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ESCUELA TECNICO SUPERIOR DE LA POLICIA NACIONAL DEL PERÚ

“Año de la unidad, la paz y el desarrolló”

ESCUELA TECNICO SUPERIOR DE LA POLICIA


NACIONAL DEL PERÚ - SEDE PUNO

ASIGNATURA: CÓDIGO PENAL

CATEDRA: SS PNP CUELA MAMANI LEONARDO

ALUMNO: ALFARO PAUCAR ISAAC ALDAIR

TEMA: TEORÍA DEL DELITO

CUARTA SECCIÓN

N° DE ORDEN: 1

2023

PUNO-PERÚ

INDICE

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“PROTECTORES DE LA DEMOCRACIA”
ESCUELA TECNICO SUPERIOR DE LA POLICIA NACIONAL DEL PERÚ

DEDICATORIA

A Dios, nuestro señor sabiduría, por


haberme bridado salud y sabiduría para
seguir el camino de superación y permitirme
estudiar en esta institución policial.

A mis queridos padres por su apoyo


incondicional y compresión por darme
fuerzas, así poder cumplir mi objetivo de ser
un buen efectivo de la POLICIA NACIONAL
DEL PERÚ.

Para mi docente que día a día aporta


con su conocimiento para así poder servir a
mi sociedad.

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“PROTECTORES DE LA DEMOCRACIA”
ESCUELA TECNICO SUPERIOR DE LA POLICIA NACIONAL DEL PERÚ

INDICE

INTRODUCCION:.............................................................................................4

MARCO TEÓRICO............................................................................................6

1. ¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL DELITO?...................................................6

1.1 La teoría de Binding................................................................................7

1.2 El concepto de delito de Beling...............................................................8

2. CONCEPTOS, SUJETOS Y OBJETO....................................................12

2.1 Concepciones........................................................................................12

3. Sujetos del delito.........................................................................................15

a. Sujeto activo del delito.............................................................................15

b. Sujeto pasivo del delito............................................................................15

4. EL DELITO Y SUS ELEMENTOS...........................................................17

4.1 CONDUCTA (ACCIÓN Y OMISIÓN).....................................................18

4.2. EL TIPO................................................................................................20

4.3. ANTIJURIDICIDAD...............................................................................22

4.4. LA CULPABILIDAD..............................................................................23

CONCLUSIÓN................................................................................................24

BIBLIOGRAFÍA...............................................................................................26

CASUÍSTICA...................................................................................................27

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“PROTECTORES DE LA DEMOCRACIA”
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INTRODUCCION:

El análisis de las ciencias penales nos permite entrever la serie de materias


que conforman su contenido, algunas con un carácter eminentemente dogmático y
otras puramente técnicas, pero al referir sus contenidos es preciso ubicar a la
parte de la ciencia encargada de efectuar la tarea de análisis y sistematización de
su contenido, siendo la teoría la encargada de aportar las explicaciones
respectivas. Al referir el término de teoría, surge a la mente una serie de
conocimientos lógicamente estructurados que tratan de explicar determinados
fenómenos, precisamente la teoría es el área del conocimiento que nos permite
aprehender y comprender en toda su extensión a los contenidos del delito. No
obstante que con cierta frecuencia escuchemos el reclamo de los postulantes en
el sentido de que la teoría no vale, sino la práctica, es inconcuso que esta última
no tiene mayor valor sino cuando encuentra un fundamento en los postulados
teóricos que norman los diversos procesos y trámites que se desarrollan en la
práctica, además de ser el fundamento y dirección de la ley.

En efecto, existe una patente necesidad de supeditar precisamente el origen


de las leyes penales a la ciencia del derecho penal, en virtud de que cuando las
reformas legales no se hacen tomando como referencia a la dogmática, entonces
se traducen en reformas que no tenderán a facilitar la construcción jurídica para
llevar una mayor seguridad en la aplicación del derecho, sino que serán reformas
inconsultas con una clara tendencia a engrosar la ley, disminuyendo la seguridad
jurídica en la aplicación de ésta. Al referir una teoría del delito, resulta difícil
concluir o inclusive avizorar si ésta se refiere a una sola clase de postulados, o si
debemos de partir del análisis de las teorías que se han propuesto para explicar
sus contenidos, partir de la primera consideración sería una labor muy limitada,
pues si recordamos que el derecho es una parte de las ciencias sociales y éstas
no son exactas, entonces sus contenidos habrán de variar en la medida de las
diversas posturas que se propongan sobre cada uno de los conceptos, principios,
fórmulas o instituciones sujetas a análisis La teoría del delito tiene como objeto

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analizar y estudiar los presupuestos jurídicos de la punibilidad de un


comportamiento humano, sea a través de una acción o de una omisión, en estos
términos dicho análisis no sólo alcanza a los “delitos”, sino incluso a todo
comportamiento humano del cual pueda derivar la posibilidad de aplicar una
consecuencia jurídico penal; entonces, será objeto de análisis de la teoría del
delito aquello de lo cual derive la aplicación de una pena o una medida de
seguridad, así como los casos extremos en los que no obstante existir una lesión o
puesta en peligro de un bien jurídico, el comportamiento humano resulte
justificado, no reprochable, o bien, no punible.

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MARCO TEÓRICO

1. ¿QUÉ ES LA TEORÍA DEL DELITO?


La teoría del delito o teoría de la imputación penal se encarga de definir las
características generales que debe tener una conducta para ser imputada como
un hecho punible. Para llegar a esta concepción, tuvo que transcurrir una larga
evolución en la dogmática penal, particularmente en el estudio de la teoría general
del derecho penal.

El estudio del delito opera en aquello que le es común a todos los hechos
punibles en general. Para ello debemos analizar distintas concepciones del delito.

El delito fue siempre una valoración de la conducta humana condicionada por


el criterio ético hegemónico de la sociedad de la época. Es así que los conceptos
de delito han ido evolucionando en definiciones que se desarrollaron a partir del
siglo XVIII. En términos generales y de acuerdo a la concepción jurídica, el delito
es todo acto humano voluntario que se adecua al presupuesto jurídico contenido
en una ley penal.

