Está en la página 1de 42

A

Lectio Divina. Octubre 2023

Diócesis de San Juan de los Lagos

Dom. Lun. Mar. Mié. Jue. Vie. Sáb.

1 2 3 4 5 6 7

8 9 10 11 12 13 14

15 16 17 18 19 20 21

22 23 24 25 26 27 28

29 30 31
Lectio Divina. Domingo 1 de octubre de 2023
[REGRESAR]

¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?

Invocación al Espíritu Santo:

Sopla sobre mí, Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos sean santos. Actúa en mí, Espíritu Santo, para que también
mi trabajo sea santo. Induce mi corazón, Espíritu Santo, para que ame solamente a aquello que es santo. Fortaléceme,
Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo. Guárdame, Espíritu Santo, para que yo siempre sea santo. Amén.

Lectura. Mateo capítulo 21, versículos 28 al 32:

¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le
respondió: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Luego se acercó al segundo y le dijo lo mismo. El respondió:
“Voy señor”. Pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre? Le contestaron: el primero. Entonces Jesús
les dijo: les aseguro que los que recaudan impuestos para Roma y las prostitutas les llevan ventaja para entrar en el reino
de Dios. Porque vino Juan a manifestarles el camino de la salvación y no le creyeron; en cambio los recaudadores de
impuestos y las prostitutas le creyeron. Y ustedes, a pesar de esto, no se arrepintieron ni creyeron.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

La actitud de Israel se explica en esta comparación que muestra el alcance y las consecuencias de su rechazo a Jesús.

En la comparación de los hijos; el pueblo judío dijo “si” al aceptar la ley de Moisés, pero se ha negado a aceptar la

invitación definitiva a la conversión hecha por Juan el Bautista y Jesús. Sin embargo, los paganos y los pecadores, que

primero dijeron que “no”, han escuchado esta invitación y son admitidos en el reino de Dios.

Meditación:

Seguramente nos es bastante familiar este refrán: “Obras son amores, que no buenas razones”. Es probable que nosotros
mismos lo hayamos pronunciado miles de veces. Y, sin embargo, parece que en muchas ocasiones nos olvidamos
fácilmente de él....

En el Evangelio de hoy nuestro Señor nos cuenta la historia de dos hijos. Su padre les pide que vayan a trabajar a la viña.
El primero responde de un modo muy poco cortés y un tanto violento: ¡No quiero!”le dice al padre. En cambio, el otro,
con palabras muy atentas y comedidas, dignas incluso de un caballero: “Voy, señor” le contesta, pero no va. En cambio,
el hijo rebelde y “rezongón” se arrepiente y va a trabajar. Y Cristo pregunta a sus oyentes: “Cuál de los dos hizo lo que
quería el padre?”. La respuesta era obvia: el primero. Sus obras lo demostraron.

Y, después del “cuentito”, el Señor dirige unas palabras muy duras a los sumos sacerdotes y jefes del pueblo que le oían:
–“Yo os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”. ¡Un juicio
duro, pero muy certero! ¿Por qué? Porque los pecadores y las prostitutas son como el primer hijo de la parábola: a pesar
de que sus palabras no eran las más “bonitas” y adecuadas, ellos hicieron la voluntad del Padre: creyeron en Cristo y se
convirtieron ante su predicación.

Mientras que los fariseos y los dirigentes del pueblo judío, que se consideraban muy justos y observantes, y se sentían muy
seguros de sí mismos, ésos son como el segundo hijo: sus “pose” externo es muy respetuoso y comedido, pero NO obedecen
a Dios. Y lo que Cristo quería era que hicieran la voluntad del Padre.

Yo creo que lo que nuestro Señor quiere decirnos con esta parábola es, en definitiva, que lo que verdaderamente importa
para salvarse no son las palabras, sino las obras. O, mejor: que las palabras y las promesas que hacemos a Dios y a los
demás cuentan en la medida en que éstas van también respaldadas por nuestras obras y comportamientos. Éstas son las que
mejor hablan: las obras, no los bonitos discursos; las obras, no los bellos propósitos o los nobles sentimientos nada más.

Se cuenta que en una ocasión, la hermana pequeña de santo Tomás de Aquino le preguntó: “¿Tomás, qué tengo yo que
hacer para ser santa?”. Ella esperaba una respuesta muy profunda y complicada, pero el santo le respondió: “Hermanita,
para ser santa basta querer”.¡Sí!, querer. Pero querer con todas las fuerzas y con toda la voluntad. Es decir, que no es
suficiente con un “quisiera”. La persona que “quiere” puede hacer maravillas; pero el que se queda con el “quisiera” es
sólo un soñador o un idealista incoherente. Éste es el caso del segundo hijo: él “hubiese querido” obedecer, pero nunca lo
hizo. Aquí el refrán popular vuelve a tener la razón: “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Por eso, nuestro Señor nos dijo un día que “no todo el que me dice ¡Señor, Señor! se salvará, sino el que hace la voluntad
de mi Padre del cielo”. Palabras muy sencillas y escuetas, pero muy claras y exigentes.
Oración:

Tengo que salir de mí mismo, de mis gustos y proyectos cuando no están en consonancia con mi vocación a la santidad.
Sé que cuento con tu presencia, cercana y amorosa en la Eucaristía, ayúdame a no sólo oír sino saber responder a tu
llamado, apoyado en tu gracia.

Contemplación:

Si nos gusta alguien, no puede hacer el mal. Si no nos gusta, no puede hacer el bien. Nuestra respuesta a las situaciones,
incluso a Dios, depende de nuestra disposición. Debemos pedirle a Dios ayuda y fuerza, para entender bien las situaciones.

Por otro lado, Dios trata de adaptarse Él mismo a nosotros. Nunca nos pide más de lo que podemos dar. Debemos confiar
completamente en Él.

Lectio Divina. Lunes 2 de octubre de 2023


[REGRESAR]

El mayor en el Reino de los Cielos.

Oración inicial:

Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que
merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.

Lectura. Mateo capítulo 18, versículos 1 al 5 y 10:

En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es más grande en el Reino de los cielos?”

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: “Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen
como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ese es el más grande
en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como este en mi nombre, me recibe a mí.

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro
de mi Padre, que está en el cielo.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Meditación:

Son muchas las características de los niños que hacen que te agrade su forma de ser. En otro pasaje del Evangelio escucho
cómo te agrada estar en compañía de los niños y cómo ellos iban a ti de manera tan espontánea. ¿Qué es lo que me quieres
decir cuando me invitas a hacerme pequeño como un niño?

Mencionar algunas características de los niños puede iluminar este pasaje y ayudarme en este rato de oración.

Los niños son sencillos. Tienen la humildad necesaria para saber perdonar y pedir perdón sin tanta complicación. No temen
decir lo que sienten, piensan o imaginan. Dentro de esta sencillez va implícita la pureza: esa límpida mirada que ve todo
como importante, valioso, como un tesoro por descubrir. Se dejan enseñar, (no siempre con facilidad, pero generalmente
están abiertos), y por lo mismo escuchan las correcciones. Los niños no andan preocupados por la imagen que los demás
tienen de ellos, solo les importa lo que están haciendo en el momento, sin importar las manchas de sus manos o cara, el
estado de su ropa o su desordenado cabello. Simplemente son ellos, son niños.

Los niños confían ciegamente en sus padres. Saben que ellos nunca les van a dejar caer de sus brazos mientras les sujetan
o levantan por el aire. Duermen en sus regazos con dicha y se hallan seguros en su compañía. Ante el temor, y no se diga
ante las necesidades o el peligro, se escucha con fuerza: “¡Mamá! ¡Papi!”. No dudan, no cavilan, no juzgan, simplemente
confían, obedecen pero esto porque se saben, se sienten, se descubren amados y aman.

Los niños son inquietos y alegres. Todo es aventura, movimiento, investigación, contacto. La quietud no es para ellos. Su
sonrisa es contagiosa, tanto, que los adultos buscamos hacerlos reír para reír nosotros con ellos. Los niños buscan, escarban,
desordenan, tiran, desarman y arman de nuevo.

Son muchas las lecciones que un niño da a un seguidor tuyo, Señor. Un discípulo que es sencillo, humilde, que no tiene
respeto humano, que es auténtico. Un hijo que confía plenamente en su padre y no teme acudir a Él porque se sabe amado
y ama. Un pequeño inquieto que trabaja por tu Reino, que busca, que no está viendo cómo van las cosas sino que las toca,
las transforma, las mejora. Un ser alegre que sabe contagiar su alegría a otros, el gozo de saberse importante para Ti, mi
Dios y Señor.
Para la reflexión personal:

• Las personas más pobres del barrio ¿participan de nuestra comunidad? ¿Se sienten bien o encuentran en nosotros un
motivo para alejarse? • Dios Padre no quiere que se pierda ninguno de los pequeños. ¿Qué significa esto para nuestra
comunidad?

Oración final:

Señor, tus dictámenes son mi herencia perpetua, ellos son la alegría de mi corazón. Inclino mi corazón a cumplir tus
preceptos, que son recompensa para siempre (Salmo 119, versículos 111 al 112).

Lectio Divina. Martes 3 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Perdón y no venganza.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, ven, huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de
fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 9, versículos 51 al 56:

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenla que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el
viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero
los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y
Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”

Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El evangelista Lucas introduce el viaje a Jerusalén en el versículo 51y marca el horizonte teológico del mismo: su pascua
que debe consumarse en la ciudad santa. En el relato que sigue refleja la fuerte enemistad existente entre judíos y
samaritanos. Sin embargo, Jesús quiere alejar de los suyos todo espíritu de venganza. Al igual que su misión en Galilea
(Lucas capítulo 4 versículos 16 al 30), su camino hacia Jerusalén se inicia con un rechazo.

Meditación:

Podemos llamar a este pasaje “el evangelio del perdón sincero”. Cristo manda a sus apóstoles a prepararle el camino, para
avisar a la gente de ese pueblo que iba a parar allí.

Pero esas personas de Samaría, en lugar de descubrir a Cristo entre el grupo de viajeros, solo se fijaron en que “tenían
intención de ir a Jerusalén”. En ese tiempo los samaritanos no se hablaban con los demás judíos que bajaban a Jerusalén.
¡Qué ofensa para Cristo! Por eso los apóstoles le preguntan si quiere que pidan que les caiga fuego del cielo. Esta propuesta
de los apóstoles molestó más a Cristo que la ofensa recibida por el pueblo. ¿No vino Cristo a predicar el perdón? ¿No vino
Cristo a morir por amor a toda la gente de ayer, de hoy y de siempre, para salvarnos y llevarnos al cielo? ¿Cómo, pues, iba
a permitir que una pequeña ofensa mereciera un castigo así de grande? No. Y dice el Evangelio que Cristo les reprendió
enérgicamente.

Por tanto, aprendamos de Cristo a perdonar. Pero a perdonar de corazón. Sí, nos cuesta, pero si pedimos ayuda a Cristo,
nuestro corazón se liberará de un peso enorme, respirará paz, la paz que solo Cristo da a los que se la piden y luchan por
conseguirla y mantenerla.

Oración:

Señor, permítenos entender y hacer nuestro este pasaje del evangelio. Esa actitud tuya, tan distinta a la de los discípulos,
que se parece más a la nuestra. Entender la Voluntad del Padre y ponerla por sobre todo, para someternos a ella, con fe
ciega, sabiendo que ella será siempre correcta, siempre la más conveniente para todos, pero especialmente para los más
pobres, para los que más sufren, para los débiles. Señor, libéranos del egoísmo, de la mezquindad. Que antepongamos a
los demás antes que nuestra comodidad, nuestro bienestar y nuestra seguridad. Amén.

Contemplación:

Como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén. Por esta decisión,
manifestaba que subía a Jerusalén dispuesto a morir. En tres ocasiones había repetido el anuncio de su pasión y de su
Resurrección. Al dirigirse a Jerusalén dice: “No cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén” (Lucas capítulo 13,
versículo 33) (Catecismo de la Iglesia Católica número 557).

Compromiso:

Ser menos egoísta, y aceptar a los demás tal y como son, mis familiares, amigos y vecinos, pero sobre todo esforzarme por
ser un fiel testigo de Jesús que trasmita esperanza en este mundo que sufre de vació de espíritu y de amor.

Lectio Divina. Miércoles 4 de octubre de 2023


[REGRESAR]

“Seguimiento sin condiciones”.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente. Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente. Espíritu
Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas. Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.

Lectura. Lucas capítulo 9, versículos 57 al 62:

Mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió:
“Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”. A otro,
Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja
que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame
primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino
de Dios”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El seguimiento a Jesús es de una forma radical y sin medidas. Nuestro propio apego a las cosas del mundo nos desvía del
camino que nos ha marcado el propio Jesús para seguirlo. Dejarlo todo es la prioridad para encaminarse a la aventura por
la causa de Cristo.

Meditación:

Todos los hombres tienen un ídolo, una persona a quién imitar, se sienten atraídos por su forma de ser. Lo imitan en todo,
buscan tener su misma marca de ropa, peinarse igual, en fin, su porte gira en lo que es esa persona. estas a menudo son
artistas o cantantes. Pero hay algo que no hacen: poner límites a sus seguidores.

¿Qué tendría Cristo para atraer tanto a las multitudes? No cantaba ni actuaba. Lo único que hacía era dar a conocer el amor
de Dios a los hombres. Esta fue su arma para que muchos trataran de seguirlo, y aún hoy muchos jóvenes, hombres y
mujeres lo siguen como ideal de vida.

En este evangelio se nos presenta un Cristo exigente: “quien pone la mano en el arado y mira hacia atrás no es digno de
Mí”. Son duras las palabras de la elección de Dios, por lo que comprenden, pero al mismo tiempo donan una paz y una
felicidad inmensas dentro del alma, porque se sabe que ha sido Dios mismo quien ha llamado. No todos aceptan el llamado
con generosidad, sino que al sentir el peso muchos lo dejan.

Dejemos que Dios nos hable en el corazón y si él nos llama digamos con sinceridad y generosidad que queremos seguirle,
aun sabiendo las dificultades que allí encontraremos. Pidamos también en una visita o después de la comunión por las
vocaciones para que mande obreros fieles a su mies.

Oración:

Jesucristo, fiel amigo de mi alma y Rey supremo, te renuevo la ofrenda que te he hecho de mi vida, para que me enseñes
a hacer tu voluntad, para que me fortalezcas en tu seguimiento, para que te imite en las virtudes cristianas, especialmente
aquellas que más te agradan: la caridad, la humildad, la justicia y la rectitud. Concédeme ser un apóstol fiel y celoso de tu
Iglesia y la gracia de poder anunciar en este día tu mensaje de salvación a aquellos hermanos que encuentre en mi camino.
Que por la convicción con que viva mi fe católica y el ardor con que la trasmita me convierta en fecundo conquistador de
almas para el Reino. Amén.

Contemplación:

Tener fe para seguir a Jesús.


Solo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto
auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y
adherirse a las verdades por Él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo
que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas (como, por
ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario
a nuestra dignidad “presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad al Dios que revela”
y entrar así en comunión íntima con Él.

Oración final:

Jesús, te pido me des la docilidad y confianza para saber escuchar y responder con prontitud a tu llamada. Permite que sea
un testigo de tu amor, auténtico y sincero, de manera que mi fe se manifieste en mis palabras, obras y acciones. Te pido
me concedas la gracia para ser coherente con mi fe, especialmente cuando las circunstancias sean contrarias a ella.

Propósito:

Mantenerme fiel a la doctrina de Cristo, aunque el ambiente sea contrario a mi fe católica.

Lectio Divina. Jueves 5 de octubre de 2023


[REGRESAR]

El anuncio del reino de Dios y su fruto que es la paz.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 1 al 12:

Designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a
donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies
que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero,
ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino.

Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de
ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador
tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den.
Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.

Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha
pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está
cerca’. Yo les digo que, en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

De nuevo, como en Lucas capítulo 9, versículos 1 al 6, Lucas nos habla de una misión de los discípulos. En este caso son
más numerosos. El número alude a Génesis capítulo 10 (según la versión griega), donde setenta y dos es el número de las
naciones paganas. Si bien Lucas sabe la misión universal no empezarás hasta después de pascua (Hechos capítulo 1,
versículo 8), la presencia simbólica del número setenta y dos, muestra dicha misión que ha comenzado ya en la vida de
Jesús. El camino hacia Jerusalén se convierte en modelo para el camino de la Iglesia futura. Jesús envía a sus discípulos
de dos en dos para que su testimonio tenga el valor jurídico que pedía la ley (Deuteronomio capítulo 17, versículo 6;
capítulo 19, versículo 15). El rechazo de Jesús y de sus enviados tendrá consecuencias irreparables.

Meditación:

La historia de la salvación está llena de envíos de Dios. Envía a Abraham para formar el nuevo pueblo (Génesis capítulo
12, versículo 1), envía a José a Egipto para salvar vidas (Génesis capítulo 45, versículos 4 al 5), envía a Moisés para sacar
a su pueblo de Egipto (Éxodo capítulo 3, versículo 10), envía a los profetas para proclamar su voluntad y envía a multitud
de ángeles para que transmitan sus designios. Cuando Jesús envía a los discípulos recalca el deseo que Dios tiene de que
su mensaje llegue a los hombres a través de otros hombres.

