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Nosotros hacemos fiel promesa

Texto base: Nehemías 9:31,38

A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros
príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.

Introducción: Después de un recuento realizado en el capítulo nueve de cómo Dios se mantuvo


fiel al pueblo hebreo a pesar de su constante rebeldía. Éstos realizan un acto impresionante y
sumamente conmovedor, se comprometen. Algo que llama poderosamente la atención es que
no se comprometen ni hacen promesa solamente de palabra, sino que dejan grabada su fiel
promesa delante de Dios con letra delante de tres autoridades importantes como los príncipes,
levitas y sacerdotes Ellos querían que no quedara duda que verdaderamente estaban dispuestos
a cumplir su promesa, seguramente ellos estaban consientes de ¨Cuando a Dios haces promesa,
no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas ¨Ecl. 5:4-5

Veamos en que consistió su fiel promesa…

I.- DE GUARDAR Y CUMPLIR LOS MANDAMIENTOS DE DIOS (10:29)

se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios,
que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos,
decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.

Aunque los hebreos habían recibido la ley sinaítica, y tenían la responsabilidad de transmitir ese
conocimiento, también llegaron al punto de no atender esta labor.
El profeta Isaías declaró: 5:13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo
conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
Todo lo que había pasado con ellos, andar errantes en el desierto, ser víctimas de la idolatría, ser
sitiados por Nabucodonosor, ser llevados cautivos a tierra extraña y ver su ciudad y templo
destruidos en gran medida se debió a no atender a la ley de Dios, es por ello que se
comprometen a guardar y cumplir los mandamientos de Dios porque…

1.- Porque su ley es perfecta (Salmos 19:17)


No hay ningún libro ni escritura más perfecta que la ley de Dios. Algunos libros
pueden en ocasiones tener imperfecciones porque sus redactores cometieron
algún error, pueden los autores contradecirse en sus argumentos, pueden sus
teorías ser muy débiles, pero las Escrituras son perfectas, ella no se contradice y ni
el tiempo la ha podido desaparecer, y una razón importante es que su perfección
radica en el hecho de que quien la inspiró no fue ningún hombre con filosofías
huecas carentes de fidelidad, sino un ser que es de naturaleza perfecta, el Espíritu
Santo. (2 Pedro 1:20-21)
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2.- Porque ella nos prepara (2 Timoteo 3:16,17)
Seguramente los hebreos al hacer su promesa a Dios tenían conciencia de esto,
las Escrituras tienen ese poder de capacitarnos, de prepararnos perfectamente
para la obra del Señor, ella nos equipa con todo lo necesario para pelear la buena
batalla de la fe, Dios ha sido tan bueno que nos ha dejado las herramientas que
necesitamos. 2 Pedro 1:3 Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de
aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Pedro, el apóstol aquí nos
menciona que TODO lo relacionado a la vida y a la religión ya ha sido revelado, no
necesitamos permanecer a la expectativa de algo nuevo, lo que Dios considera
que tenemos que saber ya nos lo ha dejado en su palabra escrita. Lo que tenemos
es suficiente para que lleguemos a ser pámpanos productivos en la viña del Señor.

3.- Porque nos salva (Stg. 1:21)


Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

El decidirnos a cumplir los mandamientos de Dios es algo que el pueblo de Dios


determino era imprescindible, una poderosa razón la da Santiago, la palabra de
Dios puede salvarnos, ahora bien, note que no se pone en duda esta verdad, su
palabra tiene el suficiente poder para salvar, pero, esto depende de cada uno de
nosotros, Santiago nos menciona una condicionante, él dice que tenemos que
hacer dos cosas:

1.- desechar toda inmundicia y abundancia de malicia

2.- recibir con mansedumbre la palabra implantada

Si nosotros hacemos esto, iremos por buen camino, su palabra nos hace
participantes de la naturaleza divina como mencionó Pedro el apóstol.

El apóstol Pablo cuando escribe a lo hermanos en Corinto 1 Co. 15:2 por el cual
asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis
en vano.

Claramente nos menciona que si ellos retenían la palabra que él les había
predicado y permanecían en ella serían salvos, de lo contrario su esfuerzo sería en
vano.

II.- DE CONTRIBUIR PARA LA OBRA DE DIOS (10:32)

Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo
para la obra de la casa de nuestro Dios;
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Los hebreos también tuvieron la iniciativa ejemplar de prometer el contribuir cada año para la
obra de la casa de Dios, no es esto algo de que sorprenderse puesto que uno de los
protagonistas de este libro nos da un grande ejemplo, Nehemías que servía de copero al rey
persa Artajerjes estuvo dispuesto a tomar el valor de pedir a Artajerjes que le permitiera
regresar a Jerusalén para reedificar los muros de Jerusalén, fue la inciativa de un hombre
valeroso como Nehemías que motivo al pueblo a sacrificarse y aún después de terminada la obra
de los muros seguir contribuyendo para la casa de Dios. Encontramos tres ejemplos relacionado
a este asunto que nos muestran la manera en que podemos contribuir para la obra de Dios:

1.- Con generosidad ( Ex. 36:3-7)

3 Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído
para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole
ofrenda voluntaria cada mañana.
4 Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada
uno de la obra que hacía, 5 y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de
lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. 6 Entonces Moisés
mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para
la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;
7 pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.