Para Francesco Carrara, el delito es aquella infracción de la ley del Estado


promulgada para proteger la seguridad ciudadana, resultante de un acto externo
del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y políticamente dañoso.

Por otra parte, la concepción dogmática del delito, desarrollada por Mezger,
enuncia que el delito es aquella acción u omisión, típica, antijurídica y culpable,
que a su vez resulta ser punible de pena. 

Para complementar la perspectiva dogmática e influenciada por la corriente


positivista, Beling y Binding propusieron que “el delito es aquella acción u omisión
voluntaria típica, antijurídica y culpable enumera los elementos constitutivos de
delito y tiene su origen en la teoría de las normas”.

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1.1 La teoría de Binding


Según Luis Jiménez de Asúa12, Binding comenzó el año 1872 (en que está
fechado el prólogo del tomo primero de su ingente obra) la construcción laboriosa
que consumiría su vida plena de la “teoría de las normas”. Por lo que afecta al
derecho penal, Binding destacó que lo que viola el ladón no es ley, sino el principio
que prohíbe robar. “Hallaron los pueblos antiguos dice el gran maestro alemán y
hallan los nuevos, la naturaleza del delito en que infringe la paz, el derecho, la ley.
De aquí le viene su nombre”. Mas a juicio de Binding, “dos faltas obscurecen la
verdad esencia de aquel principio. Se identifica el principio penal (Strafrechtssatz),
según el cual será juzgado el delincuente, con el principio jurídico (Rechtssatz),
que él infringe. Si la ley dice: “Quien sustrae a otro, de propósito, una cosa mueble
ajena, para apropiársela injustamente, será castigado con prisión por hurto” es que
forma, con este precepto, la premisa mayor en el juicio sobre el ladrón; con la
acción raptora del delincuente, la premisa menor, y con la ejecutoria de la pena, la
conclusión.

La pena, solo así y desde luego, puede ser pronunciada, porque está
descrita en aquella ley. Lejos de infringir el delincuente la ley penal, según la que
será sentenciado, debe él más bien y siempre, para que pueda ser castigado
conforme a ese artículo de la ley en su primera parte, haber obrado al unísono con
ella. Esa primera parte exige caracterizar precisamente la acción punible. En ella
reside una transgresión legal y así la describe la ley penal.

En otras palabras: la ley que transgredió el delincuente va delante, en el


concepto y en la regulación, pero no así en el tiempo de la ley que prescribe la
manera y la naturaleza del juicio. De esta equivocada identificación depende la
concepción muy extendida, pero igualmente errónea, de que el delincuente
transgrede una “ley penal”, cuando se mostrará cómo su acto significa, en todo
caso, la infracción de una ley en sentido amplio, esto es, de un principio jurídico,
pero de modo alguno la infracción de una pena conminada o descrita por la ley
penal”.

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La teoría de las normas de Binding no solo dio nacimiento a las modernas


definiciones dogmáticas del delito, comenzando por la de Beling, sino que se
expande hasta llegar a tener eco en autores que no siguen rigurosamente sus
ideas y que incluso desconocen lo esencial de sus tesis. Binding, desde su
positivismo radical, reverenciaba la norma como objeto indiscutible dado que era
un producto de un legislador inequivocable.

Carl Binding (n. 6 de abril de 1841 - m. 7 de abril de 1920) fue un jurista


alemán que en 1872 publicó Las normas y su trasgresión (Die Normen und ihrer
Übertretung. Eine Untersuchung über die rechtmäßige Handeln und die Arten des
Delikts), donde señala que el delincuente, al cometer un delito, confirma la ley, no
la contradice.

1.2 El concepto de delito de Beling


Ernst von Beling no creyó contrariar las doctrinas de Binding, a quien miraba
como maestro, sino que quiso desenvolverlas en la técnica jurídica. Pero Carl
Binding, con su excesivo tronar olímpico, arremetió contra él, incluso en el
impropio lugar de su Compendio, en una de cuyas notas dice que es de lamentar
la enorme cavilación que supone la teoría de Beling, así como la audacia de quien
defiende las consecuencias de su doctrina de la tipicidad, en un caso concreto, ya
que no puede rendir provecho alguno a los juristas.

Beling llega a su definición del delito después de numerosas rectificaciones.


En la primera edición de sus Grundzüge, hecha en 1889, daba un concepto en un
todo similar al que exponía von Liszt: “Acción punible (hecho penal, delito, delito
en sentido amplio), es la acción antijurídica y culpable, conminada con pena”. Aún
no había elaborado su doctrina del tipo legal, como carácter meramente
descriptivo, y hablaba del Tatbestand, como era muy utilizado, en su aspecto
“subjetivo” y “objetivo”. Ahora bien, encontramos en esta primera edición de sus
Grundzüge gérmenes de la doctrina que luego había de ser tan fecunda, aunque
en las palabras que vamos a transcribir hubiese más influjo bindingniano que
promesas de desarrollo futuro: “En su sentido propio dice se entiende por ley

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penal (Strafgesetz), solamente un cierto principio jurídico penal (Strafrechtssatz),


que en un determinado tipo legal (Tatbestand) (primera parte de la ley penal),
basa una sanción penal o conminación penal (Strafdrohung) (segunda parte de la
ley penal). Por el tipo legal (Tatbestand) ha de entenderse la descripción de
aquella violación del Derecho que debe ser hallada en la concerniente sanción”.

Mas en 1906 quiso librar a la construcción del delito del elemento, que él
juzgó tautológico, de estar conminado con una pena, y quiso reemplazarlo por el
conjunto de condiciones que el hecho ha de reunir para acarrear la consecuencia
punitiva. Decir que el delito es lo penado por la ley, equivale —según el gran
profesor y tratadista— a definir una casa habitación como una casa, con comedor,
alcoba, etc., destinada a ser habitada. La punibilidad, afirma, ha de ser uno de los
elementos del delito y no entrar en la definición para evitar la tautología. Beling
cree conseguido entonces con esta fórmula: “es delito la acción típica, antijurídica,
culpable, sometible a una sanción penal adecuada y suficientemente para las
condiciones de la sanción penal”.

