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ALEGATO FINAL CASO: “EL JUEGO DE LA REINA DE CORAZONES”.

Señores jueces del Tribunal Penal, de conformidad al Art. 453 del Código Orgánico
Integral Penal, la finalidad de la prueba es establecer la materialidad de la infracción y
la responsabilidad de la persona procesada; que con la prueba presentada por la
Fiscalía ha determinado “su materialidad de la infracción”; pero que no se ha logrado
determinar la culpabilidad de mi cliente; de lo cual conforme a nuestra teórica del caso
y a las pruebas aportadas oportunamente, se determina que mi defendido Ángel
Piedra jamás robo y golpeo al señor Diego Pocoyo, actuó más bien y se compadeció
de él, por su estado etílico y consumo de drogas, lo ayudo a llevarlo hasta un callejón.

Con todos los testimonios que se han realizado en torno al presente hecho, nos deja
muy claro que el Agente de Policía Juan Mejía indico: “Que mientras realizaba patrulla
en su zona, vio a un hombre FORNIDO, quien luego fue identificado como Ángel
Piedra, acosando a un hombre joven en el lado Oeste de la Avenida. Piedra vestía un
impermeable verde, estilo “Suburbano”, tres cuartos. No estaba abotonado. Que
aproximadamente, cinco minutos más tarde, vio a dos hombres parados cerca de la
entrada de un callejón en la Mariana de Jesús. Al acercarse, se retiraron. Ingreso al
callejón para investigar y vio a un hombre recostado cerca de una puerta. Al principio
creyó que estaba borracho. Luego lo reconoció como el hombre que había estado
hablando con Piedra, SOSPECHABA de él por haberlo visto cerca del callejón antes.
Que posteriormente lo detuvo al señor Piedra y le realizo algunas preguntas, el cual él,
le dijo “no hay ningún problema”. Esta versión nos deja claramente identificado que
Ángel Piedra es un hombre fornido y que el agente de policía lo detuvo, porque
sospecha de él, por haberlo visto hablando antes con el señor Diego Pocoyo, que mi
cliente brindo colaboración con la policía, no se resistió, ni huyo. Ahora bien, el
Agente de Policía Jorge Suárez indico: “Que se fijó que Pocoyo tenía aliento pasado a
alcohol, sus ojos los tenía rojos y vidriosos, su ropa arrugada y se tambaleaba si se
ponía de pie”. Este testimonio nos deja en establecido, que el señor Diego Pocoyo, el
día de los hechos se encontraba en un estado etílico avanzo, tanto que tambaleaba. Al
testimonio de Karla Palacios índico que: “vio a un hombre acostado en el pavimento.
Estaba acostado sobre su espalda con su cabeza cerca de la pared. Se dio cuenta
que él no estaba durmiendo, sino que estaba borracho. Se dio cuenta de esto por la
apariencia de su ropa y por el hecho de que había un charco de vómito cerca de su
cabeza. Y que había otro hombre inclinado sobre el cuerpo tendido. Que el policía
Mejía le enseño una foto de Ángel Piedra para identificarlo, indicándole que tal vez era
el hombre que estaba inclinado sobre el hombre tendido. Se parecen muchísimo, pero
no está totalmente segura, porque era un día nublado, pero claro. A pesar de que no
había luz del sol en el callejón, había suficiente luz natural para ver tan clarito como en
un día muy nublado en una calle normal. Que no tuvo tiempo para examinar al hombre
borracho”. Este testimonio no deja en claro que el hombre borracho acostado en el
pavimento con un charco de vómito cerca de su cabeza era Diego Pocoyo, y que no
puede identificar con certeza el otro hombre inclinado sobre el cuerpo tendido, tiene
dudas para identificar. El testimonio de la Dra. Susana Valderrama, indica que atendió
al paciente Diego Pocoyo, y que al examen neurofisiológico en la sala de urgencias no
reveló heridas excepto por un bulto en la cabeza al costado izquierdo superior. Señalo
que el paciente sí presentó un cuadro de posible efecto de algún tipo de sustancia
química con fuerte olor a licor, ojos rojos, inestabilidad, y dificultad para expresarse
claramente. Con esta valoración médica científica claramente se establece que el
señor Diego Pocoyo, el día de los hechos, estaba en estado etílico y con efectos de
sustancia química (drogas).

Señores jueces del tribunal, el Art. 29 del COIP, nos indica, para que la conducta
penalmente relevante sea antijurídica deberá amenazar o lesionar, sin justa causa, un
bien jurídico protegido por este código; de igual manera el Art. 34 Ibídem, nos expresa,
para que una persona sea considerada responsable penalmente deberá ser imputable
y actuar con conocimiento de la antijuridicidad de su conducta; en el presente caso
jamás se ha lesionado o amenazado un bien jurídico, el señor Ángel Piedra,
únicamente ayudo al señor Diego Pocoyo bondadosamente a llevarlo a un callejón por
su estado etílico, que lo sentó en una grada, pero cuando vomitó, se hartó y le dijo que
tenía que irse, que de ahí perdió contacto con él. El señor Diego Pocoyo en su versión
indico claramente que tuvo problemas con el abuso de drogas, se volvió adicto a las
pastillas y luego al alcohol que usaba para calmar el efecto de las mismas. Que su
padre le dio 500 en billetes de cien dólares, para que arriende un departamento, sin
embargo, dentro de la investigación e instrucción no consta la versión del padre, ni
justificado si realmente el señor Pocoyo tenía ese dinero. Indico que bebió demasiado
con amigos, conoció una mujer le dio dinero y consumió coca, hecho que se corrobora
con el certificado y atención médica, que indica que el paciente si presento un cuadro
de sustancia química, con fuerte olor a licor, ojos rojos, inestabilidad y DIFICULTAD
PARA EXPRESARSE CLARAMENTE: En este sentido nos nacen algunas hipótesis
¿Tuvo realmente dinero el señor Diego Pocoyo? ¿Puede el señor Diego Pocoyo
identificar hechos, personas, y circunstancias mediante su estado etílico y consumo de
sustancias químicas? Esto no ha llegado a comprobar Fiscalía, al efecto es necesario
tener en cuenta lo dispuesto en el Art. 455 del mismo cuerpo legal, que dispone, que la
prueba y los elementos de la misma deberán tener un nexo causal entre la infracción y
la persona procesada. Siendo que las normas legales expuestas y la doctrina como
fuente del derecho, refieren que la base de todo juicio penal es la comprobación
conforme a derecho de la materialidad de la infracción como la responsabilidad penal
de la persona procesada, esta afirmación y poder recaen sobre la Fiscalía en la
sustanciación del juicio en mérito a lo previsto en el Art. 609 de la norma antes
indicada. Tomemos en cuenta que el consumo excesivo de alcohol causa una
disfunción del cerebro, alucinación produciendo alteraciones en la memoria y
DIFICULTAD PARA EXPRESARSE CLARAMENTE, igualmente el consumo de drogas
causa un estado de alerta y falsa sensación de agudeza mental, esto se lo conoce
científicamente. Por esta razón los hechos o manifestaciones del señor Diego Pocoyo
carecen de credibilidad, no es más que una coartada. Que un simple hecho de
bondad, caridad de mi cliente, concluya con un proceso penal por parte de la persona
que ayudo; ES INJUSTO; por lo que mi representado no es responsable en forma
alguna de los hechos acusados por el señor Fiscal de la causa, solicito se cancelen las
medidas cautelares de orden personal y real que han sido dictadas en contra su
contra, y que se dicte sentencia absolutoria en su favor, considerando que fue él más
bien quien ayudo o colaboro con la víctima.

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