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©2023 Aviva Nuestros Corazones

Publicado por Revive Our Hearts

Apartado de correos 2000, Niles, MI 49120

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta
publicación sin la autorización del editor, salvo en el caso de citas breves incorporadas a
otras obras o reseñas.

Adaptado de Quebrantamiento: El corazón avivado por Dios (©2005) y En Busca de


Dios: El gozo de un avivamiento en la relación personal con Dios. Publicado por Moody
Publishers. Utilizado con permiso.

Editado por Erin Davis, Ashley Gibson, Mindy Kroesche y Mindi Stearns.

Traducido al español por Michelle Aguayo.

Editado por Yamell de Jaramillo y Mónica Valadez de Sandoval

A menos que se indique lo contrario, todas las citas de las Escrituras están tomadas de la
Nueva Biblia de las Américas.

Todos los derechos reservados.

2
Índice

¿Eres una cristiana quebrantada? 5


Acercándose a Dios bajo Sus condiciones 7
Piensa de forma vertical y horizontal 10
¿Soy una persona orgullosa o quebrantada? 15
Profundiza 23
Versículos para luchar contra el orgullo 25
amor
Estoy persuadido de que el
y la humildad
son los más altos logros en la escuela de
Cristo y las más brillantes evidencias de que
Él es realmente nuestro Maestro.

—John Newton

4
¿Eres una cristiana
quebrantada?

H ace años, un misionero sirvió en una región de África que había conocido
épocas de verdadero avivamiento. Él informó que cada vez que mencionaba
el nombre de algún cristiano, los creyentes nacionales le preguntaban: «¿Es un
cristiano quebrantado?». No preguntaban: «¿Es un cristiano comprometido?», o «¿Es
un cristiano informado?», o «¿Es un cristiano trabajador?». Querían saber: «¿Es un
cristiano quebrantado?».1
Considera las palabras del salmista:

«Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado,


oh Dios, no despreciarás».
—Salmos 51:17

El llamado de las Escrituras es a afrontar el hecho de que somos pecadoras que


necesitamos desesperadamente un Salvador. Cuando vemos a Dios como realmente
es, somos quebrantadas por nuestro pecado y su impacto en nuestra relación con
Dios y con los demás. El quebrantamiento conduce a la humildad, una virtud que
Jesús modeló a la perfección. A través de su Palabra, Cristo nos llama a emular
Su ejemplo.

«No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada
uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando
cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás».
—Filipenses 2:3-4

Nancy DeMoss Wolgemuth, Brokenness, Surrender, Holiness: A Revive Our Hearts Trilogy (Chicago: Moody Publishers, 2008), 59.
1

5
Belleza en el quebranto

¿Eres una «cristiana quebrantada»? ¿Cómo responderían las personas de


tu familia o de tu lugar de trabajo si les preguntaran: «¿Es ella una cristiana
quebrantada?». Y lo que es más importante, ¿qué diría Dios?

A medida que vayas leyendo este recurso, es probable que descubras focos de
orgullo en tu corazón y en tu vida. No te llenes de desesperanza. El primer paso hacia la
humildad es ser honesta y reconocer tu necesidad. Camina en la luz; acepta lo que
Dios te revela acerca de la verdadera condición de tu corazón. No trates de encubrir,
justificar o racionalizar, compararte con tus amigas, compañeras de trabajo o pareja,
o pretender que eres mejor de lo que realmente eres. En lugar de eso: «Humíllense en
la presencia del Señor y Él los exaltará» (Santiago 4:10).

Las infinitas riquezas y bendiciones del reino de Dios pertenecen a quienes


reconocen su pobreza espiritual.2 Es hora de descubrir la belleza que se encuentra
al vivir quebrantadas ante un Dios misericordioso.

2
DeMoss Wolgemuth, Brokenness, Surrender, Holiness, 66.

6
Acércate a Dios
bajo Sus términos

L a humildad nunca ha sido popular a los ojos del mundo. Si quieres salir adelante,
la confianza en ti misma y la autopromoción son las recetas para el éxito. Sin
embargo, en el reino de Dios, la humildad y el quebrantamiento son esenciales.
Humillarnos es el primer paso que damos hacia Dios. Pero, ¿cómo lo hacemos?
Esforzarnos por ser humildes nos lleva inevitablemente a pensar en nosotras mismas:
en nuestro esfuerzo, en nuestros progresos, incluso en nuestros defectos.