En esta concepción aparece ya la tipicidad o “adecuación típica”, con su


papel nuevo y rector, y cada uno de los caracteres, si bien al servicio del todo,
figuran con sus funciones propias y distintas. Para ser delito un acto debe reunir
estos requisitos: acción; descrita objetivamente en la ley, es decir, tipicidad;
contraria al derecho, esto es, que exista antijuricidad; dolosa o culposa, o sea, que
medie culpabilidad, sancionada con una pena, lo que equivale a decir, aunque el
propósito fuera el de mirarlo como mera consecuencia, que tenga fijada una
penalidad; y que se den, además, las condiciones objetivas de penalidad.

La crítica se descargó contra Beling obligándole a modificar su definición,


especialmente por el hecho de mantener aún en ella “conminación penal”, y por la
excesiva independencia con que enunciaba la adecuación típica. Es exacto que
Beling criticó ya, en su Teoría del delito, la “amenaza penal” como características,
pero la incluyó en la definición, lo que le valió la censura de Mayer que dijo que
ello era una “fórmula pleonástica”. Todavía en la octava edición de sus Grundzüge
(1925), definía así el delito: “Acción punible es una acción, típica, antijurídica,

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culpable, cubierta con una sanción penal adecuada a la culpabilidad, y que llena
las condiciones legales de punibilidad”. En la décima edición de sus Principios
sigue hablando de que la acción ha de estar “cubierta con una sanción penal
adecuada”, motivando que Mezger le acuse de “tautología”. En la última edición de
aquella obra, todo cambia: el requisito típico no aparece independiente, se
suprime la adecuación a una pena, y se formula negativamente la condición de
penalidad: “Acción punible (delito en el sentido amplio) es toda acción típicamente
antijurídica y correspondientemente culpable, que no está cubierta por una causa
material de exclusión de penalidad”.

Las censuras al concepto de Beling, y sobre todo a la tipicidad, han sido


constantes. Franz Von Liszt consideraba innecesario enumerar esa característica,
porque el requisito de estar “sancionado con una pena”, que es el carácter
específico del delito, supone previa descripción de los actos que se conminan con
la sanción. Por eso Von Liszt dice que su concepto del delito está “de acuerdo en
esencia” con el de Beling, lo que no es exacto. Por su parte, Robert von HIPPEL,
criticando la definición de delito que dio Beling, argumentando que es nuevo el
concepto “típico” y los caracteres de la adecuación de la sanción penal a la
culpabilidad, como también las condiciones legales de punibilidad, siendo estos
dos últimos elementos con contenido explícito, la indicación referente a la
necesidad de la amenaza penal legal que Beling quiso ser superflua; pero el
elemento típico resulta insuficiente cuando aquella indicación falta: pues una
acción solo es “adecuada al tipo”, en el sentido del delito, si el derecho positivo
asocia la pena como consecuencia jurídica al correspondiente tipo; es decir, si
conmina con pena de ejecución. Hippel añade que la característica de tipicidad es
inútil, puesto que se deduce de la máxima, siguiendo al maestro alemán
Feuerbach. Todos los opositores de Beling yerran cuando pretenden suprimir o
restar importancia a la tipicidad. La importante contribución de Beling al desarrollo
de la teoría del delito, es sin lugar a dudas su planteamiento sobre la “teoría del
tipo”, dejando las bases en las cuales se irá reconstruyendo la tipicidad hasta
nuestros días.

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Ernst von Beling (n. 19 de junio de 1866 - m. 18 de mayo de 1932) fue un


distinguido catedrático alemán de derecho penal que en 1906 publicó su Teoría
del delito (Die Lehre vom Verbrechen). Según la opinión mayoritaria, con esta
obra se fundó la teoría del tipo penal. En todo caso, cabe afirmar que Beling
renovó la teoría del tipo y desarrolló su potencial para el Estado de Derecho,
extrayendo de la máxima todas las consecuencias sistemáticas.

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2. CONCEPTOS, SUJETOS Y OBJETO

2.1 Concepciones
El delito fue siempre una valoración de la conducta humana condicionada por
el criterio ético dominante en la sociedad. Los conceptos de delito han sido
formulados en definiciones que se desarrollan en los siglos XVIII, XIX y XX, y
pueden ser agrupadas en diversas concepciones:

a. Concepciones formales o nominales: Establecen que el delito es una


conducta humana que se opone a lo que la ley manda o prohíbe bajo la amenaza
de una pena. Es la ley la que establece y nomina qué hechos van a ser
considerados delitos; es la ley la que designa y fija caracteres delictuales a un
hecho. Si en algún momento esta ley es abrogada el delito desaparece. El delito
es artificial.

b. Concepciones substanciales o materiales: Establecen elementos del


delito como presupuestos para que un acto voluntario humano sea considerado
como delito. Así, para estas concepciones, el delito es un acto humano
típicamente antijurídico culpable y sancionado con una pena de carácter criminal.
Sigue el método analítico.

c. Concepción jurídica del delito: Toda ley penal en su estructura tiene un


presupuesto (lo que no se debe hacer o lo que manda a hacer) y una
consecuencia jurídica (pena o medida de seguridad). De acuerdo a esto, el delito
en su concepción jurídica es todo acto humano voluntario que se adecua al
presupuesto jurídico de una ley penal. Para Carrara, el delito es un ente jurídico
(creación de la ley) y no un fenómeno social (ente de hecho). Decimos “adecua al
presupuesto” porque no la vulnera, sino hace lo que el presupuesto dice.

Ejemplo: En el robo, el autor cumple con lo que dice el presupuesto: “El que
se apodera ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para
aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, empleando

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violencia contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su vida


o integridad física...” (Código Penal, art. 188º).

