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ANÁLISIS JURÍDICO
El error y un acercamiento
a la responsabilidad precontractual*
* “Mas ya me ha venido a la memoria donde será bien. Y aún más que bien, escribilla, que es en el librillo de memoria que
fue de Cardenio, y tu tendrás cuidado de hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares donde
haya maestro de escuela de muchachos, o sino, cualquiera sacristán te la trasladará; y no se la des a trasladar a ningún escri-
bano, que hacen letra procesada, que no la entenderá Satanás”. Don Quijote, dirigiéndose a Sancho para la escritura de una
carta entendible. (Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra).
** Abogado. Magíster en Derecho Civil y Comercial. Docente del posgrado y pregrado de Derecho Civil en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Docente de Acto Jurídico y Responsabilidad Civil en la Universidad de Lima. Investiga-
dor del Instituto de Investigación Científica (IDIC) de esta casa de estudios. Docente de Derecho Civil y Derecho y Lite-
ratura en la Universidad Jesuita Antonio Ruiz de Montoya. Socio del estudio Capuñay & Cieza Abogados.
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1 Artículo 201 del CC.- El error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea esencial y conocible por la otra parte.
Artículo 207 del CC.- La anulación del acto por error no da lugar a indemnización entre las partes.
Artículo 208 del CC.- Las disposiciones de los artículos 201 a 207 también se aplican, en cuanto sean pertinentes, al caso
en que el error en la declaración se refiera a la naturaleza del acto, al objeto principal de la declaración o la identidad de
la persona cuando la consideración a ella hubiese sido el motivo determinante de la voluntad, así como al caso en que la
declaración hubiese sido trasmitida inexactamente por quien estuvo encargado de hacerlo.
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pueden adquirir un alcance tan decisivo. porque cuando se trata de un error inex-
El citado artículo 1429 (CC italiano) en cusable o garrafal, la víctima no tiene de
su inciso segundo se refiere a este pro- qué quejarse (según la regla de la auto-
pósito a las calidades determinantes del rresponsabilidad) y ordinariamente pre-
consentimiento “según las apreciación valecerá la tutela de los intereses del otro
común o con relación a las circunstan- contratante; y otro, que, por el contra-
cias” (Scognamiglio, 1996: 53). rio, se refiere a la posición de la contra-
parte, para el cual solamente el error
“d) El error puede recaer también sobre la reconocible puede dar pie a la invali-
identidad o sobre la calidad de la persona dez del contrato, en tanto que en todos
destinataria del acto en sentido lato” (Scog- los demás casos, quien incurre en error
namiglio, 1996: 54). Es el llamado error in deberá aportar la consecuencias (Scogna-
personam. Supongamos que contrato a un miglio, 1996: 54, el resaltado es nuestro).
cantante de rock cuyo nombre es Jairo Cieza,
pero me encuentro con que el contratado es Este análisis es importante para compren-
un sencillo docente universitario con aspi- der las consecuencias del error en el negocio
raciones de canto. O busco a un connotado jurídico, que van a depender de la situación
abogado llamado Rómulo León, pero quien jurídica en que se encuentre el sujeto sobre
aparece en la audiencia para hacer uso de la el que pesarán las consecuencias del error
palabra es un ingeniero minero. y quien debe soportarlas. De esta manera
el errans solamente será beneficiado con la
Dentro de los presupuestos para que el nego- anulación del negocio cuando su error sea
cio jurídico se anule es que sea reconocible
disculpable o excusable y no cuando su error
por el destinatario de la declaración emitida
sea infantil u obedezca a culpa inexcusable
por el errans. Sobre la reconocibilidad del
en cuyo caso el negocio debe prevalecer2.
error se ha señalado que:
No sería razonable que el negocio jurídico
Es tiempo de advertir aquí, que para deci- sea anulado por una causa originada en la
dir sobre la relevancia del error se ha de impericia o negligencia del errante y perju-
tener en cuenta, tal como lo sugiere la dicando de esta manera a las expectativas
experiencia jurídica, también otro crite- esperadas y predecibles por el destinatario
rio de discriminación, que se desprende de la declaración. El abogado civilista que
de la exigencia de asegurar una ade- no advirtió la diferencia entre un contrato
cuada protección a la otra parte intere- de arrendamiento y un contrato de uso, no
sada, frente a las graves consecuencias puede pedir la anulación del contrato basado
que acarrea la anulabilidad del contrato, en su error sobre la naturaleza jurídica del
con lo que también absolvemos una contrato, porque es esperable que los dis-
inquietud pendiente. A este propósito se tinga perfectamente, así como es esperable y
pueden configurar en abstracto dos siste- predecible que se haya proyectado a la con-
mas: uno, que se refiere a la posición de certación de un contrato de arrendamiento
quien sufre el error, según el cual, este y no de uso. En este caso, por ejemplo, el
ha de ser excusable en todos los casos, negocio jurídico celebrado prevalecerá y
2 Esta situación no es asumida en nuestro Código Civil, pues no hace diferencia entre error excusable o no excusable por lo
que cualquier error puede ser motivo de anulación del contrato, lo cual no resiste el análisis jurídico por tanto debe existir
una modificación en el sentido descrito.
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3 También se señala que: “Así, pues, en la reserva mental, la manifestación es querida como tal, pero no son queridos sus
efectos. La divergencia es consciente y voluntaria” (Bigliazzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli, 1995:814).
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4 “Para darse cuenta de la diferencia entre error determinante y error esencial es oportuno tener presente que la ley no da una
definición del error esencial, sino que se limita (como se acaba de decir) a enunciar una serie de hipótesis –todas relativas
a errores que inciden en el negocio en su conjunto (naturaleza del acto de autonomía) o en sus términos y elementos (iden-
tidad, calidad y cantidad de la prestación; identidad y calidad de la persona)– en las que el error presenta aquella caracte-
rística (art. 1429), especificando en un caso que el error, para que sea esencial, debe ser determinante no solo para el sujeto
contratante, sino también conforme a la apreciación común y con relación a las circunstancias” (Bigliazzi Geri, Breccia,
Busnelli y Natoli, 1995: 821).
5 Sobre la lógica que debe aplicarse a toda situación de planteamiento de error con acierto se señala que: “La formulación
incierta de la ley debe ser integrada por vía lógica con el fin de evitar consecuencias del todo irracionales. En realidad, aun
en el caso del error sobre la identidad y sobre las calidades de la persona, o en el caso del error sobre la cantidad, es nece-
sario remitirse a la ‘apreciación común y a la circunstancias’” (Bigliazzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli, 1995: 821).
6 Se ha señalado que: el error sobre el motivo no es un error esencial. La justificación la coloca la doctrina que vengo
citando que señala: “De manera que la invalidez del negocio debería estar excluida, en principio, solo en el primer caso
(por el carácter, ya conocido, de intrínsecamente ‘no esencial’ que tiene el ‘error sobre el motivo’)” (Bigliazzi Geri, Brec-
cia, Busnelli y Natoli, 1995: 824).
7 Acerca del error sobre las consecuencias legales del acto se señala que: “lo que se exige es solamente que el error sea
tomado en consideración en los casos y en las mismas condiciones en que adquiere relevancia el error de hecho” (Biglia-
zzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli, 1995: 826).
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8 “Ya se dijo que el requisito de la conocibilidad –aún más que el requisito de la ‘esencialidad’– sirve para tutelar la con-
fianza razonable de la contraparte” (Bigliazzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli, 1995: 839).
9 “Es suficiente que el error sea determinante: no es necesario que sea esencial” (Bigliazzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli,
1995: 842).
10 “A la par del error vicio –también del error obstativo– se dice que es determinante, cuando la parte resultó inducida a esti-
pular el acto por efecto de tal error (y el descubrimiento del error habría inducido al contratante a no celebrar aquel nego-
cio concreto)” (Bigliazzi Geri, Breccia, Busnelli y Natoli, 1995: 819).
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11 La crítica al Pandectismo por parte del autor que sigo se expresa así: “La voluntad de la partes no adquiere trascenden-
cia jurídica sino precisamente a través de la declaración (o del comportamiento) y, por tanto, no puede ser colocada en el
mismo plano de esta, ni asumir un valor autónomo, en antítesis con ella. De ello se deriva que no tiene sentido la alterna-
tiva sobre la que los pandectistas solían centrar el problema de la discrepancia provocada por error, es decir, si la “volun-
tad interior” debiese prevalecer sobre la declaración o esta sobre la “voluntad interior” (Betti, 2000: 361).
12 Sobre la “excusabilidad y reconocibilidad deben ser valoradas en relación al contenido, a las circunstancias del negocio
bilateral y a la calidad de las partes” (Betti, 2000: 364).
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una donación o el médico que al comprar los en el negocio bilateral, el que es definido
equipos para instalar su consultorio aduce por Betti así:
desconocimiento de las finalidades de los
mismos. El disenso es una anormalidad que solo
en los negocios bilaterales puede pro-
Sobre el deber de conocimiento se ha seña- ducirse, consistente en un íntimo e inad-
lado que: “El deber de conocimiento varía vertido desacuerdo entre las partes en
según la más o menos estrecha relación que cuanto al sentido en que cada una de ellas
la cosa ignorada tiene con la materia del entiende el contenido del negocio; de-
negocio, y también según la índole del cono- sacuerdo que se halla encubierto por la
cimiento de que se trata (Betti, 2000: 364). aparente (o creída) congruencia exte-
rior de las respectivas declaraciones.
Aspecto a tomar en cuenta para eventua- Conviene recordar a este respecto que
les mecanismos de resarcimiento es que: el negocio bilateral exige el acuerdo de
“Cuanto mayor es el deber de conocimiento entrambas partes sobre el que es su con-
tanto menos excusable es la ignorancia, y tenido preceptivo, y este acuerdo radica
tanto menos es en la otra parte la carga en la identidad del sentido con que tal
de advertir el error determinado por ella” contenido se presenta en la conciencia de
(Betti, 2000: 364, resaltado mío)13. Efectiva- una y otra parte (Betti, 2000: 370).
mente, si un sujeto debe conocer una deter-
minada materia o circunstancia de hecho por Sobre el disenso es importante concordarlo
sus calidades o aptitudes concordadas con la con la llamada reticencia fraudulenta que
actuación de un hombre razonable, el error se describe así:
que lo afecta no es disculpable o es inexcu-
sable y tendrá que indemnizar la pérdida de Cuando luego, el desacuerdo, si bien
las expectativas de la contraparte. Asimismo, encubierto, es advertido por una de las
como se ha advertido, la otra parte no deberá partes, es necesario distinguir: a) Si el de-
ser castigada por conocer de la situación sacuerdo depende de la misma parte que
del error y no haberlo advertido o en todo es consciente de él, en cuanto esta, mien-
caso deberá reducirse el impacto legal de tras se declara conforme, quiere íntima-
este conocimiento, es decir que así haya sido mente cosa diferente, o bien sabe que
conocible la situación errática del declarante, no puede encontrarse de acuerdo por-
si el error tuvo como origen y factor la inex- que conoce la irrealizabilidad de la
cusabilidad del mismo, el destinatario podrá causa del negocio. Entonces el desa-
tener la posibilidad del resarcimiento así sea cuerdo se comprende dentro de la figura
conocible para él esta situación. de la reserva mental y de aquella par-
ticular subespecie suya que es la reticen-
Aspecto relevante para diferenciar del error cia fraudulenta. b) O si el desacuerdo
obstativo y del error dirimente es el disenso depende de un error obstativo de la otra
13 Por ejemplo en el caso del error in nomine se ha señalado que: “Para precisar los límites dentro de los cuales es influyente
el error obstativo sobre la identidad de la cosa o de la persona, conviene agregar que el error en que se incurra en la indica-
ción, descripción o denominación (error in demostratione, error in nomine), no perjudica al negocio cuando la cosa o per-
sona de que se trata se halle inequívocamente determinada mediante otras contraseñas que fueran, que de por sí suficientes
para identificarla” (Betti, 2000: 367). Otro supuesto es el error obstativo sobre la identidad de la declaración, al respecto
se señala que: “Existe error obstativo sobre la identidad de la declaración en su conjunto cuando, hallándose representada
en un documento o comunicada a la otra parte por un mensajero, la declaración emitida sea cambiada y sustituida por una
declaración de diferente contenido” (Betti, 2000: 368).
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14 Sobre el error de percepción y el disenso se ha señalado: “Para su trascendencia jurídica se requiere que el error de per-
cepción o equivocada interpretación sean hechos excusables por el tenor de la declaración recibida o el modo en que se
transmite. Es decir, que el disenso debe estar justificado por el tenor equívoco o, en general, no determinado, de la declara-
ción, o por otras circunstancias dependientes de la forma de transmisión, de tal suerte, que impidan que el contenido resulte
de pronta compresión para el destinatario” (Betti, 2000: 372).
15 Por ejemplo en el caso del error no reconocible, se dice que: “un error no reconocible no es socialmente un error excusa-
ble a priori (error probabilis) y es, por ello mismo, imputable a quien en él incurre, conforme al criterio de la autorrespon-
sabilidad” (Betti, 2000: 381). Las teorías más resaltantes que resuelven las divergencias entre voluntad y declaración de
voluntad son: a) Voluntarista; b) De la declaración; c) De la autorresponsabilidad; d) De la confianza y e) de la vigencia.
16 Sobre el error en la identidad se ha ampliado el argumento. “Pero si, en cambio, basándose en una errónea información
adquirida, se atribuye a la cosa o persona de que se trata una cualidad o un mérito, dependiente de un hecho relativo en
realidad a otra cosa o persona, entonces el error, si bien vicia la determinación causal, evidentemente no recae ya sobre la
identidad de la cosa o la persona, sino sobre una cualidad o mérito suyo, aunque se ha considerado esencial a aquella cosa
o persona a la que se ha dirigido, de todas formas, la intención práctica del declarante” (Betti, 2000: 383). Asimismo se
dice: “No es ya que el error obstativo pueda versar también sobre cualidades esenciales de la persona o de la cosa, sino es
que el error-vicio, cuando afecta semejantes cualidades, puede, a veces, alcanzar la importancia práctica del error obsta-
tivo sobre la identidad de la persona o de la cosa, pero permaneciendo en realidad como un vicio de la motivación” (Betti,
2000: 384). De esta manera se asimila la importancia del error-vicio a la del error obstativo con los efectos que esta asimi-
lación puede conllevar, es decir la nulidad o la inexistencia que es la correspondiente al error obstativo y al error vicio. En
el caso del error bilateral sobre la identidad se señala que: “Puede presentarse aquí también el error bilateral, es decir, en
el que incurran ambas partes. Cuando por ejemplo, estas han usado dos indicaciones concurrentes, la una material y la otra
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intelectual, dando a cada una la misma importancia en orden a la identificación del objeto, y la designación intelectual se
aparta tanto de la indicación material como para impedir que la cosa identificada por medio de esta pueda integrarse en la
categoría que le ha sido asignada por aquella, el error in substantia se resuelve en un error sobre la identidad de la cosa,
cuya identificación se hace imposible” (Betti, 2000: 384). Al respecto sobre el negocio no vinculante se ha indicado: “El
negocio no es vinculante, ni respecto a la cosa que realmente se encuentra porque no se dirigía a ella la común intención
de las partes, ni respecto al objeto distinto al que creían referirse, porque este no ha sido adecuadamente identificado; sal-
vando la responsabilidad de la parte a la que correspondía una específica carga de conocimiento, por tratarse del objeto de
su obligación” (Betti, 2000: 384).