C.S. Lewis escribió sobre esta tensión en su libro: «Mero Cristianismo».


No imaginéis que si conocéis a un hombre realmente humilde será lo que la mayoría de
la gente llama «humilde» hoy en día. No será la clase de persona untuosa y reverente que
no cesa de decir que él, naturalmente, no es nadie. Seguramente lo que pensaréis de él es
que se trata de un hombre alegre e inteligente que pareció interesarse realmente en lo
que vosotros le decíais a él. Si os cae mal será porque sentís una cierta envidia de alguien
que parece disfrutar con tanta facilidad de la vida. Ese hombre no estará pensando en la
humildad; no estará pensando en sí en lo absoluto.3

Si la humildad requiere un alejamiento intencionado de nuestra obsesión por el


yo, debemos encontrar algo (o Alguien) más grandioso, más significativo y más digno
en lo que pensar.

C. S. Lewis, Mero Cristianismo (New York: HarperCollins, 2006), 140.


3

7
Belleza en el quebranto

¿Cómo puedes dar hoy un paso hacia la humildad? ¡Sí, ahora mismo! Antes de
leer otra palabra. Simplemente abre tu Biblia.

Lee Isaías 6:1-5


Resume este pasaje en el espacio a continuación.

Estas palabras dibujan una poderosa imagen de cómo puedes empezar a cambiar
tu enfoque hacia Aquel que es más grande.
Vuelve a leer el pasaje, esta vez más despacio. Intenta imaginarte a ti misma al
lado de Isaías viendo la misma visión con tus propios ojos.

«En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y
sublime, y la orla de Su manto llenaba el templo. Por encima de Él había serafines.
Cada uno tenía seis alas: con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies y con dos
volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo:

“Santo, Santo, Santo es el Señor de los ejércitos,


Llena está toda la tierra de Su gloria”».
—vv. 1–3

¿Qué ves? ¡Al Señor mismo! Él está envuelto en un manto tan magnífico que la
hermosa tela cubre el suelo del templo.
Sobre Su trono hay espectaculares criaturas angelicales con no uno, ni dos, sino
tres grupos de alas. Una y otra vez los ángeles se hablaban unos a otros acerca de la
santidad de Dios. Sigue leyendo.

«Y se estremecieron los cimientos de los umbrales a la voz del que clamaba,


y la casa se llenó de humo».
—v. 4

8
ACÉRCATE A DIOS BAJO SUS TÉRMINOS

Deja volar de nuevo tu imaginación. Visualiza el suelo bajo ti temblando cada vez
que el Señor hablaba. Imagina una espesa humareda envolviendo la sala del trono.
Imagínate luchando por mantener los ojos abiertos, pero anhelando ver la espectacular
escena que se desarrolla ante ti.
¿Cómo responderías a una visión tan profunda de Dios? ¿Levantarías las manos en
señal de adoración? ¿Sollozarías? ¿Explotarías en carcajadas llenas de alegría?

«Entonces dije: “¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios
inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque mis ojos han
visto al Rey, el Señor de los ejércitos”».
—v. 5

Esta es una imagen de humildad. En la presencia del Señor, Isaías no tenía


energía ni deseo para pensar en sí mismo. Se consumía adorando al único
Dios verdadero.
Cualquier intento de adoptar la humildad como medio para alcanzar un fin
(relaciones más sólidas, mejor reputación, etc.) se centra en última instancia en una
misma. Por eso, el camino hacia la verdadera humildad debe empezar por centrarse
en la gloria incomparable de Dios.
Como Isaías, cuando tomamos conciencia de la santidad de Dios, reconocemos la
profundidad de nuestro pecado. Con un corazón quebrantado y contrito, confesamos
y abandonamos nuestro pecado. Dios responde a nuestra humildad con el perdón;
nos restaura y nos hace instrumentos útiles para cumplir Sus propósitos en nuestro
mundo. Esta es la verdadera humildad. Esto es el avivamiento.

