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Sub-Proyecto: Teoría General del Derecho Agrario

Facilitador: Dr. Nicanor Sánchez


Modulo I: Temas I, II, III y IV
Participante: Zuleima Castro Molina
Cédula: V-13.591.065
Correo electrónico: abogadazuleimacmolina@gmail.com
Facebook: Zuleima Castro Derecho
Instagram: @zuleimacastrod1
Twitter: @zuleimacastrod1

Generalidades del Derecho Agrario

Los antecedentes históricos del desarrollo de la actividad agrícola y pecuaria, por


parte del hombre como elemento para la creación y conservación de vida y como factor
explotación económica para la subsistencia propia de él, nace lógicamente en los
inicios de la humanidad. El homo sapiens en su necesidad de producir los alimentos
suficientes para su manutención y para la subsistencia de la raza humana, realiza
labores de explotación en las faenas agrícolas y pecuarias desde sus mismos inicios.
Este hecho humano ha sido regulado por el derecho desde los albores del tiempo como
corresponde al desarrollo de la labor cultural jurídica. Esta comenzó a crear normas
desde los mismos comienzos de la existencia humana, y produjo normas tendientes a
orientar la vida social del hombre, cual es el objetivo final del derecho como ente
regulador de la vida social.

Es así que desde tiempos muy remotos, el hombre ha venido apropiándose de la


tierra con el propósito de proveerse de la existencia de los recursos. De tal manera que
cuando el Derecho que admite la propiedad privada del suelo y del subsuelo, el hombre
alcanza el mayor número de ventajas en el aprovechamiento de la tierra mediante la
explotación y la excavación para obtener minerales y el desarrollo de la siembra.
Venezuela se abre al mundo Europeo en el siglo XV como un país minero. No obstante
su evolución es dilemática entre la agricultura y la minería. Esa contradicción ha no
sólo signado su destino, sino que estudiosos consideran que la minería fue la que
provocó la agricultura, ya que cuando no fue posible encontrar tan magnos yacimientos
de El Dorado, las tierras fértiles, los tupidos bosques, las abundantes fuentes de agua,
se encargaron de compensar las ambiciones de riquezas de los mineros, que entonces
se convirtieron en agricultores.

Sin embargo, podemos afirmar un conjunto de normas destinadas a regular el


hecho agrícola o pecuario como tal, con sus principios y una filosofía propia, que
atienda a estos actos como fenómenos económico-jurídicos, sólo nace con los
comienzos de la segunda década del siglo pasado. En efecto, es con motivo de la
aparición dela Revista de Derecho Agrario, bajo la conducción de Giangastone Bolla,
en Florencia, Italia, cuando se comienza a establecer lo que es el ius agrarium como
rama científica del derecho, destinado a regularlo como un fenómeno económico. Es
por ello que pudiera deducirse que el derecho agrario nace en los primeros tiempos de
la humanidad ello no es así, por cuanto el concebirlo como aquel destinado a la
creación y conservación de vida animal y vegetal con sentido de explotación
económica, es un concepto de reciente data, que va más allá de reglas destinadas a
regular las relaciones entre los sujetos que intervienen en la labor productiva, para
convertirse en un derecho que atiende a problemas colectivos de economía,
abastecimiento y seguridad nacional.

Desde luego que normas de Derecho agrario existieron en todas las legislaciones de
la antigüedad, pero es en Roma donde adquieren mayor relieve, hasta el punto que,
como muy bien lo apunta Bailarín Marcial, la Ley de las XII Tablas, la más vieja
compilación de normas latinas, tiene la consistencia de un verdadero código agrario.
Eso sí, se trata del código en el cual la propiedad de la tierra alcanza la total plenitud de
facultades y crece bajo el absoluto dominio de los terratenientes. No obstante, allí tuvo
lugar una modificación del concepto de propiedad, traducida en limitaciones y en
propuesta de redistribución, que le plantearon nuevos cometidos al Derecho agrario, si
bien sus mejores postulaciones perecieron con los Gracos. Desaparecido el imperio
romano, con éste cae el monumento a la juridicidad que levantara su pueblo y, en su
lugar, se constituye un Derecho amparado en el poder de los grandes señores de la
tierra, en el poder de los señores feudales, quienes se desempeñan como autoridad.
Con ellos el Derecho agrario se torna al Derecho feudalista y se pone de espaldas a los

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trabajadores rurales, a quienes regala a la servidumbre. Pasa el feudalismo, adviene la
revolución francesa y, porque el Derecho romano ejerce gran influencia sobre los
políticos de la época, la concepción antigua de la propiedad renace, pero muere el
Derecho agrario, yugulado por el extraordinario auge que el Código Napoleónico le
proporciona al Derecho civil. Y tienen que transcurrir muchos años, más de cien para
que aquél reviva, ahora con las características de un Derecho clasista, de un Derecho
de los campesinos.

El derecho agrario tiene etapas que van desde los mundos organizados como
Babilonia con el Código de Hammurabi o el derecho egipcio, el chino, el judaico o el
griego, en los cuales hay ideas sobre la manera de manejar conceptos que, hoy en día,
pudieran pertenecer al derecho agrario como se ha explicado: obedece su existencia a
las necesidades de aquellos tiempos sin conceptualizársele como si fuese diferente del
derecho urbano. El decaimiento del derecho agrario primigenio u original se produce
con la presencia de la codificación napoleónica del Código Civil de 1804, que tiene
como aplicación máxima y último fin establecer el derecho a la propiedad, visto éste
como una forma de expresión de la libertad patrimonial, señalándose que la propiedad
tiene un carácter ius naturalista lo cual lo hace sagrado, inviolable, absoluto y
fundamental.

Puede decirse en este aspecto de la evolución histórica del Derecho Agrario que los
tres elementos impulsores del mismo, fueron el nacimiento del capitalismo como la
respuesta burguesa frente al individualismo liberal, el establecimiento de la ruptura de
la unidad del derecho privado napoleónico y la constitucionalización de los Estados
como aporte al derecho social, constituyen los tres elementos que definitivamente le
dan forma al mundo del ius agrarium moderno. Lo anterior, contribuye entonces a la
determinación de por qué se habla del derecho agrario como nacido en la segunda
década del siglo pasado, como se ha expresado antes; con los hechos puntuales de
haber existido desde 1922 la Revista de Derecho Agrario, que dirigía Giangastone
Bolla, y cuya discusión pública durante los siguientes diez años constituye el elemento
que desde el punto de vista doctrinario conforma la existencia y materialización del

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derecho agrario como una expresión jurídica que se desprende del tronco común civil,
para estructurar una nueva concepción jurídica con principios y fórmulas propias.

