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Autores: Ignacio Campos Ruiz, Ricardo Álvarez Ruiz
A propósito hemos obviado características poco
funcionales como parámetros de lectura. Por la misma
razón, evitamos definiciones confusas de los géneros, ya
que la mayoría de las veces estas no buscan la singularidad
del género sino su esencia; y, por ello, las definiciones
involucran discusiones teóricas que no funcionan como
nortes de lectura. En síntesis, este capítulo presenta el
conocimiento del género literario como un horizonte de
lectura necesario e introductorio para la comprensión,
disfrute, análisis, interpretación y comentario de los
diferentes tipos de textos literarios.
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Autores: Ignacio Campos Ruiz, Ricardo Álvarez Ruiz
El siguiente capítulo corresponde al estudio del género
dramático. Partimos por exponer lo concerniente a este
género, su naturaleza y sus elementos constitutivos a modo
de información teórica y técnica. Sumamos a este contenido
un modelo de análisis de texto dramático con base en
Stradivarius, de Gloria Elena Espinoza de Tercero.
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Autores: Ignacio Campos Ruiz, Ricardo Álvarez Ruiz
Capítulo I: Estética, gusto estético y categorías
fundamentales
1. ¿Qué es la estética?
1
Sánchez Vázquez (1996: 97) reconoce cuatro esferas o regiones
fundamentales de la estética: 1) el arte, 2) la naturaleza, 3) lo
estético técnico y 4) lo estético en la vida cotidiana.
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del conocimiento sensible y de una disciplina filosófica que
reflexiona en torno a la belleza dentro de un espacio
autónomo, desvinculado de la moral o la política, muy
diferente de como la pensaban en la antigüedad clásica.
Sobre el nuevo trazado, la estética se asoció a cualquier
estudio que tuviera por objeto el arte o lo bello. En esa
dirección avanzaron los aportes, tanto de Kant y Hegel,
como de diversos teóricos, para configurar con la estética
una ciencia autónoma. A criterio de Jimenez (1999: 66),
esta autonomía de la disciplina se inscribe en la liberación
de un período mayor del orden antiguo y no se trata de una
verdadera y total autonomía. Difícilmente la estética puede
desvincularse de los factores significativos que inciden,
entre otros, en la concepción artística. La estética, como se
dijo al inicio, existe también fuera del arte.
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Autores: Ignacio Campos Ruiz, Ricardo Álvarez Ruiz
surgió de las relaciones de confrontación entre empiristas2
(al acentuar su reflexión sobre la experiencia estética) y
racionalistas (objetivistas, no se conformaban con
impresiones subjetivas y trataban de descubrir si habían
leyes en el dominio estético y cómo verificarlas) que en el
afán de explicar los arraigos de la estética, promovieron el
interés por el sentimiento o el gusto. En otras palabras, al
enfrentar la obra artística el sujeto que percibe decidirá por
el sentimiento o el juicio. Este dilema de la estética lo
atenúa la necesaria presencia de la razón para explicar los
conceptos empiristas, pues estos se refieren a la experiencia
sensible (sensación, sensibilidad, sentimiento, intuición,
imaginación, sensualidad, corazón, deseo, entusiasmo,
ilusión, invención, placer, pasión, etc.) como fuente de
conocimiento. En todo caso, desligar la razón de aquello
que no lo es se vuelve complejo y hasta contradictorio, ya
que para definir lo no razonable es necesario el concepto
planteado y organizado de forma racional (Jimenez, 1999:
60).
2
Los empiristas, aunque “conceden prioridad a la experiencia
sensible en detrimento de la razón […] no niegan el papel de la
razón, pero piensan que toda idea es la representación a
posteriori de aquello que actúa sobre los sentidos. Dicho de otro
modo, todo aquello que concibo o imagino supone una sensación
y una percepción, un primer contacto con el objeto exterior,
gracias a los órganos de los sentidos. Éstos se convierten, de
alguna manera, en el intermediario obligado entre el objeto y el
espíritu, una mediación sin la cual ninguna representación,
ninguna concepción, ninguna imaginación, serían posibles”
(Jimenez, 1999: 59-60).
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Autores: Ignacio Campos Ruiz, Ricardo Álvarez Ruiz
En este proceso en el que la subjetivación logró arraigo, fue
notoria la relación del gusto con la idea del arte y de la
belleza 3 . En adelante, la estética empirista antepondrá el
estudio del sujeto al del objeto, o sea, hará sentir y juzgar
como bellos los objetos, las impresiones y las obras
artísticas (Plazaola, 2007: 103). Esta subjetivación, vista
como signo de las cuestiones estéticas contemporáneas,
implicó un giro reflexivo:
3
Juan Plazaola (2007: 93) explica: “Al gusto, del que tanto se
había hablado en el siglo xvii, se le vio ahora relacionado con
otra facultad que se llamó sentimiento. Y según fueron
reconociéndose derechos a esta facultad, fue manifestándose la
vertiente subjetiva del hecho estético y admitiéndose cierto
relativismo en los juicios de gusto. Simultáneamente, el arte y el
sentimiento de lo bello, se fueron separando del orden de lo
perfecto, de lo bello normativo; se fue propagando la afición a lo
inacabado, a lo sugestivo, a lo característico, y se fue otorgando
al arte el derecho de deformar la realidad. Ciertos matices del
encanto poético –la gracia, lo sublime, el no-sé qué…- se iban
perfilando, al mismo tiempo que exigían su integración justa en
el universo estético”.
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belleza o de la obra provocan es el primer e
ineludible juez de su existencia o de su validez. La
justificación de estos juicios sobre la belleza y el
arte remite a la validez y adecuación de nuestros
sentimientos ante ellos. (Pérez, 1996: 30-31)
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- Los salones y la crítica del arte, donde las personas
podían contemplar y valorar las expresiones artísticas,
cuando el término salón en ese período estaba asociado con
la idea de “exhibición pública del arte”, como dice
Francisco Calvo (1996: 165). Además de contribuir a la
contemplación, a la crítica artística, en ese escenario se
difundieron tendencias y se propusieron gustos.
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ser bello todo lo que en la recepción producía un cierto
placer… estético” (Bozal, 1996: 24).
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La orientación empirista supone que hay un sentimiento
espontáneo en el sujeto que reacciona a la belleza, y que se llama
gusto, ahí se pone de manifiesto la capacidad de percibir esta
categoría. Por su parte, la estética trascendental, en la que Kant
es exponente, considera las condiciones a priori del
conocimiento sensible, donde la razón pura y universal
solamente la alcanza el sujeto mediante esos a priori asentados
en la mente del ser humano. La estética empirista asumiría la
reflexión del gusto como un tema central. Esta “Fundamenta la
realidad estética en las capacidades humanas, en la ausencia de
fin práctico, en la subjetividad, en el sentimiento y en la
imaginación. Con la idea del gusto, lo bello se define por las
sensaciones o sentimientos que suscita. No obstante, el sentido
de la belleza tiene un carácter universal” (Pérez, 2008: 15).
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puntos de vista acerca de la estética y el gusto, es de
reconocer la notoria fundamentación de la realidad estética
“en las capacidades humanas de la razón, el sentimiento y
la imaginación, se abre el camino hacia la subjetividad
aunque sin abandonar todavía la vieja idea de que lo
estético es, en cierto modo, inseparable de alguna forma de
objetividad” (Pérez, 2008:12).
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Friedrich Schiller ofrece un alto peldaño a la conformación de
la educación para enfrentar la vida y la cultura en la sociedad.
Schiller concebía en sus Cartas (1895), en especial en la IV
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Significa que se trata de mostrar actitud no solo ante lo
bello, sino también ante aquel displacer, como el de lo feo,
lo desagradable, que también es estético. El gusto estético,
ante su pretensión autonómica, tuvo que reconocer la
presencia de la intersubjetividad en el proceso de formación
de juicios en las apreciaciones. No se puede formar y emitir
un juicio sin acudir a otros ingredientes que afectan al
sujeto perceptor y a la relación dependencia/independencia
intersubjetiva. Desde esta perspectiva el gusto estético va a
fluir en relación con las determinaciones históricas.
Asimismo, las resultantes de ejercer el juicio del gusto
activo, fortalece la emoción estética, a criterio de Carlos
Fajardo (2002).
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Dice Bense al respecto: “[…] el trascender en el sentido estético
significa precisamente que la obra arrastra consigo su realidad.
La belleza de un verso […] será perceptible sólo [que] ese verso
exista y esté presente con su rima, su métrica, sus sílabas,
palabras, metáforas, resonancias, etcétera. La belleza, empero,
no coincide con esta realidad, sino que va más allá de ella. La
belleza supera la realidad. Sin embargo, únicamente puede
subsistir en la medida en que la realidad, que es el sostén de ella,
exista y esté presente. La pérdida de ese interés significaría la
anulación de la obra de arte” (Bense, 1978: 129).
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realiza con nuestra participación activa, si estamos
dotados de una sensibilidad que nos permite captar
y entender los caracteres específicos del arte en
cuestión –la literatura en este caso-, y si hacemos un
esfuerzo para entender la intención artística del
autor y su “idioma artístico”, entonces hay
condiciones necesarias para conseguir una vivencia
estética verdaderamente rica, capaz de descubrir
incluso las significaciones ocultas de la obra, y no
solo las que son perceptibles a primera vista. Y las
significaciones que nos comunica o sugiere la obra
de arte proyectan una luz nueva sobre el mundo y
sus elementos, sobre nosotros mismos, nuestra
propia vida (individual y social), las relaciones y los
valores humanos. (Belic, 1983: 44-45).