Su conducta se adecua lo que el presupuesto jurídico dice. La concepción


jurídica del delito fue desarrollada por Juan Domingo Romagnosi, Giovanni
Carmignani y Francesco Carrara. El delito para Romagnosi es la agresión al
bienestar. Si queda impune destruiría a la sociedad. Para que no ocurra tal cosa,
la sociedad y el derecho deben eliminar la impunidad. Explica Carmignani que la
pena se aplica con el fin de prevenir futuros delitos. Para Francesco Carrara el
delito es la infracción de la ley del Estado promulgada para proteger la seguridad
ciudadana, resultante de un acto externo del hombre, positivo o negativo,
moralmente imputable y políticamente dañoso. Para Carrara el delito es un ente
jurídico (creación de la ley) y no un fenómeno social (ente de hecho). Es un ente
jurídico porque es una contradicción entre el hecho del hombre y la ley. Por eso no
se define como acción sino como infracción, lo que supone que la antijuridicidad
es la esencia del delito y no solo su elemento. Al decir “acto externo” se refiere a
que no son sancionables los actos internos o pensamientos, sino sólo los actos
exteriorizados del hombre. El pensar en matar no es delito, mientras no lo
exteriorice o realice actos para materializar este acto. Con “acto positivo” se refiere
las acciones voluntarias humanas. Con acto negativo se refiere a un no hacer lo
que la ley manda a hacer, esto es, una omisión. “Moralmente imputable” significa
que el sujeto comete el delito en base a su libre albedrío. El sujeto puede escoger
entre la comisión de un delito o no. El ser humano puede elegir un
comportamiento (mores, “costumbre”, “comportamiento”) particular o no. Con
“políticamente dañoso” se refiere a que el delito, al vulnerar los derechos
subjetivos de otra persona, también está perjudicando a la sociedad.

d. Concepción filosófica del delito: La desarrollan Pellegrino Rossi y


Enrique Pessina. Quieren conceptualizar al delito para todos los tiempos y todos
los lugares. Es decir, quieren formar un concepto universal de delito. La pretensión
de validez es socavada porque lo que ayer fue delito deja de serlo con el paso del
tiempo y con la abrogación de la ley que lo concibió como delito.

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e. Concepción dogmática del delito: Esta concepción de delito fue


desarrollada por Karl Binding, Ernst von Beling, Max Ernest Mayer y Edmundo
Mezger. El delito es la acción u omisión voluntaria típicamente antijurídica y
culpable42. La concepción dogmática del delito enumera los elementos
constitutivos del delito y tiene su origen en la “teoría de las normas” de Binding
que dice que el delincuente vulnera el supuesto hipotético de la norma jurídica no
la ley. La norma es un deber ser: “no matarás”. El deber ser nos guía a lo que es
bueno y a lo que es malo. La ley establecida es un ser, esto es, ley positiva. El
delito “vive” en el ser, es decir, en la ley; el delito no vulnera la ley, vulnera el
supuesto hipotético de la norma jurídica penal. Es más, el delito es ser, es una
conducta positiva. Edmundo Mezger se apoya en la “teoría del tipo” de Ernst von
Beling que dice que cuando se infringe el supuesto hipotético de norma jurídica
penal, esa infracción, ese acto debe encajar en lo descrito por la ley como delito,
es decir, la infracción debe encuadrarse al tipo penal.

El “delito es un acto u omisión voluntaria”, quedan descartadas las


conductas que no son producidas por la voluntad, como las que se realizan por
fuerza irresistible, acto reflejo o situaciones ajenas a lo patológico (sueño,
sonambulismo, hipnotismo). En estos supuestos no existe conducta, por tanto, no
hay delito.

El “delito es un acto típico”, todo acto humano para considerarse como


delito debe adecuarse al tipo penal. Si no hay adecuación no hay delito, o peor
aún, si no hay tipo, la conducta no es delito. Por eso, todo lo que no está prohibido
u ordenado, está permitido.

El “delito es un acto típicamente antijurídico” significa que el delito está


en oposición a la norma jurídica, debe lesionar o poner en peligro un bien
jurídicamente protegido. Un acto típicamente antijurídico puede dejar de ser tal si
median las causas de justificación de la acción como:

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Estado de necesidad (defensa legítima)

Se justifica en caso de estado de necesidad (por ejemplo, la legítima


defensa). En la legítima defensa el agredido puede matar a su agresor; esto no es
homicidio. El acto humano voluntario de defensa típicamente antijurídico
(homicidio) deja de ser tal porque había un estado de necesidad extrema de
defensa de la vida propia.

f. Concepción sociológica del delito

Desarrollado por Rafael Garófalo, Enrico Ferri, Gabriel Tarde y Emilio


Durkheim. El delito, es la lesión de los sentimientos altruistas fundamentales de
piedad y probidad en la medida que son poseídos por la comunidad y en la
medida que son indispensables para la adaptación del individuo a la sociedad.
Aunque esos sentimientos son inherentes al ser humano, no son los únicos. Este
concepto rechaza lo que la ley considera como delito.

3. Sujetos del delito

a. Sujeto activo del delito


Es la persona individual con capacidad penal que realiza la conducta típica.
Solamente una persona individual puede cometer delitos. Aun en los casos de
asociación criminal, las penas recaen solo en sus miembros integrantes. Solo en
la persona individual se da la unidad de voluntad y el principio de individualidad de
la pena.

Los artículos gramaticales, “el”, “los”, “la” nos conducen a deducir que el
sujeto activo puede ser cualquiera, lo que nos lleva a los llamados delitos
impropios. ¿Por qué? Porque son realizados por cualquier persona. Por otro lado,
existen delitos que solo cometen determinadas personas como es el funcionario
público, la madre, el hijo, el profesional, etc. Estos se llaman propios porque solo a
esas personas se les puede imputar el delito.

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b. Sujeto pasivo del delito


Es el titular del interés jurídico lesionado o puesto en peligro El sujeto pasivo
es diferente al sujeto perjudicado

Ejemplo:

“En el rapto de un menor el perjudicado es el tutor, los padres”.

En el Código Penal, se le reconoce, respondiendo a las preguntas: ¿A quién


pertenece el bien o interés protegido? ¿Quién es el titular del bien? En general un
bien o interés pertenece a la persona (colectiva o individual), a la sociedad o al
Estado.

