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SECCIÓN 2
SUMATIVA 1
Apreciados participantes,
Casanova, Ramón Vicente: Derecho Agrario. Una doctrina para la Reforma Agraria
Venezolana. Universidad de los Andes. Facultad de Derecho. Mérida. Venezuela.
Así como en textos y documentos sugeridos en el núcleo temático I del Derecho Agrario y
su Evolución Histórica. Los Trabajos idénticos o parecidos a otros compañeros, copia y
pega de Internet, plagios (No podrá ser evaluado)
Una vez obtenido los conocimientos previos que han sido adquiridos en el Núcleo
Temático I, deberá desarrollar los Aspectos Históricos del Derecho Agrario, diferenciar el
Derecho Agrario Clásico del Derecho Agrario Moderno. Explicar que se entiende por
Derecho Agrario. Identificar los sujetos del Derecho Agrario en general. Las cuestiones
fundamentales, el Suelo y actividad Agraria. Las características de las Empresas Agrarias.
Explicar los Principios sustantivos del Derecho Agrario.
El derecho agrario, en los términos en los que se lo concibe hoy día, no fue conocido en la
antigüedad, ni por Grecia, ni por Roma. Las huellas históricas encontradas, con referencia a
la propiedad de la tierra, no son más que el ius civile y de ellas distan mucho las
concepciones forjadas por la ciencia jurídica agraria.
Un primer acercamiento histórico nos permite afirmar que el origen de la ciencia del
moderno derecho agrario se sitúa fundamentalmente en la Italia de principios de siglo,
luego posteriores movimientos en décadas siguientes en España, Francia y América latina.
Para ser más exacto, debe indicarse que las primeras manifestaciones de la ciencia que
estudia el derecho agrario tienen su génesis en las investigaciones realizadas en Italia a
finales del siglo XVIII y principios del XIX, por un grupo de juristas de la Escuela
Toscana, para diferenciarla de la Escuela Napolitana que estudio los demanios y los usi
civici. Sin embargo, no se toman estos estudios como origen de la ciencia del moderno
derecho agrario, sino más bien como noticia histórica.
Estos primeros pasos del siglo XVIII, carentes de método científico, se vieron anulados por
la codificación napoleónica, negadoras del derecho agrario.. En síntesis he aquí las fuerzas
ante las cuales sucumbieron los primeros intentos de estudio del derecho agrario del siglo
XVIII.
El movimiento lo impregna todo y—aun cuando nace (el capitalismo) para la industria y el
comercio—muy pronto incide en la agricultura, modificando sustancialmente todas las
orientaciones existentes en la época de la Revoluciona Francesa o pre capitalista, y de esta
forma se abre una nueva perspectiva para el derecho agrario.
Los factores que permiten el nacimiento normativo del Derecho Agrario tienen que ver con
el fenómeno económico político: el capitalismo, al introducir nuevas formas métodos y
filosofía de la producción; un factor jurídico resultante del capitalismo, que es la ruptura de
la unidad del derecho privado, que resulta insuficiente para normar la nueva realidad
dominante y finalmente, un factor social representado por la evolución de los sistemas
jurídicos Constitucionales, al calor de los derechos humanos, económicos y sociales, cuyo
fin consiste en tutelar a los sujetos desprovistos de capacidad económica y cultural, para
neutralizar las injusticias derivadas del mismo sistema liberal individualista.
El Capitalismo
Si bien los factores antes enunciados señalan el origen del Derecho Agrario debemos
profundizar un poco en ellos. El capitalismo introduce en la agricultura todo un
modernismo tecnológico, superando la práctica del barbecho y la alterabilidad de cultivos,
el uso del abono animal, con aspectos tales como los sistemas de riego, la fertilización y la
mecanización agrícola, que desplaza los cultivos colectivos, por el sistema de cultivo
individual o bien el conducido por el empresario. Pero sobre todo, el capitalismo introduce
la categoría de la propiedad de la tierra como un instrumento de producción, divorciándose
sustancialmente de los criterios anteriores, la propiedad de la tierra ya no es considerada
como un bien de goce y de consumo, ahora juega un papel económico y en el plano
económico y político, su mayor detentación es sinónimo de mayor cuota de poder y de
prestigio. En cuanto a la legislación agraria, el capitalismo no genero modificación alguna,
la ley servía como un instrumento que garantizaba el disfrute y la riqueza, estaba orientada
a que nadie podía ser privado de sus propios bienes o ser afectado en su patrimonio, sin el
concurso de una libre y efectiva voluntad.