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Veamos en esta estrofa la participación de lo fónico en
relación con el efecto estético. Lo fónico en estos versos
adquiere estatus estético (belleza)
mediante la combinación armónica de
recursos como la rima perfecta, el pie rítmico, la métrica,
la aliteración y la anadiplosis. Estos recursos desempeñan
una función armonizante. La aliteración (repetición de un
tipo de fonema) viene conformándose en los diferentes
versos, hasta desembocar de manera más concentrada en
el último: “bajo el ala aleve del leve abanico”. Más allá de
este recurso existe un juego fónico muy sugerente con el
sonido ala, que está en cada uno de los cuatro versos; lo
llamativo es que el componente ala está distribuido
gráfica y textualmente formando un zigzag, evocando así
el vuelo del ave o el juego provocativo del personaje.
Asimismo, a excepción del primero, los otros versos
juegan con el recurso de la anadiplosis (estructura o parte
del verso que va al final de este y que se repite al inicio
del siguiente).
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En el siguiente texto el asunto es un poco diferente, ya que
el poema mostrará cierto predominio de lo confesional, de
lo conceptual en una primera lectura. No se privilegia la
rima, ni la métrica, etc., sin embargo, lo estético es
resultado no solo del plano de la significación sino también
de una representación globalizante del texto. Se trata del
poema “Interioridad de dos estrellas que arden”, de Pablo
Antonio Cuadra:
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desde nuestra subjetividad. Podría suceder desde la otra
postura teórica (la objetivista), que considera las
propiedades de la obra como el factor que la hace
estéticamente valiosa. Este criterio de Beardsley y Hospers
(1997: 161), proveniente de la rearticulación del concepto
de estética, es tenido en consideración por José Ramón
Fabelo, cuando anota:
5.1. La belleza
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clásica en general, el objeto era la idea de belleza, la esencia
de esta, y a partir de Kant la reflexión se centra en el
sentimiento subjetivo de lo bello.
7
Prestó las condiciones para el avance de la autonomía del hecho
artístico, que luego aparecerá como arte moderno. Así el arte
logra concebirse como tal, sin la ensombrecida filiación de la
economía, la política o la religión, por ejemplo.
23
y transpira el gozo de representarse a sí mismo (23:
1991).
5.2. La fealdad
25
(un excremento, una carroña en descomposición, un
ser cubierto de llagas que despide un olor
nauseabundo) y la fealdad formal, como
desequilibrio en la relación orgánica entre las partes
de un todo. (Eco, 2007: 19).
5.3 Lo sublime
8
Umberto Eco hacía notar al respecto, que a veces la propuesta
de Burke adquiere contradicciones: “Lo más interesante de su
tratado es sobre todo la relación bastante incongruente de
características que, no necesariamente todas a la vez, aparecen en
los siglos XVIII y XIX cuando se quiere definir lo sublime:
28
como todo aquello que era admirado por su portento,
proveniente de la naturaleza y de los asuntos morales. Estos
se relacionaban con sentimientos, nobles pasiones y
acciones de heroísmo. En tanto Kant plantea que lo sublime
habrá de buscarse en nuestras ideas, considerando que el
artista (en su calidad de genio) juega con la imaginación y
la reflexión9. Además, para Kant no todos los seres humanos
poseen capacidad para lo sublime. En ese sentido Kant,
según Estébanez, concebía que
9
Esta postura, enmarcada en lo trascendental, según Bozal
(1996: 189), indica que “lo sublime proclama el triunfo de la
razón con mayor énfasis y rigor que ninguna otra concepción.
Con cierta exageración en el razonamiento –pero no en su
aplicación-, cabe decir que la razón, y sólo la razón, nos permite
“dominar” al mundo, pues sólo ella nos proporciona ideas que nos
permiten comprenderlo. Es la razón la que acude en ayuda de la
intuición y la imaginación proporcionándole la idea de lo
sublime”.
Distingue Kant entre un “sublime matemático o de
extensión” (aquello “en comparación de lo cual
29
todas las cosas parecen pequeñas”) y el “sublime
dinámico”, como sentimiento de una gran fuerza
natural que despierta nuestras energías morales y
levanta el espíritu a la consideración del sublime
destino humano. (1999: 373-374)
5.4 Lo grotesco
31
de lo insólito; lo grotesco como juego con el absurdo; y lo
grotesco como lo lúdico-terrible, recurso para invocar lo
demoníaco de este mundo. Lo espantoso y lo insólito de lo
grotesco adquiere relevancia en estas apreciaciones de
Kayser. Para este autor “El arte de la actualidad evidencia
una afinidad con lo grotesco como no lo tuvo, acaso,
ninguna otra época” (Kayser, 1964: 9). En este respecto,
Mijaíl Bajtín reconoce los méritos del trabajo de Kayser
pero desaprueba “la concepción general del autor” (Bajtín,
2003: 47). Al estudiar la cultura popular en el Renacimiento
Bajtín la asocia con lo que él denomina realismo grotesco:
9
Estébanez realiza una síntesis de esa orientación bajtiniana de
lo grotesco que se va a proyectar en la cultura: “la categoría de lo
grotesco es especialmente apta para poner en evidencia una parte
de la realidad humana, la de su corporalidad y animalidad
manifestada en sus instintos primordiales. La puesta en
33
acuerdo con la mentalidad del Romanticismo “en el
grotesco romántico el diablo encarna el espanto, la
melancolía, la tragedia. La risa infernal se vuelve sombría y
maligna” (Bajtín, 2003: 43). En el siglo XX renace un
grotesco nuevo y poderoso, complicado y contradictorio,
que se proyecta en dos direcciones: por una parte está el
grotesco modernista, que retoma la tradición del grotesco
romántico; por otra, está el grotesco realista, que sigue la
tradición del realismo grotesco y de la cultura popular
(Bajtín, 2003: 47).
5.5 Lo cómico
10
Destacamos aquí la nota de Koprinarov en relación con lo
cómico y lo humorístico: “En la práctica artística, habitualmente
el humor y la sátira no se encuentran en su forma pura, en el
sentido de que en una misma obra puede haber tanto elementos
de humor, como de sátira y, además, no por casualidad son los
polos de lo cómico; entre ambos fenómenos existen muchas
formas intermedias y muchas modificaciones; por ejemplo, la risa
de Esopo, el sarcasmo agudo de Swift, la sátira alegre de Moliere,
la sonrisa de Voltaire, el humor alegre
37
mecanismo: a) la exageración o la disminución, o sea,
mostrar lo grande como pequeño y lo pequeño como grande;
b) el ritmo que se desvía del transcurso normal de la acción;
c) la sorpresa; d) el malentendido; e) la elección de los
medios inconvenientes para tal fin.
5.6 Lo trágico
40
Ahora que ya estudiamos las categorías estéticas
fundamentales, nos disponemos a ilustrar algunas de estas,
tomando en consideración el interés que adquieren para la
percepción y valoración de la obra literaria. Con este
propósito seleccionamos textos provenientes de autores,
corrientes artísticas y épocas diferentes. Debido a que las
categorías estéticas y las obras tienen carácter histórico y
nuestra percepción tiene un fuerte componente de
subjetividad, manifiesto mediante el gusto y el sentimiento
(pues son libres), es necesario apreciar el texto como un
objeto artístico con predominio de una categoría estética.
La presencia de otra u otras categorías en la misma obra se
debe al funcionamiento de complementariedad entre ellas.
6.1. Lo grotesco
41
Leamos a continuación el Capítulo III de El Buscón (1626)
de Francisco de Quevedo (1580-1645), para pasar después
al comentario de la categoría estética prevaleciente.
42
brazos secos; las manos como un manojo de
sarmientos cada una. Mirado de medio abajo
parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y
flacas. Su andar muy espacioso; si se descomponía
algo, le sonaban los huesos como tablillas de San
Lázaro. La habla ética, la barba grande, que nunca
se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto
el asco que le daba ver la mano del barbero por su
cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese.
Cortábale los cabellos un muchacho de nosotros.
Traía un bonete los días de sol ratonado con mil
gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue
paño, con los fondos en caspa. La sotana, según
decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de
qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían
por de cuero de rana; otros decían que era ilusión;
desde cerca parecía negra y desde lejos entre azul.
Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños.
Parecía, con esto y los cabellos largos y la sotana y
el bonetón, teatino lanudo. Cada zapato podía ser
tumba de un filisteo. Pues ¿su aposento? Aun arañas
no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que
no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La
cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado
por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y
protomiseria.
Comentario
43
lograr la acentuación de lo grotesco de dicha figura, sirven
de contraste con la imagen de belleza física del ser humano
en general. En el texto esta deformación se realiza mediante
elementos descriptivos directos que dimensionan y afean
los rasgos: “largo en el talle”, “cabeza pequeña”, “ojos
avecindados en el cogote”, “la nariz, de cuerpo de santo,
comido el pico”, “las barbas descoloridas”, “ los dientes, le
faltaban no sé cuántos”,
“brazos secos”, “la barba grande”. Otras veces, la imagen
grotesca se consigue mediante el mecanismo de
comparación que asocia lo corporal humano con rasgos de
objetos y animales: “el gaznate largo como de avestruz”,
“manos como un manojo de sarmientos cada una”, “parecía
tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas”, “Su
andar muy espacioso; si se descomponía algo, le sonaban
los huesos como tablillas de San Lázaro”.
44
personaje grotesco: “Traía un bonete los días de sol
ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa”;
asimismo,
45
diferentes realidades. Asimismo, el lenguaje literario de lo
grotesco ha contribuido a expresar la diversidad de formas
de una realidad concreta en un sentido crítico. Esta imagen
grotesca en El Buscón es un recurso que media la crítica
social e ideológica en la España del siglo XVII, en
particular con la entrada en crisis de los valores humanistas,
que reclamaría la novela picaresca, como en este caso.
6.2. Lo cómico
46
gritaba que bajara, que no fuera estúpido en creerse
con alas, que aquello de volar no era oficio de la
gente sino de los pájaros. No lo escuchó; y dueño ya
de más valor y práctica, sobrevoló otro día la casa
de Pedro el tendero a la hora muy temprana en que
la Mercedes Alborada solía bañarse en una caseta
sin techo entre los naranjos del patio, en la intención
de contemplarla desnuda.