Por lo que se refiere al origen del derecho agrario en esta doctrina se hace
mención de la presencia de dos escuelas en torno a lo que es el nacimiento u origen
del derecho agrario, para algunos el principio del mismo pertenece al inicio mismo de la
humanidad, para otros pertenece o comienza con la estructuración científico-jurídica de
lo que es el derecho agrario, conceptualizado como conjunto de normas destinado a
regular la vida del hombre en sus relaciones con el aspecto económico y técnico del
campo. Ambas posturas son perfectamente conciliables. En un comienzo el derecho
agrario pertenece a la generalidad del mundo humano, prácticamente la vida del
hombre gira en torno a la vida rural, más que a la vida urbana, con el transcurso del
tiempo se comienza a producir un mayor acercamiento del hombre hacia las ciudades,
y con ellas nace un derecho destinado a regular unas relaciones jurídicas distintas. Así
el derecho avanza hacia la conformación de una norma destinada a regular la vida del
hombre urbanizado y comienza a perder fuerza la existencia rural frente a la urbana.

Es en esta etapa final cuando surge un derecho agrario destinado a regular al


fenómeno jurídico económico y técnico que se deriva de las relaciones del hombre con
el campo, ahora deslindando vida rural de vida urbana; y aquella en minoría numérica
frente a las grandes urbes que existen. Se cree entonces que surge a finales del siglo
XIX y a principios del siglo XX por la confluencia de factores económicos, sociales,
jurídicos, políticos e ideológicos, y hasta culturales. Bajo el derecho romano se
denominó a la Ley de las Doce Tablas, como el primer código agrario del mundo, e
incluso en esta época existían unos contratos agrarios especiales llamados “Colonato,
los cuales se celebraban para el desarrollo de las tierras publica rurales. Más adelante
en la edad media nace el concepto de Villa o Distrito Rural En el siglo XIX se fortalece
la clase terrateniente, sin producirse cambios estructurales en la economía, lo cual
continuaba descansando en el régimen Latifundista y el código Napoleónico estaba
destinado a regir a las sociedades rurales, por lo tanto se veía el Derecho Agrario como
un derecho estático, pues se le conceptuaba como el derecho de la agricultura, con lo
cual se postularon normas destinadas a regular las labores agrícolas.

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Por tanto, los doctrinarios que han incursionado en esta moderna rama del derecho
han planteado la necesidad de ubicar el Derecho Agrario en sus orígenes mismos, en
la humanidad, haciendo un paralelo entre agricultura y el Derecho Agrario, aunque
analizando las legislaciones agrarias más antiguas, o la Legislación Rural, con lo que
confirman la existencia de la ciencia del Derecho Agrario. La existencia del Derecho
Agrario como fenómeno histórico no ha existido siempre; esta aparece a partir del
momento en que se dan una serie de condiciones económicas, políticas, sociales e
incluso culturales, lo que permite su nacimiento. Al no ser el Derecho Agrario un
fenómeno constante en el mundo jurídico, y al encontrar su razón de ser en virtud de
una serie de condiciones extrajurídicas, resulta un Derecho Histórico.

Un primer acercamiento desde el punto de vista histórico nos permite afirmar el


origen del Derecho Agrario como ciencia. Se ubica fundamentalmente
en Italia a principios del siglo XIX y en las décadas sub-siguientes
en España, Francia y América Latina; para mayor precisión, debemos indicar que las
primeras manifestaciones de la ciencia que estudia el Derecho Agrario tienen su origen
en las investigaciones realizadas en Italia a finales del siglo XVIII y principios del XIX,
por un grupo que se dieron al estudio profundo de la normativa agraria, dictada en la
época, llamados, por las características comunes y homogeneidad de planteamientos,
la Escuela Toscaza que se diferencia de la Escuela Napolitana en que ésta se
estudiaba la materia civilista. Dichas investigaciones, planteadas por la doctrina
italiana, tienen su origen con la aparición en el mundo jurídico de la Revista "Di Diritto
Agrario", cuyo primer ejemplar vio la luz pública en el año 1922, gracias a la labor
tesonera de Giangastone Bolla, con la creación de la primera Cátedra de Derecho
Agrario que se inauguró en Pisa, en el otoño de ese mismo año y cuyo titular fue el
mismo Bolla.

Los estudios realizados en gran parte del siglo XVIII no se tomaron como origen del
Derecho Agrario como ciencia, todas las acciones tomadas hasta el momento fueron
desvirtuadas por el Código Napoleónico de 1804 y como representación jurídico-
política de las ideas revolucionarias de la época, es decir, la instauración del derecho
de libertad del individuo y de la tierra como símbolo del Feudalismo, las consecuencias

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fueron negativas. Para la doctrina, durante la revolución francesa el individuo era el
centro de toda riqueza y la propiedad de la tierra se encontraba ligada a la voluntad de
éste.

El factor determinante para considerar nuestro derecho como una rama autónoma se
circunscribe en determinar si ésta puede producir sus propios principios generales o si
debe mantenerse dentro del derecho común (Derecho Civil). No fue sino entre los años
1928 y 1931 cuando en Italia el debate cobró mayor significación, en esta época,
algunos se manifestaron a favor y otros en contra sobre la debida autonomía; el
planteamiento era demostrar si el Derecho Agrario era autónomo en los planos
legislativos, didácticos y científicos. El debate de la autonomía del Derecho Agrario,
indudablemente, le dio un impulso fundamental a la necesidad de retomar el
planteamiento de este tema que se ha dado en llamar clásico.

En cuanto a la formación del derecho agrario, este se considera como la rama del
derecho social que constituye el orden jurídico que regula los problemas de la tenencia
de la tierra, así como sus diversas formas de propiedad y la actividad agraria que se
realiza sobre ella, está formado por los postulados de justicia que constituyen el orden
normativo e institucional de una sociedad. Se trata del conjunto de normas en materia
agraria que permiten resolver los conflictos sociales principalmente relativos a la
distribución y tenencia de las tierras, y que además está vinculado a la agricultura, los
trabajos relacionados con el tratamiento del suelo, la plantación de vegetales y la
transformación del medio ambiente para la satisfacción de las necesidades del ser
humano.

En cuanto a las nociones del derecho agrario, este puede definirse como el
conjunto de principios, disposiciones e instituciones que regulan las diferentes formas
de tenencia de la tierra, así como los sistemas de explotación agrícola, con el objetivo
de alcanzar justicia social, el bien común y la seguridad jurídica. Es considerada una
rama jurídica de naturaleza mixta en razón de que regula la tenencia y el uso de la
tierra, la actividad agraria y el desarrollo rural, siempre con la intención de realizar una
adecuada estructura de la propiedad rústica, el aprovechamiento racional y la

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conservación de los recursos naturales renovables, lo mismo que el bienestar de la
población, en particular la clase campesina, siempre con la intención de fomentar el
crecimiento económico y justicia social.

En cuanto a una definición más concreta del Derecho Agrario, es aquella rama del
derecho que contiene las normas que regulan el conjunto de las relaciones jurídicas
que se establecen en virtud de la agricultura o con respecto a ella. Hablando en un
Sentido más estricto. Conjunto de normas eminentemente del derecho público, que
participando con disposiciones de derecho privado regula el régimen de propiedad rural
y las explotaciones agrícolas mediante leyes, reglamentos, jurisprudencias y doctrina,
de acuerdo con su especial cometido social.

