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Tarquinio el Soberbio

Lucio Tarquinio el Soberbio a ​ fue el séptimo y


último rey de Roma, donde reinó según la tradición Tarquinio el Soberbio
desde el año 534  a.  C. al 509  a.  C. Fue hijo, o
posiblemente nieto, de Lucio Tarquinio Prisco y Rey de Roma
yerno del rey anterior, Servio Tulio, a quien
asesinó.2 ​Ejerció un gobierno despótico.3 ​

Índice
Origen
Ascenso al trono
Reinado
Templo de Júpiter Capitolino
Los libros sibilinos Medalla de Tarquinio el Soberbio en el
Derrocamiento y muerte Promptuarii iconum insigniorum de Guillaume
Rouillé (1553)
Notas
Reinado
Referencias
534-509 a. C.
Bibliografía
Información personal
Fuentes clásicas
Fallecimiento 495 a. C.
Fuentes modernas
Cumas
Familia
Origen Dinastía Tarquinia
Padre Lucio Tarquinio Prisco
Tarquinio fue el último rey de Roma y también el Madre Tanaquil
último de sus tres reyes «etruscos». Y de la misma
Cónyuge Tulia la Mayor
forma que la cronología global de la monarquía
romana, la cronología tradicional de los Tarquinios Tulia la Menor
presenta inconsistencias que ya eran conocidas por Hijos Tito Tarquinio
los historiadores de la antigüedad. Así, Tarquinio el Sexto Tarquinio
Soberbio sería hijo de Tarquinio Prisco (que reinó Arrunte Tarquinio
entre c. 616 a. C. y c. 578 a. C.) y habría heredado Tarquinia
el trono de su sucesor Servio Tulio en 534 a. C. Si
su padre murió en el año 578  a.  C., Tarquinio
tendría como mínimo ochenta años durante la batalla del Lago Regilo. Además su madre, Tanaquil, que
había acompañado a Tarquinio Prisco en su coronación del año 616 a. C. siendo ya una mujer adulta, lo
habría concebido más de treinta años después.

Dionisio de Halicarnaso (Ant. Rom., 4.7.4) cita a historiadores que, para evitar estas dificultades, proponían
que Tarquinio el Soberbio y su hermano Arrunte serían en realidad hijos de una segunda esposa de
Tarquinio Prisco; aunque él prefería dar crédito al analista Lucio Calpurnio Pisón Frugi que hacía al
Soberbio nieto y no hijo de Tarquinio el Antiguo. En cualquier caso, tales soluciones son incompatibles con
las tradiciones más antiguas y, sobre todo, con la versión mantenida por Fabio Píctor.4 ​

Ascenso al trono
Tarquinio se hizo con el trono de Roma derrocando a su suegro y predecesor Servio Tulio.2 ​ Según la
versión de Tito Livio, Tarquinio se presentó en el Foro acompañado de hombres armados y muchos de
ellos convocaron a los senadores para denunciar a Servio como un rey ilegítimo:

Entonces comenzó a injuriarlo... diciendo que... después de la afrentosa muerte de su padre,


sin establecer el interregno acostumbrado, sin reunir los comicios, sin el sufragio del pueblo,
sin la ratificación del Senado, había ocupado el trono como regalo de una mujer.
Liv., Hist. Rom, 1.47.10

Cuando Servio Tulio acudió a defenderse de las acusaciones, en la confusión resultante entre los
respectivos partidarios, fue el propio Tarquinio el que arrojó al rey escaleras abajo hacia el foro dejándolo
medio muerto. Según continúa la versión de Livio, Servio Tulio fue ejecutado por sus perseguidores y
después su propia hija Tulia, esposa de Tarquinio, arrolló el cadáver con el carro que conducía (Liv., Hist.
Rom, 1.48).5 ​

Reinado
Las fuentes antiguas presentan el reinado de Tarquinio el Soberbio
como un periodo de expansión en el que Roma consolidó su
hegemonía sobre el Lacio. Se le atribuye la conquista de Pomecia y
de Tusculum (donde casó a su hija con el dirigente local Octavio
Mamilio),b ​ así como la toma del control de Gabios, ciudad con la
que se firmó un tratado que, conservado en el templo de Semón
Sanco, aún se podía consultar en tiempos de Augusto (Dion. Hal.
Ant. Rom., 4.58.4). Además estableció colonias en Signia y Circeo.
Esta política debió de continuar durante todo su reinado, ya que en
el momento de su derrocamiento estaba sitiando Ardea, e incluso
existen noticias de que encabezó una alianza militar de ciudades
latinas (Liv., Hist. Rom, 1.52).7 ​

