca de la estatura. Estos juicios sí dan
información, amplían nuestro conocimiento, pero no son ni necesarios ni universales.

2.- Según su origen:

 Juicios a priori: son aquellos cuya verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia.
“Un todo es mayor que sus partes” es, de acuerdo con este criterio, un juicio a priori: conocemos su
verdad sin necesidad de andar comprobando y midiendo “todos” y “partes”. Los juicios a priori son
universales y necesarios (ninguna excepción es posible al juicio “un todo es mayor que sus partes”).

 Juicios a posteriori: son aquellos cuya verdad es conocida a partir de los datos de la experiencia. De
acuerdo con esta clasificación, “todos los almerienses miden más de 1,90” es a posteriori: no
tenemos otro recurso que observar a tales individuos si queremos tener certeza de la verdad de este
juicio. Los juicios a posteriori no son universales ni necesarios. No es universal porque siempre
queda abierta la posibilidad de que nazca un individuo de escasa estatura. No es necesario porque no
hay ninguna conexión necesaria entre “nacer en Almería” y “tener tal estatura”. En sentido estricto,
ningún juicio extraído de la experiencia puede ser necesario ni universal.

Según los ejemplos que hemos puesto parece seguirse que todos los juicios analíticos son a priori y todos los
sintéticos son a posteriori. Esta era la clasificación de Leibniz (verdades de razón y verdades de hecho) y
también la de Hume (relación entre ideas y conocimiento de hechos) tal clasificación no resulta suficiente,
pues sólo hay auténtico conocimiento en aquellos juicios que sean extensivos (amplían nuestro
conocimiento) pero a la vez sean universales y necesarios: juicios sintéticos y a priori.
Kant considera que existen este tipo de juicios sintéticos a priori. El ejemplo que utiliza es el siguiente:
“La recta es la distancia más corta entre dos puntos”

- ¿Se trata de un juicio sintético? si, ya que el predicado no está


contenido en la noción de sujeto. En el concepto de línea recta no encontramos idea alguna de distancias
sino solo con la forma de una línea carente de curvas.
- ¿Es un juicio a priori? Si, ya que nos consta su verdad sin tener que medir distancias entre dos puntos, sin
necesidad de recurrir a ninguna experiencia para comprobarlo, y es universal y necesario (carece de posibles
excepciones).
Por tanto, Kant admite que hay juicios sintéticos a priori. Así, por ser sintéticos, amplían nuestro
conocimiento de la realidad; y por ser a priori, son necesarios y universales, pues su verdad no procede de la
experiencia. Con este planteamiento, Kant supera tanto al racionalismo como al empirismo, pues el
conocimiento es una síntesis de ambos elementos: los sentidos (materia) y la razón (forma).

ACTIVIDAD

Clasifica los siguientes juicios indicando si son analíticos a priori, sintéticos a posteriori o sintéticos a priori:

1. El cielo es azul
2. La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos
3. Colón descubrió América en 1492
4. Kant es un filósofo aburrido
5. El todo es mayor que sus partes
6. La suma de 12 más 29 es igual a 41
7. Los pingüinos son aves aunque no pueden volar.

  
CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA

Según Kant, conocer implica al menos dos procesos diferentes, uno de captación de información y el otro de
elaboración de un pensamiento a partir de los datos previamente obtenidos. Estos dos procesos se
corresponden con las dos facultades cognoscitivas del hombre: la sensibilidad y el entendimiento.
La sensibilidad es pasiva, se limita a recibir la información. Kant se ocupa de su estudio en el apartado
“Estética trascendental” (estética procede del griego aisthesis, que significa sensación).
En cambio, el entendimiento,  es activo,  construye algo nuevo que no es una mera suma de elementos
previos proporcionados por la sensibilidad. Kant se ocupa de su estudio en el apartado “Analítica
trascendental” (pues se dedica al análisis de los conceptos que forman el entendimiento)

Para comprender cómo se produce esta síntesis y descubrir si es posible la Metafísica como ciencia 
debemos seguir el esquema que emplea Kant en su obra Crítica de la Razón Pura:

 Estética trascendental: se ocupa de la sensibilidad y muestra las condiciones que hacen posible que
en las Matemáticas existan juicios sintéticos a priori, es decir, que las Matemáticas sean un
conocimiento científico.

 Analítica trascendental: se ocupa del entendimiento y estudia  las condiciones que hacen posible que
haya juicios sintéticos a priori en la Física.

