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M2L1 - EG - Texto (Rgreta)
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ÍNDICE
1. Introducción
2. Los estudios modernos sobre la felicidad
3. Cuidado de sí mismo y sentido
Objetivos
Introducción
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1. Los estudios modernos sobre la felicidad
Que todas las personas desean ser feliz es una obviedad. Acercarse por este camino es poco
revelador. En cambio, Tolstoi muestra una perspectiva más interesante en ese fantástico inicio
de Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen entre sí; pero cada familia desgraciada
tiene un motivo especial para sentirse así” (Tolstoi 1982, 1). Por desgracia, nuestro mundo
ofrece muchas impresiones que constatan precisamente cómo se puede vivir en un mundo de
infelicidad.
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Guardini explica que la forma central de la vida, sumida en la melancolía, consiste en
una especie de contraste entre las exigencias del mundo y las propias capacidades y
tendencias vitales. Se observa el sufrimiento por todas partes, la mezquindad de la existencia,
que es imposible remontar. Aquí aparece el vacío metafísico, no necesariamente ocioso (se
puede estar lleno de ocupaciones y tareas). Sin embargo, buscamos una adecuación
“burguesa”: la pretensión del bienestar, de que las cosas nos ofrezcan un sentido de solidez y
eternidad. Mas en ellas sólo se encuentra finitud, así como en el carácter de otros se revela la
vileza y la vulgaridad. Al final, el melancólico experimenta la existencia entera como dolor, sin
confianza alguna en sí mismo. En O lo uno o lo otro, Kierkegaard expone un “método de
rotación”: para evitar a toda costa el aburrimiento (que da paso eventualmente a la melancolía y
la desesperación), quienes dedican todas sus fuerzas al placer estético deben actuar como los
cultivos, alternar entre una actividad y otra. En último término, y esto también lo ve Guardini, el
estado melancólico rompe la relación con los demás; no porque se deje de convivir
necesariamente con ellos (el melancólico puede ser agradable, incluso vanidoso), sino porque
el “espíritu de muerte” de Freud alcanza el mayor relieve: “El impulso hacia el auto-
aniquilamiento amenaza con constituirse como señor. El dolor y la muerte adquieren una
peligrosa fuerza de atracción. Arrastra la tentación profunda de dejarse llevar a la deriva”
(Guardini, 2008, p. 562).
Éste es un problema del cuidado de sí, del manejo de las propias fuerzas. Por supuesto,
la ética no puede “curar” un cuadro clínico. Un problema médico debe tratarse con recursos
médicos, aunque no solamente con dichos medios. No se puede curar una depresión clínica o
un problema neuroquímico con la pura reflexión, ¿pero no podría ayudar? Chesterton contaba
que se sorprendía al saber que algunos lectores habían llegado a su novela El hombre que fue
jueves por recomendación médica. ¿No es posible que en un mundo donde la falta de reflexión
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sobre sí mismo ha generalizado los problemas de sentido de la propia vida y, con ellos, las
depresiones, ciclotimias, alexitimias y anhedonias se acentúen?
tecnologías del yo permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la
ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma,
pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una
transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad,
pureza, sabiduría o inmortalidad (Foucault, 2008, p. 48).
Los griegos, recuerda, lo llamaban epimelesthai sautou, “cuidado de sí”. Este consejo
está unido en uno al apotegma de Delfos: conócete a ti mismo. Sin embargo, Foucalt se
percata de que:
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psiquiátricas; algunos ejemplos de esto son los llamados libros de “autoayuda”, los enfoques
propios de la vida administrativa y de los negocios, etcétera. Una utilidad particular de esta
multitud de enfoques es que permiten una distinción sutil entre un significado, que se
denominará, “fuerte” de felicidad y uno más bien “amplio”.
En su sentido amplio, es notable en muchas obras una línea que acerca el problema de
la felicidad a la idea de bienestar personal. Se trata de una confusión comprensible, pero
decisiva, puesto que los autores clásicos, desde Aristóteles hasta Kant, consideran,
precisamente, como una falsa forma de la felicidad. No porque la felicidad no suponga un
bienestar personal, sino porque al poner el enfoque ahí se pierde el núcleo central de la
felicidad y se la confunde con adláteres accidentales. Por supuesto que esta es una tesis
provocativa, pero se trata de una observación y, sobre todo, una cultura transversal relacionada
con el cuidado de los niños y los modelos de crianza. Con la popularización del yoga en
Occidente, aumentó la adopción de distintas técnicas de meditación, la recuperación del
estoicismo, la adopción de técnicas como el fengshui, el resurgimiento de un urbanismo
humanista, la interseccionalidad entre ecologismo y tecnología para diseñar propuestas y
soluciones en la vida diaria y, de nuevo y más plásticamente, con la aparición de los “estudios
sobre la felicidad”.