La ruptura de la unidad del derecho privado se hace aun más evidente, en cuanto la
propiedad de la tierra comienza a sufrir una serie de modificaciones en los diversos
ordenamientos jurídicos. Las realidades van más allá del Código Civil en cuanto la
propiedad agraria comienza a conocer la presencia de un conjunto de límites -no sólo
relacionados con la eventual expropiación—impuestos en favor de la colectividad,
subordinando su ejercicio al interés social. Se presenta entonces un aparente conflicto de
intereses, entre el orden privado y el público; en este sentido la tierra dispuesta para la
agricultura no existe para el individuo, existe para la colectividad que tiene un alto interés
en la producción. Caen así, muy pronto, aquellos dogmas que identificaban a la propiedad
de la tierra como un derecho sagrado, inviolable, absoluto, pleno y exclusivo.
Fue en México, con una revolución nacida inicialmente política pero convertida luego en
social, donde se origina, se desarrolla y perfecciona tan importante concepto. El artículo 27
de la Constitución Política de 1917 establece en su párrafo primero: "La propiedad de las
tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio Nacional, corresponde
originalmente a la Nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de trasmitir el dominio de
ellas a los particulares constituyendo la propiedad privada", el concepto no sólo se aleja del
criterio individualista de inspiración francesa, sino que viene a constituir la base en que se
apoya la función social de la propiedad. El artículo mencionado se nutre de contenido en su
párrafo tercero, " La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad
privada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular el
aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, para hacer una
distribución equitativa de la riqueza pública y para cuidar de su conservación." Poco tiempo
después en la Constitución Soviética de 1918, el derecho de propiedad deja de ser un
derecho subjetivo, para convertirse en un derecho-deber del Estado. Esta transformación
conceptual fue producto de una concepción política que tiende a construir el sistema
socialista de economía. Posteriormente la Constitución Alemana de Weimar de 1919 en su
artículo 153, establece que " La propiedad Obliga. Su uso ha de constituir al mismo tiempo
un servicio para el bien general". Artículo 155.- " El cultivo y explotación de la tierra es un
deber de su propietario para con la comunidad. El incremento del valor del suelo que se
obtenga sin emplear trabajo o capital en el mismo, quedara en beneficio de la comunidad."
Como podemos advertir, se reconoce la existencia del derecho de propiedad como un
derecho subjetivo, pero junto a el encontramos el deber del Estado de garantizar el uso
social de la propiedad y la distribución de la riqueza. Ahora la propiedad agraria tiene un
carácter de propiedad actividad, cuyo disfrute racional y justa distribución se convierten en
un imperativo de la época.
Se puede ubicar temporalmente el origen del Derecho Agrario como conjunto normativo a
principio del siglo XX, cuando recibe una orientación de contenido económico y social, en
virtud de la cual cobra una dimensión distinta, constituyendo una nueva clasificación
jurídica, en la mayoría de los ordenamientos jurídicos del mundo, con rasgos de
organización que la perfilan como una de las nuevas ramas jurídicas con mayor futuro.
Así, el derecho común o civil tiene respuesta para prácticamente toda la problemática que
se produce como consecuencia de la vida social, incluyendo la relativa a la actividad
agrícola y pecuaria, sin embargo, podemos afirmar que un conjunto de normas destinadas a
regular el hecho agrícola o pecuario como tal, con sus principios y una filosofía propia, que
atienda a estos actos como fenómenos económico-jurídicos, solo nace a comienzos de la
segunda década del presente siglo. En efecto, es con motivo de la aparición de la Revista de
Derecho Agrario, bajo la conducción de Giangastone Bolla, en Florencia, Italia, cuando se
comienza a establecer lo que es el ius agrarium, como rama científica del derecho,
destinado a regularlo como un fenómenoeconómico.
