Está en la página 1de 7

LAS EMOCIONES

Las Emociones son materia de estudio de la psicología, las neurociencias, y más


recientemente, la inteligencia artificial. El significado etimológico del término emoción es: el
impulso que induce la acción.

En psicología, Emoción se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y


relaciones de la realidad o la imaginación. Este sentiemiento se expresa físicamente mediante
alguna función fisiológica como cambios en la respiración, sudoración o en el pulso cardíaco, e
incluye algunas reacciones de conducta como relajación, bienestar, ansiedad, estrés, depresión,
agresividad o llanto (Ramos, 2005).

Las emociones son procesos neuroquímicos y cognitivos relacionados con la arquitectura de la


mente (toma de decisiones, memoria, atención, percepción, imaginación) y han sido
perfeccionadas por el proceso de selección natural como respuesta a las necesidades de
supervivencia y reproducción (Kail y Cavanaugh, 2006).

Actualmente se considera que las emociones constituyen una serie de mecanismos corporales
desarrollados durante la historia evolutiva de los organismos (filogenia), susceptibles de
modificarse mediante el aprendizaje y la experiencia (ontogenia) y cuyo principal objetivo es
aumentar la homeostasis, la supervivencia y el bienestar del organismo (Adolphs, 2002).
Genéricamente, se pueden establecer tres funciones principales:

1. Adaptativa

Facilitan el ajuste del organismo a nuevas condiciones ambientales. Cada emoción, tanto las
consideradas positivas como las negativas, tendría una utilidad determinada.

2. Motivacional

Potenciando y dirigiendo conductas (en la dimensión atracción-repulsión).

3. Comunicativa

En dos niveles:
a) Intrapersonal: como fuente de información.
b) Interpersonal: en una dimensión social, comunicando sentimientos e intenciones
(principalmente de manera no verbal), influyendo en la conducta de otros y potenciando las
relaciones.
Las emociones son estados complejos del organismo, respuestas globales en las que intervienen
distintos componentes (Kolb, 2005):

FISIOLÓGICOS
Se trata de procesos involuntarios como el tono muscular, la respiración, secreciones
hormonales, presión sanguínea, etc., que involucran cambios en la actividad del sistema nervioso
central y autónomo, así como cambios neuroendocrinos y neuromoduladores.

COGNITIVOS
Procesamiento de información, como decíamos antes, tanto a nivel consciente como inconsciente
que influye explícita e implícitamente en nuestra cognición y en nuestra vivencia subjetiva de los
acontecimientos.

CONDUCTUALES
Expresiones faciales, movimientos corporales, tono de voz, volumen, ritmo, etc., que determinan
conductas distintivas de especial utilidad comunicativa.
Aunque no existe un consenso general sobre la clasificación de las distintas emociones, se
pueden distinguir una serie de dimensiones a partir de las cuales estructurar la gran variedad de
experiencias que se catalogan como tales:

1. TONO O POLARIDAD: Es la vinculación de la respuesta emocional con sensaciones que se


mueven en un continuo de placer/desagrado. Sin embargo, no es del todo adecuado extrapolar
emociones agradables/desagradables a buenas y malas pues, cada una de estas emociones cumple
una función específica que en condiciones normales resulta adaptativa (o, cuando menos, así lo
ha sido en el pasado de la especie).

2. INTENSIDAD: En general, se considera que todas las emociones son de cierta intensidad,
aunque ésta puede verse modulada por la combinación de las valoraciones primarias (positivas,
negativas o irrelevantes para los objetivos personales) y secundarias (estimación de los recursos
de los que se dispone para afrontar la situación).

3. DURACIÓN: Las emociones tienen una duración reducida, con una ventana temporal que va
desde los segundos a unos cuantos minutos, siendo en forma de estados de ánimo como éstas se
prolongan más en el tiempo.

El conocimiento sobre estos procesos es cada vez más profundo y las nuevas técnicas
neurofisiológicas y de neuroimagen están proporcionando nuevos indicios sobre el
funcionamiento, tanto normal como patológico, de los fenómenos emocionales. TRES
CEREBROS EN UNO. En la década de los 70, MacLean, en un intento por explicar los
fenómenos emocionales y sus mecanismos cerebrales asociados, desarrolló el concepto de
Sistema Límbico y propuso un esquema de estructuración cerebral que contemplase los distintos
niveles de complejidad que poseen estos procesos: es la conocida como hipótesis del cerebro
triple (MacLean, 1970). Dicha hipótesis, de carácter evolucionista, se basa en la idea de que el
cerebro de los mamíferos superiores actuales (entre los que nos encontramos los humanos) ha
experimentado una serie de cambios progresivos en los que se han ido englobando las
configuraciones cerebrales específicas de los antepasados comunes desde los que se presupone
fueron evolucionando. De esta manera, el autor propuso la existencia de una estructuración
cerebral compuesta por tres superestructuras o cerebros que, organizados jerárquicamente,
conformarían nuestro cerebro actual.
Los 3 cerebros en 1:
CEREBRO REPTIL (PROTORREPTILIANO U HOMEOSTÁTICO)
• o Comprendería el tronco cerebral, por lo que se trataría principalmente de un cerebro
homeostático e instintivo que regula funciones básicas para la supervivencia del organismo.
• o Su funcionamiento sería autónomo y estereotipado, conllevando pautas de
comportamiento reflejas e inflexibles.

