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4.

Algunas orientaciones hermenéuticas

1. Los proverbios no son garantías legales de Dios

Los proverbios anuncian una manera sabia de acercarse a ciertas


metas prácticas, pero lo hacen en términos que no pueden ser
tratados como una garantía divina de éxito. Las bendiciones
particulares, recompensas y oportunidades que se mencionan en
Proverbios son posibles de alcanzar si se eligen los cursos de acción
sabios que se esbozan en el lenguaje poético y figurativo del libro.
Pero en ninguna parte los Proverbios enseñan el éxito automático.
Recuerde que también la Biblia inspirada incluye tanto a Eclesiastés
como a Job, lo que nos recuerda que hay muy pocas cosas
automáticas en relación con los acontecimientos buenos o malos que
puedan tener lugar en la vida.

2. Proverbios se debe leer como una colección

Cada proverbio inspirado debe ser sopesado con otros y comprendido


en comparación con el resto de la Biblia. Como ilustra el tercer ejemplo
anterior (15:25), mientras más aislado se lee un proverbio, menos
clara puede ser su interpretación. Un proverbio solo, si se
malinterpreta, puede conducir a actitudes o a una conducta mucho
más inapropiada de lo que sería en el caso que usted leyera
Proverbios como un todo. Por otra parte, debe cuidarse de que su
pronunciada preocupación por las cosas materiales y este mundo lo
hagan olvidar la importancia que como contrapeso tienen otras
Escrituras que advierten contra el materialismo y la mundanalidad.

3. Los proverbios se redactan para que se les pueda


memorizar, no para que sean teóricamente precisos.

Ningún proverbio es un enunciado completo de la verdad. Ningún


proverbio está tan bien redactado que resista la irracional demanda de
que se aplique a toda situación en cualquier momento. Mientras más
breve y elípticamente se enuncie un principio, más necesario es el
sentido
común y el buen juicio para interpretarlo como es debido, pero también
es más efectivo recordable (cf. el ejemplo: «Mira por donde caminas»,
citado antes). Los proverbios tratan de impartir un conocimiento que se
puede retener antes que una filosofía que pueda impresionar a un
crítico.

4. Hace falta «traducir» algunos proverbios para que se les


aprecie.

Un gran número de proverbios expresan sus verdades en


concordancia con instituciones y prácticas que ya no existen, aunque
eran comunes para los israelitas del Antiguo Testamento. A menos
que usted piense sobre estos proverbios en términos de sus
verdaderos equivalentes modernos (i.e., «traducidos» cuidadosamente
a las prácticas e instituciones que existen hoy), su signiɹcado puede
parecer irrelevante o perderse por completo para usted (cf. cap. 4).

5. Reglas que le ayudarán a hacer un uso apropiado de los


proverbios y a ser fiel a su propósito divinamente inspirado.

1. Los proverbios son a menudo elípticos (i.e., en sentido figurado, que


apuntan a algo más allá de sí mismos).
2. Los proverbios son en extremo prácticos, no teóricos desde el punto
de vista teológico.
3. Los proverbios se redactan para ser memorizados, no para ser
precisos.
4. Los proverbios no están destinados a respaldar una conducta
egoísta, sino todo lo contrario.
5. Los proverbios que reflejan mucho una cultura antigua necesitan
una buena «traducción» de manera que no pierdan su significado.
6. Los proverbios no son garantías de parte de Dios sino orientaciones
poéticas para un buen comportamiento.
7. Puede que los proverbios utilicen un lenguaje muy específico, la
exageración o cualquier variedad de técnicas literarias para comunicar
su mensaje.
8. Los proverbios dan buenos consejos para un manejo sabio de
ciertos aspectos de la vida, pero no son exhaustivos en lo que
abarcan.
9. Mal utilizados, los proverbios pueden justificar un estilo de vida
tosco y materialista. Bien usados, los proverbios proveerán consejos
prácticos para el diario vivir

6. Explique lo que sigue:


 La sabiduría en Job
El libro de Job es un de los más grandes tesoros literarios del mundo.
Llega a nosotros como un diálogo bien estructurado entre Job y sus
bien intencionados pero en extremo equivocados «consoladores»:
Bildad, Zofar, Elifaz y Eliú. Pero uno no atiende a quien habla en un
momento dado, encontrará toda suerte de consejos equivocados y
conclusiones incorrectas, sobre todo cuando vienen de los labios de
los «consoladores» de Job.
El lector del libro de Job aprende lo que es la sabiduría del mundo —al
lógica pero equivocada— y lo que constituye la sabiduría de Dios y
adquiere confianza en la soberanía y justicia de Dios. De manera que
el diálogo y el argumento de la historia se combinan para hacer de ella
el ejemplo supremo de la sabiduría especulativa del Antiguo
Testamento.
 La sabiduría de Eclesiastés
Eclesiastés es un monólogo de sabiduría que a menudo desconcierta
a los cristianos, sobre todo si lo leen con cuidado. Hay buenas razones
para esto, pues Eclesiastés es un libro muy difícil de leer, con varios
pasajes que parecen contradecirse y otros que contradicen la
revelación bíblica como un todo. Esta confusión ha llevado a
interpretaciones completamente opuestas, como puede verse en dos
de los comentarios recomendados en el apéndice (cuyos autores
sucede que son amigos íntimos).
La intención del libro, según esta interpretación, es representar el tipo
de «sabiduría» que Salomón pudo producir tras haber abandonado la
ortodoxia (1 R 11:1-13), una visión de la vida que tienen la intención
de dejarnos fríos por lo fatalista y descorazonadora que es, y hacernos
anhelar la alternativa de una relación de verdadero pacto con el Dios
viviente.

 La sabiduría de Cantar de los Cantares


Cantar de los Cantares es una extensa canción de amor, una balada
sobre un romance humano, escrita en el estilo de la antigua poseía
lírica del Medio Oriente. Podíamos llamarla sabiduría lírica. Canciones
de amor como esa han tenido una larga historia, inclusive en Israel
(vea Ez 33:32). Pero ¿cómo una canción de amor se ajusta a la
categoría sapiencial, y por qué esta poesía de amor está en la Biblia?
La respuesta es en realidad muy simple: Primero, se atribuyó a
Salomón (1:1; 3:6-11; 18:11-12), cuyo nombre en Israel era sinónimo
de sabiduría. Pero a un nivel más profundo se trata de una categoría
sapiencial que se encuentra en los proverbios: la «sabia selección» de
pareja y la fidelidad sexual.
Nuestra cultura anima a las personas a realizarse, sean cuales sean
sus preferencias sexuales, mientras que al Cantar le concierne cómo
una persona puede responder con fidelidad al atractivo de otra y
satisfacer las necesidades de esa persona. En la mayor parte del
mundo moderno, se piensa en el romance como algo que precede al
matrimonio. El Cantares, el romance es algo que de hecho caracteriza
al matrimonio. Que así sea.

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