Si bien pudiera pensarse que el derecho agrario nace en los primeros tiempos de la
humanidad, ello no es así, por cuanto el concebirlo como aquel destinado a la creación y
conservación de la vida animal, vegetal con sentido de explotación económica, es un
concepto de reciente data, que va mas allá de reglas destinadas a regular las relaciones entre
los sujetos que intervienen en la labor productiva, para convertirse en un derecho que
atiende a problemas colectivos de economía, abastecimiento y seguridad nacional.
Derecho agrario clásico y derecho agrario
moderno.
Hay dos grandes etapas bien definidas en la evolución de la construcción de una ciencia
para el derecho agrario. Uno comprende el período clásico, ubicable entre 1922 y 1962, y la
otra corresponde al período moderno, cuya primera etapa podría ubicarse entre 1962 y
1998. En el clásico se encuentran dos escuelas nacidas al calor de la discusión entre la
autonomía o la especialidad del derecho agrario. Fue una discusión iniciada por
Giangastone Bolla y contestada por Ageo Arcangeli. Tuvo su punto más álgido durante un
debate sostenido en las páginas de la Rivista di diritto agrario entre 1928 y 1931, sin
embargo la proyección de esta polémica se mantuvo durante toda la primera mitad del siglo
XX, aún con vigencia en muchas latitudes donde permanentemente cobra vida la disputa.
Las escuelas podrían identificarse con el nombre de sus maestros Bolla y Arcangeli, o bien
por sus tesis vinculadas a la autonomía o la especialidad de la materia. La separación de las
escuelas clásicas se mantuvo por la falta de prueba de principios generales propios y
exclusivos del derecho agrario. En tal sentido se aceptó 4 una cierta especialidad del
agrario, dentro del derecho privado, pero nunca con características de autónomo. El período
moderno también lleva un nombre. Se identifica con la figura de Antonio Carrozza. La
tradición de la Universidad de Pisa, donde se fundó la primera cátedra de Derecho agrario
del mundo, parecía ser el escenario ideal. Carrozza se convierte en Director de la Rivista di
diritto agrario e impulsa toda una línea de estudios de derecho comparado, va afrontando
una serie de temas propios de la teoría general y también logra construir las bases de la
nueva ciencia agrarista, impulsando a su vez la creación de organizaciones como la Unión
Mundial de Agraristas Universitarios. Antes todos concurrían a buscar a Giangastone Bolla
a Florencia. Al morir en 1972, el nuevo punto de referencia va a ser Pisa y la figura de
Antonio Carrozza. Se convierte en mentor de los agraristas del mundo y en fundador de la
escuela Pisana. Tiene la ventaja de estar muy vinculado también al Istituto di diritto agrario
internazionale e comparato, de Florencia, fundado por Bolla, donde también se dan cita con
Emilio Romagnoli y otros ilustres académicos gran cantidad de estudiosos de todas las
latitudes del mundo para encauzarse en las líneas de derecho comparado e internacional.
Junto a estos científicos del derecho agrario también hay un sinnúmero de cultores,
distribuidos por todo el mundo, cuyo sueño fue construir una especie de “derecho agrario
ideal”, en cuanto pueda representar un modelo, una aspiración, el fin extremo del derecho.
A esa idea se ha respondido en diversa forma según el grado mismo de evolución de la
cultura jurídica del derecho agrario, y a los avances logrados en diversas etapas
A) El período clásico del derecho agrario. Bolla en el Programma del primer número de la
Rivista di diritto agrario, a principios del siglo pasado, en 1922, con una extraordinaria
visión de futuro aspira a establecer una coordinación entre las normas con el objeto de
revisar los institutos anticuados, preparar los nuevos, para llevar a unidad y principios
generales todo cuanto está disperso, y en esa forma contribuir a la formación de la ciencia.
Realmente Bolla trata de impulsar la tesis autonomista siguiendo los criterios impulsados
por otras disciplinas jurídicas, pero en su caso directamente inspirado por la tesis de
Scialoja en relación al derecho marítimo.