9
Piensa de forma vertical
y horizontal

S i la postura de humildad y centrada en Dios es baja, la postura de orgullo y


centrada en una misma se incrementa. El orgullo es una tentación insidiosa
para todo corazón humano. La Palabra de Dios está llena de historias de individuos
que permitieron que los logros humanos los cegaran de su verdadero estado y
experimentaron los efectos desastrosos del orgullo como resultado. Estas historias de
advertencia confirman la verdad que las Escrituras registran en Proverbios 16:18:

«Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída,


la arrogancia de espíritu».
Jesús repitió esta sabiduría cuando denunció el orgullo de los líderes religiosos de
Su tiempo.

«Pero el mayor de ustedes será su servidor. Y cualquiera que se engrandece, será


humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido».
—Mateo 23:11–12

Mientras que la humildad allana el camino hacia la intimidad con Dios y con los
demás, el orgullo nos pone obstáculos y nos lleva a pensar en nosotras mismas más
de lo que deberíamos. Cuando somos orgullosas, el «yo» es más importante que los
demás. Nos sentimos impulsadas a promocionarnos a nosotras mismas y a proteger
nuestra reputación. El orgullo nos aleja de Dios y de los demás.

10
Belleza en el quebranto

Piensa en esta realidad direccionalmente. La humildad comienza en nuestra


relación vertical con Dios. Cuando respondemos a Dios con humildad, eso causa
efectos positivos inevitables en nuestra relación horizontal con los demás.

Menos de una semana antes de que Robert y yo nos comprometiéramos, pasamos


trece horas, en el transcurso de dos días, en consejería prematrimonial con un
hombre sabio y piadoso que nos habían recomendado encarecidamente. Nos hizo
innumerables preguntas, analizó los resultados de un inventario matrimonial que
ambos habíamos hecho, habló de nuestras familias de origen y expuso muchos
principios y puntos de vista útiles relacionados con el matrimonio.

De todas las cosas que dijo durante esas sesiones, lo que más aprendí fue lo
último que dijo. Nos llevó a 1 Pedro 5 y leyó el versículo 5:

«Y todos, revístanse de humildad en su trato mutuo,


porque Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes».

Este consejero nos recordó que nuestro orgullo repele a Dios; hace que nos rechace,
que nos mantenga a distancia. Pero Él se acerca a los que tienen un corazón humilde y
derrama Su gracia sobre ellos. Esa es la relación vertical.

Luego explicó cómo este mismo principio es válido en nuestras relaciones


horizontales. Así como el orgullo hace que Dios nos resista, el orgullo hace que otros nos
resistan: levanta barreras. Y a medida que la humildad invoca Su gracia, un espíritu
humilde hace que los demás se acerquen a nosotras y nos extiendan gracia.

Nos recordó que este principio es especialmente fundamental en la relación


matrimonial, que la paz no puede florecer donde hay una raíz de orgullo, y que la
humildad es vital para un matrimonio sano y correctamente ordenado.

En ese momento vi con ojos nuevos cómo mi orgullo podía introducir desorden y
resistencia en mi relación con el que pronto sería mi esposo. También comprendí que
un corazón humilde hacia el Señor y hacia Robert podía hacer brotar manantiales de
alegría y paz en nuestra relación.

11
PIENSA DE FORMA VERTICAL Y HORIZONTAL

Hoy, después de años de matrimonio, puedo dar fe de la sabiduría y la importancia


de lo que nuestro consejero compartió con nosotros aquel día. Mi orgullo, ya sea
expresado de forma abierta o sutil, puede hacer que mi dulce marido se ponga tenso de
manera instintiva y se desanime. La intimidad se rompe. Pero cuando estoy dispuesta a
humillarme, a bajar la guardia y renunciar a la actitud defensiva, a la autoprotección y
al derecho a tener razón, Robert se acerca a mí con gracia y se restablece la intimidad.

El orgullo rompe y destruye las relaciones, tanto en el plano vertical como en el


horizontal. La humildad reconcilia y sana lo que ha sido roto por el orgullo.

Debido a esta realidad, la respuesta de Dios al orgullo no es suave ni pasiva. Las


Escrituras dejan claro que le repugna el orgullo y se siente atraído por la humildad.

«Porque así dice el Alto y Sublime


Que vive para siempre, cuyo nombre es Santo:
“Yo habito en lo alto y santo,
Y también con el contrito y humilde de espíritu,
Para vivificar el espíritu de los humildes
Y para vivificar el corazón de los contritos”».
—Isaías 57:15

Al final, toda rodilla se doblará ante el poder, la majestad y el gobierno soberano


de Jesús (Ro. 14:11). Aceptemos o no el llamado de Dios a la humildad, seremos
humilladas. Cuánto mejor es elegir el camino de la humildad y ver cómo Dios lo
utiliza para moldearnos más a Su imagen.

