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Temas: Kuschner 2 y 3, Eclesiastés 1 a 4 y final del 12 (resumen del deber del hombre)

Kuschner 2

Cuando ya no todo era sobrevivir, los hombres se volcaron en la religión para adoptar El
Camino y vivir una vida mejor. La Biblia menciona a un Dios todopoderoso, al cual si sigues
se cumpliran tus deseos, pero la Biblia está escrita para los ya creyentes, y no para el
escéptico que busca respuestas y sale de la Biblia con lamento de que esa herramienta le
sea tan útil para otros y no para él. Pero hay un libro que la mayoría no llega a leer, el
Eclesiastés, la historia de un hombre enojado y escéptico que tiene dudas acerca de Dios. A
diferencia de los otros libros, que mencionan la importancia de nuestros actos, Eclesiastés
dice que Dios no se fija en eso y todos somos iguales ante él, por lo que a todos nos toca el
mismo destino, morir y ser olvidados. Los sabios, cuando decidían que incluir en la biblia,
dudaban de si incluir Eclesiastés, pero como adoptaron otros libros polémicos, terminaron
incluyendolo.

El libro no trata un tema en específico, sino que salta entre varios y suele cotnradecirse. El
autor se llama a sí mismo descendiente del Rey David y gobernador de Jerusalén, por lo
que se cree que es Salomón, el rey más sabio. Salomón escribió 3 libros a lo largo de su
vida, el Cantar de los Cantares cuando era joven y estaba enamorado, el Libro de los
Proverbios, cuando maduró y se dedicó a trabajar, y Eclesiastés, cuando era viejo y cínico.
Se dice que, si no hubiera sido escrito por el Rey Salomón, no se hubiera incluido en la
Biblia.

El nombre Eclesiastés, Kohelet en hebreo, significa “el que convoca una asamblea” o “quien
congrega a la gente”. A pesar del pesimismo del libro, tiene el tono de un viejo sabio
compartiendo su experiencia con los jovenes. Aunque no sea Salomón, el libro parece
escrito por un hombre mayor, con miedo a morir sin hallar el sentido de la vida.

Cuando Kuschner leyó el libro por primera vez, de joven, se vió a sí mismo en Kohelet, un
joven idealista que atacaba la ortodoxia de su época, luego, cuando lo leyó siendo adulto,
se da cuenta que lo entendió mal, Kohelet era un hombre con miedo a morir y no dejar nada
significativo atrás.

Eclesiastés es el libro más personal de la Biblia, en un principio se ve que Kohelet se dedicó


a ganar dinero y pasarla bien, y lo logró, pero la vida le enseñó que eso no era todo. Con el
tiempo entendió que el sabio ve la vida con más claridad, pero esta claridad muestra lo malo
de la vida, la tragedia.

A Kohelet solo le queda una opción, la religión, pero teme que si eso falla encuentre que en
realidad no hay sentido a la vida, por eso sigue los preceptos para hallar esa paz que les
promete a los puros de corazón, pero al encontrar que, aunque cumpla todos los preceptos,
morirá y será olvidado como todos. Kohelet finalmente encuentra una respuesta, pero no
nos la da hasta el final del libro, ya que Eclesiastés no fue escrito para liberar sus
frustraciones, sino para acompañar a los que pasen por la misma situación que él.
Kuschner 3

Goethe escribe el poema Fausto, sobre un chico que hace un trato con el diablo para poder
decir “Este momento es tan gratificante que desearía prolongarlo para siempre”. Goethe
escribe Fausto en las distintas etapas de su vida, empieza a los 20, la sigue a los 40, y la
termina poco antes de morir, a los 83. Por esto podemos ver como cambian las ideas de
Goethe mientras avanzamos en Fausto, al principio quiere vivir sin límites y el diablo se lo
concede, pero él no es feliz, pero para el final, se dedica a construir espacios para la
próxima generación, pasando de un Dios Todopoderoso a un Dios de la Creación.

Cuando jovenes, buscamos el éxito simplemente por el éxito, de mayores, buscamos el


éxito por lo que nos puede conseguir. Ese camino siguió Kohelet, al principio buscó ganar
dinero pero no fue feliz. Si nuestro objetivo de vida es “ganar”, alguien tiene que perder.

Kuschner cuenta 2 historias: La de un turista que se sumó a una travesía hasta la cima de
una montaña, pero él se cansó y no pudo seguir más, mientras la gente local seguía
caminando, esto porque el turista tomaba a la montaña como un enemigo al cual vencer,
mientras que ellos buscaban conectarse con la montaña; Un pastor, cuando envejeció y
supo que nunca le encomendarían una gran iglesia, dejó de ver a los otros pastores como
obstáculos, esperando a que se mueran o los echen, sino que llegó a amigarse de ellos, por
lo que sus sermones también cambiaron, de asperos a sinceros, el cambio no fue de sus
seguidores o los otros pastores, fue algo de él.