Jesucristo envía a sus amigos a los lugares donde Él había de ir. ¡Con qué entusiasmo, con qué alegría, con qué ilusión
partirían estos setenta y dos privilegiados! El solo pensamiento de que Jesús confiaba en ellos sería como una brisa fresca
que les renovaba el alma cada mañana. Nosotros podemos continuar la labor que ellos comenzaron.
También hoy Jesús quiere entrar en muchos corazones y necesita de amigos -¡nosotros!- que le preparen el camino.

Preparan el camino de Jesús la madre y el padre de familia que, a pesar de sus muchos afanes, sacan todos los días unos
minutos para convivir con los hijos y enseñarles con las palabras y el ejemplo las virtudes y la forma de vivir de un cristiano.

Prepara el camino de Jesús el que con su vida honrada provoca a creer que sí se puede -¡qué hallazgo!- vivir con la
honestidad que Cristo predicaba.

Preparan el camino a Jesús esos jóvenes que tienen el valor heroico y martirial (“mártir” viene del griego “testigo”) de
vivir con pudor y respeto al cuerpo en esta sociedad obsesionada por la libídine y que se muere de envidia ante estas almas
con las agallas suficientes para librarse de la esclavitud que a ella le sofoca.

Prepara el camino de Jesús el cristiano que cada día despierta con la ilusión maravillosa de saberse elegido por Cristo para
hacerle presente entre los hombres.

Prepara el camino de Jesús el cristiano que se sabe puente entre Dios y los hombres, y sabe respetar la voluntad de Dios
para cada alma. También hoy el Espíritu Santo inspira caminos diferentes dentro de la Iglesia para llevarnos a Cristo.
Caminos que debemos amar, defender y proteger.

Preparan el camino de Jesús las almas cansadas que se esfuerzan por sonreír con la cara y con el alma a cada día lleno de
lo mismo, a cada sorpresa no del todo grata.

Oración:

Te bendecimos, Dios de los apóstoles y profetas, por Jesucristo, tu primer enviado en misión de paz para anunciar a los
pobres el gozo de la liberación, para curar los enfermos y cosechar la mies abundante. Cristo delegó su misión a los suyos,
a nosotros; desde entonces evangelizar es la vocación de la Iglesia. Él nos quiere disponibles, con la libertad de la pobreza
para regalar a los demás lo que tú nos das gratis. Libéranos, Señor, de tanto bagaje inútil que nos instala y entorpece en el
anuncio del Reino, para que no perdamos el ritmo de la misión.

Contemplación:

La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo los pasos de Jesús y adoptando sus actitudes. Él, siendo Señor, se hizo servidor
y obediente hasta la muerte de cruz; siendo rico, eligió ser pobre por nosotros, enseñándonos el itinerario de una nueva
vocación de discípulos misioneros. En el evangelio aprendemos la sublime lección de ser pobres siguiendo a Jesús pobre,
y la de anunciar el Evangelio de la paz sin bolsa ni mundo. En la generosidad de los misioneros se manifiesta la generosidad
de Dios, en la gratuidad de los Apóstoles aparece la gratuidad del Evangelio. (Documento de Aparecida numeral 31).

Oración final:

Jesús, Tú me enseñas que quien te lleva en el corazón se llena de paz y transmite la paz. Necesito crecer en la paciencia y
la humildad para ser ese instrumento que pueda llevar tu paz, donde haya desunión, egoísmo, tristeza, etc., como nos dice
san Francisco de Asís que celebramos hoy. No permitas que me autoengañe “aparentando” seguir tu voluntad cuando en
el fondo busco hacer siempre mi parecer.

Propósito:

Preparemos el camino de Jesús como personas agradecidas, que endulzan la vida y son recreo del cielo por su sencillez.

Lectio Divina. Viernes 6 de octubre de 2023


[REGRESAR]

El que los desprecie, me desprecia:

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente. Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame. Y en cuanto
corresponde al plan eterno, Padre Dios revélame tus deseos. Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí. Dame a
conocer lo que debo realizar. Dame a conocer lo que debo sufrir. Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en
oración, debo aceptar, cargar y soportar. Sí, Espíritu Santo, dame a conocer tu voluntad y la voluntad del Padre. Pues toda
mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los deseos y al querer del eterno Padre Dios. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 13 al 16:

Jesús dijo: “¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se
hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas
de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm,
¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo”.

Luego, Jesús dijo a sus discípulos: “El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me
rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”.

Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Hoy vemos a Jesús dirigir su mirada hacia aquellas ciudades de Galilea que habían sido objeto de su preocupación y en las
que Él había predicado y realizado las obras del Padre. En ningún lugar como Corazaín, Betsaida y Cafarnaúm había
predicado y hecho milagros. La siembra había sido abundante, pero la cosecha no fue buena. ¡Ni Jesús pudo convencerles!
¡Qué misterio, el de la libertad humana! Podemos decir “no” a Dios. El mensaje evangélico no se impone por la fuerza,
tan solo se ofrece y yo puedo cerrarme a él; puedo aceptarlo o rechazarlo. El Señor respeta totalmente mi libertad. ¡Qué
responsabilidad para mí!

Meditación:

¡Ay de ti, que has visto muchos milagros y no te has convertido! Son muy duras las palabras de Cristo contra estas dos
ciudades, ciudades que nos pueden representar si no creemos en los milagros que Cristo va cumpliendo cada día de nuestra
vida.

¿Qué milagros ha hecho y no he creído? Cada uno en su vida personal puede decir cuántos son los milagros que Dios ha
hecho en su propia vida, pero los más comunes son la Eucaristía, la conversión de nuestros corazones, las casualidades que
no tienen otro fundamento que el querer de Dios, nuestra propia vida cuando hemos estado en riesgo de morir...

Lo que nos pide Cristo en este evangelio es que reflexionemos sobre todos esos milagros, esas gracias que Dios nos va
dado, para que se las agradezcamos como verdaderos hijos, que aman a su Padre. Seamos agradecidos y pidamos la gracia
de ver todo lo que Dios nos ha dado.

Oración:

Señor, de nada me sirve la fama, el dinero, los bienes, las apariencias. Quiero ser pobre como Tú. Quiero ser humilde
siervo de todos. Quiero realizar mi misión. Clava estas convicciones en mí para poder ser un instrumento dócil y eficaz en
tus manos.

Contemplación:

“El hombre, al creer, debe responder voluntariamente a Dios; nadie debe ser obligado contra su voluntad a abrazar la fe.
En efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza”. “Ciertamente, Dios llama a los hombres a servirle en
espíritu y en verdad. Por ello, quedan vinculados en conciencia, pero no coaccionados [..] Esto se hizo patente, sobre todo,
en Cristo Jesús”. En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, Él no forzó jamás a nadie. “Dio testimonio de la verdad,
pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino [..] crece por el amor con que Cristo, exaltado
en la cruz, atrae a los hombres hacia Él”.

Compromiso:

Cada vez que entre a un templo fomentaré el silencio para expresarle a Jesús mi fe y amor.

Lectio Divina. Sábado 7 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Alegres porque la Salvación se manifiesta.

Invocación al Espíritu Santo.

Espíritu Santo, que por tu divina acción todos seamos uno; te pedimos por la Iglesia, por la paz del mundo, por nuestra
santidad personal; que seamos dóciles como María a tus divinas inspiraciones, las cuales son verdaderos toques y llamadas
de tu gracia que nos llevan a la santidad. Así sea.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 17 al 24:

Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: “Señor, hasta los demonios se nos someten
en tu nombre”.

Él les contestó: “Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones
y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les
sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.

En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias,
Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni
quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos
profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Este texto tiene tres partes que están mutuamente unidas: regreso de los setenta y dos, gozo de Jesús y bienaventuranza de
los discípulos. Aspecto en los que el común denominador es la alegría. Esta alegría es manifestada a través del
reconocimiento del reino el cual comienza a manifestarse en la aceptación de los sencillos. También a pesar del poder que
se ha manifestado en la misión, Jesús pone en guardia a sus discípulos contra toda idea de dominio, ya que lo importante
es que su nombre este escrito en el cielo.

Meditación:

¡Qué alegría de los discípulos después de una jornada tan exitosa! Los demonios les temen, curan leprosos, hacen caminar
a los paralíticos, dan la vista a los ciegos etc.

Todo perfecto después de unos días de misiones. Como tantos de nosotros que al final de la semana nos alegramos porque
nos ha ido bien en los estudios, hicimos el bien a una persona, nos subieron el sueldo en nuestro trabajo, nos callamos
cuando quisimos decir una palabra ofensiva a alguien, aumentaron las ventas de nuestros negocios y demás aspectos
positivos que nos pudieron haber pasado. Nos sentimos contentos, como los discípulos, porque las cosas salieron como
nosotros queríamos. Sin embargo, Cristo nos dice que no debería ser este el motivo principal de nuestra alegría.

La satisfacción tan agradable y tan necesaria que experimentamos por haber hecho el bien en esta tierra nos debería llevar
a pensar en los méritos que ganamos para el cielo. Este es el motivo principal por el cual deberíamos de estar contentos.
Saber que hemos actuado de tal forma que nuestros nombres están escritos en el reino de los cielos.

Sabiendo los motivos de nuestra verdadera alegría es como si hubiésemos encontrado el tesoro que buscábamos en nuestra
vida. Custodiemos este tesoro y no permitamos que los ladrones de la vanidad, avaricia, egoísmo nos lo arrebaten.

Oración:

Señor, hay muchas cosas que en mi vida me han sorprendido y me han acercado a Ti, muchos encuentros, muchas
oraciones, muchos sacramentos; en los que he visto y he oído la presencia de tu reino de amor en medio de nosotros.
Muchas veces Señor, me he quedado maravillado y emocionada por las cosas fantástica y asombrosas que suceden, pero
pocas han provocado en mí, signos de conversión concretos que me lleven a ir inscribiendo en el cielo mi nombre.

Hoy al escuchar tu Palabra que es vida y es amor, quiero pedirte que envíes tu Espíritu Santo para que al ver y escuchar
los signos de tu presencia salvífica pueda gozarme en ellos y pueda proclamar y anunciar con humildad y generosidad la
presencia de tu Reino de amor y paz entre mis hermanos, en mi familia, en mi propia vida. Que así sea.

Contemplación:

Para nuestra contemplación nos ayudaremos de algunos números del Documento de Aparecida:

Lo que nos define no son las circunstancias dramáticas de la vida, ni los desafíos de la sociedad, ni las tareas que debemos
emprender, sino ante todo el amor recibido del Padre gracias a Jesucristo por la unción del Espíritu Santo. Elevemos al
Espíritu Santo nuestra súplica confiada para que redescubramos la belleza y la alegría de ser cristianos. No tenemos otra
dicha ni otra prioridad que ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido,
amado, adorado, anunciado y comunicado a todos (14).

La alegría de ser discípulos y misioneros se percibe de manera especial donde hacemos comunidad fraterna. Estamos
llamados a ser Iglesia de brazos abiertos, que sabe acoger y valorar a cada uno de sus miembros (3).

En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro
del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del
mundo (28).

Oración final:

Te doy gracias, Señor, porque esta oración provoca mi anhelo de corresponder a tu amor con una vida santa. Ayúdame a
vivir amando a los demás, por Ti, desde Ti y como Tú me has enseñado.

Propósito:
Vaciemos nuestro corazón de la soberbia para hacer sitio a la revelación de Dios que nos trae la alegría de la salvación.

Lectio Divina. Domingo 8 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Llamados a dar fruto.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, Tú que buscas que todas las cosas y todas las personas se vayan armonizando en una maravillosa unidad;
únenos en el Amor para que logremos acoger tu Palabra y ayúdanos a dar un paso más en nuestra integración a la Iglesia
para que la amemos más y nos sintamos cada vez más parte de ella para gloria de Dios y nuestra santificación. Amén.

Lectura. Mateo capítulo 21, versículos 33 al 43

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo esta parábola: “Había una vez un propietario que plantó un
viñedo, lo rodeó con una cerca, cavó un lagar en él, construyó una torre para el vigilante y luego lo alquiló a unos viñadores
y se fue de viaje.

Llegado el tiempo de la vendimia, envió a sus criados para pedir su parte de los frutos a los viñadores; pero éstos se
apoderaron de los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro más lo apedrearon. Envió de nuevo a otros criados, en
de mayor número que los primeros, y los trataron del mismo modo.

Por último, le mandó a su propio hijo, pensando: ‘A mi hijo lo respetarán’. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron
unos a otros: ‘Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia’. Le echaron mano, lo sacaron del
viñedo y lo mataron.

Ahora, díganme: cuando vuelva el dueño del viñedo, ¿qué hará con esos viñadores?” Ellos le respondieron: “Dará muerte
terrible a esos desalmados y arrendará el viñedo a otros viñadores, que le entreguen los frutos a su tiempo”.

Entonces Jesús les dijo: “¿No han leído nunca en la Escritura?: La piedra que desecharon los constructores, es ahora la
piedra angular. Esto es obra del Señor y es un prodigio admirable.

Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Está parábola nos describe una alegoría en la que un propietario arrienda su viña a unos labradores. Llegado el tiempo de
la vendimia envía sus mensajeros a percibir los frutos que le corresponden, con resultado negativo. Así por dos veces,
hasta que finalmente envía a su propio hijo, que es asesinado por los viñadores. La reacción del dueño es tomar justicia de
los homicidas y traspasar el alquiler de la viña a otros labradores. Su carácter alegórico se percibe en la significación de
cada personaje: la viña es Israel; el dueño, Dios; los arrendatarios, los jefes del pueblo judío; los mensajeros, los profetas;
el hijo muerto, Cristo Jesús; y el castigo de justicia, la entrega de la viña a otros, es decir la admisión de las naciones
paganas en el reino de Dios.

Meditación:

La parábola de hoy nos deja atónitos. El dueño del campo plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar,
edificó una torre y por último la arrendó a unos viñadores para que la trabajasen. Es aquí donde empieza lo inaudito porque
uno a uno los viñadores mataron a los servidores que envió el propietario.

El propietario podía haber enviado la guardia de la ciudad, sin embargo, después de mandar a varios de sus siervos envía
a su hijo único. ¿Dónde está la prudencia de esta actitud? ¿Dónde está escrito que en caso de que el heredero fuese asesinado
el asesino heredaría los bienes del propietario?

Cualquier persona con un poco de justicia diría que Jesús tomó una actitud un poco insensata. Sin embargo, Cristo estaba
contando su propia historia a los fariseos. ¿Por qué justamente a los fariseos? Porque quería salvarlos, porque ninguno
puede burlarse de Dios cuya bondad y justicia son infinitas.

Sin embargo, esa viña también podemos ser tú y yo: tantos dones que hemos recibido de parte de Dios con tanto amor y
delicadeza, y que, tal vez, no hemos respondido siempre a esos cuidados del Viñador celestial. Es más, quizá no le hayamos
dado frutos buenos, sino solo uvas amargas y podridas. Cristo está esperando que también nosotros “le demos los frutos a
su tiempo”. ¿Qué frutos has dado a Dios hasta el día de hoy en tu vida? ¿Eres tú uno de esos viñadores homicidas que
rechazan a Cristo con su rebeldía, incredulidad o indiferencia? Ojalá que no.
Cristo es la piedra angular de la historia. Y el reino de los cielos que Cristo ha conquistado con su muerte por amor a
nosotros se entregará solo a esos que han sabido dar en el momento oportuno los frutos de la viña al propietario. Cristo por
tanto debe ser la piedra angular de nuestra vida. No podemos permanecer indiferentes ante las exigencias de esta parábola:
o entregamos los frutos al propietario de la viña cuando él nos los pida o no se nos entregará nada a cambio. No existe una
tercera posibilidad. ¿Estaríamos preparados si Cristo nos pidiera cuentas en este momento?

Oración:

Señor han sido muchas las cosas que he recibido de Ti, y a veces esas muchas han sido esterilizadas por mi soberbia, por
mi egoísmo, por mi frialdad, por mi avaricia. Hoy al escuchar y contemplar tu palabra te pido que me ayudes a administrar
mi vida y mi fe con responsabilidad reconociendo que lo que tengo es don y gracia tuya. No permitas que en mis ojos y en
mi corazón habite la oscuridad del pecado; ayúdame a descubrir la belleza de la salvación que ha plantado en la viña de
mi corazón. Señor tú nos llamas a dar frutos abundantes aviva en nosotros sentimientos de gratitud, de fraternidad, de amor
para contigo, para con nuestros hermanos y para con nosotros mismos. Se tú Señor la roca de nuestra Salvación. Así sea.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica:

Numeral 853: Pero en su peregrinación, la Iglesia experimenta también hasta qué punto distan entre sí el mensaje que ella
proclama y la debilidad humana de aquellos a quienes se confía el Evangelio. Solo avanzando por el camino de la
conversión y la renovación y por el estrecho sendero de Dioses como el Pueblo de Dios puede extender el reino de Cristo…
La Iglesia está llamada a comunicar a los hombres los frutos de la salvación.

Numeral 901: Los laicos, consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, están maravillosamente llamados y
preparados para producir siempre los frutos más abundantes del Espíritu… De esta manera, también los laicos, como
adoradores que en todas partes llevan una conducta sana, consagran el mundo mismo a Dios.