«Humíllense en la presencia del Señor y Él los exaltará».


—Santiago 4:10

Hazlo personal

¿Qué nos enseña Isaías 57:15 sobre Dios?

12
Belleza en el quebranto

¿Dónde dice este versículo que Dios tiene Su hogar?

¿Cómo describirías el tipo de corazón que Dios aviva?

Basándote en este versículo, ¿dirías que tu corazón es un lugar donde Dios puede
estar en casa?

13
El orgullo es el
mayor de todos los males
que nos acechan, y de todos nuestros
enemigos, es el que muere más lenta
y duramente.

—J. N. Darby

14
¿Soy una persona orgullosa
o quebrantada?

A lo largo de los años le he pedido al Señor que me muestre algunas de las


características de una persona quebrantada y cómo se comparan con las de
una persona con un espíritu orgulloso. En la forma de una comparación «orgullosa
versus quebrantada», he enumerado algunas de las cosas que han llamado mi
atención cuando he permitido que el Señor escudriñe mi propio corazón. Esta no
es de ninguna manera una lista exhaustiva; el Señor sin duda te mostrará otras
características a medida que le abras tu corazón.

Permíteme animarte a evitar la tentación de hojear esta lista. En lugar de eso,


tómate tu tiempo para leerla en oración (quizás en el transcurso de varios días) y
pídele a Dios que te muestre: «¿Soy una persona orgullosa o quebrantada?». Puede
que incluso quieras poner una pequeña marca al lado de cualquier evidencia de
orgullo que veas en tu vida. Ese simple acto podría ser un paso importante para
cultivar el corazón quebrantado y humilde que Dios aviva.

15
Belleza en el quebranto

ACTITUDES HACIA LOS DEMÁS

1.Las personas orgullosas se centran en las faltas de los demás y pueden señalar fácilmente
esas faltas.
K Las personas quebrantadas son más conscientes de su propia necesidad espiritual que la de los demás.

2. Las personas orgullosas tienen un espíritu crítico y buscador de defectos. Miran los defectos de
los demás con un microscopio, pero los suyos propios con un telescopio.
K Las personas quebrantadas son compasivas; tienen el tipo de amor que pasa por alto una multitud de
pecados; pueden perdonar mucho porque saben cuánto han sido perdonadas.

3. Las personas orgullosas son especialmente propensas a criticar a quienes ocupan puestos de
autoridad: su pastor, su jefe, su marido, sus padres, y hablan a los demás de los defectos que ven.
K Las personas quebrantadas reverencian, animan y elevan a aquellos que Dios ha colocado en posiciones de
autoridad, y hablan con Dios en intercesión, en lugar de chismosear sobre las faltas que ven en los demás.

4. Las personas orgullosas son santurronas; tienen un alto concepto de sí mismas y menosprecian a
los demás.
K Las personas quebrantadas piensan lo mejor de los demás; estiman a los demás como mejores que
ellas mismas.

5. Las personas orgullosas tienen un espíritu independiente y autosuficiente.


K Las personas quebrantadas tienen un espíritu dependiente; reconocen su necesidad de Dios y de los demás.

ACTITUDES SOBRE LOS DERECHOS

6. Las personas orgullosas tienen que demostrar que tienen razón, tienen que tener la
última palabra.
K Las personas quebrantadas están dispuestas a ceder el derecho a tener razón.

7. Las personas orgullosas reclaman derechos y tienen un espíritu exigente.


K Las personas quebrantadas ceden sus derechos y tienen un espíritu manso.

8. Las personas orgullosas protegen su tiempo, sus derechos y su reputación.


K Las personas quebrantadas son abnegadas y sacrificadas.

16
¿SOY UNA PERSONA ORGULLOSA O QUEBRANTADA?

ACTITUDES HACIA EL SERVICIO Y EL MINISTERIO

9. Las personas orgullosas desean ser servidas: quieren que la vida gire en torno a ellas y a sus
propias necesidades.
K Las personas quebrantadas están motivadas para servir a los demás y asegurarse de que las necesidades de
los demás se satisfacen antes que las suyas propias.