CEREBRO PALEOMAMÍFERO (EMOCIONAL O LÍMBICO)


• o Este cerebro comprendería el conjunto de estructuras que conocemos como sistema
límbico que sustentan la mayoría de los fenómenos emocionales.
• o La principal función de esta estructura, según Rains (2004), sería la integración de la
experiencia actual y reciente con los instintos básicos activados por el cerebro reptil. De esta
manera, se obtendría un mecanismo de supervivencia menos autónomo que, aunque seguiría
siendo automático, sería activado por estímulos ambientales, liberando al organismo de la
expresión estereotipada de los instintos y dotándolo de mayor capacidad de interacción con su
medio.

CEREBRO NEOMAMÍFERO (NEOCORTICAL O RACIONAL)


Comprendería las diferentes áreas neocorticales filogenéticamente más recientes. Estas
estructuras serían capaces de regular emociones específicas creadas a partir de las percepciones e
interpretaciones del ambiente en función de los objetivos del propio organismo.
Una de sus funciones, por tanto, sería la regulación de respuestas emocionales, lo que propiciaría
un comportamiento mucho más flexible, basado en interpretaciones complejas y en el uso de
capacidades de planificación a largo plazo, y que implicaría la capacidad de responder de manera
no contingente a determinados estímulos para resolver de forma adecuada problemas complejos
(principalmente surgidos en contextos sociales).

¿Se puede hablar de un cerebro emocional?


Tradicionalmente se ha asociado el conjunto de estructuras que conforman el sistema límbico
con el sustrato cerebral que posibilita la experimentación de los diferentes fenómenos
emocionales, por lo que a dicho sistema se le ha llegado a denominar el Cerebro Emocional. El
primero en describir este sistema cerebral fue Paul Broca, quien, en 1878, lo denominó “Lóbulo
Límbico”, comprendiendo las estructuras del giro cingulado, giro subcalloso, giro
parahipocámpico y la formación del hipocampo.
Más adelante, James Papez (1937), basándose en la experiencia clínica, propuso su conocido
circuito neuronal con el que intentaba explicar cómo interactúan procesos subcorticales y
corticales para producir respuestas y experiencias emocionales coordinadas. Papez hipotetizó que
este circuito poseía una elevada reverberación de la información entrante, característica que se
encontraría en la base de los extensos periodos de activación autónoma y mental que las
emociones pueden provocar (Papez, 1937).
Al que se le atribuye el acuñamiento del término “Sistema Límbico” es Paul MacLean (1952),
quien describe un conjunto formado por estructuras corticales (de la zona medial) y subcorticales
que se encuentran en el limbo o frontera entre telencéfalo y diencéfalo, relacionadas
fundamentalmente con la expresión, regulación y control de las emociones.
Funciones vinculadas a las reacciones emocionales que cumplen las estructuras principales de
este limbo:
• o Núcleo amigdalino: regulación de la conducta emocional innata y base de las
respuestas y aprendizajes emocionales. Especialmente vinculado a las experiencias generadoras
de miedo y a conductas agresivas.
• o Hipotálamo (cuerpos mamilares): principal conexión con el sistema nervioso
autónomo y endocrino vía hipófisis y centros tronco encefálicos. Rector de las expresiones
motoras emocionales básicas.
• o Hipocampo: principal estructura asociada al aprendizaje y memoria espaciotemporal,
cumpliendo un papel fundamental, como veremos más adelante, en el condicionamiento
contextual.
• o Área septal: vinculada al reforzamiento de conductas de supervivencia. Motivación
sexual, cuidado de la prole, etc.
• o Núcleo anterior del Tálamo: principal distribuidor de la información derivada de los
estímulos emocionales hacia la corteza ventromedial prefrontal (radiaciones talamo-corticales) y
hacia estructuras subcorticales como el hipocampo y la amígdala.
• o Circunvolución cingulada: se propone como una de las zonas donde se realiza la
integración de la información emocional con la cognoscitiva. El cíngulo anterior se relaciona con
el control o dirección de la atención, con las conductas de anticipación, la monitorización de
acciones que median reforzadores negativos y con la modulación de estados cognitivos y
afectivos.
• o Amígdala: protagonista en las emociones. La amígdala es el principal núcleo cerebral
relacionado con las respuestas de miedo. Estas respuestas pueden ser activadas de manera
incondicionada por determinados estímulos que han adquirido ese valor a lo largo de la filogenia
de la especie. Pero además de estas respuestas innatas, diversos estudios apoyan que el complejo
amigdalino es central en el recuerdo de las experiencias de miedo y en el aprendizaje de nuevos
estímulos a los que pueden asociarse a través de interconexiones con el hipocampo y el cortex
prefrontal que modularán la expresión de estas memorias una vez aprendidas (Maren, 2005).

