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Introducción.
En este trabajo final, me gustaría hacer un repaso acerca de los conocimientos que
aprendí este semestre, mi intención es que sea un escrito más dinámico de lo esperado, ya que,
además de los contenidos explícitos del temario, incluiré discusiones del tema. Y al final del
escrito incorporare mis conclusiones personales, tanto de las teorías que fueron expuestas, así
como del curso mismo.
Curiosamente esta materia forma una parte importante de nuestro desarrollo como
psicoanalistas, ya que estamos observando de manera teórica, el desarrollo de una vida, y es de
suma importancia que entendamos, durante nuestro tiempo como practicantes de la teoría
psicoanalítica, el cómo funcionan estos procesos de cambio y maduración normales, para así
poder atender a sus alteraciones del desarrollo, y mediante la escucha activa del paciente, poder
identificar en que momentos del desarrollo se dejo una impresión que ahora acompaña a la
persona.
Con las intenciones de este trabajo ya sobre la mesa, me dedicó a continuar con el
desarrollo de este trabajo integrador de aprendizaje.
Desarrollo.
Con este sistema de organización de las teorías, el primer autor del psicoanálisis que se
dedica a explicar los procesos internos de la mente durante la primera infancia a modo de una
explicación holística para el comportamiento de los niños durante estos años de su desarrollo,
es el padre del psicoanálisis mismo Sigmund Freud. Quien se dedico a desarrollar la tan famosa
teoría por etapas, que muchos otros autores usan como base para expandir sobre sus teorías.
Es por esto que considero de suma importancia el explicar las etapas que Freud delimito,
así como las bases y conceptos que el acuño por primera vez, y que posteriormente fueron
explicados por otros autores. Según Freud, las personas contamos con una energía interna,
llamada libido, la cual a través de las etapas del desarrollo, se localiza en distintas zonas a
través del cuerpo, activándolas, para que el sujeto pueda descubrirlas y explorar su cuerpo,
recibiendo placer parcial, mediante la estimulación de estas zonas erógenas.
Freud proponía que la sexualidad infantil estaba en servicio de la vida sexual adulta,
que la sola existencia de la libido durante estos años estaba remitida a funcionar como un
estimulo para fomentar la exploración y el desarrollo psicosexual. Y por lo tanto, no le otorgo
la importancia a estudiarle como un sujeto, o como experiencias verdaderas, ya que en su
conceptualización, la vida sexual infantil era solo un primordio de la vida sexual adulta.
En los primeros textos de la teoría psicoanalítica, se divide a la vida sexual infantil en
4 etapas de desarrollo, que son la etapa oral, anal, fálica y la latencia, también en otros textos
se puede encontrar diversas referencias a una quinta fase genital, la cual no considero como
una fase de la vida sexual infantil, ya que esta comienza con la pubertad, el momento en que
un niño se convierte en adolescente.
La fase oral, ocupa los primeros 18 meses de vida, siendo la primera de las etapas del
desarrollo, lógicamente comienza con el nacimiento, y aquí debemos mencionar que desde un
principio se hacia referencia al trauma de nacer, el psicoanálisis temprano conocía que la
entrada de un bebé a este mundo es una instancia traumática de shock, donde el recién nacido
se enfrenta a una plétora de situaciones nuevas y desagradables.
Freud también explica que estas experiencias traumáticas acontecen a lo largo de toda
la infancia, es por esto que muchas personas experimentan de una amnesia infantil, en donde
las personas adultas tienen sus memorias de su infancia reprimidas, ya sea porque dichas
memorias son dolorosas, o porque no es eficiente mantenerlas en el sistema consciente-
preconsciente.
El niño comienza esta etapa sin tener control de su defecación o su micción, así como
una cierta fascinación por sus propias heces, y durante esta etapa es que aprende a tenerles
repudio, primero al olor, después a la textura y por ultimo al color, es común que los niños en
esta etapa encuentren cierto placer por frotarse la zona del ano, por defecar, por retener las
heces así como por interactuar con materiales moldeables, como lo son el lodo y las plastilinas.
La fase fálica, que abarca de los 3 a los 6 ó 7 años, principalmente conocida por ser la
etapa en la que se da y se debe resolver el complejo de Edipo, en el cual, el niño en desarrollo
sobrelleva un enamoramiento con alguna de sus figuras paternas, y siente desprecio, celos o un
sentido de competencia por el otro progenitor. Durante esta etapa es común escuchar que un
niño desea casarse con alguno de sus padres, y que el vinculo con el padre con el que compite
se vea afectado por esta rivalidad.
Además, en esta etapa el niño se da cuenta que hay diferencias entre hombres y mujeres,
los niños se dan cuenta que poseen un falo, sienten placer al orinar, y curiosidad respecto a
porque las mujeres carecen de un pene, en su razonamiento, pueden llegar a pensar que las
mujeres o han perdido, y que algo similar les podría suceder a ellos, a esto Freud le llamó
complejo de castración.
En el caso de las niñas, Freud postula que estas sienten que les falta un pene, algunas
pueden llegar a la idea de que el suyo no se ha desarrollado apropiadamente, y esperan con
ansias el desarrollo de su propio falo. Freud explica que este deseo funciona como primordio
al deseo de ser madre, ya que la niña reemplaza la idea de algún día tener un pene, con la de
algún día tener un bebé.
