Fuente: Quarto N° 131 – Revue de Psychanalyse publiée en Belgique (junio 2022) Dossier:
Todo el mundo es loco: la despatologización de la clínica (pp. 21-33)
Traducción: Luis Volta - ( febrero 2023)
Preámbulo
Éric Zuliani
Tres secuencias nos movilizaron en torno a un
dicho de Lacan, “Todo el mundo es loco”, con
el fin de explorar la despatologización de la
clínica. J.-A. Miller subrayaba recientemente 1
la potencia del fenómeno, indicando que la
sustitución de un sujeto de derecho al sujeto
del inconsciente amenaza a la interpretación,
y nos invitaba a explorar este campo de
reflexión y de trabajo.
Tomar en serio lo enunciado por Lacan
permite seguir un triple hilo en la enseñanza
de Lacan. El de la locura en primer lugar,
término del inicio de su enseñanza que
permanece presente hasta el final, en las
preguntas que se plantea con Joyce. Él
excede al de “psicosis” y subvierte la distinción
entre esta última y la neurosis. A la pregunta
¿Qué es un loco?, Lacan responde: Alguien
perfectamente normal. Pero entonces, cómo
1 2
Miller, J. (2021). Conversation d’actualité avec l’École
espagnole du Champ freudien, 2 mai 2021 (II). La Cause du
Désir, 109, 34-51.
se puede no estar loco?2. ¿Cómo repercute
esta concepción de la locura en nuestras
prácticas? Viene luego el hilo de una
concepción renovada del lenguaje centrada
en dos preguntas: ¿cómo tocar lo real con las
palabras? ¿cómo arreglárnosla con el
lenguaje y su pendiente espontánea hacia el
delirio? Una perspectiva si se distingue delirio,
debilidad y engaño (duperie). Tercer hilo,
finalmente: el discurso analítico participa a su
modo en la despatologización ¿cómo juega
entonces su parte con las nuevas formas de
segregación?
J.-A. Miller dice que este enunciado es como
un condensado de la ultimísima enseñanza de
Lacan3. La locura, entre semblante y real, se
lee sobre el fondo de un “psicoanálisis líquido”
que introduce en ese curso. Entonces, una
pregunta se esboza: ¿en qué se transforman
los sólidos de la estructura?
Miller, J. Enseñanzas de la presentación de enfermos, Los
inclasificables, Paidós, p. 422.
3
Miller, Todo el mundo es loco, Paidós, clases del 12/03 y
28/04/08.
La despatologización: algunas observaciones
Ligia Gorini
La actualidad nos invita a repensar los
desafíos de la clínica en una sociedad
atravesada por profundos cambios. Gilles
Lipovetsky, ensayista de la hipermodernidad,
atribuye estos cambios a un nuevo “fetichismo
de lo auténtico”4. En su último libro, La
coronación de la autenticidad5 muestra cómo
“el derecho de ser sí mismo” 6, hoy
omnipresente – ha subvertido todos los modos
de vida, desde los comportamientos sexuales
hasta las reivindicaciones sociales y
transformaciones políticas7. La
despatologización de la clínica puede ser
considerada como una de las consecuencias
de la extensión de este movimiento: el be
yourself (ser fiel a sí mismo) es llevado al
zénith y se deshizo de toda referencia médica
o educativa. Les propongo abordarlo sobre
cuatro puntos.
La salud mental, nuevo ídolo
En los años posteriores a la guerra, la
preocupación de desestigmatizar a las
personas que sufrían de trastornos psíquicos
condujo a la Organización Mundial de la Salud
a crear una unidad de Salud mental8: primer
paso hacia la despatologización. En efecto, el
acento dado a la salud en su globalidad ha
relegado progresivamente el elemento pathos
(la enfermedad) a un segundo plano. Las
nuevas clasificaciones a lo DSM basadas
sobre agrupamientos sintomáticos en
detrimento de la fineza de la nosología
psiquiátrica clásica, contribuyeron igualmente
al empalidecer de la psicopatología. El
concepto de salud mental, cuyas raíces
preceden su formalización por la OMS, ha
conocido una amplificación exponencial
desde el cambio de siglo y deviene el nuevo
referente de las prácticas y de los discursos
concernientes a los cuidados de salud. Los
antiguos asilos psiquiátricos han sido
4 8
Lipovetsky G. Le Sacre de l’authenticité, Paris, Gallimard,
2021.
5 9
ibid
6
Ibid, p. 25
7 10
Droit, RP, “Le sacre de l’authenticité”, de Gilles Lipovetzky:
la crónica “essais” de Roger-Paul Droit, Le Monde, 8
octobre 2021.
transformados en establecimientos de salud
mental con misiones bien definidas: la
reinserción, el derecho a la justicia social y la
garantía de un tratamiento justo están en el
corazón de las reflexiones actuales
impulsadas por nuestras tutelas en una
perspectiva de “democracia sanitaria”.
Los estragos del bienestar
En la óptica de una atención integral al
paciente ¿cuál es el sentido actual dado a los
cuidados? Es necesario constatar una
multiplicación de las prácticas que apuntan al
bienestar como la relajación, el uso de salas
multisensoriales, la micronutrición, etc. Estas
prácticas encuentran su fuente en la medicina
llamada integrativa, aplicada a la psiquiatría.