En ambientes sociales complejos, como en los que el ser humano se desenvuelve en la


actualidad, puede ocurrir que las reacciones emocionales determinadas por la vía rápida tálamo-
amígdala no sean adaptativas e, incluso, sean contraproducentes. A pesar de ser respuestas muy
rápidas y efectivas, en contextos sociales complejos con frecuencia suelen ser necesarias
acciones más deliberadas que tengan en cuenta otros factores ambientales y personales, así como
la habilidad para anticipar, planear y monitorizar las conductas en marcha y las futuras. La
evidencia científica apunta a que son las estructuras prefrontales las principales encargadas de
organizar el comportamiento y la toma de decisiones implementando dichas capacidades,
convirtiéndose así en el dispositivo controlador del cerebro emotivo, fundamental en la
regulación emocional, la comprensión de situaciones complejas y el comportamiento social
adaptativo.
En condiciones normales ambos hemisferios trabajarán de manera complementaria en la
regulación y control de las emociones. Sin embargo, investigaciones como la de Canli y cols.
(Canli, 1998) sugieren que cada división hemisférica muestra una vinculación diferencial con las
reacciones emocionales de valencia positiva y negativa:
• o Derecha: dominante en el control del tono emocional, con un mayor procesamiento de
las emociones de valencia negativa, como el miedo o la ira, y mayor vinculación con aspectos
automáticos relacionados con la supervivencia inmediata. Promueve conductas de alejamiento,
timidez, depresión, etc. Cuando las lesiones prefrontales están focalizadas en este hemisferio es
frecuente que aparezca un síndrome psicopático (hipercinesia, desinhibición conductual, actitud
pueril y jocosa, agitación, impulsividad, irritabilidad, falta de juicio social, autoindulgencia),
principalmente por afectación orbitaria. Asimismo, son frecuentes sentimientos de euforia
injustificados y anosognosia.
• o Izquierda: es dominante respecto al contenido e interpretación de las emociones
positivas. Lleva a cabo un control cognitivo de los estados emocionales a través del lenguaje.
Promueve conductas de aproximación, vigilancia, control y superación de estados disfóricos
y media en las respuestas del sistema inmunitario.

Lesiones prefrontales focalizadas en este hemisferio (preferentemente dorsolaterales) pueden


generar un síndrome pseudodepresivo (hipocinesia, apatía, falta de impulso, reducción del habla,
indiferencia, falta de planificación, inercia psíquica y ausencia de motivación).

CORTEZA FRONTAL MEDIAL


Las áreas de esta región frontal reciben información sensorial altamente procesada de todas las
áreas sensoriales corticales y, además, mantienen conexiones recíprocas con la amígdala y con
muchas de las áreas hacia las que ésta proyecta. Por tanto, esta zona prefrontal parece ser una
interfase entre la corteza sensorial y la amígdala donde se integra la representación del mundo
con sus matices emocionales.

CORTEZA ORBITOFRONTAL
Esta región del cortex prefrontal parece ser la interfase o compuerta de la información
emocional, proveniente de la amígdala, hacia la memoria de trabajo sustentada por las regiones
dorsolateral y cingulada anterior. Al igual que la región medial, posee conexiones recíprocas con
la amígdala y los sistemas sensoriales, implementando una integración de la representación del
mundo y del procesamiento emocional, por lo que sería razonable considerar que esta zona
prefrontal sustentaría una especie de memoria de trabajo emocional crucial para el
razonamiento, la toma de decisiones y el comportamiento social adaptativo. Las lesiones de esta
región (síndrome prefrontal orbitario) se caracterizan por presentar a un sujeto desinhibido, con
un comportamiento impulsivo e irritable, alteración del juicio, distractibilidad, conductas de
dependencia del medio, posible moria y euforia, así como los patrones de psicopatía o sociopatía
adquirida comentados con anterioridad.

CORTEZA DORSOLATERAL
Esta región prefrontal se relaciona con la organización temporal de la conducta, atención
selectiva, flexibilidad cognitiva, el habla, la formación de conceptos o el razonamiento entre
otras. (neurowikia, s.f.)

También podría gustarte