Una vez que se resuelve el complejo de Edipo, y que el niño o la niña ha establecido
los limites del incesto, en los que ya no buscara parejas futuras con las cuales mantenga una
relación de familia, el niño entra en la 4ta etapa, la fase de latencia. En los primeros años de la
conceptualización del psicoanálisis, se creía que durante este tiempo la libido de “dormía”
como si se inactivara después del complejo de Edipo y solo esperara al momento de la pubertad
para volverse a activar.
En esta etapa la zona erógena vuelven a ser los genitales, solo que ahora, el sujeto ya
no funciona mediante zonas erógenas parciales que fomentan el desarrollo, la nueva meta
sexual es la de la culminación del acto con un clímax, el orgasmo, las antiguas zonas erógenas
funcionan para otorgar placeres parciales, los cuales se van acumulando hasta llegar al éxtasis
mediante la estimulación de la zona genital, de esta manera, todo lo que se aprendió durante el
desarrollo inicial es aplicado en la vida adulta del sujeto.
Después de esta primera versión del desarrollo psicosexual infantil, Melanie Klein se
dedico a estudiar más a fondo los fenómenos que Freud ya describía años atrás, pero Klein
aseguraba que estos se presentaban mucho antes de lo que sus contemporáneos reportaban.
Una de las primeras diferencias teóricas que Klein introdujo a la teoría, fue la idea
revolucionaria de que todos nacemos ya con un yo, este es primitivo, pero ya existe desde el
nacimiento, cosa que no todos los psicoanalistas de la época reconocieron como verdadero, y
lo segundo fue que subdividió a la etapa oral, en 2 posiciones, la esquizoparanoide, y la
depresiva, principalmente separadas por el como el bebé se relacione con los objetos.
Otro autor que se dedico a profundizar más en estas áreas del desarrollo psicosexual,
fue Donald W. Winnicott, quien estudio las relaciones dinámicas que se presentan dentro de la
familia, y como hay ciertos fenómenos que todos los bebés experimentan en su desarrollo,
como lo son la simbiosis que este siente con su progenitor, el bebé experimento los primeros 9
meses de desarrollo intrauterino estando unido a su madre mediante el cordón umbilical, el
cual es cortado al nacimiento, pero en ese momento no es cortado el vínculo que ambos sienten.
Tarde o temprano, madre y bebé deben aceptar que son 2 seres distintos, lo que puede
atraer ansiedad de separación, y si no es bien manejado el bebé puede sentirse abandonado.
Discusión y conclusiones del tema.
Comprendo cómo puede ser difícil el conciliar todas estas distintas perspectivas dentro
del psicoanálisis acerca del desarrollo psicosexual, pero si nos sentamos y analizamos las
circunstancias en las que se realizaron estas postulaciones teóricas, podemos entender un poco
mejor lo que los autores estaban tratando de explicar.
También considero que, como futuros practicantes del psicoanálisis, nos corresponde a
nosotros, individualmente, el decidir a que autor vamos a favorecer al momento de
encontrarnos con una discordancia en la teoría que estemos revisando, también es importante
no olvidar que estas obras fueron escritas precisamente para explicar el contexto en el que se
encontraban. Y que, por la misma naturaleza del objeto de estudio de la psicología, las
personas, que constantemente cambian y se adaptan, nuestra teoría debe hacer lo mismo para
mantenerse relevante.
Desde mi perspectiva, siempre debemos escuchar con un oído abierto a nuevas ideas,
esto puede ser algo complicado cuando hablamos de psicoanálisis, ya que las personas
interesadas en la practica optan leer solo los textos clásicos. Pero es en los textos modernos,
donde más debemos ejercer una labor investigativa, para poder encontrar que aspectos han
cambiado, y como es que estos se observan en el día a día de las personas.
En lo personal, debo admitir que al principio del curso no me encontraba con los oídos
tan abiertos como me gustaría admitir, y es que no me parecía posible el cómo es que se
llegaron a las conclusiones que se exponían en los textos de los distintos autores,
específicamente tuve problemas cuando por primera vez tocamos la teoría de Melanie Klein,
reescrita por Hanna Segal. Se me dificultaba el entender como es que Klein descubrió todos
estos fenómenos presentes en los recién nacidos y niños.
Afortunadamente esto solo fue un problema durante la primera clase que revisamos su
teoría, ya que con una mayor exposición a sus textos es que pude comprender de lo que Klein
hablaba cuando se refería a un yo primitivo, o el como explicaba las experiencias del infante,
de una manera en que el infante no sería capaz de explicarlas el mismo.
Fuera de eso, me pareció excelente tanto la selección de los textos que revisamos, como
el orden en el que los presentamos, me pareció que el curso era sencillo de entender si ponías
el esfuerzo de leer los textos y prestar atención en clases.
He de ser honesto y admitir que este semestre no fue fácil para mí, el balancear el
trabajo, así como las tareas del hogar y la carga académica extra que representa un semestre
en línea, combinado con una serie de eventos desafortunados en mi vida personal, hubo
momentos durante estos meses que perdía la noción acerca de lo que estábamos haciendo en
las clases.
Aún así, me gustaría mencionar que me esforcé de una manera que no creía posible
antes, y me hubiera gustado que ese esfuerzo se reflejara más en durante la hora clase, pero
sin nada más que agregar, me despido. ¡Muchas gracias por este semestre maestra!