Los animales nunca son sujetos pasivos, son objetos materiales del delito,
pero son protegidos por leyes para evitar su extinción.

Las sociedades como sujetos pasivos Pueden ser sujetos pasivos en los
siguientes casos:

1. Tratándose de personas jurídicas como las sociedades comerciales, los


perjuicios son esencialmente de carácter económico y contra su propiedad cuando
se trata del robo o del hurto.

2. El Estado puede ser víctima contra su seguridad interna o externa, o sus


fondos y caudales. Se considera víctima a la colectividad, no a cada uno de sus
integrantes por separado. El Estado puede ser:

o sujeto pasivo genérico, en el caso de un homicidio;


o sujeto pasivo único, en los delitos contra la administración pública;
o sujeto pasivo junto a otros, en delitos financieros o cohecho.

3. También puede ser sujeto pasivo la sociedad cuando atenta contra su fe


pública en los delitos de falsificación de moneda, falsificación de documentos de
crédito, etc.

4. Puede ser víctima también de delito una colectividad de individuos no


personificados jurídicamente. Ejemplo: La Corte Superior de algún Distrito Judicial,

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que es una colectividad sin personalidad pues constituyen una colectividad


dedicada a la administración de justicia.

4.  EL DELITO Y SUS ELEMENTOS.

Una vez que tuvimos ya un acercamiento a lo que se entiende por teoría


general del delito, es momento de describir, o mejor dicho, de definir que es el
delito.

Bajo el principio de que no existe delito sin ley, podemos de manera general
comenzar diciendo que el delito es toda aquella conducta humana que es
sancionada como delito por el legislador, cabe aclarar que no cualquier conducta
es relevante para el derecho penal, solo aquella que es reprochada socialmente,
por ejemplo, una pelea de box, provoca lesiones entre los contendientes, pero
dado que es aprobada socialmente, dicha acción de pelear y causarse lesiones no
es penalmente relevante.

Así pues, tenemos que es el legislador quien determina que conducta es la


que se deberá considerarse penalmente relevante, por lo tanto a través de la ley
se seleccionan los comportamientos reprochables y se garantiza a la ciudadanía
que solo lo descrito en el ordenamiento como delito será reprochable, para
finalmente motivar a los mismos ciudadanos a conducirse acorde con el estado de
derecho, dicha motivación se da toda vez que la conducta descrita por el
legislador como delito contiene una pena.

Bien; de manera general considero ha quedado claro lo que es un delito,


pasemos ahora a la parte técnica de la definición de delito, Muñoz Conde al
respecto nos dice que “el derecho penal positivo ha llegado a la conclusión de que
el concepto del delito responde a una doble perspectiva, se presenta como un
juicio de desvalor que recae sobre un hecho o acto humano y como un juicio de
desvalor que se hace sobre el autor de ese hecho. Al primer juicio de desvalor se
le llama injusto o antijuricidad, a la segunda culpabilidad. Injusto o antijuricidad es,

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pues, la desaprobación del acto; culpabilidad la atribución de dicho acto a su


autor.”

Por lo expuesto podemos afirmar que los elementos del delito son: el tipo,
que es la conducta descrita por el legislador como delito, la antijuricidad y la
culpabilidad.

Resumiendo, podemos definir al delito como una conducta, típica,


antijuridica, y culpable (la punibilidad es propiamente una consecuencia del delito),
a continuación, haremos un breve repaso de lo que se entiende por cada elemento
que contiene la definición de delito.

4.1 CONDUCTA (ACCIÓN Y OMISIÓN).


El derecho penal se encarga de sancionar la conducta de las personas, por
lo tanto podemos decir que la conducta es un elemento esencial del delito, es
decir, no hay delito sin conducta como veremos más adelante; han existido
diversas conceptos sistemáticos de conducta, pero se coincide en que la conducta
es una manifestación de la voluntad en el mundo exterior que sancionan las leyes
penales, Jiménez Huerta precisa que la conducta es “el modo o forma de
manifestarse en el externo comportamiento típico, queda comprendidas tanto las
formas positivas como las negativas con que el hombre manifiesta externamente
su voluntad. Implica, pues, un superior conocimiento de genérica significación;
idóneo para abarcar las diversas formas en que típicamente se plasma la voluntad
de los hombres”.

Podemos advertir de la definición citada que una conducta tiene elementos


externos e internos, esto es una acción o una omisión - conceptos que
precisaremos más adelante – pero para que la conducta sea considerada como
delito debe materializarse en el mundo exterior; solo se podrá delinquir, es decir
cometer un delito cuando la conducta de un sujeto determinado haga que su hacer
o dejar de hacer se manifieste con elementos tangibles o perceptibles por los
sentidos en la realidad, adecuados al tipo penal descrito por la norma.

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Al respecto Antonio Berchelmann Arizpe nos dice que “la acción como forma
externa de la conducta, equivalga a la racionalización espacial y temporal de cierto
comportamiento corporal de una persona. Ya sea por la actividad de uno de sus
miembros (brazos, piernas, manos, pies, etc.) ya sea por cualquier órgano que
ponga en marcha el complejo muscular del cuerpo humano que se perciba en el
mundo exterior (gestos, palabras, etc.) por su parte se dice que la omisión es la
inactividad física o inercia muscular con relación a una acción esperada; es la
actitud pasiva o inmovilidad de aquellas partes del cuerpo cuya actuación depende
de la voluntad”.

Podemos decir que el término conducta es pues un concepto aceptado en el


derecho penal mexicano como el primer elemento conceptual del delito, pero
aclarando que no cualquier conducta, sino solo aquellas que se ajusten objetiva y
subjetivamente al marco normativo previsto por el ordenamiento penal. Ahora
bien, la conducta tiene modos de manifestación, siendo estos la acción y la
omisión, Fernando Arilla Bas respecto de la acción y la omisión nos dice que “las
acciones y las omisiones punibles aparecen, por lo general, enumeradas
disyuntivamente en las leyes penales. Tienen ambas de común, el elemento
interno de la conducta de que son variantes, es decir, la volición, pero las primeras
se exteriorizan mediante un comportamiento positivo o sea aliud facere, en tanto
que las segundas la exteriorizan por medio de un comportamiento negativo. La
acción contradice una norma prohibitiva, en tanto que la omisión contradice una
norma perceptiva. La acción viola, en consecuencia, un deber jurídico de
abstenerse, es un facere quod non debetur y la omisión viola un deber jurídico de
obrar, es un non facere quod debetur. El comportamiento activo es un
comportamiento prohibido, en tanto que el omisivo es debido.