Comentario
49
En el pasaje notamos el interés por provocar risa en el
lector, debido a los esfuerzos ingentes que hace el personaje
Camilo el campanero por volar y así conquistar a una mujer.
Con esta imagen de Camilo la comicidad ridiculiza al
personaje arquetípico de don Juan, el conquistador de
mujeres. Los mismos artificios del personaje para lograr su
objetivo son ridículos y, en consecuencia, cómicos: el
entrenamiento de volar como pájaro, las caídas durante ese
entrenamiento, el extravío y los fracasos. Todos ellos dan
cuenta no solo del recurso inadecuado para volar, sino
también del recurso inadecuado para conquistar a una
mujer. Este pasaje aplica el mecanismo de comicidad en el
que la elección de los medios son inconvenientes para ese
fin, de acuerdo con el enfoque de Lazar Koprinarov. Este
tipo de mecanismo emplea el texto cuando el campanero
volador realiza el envío de objetos (estilo delivery), o
pregona con megáfono anuncios publicitarios en la
comunidad.
6.3. Lo trágico
51
Ahora leamos el poema IV de España, aparta de mí este
cáliz, de César Vallejos (1892-1938), para observar cómo
el discurso empleado está basado en la categoría estética de
lo trágico.
Ruegos de infantería,
en que el arma ruega del metal para arriba,
y ruega la ira, más acá de la pólvora iracunda.
Tácitos escuadrones que disparan,
con cadencia mortal, su mansedumbre,
desde un umbral, desde sí mismos, ¡ay! desde sí
mismos.
Potenciales guerreros
sin calcetines al calzar el trueno,
satánicos, numéricos,
arrastrando sus títulos de fuerza,
52
migaja al cinto,
fusil doble calibre: sangre y sangre.
¡El poeta saluda al sufrimiento armado!
Comentario
6.4. Lo sublime
El siguiente caso ilustra la categoría de lo sublime mediante
una de las rimas del poeta español Gustavo Adolfo Bécquer
(1836-1870).
RIMA XLI
53
Tú eras el huracán, y yo la alta torre
que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme...!
¡No pudo ser!
54
pasiones tan fuertes y contrariadas que hacían previsible la
ruptura total.
55
Después de haber leído el poema podemos determinar de
manera racional los elementos de apropiación de la realidad
ahí presentes: ideas, imágenes de la realidad, sentimiento,
estructuras lingüísticas y poéticas, entre otras. Concibamos
estos hallazgos como componentes que integran un todo
llamado texto poético. En este, su autor (Pablo Neruda)
materializa una actitud ante la vida, haciendo con el
lenguaje un producto estético-literario, es decir, crea una
nueva realidad que reside en la escritura.
58
Capítulo II: La singularidad de la literatura
59
La literatura se puede considerar una forma de
conocimiento porque con ella a lo largo de la historia se ha
intentado comprender al hombre y sus múltiples
preocupaciones; surgen así temas como el significado de la
existencia humana, la mortalidad y la inmortalidad del
hombre, las relaciones entre las personas (Amorós, 1980),
la libertad y el destino del individuo, la interpretación de
Dios, el pecado, la salvación, el amor, la familia, el estado,
etc. La literatura nos muestra, entonces, la posición de un
autor ante una o más situaciones vividas por el ser humano.
Sin embargo, debemos tener claro que en la literatura no se
expresa un conocimiento filosófico, sino una actitud ante la
vida (Unger, citado por Wellek y Warren, 1974: 139)). Esta
diferencia ilustra la singularidad del conocimiento presente
en la literatura.
60
Por otra parte, expresar una actitud ante la vida, como ya
dijimos, es expresar un juicio de valor; por ello, la literatura
también nos comunica una interpretación de la realidad.
Este juicio, sin embargo, no siempre se expresa de forma
explícita; por ejemplo un autor nos muestra en un poema
aquellos elementos del mundo que le han parecido
interesantes o importantes, y este parecer podemos
considerarlo una forma implícita de juicio (Belic, 1983:
24).
11
A la concepción del mundo también la podemos llamar visión
del mundo, cosmovisión y representación del mundo.
61
cosmovisión y tendemos a actuar de acuerdo con esa
visión (Cano, Mestres y Vives, 2010: 275- 276).
62
historia literaria y la semiótica, por mencionar a las más
conocidas.
63
En esta historia se puede hablar de una visión del mundo en
la que se presenta al hombre como un ser abocado a la
muerte y en la que la naturaleza americana lo rechaza
(Acereda, 2001: 8-9).
[…]
67
del luciente cristal tu gentil cuello;
12
Aristóteles llama poeta a todo creador de obra literaria. Poeta
debe entenderse como una expresión que se refiere al creador
literario.
69
La realidad en la literatura siempre estará mediada por la
subjetividad del ser humano. Por ello, “el artista, siempre,
consciente o inconscientemente, debe elegir la porción de
realidad que considera y la transformación artística a que la
somete” (Amorós, 1980:36). La búsqueda de la
transformación de la realidad en el texto literario debe ser,
por tanto, un horizonte de lectura ineludible.
70
en este caso una modificación por añadidura porque el mar
en sí mismo no significa nada, pero el hombre al
humanizarlo lo dota de significado. Por eso es que se puede
afirmar, como lo hace el crítico Raymond Jean, en Amorós
(1980:33-34), que ciertamente la literatura proviene de la
realidad, pero el artista literario la desborda, la prolonga y
la desarrolla.
Al costado de la barca
mi corazón he apegado, al
costado de la barca de
espumas ribeteado.
En la proa poderosa
mi corazón he clavado.
Mírate barca que llevas el
vértice ensangrentado.
71
Lávalo, mar, con sal tremenda,
lávalo, mar, lávalo mar.
O me lo rompes en la proa
que no lo quiero más llevar.
Los sentados
74
llena el ojo agónico del perro apaleado, y
sudas, prisionero de un embudo feroz.
75
Hay otros tipos de transformación de la realidad que son
radicales. Se trata de todos aquellos textos narrativos que
alteran las leyes de la realidad. Algunos de estos son los
relatos fantásticos y los que pertenecen al realismo mágico
hispanoamericano. Dentro de la primea vertiente podemos
mencionar innumerables relatos de Cortázar en los que
suceden hechos inimaginables en nuestro mundo: hombres
que vomitan conejos, jóvenes que empiezan a hundirse en
el suelo y viven su vida cotidiana sin que nadie se percate
de su particular situación física, seres que desde el pasado
precolombino sueñan con ser modernos hombres de las
urbes del siglo XX, etc. Dentro del realismo mágico
podemos mencionar algunos de los hechos sorprendentes
imaginados por García Márquez: jovencitas que suben en
cuerpo y alma al cielo mientras tienden la ropa; niños que
navegan en un manantial de luz que surge de los bombillos,
etc.
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[…] la apropiación del mundo reproducida por la obra
de arte ensancha nuestra experiencia vital, enriquece
nuestra cultura sensorial, sentimental e intelectual,
nos ayuda a formarnos nuestra propia idea del
mundo, a entender la situación del hombre en él, a
captar la esencia y el sentido de distintos aspectos y
manifestaciones de la vida, y de la vida toda;
eventualmente influye hasta en nuestro
comportamiento. Por medio del arte vamos al
encuentro de nuestro deseo de ser hombres
integrales. Al conocer y sentir los destinos humanos
ajenos que nos presenta, por ejemplo, la literatura,
superamos la limitación de nuestra propia vida y de
nuestro propio ser, y nuestros anhelos y problemas
sociales humanos.
78
empírico (el que obtenemos por medio de la experiencia).
Por eso, sin leer literatura el ser humano queda cercenado
de una visión total de su realidad.
80
Capítulo III: Los géneros literarios
1. Género dramático
13
Al hablar de teatro tenemos que diferenciar entre el texto y su
representación en escena. Ambas caras de la moneda de la
experiencia teatral tienen sus técnicas de análisis e
interpretación. En este material, solo nos referimos a aquellas de
la parte textual del teatro.
81
Trancón (2004), singulariza al teatro respecto de los otros
géneros literarios.
82
acotaciones como a los diálogos, con sus disdascalias,
puesto que estos por separado aportan información
incompleta. Las acotaciones son incapaces de construir la
acción o mostrar la naturaleza de un personaje; y el diálogo
es insuficiente para construir la fábula, pues esta no queda
completa ni inteligible sin el aporte de las acotaciones que,
además de ubicarlos en espacio y tiempo, suelen llenar los
vacíos dejados por estos, tales como estados de ánimo y
sentimientos, entre otros (Bobes, 1997: 178-179).
86
textos dramáticos. Así la extensión temporal de los hechos
destinados a la escenificación, es decir el tiempo patente,
siempre tendrá limitaciones que permitan adecuar los
hechos a la capacidad y resistencia de los actores y
espectadores. En cuanto a la velocidad, en el texto
dramático se producen divergencias entre la velocidad de la
historia y la de la representación. Particularmente, en el
comienzo de Hamlet las acciones de los personajes toman
un tiempo de lectura o representación de solo unos minutos,
pero toda la ficción comienza a las doce de la noche y
termina con la salida del sol (García, 2001: 104108).
88
Por otro lado, la sistematicidad del drama no solo consiste
en la mayor trabazón entre las acciones principales y la
secundaria. El texto dramático, por convención, aún
mantiene hasta la actualidad las partes cuantitativas de
principio, medio y final (Bobes, 1997: 290). Dicho de otro
modo, además de unidad, el drama tiene integridad: una
acción entera o acabada (García, 2001: 74). La obra teatral,
entonces, se caracteriza por el orden y la trabazón, esto es,
que las partes en que se dividen los acontecimientos son
todas necesarias, de tal manera que las partes no puedan
suprimirse o alterar su orden sin que se trastorne el todo.
