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Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta
publicación sin la autorización del editor, salvo en el caso de citas breves incorporadas a
otras obras o reseñas.
Editado por Erin Davis, Ashley Gibson, Mindy Kroesche y Mindi Stearns.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas de las Escrituras están tomadas de la
Nueva Biblia de las Américas.
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Índice
—John Newton
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¿Eres una cristiana
quebrantada?
H ace años, un misionero sirvió en una región de África que había conocido
épocas de verdadero avivamiento. Él informó que cada vez que mencionaba
el nombre de algún cristiano, los creyentes nacionales le preguntaban: «¿Es un
cristiano quebrantado?». No preguntaban: «¿Es un cristiano comprometido?», o «¿Es
un cristiano informado?», o «¿Es un cristiano trabajador?». Querían saber: «¿Es un
cristiano quebrantado?».1
Considera las palabras del salmista:
«No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada
uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando
cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás».
—Filipenses 2:3-4
Nancy DeMoss Wolgemuth, Brokenness, Surrender, Holiness: A Revive Our Hearts Trilogy (Chicago: Moody Publishers, 2008), 59.
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Belleza en el quebranto
A medida que vayas leyendo este recurso, es probable que descubras focos de
orgullo en tu corazón y en tu vida. No te llenes de desesperanza. El primer paso hacia la
humildad es ser honesta y reconocer tu necesidad. Camina en la luz; acepta lo que
Dios te revela acerca de la verdadera condición de tu corazón. No trates de encubrir,
justificar o racionalizar, compararte con tus amigas, compañeras de trabajo o pareja,
o pretender que eres mejor de lo que realmente eres. En lugar de eso: «Humíllense en
la presencia del Señor y Él los exaltará» (Santiago 4:10).
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DeMoss Wolgemuth, Brokenness, Surrender, Holiness, 66.
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Acércate a Dios
bajo Sus términos
L a humildad nunca ha sido popular a los ojos del mundo. Si quieres salir adelante,
la confianza en ti misma y la autopromoción son las recetas para el éxito. Sin
embargo, en el reino de Dios, la humildad y el quebrantamiento son esenciales.
Humillarnos es el primer paso que damos hacia Dios. Pero, ¿cómo lo hacemos?
Esforzarnos por ser humildes nos lleva inevitablemente a pensar en nosotras mismas:
en nuestro esfuerzo, en nuestros progresos, incluso en nuestros defectos.
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Belleza en el quebranto
¿Cómo puedes dar hoy un paso hacia la humildad? ¡Sí, ahora mismo! Antes de
leer otra palabra. Simplemente abre tu Biblia.
Estas palabras dibujan una poderosa imagen de cómo puedes empezar a cambiar
tu enfoque hacia Aquel que es más grande.
Vuelve a leer el pasaje, esta vez más despacio. Intenta imaginarte a ti misma al
lado de Isaías viendo la misma visión con tus propios ojos.
«En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y la orla de Su manto llenaba el templo. Por encima de Él había serafines.
Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos
volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo:
¿Qué ves? ¡Al Señor mismo! Él está envuelto en un manto tan magnífico que la
hermosa tela cubre el suelo del templo.
Sobre Su trono hay espectaculares criaturas angelicales con no uno, ni dos, sino
tres grupos de alas. Una y otra vez los ángeles se hablaban unos a otros acerca de la
santidad de Dios. Sigue leyendo.
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ACÉRCATE A DIOS BAJO SUS TÉRMINOS
Deja volar de nuevo tu imaginación. Visualiza el suelo bajo ti temblando cada vez
que el Señor hablaba. Imagina una espesa humareda envolviendo la sala del trono.
Imagínate luchando por mantener los ojos abiertos, pero anhelando ver la espectacular
escena que se desarrolla ante ti.
¿Cómo responderías a una visión tan profunda de Dios? ¿Levantarías las manos en
señal de adoración? ¿Sollozarías? ¿Explotarías en carcajadas llenas de alegría?
«Entonces dije: “¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios
inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque mis ojos han
visto al Rey, el Señor de los ejércitos”».
—v. 5
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Piensa de forma vertical
y horizontal
Mientras que la humildad allana el camino hacia la intimidad con Dios y con los
demás, el orgullo nos pone obstáculos y nos lleva a pensar en nosotras mismas más
de lo que deberíamos. Cuando somos orgullosas, el «yo» es más importante que los
demás. Nos sentimos impulsadas a promocionarnos a nosotras mismas y a proteger
nuestra reputación. El orgullo nos aleja de Dios y de los demás.
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Belleza en el quebranto
De todas las cosas que dijo durante esas sesiones, lo que más aprendí fue lo
último que dijo. Nos llevó a 1 Pedro 5 y leyó el versículo 5:
Este consejero nos recordó que nuestro orgullo repele a Dios; hace que nos rechace,
que nos mantenga a distancia. Pero Él se acerca a los que tienen un corazón humilde y
derrama Su gracia sobre ellos. Esa es la relación vertical.
