Está en la página 1de 10

TEMA 41.

LAS FUENTES Y LOS ORÍGENES DE LA LITERATURA


OCCIDENTAL. LA BIBLIA. LOS CLÁSICOS GRECOLATINOS.

ÍNDICE.

1. INTRODUCCIÓN.
2. LITERATURA HEBREA: LA BIBLIA.
3. LITERATURA ÁRABE.
4. LITERATURA GRIEGA.
5. LITERATURA LATINA.
6. CONCLUSIÓN.
7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA.

1. INTRODUCCIÓN.

En la Europa Oriental es verdaderamente difícil señalar el momento de separación


entre la antigua literatura griega y la bizantina. En Occidente, el fenómeno es bastante más
complejo. Se sigue escribiendo en lengua latina durante toda la Edad Media y el
Renacimiento, haciéndolo, incluso, escritores de Europa Central y Occidental, nacidos en
tierras que nunca habían sido romanizadas, pero que estaban unidas lingüísticamente por el
cristianismo. Junto a ello, entre los siglos XI y XIII aparecen literaturas en lenguas
vernáculas, que responden a la distinta evolución que el latín tiene en sus dominios. Entre el
mundo de los escritores en lengua latina y el de los de lengua vernácula existieron
innegables relaciones, puesto que la práctica totalidad de ellos se formaron en escuelas
dependientes de la Iglesia y en universidades, de donde es posible rastrear el influjo de los
clásicos y de la doctrina cristiana.

Si bien las primeras manifestaciones de las literaturas vernáculas occidentales se


refirieron a temas populares e históricos, que se transmitieron de forma oral, mientras la
literatura la tina continúa manifestándose de modo escrito, pronto se inicia una tendencia
hacia la escritura romance. A este respecto, hay que admitir que ambos tipos de literaturas se
influyen y cruzan mutuamente, fundiéndose así el acervo cultural grecolatino y cristiano de
la Iglesia con la tradición histórica autóctona, injertada, en ocasiones, en raíces distintas de
la latina, como la hebrea y la árabe.

2. LITERATURA HEBREA: LA BIBLIA.

La Biblia se puede considerar como el primer libro que se escribió, así como el
primero que se imprimió, el más traducido, el más vendido, el más defendido de todo el
mundo. Según los cánones de la Iglesia, la Biblia comprende 73 libros que se agrupan en los
denominados Antiguo Testamento (libro sagrado del pueblo judío) y Nuevo Testamento
(libro de los hechos de la vida y muerte de Jesucristo, no aceptado en su integridad por la
religión hebrea).
Página 1 de 10
El Antiguo Testamento, escrito en arameo y hebreo, se centra en la Alianza entre
Dios y los hombres. Se trata casi del único documento de que disponemos de las antiguas
letras hebreas y se constituye por la síntesis y la adición de distintas tradiciones orales y
documentos muy diversos (genealogías, crónicas, mitos, historias locales, etc.). Un interés
particular suscita el libro del Génesis, que contiene el relato de la Creación del Universo y
del hombre, que, al ser tomado literalmente, ha suscitado multitud de controversias entre
científicos y eclesiásticos, particularmente por lo que se refiere a las teorías evolucionistas.
Por su elevado valor poético, también son libros destacables los Salmos de David y
Salomón y el Cantar de los Cantares. Las traducciones más famosas del Antiguo
Testamento son la griega de Los Setenta, la latina Vulgata, debida en gran parte a San
Jerónimo (383-405), y la siria Peshittá.

El Nuevo Testamento, escrito en griego y arameo, presenta en la actualidad la


distribución del texto en capítulos y versículos que se realizó en el Renacimiento. Sus libros
más difundidos son los cuatro Evangelios de San Mateo, San Marcos, San Lucas y San
Juan; los Hechos de los Apóstoles, que narran los primeros acontecimientos de la Iglesia, el
descenso del Espíritu Santo, la predicación de Pedro, el martirio de Esteban y la conversión,
apostolado y arresto de Pablo.

