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Redes Sociales

Hemos llegado un poco tarde a tener redes sociales en casa, llegue con la pandemia y mi
vida ha sido diferente a la de otros animales.
La primera vez que oí de hablar de redes fue el día que conocí a mi, “adiestradora”,
“Psicologa canina”….cada uno la llama de una manera, yo simplemente pienso que es una
“maga”, no porque saque su varita mágica y de repente cambie mi comportamiento sino
porque tiene una chistera en la cintura llena de cosas fantásticas, pieles de conejos, lenguas
de pato, boquerones en salazón, olores nuevo para mi que me los da cuando estamos
paseando en la calle y quiere que me desestrese.
Mis compañeros humanos intentaron hacer lo mismo para reforzar el “supuesto
comportamiento que debería de modificar y un día me dieron mojama, pero cuando se
descubrió el olor pestilente que dejaba en la mano, decidieron que mejor lo cenara con el
pienso, evidentemente no hubo más intentos. Volvimos a los premios tipo “galleta” “palito
masticable”.
Volviendo a mi amiga “maga”, nos explicó cómo debía usar las redes sociales de una forma
que no fuera enfermiza y que no nos creara adición. Para mí fue todo un descubrimiento,
paseos donde dejaba mi marca, dejando algún recado con notas claras “ni se te ocurra
acercarte a mi puerta” o “crúzate de acera cuando me veas”.
Yo también leía las notas que los perros del vecindario me dejaban, pero pasaba
completamente de ellas, un pis encima y punto. Era el rey del barrio.
Este plan funcionó enseguida y además me encanta chatear.
La segunda pauta para sociabilizarme con otros perros, era crear una red de amigos, ya que
con la pandemia solo lo hacía con mi hermano que es mayor que yo, esta misión era más
difícil. Reconozco que soy un perro diferente, podríamos decir un “supercan” y mi
necesidad es de salvar a mi hermano mayor de todos los avatares. El problema es que no se
distinguir cuando hay un acecho real y cuando no. Yo por si acaso siempre voy a ver qué
pasa, para ello me tengo que relacionar con otros perros y eso, lo llevo mal. Cuando voy a
las zonas caninas destinadas para mi entrenamiento mental a saltar un poco como en un
parque de atracciones, siempre viene uno que quiere hacer lo mismo que yo y a mí eso
personalmente me molesta, no se controlarme, me enfado le hecho de mi lado, digamos que
este plan todavía no lo tengo controlado, lo estoy trabajando, a esta red social la podríamos
llamar “quedada”, aunque yo debo de ser el raro del barrio.
Mi amiga “maga” piensa que tengo solución y por eso piensa que las redes me ayudaran.
Pero soy una red libre, un alma que le encanta vivir sin normas, ni leyes me gusta disfrutar
de la montaña y allí no se necesita chatear ni quedar con nadie, allí todos podemos vivir sin
estar conectados a nada. Disfruto corriendo detrás de los animales, me encanta el olor
salvaje que dejan, me deslizo por la nieve como si esquiara, me baño en los lagos
cristalinos y duermo a la intemperie. Allí no hay otro tipo de conexión, esa si es la red que
me gusta.

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