Además, el conjunto de la obra debe ser recordable para que
el lector y, en especial, el futuro espectador puedan
interesarse y comprender la obra (Trancón, 2004: 536).
93
autor. No estamos ante una emoción o una impresión
fugaz, pero sí ante una concepción sobre las realidades
aludidas en el poema; así, Delio, en el poema, más que un
amigo de Horacio es un ejemplo de persona destinada a la
muerte y que, por ello, debe gozar de la vida antes de su
inevitable fin; por otra parte, las sombras de los árboles y
la frescura de un río son muestra de que la naturaleza está
hecha para el disfrute del hombre; y, finalmente, las
propiedades de Delio son evidencia de que nada nos
llevamos a la otra vida.
Este cambio de una forma popular a una culta es, por otra
parte, una muestra de cómo los géneros líricos con el pasar
de los siglos se acercan cada vez más a la subjetividad
plena. No solo la canción, a medida que han avanzado los
siglos, ha perdido su manifestación colectiva, lo mismo ha
sucedido con las odas, las elegías y hasta los himnos. Dicha
alteración es una muestra de que el género lírico se ha ido
acercando cada vez al intimismo y al individualismo;
cambio que se produce con mayor fuerza en el siglo XIX
durante el romanticismo, época en que la lírica se establece
como el medio literario para la exaltación del “yo”. Ya en
la modernidad, la lírica se entiende como plasmación verbal
de las vivencias subjetivas e íntimas del individuo; una
plasmación que se entiende como liberación en la palabra y
a través de la palabra (Spang, 2009: 1248-1249).
Todo lo anterior permite a Martín y Fernández (1973: 18)
considerar al texto lírico como un proceso comunicativo en
el que un poeta ha creado imágenes sensoriales, música e
ideas en un poema con el fin de que los lectores u oyentes
participen de la emoción experimentada por él. De manera
parecida otros (Alonso, 1960: 90-91) expresan que un
espíritu subjetivo crea un conjunto de formas objetivas en
un poema con la intención de comunicar un sentido que
demanda ser recibido comprensivamente por otro espíritu
subjetivo. Por ello, el lector debe considerar al poema como
una forma objetiva, es decir, como una forma que es posible
95
captar a través de recursos retóricos, sonidos, sintaxis y
léxico, y que se debe desentrañar para captar un sentido
surgido de una subjetividad en la que caben emociones,
sentimientos, impresiones, reflexiones, convicciones, etc.
96
de nostalgia, de tiempo recordado, de tiempo ido, etc.
(Trancón. 2004: 308)
99
debemos estar atentos siempre a ese significado segundo en
el poema, y considerar que el discurso lírico siempre es
rico en sugerencias e insinuaciones (Spang, 2009: 1245).
La violeta marina
La violeta blanca
Se perfuma en su tallo, La
violeta marina frágil como
ágata, permanece contra todo el
viento entre conchas rotas en el
banco de arena.
Violeta
100
Tu asimiento es débil en el borde
de la colina de arena, pero coges
la luz –
escarcha, una estrella orla con su fuego
103
Judith, espada y fuerza de Betulia;
Cleopatra, encantadora de coronas,
la luz tuvieron de tus ojos, Julia.
3. Características de la novela
107
en los que se materializan las ideas trasformadas en acción
vivida (Bobes, 1993: 181).
3.3 Polifonía
110
enunciado está en interacción compleja con los otros; se une
a algunos, rechaza a otros, o se entrecruza con los demás.
De esa forma cada expresión de un hablante siempre está
socialmente determinada: es parte de una ideología, de un
momento histórico, de una clase o institución social, etc. El
novelista admite este plurilingüismo y lo convierte en el
núcleo semántico de su obra enfatizando las diferencias
sociales, históricas e ideológicas de las que no son
conscientes las personas. Subraya los distintos orígenes,
intenciones, valores, etc. presentes en cada enunciado. En
la novela, entonces, las expresiones reciben diverso
tratamiento; unas son empleadas para expresar las
intenciones semánticas y expresivas del narrador, otras son
rechazadas de diversas maneras –presentándose de forma
humorística, irónica, paródica– y a otras simplemente se les
remarca su origen e ideología (Bajtín, 1989: 94-97).
114
Las cursivas (usadas por el autor de la novela) delatan la
presencia de la voz del padre del pequeño Charles. Así en
este fragmento se encuentra la voz principal, la del narrador
omnisciente, mezclada con la voz de uno de los personajes
de la obra. Dos voces, entonces, se armonizan para narrar
y a la vez valorar la educación que recibía el joven Charles
Bovary. Por último, en esta novela se integran expresiones
que delatan prejuicios, creencias y maneras de ver la
realidad y de vivirla de una clase social (Vargas Llosa, 87-
90), tal es el caso de la siguiente frase del señor Bovary:
“teniendo tupé, un hombre siempre triunfa en sociedad”,
sentencia que, expresa una filosofía pragmática y optimista,
de un individualismo fiero, la mentalidad del triunfador que
cree que en la vida querer es poder; o cuando la madre de
Charles opina que Emma, su nuera, es de un tono
demasiado subido para su posición económica, idea que
delata a una clase conformista y clasista, prudente,
convencida de que cada quien debe contentarse con lo que
tiene y no intentar salir del casillero económico-social que
ocupa, que propugna la resignación como virtud. Mediante
estas frases los personajes se desindividualizan y pasan a
encarnar a una comunidad (Vargas Llosa, S.F 81-86).
Dicho de otra manera, con estas expresiones el novelista ha
insertado el plurilingüismo, enfatizando las diferencias
sociales, históricas e ideológicas de una clase social, y
distanciándose de estas por medio de una voz contraria a las
de este grupo social prejuicioso y conformista.
116
y el devenir del Hombre inscrito en la Historia y en la
Sociedad”. Este rasgo concuerda en cierto modo con las
ideas de Lukács sobre la novela: representación de la
totalidad secreta de la vida; de Goldmann: enfrentamiento
entre el personaje y el universo novelesco en
correspondencia con la situación concreta del capitalismo;
de Bajtín: representación artística de la realidad
contemporánea, imperfecta y cambiante; de Ricoeur:
pretensión de redescribir la realidad según las estructuras
simbólicas de la ficción, y del propio Ayala: la búsqueda de
respuestas a una serie de preguntas radicales del hombre,
necesitadas de una respuesta antropocéntrica tras la quiebra
de la sacralización y la fe medievales.
121
trama. Dicho de otra manera, hay un eje temático y
narrativo que se encontrará reiterado en el relato.
4. 2 Narración implícita
123
4.3 Énfasis en la revelación de la condición humana
124
Es importante destacar que por el carácter condesando del
cuento muchas veces lo revelado subyace en lo implícito
del relato. Así sucede en “El gato bajo la lluvia”, cuento en
el que, entre otras cosas, se develan las absurdas maneras
en que el ser humano busca compensar la ausencia de
afecto. Pero esta revelación nunca es dicha por nadie en el
relato: ni por el parco narrador, ni por los personajes. Sin
embargo, es una revelación que quizá todo lector del cuento
llega a percibir.
125
Capítulo IV: Elementos para el análisis del
texto lírico
126
b) Particular intensidad del significado, unida a las
características de brevedad y complejidad. Esta
intensidad está asociada a la participación de lo afectivo
del lenguaje poético. La intensidad supone la totalidad,
por construir en el poema un mundo desespacializado y
destemporalizado.
1.1. Géneros
130
e) Poemas dialogados, entre otros podían entrar las
églogas, aunque no todas son dialogadas.
131
1.2. Título
c) A tiempo y espacio
es un tema?
2.2.1. Isotopías
134
semema, a su vez aquellas pueden agruparse en una isotopía
que las englobe a todas (metafórica) en un nivel superior14.
b) Tópicos de cosa:
14
El uso de la isotopía en el comentario del texto poético puede
resultar de mucho provecho, razón por la cual es recomendable
consultar la información al respecto, entre ella la de A. J.
Greimas, F. Rastier o de José María Pozuelo.
135
- Tópicos de la creación literaria: tópica del exordio,
invocación a las musas, “no encuentro palabras”, analogías
literarias, tópica de la conclusión, o de la inefabilidad.
-Tópica de la consolación
137
Aparte de la forma directa o indirecta de los temas, hay que
tener en cuenta que su aparición también depende de los
períodos históricos y de los géneros literarios. En este
sentido, lo social e ideológico moviliza temas que expresan
inquietudes y modas de la época. De igual manera, el
género literario no solo condiciona el aspecto formal, sino
también líneas temáticas.
3. Estructura textual
139
determinada flexibilidad, se combinan y difícilmente los
encontramos en una estructura pura.
140
mas como se me puso Amor delante
la gran corriente de las ansias mías
fue fuerza que en el mundo se sintiese.
Te lo he dicho…
3.4. La desestructura
143
que de la vida se alimenta, mas sin la cual
la vida se apagara.
146
c) La ausencia de situación extralingüística o
lingüística del mensaje poético, carencia que hace difícil
imaginarse la situación comunicativa en que tiene lugar la
enunciación. Ejemplo de ello son los versos del “Romance
sonámbulo” de García Lorca:
147
la importancia relativa y la capacidad semántica de cada
una de ellas en la situación en el contexto. No es lo mismo
la acumulación de adjetivos en un lugar privilegiado, como
es el de la rima, que los mismos adjetivos esparcidos en
lugares más “anónimos”.
a) Sustantivos
[…] La madera,
el temblor de la lámpara, el cristal
visionario, los frágiles oficios de los
muebles, guardan bajo sus apariencias
el continuo regresar de mis años, la
espesura tenaz de mi memoria, toda la
confluencia simultánea de torrenciales
cifras que me inundan.