En relación con la autonomía y especialidad del derecho agrario, puede decirse


que cuando una rama del derecho es capaz de generar principios propios que puedan
ser examinados con autonomía, nos encontramos ante la presencia de una ciencia
jurídica especial. De forma que los principios propios definen la autoridad científica de
una rama jurídica para darle la caracterización de una rama especial. Igualmente, estos
principios harán surgir categorías jurídicas propias y conceptos peculiares y
específicos, tales como objetivos y vínculos jurídicos, es decir, contratos u obligaciones
agrarias, y también instituciones como pudieran ser así mismo la propiedad dotatoria o
el patrimonio familiar, que por si generan principios propios y permiten un análisis
autónomo, consolidado y sostenido.

Por lo tanto, sin encontramos objetos, vínculos e instituciones jurídicas agrarias,


podemos evidentemente defender la autonomía del derecho agrario, y así llegamos a
un aspecto importante que permite a estas alturas en Venezuela, hablar de una teoría
general del derecho agrario. Es decir, de una base común de una base científica de
esta rama especial que se denomina derecho agrario. El derecho agrario posee
autonomía jurídica, también autonomía didáctico-científica y autonomía legislativa. Se
ha discutido si el derecho agrario es independiente o no del derecho civil, si posee
autonomía.

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Evidentemente el Derecho Agrario es especial y que su autonomía puede
distinguirse y precisarse, desde cuatro puntos de vista:

a.- Autonomía Didáctica. aquella que se distingue por haberse fundado por varios
países la metódica y especializada enseñanza en las Facultades de Derecho y
de Ciencias Económicas, tales como las Universidades de México, España,
Argentina, Rusia, Italia, entre otros.

b.- Autonomía Científica. es la que define para el estudio de esta materia, una
sistematización especial. La autonomía científica es alcanzada porque los estudios e
investigaciones han permitido elaborar una doctrina agraria.

c.- Autonomía Jurídica. define el carácter especial de esta materia, ya que la


institucionalidad del Derecho Agrario, es peculiar e interdependiente con relación al
Derecho en General. En derecho agrario constituye una rama del derecho
independiente porque posee características, regímenes, y principios generales propios
que van a dirimir su desarrollo, esto es autonomía jurídica.

d.- Autonomía de Codificación. Se distingue por la labor que hasta este momento,
han emprendido varios países que ya tienen asentado Derecho y bases jurídicas
agrarias para catalogarlas en cuerpos legales unísonos y sistemáticos.

En el mismo orden de ideas, y frente a la tesis de la autonomía se levanta negadora


de ésta la de especialidad del derecho agrario con su propia definición de lo que es
el Derecho Agrario lo ubica dentro del ámbito del derecho privado y sostiene que “las
mismas exigencias que han hecho del Código Civil y el Código de Comercio dos
códigos de derecho privado, inducen a mantener con este carácter las mismas
exigencias que han hecho del derecho civil y del derecho comercial dos ramas de la
doctrina privatista, deben valer del mismo modo y por las mismas razones a
caracterizar al derecho agrario como derecho privado y el estudio del derecho agrario
como doctrina privatista”. Al mismo tiempo reconoce que el estudio del derecho de la
agricultura se ha abandonado.

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Los principios generales del derecho agrario han coadyuvado a aceptar que el
derecho agrario venezolano es un derecho especial, y asume como principios
generales los siguientes:

a.- Principio Anti-Latifundista. En primer lugar, existe un principio general y


orientador del derecho agrario venezolano, que tiene rango constitucional, cual es el
principio anti latifundista. En efecto, el artículo 307 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (2000) considera el latifundio contrario al interés social y
señala que el Estado debe perseguir su eliminación. Es decir, que será la legislación la
encargada de erradicar el latifundismo y sus diferentes manifestaciones. De allí que
habrá que sustituir ese sistema por otro y si concordamos el artículo 307 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000) con el artículo 1 de la
Ley de Reforma Agraria (2010), encontramos que ratifica también el principio anti
latifundista, pero como contra-partida o sustitutivo de ese sistema latifundista que se
pretende eliminar, se aspira a un sistema justo de propiedad, tenencia y explotación de
la tierra. Con esto se pretende entonces, fundamentar, transformar la estructura
principal agraria, cual es la propiedad, tenencia y explotación de la tierra para crear una
nueva organización económica y social con base en esa nueva estructura.

b.- La Integridad de la Reforma Agraria, Existe otro principio fundamental inspirador


del derecho agrario venezolano moderno, el cual es la integralidad de la reforma
agraria, sino toda ella. Este principio tiene su base en el mismo artículo 1 antes citado y
donde señala que la reforma agraria consiste en la afectación y distribución de la
propiedad y, además en la asistencia a los beneficiarios de las nuevas formas de
propiedad, en el otorgamiento de créditos oportunos a esos mismos sujetos, en la
protección social en general de esos mismos sujetos y en el reconocimiento de precios
justos a esos mismos sujetos. En ese sentido, pues, la integralidad de la reforma
agraria también, evidentemente, es otro principio que inspira al derecho agrario
moderno y que debe tenerse en cuenta al interpretar cualquier norma de la Ley.

En concordancia con lo anterior, el Derecho Agrario Venezolano tiene hoy


principios de carácter especial, métodos, instituciones y objetivos que permiten

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sostener válidamente su autonomía científica, lo cual está reconocido y respaldado por
las universidades, Organizaciones y Eventos Científicos. En la actualidad, el contenido
del Derecho Agrario Venezolano se encuentra sistematizado por obra de la legislación,
doctrina y jurisprudencia nacionales, en una parte reformista, en otra proteccionista y
conservacionista, y en una procesal. Durante los últimos veinte años, la orientación
dominante del Derecho Agrario Venezolano ha sido exegética, aunque en la última
década tiende a ampliar su línea sustantiva, hasta abarcar el régimen de los recursos
naturales renovables. En Venezuela, el Derecho Agrario se ubica en el Derecho Social,
en razón de que tiende a llevar a las relaciones jurídicas agrarias la Justicia Social.

a.- Principio de Improrrogabilidad de la competencia. Esto es así por cuanto se


busca que los Tribunales Agrarios, cuyos jueces son especialistas en materia agraria,
le otorguen un tratamiento con una filosofía distinta, aplicando los principios del
derecho agrario. Además se busca la cercanía del juzgador al lugar de los hechos
adonde debe realizar el juicio verbal y la evacuación del elemento probatorio, para
garantizar de ese modo la inmediatez de la prueba y la búsqueda de la verdad real.

b.- Principio de gratuidad. El principio de gratuidad tiene como propósito garantizar el


acceso a la Justicia de quienes por su condición económica se encuentran en una
situación de desventaja afectándose su derecho a la defensa. Busca poner a las partes
en igualdad de condiciones dentro del proceso. Ello se logra convirtiendo el proceso
agrario en un proceso menos costoso, más barato, donde las partes no tienen la
obligación de asumir pagos como especies fiscales, copias, afianzar costas, y se puede
litigar en papel común, sin obligación de rendir ninguna garantía, ni de hacer ningún
depósito.

c.- Principio de conservación de los actos procesales. Este principio indica que
cuando hay un vicio en el proceso, lo realmente importante no es el origen del vicio
procesal, sea este absoluto o relativo, sino que interesa más evaluar sus efectos reales
en el proceso. El juez al decidir la exclusión de un acto o etapa procesal, no debe
analizar los vicios en su origen, sino en sus efectos, determinando si tales errores en el
procedimiento han producido irreparable indefensión o no pueden ser subsanables.

