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18:21-35
Introducción: El perdón no es natural al ser humano. Ya que es tan extraño para la
naturaleza humana carnal, las personas encuentran muy difícil perdonar a otros.
Sin embargo, nada caracteriza la nueva naturaleza de los cristianos como el perdón, porque
nada caracteriza tanto la naturaleza de su Señor.
Las palabras más sorprendentes e incomprensibles de Jesús desde la cruz fueron: “Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc. 23:34). Después de ser traicionado,
falsamente acusado, golpeado, escupido y clavado injustamente a una cruz a fin de padecer
una muerte agonizante, el hijo de Dios no albergó odio por sus atormentadores, sino que
más bien les ofreció perdón. Siguiendo el ejemplo de su Señor, las últimas palabras de
Esteban fueron: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hch. 7:60). En ese momento
lo estaban matando a pedradas por no haber cometido ningún delito mayor que predicar
el evangelio, pero su corazón no estaba lleno de amargura sino de compasión por sus
verdugos. El perdón es la sustancia de la verdadera piedad.
Una persona que no perdona es, por tanto, alguien carente de carácter piadoso y
que no cuenta con el amor de Cristo, por ortodoxa que sea su teología o por
impecable que parezca por fuera su moral.
Un cristiano que no renuncia a una actitud odiosa y resentida hacia alguien que lo
ha perjudicado es una persona que ni conoce la verdadera gloria de su humanidad
redimida ni la verdadera gloria de la divinidad compasiva.
Un cristiano que no perdona es una contradicción viva de su nueva naturaleza en
Cristo.
Es fundamental para el corazón de Dios perdonar, y solamente el cristiano que
refleja perdón irradia verdadera bondad.
En este estudio esperamos sea mostrado el corazón de nosotros respecto al perdón, y que
podamos irnos deseosos de ser como Cristo perdonadores, y si el estudio revela nuestra
condición caída sea la misericordia de Dios mostrándonos que si no perdonamos es porque
no conocemos el perdón de Cristo legítimamente.
I. ¿Cuánto sabemos del perdón? v.21-22
Pedro conocía la naturaleza humana y cuántas veces la gente debe perdonar, a menudo por
el mismo agravio. Él entendía la tendencia humana de cometer un pecado, recibir perdón,
y luego al poco tiempo cometer el mismo pecado o algún otro igual de malo.
v.21 La pregunta de Pedro va impregnada de vanagloria, esperaba que Jesús lo alabara por
la grandeza de su corazón. Jesús conocía sus intenciones y también las nuestras. Por la
referencia a mi hermano, está claro que Pedro también estaba pensando respecto a un
creyente, representado por sí mismo, perdonando a otros creyentes.
v.22 Una referencia a que un verdadero creyente perdona siempre.
Aplicación: el perdón hermanos no debe llevarse en una base de datos donde llevamos
marcadas las veces que perdonamos como si hubiese un límite, o para engrandecer nuestro
ego espiritual.
Aplicación: esta es la desesperada condición de los pecadores e incrédulos, están ante Dios
con una deuda impagable. La bancarrota espiritual total de todo hijo de Adán le hace
imposible pagar la deuda ilimitada en que ha incurrido a causa de su pecado. Pobres
espirituales. Mt.5:3
v.27 El hombre solo pidió paciencia para poder tratar de pagarle al rey, pero en lugar de eso
el monarca le soltó y le perdonó la deuda. Eso es lo que Dios hace con la deuda de pecado
de quienes vienen a Él en arrepentimiento humilde y sincero.
Aplicación: esa es la manera en que a veces los cristianos se tratan entre sí. Quizás algunos
creyentes se endurecen, pero el Espíritu Santo los machuca hasta que van y piden perdón
o perdonan para que puedan ir libremente al Padre. Otros sencillamente no, porque no son
de Dios.
¿Cómo puede un individuo aceptar la misericordia divina para todos sus pecados, una
deuda impagable, y luego no perdonar algún agravio pequeño que hayan cometido en su
contra?
Un corazón endurecido o un falso creyente.
v.34 Como castigo por su pecado, el siervo implacable fue entregado a los verdugos (o más
bien torturadores), hasta que pagase todo lo que debía, es decir hasta que tuviera un
cambio de corazón y perdonara a su hermano ofensor, razón por la cual el rey quería que
pagase.
Lord Herbert declaró en cierta ocasión: “El que no puede perdonar a otros rompe el puente
sobre el cual él mismo debe pasar”.
v.35 Eso es lo que Jesús declaró de modo inequívoco como el propósito de la parábola: Así
también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a
su hermano sus ofensas. El creyente implacable (vosotros) satisfará a Dios solo al ofrecer
su propio perdón a quienes han pecado contra él, más específicamente a su hermano en
Cristo.
Jesús no está hablando aquí del perdón que produce salvación, afirmando que Dios solo
salva a quienes son misericordiosos. Eso equivaldría a obras de justicia. Él está hablando de
personas que se perdonan unas a otras después que han experimentado la gracia gratuita
del Señor.
Conclusiones
Los creyentes experimentan dos tipos de perdón por parte de Dios. El primero es
uno solo y para siempre, y es permanente. Cuando una persona confía en Jesucristo
como Salvador y Señor, todos sus pecados pasados, presentes y Futuros son
legalmente perdonados de manera total y eterna. Pero debido a que los creyentes
aún están sometidos a las tentaciones y debilidades de la carne, caen en pecado aun
después de ser salvos. Para ese pecado necesitan todos los días perdón y limpieza
de parte de Dios, no para preservarles la salvación sino para restaurar la relación
rota con el Señor que el pecado ocasiona.
El perdón mutuo entre creyentes no tiene poder para absolver o limpiar el pecado,
como lo tiene el perdón de Dios que los ha absuelto y sigue limpiándoles los
pecados, Sin embargo, el perdón que reciben unos de otros debe reflejar los dos
tipos de perdón que reciben de Dios.
Los cristianos deben caracterizarse por ser perdonadores, ya que han sido
perdonados como nadie más en la tierra. Cuando no perdonan están viviendo en
oposición a su nueva naturaleza en Cristo.