 Dialéctica trascendental:se ocupa de la razón y del problema de la posibilidad o imposibilidad de la


Metafísica como ciencia.

La Estética Trascendental

La sensibilidad es la capacidad del ser humano de recibir pasivamente impresiones sensibles. Así pues, los
datos recibidos a través de los sentidos constituyen la materia del conocimiento sensible. A este
conocimiento inmediato Kant lo denomina intuición.
Ahora bien, como hemos dicho, todo conocimiento consta de dos elementos, materia (a posteriori) y forma
(a priori).

 La materia de la sensibilidad son las intuiciones sensibles (por ejemplo, el color, el tamaño...) El
contenido de la sensación es dado a posteriori y tiene su origen en el objeto conocido.

 La forma de la sensibilidad son las  intuiciones puras: el espacio y el tiempo. No proceden de la


experiencia, no se captan a través de los sentidos, sino que tienen su origen en el sujeto y organizan y
estructuran los datos de los sentidos.

El espacio es a priori con respecto a la experiencia porque de lo contrario podríamos hacer abstracción de él
y representarnos objetos in-espaciales, lo cual no es posible. En cambio, sí podemos imaginar objetos sin
cualidades como el olor o el color.
Igualmente sucede con el tiempo; podemos representarnos un tiempo sin acontecimientos, pero no podemos
representarnos acontecimientos sin una estructura temporal.
Nos queda por saber si son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas. (¿qué relación existe
entre la sensibilidad y la matemática? Pues que la Geometría y la Aritmética se ocupan, respectivamente, del
espacio y del tiempo).
Los juicios de la matemática son a priori en la medida en que conllevan una necesidad que no puede haberse
derivado de la experiencia. Pero sólo algunos juicios de la matemática son analíticos (por ejemplo: “2 = 2”)
y se apoyan exclusivamente en el principio de no contradicción. La mayoría de los juicios matemáticos son
sintéticos porque son realmente extensivos. Podría pensarse, por ejemplo, que “2+2=4” es un juicio
analítico, pues el sujeto contiene ya el predicado; la suma de 2 y 2 es 4. Sin embargo, el 4 no está pensado
por el mero hecho de pensar la unión de 2 y 2. Esto se podrá ver con más claridad si tomamos por ejemplo la
suma de números mayores, como 57.327 y 74.215; en ellos no basta el mero concepto de unión para tener
inmediatamente su síntesis (131.542).

 La Analítica Trascendental

Para que haya conocimiento no basta con la organización de las sensaciones en el espacio y el tiempo, sino
que resulta necesario además que el entendimiento actúe sobre esa primera síntesis a priori.
El entendimiento puede definirse como la capacidad que permite
unificar los fenómenos mediante conceptos con los que construimos los juicios (como “A es causa de B”,
que sintetiza los fenómenos representados por A y B). Así, mientras la sensibilidad era una facultad pasiva,
el entendimiento produce relaciones entre representaciones. Por ejemplo, subsume un objeto particular bajo
un concepto, relaciona causalmente unos objetos con otros, etc. El estudio de los juicios derivó en el análisis
de los elementos que lo integran: los conceptos. Sin duda, el entendimiento necesita de la sensibilidad, ya
que sin sensibilidad no nos sería dado objeto alguno, y sin entendimiento ninguno sería pensado. Sólo de
síntesis puede surgir el conocimiento.
"los conceptos sin intuiciones son vacíos, las intuiciones sin conceptos son ciegas"

Kant distingue dos clases de conceptos:

 Empíricos, son aquellos que el entendimiento crea a partir de lo captado en la experiencia sensible y,
por tanto, son a posteriori (“casa”, “perro”)

 Puros o categorías, que no proceden de la experiencia sino que son a priori, son producidos por el
entendimiento. ¿Cuáles son? Dado que el entendimiento es la capacidad de formular juicios, a partir
de los tipos de juicios Kant obtendrá la tabla de las categorías:
Así obtenemos la segunda síntesis del conocimiento:

 materia: los fenómenos (a posteriri)

 forma: las categorías. (a priori)

Todo cuanto se conoce ha de someterse a las estructuras cognoscitivas del entendimiento expresadas en las
categorías. Ahora bien, el uso legítimo de las categorías queda reducido a su aplicación a los fenómenos, a
los objetos dados a través de la experiencia. Las categorías no son aplicables fuera de la experiencia. La
distinción entre fenómeno y noúmeno permite comprender por qué Kant denomina a su doctrina “idealismo
trascendental”: porque el espacio, el tiempo y las categorías son condiciones de posibilidad de los
fenómenos, de la experiencia, y no propiedades o rasgos reales de las cosas en sí mismas.