Es muy elocuente lo dicho por el maestro Arilla Bas, la conducta tiene una
manifestación negativa y una positiva, que se traducen en una acción u omisión
respectivamente, por tanto la norma penal prohíbe tanto la acción, así como la
omisión, lo cual se traduce en que lo abstracto descrito por el legislador, esto es el
tipo penal[6], tiene la función de intimidar al ciudadano común para que se

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abstenga de actuar contrario a la sana convivencia social, así como también lo


conmina a que cumpla con su deber en caso de que así le sea exigible por su
actuar cotidiano en alguna determinada profesión, por ejemplo la enfermera de un
hospital tiene la obligación de atender por prescripción de un médico, a un
determinado paciente, si esta no lo hiciere así y el paciente fallece, porque su
conducta fue omisa con cumplir con dicha obligación, pues tendría que responder
penalmente por dicha omisión de actuar.

4.2. EL TIPO.
Cuando analizamos el concepto de delito y sus elementos decíamos que el
tipo es la descripción abstracta que el legislador hace de una conducta; así pues,
el tipo tiene una triple función a saber; una función seleccionadora de los
comportamientos penalmente relevantes, una función de garantía de cuales
comportamientos son considerados como delito y una función motivadora general,
en la cual el legislador espera que con la conminación de una pena los ciudadanos
se abstengan de realizar dichas conductas que considera como delito.

Al respecto de lo que se entiende por tipo penal, el maestro Marquez Piñero


citando a la Dra. Olga Islas, en su libro El Tipo Penal señala que “el tipo
constituye, funcionalmente, una figura elaborada por el legislador, descriptiva de
una determinada clase de eventos antisociales, con un contenido suficiente y
necesario para garantizar la protección de uno o más bienes jurídicos”.

Una vez precisado lo que es el tipo penal, es importante añadir que con la
evolución de la dogmática penal – situación que veremos en el siguiente capítulo –
a partir de los estudios de Beling, se considera al tipo como un tipo de injusto; es
decir, “como se ha dicho, antes de la obra de Beling, en 1906, la concepción que
se tenía del delito era bipartidista, estimando sólo dos aspectos esenciales de la
ley penal: la norma concentradora de la prohibición y que establece la pena, y por
otra parte, la sanción que captaba los elementos determinantes de la punibilidad.
De esa manera Binding lo deducía como consecuencia de afirmar que el
delincuente no obra contra la ley sino contra la norma que en aquélla se contiene.
Por tanto, uno de los aspectos más trascendentes de la consideración de Beling

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fue, como lo refiere Jiménez Huerta, arrancar del concepto de especie delictiva,
concebida como un todo compuesto de una pluralidad de elementos (previstos a
veces expressis verbis y otras subintelligenda), para precisarse o completarse por
la interpretación, que se encuentran en la correspondiente descripción legal, para
llegar a proponer la comprensión del tipo como algo distinto a lo que, como se ve,
venía a ser una imagen unitaria equivalente al delito mismo. el tipo en sentido
estricto se traduce en el reconocimiento de su característica fundamental y
predominantemente descriptiva, lo que lo hace un componente distinto al delito en
general”.[8]

En este orden de ideas, basándose en los estudios de Beling sobre el tipo,


Welzel, en Alemania en la década de los treinta del siglo pasado, llega a la
conclusión que los tipos penales contienen elementos objetivos y elementos
subjetivos, así pues, que nuestro derecho penal, sigue esta dogmática, llamada
escuela Finalista, cuyos criterios siguen vigentes hasta nuestros días; luego
entonces debe quedar claro para cumplir con el motivo del presente trabajo
afirmar que el tipo es la descripción abstracta que el legislador hace de una
conducta penalmente relevante y que contiene una vertiente que incluye
elementos objetivos y otra que incluye elementos subjetivos como el dolo y la
culpa.

Como comentario final al tipo como elemento del delito, conviene citar al
Maestro Urosa Ramírez, quien al respecto nos comenta que “al vocablo tipo se le
han atribuido múltiples connotaciones, pero son dos las más reconocidas: por una
parte, como la garantía-tipo empotrada dentro de la legalidad que recoge el
aforismo nullun crimen, nulla poena sine lege, aceptada por la mayoría de los
estados de derecho democrático y por otra parte, como un dispositivo legal que
cumple una importante función sistemática dentro de la estructura de la teoría del
delito, que describe aquellas conductas humanas penalmente relevantes.

La teoría finalista logra un importante avance sistemático dentro del


desenvolvimiento dogmático en la configuración de la teoría del delito, que supera
modelos anteriores al lograr una mayor precisión conceptual que redunda en una

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mayor seguridad jurídica de los gobernados, si bien no está exenta de críticas


realizadas por juristas alemanes post-finalistas como Gunther Jakobs y Claus
Roxin, dirigidas a la explicación teleológica del derecho penal. Con apoyo en lo
anterior, comienza a obtener cada vez mayor importancia el funcionalismo y
dentro del mismo, la teoría de la imputación objetiva, que parte de criterios
jurídicos normativos y no exclusivamente naturales para poder atribuir
determinados resultados en la acción u omisión del agente; encontrándose
actualmente esta teoría en pleno desarrollo.