Numeral 1072: La sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia: debe ser precedida por la evangelización, la fe y
la conversión; solo así puede dar sus frutos en la vida de los fieles: la Vida nueva según el Espíritu, el compromiso en la
misión de la Iglesia y el servicio de su unidad.

Oración final:

Señor, mi oración sería diferente si tuviera una conciencia más clara de con Quién pretendo dialogar. No merezco tu amor
porque no he sabido corresponderte, pero hoy todo puede cambiar por tu inmensa misericordia. Aquí estoy humildemente
a tus pies, esperando la gracia de poder experimentar tu presencia.

Propósito:

Agradecer tantos dones que hemos recibido de parte de Dios con tanto amor y delicadeza, y responder con obras a esos
cuidados del Padre.

Lectio Divina. Lunes 9 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La parábola del Buen Samaritano ¿Quién es mi prójimo?

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu espíritu y todo
será de nuevo creado y se renovará la faz de la tierra. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus fieles con la Luz del
Espíritu Santo, haz que este mismo Espíritu nos haga gustar y amar el bien y nos llene siempre del gozo de tus consuelos
divinos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 25 al 37:

Se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir
la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó:
“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo
como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás”.

El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo: “Un hombre que bajaba
por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio
muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita
que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó,
ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él.
Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré
a mi regreso’.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?” El doctor de la ley
le respondió: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestras vidas.

Meditación:

Muchas lecciones, les ha dado Nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las
que Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada.

Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos
o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción. Quererlos a
todos, sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.

Dios nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: “no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”,
pero él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.

Oración:

Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas. El que no cometió pecado, y en cuya boca no
se halló engaño; el que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos
de Aquel que juzga con justicia; el mismo que, sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos
a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados. Erais como ovejas descarriadas,
pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras almas.

Contemplación:

La contemplación es el saber unir nuestro corazón y nuestra mente al Señor que con su Palabra nos transforma en nuevas
personas que cumplen siempre su voluntad. “Sabiendo estas cosas, seréis dichosos si la ponéis en práctica” (Juan capítulo
13, versículo 17).

Oración final:

Señor, Tú lo sabes todo: mi debilidad al amar a los demás, especialmente aquellos que están más cerca de mí, porque si
hay impaciencia, si hay juicios temerarios, si hay indiferencia, no hay verdadero amor. Ayúdame a crecer en la convicción
de que Tú me has creado para amar y servirte en esta vida y que sólo superando mi egoísmo mediante la vivencia del amor,
podré gozar de Ti y alabarte eternamente en el cielo.

Propósito:

Reconocer siempre a todos como mi prójimo.

Lectio Divina. Martes 10 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Escoger la mejor parte…

Invocación al Espíritu Santo:

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; derrama sobre
nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos
atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 38 al 42:

Entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la
cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres,
hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el
quehacer? Dile que me ayude”.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria.
María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Con este episodio se inicia la instrucción de Jesús sobre la oración, que es uno de los temas sobre los que Lucas insiste
especialmente. No se trata aquí de la opresión entre la acción y la contemplación, sino de dejar bien claro que la escucha
de la palabra de Jesús es el comienzo absoluto de la vida de todo creyente.

Meditación:

Hoy tengo que terminar el trabajo de trigonometría, que es para mañana, también tengo que ir de compras con mi madre;
luego ver mi programa favorito, más tarde salir con mi novia, la música está a todo volumen...

Nos preocupamos por muchas cosas, nos quejamos de que hay poco tiempo para aquello que nos gusta, pero no nos damos
cuenta de que solo una cosa es necesaria, escuchar al Señor en nuestro interior.

El evangelio de hoy nos presenta a una mujer atareada con los quehaceres de la casa, metida en muchos problemas, sin
importarle quién está dentro de ella. Se pierde la dicha de vivir unos momentos increíbles al lado del Maestro de las gentes,
pero no se da cuenta de la importancia que tiene el escuchar.

Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar. Es necesario vivir más de cerca del evangelio. Con ello
podemos ser hombres contemplativos y en el campo del apostolado hacer más y mejor, porque se cuenta con el apoyo de
Cristo mismo.

Oración:

Gloria a ti, Señor Jesús. Tú supiste unir en equilibrio exacto la contemplación y la acción, dándonos ejemplo de oración y
comunicación con Dios y de entrega generosa a la liberación de los hombres. Queremos dedicar tiempo, silencio y atención
para escuchar y asimilar tu palabra, como María, buscando ante todo tu Reino y tu justicia. Ayúdanos en este empeño y
concédenos, Señor, la diligencia y la servicialidad acogedora de Marta, lo mismo respecto de ti y de tu palabra de vida que
de nuestros hermanos, los hombres más necesitados.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación el número del Catecismo de la Iglesia Católica
764: Este Reino se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo. Acoger la palabra de
Jesús es acoger el Reino. El germen y el comienzo del Reino son el pequeño rebaño de los que Jesús ha venido a convocar
en torno suyo y de los que él mismo es el Pastor. Constituyen la verdadera familia de Jesús. A los que reunió así en torno
suyo, les enseñó no solo una nueva manera de obrar, sino también una oración propia.

Oración final:

Jesús, cuántas veces he dejado a un lado mi oración para darle vuelo a mi imaginación: programando, planeando los grandes
proyectos que podría llevar a cabo, pero olvidando que lo único que puede garantizar el éxito apostólico es que Tú seas la
parte central de cualquier esfuerzo. Permite que nunca olvide que mi misión proviene de tu inspiración, que inicia y se
sostiene sólo con tu gracia, que desde el principio y hasta el final todo debe ser por Ti y para Ti.

Propósito:

El Señor hoy me invita a ser más servicial en este día y junto con ello a leer la Sagrada Escritura y escuchar la voz del
Maestro.

Lectio Divina. Miércoles 11 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Jesús enseña a orar.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetras
las almas; fuente del mayor consuelo, ilumina mi mente y mi corazón que tu sabiduría infinita me invada para que así
puede comprender mejor tu palabra.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículo versículos 1 al 4:

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó
a sus discípulos”.
Entonces Jesús les dijo: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de
cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes
caer en tentación”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

La oración que Jesús enseña a sus discípulos no es una simple fórmula para ser repetida de memoria. Esta oración conocida
como el Padre Nuestro resume las convicciones y deseos que deben aparecer en nuestra oración: la invocación de Dios
como Padre, que da lugar a una existencia invadida por el deseo de la llegada del reino, el cual inaugura un mundo diferente.
Para vivir así, el discípulo necesita el sustento del pan, el aliento del perdón y la fuerza para no ceder a la tentación de
abandonar el camino emprendido. Por eso, la oración debe ser incansable, en espera de recibir de Dios su gran don, el
Espíritu. La oración del cristiano es la de una persona inquieta que desea construir un mundo diferente, en el que el reino
de Dios sea realizado y reconocido.

Meditación:

En el mundo del deporte, además de las habilidades personales, un excelente entrenador juega un papel decisivo. Es parte
de nuestra naturaleza el tener que aprender y recibir de otros. Puede parecer una limitación pero es, al mismo tiempo, un
signo de la grandeza y de la maravilla del hombre.

En el Evangelio del día, los discípulos le piden a Jesús: Señor, enséñanos a orar.... La oración es el gran deporte, la gran
disciplina del cristiano. Y lo diría el mismo Jesús en el huerto de Getsemaní: Vigilad y orad para que no caigáis en
tentación. Él es nuestro mejor entrenador. Hoy, nos ofrece la oración más perfecta, la más antigua y la mejor: el Padre
Nuestro. En ella, encontramos los elementos que deben caracterizar toda oración de un auténtico cristiano. Se trata de una
oración dirigida a una persona: Padre; en ella, alabamos a Dios y anhelamos la llegada de su Reino; pedimos por nuestras
necesidades espirituales y temporales; pedimos perdón por nuestros pecados y ofrecemos el nuestro a quienes nos han
ofendido; y, finalmente, pedimos las gracias necesarias para permanecer fieles a su voluntad. Todo ello, rezado con
humildad y con un profundo espíritu de gratitud.

Ojalá que sea, el Padre Nuestro, la oración de todas nuestras familias pero, sobre todo, el reflejo de nuestras vidas como
cristianos y discípulos de Jesucristo.

Oración:

Padre, que todos vivamos como tus hijos, que obremos conforme a tus designios infinitos de amor. Padre enséñanos a
bendecir y adorar tu nombre, haz que tengamos un corazón como el tuyo siempre dispuesto a perdonar, que la misericordia
corra por nuestras venas. Danos el pan bendito de la Eucaristía, que día a día nos alimentemos con él y obtengamos las
fuerzas necesarias para vencer el mal.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica: La confianza sencilla y fiel, y la seguridad humilde y alegre son las disposiciones propias del que reza el “Padre
Nuestro”. Podemos invocar a Dios como “Padre” porque nos lo ha revelado el Hijo de Dios hecho hombre, en quien, por
el Bautismo, somos incorporados y adoptados como hijos de Dios. La oración del Señor nos pone en comunión con el
Padre y con su Hijo, Jesucristo. Orar al Padre debe hacer crecer en nosotros la voluntad de asemejarnos a Él, así como
debe fortalecer un corazón humilde y confiado.

Oración final:

Señor, te pido que me ayudes a vivir siempre unido a Ti en mi oración, sabiendo que no es lo que diga sino cómo lo diga,
lo que importa. Que mi relación contigo no se limite al tiempo que dedico a mi meditación o la celebración de la Eucaristía.
Te necesito permanentemente cerca de mí, para no caer en la tentación, para poder vivir auténticamente el amor, para ser
un incansable y eficaz discípulo y misionero.

Propósito:

Ofrecer a Dios cumplir su voluntad con el rezo meditado del Padre nuestro.

Lectio Divina. Jueves 12 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Pidan y se les dará.

Invocación al Espíritu Santo:


Espíritu de amor y de ternura enciende tu amor en mí, y lléname con tu sabiduría infinita para poder comprender y vivir tu
palabra, que tu Espíritu me guíe y así logre encarnarla en mi persona.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 5 al 13:

Jesús dijo a sus discípulos: “Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame,
por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde
dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos
acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo,
por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe;
quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé
una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán?

Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo
a quienes se lo pidan?”

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

La oración debe ser incansable, en espera de recibir de Dios su gran don, el Espíritu, que invadirá la Iglesia y el mundo a
partir de pentecostés. La oración del cristiano es, por tanto, la de una persona inquieta que desea construir un mundo
diferente, en el que el reino de Dios sea realizado y reconocido.

Meditación:

Cuando recorremos alguna playa o las zonas costeras y percibimos la arena y los acantilados, no podemos menos que
maravillarnos del poder del agua. No es que el agua sea fuerte en sí. A base de la constancia y la perseverancia es capaz
de perforar, limar o erosionar cualquier tipo de roca o de superficie.

El Evangelio de hoy nos habla de la perseverancia en la oración. “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os
abrirá...”. Un ejemplo tan humano como el del amigo que nos viene a pedir tres panes a medianoche, es suficiente para
hacernos pensar sobre la realidad de este hecho.

En el caso de la oración, no se trata de una relación entre hombres más o menos buenos o, más o menos justos. Se trata de
un diálogo con Dios, con ese Padre y Amigo que me ama, que es infinitamente bueno y que me espera siempre con los
brazos abiertos.

¡Cuánta fe y cuánta confianza necesitamos a la hora de rezar! ¡Qué fácil es desanimarse a la primera! ¡Cómo nos cuesta
intentarlo de nuevo, una y mil veces! Y sin embargo, los grandes hombres de la historia han sufrido cientos de rechazos
antes de ser reconocidos como tales.

Ojalá que nuestra oración como cristianos esté marcada por la constancia, por la perseverancia con la cual pedimos las
cosas. Dios quiere darnos, desea que hallemos, anhela abrirnos... pero ha querido necesitar de nosotros, ha querido respetar
nuestra libertad. Pidamos, busquemos, llamemos, las veces que haga falta, no quedaremos defraudados si lo hacemos con
fe y confianza. Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Colaboremos con Él. ¡Vale la pena!

Oración:

Padre Dios, Cristo nos dijo: Pedid y se os dará, nosotros confesamos nuestra precariedad y nuestra nada y acudimos a ti
pidiéndote que nos ayudes. En nombre de Cristo te suplicamos, danos Señor tu Espíritu, danos lo mejor de ti mismo, tu
amor y tu Reino. Haznos desear lo que tú quieres y hacer lo que tú deseas. Que lo único que pretendamos sea cumplir tu
voluntad.

Contemplación:

Mediante la oración de petición mostramos la conciencia de nuestra relación con Dios: por ser criaturas, no somos ni
nuestro propio origen, ni dueños de nuestras adversidades, ni nuestro fin último; pero también, por ser pecadores, sabemos,
como cristianos, que nos apartamos de nuestro Padre. La petición ya es un retorno hacia Él. La petición de perdón es el
primer movimiento de la oración de petición. Es el comienzo de una oración justa y pura. La petición cristiana está centrada
en el deseo y en la búsqueda del reino que viene, conforme a las enseñanzas de Jesús. Hay una jerarquía en las peticiones:
primero el Reino, a continuación, lo que es necesario para acogerlo y para cooperar a su venida.

Oración final:
Señor, redescubrir mi fe por medio del encuentro contigo en tu Palabra y en la Eucaristía, es la ruta trazada. Esforzarme
por conocer más el Catecismo, el Credo y los documentos del Concilio Vaticano II serán los medios. Y todo será posible
con tu gracia, la cual suplico por la intercesión de tu Santa Madre María, para que también ella me guíe para vivir
plenamente este año de gracia en lo personal, en lo familiar y en la Iglesia.

Propósito:

Hacer el esfuerzo de salir de mí mismo, para que mi oración no se limite a la petición.

Lectio Divina. Viernes 13 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Jesús tiene poder sobre los demonios.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu de verdad y amor, que inundas todo el universo con tu infinita sabiduría, ven a mí y toca mi entendimiento para
que pueda yo penetrar y comprender los misterios de tu palabra.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 15 al 26:

Cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: “Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe
de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.

Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba
casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo
a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos
mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el
Reino de Dios.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo
vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra
mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice:
‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores
que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Los contemporáneos de Jesús no negaban su poder para combatir el mal, pero las opiniones se dividían cuando se trataba
de aclarar el origen de su poder. Jesús insiste en que el mal no puede combatir contra sí mismo. Toda su vida muestra actúa
con el poder de Dios para hacer que el bien reine en la humanidad. Todo lo que Jesús hace es el signo de que el reino de
Dios ha llegado en medio de los hombres. Por eso el reino de las tinieblas es vencido. Los poderes del mal aspiran siempre
a ocupar de nuevo los territorios que, en su ausencia, se han transformado en templo del Espíritu Santo.

Meditación:

Uno de los factores que ayudaron al éxito del cristianismo en el mundo antiguo fue la fuerza arrolladora que tenía frente a
los demonios. La existencia del demonio era -y sigue siendo- tan evidente que todas las religiones creían firmemente en
él, sin embargo nadie se atrevía a un enfrentamiento directo con el señor del mal.

Cristo primero, los apóstoles después, y una catarata de santos en los siglos posteriores, han vencido plenamente a Satanás,
sea en enfrentamiento directo (exorcismos) sea logrando apartar a los hombres de los tentadores caminos del mal. El
cristiano vence a Satanás porque tiene a Dios morando en su alma.

Cristo echa a los demonios porque el reino de Dios está ya entre nosotros y los que siguen a Cristo convierten su vida en
un milagro perpetuo en el que Belcebú carece de potencia y de valor. El demonio está cada día intentando que nos
apartemos del camino, que nos desviemos, abandonemos o ralenticemos el paso. En ocasiones muy contadas y
excepcionales el demonio se deja ver de manera explícita y son pocos a los que se muestra. La mayoría de las veces, y no
por ello menos peligrosas, aparece de la forma más sugerente, sutil y solapada.

Pensar que sinónimo de “carácter” es dejarse llevar por el mal genio, que “tener personalidad” es no ceder y dejarse llevar
por el egoísmo, que “dignidad” es no dejarse engañar por excesos de entrega o que la “fidelidad” a tu pareja es algo
aburrido y carente de aventura. Todos estos postulados y muchos más imperan en nuestros días y lo más importante en
nuestro interior, porque simplemente no conocemos el esplendor, la belleza y el atractivo de la verdad. El demonio sabe
todo esto y por eso se encarga de no dejarnos ver, incluso de presentarnos nuestra lucha cristiana como un ir en contra de
nuestros deseos y de lo atrayente y ceder a ciegas para amar a Jesús. La fuerza de Cristo es verdad, es bien, es belleza. Y
cuando esto es conocido por el hombre es de tal fuerza que difícilmente nos podemos apartar del camino.

Esta es la verdad de nuestras vidas que Jesús quiere enseñarnos -y el demonio bien conoce-, que tenemos que ponderar y
sobre la que hemos de preguntarnos sin miedo.