Para tal efecto sostiene el tecnicismo de la materia: “el tecnicismo todo particular de la
actividad agraria, la especial función y la consecuente disciplina de los factores aplicables a
la producción agrícola (tierra, trabajo capital), la peculiaridad de algunos institutos
jurídicos, que llevados a la especial economía adquieren una condición propia aconsejan no
retardar más la investigación”. Se trata de una idea primigenia, pero de grandes vuelos para
la época, porque la tarea del agrarista, así pensada, debe necesariamente vincularse con la
sistemática de la disciplina. La tesis de un cierto derecho agrario con posibilidades de
bastarse a sí mismo, dentro de su propio sistema, naturalmente tuvo como contrincantes a
los civilistas de la época. Particularmente a Ageo Arcangeli quien combatió enérgicamente
cualquier tipo de autonomía de la disciplina fundado en sostener la unidad del derecho
privado y en evitarle a este movimiento natural el surgimiento de cualquier tipo de
obstáculos. Principalmente fue quien con mayor claridad conceptual, y sobre todo ardor,
llegó a formular el obstáculo más infranqueable a cualquier tipo de autonomía. Porque
sostuvo la incapacidad de los autonomistas para demostrar la existencia de principios
generales del derecho agrario: “ninguno entre todos los que han participado en la discusión
ha sabido hasta ahora indicar un solo principio general, propio de la materia e idóneo para
justificar la pretendida autonomía doctrinal del derecho agrario”.
B) El período moderno del derecho agrario. Carrozza es el fundador del modernismo del
derecho agrario. Su mérito consiste en haber comenzado a difundir la necesidad de
ocuparse de una cierta teoría general de la materia, para iniciar su construcción sistemática
y brindarle en esta forma un fundamento general. Sugiere comenzar a reconstruir la
disciplina a través de los institutos. La orientación implica estudiar uno a uno
absolutamente todos los que puedan tener ese carácter. Su estudio permitirá ubicar el
fundamento mismo de la disciplina y, sobre todo, encontrar a través suyo unos principios,
no como los buscados: generales, universales para cualquier época y circunstancia, sino
otros, más específicos pero mucho más profundos, base para estructurar luego el entero
sistema. Se busca determinar entre ellos un distinto rango susceptible de reflejar un orden
de importancia, y sobre todo la parte de todos cuyas características les han de ubicar
precisamente dentro del sistema, excluyendo los extraños del Derecho agrario. Se trata de
un uso alternativo del método clásico. En vez de partirse de lo general hacia lo particular,
como siempre se intentó, ahora se partirá de los institutos, ubicados a la base del sistema
para llegar a su cúspide. Se trata de una construcción de abajo hacia arriba de la parte al
todo. Esto implica enfrentar el ordenamiento jurídico e ir a la búsqueda de todas las
posibles figuras donde pueda haber algo de agrario. Es un esfuerzo práctico, más intuido
que razonado. Se estudiarán las figuras en profundidad. Se buscarán sus características y
particularidades. Debe descubrir cómo funcionan, dónde se ubican, cuál es su estructura
interna. Esto es muy importante pues institutos como la empresa, el contrato, la propiedad
tiene una estructura básica susceptible de ser útil a diferentes ramas jurídicas, pero
internamente tienen una función específica encargada de determinar la rama a la cual
corresponden. Entonces no todo el instituto es patrimonio de la disciplina agraria sólo
aquella parte donde la función así lo indique.
El Derecho Agrario
Definición
No se trata de buscar una definición de nuestra materia en el sentido meramente formal de
la palabra (es decir en el de formular una proposición que claramente delimite la esencia de
la misma), porque ése es un problema de importancia relativamente menor y en el fondo
insoluble, ya que cada autor tiende a dar su propia definición. Algunos juristas han
recopilado diversas definiciones, en las que se nota la diversidad de términos en los cuales
son concebidas. Por nuestra parte hemos recogido algunas, que debido a razones que más
adelante han de sernos útiles agrupamos en tres categorías. La primera identifica al
elemento Derecho contenido en la frase Derecho Agrario con un conjunto de normas
jurídicas u otras expresiones equivalentes. La segunda hace de dicho elemento, es decir
Derecho, también un sinónimo de normas, pero añadiéndole "principios". La tercera lo
asimila en otras expresiones o no lo toma en cuenta específicamente. He aquí tales
definiciones.
Añadiremos otras definiciones dadas por investigadores nacionales, adaptadas a los nuevos
avances de la ciencia agraria.