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En lo que se refiere a la actividad agraria como objeto del derecho agrario, es la
rama del derecho que se ocupa de regular jurídicamente la actividad agrícola.
Etimológicamente “Agrario” se deriva del vocablo latino “ager” que quiere decir
“campo”. Carrozza define a la actividad agraria como el "desarrollo de un ciclo
biológico, vegetal o animal, ligado directa o indirectamente al disfrute de las fuerzas y
de los recursos naturales, la que se resuelve económicamente en la obtención de frutos
tanto vegetales como animales, destinados al consumo directo, o bien previa una o
más transformaciones; estas actividades dependientes de ciclos biológicos se
encuentran ligadas a la tierra o a los recursos naturales y están condicionados por las
fuerzas de la naturaleza, y ello es lo que diferencia, lo que individualiza y distingue a la
agricultura de las actividades secundarias en tanto que en estas los procesos
biológicos se encuentran totalmente dominados por el hombre".

La actividad agraria ha sido, a través de los tiempos, base fundamental en el


desarrollo de la civilización. Si bien en un principio el impacto ambiental de esta
actividad era acorde a la resiliencia de! ambiente, actualmente como resultado del
crecimiento poblacional y el aumento en la productividad son considerables los efectos
irreversibles ocasionados en el ambiente, principalmente en suelo, agua y
biodiversidad. Esta actividad permite satisfacer plenamente además de la necesidad
alimentaría, otros derechos sociales tales como la salud, la vivienda, la seguridad
social, un ambiente sano, etc. Preservar el equilibrio ecológico durante la producción
agropecuaria es indispensable para garantizarle a la humanidad una existencia
perdurable, digna y feliz.

Seguidamente se define la Agrariedad la cual se define como la actividad que se


desarrolla incidiendo en el ciclo biológico vegetal o animal, ligado directa o
indirectamente al disfrute de las fuerzas genéticas y de los recursos naturales y que se
resuelve económicamente en la obtención de frutos vegetales o animales, destinados
al consumo directo, tal y como se producen en la naturaleza o bien sometidos a una o
múltiples transformaciones”. El concepto de Agrariedad, está vinculado al problema de
la especialidad del Derecho Agrario, encierra la actividad agraria ligada al fundo. Se
trata de la agricultura tradicional que se realiza sobre la tierra, una actividad de

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producción que inicia con las labores primarias de cultivo de vegetales sembrados por
el hombre en el fundo y que incluye actividades conexas de transformación y
enajenación del producto agrario, y de aquellas formas de explotación agraria que no
precisan de un soporte fundiario, es decir, que no requieren de una superficie agrícola,
aquella actividad agraria no territorial, con presencia de un ciclo biológico de
producción, de organismos vegetales o animales, pero en las que no entra en juego el
elemento tierra, tal es el caso de los cultivos hidroponicos, los cuales se desarrollan
fuera del fundo y no hacen uso del factor tierra, pero el éxito de la empresa depende
del ciclo biológico.

En relación con la denominada teoría agro biológica es aquella actividad que se


desarrolla incidiendo en el ciclo biológico vegetal o animal, ligado directa o
indirectamente al disfrute de las fuerzas genéticas y de los recursos naturales y que se
resuelve económicamente en la obtención de frutos vegetales o animales, destinados
al consumo directo, tal y como se producen en la naturaleza o bien sometidos a una o
múltiples transformaciones. Es a través de la Teoría de la Agrariedad, la cual ofrece
elementos de gran importancia para múltiples estudios, que nos llevan a desarrollar
otros aspectos vinculados al contenido y desarrollo científico del Derecho Agrario. Tal
es el caso del estudio del Derecho Agrario por institutos, el que bajo la lupa de la
Teoría de la Agrariedad, abre una gama de posibilidades, permitiendo incidir en el
descubrimiento de una gran plataforma de soluciones doctrinarias que impactan en los
aspectos procesales y sustantivos, tal como el reconocimiento de la autonomía del
Derecho Agrario en sus diferentes expresiones, el desarrollo de una normativa agraria
organizada en forma de sistema, con coherencia y lógica interna, así como el desarrollo
de otros aspectos que completan la materia agraria, expresada en método, fuentes con
características particulares y aceptar los desafíos del Derecho Agrario Contemporáneo
descritos magistralmente por Zeledón en su obra Teoría General e Institutos del
Derecho Agrario.

En cuanto al derecho agrario como ciencia y como parte de la rama jurídica de las
ciencias sociales, es una materia en constante transformación, entre otras cosas
porque a partir de la modificación al Artículo 115 constitucional, de esa reforma

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constitucional del 1999, desde la perspectiva oficial se subraya la garantía jurídica del
derecho de propiedad como un logro importante. El término “agrario” y su incidencia en
el Derecho Agrario, en ese sentido ubica el origen de la palabra en el vocablo latín
agrarius, que deriva de ager, campo y, por lo tanto, comprendería todo lo que tenga
que ver con el campo, sin embargo, es una categoría demasiado amplia y no puede
abarcar todo lo relativo al contexto y sus diversas actividades económicas, por esa
razón, el Derecho Agrario no tendría competencia para regularlo todo.

El Objeto del derecho agrario como rama importante del Derecho puede
desdoblarse en una doble vertiente, uno, el aspecto formal constituido por las normas y
otro, el material, que se conforma por hechos y valores. Teóricamente, la Ley de
Tierras y Desarrollo Agrario, como columna vertebral del Derecho Agrario Nacional,
persigue el cumplimiento de las líneas gruesas trazadas por el constituyente en 1999,
como es el establecimiento de estrategias y planes para el desarrollo rural integral y
sustentable, con la finalidad mediata de dar cumplimiento a la garantía de la seguridad
alimentaria de la población, lo que se define a su vez como la disponibilidad suficiente y
estable de alimentos en el ámbito nacional, aunado a la capacidad de la población para
adquirir los bienes requeridos para su dieta diaria. Para cumplir con este objetivo macro
de la ley, deben combinarse factores de diversa índole como financieros, comerciales,
tecnológicos, crediticios, tenencia, previsiones de importación de insumos, etc., lo que
implica el trazado y ejecución de armoniosas políticas de Estado.