Oración:

Gracias Padre por el don de la fe en Jesucristo, creemos que él es tu hijo y nuestro salvador, sabemos que él es el más
fuerte y vencedor del mal y del pecado, pero necesitamos que aumentes más nuestra fe. Concédenos profundizar día a día
su misterio sublime para tomar partido por el con entusiasmo y llegar un día a conocerlo cara a cara en la vida eterna.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica: La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquel a quien Jesús llama homicida desde el principio y que incluso
intentó apartarlo de la misión recibida del Padre. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. La más
grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios. Sin
embargo, el poder de Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero
siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios. Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios
y su reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños en cada hombre y en la sociedad, esta acción es permitida
por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la
actividad diabólica es un gran misterio, pero nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que
le aman.

Oración final:

Padre, ayúdame a encontrar, en la oración, los medios para estar siempre unido a Ti y mantenerme lejos de la tentación y
del mal.

Propósito:

Señor Jesús, tú que tienes el poder sobre todas las cosas, te pedimos que saques de nosotros el mal del pecado, ya no
queremos seguir viviendo mal. Tú tienes el poder y puedes hacerlo, sáname, límpiame, y purifícame de toda corrupción.

Lectio Divina. Sábado 14 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La auténtica felicidad.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo fuente de todas las gracias y dones, derrama tu bendición sobre mí, haz que guste tu Palabra, que me guíe
por el sendero del bien y que oriente toda mi vida hacia la auténtica felicidad que está solo en ti, ilumíname y santifícame.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 27 al 28:

Mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y
cuyos pechos te amamantaron!”. Pero Jesús le respondió: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la
ponen en práctica”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Esta es una escena muy similar a Lucas capítulo 8, versículos 19 al 21. Los dos textos expresan cuál es la verdadera
grandeza ante los ojos de Dios. María encarna bien esta definición del creyente, pues ella fue la primera en aceptar y recibir
la palabra de Dios y en hacerla vida.

Meditación:

Muchas veces el cariño que sentimos hacia María se trasluce en un mohín de disgusto al escuchar este pasaje. ¿No fue
Cristo injusto -o a lo menos descortés- con su madre al responder así ante el piropo que le brindaban? A simple vista podría
parecer que sí, pero si lo pensamos más aguda y profundamente, concluiremos que lo que en realidad buscó -y logró- con
esa respuesta, fue que María no fuese alabada y querida por el hecho físico de llevar a Jesús en el seno y alimentarlo, sino
por algo infinitamente más grande: cumplir la voluntad de Dios y perseverar en ella todos los días de su vida.
María -aun siendo madre de Dios- tenía todos los ingredientes para ser una perfecta infeliz: de clase baja, en un país
ocupado, perseguida por la autoridad, prófuga en Egipto con un niño recién nacido, viuda en plena juventud, solitaria en
una aldehuela miserable, con un hijo al que la familia considera loco, víctima de las lenguas que le cuentan cómo los
poderosos desprecian a su único hijo -un predicador- y buscan su muerte. Y lo más impresionante, su propio hijo la
abandona y aparentemente la infravalora en público.

Tenemos buenos argumentos para un melodrama o una telenovela lacrimógena. Jesús -contra todo pronóstico- la presenta
como modelo de felicidad solo porque oyó y cumplió la palabra de Dios. A veces sentimos que nos agobia el mucho
trabajo, el estrés, el estrecho sueldo que hay que estirar cada mes, los plazos del coche, la casa y los electrodomésticos que
aún no pagamos... Sufrimos porque no entendemos la actitud de ese hijo que se entrega completamente a Dios y parece
que nos abandona en el momento más difícil para la familia. Todo esto y mucho más vivió la Virgen, añadiendo el aparente
abandono de Dios. Sin embargo, aquí no se queda la historia.

María vivió en esta vida las cosas más grandes y sublimes, fue elegida predilecta de Dios en todo momento y el amor de
Dios invadía su persona y, por tanto, su vida. María rezaba. Nosotros también podemos vivir cosas similares a ella y hemos
de ser conscientes de que ante todo, las cruces son una muestra del amor inmenso de Dios, del amor de predilección de
Dios hacia nosotros. Él nunca va a dejar que estemos siendo tentados por encima de nuestras fuerzas. Y siempre nos dará
el ciento por uno y la vida eterna, cada vez que dejemos todo y le sigamos.

Oración:

Hoy te bendecimos, Padre, por María, la madre de Jesús. Ella fue la madre bendita y virginal de su propio Señor, pero fue
dichosa, ante todo, porque en el silencio de su fe atenta escuchó tu mensaje y tu designio y dijo que Sí a tu voluntad divina,
derramando con ellos bendiciones al mundo. Gracias por nuestra madre María que fue ejemplo del discipulado. Enséñanos
a rezar con María y a descubrir que a ti se llega por medio de ella.

Contemplación:

La verdadera felicidad solo está en Dios, y el deseo de felicidad es de origen divino. Dios lo ha puesto en el corazón del
hombre a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer. ¿Cómo es Señor, que yo te busco? Porque al buscarte,
Dios mío, busco la vida feliz, haz que te busque para que viva mi alma, porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive
de ti, solo Dios sacia.

La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas. Nos invita a purificar nuestro corazón de sus
malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo. Nos enseña que la verdadera dicha no reside ni en la
riqueza o el bienestar, ni en la gloria humana o el poder, ni en ninguna obra humana, por útil que sea, como las ciencias,
las técnicas y las artes, ni en ninguna criatura, sino solo en Dios, fuente de todo bien y de todo amor.

Oración final:

Padre, que sepamos escuchar tu Palabra para convertirnos en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el
mundo.

Propósito:

Escuchar, como nos dice el Papa, más atentamente la Palabra de Cristo y saborear el Pan de su presencia en las
celebraciones eucarísticas.

Lectio Divina. Domingo 15 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu de verdad y amor, que inundas todo el universo con tu infinita sabiduría, ven a mí y toca mi entendimiento para
que pueda yo penetrar y comprender los misterios de tu palabra.

Lectura. Mateo capítulo 22, versículos 1 al 14:

Volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: “El Reino de los cielos es
semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero
éstos no quisieron ir.

Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros
animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda’. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su
negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.

Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues,
a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren’. Los criados salieron a los caminos
y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.

Cuando el rey entró a saludar a los convidados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le
preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?’ Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los
criados: ‘Atenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos
son los llamados y pocos los escogidos’.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Cristo te invita al banquete.

Cólera de corazón, decepción ante una bella expectativa, frustración ante el último rechazo de lo que había sido un
formidable plan. El Rey invita a las personas a venir a su banquete, es un Rey generoso, un Rey que sobrelleva el peso del
derroche mientras eso le suponga la felicidad del invitado. Pobre Rey que tenía bien presente a cada uno de los que deseaba
ver en su palacio. Anhelaba el corazón del Rey poder abrir sus brazos recibiendo al huésped esperado, pero éste no quiso
venir, simplemente así: no quiso, no supo o no quiso saber…

Yo, persona que me gusta que me imploren, que me soliciten varias veces. Yo, persona que subyace en la tendencia de
esperar a que me rueguen. Yo, persona que no soy feliz, aun si haber salido de mí misma. Soy una persona que, buscando
la felicidad en preferirme, he encontrado la irónica tristeza de quien no se entrega. Soy yo un comensal que fue invitado a
ese banquete, y que ahora solo puedo vagamente imaginar y saborear. Soy el invitado que pensó encontrar mayor placer
en dedicarse ciegamente a los afanes de esta vida, sin pensar siquiera en dirigir la vista, por lo menos una vez, hacia los
gozos que del cielo se desprenden. Soy esa persona, ese invitado…

Pero tengo la certeza de que el Rey llamó dos veces…

Meditación:

Podría sonar demasiado extraño este evangelio porque, ¿cómo es posible que alguien rechace la invitación a una boda
donde habrá vino, música y buen ambiente? Al menos hoy día son pocos los que rechazarían esta oferta tan especial. Pero
es claro que esta parábola Cristo nos la dibujó así para que comprendiésemos que todos estamos invitados a participar del
gran banquete que celebrará en el cielo.

Solo nos hace falta cumplir un requisito que el evangelio lo pone como algo externo pero que en realidad en las bodas se
le da demasiada importancia y es el vestido. Es necesario e indispensable entrar con el ajuar apropiado al gran banquete
que Cristo nos invitará, este ajuar es la vida de gracia. Por eso expulsaron de la boda al hombre que no llevaba el traje
apropiado, porque no estaba en vida de gracia. Y la gracia, como la llama santo Tomás de Aquino, es “nitior animae” es
decir, esplendor del alma, presencia de Dios en nuestra alma.

Es claro que Jesús no puede habitar en un lugar en donde no tiene amigos, y tampoco nosotros nos deberíamos atrever a
presentarnos a la boda que Él organiza cuando no le tenemos por amigo. Esto es la vida de gracia, conservar su amistad y
por tanto rechazar enérgicamente todo lo que pudiese ofenderle: revistas indecentes, películas deshonestas, compañías
perjudiciales, ofensas a nuestros padres o hermanos, críticas etc.

Es difícil conservar esta amistad con Cristo, pero si realmente lo tenemos por amigo no nos atreveremos a ofenderle, sino
que al contrario nos esforzaremos por ser cada día mejores amigos de Él.

Oración:

Dios mío, me invitas, me llamas incansablemente a tener un encuentro misterioso en el amor. Tu iniciativa me conmueve.
Ayúdame a elevar mi corazón hacia Ti para saber corresponder a tanto amor, participando dignamente en este banquete de
la oración.

Contemplación:

Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por los momentos en que no acepté tu voluntad. Quiero volverme a tu misericordia, por
las veces en que no confié en Ti. Me encuentro aquí con el deseo de empezar una vez más y de aceptar esa segunda
invitación. De extender mi mano para que la tomes y me lleves caminando junto a Ti hacia el banquete, pues deseo dar el
paso de este día también; y acoger tu voluntad desde mi corazón.

“De este modo, sentarse en la mesa con Jesús significa ser transformados y salvados por Él. En la comunidad cristiana la
mesa de Jesús es doble: está la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Son estas las medicinas con las cuales el
Médico Divino nos cura y nos nutre” (S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
Oración final:

Jesús, el vestido de bodas que necesito es el del amor. Cuántas veces doy más importancia a mi propia satisfacción en vez
de centrar mi atención y esfuerzo en alcanzar la verdadera comunión contigo. Con la intercesión de María, ayúdame a
valorar tu invitación a la santidad, optando siempre por la virtud en vez del pecado, amando desinteresadamente en vez de
buscar mi propia conveniencia, siendo humilde en vez de orgulloso.

Propósito:

Ser sincero con todos y en todo, fortaleciendo esta actitud en el sacramento de la reconciliación.

Lectio Divina. Lunes 16 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Piden una señal milagrosa.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo fuente de luz y sabiduría, que guías a tu Iglesia incesantemente, guía mi mente y toda mi persona para que
descubra a Jesús como mi único salvador y Dios, ven a mí y penetra todo mi ser con tu fuego e ilumina mi entendimiento.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 29 al 32:

La multitud se apiñaba alrededor de Jesús y este comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide
una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive,
lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque
ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que
Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque
ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

A diferencia del texto paralelo de Mateo, Lucas no apunta a la resurrección de Jesús, aludida en los tres días que permaneció
Jonás dentro del pez, sino que más bien se fija en la predicación y la sabiduría de Jesús (más importante que Jonás y
Salomón). Ese es el signo que Dios da a aquella generación, la cual buscaba en lo maravilloso la presencia de Dios.

Meditación:

Son palabras duras las del Señor. Y valen también para hoy, y con una actualidad que espanta. Veámoslo.

Dentro de los deseos del hombre constatamos con bastante frecuencia esa tendencia a ver “rarezas” por doquier. Nos causa
mucho placer, nos devora la curiosidad, nos arrojaríamos casi sin pensarlo adonde algún evento nos sacie este anhelo de
espectacularidades. Y más si se trata de lo del más allá y todas esas cosas.

Pero también están los “racionales”, los que piensan que todo tiene que tener una explicación científica, como si todo
fueran astros y cálculos matemáticos. El día en que algún científico logre hacer la ecuación que demuestre cuánto amor
tiene un hijo por su madre, seguramente llegará el fin del mundo porque nunca lo logrará. Entonces tenemos a los
demasiado crédulos y a los netamente incrédulos. Los que han pedido signos a Cristo representan a estos dos bandos. No
pedirían nada si fueran verdaderos creyentes. Veamos si las cosas no están así hoy en día.

Cerremos los ojos. Recordemos personas, situaciones, programas de televisión, etc. Seguramente saldrán a la memoria
aquellos sujetos que buscan hasta en las piedras volcánicas algún rastro de lo divino, o de los que se montan en una exótica
pirámide para aspirar energía cósmica. También serán rememorados los sabios del mundo que, mirando estrellas, formulan
teorías científicas sobre agujeros negros, cuásares y supernovas mandando, eso sí, a la Inteligencia que los creó a la
oscuridad de supersticiones vanas.

Unos y otros piden una señal. ¿Qué ha dicho Cristo hoy por boca del evangelista Lucas? Que, lamentablemente, somos
“una generación malvada”, esto es, no hemos convertido el corazón al Dios vivo, lo tenemos cegado con nuestra mala
conducta y soberbia de la vida. ¿Cómo pedimos, entonces, una señal de fe si hemos cerrado, con esta actitud, el corazón a
acoger al Señor?

Por eso la única señal será la del profeta Jonás, el hombre que predica la conversión por toda la ciudad de Nínive, a ver si
libremente cada uno de nosotros acepta la propuesta, muda el corazón, y nos volvemos a Dios. Ya con esto habremos
logrado la más grande señal que Dios haya podido obrar en el alma libre: la conversión por propia y deliberada iniciativa
al Dios que da la vida, Fuente perenne del verdadero creyente, Verdad eterna del verdadero sabio.

Es mejor no pedir ninguna señal al Señor. Con esto hacemos mejor mérito a nuestra fe en Él.

Oración:

Gracias Padre porque en Cristo nos diste el signo más grande de tu amor hacia nosotros. Haz que sepamos ser signos
nosotros para los demás a ejemplo de Jesús. Líbranos Señor de la tentación de pedirte pruebas de tu ternura para creer y
convertirnos. Tú prefieres un amor libre y de hijos amantes, abre Señor nuestros ojos, mente y corazón para captar tu cariño
y responderte como mereces.

Contemplación:

Jesús acompaña sus palabras con numerosos “milagros, prodigios y signos” (Hechos capítulo 2, versículo 22) que
manifiestan que el Reino está presente en él. Ellos atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado.

Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden
a los que acuden a él con fe. Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: estas
testimonian que él es Hijo de Dios. Pero también pueden ser ocasión de escándalo. No pretenden satisfacer la curiosidad
ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos; incluso se le acusa de obrar
movido por los demonios (Catecismo de la Iglesia Católica numerales 547 y 548).

Oración final:

Señor, ¡qué distinto sería el mundo si los cristianos viviéramos en todo tu mensaje redentor! Mi falta de fe y soberbia
inutilizan tu gracia, porque aunque digo que soy cristiano, muchas veces, en la vida diaria, me comporto como si no lo
fuera, porque frecuentemente pierdo la paciencia, soy mal humorado y altanero en mi trato con los demás. Ayúdame para
que, lleno de alegría y optimismo, dedique mi tiempo a querer, a amar, a sonreír y a poner en práctica mi fe para hacer
feliz a los demás.

Propósito:

Rezar el resto de esta semana, una oración para pedir la humildad.

Lectio Divina. Martes 17 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Denuncia contra los fariseos y maestros de la ley.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de los tuyos; llena de la gracia divina los corazones que tú has creado. Tú, llamado
el Consolador, Don del Dios Altísimo; Fuente viva, Fuego, Caridad y espiritual Unción. Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu
de sabiduría: dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las
realidades del Espíritu.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 37 al 41:

Un fariseo invitó a Jesús a comer. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que Jesús no
hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.

Pero el Señor le dijo: “Ustedes, los fariseos, limpian el exterior del vaso y del plato; en cambio, el interior de ustedes está
lleno de robos y maldad. ¡Insensatos! ¿Acaso el que hizo lo exterior no hizo también lo interior? Den más bien limosna de
lo que tienen y todo lo de ustedes quedará limpio”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Estas palabras de Jesús contra los fariseos y los maestros de la ley responden a la acusación que le hacen por no observar
las prescripciones sobre las purificaciones que había que hacer antes de empezar a comer. Estas críticas de Jesús contra los
fariseos seguían teniendo vigencia en tiempos de Lucas, pues algunos cristianos podían sentirse atraídos por el ritualismo
farisaico. Pero, además, guardan un valor permanente para que no juzguemos según las apariencias y no hagamos de la fe
una cuestión ritual o exterior.

Meditación:
El Señor reprende a los fariseos porque quiere ayudarles a ver que viven en la hipocresía, que de nada les valen sus “buenas
obras” y su observancia de la ley, si por dentro están sucios.

Un hombre captó en profundidad este mensaje de Cristo y entonces dijo: “Quiero escribir el libro de mi vida, no de cara a
los hombres, sino cara a cara con Dios”.

Descubrió que no vale la pena vivir fingiendo, vivir de apariencias, para crearse una buena imagen ante los demás, porque
podemos engañar a los hombres, e incluso a nosotros mismos. Pero no a Dios, que ve en lo secreto y lo conoce todo.