10. Las personas orgullosas desean ser conocidas por su éxito.


K Las personas quebrantadas están motivadas por ser fieles y hacer que los demás tengan éxito.

11. Las personas orgullosas tienen un sentimiento (consciente o subconsciente) de que «este
ministerio (o esta organización) tiene el privilegio de contar conmigo y con mis dones». Se
centran en lo que pueden hacer por Dios.
K Las personas quebrantadas tienen una actitud de corazón que dice: «No merezco tener parte en este
ministerio»; saben que no tienen nada que ofrecer a Dios, excepto la vida de Jesús fluyendo a través de sus
vidas quebrantadas.

ACTITUDES SOBRE EL RECONOCIMIENTO

12. Las personas orgullosas ansían el progreso propio.


K Las personas quebrantadas desean promover a los demás.

13. Las personas orgullosas desean que se reconozcan y aprecien sus esfuerzos.
K Las personas quebrantadas se sienten indignas de sí mismas; les emociona que Dios las utilice.

14. Las personas orgullosas se sienten heridas cuando otros son reconocidos y ellas pasadas por alto.
K Las personas quebrantadas están deseosas de que otros obtengan el crédito, y se regocijan cuando otros
son reconocidos.

15. Las personas orgullosas se exaltan con los elogios y se desinflan con las críticas.
K Las personas quebrantadas saben que cualquier elogio de sus logros pertenece al Señor y que la crítica
puede ayudarles a crecer hacia la madurez espiritual.

ACTITUDES SOBRE SÍ MISMOS

16. Las personas orgullosas se sienten seguras de lo mucho que saben.


K Las personas quebrantadas se humillan ante lo mucho que tienen que aprender.

17. Las personas orgullosas son acomplejadas; les preocupa lo que los demás piensen de ellas.
K A las personas quebrantadas no les preocupa lo que los demás piensen de ellas.
17
Belleza en el quebranto

18. Las personas orgullosas se preocupan por parecer respetables; les mueve proteger su imagen
y su reputación.
K Las personas quebrantadas se preocupan por ser auténticas; les importa menos lo que piensen los demás
que lo que Dios sabe, están dispuestas a morir a su propia reputación.

19. Las personas orgullosas no soportan fracasar ni que nadie piense que no son perfectas. Esto
puede llevarlas a extremos: tendencias adictas al trabajo, perfeccionismo, tendencia a manejar a
los demás o a poner expectativas poco realistas en sí mismas o en los demás.
K Las personas quebrantadas pueden reconocer y vivir dentro de las limitaciones que Dios les ha dado.

ACTITUDES SOBRE LAS RELACIONES

20. Las personas orgullosas mantienen a los demás a distancia.


K Las personas quebrantadas están dispuestas a correr el riesgo de acercarse a los demás y
amar íntimamente.

21. Las personas orgullosas se apresuran a culpar a los demás.


K Las personas quebrantadas aceptan la responsabilidad personal y pueden reconocer en qué se equivocaron
en una situación.

22. Las personas orgullosas esperan a que los demás vengan a pedir perdón cuando hay un
malentendido o una ruptura en una relación.
K Las personas quebrantadas toman la iniciativa de reconciliarse, por muy equivocada que haya estado la
otra parte.

23. Las personas orgullosas son inaccesibles o se ponen a la defensiva cuando se les corrige.
K Las personas quebrantadas reciben la corrección con un espíritu humilde y abierto.

24. A las personas orgullosas les resulta difícil hablar de sus necesidades espirituales con los demás.
K Las personas quebrantadas están dispuestas a ser abiertas y transparentes con los demás, como
Dios manda.

25. Las personas orgullosas intentan controlar a la gente y las circunstancias que les rodean: son
propensas a manipular.
K Las personas quebrantadas confían en Dios, descansan en Él y son capaces de esperar a que Él actúe
en su favor.

18
¿SOY UNA PERSONA ORGULLOSA O QUEBRANTADA?

26. Las personas orgullosas se vuelven amargadas y resentidas cuando son agraviadas; tienen
rabietas emocionales; tienen a los demás como rehenes y se ofenden fácilmente; guardan rencor y
mantienen un registro de los agravios de los demás.
K Las personas quebrantadas dan gracias en todas las cosas; son rápidas para perdonar a quienes
las agravian.