Este es un asombroso ejemplo, cuando hubo que construir el tabernáculo la gente


que había salido de Egipto y que había llevado de lo que había en esa ciudad no
bacilo al momento de la necesidad, sino que fueron muy generosos, se
desprendieron de cosas muy valiosas y en grandes cantidades de tal manera que
Moisés tuvo que mandar que ya no cooperaran pues era ya más que suficiente lo
que se había recolectado. Creo que Ananías y Safira en Hechos 5:9 no se
acordaron de este ejemplo cuando prometieron el precio de la heredad vendida al
Espíritu Santo, por codicia fueron muertos.

2.- Con agrado (2 Co. 8:3-4)


Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas,
y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el
privilegio de participar en este servicio para los santos.

Este es un caso que me llama mucho la atención, los hermanos de la región de


Macedonia no eran los más ricos económicamente, sin embargo cuando los
hermanos en Jerusalén tuvieron necesidad ellos rogaron participar en la
ministración de este menester, pero por qué si eran no muy prósperos
económicamente quisieron participar de ello?
1.- Porque si bien no eran ricos económicamente si los eran en el espíritu
2.- Porque ellos consideraban participar de este ministerio como un
Privilegio.

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Los macedonios aportaron con mucho gozo, ellos sabían y recordaban la premisa
del Señor “más bienaventurado es dar que recibir”

3.- Con fe (Marcos 12:42-44)


42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre
echó más que todos los que han echado en el arca;
44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo
que tenía, todo su sustento.

III.- DE NO ABANDONAR LA CASA DE DIOS (10:39)

La casa de Dios, aquella que le daba gloria a la ciudad, que ponía en alto el nombre de los
hebreos delante de las demás naciones y dónde Jehová los visitaba había sido destruida y
sus utensilios llevados por Nabucodonosor para ponerlos en casa de sus dioses.
Pero, gracias a Dios por mano de Ciro Rey de Persia son regresados a Jerusalén y el
templo fue reconstruido. Nuevamente el pueblo tenía un lugar para adorar a Dios y es
por ello que se comprometen a no abandonar la casa de Dios.
La casa de Dios es la iglesia, esto claramente lo declara el apóstol Pablo en 1 Tim. 3:15
Al igual que los hebreos hoy día es importante que nosotros tomemos en cuenta esta
promesa y la hagamos nuestra.
Encontramos en la Biblia tres razones por las que no debemos abandonar la casa de
Dios…

1.- Porque un día en ella es mejor que mil fuera. (Salmos 84:10)
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.
Muchos gozamos y nos encanta estar con la iglesia, hacemos del día del Señor un
día de gozo, preferimos pasar tiempo con la iglesia que en otros lugares, y una
razón es precisamente que es en la iglesia donde podemos ver la hermosura de
Dios en nuestros demás hermanos, podemos derramar nuestro corazón delante
de él.

2.- Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna (Salmo 133:3; Ef. 1:3)
Dios derrama sus bendiciones sobre nosotros cuando nos presentamos delante de
él, en su casa que es la iglesia las bendiciones de Dios sobreabundan. Cuando
estamos juntos en armonía Dios nos bendice. Es una poderosa razón para atender
a la casa de Dios y no alejarse, puesto que todas las bendiciones de Dios se
presentan en los lugares celestiales. Estos lugares celestiales no se refiere a una

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esfera física, sino a una esfera espiritual, es decir, la iglesia. Si queremos
bendiciones de Dios no debemos abandonar su iglesia.

3.- Porque allí tenemos comunión con Cristo (Mt. 18:20)


En la casa de Dios pasamos alrededor de 9 días enteros cada año. Y allí tenemos
comunión con él. Tenemos cita con el Señor cada primer día de la semana y cada
que la iglesia acuerda hacerlo, él nos espera y nosotros podemos estar seguros
que él nos está viendo y recibiendo nuestras alabanzas y sacrificio vivo en olor
fragante. Dios no nos irá a buscar a nuestras casas cada día de reunión porque es
en la iglesia dónde él es glorificado. Ef. 3:21
Muchos piensan que quedarse en casa y escuchar un sermón por radio es
suficiente, cuando en realidad la comunión con Cristo es algo más intimo.

Conclusión:
Los hebreos tomaron la iniciativa de hacer una promesa fiel de guardar los mandamientos de
Dios, de contribuir para la casa de Dios y de no abandonarla. No sólo de palabra, sino que aún lo
escribieron y lo firmaron para hacer ver que estaban decididos a cumplir lo que prometieron Hoy
es un buen día de comprometerse con Dios, hacer una fiel promesa delante de su presencia con
un corazón contrito y humillado como hizo el pueblo en tiempos de Nehemías.

Raymundo I. Saldaña
e-mail: saldana.raymundo@yahoo.com
blogsite: http://cofccasanova.wordpress.com

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