Descubrió la insatisfacción y el desasosiego en que se vive cuando hay dualidad e hipocresía, cuando se vive con una
máscara, se sonríe por fuera y se llora amargamente en el interior. Se dejó convencer al sentir la paz que deja la autenticidad
y la coherencia de vida.

Oración:

Señor gracias por la paciencia y el gran amor que nos tienes, nos das todo el tiempo para que lleguemos a comprender que
la esencia de tu ley no son las cosas exteriores, sino la rectitud y la limpieza intachable del corazón, la atención a los más
débiles y humildes, el amor a ti y al prójimo. Conviértenos Cristo a tu ley y elimina la nuestra, para que no sustituyamos
el amor por el legalismo.

Contemplación:

Desde los comienzos del ministerio público de Jesús, fariseos y partidarios de Herodes, junto con sacerdotes y escribas se
pusieron de acuerdo para perderle. Se le acusaba de blasfemo y de falso profetismo, crímenes que la Ley castigaba con
pena de muerte a pedradas. Muchas de las obras y de las palabras de Jesús han sido, pues, un signo de contradicción, para
las autoridades religiosas de Jerusalén. Ciertamente sus relaciones con los fariseos no fueron solamente polémicas. Fueron
unos fariseos los que le previenen del peligro que corría. Jesús alaba a alguno de ellos como al escriba y come varias veces
en casa de fariseos. A los ojos de muchos en Israel, Jesús parece actuar contra las instituciones esenciales del pueblo
elegido: contra la sumisión a la Ley en la integridad de sus prescripciones escritas, y, para los fariseos, según la
interpretación de la tradición oral.

Oración final:

Señor, dame la sabiduría para no convertir tus mandamientos en un fin (cuando son sólo medios), ni situarme en una
posición laxa que busca evadir el esfuerzo. Te ofrezco que, con tu gracia, viviré una caridad generosa: hacer el bien a los
demás, brindar apoyo a todos, ofrecer la estima sincera y servir en todo lo que me sea posible, éstos sí son los mejores
medios para purificar mis debilidades.

Propósito:

Señor dame la luz, para ver mis pecados y tu gracia para que me acerque a que me limpies el interior. Señor ayúdame a
ver con claridad mi pecado, que nunca me preocupe más de lo exterior que de lo interior, hoy quiero además de tener bien
mi exterior, pedirte que habites en mi corazón y lo llenes de paz y amor. Que saques cualquier suciedad que haya en mí y
la perfumes con tu gracia.

Lectio Divina. Miércoles 18 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Yo los envío para que sean mis testigos.

Invocación al Espíritu Santo:

Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, inspírame siempre: Lo que debo pensar, lo que debo decir, como debo
decirlo, lo que debo callar, lo que debo escribir, como debo de obrar.

Para procurar vuestra Gloria, el bien de las almas y mi propia santificación. Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y
fortifica mi voluntad.

Lectura. Lucas capítulo 10, versículos 1 al 9:

Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde
pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe
trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni
morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: Que la paz reine
en esta casa. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense
en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa.
En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: Ya se
acerca a ustedes el Reino de Dios”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

En este texto Lucas nos habla de una misión de los discípulos. Él sabe que la misión universal no empezará hasta después
de la Pascua, de esta manera la presencia simbólica del 72 es una muestra de que la misión ha comenzado ya en la vida de
Jesús. El camino hacia Jerusalén se convierte en modelo para el camino de la Iglesia futura. Jesús envía a sus discípulos
de dos en dos para que den testimonio.

Meditación:

San Lucas fue compañero de San Pablo en sus viajes apostólicos, como él mismo escribió en los Hechos de los apóstoles.
En el evangelio de hoy, Cristo manda a sus discípulos de dos en dos a predicar el mensaje del Reino de Dios. Dios nos ha
hecho por tanto sus evangelizadores, los mensajeros de la Buena Nueva que Cristo ha traído a este mundo.

Para tal misión Dios ha querido elegir en este mundo a unas personas para que anuncien su palabra y, con su ejemplo, den
testimonio de la venida de Cristo. Seguro que yo también soy una de esas personas elegidas por Dios.

Ahora bien, Dios nos advierte que nos manda en medio de lobos, porque el mundo en el que nos toca vivir y predicar la
palabra de Dios, muchas veces se cierra al mensaje cristiano de la verdad y del amor. Anunciemos por tanto la paz que
Dios ha venido a traernos hace más de 2000 años, pero que nosotros hemos de renovar todos los días; conseguir que todas
las personas que nos rodean sientan en sí la redención que nos ha traído Cristo en el misterio de la Encarnación.

San Lucas, modelo de entrega a la predicación del Evangelio hasta la muerte, sea quien nos ayude a llevar a todas las almas
al conocimiento de Cristo, para conseguir la paz de nuestras almas.

Oración:

Señor al contemplar tu palabra descubrimos que tú eres el Dios de los apóstoles y profetas, te pedimos que guíes los
proyectos pastorales que realizamos en tu nombre, no permitas que estos se conviertan en éxitos personales, sino que en
realidad sean fermentos de paz en medio del mundo. Necesitamos paz para anunciar a los pobres el gozo de la liberación,
para curar los enfermos y cosechar la mies abundante. Danos de esa paz que tú solo puedes dar. Tú nos quieres disponibles
para servir y regalar a los demás algo de lo que Tú nos has regalado. Libéranos de aquellas cosas inútiles que nos impiden
hacer un verdadero seguimiento y un auténtico testimonio de la presencia de tu Reino en el mundo. Que así sea.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica:

Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de
la vida y de la palabra. En los laicos, esta evangelización adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho
de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo.

Ser testigo de Cristo es ser testigo de su Resurrección, haber comido y bebido con Él después de su Resurrección de entre
los muertos. La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado.
Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.

Así, la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu Santo, sino que es su sacramento: con todo su ser y en
todos sus miembros ha sido enviada para anunciar y dar testimonio, para actualizar y extender el Misterio de la Comunión
de la Santísima Trinidad.

Oración final:

Jesús, solo llevándote en mi corazón podré transmite tu paz, tan necesaria en el mundo convulsionado por la violencia y la
inseguridad. Por intercesión de san Lucas, concédeme que todos mis pensamientos, palabras y obras siembren la paz,
principalmente en mi propia familia.

Propósito:

Pedir a María, nuestra Madre, que lleve a Jesús todas nuestras intenciones de ser mejores portadores del Evangelio.

Lectio Divina. Jueves 19 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Generación mala, no entran ni dejan entrar.

Invocación al Espíritu Santo:


Espíritu de amor y misericordia, fuego que enciendes todos los corazones, desciende en este momento, llega a mi interior
e ilumina todo mi entendimiento para así poder entender tu palabra.

Lectura. Lucas capítulo 11, versículos 47 al 54:

Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de
ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y
ustedes les construyen el sepulcro.

Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le
pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde
la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le
pedirán cuentas.

¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que
iban a entrar les han cerrado el paso”.

Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle
trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Los rabinos pretenden ser los únicos que con su interpretación de la ley conocen la voluntad de Dios; ellos discuten pues,
a todos los demás hombres la posesión del verdadero conocimiento de la voluntad divina. Pero con la autoridad que poseen
impiden también a los otros llegar a la fe en Jesús, y esta es la más grande de las culpas.

Meditación:

Me topo con palabras muy duras Señor. ¿Estabas cansado de ellos?, ¿consternado por los corazones hipócritas? No
quisiera, por cierto, Señor, que estas palabras cayesen en saco roto. Siempre que escucho una reprensión como ésta, venida
de tu boca, tiendo a suponerla para otras personas: muy pocas veces para mí. Pero ¿qué podría significar si fuese para mí?,
¿soy una persona honesta, sincera, que escucha tu palabra con entereza?

Se pedirán cuentas a todo aquel que haya recibido tan grandes regalos como los que Tú me das, como lo es el simple hecho
de escuchar tus palabras. Tú tienes palabras de vida eterna. Si no las escucho, ¿hacia dónde camino? Muchos han querido
escuchar lo que escucho yo, pero no pudieron. Tantas personas buscan el sentido de la vida y no lo encuentran. Y yo, que
te escucho hablar con mucha frecuencia a Ti de su sentido verdadero, ¿qué hago con tus palabras?

Eres un Dios misericordioso y al mismo tiempo justo: y es en eso que se consuma el verdadero amor. Un amor que busca
siempre el bien de quienes ama. Un amor verdadero, que exige sacrificio, renuncia, orientación, e incluso alguna
reprimenda: todo por el bien de quienes amas.

Si he caído en la rutina de escucharte, si he caído en la rutina de una vida falta de faro orientador, si he perdido de vista mi
destino, que es vivir contigo en la eternidad, enséñame a encontrarte una vez más, a despertar una vez más, a no creer que
lo sé ya todo, a no pensar que no puedo aprender más, que no puedo amar más. Y es que tanto y tantas personas dependen
de mi entrega, que no es indiferente si te escucho o no.

Si Tú me envías mensajeros de tu palabra, profetas de este tiempo, personas a mi vida que me hablen de Ti, sea con su
testimonio o con sus palabras, te pido que pueda abrir mi corazón. No quiero que tus palabras se pierdan, Señor. En verdad
me toca a mí y de mí depende que tus palabras no se pierdan, sino que traigan fruto para la eternidad.

Oración:

Gracias Señor porque por la ley de Cristo nos has liberado de la ley del pecado y de la muerte. Conviértenos de nuestra
soberbia, para que demos frutos abundantes de conversión. En los más profundo de nuestros corazones, graba, Señor, tu
ley en ellos para siempre podamos responderte a ti y a nuestros hermanos con el amor y ternura que tú nos has dado.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación el Catecismo de la Iglesia Católica numerales
588 al 591: Jesús al proclamar a los fariseos, que, siendo el pecado una realidad universal, los que pretenden no tener
necesidad de salvación se ciegan con respecto a sí mismos. Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta
misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos.

Jesús pidió a las autoridades religiosas de Jerusalén creer en Él en virtud de las obras de su Padre que Él realizaba. Pero
tal acto de fe debía pasar por una misteriosa muerte a sí mismo para un nuevo nacimiento de lo alto atraído por la gracia
divina. Tal exigencia de conversión frente a un cumplimiento tan sorprendente de las promesas permite comprender el
trágico desprecio del Sanedrín al estimar que Jesús merecía la muerte como blasfemo. Sus miembros obraran así tanto por
ignorancia como por el endurecimiento de la incredulidad.

Oración final:

Padre, Tú derramas tu amor sin distinción, quieres que todos experimenten tu cercanía y misericordia. ¡Ay de mí porque
con mi pobre testimonio cristiano puedo alejar a otros de tu cariño! Ilumina mi oración, ven y haz morada en mi corazón,
para que sea un auténtico testigo de tu amor.

Propósito:

Señor saca de mi todo mal deseo, ayúdame a aceptar tu palabra, que no busque eliminar al otro porque no está de acuerdo
con mis interese. Que mis intereses sean los tuyos, que siempre me preocupe de cumplir tu ley y no la de los hombres.

Lectio Divina. Viernes 20 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Contra la hipocresía y a quién hay que temer.

Invocación al Espíritu Santo:

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder
del pecado cuando no envías tu aliento. Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor: haz que mi corazón siempre sea capaz
de más caridad y comprenda tu Palabra.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 1 al 7:

La multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:

“Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse,
ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y
lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.

Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más.
Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo.
Se los repito: A él sí tienen que temerlo.

¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a
ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos
los pajarillos”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o tres veces hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El rechazo de la hipocresía nos invita a hablar con franqueza, sin tener en cuenta las opiniones de la gente. Lo proclamado
desde las azoteas es una alusión a la predicación de la Iglesia, que es el aspecto que Lucas quiere resaltar en este pasaje.
Al dar testimonio del evangelio, hay que desterrar el temor y hablar con claridad. Solo a Dios hay que temer, pero el temor
de Dios no es miedo, sino reconocimiento de que todo depende de Él. El saber que están en las manos de Dios permite a
los discípulos afrontar las dificultades con serenidad y confianza.

Meditación:

Los fariseos por fuera aparentaban algo, pero por dentro eran otra cosa. Se decían justos y observaban la ley, pero en el
fondo solo buscaban sus intereses. Cristo, en el Evangelio de hoy, nos previene de una doble vida, de llamarnos cristianos
sin seguirlo de veras.

Lo contrario a la hipocresía es la coherencia de vida. Una persona coherente tiene convicciones firmes por dentro que se
manifiestan en decisiones por fuera. Si realiza una buena acción, lo hace sin pensar en otros intereses o en dar una buena
imagen.

Un cristiano coherente vive su fe por fuera y por dentro. Es alguien de una sola pieza y, si se considera seguidor de Cristo,
lo hace con todo su corazón, en las buenas y en las malas. Ser cristiano así puede dar miedo. Es un camino exigente, y la
cruz está siempre incluida. Incluso hoy en día hay muchos cristianos en la cárcel, torturados o que mueren por su fe. Creer
en Cristo nunca ha sido fácil. Pero Dios vale la pena y la confianza. Él se merece un amor auténtico, valiente, en serio.
“La coherencia en la vida, entre la fe y el testimonio. Aquí debemos ir adelante y realizar en nuestra vida esta coherencia
cotidiana. Este es un cristiano, no tanto por lo que dice, sino por lo que hace. Por la forma en la que se comporta, esta
coherencia que nos da vida. Y es una gracia del Espíritu Santo que debemos pedir”. (Homilía de S.S. Francisco, 9 de
noviembre de 2014).

Oración:

Te damos gracias Señor Jesús, porque pensaste en nosotros como testigos de tu evangelio y de tu amor. Reconocemos que,
con frecuencia, el miedo al mundo nos puede e impide nuestro testimonio cristiano. Confiados en tu palabra y en la fuerza
de tu Espíritu queremos demostrar que te conocemos y te amamos. Gracias por llamarnos amigos y revelarnos el don de
tu infinito amor, gracias Señor por querernos y cuidarnos más que cualquier otro ser en la tierra.

Contemplación:

Nunca debemos vivir en la hipocresía, el hombre busca naturalmente la verdad. Está obligado a honrarla y atestiguarla.
Los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad. El
discípulo de Cristo acepta “vivir en la verdad”, es decir, en la simplicidad de una vida conforme al ejemplo del Señor y
permaneciendo en su Verdad: “Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no
obramos conforme a la verdad”.

El testimonio de la Escritura es unánime: la solicitud de la Divina Providencia es concreta e inmediata: tiene cuidado de
todo, desde las cosas más pequeñas hasta los grandes acontecimientos del mundo y de la historia. Jesús pide un abandono
filial en la providencia del Padre celestial que cuida de las más pequeñas necesidades de sus hijos: “No andéis, pues
preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber? Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de
todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura”.

Oración final:

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Propósito:

Rezaré un misterio del rosario pidiendo por aquellos cristianos perseguidos por su fe.

Lectio Divina. Sábado 21 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Dios es fiel y está siempre con sus amigos.

Invocación al Espíritu Santo:

¡Oh Dios! que has instruido e iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haz que este mismo
Espíritu nos haga gozar y amar el bien, y nos llene siempre de sus consuelos divinos, por Cristo nuestro Señor. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 8 al 12:

Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo
reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo
negaré ante los ángeles de Dios.

A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu
Santo, no se le perdonará.

Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a
decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Este pasaje que acabamos de leer detenidamente nos muestra que en la persecución y en la dificultad los discípulos tendrán
que dar testimonio de su fe. Era una experiencia de la Iglesia que desde el principio encontraba su fuerza en el Espíritu. En
este contexto las palabras de Jesús sobre la blasfemia contra el Espíritu Santo pueden entenderse como una invitación a no
abandonar la fe ante las persecuciones.

Meditación:
Dar testimonio de Cristo es arriesgado y lleva muchas veces al martirio, como Cristo anuncia en el evangelio, pero no hay
que olvidar la otra cara de la moneda; que si Cristo nos invita a dar testimonio de Él ante los hombres es porque sabe que
el mundo está deseando que alguien le anuncie la palabra.

Cristo nos habla de dar testimonio de Él ante los hombres y luego habla del martirio. Está profetizando lo que será la vida
de la Iglesia durante los veinte siglos de su existencia, desde la muerte de San Esteban, hasta la última monja asesinada en
China por atreverse a predicar el Evangelio. En el mundo moderno, que tanto alardea de comprensión y tolerancia, la
Iglesia sigue ofreciendo a Cristo la sangre caliente y enamorada de quienes no temen morir por él.

El siglo XX fue el de los millones -sí, sí, millones- de mártires, los del comunismo en Asia, Europa oriental y España; los
del nazismo, o los del simple odio a Dios en la guerra cristera de México o del extremismo musulmán en África. Puede
que a nosotros no se nos presente esta ocasión en nuestra vida, ni que el Señor nos pida esta muestra de amor. Pero sí nos
pide el martirio que puede suponer día tras día levantarse a la primera y a la misma hora, sonreír cada jornada a esta persona
que podemos llegar a no soportar, el callarnos por dentro cada vez que nos venga un juicio negativo sobre esa persona, el
seguir poniendo nuestro cariño a pesar de no recibir nada a cambio, el no abandonar el trabajo estipulado por cansancio...y
tantas cosas, que son pequeñas espinas que podemos ofrecer a Dios, pequeños martirios que hacen de nosotros “otros
cristos” y que son manifestaciones de amor a Dios.