El ser humano es considerado allí en su
“integridad”, en su relación con el ecosistema
que lo rodea. El doctor Andrew Weil, uno de
los pioneros de la especialidad y ferviente
defensor, ha publicado hace algunos años un
libro llamado Spontaneus happiness9, donde
describe paso a paso el camino hacia el
equilibrio emocional y la salud mental. Pero
finalmente, ¿qué es esta salud mental
evocada aquí? La vemos a menudo ligada a
definiciones positivas, como la felicidad, la
satisfacción, la armonía… Ah la armonía! Ese
mito señalado por Lacan en 196810 que tantos
investigadores no dejan de codiciar. A fuerza
de preocuparse por el bienestar individual, o
incluso colectivo, se termina olvidando lo
esencial: la acogida a lo que hace sufrir a
alguien en su vivencia subjetiva,
incomparable, y que no puede ser reabsorbida
por esos artefactos benéficos. En los casos
extremos, esto puede tener consecuencias
estragantes. Es el riesgo de la filosofía de la
felicidad, cuando reduce la atención
psiquiátrica únicamente a actividades de
refuerzo positivo.
En 1949, un año después de la entregad en vigencia de su
constitución que data de abril de 1948.
Weil, A.; Spontaneous Happiness, NY, Little, Brown and
Company, 2011.
Lacan, J. Alocución sobre las psicosis del niño, Otros
escritos, Paidós, p. 387.

La criminalización del diagnóstico
Una consecuencia directa de la
despatologización es el destierro de la locura.
Si algunos diagnósticos pueden ser
actualmente reivindicados por los jóvenes
como la hipersensibilidad o el alto potencial, la
psicosis se transformó en un insulto digno de
un proceso legal, ya que está
incansablemente marcada por el sello del
déficit, endosado por las neurociencias. Sin
embargo, en su “alocución sobre las psicosis
de la infancia, fechada en 1967, Lacan ya nos
advertía contra el organodinamismo de Henry
Ey: "Lejos de que la locura sea la falla
contingente de las fragilidades de su
organismo, ella es la virtualidad permanente
de una falla abierta en su esencia”11.
En paralelo a la condena de la psicosis,
asistimos a la emergencia de nuevos
conceptos como el de eco-ansiedad, para dar
cuenta de experiencias de ansiedad ligadas a
crisis ambientales, algo que hace ruido desde
la COP 2612. La epidemióloga Alice Desbiolles
la define como “la inquietud anticipatoria que
pueden provocar los diferentes escenarios
establecidos por los científicos (…) sobre la
viabilidad del planeta en los decenios
venideros”13. Una noción típicamente
contemporánea, lejos de la etiqueta
“enfermedad mental” aunque esté en proceso
de ser adoptada por la psiquiatría14.
La vía trans
Otra agitación mediática gira en torno del
fenómeno transgénero. Mobiliza mucho a las
generaciones jóvenes. Entre los adolescentes
que encontramos institucionalizados, muchos
han pensado en la solución trans como
respuesta a un malestar encontrado a nivel del
cuerpo, sin que eso sea capturado en el
registro de la llamada disforia de género. Tal
fue el caso el caso de Tom de 16 años, que
eligió cambiar el nombre y estar “en el género
correcto” en femenino después de una
11
Lacan, J. Alocución sobre las psicosis del niño, Otros
escritos, Paidós, p. 381
12
Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, Glasgow, 1 a 13 de noviembre de 2021.
13
Desbiolles A, L’Eco-anxieté. Vivre sereinement dans un
monde abîmé, Paris, Fayard, 2020.
discusión en redes sociales. Sophie, por su
parte, dice estar perturbada por el crecimiento
de sus senos y sueña con volverse un varón a
fin de poder beneficiarse con una
mastectomía. Estas soluciones atípicas no
son fijas ni necesariamente llevadas hasta su
meta. Son el testimonio de lo que Lacan
señala como “El punto sensible (…) de (…) el
ser hablante (…) esa relación perturbada con
su propio cuerpo que se denomina goce”15.
Frente a los embrollos del cuerpo, no hay
solución prêt-à-porter: cada quien tiene que
vérselas con lo que hace enigma par sí, y para
esto, hace falta tiempo.
La velocidad de las mutaciones de los
discursos establecidos puede a veces
sorprender. Más que de dejarse capturar por
un efecto de asombro, debemos extraer las
consecuencias apoyándonos en el “sin-
nostalgia”16 lacaniano destacado por Jacques-
Alain Miller. “No hay el más mínimo hilo de
nostalgia en Lacan por las tradiciones
perdidas, por lo que sea que se haya perdido
antes”17. Vivir en el tiempo presente,
reinventar el psicoanálisis a cada instante y no
ceder jamás sobre lo que constituye la riqueza
de nuestra clínica, he aquí el programa del
tiempo por venir.