Kohelet se esforzó en acumular dinero para tenerlo todo, Fausto quería poder para dominar
a los demás, pero la busqueda de tal poder nos separa de nuestros pares, y además por
más poder que uno tenga nunca tendrá control absoluto. Amar a una persona por lo que
puede darte es solo amarte a ti mismo, el poder se da de una persona hacia sus inferiores,
el amor es entre 2 seres iguales. Idolatrar no es solo adorar estatuas, sino también adorar
sus creaciones como divinas, o a uno mismo.

Kuschner está en desacuerdo con una frase dicha por el filósofo Jean-Paul Sartre, que dice
“el infierno son los otros”, porque puede que nos compliquen la vida, pero la vida sin pares
sería depresiva, ya que Kuschner piensa que, como los chimpancés, si un humano se
desarrolla sin sus pares no es humano.

Dominar a la gente puede parecer gratificante, pero en realidad nos lleva a la soledad, ya
que a quien le gusta ser percibido con temor y obediencia? Martin Buber describe que la
relación con el otro puede ser “Yo-Ello”, tratando al otro como un objeto, o “Yo-Vos”,
tratando al otro como otra persona. Dios se presenta como un Dios Autoritario, que castiga
a pecadores y envía plagas, pero también como un Dios Amoroso que cuida de los
enfermos, pero que amor se le puede tener a alguien si solo se habla de su poder, por lo
que Dios debe dejarnos elegir. Si estamos hechos a la imagen y semejanza de Dios,
aspiramos a ser el Dios todopoderoso o el benigno. Kuschner cree que quienes escribieron
la Biblia se basaron en la figura de los faraones autoritarios para representar a Dios, pero
con el paso del tiempo su relación con Dios maduró y comenzaron a imaginar a un Dios que
castigue por lastimar a sus projimos y no a su relación con él.
Eclesiastés 1

Kohelet, el Predicador, dice que tood es vanidad, vacío, que el hombre no rinde los frutos de
su trabajo, que la vida es un ciclo, todo termina y vuelve a como comenzó, y cuando algo
termina, se olvida. Cohelet, rey de Israel, dio su vida buscando sabiduría.

Eclesiastés 2

Kohelet se llenó de bienes materiales, casas, siervos, oro y plata, y otras riquezas,
consiguió todo lo que deseó, pero cuando miró a sus obras, vió un vacio, vanidad, que a
pesar de ser sabio, va a sufrir el mismo destino que el necio, la muerte, y pronto su trabajo
será olvidado. Quien sigue a Dios este le da sabiduría y gozo, mientras que al que peca le
toca recolectar, también esto es vanidad, vacio.

Eclesiastés 3

Kohelet habla sobre como todo lo uno quiere toma su tiempo y hay tiempo para todo,
cultivar y recolectar, nacer y morir, etc. y que los hombres no sacan provecho del trabajo
que hace, pero luego menciona como es deber de Dios que todos gocen de su labor. Lo
que hace Dios es eterno, no se cambia, y al final todo vuelve a como empezó.
Kohelet plantea, a diferencia de al principio de Eclesiastés, a un Dios que juzga, ya que al
principio decía que las acciones no importaban si todos tenían el mismo destino. Dios trata
de probar que el hombre es similar a la bestia, la cual se maneja por puro instinto, lo mismo
sucede si el hombre no se comporta y domina ese sentido, pero tampoco son tan diferentes,
ya que ambos mueren. Kohelet propone que el hombre cumpla con el trabajo que Dios le
dió, vivir la vida.

Eclesiastés 4

Kohelet ve cómo la gente sufre debajo del sol, y la que no tiene hijos, nadie disfrutará de los
frutos de su trabajo, ya que estos tampoco descansan. Los prójimos tienen envidia del
trabajo de los demás. El hombre trabaja sin preguntarse porque lo hace si no recibirá fruto,
Kohelet plantea que es mejor un puño de trabajo y otro de descanso, que 2 de puro trabajo
y aflicción de espíritu. Si una persona trabaja sola, no logra nada, ya que no habrá nadie
que lo levante cuando caiga ni nadie que lo caliente cuando tenga frío. Está mejor el joven
pobre y sabio que el rey rico y testarudo, que camina con su sucesor aunque la multitud que
lo siga no estará contento con él, esto también es vanidad y aflicción de espiritu.

Eclesiastés 12

El Predicador, Kohelet, plantea que mientras más aprendía más enseñaba, cumpliendo su
función de transmitir sabiduría. Las palabras de los sabios son como aguijones, ya que son
concretos y sinceros, aunque duelan. Kohelet pasó su vida estudiando para ser sabio, pero
no vivió. Al final, Kohelet dice que Dios juzga tus acciones, siendo contrario a su visión del
principo de Eclesiastés, de que las acciones no tenían relevancia, pero ahora sabe que con
su accionar, el hombre determina cómo comportarse.

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