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TATIANA MACHADO GONZALEZ

RELATORIA TEXTO: EL DESEO, ESENCIA DEL HOMBRE (EUGENIO

FERNANDEZ)

DESEO Y ETICA EN SPINOZA Y LACAN

CLARA CECILIA MESA

DEFINICIÒN

Entendido por Spinoza, en la primera definición de los afectos en el libro tres de

la Ética, el deseo es la esencia del hombre si se entiende esta como como

determinada a hacer algo por alguna afección cualquiera que se presente en

ella. el deseo es cualquier esfuerzo, impulso, apetito y voliciones del ser

humano, - debe ser entendido como entendido como tal solo si ayuda a

perseverar en el ser tanto como es posible para cada uno, se puede decir que

el deseo es la esencia del hombre porque esta esta , debido a alguna afección

que se presente en ella va más allá de la supervivencia está relacionada pues

con la vida misma, en este sentido es que el deseo tiene presencia en cada

uno de los niveles de conocimiento propuestos por Spinoza: El que produces

los sentidos

El Deseo, es la esencia del hombre. Alrededor de esta definición gira el texto

de Eugenio Fernández con la intención de reconocer la vigencia de la manera

en que Spinoza trata el tema del deseo, que en su opinión se mantiene en la

filosofía como una cuestión muy actual. Esto es por lo que le resulta interesante
la manera en que Spinoza muestra con esta definición su intención es sacar

este concepto del relego que le ha sido impuesto por la tradición filosófica y

ponerlo como el componente que une las partes que conforman su Ética.

y la imaginación, mutilado y engañoso, el que esta mediado por la razón y el

entendimiento. Pero esto no quiere decir que para Spinoza exista un orden

por el que se pueda ir alcanzando un conocimiento, pues según su propuesta

podríamos pasar toda la vida en el conocimiento engañoso que se produce por

la imaginación y los sentidos que aunque mediado también por el deseo como

impulso, por su condición de producir conocimiento mutilado nos somete a la

servidumbre de las pasiones que son afectos que no producen ningún actuar y

por tanto no conducen a la felicidad. He de aclarar que aunque no se dé un

orden estricto por parte de Spinoza, él si deja claro que solo existe una manera

de llegar al Entendimiento y es a través de la razón combinada con el deseo,

pues al contrario de la definición moderna de razón para Spinoza no puede

llegarse a conocer la cosa en sí, si no se suma al discernimiento que permite la

razón la potencia que se esfuerza por perseverar en el ser (actuar),el Deseo

en tanto este es la esencia del hombre; cada uno por separado no podrá

llevarnos al encuentro con la libertad y el entendimiento . Con esto ya

podemos notar la variabilidad del deseo sujeta a la condición de variabilidad

misma del hombre.

Para Spinoza llegar a esta concepción de deseo tuvo que dejar de lado las

definiciones según las cuales este está fuera del mundo y del alcance de las

dudas tal como se platea en el texto de Fernández y ponerlo al nivel de las

afecciones, a las que a su vez en el Prefacio del libro tres de la ética, Spinoza

las concibe como parte de la naturaleza pues, el mismo hombre esta de forma
inmanente en esta, no son entonces las afecciones productos de los vicios del

hombre o aberraciones como se les ha tratado hasta ese momento ya que en

la Naturaleza que es Dios, realidad y perfección no hay cabida tales.

Se convierte así este sistema en una Ética que además es Ontología, puesto

que se puede fundamentar una a la otra, tal como se nota en el texto de

Fernández, el deseo no se limita a articular las últimas tres partes de la Ética, si

no que la definición de este se vincula con lo que en el texto se nombra como

“fundamentación ontológica de la acción” (Página 137), esto es las dos

primeras partes de la Ética, que lo que buscan es por un lado la esencia de

Dios y por el otro explicar la unión entre cuerpo y mente humanos; Siendo que

la Sustancia que es causa de si produce diferentes modos esta puede ser

afirmada desde estos modos singulares y colectivos y por sus Conatus, puesto

que la esencia de ambos es potencia y que como expuse antes la relación

existente entre el modo que representa el ser humano y la Naturaleza es de

inmanencia, lo que pone al Deseo en el centro de un sistema que por su

concepción geométrica logra una unidad interna que le permite demostrarse a

sí mismo.

