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Método científico y mediciones

La química es el estudio de la materia y de los cambios que experimenta. Es


fundamental para nuestra vida: ¿alguna vez imaginaste tu vida sin electricidad, sin
computadoras, sin vestimenta, sin automóviles? “Los principios químicos operan en
todos los aspectos de nuestra vida, desde las actividades cotidianas como encender
un fósforo hasta cuestiones más trascendentes como el desarrollo de
medicamentos para curar el cáncer y otras enfermedades” (Brown, LeMay, Bursten y
Burdge, 2004, p. 1).

Aunque la química es una ciencia ancestral, sus fundamentos


modernos se instituyeron en el siglo XIX, cuando los avances
tecnológicos e intelectuales permitieron a los científicos separar las
sustancias en componentes más pequeños y, como consecuencia,
poder explicar sus características físicas y químicas (Chang, 2011,
goo.gl/7eaic8). 

Método cientí co y expresión de datos experimentales

Materia y medición

Referencias

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LECCIÓN 1 de 4

Método científico y expresión de datos


experimentales

El método científico es una manera de plantear y responder preguntas sobre


el mundo que nos rodea. Consiste en una serie de pasos y procedimientos
utilizados para producir conocimiento y probar su validez. Este método busca
reducir al mínimo la subjetividad de quien lo aplique reforzando su validez
como conocimiento. 

El método debe cumplir con dos principios fundamentales: los resultados


obtenidos en una investigación deben poder repetirse por otros
investigadores, siguiendo los mismos pasos, y deben obtenerse los mismos
resultados. Este principio se denomina reproducibilidad. Por otra parte, las
proposiciones científicas propuestas a partir de los resultados obtenidos
deben poder ser refutables.

Al método científico lo utilizamos cotidianamente, más de lo que podríamos


imaginar. Por ejemplo, si, al revisar nuestra mochila encontramos que nos
falta el manual de Química (observación), nos preguntaremos dónde lo
olvidamos (problema). De inmediato, se formulará una suposición
(hipótesis): los apuntes se encuentran en la biblioteca. Entonces, por
ejemplo, resolveremos pedir prestado el auto a nuestra madre e ir a la
biblioteca a revisar si lo olvidamos ahí (diseño de la investigación). Cuando
lleguemos a la biblioteca, encontraremos el manual en la caja de objetos
perdidos (resultado). Al final, resultó que no nos habíamos olvidado el
manual en la biblioteca (conclusión). 

Lo anterior es un ejemplo de la aplicación cotidiana del método científico.


Una investigación científica, sin embargo, requiere de mayor rigurosidad y
profundidad en el estudio.

¿En qué consiste el método científico?

Como se mencionó anteriormente, el método científico consiste en una serie


de pasos para obtener conocimiento (Figura 1). 

Te invitamos a conocer los pasos del método a partir de una investigación


realizada por investigadores del Centro de Estudios Transdisciplinarios del
Agua de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos
Aires.

Observación

Las investigaciones científicas comienzan con la observación de una


situación que permite definir el problema y una pregunta.
En el caso que utilizamos para estudiar, se parte de que la presencia de
arsénico en el agua subterránea, utilizada para bebida humana o animal, es
uno de los problemas sanitarios más importantes a nivel mundial. El arsénico
es un elemento de elevada toxicidad para los seres vivos, el consumo de
agua contaminada afecta a varios millones de personas en el mundo. 

La llanura Chaco - Pampeana, en Argentina, es considerada la


región más extensa del mundo afectada por la presencia de
arsénico en aguas subterráneas. En esta región, la población
rural depende del agua subterránea para consumo y para el
desarrollo de las actividades agropecuarias. Dentro de esta
región, una de las zonas más afectadas por los elevados niveles
de arsénico en agua subterránea es el sudeste de la provincia de
Córdoba. Esta zona, posee excelentes aptitudes para la
producción lechera, pero sufre limitaciones debido a la calidad
del recurso hídrico disponible. Además de la presencia de
arsénico, la salinidad y la elevada concentración de flúor limitan
el aprovechamiento del recurso y ponen en riesgo la salud del
hombre y los animales. Sin embargo, no se han realizado
estudios acerca de la incidencia de la elevada concentración de
arsénico en agua de bebida con respecto a la salud de los
animales, su biotransferencia a leche y otros productos
alimenticios de origen ganadero. La elevada toxicidad del
arsénico y otros compuestos exige un riguroso control del agua
y el alimento, pues aún en pequeñas dosis, puede acumularse
en el organismo y provocar intoxicaciones crónicas. (Pérez
Carrera, A. y Fernández Cirelli, A. 2004)

Los investigadores se propusieron evaluar la calidad del agua de bebida


animal, con énfasis en las concentraciones de arsénico y de flúor, en
establecimientos lecheros ubicados en zonas de abundancia natural de
arsénico. 