Todavía nos queda por descubrir si son posibles los juicios sintéticos a priori en la física. Veamos un juicio
de la física: “Todo lo que nace tiene una causa”. El concepto de nacer no comprende el concepto de
causalidad, luego se trata de un juicio sintético, extensivo. En segundo lugar, es a priori porque “causa” es
una de las categorías a priori del entendimiento, su validez no depende de la experiencia y es, por tanto,
necesaria y universal.
Dialéctica trascendental 

La razón es la facultad de encadenar juicios y formar razonamientos. Si el entendimiento proporciona


conceptos, la razón elabora ideas que no proceden de la experiencia, y que permiten unificar conocimientos.
Son ideas incondicionadas porque no proceden de la experiencia y son puras porque no se aplican a la
experiencia. Por ello NO proporcionan conocimiento en sentido estricto; sobre las ideas sólo cabe
pensamiento. La razón, podríamos decir, se halla ante la tesitura de poder pensar lo incondicionado, pero no
poder conocerlo.
Existen tres tipos diferentes de razonamientos o silogismos, los cuales conducen a cada una de las  ideas 
trascendentales que son  objeto de estudio de la Metafísica. Al aplicarle las categorías a esas tres ideas se
cometen tres tipos de errores diferentes.

 El alma. Es la unificación del conjunto de los fenómenos de la experiencia interna. La estudia la


Psicología (Silogismo categórico - se cae en paralogismo o razonamiento erróneo)

 El mundo. Es la unificación de los fenómenos físicos. Lo estudia la cosmología. (Silogismo


hipotético - se cae en antinomias o contradicción entre dos principios racionales)

 Dios.  Es la unificación de ambas esferas, el alma y el mundo. Se estudia en la Teología. (Silogismo


disyuntivo - se cae en paralogismos y antinomias)

No podemos demostrar que el alma sea inmortal o que Dios exista, pero tampoco lo contrario. Estas ideas
cumplen según Kant una función sistematizadora o arquitectónica de la razón. Por ejemplo, la idea de
mundo cumple la función de integrar los conocimientos particulares de la física en un todo. Pero el mundo
no puede ser objeto de  conocimiento: el entendimiento capta fenómenos en una serie, cada uno de los
cuales antecede a otro, pero no puede aprehender la serie total.
Entonces, ¿es posible la Metafísica como ciencia? La respuesta es negativa puesto que los objetos de la
Metafísica (Dios, alma, mundo) no son fenómenos, sino realidades extraempíricas que quedan fuera de toda
experiencia posible. Las categorías sólo pueden aplicarse legítimamente a los fenómenos, a los datos de los
sentidos. Por tanto, la Metafísica es imposible como ciencia, porque sus objetos de estudio están más allá de
los límites del conocimiento científico, no es posible formular juicios sintéticos a priori en Metafísica.
La Dialéctica Trascendental es, pues, una crítica de la razón en su pretensión de alcanzar el conocimiento de
las cosas en sí (noúmenos), de lo que está más allá de la experiencia. Pero, la razón tiende inevitablemente a
la búsqueda de lo incondicionado, a extender su conocimiento más allá de la experiencia, a hacerse
preguntas y formular respuestas acerca de Dios, del alma y del mundo como totalidad. De hecho, Kant no
negó jamás la existencia de Dios o la inmortalidad del alma, sólo negó la posibilidad de conocerlos
científicamente. Según Kant, las ideas trascendentales o incondicionadas no tienen valor objetivo, pero
desempeñan un importante papel como ideas reguladoras. Su función es similar a la que desempeña la
estrella polar para el caminante nocturno que no espera llegar a ella, pero que le sirve para esta siempre
orientado en su caminar. Por eso, Kant traslada los problemas planteados por las ideas trascendentales al
ámbito práctico de la razón, a la ética, y tratará de solucionarlos en su Crítica de la Razón Práctica.

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(Voltaire, Rousseau, Diderot, D'Alambert, Montesquieu, Condillac, Helvetius, La Mettrie, D'Holbach,
Jovellanos)

Ni Kant se salva de la furia nacional rusa


    
Publicado 29th January 2013 por Eva Sutil Moreno
Etiquetas: filosofía moderna Historia de la filosofía

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