Todas las otras orientaciones de la norma bajo especial en materia agraria en


Venezuela, como desarrollo rural integral y sustentable, justa distribución de la riqueza,
planificación estratégica y participativa, aseguramiento de la biodiversidad, protección
del medio ambiente, etc., son en efecto, conceptos incorporados a la tutela del Derecho
Agrario moderno, que ya no tiene exclusivamente una orientación a la protección
subjetiva, pero para el cabal cumplimiento de su fines requiere, ante todo, conciliación
entre los agentes de esta rama, entre los productores, el Estado y los sujetos
potenciales de la adjudicación como mecanismo necesario para la paz social.

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Es así como el Derecho Agrario en Venezuela ha dispuesto los que en su estructura
normativa agraria el legislador predijo para la Reforma Agraria con su Ley y hoy en día
con la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, vinculado a la idea de fortalecer un sistema
de propiedad basado en la pequeña y mediana propiedad, y muy especialmente a la
propiedad familiar rural, contribuyente a la creación de una clase media rural
productiva, sólida, digna y libre; que pueda constituirse en la base de la estabilidad
social y la prosperidad económica del medio rural. En consecuencia, persigue los
siguientes objetivos:

a) Corregir los defectos de la estructura de la tenencia de la tierra, procurando una


más justa distribución de la misma, haciendo propietarios a los agricultores que no lo
son mediante la utilización de las tierras desocupadas del Estado y de los particulares.

b) Estimular la producción agropecuaria del país, acompañando la distribución y/o


tenencia de la tierra, de una clara garantía y estímulos adecuados para que ese
estimulo sea una realidad.

Por otra parte, en cuanto al método del derecho agrario, se considera


abiertamente distinto el método científico del Derecho Agrario del método de
interpretación utilizado por el jurista para la aplicación del
derecho. Se pueden ofrecer tratamientos diferentes. Al determinar el objeto, se logra
entrar a la sistematización y cientificidad de la disciplina. Es fundamental entrar al
aspecto científico. Es esencial saber que es y que no es el Derecho Agrario. Así se
puede interpretar correctamente. Fuera de atender a la tridimensionalidad del Derecho
Agrario (hecho, valores y normas) hay que examinar varios aspectos: 1) división entre
elemento formal y material; 2) la interpretación, pero ésta es evolutiva.

El derecho agrario utiliza métodos apropiados para su interpretación y desarrolla.


La deducción y la inducción son los vehículos convenientes para su labor investigativa
y de estructuración.

a. La disciplina deductiva de los principios generales.- En el Derecho Agrario, debe


comprender, la exposición de los principios generales y teóricos de la realidad social, y

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luego la construcción de normas jurídicas que posteriormente pueden traducirse en
preceptos legales.

b. El método de la objetivización de la norma.- Investigados los datos sociológicos y


averiguadas las frecuencias estadísticas de la vida rural, el Derecho Agrario, registra
las normas consuetudinarias o de simple costumbre que rigen las relaciones de la
actividad agropecuaria, y luego en base de esa experiencia, establece las normas
jurídicas (preceptos legales) capaces de regular su desarrollo. De esta manera, la
tradicional fundación sociológica de la comunidad indígena, regida por normas
consuetudinarias desde el incario, ha sido homologada institucionalmente en la Ley de
Reforma Agraria.

c. La investigación histórica, sociológica y monográfica.- La interpretación de las


hechos sociales y jurídicos, es completa cuando el proceso de investigación
comprende el hecho en sí, el hecho en la dimensión del tiempo y la caracterización del
hecho en la magnitud socio-geográfica en estudios especializados.

En lo tiene que ver con la interpretación jurídica del derecho agrario, esta va a
constituir el instrumento indispensable para darle un sentido sistemático a las fuentes
del Derecho agrario contemporáneo. Porque el agrario aspiró a tener organicidad y
completes para resolver todos los problemas de la disciplina. Eso solo se logra a través
de la interpretación jurídica. Porque ante los vacíos del ordenamiento solo el recurso a
los principios generales (normativos, axiológicos o fácticos) ofrecerá una disciplina
orgánica y completa, susceptible de un tratamiento sistemático.

La Interpretación jurídica en el Derecho agrario contemporáneo es creación


normativa. Solo podrá crear el gran jurista, el conocedor de su disciplina y de todas las
demás ramas históricas o emergentes vinculadas con el agrario. Solo quien conoce
toda la tortuosa historia institucional del agrario desde las estructuras del Derecho
romano, pasando por los afanes constructivos del Derecho agrario clásico y moderno,
así como de la vinculación del agrario con las demás disciplinas, podrá interpretar
correctamente.

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Con la interpretación el agrario debe afirmarse, consolidarse, afianzarse aún más,
como ciencia y como respuesta al desconocido mundo del vacío jurídico. Esto no es un
misterio sino una realidad porque el agrario siempre ha sido un derecho de pocas
normas donde se requiere un gran esfuerzo constructivo permanente. Quienes se
dejen llevar por los nuevos fenómenos jurídicos, o los nuevos problemas y se inclinan
por tesis segregacionistas o antitéticas a los fundamentos mismos del agrario no
interpretan, son lectores olvidadizos o desconocedores de la larga historia y los aportes
de la ciencia del Derecho agrario. La sistemática en el Derecho agrario contemporáneo
constituye el reto más importante. Es el sueño de encontrar respuesta en la misma
disciplina a todo interrogante y problema surgido, dándole el valor merecido a los
fenómenos nuevos, y muchos otros inimaginables plenos de sorpresas y dinamicidad.

Entre las características del derecho agrario figuran principalmente que el


Derecho Agrario constituye una de las partes fundamentales dentro de los problemas
de ámbito económico-social, dentro del marco de la sociedad actual.

a) El derecho agrario es realista y objetivo, el primero porque sitúa y examina al


hombre dentro del marco de su realidad social y pretende resolver sus problemas que
surgen de la actividad agropecuaria. El segundo porque las cuestiones que ya existen y
las que emanen con motivo de su aplicación, tiende a resolverlas con base en hechos
objetivos.

b) El Derecho Agrario es Democrático, porque sus normas van dirigidas a lograr el


propósito de que la tierra sea para las masas trabajadoras que la laboran.
c) El Derecho Agrario es de naturaleza económico-social, porque sus normas se
orientan a dar solución a problemas de esta naturaleza, especialmente lo relacionado
con la tenencia y explotación de la tierra.

d) El Derecho Agrario es tutelar del trabajador campesino, ya que está inspirado en


principios de justicia social y ejerce un papel de protección y amparo para las masas
que laboran en el campo.

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e) El Derecho Agrario constituye un cuerpo de garantías mínimas para el trabajador
campesino, que tienen carácter irrenunciable para él y su formulación no excluye otras.