17 Sobre el negocio testamentario y la auscultación interpretativa del magistrado acertadamente se ha señalado que: “la inda-
gación del magistrado sobre la erroneidad de la causa de una disposición de última voluntad debe ser, en el mayor grado
posible, acomodada y circunscrita a la motivación expresada por el testador en el testamento; no puede ni debe consistir
en una búsqueda por motivos internos o de otras causas, que resultasen afines a la expresada por el testador, lo que intro-
duciría el arbitrio en un campo que debe estar informado por criterios de absoluta objetividad (Cas. 10 de enero de 1933,
en Rep. Foro, 1933, voz Testamento, n. 77)” (Betti, 2000: 392).
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En este caso el autor se refiere al disenso, Desde una mirada psicológica la doctrina
pues no es que exista una afectación a la que sigo señala que:
voluntad de la parte que yerra, sino que el
malentendido se produce por la incorrecta “El error, en realidad, solo interesa al
apreciación de lo señalado por la otra parte. ámbito del Derecho por sus efectos y
Es decir la voluntad que aparentemente se ha consecuencias, pero el origen del pro-
constituido no es una voluntad concertada, blema es ajeno al Derecho, porque con-
por ende no existe tal formación volitiva y cierne al entendimiento, definiendo a
esto supone la nulidad del negocio jurídico. este como parte del proceso mental del
razonamiento que concluye con una elec-
Sobre la posición de la otra parte que recibe ción y decisión. En este orden de ideas,
la declaración para mantener o conservar el todavía fuera de la esfera jurídica, se con-
contrato con acierto se ha señalado: ceptúa como error todo juicio o valora-
ción que sea diferente del criterio que se
“(…) al derecho de impugnación se acepta como válido en el campo del cono-
opone un contraderecho de la otra parte cimiento sobre el que se ha expresado la
para, mediante declaración sin demora de
elección o decisión, obsérvese que aludo
que el negocio jurídico debe valer en el
a criterio aceptado como válido, lo que es
sentido inicialmente supuesto por quien
distinto de criterio verdadero (Lohmann,
incurrió en error, repeler la impugnación
2003: 855)”19.
con la consecuencia jurídica de que el
negocio jurídico valga desde el princi- Sobre la ignorancia y su asimilación al error
pio tal como valdría si quien recibió la se ha dicho con criterio que: “la ignorancia
declaración la hubiera entendido en el
es distinta del error, pero jurídicamente se
mismo sentido imaginado por quien erró”
asimila a este, porque en uno y otro caso el
(Flume, 1998: 502).
agente celebra un negocio que no concluirá
como cierto, o que celebraría en condicio-
II. El error dirimente en la doctrina nes distintas. La ignorancia o falta de infor-
nacional y la regulación de nues- mación conduce a conocimiento defectuoso
tro Código Civil y por tanto a formarse como un criterio de
las cosas distinto del correcto” (Lohmann,
Autorizada doctrina nacional señala que: “el 2003: 857).
error vicio es, en definitiva, un problema
psicológico de conocimiento defectuoso, Es interesante definir si los presupuestos de
por insuficiencia de información o porque el error establecidos en el artículo 202 de nues-
sujeto no razonó adecuadamente la informa- tro CC son númerus clausus. Sobre el par-
ción con que contaba. A la postre, estamos ticular el autor seguido señala que:
18 Se ha señalado que: “cuando un negocio jurídico se apoya en varias declaraciones de voluntad (como el contrato), la
impugnación se refiere a la declaración de voluntad del que yerra pero afecta al negocio jurídico, que pierde su validez por
la anulación” (Flume, 1998: 501).
19 Así se señala que: “el error solo surge cuando hay confrontación entre él y la verdad; por lo tanto, solamente podemos
hablar de error cuando la proposición niega lo descubierto como válido o verdadero” (Lohmann, 2003: 856).
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20 En este sentido se ha dicho que: “según la norma, el simple error de cálculo no es suficiente para instar la anulación. Dos
razones abonan para esta solución. La primera es que el error no es esencial en el sentido que señala el artículo 202, porque
no recae la equivocación sobre cosas o personas, tal como señala el precepto. La segunda es que el error aritmético en que
se ha incurrido (si no hace modificar la voluntad de convenir sobre una cierta cantidad sine qua non), puede rectificarse y
corregirse, sin que por ello quede alterada la representación mental que una o las dos partes se han hecho de la prestación”
(Lohmann, 2003: 873).
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del mismo para, después, una vez advertido (Lohmann, 2003: 883). Completamente
el error por parte del receptor y mostrar su de acuerdo con la posición asumida por
voluntad de rectificarlo, pretender anularlo Lohmann, el error obstativo implica un no
(por parte del errante) vulnerando las razona- querer la voluntad declarada, y por tanto
bles expectativas del destinatario de la decla- estamos ante ausencia de voluntad, por lo
ración que actuó de buena fe causándole per- que su ubicación en el escenario de la anula-
juicios. Y no solamente se le causarían daños bilidad es inadecuada, debe estar en el marco
al receptor por una frustración de sus expec- de la nulidad o de la inexistencia.
tativas sino, como dicen Lohmann, pueden
darse una serie de situaciones que lo per- Sobre el error obstativo se ha dicho que:
judiquen, como el conocimiento del “falso “El error obstativo revela que se ha produ-
errante” de secretos de propiedad industrial cido una disconformidad entre lo querido
del receptor que vulneran el derecho de la y lo declarado; es decir, la declaración ha
persona jurídica y le ocasionan daños que venido a obstaculizar, por error, la voluntad
deben ser resarcidos. sanamente querida” (Lohmann, 2003: 883)23.
21 “La propuesta de rectificación puede nacer de una cualquiera de las partes. El problema se suscita si habiendo surgido del
errante la propuesta de rectificación, no recibe respuesta del otro. Creemos que aquí procede una solución similar a la adop-
tada con respecto a la ratificación del negocio celebrado sin poder o con poder insuficiente. Con arreglo a esto, si el errante
se percata de su vicio, puede pedir a la otra parte que se pronuncie sobre la rectificación en los términos que le proponga,
señalando a tal propósito un plazo adecuado para recibir respuesta. Vencido este plazo, o no aceptada la rectificación en la
manera propuesta, podrá solicitarse la anulación si el error es esencial y conocible, y podrá evidenciarse un principio de
voluntad reacia a la rectificación” (Lohmann, 2003: 879).
22 También “se le denomina error impropio porque, en realidad, no está perturbada la formación de la voluntad del agente
declarante” (Lohmann, 2003: 883).
23 “(…) se circunscribe al que se materializa por inadecuada expresión de la volición, pero quedando entendido en principio
(salvo ciertas excepciones, como distracción, olvido, desconocimiento) que la volición es correcta y que ha sido efectiva-
mente querida. La declaración de voluntad es un todo, como ya hemos visto he insistido en otro lugar, pero puede ser vista
desde su lado interno (error vicio) o externo o funcional (obstativo), pues cumple la función de comunicar la intención”
(Lohmann, 2003: 884).
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24 El autor citado señala que: “por lo tanto, debe prescindirse de toda cuestión de esencialidad al hablar del error en la decla-
ración” (Lohmann, 2003: 884). Sobre este aspecto se señala que: “es un problema que atañe a la correcta transmisión de la
no errada intención negocial” (Lohmann, 2003: 884). Asimismo se establece que: “este error en la declaración es un caso
de divergencia entre declaración y voluntad, porque la declaración ha sido infiel a la voluntad” (Lohmann, 2003: 884).
25 Se ha señalado que “disenso deriva de disentir. O sea, sentir de una manera diversa, o pensar de una manera distinta de
cómo piensa otra persona. En suma, que por existencia de pareceres contrarios sobre lo mismo, hay disentimiento en lugar
de asentimiento; discordancia en vez de concordancia” (Lohmann, 2003: 886). Es un “(…) falso acuerdo o falsa coinciden-
cia. Las partes incurren en un desacuerdo que no advierten; creen que hay coincidencia cuando de veras no la hay. Se pro-
duce, digámoslo así, una defectuosa intelección sobre la declaración de voluntad o el contenido de la misma” (Lohmann,
2003: 886). “Es decir, cuando hay disenso no hay genuino consentimiento, sino solo un consentimiento aparente”
(Lohmann, 2003: 886).
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la diferencia del disenso con el error obs- conoce la diferencia entre préstamo de
tativo, se ha señalado que: “es indudable uso (comodato) y de consumo (mutuo) y
que el disenso tiene características propias que procede a la entrega de cierto número
que lo distinguen del error obstativo u obs- de antiguas botellas de licor, creyendo
táculo porque en el error la divergencia está que su amigo las va a exhibir, pero se
entre la voluntad y la declaración, tal como las entrega diciendo que son en mutuo.
en realidad se hizo, y en el disenso la diver- Obviamente ha incurrido en error en la
gencia entre voluntad y declaración está en naturaleza jurídica y podrá solicitar la
que la declaración ha sido percibida errada- anulación” (Lohmann, 2003: 887).
mente por el receptor de la misma, o porque
este (el receptor) incurre a su vez en error En cuanto al error sobre las modalidades
obstativo al aceptar la declaración recibida” del negocio se dice que: “Tal recae cuando,
(Lohmann, 2003: 886)26. No me queda muy por ejemplo, el error sobre modalidades del
claro por qué el autor señala que el disenso negocio, condición, verbigracia, o ciertos
(interpretación equívoca de la declaración de requisitos o elementos. El error sobre una
la otra parte) puede generarse por error obs- modalidad es error obstativo cuando impide
tativo del receptor. El receptor que interpreta al autor de la declaración la realización de su
mal la declaración del emisor no se equivoca intención; excluye la conciencia del signifi-
por un error en su declaración, se equivoca cado del acto” (Lohmann, 2003: 887)27. Con-
por interpretar mal la declaración de la otra sidero que el error en las modalidades del
parte, creyendo comprender lo mismo que negocio: condición, plazo o cargo no sola-
la contraparte cuando en realidad entienden mente se puede presentar como error obs-
una cosa distinta. tativo. Las diferencias entre error en la
naturaleza jurídica y el error en derecho
Sobre el error en la naturaleza del negocio se pueden expresar de la siguiente forma:
“Existe error obstáculo en la naturaleza “En efecto, el segundo es el que recae sobre
del negocio cuando el declarante se equi- normas de Derecho (su existencia, vigen-
voca en la declaración del negocio que cia, interpretación y aplicación), de suerte
quiere celebrar. Es un error respecto de que su alcance es mayor que el error sobre
la designación del tipo o especie nego- la naturaleza del negocio. Este tipo de error
cial abstracta. Por naturaleza, en conse- puede ser, por tanto, de hecho o de Derecho.
cuencia, puede entenderse aquello que Será de hecho cuando, sabiendo la diferen-
hace que un negocio jurídico sea dis- cia entre comprar y arrendar, digo una en vez
tinto de otro en su estructura, compo- de otra; será de Derecho cuando, queriendo
sición y efectos esenciales. Al haberse solamente afianzar (sin carácter solidario)
producido la equivocación se ha dado a las obligaciones de un amigo, digo avalar
la voluntad una identidad negocial dife- porque creo que la fianza y el aval son jurí-
rente. Piénsese por ejemplo en quien no dicamente sinónimos y por tanto estampo
26 Sobre la consecuencia jurídica del disenso se ha señalado que: “pero en el disenso verdaderamente no se ha formado el
negocio, de suerte que debe ser de aplicación la nulidad” (Lohmann, 2003: 886). Sobre la diferencia entre error y disenso
se dice que: “el error consiste en un defecto de voluntad o de declaración propia; en el disenso hay error (vicio u obstativo)
del receptor de la declaración ajena, que hace aparecer una no existente concordancia entre las declaraciones de las partes”
(Lohmann, 2003: 886).
27 Sobre el error en la naturaleza del negocio se indica: “En síntesis, puede afirmarse que el error en la naturaleza del negocio
es aquel que, ampliamente, hace que no coincida el orden de intereses señalado y sus efectos jurídicos, con la declaración
efectuada” (Lohmann, 2003: 887).
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28 Sobre la eventual conducta dolosa del transmitente se ha señalado que: “tan solo una cosa por agregar, que tomamos del
artículo 250.2 del Código portugués. Este dispositivo apunta, remitiéndose a otro, que aunque el error no sea esencial,
ni reconocible, siempre es anulable si la inexactitud en la transmisión fue debida a la conducta dolosa del transmitente”
(Lohmann, 2003: 888).
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29 Sobre las diversas posiciones jurídicas en cuanto al error vicio, al error obstativo y al disenso, se ha señalado: “A su vez,
los autores que consideran que el error obstativo –llamado también error obstáculo por la doctrina francesa, o error en la
declaración por la doctrina alemana e italiana– es diferente al disenso y al error dirimente, no están de acuerdo en si le
corresponde como sanción la nulidad, o en todo caso la anulabilidad, es decir, no existe uniformidad de pareceres en cuanto
a si se le debe asimilar al tratamiento del error dirimente, o si se debe aplicar en todo caso cualquiera de las teorías elabo-
radas para resolver la problemática de la relación entre la voluntad y la declaración, esto es, la teoría de la voluntad, de la
declaración, la de la responsabilidad y/o la de la confianza. Del mismo modo, respecto al error vicio o error dirimente, los
tratadistas no están de acuerdo sobre el concepto del error in substancia, o error sobre la composición material del objeto
del negocio jurídico, que algunos autores confunden con el error sobre las cualidades esenciales, llamado también error
in qualitate. Tampoco existe acuerdo sobre la naturaleza del error que recae sobre las cualidades esenciales del objeto del
negocio jurídico, habiéndose elaborado sobre el particular dos teorías” (Taboada, 2002: 359). “La misma preocupación y
disparidad de opiniones se manifiesta respecto al error sobre las cualidades de la persona con quien se hubiera contratado”
(Taboada, 2002: 359).