4.3. ANTIJURIDICIDAD.
Siguiendo con el estudio de los elementos del delito, toca el turno a la
antijuridicidad, de la cual podemos adelantar, a reserva de ampliar el conocimiento
sobre el significado de la misma, que deberá entenderse como antijuricidad a la
contradicción de una determinada acción con lo previsto en el ordenamiento penal,
me explico; se tiene una conducta determinada, misma que al realizar un juicio de
subsunción, es decir de adecuar dicha conducta al tipo, y si es contraria al mismo,
entonces se podrá decir que dicha conducta es antijurídica, como apoyo a lo
expuesto cito al ilustre maestro Muñoz Conde quien al respecto de la antijuricidad
nos dice; “una vez subsumido (tipificado) el caso de la realidad en el supuesto de
hecho de una norma penal, el siguiente paso, en orden a la averiguación de si ese
caso puede engendrar responsabilidad penal, es la determinación de la
antijuricidad, es decir, la constatación de que el hecho producido es contrario a
derecho;antijuricidad expresa la contradicción entre la acción realizada y las
exigencias del ordenamiento jurídico”.

Consideramos que con lo expuesto por el maestro Muñoz Conde, es


suficiente para entender lo que es la antijuricidad, ya que no pretendemos ser muy
extensos en este tema, lo que buscamos es dar una breve explicación de los
elementos del delito, para que Usted amable lector pueda conocer los elementos
generales que componen a el delito, me quedaría únicamente para agotar lo que a
la antijuricidad se refiere, hacer mención de que el derecho penal no crea la
antijuricidad, sino que en virtud de la ratio cognosendi del tipo penal (función

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indiciaria del tipo penal), se seleccionan los comportamientos más lesivos para el
conglomerado social, conminándolos con una pena, a decir del Maestro Muñoz
Conde, “la realización de un hecho típico genera la sospecha de que ese hecho es
antijurídico; pero esta presunción puede ser desvirtuada por la concurrencia de
una causa de justificación excluyente de la antijuricidad. Si no concurre ninguna de
estas causas, se afirma la antijuricidad y el siguiente paso, es entonces, la
constatación de la culpabilidad del autor de ese hecho típico y antijurídico”; es
pues tiempo de pasar a lo que es la culpabilidad en la teoría del delito.

4.4. LA CULPABILIDAD.
Antes de comenzar con este tema, quisiera hacer la aclaración de que dado
que el presente esfuerzo académico se refiere a realizar un breve estudio de la
teoría general del delito así como del delito y la evolución dogmática del estudio
del mismo, no pretendemos ser muy profundos en los elementos que integran el
delito, sino dar una sucinta pero puntual explicación de los mismos, lo que nos
permitirá efectivamente cumplir con el objetivo de este estudio, una vez aclarado
el punto, pasemos a la explicar la culpabilidad como elemento del delito.

De manera muy puntual podemos decir que la culpabilidad se refiere a la


capacidad de una persona de ser sujeto de derecho en materia penal, Berchelman
Arizpe nos dice al respecto de la culpabilidad que “la acción típica y antijurídica del
injusto ha de ser culpable. Es decir, se ha de poder hacer responsable al autor del
injusto. O a aquél se le ha de poder reprochar la conducta por la que realizó el
injusto. Por ello la imputabilidad o capacidad de culpabilidad al igual que la
ausencia de causas de exculpación son presupuestos de la culpabilidad. La
diferencia principal entre la falta de antijuricidad y la falta de culpabilidad consiste
en que la conducta justificada se reconoce dentro del derecho por el legislador;
por ende, está permitida y se le debe soportar por todos”.

La culpabilidad es entonces como refiere Dr. Díaz Aranda, el juicio sobre el


autor mediante el cual se determina si se le puede reprochar el haberse
comportado contrariamente a lo establecido en el orden jurídico.

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Coincidimos en todo momento con lo expuesto por tan ilustres penalistas, la


culpabilidad se refiere al juicio de reproche que el estado realiza al autor de un
ilícito, o mejor dicho al trasgresor de la ley, ya que el derecho tiene como finalidad
el orden social y la sana convivencia social.

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CONCLUSIÓN

La teoría del delito clasifica los elementos comunes a todos los delitos.
Desde la óptica causal del delito, la acción es un hecho voluntario, bien sea de
carácter físico o mecánico, que produce un resultado regulado por la norma penal
sin tener en cuenta la finalidad de la acción cometida. La doctrina causalista fija su
atención en los elementos del desvalor del resultado (lesión del bien jurídico)
mientras que la corriente finalista del delito entiende que cualquier tipo de
conducta de la persona se mueve por una voluntad exterior que no se puede omitir
en el momento de valorar el hecho delictivo.

Esta corriente atiende, principalmente, a los elementos referidos al desvalor


del resultado, es decir, a la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico; en
cambio, la teoría finalista del delito considera que cualquier conducta humana se
rige por una voluntad cuya manifestación exterior no puede dejar de ser tenida en
cuenta a la hora de valorar el hecho delictivo. Este punto de vista presta más
atención al desvalor de la acción, es decir, al reproche sobre el comportamiento
del sujeto, sea este intencionado (dolo) o negligente (culpa).

En el derecho penal español, la teoría del delito toma su esencia de los


rasgos de la doctrina del dominio finalista del hecho, como en la mayoría de
países de nuestro entorno. Así, por ejemplo, en la determinación de la autoría en
los delitos de acción dolosos. En nuestra doctrina, la definición legal de delito
comporta el fundamento positivo del que debe partir la elaboración del concepto
dogmático de delito.

En los últimos años, no obstante, se está abriendo paso a la teoría


denominada funcionalista, relegándose el concepto del injusto personal de la
corriente finalista, por la teoría de la imputación objetiva del delito, que traslada la
causalidad natural a una causalidad jurídico penal relevante. Así, se introduce el
concepto de riesgo en la tipicidad del delito, consiguiendo atemperar el amplio
elenco de conductas que pueden ser concebidas a priori como causas, con la

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regulación normativa de supuestos en los que no se puede fundamentar la


causalidad (como por ejemplo en el caso de delitos omisivos, o delitos de riesgo).

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BIBLIOGRAFÍA

Velásquez Velásquez, Fernando, Manual de derecho penal. Parte general,


Temis, Bogotá, 2002.