En esta situación, a través de la revisión bibliográfica, los investigadores


observaron que el sudoeste de la Provincia de Córdoba se caracteriza por ser
una zona de gran producción  lechera. Sin embargo, presenta antecedentes
de ser una zona afectada por la presencia de arsénico. La presencia de
arsénico y flúor puede constituir un problema, ya que, en el agua, es
altamente tóxica tanto para el ganado como para los humanos.

Hipótesis

Es una explicación posible basada en las observaciones. Esta enunciación,


basada en los conocimientos existentes, puede ser verificada o refutada a
partir de la experimentación.

Continuemos con el ejemplo anterior. Los investigadores de este caso


propusieron como hipótesis que las aguas que abastecen a los tambos
presentan concentraciones de arsénico superiores a las concentraciones
permitidas para el consumo animal y humano.

Experimentación

En esta etapa se desarrollan experimentos para poner a prueba la hipótesis


planteada. Durante el desarrollo del experimento, se deben registrar los
datos obtenidos de las muestras estudiadas (grupo seleccionado para el
experimento) para luego analizarse. 

Continuemos con el ejemplo anterior. Para el desarrollo del estudio, se


trabajó en la región agroganadera de las localidades de Bell Ville, Morrison,
Monte Leña, Cintra y San Antonio de Litín, todas estas, ubicadas en el
departamento Unión, de la Provincia de Córdoba. Se tomaron muestras de
agua subterránea (capa freática y semisurgente) que abastece a 32 tambos
y que es destinada al consumo humano y animal. Se determinó la

composición de sólidos totales disueltos Na+ (sodio), K+ (potasio), Ca2+

(calcio), Mg2+ (magnesio), Cl– (cloro), SO42 (sulfato) y HCO3− (bicarbonato).

La concentración de arsénico se determinó por espectrometría de emisión


atómica, utilizando un espectrómetro de emisión atómica por plasma de
acoplamiento inductivo (ICP). La concentración de flúor se determinó por
electrodo de ion selectivo. Los resultados fueron analizados
estadísticamente, se aplicó un test de t (p<0,05) para comparar los valores
de concentración de arsénico obtenidos con los registrados en la literatura
para esa región. Los valores de arsénico y flúor se correlacionaron por el
método de correlación de Spearman (α = 0,05).

Análisis (enunciado de teoría)

En este paso, se analizan los resultados obtenidos y, a partir de estos


análisis, se explica la hipótesis más probable.

En el caso que utilizamos como ejemplo, las muestras de agua subterránea


resultaron levemente alcalinas (pH 8,3 y 7,7 para freática y semisurgente,
respectivamente). El 89,4 % de las muestras de agua de la capa freática y el
55,5 % de las de pozos semisurgentes superaron el rango óptimo de pH para
agua de bebida de bovinos (6,1-7,5). El promedio de sólidos disueltos fue de
2625 ppm (partes por millón), capa freática, y de 1521 ppm (pozos
semisurgentes). Solo una muestra proveniente de la capa freática superó el
valor considerado como aceptable en agua de bebida para tambos (4000
ppm).  En aguas subterráneas (capa freática y semisurgente), las

concentraciones de Na+, Ca2+ y Mg2+ se encuentran dentro de los límites

aceptables para agua de bebida animal (Na+ = <1500 ppm, Ca 2+ = <500 ppm

y Mg 2+ = 250 ppm). El K+ es un elemento que generalmente se encuentra en

pequeñas cantidades y se lo agrupa con el Na+  en los análisis. Las

concentraciones de Cl− y HCO3− se encontraron dentro de los límites

considerados como normales (Cl− = 1000 - 2000 ppm HCO3− = <3000 ppm),

mientras que un 16,7 % de las muestras de pozos semisurgentes y un 15,8 %


de las muestras de la capa freática presentaron concentraciones de SO42-

superiores al límite máximo recomendado (700 ppm).