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pudieran ser atacados por dicho vicio. declaración, se presenta cuando el sujeto
Por ello, y a fin de limitar los casos de declara una voluntad distinta a su verda-
anulabilidad por error, el Código Civil dera voluntad interna, ya sea porque ha
peruano exige en su artículo 201 que el declarado inconscientemente una volun-
error sea esencial y conocible por la otra tad diferente, por un lapsus linguae o por
parte (Taboada, 2002: 360). un lapsus calami. Así, por ejemplo, si
queriendo comprar un jarrón chino del
Al hablar del error en el contrato (Mes- siglo XVII, el sujeto declara por error
sineo, 1986: 124-125), se ha señalado que: comprar un jarrón chino del siglo XVIII,
“en este sentido, conviene citar a Messineo, habrá un error en la declaración sobre la
quien nos dice lo siguiente: ‘El error en el identidad del objeto del negocio jurídico
contrato consiste en una falsa representación (Taboada, 2002: 362)30.
de la situación contractual; a él se equipara la
ignorancia, es decir, la falta de toda noción Sobre la sanción jurídica del error con
de la situación contractual. El error actúa acierto se señala que: “Es por ello que la doc-
como motivo (y por esto se puede llamar trina en forma unánime sanciona al error diri-
error-motivo, o error-vicio); y como contri- mente con la anulabilidad del negocio jurí-
buye a determinar la voluntad, o es motivo dico, mientras que al error en la declaración
exclusivo, de la determinación de la voluntad con la nulidad y con la inexistencia del nego-
misma. La terminología corriente (cfr. Tam- cio jurídico”. Aquí se aprecia que Taboada,
bién art. 787) que habla del error en el motivo con el mismo criterio que Lohmann opta por
o sobre el motivo es inexacta: no es que se remediar con nulidad el error en la declara-
produzca un error al apreciar el motivo (en ción a diferencia de la actual regulación de
esto podría consistir el error en el motivo o nuestro CC situación que debe variar en las
sobre el motivo), el error interviene, en cam- reformas a introducir en el CC peruano.
bio como coeficiente de la determinación de
la voluntad y como tal se torna motivo rele- Sobre el error impropio o error en la
vante’” (Taboada, 2002: 360-361). declaración se ha señalado que: “El error
que determina una disconformidad entre la
Sobre el error vicio se ha señalado que: voluntad y la declaración fue denominada
“Esta clase de error puede recaer sobre la con poco acierto por Savigny “error impro-
composición material del objeto, sus cuali- pio”; hoy lo calificamos de “error en la decla-
dades esenciales, sobre la cantidad, sobre las ración” o de “error en el negocio” (Taboada,
cualidades esenciales de la otra parte, sobre 2002: 362).
el motivo determinante y sobre la aplicación
de determinadas normas jurídicas a un nego- Sobre la doctrina francesa se establece que:
cio jurídico, según se explicara posterior- “Dicho de otro modo, la doctrina francesa al
mente” (Taboada, 2002: 361). igual que la mayoría de la europea, es perfec-
tamente consciente que ambas clases de error
Sobre el error obstativo con acierto se ha son completamente distintos, pero precisa la
señalado: distinción en que mientras en el error diri-
El segundo de ellos, denominado error mente existe realmente un vicio de la volun-
obstativo, error obstáculo, o error en la tad consistente con la falsa representación de
30 “También existirá un error en la declaración cuando el sujeto declare su voluntad de comprar una casa por 100,000 dólares,
en el entendimiento que se trata de dólares canadienses, habiendo utilizado sin embargo en el texto de aceptación el signo
utilizado para identificar al dólar de los Estados Unidos de América” (Taboada, 2002: 362).
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la realidad, en los casos del error que ellos relación con la que exista entre dos cosas
denominan “error de obstáculo” no es que el de genero diverso, como entre una vaca
sujeto haya declarado una voluntad distinta y una casa, por ejemplo. Esta diferen-
de su verdadera voluntad interna, sino que cia puede existir sea cual fuere el género
las partes contratantes no se han entendido, de la determinación de la cosa. Existe
produciéndose un disenso o disentimiento, dicho error si el arrendatario creyó con-
que es lo contrario al consentimiento. Como tratar sobre la extensión de terrenos com-
se podrá apreciar, para la doctrina francesa prendidos dentro de ciertos deslindes y
el error obstativo consiste en un diálogo de el arrendador con relación a una cabida
sordos o en una discrepancia entre las decla- que es muy inferior a la comprendida en
raciones de voluntad de las partes contratan- aquellos deslindes, y en dicho caso es
tes que obstaculiza o impide la formación del nulo el contrato de arrendamiento. En el
consentimiento y por ello mismo la forma- Error Obstáculo, más que un vicio del
ción del contrato. consentimiento, hay una ausencia de con-
sentimiento, pues las voluntades no son
Esta opinión es sustentada también por un coincidentes ya que el acto jurídico o su
gran sector de la doctrina sudamericana, objeto son distintos de cada parte. Por eso
específicamente la chilena. Así, León Hur- Larombire lo denominó Error Obstáculo
tado, citado por Taboada (2002: 363) nos u Obstativo, puesto que impide la for-
dice sobre el Error de hecho en el Código mación misma del consentimiento. Este
lo siguiente: “Nuestro Código dispone en el es el criterio dominante en las doctrinas
artículo 1453 que ‘el Error de hecho vicia francesa y chilena. La sanción sería nuli-
el consentimiento cuando recae sobre una dad absoluta” (Taboada, 2002: 363).
especie de acto o contrato que se ejecuta o
celebra, como si una de las partes enten- Como ya le hemos mencionado anterior-
diese empréstito y la otra donación; o sobre mente al comentar la posición de Lohmann,
la identidad de la cosa específica de que se totalmente de acuerdo con esta posición.
trata, como si el contrato de venta el ven-
dedor entendiese vender cierta cosa deter- Las Diferencias entre disenso y error obs-
minada, y el comprador entendiese comprar tativo son graficadas de la siguiente manera:
otra’” (Taboada, 2002:364).
“Por nuestra parte, creemos que el
Sobre el error obstativo se indica: disenso no puede asimilarse a la figura
del error obstativo, ya que mientras este
“Hay, por consiguiente, Error Obstáculo último consiste en una discrepancia
en dos supuestos: cuando se yerra sobre entre la voluntad declarada y la voluntad
la especie o acto o contrato que se eje- interna, esto es, en una equivocación res-
cuta o celebra y cuando el Error recae pecto a la propia declaración de volun-
sobre la identidad de la cosa específica tad, el disenso se da cuando una de las
de que se trata. En este segundo caso, partes se equivoca respecto a la decla-
el Error se puede producir con especie ración de la otra parte. Es decir, mien-
de un mismo género o de géneros dis- tras que el error obstativo consiste en
tintos: La Ley no distingue. Y como ha error respecto a la propia declaración de
dicho la jurisprudencia, el Error debe voluntad, el disenso consiste en un error
recaer sobre la cosa en sí misma, es decir sobre la declaración de voluntad ajena.
sobre el objeto in ipso corpore, porque Debe señalarse igualmente que en los
la diferencia específica a que se refiere casos de una de ellas con sus respecti-
el artículo 1453 del Código Civil no dice vas voluntades internas, no siendo ambas
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31 Ejemplo error en la declaración “Si una de las partes habla del predio de Sempronio y también la otra habla del predio
de Sempronio, pero esta última quiere referirse, en cambio al predio de Tusculo, el contrato no se forma realmente (…)”
(Taboada, 2002: 366). Error vicio que deriva en disenso oculto “Pero puede darse otro caso, en el que obra, no un error
en la declaración, sino un error vicio de la voluntad y que igualmente puede desembocar en el disenso oculto” (Taboada,
2002: 366).
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32 Con respecto al Error obstativo bilateral y unilateral se ha indicado: “El error obstativo es bilateral, porque las dos par-
tes no coinciden en cuanto a la declaración, y cualquiera de ellas puede solicitar la nulidad. Hay tendencia, por lo demás de
llamar error obstativo al que consiste en uno recayendo solo en la declaración. En otro pasaje nos dice también que en el
supuesto error obstativo, él produce la anulación del acto jurídico, y la razón contundente de ello reside en que no hay pro-
piamente consentimiento en cuanto acuerdo de partes, sino disentimiento o desacuerdo, pues una y otra voluntad no coin-
ciden en el objeto mismo del acto (error en el cuerpo), o no coinciden en la naturaleza del negocio (error en el negocio). El
acto es, sobre todo, nulo antes que anulable; pero el código por economía de trabajo trata de este error obstativo como un
caso de anulabilidad del acto, al igual que en el otro caso en que hay propiamente un error que es calificable del causante de
anulabilidad: el llamado error dirimente. Por ello el artículo 1080 (del CC 1936) se refiere a todos estos casos de error con
nombre común error sustancial” (Taboada, 2002: 368).El Error en la declaración (doctrina) señala: “Por otro lado, Fer-
nando Vidal Ramírez expresa (26), que antes de entrar a considerar cada uno de los errores esenciales, hay que detenerse
en el denominado error obstativo u obstáculo, también llamado impediente, que algún sector de la doctrina llama disenti-
miento, y que la moderna doctrina prefiere reconocerlo como error en la declaración. Según Josserrand, este error no solo
vicia sino que destruye el consentimiento. Los Mazeaud lo definen como el error que impide el acuerdo de voluntades, y
por ello prefieren llamarlo impediente, y lo explican en el sentido de que los dos contratantes no se han entendido; cada
uno se ha engañado no sobre lo que quería el otro contratante; el error impediente –dicen– es un “diálogo de sordos”. Por
eso –concluyen– el consentimiento, el acuerdo de las voluntades, en realidad, existe una ausencia de consentimiento, que
lleva consigo la nulidad absoluta del contrato” (Taboada, 2002: 368-369). Con respecto a la Bonaefidei se señala: “Ospina
y Ospina recuerdan que cuando en el Derecho Romano se introdujeron las especies contractuales, denominadas bonaefidei,
porque en la interpretación de ellas prevalecía la ponderación de la voluntad real de los contratantes sobre la forma de la
declaración, ciertos errores como el que versaba sobre la identidad de la persona, o sobre la naturaleza del negocio, o sobre
la identidad de la cosa, se reputaron por regla general, como que impedían la formación del consentimiento” (Taboada,
2002: 369).
33 Error obstativo como un error esencial. Así se señala: “El nuevo Código considera el error obstativo como vicio de la
voluntad y como un error esencial. Sigue así la sistemática del Código italiano” (Taboada, 2002: 369). Asimilación del
error obstativo con el error vicio. La doctrina que vengo siguiendo señala: “Como se podrá observar, el doctor José León
Barandiarán participa de la teoría francesa que considera al error obstativo un supuesto de disenso, por considerar que no
existe consentimiento en los casos en que se presente un error de dicha clase. Por su parte, Fernando Vidal Ramírez se
limita a señalar la existencia de las dos posiciones teóricas, esto es la francesa y la adoptada por los códigos alemán e ita-
liano, en el sentido de asimilar el error obstativo al error vicio, por considerar que en el supuesto del error obstativo la dis-
crepancia está en el que emite su declaración de voluntad interna” (Taboada, 2002: 369-370). Sobre el error impropio se
dice por autorizada doctrina nacional “Distinta resulta la posición de Guillermo Lohman (27), quien nos dice que el error
obstativo, también llamado por algunos error obstáculo o impropio, constituye un error obstáculo o impropio en la decla-
ración de voluntad o en la transmisión de la misma. Se le denomina error impropio porque en realidad no está perturbada
la formación de la voluntad del agente declarante” (Taboada, 2002: 370).
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34 “En otros términos, frente a un caso de error obstativo no es necesario alegar la falta de consentimiento por disenso, bas-
tando confirmar que el contrato no se ha formado porque una de las declaraciones de voluntad que lo conforman ha sido
defectuosamente emitida” (Taboada, 2002: 377). Doctrina según la cual debe prevalecer la voluntad interna. “Debe
señalarse también que según la casi totalidad de la doctrina (con excepción de la italiana), la teoría sobre la discrepancia
entre la voluntad interna y la voluntad declarada a ser aplicada al supuesto del error obstativo es la teoría de la voluntad, de
forma tal que según este gran sector de tratadistas, la declaración de la voluntad y por ende el negocio jurídico en el que se
haya dado un supuesto de error obstativo, deberá considerarse nulo en su conjunto, por cuanto debe prevalecer la voluntad
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3. El contrato, como cualquier otro nego- 11. La mayoría de la doctrina considera que
cio jurídico, requiere para su formación, en los casos de error obstativo la teoría
además de sus presupuestos y requisitos, a aplicarse sobre la discrepancia entre
la concurrencia de dos aspectos: la decla- voluntad interna y voluntad declarada es
ración o declaraciones de la voluntad y la la teoría voluntarista.
causa.
12. Sin embargo, un sector de autores,
4. El negocio jurídico como el contrato es siguiendo el ejemplo del Código Civil
siempre un supuesto de hecho, cuyo ele- alemán y el Código Civil italiano, asi-
mento fundamental es la declaración milan la figura del error obstativo al del
interna de la parte contratante que ha incurrido en el error obstativo. Por su parte la doctrina italiana y gran parte de los
tratadistas alemanes, sobre la base de las normas contenidas en sus respectivos códigos civiles, asimilan el error obstativo
al error dirimente, sancionándolo con la anulabilidad del negocio jurídico, sistema que nuestro Código Civil ha adoptado
siguiendo al Código italiano” (Taboada, 2002: 378).
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35 Solamente quiero dejar sentada la atingencia en el sentido de que no se puede hablar aún de contratante cuando se está ante
un supuesto de tratativas o negociaciones precontractuales.