ACTITUDES ANTE EL PECADO

27. Las personas orgullosas quieren estar seguras de que nadie descubra cuando han pecado; su
instinto es encubrirse.
K A las personas quebrantadas no les preocupa demasiado quién sabe o quién descubre su pecado: están
dispuestas a exponerse porque no tienen nada que perder.

28. A la gente orgullosa le cuesta decir: «Me equivoqué; ¿me perdonas, por favor?».
K Las personas quebrantadas admiten rápidamente su fracaso y buscan el perdón cuando es necesario.

29. Las personas orgullosas tienden a tratar en generalidades cuando confiesan su pecado a Dios
(«Querido Señor, por favor perdóname por todos mis pecados...») o expresan su necesidad
espiritual a otros («Necesito ser un mejor cristiano...»).
K Las personas quebrantadas son capaces de reconocer cosas específicas cuando confiesan su pecado: «Señor,
estoy de acuerdo contigo en que me quiero más a mí mismo que a mi pareja; confieso que soy adicto a la
televisión; soy una glotona; tengo un espíritu crítico; soy una madre iracunda..................................».

30. Las personas orgullosas se preocupan por las consecuencias de su pecado. Están perturbadas por
los problemas causados por su pecado, por ejemplo: la esclavitud financiera creada por sus gastos
excesivos o los problemas en su matrimonio que han resultado de su egoísmo y
elecciones inmorales.
K Las personas quebrantadas se afligen por la causa, la raíz de su pecado. Se preocupan más por cómo su
pecado ha afligido y deshonrado a Dios, que por los problemas que ha creado en sus vidas.

31. Las personas orgullosas sienten remordimiento por su pecado: lamentan haber sido descubiertas.
K Las personas quebrantadas están verdaderamente arrepentidas de su pecado, y la evidencia de su
arrepentimiento es que abandonan el pecado.

19
Belleza en el quebranto

ACTITUDES SOBRE SU CAMINAR CON DIOS

32. Las personas orgullosas son ciegas a la verdadera condición de sus corazones.
K Las personas quebrantadas caminan en la luz y reconocen la verdad sobre sus vidas.

33. Las personas orgullosas se comparan con los demás y se sienten dignas de respeto.
K Las personas quebrantadas se comparan con la santidad de Dios y sienten una necesidad desesperada de
Su misericordia.

34. La gente orgullosa no cree que necesite arrepentirse de nada.


K Las personas quebrantadas se dan cuenta de que necesitan mantener una actitud continua de
arrepentimiento en el corazón.

35. Las personas orgullosas no creen que necesiten un avivamiento, pero están seguras de que los
demás sí. (De hecho, ahora mismo están haciendo una lista mental de las personas que creen que
necesitan leer este libro.)
K Las personas quebrantadas sienten continuamente la necesidad de un nuevo encuentro con Dios y de una
nueva llenura de su Espíritu Santo.

Hazlo personal

Después de completar la evaluación Personas orgullosas vs. Personas quebrantadas,


responde a Dios en oración usando como guía las siguientes indicaciones para
la oración.
Señor, estoy de acuerdo contigo sobre cada evidencia de orgullo que me has
mostrado a través de este ejercicio.

20
Señor, te pido perdón por mi orgullo. Ahora me doy cuenta más plenamente de que
el orgullo es un intento de ser «como Dios».

Señor, continúa revelando cualquier cosa que indique orgullo en mi vida. Las
evidencias de orgullo que veo más claramente en mí en este momento son …

Muéstrame pasos prácticos que puedo dar para humillarme ante Ti y ante los demás.

21
Un hombre verdaderamente
humilde es consciente de su distancia
natural de Dios; de su dependencia de Él;
de la insuficiencia de su propio poder
y sabiduría.

—Johnathan Edwards

22
Belleza en el quebranto

Profundiza

E n respuesta a lo que has aprendido sobre las formas en las que la humildad
influye en nuestras relaciones con Dios y con los demás, reserva algo de tiempo
para responder a las siguientes preguntas. No tengas prisa. Pídele a Dios que te ayude
a ver tu verdadera condición espiritual y a someterte humildemente a Su obra en
tu vida.

¿Cómo te habló Dios al repasar la lista de personas «orgullosas» frente a


las «quebrantadas»?

¿De qué maneras se manifiesta el orgullo en tu vida? ¿Cómo afecta a tu relación


con los demás?