En ese momento vi con ojos nuevos cómo mi orgullo podía introducir desorden y
resistencia en mi relación con el que pronto sería mi esposo. También comprendí que
un corazón humilde hacia el Señor y hacia Robert podía hacer brotar manantiales de
alegría y paz en nuestra relación.
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PIENSA DE FORMA VERTICAL Y HORIZONTAL
Hazlo personal
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Belleza en el quebranto
Basándote en este versículo, ¿dirías que tu corazón es un lugar donde Dios puede
estar en casa?
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El orgullo es el
mayor de todos los males
que nos acechan, y de todos nuestros
enemigos, es el que muere más lenta
y duramente.
—J. N. Darby
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¿Soy una persona orgullosa
o quebrantada?
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Belleza en el quebranto
1.Las personas orgullosas se centran en las faltas de los demás y pueden señalar fácilmente
esas faltas.
K Las personas quebrantadas son más conscientes de su propia necesidad espiritual que la de los demás.
2. Las personas orgullosas tienen un espíritu crítico y buscador de defectos. Miran los defectos de
los demás con un microscopio, pero los suyos propios con un telescopio.
K Las personas quebrantadas son compasivas; tienen el tipo de amor que pasa por alto una multitud de
pecados; pueden perdonar mucho porque saben cuánto han sido perdonadas.
3. Las personas orgullosas son especialmente propensas a criticar a quienes ocupan puestos de
autoridad: su pastor, su jefe, su marido, sus padres, y hablan a los demás de los defectos que ven.
K Las personas quebrantadas reverencian, animan y elevan a aquellos que Dios ha colocado en posiciones de
autoridad, y hablan con Dios en intercesión, en lugar de chismosear sobre las faltas que ven en los demás.
4. Las personas orgullosas son santurronas; tienen un alto concepto de sí mismas y menosprecian a
los demás.
K Las personas quebrantadas piensan lo mejor de los demás; estiman a los demás como mejores que
ellas mismas.
6. Las personas orgullosas tienen que demostrar que tienen razón, tienen que tener la
última palabra.
K Las personas quebrantadas están dispuestas a ceder el derecho a tener razón.
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¿SOY UNA PERSONA ORGULLOSA O QUEBRANTADA?
9. Las personas orgullosas desean ser servidas: quieren que la vida gire en torno a ellas y a sus
propias necesidades.
K Las personas quebrantadas están motivadas para servir a los demás y asegurarse de que las necesidades de
los demás se satisfacen antes que las suyas propias.
11. Las personas orgullosas tienen un sentimiento (consciente o subconsciente) de que «este
ministerio (o esta organización) tiene el privilegio de contar conmigo y con mis dones». Se
centran en lo que pueden hacer por Dios.
K Las personas quebrantadas tienen una actitud de corazón que dice: «No merezco tener parte en este
ministerio»; saben que no tienen nada que ofrecer a Dios, excepto la vida de Jesús fluyendo a través de sus
vidas quebrantadas.
13. Las personas orgullosas desean que se reconozcan y aprecien sus esfuerzos.
K Las personas quebrantadas se sienten indignas de sí mismas; les emociona que Dios las utilice.
14. Las personas orgullosas se sienten heridas cuando otros son reconocidos y ellas pasadas por alto.
K Las personas quebrantadas están deseosas de que otros obtengan el crédito, y se regocijan cuando otros
son reconocidos.
15. Las personas orgullosas se exaltan con los elogios y se desinflan con las críticas.
K Las personas quebrantadas saben que cualquier elogio de sus logros pertenece al Señor y que la crítica
puede ayudarles a crecer hacia la madurez espiritual.
17. Las personas orgullosas son acomplejadas; les preocupa lo que los demás piensen de ellas.
K A las personas quebrantadas no les preocupa lo que los demás piensen de ellas.
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Belleza en el quebranto
18. Las personas orgullosas se preocupan por parecer respetables; les mueve proteger su imagen
y su reputación.
K Las personas quebrantadas se preocupan por ser auténticas; les importa menos lo que piensen los demás
que lo que Dios sabe, están dispuestas a morir a su propia reputación.
19. Las personas orgullosas no soportan fracasar ni que nadie piense que no son perfectas. Esto
puede llevarlas a extremos: tendencias adictas al trabajo, perfeccionismo, tendencia a manejar a
los demás o a poner expectativas poco realistas en sí mismas o en los demás.
K Las personas quebrantadas pueden reconocer y vivir dentro de las limitaciones que Dios les ha dado.
22. Las personas orgullosas esperan a que los demás vengan a pedir perdón cuando hay un
malentendido o una ruptura en una relación.
K Las personas quebrantadas toman la iniciativa de reconciliarse, por muy equivocada que haya estado la
otra parte.
23. Las personas orgullosas son inaccesibles o se ponen a la defensiva cuando se les corrige.
K Las personas quebrantadas reciben la corrección con un espíritu humilde y abierto.
24. A las personas orgullosas les resulta difícil hablar de sus necesidades espirituales con los demás.
K Las personas quebrantadas están dispuestas a ser abiertas y transparentes con los demás, como
Dios manda.