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36 Asimismo se señala que: “Si es así es innegable que el error inexcusable engendra una responsabilidad precontractual, es
en esta materia donde debe producir efecto, dando derecho a la indemnización al contratante víctima del error que hubiera
sufrido un perjuicio por el hecho de la celebración de un contrato anulado por error, o paralizando el derecho a daños y per-
juicios de la víctima, y no en el plano de las condiciones de la nulidad. En efecto, como en todas la nulidades, la nulidad
por error tiene como fin restablecer la legalidad transgredida, aquí por la existencia de un vicio del consentimiento sufrido
por la víctima, en la sola medida de la transgresión; este vicio debe corresponder a las condiciones legales del artículo 1109
del Código Civil, tal como ha sido precisado por la jurisprudencia, es decir que él debe recaer sobre una calidad sustancial
y haber sido determinante de la celebración del contrato. Ahora bien: tales condiciones se cumplen, sin que haya lugar a
añadir otras que atañan a la responsabilidad civil, es decir incluso cuando ese vicio proviene de una culpa consistente en la
obligación de informarse” (Thibierge, 2010: 403).
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
impensadas del Derecho como por ejemplo comerciales, su valor en el mundo de los
el derecho de las personas. Ya en la década contratos. Una información bien tutelada, en
de los años setenta en los Estados Unidos manos de sujetos que la valoran es más efi-
esta disciplina fue ganando adeptos ante la ciente que una información que está bajo el
falta de respuesta de un derecho clásico que dominio de sujetos que desconocen su valía
para los juristas economicistas no ofrecía y por lo tanto no le dará el uso más eficiente y
respuestas o las que ofrecía eran “ineficien- más adecuado para el desenvolvimiento con-
tes”. De esta manera, el análisis económico tractual. Una información cuyo uso sea efi-
del Derecho durante estas décadas de plena ciente y que esté en manos de quien le dé un
efervescencia y desarrollo en la realidad jurí- mejor uso generará una asignación eficiente
dica ha influenciado decisivamente. Los tra- de recursos hablando en términos paretianos,
bajos de juristas que se adhirieron a la visión y en la transacción que es una dentro de una
economicista de las instituciones jurídicas vorágine de transacciones se verán beneficia-
han tenido un desarrollo e influencias verti- dos todos los sujetos que participan en esta,
ginosas pues la seriedad de los enfoques, la incluyendo a los propios mercados.
instrumentalización de la economía y su ver-
sión eficientista han sido de referencia obli- En el caso de los vicios de la voluntad, en
gatoria no solamente para los estudiosos del especial en el caso del error, se está hablando
Análisis Económico del Derecho (AED) sino de información que es ocultada, o transmi-
también para los juristas que han transitado tida de manera inexacta, o que ha llevado a
fundamentalmente por el análisis dogmático tomar una decisión equivocada. El error que
o institucional del Derecho. Juristas como vicia el consentimiento se basa en informa-
Guido Alpa, Massimo Bianca, Massimo ción mal procesada o en desconocimiento
Franzoni, entre otros han seguido utilizando inexcusable por parte del errante o en una
el método dogmático pero con un profundo falta de advertencia por parte del otro sujeto
conocimiento del AED y su repercusión jurí- de la relación contractual que no avisa al
dica. El AED no es un fin, es un instrumento errante de su error y lo deja que continúe con
que es imposible obviarlo, que es impensa- un contrato que en circunstancias de cono-
ble a estas alturas escabullirse y no tenerlo cimiento de la realidad o de las circunstan-
presente en las investigaciones jurídicas, sea cias no hubiera suscrito. Estas son solamente
que lo apliquemos o no, es necesario tener algunas de las posibilidades que se pueden
presente sus puntos de vista y tener claro plantear con respecto al error en los contra-
que es un instrumento que busca alcanzar el tos pero que evidentemente están vinculadas
mismo fin del Derecho aunque con semán- a la información y su manejo por parte de los
tica eficientista, esto último no exento de sujetos del contrato. Así que estudiar el error
polémica por supuesto. en los contratos, como se hace en el pre-
sente trabajo, es también estudiar la valía y
La influencia y la repercusión del AED la repercusión de la información en las tran-
en los vicios de la voluntad ha sido inne- sacciones comerciales.
gable y sobre todo desde el punto de vista
de un objeto de estudio como “la informa- Otro aspecto importante en cuanto a la infor-
ción” comprendida como un bien, como una mación se da cuando esta información es
mercancía y por tanto con contenido evi- ocultada o se omite su conocimiento para
dentemente patrimonial. El AED estudia la anular el equilibrio contractual y generar
información y su importancia en el escena- beneficios en detrimento de la otra parte y
rio jurídico, su impacto en las transacciones de sus legítimas expectativas. En los casos
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Desde la perspectiva del AED Paolo Gallo37 lo que es relevante es que se generan incen-
refiriéndose al error como vicio de la volun- tivos para que exista una mayor diligencia
tad señala: posible de las partes para evitar caer en el
error y de esta manera no se produzca el daño
“Desde un punto de vista económico a una de las partes sustancialmente.
–anota refiriéndose al error en el valor–,
el error es un costo, o mejor dicho, come- Sobre la responsabilidad civil precontrac-
ter un error tiene un precio. Imaginemos tual autorizada doctrina italiana (Caruso,
el caso de un mayorista de grano que 1993: 109)39 citada por el autor que vengo
vende una partida de maíz ignorando que siguiendo ha señalado: El AEL para explicar
el mismo día un decreto ministerial ha la responsabilidad precontractual:
elevado los impuestos de exportación. En
casos de este tipo, el error sobre la exacta “Puede llamarse responsabilidad precon-
tractual a un complejo de sanciones sumi-
cantidad de tales impuestos ocasiona,
nistradas por el ordenamiento, impuestas
evidentemente, un daño equivalente a la
a quien, en el curso de una negociación
diferencia entre el precio del maíz esti-
haya enfatizado el valor del factor pro-
mado por las partes y el precio de mer-
babilístico (p) en las declaraciones efec-
cado; daño que, siempre que se entienda
tuadas a la contraparte, induciendo a esta
como irrelevante el error sobre la con-
última a realizar inversiones preliminares
gruencia del intercambio, deberá ser asu-
carentes de propósito. La entera temática
mido por el vendedor (GALLO, Paolo.
de la mala fe precontractual puede expli-
‘Erroresul valore, gisutiziacontrattuale e
carse, entonces, en los términos de una
trasferimentiingiustificati di richezzaa-
falsa perspectiva sobre las probabilida-
lla luce dellanalisi económica del diritto’.
des de que la tratativa en curso devenga
En: Quadrimestre. 1992, p. 656 y ss.)”.
un contrato, y en esta definición pueden
Sobre la distribución de los riesgos y la comprenderse, tanto las informaciones
pertinencia de que este recaiga sobre una intrínsecas –es decir, las pertinentes a la
de las partes en el contrato (en este caso naturaleza y a la cualidad del contrato in
en el vendedor) se ha señalado: “Según fieri–, cuanto las informaciones extrín-
Gallo, el problema de la regulación jurí- secas, relativas a los datos externos en
dica de los efectos del error se simplifica condición de influir en el futuro de la tra-
en la búsqueda de un criterio para la dis- tativa (piénsese en la existencia de nego-
tribución de riesgos. Tiene que sopesarse, ciaciones paralelas con terceros)”.
entonces, las razones por las cuales sería
más eficiente, en un supuesto explícito, Un clásico trabajo sobre el error y el deber de
que el riesgo sea de cargo de una de las información en los contratos desde la pers-
partes y no de la otra”38. pectiva del AED es el escrito por Anthony
Kronman (Kronman, 2004: 161-181) quien
Como se ha señalado por parte de Gallo, la señala que hay dos situaciones mediante
regla tradicional es que el daño recae para las cuales se adquiere información y son
quien comete el error. Pero al mismo tiempo importantes para determinar la reserva o la
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En este sentido, desde una mirada del AED, Como ya hemos señalado desde la posición
es importante la distinción que el autor hace de Kronman la adquisición de la informa-
del error unilateral y el error mutuo que ción se da casualmente o deliberadamente.
hemos visto desde un punto de vista dogmá- Si se obtiene casualmente deberá revelarse la
información, en el segundo caso no se podrá
tico. Se señala:
obligar a revelar tal información. Esto tiene
“Visto de una manera amplia la distin- una explicación simple: Si yo he invertido
ción entre error unilateral y mutuo tiene recursos, esfuerzo, ciencia, conocimiento
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
para lograr una información que me bene- respondida de la misma forma. En algunos
ficie no tengo por qué revelarla. Revelarla casos, las cortes típicamente consideran que
desincentivaría a que otras personas como existe un deber de información y en otros
yo, preocupadas y diligentes busquen obte- no” (Kronman, 2004: 166). Efectivamente,
ner información deliberadamente, pues esta- las cortes no tienen una visión unívoca de la
rían obligadas a compartirla con la otra respuesta a esta pregunta y dependiendo de
parte que no ha invertido nada en la obten- las circunstancias o de la posición jurídica
ción de información relevante. En cambio si de los jueces la pregunta será respondida.
la información la he obtenido casualmente, Por esto es importante conocer, ahondar,
de manera arbitraria sin invertir ni hacer en la doctrina del error no solamente desde
esfuerzo alguno entonces la información que una mirada dogmática sino también desde
obtenga debe ser compartida con mi contra- la posición del AED. Nos parece acertada la
parte porque hacerlo no desincentiva la bús- visión de Kronman en el sentido siguiente:
queda de información y por tanto no genera
conductas ineficientes. (…). Cuando se permite no revelar infor-
mación (o dicho de otro modo, cuando
La palabra “búsqueda deliberada” es un tema los derechos contractuales de la parte con
central para determinar la no obligación de conocimiento son hechos valer pese a su
revelar información. Por ejemplo el autor omisión de revelar un error conocido), el
nos comenta el caso del “Violín Estradiva- conocimiento involucrado es típicamente
rius”. Resulta que un músico se acerca a una el producto de una búsqueda costosa.
casa de instrumentos musicales buscando Una regla que permita no revelar infor-
un violín barato y en el mostrador aprecia mación es la única manera efectiva de
con asombro la presencia de un Estradiva- incentivar la inversión en la producción
rius que es un violín sumamente costoso por de tal conocimiento. Por contraste, en los
su calidad al lado de varios violines ordina- casos en que se requiere revelar informa-
rios. El músico pregunta al vendedor por ese ción, y aquellos en los que se libera al
violín (sin decir que sabe que es un Estradi- oferente que ha incurrido unilateralmente
varius) y ratifica el precio, comprándolo de en error porque la otra parte lo conocía o
inmediato. Posteriormente el vendedor pre- tenía razones para conocerlo, la informa-
tende anular el contrato de venta señalando ción especial con la que cuenta la parte
que fue sorprendido por el comprador y que que conoce el error usualmente no es el
este debió advertir el error que estaba come- resultado de una búsqueda deliberada.
tiendo. La pregunta que se hace el autor es A pesar de que la información de esta
¿Con quién está mejor el violín?, es decir naturaleza también es socialmente útil,
¿Quién le dará un mejor uso? ¿El vendedor el deber de revelar esta información no
que lo colocaba con los violines ordinarios causará una reducción significativa de la
o el músico que lo colocará en una de sus cantidad de esta naturaleza que es actual-
principales vitrinas o lo usará para concier- mente producida. Si uno toma en cuenta
tos importantes? La respuesta es obvia. Sin los costos de las inversiones incurridas
embargo, el autor que vengo siguiendo tam- para la producción deliberada de infor-
bién se pregunta: “(…), ¿es fraudulento que mación, los dos tipos de casos aparente-
la parte con conocimiento no revele la exis- mente divergentes antes descritos pueden
tencia del error y puede la otra parte liberarse ser entendidos (grosso modo) como parte
del contrato arguyendo que se le debía reve- del principio de eficiencia, que exige que
lar información? Esta pregunta no siempre es el riesgo de un error unilateral sea puesta
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en quien lo pueda prevenir de una manera Sobre la consideración la doctrina que vengo
más efectiva” (Kronman, 2004: 166)40. siguiendo ha señalado que: “Es algo que el
receptor entrega al promitente para indu-
Sobre el derecho de propiedad de la infor- cir la promesa” (Cooter y Ulen, 2008: 279).
mación y su importancia se ha señalado que De acuerdo con la teoría de la negociación
“(…) Una forma efectiva de asegurar que la consideración vuelve a la promesa legal-
un individuo se pueda beneficiar mediante mente exigible.
la posesión de información (o de cualquier
otra cosa) es asignándole un derecho de pro- Siguiendo con la teoría económica del con-
piedad sobre la información de la misma trato se dice que: “En general, la eficien-
–un derecho que faculte a invocar la maqui- cia económica requiere el cumplimiento
naria del Estado– a fin de excluir a otros el forzoso de una promesa si el promitente
uso y disfrute de la información. Una manera y el receptor deseaban ese cumplimiento
(raramente percibida) en la que el sistema cuando se hizo la promesa” (Cooter y Ulen,
legal puede establecer derechos de propie- 2008: 284). Efectivamente “el carácter exigi-
dad sobre la información es permitiendo a la ble de las promesas estimula el intercambio y
parte que la posee celebrar –y exigir el cum- la cooperación entre los individuos” (Cooter
plimiento de– contratos cuya información y Ulen, 2008: 285).
le sugiere pueden ser rentables, sin tener el
deber de revelar dicha información a la otra Sobre los propósitos del derecho de los con-
parte. (…)” (Kronman, 2004: 168)41. tratos la doctrina estudiada establece que:
“El primer propósito del derecho de los con-
En el análisis de la teoría económica del con- tratos es el de permitir que los individuos
trato la doctrina más autorizada en AED ha cooperen convirtiendo los juegos de solucio-
señalado que en el lenguaje del derecho, un nes no cooperativas en juegos de soluciones
contrato es justo cundo el valor de la pro- cooperativas”. En el mismo sentido se afirma
mesa es proporcional al valor de la consi- que: “El primer propósito del derecho de los
deración (Cooter y Ulen, 2008: 278). contratos es el de permitir que los individuos
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Por ejemplo el auto que es considerado anti- vendedor les ofrece vender su casa que la
guo o como una reliquia dependiendo de describe como una casa muy cómodo y bien
la mirada de cada parte es un caso de error cuidada así que luego de manifestarles las
mutuo. virtudes de la casa ofertada se las vende a
un precio de mercado. Todo iba bien, el con-
Con referencia a la información productiva trato se concertó y la propiedad se transfirió
e información redistributiva se dice que: a la pareja de esposos, hasta que estos se die-
ron cuenta que la casa está infestada de ter-
Los contratos basados en el conoci-
mitas que carcomían y destruían gran parte
miento de información productiva que
de la casa. La pregunta en este caso para el
tiene una de las partes (especialmente
Tribunal es si existía la obligación de infor-
si ese conocimiento se debió a una
mar por parte del vendedor o si esta informa-
inversión activa) deben hacerse cum-
ción puede ser omitida. La respuesta en este
plir, mientras que los contratos basa-
caso es que la información sobre los vicios
dos en el conocimiento de una de las
ocultos del bien (termitas en la casa) debe
partes acerca de la información pura-
ser manifestada por el vendedor que está en
mente redistributiva o de informa-
una mejor posición para soportar el riesgo
ción adquirida de manera fortuita, no
de la información relevante que es de interés
deben hacerse cumplir. Este principio
del comprador y que de haber sido conocida
recompensa la inversión hecha en el des-
antes no se hubiera celebrado el contrato. En
cubrimiento de información productiva,
este caso no es posible no revelar la infor-
y desalienta por otra parte, la inversión en
mación pues hacerlo implica una asignación
el descubrimiento de información redis-
ineficiente de recursos.
tributiva” (Cooter y Ulen, 2008: 413)42.
