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TEMA 72. LA LITERATURA EN LENGUA CATALANA,
GALLEGA Y VASCA.
ÍNDICE.
1. INTRODUCCIÓN.
2. LITERATURA CATALANA.
3. LITERATURA GALLEGA.
4. LITERATURA VASCA.
5. ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE LA LITERATURA CATALANA,
GALLEGA Y VASCA EN LOS ÚLTIMOS DECENIOS.
6. CONCLUSIÓN.
7. BIBLIOGRAFÍA.
1. INTRODUCCIÓN.
Establecer los inicios de una literatura no es una labor precisa; se considera que el
primer texto escrito conservado marca el arranque literario de una lengua. Pero no hay
que relegar la literatura de transmisión oral, aunque no se encuentre documentada. En el
caso catalán no se pone en duda la existencia de una expresión literaria de tradición oral
previa a los primeros documentos, aunque no se puede afirmar con rotundidad. Una
prueba de su existencia son los restos de antiguos poemas, especialmente de género
épico, que se encuentran prosificados en las crónicas.
2. LITERATURA CATALANA.
En la Edad Media hay una clara separación entre poesía y prosa. Hasta la llegada de
Aussías March se usará el provenzal para la primera, mientras que la segunda se
redactará en catalán.
Hay un acontecimiento histórico que condiciona fuertemente la literatura catalana
en sus inicios: por vía matrimonial, Ramón Berenguer III recibe el condado de Provenza
en 1113. La literatura en lengua provenzal se impone entre la aristocracia catalana; de
hecho, muchos de los principales poetas en lengua provenzal son catalanes (Guillem de
Berguedá, Cerverí de Girona, Ramon Vidal de Besalú). Los mayores logros de los
trovadores catalanes suelen situarse al margen del amor cortés, aunque utilizan los
tópicos provenzales. Es una poesía conocida como “poesía cortés” sometida a unas
normas muy estrictas que se detallan en el texto provenzal Razós de trobar, de Vidal de
Besalú. Suele ser de temática amorosa, o de tipo satírico o mordaz, como el sirventés, y
plors funebres, de los que el plant es un buen ejemplo.
Durante la segunda mitad del siglo XIV se registra un cambio en las estructuras
políticas y también en la cultura. Los planteamientos medievales comienzan a ceder a
favor de nuevas posturas más acordes con un humanismo que terminará por imponerse.
En este período destacan un buen número de obras en prosa destinadas a la clase media, y
tres autores principales: Francesc Eiximenis (Lo Crestià), Bernat Metge (Lo somni) y
Sant Vicenç Ferrer, con sus sermones en lengua vernácula.
2.2. LA DECADÈNCIA.
En los últimos años del siglo XIX, tanto en la literatura como en las artes plásticas,
surge una tendencia artística interesada en la decoración, la cerámica, la naturaleza: el
Modernisme o Decadentisme. En poesía es Joan Maragall la figura más representativa.
Su obra se caracteriza por su intimismo y por la intensa presencia de la naturaleza. Está
recogida en Poesies, Visions i cants, Les disperses, Enllà y Seqüències. También hay
que reseñar la obra de la llamada “escuela mallorquina”, con Costa i Llobera y Alomar a
la cabeza.
La narrativa tiene como figuras principales a Rusiñol y Casellas. Con L’auca del
senyor Esteve del primero y Els sots feréstecs del segundo, la novela catalana inicia una
tendencia que se verá continuada magistralmente por Victor Cátala, Joaquim Ruyra o
Pere Corominas.
En el teatro destacan Felip Cortiella, que utiliza el teatro como modo de difusión
política en Els artistes de la vida; Joan Puig i Ferreter, que comenzó haciendo teatro
psicológico para abandonar más tarde en aras de la rentabilidad.
3. LITERATURA GALLEGA.
Este tipo de expresión lírica se puede considerar extinguido a mediados del XV, en
que se inician unos siglos oscuros para la literatura gallega, afectada por el proceso de
castellanización del pueblo. Hasta el XIX no se puede volver a hablar de una verdadera
expresión literaria en gallego.
El momento de este resurgir se sitúa entre 1863 y 1890, años en que se dan a
conocer las obras de Rosalía de Castro, Eduardo Pondal y Manuel Curros Enríquez,
principales activadores de este renacimiento literario gallego. La represión intelectual y el
aislamiento, la pobreza que fuerza a la emigración, la conciencia de abandono, son
algunos de los factores sociopolíticos que condicionan el resurgimiento de la literatura en
gallego. En este marco nacen la poesía de denuncia, el costumbrismo que reivindica la
búsqueda de raíces gallegas, la saudade que impregna gran parte de la producción
literaria, etc.
Ya en el siglo XX, la conocida como etapa agrarista ocupa los primeros quince
años del siglo y es más un movimiento ideológico, que defiende el campo como
inspiración, que literario. Destaca Ramón Cabanillas, que puede ser considerado como
un autor de transición entre la etapa decimonónica y las vanguardias.
Hay que destacar, sobre todo, la importancia capital de la obra del padre
Larramendi, a pesar de que escribió buena parte de su producción en castellano. Son
fundamentales su Diccionario trilingüe de castellano, vascuence y latín y su tratado
gramatical Arte de la lengua vascongada. Larramendi es el principal representante de un
movimiento denominado “de los apologistas”, que defiende una ideología posteriormente
adoptada por Sabino Arana. Se crea en este siglo la Sociedad Vascongada de Amigos
del País, que impulsará notablemente el teatro culto (Munibe, Barrutia).
En la literatura catalana, Salvador Espriu abre en 1962 una nueva etapa. El tema
ahora es las Españas, esa unión (en gran medida impositiva) de países marcada por la
guerra y sus secuelas. Espriu se lanza a construir puentes de diálogo y proclama anhelos
de paz entre los pueblos. Esta etapa desarrolla un realismo poético con fondo crítico,
paralela a la poesía social en castellano, pero que alterna con una poesía de la experiencia
de temática más amplia.
Hacia 1970 aparecen nuevas inquietudes formales. Como sucedía con los Novísimos
(en lengua castellana), se busca un nuevo lenguaje con influjos vanguardistas, lo que es
compatible con temas intimistas o con actitudes iconoclastas, aspectos que se dan en el
poeta Pere Ginferrer. Las últimas promociones son muy renovadoras y están muy
mezcladas. Destacan (en castellano): Baltasar Porcel con Los argonautas; Terenci
Moix con El día que murió Marilyn y Quim Monzó.
Por lo que respecta al teatro, destacar la aparición del género del absurdo marcado
por tintes existenciales o generalistas. Es por sus obras importante Jordi Teixidor y por
su labor en la recuperación de la dramaturgia cabe mencionar a la Escola d'Art Dramàtic
y a Els Joglars, sin olvidarnos de Llorenç Villalonga, que en castellano escribe Bearn o
la casa de muñecas.
6. CONCLUSIÓN.