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¿EN EL DERECHO ROMANO, CÓMO NACEN LAS

OBLIGACIONES?
Las dos principales fuentes de las obligaciones en el Derecho romano
son los contratos y los delitos; sin embargo, Modestino agregaba a
la ley como otra fuente de la misma. Ahora bien, siguiendo a
Justiniano podemos entender que tenemos a los contratos y
cuasicontratos, así como a los delitos y cuasidelitos.
1. CONTRATO: En el Derecho romano no todo acuerdo de voluntades significaba un contrato,
pues en aquella época el Derecho era muy formalista y se necesitaba seguir algunos pasos que la
ley mandaba para que todo acto de voluntades o pactos entre las personas fueran contrato. El
formalismo contractual tenía sus ventajas y desventajas; aporta una prueba más segura, obliga a
las partes a fijarse más en el negocio y sus consecuencias y judicialmente los jueces ven
simplificado su tarea porque se atienen a las solemnidades del contrato. Pero la desventaja era
que de tanto formalismo traía consigo mucho retardo en los negocios y de la interpretación pura
de estos contratos podría traer perjuicios para las partes.
1.1 Contratos verbales: El contrato verbal consiste principalmente en la estipulación que
significa pregunta y respuesta, este era la forma más importante del Derecho romano y servía
para hacer obligatorias las convenciones por medio de una solemnidad consistente en una
pregunta del estipulante “spondesne” y la respuesta “spondeo”.
1.2 Contratos literales: El contrato literal es un contrato formal, cuya solemnidad consiste de
la inscripción en el registro que todos los ciudadanos romanos llevaban de sus entradas y salidas
de dinero. El contrato literal no podía tener otro objeto que el dinero y
daba lugar a la actio certae creditae pecunia.

1.3 Contratos reales: Justiniano enumeró en sus instituciones los cuatro contratos reales: el
mutuo, el depósito, el comodato y la prenda. Estos son contratos que se perfeccionan sin
formalidad alguna solo mediante la entrega de la cantidad prestada o de la cosa dada en
depósito, en comodato o en prenda con la obligación de devolver.
1.4 Contratos consensuales: Estos contratos se perfeccionan mediante el solo consentimiento y
son cuatro clases de convenciones que se emancipan de estas formalidades que son la venta, el
arrendamiento, la sociedad y el mandato. Estos contratos eran celebrados por los extranjeros
sin formalidad alguna y los romanos no tardaron en aplicar esas normas del ius Gentium a los
que ellos mismos celebraban.

2. CUASICONTRATOS: En la época clásica las fuentes de las obligaciones se dividían en


contrato y delitos, pero como no podían desconocer los juristas que ambas fuentes no agotaban
todos los tipos de obligaciones, agregaron el término figuras similares al contrato o delito. Los
cuasicontratos se asemejan a los contratos, pero no son tales, porque le falta la convención, el
acuerdo de las partes para producir determinada obligación.
3. DELITOS: Otra fuente de las obligaciones en el Derecho romano eran los delitos y aquí
vamos a encontrar una clasificación en delitos públicos y delitos privados; los primeros
llamados crimna que lesionaban a la comunidad como tal y que el Estado perseguía y
sancionaba con una pena pública. En estos casos el Estado es el que ejecuta y la pena es en
provecho del mismo; en cambio, el segundo llamado delicta o maleficia eran hechos
antijurídicos que lesionaban a particulares, a familias o a algún patrimonio y que se castigaba
con una pena de carácter pecuniario. El particular lesionado es el único que tiene derecho a
actuar y la pena es en su provecho.

4. CUASIDELITOS: Gayo y Justiniano dan ejemplos de obligaciones cuasidelictuales.


a) La acción dada contra el juez que por negligencia o dolo haya dado una mala sentencia
(fraudulenta o errada).
b) La acción de las cosas arrojadas o derramadas, que se daba contra el habitante de una casa
desde la cual se hubiera arrojado algo a la vía pública.
c) La acción popular contra el habitante de un departamento en el que se hubiera colocado cosas
expuestas a caer. La sanción era multa.
d) La acción por el doble contra el naviero, hostelero o posadero por sustracciones o daños
causados por sus dependientes en las cosas de los cargadores o huéspedes.

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