En el mismo sentido, para la construcción del concepto de derecho agrario a


través de sus instituciones y transformación, en la actualidad Venezolana se tiene
planteado el gran reto de impulsar adecuadamente su desarrollo agrícola, bajo
esquemas que sean incluyentes y que abarque a todos los sectores productivos de la
nación. Las características demográficas, sociales y económicas del país nos indican
que la función social más importante de la agricultura venezolana debe ser la de
proveer a la población alimento suficiente, accesible y en condiciones adecuadas de
precios y calidad, y reducirle al país la vulnerabilidad alimentaría externa. Ello sólo será
posible lograrlo con una agricultura eficiente, basada en soluciones propias, surgidas a
partir de nuestra realidad, aprovechando la historia, las experiencias y los recursos
humanos del país, pero con un amplio enfoque universal de conocimientos. El
desarrollo agrícola debe ser socialmente justo y en armonía con el medio ambiente; y
tener un firme basamento en la aplicación de la ciencia y la tecnología, las cuales
deben estar a su servicio.

La reforma agraria del 60 a través del IAN contribuyó a la distribución de las tierras
con vocación agrícola al sector campesino, así como potenciar el desarrollo agrícola
del país. Pero en los últimos 20 años su impacto social fue decayendo, las tierras que
están en pocas manos aún mantienen esa condición, persistiendo el latifundio. La
estructura agraria creada a partir de esta reforma agraria impulsó de manera
importante el establecimiento de un mercado de la tierra aspecto que desfavoreció al
sector campesino, las políticas de tierras se centraron en su distribución y no
percibieron la importancia estratégica que tienen campesinas y campesinos en el
desarrollo de sus territorios. Los resultados son sugerentes para considerar que en la
nueva estructura agraria, el INTI juega un papel relevante ya que parte de una visión de
democratización de las tierras y postulados de justicia social. Así como la importancia
estratégica que tienen en la construcción de una soberanía alimentaria y su
contribución al PIB agrícola.

17
La reforma agraria de 2002 impulsada por el Presidente Hugo Chávez Frías ha sido
la punta del iceberg, la cual ha hecho reformas profundas a la estructura agraria de ese
país, bajo el principio de equidad y justicia para el pueblo venezolano. Estos
planteamientos son de importancia para entender las reformas que actualmente
impulsan los movimientos campesinos en América Latina y como estas realidades
configuran un nuevo concepto de desarrollo rural sustentable.

La doctrina universal ha pretendido darle características propias al derecho agrario


latinoamericano, señalando que éste pone énfasis en los asuntos referentes a la
reforma agraria. Ello parece así por cuanto normalmente las legislaciones positivas que
se han producido en países como México, Perú, Colombia y Venezuela, colocan su
atención sobre el problema de la reforma agraria, por ello es importante destacarle
como un principio fundamental, incluso supra legislativo, en el sentido de que
constituye un objetivo de los Estados latinoamericanos atender al problema de la
distribución de la tierra y de la riqueza.

La preferente atención al problema agrorreformista en Latinoamérica, consigue su


justificación en la necesidad de “enderezar entuertos” que nacen con la conquista
(repartimientos, bulas), con las guerras civiles (adjudicaciones militares) o de la
corrupción administrativa, que han creado grandes capitales (latifundios, verbigratia) y
empobrecido vastos sectores sociales. Hoy día, la reforma agraria puede jugar un
papel fundamental en el mejoramiento económico del país, si se le redimensiona y
deslastra de prácticas atávicas y políticas que la han conducido a un estado de
postración. Debe pensarse en la descentralización de la actividad agraria, la
despartidización de los organismos administrativos y sindicales del agro, aplicación de
principios de gerencia pública, fórmulas de autogestión económica, etc., como vías
para su relanzamiento y justificación actual.

Por ello la mayoría de los autores latinoamericanos, a diferencia de los autores


europeos, en sus textos afrontan el problema de la reforma agraria. Una prueba
evidente de que así ha sido permanente, sin menoscabo de los cambios que se vienen
produciendo en la concepción agrarista latino americana, es que en Venezuela la

18
primera ley procesal que se dicta con ocasión del proceso de la reforma agraria estaba
destinada exclusivamente para esa rama. Era una ley ideada para resolver los
problemas derivados de la reforma agraria. Es en 1982 cuando con la Ley Orgánica de
Tribunales y Procedimientos Agrarios se amplía el contenido de la competencia
procesal agraria para llevarlo a los asuntos que van más allá de la reforma agraria: En
este cambio es justo reconocer la labor concientizadora y de trabajo constante por
parte de algunos autores nacionales, entre otros, Román José Duque Corredor, AIí
Venturini e Israel Argüello, quienes pusieron la nota que ha llevado al mejoramiento
indiscutible de lo que es la competencia agraria.

En cuanto al derecho agrario venezolano, este valora y regula el uso de los


recursos naturales renovables y cubre de modo omnicomprensivo todos los matices de
la actividad agraria, tomando en cuenta tanto al campesino como a los demás
productores, según su peculiar situación institucional, afirma que el derecho agrario
venezolano está condicionado por la naturaleza, historia y los valores; es pluralista, no
clasista, porque así lo manda la Constitución Nacional; protege primordial, pero no
exclusivamente a los campesino; propugna el incremento de la producción nacional
como exigencia de la soberanía económica del país, atiende a las defensas de los
recursos naturales renovables, y por ende la del sistema ecológico, permitiendo así la
explotación de éstos, con un racional respeto hacia el principio dinámico económico
que lo constituye y, finalmente es un impulsor permanente de reforma agraria para
promover el cambio de la estructura latifundista por un sistema justo de propiedad y
tenencia.

En lo concerniente a las fuentes constitucionales y legales del derecho agrario el


proceso agrario utiliza a la jurisprudencia y los principios generales del Derecho
como fuentes de derecho; lo hace para interpretar el contenido de las normas y
resolver las dudas del juzgador del usuario del sistema judicial. También en este tópico
el legislador agrario venezolano se apartó del asunto y de esa manera le
resta eficacia al proceso agrario venezolano. No existe referencia a este tema en la
nueva ley agraria.

19
En el caso venezolano, y como una referencia parcial a un método hermenéutico
que permitiría la aplicación de estas fuentes de derecho en el ámbito agrario, el artículo
335 constitucional faculta a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
para que interprete el contenido y alcance de las normas y principios constitucionales,
en cuyo caso su criterio es obligatorio para todos los tribunales dela República. De
todos modos la inobservancia legislativa es evidente. De esta forma la jurisprudencia,
aliada con la doctrina, puede cumplir la función que se les ha negado a los jueces
agrarios en la ley.

La Ley es la fuente primordial del derecho y señala que la norma jurídica agraria
positiva es la que ordena y regula jurídicamente las relaciones sociales y económicas
agrarias constituyendo el instrumento fundamental para la aplicación de toda política
agraria al regular la conducta de los sujetos. Las segundas fuentes del Derecho Agrario
son las normas especiales y excepcionales que se aplicarán rigurosa y limitadamente
de carácter supletorio, algunas, y siendo completadas en cuanto a lo previsto en las
mismas por el Derecho Común. Las terceras son las normas constitucionales o
fundamentales que tiene la naturaleza de mandato constitucional con efectos de que la
mayoría vigente se acomode a sus principios y de que ninguna nueva disposición
atente contra las mismas.