148
El fragmento se inicia con un despliegue de nombres
concretos (“madera”, “lámpara”, “cristal”, “muebles”),
pero ya incluidos dentro de una categoría abstracta
(“temblor”, “oficios”). Al final, los nombres abstractos
(“espesura”, “confluencia”) invaden el poema, y el
contorno de los objetos concretos queda difuminado y
borroso.
b) Adjetivos
149
“clara y amiga Noche”, donde queda patente que el adjetivo
“clara” no conserva su significado literal, sino que tiene
solo el sentido positivizador del objeto.
c) Artículos
d) Verbos y adverbios
a) Yuxtaposición / coordinación
b) subordinación
152
y aunque el céfiro esté (porque le crea),
tasando el viento que en las velas cabe, y
el fin dichoso del camino grave
en el aspecto celestial se lea,
153
contenido, por el hecho de no tener verbo principal. La
capacidad de sugerencia de los subjuntivos le da un matiz
de irrealidad.
155
hecho de ocupar el último lugar del verso (posición de
rima).
156
con la palabra que ocupa el primer lugar del siguiente
hemistiquio "yelmo", y de nuevo se pone de manifiesto el
contraste: la "corona de rey" es en realidad un "yelmo", pero
a la vez este "yelmo" es "corona" porque está rodeado de la
áurea “ilusión", y aquí tenemos otro coupling: ambas
palabras, en efecto, ocupan las posiciones finales del
hemistiquio y se unen por formar parte de una frase hecha
("dorada ilusión").
15
Quiasmo es una figura que consiste en ordenar de manera
cruzada palabras o componentes de dos sintagmas, de manera
que en la segunda secuencia se invierta el orden de la primera.
157
No ocurre lo mismo con los dos últimos versos (por la
adarga al brazo, toda fantasía/y la lanza en ristre, toda
corazón.), su estructura paralelística es perfecta. La base de
la relación es evidente entre los términos "adarga" y
"lanza", que pertenecen al mismo campo semántico. Sin
embargo, el vínculo entre "fantasía" y "corazón" no está tan
claro, pero se intuye enseguida: estas dos palabras, aparte
de formar un emparejamiento entre sí, forman un
emparejamiento con otra que ocupa también el lugar de la
rima, "ilusión". En tanto, "fantasía" empareja con "ilusión"
por una evidente relación semántica y "corazón" lo hace por
su sonido (la misma estructura fónica), con lo que se
contagia de la significación de "ilusión". Además, si la
posición de "brazo" y "fantasía" los empareja (final de
hemistiquio), como estaban emparejados "yelmo" o
"corona" e "ilusión", tenemos que la fuerza de don Quijote
no reside fundamentalmente en el brazo o en la cabeza, sino
en el corazón, donde también se dice reside la tristeza. Así,
el "corazón" final recoge todos los elementos que venían
desarrollándose: ilusión, fuerza y tristeza. Don Quijote es
el héroe de la ilusión sentimental. Además, la palabra
"todavía" forma un emparejamiento fónico (y semántico
etimológicamente: "toda vía") con "toda fantasía" y "todo
corazón", y por ello el significado de persistencia que tiene
el adverbio resuena también en los cuantificadores ("toda
fantasía" y "todo corazón") dotándolos de una temporalidad
en permanencia que los convierte en "siempre fantasía" y
"siempre corazón".
4.3.1 Acento
159
(Leopoldo Lugones)
4.3.2 Pausas
4.3.3 El encabalgamiento
162
garras y dientes de tremendo lobo, mi
destrozado verso se levanta?
(José Martí)
163
Los dos primeros versos tienen un encabalgamiento suave,
iluminado por la imagen de la sonrisa; sin embargo, con el
corte abrupto en “y amparo” empieza a notarse una ruptura
del ritmo fluido, empieza a notarse una ruptura del ritmo
fluido, el movimiento se vuelve más punzante, y refleja
también de alguna manera la “fatiga”. El encabalgamiento
abrupto “modesta/ espuma” comienza un movimiento de
idas y venidas que reflejan el movimiento del oleaje a la vez
que pone de manifiesto la “modestia” de la “espuma”, que
se queda enterrada, empequeñecida en el corte abrupto. A
partir de entonces la ida y venida del mar se hace sonar en
los encabalgamientos abruptos. “bello / del uso”, “entrega /
creándola”, “encarcelado del mar”.
164
elucidar ese temblor con que
contemplamos los astros como lo afín
….
4.3.4 La rima
165
En el siguiente ejemplo de Quevedo la rima une dos
realidades en una cosmología amenazante: los montes que
suben hasta el cielo y las estrellas que acechan:
a) La metáfora
167
nido de arena va la muerte a
incubar.
La primera metáfora (codorniz de metal) se conoce como
metáfora pura, pues el término real (la ametralladora) no
aparece. El valor semántico de esta metáfora es su
capacidad de crear una paradoja en relación con la
ametralladora. En primer lugar, el arma, instrumento de
violencia contrasta con la mansedumbre de la codorniz; en
segundo lugar, la ametralladora, cuya función es quitar la
vida, se concibe a través de la metáfora, como un ser vivo.
La segunda metáfora (nido de arena), cuyo término real es
el sitio donde se entierra la ametralladora para disparar,
sirve para crear la paradoja del verso cuarto: incubar la
muerte.
b) La metonimia
168
Para ejemplificar el significado de la metonimia en un
poema recurrimos al terceto final del soneto de Quevedo
“!Ah de la vida¡”, cuyo tema es la fugacidad de la vida:
169
Luján Atienza (1991: 155-156) hace de un hipérbaton en un
poema de Góngora.
171
- Nivel léxico
Comentario
- Nivel morfosintáctico
173
Se alude al yo lírico y a la amada por medio de abundantes
posesivos, unos referidos al hablante poético y otros a la
amada ausente.
174
El segundo emparejamiento:
El tercer emparejamiento:
- Nivel fónico
175
Hay rimas asonantes que en su mayoría se forman con la
vocal “o” presente en la palabra “Dios”, y que sugieren la
omnipresencia de la figura divina en todo el poema.
Además creemos que las rimas de los últimos tres versos
(“amor”, “cariños”, “Dios”) resaltan la idea cristiana de que
Dios es amor. Por tanto, el yo lírico que ha perdido el amor
de la amada, se siente seguro porque tiene el amor del
creador.
- Estructura
- Contenido
176
Motivos: Hay dos motivos principales: 1) la ruptura
amorosa; 2) Dios como fortaleza del ser humano. La
originalidad del poema consiste en la combinación de estos
motivos para ofrecer una solución cristiana al problema de
la ruptura amorosa, hecho que muestra a Dios como
principal fortaleza del ser humano. Por tanto, la visión del
mundo de este poema es claramente cristiana.
177
fundamental será la narración de sucesos, particularmente
complementado con las modalidades de la descripción, la
argumentación y el diálogo.
1. Consideraciones preliminares
180
Otro asunto por considerar en el comentario de textos es la
contextualización o localización de la obra. Es cierto que el
trabajo de comentario se realiza sobre el texto mismo su
inmanencia- pero no está demás dejar constancia de las
condiciones en que la obra surge, pues una vez publicada
pasa a las diversas maneras de recepción. Cuando la obra
es de producción reciente no cuenta con la recepción crítica
que ofrezca una versión de ella. Esto no deberá ser limitante
para el lector, si este cuenta con una orientación, que ayuda
a enfrentar al texto. En este caso es necesario buscar y
construir aquella información correspondiente a aspectos
autorales, corriente literaria, relaciones con situaciones
extraliterarias, entre otras, y que puedan tener alguna
relación estrecha con la obra. Aquella información que no
abona para esta condición resultará innecesaria.
2. Elementos de la narración
183
que existen sucesos elementales a partir de los
cuales se ha conformado una trama es igualmente
una inferencia, una construcción del lector. Al
hablar de los sucesos que se estructuran en una
trama, resaltamos la importancia y la estructuración
de ésta. (Culler: 2014: 104-105).
184
(acontecimientos y acciones), descripciones, análisis
psicológicos, etc. […] Entre los hechos, tienen mayor
realce, dentro de los textos narrativos, los que constituyen
acciones, y cuya sucesión y conexión constituye la trama”
(Segre, 1985: 110). Tomashevski se había referido a la
relevancia o no de ciertas acciones y acontecimientos de la
narración al momento de determinar los motivos y su
estrechez con la trama:
185
Podemos referirnos ahora al tema de la obra. La
determinación del tema lleva al intérprete o lector del texto
a la aprehensión, superando los vacíos y hace que retenga
el sentido de lo leído, que es compatible con ese tema. El
tema está estrechamente asociado a la idea fundamental de
la historia contada, pues por parte del comentarista viene a
ser una síntesis y una abstracción de lo leído, a la vez. Si
bien nos podemos encontrar con ciertos textos literarios de
carácter poli-isotópicos, por desarrollar varios temas a la
vez, como dice Maingueneau (1999: 97), no obstante, uno
de ellos será el prevaleciente, de acuerdo con la jerarquía
que ocupa en la historia narrada.
2.2 El personaje
192
-El narrador protagonista, está inserto en las acciones y
cuenta con sus propias palabras sus experiencias, desde la
primera persona gramatical.
193
segunda o tercera) y, sobre todo, desde qué posición
se va a narrar esa historia (desde una conciencia
omnisciente, desde el protagonista de la obra,
desde un personaje secundario, desde la
perspectiva de varios personajes, etc.) y a qué
distancia va a quedar el lector respecto de esa
historia narrada. (Estébanez, 1999: 890-891) (Las
cursivas son nuestras).
