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MI COMPADRE Y EL CAMBIO

(C) Hola Adolfo buenas noches ¿Qué tema vamos a tratar hoy?

(A) Buenas compadre, pues tu dime de qué quieres que platiquemos.

(C) Mira, este año ya cambié de trabajo, a consecuencia de eso me tuve que cambiar de
residencia, cambiar a mis hijos de escuela, cambiar de club deportivo, me cambiaron el
automóvil, el número de móvil, la computadora y como me hackearon tuve que cambiar todas
mis contraseñas, creo que eso fue lo peor, bueno no, pero no sabes cómo me cuesta trabajo
eso de la tecnología y cambia cada rato, apenas le estoy entendiendo cuando ya me cambian
la jugada.

(A) ¿Entonces compadre?

(C) Pues es obvio, hablemos del cambio, hace tiempo ya habíamos platicado de este tema,
pero las cosas han cambiado.

(A) ¿Tú crees que alguien te puede cambiar?

(C) Si claro, hay muchas personas que me han cambiado, por ejemplo, mi esposa, desde que
me casé ya no soy el mismo.

(A) ¿Y tú la has cambiado a ella?

(C) Allí si ya no, ella sigue igual, bueno no tan igual, también ha cambiado, empezando por su
apariencia, ya no se ve como antes, aunque me sigue gustando, también ha cambiado algo su
carácter, pero eso desde que nacieron los hijos, ellos fueron los que la cambiaron y desde
luego también me han cambiado a mí.

(A) A ver compadre, cómo está eso de que tú no cambias a los demás, pero los demás si te
cambian a ti ¿te suena lógico?

(C) No, no me suena. En realidad, creo que todos cambiamos eso de que lo “único constante es
el cambio” me parece verdad, sobre todo después de tantos cambios que estoy teniendo.

(A) Y entonces ¿quién te cambia?

(C) Yo Adolfo, el que cambia soy yo y yo debo asumir la responsabilidad de mis cambios.

(A) Eso es compadre, cada quien debe ser responsable de sus cambios y también de NO
cambiar. Porque eso de así nací y así soy, me parece una terquedad.

(C) Si hay personas que no quieren cambiar y nada ni nadie los hace cambiar.

(A) Diste en clavo compadre, la base para poder cambiar es querer cambiar, si alguien no
quiere, pues no hay poder humano para hacerlo, por eso tú no puedes cambiar a los demás,
podrías, eso sí, ayudarlos a cambiar, si es que ellos están dispuestos y a fin de cuentas tu solo
los ayudas, el cambio, lo hacen ellos, lo hace cada quien.

(C) Entonces el primer paso para cambiar es querer cambiar y pienso que el segundo es creer
que puedes hacerlo, ya antes habíamos hablado de las creencias.

(A) Excelente compadre, tú mismo debes ser la fuente de tus propios cambios, un Coach desde
luego te puede ayudar, más la iniciativa y la responsabilidad deberá ser tuya.
(C) Y qué pasa con esos cambios que luego hacemos y nos duran solo un rato y después
volvemos a las mismas andadas. Por ejemplo, cambio mi dieta, el cuidado de mi cuerpo, al
principio tengo gran energía y lo hago, más después de un tiempo abandono, me da flojera y
regreso a mis malos hábitos.

(A) Aquí hay muchos factores, si te parece veamos el asunto desde la perspectiva del coaching
ontológico. Nos plantea que para que un cambio sea duradero debemos trabajar en nuestra
estructura de coherencia, es decir con nuestro intelecto o lenguaje, con nuestra corporalidad y
con nuestras emociones, en otras palabras, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que
sentimos.

(C) ¿Y por dónde empezamos?

(A) Puedes empezar por cualquiera, yo te recomiendo que primero cambies tu corporalidad
¿Te has dado cuenta que con observar a las personas te puedes dar cuenta de su estado de
ánimo?

(C) Pues sí, normalmente es bastante obvio saber si una persona está triste, alegre o enojada
con ver su postura, su forma de caminar, sus gestos y esas cosas, es lo que llaman
comunicación no verbal.

(A) ¿Te ha pasado, por ejemplo, que estás triste y aun así te vas al gimnasio y te pones a hacer
ejercicio? ¿cómo te sientes después?

(C) Es algo que me cuesta trabajo, pues si estoy triste no me dan ganas de ir, pero sí, hago un
esfuerzo y voy para no perder el hábito y después de hacer ejercicio me siento mejor, menos
triste, con más energía y ganas de hacer cosas.

(A) Y no fuiste para estar menos triste, al menos no era esa tu intensión ¡pero funciona! Así
que otra ocasión en que te sientas triste, muévete haz ejercicio, cambia tu postura, camina con
pasos firmes, la columna recta, el pecho levantado, la mirada hacia arriba. Tu cuerpo le dice a
tu cerebro que es momento de estar alegre.

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