En relación con la concentración de arsénico, el 52,6  % de las muestras


provenientes de la capa freática exceden la concentración máxima
recomendada para agua bebida de bovinos (500 ppb [partes por billón]). Sin
embargo, si se considera el valor recomendado por la Subsecretaría de
Recursos Hídricos de la Nación de 166 ppb, o el riesgo de ocurrencia de
intoxicación crónica en los animales según Bavera, 150 ppb, el 79 % de las
muestras superan los valores propuestos. En el caso de las muestras
provenientes de pozos semisurgentes, solo una supera los valores
recomendados (166 ppb), mientras que en ningún caso exceden el límite
máximo permitido para agua de bebida de bovinos (500 ppb).

Por último, en agua superficial, la concentración de arsénico es menor aún al


límite establecido para agua potable (50 ppb). El arsénico en agua
subterránea proviene de la meteorización de minerales de origen volcánico y
su presencia está normalmente asociada a la de flúor. El ganado bovino es
menos resistente a la toxicidad por flúor que otros tipos de ganado en
pastoreo. Un 84,2 % de las muestras provenientes de la capa freática y un 5,6
% de las muestras de pozos semisurgentes superaron la concentración
máxima de flúor recomendada en agua de bebida para bovinos (1 ppm).

En este caso, los investigadores obtuvieron como principales resultados que


el agua subterránea (freática y semisurgente) es levemente alcalina y que
supera los valores aceptables para el consumo bovino. Por otra parte, no se
registró presencia de sólidos en valores superiores a los óptimos para el
consumo bovino, a excepción de una muestra de la capa freática. Además

que, en aguas subterráneas las concentraciones de Na+, Ca2+ y Mg2+, K+, Cl−

y HCO3  –. Se encontraron dentro de los límites considerados normales. Sin

embargo, las concentraciones de SO42− fueron superiores al límite máximo

recomendado (700 ppm) en el 16,7 % de las muestras de pozos


semisurgentes, y en el 15,8 % de las muestras de la capa freática. En cuanto
a la concentración de arsénico, dependiendo del organismo que lo determine,
esta superó los valores permitidos en un 52,6 % o 79 %.

Ley o conclusión

En el último paso, se realiza la interpretación de los datos recopilados


durante la experimentación y se formulan conclusiones.

Retomemos el caso que estamos estudiando. En los tambos, el agua de


bebida es uno de los nutrientes más importantes y, probablemente, el menos
considerado de la dieta de los animales. Las deficiencias en la calidad del
agua generan una alteración considerable de la producción. En los
establecimientos lecheros estudiados, las concentraciones determinadas
para iones mayoritarios se encuentran dentro de los límites recomendados
para agua de bebida animal, a excepción de los sulfatos, donde un
porcentaje significativo de muestras, tanto de la capa freática como de
pozos semisurgentes, supera la concentración de 200 ppm, lo que podría
originar una carencia inducida de cobre. 
En relación con los elementos traza, los valores de flúor encontrados,
principalmente en la capa freática, pueden acarrear problemas sanitarios en
animales jóvenes, que son menos tolerantes que los adultos. Las lesiones en
los dientes y huesos son características de la intoxicación crónica. Los
principales problemas aparecen luego del destete, cuando la ingesta de agua
aumenta considerablemente.

La concentración de arsénico en las muestras provenientes de la capa


freática supera, en la mayoría de los casos, los límites recomendados para
agua de bebida animal. Estos valores no producen generalmente
alteraciones manifiestas en los animales, pero deben considerarse las
patologías subclínicas con un importante impacto negativo en la producción
de leche. Además, el arsénico, o los metabolitos producidos por el
organismo, pueden aparecer o acumularse en distintos tejidos, incluyendo
los de consumo humano lo que significa un riesgo para el consumidor.

El énfasis con que se destaca el alto potencial tóxico del arsénico muestra la
necesidad de investigar acerca de las concentraciones de este elemento en
los alimentos de origen animal, para establecer normas sanitarias y
nutricionales que protejan al consumidor. A nivel internacional, se han
calculado factores de biotransferencia de arsénico a leche bovina. Utilizando
los valores hallados por los autores, (6,7 x 10-4 y 1,1 x 10-5, respectivamente)
puede estimarse que, cuando el nivel de arsénico en agua supera la
concentración de 500 ppb, la concentración de arsénico en leche puede
superar el límite máximo permitido internacionalmente (10 ppb), aunque
estarían comprendidos dentro de los valores recomendados a nivel nacional
(100 ppb).