194
El punto de vista ha sido estudiado por diversos autores con
base en diferentes terminologías y procedimientos, como la
adoptada por Gérard Genette (1989: 244-248) referida a la
focalización. Este teórico al retomar el estudio de la visión
mediante el término de focalización, advierte que esta no es
aplicable a la totalidad de una obra, solamente a
fragmentos, además de que hay formas de focalización muy
sutiles entre ellas. Diversos autores han realizado
acotaciones, comentarios y han desarrollado este tipo de
análisis a sus modelos de lectura narrativa. En lo particular,
la focalización refiere lo siguiente:
195
La focalización interna fija se logra cuando el narrador
filtra los sucesos mediante un único personaje, como
sucede en la novela Bananos (1942) determinada por un
narrador autodiegético que desde su posicionamiento
percibe el sufrimiento de la gente pobre en las bananeras de
Costa Rica:
196
filmadora, solamente relata lo que ve y escucha. Su
formulación es: Narrador < Personaje. Esta es una
modalidad con mucha restricción de conocimiento como
sujeto perceptor.
2.4 Espacio
197
El espacio es, no sólo el ámbito de desarrollo de la
acción, sino, también, el condicionante de
determinados rasgos sicológicos de los personajes
[…], así como de ciertos modelos de conducta y de
la propia incardinación del personaje en el estrato
social correspondiente. […] En algunos relatos se
percibe una especie de simbiosis entre el espacio y
los personajes, impregnados de las características
del paisaje […]. En otros el paisaje se convierte en
una metáfora, enunciada ya en el mismo título de la
obra. (Estébanez, 1999: 362).
198
con presencia de voces, al estilo Comala en la novela de
Juan Rulfo (Garrido, 2009: 737-742).
199
que atraviesan los personajes, generando así las
posibilidades de configurar planos narrativos
independientes.
200
cómo se degrada a los virtuosos. Vuelvo asqueado
de las jefaturas corruptas, de la infamia de los
capataces.
2.5 Tiempo
202
En la narración enmarcada, en cambio, no se mantiene el
mismo marco del relato principal. Este se renueva por la
presencia de un narrador diferente que se ubica a sí mismo
y sitúa su historia en circunstancias espaciales y temporales
distintas.
203
3. Ejemplo de análisis de novela: El coronel no
tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez
3.1 Introducción
206
intestinos, un toque de campana le recuerda que tiene que
acudir a un entierro, en el sepelio conversa algún tema
cotidiano y regresa a casa.
207
La totalidad argumental de esta novela está sustentada por
la unidad temático-estructural mediante la articulación
sistemática de los motivos, a saber:
208
fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra,
y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la
olla hasta cuando se desprendieron las últimas
raspaduras del polvo de café revueltas con óxido
de lata. (p. 7)
209
lombrices en el barro, el coronel volvió a sentir el
mes aciago en los intestinos.
210
efectivamente en su hijo. ‘Esos malditos gallos fueron su
perdición’, gritó. ‘Si el tres de enero se hubiera quedado en
la casa no lo hubiera sorprendido la mala hora’”) (p. 50)
211
destruyendo, sin esperanzas reales de obtener alguna
solución.
212
surge algún dato o antecedente de los personajes y sucesos
gracias a la libertad del narrador de posicionarse tanto en la
interioridad como en la exterioridad de los personajes. La
fórmula predominante empleada en El coronel no tiene
quien le escriba es Narrador > Personaje. Veamos:
3.4 El espacio
214
constante angustia-paciencia, están la oficina de correos y
el puerto, desde donde se palpa la ubicación periférica de
esta comunidad y sus efectos:
215
3.5. El tiempo
218
conflicto es agudizado por la muerte del hijo, quien se
aventuraba en la gallera y distribuía información
clandestina.
220
presión de la mujer para que el coronel venda el gallo,
provoca que ella, con disgusto, caracterice a su marido
como “caprichoso, terco y desconsiderado”
(p. 95).
221
consideraba que la manutención del animal implicaba
mantener el orgullo y la dignidad.
222
Otro personaje secundario es Agustín, hijo único del coronel
y su esposa, fue asesinado por un guardia, al distribuir
información clandestina cuando se encontraba en una
gallera. Era oficial de sastrería y dueño del gallo que heredó
a su padre, él tenía diferentes amigos, quienes siguieron su
misma afición y oficio. Simboliza una nueva generación que
comenzaba a tomar conciencia de los problemas
sociopolíticos, por eso el gallo sería el símbolo de rebeldía
y los amigos de Agustín le muestran admiración.
Conclusión
224
entre sus elementos, dando testimonio de la obra como un
todo integrador y sistémico.
16
Para De Toro “[…] el texto dramático es un objeto casi
plástico, que el director modela, adapta, adopta, cambia: diríamos
que se trata de un trabajo de escultor. La tarea es dar forma,
resolver problemas de espacialización, de concretización del
sentido, de proxémica y kinésica, problemas de la relación
teatral, problemas ideológicos, etc., esto es, todo lo que tiene que
ver con la práctica escénica. En el segundo caso, se trata del texto
dramático como objeto de estudio literario, cuya
226
El interés de estudiosos por aportar acerca del comentario
del texto dramático acusa algunas variantes y
coincidencias17. Lo importante para el comentario de texto
17
Félix Bello Vázquez (1997: 47-55), por ejemplo, considera: 1)
la estructura externa, 2) la estructuración de la acción, 3) el
lenguaje teatral. En cambio, Francisca Domingo del Campo
(2002: 108-128), plantea un comentario con los siguientes
componentes: 1) consideración general: aquí propone incorporar
aspectos introductorios que sitúen el texto en su correspondiente
marco referencial o contextual (período, movimiento, tendencia);
ubicación de la obra y del autor en relación con la producción
total; determinación del subgénero dentro del género dramático;
determinación de la perspectiva de análisis (estilístico, estructural
o semiótico), entre otras; 2) contenido, sobre todo lo argumental;
3) la estructura; 4) elementos característicos del drama: la acción
dramática, los personajes, el espacio, el tiempo, el lenguaje (de
las acotaciones y de los personajes). Por su parte, el enfoque de
José Luis García Barrientos pretende armonizar el estudio de
texto dramático con el de los espectáculos teatrales. Es decir, lo
escrito en el libro y lo puesto en escena (García, 2001). Juan
Villegas presenta una propuesta de análisis del texto dramático
227
es que a partir de la comprensión y explicación ofrezcamos
una versión del engranaje en que está organizado el texto,
tanto desde el punto de vista diegético como discursivo. Se
trata, asimismo, de determinar la manera en que la obra
adquiere sentido, de acuerdo con su contexto originario y su
recepción posterior o actual.
228
en estudio. Es decir, informar acerca de la manera en que el
texto dramático emplea un lenguaje que lo identifica con
otras obras del autor o del movimiento literario, etc.;
asimismo, es importante la determinación del subgénero
dentro del género dramático y la perspectiva de análisis que
se empleará (estilístico, estructural, semiótico o una
combinación de estos).
2. Lo diegético
3. La estructura
230
con actos, cuadros y escenas; la otra es la estructura interna;
esta, en cambio, exige mayor atención porque para captarla
es necesario la lectura detenida que permite detectar el
conflicto que presenta, dónde se inicia y hasta dónde llega,
dónde se desarrolla y cómo finaliza.
234
Desenlace: Es la parte final de la acción dramática y
contiene un suceso feliz o desafortunado de dicha acción.
4. Los personajes
235
conocidas de antemano ante el público; otros enfoques lo
nombran personaje simple o chato.
236
en que se van configurando, además ellos son producto de
una concepción del mundo y del hombre. Hay que destacar,
según Domingo del Campo (2002: 114), “El papel
desempeñado por los personajes dentro de la obra, las
relaciones que se establecen entre ellos (de cooperación, de
enfrentamiento), así como el mantenimiento o ruptura de las
mismas a lo largo de la obra con el consiguiente equilibrio
o desequilibrio de fuerzas son aspectos destacables en un
comentario”. En correspondencia, el comentario debe
establecer las relaciones concretas contraídas por los
personajes a lo largo del texto: “Convendrá comprobar y
valorar la importancia de los personajes (unos son
principales; otros, secundarios) y su incardinación a la
trama, su evolución a lo largo del desarrollo dramático o su
inmutabilidad […]; habrá que dar cuenta de si el personaje
encarna un comportamiento tipológico (el fanfarrón, el
avaro, el tímido, el bobo…) o de si responde a una
personalidad compleja, individualizada; se comprobará si es
un personaje con entidad humana o, por el contrario, es la
encarnación de una idea abstracta” (Domingo del Campo,
2002: 114-115).
5. Espacio
237
El espacio permite identificar a los personajes inmersos en
determinados lugares, asociados a las situaciones.