“El Derecho agrario es aquella rama del derecho que persigue ajustar las relaciones
jurídicas de carácter agrario a los dictados de la justicia social, con el objeto de facilitar y
crear condiciones necesarias para llevar a cabo una autentica reforma agraria integral, para
así lograr un aumento de la producción agrícola y para hacer posible una mas justa y
equitativa distribución de la propiedad agraria.” El autor, reformó posteriormente el
predicho concepto:
“El Derecho Agrario todo lo relativo a la propiedad, tenencia y explotación de la tierra con
destino a la actividad agraria, así como actividades accesorias, conexas y complementarias,
por lo tanto, específicamente la conservación y protección de los suelos, bosques, agua y
fauna y todo ello con el objeto de transformar la estructura agraria para alcanzar el
desarrollo.”
Para esa transformación del objeto del derecho agrario, en la etapa científica, la
consideración jurídica de la actividad agraria, como el conjunto de actos vinculados al
ejercicio de la empresa agraria, resultó determinante. Porque se pasó de un conocimiento
estático a un conocimiento dinámico en el tratamiento de su materia. Es verdad, que a
pesar de esa transformación, en unos países más que en otros, la injusta distribución de la
tierra y de los ingresos, sigue siendo parte importante del derecho agrario, pero la historia
de este derecho ha demostrado que su estudio no puede quedarse solo en la regulación de
los problemas de la afectación y de la distribución de la tierra. Porque, para los viejos y
nuevos agricultores la actividad agraria, es algo más trascendente que mantener o adquirir
la propiedad. En efecto, la actividad agraria no consiste únicamente en tener un
patrimonio, puesto que más que una actividad económica o un negocio, o la adquisición de
un bien, es una forma de vida personal, familiar y social. El desarrollo agrario equitativo,
por tanto, como uno de los fines del derecho agrario, supera, en el estudio de su
objeto, el simple tratamiento del acceso a la propiedad y ello influye de manera decisiva
en el tratamiento científico del derecho agrario. Por tanto, si en sus inicios, este derecho
agrario fue el derecho de la tierra y de la propiedad, luego, el de la reforma agraria,
hoy día, es el derecho de la actividad agraria que comprende integralmente la pluralidad
de sus fines y de las diversas actividades auxiliares, conexas y complementarias, así
como las relaciones derivadas del mercado de los productos agrarios y de la agro
exportación.
Sujeto Agrario
El sujeto del derecho agrario en general. Cuestiones fundamentales.
1. Sujeto agrario es toda persona o entidad, que polariza una relación jurídica-agraria.
Lo que caracteriza al sujeto agrario es su inclusión en un determinado vínculo
calificado como tal por el ordenamiento. Normalmente el sujeto de Derecho
Agrario, no es más que una persona de Derecho común, pues en realidad es la
actividad el factor determinante del carácter de la relación. Sin embargo, en nuestro
ordenamiento jurídico, donde por ningún lado aparece una excluyente delimitación,
es evidente la existencia de sujetos típica y privativamente agrarios, cuales son, la
familia extensiva, las uniones de prestatarios y los grupos de población (Arts. 2 y
113 de la L.R.A.). Como sujeto primario de la función social de la propiedad (Art.
65 L.R.A.) surge el campesino, pero éste no es sólo el sujeto agrario. De igual modo
carece de sentido, dentro de nuestro ordenamiento, la concepción que identifica al
sujeto agrario con la adscripción personal a un organismo sindical corporativo. Por
ello es aceptable la doctrina que tipifica el sujeto agrario como la persona que ejerce
o participa en el desempeño de la actividad agraria productiva en forma habitual con
aptitudes para ser titular de derechos y obligaciones agrarias, así como también las
que los controlan o protegen con fines de interés público. Conforme lo dicho los
sujetos agrarios se dividen fundamentalmente en sujetos privados y en sujetos
públicos, entendiéndose por los primeros aquellos desvinculados del Estado y por
estos últimos a los órganos administrativos con competencia agraria. Tal
conceptuación, didácticamente útil, debe ajustarse a ciertas exigencias sistemáticas:
por una parte, en 1o referente al carácter de la actividad, pues, como vimos, la
Actividad Agraria puede ser productiva, consuntiva o conservacionista. Por la otra,
en lo referente al aspecto orgánico-administrativo, pues en nuestro ordenamiento
jurídico existen como personas los institutos autónomos y los fondos especiales,
entidades que no comprende toda la tipología. Conforme a lo dicho, pensamos:
Sujeto es toda persona o entidad inserta en una relación jurídico-agraria; más, será
el particular carácter del sujeto y de la relación, lo que cualifica la incidencia de los
beneficios específicamente reformistas.