Intercambios
Anaëlle Lebovitz-Quenehen – Al principio de
su texto, usted subraya una correlación entre
la despatologización de la clínica y esta
invitación ambiente a ser sí-mismo- be
yourself. Es verdad que lo que parecía por un
lado patológico en otras épocas, tiene
tendencia actualmente a ser considerado solo
como diferencia entre personalidades
diversas. Ya nadie es loco, o casi, cuando
cada quien simplemente es “diferente”. A
partir de esta observación que usted hace,
podríamos oponer el “nadie es loco” que
domina en la actualidad al “todo el mundo es
loco” de Lacan. La sustitución del significante
“diferente” al de “loco” ¿acaso no permite
14
www.climatepsychiatry.org
15
Lacan, J. O peor, Paidós, p. 41.
16
Miller, J. (2008). La psychanalyse, la cité, les
communautés. La Cause freudienne, 68, p. 111
17
Ibid
saltear el disturbio incluido en el término “loco”
– disturbio del que además usted habla al final
de su texto al referirse a Lacan - allí donde en
el término “diferente” es más bien la vertiente
solución la que predomina?
Ligia Gorini- Gracias por esta pregunta que
me permite precisar mejor las cosas. Pienso
que no es simplemente el reverso y el derecho
de una misma cuestión ese “todo el mundo es
loco” y el “nadie es loco”, porque
precisamente, cuando Lacan eleva la locura al
rango de lo universal, es para hacer valer que
frente a un punto de real, de molestia, cada
quien va allí como puede; y eso es la esencia
de la cosa. Entonces, toda solución es renga,
porque con el apoyo de una construcción
lenguajera, se intenta explicar lo inexplicable;
mientras que cuando decimos “nadie es loco”,
justamente ese disturbio es borrado: no hay
síntoma.
Y luego, hay un segundo punto en la pregunta,
cuando decimos, aún con Lacan: “todo el
mundo es loco”, la solución no puede venir
más que del sujeto mismo. El psicoanálisis,
como la clínica de lo que se dice, permitirá al
sujeto llegar a su solución, incluso renga.
Entonces cuando se dice “nadie es loco”, no
es seguro que eso haga o que eso plantee un
problema; y si hubiera problema, la solución
vendría del Otro y no de sí-mismo. Es una
paradoja, porque hay un imperio del yo, de
individuos aislados, de self, pero la solución,
si llega, ella vendría del Otro, ya preparada.
Discernir /evaluar
Carole Dewambrechies-La Sagna
Hace mucho tiempo, una niña de dos años
que acababa de terminar su comida me dijo
“¿Me desaproximas de la mesa?
Nos hemos “desaproximado mucho de la
mesa” del saber clínico, al punto en que
parece haber sido aspirado por una represión
gigantesca, incluso una forclusión. Sin
embargo, Freud toma su punto de partida en
ese saber: para poder subvertirlo hay que
conocerlo! Lacan, siendo un joven psiquiatra,
se apoya en la paranoia y la hace valer dentro
del psicoanálisis. Ese saber ha desaparecido.
Sin duda bajo los efectos de los avances de la
tecnología y de lo que Jacques-Alain Miller
designaba como la unificación de la
información que se nos presenta por su
aspecto de desestructuración. Recuerdo de
mi sorpresa cuando, por primera vez, un joven
colega que hablaba del riesgo suicida de una
paciente que necesitaba prolongar su
internación me respondió: “de todos modos,
siempre perdemos un 20%”. Esta manera de
hacer entrar la estadística en las decisiones
clínicas que había que tomar me había hecho
tomar aire.
20% de despatologización, entonces.
La nosografía siempre ha cambiado: desde el
tiempo de Sócrates cada hombre tenía su
demonio. Luego, la Iglesia tomó las cosas a su
cargo, por así decirlo, los delirios de posesión
antes de pasarle el relevo a la psiquiatría.
Actualmente, un film norteamericano como
Independence Day, Resurgence18 ve al padre
del héroe poseído por extraterrestres. Este
hombre va a contribuir a salvar a Estados
Unidos de América cuando sea invadida por
los mismos extraterrestres.
La nosografía cambia a expensas de los
discursos que tienen lugar en una sociedad,
bajo la influencia de los avances de la ciencia
y de los poderes instalados. Sin embargo, de
lo que se trata actualmente no es de cambio,
18
Independence Day, Resurgence, Film, Roland Emmerich,
Québec, XX Century Fox Film Corporation, 2016.
sino de la pulverización de ese saber sobre el
fondo de una prohibición.
Las estadísticas conjugadas a la
informatización han jugado un rol mayor. Pero
hay también decisiones políticas talas como la
instauración del numerus clausus en 1973 que
tuvo como consecuencia ver, en algunos
años, el número de psiquiatras formados
dividirse por diez; la surpresión del CES19 de
psiquiatría en 1984, o inclusive la
incorporación de la elección de la especialidad
médica en un examen clasificatorio nacional
en 2004. Todo eso apaga las vocaciones. Este
año, la duración de la formación de los
jóvenes psiquiatras llevada a cinco años en
lugar de cuatro no parece motivada más que
por la preocupación de tener mano de obra
barata en los hospitales psiquiátricos
abandonados por los psiquiatras diplomados.
Apostamos que, por el contrario, habrá aún
menos estudiantes de medicina que elegirán
esta especialidad.