42 En el caso de la información mixta (productiva y redistributiva) se debe buscar la exigencia del cumplimiento del contrato
(Cooter y Ulen, 2008: 413).
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Esta última aseveración o interrogante es Otro clásico sector de la doctrina del AED
interesante pues se cuestiona la regulación a –Posner en su clásico trabajo “El Análisis
pesar de los desequilibrios contractuales bajo Económico del Derecho”– de manera peda-
una visión de eficiencia ya que la regulación gógica y en un caso muy comentado en
o sobre regulación podría ser más perjudicial nuestro medio, refiriéndose al error mutuo,
(costosa) que el desequilibrio contractual o señala:
las situaciones de inequidad. Habrá que ana-
lizar cada situación en particular para ver el “En el famoso caso de la venta de la vaca
impacto que tiene una regulación o sobre Rose 2ª. De Aberlone, tanto el vendedor
regulación de los contratos que busca evitar como el comprador creían que la vaca
el fraude o el engaño. era estéril, y el precio se fijó con base en
ello. Pero de hecho la vaca estaba pre-
Sobre los contratos de adhesión: “En un ar- ñada y valía casi 10 veces más el pre-
tículo influyente, Friedrich Kessler llamó a cio de venta. El error se descubrió antes
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
que la vaca fuese entregada al comprador podría usarse un principio similar para
y el vendedor canceló la venta. El Tri- decidir los casos de error mutuo. Cuando
bunal apoyó la cancelación. Si acepta- una contingencia que afecta al cumpli-
mos la versión de los hechos presentada miento ocurre después de que el contrato
en la opinión mayoritaria, el resultado ha sido firmado (Rose estaba preñada
podría parecer congruente con la eficien- cuando se firmó el contrato), los tribuna-
cia. No había base para suponer que la les tienen menos dificultades para reco-
vaca era más valiosa en manos del com- nocer que el problema consiste en saber
prador que en las del vendedor –dado que cómo asignaron (implícitamente) las par-
su verdadero valor era de un orden de tes el riesgo de un acontecimiento inespe-
magnitud diferente del que habían pen- rado. Al nivel más elemental, si un con-
sado las partes– y el vendedor no había trato establece la entrega de trigo en una
sido descuidado al pensar que la vaca era fecha fija, a $ 3 el kilo, el hecho de que en
estéril; cometió un error razonable, en esa fecha el precio del mercado ascienda
efecto inevitable (a un costo razonable). a $ 6 no servirá para rescindir el contrato;
No obstante, este caso pudo plantearse de las partes intentaban claramente asig-
manera diferente y más fructífera obser- nar el riesgo de los cambios de precios al
vando que hubo una contingencia impre- proveedor. Sin embargo, a veces no está
vista y preguntando cómo habrían asig- clara la asignación de riesgos. Ese es el
nado las partes el riesgo de este evento campo de las doctrinas de la imposibi-
si lo hubiesen previsto. Había prue- lidad, la inviabilidad, la frustración y la
bas de que el precio de venta de Rose fuerza mayor (…) (Posner, 1998: 102)43.
incluía el valor de la vaca si estuviese
preñada, descontado (muy drástica- Es, sin dudas, un factor fundamental la asig-
mente, por supuesto) por la probabili- nación de riesgos sea en el comprador o en
dad de tan deseable circunstancia. Esas el vendedor para conocer cuál de las partes
pruebas sugerían que las partes habían deberá soportar los costos de la resolución
intentado transferir el riesgo de la preñez del contrato o de la ruptura de las tratativas
de la vaca al comprador, cuyo caso era como en el presente caso. Hemos visto que la
claro que el contrato debió haberse cum- vaca, una vez detectada que era fértil, no es
plido. Sin embargo, aun a falta de tales entregada al comprador como se había com-
pruebas hay un argumento para impo- prometido el vendedor, al darse cuenta que el
ner al vendedor el riesgo de que la vaca precio del animal era muy superior si podía
no sea lo que parece. En general, si no en tener descendencia. En este caso el contrato
cada caso particular, el propietario tendrá no llegó a concertarse, pues el vendedor se
acceso, a un costo menor que el del com- dio cuenta de la preñez de Rose y era más
prador, a la información sobre las carac- caro cumplir con el contrato que negarse a
terísticas de su propiedad, de modo que cumplirlo y eventualmente pagar una indem-
podrá evitar errores acerca de tales cir- nización por la pérdida de las expectativas
cunstancias a un precio menor que el de del comprador. El vendedor, haciendo núme-
los compradores potenciales. Es por ello ros, advierte que aun pagando el resarci-
que el vendedor de una casa es respon- miento al comprador la pérdida que tendría
sable ante el comprador por los defec- sería mucho menor a entregarle la vaca y
tos ocultos (a diferencia de los obvios); perder la posibilidad de venta de una vaca
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preñada a un tercero. Por lo tanto, el vende- Una declaración de voluntad que ha sido
dor incumple eficientemente un contrato. Sin transmitida incorrectamente por la per-
embargo, el vendedor debe asumir el riesgo sona o institución utilizada para efectuar
de tal incumplimiento y por lo tanto deberá dicha transmisión puede ser impugnada
resarcir al comprador para que este pueda bajo los mismos presupuestos del § 199
satisfacer su pérdida de expectativas legíti- para una declaración de voluntad emitida
mas de tener una vaca así esta sea infértil (ya erróneamente.
que el comprador no esperaba una vaca pre-
§ 122 Deber de resarcir el daño por
ñada sino un objeto de decoración básica-
quien impugna
mente). Coincido con la doctrina que vengo
siguiendo en el sentido de que el vendedor Si una declaración de voluntad es nula
estaba en una mejor posición para advertir la según el § 118 o ha sido impugnada
preñez o probabilidad alta o media de preñez conforme a los § § 119 y 120, y debía
de la vaca, por lo tanto en la asignación de ser emitida frente a otro, el declarante
riesgos es este quien debe asumir los riesgos debe resarcir a este otro el daño sufrido
de la eventual preñez de la vaca y si no cum- o, en otro caso, a un tercero, por confiar
ple con entregarla deberá resarcir al compra- en la validez de su declaración, aunque
dor por responsabilidad civil precontractual. no se debe superar la cuantía del inte-
rés que el otro o el tercero tenían en la
validez de la declaración.
IV. Normas en el Derecho Comparado
sobre el error y su necesaria refe- El deber de resarcir el daño no procede si
rencia en el Derecho Civil peruano el perjudicado conocía la causa de nuli-
dad o de impugnabilidad o la desconocía
1. El BGB alemán por negligencia (debía conocer) (resal-
tado mío).
El BGB alemán, al tratar sobre el error, lo
hace de la siguiente manera: Como se pueda apreciar el CC alemán prevé
“Título 2: Declaración de voluntad la posibilidad del resarcimiento por parte del
errante en favor del destinatario de la decla-
§ 119 Impugnabilidad por error ración o de un tercero si como consecuen-
cia del error en su declaración de voluntad
Quien al emitir una declaración de volun- se han perjudicado las expectativas de cele-
tad estaba incurso en un error respecto de brar el contrato por parte del destinatario de
su contenido o no quería en absoluto rea- la declaración o por parte del tercero y por
lizar una declaración con ese contenido, lo tanto se les habría generado un perjuicio.
puede impugnarla si puede suponerse Este artículo del CC alemán nos lustra de
que, de haber conocido la realidad de los cómo se puede prever el resarcimiento en
hechos y apreciado razonablemente el el caso del error unilateral a diferencia de
caso, no la habría emitido. nuestro Código Civil que lo proscribe. Ya
Por error en el contenido de la declara- más adelante señalaré mi posición para que
ción se entiende también el error en las el resarcimiento se incluya en nuestro orde-
cualidades de la persona o del bien que se namiento legal cuando se haya generado un
consideran relevante en el tráfico. perjuicio tanto al destinatario de la declara-
ción como al propio errante de ser el caso.
§ 120 Impugnabilidad por transmisión El CC alemán también establece que no pro-
incorrecta cede el resarcimiento cuando el destinatario
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(1) Una parte puede anular un contrato Artículo 3.2.16 (Daños y perjuicios)
a causa de error si al momento de su Independientemente de que el contrato
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sea o no anulado, la parte que conoció b. dicha parte hubiera asumido el riesgo
o debía haber conocido la causa de anu- de error o debiera soportarlo conforme
lación se encuentra obligada a resarcir a a las circunstancias.
la otra los daños y perjuicios causados,
colocándola en la misma situación en que Artículo 4:106: Información incorrecta
se encontraría de no haber celebrado el
Una parte que celebra un contrato basán-
contrato”.
dose en una información incorrecta dada
Los Principios UNIDROIT establecen una por la otra parte, podrá exigir una indem-
regulación descriptiva del error, disponiendo nización por daños y perjuicios conforme
los características y los requisitos que debe a los apartados (2) y (3) del artículo
tener el error para su nulidad. Los principios 4:117, incluso cuando la información no
UNIDROIT expresan que la parte que causa haya provocado error esencial en el sen-
daño deberá resarcir a la otra parte. tido del artículo 4:103, salvo que la parte
que dio la información tuviera motivos
para creer que la información era creer.
5. Código europeo de los contratos
PRINCIPIOS DEL DERECHO EURO- A diferencia del Codice Civile, el Code Civil
PEO DE LOS CONTRATOS y los Principios UNIDROIT, los Principios
del Derecho Europeo de los Contratos esta-
Capítulo 4 blecen la posibilidad del resarcimiento por
Artículo 4:103: Error esencial de hecho o daños y perjuicios referidos a la información
de derecho incorrecta dada de una parte a otra. Si esta
información no genera error esencial, no pro-
(1) Una parte podrá anular un contrato cede el resarcimiento pero si en caso de que
por existir un error de hecho o de derecho la parte que dio la información tuviera moti-
en el momento de su conclusión si: vos para creer que la información era creer.
a. (i) el error se debe a una información
de la otra parte, 6. El Código Civil de Portugal de 1966
Artículo. 245. Declaraciones no serias
(ii) la otra parte sabía o hubiera debido
saber que existía tal error y que la víc- 1. La declaración no seria, hecha en la
tima en dicho error fuera contrario a la expectativa de que la falta de seriedad
buena fe, o no sea desconocida, carece de todo
(iii) la otra parte hubiera cometido el efecto.
mismo error, y 2. Sin embargo, si la declaración hecha
b. la otra parte sabía o hubiera debido en circunstancias que inducen el
saber que la víctima, en caso de cono- declaratorio a aceptar la seriedad, él
cer la verdad, no habría celebrado el tiene derecho a ser indemnizado por el
contrato o solo lo habría hecho en tér- perjuicio sufrido.
minos esencialmente diferentes. Artículo. 246. Falta de conciencia de la
(2) No obstante, la parte no podrá anular declaración o coacción física. La declara-
el contrato cuando: ción no tienen ningún efecto, si el decla-
rante no tiene la conciencia de hacer una
a. atendidas las circunstancias su error declaración negocial o es obligado por la
fuera inexcusable, o fuerza para emitirla, pero, si la falta de
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El Código Civil de Puerto Rico de 1930 con- solicitar la nulidad del acto, si la otra
figura los requisitos para que el error sea cau- ofrece ejecutarlo con las modalidades y el
sal de anulación en el único artículo que lo contenido que aquella entendió celebrar.
ampara. Sin ninguna adición ni modificación
a lo establecido por los códigos tradicionales. Artículo 270.- Error en la declaración. Las
disposiciones de los artículos de este Capí-
tulo son aplicables al error en la declara-
12. El Nuevo Código Civil de Argentina
ción de voluntad y en su transmisión.
Artículo 265.- Error de hecho. El error de
hecho esencial vicia la voluntad y causa El error en el nuevo Código Civil argentino
la nulidad del acto. Si el acto es bilateral de 2014 se regula de la misma forma como
o unilateral recepticio, el error debe, ade- en nuestro Código Civil de 1984. Sin nin-
más, ser reconocible por el destinatario gún cambio ni modificación que en el ante-
para causar la nulidad. rior Código Civil. En este sentido, tampoco
encontramos al resarcimiento por daños y
Artículo 266.- Error reconocible. El error
perjuicios en caso de error como vicio de
es reconocible cuando el destinatario de
voluntad.
la declaración lo pudo conocer según la
naturaleza del acto, las circunstancias de
persona, tiempo y lugar. 13. El Código Civil de Uruguay
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El Código Civil uruguayo no cuenta con una Al igual que el Código Civil de Venezuela, el
normativa desarrollada respecto al error. En Código Civil de Ecuador regula el supuesto
los dos únicos artículos podemos advertir del resarcimiento en los contratos en caso de
que regula los requisitos que el error debe que la persona con quien se celebra el con-
tener para su causal de anulación. trato sea la principal causa de anulación.
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
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44 Anulación del contrato por causa de error “A pesar de que la responsabilidad pre-contractual encierra una problemática
bastante compleja y sumamente interesante, estos apuntes no están destinados a abordar –en términos generales– dicha
problemática, sino solamente una de sus manifestaciones: la relativa a las consecuencias reparadoras que deben derivarse
de la anulación del contrato por causa de error. Las líneas que siguen, entonces, están dedicadas al problema que, en el sis-
tema general de la responsabilidad pre-contractual, ha generado la inclusión de la regla contenida en el artículo 207 del
Código Civil” (Escobar, 2004: 154).