2.1. VERSIONES Y TRADUCCIONES DE LA BIBLIA.

La traducción griega más famosa del Antiguo Testamento es la de Los Setenta,


editada en Alejandría, alrededor del siglo III a.C. Si bien los cristianos aceptaron sin
reservas este libro sagrado de los hebreos, éstos no aceptaron aquellos libros que aparecían
solamente en la Biblia griega y no en la judía, considerándolos apócrifos y no canónicos, es
decir, no revelados. Otras traducciones de prestigio son la latina, conocida como Vulgata, en
gran parte debida a San Jerónimo, y la siria o Peshittá, datada en el siglo II. Estas tres
traducciones son las que han tenido mayores efectos de difusión del cristianismo por Europa
Occidental y Oriental.
Una segunda serie de traducciones famosas son la alemana de Lutero (1534), la
inglesa Biblia del rey Jacobo (1611) y las traducciones forzadas por la Reforma en los
países germánicos, escandinavos y eslavos. Una tercera serie está constituida por las
modernas versiones, debidas a una mayor sensibilidad religiosa y a las nuevas exigencias
del avance del conocimiento de los temas bíblicos; se pueden destacar en este campo la
católica Biblia de Jerusalén (1955) y la protestante New English Bible (1970).

2.2. ESTRUCTURA LITERARIA Y RELIGIOSA DE LA BIBLIA.

La estructura literaria de la Biblia es muy compleja, lo cual es lógico dada la gran


variedad de sus contenidos, la extensa duración del período que se relata, las diversas
modalidades de fijación escrita, así como la enorme variabilidad de lenguas, culturas y, por
consiguiente, literaturas que la integran. En sus partes más antiguas, se muestra deudora y
afín a las literaturas del Antiguo Oriente; en las partes creadas después del exilio, es posible
reconocer la herencia persa; y en el Nuevo Testamento se puede seguir el rastro de
elementos culturales oscilantes entre el helenismo y el judaísmo.
Página 2 de 10
Al margen de su mensaje religioso, la Biblia es un valioso documento sobre la
antigua antropología hebrea, comprendidas la relación de los hombres con Dios, su noción
del tiempo, del código de valores y la diferencia esencial con el hombre griego. Los temas
bíblicos manifiestan, obviamente, preocupaciones religiosas y, tanto los hebreos, como los
cristianos, consideran la obra inspirada en Dios, quien quiere que su verbo sea predicado
bajo la forma de palabra humana y ésta, escrita y transmitida a través de los tiempos, se ha
convertido en norma básica de fe de una comunidad. Sin embargo, incluso la estructura
religiosa de la obra es cambiante, dinámica y evolutiva.

El estilo de la Biblia es, obviamente, diverso. No existe ninguna duda de que la


poesía bíblica alcanza las cotas más elevadas de todas las antiguas literaturas semíticas; se
encuentra dominada por normas estilísticas y prosódicas muy precisas, su lenguaje es
excelsamente poético y su temática rica y variada.

La Biblia, a través de su influjo sobre la sociedad a través de la catequesis y del culto,


ha provisto de contenidos al arte, a la literatura, al folklore, a las costumbres y, por la
necesidad de hacer traducciones a las nacientes lenguas vernáculas, ha sido el origen mismo
de la literatura escrita por haber contribuido a fijar o conformar fuertemente la lengua
literaria, privilegiando ciertas variedades dialectales regionales o favorecido la fusión de
otras. De modo indirecto, la Biblia ha sido comentada por todos los géneros literarios
antiguos y modernos de Occidente, habiéndose tomado de ellas temas, ideas, símbolos y
lenguajes, desde Dante a Milton, de Racine a Eliot, de Calderón a Thomas Mann, de Víctor
Hugo a Buber, de Cervantes a Borges.

3. LITERATURA ÁRABE.

El Islam, fundado por Mahoma, da a la literatura árabe una fisonomía propia y particular,
la vitaliza y renueva y, lo más importante, con su avasallador empuje guerrero la lleva a
tierras lejanas y la integra en las tradiciones literarias de todo el Mediterráneo y Asia Menor.
El Corán fue durante muchos años la única obra escrita en prosa, y ejerció por ello una
enorme influencia en la literatura árabe, tanto por la cantidad de estudios y comentarios que
motivó como por ser modelo gramatical y estilístico del árabe clásico de todas las épocas.Es
el libro sagrado para el Islam y se considera revelado directamente a Mahoma (570-632) por
Dios. Fue ordenado y fijado en el 650 por discípulos del profeta. Consta de 114 “suras” o
capítulos, de desigual extensión y redactados en versículos rimados sin medida fija (es más
una prosa armoniosa que un texto poético). No hay criterio alguno en el orden de la suras,
aunque suelen dividirse en dos grupos, las 85 compuestas en la Meca (breves, arrebatadas,
intensas, violentas) y las 29 de Medina (muchos más extensas y mesuradas, de carácter más
edificante y discursivo, llenas de preceptos y enseñanzas). En las primeras abundan los
períodos breves, el imperativo, exclamaciones, exhortaciones, sarcasmos,... Las segundas,
más reposadas, abundan explicaciones de cosas oscuras,...