En la perspectiva de enumerar algunas
razones de la despatologización de la clínica,
en segundo lugar, podemos evocar la eficacia
medicamentosa. El año 1952 vio nacer la
clorpromazina, primer neuroléptico; en los
años sesenta fueron los antidepresivos
tricíclicos los que fueron descubiertos por azar
como efecto inesperado de los
antituberculosos. Esas moléculas son muy
eficaces en las patologías que necesitan de su
uso, tales como una melancolía o un delirio de
persecución, por ejemplo. La eficacia
medicamentosa, a menudo rápida, irrealiza 20
a la patología. El paciente puede pensar: “Si
me pude reestablecer tan rápido, es que no se
trataba verdaderamente de gran cosa.
Sobredimensioné el problema”. Por supuesto,
nada le impide al médico ni a la sociedad
pensar lo mismo. En términos freudianos, la
curación medicamentosa – no acompañada
de un “trabajo psicoterapéutico”- inicia la
19
Certificat, d’études spécialisées - Certificado de estudios
especializados
20
Nota del traductor: le quita entidad, deja de ser real
reacción terapéutica negativa. Pero en
términos lacanianos, es la cuestión de saber
lo que es real o no lo que está planteado en
términos de patología. Pienso a propósito de
Lacan después de una presentación de
enfermos en Sainte-Anne, que hacía valer lo
difícil que es “pensar los límites de la
enfermedad mental”21.
El tercer punto – es un punto que había
abordado en Delphes donde J.-A. Miller había
organizado con UFORCA un coloquio que
tuvo lugar el 17 y 18 de abril de 2004 -
concierne a una nueva legislación que hace
de la historia clínica médica, la historia clónica
medica “del paciente” (HCP), incluidas las
notas personales del médico concernido. A
partir de allí, únicamente los elementos
objetivos son registrados en la historia clínica
médica del paciente. Todo lo que es relativo a
la construcción del caso, a las hipótesis
causales o pronósticas, a ciertos aspectos de
la vida privada pasan a ser excluidos de las
historias clínicas. En la misma época esas
historias clínicas se digitalizan, lo que implica
un nuevo riesgo en cuanto a la protección de
los datos. Lo políticamente correcto reina
entonces en la HCP. Al respecto, el DSM22 se
vuelve útil para no decir nada inconveniente.
El paciente a quien le pertenece su historia
clínica se vuelve el redactor. En la práctica, le
preguntamos su opinión sobre el título de su
patología. Si la patología es la observación
clínica, incluida en su singularidad, tenemos
allí una despatologización masiva, en tanto no
hay más lugar en psiquiatría donde recoger
bajo una forma escrita y conservada lo que
constituye lo esencial de la clínica: la
descripción de los procesos, pero también los
“modos de formación de síntoma”, es decir,
las hipótesis causales que implican las
particularidades de la vida. Las patologías que
más lo sufren son aquellas que no están
subjetivadas por los pacientes y que
difícilmente puedan serlo por estructura, la
paranoia en particular. La paranoia se vuelve
21
Lacan, J, Presentación de Mlle Boyer, Ornicar? Lacan
Redivivus, hors série, septiembre 2021, Paris, Navarin, p.
124.
22
Diagnostic and Stadistical Manual
23
Freud, S. “Pérdida de realidad en neurosis y Psicosis”
(1924), Obras Completas. Amorrrortu, XIX; p. 197.
objeto de censura – el término no se utiliza
más en ningún lado – en provecho de la clínica
de la adicción, de la depresión, del abuso, del
acoso o de la hipersensibilidad y de los
dolores crónicos.
Lacan subraya que el problema para Freud,
en su artículo de 192423, no es el de la pérdida
de realidad en la neurosis y en la psicosis, sino
del resorte que la sustituye. La afirmación es
tanto más verdadera en cuanto la realidad se
ha vuelto esencialmente virtual y que este
dominio se extiende: cada quien construye en
lo virtual/real su neorealidad. Todo el mundo
delira. La despatologización se acompaña con
la aparición de nuevos síntomas.
Los poderes públicos continúan tomando
decisiones: cierre de camas, 50.000 en un
inicio, luego un poco cada año, 70 este año en
Bordeaux. Y durante ese tiempo, el
presupuesto cambia de destino: el polo
administrativo absorbe más de la mitad a
expensas del presupuesto asignado a los
tratamientos. Aquí es conveniente abordar la
cuestión de la evaluación: procedimientos de
evaluación, en salud como en otros ámbitos,
se han vuelto obligatorios y han transformado
la clínica en un buen uso de protocolos
escritos; el personal de salud se pregunta, de
allí en más, si su acción se ajusta a ellos. Se
sienten ansiosos, esta ansiedad provoca
patología en el personal de salud mismo. La
facultad de juzgar y el discernimiento son
barridos, y son cada vez más difíciles de
ejercer. No ejercer su discernimiento enferma
al ser hablante. Hay allí una verdadera
censura. Sin embargo, la clínica, según los
términos de Lacan de 1977, “consiste en el
discernimiento de las cosas que importan” 24.
El psicoanálisis se ha convertido en el refugio
de la clínica, “la cola de la medicina” 25.