45 En la doctrina autorizada nacional se encuentra el concienzudo trabajo de ESPINOZA (2013: 830-879). En esta obra todo
el capítulo VII está referido a la Responsabilidad Civil Pre Contractual y en una documentada primera parte de este capí-
tulo revisamos un acápite intitulado “Invocando inevitablemente a Jhering”. Este capítulo es también interesante por el
análisis sobre los Due Diligence que se hace para argumentar el apartamiento unilateral de las tratativas precontractuales
y los daños que genera.
46 El autor que vengo siguiendo señala a pié de página: “Como se podrá entender, sin embargo, cualquier desistimiento no
califica como ‘ruptura injustificada de las tratativas’”. Para que un desistimiento sea ilícito y genere responsabilidad, es
necesario que se cumplan dos condiciones. La primera condición supone que el desistimiento se configure después de que,
por el grado de avance en las negociaciones u otras circunstancias, la parte defraudada pueda razonablemente alegar que
confió en la conclusión del contrato (por eso, si la parte compradora decide apartarse de las negociaciones por que los
resultados del due diligence que practicó no son satisfactorios, la parte vendedora no puede válidamente pretender el pago
de una indemnización por ruptura injustificada de las tratativas, ya que en esa etapa del proceso de compra ninguna de las
partes puede alegar confianza razonable en la conclusión de la operación). La segunda condición, por su parte, supone que
el desistimiento se encuentre desprovisto de una justificación” (Escobar, 2004: 154).
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
caso que hubiese confiado en la validez de la Asimismo se indicó con criterio que: “En
referida declaración” (Escobar, 2004: 155). efecto, como el error era causa de anulación
solo cuando la parte receptora actuaba con
Asimismo se señala: “Consciente de que la mala fe (objetiva), el legislador italiano se
anulación de la declaración viciada podía preguntó si el errans podía, además de anular
perjudicar seriamente a la parte receptora, el contrato, exigir el pago de una indemniza-
el legislador alemán decidió tutelarla, aun- ción. (…) La cuestión fue resuelta en sentido
que bajo ciertas condiciones. Así, estable- positivo, de modo tal que el referido legisla-
ció que si la parte receptora había con- dor consagró un segundo sistema de respon-
fiado razonablemente en la validez de la sabilidad pre-contractual, en el cual no era la
declaración del errans, aquella tenía dere- parte receptora sino la parte emisora la que
cho al pago de una indemnización en caso podía exigir el pago de una indemnización”
que este último decidiera ejercer el dere- (Escobar, 2004: 156).
cho de anulación”47. Se ha mencionado que:
Final y acertadamente se dice en cuanto a
“Aun cuando el tratamiento que el legisla-
este sistema normativo:
dor alemán dispensó al error era cuestiona-
ble debido que privilegiaba la teoría de la “Al igual que en el caso anterior, el sis-
responsabilidad en desmedro de la teoría tema de responsabilidad precontractual
de la confianza, lo cierto es que el sistema acogido por el Codice resulta intachable.
de responsabilidad pre-contractual acogido En efecto, dicho sistema resuelve cohe-
por el BGB resulta intachable” (Escobar, rentemente el conflicto de intereses gene-
2004: 155). rado por la falta de conformidad entre lo
exteriorizado y lo querido, pues, al esta-
En cuanto al Sistema italiano “(…) el legis- blecer que el derecho del errans de anular
lador italiano de 1942 introdujo la necesidad el contrato depende de la conocibilidad
de que el error fuera conocible a efectos de (y excusabilidad) del vicio, no permite
que el declarante pudiera anular el contrato” que la parte receptora de la declaración
(Escobar, 2004: 155). (viciada) sufra perjuicios en caso de que
haya actuado de buena fe. Pero por otro
Así con claridad se ha señalado: “En efecto, a lado, no deja en desamparo al errans en
pesar de que el Código Civil de 1865 seguía caso de que la parte receptora de la decla-
el modelo francés, que a semejanza del ale- ración (viciada) actúe de mala fe, ya que,
mán no exigía la conocibilidad del error, el además del remedio de la anulación, le
legislador italiano, influenciado por la teoría concede al primero el remedio de la repa-
de la confianza, decidió introducir el requi- ración. En consecuencia, bajo supuesto
sito de la conocibilidad del error, modifi- alguno el hombre honesto y cuidadoso
cando drásticamente el sistema de los vicios queda desprotegido frente al comporta-
de la voluntad que imperaba en Europa” miento malicioso de la otra parte” (Esco-
(Escobar, 2004: 155). bar, 2004: 156)48.
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En el caso del Derecho Peruano, el Código Esta mutilación a la que se refiere Escobar
Civil de 1936, “[s]iguiendo la línea trazada es inexplicable y solamente puede compren-
por los códigos civiles europeos de la época, derse con una actuación “acomedida” de la
el Código Civil peruano de 1936 permitía comisión revisora que no contenta con no
anular un contrato por error aun cuando el permitir el resarcimiento de la parte emisora
mismo no hubiese sido conocible por la parte de la declaración por la no advertencia de la
receptora de la declaración viciada. parte receptora de tal situación; también cer-
cenó la posibilidad de la pretensión resar-
Sin embargo, a diferencia del BGB, nues-
citoria de la parte receptora de la declara-
tro código anterior no establecía la obliga-
ción cuando el errante haya errado de manera
ción de indemnizar a la parte receptora en
inexcusable causándole perjuicios al frustrar
caso de que la misma hubiese razonable-
sus expectativas de incremento patrimonial.
mente confiando en la validez de la decla-
ración viciada. No obstante ello, la doctrina Si se infringen daños a la parte recep-
nacional aceptaba la posibilidad de que el tora de la declaración acertadamente se ha
receptor de la declaración viciada exigiera el señalado:
pago de una indemnización en caso de que el
errans ejerciera el derecho a anular el acto” “(…) Y decimos que es novedosa solo
(Escobar, 2004: 156)49. porque tradicionalmente se ha conside-
rado que el errans que obtenía la decla-
Con respecto al Código Civil de 1984 se ha ración de nulidad del acto, si infringía
señalado: perjuicios a la contraparte, se los debía
“En efecto, el legislador nacional estable- indemnizar (...) Manuel de la Puente y
ció que la anulación del negocio por error Susana Zusman consideran que si bien
solo procedía si el mismo era esencial, el receptor esta (sic) protegido por la
determinante y conocible (por la parte teoría de la confianza no puede, en caso
destinataria de la declaración). de que llegara a anular el acto jurídico
(sic), intentar acción de daños y perjui-
Inexplicablemente, sin embargo, el legis- cios, pues conoció el error y, por lo tanto,
lador nacional, no contento con mutilar el no confió totalmente en la validez de
modelo italiano, al dejar de lado la regla tal declaración. Explicada y justificada
contenida en el artículo 1338 del Codice, la norma sub examine, nosotros repara-
decidió efectuar un aporte histórico, al mos que la misma solo alcanza a las par-
establecer que la anulación del negocio tes, por lo que ambas podrían responder,
por error no daba lugar a indemnización eventualmente, ante terceros”. (…) “El
entre las partes” (Escobar, 2004: 156)50. segundo de los nombrados afirma que
acto jurídico (sic), intentar acción de daños y perjuicios, pues conoció el error y, por tanto, no confió totalmente en la vali-
dez de tal declaración. El artículo 73 es otra fórmula de lograr el equilibrio de protección para ambas partes” (Proyectos y
Anteproyecto, 1980: 103). Se sabe que fue la Comisión Revisora la que acordó modificar las propuestas previas y estable-
cer que la anulación del acto por error no daba lugar a indemnización entre las partes.
49 Para una visión comparativa de la racionalidad de los sistemas alemán e italiano: Jordano (1988).
50 La fórmula está consagrada en el artículo 1338 del Código Civil italiano de 1942, que establece lo siguiente: “La parte
che, conoscendo o dovendo conoscere l’esistenza di una causa d’invalidita del contratto [1418 ss], non ne ha dato notizia
alla’altra parte e tenuta a risarcire il danno da questa risentito per avere confidato, senza sua colpa, nella validita del con-
tratto [1038]”. [La parte que, conociendo o debiendo conocer la existencia de una causa de invalidez del contrato, no ha
dado noticia a la otra parte tendrá que resarcir el daño por esta sufrido como consecuencia de haber confiado sin su culpa
en la validez del contrato].
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51 Sobre la posición de Vidal Ramírez: “Se equivoca Vidal al afirmar que tradicionalmente se hacía responsable al errans por
los perjuicios que infringía a la otra parte al anular su declaración. Como resultará claro, a partir de 1942 no hubo en esta
materia una solución tradicional sino dos. En efecto, en el sistema alemán, el errans respondía frente al destinatario de la
declaración viciada (en caso que decidiera anular la declaración). Pero en el sistema italiano era este último el que respon-
día frente al primero por la invalidez del contrato. En consecuencia, al momento de la elaboración del Código Civil de 1984
no existía una tendencia legislativa generalizada, como lo sugiere el autor citado” (Escobar, 2004:157).
52 Se ha dicho que: “El alcance de la actuación del principio de buena fe depende de la naturaleza del contrato materia de las
tratativas y de las condiciones subjetivas de las partes” (Escobar, 2004: 158).
53 Simetría informativa: “En efecto, nadie puede razonablemente oponerse a la exigencia de que cada parte revele a la otra
aquellas circunstancias que puedan influir en la decisión de esta última de efectuar o no la operación contractual. Pero al
mismo tiempo nadie puede razonablemente oponerse a la protección de aquella información que, adquirida legítimamente,
necesita ser mantenida en reserva para no perder su valor.
En mi opinión, pues, no es posible pretender la creación de una situación de simetría informativa en términos absolutos:
existen hechos que, en función de ciertos principios del ordenamiento (básicamente los que protegen la libertad de empresa
y la propiedad), no tienen por qué ser revelados” (Escobar, 2004: 158). Cuando no hay deber de información: “El que
adquiere, sin embargo, no tiene por qué informar acerca de las razones que lo impulsan a contratar. Tampoco tiene por qué
informar acerca de las cualidades que ha descubierto en el bien, pues resulta legítimo que aproveche aquello que, por su
esfuerzo o fortuna, ha podido conocer” (Escobar, 2004: 158). Sobre el fundamental tema de la información como bien se
puede revisar Bullard (2003).
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cuando la parte lesionante actúa de mala fe” Para la doctrina que vengo siguiendo en el
(Escobar, 2004: 159)54. CC peruano existe una limitación del errans
de liberarse, así se señala que: “A pesar de
El mismo autor, tres años después, y ya que existen razones suficientes para justifi-
desde el Análisis Económico del Derecho (al car la existencia de una regla legal que per-
que considera la ideología más importante de
mita la anulación de todo contrato celebrado
los últimos cien años), refiriéndose a la pers-
con error, sobre la base de una serie de consi-
pectiva económica de la promesa ha seña-
deraciones formales, entre las que sobresale
lado que:
nítidamente la preocupación por la “seguri-
“Desde una perspectiva económica, una dad jurídica”, ciertos ordenamientos, entre
promesa efectuada erróneamente no los que se encuentra el nuestro, limitan nota-
garantiza la existencia de una ‘reasigna- blemente la posibilidad de que el errans se
ción eficiente’ de recursos, en tanto que libere (a través de la acción de anulación)
la falla del promitente impide conside- de la promesa efectuada” (Escobar, 2007:
rar, de manera apriorística, que aquel que 29-30).
valora menos que la otra parte el recurso
que está transfiriendo (o, inversamente, Escobar critica al criterio adoptado por
que valora más que la otra parte el recurso el Código en materia de anulación, indi-
que está adquiriendo). Desde una pers- cando que: “En las líneas que siguen inten-
pectiva moral, por otro lado, una promesa taré demostrar que el criterio adoptado por
efectuada erróneamente no ata de manera el Código Civil para permitir la anulación de
definitiva al promitente, en tanto que todo los contratos celebrados con error es econó-
“compromiso” con los proyectos del pro- micamente ineficiente y moralmente repro-
misario admite excusas cuando la condi- bable. A partir de ello, sugeriré la adop-
ción de fin en sí mismo del primero resulta ción de un criterio alternativo, el cual por lo
en juego” (Escobar, 2007: 28-29)55. demás, no es extraño al derecho comparado”
54 Indemnización de daño emergente y lucro cesante. “Tradicionalmente, se acepta que la parte dañada exija una indem-
nización por los gastos realizados en la etapa de las tratativas, por el tiempo invertido en las negociaciones e incluso por
las oportunidades desaprovechadas. Por consiguiente, en sede de responsabilidad precontractual es indemnizable tanto el
daño emergente como el lucro cesante” (Escobar, 2004: 159). Sobre la ubicación de la Responsabilidad precontractual:
“A pesar de que en algún momento se sostuvo que la responsabilidad precontractual constituía un tertiumgenus , hoy bási-
camente se discute si la misma debe ser asimilada a la responsabilidad contractual o a la responsabilidad extracontractual”
(Escobar, 2004: 159). Sobre la Responsabilidad contractual se ha dicho que: “el argumento empleado por los contractua-
listas es el siguiente: cuando la norma jurídica sujeta el desenvolvimiento de una relación social al imperativo de la buena
fe no hace otra cosa que imponer (a los sujetos que entran en contacto) la obligación de actuar de manera leal y diligente.
Si alguno de los sujetos obra de mala fe, entonces incumple una obligación. Por consiguiente, el dañado tiene la posibi-
lidad de demandar el pago de una indemnización a la luz de las normas que regulan la inejecución de obligaciones (res-
ponsabilidad contractual)” (Escobar, 2004: 159) El Argumento de los excontractualistas es “por su parte, el argumento
empleado por los extracontractualistas es el siguiente: cuando la norma jurídica impone el deber de actuar de buena fe no
hace otra que tutelar de manera específica el genérico interés en no sufrir daño alguno. En consecuencia, si alguno de los
sujetos obra de mala fe, el dañado tiene la posibilidad de demandar el pago de una indemnización a la luz de las normas
que regulan la responsabilidad aquiliana” (Escobar, 2004: 159). La opinión del autor (extracontractualista) es: “A mi
modo de ver, el asunto debe resolverse a favor de la corriente que postula la aplicación de las reglas de responsabilidad
extracontractual. En efecto, como indica Sacco, es verdad que por mandato de la ley los protagonistas de las tratativas se
encuentran vinculados por una relación calificada, que los obliga a proteger sus recíprocos intereses. Pero es verdad tam-
bién que eso es lo que exactamente acontece en tantos otros casos en los que se desarrollan las más variadas actividades y
relaciones” (Escobar, 2004: 159).