Conscientes de que el sufrimiento, por grande que sea es pasajero, y el haber sufrido no, el haber sufrido con amor es el
sello más hermoso para el alma. No podemos olvidar, que el dolor siempre tiene que estar cargado de esperanza, la cruz
por la cruz es inútil, y no lleva más que a la desesperación. Jesús sufrió como nadie, pero resucitó y su sufrimiento no fue
inútil, ni estático. Se produjo en un periodo de tiempo limitado, y la respuesta a ese dolor fue la resurrección, el mayor
milagro que se ha dado y se dará en toda la eternidad. Por eso, nuestro dolor es efectivo y aparte de producirnos la salvación
podemos arrancar del Señor grandes gracias y milagros para nosotros y para nuestros hermanos los hombres.

Oración:

Señor Jesús, Tú que nos has pedido ser tus testigos en medio del mundo, danos la gracia de perseverar en tu amistad, para
que ayudados con tu gracia salgamos victoriosos en las tentaciones y dificultades, Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos, amén.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica: El cristiano no debe avergonzarse de dar testimonio del Señor en obras y palabras. El martirio es el supremo
testimonio de la verdad de la fe (numeral 2506). La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio
del evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de
irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. El mismo
testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres
a la fe y a Dios (numeral 2044).

Oración final:

Frecuentemente resulta difícil manifestar o defender la propia fe frente a los demás. Un falso respeto humano paraliza y
lleva al terrible pecado de la omisión. Reconozco, Señor, mis debilidades y suplico tu gracia pero saber ser fiel a las
inspiraciones del Espíritu Santo.

Propósito:

Trataré de confiar plenamente en la acción del Espíritu, y me esforzaré en ser testimonio para los demás.

Lectio Divina. Domingo 22 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Cuando la hipocresía prepara una trampa a las personas honestas.

Invocación al Espíritu Santo:

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los
discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia
de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza,
apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas,
sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de
Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros
como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y
enviado tu Espíritu. Amén.
Lectura. Mateo capítulo 22, versículos 15 al 21:

Se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran
acusarlo.

Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro,
sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de
nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?”

Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Enséñenme la
moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?”
Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Contexto en el que se encuentra nuestro texto en el Evangelio de Mateo: Como antes decíamos, el contexto del Evangelio
de este 29º domingo común es el debate entre Jesús y las autoridades. Comienza con la discusión con los sacerdotes y los
ancianos sobre la autoridad de Jesús (Mateo capítulo 21, versículos 23 al 27). Después viene la parábola de los dos hijos,
en la que Jesús denuncia la hipocresía de algunos grupos (Mateo capítulo 21, versículos 28 al 32). Siguen dos parábolas,
la de los viñadores asesinos (Mateo capítulo 21, versículos 33 al 46) y la de los invitados que no quieren participar en el
banquete nupcial (Mateo capítulo 2, versículos 1 al 14).

Ahora aquí, en nuestro texto, (Mateo capítulo 22, versículos 15 al 22), aparecen los fariseos y los herodianos que le preparan
una trampa. Le hacen preguntas sobre el tributo que hay que pagar a los romanos. Era un asunto polémico que dividía a la
opinión pública. Querían a toda costa acusar a Jesús y, así, disminuir su influencia sobre la gente. Primero los saduceos
comienzan haciendo preguntas sobre la resurrección de los muertos, otro tema polémico, causa de división de opiniones
entre saduceos y fariseos (Mateo capítulo 22, versículos 33 al 33). Todo termina con la discusión acerca del mandamiento
más grande (Mateo capítulo 22, versículos 34 al 40) y del mesías hijo de David (Mateo capítulo 22, versículos 41 al 45).

Como Jesús, también los cristianos de las comunidades de la Siria y de la Palestina, para los cuales Mateo escribía su
evangelio, eran acusados e interrogados por las autoridades, por los grupos o por los vecinos que se sentían a disgusto por
el testimonio de ellos. Leyendo estos episodios de conflictos con las autoridades, se sentían confortados y se armaban de
valor para continuar en el camino emprendido.

Meditación:

Cristo tuvo una inteligencia deslumbrante. Los fariseos que no eran tontos, y querían desprestigiar a Cristo ante el pueblo,
pensaron cogerle en una trampa y meterle en un callejón sin salida. En una ocasión los fariseos prepararon muy bien la
trampa. Vamos a ver cómo sale de ella Cristo. Le dicen:

Oye, Maestro, ¿qué opinas tú de pagar tributo al César?

Los fariseos frotándose las manos y diciéndose: Si dice que sí, malo; si dice que no, peor. Diga “sí” o diga “no”, se
desprestigia.

Porque si dice que hay que pagar tributos, como el pueblo estaba en contra del Emperador de Roma, que tenía aplastado
al pueblo judío con sus impuestos y su ejército de ocupación, se indispone con el pueblo que no quería pagar tributos al
Emperador de Roma. Si dice que no hay que pagar tributos, se indispone con la autoridad que sacaba los tributos del
pueblo. Si dice “sí”, malo; si dice “no”, también malo. Pues Cristo, como no puede decir ni “sí” ni “no”; no dice ni “sí” ni
“no”. Para no caer en la trampa. ¿Y qué dice Cristo?:

¿Me queréis enseñar un denario?

Toma Maestro.

El denario era la moneda con la que se pagaban los tributos.

Esta imagen que hay en el denario, ¿de quién es?

Esta imagen es del César.

El denario tenía la imagen del emperador Tiberio.

Y dice Cristo:
Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Lo que Dios quiere es vuestro corazón, vuestro amor,
vuestra fidelidad. Esto es más importante que el dinero.

Los dejó callados. Se sale fenomenalmente del callejón sin salida. Una inteligencia agudísima. Ellos le prepararon la trampa
muy bien pensada, pero no cuentan con la inteligencia de Cristo que saldría espectacularmente de la trampa.

“Cristo el más grande de la Historia”, es porque en toda la historia de la Humanidad jamás ha habido nadie como Cristo.
De niño asusta a un rey: Herodes. De joven deja admirados a los Doctores en el Templo. De mayor curó a ciegos y leprosos,
y resucitó muertos. Pudo ser rico y se hizo pobre: nació en una cuadra, murió en una cruz y fue enterrado en una tumba
prestada. No escribió ningún libro, pero no hay en el mundo ninguna biblioteca donde quepan todos los libros que se han
escrito sobre Él. No fue político, pero jamás en la Historia ha habido un hombre que haya tenido tantos seguidores. Jamás
en la Historia ha habido un hombre que haya sido amado tanto como Jesús. Cristo es el hombre más amado de la Historia.

Ha habido hombres grandes en la Historia, pero estos hombres son hoy admirados, no amados. Cristo ha sido amado más
allá de su tumba. Esto es inconcebible en la Historia. Todos sabemos quién fue Miguel Ángel o Cervantes. Pero, ¿hay hoy
alguien que ame a Miguel Ángel? ¿Hay hoy alguien que ame a Cervantes? De los grandes hombres de la Historia queda
su admiración, pero no queda amor a ellos. El amor a una persona solo permanece pocos años en el corazón de sus parientes.

Cristo hace dos mil años que murió, y hoy se le ama con entusiasmo. Se le ama hasta la muerte. Hay mártires que dan la
vida por Cristo; hoy, ayer y mañana también. Miles y miles de muchachos y muchachas que consagran a Él su vida. Es un
martirio lento, gota a gota. Unos dan la vida de golpe, como el mártir. Otros la dan gota a gota, a lo largo de toda su vida;
viven solo para Cristo y solo piensan en Cristo.

Monjas que renuncian a todo, por amor a Cristo. Hace falta amor para que una chica, llena de posibilidades, de atractivos,
y de ilusiones del mundo, se meta entre cuatro paredes por amor a Cristo. Miles y miles. Y hombres que podrían tener un
porvenir más o menos brillante, y lo dejan todo por amor a Cristo. Para seguir a Cristo. Para vivir para Cristo. No hay en
la Historia nadie a quien se haya amado tanto como a Cristo.

Cristo es la persona más digna de ser amada de toda la Humanidad. ¿Por qué? Porque Cristo no solo era un hombre
maravilloso, además era Dios. Pues este Cristo-Dios es en quien creemos y en quien esperamos. Démosle gracias porque
nos ha dado fe en Él. Vivamos nuestra fe lo mejor que sepamos, y confiemos que en la hora de la muerte Él recibirá con
los brazos abiertos, en la otra vida, a los que en ésta hemos creído en Él, le hemos servido con buena voluntad y le hemos
amado con fervor.

Oración:

Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine
nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María,
tu Madre, podamos no solo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la
unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Contemplación:

Jesús permanece libre y firme frente al complot de los fariseos contra Él, los que tratan de atraparlo, sacarlo y encontrar la
manera de silenciarlo con una pregunta mordaz. ¿Es correcto pagar impuestos a las potencias extranjeras? Si Él decía sí,
estaba en contra de su propio pueblo. Si Él decía no, sería reportado a los romanos y éstos lo arrestarían. Podemos ver en
el texto la sabiduría de su respuesta.

Ser un buen ciudadano y servir a Dios no es una contradicción, porque Dios trabaja a través de los sistemas humanos y las
instituciones, para construir la comunidad final de amor. Dios me necesita para ayudarlo a construir buenas relaciones,
donde quiera que sea que yo me encuentre.

Oración final:

Padre, aumenta mi fe para poder crecer en el amor. Danos días de paz, vela sobre nuestro camino, haz que veamos a tu
Hijo, llenos de alegría en el cielo.

Propósito:

Pensar hoy que lo que Dios quiere es mi corazón, mi amor, mi fidelidad. Esto es más importante que los bienes materiales
que pueda querer o necesitar.

Lectio Divina. Lunes 23 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La preocupación por las riquezas aleja de Dios, e impiden servir al prójimo.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, que por tu divina acción todos seamos uno; te pedimos por la Iglesia, por la paz del mundo, por nuestra
santidad personal; que seamos dóciles como María a tus divinas inspiraciones, las cuales son verdaderos toques y llamadas
de tu gracia que nos llevan a la santidad. Así sea.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 13 al 21:

Hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la
herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”

Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia
de los bienes que posea”.

Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico tuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no
tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes
para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años;
descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién
serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante
Dios”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El texto propuesto por la liturgia para este Domingo 18º del tiempo ordinario, forma parte de un discurso bastante largo de
Jesús sobre la confianza en Dios que quita todo temor (Lucas capítulo 12, versículos 6 al 7) y sobre el abandono en la
providencia de Dios (Lucas capítulo 12, versículos 22 al 32). El pasaje de hoy en efecto está precisamente en medio de
estos dos textos. He aquí algunas enseñanzas dadas por Jesús, antes de que fuese interrumpido por aquel “uno de la gente”
(Lucas capítulo 12, versículo 13), sobre esta confianza y abandono:

Meditación:

Este Evangelio es engañador para quien lo lee superficialmente: ¿es malo tener grandes cosechas? ¿es malo construir
graneros donde guardarlas? Nada de eso. Cristo elogiará siempre a los hombres sagaces y prudentes.

El problema está en el alma. El desdichado protagonista de la parábola invita al alma a descansar, a dejar todo esfuerzo
porque tiene todo lo suficiente para vivir. Cristo está refiriéndose en estas líneas a la eterna tentación de todo pueblo y toda
persona que alcanza cierto nivel de bienestar: creer que ya no necesita de Dios por tener cubiertas las necesidades
corporales.

Cuando el hombre tiene pan, placeres, seguridad social y pasatiempos apetecibles, no siente la necesidad de Dios y tampoco
cree que el demonio actúe, pues a él no le toca. Pero también los hay que gozan de su avanzada sociedad occidental, que
tienen su casa, su coche, su salario que les permite vivir holgadamente, pero eso sí, no olvidan que el alma necesita trabajar
y hacer obras buenas, y además, comparten lo que tienen poniéndolo al servicio del Evangelio y de sus hermanos. Por
buenos que ya seamos, por muchas conquistas que hayamos logrado con nuestras oraciones, sufrimiento y esfuerzos no es
suficiente si seguimos en la tierra y no estamos exentos de sucumbir a la tentación.

La vida es el periodo de tiempo, corto, que tenemos para decidir nuestra eternidad, y para amar. Cada día mueren millones
de personas, un día será el tuyo y el mío. Un día todo esto habrá acabado y tenemos en nuestras manos que ese día sea el
mejor de nuestra vida. Hemos de trabajar sin descanso, pensando en el día que todo será descanso. Puede que la idea del
cielo no nos incentive demasiado, que prefiramos un premio terrenal, que creamos que el cielo es una levitación aburrida...,
no desconfiemos, cuentan de aquel pobre vagabundo que pidió a un rey una moneda y este le miró con cariño y le lavó, le
vistió con las mejores galas y lo llevó a palacio. No nos quedemos con la moneda de la felicidad terrenal, confiemos en
nuestro Rey que mirándonos con amor nos dará muy por encima de lo que pidamos e imaginemos. Todo lo que deseamos
y mucho más está en el cielo, pues ¡vamos a llenarlo!, vamos a dedicar nuestra vida a hacer felices a los hombres, a llevarlos
al cielo.

Oración:

“¡Bendito tú, oh Yahvé, Dios de nuestro padre Israel, ¡desde siempre hasta siempre! Tuya, oh Yahvé, es la grandeza, la
fuerza, la magnificencia, el esplendor y la majestad; pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuyo, oh Yahvé, es
el reino; tú te levantas por encima de todo. De ti proceden las riquezas y la gloria. Tú lo gobiernas todo; en tu mano están
el poder y la fortaleza, y es tu mano la que todo lo engrandece y a todo da consistencia. Pues bien, oh Dios nuestro, te
celebramos y alabamos tu Nombre magnífico. Pues, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecerte estos
donativos? Porque todo viene de ti, y de tu mano te lo damos. Porque forasteros y huéspedes somos delante de ti, como
todos nuestros padres; como sombras son nuestros días sobre la tierra y no hay esperanza.

Contemplación:

La conducta del sabio, por el contrario, es muy diferente. Lo vemos por ejemplo encarnado en la persona de Job, que
exclama con serenidad: “¡Desnudo salí del seno de mi madre, y desnudo regresaré! El Señor lo ha dado, el Señor lo ha
quitado, ¡bendito sea el nombre del Señor! (Job capítulo 1, versículo 21). La tradición sapiencial nos trae muchas
enseñanzas sobre la conducta del justo ante la riqueza: Proverbios capítulo 27, versículo 1; Eclesiástico capítulo 11,
versículo 19; Eclesiastés capítulo 2, versículos 17 al 23; capítulo 5, versículo 17; capítulo 6, versículo 2. También el Nuevo
Testamento nos amonesta sobre esto: Mateo capítulo 6; versículos 19 al 34; 1ª de Corintios capítulo 15, versículo 32;
Santiago capítulo 4; versículos 13 al 15; Apocalipsis capítulo 3, versículos 17 al 18.

Oración final:

Salmo 119, 36 al 37. Inclina mi corazón a tus dictámenes, y no a ganancias injustas. Aparta mis ojos de la vanidad, hazme
vivir por tu palabra.

Propósito:

Si de Dios recibimos dones tan grandes, también nosotros debemos dar: en ámbito espiritual debemos dar bondad, amistad
y amor. Pero también debemos dar en el ámbito material, compartir el pan.

Lectio Divina. Martes 24 de octubre de 2023


[REGRESAR]

“Yo soy la puerta de las ovejas”.

Invocación al Espíritu Santo:

Señor Jesús, abre mis ojos y mis oídos a tu Palabra. Que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas.

Despierta mi alma y mi inteligencia, para que tu Palabra penetre en mi corazón y pueda yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en Ti, para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen hacia Ti por los caminos de la
justicia y de la verdad.

Habla, Señor, que yo te escucho y deseo poner en práctica tu doctrina, porque tus palabras son para mí, vida, gozo, paz y
felicidad.

Habla, Señor, tú eres mi Señor y mi Maestro y no escucharé a nadie sino a ti. Amén.

Lectura. Juan capítulo 10, versículos 11 al 16:

Jesús dijo a los fariseos: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que
no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas
y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo
conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que
las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Esta imagen preciosa que utiliza Jesús es tomada de la idea que tenía el pueblo de Israel, de creer en un Dios como Pastor
que cuida de su pueblo, lo llena de su amor y de su misericordia.

Meditación:

Hoy reflexionaremos sobre San Rafael Guízar, que celebramos su fiesta el día de hoy.

El Padre Rafael Guízar, en sus primeros años de sacerdote, había fundado una congregación misionera y algunos colegios
para la educación de la mujer. Desarrollaba, al mismo tiempo, una intensa actividad misionera en distintos lugares de la
diócesis de Zamora. Ayudaba como profesor y director espiritual del seminario, además de otros trabajos pastorales de
diverso tipo.

En la vida de los santos, sin embargo, llegan momentos de prueba. Al P. Rafael Guízar le llegó uno de esos momentos en
diciembre de 1907.

El primer Reflexión viernes de ese mes, por la tarde, la catedral de Zamora estaba abarrotada de católicos que esperaban
el momento de la bendición eucarística. Debía darla el P. Guízar... pero nunca la dio.