Lacan propuso, hace más de cincuenta años,
familiarizarse con el manejo de los nudos; este
permite, sin borrar las referencias
estructurales anteriores, integrar el flou en la
24
Lacan, J. “Apertura de la sección clínica”, Ornicar? N° 9,
1977, p. 7
25
Lacan, J, “Yale University, Kanzer Seminar. 24 de
noviembre de 1975” Scilicet 5/6, Paris Seuil, 1976, p.18.
clínica o el flou de la clínica, “la nebulosa” 26
decía Hervé Castanet en Arcachon. Esta
clínica de los nudos y de las suplencias
respondió al síndrome del vacío, de la
desrealización, de la despersonalización
generalizada vivida por la nueva generación a
la que la medicina propone benzodiacepinas y
analgésicos para adormecer el dolor, creando
así una clínica de las nuevas dependencias,
iatrogénicas esta vez.
Para concluir, veradaderamente, un esfuerzo
más de discernimiento!!
Intercambios
Anaëlle Lebovitz Quenehen – Gracias Carole.
Querría volver rápidamente sobre lo que ha
denominado el “20% de despatologización”.
Muestra bien que cuando un joven colega le
dice no interesarse demasiado por la clínica y
se siente autorizado por una estadística que
permite englobar 20% de casos eso tiene
consecuencias. La referencia clínica permite
en efecto evitar cierto número de trampas. Allí
donde se puede tener la idea de que es la
estadística la que debe absorber por ejemplo
los suicidios, una referencia clínica seria nos
permitiría a veces evitarlos. El riesgo es así
que la estadística, en función del lugar que le
hemos hecho y del valor que le acordamos
haga aumentar los pasajes al acto. Para el
joven colega que usted menciona, en lugar de
alojar el hecho, el lee allí el derecho. Y de esta
manera, la despatologización de la clínica
hace aumentar la estadística. Es una
consecuencia de esta despatologización, ¿ha
detectado otras?
Carole Dewambrechies-La Sagna – Recuerdo
ese momento como un momento subjetivo en
el que sentí que las cosas cambiaban. La
26
Castanet, H. “Un sujeto en la nebulosa”, Los
inclasificables, Paidós.
persona que hablaba de esta forma no era
malintencionada. Comprendí que estábamos
allí, que el discurso había cambiado: no se
intenta más de tratar las cosa en el uno por
uno; con la idea de que si un paciente quería
suicidarse, era nuestro honor intentar que eso
no tenga lugar, evitarlo, y de comprender con
él lo que le sucedía, de implicar su
responsabilidad un poco. Allí él me
presentaba algo como la indiferencia de esta
perspectiva: se acomodan las cosas, las
personas los síntomas en casilleros, y luego
sucede lo que tiene que pasar. En un sentido,
está escrito en el gran libro, ya que todo el
mundo sabe que hay un 20%. Eso ha
contribuido a lo que vemos actualmente, que
es lo que intento llamar “la forclusión de la
clínica”. Usted misma toma algo de esto en su
intervención. Eso hace eco con el aumento de
los suicidios, el aumento de los pasajes al
acto, con el hecho de que las guardias
psiquiátricas estén enteramente ocupadas por
pacientes traídos por la policía. No se puede ir
a las guardias psiquiátricas para ser atendido
si no se está bien, porque todas las camas
están ocupadas de algún modo por la policía.
Los ejemplos de judicialización sobrevienen;
esta judicialización seria evitable, me parece,
con una clínica que ganaría en ser mantenida
viva también un poco por fuera de nuestro
círculo - tenemos un poco la impresión de
que somos los únicos en mantener viva la
clínica. Incluso en la prensa, el término
“paranoia” podría concernir cierto número de
casos de asesinatos, de femicidios, y sin
embargo, casi jamás se utiliza. Entonces, la
despatologización no tiene solo buenos
efectos.
La despatologización lacaniana y la otra
Francesca Biagi-Chai
Despatologizar la clínica – expresión osada-
se impone en un tiempo en el que se sustituye
la referencia tomada del significante por la que
se ancla en la búsqueda de un goce
inflacionista. En efecto, si la opinión pública
hasta el presente identificaba la locura a
través de los trastornos de la palabra y del
lenguaje, ahora no logra detectarla en el goce
puesto en primer plano. Desde este punto de
vista, la sociedad desconoce la locura;
desconoce del mismo modo las estructuras
clásicas de la neurosis. Opera una
despatologización salvaje. A esto conviene
oponerle otra concepción de la
despatologización que califico de lacaniana:
despatologizar no significa aplastar la clínica
sino mantener sus aristas. Que el goce venga
a enmascarar, suplantar la estructura – en la
utilización hecha por ejemplo del semblante
en la suplencia – no borra las aristas de lo real
como tal. Lo real, testigo de la estructura.