2. Sujeto agrario y persona rural. Se suele considerar sujeto agrario a las personas
rurales, esto es, aquellas que tienen el carácter de dueño, arrendatario, poseedor o
administrador de un fundo, así como los dependientes y asalariados, que pertenecen
al mismo y residen habitualmente en él. Esta definición, sin dejar de ser útil, no
resuelve, la cuestión, pues se basa sólo en la relación de tenencia, o en una relación
empresarial, que si bien importante, no copa ni caractiza absolutamente. En tal
sentido conviene destacar que en la doctrina brasilera, personal rural es aquella que
ejerce una profesión rústica, ya como empresario, ya como trabajador.
3. Sujeto agrario y campesino. Algunos consideran como el sujeto agrario al
campesino con lo cual reducen nuestra disciplina a límites estrechos, ya que quien
no sea campesino queda fuera de la estimativa jurídico-agraria. Tal punto de vista se
extrema, dentro de la aureola protectora: sólo serían sujetos agrarios los débiles o
hiposuficientes, los campesinos depauperados. Más, no debe caerse en tal
exageración, pues se envolvería al sujeto agrario en una atmósfera de pobre, de
solemnidad. En efecto, el Derecho Agrario se orienta en favor de la familia rural
carente de propiedad de la tierra, sin importar el grado de pobreza real o efectiva.
4. Sujeto agrario y agricultor. Normalmente se identifica el sujeto agrario con el
agricultor ya en su acepción restringida (quien cultiva la tierra) o en su acepción lata
(quien realiza una actividad agrícola pecuaria o mixta); más esto es incorrecto pues,
con tal asimilación se excluirían los trabajadores agroindustriales englobados por el
artículo 150 de la L.R.A.
5. El productor o empresario en la nueva perspectiva. Aspecto introductorio: Como
expresión de un proceso que se remonta al siglo pasado, el Derecho Agrario varía
hoy notablemente la perspectiva de los problemas del campo, sustituyendo, el
centro de referencia de la propiedad por el de la explotación o empresa, con lo cual
cede la prevalencia del factor iusprivatista imperante hasta que nuestra ciencia
adquiriese el impulso autonómico que hoy la caracteriza. Tal evolución desplazó un
tanto al primitivo sujeto central de la relación, cual era el propietario rústico, por el
empresario o productor que ahora concurre con él, no siempre paritariamente, pues
la legislación moderna otorga a quien trabaje la tierra directa y efectivamente cierta
preeminencia. Hoy en día, como culminación del sesgo anotado, muchos
ordenamientos, entre ellos el venezolano, consagran el principio de que la tierra
constituye para quien la trabaja base de su estabilidad económica, fundamento de su
progresivo bienestar social, (Art. 1 ~ L.R.A.). Pues bien, si se tratase de aislar el
sujeto agrario básico, éste no sería otro que el ({productor o empresario rural". Por
ello se dice: el productor rústico debe tener una legislación y un derecho específico,
con su fundamentación filosófica. Su ubicación prominente tiene antecedentes
extraordinarios. En este orden de ideas es bueno recordar que la antigua legislación
española asignaba derechos, fueros y privilegios tan amplios que no han sido
superados. Concordante con esta orientación, los parlamentarios venezolanos
insistieron con ocasión a la Ley de Reforma en lo siguiente: "No ha sido intención
de la Comisión establecer una diferencia entre los sujetos de la Reforma Agraria,
concediendo para algunos una limosna por considerarlos pobres de solemnidad, y
permitiendo que otros que tuvieran medios económicos se colocaran en una especie
de situación privilegiada_ La Reforma Agraria tendrá como consecuencia el hacer
al campesino un "productor de riqueza".