Asimismo, el espacio marca el avance de las acciones y de
los personajes. Por lo general, el espacio está sugerido en el
texto dramático, ayudado por el ambiente, los objetos, las
actitudes, rasgos y lo que dicen los personajes. Puede ser un
espacio realista, simbólico, abierto o cerrado, vital, utópico,
entre otros. Para Estébanez (1999) “Por espacio dramático
se entiende el que es fruto de la ficción creadora de su autor,
cuyas indicaciones y acotaciones sirven al lector del texto y
al director de escena para imaginar el marco posible de
desarrollo de la acción y los movimientos de los personajes,
de manera similar a como imagina un lector el espacio de
un texto narrativo” (p. 363). Si los espacios también son
creados por la participación de los personajes, por el
desplazamiento que logran en la textualidad, también
adquieren incidencia en la fábula, como lo destaca Bobes
(2001) al definir los espacios dramáticos…
238
El espacio diegético […] es el conjunto de lugares
en los que se mueven y actúan los personajes, pero
también el de los espacios imaginarios que proceden
de la memoria, la ensoñación, la locura o incluso la
mentira. El espacio escénico, por su parte,
corresponde al modo específico de presentación del
espacio diegético en el discurso: el modo mimético
o dramático, no mediatizado por una instancia
narrativa. A él se refiere Jansen (1984) cuando dice
que el espacio es la condición de lectura de un texto
como texto dramático, así como el narrador es la
condición de lectura de un texto como texto
narrativo. El espacio escénico es, en definitiva, el
medio de acceso al universo ficcional y, como tal, se
manifiesta en el propio texto, independientemente
de su efectiva representación teatral. A través del
espacio escénico, el espacio diegético del mundo
ficcional se ofrece y se recibe —en la lectura o en la
representación— como espacio dramático, como
espacio modalizado. Como hemos visto, el espacio
teatral es un ámbito físico que, de forma estable u
ocasional, precede a la representación del texto
dramático, mientras que el espacio diegético, el
espacio escénico y el espacio dramático se hallan en
su totalidad en el propio texto y pueden ser
descifrados a partir de la lectura, sin necesidad de
que se efectúe ninguna puesta en escena. (Cueto,
2007: 8)
6. Tiempo
239
Una aproximación a la noción de lo temporal en el texto
dramático lo refiere Villegas de la siguiente manera: “El
concepto más amplio es el que podemos denominar tiempo
de la fábula, es decir el lapso que comprende el período total
de la historia. Junto a él encontramos el tiempo de la acción
o tiempo representado, el que se refiere al espacio temporal
comprendido desde el inicio del conflicto dramático hasta
su desenlace” (Villegas, 1982: 86). El tiempo de las
acciones lo percibimos de acuerdo con el sentido de los
diálogos y otros aspectos como las emociones, vivencias y
actitudes de los personajes, correspondiente por tanto a un
tiempo subjetivo. El lector deberá estar atento a la presencia
de ciertas estrategias o mecanismos que refieren lo
temporal, incluyendo la analepsis y prolepsis, juegos con la
elipsis, resumen, suspenso, entre otros. Es decir,
mecanismos que ayudan a avanzar o a retardar la tensión
dramática.
7. Lenguaje
241
diálogo, su correlato es la réplica” (Ayuso, García y Solano.
1997: 284).
18
Las citas referidas a Stradivarius provienen de la edición de
2007, de la Distribuidora Cultural.
244
Después de un mes de la muerte de don Especioso, su hija,
Casildita, reclamó a su hermano Heriberto haber actuado
suciamente en complicidad con Palomo. Estos, en cambio,
le recriminaron que ella en vida de su padre gozó de
comodidades. La lectura del testamento informa que
Casildita tiene asignados los cachivaches, mientras que las
distintas propiedades y negocios son para Heriberto y
Palomo, con la salvedad de que los bienes heredados a
Casildita le serían dados solamente ante la desaparición
física o civil de aquellos. Palomo y Heriberto, en tanto,
planean liberarse de compromisos con ella a través del
italiano Avarizio, dedicado a compra-venta de objetos, y de
esa manera las cosas heredadas se las darían a él a cambio
de alimentos y medicinas para la hermana. Pero es hasta
pasado otro mes, cuando este asunto empieza a generar
mayor inquietud mediante el trato que establecen Casildita
y Avarizio. Al contraer negociaciones, Casildita incorpora
el relato de “algo misterioso” (p.60), que no es más que la
historia del violín. Aquí surge la propuesta de entregar el
instrumento con la condición de que ella reciba provisión de
por vida, además de un televisor. En esta situación están
cuando Heriberto y Palomo visitan a Casildita. Ella pide que
el acuerdo se realice por escrito y que antes de firmarlo le
entreguen el televisor en sus manos. Al siguiente mes, un
día de tantos, Casildita se entera mediante la TV que en
Estados Unidos fueron capturados Heriberto y Palomo por
introducir ilegalmente un Stradivarius a este país.
8.3 La estructura
248
Visto así, Stradivarius es un texto dramático de personaje
por situar a la protagonista Casildita en el centro del
conflicto frente a la práctica arribista y ambiciosa de Palomo
y Heriberto, como muestra de las debilidades espirituales
del ser humano. Sabemos que al final de la historia Casildita
no resuelve las arbitrariedades, menos aún lo hace la justicia
local, antes bien son las prácticas arbitrarias de los
personajes las que hacen que estos colapsen, al ser
arrestados por la Interpol en Estados Unidos. Casildita es un
personaje que realiza acciones no violentas ni usa
expresiones subidas de tono, pues unas veces aparece
opacada por su situación dependiente y en otras está
tranquila y hasta sonriente. Ella es hija del difunto don
Especioso Donaire, actúa como imagen de mujer
abandonada por el marido, también por sus hijos, luego se
refugia en la casa de su padre para sobrevivir. Es víctima del
machismo y por su condición de mujer es objeto de
humillaciones y robo de la parte que heredaba, también es
víctima de la injusticia institucional mediante las argucias
de abogados.
249
condiciones y, al final, ante las argucias de sus parientes,
logra burlarse del infeliz destino de estos.
8.5 Espacio
252
(p.5). Este referente da cuenta del lugar donde se realiza la
vela de don Especioso Donaire, que a su vez fue casa de
habitación y de negocio, y es donde ahora vive Casildita,
después que la abandonaron el marido y sus hijos. Es el
lugar donde los parientes han conspirado por la herencia y
donde los asistentes al velorio han murmurado; allí Casildita
realiza la venta de cachivaches para sobrevivir, y se entera,
a través de la televisión, que sus parientes habían sido
atrapados por la policía en Estados Unidos.
253
tirándole una ojeada a los
cachivaches de mi tío, digo, tuyos,
Casildita. (Sonríe)
254
Palomo. — Seguramente mi tío guardaba en cajas
8.6 Tiempo
256
culminar con la atención que los personajes muestran ante
el Stradivarius.
8.7 El lenguaje
260
desarrolla en distintos espacios y tiempos” (Floeck, p. 40).
De ahí el efecto carnavalesco de ciertos pasajes del texto19.
19
Para Floeck (2010: 40), “La mezcla constante de géneros
dramáticos tradicionales y populares y de una atmósfera de
pasado, por un lado, y logros modernos como cine, televisión,
correo electrónico, móviles, internet, películas mafiosas, el
hundimiento de la Titanic o Jack the Ripper, “el estripador de
Londres”, por otro, no solo provoca un efecto carnavalesco, sino
que destaca también el hecho de que el comportamiento humano
no ha cambiado en el transcurso del tiempo”.
261
Mujer gorda. — ¡Qué pleito ni qué canilla de
muerto!, quien va a salir trasquilada es
Casildita, y si es Petra, ¡ni qué hablar!
262
Dios, el Señor del Universo, Aquél que era, que es y que
viene” (p. 18) o el enunciado por los ancianos: “Digno eres,
Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el
poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad
existen y fueron creadas” (p. 18), y antes está la didascalia
usando este mismo recurso con el tema apocalíptico:
“Alrededor hay veinticuatro sillas con veinticuatro ancianos
con vestiduras blancas y coronas de oro. Siete antorchas
frente al trono. Ángeles vestidos como tal se los figura el
hombre” (p. 18). Las formas del discurso sagrado, como
oraciones y cantos, ocupan en dos casos una página
completa cada uno y contienen la imagen del pentagrama
con sus notas musicales; sumado al repertorio intertextual
está el discurso alarmista que anuncia el contenido
noticioso: “¡Última hora! ¡Última hora! ¡Última hora!
¡Última hora! ¡Última hora! ¡Última hora!… ¡La
INTERPOL captura a traficantes de objetos históricos! ¡La
INTERPOL captura a traficantes de objetos históricos! ¡La
INTERPOL captura a traficantes de objetos históricos!” (p.
74). Además están los intertextos alusivos a juegos
infantiles y al discurso carnavalesco.
Capítulo VII: Modelos de comentario de textos
literarios
265
de otra manera, los arácnidos se emplean como símbolo de
la hipocresía.
266
hechizo que más quiero” que recalca dos términos
semánticamente opuestos (bien/hechizo).
268
107-113). Como ya habíamos expresado en párrafos
anteriores, es necesario poner atención a las manipulaciones
intencionadas que el poeta hace del sonido y la sintaxis del
poema.
269
desarrolla a través de una estructura ilativa que presenta un
recorrido reflexivo. Dicho trayecto se compone de tres
partes: la primera, que inicia un proceso de introspección
causado por una ruptura amorosa; la segunda, en la cual el
yo lírico, luego de darse cuenta de su valor interno, desdeña
a la amada ausente; y la tercera, que consolida la confianza
del hablante lírico en su propia persona. Estas tres partes se
unen por la presencia de Dios en todas ellas.
270
En la primera sección del poema, además de desarrollarse la
introspección, se introducen las figuras de la amada ausente
y de Dios. El yo lírico expresa que se aleja de la primera y
que se acerca a la figura divina. El alejamiento no solo se
marca en el nivel semántico, sino también en el
morfológico, pues la amada y el yo solo se presentan por
medio de posesivos: yo (mi cuerpo, mis cuatro silencios, el
mío), la amada (tu cuerpo, el tuyo). Por ello, la amada desde
sus primeras apariciones aparece irremediablemente
separada del yo lírico. En realidad la ausencia de la amada,
en esta primera sección, solo aparece para que el yo lírico
inicie su proceso de introspección que lo lleva a descubrir
su fortaleza interna, tal como se muestra en los versos que
concluyen la primera parte del poema: “voy bajando por
dentro, muy adentro de yo, / donde están cuatro veces
cuatro campos muy grandes / Por adentro, muy adentro,
¡qué ancho que soy!”.
271
sí mismo al yo lírico, idea remarcada al final de la primera
sección a través del verso
¡qué ancho que soy! que también se empareja con el sexto:
“[…] muy adentro de yo”.
273
de aventuras, destino, o psicología de unos personajes
inmersos problemáticamente en un trasunto de realidad, a
través de un discurso coherente, generalmente en prosa y de
cierta longitud, destinado a producir un efecto estético y
referencial en el lector" (García Peinado, 1998: 69).