Punto de partida en Lacan
El momento en que el goce toma su valor, su
lugar al igual que el significante marca un
pasaje en la enseñanza de Lacan, escandida
como tal por Jacques-Alain Miller alrededor
del serminario Aún. Es a partir de allí que
podemos hacer responder el goce a la
forclusión generalizada. Desde ese momento,
Lacan une, condensando, significantes de la
clínica hasta allí separados, haciendo
aparecer neologismos equivalentes a una
nueva forma de matemas. Así sucede con el
término de lalengua que se constituye a partir
de “Función y campo de la palabra y del
lenguaje en psicoanálisis”27. Lo mismo ocurre
con el parlêtre, que ha dicho, sustituirá al
inconsciente28. El síntoma toma el nombre de
motérialisme29. Podemos entrever este mismo
principio en el pasaje del superyó al goce en
sí mismo, el del yo al ego, pasando por la
27
Lacan, J. Función y campo de la palabra y del lenguaje en
psicoanálisis, Escritos 1, Siglo XXI.
28
Lacan, J. Joyce el síntoma, Otros escritos, Paidós, p. 592
29
(2017). Jacques Lacan Conférence à Genève sur le
symptôme. La Cause du Désir, 95, 7-24. [Neologismo que
dimensión megalomaníaca del yo que, en la
psicosis, deviene a menudo en el lugar de una
subjetivación imposible.
Este recorrido previo permite orientarnos en la
concepción de la despatologización que J.-A.
Miller propone a través del binario irreductible
del ser y de la ex – sistencia. Estas dos
vertientes del parlêtre, costado significante y
costado objeto, se presentan como no
segregativos entre las estructuras, mientras
que la estructura no ha sido excluida de allí.
Consecuencias del lado del analista
Del lado del analista, la primera consecuencia
concierne a la interpretación. A las formas
conocidas de la interpretación lacaniana
(corte, interpretación apofántica, equívoco) se
agregan de ahora en adelante maneras de
decir o de hacer cuando aparecen signos
discretos de la psicosis, signos tales como se
dejan ver en los consultorios de los analistas.
Esto confiere una mayor amplitud al decir de
Lacan: el analista es un retórico que no opera
más que por la sugestión, dicho de otro modo,
no impone algo que tendría consistencia, se
sostiene de ex –sistir30. Lo que constituye lo
verdadero o lo falso es entonces el peso del
analista, que opera por algo que no hace
fundamento de la contradicción31. ¿No
designa Lacan por eso al analista como
semblante de objeto a? En la psicosis, apelar
a la lógica, por ejemplo, para que se produzca
un asentimiento del lado del sujeto, es una de
las formas posibles de esta función del
retórico. Sucede lo mismo cuando el analista
desliza un significante entre dos S1
independientes. Le queda al sujeto tomarlo
como un matiz que haga oficio de S2
atenuando la potencia y la rigidez de la
cadena significante. ¿No podríamos decir que
en la psicosis es conveniente “ahogar el
pescado”, dicho de otro modo, ir más allá de
resulta de la condensación de la palabra mot {palabra} con
la palabra matérialisme {materialismo}.]
30
J. Lacan, “une pratique du bavardage”, Le séminaire, libre
25, Le moment de conclure, Ornicar? N° 19, 1979, p.8
31
Ibid
la referencia fálica para lograr servirse de ella,
y arreglárselas con el objeto a en el bolsillo?
En la neurosis, conviene pescar el pescado ya
que este obstaculiza. Impide el acceso al
objeto a, aquí, separable32.
La institución lacaniana despatologiza
En tanto que una psicosis no se ha
desencadenado ¿podemos hablar
verdaderamente de psicosis? La psiquiatría
comienza allí donde el lazo social se rompe y
donde, en el desencadenamiento, no hay
discurso en el cual el sujeto pueda alojarse.
Por esta razón la institución equivale a una
patologización: es la institución psiquiátrica
que rubrica la patologización clínica. La
pregunta es entonces: ¿Cómo subvertir la
institución y conducirla hacia un cambio de
paradigma que sea isomorfo con el
tratamiento del goce? Es lo que tuve la
oportunidad de instalar en el centro
hospitalario especializado Paul Guiraud de
Villejuif, y de lo que pude dar cuenta en
Atravesar los muros33: una institución
concebida según una topología moebiana
reglada por el discurso y por la clínica, y no
por el lugar y el tiempo. Esta topología que no
tiene temporalidad es a partir de entonces un
apoyo contra el dejar caer y la ruptura.
Participa de la despatologización en el sentido
en que el paciente seguido por su psiquiatra
hace uso de la institución, ella se vuelve
instrumento. En efecto, puede solicitarla para
diferentes modalidades de internación o de
seguimientos fraccionados, a la medida de
sus propios significantes amo. Va de suyo por
ejemplo, que en este contexto, el concepto de
recaída pierde todo su sentido, así como los
prejuicios que desconceptualizan la clínica al
no apostar más que a la voluntad y no al
inconsciente con la única finalidad de evitar la
transferencia.
Despatologización y variaciones de la
responsabilidad penal
Es sin dudas en el campo de la criminalidad
que la despatologización lacaniana es la mejor
para hacer resonar en la opinión pública el
32
Gonzalez-Renou B., Vigué L. “Conversation avec
Francesca Biagi-Chai”, Horizon N° 66, L’Envers de Paris,
2021, p. 165.
sentido mismo de la ética del psicoanálisis. En
efecto, las categorías de la clínica psiquiátrica
propuestas como un saber ya constituido no
pueden dar cuenta de lo que presidió al pasaje
al acto, ya que separan al sujeto de su acto.
