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A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros
príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes.
se reunieron con sus hermanos y sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios,
que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos,
decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor.
Aunque los hebreos habían recibido la ley sinaítica, y tenían la responsabilidad de transmitir ese
conocimiento, también llegaron al punto de no atender esta labor.
El profeta Isaías declaró: 5:13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo
conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
Todo lo que había pasado con ellos, andar errantes en el desierto, ser víctimas de la idolatría, ser
sitiados por Nabucodonosor, ser llevados cautivos a tierra extraña y ver su ciudad y templo
destruidos en gran medida se debió a no atender a la ley de Dios, es por ello que se
comprometen a guardar y cumplir los mandamientos de Dios porque…
Si nosotros hacemos esto, iremos por buen camino, su palabra nos hace
participantes de la naturaleza divina como mencionó Pedro el apóstol.
El apóstol Pablo cuando escribe a lo hermanos en Corinto 1 Co. 15:2 por el cual
asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis
en vano.
Claramente nos menciona que si ellos retenían la palabra que él les había
predicado y permanecían en ella serían salvos, de lo contrario su esfuerzo sería en
vano.
Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo
para la obra de la casa de nuestro Dios;
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Los hebreos también tuvieron la iniciativa ejemplar de prometer el contribuir cada año para la
obra de la casa de Dios, no es esto algo de que sorprenderse puesto que uno de los
protagonistas de este libro nos da un grande ejemplo, Nehemías que servía de copero al rey
persa Artajerjes estuvo dispuesto a tomar el valor de pedir a Artajerjes que le permitiera
regresar a Jerusalén para reedificar los muros de Jerusalén, fue la inciativa de un hombre
valeroso como Nehemías que motivo al pueblo a sacrificarse y aún después de terminada la obra
de los muros seguir contribuyendo para la casa de Dios. Encontramos tres ejemplos relacionado
a este asunto que nos muestran la manera en que podemos contribuir para la obra de Dios:
3 Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído
para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole
ofrenda voluntaria cada mañana.
4 Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada
uno de la obra que hacía, 5 y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de
lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. 6 Entonces Moisés
mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para
la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;
7 pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.
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Los macedonios aportaron con mucho gozo, ellos sabían y recordaban la premisa
del Señor “más bienaventurado es dar que recibir”
La casa de Dios, aquella que le daba gloria a la ciudad, que ponía en alto el nombre de los
hebreos delante de las demás naciones y dónde Jehová los visitaba había sido destruida y
sus utensilios llevados por Nabucodonosor para ponerlos en casa de sus dioses.
Pero, gracias a Dios por mano de Ciro Rey de Persia son regresados a Jerusalén y el
templo fue reconstruido. Nuevamente el pueblo tenía un lugar para adorar a Dios y es
por ello que se comprometen a no abandonar la casa de Dios.
La casa de Dios es la iglesia, esto claramente lo declara el apóstol Pablo en 1 Tim. 3:15
Al igual que los hebreos hoy día es importante que nosotros tomemos en cuenta esta
promesa y la hagamos nuestra.
Encontramos en la Biblia tres razones por las que no debemos abandonar la casa de
Dios…
1.- Porque un día en ella es mejor que mil fuera. (Salmos 84:10)
Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,
Que habitar en las moradas de maldad.
Muchos gozamos y nos encanta estar con la iglesia, hacemos del día del Señor un
día de gozo, preferimos pasar tiempo con la iglesia que en otros lugares, y una
razón es precisamente que es en la iglesia donde podemos ver la hermosura de
Dios en nuestros demás hermanos, podemos derramar nuestro corazón delante
de él.
2.- Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna (Salmo 133:3; Ef. 1:3)
Dios derrama sus bendiciones sobre nosotros cuando nos presentamos delante de
él, en su casa que es la iglesia las bendiciones de Dios sobreabundan. Cuando
estamos juntos en armonía Dios nos bendice. Es una poderosa razón para atender
a la casa de Dios y no alejarse, puesto que todas las bendiciones de Dios se
presentan en los lugares celestiales. Estos lugares celestiales no se refiere a una
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esfera física, sino a una esfera espiritual, es decir, la iglesia. Si queremos
bendiciones de Dios no debemos abandonar su iglesia.
Conclusión:
Los hebreos tomaron la iniciativa de hacer una promesa fiel de guardar los mandamientos de
Dios, de contribuir para la casa de Dios y de no abandonarla. No sólo de palabra, sino que aún lo
escribieron y lo firmaron para hacer ver que estaban decididos a cumplir lo que prometieron Hoy
es un buen día de comprometerse con Dios, hacer una fiel promesa delante de su presencia con
un corazón contrito y humillado como hizo el pueblo en tiempos de Nehemías.
Raymundo I. Saldaña
e-mail: saldana.raymundo@yahoo.com
blogsite: http://cofccasanova.wordpress.com