El Corán abre un período de predominio de literatura religiosa. Interpretaciones y


comentarios sobre la obra del profeta, exégesis de los textos, aparición de escuelas y
sectas... Importantes los místicos o sufíes y la secta “hermanos de la pureza” de Basora, que
Página 3 de 10
reunieron una considerable enciclopedia gnosticista y neoplatónica en la que abundan
fábulas y apólogos. Especulación filosófica (Avicena). El estudio de la lengua del Corán da
lugar a importantes contribuciones filosóficas y escuelas gramaticales como las de Basora,
Kufa y Bagdad, creadora ésta última de un purismo lingüístico que mantuvo la pureza del
idioma.

La prosa árabe, enormemente enriquecida en esta época islámica, se perfecciona, se


hace rebuscada, alambicada, retórica, llena de recursos rítmicos y de sonoridad, y se
manifiesta en forma de relatos breves que recogen tradiciones antiquísimas de Oriente y que
llegarán a toda Europa: Kalila wa Dimna, Libro de Barlaam y Josafat, Sendebar. Aparece
además el cuento o narración corta propiamente árabe, muy alejada de los refinamientos
estilistas de la narración breve: la maqama. Al-Hamadaní llevó a cabo en su obra una
importante renovación de la cuentística y contribuyó a fijar relatos tradicionales, a los que
añadió otros de invención propia.

Las mil y una noches es el más importante conjunto de relatos (Alf laila wa-laila),
aunque no llegó a Occidente hasta el siglo XVIII. Reúne cuentos que habían circulado
oralmente durante siglos. Se trata de un conjunto de cuentos sin finalidad moralizante ni
didáctica, sino de puro entretenimiento basado en historias de magia, aventuras, bandidos,
amores más o menos idealizados,... En esta magna colección entran toda suerte de temas y
de asuntos de procedencia india, persa o árabe, mezclando lo fantástico con la realidad más
cruda, lo cortesano con lo picaresco, en un amplio material que ha sido fuente de inspiración
para todo tipo de autores.

El islamismo no supuso ninguna transformación radical de la poesía árabe, que


siguió con los caminos iniciados por los ruwat durante unos años. En el siglo VII sin
embargo se constituyen dos importantes escuelas de lírica amorosa. Los udríes que tiende a
tratar el amor como sentimiento puro y auténtico, centrándose a menudo en el tema de la
nostalgia y la separación de la amada, con un estilo refinado. Los poetas de La Meca y
Medina, en cambio, dedican su poesía amorosa a mujeres fáciles, con un estilo a la vez
tierno y desvergonzado, mucho más sensual, sencillo y hasta obsceno. Ambas escuelas
suponen la superación de la lírica preislámica y la fijación de la temática amorosa –tratada
castamente o sensualmente– como centro de la creación poética. En el siglo VIII aparecen
los más notables poetas modernos, como Abu Nuwas, Al-Mutanabbi o Al-Farid.

3.1. LITERATURA ARÁBIGO-ESPAÑOLA.

Destacan las obras filosóficas como el neoplatonismo de Ibn-Masarra o de Ibn


Tufayl, o la corriente aristotélica de Avempace y Averroes.

En lo puramente religioso destaca el Libro de la escala de Mahoma traducido en la corte


de Alfonso X, que recoge tradiciones y leyendas escatológicas surgidas de interpretaciones
varias del Corán y que pudo haber influido en La Divina Comedia de Dante.