Las aguas provenientes de perforaciones semisurgentes serían más seguras


desde el punto de vista de la salud del ganado y de su transferencia a leche,
dado que sólo una de ellas supera el límite recomendado para agua de
bebida animal. 

Las concentraciones de arsénico se han considerado teniendo en cuenta los


límites establecidos para agua de bebida animal. Sin embargo, no puede
desconocerse que la población rural de la zona consume agua subterránea.
Los valores obtenidos para la capa freática superan en todos los casos los
valores máximos permitidos para consumo humano (50 ppb). 

El agua superficial de la zona, cuya fuente principal es el Río Tercero, no


presenta riesgos en cuanto a su contenido de arsénico y flúor. (Pérez
Carrera, A. Fernández Cirelli, A. 2004)

Las principales conclusiones de la investigación fueron que las aguas


provenientes de perforaciones semisurgentes serían más seguras desde el
punto de vista de la salud del ganado y de su transferencia a leche, dado que
solo una de ellas superó el límite recomendado para agua de bebida animal.
Por otra parte, el agua superficial de la zona, cuya fuente principal es el Río
Tercero, no presenta riesgos en cuanto a su contenido de arsénico y flúor.
Dados los resultados obtenidos, en los que se observa un alto potencial
tóxico del arsénico, se deriva la necesidad de investigar las concentraciones
de este elemento en los alimentos de origen animal, a fin de establecer
normas sanitarias y nutricionales que protejan al consumidor.

Figura 1: Cuadro de método científico. Etapas

Fuente: elaboración propia.


Mediciones

Al igual que otras ciencias, a través de la observación y experimentación, la


química busca caracterizar las propiedades de la materia. Las propiedades
de la materia pueden ser cualitativas, es decir, características descriptivas, o
cuantitativas, es decir, las obtenidas a partir de la realización de mediciones.

Retomando el ejemplo de la sección anterior, los investigadores


determinaron que en las aguas subterráneas (capas freática y semisurgente)

se encontró Na+  (sodio), Ca2+ (calcio) y Mg2+(magnesio), y que las


concentraciones de todos estos compuestos se encontraban dentro de los

límites aceptables para agua de consumo animal (Na+ = <1500 ppm, Ca2+ =

<500 ppm y Mg2+ = 250 ppm).

La determinación de la presencia de sodio, calcio y magnesio corresponde a


una descripción cualitativa. Por otro lado, cuando se informa que la

concentración fue de Na+ = <1500 ppm, Ca 2+ = <500 ppm y Mg2+ = 250 ppm,
se está dando información cuantitativa.

Las mediciones están asociadas a números, y cuando se presenta una


medida esta debe especificar un número y su unidad (por ejemplo: 1500
ppm, donde 1500 es el número, y ppm es la unidad). En las mediciones
científicas se utilizan las unidades del sistema métrico.

El Sistema Internacional de Unidades


El sistema de unidades es el conjunto de unidades fundamentales que se
toman como referencia. El resto de las unidades se denominan unidades
derivadas.

En 1960, la comunidad científica llegó a un acuerdo internacional en el que se


establecieron un grupo de siete unidades métricas fundamentales para
emplearse en mediciones científicas. Estas unidades se denominaron
unidades SI (Sistema Internacional de Unidades), y son las que mostramos
en la Tabla 1.

Tabla 1: Unidades fundamentales del Sistema Internacional

Unidades fundamentales del Sistema Internacional

Magnitud Unidad Símbolo

Masa Kilogramo kg

Longitud Metro m

Tiempo Segundo s

Temperatura Kelvin K

Cantidad de
Mol mol
sustancia
Unidades fundamentales del Sistema Internacional

Intensidad de
Amperio o ampere A
corriente 

Intensidad luminosa  Candela cd

Fuente: Brown, LeMay, Bursten y Murphy, 2013, p. 15.

Notación científica

En los laboratorios se suelen utilizar muestras pequeñas, cuyas masas, por


ejemplo, pesan milésimas de kilogramo. Cuando se manejan cantidades
muy grandes o muy pequeñas, se utilizan unidades que se ajusten a lo que
se esté midiendo. Para ello, se han definido unidades menores (Tabla 2). El
microgramo (µ) es una millonésima de kilogramo. Para escribir números muy
grandes o muy pequeños de forma abreviada, se utiliza la notación científica.
Esta notación consiste simplemente en multiplicar por una potencia de base
10 con exponente positivo o negativo.