¿Cómo pensar el deseo como articulador de elementos que permiten alcanzar

la libertad y la felicidad? ¿Cómo darle una dimensión política? Si esto lo

confronta con su fragilidad, y la dificultad de su realización efectiva, se piensa

el deseo como la falta de algo material o la necesidad de acumular posesiones

materiales, se ve el mundo y a lo que existe en él como si les faltara algo que

se “desea” completar, y es evidente que estos pensamientos conducen al ser

humano a la servidumbre de sus pasiones, no le permite perseverar en su

función de ser en el que todos los modos de la sustancia perseveran por la


realidad. Es por esto que Spinoza sostiene en su ética que es raro el hombre

que puede conducirse por la razón que aun cuando este está en capacidad de

saber que es lo mejor, constantemente está tomando decisiones entre las

elecciones que considera las menos mala porque están sometidos de manera

constante a sus afectos que entre si se oponen, y que aunque como ya se

mencionó estos son parte de la naturaleza los lleva a tener diferencias entre

ellos posibilitando la opresión de unos por otros haciendo imposible la libertad.

Pero como ya bien se ha hecho notar en el texto Spinoza no es un filósofo que

pretenda negar o mutilar la naturaleza del hombre para hacer posible su Ética,

al contrario al reconocer la potencia de los afectos para la vida política y para al

mismo tiempo impedir la libertad cuenta con ellos, con sus pasiones para

plantear una política realista que permita modificarlas por la gran capacidad de

influir en la vida común. Recordemos entonces que ya se dicho en el texto que

la razón sin el deseo es inoperante y el deseo sin la razón no resulta muy

diferente a lo que es el impulso por la supervivencia en los animales, y puede

ser que resulte el ser humano rendido a sus pasiones y apetitos creyendo

torpemente que el hacerlo es lo que lo hace libre, claro porque esto es más

fácil que permitir que el deseo se guie por la razón y viceversa hacia el

entendimiento.

Como puede construirse un mundo en el que los hombres se respeten unos a

otros si no es a través de la aceptación de su misma esencia, que es al mismo

tiempo potencia colectiva acompañada de la razón y a su vez como podría esta

esencia desarrollarse en una sociedad que no esté ella misma en la búsqueda

del deseo racional. como podríamos hablar de hombres libres si no podemos

reconocernos como parte inmanente de la naturaleza, en mi opinión al igual


que la de Fernández, Spinoza aborda el tema del deseo de una forma tan llena

de fuerza que no solo es imposible calificarlo como un filósofo del deseo, lo

hace de una manera tan particular al articular todo un sistema de manera

geométrica que trata de Dios, la naturaleza, nuestra condición humana en una

descripción más que acertada, la servidumbre, la libertad y por tanto nuestra

vida común, que no podríamos limitar su alcance con tal calificativo. Pienso en

su planteamiento de la servidumbre, como unos pueden por su engañoso y

mutilado conocimiento “desear” la opresión de otros y como esos otros

esclavos de sus pasiones permiten esa opresión, Spinoza sigue tan vigente

hoy como hace ya casi cuatrocientos años, aunque en su época las religiones y

el estado hacían una persecución más despiadada contra quienes hacían

afirmaciones como las que este filosofo hace, en este presente parece que es

menos necesario porque ahora sí que es cierta esa afirmación de que aun

cuando estamos en capacidad de conocer que es lo mejor nos pasamos la vida

decidiendo siempre entre dos males el menos malo. Es hoy más difícil

encontrar un hombre que se guie por la razón en nuestra sociedad, haciendo

más remota la posibilidad de una sociedad dada entre hombres libres por

causa del entendimiento y por tanto felices.

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