Página 4 de 10
Abundaron las misceláneas (tan típicas del renacimiento) de cosas curiosas y útiles
como el Arrayán de los corazones. Los apólogos, fábulas y compilaciones de narraciones
breves árabes, traducidas al castellano o a otras lenguas europeas, forman una base narrativa
tradicional que influirán enormemente en la prosa medieval y en el desarrollo de la prosa
romance. Los relatos de obras como el Disciplina Clericalis, Libro de los exemplos de
Clemente Sánchez de Vercial, Calila e Dimna, Poridat de poridades, Sendebar, Barlaam y
Josafat, y otras muchas son traducidos, contados, explicados, modificados, refundidos,
reescritos en todas las lenguas europeas. Muchos de los personajes que en ellos aparecen y
de los argumentos que se explican serán la base de las futuras narraciones europeas.

La poesía árabe, fomentada y protegida por los soberanos, perduró años en tierras
españolas a la vez que se mezcló con las tradiciones culturales de los mozárabes, dando
lugar a una curiosa modalidad popular de poesía árabe que convivía con la recargada poesía
de corte clásico basada sobre todo en alardes de ingenio y agudeza. Destacan Al-Sarif al-
Taliq (El príncipe amnistiado), Ibn Darrach, Ibn Hazm (autor del tratado de amor El
collar de la paloma)…

En la poesía popular no podemos dejar de mencionar a Muqaddan ibn Muafá al-


Qabrí (el ciego de Cabra), presunto inventor de la moaxaja [que frente a la clásica casida
monorrima, es un conjunto de estrofas de distinta rima seguidas de un refrán o estribillo] y
el zéjel [lo mismo en árabe vulgar], en ambas el estribillo, llamado jarcha, está total o
parcialmente en mozárabe, muchas veces tomado de cancioncillas populares tradicionales.
Destaca también Ibn-Quzmán, el más importante de los poetas zejeleros árabes, autor de
muchos versos de tema amoroso y tono desenfadado.

4. LITERATURA GRIEGA.

4.1. POESÍA.

a) Épica: La antigua literatura griega tiene sus orígenes en los cantos tribales de
carácter religioso y agrícola, pero esta sociedad primaria evolucionó en el siglo XII a. C. a
una sociedad guerrera en la que las armas y la valentía del individuo predominan sobre lo
colectivo. En este momento en el que se pasa de cantar lo grupal a exaltar las hazañas de la
elite guerrera, empieza a cobrar más importancia la figura del poeta, capaz de inmortalizar a
dicha casta. Así, los poemas dejan de ser líricos para pasar a ser épicos, a caballo entre la
historia y la leyenda. Sin embargo, esta época concluye con la invasión de los dorios, tras la
cual los pueblos aqueos deben refugiarse en Jonia entre gente de otras culturas y donde a lo
largo de tres siglos se regresará a la exaltación de lo colectivo, configurándose la epopeya,
cantada ahora por rapsodas que trabajan donde son requeridos, desde palacios nobles hasta
plazas populares. Con ello, la poesía se populariza y se dirige a un público más amplio,
utilizando un lenguaje más coloquial, al tiempo que la lira y el canto se ven sustituidos por
el cayado y la declamación. A diferencia del bardo, cantor de la gloria del rey, el rapsoda
recita el pasado nacional, mezclando la mitología con la historia para transmitir, a la vez que
recrea, el acervo colectivo. Las obras literarias occidentales más antiguas de las que tenemos

Página 5 de 10
muestras conservadas pertenecen a la epopeya griega del siglo VIII a. C. y se concretan en
dos poemas escritos en hexámetros: La Ilíada y La Odisea.

b) Lírica: Los primeros poetas líricos son cortesanos de entre los siglos VII y V a.
C., que cantan para la nobleza y desarrollan la lírica coral, caracterizada por ser vehículo del
arte y de los sentimientos del autor, pero, al mismo tiempo, de una enseñanza filosófica y
moral necesaria para mantener encendida la conciencia de los aristócratas. A diferencia de la
epopeya homérica, la lírica no se somete a demasiadas normas y cada autor emplea su
propia técnica, abandonándose pronto el hexámetro para experimentar con nuevos ritmos
adecuados a cada tipo de sentimiento. En la lírica se da una separación tajante entre el autor
y el cantor, este último consistente en un coro profesional pagado por los propios nobles y
que más tarde se integrará también en la tragedia. Las máximas manifestaciones de la lírica
coral se dan en el transcurso de los Juegos de Olimpia y Nemea, dedicados a Zeus, y los de
Delfos, a Apolo, siendo su representante más genuino Píndaro, cuyas obras cantaban a los
vencedores de las pruebas y ensalzaban sus virtudes.