25. Las personas orgullosas intentan controlar a la gente y las circunstancias que les rodean: son
propensas a manipular.
K Las personas quebrantadas confían en Dios, descansan en Él y son capaces de esperar a que Él actúe
en su favor.
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¿SOY UNA PERSONA ORGULLOSA O QUEBRANTADA?
26. Las personas orgullosas se vuelven amargadas y resentidas cuando son agraviadas; tienen
rabietas emocionales; tienen a los demás como rehenes y se ofenden fácilmente; guardan rencor y
mantienen un registro de los agravios de los demás.
K Las personas quebrantadas dan gracias en todas las cosas; son rápidas para perdonar a quienes
las agravian.
27. Las personas orgullosas quieren estar seguras de que nadie descubra cuando han pecado; su
instinto es encubrirse.
K A las personas quebrantadas no les preocupa demasiado quién sabe o quién descubre su pecado: están
dispuestas a exponerse porque no tienen nada que perder.
28. A la gente orgullosa le cuesta decir: «Me equivoqué; ¿me perdonas, por favor?».
K Las personas quebrantadas admiten rápidamente su fracaso y buscan el perdón cuando es necesario.
29. Las personas orgullosas tienden a tratar en generalidades cuando confiesan su pecado a Dios
(«Querido Señor, por favor perdóname por todos mis pecados...») o expresan su necesidad
espiritual a otros («Necesito ser un mejor cristiano...»).
K Las personas quebrantadas son capaces de reconocer cosas específicas cuando confiesan su pecado: «Señor,
estoy de acuerdo contigo en que me quiero más a mí mismo que a mi pareja; confieso que soy adicto a la
televisión; soy una glotona; tengo un espíritu crítico; soy una madre iracunda..................................».
30. Las personas orgullosas se preocupan por las consecuencias de su pecado. Están perturbadas por
los problemas causados por su pecado, por ejemplo: la esclavitud financiera creada por sus gastos
excesivos o los problemas en su matrimonio que han resultado de su egoísmo y
elecciones inmorales.
K Las personas quebrantadas se afligen por la causa, la raíz de su pecado. Se preocupan más por cómo su
pecado ha afligido y deshonrado a Dios, que por los problemas que ha creado en sus vidas.
31. Las personas orgullosas sienten remordimiento por su pecado: lamentan haber sido descubiertas.
K Las personas quebrantadas están verdaderamente arrepentidas de su pecado, y la evidencia de su
arrepentimiento es que abandonan el pecado.
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Belleza en el quebranto
32. Las personas orgullosas son ciegas a la verdadera condición de sus corazones.
K Las personas quebrantadas caminan en la luz y reconocen la verdad sobre sus vidas.
33. Las personas orgullosas se comparan con los demás y se sienten dignas de respeto.
K Las personas quebrantadas se comparan con la santidad de Dios y sienten una necesidad desesperada de
Su misericordia.
35. Las personas orgullosas no creen que necesiten un avivamiento, pero están seguras de que los
demás sí. (De hecho, ahora mismo están haciendo una lista mental de las personas que creen que
necesitan leer este libro.)
K Las personas quebrantadas sienten continuamente la necesidad de un nuevo encuentro con Dios y de una
nueva llenura de su Espíritu Santo.
Hazlo personal
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Señor, te pido perdón por mi orgullo. Ahora me doy cuenta más plenamente de que
el orgullo es un intento de ser «como Dios».
Señor, continúa revelando cualquier cosa que indique orgullo en mi vida. Las
evidencias de orgullo que veo más claramente en mí en este momento son …
Muéstrame pasos prácticos que puedo dar para humillarme ante Ti y ante los demás.
21
Un hombre verdaderamente
humilde es consciente de su distancia
natural de Dios; de su dependencia de Él;
de la insuficiencia de su propio poder
y sabiduría.
—Johnathan Edwards
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Belleza en el quebranto
Profundiza
E n respuesta a lo que has aprendido sobre las formas en las que la humildad
influye en nuestras relaciones con Dios y con los demás, reserva algo de tiempo
para responder a las siguientes preguntas. No tengas prisa. Pídele a Dios que te ayude
a ver tu verdadera condición espiritual y a someterte humildemente a Su obra en
tu vida.
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Lee en voz alta 1 Pedro 5:5-7 y reflexiona: ¿qué significa estar «revestidos de humildad»
unos con otros?
¿En qué cambiaría tu hogar, tu lugar de trabajo y tu iglesia si todos los creyentes
estuvieran «revestidos de humildad»?
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Belleza en el quebranto
Al meditar en estos versículos, tal vez quieras tomar algunas notas de lo que
aprendas y de cómo el Espíritu las aplica a tu corazón.
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VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO
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Belleza en el quebranto
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VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO
La belleza de la humildad
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Belleza en el quebranto
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VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO
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¿Eres una persona orgullosa o
una persona quebrantada?
Cómo respondes a tu cónyuge. . .
Cómo te relacionas con tus compañeros de trabajo. . .
Cómo les hablas a tus hijos. . .
Cómo piensas de tus vecinos. . .