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En la prehistoria los alimentos se almacenaban en cuevas con

hielo
Las primeras técnicas de conservación de alimentos surgieron en la prehistoria, donde se utilizaba el
frío y las corrientes de aire de las cuevas para almacenar y mantener fresca la comida. Esa técnica fue
evolucionando y se empezaron a excavar pozos donde almacenaban nieve y hielo del invierno junto con
los alimentos.

En el S.XV se empezaron a construir las primeras estructuras arquitectónicas para conservar la comida.
Eran pozos de nieve cubiertos y orientados al norte para aprovechar las temperaturas más bajas.
Además, se empezó a introducir nuevas técnicas de aislamiento con paja, helechos y otro tipo de plantas.
Entre los siglos XVI y XIX, se empezó a comercializar con bloques de hielo para usarlos en el proceso
conservación de alimentos, tanto al por mayor como a particulares.
 
En 1803 se crea el primer frigorífico que enfriaba con bloques
de hielo y sal
En 1803 y ante la necesidad de tener un espacio para almacenar el hielo y los alimentos en las casas, el
estadounidense Thomas Moore creó la primera nevera que consistía en un armario que enfriaba
gracias a la mezcla de hielo y sal. En los primeros modelos los alimentos estaban en contacto con el
hielo, pero más adelante se construyeron otros donde se almacenaban en compartimentos separados. El
diseño fue avanzando y en el compartimento del hielo se introdujo también un grifo que permitiría
aprovechar el deshielo para obtener agua fría.
La primera nevera eléctrica se construyó en 1927. Las neveras eran más amplias, altas y sofisticadas
que las anteriores, que introducían por primera vez accesorios como cajones o baldas. Disponían de
depósitos de hielo más innovadores y nuevos sistemas de desagüe para el deshielo. También mejoró la
estética, pasando a fabricar los primeros modelos blancos y esmaltados.
En España, los armarios neveras convivieron con las neveras eléctricas hasta los años 60, ya que casi
ningún hogar podía permitirse adquirirlas por su elevado coste y por el consumo eléctrico que suponía.
 
Nuevos diseños e innovaciones tecnológicas
Ante la necesidad de abaratar costes y mejorar la seguridad y utilidad en la cocina, la tecnología
siguió avanzando y surgieron los primeros frigoríficos con puertas herméticamente cerradas. Más
adelante, pasarían al cierre magnético, nuevos diseños con elementos decorativos y sistemas de
refrigeración eficientes a través de circuitos de gas refrigerador.
Estos avances han continuado hasta la actualidad, donde las mejoras técnicas e innovaciones suceden
cada día. Lejos de los bloques de hielo y sal, hoy los frigoríficos funcionan con sistema de
refrigeración mucho más eficientes, como la tecnología LongLife No Frost que permite que los
alimentos se mantengan frescos durante más tiempo gracias circuitos de recirculación independientes.
Además, cuentan con motores de alta eficiencia, más silenciosos y responsables con el medio ambiente.
Características que marcan grandes diferencias con sus antecesores y que abren la puerta al bienestar.
No cabe duda de que estas innovaciones seguirán avanzando en el tiempo para hacer que los
frigoríficos sean cada vez más eficientes.

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