23
Lee en voz alta 1 Pedro 5:5-7 y reflexiona: ¿qué significa estar «revestidos de humildad»
unos con otros?

¿En qué cambiaría tu hogar, tu lugar de trabajo y tu iglesia si todos los creyentes
estuvieran «revestidos de humildad»?

¿De qué maneras se opone Dios a los soberbios?

¿Cómo responde Dios a la humildad?

24
Belleza en el quebranto

Versículos para luchar


contra el orgullo

L a Palabra de Dios nos muestra nuestra verdadera condición y puede transformar


nuestros pensamientos, actitudes y comportamiento, por el poder de Su Espíritu.
Las siguientes porciones de la Escritura nos muestran algunas de las evidencias y
peligros del orgullo, así como las características y belleza de la verdadera humildad.

Al meditar en estos versículos, tal vez quieras tomar algunas notas de lo que
aprendas y de cómo el Espíritu las aplica a tu corazón.

Las trampas del orgullo

«El impío, en la arrogancia de su rostro, no busca a Dios.


Todo su pensamiento es: “No hay Dios”».
—Salmos 10:4

25
VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO

«¡Amen al Señor, todos Sus santos!


El Señor preserva a los fieles,
Pero les da su merecido a los que obran con soberbia».
—Salmos 31:23

«El temor del Señor es aborrecer el mal.


El orgullo, la arrogancia, el mal camino
Y la boca perversa, yo aborrezco».
—Proverbios 8:13

«Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;


pero la sabiduría está con los humildes».
—Proverbios 11:2

26
Belleza en el quebranto

«Delante de la destrucción va el orgullo,


y delante de la caída, la arrogancia de espíritu».
—Proverbios 16:18

«El orgullo del hombre lo humillará,


pero el de espíritu humilde obtendrá honores».
—Proverbios 29:23

«La soberbia de tu corazón te ha engañado,


tú que habitas en las hendiduras de la peña,
en las alturas de tu morada; que dices en tu corazón:
“¿Quién me derribará por tierra?”».
—Abdías 1:3

27
VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO

«Y cualquiera que se engrandece, será humillado,


y cualquiera que se humille, será engrandecido».
—Mateo 23:12

«Pero Él da mayor gracia. Por eso dice:


“Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes”».
—Santiago 4:6

La belleza de la humildad

«Y se humilla Mi pueblo sobre el cual es invocado Mi nombre, y oran, buscan Mi


rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, perdonaré
su pecado y sanaré su tierra».
—2 Crónicas 7:14

28
Belleza en el quebranto

«Dirige a los humildes en la justicia,


y enseña a los humildes su camino».
—Salmos 25:9

«Porque el Señor se deleita en Su pueblo;


adornará de salvación a los afligidos».
—Salmos 149:4

«Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde,


pero al altivo conoce de lejos».
—Salmos 138:6

29
VERSÍCULOS PARA LUCHAR CONTRA EL ORGULLO

«Ciertamente Él se burla de los burladores,


pero da gracia a los afligidos».
—Proverbios 3:34

«El temor del Señor es instrucción de sabiduría,


y antes de la gloria está la humildad».
—Proverbios 15:33

«Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor


de ti, sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente
con tu Dios?».
—Miqueas 6:8

30
31
¿Eres una persona orgullosa o
una persona quebrantada?
Cómo respondes a tu cónyuge. . .
Cómo te relacionas con tus compañeros de trabajo. . .
Cómo les hablas a tus hijos. . .
Cómo piensas de tus vecinos. . .

En un millón de pequeñas formas, el orgullo asoma la cabeza en la vida cotidiana.


La humildad (lo contrario del orgullo) fluye de una comprensión correcta de quién
es Dios. A medida que te enfrentes al orgullo y elijas el camino de la humildad en tu
relación vertical con Él, verás cambios profundos en tus relaciones horizontales con los
demás.

Adaptado de la enseñanza clásica de Nancy DeMoss Wolgemuth sobre el


quebrantamiento, este recurso interactivo te ayudará a abrazar la humildad, la
virtud que lo cambia todo.

Nancy DeMoss Wolgemuth es la fundadora y maestra principal de la Biblia


de Revive Our Hearts. Un versículo que está cada vez más en su corazón en
estos días es: «Es necesario que [Cristo] crezca, pero que yo disminuya» ( Juan 3:30).

P.O. Box 2000, Niles, MI 49120


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