Actividad Agraria
Interesa por tanto, poner de relieve la pluralidad de lo agrario. En efecto, la actividad
agraria como objeto del derecho agrario es plural y no univoco, porque comprende el
acceso y la conservación de la propiedad, a través del reconocimiento de la posesión como
elemento esencial de dicha actividad; pero, asimismo, la producción agraria, que abarca
no solo lo agroalimentario sino también lo agroindustrial, la floricultura, lo maderero y la
alimentación animal. Al igual que lo ambiental, como valor propio de su normativa para
compatibilizar su protección con el aprovechamiento de los recursos naturales del suelo
agrícola, la preservación y el mejoramiento de las especies y para optimizar la calidad de
vida de la sociedad. Pero también, las actividades conexas o asociadas o agregadas, como
la comercialización, transformación, almacenamiento, transporte y protección del
consumo de los productos agrarios, para garantizar el valor agregado a los productores,
una sana alimentación, la mejor distribución de los beneficios del desarrollo económico y
el ascenso social de los agricultores y productores.
Proporcionalmente, el suelo representa un recurso escaso, si se tiene en cuenta más aun que
de la masa terrestre una gran extensión está ocupada por desiertos y montañas, de lo que
resulta evidente que la parte aprovechable del suelo para producción agraria, constituye una
reducida superficie del globo terráqueo, cuya calidad es menester conservarla a todo trance,
ya que de ella depende el futuro de la humanidad.
La palabra suelo deriva del latín “solum”. Los suelos se forman por la combinación de
cinco factores interactivos: material parental, clima, topografía, organismos vivos y tiempo.
El suelo es vital, ya que el ser humano depende de él para su producción de alimento, la
crianza de animales, la plantación de árboles, la obtención de agua y algunos recursos
minerales entre otras cosas. En él se apoyan y se nutren las plantas en su crecimiento y
condiciones, por tanto, todo el desarrollo del ecosistema. Las principales características del
suelo agrícola es que se encuentra en zonas de clima que favorecen el desarrollo y
crecimiento de cultivos, teniendo en cuenta principalmente la variación de precipitaciones
(lluvias), temperatura, vientos, periodicidad de sucesos como fenómenos climáticos
(tormentas eléctricas, vientos fuertes, etc.); por otra parte, el suelo debe ser rico en
nutrientes, y también influye la pendiente del suelo que para el caso de suelos aptos para la
agricultura debe ser igual o menor a 5% (se puede medir mediante un proceso determinado
con herramientas específicas).
Empresas Agrarias
Todos los tratadistas están de acuerdo en que empresa agraria es toda aquella empresa que
desarrolla una actividad agraria. El problema surge cuando se pretende delimitar el
concepto de actividad agraria. Para muchos autores una actividad es agraria cuando emplea
la tierra para obtener productos vivos, plantas o animales. Se exigen, por consiguiente, dos
requisitos fundamentales: a) la participación activa del factor tierra (fundus) en el proceso
productivo y no meramente como soporte de éste, y b) desarrollo de una actividad
dependiente de un ciclo biológico. Como consecuencia, A. Ballarín, principal exponente
dentro de España de esta postura, entiende por actividad agraria(...) toda aquella dirigida a
obtener productos del suelo mediante la transformación o aprovechamiento de sus
sustancias físico-químicas en organismos vivos de plantas o animales controlados por el
agricultor en su génesis y crecimiento Asimismo, define la empresa agraria como (...) la
unidad de producción económica, constituida por el empresario y sus colaboradores, así
como por la tierra y demás elementos organizados mediante los cuales se ejercita una
actividad agrícola, ganadera, forestal o mixt
Agraristas tan cualificados como Sanz Jarque, José L. de los Mozos, Carlos Vattier, Luis
Amat Escandell o Antoine Megre, pertenecen con Ballarín al conjunto de los que se basan
en la idea matriz del fundus a la hora de caracterizar a la actividad y a la empresa agraria.
