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Reflexiones para el autoconocimiento.

Parte I

Conocerse a uno mismo es un objetivo


extraordinariamente ambicioso, y al mismo tiempo
liberador. Ya lo decía Carl Rogers: «la curiosa
paradoja es que cuando me acepto a mí mismo,
puedo cambiar». Por ello, planteamos algunas
reflexiones para conocerse mejor.

¿Te has preguntado alguna vez por qué la búsqueda del autoconocimiento ha sido tan importante
en la historia de la humanidad?

La búsqueda del autoconocimiento es tan antigua como el ser humano.

Heráclito, un filósofo griego del siglo V a.C., a quien algunos le atribuyen la famosa frase “Conócete
a ti mismo” se centró en la naturaleza del ser humano y su relación con el mundo que lo rodea. Su
filosofía se centraba en la idea de que todo está en constante cambio, y que la única constante en la
vida es el cambio mismo. Heráclito creía que la vida es un flujo constante de cambio, y que, para
vivirla plenamente, debemos aceptar y abrazar este cambio.

Conocerse a uno mismo nace de la observación.

Entonces, ¿cómo podemos aplicar la filosofía de Heráclito al autoconocimiento? Primero, debemos


aceptar que somos seres en constante cambio, y que nuestras creencias, deseos y percepciones
también cambian con el tiempo. Debemos estar dispuestos a explorar y cuestionar nuestras propias
creencias y valores, y estar abiertos al cambio y al crecimiento personal.

El autoconocimiento es un concepto que ha sido ampliamente discutido por filósofos y psicólogos


desde hace siglos. Para algunos autores, como Ryle (1949), autoconocerse es ser conscientes de
nuestros actos y nuestra forma de reaccionar ante determinadas situaciones, pero también ante
determinados pensamientos y sentimientos.

En otras palabras, autoconocerse implica conocer la forma en que percibimos y nos comportamos
ante los múltiples escenarios de la vida. Esto no es una tarea fácil, ya que nuestra percepción y
comportamiento están influenciados por una gran cantidad de factores, tanto internos como
externos.

En este proceso, el lenguaje juega un papel muy importante. Como seres humanos, estamos
predispuestos a describir nuestras vidas de manera narrativa. Es decir, construimos una historia de
nosotros mismos a través de las palabras que utilizamos para hablar de nuestras experiencias.

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Al reflexionar sobre nuestro lenguaje y la forma en que describimos nuestras vidas, podemos
obtener una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestras percepciones y
comportamientos. Por ejemplo, podemos preguntarnos por qué utilizamos ciertas palabras para
describir nuestras emociones, o por qué tenemos ciertas creencias acerca de nosotros mismos o del
mundo que nos rodea.

Te sugiero que, si quieres comenzar a conocerte mejor a ti mismo, empieces por hacer una lista de
tus valores, creencias y metas actuales. Reflexiona sobre cómo has llegado a adoptar esas creencias
y valores, y cuestiona si todavía son relevantes para ti.

A continuación, piensa en cómo te gustaría cambiar o crecer en el futuro, y establece metas realistas
para lograr ese crecimiento personal. Recuerda, la búsqueda del autoconocimiento es un proceso
continuo, así que no te desanimes si encuentras que necesitas hacer ajustes y cambios en el camino.

Preguntas de reflexión.

1. ¿Por qué es importante el autoconocimiento y cómo puede ayudarnos a cambiar?


2. ¿Qué papel juega el lenguaje en el proceso de autoconocimiento y cómo podemos utilizarlo
para comprendernos mejor?
3. ¿Cómo podemos aplicar la filosofía de Heráclito al autoconocimiento y qué implicaciones
tiene aceptar que somos seres en constante cambio?

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