Con base en esta noción y en el reconocimiento de sus
implicaciones, nuestro comentario de novela asume dos
componentes importantes de su constitución como obra
literaria, que tradicional y dicotómicamente han sido
denominados fondo y forma, y en la actualidad lo
reconocemos como historia y discurso. Esta
compartimentación artificial es establecida por razones de
estudio, puesto que la obra funciona y se presenta como un
todo estrechamente compenetrado. De ahí que el
comentario dará cuenta de la totalidad de una novela, no de
dos o más, tampoco tiene la posibilidad de abordar solo un
aspecto de esta. Al respecto, Terry Eagleton (2016: 15)
hacía eco de que la lectura de una obra se debe realizar
teniendo en cuenta lo que dice y la manera en que lo dice.
275
2.2. Ejemplo de comentario de la novela: El coronel no
tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez
278
- La soledad. Se trata de una soledad en varios
sentidos: soledad por la pérdida del hijo asesinado por
militares, pérdida de la alegría en el hogar, soledad o
abandono de los derechos laborales del coronel. El coronel
se lamentaba de la soledad al decir “Todos mis compañeros
murieron esperando el correo” (p. 40). El poblado, incluso,
tenía apariencia de abandono y de tristeza. La soledad en
distintos sentidos fue lastimando al personaje, mientras él
trataba de sobreponerse en el orden sentimental del duelo.
Por eso acude a los excompañeros de su hijo, a fin de
consolarse:
279
últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de
lata” (p. 7).
281
otra vez en la hamaca. Pero la insistencia de los
bronces rotos le recordó el entierro. “Es octubre”,
murmuró, y caminó hacia el centro del cuarto. Sólo
entonces se acordó del gallo amarrado a la pata de la
cama. Era un gallo de pelea. (p. 9).
282
jubilación: “el coronel se dirigió al puerto” (p. 21), “En la
oficina de correos se dirigió directamente al administrador”
(p.62).
283
los esposos: “Todavía faltan cuarenta y cinco días para
empezar a pensar en eso”, “Y mientras tanto qué comemos”
(p. 99). Al respecto, el narrador reconoce: “El coronel
necesitó sesenta y cinco años –los sesenta y cinco años de
su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante” (p. 99).
286
el congreso promulgó la ley, se inició un proceso de
justificación que duró ocho años. Luego necesitó
seis años más para hacerse incluir en el escalafón.
Esa fue la última carta que recibió el coronel. (pp.
37-38). Las cursivas son nuestras.
289
y le dices: «Álvaro, aquí le traigo este reloj para
que me lo compre». Él entenderá enseguida.
290
lo mismo desde hace quince años” (p. 94); “Si mañana no
se puede vender nada se pensará en otra cosa” (p. 98); “-Es
un gallo que no puede perder. -Pero suponte que pierda. -
Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar
en eso -dijo el coronel” (p.99). Es decir, este registro indica
una dependencia del concepto de vida asumido por los
personajes, en cuanto a que su sobrevivencia dependerá del
destino del gallo, para solventar aquello que los objetos ya
no pueden resolver en términos monetarios, en tanto la idea
de la jubilación, al final pasa al plano de la resignación.
296
lectura estimulante, por su capacidad sugerente, y
enriquecedora del cocimiento sobre el ser humano.
302
mostrar la intemporal negación del hombre a aceptar un
destino fatídico.
303
represión, por un lado, no puede impedir el alcance del
deseo y, por otro, termina causando desgracias.
308
En La Casa de Bernarda Alba se puede destacar el uso del
tiempo latente para explicar las personalidades de algunos
de los personajes. Por ejemplo, a través del diálogo se
comunica que Martirio pudo haberse casado de no ser por la
oposición de Bernarda, que considera indigno al
pretendiente. Esta información sugiere que Martirio es
quien quizá guarda más resentimiento hacia la madre. Por
otra parte, en un comentario se puede resaltar el acertado
uso de las elipsis para darle velocidad a la representación,
pues los encuentros entre Adela y Pepe el romano suceden
en un tiempo no representado y apenas sugerido en las
sospechas de los demás personajes.
312
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df
Anexo
20
Manlio Argueta, ganó el Premio Centroamericano de Novela
con El valle de las hamacas (1968), obtuvo el Premio Casa de las
Américas en 1977 en La Habana, Cuba, con Caperucita en la
zona roja. Después, en 1980, obtuvo en El Salvador el Premio
Nacional de Novela UCA Editores, con Un día en la vida.
328
más hondos de una colectividad, en la que su habla y la
forma vital de comunicación, se tornaron elementos
protagónicos en la escritura. En consecuencia, la
imbricación del lenguaje y habla, sumada al factor
ideológico, contribuyeron para que esta obra adquiriera una
recepción literaria estimable desde su aparición.
330
compactados en el puente … . Allí sonaron los
primeros disparos. Tiraban al grupo compactado que
necesariamente debía seguir adelante. Los tigres de
malasia disparaban sobre nosotros. “Yo salí
corriendo hacia la autopista pero me fue imposible
avanzar, los de atrás me empujaban en bloque.
Apenas podía ver por los gases y la confusión y los
disparos”. (Argueta: 117).
331
tener dominio de su totalidad ni de los personajes. Posee una
percepción parcial y en ocasiones comparte con otro
personaje-narrador la versión por ofrecer. La tendencia es
que el narrador cuenta desde la instancia de la primera
persona como narrador homodiegético, en términos de
Gérard Genette.
332
cantando “mamá, yo quiero, mamá yo quiero una
chupeta”. En ese momento no le sé el nombre, fue
después que supe que se llamaba Eduviges, bella
negra como la noche boca abajo, cubierta de flores
blancas de amate. Alguien me preparó una cita con
Caperucita, desde antes, y así llegué a esa casa. Veo
a la tía Gracia. Es tan buena, la pobre, y debo
quedarme callado para que no descubra mis terrores.
Bueno, yo no tenía dónde llegar y me dijeron que
aquí podría quedarme; con tartamudeos, us-ted sa-
be, yo no es-toy se-guro, pero me gusta la casa
… . (pp. 149-150).
333
la vez que cuenta cómo murió su padre en manos de los
soldados (analepsis); y en la página 107 enuncia lo dicho
por Manuel: “Quince años después, la culpa fue mía por
pensar más de la cuenta” (elipsis). Asimismo, enunciados
como este vuelven la historia al momento presente de la
narración y no a una situación de futuro. Debido a la
fragmentación señalada, es rara la presencia de prolepsis.
No obstante, la narración avanza con variaciones
temporales.
334
fragmentaria, y en correspondencia se presenta un tipo de
personaje poco convencional que es un héroe de un barrio
de la ciudad, sencillo y con las debilidades iguales o
mayores del ser humano común y corriente. La imagen
opuesta a este personaje guerrillero es la del militar, quien
asume la representación del poder institucional de un
sistema en crisis. Es el militar quien cree que sus actos
represivos y arbitrarios son justificados por los fines que
persigue.
21
Iris Zavala ha advertido la dinámica de la heteroglosia en la
vida social, ante las susceptibilidades del signo lingüístico. Para
ella, “todas las significaciones de una sociedad están
configuradas en varios discursos socioculturales que luchan por
la definición de cada signo. La flexibilidad denotativa y
336
Acerca de la intertextualidad 22 del texto de Argueta,
podemos decir que con los matices del habla la novela
incorpora textos culturales, como el de Caperucita Roja, los
cuentos y leyendas populares de transmisión oral (El
Cipitío, La carreta embrujada, El cadejo); piropos (“mi
capullito de alhelí”); canciones de juegos infantiles
(“abriendo la rosa y cerrando el clavel”, “La virgen lavaba,
san josé tendía, la niña lloraba del frío que hacía, allá arriba
venden queso, más abajo chicharrones, en el lomo de tu tata
hacen nido los ratones”). Se integran formas del
conocimiento dóxico, entre ellos, refranes y dichos; en la
mayoría de casos son deformados (“el que con perros anda,
a morir aprende”, “hay que ponerle el cascabel al ratón”,
“buscándole tres pies al gato”).
339
y cagar, enemigos nuestros dánoslo hoy y perdona nuestros
pesados fardos; máscaras escandalosas que los hace sentirse
importantes yentleman; máscaras mei in di yunai estey”. En
este microtexto prevalece –como en muchas páginas del
texto- la imagen del “poder”, marcado por el elemento
lingüístico y por el objeto que simboliza el mecanismo
represivo y su lugar de procedencia. El aprovechamiento del
lenguaje, por tanto, permite transmitir la carga de ironías en
los enunciados.
340
ciudadanos para expresarse desde la colectividad que se
manifiesta social y políticamente en las calles.
342
La novela Caperucita en la zona roja, como hemos
observado, se ha nutrido de una variedad de enunciados de
distinta procedencia, y en la apropiación artística el discurso
los ha mezclado con rasgos de oralidad. Los diversos
pasajes que ayudan a la conformación de un espacio lúdico,
muestran la espontaneidad de los personajes y de su habla.
Sus voces provienen de sectores marginales, en su mayoría
participan de acuerdo con su correspondiente visión frente
a problemas políticomilitares. Estas voces y el lenguaje en
Caperucita en la zona roja, son coherentes en toda la
narración y alcanzan niveles protagónicos.
343
Bibliografía
Ediciones Península.
ÍNDICE
344
Introducción… 1
1. ¿Qué es la estética?............................................. 5
1. Género dramático……………………………... 83
2. Lo diegético…………………………………….….236
3. La estructura…………………………………….. 238
4. Los personajes………………………………………242
5. Espacio………………………………………..….. 245
6. Tiempo………………….……………………….. 247
7. Lenguaje……………………………………..….. 248
Bibliografía………………………………..……..324
347
Anexo: Comentario de la novela Caperucita en la zona roja,
de Manlio Argueta………………………….340
348