Extraer la lógica de un crimen propio de un
sujeto, a saber la potencia del empuje, el
intento o no de resistirse a ello, el crédito y las
respuestas hechas a las señales de
advertencia por el medio, es lo que podríamos
denominar un diagnóstico de goce. La clínica
no desaparece, pero deviene una brújula para
interpretar y no una meta a alcanzar. Al unir el
“todo el mundo es loco” de Lacan con su “De
nuestra posición de sujeto somos siempre
responsables”34, es del goce de lo que se trata
en la medida en que el goce, al detenerse
recién con la muerte física, puede ser siempre
interrogado. Despatologizar no debe ser
entendido en el sentido común de una
sustracción de la patología, sino que puede
ser elevado a la altura de un concepto
lacaniano.
Intercambios
Anaëlle Lebovitz-Quenehen – Muchas gracias
Francesca Biagi-Chai. Una primera pregunta
bastante simple, pero me parece que cuenta
mucho en su texto. ¿Puede volver sobre la
oposición que plantea entre una
despatologización “lacaniana” y una
despatologización que podríamos llamar
“salvaje”?
Francesca Biagi-Chai – La despatologización
salvaje, está en curso. Aunque más no sea a
través de la cuestión trans que hemos
destacado, en la cual se dice que las palabras
son iguales a hechos, y donde la evacuación
del inconsciente, la evacuación del síntoma es
evidente. Y, al mismo tiempo, decir eso es
afirmar que no hay patología, que la vivencia
de cada quien vale como su realidad, realidad
que debe, entonces, ser reconocida como tal.
Es un totalitarismo hacer equivaler la palabra
a la cosa. No hay posibilidad para un sujeto de
plantearse la pregunta de su propia división,
de su propio malestar, de una interrogación,
33
Biagi-Chai, F. Traverser les murs. La folie, de la psychiatrie
à la psychanalyse, Paris, Imago, 2020.
34
Lacan, J. “La ciencia y la verdad”, Escritos 2, p. 816
de una sutileza. No hay más sutilezas, nada
más es posible; es en eso que es totalitario.
Es una despatologización porque por ejemplo
las asociaciones dicen: “no, no hay que
dirigirse más ni a un psiquiatra, ni a un
psicoanalista, ni a nadie”, porque el solo
hecho de ir a ver a un psiquiatra, o a un
psicoanalista amenaza con patologizar a la
persona. Entonces, si quiere cambiar de sexo,
eso se hace automáticamente, en
“automáticamente” hay una reducción, una
desaparición del inconsciente que
evidentemente es muy inquietante, salvaje,
porque el sujeto mismo no puede desplegar
los significantes de su propio cambio, la
significación de su propio deseo
Jacques-Alain Miller – Alcanza con una
declaración, sin duda delante de las
autoridades: “Soy una mujer”, y se es una
mujer, incluso si no se ha tocado al cuerpo 35.
Francesca Biagi-Chai. Sí, es eso. Soy lo que
digo.
Jacques-Alain Miller- Sí, así es! Podría decirse
que es a partir del momento en que se es
ciudadano que eso tiene peso. Pero no! Si se
dice eso a los tres, cuatro años, todo el mundo
se moviliza. Es enorme, uno se pellizca para
creer, pero eso es el dicurso. El estado de
derecho se volvió loco. En vuestra
intervención, usted lleva eso hasta sus últimas
consecuencias y encuentra el punto de
inversión donde “todo el mundo es loco”, pero
en particular el Estado.
Francesca Biagi-Chai – Eso va muy lejos; por
ejemplo hasta en las acusaciones. Alcanza
con que se haya acusado a alguien para que
eso que se dijo de él sea verdadero. No sólo
el inconsciente desaparece, sino que la
justicia igualmente. Todo el trayecto
desaparece.
Jacques-Alain Miller – Ninguna pregunta se
plantea, y se entiende que en efecto, el hecho
mismo de que los analistas quieran ocuparse
35
Comentarios establecidos por G. Poblome, E. Zuliani y P.
Fari, no releídos por el autor.
es patologizar. El estado de derecho no tiene
nada que ver con los psicólogos. Con los
médicos es diferente.
Francesca Biagi-Chai- Los necesitan
Jacques-Alain Miller –necesitan a los médicos
hasta el fin de sus días, pero eso no es tenido
en cuenta frente a la potencia del derecho, la
potencia jurídica. ¿Cómo hemos llegado en
nuestro país a darles las llaves de nuestra
civilización a los jueces? Cuando
franqueamos los límites de Occidente la
cuestión se plantea de otro modo, porque el
Estado de derecho no existe, eso protege en
cierto sentido, de estas locuras.
Francesca Biagi-Chai - Sí porque es
totalitarismo contra totalitarismo.
Jacques-Alain Miller – Lo que usted nos trae
es el totalitarismo jurídico. El Estado de
derecho tiene el poder de encerrarlo o de
infringirle penas si usted no obedece, lo que
es absolutamente enorme.