Sin embargo, otros autores han dado vida a una original y, hasta podríamos decir,
revolucionaria teoría sobre la actividad y la empresa agrarias a partir de la formulación del
criterio biológico por el prof. Carrozza en 1972. Según esta corriente de pensamiento, hay
empresa agraria siempre y cuando la actividad productiva que en la misma se desarrolle
esté regulada por leyes biologicas. A. Ballarín Marcial, (1979), p. 279. 22. M. Carroza,
(1972), p. 48. 46 La empresa agraria, su planificación mediante programación matemática
biológica. Las ventajas de este último enfoque parecen a primera vista evidentes, pues el
mismo permite catalogar como agrarias actividades que la práctica social, económica,
administrativa, etc., considera típicamente como agrarias y que quedan sin embargo
excluidas cuando se aplica el criterio territorial o de vinculación a la tierra: actividad
ganadera independiente, cultivos hidropónicos, bodegas, almazaras, queserías, etc. Sin
embargo, el criterio biológico tiene el inconveniente de ser demasiado amplio, obligando
por ello a tener que considerar como agrarios procesos tales como la cría de animales de
peletería, de animales de lujo, de peces en agua dulce o, incluso, hasta la misma fabricación
de antibióticos, cosa a todas luces improcedente, por lo que tanto en uno como en otro caso
se hace necesaria la referencia a casos particulares: en el primer caso para incluirlos en la
definición y en el segundo para excluirlos de la misma. Pues si por definición se entiende
una descripción de tal clase que no permita ninguna duda sobre la identidad de lo definido,
es claro que ni mediante el criterio territorial ni mediante el biológico se precisa con rigor el
concepto de subsector agrario o actividad agraria, ni, en consecuencia, lo que hay que
entender por empresa agraria a todos los efectos, pues bajo el primer criterio se comete un
error por defecto y bajo el segundo por exceso.
Nosotros aquí adoptamos una postura eminentemente práctica. Para nuestro empeño, nos
basta con la delimitación clara y precisa del conjunto de empresas agrarias al que van
orientadas estas reflexiones: el constituido por las empresas que, en dependencia directa del
medio físico, emplean la tierra para obtener productos vivos, plantas o animales,
vendiéndolos sin transformación industrial, que son el núcleo esencial del sector agrario,
cualquiera que sea el criterio utilizado para delimitarse éste.
De lo que no cabe duda es que la empresa agraria o agro-rural reúne una serie de
características, que en algunos casos se transforman en condicionantes, que la diferencian
sensiblemente de los demás tipos de empresas. Tales características son trascendentales
para comprender el propio funcionamiento de las empresas y por agregación, del propio
sector agrario. Destacamos las siguientes:
a) Factores de producción incontrolables: dependencia total de la materia viva (suelo),
clima, etc.
f) Tamaño medio reducido. La mayor parte de las empresas agrarias en Europa y en España
presentan un tamaño no apropiado que las aleja de los beneficios obtenidos por empresas de
mayor tamaño de otros sectores, capaces de aprovechar las correspondientes economías de
escala.
Conexión entre suelo agrario y actividad agraria: Dado ambos, suelo agrario y actividad
agraria, corresponderá al estudiante concretar la conexión.
Los principios en general se conciben como fuentes normativas autónomas y como criterio
de integración supletoria en casos de lagunas de la Ley.
Vamos a referirnos, de manera concreta a los principios del derecho agrario venezolano y
cuáles son sus principales derivaciones prácticas, porque a través del señalamiento de estos
principios puede llegarse a aceptar que el derecho agrario venezolano es un derecho
especial, con evidente contenido social.
Es un principio general y orientador del derecho agrario venezolano que tiene rango
constitucional y legal. En efecto el artículo 307 de la Constitución Bolivariana considera el
latifundio contrario al interés. Su base legal está sustentado en el articulo 1 de la Ley de
Tierra y Desarrollo Agrario(LTDA), asi como su concepto y definición en el artículo 7 de
la predicha ley, donde se aprecia que se ha alterado el concepto universal del latifundio,
construyendo una idea que desecha el requisito de la extensión territorial y mantener
exclusivamente el de la explotación eficiente.
Siguiendo las orientaciones del profesor Ali Venturini Villarroel, entendemos como tal:
“El principio de función social es' aquel según el cual la propiedad de la tierra, la ocupación
o posesión de la misma y en general, toda situación de legítima tenencia, deben cumplir un
papel activo en la producción agraria con arreglo a las exigencias formales y materiales
establecidas al efecto según los casos”. Tal principio se fundamenta en el Art. 99 de la
Constitución Nacional que establece: "Se garantiza el derecho de propiedad. En, virtud de
su función social la propiedad estará sometida a 'las contribuciones, restricciones y
obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general”.
Otros principios:
Referencias
Carrozza, A. y Zeledon Zeledon, R. : Teoria general e institutos de derecho agrario.
Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma. Buenos Aires- Argentina. Pags. 5 – 23.
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