55 Así el autor citando doctrina norteamericana: “Desde una perspectiva liberal (welfare economics), la justificación econó-
mica de la promesa descansa en el hecho que aquella provoca la circulación de recursos escasos y, por ende, asegura el uso
alternativo más eficiente de dichos recursos” (Escobar, 2007: 29).
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56 Sobre las causas de las equivocaciones. Se señala que: “las personas se equivocan por muchas razones. He aquí algunas
de ellas. En primer lugar, las personas cometen errores porque no tienen información relevante disponible. Como quiera
que el acceso a dicha información es generalmente costoso, las personas, dadas sus restricciones dinerarias y tempora-
les, normalmente no invierten lo suficiente para adquirir la información que les permita tomar decisiones racionales y efi-
cientes” (Escobar, 2007: 30). En segundo lugar, las personas cometen errores porque no están preparadas para descifrar la
información relevante disponible o, por lo menos, porque no están preparadas para hacer tal cosa en lapsos relativamente
cortos” (…) “En tercer lugar, las personas cometen errores sistemáticos provocados por “cortocircuitos” de irracionalidad.
Estos cortocircuitos impiden que incluso en operaciones relativamente sencillas las personas opten por las alternativas que
el modelo racional sugiere”, pp. 30-31. Sobre la seguridad jurídica se ha indicado: “Con esto, lo que se está buscando el
limitar el área de acción de error, de permitir que el acto jurídico en la medida de lo posible se mantenga válido y que solo
se declare nulo cuando el error ha sido cognoscible por el otro agente”. Son palabras de Max Arias-Schreiber, uno de los
autores del Código vigente, en cita efectuada por Guillermo Lohmann. Véase: Autores varios. Código Civil comentado.
Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2003, p. 868”. p. 30.
57 “A pesar de la existencia de la existencia de un maistream, es necesario reconocer que las nociones y modos de racionali-
dad son diversos (racionalidad por reducción, racionalidad por comparación, racionalidad por agregación, etcétera). Dos
estudios sumamente interesantes sobre la materia se encuentran en: SEN, Amartya. Rationality and Freedom. Cambridge-
London: The Belknap Press of Hardvard University. 2002, p. 10 y ss.; CALVO, Raúl. Uso de Normas Jurídicas y Toma de
Decisiones Barcelona: Gedisa, 2003. p. 43 y ss.” (Escobar, 2007: 31).
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
58 ESCOBAR ROZAS. Ob. cit., p. 31. Para demostrar que la gente no toma siempre decisiones racionales se ha graficado de
la siguiente manera: “Supongamos que el país está preparándose para combatir la epidemia de una inusual enfermedad,
que según cálculos científicos matará a 600 personas. El gobierno ha propuesto dos programas alternativos para comba-
tir dicha epidemia. Asumamos que el estimado científico de las consecuencias de dichos programas es como sigue: i) si el
programa A es adoptado, 200 personas serán salvadas; y, ii) si el programa B es adoptado, existe 1/3 de probabilidad que
600 personas sean salvadas y 2/3 de probabilidad que nadie se salve. ¿Qué programa escogería usted? Esta fue una pre-
gunta formulada por Amos Tversky y Daniel Kahneman a un grupo estudiantes de Psicología de Stanford y British Colum-
bia. Los estudiantes de estas universidades contestaron de la siguiente manera: el 72% eligió el programa A y el 28% eli-
gió el programa B. La misma pregunta fue formulada a otro grupo de estudiantes de esas universidades, solo que con una
variante. En este caso se les pidió a los estudiantes asumir que el estimado científico de las consecuencias de los progra-
mas preparados por el Estado era el siguiente: iii) si el programa C es adoptado, 400 personas morirían; y, iv) si el pro-
grama D es adoptado, existe 1/3 de probabilidad de que nadie muera y 2/3 de probabilidad de que 600 personas mueran.
¿Cuál fue el resultado? El 22% eligió el programa C y el 78% eligió el programa D. Ahora bien, como se podrá adver-
tir, no existe diferencia alguna entre los programas A y C, ni entre los programas B y D. No obstante ello, las preferen-
cias son contradictorias a los dictados de la racionalidad (el programa A fue preferido por el 72%, mientras que el C por el
22%; a su turno el programa B fue preferido por el 28%, mientras que el D por el 78%). Este experimento ha sido repro-
ducido en diversos cursos dictados en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica, con similares resulta-
dos. La exposición completa del experimento y la lectura que las respuestas sugieren se encuentran en: TVERSKY, Amos
y KAHNEMAN, Daniel. “The Framing of Decisions and the Psychology of Choice”. En: Science. Volumen CCXI, 1981,
pp. 453-458”. p. 31.
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moral. Si claro, tomo una decisión volun- mental es un sujeto libre que obra volun-
tariamente, pero la pregunta es ¿la hubiera tariamente. El equívoco, como no puede
tomado si no estuviera con el magnum 44 en ser de otra manera, es parte del juego, es
la sien? parte de la experiencia vital de decidir.
Conociendo nuestra limitación cognitiva
Sobre la toma de decisiones bajo presión, y nuestra vulnerabilidad emocional, sería
se ha señalado: “En efecto, en la vida real extraño representar al error como “algo
todas las personas están expuestas a todo tipo que interfiere con nuestra libertad y nues-
de presiones, algunas evitables otras inevita- tra voluntad”. Nos equivocamos precisa-
bles, algunas aceptables otras inaceptables, mente porque somos libres, porque pode-
etcétera” (Escobar, 2007: 33). mos decidir si hacemos esto o aquello (en
función de nuestras propias representa-
Hay una crítica racional a la falta de respon-
ciones o interpretaciones de la realidad),
sabilidad en la toma de decisiones bajo
porque, en suma, es natural que ello ocu-
presión, en el sentido de que: “La idea de no
rra como consecuencia del ejercicio del
asumir responsabilidad alguna (legal, moral
libre albedrío” (Escobar, 2007: 35).
o social) a raíz de las decisiones tomadas por
la necesidad de enfrentar presiones externas La mirada filosófica del autor, sustentada en
es, desde una perspectiva sociológica, irreal” doctrina norteamericana, es interesante aun-
(Escobar, 2007: 34). que no deja de ser eso, una mirada filosó-
Sobre la violencia moral se ha señalado fica, que analizada desde una mirada dife-
que: “Es verdad que la escuela tradicional, rente es cuestionable. Claro, soy libre de
siguiendo el sentido común, dirá que en el matar si al momento de hacerlo tengo una
segundo caso la violencia moral no es causa grave alteración mental. Lo hice libremente
de anulación del contrato debido a que la porque correspondía a las circunstancias del
amenaza no es ilegal. Pero es verdad también momento. En ese caso lo lógico es que vaya
que, por un mínimo de coherencia lógica, a un penal de gente sana y no a un estableci-
dicha escuela no negará la existencia de un miento de gente insana. Soy libre de vender
‘problema volitivo’” (Escobar, 2007: 34). mi casa en un real porque lo necesito para
salvar la vida de mi hijo, correspondió al
Se indica que: estado actual a mi circunstancia, o soy libre
de comprar lo mejores manjares, pero no
“Lo señalado respecto de la coacción puedo hacerlo porque estoy desempleado y
moral es, sin duda, aplicable al caso tengo que conformarme con las sobras de los
del error y del engaño. En efecto, desde demás, claro, lo importante es que soy libre
una perspectiva psicológica y filosófica para afrontar estas decisiones de acuerdo
(17), el errans siempre actúa voluntaria- a la circunstancia que me ha tocado vivir.
mente, en tanto que su comportamiento Es un tema filosófico y por tanto crucial sin
es consecuencia directa de su inten- embargo el criterio adoptado por Escobar es
ción de tomar la mejor opción disponi- altamente controvertible.
ble según su entendimiento o interpre-
tación (18). El hecho que la decisión sea El autor que vengo siguiendo señala que:
tomada en función de una premisa falsa, “Como afirma Holton, la elección constituye
no implica la existencia de anomalía un ‘acto de experiencia’, esto es, un acto en
alguna que afecte la libertad o la volun- el que experimentamos el fenómeno de deci-
tad. El sujeto que forma un estado men- dir qué es lo que vamos a hacer, dadas las cir-
tal X y que actúa conforme a dicho estado cunstancias del caso” (Escobar, 2007: 35).
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
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Análisis desde el punto de vista moral. que hubiese estado en caso de cumplimiento
La doctrina que vengo citando señala que: de la promesa. Bajo esta otra perspectiva,
“Analicemos ahora el asunto desde un punto el contrato celebrado con error no tendría
de vista moral. Bajo distintas consideracio- que ser necesariamente cumplido” (Escobar,
nes (32), es posible sostener que la promesa 2007: 39)60. Desde la mirada de esta “pers-
efectuada voluntariamente debe ser cum- pectiva liberal” se debe dar la posibilidad al
plida, a no ser que exista una causa (inmo- errante que tomó una decisión equivocada y
ralidad o imposibilidad del acto prometido) que lo perjudicaría económica o moralmente
que justifique la ruptura por parte del pro- siempre y cuando indemnice al receptor de la
mitente” (Escobar, 2007: 39). Una perspec- declaración que se ha formado expectativas
tiva conservadora “sostiene que si la pro- con el contrato.
mesa consiste en comprometerse a colaborar
Sobre las promesas y el compromiso con el
con el promisario para que este último logre
promisario se ha señalado que:
alcanzar sus fines, el incumplimiento del pro-
mitente supondría desconocer dichos fines y, “Las promesas limitan, qué duda cabe,
por tanto, actuar en una forma que el promi- nuestras opciones, pues una vez que nos
sario seguramente no compartiría. Por consi- comprometemos a colaborar con el pro-
guiente, no cumplir con lo prometido impli- misario, no podemos simplemente arre-
caría tratar al promisario, no como un fin en pentirnos y a tratar a este último en un
sí mismo, sino como un simple medio, cosa modo incompatible con sus proyectos.
inaceptable a la luz del imperativo categórico La limitación de nuestra libertad nos
kantiano. Bajo esta perspectiva, el contrato coloca, pues, a disposición del promisa-
celebrado con error tendría que ser necesa- rio. Sin embargo, nuestro compromiso
riamente cumplido (a pesar de que genere con el promisario no puede ser absoluto.
un resultado económicamente ineficiente)” Si el cumplimiento de nuestra promesa
(Escobar, 2007: 39). Una perspectiva libe- nos coloca en una situación de peligro, es
ral, “por su parte, sostiene que si bien la pro- claro que no estamos moralmente com-
mesa consiste en comprometerse a colaborar pelidos a honrar nuestra palabra. Si por
con el promisario para que este último logre la circunstancia de peligro decidimos
alcanzar sus fines, el incumplimiento del no cumplir lo prometido, nos tratamos a
promitente no supondría desconocer dichos nosotros mismos como fines y no como
fines, si es que el promisario recibe los recur- objetos. Por otro lado, actuando de esta
sos necesarios para estar en la situación en la manera no tratamos al promisario como
incurramos en costos duplicados (reputación individual, por ejemplo). Asumamos que los costos individuales de tomar
precauciones ascienden a 30. En este escenario, ¿celebraremos el contrato? La respuesta es negativa. En efecto, mientras
A solo estará dispuesto a vender la casa X por cualquier precio por encima de 130, yo solo estaré dispuesto a comprar esa
casa por cualquier precio por debajo de 120. Los costos de transacción habrán frustrado en este caso la realización de una
transacción mutuamente beneficiosa (Escobar, 2007: 38-39).
Reducción de los costos de transacción: “Para reducir los costos en cuestión y de ese modo posibilitar la realización de la
transacción indicada, es preciso crear incentivos que busquen la revelación de la información que resulta relevante para la
generalidad de agentes. Uno de esos incentivos es, qué duda cabe, la negativa legal de otorgar valor a los contratos celebra-
dos con error. En efecto, si los contratos en cuestión carecen de protección legal, entonces las partes interesadas en celebrar
transacciones mutuamente beneficiosas revelarán la información que resulte necesaria para evitar equivocaciones (relevan-
tes) y, consecuentemente, situaciones de desprotección legal de las operaciones deseadas (31)” (Escobar, 2007: 39).
60 “En este sentido: SHAVELL, Steven. Ob. cit., p. 331. (32) Estas consideraciones comprenden desde la tenaz defensa de
la ‘Fórmula de la Humanidad’ (Kant) hasta la idea de incentivar la práctica social de efectuar promesas (Rawls). Véase:
CRASWELL, Richard. “Contract Law, Default Rules, and the Philosophy of Promising”. En: Michigan Law Review.
Nº 88, 1989, p. 489 y ss.” (Escobar, 2007:39).
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
objeto, pues este último, compelido por un aspecto vital de la operación; (ii) la equi-
el imperativo categórico, tiene que reco- vocación es la causa de la celebración del
nocer que uno de sus fines es preservar la contrato; y, (iii) pero la otra parte no puede,
vida de los demás. En este sentido, nues- actuando diligentemente, advertir la existen-
tra abstención es compatible con la con- cia del problema, no hay acción de anula-
dición del promisario de fin en sí mismo” ción” (Escobar, 2007: 41)62. Con razón Esco-
(Escobar, 2007: 40). bar sostiene que:
Así, “siguiendo la línea trazada, pienso que “La exigencia local de que la otra parte
actúe diligentemente es curiosa, pues a
el error es una excusa moral válida, más aún
la parte que se equivoca y genera todo
si el promitente compensa al promisario.
el problema no se le exige cuidado
En efecto, a pesar de que el error no supone
alguno. Muchos ordenamientos impo-
la existencia de problema volitivo alguno, es
nen el requisito de la excusabilidad del
claro que aquel genera una pérdida al pro-
error para impedir que la equivocación
mitente” (Escobar, 2007: 40)61. Si esa es la
(por muy esencial y determinante que
mirada para justificar el resarcimiento en el sea) provoque la anulación del contrato
caso de la anulación de los negocios por error cuando el errans ha estado en condicio-
estoy de acuerdo en la conclusión así mues- nes razonables de evitarla. Lamentable-
tre mis dudas en cuanto al método utilizado. mente nuestras normas sobre error omi-
En cuanto a la regulación local se señala ten incluir esta exigencia. Sin embargo,
que: “el Código Civil establece que el error es al amparo del principio de buena fe con-
tractual, consagrado en el artículo 1362
causa de anulación del acto jurídico cuando
del Código Civil, es perfectamente posi-
es esencial, determinante y conocible. El
ble sostener que si el errans pudo evitar
error es esencial cuando recae sobre aspec-
la equivocación a un costo razonable, la
tos de la operación que el legislador con-
acción de anulación deja de estar disponi-
sidera vitales (cualidad del objeto del acto,
ble” (Escobar, 2007: 41).
motivo del acto, etcétera). El error es deter-
minante cuando, según la apreciación gene- Sobre el particular ya hemos apreciado en la
ral, su existencia es la causa que provoca la primera parte de este trabajo que la excusabi-
celebración del acto. Finalmente, el error es lidad es importante para justificar la solicitud
conocible cuando, actuando diligentemente, de anulación del errante y si actuara negli-
la otra parte puede darse cuenta de la exis- gentemente no es justificable la anulación, de
tencia del equívoco” (Escobar, 2007: 40-41). hacerlo tendrá inevitablemente que indemni-
Así, “a la luz de lo dispuesto por el Código zar a la otra parte. Esto no se señala en el CC
en cuestión; si (i) una parte se equivoca sobre dando la impresión (lo cual sería absurdo)
61 La ruptura de la promesa no puede ser inmoral cuando no daña al promisario: “Si la moral compele a socorrer a Y,
aun a costa de la frustración de la transacción deseada y, por ende, del sacrificio de la ganancia esperada, la moral no puede
oponerse a que este último se socorra a sí mismo, más aún cuando ofrece respetar dicha ganancia. Por consiguiente, la rup-
tura de la promesa no puede ser inmoral cuando no daña al promisario”. p. 40.
