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MIÉRCOLES 15 Y DOMINGO 19 MARZO

VIDA SOCIEDAD CULTURAL

VALOR: EL REINO DE DIOS


LECCIÓN 11: LOS HUMILDES
Referencia Bíblica: Mateo 5:3-12; Mateo 11:28-29
Versículo para memorizar: “Bienaventurado los humildes, pues ellos heredarán la tierra”
(Mateo 5:5)

Objetivo: -Qué los niños aprendan conceptos de la palabra

INTRODUCCIÓN
En el antiguo testamento, Moisés fue descrito como el hombre más humilde de la tierra
(Números 12:3). El poder bajo el control de Dios implica dos cosas: 1) rehusarse a inflar la
autoestima y 2) la renuncia a reivindicarnos a nosotros por nosotros mismos. Ser humildes
es reconocer nuestras fortalezas y limitaciones. Jesús no tenía una autoimagen más alta ni
un complejo de inferioridad, sino un corazón de siervo. Tener un corazón de siervo es el
punto del segundo aspecto de la humildad. Significa que contengamos nuestra necesidad
de vengar lo malo que nos han hecho y en cambio, usemos ese poder para servir a otros.
En todas las esferas de nuestro entorno, los arrogantes, presumidos y los poderosos
parecieran ganar, pero al final pierden porque nadie quiere un amigo arrogante y egoísta.
Jesús nos enseña que él nos dio el mejor ejemplo de humildad. El siempre resaltaba que
quería hacer la voluntad de su Padre, nunca creyéndose superior a Él. Jesús en Juan 8:28
dice que nada hacía por sí mismo, sino que según le enseñó el Padre así hablaba. Nunca
buscó su propia gloria, sino la de Dios.
Leamos la Parábola del fariseo y el publicano (lucas 18:9-14)
Jesús dijo esta parábola por algunos que estaban convencidos de ser justos y despreciaban
a los demás. "Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era fariseo y el otro publicano.
El fariseo, puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: "Oh Dios, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o como ese
publicano. Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todas mis entradas".
Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino
que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador". Yo
les digo que este último estaba en gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no.
Porque el que se hace grande será humillado, y el que se humilla será enaltecido"
Vemos que el fariseo no es realmente condenado por Jesús; de hecho muchas de las cosas
que hace son buenas. Sin embargo, su oración es menos aceptable porque el confía en su
propio buen comportamiento mientras el colector de impuestos se arroja completamente
a la misericordia de Dios. Uno está centrado en Dios, el otro está centrado en sí mismo.
El fariseo obtiene su satisfacción por el hecho que él no comete los pecados de otros.
Sin embargo, lo que importa no es evitar y hacer esto otro, pero ponerse en manos de la
misericordia de Dios.
MANUALIDADES: Realiza una cartulina grande y pon ejemplos como se muestra en las
figuras para que los niños vean las comparaciones luego que ellos hagan una flor y en cada
pétalo pongan una actitud buena.

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