Se hizo con la hegemonía de la asamblea latina, a pesar de la


oposición de Turno Herdonio, a quien acusó falsamente de buscar
su muerte y que fue ejecutado por los propios representantes Cimientos del templo de Júpiter
latinos.8 ​ Capitolino.
Museos Capitolinos (Roma)
La importancia de Roma como potencia regional en la época de los
últimos reyes se ve también refrendada por otras informaciones
independientes. Así, las excavaciones de Sátrico (que muy posiblemente se pueda identificar con Pomecia)
confirman la riqueza de esta ciudad y respaldan la tradición de que su conquista sirvió para financiar la
construcción del templo de Júpiter Capitolino (Tácito, Hist., 3.72). Otro testimonio arqueológico relevante
es la probable procedencia romana de terracotas arquitectónicas encontradas en Circeyos, colonia a cuyo
topónimo se debe casi con seguridad una alusión al poder de los latinos en el apéndice de la Teogonía de
Hesíodo (Teogonía, 969-1018).9 ​
Sin embargo, la descripción más importante de los límites del poder romano a finales del siglo  vi a. C. se
encuentra en el tratado entre Roma y Cartago firmado según Polibio (Hist, 3.22) en el primer año de la
república. Cartago era la potencia dominante del Mediterráneo occidental, pero reconoce a Roma un área
de influencia que llega hasta Terracina, ciudad situada en el litoral a unos cien kilómetros al sur de
Roma.10 ​

Es significativo que la misma tradición que retrata a Tarquinio como el prototipo del déspota se vea
obligada a reflejar también el éxito de la expansión romana, al igual que sucede con el resto de las
realizaciones que le atribuyen. La autoría concreta de muchas de ellas se asigna a veces a varios reyes
diferentes, pero en el caso de los Tarquinios son particularmente notorios este tipo de dobletes. Un ejemplo
es el caso de la construcción de las cloacas, que Plinio (Nh., 36.107) atribuye a Tarquinio Prisco y Casio
Hemina al Soberbio. Ambos relatan la misma leyenda en las que las penalidades de los trabajos llevaron a
muchos obreros humildes incluso al suicidio. Otras veces, para solucionar el problema de las repeticiones,
se recurría a asignar al primero de los reyes el inicio de las obras y al siguiente su finalización, como ocurre
con el, sin duda, templo más importante de la Antigua Roma: el de Júpiter en el Capitolio.11 ​

Templo de Júpiter Capitolino

Las pruebas arqueológicas avalan, situando su construcción a finales del siglo vi a. C., la asentada tradición
de que el templo romano de Júpiter fue consagrado en los primeros días de la república por uno de sus
cónsules, Marco Horacio Pulvilo, cuyo nombre quizá estuviera inscrito en la parte superior del pórtico
(Dion. Hal., Ant. Rom., 5.35.3). Esto, aceptando la historicidad básica del periodo monárquico, confirmaría
la atribución de la construcción a Tarquinio el Soberbio, aunque muchas fuentes sitúan el inicio de los
trabajos en tiempos de Tarquinio Prisco. Así, Valerio Anciate dice que las obras se financiaron con los
fondos obtenidos tras la conquista de Apiolas por este último rey; pero Apiolas es simplemente la versión
griega del nombre de Pomecia, tomada por el Soberbio. Igualmente, Varrón y Plutarco (Publícola, 13)
afirman que tanto la estatua de Júpiter como la de la cuadriga situada en lo alto del templo eran obra de
artesanos de Veyes; pero el primero dice que el encargo correspondió a Tarquino Prisco, algo bastante
inverosímil teniendo en cuenta las décadas que separan sus reinados, incluso aunque las obras se hubieran
interrumpido en tiempos de Servio Tulio, lo que niega explícitamente Tácito.12 ​