La notación científica consiste en expresar el número de la siguiente forma:

N × 10n 
 

El exponente n puede ser un número entero positivo o negativo, según la


cantidad de lugares que se deba mover la coma de los decimales (llamada
punto decimal). 

Respecto de las cifras significativas, estas siempre serán de la misma


cantidad que se utilicen para expresar el valor N, por ejemplo:

0,05 = 5 × 10-2 = 1 cifra significativa (solamente el número 5).

0,052 = 5,2 × 10-2 = 2 cifras significativas (los números 5 y 2).

Tabla 2: Prefijos del sistema métrico

Prefijos que se utilizan en el sistema métrico

Prefijo Abreviatura Significado

Múltiplo  Kilo k 1 × 103 (mil)

Mega M 1 × 106 (millón)

1 × 109 (mil
Giga G
millones)
Prefijos que se utilizan en el sistema métrico


Tera T
1012 (billón)

1 × 1015 (mil
Peta P
billones)

1 × 1018
Exa E
(trillón)

1 × 1021 (mil
Zetta Z
trillones)


Yotta Y 1024 (cuatrillón
)

Submúltiplos Deci d 1 × 10−1

Centi c 1 × 10−2

Mili m 1 × 10−3

1 × 10−6
Micro µ
(millonésima)
Prefijos que se utilizan en el sistema métrico

1 × 10−9 (mil
Nano n
millonésima)

1 × 10−12
Pico p
(billonésima)


Femto F 10−15 (milbillon
ésima)

1 × 10−18
Atto a
(trillonésima)


Zepta Z 10−21 (miltrillo
nésima)


Yocta y 10−24 (cuatrillo
nésima)

Fuente: adaptado de Brown et al., 2013.

C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 4

Materia y medición

Las mediciones que hacen los químicos se utilizan a menudo en cálculos


para obtener cantidades. Pero ¿qué significa medición? 

Es el “proceso que consiste en obtener experimentalmente uno


o varios valores que pueden atribuirse razonablemente a una
magnitud”. ¿Qué es una magnitud? Es una “propiedad de un
fenómeno, cuerpo o sustancia que puede expresarse
cuantitativamente mediante un número y una referencia”.

Unidades del SIMELA

Usamos reglas ortográficas y gramaticales para comunicarnos bien, para


evitar ambigüedades en la comunicación. 
¿Cómo tomaría leer en un diario un titular con faltas ortográficas? Por
ejemplo, si leyéramos: “Ce pronostica para el fin de cemana, yuvias
intenzas”.

Tenemos tan internalizadas algunas reglas del lenguaje, que nos sobresalta
de sobremanera la lectura con errores ortográficos como los anteriores.

La expresión de magnitudes y resultados de medida también poseen reglas,


cuyo cumplimiento debería ser aún más estricto que las del lenguaje, dado
que su uso está previsto por ley a nivel nacional.

Sin embargo, por falta de costumbre o por desconocimiento, suelen utilizarse


modos erróneos.

A continuación se muestran algunos ejemplos de estas expresiones


incorrectas.

A Córdoba 25 Km (uso correcto: 25 km)

Salida de camiones a 500M o 500 mts. (uso correcto: 500 m)

Contenido neto: 250 gr o 250 grs. (uso correcto: 250 g)

Los esperamos a las 10 hs. (uso correcto: 10 h)


El correcto uso de las unidades de medida y sus símbolos ha sido establecido
en la Argentina por la Ley 19511/1972 (Ley de Metrología). En su anexo, se
definen las distintas unidades de base del Sistema Métrico Legal Argentino
(SIMELA), que no es sino la versión argentina del Sistema Internacional de
unidades (SI). 

Existen unidades fundamentales y derivadas. Las fundamentales son


aquellas de las cuales se derivan todas las otras unidades, tal como podrás
ver en la Ley 19511. En este módulo, solo abarcaremos algunas de las
unidades relacionadas con la química.

Mediciones utilizadas en química

Masa y peso

La masa es la medida de la cantidad de materia en un objeto. El peso, en


tanto, es la fuerza que ejerce la gravedad sobre el objeto. Nunca deben
utilizarse masa y peso como sinónimos.

La unidad fundamental de masa del SI es el kilogramo, pero en química es


más conveniente utilizar una unidad más pequeña, el gramo (g).