4.2. TEATRO.

Su origen se remonta a las celebraciones religiosas y populares, y, aunque se nutre de las


antiguas leyendas épicas, expone también elementos de la vida cotidiana. Así, la tragedia
nace de las fiestas báquicas realizadas en honor a Dionisos, dios del vino, mientras que la
comedia tiene un origen rural, de donde su tono más burlesco y desenfadado. La mayor
eclosión de ambos géneros se produce en el siglo de Pericles, siglo V a. C., que se considera
la Época Clásica del teatro griego.

Al igual que la epopeya de la que se nutre, la tragedia se escribe en verso, cuyo ritmo,
musicalidad y belleza debe conseguir la catarsis purificadora del espectador, a la vez que su
finalidad didáctica concreta. Los autores más importantes de este género son:
- Esquilo, creador de un teatro de grandeza y religiosidad, poético y lleno de fuerza moral,
cuyos personajes se encuentran en manos de los dioses y sujetos a sus caprichos, al igual
que los héroes homéricos. Entre sus obras destaca la triología conocida como La
Orestíada (Agamenón, Coéforas, Euménides).
- Sófocles, el más brillante por su cultura y elegancia. Gozó en vida de gran fama y
predicamento como autor, hasta el punto de que tras su muerte fue venerado como un
semidiós por los atenienses de la época. En él la mitología explícita de Esquilo es
sustituida por la psicología y el sentido religioso, lo que ha provisto a sus personajes de
una mayor pervivencia.
- Eurípides, el más humano, aporta modernidad y revolución a la tragedia griega,
colocando a los humanos y a los dioses en mismo plano, con similar problemática,
movidos por iguales impulsos y provistos de las mismas virtudes y defectos.

En cuanto a la comedia, es un género que refleja el mundo cotidiano desde una


perspectiva desenfadada y alegre. En ella destacan Aristófanes, que retrata en sus obras
desde un punto de vista satírico y burlón todos los tipos de la sociedad ateniense de su
época, otorgándole a cada uno de sus personajes un lenguaje propio; y Menandro, que
Página 6 de 10
deriva la comedia hacia las vertientes didáctica y moral, cultivando un teatro más sereno y
reflexivo.

4.3. PROSA LITERARIA.

- Fábula: El hecho de consistir en una historia de trama sencilla, fácil de guardar en la


memoria ha condicionado que la fábula se encuentre en el acervo cultural de cualquier
pueblo y que se haya utilizado para la educación infantil desde la antigüedad más remota.
No existe ninguna duda acerca de que el fabulista de mayor renombre de toda la
literatura fue Esopo, del cual se conservan 270 fábulas distribuidas en numerosas ediciones.
Con certeza no sería Esopo el autor original de todas ellas, pero sí que le cabe a él el merito
de reflejar, mediante ellas, un cuadro completo de la sociedad griega de su tiempo,
susceptible de elevarse a la categoría arquetípica, puesto que son prácticamente
intercambiables con los humanos actuales. Por citar solamente una, La raposa y las uvas.

- Historia: En la época a la que nos remontamos no existía un método científico, ni un


lenguaje propio en este campo, y las obras anteriores, donde se mezclan y confunden
leyenda y realidad, buscaban, casi siempre, una finalidad estética. En el caso de los griegos,
donde su historia pasada coincidía con la de los dioses y los héroes, las obras de este tipo
pretendían la belleza y el arte.
Heródoto tiene el valor de ser autor del primer libro para ser leído y no recitado o
cantado y merece ser considerado como el padre de la historia con sus Investigaciones,
acerca de la historia de los persas, mezclado con datos de la propia experiencia.
Tucídides es el autor de la Historia de la guerra del Poloponeso, en la que se
aprecian, sin embargo, claras diferencias de metodología y de finalidad, ya que se descarta
casi por completo toda referencia legendaria y mitológica.
Jenofonte intenta, simplemente, ser testigo de un hecho histórico en el que él
participó, como fue la frustrada intentona, por parte de una expedición de mercenarios
griegos, de colocar a Ciro el Joven en el trono de Persia. Así lo hace en su obra La Anábasis,
donde inaugura el recurso literario de utilizar la exposición en tercera persona para narrar
peripecias personales.