Los libros sibilinos


Según una de las leyendas más famosas de la historia de Roma, Tarquinio compró tres libros proféticos a la
sibila de Cumas y los depositó en el templo de Júpiter. La historia narra que la sibila se presentó ante
Tarquinio como una mujer muy anciana y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente
alto. Tarquinio se negó, pensando en conseguirlos más baratos, y entonces la sibila destruyó tres de los
libros. A continuación le ofreció los seis restantes al mismo precio que al principio; Tarquinio se negó de
nuevo y ella destruyó otros tres. Ante el temor de que desaparecieran todos, el rey aceptó comprar los tres
últimos pero pagó por ellos el precio que la sibila había pedido por los nueve. Estos tres libros fueron
guardados en el Templo de Júpiter Capitolino y eran consultados en situaciones muy especiales. En el año
83 a. C. el fuego destruyó los Libros Sibilinos originales y hubo que formar una nueva colección que no ha
llegado hasta nuestros días porque en el año 405 fueron destruidos definitivamente por orden de
Estilicón.13 ​

Derrocamiento y muerte
Según la tradición, Tarquinio el Soberbio fue
destronado en el año 509  a.  C. mediante un golpe
palaciego que se desencadenó cuando el hijo de
Tarquinio, Sexto Tarquinio, violó a Lucrecia, una
joven patricia que a raíz de ello se suicidó. Entre los
líderes de la revuelta estaban el sobrino del rey, Lucio
Junio Bruto, el esposo de Lucrecia, Lucio Tarquinio
Colatino, y el padre de la joven, Espurio Lucrecio,
junto con su poderoso amigo Publio Valerio Publícola.

Tarquinio, que se encontraba combatiendo en Ardea,


regresó rápidamente a Roma, pero en su ausencia Sexto Tarquinio intenta violar a Lucrecia.
perdió el apoyo del ejército y tuvo que exiliarse a Obra de Giulio Romano. Palacio Ducal de Mantua.
Etruria. Allí convenció a las ciudades de Caere, Veyes
y Tarquinia de que atacaran Roma, pero resultaron
derrotadas en la batalla de la Selva Arsia, donde pereció Bruto. Tarquinio recurrió entonces al rey de
Clusio, Lars Porsena, que atacó Roma en 508  a.  C. aunque finalmente se vio obligado a retirarse. Por
último se dirigió a Tusculum, gobernada por su yerno Octavio Mamilio, que movilizó a la Liga latina en
contra de Roma, rebelión que acabó siendo sofocada después de la batalla del Lago Regilo (499 a. C. o
496  a.  C.). Derrotado, Tarquinio consiguió el asilo del tirano Aristodemo de Cumas donde murió en
495 a. C.

Derrocado el rey, Bruto y Tarquinio Colatino fueron los primeros en ser nombrados cónsules (en los
comienzos de la República se les llamaba pretores) y se decidió castigar con la muerte a cualquiera que
quisiera reinstaurar la monarquía. Además se castigó con el destierro a toda la familia de los Tarquinios, lo
que le costó el puesto al mismo Colatino, que fue sustituido por Publio Valerio Publícola.14 ​

Notas
a. En latín, L. Tarquinius Superbus.1 ​
b. Cornell propone la enmienda «Octavo» para el praenomen de esta persona.6 ​

Referencias
8. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades
1. Calabuig, 2012; Jones, 2013; Tito Livio,.
romanas. IV, 45-48; Tito Livio. I, 50-52.
2. Kovaliov, 2007, «V», p. 57. 9. Cornell, 1999, pp. 249-250.
3. Cornell, 1999, p. 151. 10. Cornell, 1999, pp. 249-254.
4. Cornell, 1999, p. 153. 11. Cornell, 1999, p. 159.
5. Cornell, 1999, pp. 151, 158. 12. Cornell, 1999, pp. 159-161.
6. Cornell, 1999, p. 492, n. 5. 13. Azpeitia, Javier: Libro de libros. 451
7. Cornell, 1999, p. 249. Editores. 2007. ISBN 978-84-96822-25-2.
14. Cornell, 1999, p. 255-256.

Bibliografía

Fuentes clásicas
Tito Livio, «Libros I-II», Ab Urbe condita.

Fuentes modernas
Cornell, T.J. (1999). Los orígenes de Roma, c. 1000-264 a.C.: Italia y Roma de la Edad del
Bronce a las guerras púnicas. Barcelona: Crítica. ISBN 8474239117.
Jones, Peter (2013). Veni, vidi, vici: Hechos, personajes y curiosidades de la antigua Roma.
Grupo Planeta Spain. ISBN 9788498925838.
Kovaliov, S. I. (2007). Historia de Roma. Madrid: Akal. ISBN 9788446028222.

Rey de Roma

Predecesor en el periodo Sucesor


Servio Tulio 534-509 a. C. último rey

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