Vial Campos, Pelayo, Técnicas y fundamentos del contraexamen en el


proceso penal , Librotecnia, 2006.

Villa Stein, Javier, Derecho penal. Parte general, 3ª ed., Editorial San
Marcos, Lima, 2008.

Bacigalupo, Enrique, Lineamientos de la teoría del delito, Juricentro, San


José, 1985.

Berdugo Gómez de la Torre, Ignacio, “El contenido del tipo del injusto”, en
Temas de derecho penal, Cultural Cuzco, Lima, 1993

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CASUÍSTICA

¿Cómo controlar un inmueble, durante las 24 horas del día, donde ha


llegado un terrorista, sin riesgo de ser detectados o denunciados como
sospechosos por los vecinos?

En primer lugar, según la importancia del blanco u objetivo, debemos tomar


la decisión si amerita vigilar el inmueble a tiempo completo. Si debe ser así,
entonces la vigilancia del inmueble debe hacerse con una cubierta adecuada,
previo estudio de la zona donde está ubicada la casa. Una buena cubierta puede
ser un vendedor ambulante que se instale cerca de una bodega o de un
establecimiento comercial, panadería, puesto de periódico o en la esquina
apropiada, que permita una buena visión de la casa.

Antes de instalar la cubierta, el departamento de apoyo técnico debe


encargarse de realizar un estudio de la zona: mercados, lugares donde se pueda
vender productos para no llamar la atención.

En la inspección ocular, con su respectivo reconocimiento, anotar el nivel


social del vecindario - si es una zona comercial, industrial o urbana, trabajo que
realizan las personas que viven en la zona, cuáles son las necesidades más
apremiantes, qué tanto se conocen entre ellas; Acercarnos a las personas e
interrelacionarnos con ellas, sin despertar sospechas en cuanto a nuestras
verdaderas intenciones y evitar así que el blanco pueda ser alertado por sus
vecinos.

Se presentó situaciones en que el blanco vivía muchos años en la zona y era


conocido por los vecinos y fue alertado de nuestra presencia. Anotar la ubicación
de las fuerzas amigas (puestos policiales, bomberos, etc.) así como el grado de
peligrosidad de la zona para proteger la integridad física de los agentes que
adoptan la cubierta de vendedor ambulante; también, calcular el grado de
dificultad para realizar la tarea.

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Es recomendable que la cubierta la realicen más de un agente- siendo un


mínimo de dos, de esta manera se ayudan entre ellos. Los agentes que realizan la
labor de cubierta deben ser cuidadosamente protegidos y requieren que se le
brinden mucha atención y bienestar. De esto se hace cargo el departamento de
apoyo técnico. El otro agente sirve como respiro y pueda reemplazarlo en
determinados momentos para que él pueda ir al servicio higiénico o realizar algún
asunto importante, de carácter personal. También, el otro agente le sirve de
seguridad y lo mantiene informado de lo que piensan los vecinos, así como de
cualquier movimiento sospechoso que pueda poner en peligro la integridad física
del agente que está realizando la cubierta.

Lo ideal sería que los agentes de inteligencia que realizan la labor de


cubierta pasen a cargo directamente del jefe del departamento de apoyo técnico
ya que éste tiene que ver con todos los equipos, medios y sobre todo velar por su
bienestar. Luego de una semana de vigilancia, se evalúa la situación y se
determina si es conveniente o no seguir con la vigilancia por tiempo más largos o
suspendemos la vigilancia para trasladar a los agentes a otro inmueble. Pero si se
confirma que el inmueble es importante, inmediatamente debemos instalar un
puesto fijo de vigilancia.

Nuevamente, el departamento de apoyo técnico realiza una investigación


para instalar este puesto fijo de vigilancia, averiguando entre los vecinos quién
alquila habitaciones con vista a la calle, buscando azoteas que estén libres para
ganar las alturas y luego conversar con el propietario o arrendatario. Si es
conveniente, deberá construirse una habitación o cuarto de madera, prefabricado,
el mismo que será donado a la familia una vez que termine la operación. Si se
logra obtener el apoyo de algún miembro de la policía para alquilar una habitación,
sería ideal ya que se contaría con la discreción y la seguridad debida.

La experiencia nos ha demostrado que orientando convenientemente los


esfuerzos de observación y vigilancia y pensando en los planes futuros, siempre
tendremos la oportunidad de avanzar y mover los hilos que accionan situación y
personas de nuestro teatro de operaciones a nuestro favor y conveniencia. Es muy

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importante la forma como nos presentaremos ante una familia a la intentamos


convencerla para que nos facilite un espacio de su azotea donde construir un
cuarto de madera prefabricado o para obtener que nos alquile una habitación ya
construida en la azotea o alguno de los pisos del edificio. Si no sabemos
convencerlos, habremos puesto en peligro la operación ya que pueden entrar en
sospecha y comentar con sus vecinos las intenciones que teníamos.

Tomemos en cuenta que resulta muy sospechosos que alguien proponga a


una familia construir un cuarto prefabricado en una azotea para después de dos o
tres meses abandonarla y donar la obra. Sin embargo, esto es posible y funcionó
en una operación, pero se tuvo que escoger la zona, a la persona idónea para la
labor de convencimiento. El agente debe ser hábil, vestir pulcro, inspirar confianza
y mostrar una gran preocupación, identificándose son los problemas de la familia
no solo debe parametrar su esfuerzo en conseguir la aceptación de su proyecto,
sino también dar tiempo y escuchar a la familia demostrando sensibilidad y tal vez
de acuerdo a los recursos dar solución a algunos de sus problemas más álgidos y
que esta familia que decidimos abordar nos vea como "caídos del cielo y
altamente confiables".

A veces es conveniente y económico instalar un puesto temporal de


vigilancia antes que un puesto fijo de vigilancia, ya que el puesto temporal prepara
el camino para el segundo y nos da una idea sobre lo que estamos. No es
conveniente instalar un puesto de observación fija sin antes determinar con
precisión si es conveniente realizar tal esfuerzo y gasto y si lo amerita el blanco u
objetivo que estamos vigilando.

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