- Filosofía: Aunque no se puede siquiera pretender mencionar los nombres de los grandes
filósofos griegos, es necesario citar, por lo menos, a los dos que mayor influencia tuvieron
en el pensamiento y la literatura occidentales.
Platón fue uno de los filósofos preferidos de los hombres del Renacimiento. Creó el
procedimiento del diálogo filosófico como método, vía o camino para llegar a la verdad. Sus
Diálogos más conocidos, El Banquete, Fedón, Fedro y La República constituyen reflexiones
profundas y, en gran parte aún vigentes, sobre el amor, la ciencia, la belleza, la poesía, etc.
también es reconocido por haber fundado La Academia, institución en la que se impartía
una educación, programada en dos décadas de duración, para la formación de buenos
gobernantes y de excelentes filósofos.
Aristóteles, discípulo del anterior, pero muy diferente de su maestro, tanto en talante
como en pensamiento, de modo que su influencia, se dejó mostrar con mayor vehemencia
en la Edad Media. Su legado es muy cuantioso y de gran calidad, dados su gran capacidad
Página 7 de 10
de trabajo y su preclaro intelecto. Sus obras Retórica y Poética se encuentran en la base de
todo lo que se ha avanzado posteriormente en estos dos campos literarios.

4.4. LITERATURA ALEJANDRINA.

Conocida también con el nombre de literatura helenística, se desarrolló en el


Mediterráneo Oriental en ciudades como Alejandría, Pérgamo, Antioquia o Siracusa tras la
muerte de Alejandro Magno. Escrita en el griego de Atenas, coincide con el florecimiento de
las artes y las ciencias en dichas regiones y tiene en Teócrito de Siracusa a su mayor
representante. Es él el creador del Idilio como escena dialogada entre pastores en un
ambiente poético y agradable, lo cual será proseguido por autores como Virgilio, Garcilaso
o Góngora.

5. LITERATURA LATINA.

En Roma se produce una continuidad de los géneros literarios existentes en Grecia que,
con el contacto cultural con la naciente nación, adquieren nuevo vigor y fortaleza dentro de
una perfecta continuación armónica y que, a través de la expansión del Imperio Romano,
será la semilla de toda la cultura occidental.

5.1. ÉPICA Y LÍRICA.

En la Época Republicana son dignos de mención Lucrecio, autor del poema épico-
filosófico De rerum natura, escrito en hexámetros, y Catulo, capaz de expresar los
sentimientos más nobles al lado de los más oscuros y deleznables. Sin embargo, la poesía
latina adquiere su mayor impulso durante la Época Imperial, con autores como Virgilio,
Horacio y Ovidio, todos ellos de gran influencia en la literatura europea posterior: Virgilio,
poeta y filósofo, tiene su obra más importante en la Eneida, poema épico, religioso y
patriótico, que relata el nacimiento del pueblo de Roma, descendiente de los dioses y héroes
homéricos; Horacio, al igual que Virgilio, se convirtió en continuador de la lírica griega
clásica y de sus Odas se han sacado numerosas sentencias y máximas, como la del carpe
diem, que constituyó una verdadera doctrina en la Europa renacentista; y Ovidio, poeta con
un dominio magistral del lenguaje y cultura fuera de o común en la época, incluso para los
intelectuales, es el gran maestro del amor con títulos como Heroidas, Amores y, sobre todo,
Ars amandi.

5.2. TEATRO.

Con anterioridad a la influencia del teatro griego ya existía en la península itálica una
corriente de teatro popular, creadora de arquetipos; son las llamadas farsas atelanas, con
figuras fijas como Maccus, Bucco y Pappus, que improvisan a cada actuación. Sin embargo,
con la llegada del influjo heleno, se instaura un tipo de teatro culto, bajo la forma de
comedia o tragedia, de tema latino o griego, menos imaginativo y elucubrador, pero más
vital y práctico, que cristaliza en la Época republicana con las figuras de Plauto y Terencio.
Plauto es un gran conocedor de las tragedias y comedias griegas, de las que retoma los
Página 8 de 10
temas, creando con un lenguaje coloquial, expresivo y lleno de vivacidad un teatro divertido
y brillante que refleja magistralmente las realidades cotidianas de su época. Por su parte,
Terencio se inspira en Menandro y escribe un teatro reflexivo y didáctico, con una finalidad
eminentemente moral, que sobrepasa con mucho el puro juguete escénico.