Francesca Biagi-Chai – Es lo que me ha
llamado la atención, es que todos los saberes
desaparecen, el saber mismo desaparece, el
trauma desaparece, no hay más trauma. No
hay más choque de lalengua sobre el cuerpo,
todo eso desaparece.
Jacques-Alain Miller – En l’ École de la cause
freudienne hemos construido un pequeño
dique contra eso, con dos enmiendas36. Pero
es siempre frágil y puede ser inundado por
una ola. Siempre habrá lugares donde no se
van a animar a venir a buscarnos, pero la
perspectiva es verdaderamente la
clandestinidad, como fue el caso para el
psicoanálisis en Europa del este – como en
Hungría – donde se continuaba a
psicoanalizar de manera completamente
honrosa. Nuestro futuro está quizás en las
catacumbas.
36
La ECF propuso dos enmiendas llamadas de “seguridad
jurídica” que el Senado introdujo y que la comisión mixta
paritaria mantuvo en su texto adoptado como tal.
Francesca Biagi-Chai – Vamos hacer
escuchar que identidad no es identificación, ya
que ahora se identifica a alguien con alguna
pequeña parte de sí mismo, pequeña parte
corporal. Uno es identificado con un fragmento
de la vida, a un pedazo de piel, a un color de
piel…. Tenemos trabajo. Este término de
identidad participa en esta desaparición del
inconsciente y contribuye al totalitarismo.
Carole Dewambrechies-La Sagna – Los
comentarios de Francesca Biagi-Chai me
hacen pensar en una pequeña jovencita que
escuché esta semana, de veintitrés años,
acosada por un muchacho desde hace ocho
años, vino a la clínica, se sentía
verdaderamente desesperada al punto en que
intentó suicidarse. El muchacho estaba sin
embargo con condena en suspenso e
interdicción perimetral de acercársele a ella.
Cuando se interroga a la muchacha, se
escucha que ve a este muchacho por todos
lados. Está en todos lados, en todas las
esquinas. Y un día, él estaba en lo de una
amiga mientras ella también estaba allí. Le
preguntó a esta amiga cómo se llamaba ese
muchacho que estaba en el otro extremo de la
habitación. La amiga le dijo el nombre del
muchacho. De este modo, la muchacha hizo
la denuncia contra él. A partir de ese
momento, él se encontró condenado sin
haberle dirigido la palabra jamás;
probablemente jamás la siguió. Yo le digo:
“¿Pero cómo te das cuenta de que te sigue”?
Responde “Y porque tiene un Citroën rojo… o
gris…” Le digo: “¿rojo o gris?”, y ella
responde: “cambió de auto”. Asistimos así,
para entrar en el delirio, a una remodelación
permanente en función de lo que está en lo
real. Lo que sigue son tres gotitas de un
remedio milagroso, y la muchacha se va a
sentir rápidamente mejor. Todo esto va a ser
completamente olvidado. No necesariamente
por aquel que tuvo una condena. Ni por ella
cuyo estatuto y el mundo cambian. Esto apoya
el hecho que la terapéutica medicamentosa
irrealiza37.
37
Nota del traductor: No advierte
Anaëlle Lebovitz-Quenehen – Es un punto
muy importante. En la despatologización, el
factor de la eficacia medicamentosa es mayor.
Carole Dewambrechies-La Sagna – Eso fue
importante. Usted lo dijo, Jacques –Alain
Miller, en su curso en una época: se han
vaciado los hospitales psiquiátricos, es algo
bueno, pero al mismo tiempo, eso no alcanza.
Es necesario un acompañamiento para esas
subjetividades que están completamente
dadas vueltas por el hecho de pasar de un
estatuto a otro. El estatuto de ser acosado no
es para nada el mismo que el estatuto de estar
bien. Vuestro mundo cambia, todos vuestros
amigos se quejaban, llamaban, preguntaban
si estaba en tratamiento. Pronto, no van a
preguntar nada más, porque ya no habrá nada
que decir sobre ese tema. Entonces, hay que
reconstruir todo un mundo, con otros puntos
de apoyo. Pienso en eso con un ejemplo
reciente: la semana pasada escuché – quizás
como alguno de ustedes - un programa de
radio en France Culture sobre el tema de la
hipocondría. Es apasionante la hipocondría.
Basta con decirle a la persona: - “¿Ya tuvo
ideas así?, - “Ah sí, desde mis veinte años”. –
“Escriba sus ideas en un cuaderno”. La
persona escribe: “Tenía un tumor cerebral a
los veinte años”, y se le responde: “Usted
constata que este tumor no avanza tan
rápido!”. Basta con también con decirle a los
hipocondríacos que no vayan a Google, con la
idea de que si no van a verificar, quizás estén
menos enfermos. “Todos los estudiantes de
medicina tienen todos los síntomas, están
enfermos; eso forma parte de las cosas
habituales” profieren esos especialistas que
trabajan en grandes servicios, que ofrecen
consultas en grandes servicios parisinos. Se
atrevieron a hablar así del problema planteado
por la hipocondría, mientras que los
hipocondríacos, cuando sufren de
hipocondría, son personas que la pasan muy
mal.