1 kg = 1000 g
 

En el laboratorio, se utilizan balanzas para medir la masa. En la Figura 2,


puede observarse una balanza que se utiliza en laboratorios químicos para
medir. Esta puede informarnos con una precisión de ±0,0001 g. Las paredes
y puertas vidriadas sirven para realizar la pesada sin influencia de corrientes
de aire, que, en situaciones analíticas, pueden influir en la obtención del
resultado.

Figura 2. Balanza analítica

Fuente: Chang, 2011, p. 15.

Volumen
El volumen de un cubo está dado por su longitud al cubo, (longitud)3. Por lo

tanto, la unidad SI fundamental del volumen es el metro cúbico (m3), el


volumen de un cubo que tiene 1 m por lado. En química, es común utilizar

unidades más pequeñas como el centímetro cúbico (cm3). Otra unidad de


volumen de uso común en química es el litro (l o L). En 1 litro hay 1000
mililitros (mL).

En la Figura 3, se ilustran los aparatos que se usan con mayor frecuencia en


química para medir volúmenes. Las jeringas, buretas y pipetas entregan
líquidos con mucha mayor exactitud que las probetas graduadas. Los
matraces volumétricos sirven para contener volúmenes específicos de
líquido (Brown et al., 2004).  

Figura 3. Aparatos empleados en laboratorios de química para medir


volúmenes de líquidos
Fuente: Brown et al., 2013, p. 17.

Densidad

La densidad se utiliza ampliamente para caracterizar las sustancias y se


define como la cantidad de masa en una unidad de volumen de la sustancia.

Las densidades de sólidos y líquidos se expresan comúnmente en unidades

de gramos por centímetro cúbico (g/cm3) o gramos por mililitro (g/ml), las
cuales son unidades derivadas.

La densidad depende de la temperatura, ya que los compuestos cambian de


volumen al calentarse o enfriarse. Al informar densidades, siempre se debe
informar la temperatura a la que se está dando el dato. 

Por lo general, si no se indica la temperatura, se supone que esta es de 25 °C


(la temperatura ambiente normal).

Temperatura

Sentimos la temperatura como una medida de la calidez o


frialdad de un objeto. La temperatura determina la dirección de
flujo del calor. El calor siempre fluye espontáneamente de una
sustancia que está a una temperatura más alta hacia una que
está a una temperatura más baja. Por ello, sentimos la entrada
de energía cuando tocamos un objeto caliente y sabemos que
ese objeto está a una temperatura más alta que nuestra mano.

Las escalas de temperatura que comúnmente se emplean en


los estudios científicos son las escalas Celsius y Kelvin. La
escala Celsius también es la escala de temperatura cotidiana en
la mayor parte de los países… y se basó originalmente en la
asignación de 0°C al punto de congelación del agua y 100°C a su
punto de ebullición en el nivel del mar. (Brown et al., 2004, p. 15).
Figura 4. Comparación de las escalas de temperatura Kelvin, Celsius y
Fahrenheit

Fuente: Brown et al., 2013, p. 15.

La escala Kelvin es la escala de temperatura SI, y la unidad SI es el kelvin (K).


Históricamente, la escala Kelvin se basó en las propiedades de los gases. El
cero en esta escala es la temperatura más baja que puede alcanzarse,
−273,15 °C, a la cual llamamos cero absoluto.

Ambas escalas, Celsius y Kelvin, tienen unidades del mismo tamaño, es


decir, un kelvin tiene el mismo tamaño que un grado Celsius. Por lo tanto, la
relación entre las escalas Kelvin y Celsius es la siguiente:

Adviértase que no usamos un signo de grado (°) con temperaturas en la


escala Kelvin.

La escala de temperatura común en Estados Unidos es la escala Fahrenheit,


que no se emplea generalmente en estudios científicos. En esa escala, el
agua se congela 32°F y hierve a 212°F.Las escalas Fahrenheit y Celsius
están relacionadas como sigue:

Fuente: Brown, T. LeMay, H. Burten, B. Burdge, J., 2013.

Incertidumbre en las mediciones

Las mediciones siempre están sujetas a un grado de incertidumbre (error),


que, en el mejor de los casos, puede ser reducida a un nivel aceptable según
el método y equipamiento utilizado para medir. Determinar la incertidumbre
de una magnitud es una tarea complicada, que conlleva muchos cálculos.