Cuando el P. Guízar fue un momento a su casa a recoger el bendicional con las oraciones para volver en seguida al templo,
encontró a su hermana Natividad que le esperaba con un mensaje urgente del señor obispo. Había que leerlo allí mismo,
inmediatamente. El P. Guízar abrió el sobre, lo leyó, y pidió una silla en la que cayó casi desmayado. Susurró a su hermana
que llamase a otro sacerdote para dar la bendición eucarística a la gente que esperaba en la catedral.

Su hermana salió corriendo, consiguió otro sacerdote y volvió para estar con su hermano. Estaba en la cama, con 40 grados
de fiebre. Y en la cama seguiría casi 40 días.

¿Qué había pasado? La carta que acababa de leer era un texto de condena. El obispo de Zamora, monseñor José María
Cázares Martínez, había condenado al P. Rafael Guízar con la pena de suspensión “a divinis”. Es decir, le prohibía celebrar
o administrar cualquier sacramento u oración pública como sacerdote. ¿Por qué? El obispo no daba explicación alguna: su
condena era una decisión tomada sin juicio ni defensa del acusado, y solo podía ser apelada en un tribunal superior.

Con el tiempo se supo el motivo de esta decisión tan drástica: alguien había preparado un escrito anónimo con infamias
contra el obispo y lo había puesto en el cajón que el P. Guízar tenía en la sacristía de la Catedral. Un sacristán encontró el
escrito, lo llevó al obispo, y el obispo determinó dar una sentencia ejemplar al sacerdote supuestamente “culpable” del
escrito.

Solo varios años después se supo que ese escrito lleno de calumnias había sido preparado por un exseminarista, Vicente
Sámano, para destruir ante el obispo al P. Guízar. El mismo Vicente Sámano declararía su delito a la víctima, que no supo
guardar por ello ningún rencor.

En medio de la tormenta, y pasados los primeros 40 días en la cama, el P. Rafael Guízar puede ya levantarse. No explica
a sus familiares y amigos la condena, ni busca defenderse, ni ataca al obispo de Zamora. Todos los días, por la mañana, se
pone su sotana, y con el roquete va a la catedral a rezar y a participar en la misa.

La gente de Zamora empieza a murmurar. “¿Qué habrá pasado? El P. Guízar, ¿condenado por el obispo? ¿Por qué? ¿Qué
habrá hecho?”. Los rumores inventan motivos por aquí y por allá. Algunos familiares y amigos recurren a monseñor
Cázares para pedirle explicaciones. Pero el obispo, que padecía diversos achaques y momentos de tensión psíquica, no
quiere modificar en nada su condena.

Con el pasar de los meses, la prueba se hizo más dura. La congregación fundada por el P. Guízar no podía mantenerse por
sí misma: acabará por ser disuelta en 1910. Algunos colegios fundados por él se cerraron. Gracias a Dios, no faltaron
amigos que suavizaron las heridas y dieron esperanza en esos momentos difíciles.

Algunos obispos que conocían el caso sugirieron al P. Guízar que dejase la diócesis de Zamora y que pidiese ser admitido
en otra diócesis. Incluso el Delegado Apostólico le dio a entender que la suya era una condena injusta y que podía celebrar
la misa en privado. Pero el P. Guízar no quiso dejar su lugar de prueba ni desobedecer en lo más mínimo. “En esta diócesis
me ha puesto Dios, en ésta me he de quedar”.

La prueba llegará a su fin después de más de dos años. El 31 de marzo de 1909 muere el obispo Cázares. A petición del
Delegado Apostólico, en la diócesis de Zamora se constituye una comisión de tres sacerdotes para estudiar “el caso
Guízar”. A finales de abril el P. Rafael Guízar queda absuelto: sus manos y su corazón quedan libres, nuevamente, para
seguir su ministerio como sacerdote de Jesucristo.

Será un sacerdocio muy fecundo. Gran predicador, gran misionero, gran obispo, gran corazón. Por eso ya en vida muchos
lo llamaban “el obispo santo” de Veracruz. Ahora es la misma Iglesia quien lo reconoce. Declarado beato por Juan Pablo
II el 29 de enero de 1995, es canonizado por Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006.

La semilla cayó en tierra, sufrió bajo la dureza del arado, dejó que el agua rompiese la corteza y abriese heridas. Desde el
surco, surgió la espiga: un sacerdote y un obispo santo. Dios bendice a sus hijos más queridos, incluso a través de pruebas
que parecen incomprensibles. Pero el amor mira mucho más lejos, y la vida de los santos testifica la verdad del Evangelio.

Oración:

Te bendecimos Padre, por Cristo, nuestro Pastor. Él ha venido para que tengamos vida en abundancia. Él es la puerta
mediante la cual nosotros entramos a tu rebaño. Él nos hace caminar por pastos verdes. Consérvanos el don de distinguir
su voz, en medio de tantas que se nos presentan en la vida. Amén.

Contemplación:

Jesús, al aceptar en su corazón humano el amor de Padre hacia los hombres, “los amó hasta el extremo” porque “nadie
tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos”. Tanto en el sufrimiento como en la muerte, su humanidad se hizo
el instrumento libre y perfecto de su amor divino que quiere la salvación de los hombres. En efecto, aceptó libremente su
pasión y su muerte por amor a su Padre y a los hombres que el Padre quiere salvar: por eso dice “nadie me quita la vida;
yo la doy voluntariamente”. De aquí la soberana libertad del Hijo de Dios cuando Él mismo se encamina hacia la muerte
(Catecismo de la Iglesia Católica numeral 609).

Oración:

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito:

Viviré mi trabajo con un entusiasmo especial, ofreciéndolo a Cristo como expresión de mi gratitud y amor.
Durante este día, procuraré en lo que me acontezca escuchar la voz del Señor.

Lectio Divina. Miércoles 25 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La importancia de la fidelidad.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, eres el alma de mi alma, te adoro humildemente. Ilumíname, fortifícame, guíame, consuélame. Y en cuanto
corresponde al plan eterno, Padre Dios revélame tus deseos.

Dame a conocer lo que el Amor eterno desea en mí. Dame a conocer lo que debo realizar. Dame a conocer lo que debo
sufrir.

Dame a conocer lo que con silenciosa modestia y en oración, debo aceptar, cargar y soportar. Sí, Espíritu Santo, dame a
conocer tu voluntad y la voluntad del Padre. Pues toda mi vida no quiero ser otra cosa que un continuado perpetuo Sí a los
deseos y al querer del eterno Padre Dios.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 39 al 48:

Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando
y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que
menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola solo por nosotros o por todos?”

El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de
repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo
encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y
a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr
la misma suerte de los desleales.

El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero
el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Este pasaje exhorta a la vigilancia, con un montaje de tres parábolas: siervo y amo, dueño y ladrón, administrador. El
horizonte se alarga a la iglesia, que espera el retorno del Señor. Aunque la exhortación vale para todos, hay diversos grados
de responsabilidad.

Meditación:

Uno de los aspectos más chocantes del cristianismo es su concepción de la vida como una misión. En el cristianismo no
rige eso del “come y bebe que la vida es breve” ni el “vivir a tope” entendido como aprovechar cada instante para conseguir
más placer y más bienestar.

Cristo nos presenta la vida como una misión: “estar al frente de la servidumbre para darle a tiempo su ración” de la cual
tendremos que dar cuenta. La vida es una misión. Venimos a la tierra para algo, y ese algo es tan importante que de él
depende la felicidad eterna de otras personas. Ese “dar de comer a la servidumbre” es el testimonio que Cristo quiere que
durante el tiempo que tiene dispuesto concederme en la tierra. El famoso psiquiatra vienés Víctor Frankl, cuando habla de
los casos que se le presentan de enfermos con depresión que ya no encuentran ninguna razón para vivir, que no esperan
nada de la vida ni del mundo, se percata de que quizás puede faltar una pregunta esencial y es preguntarse acerca de qué
espera el mundo de mí.

Porque, aunque tengamos razones para abandonar no tenemos razón, pues la vida espera algo de nosotros y tenemos una
misión en este mundo. Una misión que lleva nuestro nombre y nadie más puede hacer. Si no la hacemos nosotros nadie lo
va a hacer. Hemos de descubrir cuál es nuestro camino y cuál es nuestra misión. La salvación del mundo y de las almas
tienen muchos matices, la gracia es única pero las formas de alcanzarla son múltiples, por eso nuestra existencia no es
casual, ni insignificante.
Oración:

Señor a ti te glorificamos porque Tú eres la luz del Padre que te revelas a quienes confían y en ti y aguardan con esperanza
tu regreso. Ayúdanos a mantener viva la fe en la noche de la desesperanza. No permitas que se nos embote el sentido para
percibir tus continuas venidas a nuestro mundo. Ayúdanos a tener siempre ardiente la lámpara de la fe que tú encendiste.
Tú que has prometido estar siempre presente en tu Iglesia, pedimos la gracia de vivir siempre en tu amistad, de tal modo
que, gozando ya en esta vida de tu amor y misericordia podamos alcanzar las promesas eternas. Que así sea.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica:

* La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del evangelio y para la misión de la Iglesia
en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser
autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas
realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios.

Oración final:

Padre mío, ayúdame a ser un servidor fiel y prudente. Me has dado unos talentos que implican gran responsabilidad. Te
pido perdón por todas las veces en que no he sabido corresponder a tu confianza. Te prometo que me esforzaré por ser un
buen discípulo y misionero de tu amor; sé que con tu gracia puedo ser fiel y servir a todos aquellos que has puesto a mi
cuidado.

Propósito:

Tenemos que salvar el mundo, sí, pero ¿cómo?, cada uno de una forma diferente que ha de descubrir con la oración y la
lucha.

Lectio Divina. Jueves 26 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La llegada del Reino

Invocación al Espíritu Santo:

Resplandezca sobre nosotros, Padre omnipotente, el esplendor de tu gloria, Cristo, luz de luz, y el don de tu Espíritu Santo
confirme los corazones de tus fieles, nacidos a la vida nueva en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 49 al 53:

Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que
recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!

¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí
en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre
contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera
contra la suegra”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

El texto que hemos leído nos describe lo difícil que es evitar las divisiones y las actitudes encontradas a causa de Jesús. Es
probable que este texto refleje la situación de la comunidad cristiana, en la que el seguimiento de Jesús es causa de división
en el seno de la familia. Es por eso por lo que las palabras iniciales del Evangelio nos permiten atisbar las profundidades
humano-divinas del Espíritu de Jesús frente a su propia misión.

Meditación:

Cuando se ha entendido que la esencia del cristianismo se halla en la caridad, en el apasionado amor a Dios y sus cosas,
estas palabras del Señor no deberían sonar extrañas o contradictorias. ¡Fuera de esto sino todo lo contrario! Es más, Cristo
está empleando un lenguaje contradictorio en apariencia para dar a entender precisamente en qué consiste el verdadero
amor a Él. Sí, porque el amor, realmente como lo ha de entender el cristiano está muy lejos de ser un diluido sentimiento
de afecto, bonito y pasajero como una flor de primavera.

Más bien es como el fuego que a la vez lo enciende todo y va consumiendo una y otra cosa; es algo que se extiende, que
tiende por su naturaleza a expandirse con calor, con pasión y que divide a los corazones fríos y mezquinos que nada más
piensan en llenar sus pobres pretensiones. Así es la caridad. Ese es el fuego que Cristo espera arder en los corazones de los
que le amen.

Están, por tanto, muy lejos de ser sus palabras interpretadas con la literalidad de la carne. Hay que haber experimentado el
fuego de su amor para entenderlas correctamente.

Pidamos saber amar hasta ser incomprendidos por los egoístas de nuestro mundo. Pidamos vivir en estado de lucha, en la
lucha del que cree en la fuerza del amor y consigue que el mayor número de seres humanos conozca a ese Dios que se
entregó por ellos por puro amor. En esto conocerán los demás que somos de Cristo. Y a tener confianza en Él. Porque el
amor siempre logrará la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

Oración:

Señor Jesús, Tú has llamado dichoso a quien aguarde despierta la llegada de su amo. Mantennos a nosotros tus siervos
Señor, despiertos, activos y responsables para que acojamos la gracia de tu Espíritu Santo. Aleja, Señor, de nuestros ojos
es cansancio arrutinado de nuestra vida que impide que nuestras manos trabajen y que nuestro ánimo se sienta
desesperanzado. Danos fuerzas para trabajar y ánimos para no decaer en la lucha para que cuando tu vengas, nos encuentres
con las manos ocupadas en las tareas que nos encomendaste, nuestra santificación y la santificación de nuestros hermanos.
Que así sea.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica:

* Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A la par el hijo crece, hacia una madurez y
autonomía humanas y espirituales, la vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los padres
deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación
primera del cristiano es seguir a Jesús: El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a
su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.

Oración final:

Santísima Trinidad, gracias por esta oración y por el don de mi bautismo. Esa chispa de vida divina que recibí debe estar
en continuo crecimiento. No quiero que las presiones externas o mi propia debilidad, me lleven a la mediocridad o la
indiferencia que puede apagar esta luz. Te agradezco mi familia y te suplico que nunca permitas que yo sea piedra de
tropiezo en su fe. Dame la sabiduría para saber cuándo hablar y cuándo quedarme callado.

Propósito:

Trataré de hacer una obra de caridad para evangelizar a otras personas y anunciarles la buena nueva del Evangelio.

Lectio Divina. Viernes 27 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Invitación a interpretar los signos de los tiempos.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu de amor y de paz. Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia
y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Has fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones.
Y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.

Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos
dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la
Historia. Ven, Espíritu de amor y de paz.

Lectura. Lucas capítulo 12, versículos 54 al 59:

Jesús dijo a la multitud: “Cuando ustedes ven que una nube se va levantando por el poniente, enseguida dicen que va a
llover, y en efecto, llueve. Cuando el viento sopla del sur, dicen que hará calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Si saben
interpretar el aspecto que tienen el cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? ¿Por
qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?

Cuando vayas con tu adversario a presentarte ante la autoridad, haz todo lo posible por llegar a un acuerdo con él en el
camino, para que no te lleve ante el juez, el juez te entregue a la policía, y la policía te meta en la cárcel. Yo te aseguro que
no saldrás de ahí hasta que pagues el último centavo”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura.

En este texto encontramos el reproche que hace Jesús a sus contemporáneos por no saber interpretar sus palabras y milagros
como la señal de que ha llegado el reino de Dios. Sus paisanos juzgan desde sus propios criterios y tienen los ojos cerrados
a los signos de los tiempos. Así también, la comparación que se nos presenta en torno al magistrado ilustra la urgente
necesidad de reconciliarse con Dios antes de que llegue el juicio, y al mismo tiempo la importancia de esta misma
reconciliación entre los hombres.

Meditación:

Cuando se levanta una nube en el occidente va a llover, cuando sopla del sur va a hacer bochorno... cuando Cristo se pasa
la vida diciéndonos que Dios nos ama y que nos tenemos que preparar para acoger su amor y ser felices para toda la
eternidad, significa que algo grande nos espera allá en el cielo y que merece la pena hacer cuanto sea posible para que el
mayor número de almas pueda gozar de ello.

Cristo quiere que exploremos el tiempo, y el tiempo para Él consiste en que con su venida hemos llegado a la plenitud: “la
plenitud de los tiempos. Es una plenitud real, no imaginaria, que no hay que confundir con el fin del mundo, sino con la
manifestación más clara y plena del amor de Dios por los hombres. El primer acto de amor de Dios al hombre ha sido la
creación.

Le hizo pasar de la nada a la existencia. Luego se le reveló para que supiera que lejos de estar solo se encontraba bajo la
protección de un Dios omnipotente. Ahora, con la plenitud de los tiempos se hace uno de nosotros y muere como sacrificio
de expiación. Pero no solo esto, sino que después de resucitado Cristo no se va al cielo y nos espera. No soporta la idea de
dejarnos solos y nos envía al Espíritu Santo para que nos ayude en el camino hacia el cielo. Pero su amor es tan grande
que no se conforma y se queda aquí, en el sagrario de cada templo, con el único fin de estar.

¿Puede el hombre pedir algo más? Lo inteligente en el hombre es atisbar el tiempo y saber decir cada día “gracias, Dios,
por tu amor tan presente y cercano”. Hoy es un buen día para contemplar sin más el amor de Dios. A lo largo de nuestra
vida, de nuestra lucha por ser cristianos siempre luchamos buscando un fin, el fin particular de obtener una virtud o de
extraer un defecto, o el fin general de ir al cielo. Pues Bien, la Vida Interior de Dios, que es La Santísima Trinidad, nos
ama sin ningún fin, no persigue nada, ni busca nada, ni se dirige a nada, ama sin más.

Oración:

Señor, a lo largo de nuestra vida hemos visto muchos signos que nos hablan de tu presencia, pero muchas veces no los
hemos valorado, ni los hemos comprendido; estamos igual que tus contemporáneos. Envía sobre nosotros tu Espíritu Santo
para que discernamos los signos de tu presencia y así podamos ser testigos eficaces de tu reino de paz y amor. Así sea.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación algunos números del Catecismo de la Iglesia
Católica numeral 1788.