Un estudio reciente (cfr. Baumeister, Vohs, Aaker y Garbinsky, 2013) muestra de forma
visible la diferencia entre la concepción de la felicidad como bienestar y como una vida con
significado (como ellos lo expresan: happiness vs. meaningfulness). Bienestar y sentido están,
por supuesto, relacionados, pero tienen distintos componentes y fundamentos. El bienestar
puede entenderse como balance afectivo, cuando los estados subjetivos en general son
positivos, o como balance vital, cuando la vida en general se evalúa como un todo. El sentido
involucra, por su parte, estados afectivos y cognitivos sobre el valor y propósito de la propia
vida. En una dirección similar a Kant, el bienestar se entiende a partir de las necesidades de la
vida natural, mientras que el significado se relaciona con el mundo de lo simbólico y lo cultural,
y por eso no es solamente individual, sino que se integra a partir de lo construido por múltiples
generaciones.
La profesora Laurie Santos dicta uno de los cursos más populares en Yale, con casi un
cuarto del alumnado de pregrado inscrito. El curso se llama “Psicología y la vida buena”, y trata
de métodos o tecnologías para el cuidado del bienestar propio, entendido como la felicidad
individual. La vida feliz es el sentimiento general positivo de bienestar, siempre que uno perciba
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que el balance emocional neto es bueno para. La búsqueda de la felicidad es casi una cuestión
técnica: si se comprende el modo en que el cerebro percibe el mundo, se puede trabajar para
ponerse en condiciones de comprenderlo de modo positivo y aumentar la sensación de
bienestar. En una conversación con la profa. Santos, Jennifer Frey, especialista en Tomás de
Aquino y Anscombe, le propuso el conocido experimento mental de Robert Nozick: la “máquina
del placer”. Se trata de una simulación al estilo Matrix: si pudiera entrar en una realidad virtual
en la que me pareciera que experimento todo lo que uno pudiera desear (amor, seguridad,
éxito, toda clase de placeres), aun si nada de esto fuera real, ¿querría conectarme a esa
máquina que parece coincidir con los criterios del bienestar subjetivo? ¿No dejaría esto en
suspenso mi propia condición humana? Ante estos cuestionamientos, Santos respondió lo
siguiente:
La pregunta que le plantee a los estudiantes fue ésta: ¿elegirían conectarse a esta
máquina? ¿Es una vida así aspiracional o digna de imitación? ¿Podríamos
llamarla feliz? Es revelador, cuando menos, que la reconocida experta de Yale
sobre la “buena vida”, a quien un gran número de estudiantes acude por lecciones
para ser feliz, afirmó entusiastamente que ella, sin dudarlo, se conectaría y
permanecería inmóvil y sola dentro de esta máquina por el resto de sus días.
Obviamente, esta sería la inevitable conclusión a la que podemos llegar dados sus
compromisos teóricos. Pero verla admitirlo fue aun así sorprendente (Frey, 2020).
Resumen
El mundo contemporáneo pone de relieve, negativamente, el problema de una vida vivida con
sentido. Cuando la vida no tiene una dirección u objetivo, es fácil caer en formas negativas de
cuidado de sí mismo manifiestas en el consumo de drogas, niveles de depresión disparados,
etc. Aunque estos problemas tengan por supuesto su componente material (económico,
social), la ética filosófica tiene también su utilidad para poner de relieve los distintos sentidos
de cuidado de sí mismo: el que refiere a la idea contemporánea de bienestar frente al sentido
clásico de felicidad.
Bibliografía
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Baumeister, R. F., Vohs, K. D., Aaker, J. L., Garbinsky, E. N. (2013). Some Key Differences
Between a Happy Life and a Meaningful Life. The Journal of Positive Psychology, 8, pp. 505-
516.
Freud, S. (2006). “Más allá del principio del placer”. En Obras completas, tomo VII. Biblioteca
Nueva.
http://farefwd.com/index.php/2020/09/30/taking-humanity-seriously/
United Nations International Drug Control Programme, United Nations Office for Drug Control
and Crime Prevention & United Nations Office on Drugs and Crime. (2021). World Drug Report.
Recuperado de: https://www.unodc.org/unodc/en/data-and-analysis/wdr2021.html
U.S. Department of Health and Human Services (2017). 2017 National Survey of Drug Use and
Health (NSDUH). Recuperado de: https://www.samhsa.gov/data/release/2017-national-survey-
drug-use-and-health-nsduh-releases