5.3. RELATOS DE FICCIÓN.

Aparecen a partir del siglo I d. C. los primeros relatos de ficción europeos de


entretenimiento y evasión, que no llegan al nivel de novelas pero que sientan ya sus bases
presentando las peripecias complicadas hasta el infinito de dos enamorados que se
encuentran inmersos en crueles sufrimientos y episodios increíbles, pero que, finalmente,
gozan de un final feliz al más puro estilo de las novelas bizantinas, de las que son
precursoras, al tiempo que también dan origen a las novelas de caballerías.

Entre sus autores podemos destacar a Petronio, árbitro de la elegancia y aristócrata del
círculo íntimo del emperador Nerón hasta que éste ordena su suicidio, escribió el Satiricón,
una ficción humorística llena de descripciones de los placeres licenciosos y que anticipa la
picaresca con una historia en la que tres amigos vagan sin rumbo por toda Italia viéndose
obligados a toda clase de engaños para poder sobrevivir; y a Apuleyo, que sigue con la
tradición de las transformaciones con sus obras El asno de oro y Las metamorfosis,
delicioso relato este último de tipo oriental que narra las sucesivas peripecias de un joven
transformado en asno por arte de encantamiento.

6. CONCLUSIÓN

Las fuentes y los orígenes de la literatura occidental, en el caso de los países con
lenguas romances se hallan inextricablemente unidas a las raíces griegas y latinas. Pero no
hay dudas de que, en gran parte, los países con lenguas no neolatinas, son también países
hondamente latinizados desde el punto de vista cultural. La Iglesia como continuadora del
legado de la Antigüedad es la que toma el relevo durante gran parte del largo periodo
conocido como Edad Media del impulso creativo del Imperio Romano tardío. Junto a este
impulso que no cesará hasta bien entrada la modernidad, se produce un desarrollo de la
cultura en las distintas lenguas nacionales. Junto al legado clásico por antonomasia, la
Biblia es la obra que más ha influido en la literatura (y en el arte en general) de Occidente.
La panoplia de géneros literarios, de temas, de personajes, de pensamiento que se desarrolla
en el primer libro impreso de Occidente se reflejan en sus distintas literaturas. En España,
estas bases fundamentales sobre las que durante mucho tiempo se asienta la literatura
conocen injertos de otras procedencias. La presencia islámica en España dejó profundas
huellas, y no solamente desde el punto de vista estrictamente lingüístico, sino incluso según
algunos críticos, en el terreno religioso. La creación de la prosa castellana tiene mucho que
ver con la cuentística oriental trasmitida por los musulmanes y con la colaboración de sus
sabios en el proyecto cultural de Alfonso X. El simple repaso de las figuras y obras más
señeras de la literatura griega y latina sugiere inmediatamente su extraordinaria fuerza hasta
casi nuestros días.

Página 9 de 10
7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA.

El presente tema, que se presenta como un acercamiento a los orígenes de nuestra


literatura, es aplicable en los cursos de Secundaria y Bachillerato como inicio en la
andadura del estudio de la literatura, especialmente en 3º de ESO y 1º de Bachillerato. De
forma más específica se trabajan estos contenidos en la asignatura de Literatura Universal
implantada por la LOMCE en el presente curso 2015-2016.

La bibliografía que hemos consultado para la realización del tema, es la siguiente:

- Alborg, Historia de la literatura española, Tomo 1, Madrid, Gredos, 1980.


- Blanco Aguinaga, Puértolas y Zavala, Hª social de la literatura española, T.1, Madrid,
Castalia, 1986.
- M. Pidal, Castilla. La tradición. El idioma, Madrid, Espasa, 1947.
De la primitiva lírica española y antigua épica, Madrid, Espasa, 1951.
- López Estrada, Introducción a la literatura medieval española, Madrid, Gredos, 1952.
- VVAA, Hª y crítica de la literatura española, T.1: Edad Media, dirigido por Alan
Deyermond, Crítica, Barcelona, 1980. - BIELER, Historia de la Literatura Romana, trad.
esp. Madrid, Gredos, 1972.
- Bowra, C.M., Introducción a la literatura griega, Madrid, 1968.
- Carrete Parrondo, C.: Literatura Hebrea. Salamanca - 1990.

Página 10 de 10

También podría gustarte