En lo referido a los principios agrarios constitucionales en Venezuela el cuerpo


normativo agrario de la Constitución Bolivariana de Venezuela aborda como preceptos
básicos cuatro aspectos de la estructura agraria nacional. Primero, la naturaleza
sustentable de la agricultura. Segundo, la importancia de la seguridad alimentaria.
Tercero, la participación del Estado en el desarrollo agrario. Cuarto, el derecho de
propiedad.

a.- Agricultura sustentable.- La Constitución de 1999, en el artículo 305, señala: “El


Estado promoverá la agricultura sustentable como base estratégica del desarrollo rural
integral a fin de garantizar la seguridad alimentaria de la población”. En una primera
lectura del texto constitucional se observa cómo el constituyente incorpora el concepto
de agricultura sustentable como base del desarrollo. De esta manera se impone una

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nueva dinámica en el ámbito productivo, el modelo tradicional de productivismo da
paso a una nueva concepción de crecimiento donde la protección del medio ambiente
es parte integrante del desarrollo. Este planteamiento de identificar ambiente y
desarrollo tiene especial significación, no sólo por haber sido una constante
permanente en los últimos años en distintos foros y congresos internacionales, sino por
los efectos que genera en una nueva concepción del desarrollo, por ello dedicaremos
algunos párrafos al análisis de su origen y consecuencias.

b.- Seguridad alimentaria. En el mismo artículo 305, se observa que el constituyente


bolivariano, vincula la estrategia de desarrollo integral basada en una agricultura
sustentable con la seguridad alimentaria de la población. Concibe esta última como la
disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso
oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor. La norma
constitucional concilia la necesidad de una ingesta alimentaria adecuada y suficiente
con el autoabastecimiento, al señalar que la seguridad alimentaria se alcanzará
desarrollando y privilegiando la producción agropecuaria interna, entendiéndose como
tal, la proveniente de las actividades agrícola, pecuaria, pesquera y acuícola.

c.- Participación del Estado en el desarrollo agrícola. El artículo 307 de la


Constitución Bolivariana enuncia como precepto fundamental del ordenamiento jurídico
agrario, las principales acciones que debe emprender el Estado para fomentar y
promover la actividad agrícola y el uso óptimo de la tierra mediante la dotación de las
obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación y asistencia
técnica. Destaca el artículo la importancia de la actividad agrícola como medio de
generar empleo y garantizar a la población campesina un nivel adecuado de bienestar.
El espíritu, propósito y razón del precepto constitucional obliga a ciertas reflexiones y
consideraciones en torno a la percepción que se debe tener sobre la función del Estado
en el desarrollo agrícola.

d.- Derecho de Propiedad. La Constitución Bolivariana de Venezuela en el Capítulo


VII, artículo 115, referido a los Derechos Económicos, garantiza el derecho de
propiedad. Este precepto forma parte de lo que AIí Venturini denomina normas

21
preambulares o programáticas indicativas; es decir, se establece como premisa del
sistema un postulado constitucional, en este caso, el Estado venezolano reconoce, el
derecho de propiedad como reiterativamente lo ha venido admitiendo en todas las
constituciones desde 1811, inspiradas en el precepto consagrado en el artículo 544 del
Código Napoleónico de 1804, que textualmente señalaba: “La propiedad es el derecho
de disfrutar y disponer de las cosas de la manera más absoluta, siempre que no se
haga de ellas un uso prohibido por las leyes o los reglamentos”. Joaquín De Camps y
Arboix, señala, que a partir de esta norma la propiedad está ya asistida por la triple
prerrogativa de ser inviolable, sagrada y absoluta, conjunto que hermana con el
concepto categórico tan conocido del derecho justinianeo.

El texto de la Constitución Bolivariana de 1999, tiene la particularidad de que elimina


la definición y referencia del derecho de propiedad en orden de la función social, como
estaba consagrado en el artículo 99, de la Constitución de 1961, que textualmente
señalaba: “El Estado garantiza el derecho de propiedad. En virtud de su función social,
la propiedad estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que
establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general”. En cambio, la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 115, establece:
“Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce,
disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones,
restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de
interés general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia,
firma y pago oportuno de justa indemnización podrá ser declarada la expropiación de
cualquier clase de bienes”.

De esta manera se vuelve a la concepción civilista de describir las facultades del


propietario, al indicar que toda persona tiene el derecho al uso, goce y disposición de
sus bienes (ius utendi, fruendi et abutendi), tal como lo consagra el artículo 545 del
Código Civil vigente, al señalar: “La propiedad es el derecho de usar, gozar y disponer
de una cosa de manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones establecidas en
la ley”. No obstante, se limita la potestad jurídica absoluta de la propiedad, al indicarse

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que ésta estará sometida a las contribuciones, restricciones y obligaciones que
establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general.

Entre los Institutos creados a partir de la Ley de Tierras se describen: El Instituto


Nacional de Tierras (INTI), Oficinas Regionales de Tierras (ORT), El Instituto Nacional
de Desarrollo Rural (INDER) y La Corporación Venezolana Agraria (CVA)

a.- El Instituto Nacional de Tierras (INTI): es un instituto autónomo con sede en la


ciudad de Caracas, adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y
Tierras. Tiene personalidad jurídica y patrimonio propio, ejerce directamente sus
funciones, derechos y obligaciones, con las prerrogativas y privilegios que la Ley
Orgánica de la Hacienda Pública Nacional, las leyes fiscales especiales y la legislación
civil confieren al fisco. Las funciones del INTI están orientadas en general, en hacer
económicamente productivas las tierras con vocación de uso agrario, ubicadas en el
territorio nacional, a cuyo efecto deberá dictar los actos administrativos, providencias,
medidas, resoluciones y circulares que fueren menester, para la certificación de fincas,
registro agrario, rescate, declaraciones de tierras ociosas, derechos de permanencia,
expropiaciones, adjudicaciones, cartas agrarias, muchos de los cuales se tramitan ante
las Oficinas Regionales de Tierras, pero la decisión en única instancia es competencia
del Directorio Nacional del INTI.