* Para esto, el hombre se esfuerza por interpretar los datos de la experiencia y los signos de los tiempos gracias a la virtud
de la prudencia, los consejos de las personas entendidas y la ayuda del Espíritu Santo y de sus dones.

Oración final:

Señor, no son coincidencias ni suerte sino tu Providencia la que continuamente me da las señales para vivir un estilo de
vida orante y vigilante, centrado en el amor a Cristo. Tu voluntad se manifiesta en los mandamientos, en la ley natural, en
mis obligaciones de estado, en la voz de mi conciencia, en las circunstancias de la vida. Ayúdame a cumplirla porque ésa
es la manera más sincera de amarte.

Propósito:

Trataré de hacer conciencia de la presencia de Dios en mi vida. Haré conciencia de los momentos, personas,
acontecimientos que me acercan más a Dios.

Lectio Divina. Sábado 28 de octubre de 2023


[REGRESAR]

Jesús elige a mi familia para quedarse con nosotros.

Invocación al Espíritu Santo:

Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que mis pensamientos puedan ser todos santos. Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para
que mi trabajo también pueda ser santo. Atrae mi corazón oh Espíritu Santo para que solo ame lo que es Santo. Fortaléceme,
oh Espíritu Santo, para que defienda todo lo que es Santo. Guárdame pues, oh Espíritu Santo para que yo siempre pueda
ser Santo (San Agustín).

Lectura. Lucas capítulo 6, versículos 12 al 19:

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a
quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo,
y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había
venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus
enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo,
porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

En la sección central de la segunda parte del evangelio Lucas ha reunido materiales muy diversos; la designación del grupo
de los doce (capítulo 6, versículos 12 al 16), el sermón del llano (capítulo 6, versículos 17 al 49), dos series de milagros
(capítulo 7, versículo 17; capítulo 8, versículo 22) y una pequeña colección de parábolas (capítulo 8, versículos 4 al 18) A
través de sus palabras y de sus signos se va descubriendo el misterio de Jesús y la dinámica del reino que él anuncia.

Meditación:

En nuestra sociedad donde todo se hace para usar y tirar, las cosas salen en serie, sin características propias: los mismos
modelos de zapatos, el mismo estilo de vestir, las mismas comidas, el mismo diseño de construcción, las mismas
expresiones de vocabulario... queremos igualarnos tanto que perdemos hasta la identidad. La sociedad nos masifica, nos
despersonaliza, nos hace iguales.

Con Dios no es así; para él cada uno es único, singular e irrepetible: Dios no hace las cosas en serie. Dios nos conoce y
nos llama por nuestro propio nombre y al identificarnos nos da el ser que nos autentifica. Su amor nos crea en cada
momento porque su Palabra llega directa al corazón y desde esta interpelación nos potencia y dinamiza para la misión que
cada uno trae a la vida. El gran secreto de la vida es sabernos amados. Con esta certeza nuestra vida se llena de sentido,
basta que él susurre mi nombre al oído para que todo se llene de emoción. Es la confianza de sabernos amados con un
único amor, grande y fuerte.

Oración:

Señor, tú me conoces, sabes cuándo me siento y me levanto, todos mis caminos te son conocidos, conoces mis pecados,
sabes cómo soy y como he sido. Sabes que no me he acercado a Ti para ser sanado, para ser enviado. Sabes que en mi
familia han sido pocos los motivos por los que como familia hemos descuidado nuestra oración y asistencia a misa, en
verdad poco es lo que hemos acudido a ti como tanta gente lo hace para ser enviados por ti. Te pido por mis hijos para que
sean atentos a tu palabra y no cedan ante la tentación de la droga y el alcohol que tantos de sus amigos están padeciendo.
Si bien nuestra familia no ha sido una familia ejemplar, te pido sanes nuestra historia familiar para así tenerte en todos los
espacios de nuestra historia.

Contemplación:

En el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 272, nos invita a ver que “Cristo crucificado es “poder de Dios y la
sabiduría de Dios”; aunque la fe en Dios Padre todo poderoso puede ser puesta a prueba por el sufrimiento, y aunque a
veces Dios pueda parecer ausente e incapaz de impedir el mal, Dios Padre ha revelado su omnipotencia de la manera más
misteriosa en el anonadamiento voluntario y en la Resurrección de su Hijo, por los cuales ha vencido el mal. Porque la
necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres
(Efesios capítulo 19, versículo 22).

Oración final:

¡Oh Dios, que desde la eternidad pensaste en mí y que en un momento concreto de la historia pronunciaste mi nombre para
llamarme a la vida. Gracias por el amor que me regalas cada día. Te pido tu gracia para que siempre pueda cumplir la
misión que me encomiendas y así cooperar a la salvación del mundo en nombre de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.

Propósito:

Sabernos amados por Nuestro Padre, Dios, con un único amor, grande y fuerte.
Lectio Divina. Domingo 29 de octubre de 2023
[REGRESAR]

Amar, la mejor forma de vivir.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, porque sin ti, a Dios lo tenemos lejos. Ven Espíritu Santo, porque sin ti el actuar de los cristianos
refleja una vida de esclavos. Ven Espíritu Santo, porque contigo el Evangelio es vida, la Iglesia pasa a ser comunión en la
Trinidad. Contigo la autoridad es un servicio liberador y la misión un renovado Pentecostés. Así sea.

Lectura. Mateo capítulo 22, versículos 34 al 40:

habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que
era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”

Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más
grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En
estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Esta escena evangélica se desarrolla en un contexto de polémica entre Jesús y los fariseos. Este texto está enmarcado por
tres consultas hechas a Jesús por representantes de diversos grupos religiosos y políticos de las cuales este texto responde
a la tercera. ¿Cuál es el primer mandamiento? Es la pregunta hecha por los fariseos, los cuales buscan en la ley y sus
preceptos el camino de la salvación. No es esta una pregunta tonta ante la confusión creada por los más de seiscientos
preceptos en los que los expertos habían deducido de la ley. Jesús ante todo esto aclara que lo más importante es el amor
a Dios y al prójimo y que en estos dos preceptos tienen su origen y se resumen todas las enseñanzas de la ley y los profetas.

Meditación:

La religión consiste en amar a Dios. El versículo que cita Jesús (Deuteronomio capítulo 6, versículo 5) es parte del Shema:
el “credo” básico y esencial del judaísmo. Esta frase, con la cual también hoy se da inicio a cada servicio litúrgico hebraico,
es el primer texto que todo joven hebreo aprende de memoria. Significa que debemos dar a Dios un amor total, un amor
que controla nuestras emociones, que dirige nuestros pensamientos y que mueve cada una de las acciones.

La verdadera religión comienza con el amor y la entrega total de la vida a Dios. Este amor a Dios debe salir de nuestro
corazón y convertirse en amor a los hombres. Observemos el orden de los mandamientos: primero debe venir el amor a
Dios y después el amor al prójimo. Solo podemos querer verdaderamente a los hombres si amamos a Dios. Esto sucede
porque hemos sido creados a su imagen y semejanza.

También en la sociedad actual el amor a Dios es un factor insustituible. Si eliminamos el amor a Él, con más facilidad se
abre el camino a la impaciencia, a la rabia y al odio entre los hombres. Así, la paz y la convivencia fraternal desaparecen.

Oración:

Te bendecimos Señor porque gracias a la fe y a la acción del Espíritu Santo, hemos descubierto en nuestra vida el amor
verdadero, el cual nos permite acercarnos a ti como hijos y abrir nuestros corazones para amar también a nuestros hermanos
que su imagen tuya. Hoy pedimos que nos ayudes a reconocerte siempre como nuestro único Dios a quien debemos servir
y amar en todo momento. Queremos cumplir tus mandamientos, queremos compartir la alegría de haber experimentado tu
amor, no permitas que se apoderen de nosotros aquellas dudas que nos hacen calcular y cuantificar tu amor, haz más bien
Señor que cada día despertemos a la vida con el corazón dispuesto a acoger tu voluntad, con el alma tranquila para saborear
tus bondades y con la mente abierta a descubrir tu verdad. Enséñanos Señor a amar para vivir mejor. Así sea.

Contemplación:

El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el numeral 735: El amor es el principio de la vida nueva en Cristo, hecha
posible porque hemos recibido una fuerza, la del Espíritu Santo.

Numeral 826: La caridad es el alma de la santidad a la que todos estamos llamados.

El Documento de Aparecida nos enseña en el numeral 138: Para configurarse verdaderamente con el Maestro es necesario
asumir la centralidad del Mandamiento del amor. Este amor debe ser el distintivo de cada cristiano, no puede dejar de ser
la característica de su Iglesia cuyo testimonio de caridad será el primero y el principal anuncio.

Compromiso:
El amor de Dios ha sido derramado entre nosotros y nos invita a reconocerle. Hoy delante de Dios tratarás de hacer un
recuento de lo que hiciste durante el día, ubicando en cuantos momentos de tu vida en este día amaste a Dios y al prójimo.

Lectio Divina. Lunes 30 de octubre de 2023


[REGRESAR]

El amor está por encima de la ley.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra
las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder
del pecado, cuando no envías tu aliento.

Lectura. Lucas capítulo 13, versículos 10 al 17:

Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había ahí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa
de un espíritu malo. Estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de
tu enfermedad”. Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: “Hay seis días
de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado”.

Entonces el Señor dijo: “¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a
abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno
desatarla de esa atadura, aun en día de sábado?”. Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio,
la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para la lectura:

Esta curación se inserta aquí como ejemplo de la ceguera espiritual de la que acaba de hablar Jesús. La curación es la
irrupción del Reino que aporta la salud a esta mujer. La casuística de los judíos permitía curar en sábado solo las
enfermedades más urgentes, pero Jesús piensa que el sábado es un tiempo de libertad.

Meditación:

De entre la mujer y el jefe de la sinagoga no sé quién es el más enfermo. Si aquella que, aunque enferma del cuerpo,
buscaba al mismo Dios para que la curase o aquél que, aunque sano del cuerpo, su corazón estaba lejos de Dios.

Jesús quiere gritarnos: “quedas libre”, pero Él sabe que la verdadera libertad solo se puede dar en el saberse necesitado; en
ser humilde. Él sabe que la verdadera libertad solo puede ser medida por el amor, en la donación… en el perderse a sí
mismo. De lo contrario, nos vemos esclavos de nosotros mismos, nos hacemos esclavos de una perfección exterior que nos
ciega de las necesidades del otro y que nos lleva a darle una importancia superior a aquello que simplemente no lo es…

Por tanto, la verdadera enfermedad no es aquella que me impide ponerme derecho o poder caminar sino aquella que me
impide amar.

¡Sáname, Señor!

En el pasaje del Evangelio hay una palabra que Jesús usa mucho para calificar a los doctores de la ley. “Hipócritas” es la
palabra que más usa para calificarles. Estos son hipócritas porque hacen ver una cosa, pero piensan otra: ellos, en efecto,
hablan, juzgan, pero hay otra cosa por debajo. Nada más distante de Jesús: la hipocresía, en efecto, no es el lenguaje de
Jesús. La hipocresía no es el lenguaje de los cristianos. Es un dato absolutamente “claro”.

(Homilía de S.S. Francisco, 6 de junio de 2017, en santa Marta).

Oración:

Te amo, oh mi Dios. Mi único deseo es amarte hasta el último suspiro de mi vida. Te amo, oh infinitamente amoroso Dios,
y prefiero morir amándote que vivir un instante sin ti. Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno porque ahí
nunca tendría la dulce consolación de tu amor, oh mi Dios, si mi lengua no puede decir cada instante que te amo, por lo
menos quiero que mi corazón lo repita cada vez que respiro. Dame la gracia de sufrir mientras que te amo, Y de amarte
mientras que sufro, y el día que me muera no solo amarte, pero sentir que te amo. Te suplico que mientras más cerca estés
de mi hora final aumentes y perfecciones mi amor por ti. Amén.

Contemplación:

En la contemplación de la Palabra de Dios encontramos como motivación el número 1503 del Catecismo de la Iglesia
Católica: La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo
maravilloso de que Dios ha visitado a su pueblo y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder
para curar, sino también de perdonar los pecados: vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los
enfermos necesitan. Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: Estuve enfermo y me
visitasteis. Su amor de predilección para con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención
muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a infatigables
esfuerzos por aliviar a los que sufren.

Oración final:

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito:

Intentaré hacer un acto de caridad a lo largo del día.

Lectio Divina. Martes 31 de octubre de 2023


[REGRESAR]

La espera paciente.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo creaste.

Tú eres el grano sembrado en la tierra, Don del Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas
sobre nosotros los siete dones; tú, el dedo de la mano de Dios; tú el prometido del Padre; tú que pones en nuestros labios
los tesoros de tu palabra, para extender tu Reino. Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros
corazones, y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne. Aleja de nosotros el enemigo, danos pronto la paz, sé
tú mismo nuestro guía, y puesto bajo tu dirección evitaremos todo lo nocivo. Por ti conozcamos al Padre, y también al
Hijo; y que en ti, Espíritu de ambos; creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu
Consolador, por los siglos infinitos. Amén.

Lectura. Lucas capítulo 13, versículos 18 al 21:

Jesús dijo: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un
hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”.

Y dijo de nuevo: “¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de
harina y que hace fermentar toda la masa”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se lee el texto dos o más veces, hasta que se comprenda).

Indicaciones para lectura:

Al final de esta primera etapa del viaje, y como resumen de las instrucciones que en ella se contienen, estas dos parábolas
ilustran la dinámica del reino. A pesar de sus inicios humildes, su fuerza es irresistible y su crecimiento no se puede detener.

Meditación:

Rezar no es solo para los curas y las monjas. Ir a Misa no está reservado solo a las “beatas”. Aprender la fe católica no es
exclusivo para los niños de primera comunión. Hay muchos tópicos que deben abandonarse si queremos ser fieles al
Evangelio. ¿Por qué? En este pasaje encontramos dos ejemplos.

Jesús habló a los campesinos en su lenguaje. Les explicó cómo era el Reino de Dios comparándolo con un grano de
mostaza. Quería que los agricultores entraran a formar parte del grupo de sus discípulos. También habló de la fecundidad
de sus enseñanzas diciendo que se transmiten como la levadura en la masa de pan. Porque quería que también las mujeres,
las amas de casa, se convirtieran en difusoras de las virtudes evangélicas, y que con su ejemplo, toda la sociedad se viera
transformada.

Por tanto, el papel de los laicos es imprescindible en esta tarea. Todos somos evangelizadores, no solo los sacerdotes y las
religiosas misioneras. Y hay que predicar con el lenguaje de hoy: con la televisión, el cine, la prensa, las redes de Internet...
todos esos son medios puestos a nuestra disposición para hacer avanzar, aunque sea solo un milímetro al día, el Reino de
Cristo.

Oración:

Los apóstoles piden a Jesús aumentar la fe, cada uno de nosotros sabemos cuál es nuestra misión en la vida, y necesitamos
de la fe para poder llevar y hacer que crezca nuestra fe, ser testimonios vivos de la presencia de Dios en el mundo.
Necesitamos celebrar nuestra fe en nuestra familia o comunidad. Nuestra fe une nuestro corazón al de Jesús (En una hoja
escribir lo que te hace decir a Dios a través de esta lectura meditada).

Bendito sea tu nombre, Padre nuestro del cielo, porque Cristo inauguró tu reino de amor entre nosotros con los medios
pobres que tú prefieres para tus obras, sin avasallamiento, impaciencia ni espectacularidad.

Así nos mostró que la fuerza interior del Reino solo necesita servidores pobres e incondicionales.

Jesús fue la semilla y el fermento del Reino que, muriendo en el surco de la cruz, dio origen al hombre y al mundo nuevo
de la resurrección. Concédenos, Señor, abrirnos a la gratuidad de tu amor, conocer tus secretos, mantenernos en la esperanza
activa y saber esperar el día de tu manifestación gloriosa. Amén.

Contemplación:

La Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que en todas partes,
confiesa al Señor, y con ella y en ella somos impulsados y llevados a confesar también creo, creemos.

La Iglesia es una desde el principio, se presenta, no obstante, con una gran diversidad que procede a la vez de la variedad
de los dones de Dios y multiplicidad de las personas que los reciben.

Oración final:

No deja de ser asombroso cómo una porción de harina duplica o triplica su tamaño por el hecho de poner una mínima
porción de levadura… Señor, gracias por ser la levadura que hace mi vida bella, abundante y emocionante, porque me das
la posibilidad de colaborar en la extensión de tu Reino. Pido la intercesión de María, para ser como la levadura: discreto,
sencillo, pero capaz de llenarlo todo de tu presencia y de tu amor.

Propósito:

¿Cómo he visto el crecimiento de la fe en mi vida? ¿Cómo voy a ser testigo de la presencia viva de Cristo en mi comunidad?

Oración final:

Señor, gracias por mostrarme en esta oración el tipo de fe que puede transformar mi vida. Una fe humilde que reconozca
mi fragilidad y te busque. Una fe fuerte que me mantenga siempre unido a Ti. Una fe operante que me lleve a buscar los
medios para purificar mis actitudes, como sería una buena confesión.

Propósito:

Ponerme al lado de los que sufren, pidiendo a Dios que pueda ser un testigo de su bondad.
[REGRESAR]

También podría gustarte