62 Pigou versus Coase: “Para eliminar este problema, Pigou propuso una fórmula sencilla: ‘internalizar’ los costos margi-
nales sociales (o las externalidades negativas). En términos legales, la propuesta de Pigou consistía en obligar a los agen-
tes privados (i) a pagar una indemnización a los terceros que asumían, sin quererlo, los ‘costos marginales sociales’; o, (ii)
a pagar impuestos especiales al Estado cuando la operación de la herramienta indemnizatoria fuese muy costosa (debido,
por ejemplo, al alto número de víctimas). Sea por la vía indemnizatoria o por la vía impositiva, los agentes privados termi-
narían por internalizar, según Pigou, la totalidad de sus costos de producción y por producir dentro de los niveles de equi-
librio óptimo” (Escobar, 2007: 41).
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que el errante que actúa o toma una decisión notar que dicha norma es inmoral e inefi-
equivocada por sus absoluta responsabilidad ciente. Para una descripción de la funesta
puede anular el contrato sin indemnizar a la historia del artículo 207 del Código Civil de
otra parte, lo que evidentemente contraviene 1984: ESCOBAR, Freddy. “Apuntes sobre la
el principio de la buena fe. responsabilidad por ineficacia contractual”.
En: Themis. Nº 49, 2004, p. 154 y ss.” (ya
Se sigue señalando que: “el Código peruano analizado en el presente trabajo) (Escobar,
contiene una norma sumamente particular, 2007: 41)63.
según la cual ‘la anulación del acto por error
no da lugar a indemnización entre las par- La doctrina que vengo siguiendo señala
tes’. No se necesita mayor reflexión para con criterio que: las reglas de anulación
63 Escobar cita a “Ronald Coase, fundador de la ‘Nueva Economía Institucional’, premio Nobel de Economía (1991) y artí-
fice del surgimiento de la escuela de pensamiento legal más importante de los últimos cien años (el Análisis Económico
del Derecho), vio las cosas desde otra perspectiva” (Escobar, 2007: 42).
Otorgamiento de derechos de prioridad. “Para Coase, el problema del costo social debía solucionarse a través del otor-
gamiento de derechos de propiedad, esto es, de derechos que permitieran excluir y, por tanto, evitar las interferencias recí-
procas. La determinación de quién debía ser el titular de tales derechos dependía, según Coase, de comparar los costos y
beneficios marginales de cada opción” (Escobar, 2007: 42).
Problema del costo social. “¿Cuál es la lección que nos deja la historia del problema del ‘costo (marginal) social’? Para
mí, una bastante obvia: las soluciones legales cambian radicalmente en función de la perspectiva (interpretación) que se
tenga respecto del problema. Pigou creyó que el problema del costo social era causado por un agente y sobre la base de ese
entendimiento (¿erróneo?) confió en un remedio determinado: imposición de obligaciones indemnizatorias y tributarias.
Coase creyó que el problema en cuestión era causado por la interferencia recíproca de los agentes que concurren en el mer-
cado y sobre la base ese entendimiento (¿erróneo?) confió en un remedio totalmente distinto: la asignación de derechos de
propiedad” (Escobar, 2007: 42).
Visión pigouviana sobre la unilateralidad del error. “En el caso del error, las visiones de los civilistas han sido pigou-
vianas. En efecto, las teorías elaboradas para justificar la invalidez o la validez del contrato celebrado con error, descan-
san en la idea de que el problema es ‘unilateral’ (en el sentido de que tiene una sola dimensión). La teoría de la voluntad,
por ejemplo, aboga por la invalidez del contrato bajo el argumento de que el error supone la falta de consentimiento del
errans; mientras que la teoría de la declaración aboga por la validez del contrato bajo el argumento de que el error repre-
senta un problema ‘interno’ del errans y, por tanto, irrelevante de cara al valor ‘seguridad jurídica’. Por su parte, la teoría
de la responsabilidad aboga por la invalidez del contrato bajo el argumento de que el errans debe ser ‘sancionado’ por su
negligencia; mientras que la teoría de la confianza aboga por la validez del contrato bajo el argumento de que la parte ino-
cente debe ser ‘protegida’ por su confianza” (Escobar, 2007: 42).
Crítica a las teorías de la declaración y la voluntad. “Ninguna de estas teorías ha tomado en cuenta que el error genera
daños a las partes y al mercado, ni que ambos daños son irreparables” (Escobar, 2007: 42).
Visión completa sobre el error. “Como se podrá advertir, no hay forma alguna de escapar de la tragedia (económica)
creada por el error. Si nos dejamos guiar por las ideas tradicionales, según las cuales el problema del error es unilateral
(‘falta de voluntad’, ‘seguridad’, ‘culpa’ y ‘confianza’), nuestra visión será limitada y, por tal razón, la solución que pro-
pongamos jamás logrará un estado de bienestar superior. En cambio, si asumimos que el error genera un problema que
al final del día afecta a todos (a las partes y al mercado), nuestra visión será, cuando menos, completa. Con un poco de
esfuerzo y apertura de mente, podremos encontrar una solución más justa” (Escobar, 2007: 42-43).
Rosita Segunda (Caso). “Supongamos que X e Y celebran un contrato de compraventa de una vaca (Rosita Segunda).
X, dedicado al negocio de comercialización de ganado, pensaba que Rosita Segunda era infértil. Por esa razón, deci-
dió venderla a US$ 100 (precio al que normalmente se venden las vacas infértiles de similares características). Y, por su
parte, no tenía idea acerca de la fertilidad o infertilidad de Rosita Segunda. El simplemente quería comprar una vaca con
fines recreativos: tener más animales en su casa de campo. Al momento de entregar a Rosita Segunda los ayudantes de X
se percatan que aquella se encuentra preñada. Ante tal situación, X se arrepiente de haber celebrado el contrato y trata de
encontrar argumentos para no desprenderse de Rosita Segunda, dado que una vaca fértil está valorada por el mercado en
US$ 800. Bajo las reglas del Código Civil peruano, ¿qué podría hacer X? Habida cuenta de que su error (esencial y deter-
minante) no fue ni podía ser conocido por Y, es claro que no tendrá a su disposición la acción de anulación. Ahora bien,
¿es aceptable que X se encuentre obligado a entregar a Rosita Segunda por el precio pactado? El problema que la pre-
gunta planteada encierra se reduce a lo siguiente: ¿debemos permitir que X asuma una pérdida inesperada y que Y obtenga
una ganancia inesperada? Si las partes hubiesen contratado teniendo información completa acerca de las características
de Rosita Segunda, la diferencia entre el valor de mercado y el precio pactado sería legalmente irrelevante, pues para las
partes este último representaría sus preferencias individuales. Como quiera, sin embargo, que la transacción fue realizada
sin que una de las partes estuviese consciente de las características del bien, la pregunta planteada cobra sentido. Si consi-
deramos que por seguridad jurídica o por alguna otra razón el contrato no debe anularse, entonces estaremos permitiendo
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CIVIL | CONTRATOS Y ACTO JURÍDICO
adoptadas por el Código Civil deben ser “a) El errans debe poder anular el contrato
modificadas: “A pesar de que el argumento al margen de si la otra parte se percató
es atractivo, dos cuestionamientos pueden o no del error (o de si pudo hacerlo o no
ser efectuados. Primero, es posible que los actuando diligentemente).
costos de transacción sean significativos, de
modo que la idea de que las partes nego- b) Si la otra parte se percató del error (o si
ciarán y adoptarán un acuerdo mutuamente pudo hacerlo actuando diligentemente),
beneficioso resulte ilusoria. Segundo, es entonces el errans no debe pagar indem-
posible que la otra parte adopte una actitud nización alguna a dicha parte. Por el con-
oportunista y sujete la liberación del errans trario, el errans debe poder exigir a la
a la división de las ‘ganancias’ (esto es, a otra parte el pago de una indemniza-
la división del beneficio que supone redu- ción que lo coloque en la situación que
cir la pérdida). Como quiera que esto último hubiese tenido en caso de no celebración
colocaría a la parte inocente en una situación del contrato (reliance). El fundamento de
más beneficiosa que la que hubiese tenido en esta indemnización ha de ser encontrado
caso de ejecución contractual, no hay razón en la necesidad de generar un incentivo
alguna para legalizar el riesgo del comporta- para que la otra parte evite la pérdida que
miento oportunista. Por lo expuesto, creo fir- genera el error cuando ello sea posible
memente que para evitar los efectos nocivos hacerlo a un costo inferior al beneficio
del error, las reglas de anulación adoptadas esperado (esto es, el monto de la pérdida
por el Código Civil deben ser modificadas” multiplicado por la probabilidad de que
(Escobar, 2007: 46). se produzca el error).
Se propone una regulación más justa en c) Si la otra parte no se percató del error ni
materia de error de la siguiente forma: pudo hacerlo actuando diligentemente,
que Y obtenga algo que nunca buscó: una ganancia de US$ 700. En efecto, racionalmente se puede presumir que, una vez
enterado de la existencia de la diferencia de precios (de mercado) de vacas fértiles e infértiles, Y venderá a Rosita Segunda
(a US$ 800) y, con parte del precio obtenido, comprará una vaca infértil (a US$ 100). Reemplazar a Rosita Segunda gene-
rará para Y una ganancia inesperada de US$ 700. Obviamente, X será quien cubra esa ganancia” (Escobar, 2007: 43-44).
Incumplimiento eficiente. “Como la situación descrita no parece satisfactoria, es más que seguro que X tratará de impe-
dir que la misma finalmente se produzca. ¿Pero qué podría hacer? Ante la imposibilidad de anular el contrato, X venderá
a Rosita Segunda a un tercero de buena fe, procediendo a realizar la entrega respectiva. Ante el incumplimiento doloso,
Y seguramente demandará el pago de una indemnización. ¿A cuánto ascenderá la misma? Probablemente a no más de
US$ 50, asumiendo que esa cantidad representaría el mayor costo de encontrar una vaca que cumpla las funciones mera-
mente ornamentales que Y buscaba en Rosita Segunda” (Escobar, 2007: 44).
Cambiando las reglas de anulación que Y obtenga. “¿Qué tienen en común los casos de Rosita Segunda y Rockingham
County vs. Luten Bridge Co.? A pesar de que tanto X como el Condado de Rockingham decidieron incumplir, es claro que
ambos se equivocaron” (Escobar, 2007: 44).
Incumpliento eficiente “¿Por qué el Condado de Rockingham prefirió incumplir el contrato en lugar de demandar la anu-
lación por error? Probablemente por que hacer esto último hubiese sido más costoso y complicado, cuando no riesgoso (de
hecho, bajo reglas como las nuestras una acción de anulación no habría prosperado debido a que la equivocación no fue
conocible)” (Escobar, 2007: 45).
Limitar la responsabilidad de la parte que incumple. “En los casos analizados, parece claro que las estrategias de X y
del Condado de Rockinghamson correctas debido a que el sistema legal responde positivamente a la idea normativa de
limitar la responsabilidad de la parte que incumple. Tomando en consideración esto último, esto es, que el sistema legal
permite reducir las pérdidas cuando la estrategia elegida es la del incumplimiento uno puede preguntarse por qué no es
posible hacer lo mismo a través de la acción de anulación. Hemos notado que el error siempre genera una pérdida para
el errans y esa pérdida puede ser mayor o menor en función de si el contrato se ejecuta o no se ejecuta. En esta línea, si
garantizamos que la otra parte reciba la ganancia que hubiese obtenido en caso de ejecución, ¿porqué no dejamos que el
errans anule el contrato cuando tal cosa reduzca su pérdida? En mi opinión, no existe argumento económico o moral que
justifique una actitud negativa hacia la posibilidad de que el errans reduzca su pérdida mediante la anulación del contrato”
(Escobar, 2007: 45).
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entonces el errans debe pagar una indem- total del interés que tenga en la validez
nización a dicha parte, de modo que esta de la declaración.
última se encuentre en la situación que
hubiese tenido en caso de ejecución del (2) El deber de pagar la indemniza-
contrato (expectancy). ción no será exigible si la parte dañada
conocía la razón de la nulidad o de
d) El errans no debe poder anular el contrato la anulabilidad o si no conoció dicha
cuando su equivocación tenga la condi- razón como consecuencia de su actuar
ción de inexcusable (esto es, cuando haya negligente’” (Escobar, 2007: 48).
podido evitar el error tomando precau-
ciones razonables o, en términos econó- VI. Sobre la necesidad de indemnizar
micos, eficientes). Del mismo modo, el el daño en caso de producirse la
errans no debe poder anular el contrato si anulación por error
los daños que la otra parte sufre no pue-
den ser reparados con dinero” (Escobar, El artículo 207 de nuestro Código Civil
2007: 50). señala:
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64 Sobre el dolo omisivo se recomienda el trabajo de BULLARD (2003). Asimismo se recomienda el ya citado trabajo de
KRONMAN (2004).
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