El Directorio del INTI es el órgano máximo a quien corresponden todas las funciones
de dirección y administración. Conformado por un Presidente y 4 Directores, designado
por el Presidente de la República al igual que los suplentes. Las decisiones se toman
por mayoría simple de votos y en caso de empate, el voto del Presidente es decisivo.
Entre las funciones del directorio, están la elaboración de su propio presupuesto,
creación o supresión de Oficinas Regionales y conoce como superior jerárquico de sus
decisiones; decide en último grado administrativo los procedimientos de rescate,
declaración de tierras ociosas, derecho de permanencia y demás procedimiento de
Ley.

b.- Oficinas Regionales de Tierras: Están conformadas por un coordinador regional y


otros 4 miembros regionales, usualmente, un jefe de área legal, un jefe de área de

23
registro agrario, un jefe de área técnica y uno de área de riego y conservación de
suelos.

c.- El Instituto Nacional de Desarrollo Rural (INDER): Tiene por objeto contribuir con
el desarrollo rural integral del sector agrícola n infraestructura, capacitación y extensión.
Adscrito al Ministerio de Agricultura y Tierras, personalidad jurídica y patrimonio propio,
distinto e independiente de la República. Su sede nacional se encuentra en la ciudad
de Guanare, estado Portuguesa, y funciona de manera descentralizada en 23 oficinas
regionales y estadales cada una.

d.- La Corporación Venezolana Agraria (CVA): Conforme a la Ley de Supresión y


Liquidación del Instituto Autónomo Corporación Venezolana Agraria, del 29 de julio de
2010, se suprimió todo lo correspondiente a la antigua Corporación Venezolana
Agraria. La nueva Ley prevé una especie de holding constituido en empresa de
propiedad estatal o empresa matriz, tenedora de las distintas acciones de empresas
estatales relacionadas con el ramo agrícola. Su objeto será la producción, manufactura,
distribución, intercambio y comercialización tanto dentro del país como del exterior, de
productos agrícolas primarios y de alimentos procesados industrialmente. El Ejecutivo
Nacional asume directamente todo el proceso que considere necesario para garantizar
la seguridad alimentaria del país.

El 24 de agosto de 2010 fue publicado el Decreto Presidencial n.-7641, ordenando la


integración de 30 empresas estatales productoras y/o distribuidoras de alimentos a la
Corporación Venezolana de Alimentos, que estaban adscritas a la Corporación
Venezolana Agraria, Petróleos de Venezuela, Productora y Distribuidora de Alimentos y
la Corporación de Industrias Intermedias de Venezuela. La creación de esta
Corporación y sus inicios quedaron marcados por un estigma relacionado con la
putrefacción de miles de toneladas de alimentos de primera necesidad, debido a la
corrupción administrativa y a la incapacidad del Estado para distribuir debidamente
ingentes cantidades de alimentos.

En concordancia con lo anterior, se aborda la denominada Jurisdicción Especial


Agraria, que a través de la Sala Social del Tribunal Supremo de Justicia comprende lo

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referente a la casación agraria. El artículo 152 de la Ley de Tierras establece las
situaciones donde debe intervenir, aun de oficio, el Juez Agrario, para tutelar o
preservar bienes, la actividad agroproductiva, servicios públicos, recursos naturales o
ambientales, infraestructura, biodiversidad y otros de interés social o colectivo, o bien
para hacer cesar actuaciones que pudieran menoscabar esos mismos bienes o
actividades. La competencia corresponde a los Tribunales de Primera Instancia,
cuando el daño o la omisión causante del mismo provengan de un particular. Si el daño
es causado por la ejecución de un acto administrativo o por funcionarios de un ente
público agrario, actuando en nombre de éste, el conocimiento corresponde a los
Tribunales Superiores con competencia por la ubicación del bien. En la reforma del
2010 se incorporó, conforme al cual el juez en cualquier grado y estado del proceso,
debe proteger y aplicar el principio socialista según el cual la tierra es de quien la
trabaja.

La jurisdicción agraria está integrada por la Sala de Casación Social y los demás
tribunales señalados por la Ley estos son los Tribunales Superiores Agrarios y los
Tribunales de Primera Instancia Agraria. Los Tribunales de parroquias o de municipios
no conocen en este fuero especial, por lo que todos los asuntos entre particulares,
independientemente de su cuantía, deben iniciarse ante el Tribunal de Primera
Instancia Agraria con competencia por el territorio. Los Tribunales de Primera Instancia
conocen a través del procedimiento ordinario agrario, los conflictos entre particulares
con motivo de las actividades agrarias. En relación a los Tribunales Superiores Agrarios
tienen competencia para conocer: a) por apelación, las sentencias dictadas por los
Tribunales de Primera Instancia Agraria, b) en primer grado de jurisdicción, los recursos
contencioso administrativo de nulidad contra las providencias dictadas por los entes
estatales agrarios; c) en primer grado de jurisdicción, las demandas patrimoniales
contra los entes del Estado, relacionado con la materia Agraria y de Ambiente.

La Sala Especial Agraria constituye la cúspide tanto para conocer el recurso de


casación en los procedimientos ordinarios y especiales agrarios, como del Contencioso
Administrativo Agrario donde decide en alzada. Le corresponde igualmente de forma
exclusiva y excluyente, conocer los recursos de interpretación de las normas

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contenidas en la Ley de Tierras, siempre que el peticionante demuestre interés
inmediato y directo sobre el alcance y explicación de una norma para un caso concreto.
Con base en los artículos 154 y 155 de la Ley de Tierras señalan los siguientes
principios como característicos del procedimiento agrario: la oralidad, la informalidad, la
brevedad, la gratuidad, la inmediación, la concentración, la publicidad, la conciliación y
el carácter social del proceso, que corresponden igualmente al contenido del artículo
257 de la Constitución Nacional.

En conclusión, el derecho agrario se considera como una rama específica del


derecho, en este caso la agraria, por lo que es indispensable que recoja los
fundamentos históricos, sociológicos, económicos de Estado en cuestión. A fin de
estructurar la normatividad que regule las relaciones Jurídicas de las instituciones
agrarias, los sujetos agrarios, el régimen de propiedad agraria, las modalidades
jurídicas agrarias, la organización para la producción rural con base en las instituciones
agrarias, los procedimientos y la magistratura agraria, y otros aspectos que hagan
posible la conceptualización y definición del derecho agrario. Se trata de un conjunto de
principios, preceptos e instituciones que regulan las diversas formas de tenencia de la
tierra y los sistemas de explotación agrícola, con el propósito teleológico de realizar la
justicia social, el bien común y la seguridad jurídica.

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Referencias

APONTE, Carlos. 2007. "Evaluación de impacto y misiones sociales: una aproximación


general", Fermentum. Revista Venezolana de Sociología y Antropología, Vol. 17,
núm. 48, Mérida-Venezuela, Universidad de los Andes, pp. 58-95.

CARROZZA, Antonio y ZELEDÓN ZELEDÓN, Ricardo. Teoría general e institutos de


derecho agrario. ASTREA, Buenos Aires, 1990.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial de la


República Bolivariana de Venezuela, 36.860, diciembre 30, 1999.

Jiménez, J. (2008). Comentarios a Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. Barquisimeto-


Venezuela: Editorial Librería J. Rincón.

Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. (2005). Gaceta Oficial de la República Bolivariana


de Venezuela N° 5.771 Extraordinario. Fecha: Mayo 18, de 2005.

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de Venezuela N° 5.771 Extraordinario. Fecha: Mayo 18, de 2005.

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