Los resultados químicos siempre deben ser informados con la


correspondiente incertidumbre. Una forma fácil de comunicar la
incertidumbre es, como lo veremos, haciéndolo con la precisión que ofrece el
instrumento para medir.

Precisión y exactitud

Los términos precisión y exactitud suelen emplearse como sinónimos, pero


no lo son (ver Figura 5).

  

La precisión es una medida de la concordancia de mediciones


individuales entre sí. La exactitud se refiere a qué tanto las
mediciones individuales se acercan al valor correcto, o
“verdadero”. 

En el laboratorio, es común efectuar varios “ensayos” del mismo


experimento. Adquirimos confianza en la exactitud de nuestras
mediciones si obtenemos prácticamente el mismo valor en cada
ocasión. No obstante… las mediciones precisas pueden ser
inexactas. Por ejemplo, si una balanza muy sensible está mal
calibrada, las masas medidas serán consistentemente
demasiado altas o demasiado bajas. Serán inexactas, aunque
sean precisas. (Brown et al.,2004, p. 21).

Figura 5. Distribución de dardos en un blanco

Fuente: adaptado de Brown et al., 2013.

Figura 6. Incertidumbre en la medición


Fuente: adaptado de Brown et al., 2013.

Cifras significativas

Supongamos que pesamos una moneda en una balanza capaz


de medir hasta 0,0001 g. Podríamos informar que la masa es
2,2405 ± 0,0001 g. La notación ± (léase “más/menos”), expresa
la incertidumbre de una medición. En muchos trabajos
científicos omitimos la notación, pero se entiende que siempre
existe una incertidumbre de por lo menos una unidad en el
último dígito de la cantidad medida. Es decir, las cantidades
medidas generalmente se informan de tal manera que sólo el
último dígito es incierto. (Brown et al., 2004, p. 21). 

  
Por ejemplo, supongamos que informamos que la masa medida de una
muestra de metal es de 0,25 gramos. Al leer esto, tendríamos que entender
que la masa podría encontrarse en 0,24 gramos o 0,26 gramos, es
decir, ± 0,01 gramo.

Todos los dígitos de una cantidad medida, incluido el incierto, se


denominan cifras significativas. Una masa medida que se
informa como 2,2 g tiene dos cifras significativas, mientras que
una que se informa como 2,2405 g tiene cinco cifras
significativas. Cuanto mayor es el número de cifras
significativas, mayor es la certidumbre implícita de una
medición. 

En cualquier medición debidamente informada, todos los dígitos


distintos de cero son significativos, pero los ceros pueden
formar parte del valor medido o bien usarse sólo para ubicar el
punto decimal. Así pues, los ceros podrían ser o no significativos
dependiendo de su posición en el número. Las siguientes pautas
describen las diferentes situaciones en las que intervienen
ceros:

• Los ceros que están entre dígitos distintos de cero, siempre


son significativos, por ejemplo 1010 kg (cuatro cifras
significativas); 1,05 cm (tres cifras significativas).
• Los ceros al comienzo de un número nunca son significativos
simplemente indican la posición del punto decimal: 0,02 g (una
cifra significativa); 0,0026 cm (dos cifras significativas).

• Los ceros que están al final de un número después del punto


decimal siempre son significativos: 0,0200 g (tres cifras
significativas); 3,0 cm (dos cifras significativas).

• Cuando un número termina en ceros pero no contiene punto


decimal los ceros podrían ser significativos o no: 130 cm (dos o
tres cifras significativas); 10,300 g (tres, cuatro o cinco cifras
significativas). (Brown et al., 2004, pp. 21-22)

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LECCIÓN 3 de 4

Referencias

Brown, T. L., LeMay, H. E., Bursten, B. E. y Burdge, J. R. (2004). Química. La ciencia central. Ciudad de
México, MX: Pearson Educación.

Brown, T. L., LeMay, H. E., Bursten, B. E. y Murphy, C. J. (2013). Química de la ciencia neutral.  

Chang, R. (2011). Principios esenciales de química general. Madrid, ES: McGraw-Hill.

Ley 19155 (1971) Honorable congreso de la nación Argentina.  

Vocabulario Internacional de Metrología (VIM). (2008) Conceptos fundamentales y generales, y términos


asociados. Recuperado de http://www.inti.gob.ar/patrones_nacionales/pdf/VIM_enespanol.pdf
LECCIÓN 4 de 4

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