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PARÁBOLA

ALEGORÍA

Tiene un punto central

Tiene mas de un punto central

Enseña una verdad

Enseña varias verdades

Cada detalle reafirma el tema central o punto de énfasis

El detalle de la alegoría es variado con más de un tema.

Pueda tener detalles no pertinente; todo los rasgos de la parábola no tienen que ser
identificado.

Pueda tener detalles no pertinente; todo los rasgos de una alegoría a no tiene que ser
identificado.

Usualmente la historia se separa de su interpretación y aplicación.

Entrelaza la historia y el significado


La interpretación usualmente sigue a la parábola

La interpretación se consigue dentro de la alegoría

Definiciones y características

Para poder definir ambos términos es preciso que vayamos primeramente a las fuentes
primarias del Antiguo Testamento, donde encontramos la palabra heb. mashal sin embargo
tenemos que entender según Roberto Fricke cual es el uso de este vocablo:

"Es de conocimiento común que mashal puede significar varias cosas en el Antiguo Testamento,
y curiosamente sólo llega a significar lo que entendemos por historia parabólica pocas veces.
Mashal puede significar: proverbio, enigma máxima ética, frases breves de sabiduría popular
hebrea. A veces estos mashal se nos dan en forma poética, y hay veces inclusive cuando nos
invitan a una especie de comparación."[1]

Como es común en el idioma hebreo, una sola palabra puede denotar muchos significados en
castellano tal como vemos en el uso del término mashal.

¿Qué es una parábola?

Las parábolas eran figuras del lenguaje muy usadas en los tiempos de Cristo. Los grandes
maestros rabínicos de su época, de la talla de Hillel y Shammai las usaron en sus enseñanzas,
también las encontramos en la literatura judía como el Talmúd y otros libros sapienciales. Ahora
bien, eso no significa necesariamente que nuestro Señor Jesucristo copió los dichos de otros
maestros, claro que no, las parábolas de Cristo eran netamente originales. Lo que nuestro Señor
hizo fue adaptar esa figura de lenguaje muy usada en su tiempo a las elevadas enseñanzas del
reino de Dios, lo cual sí se constituiría una novedad en su época. Así lo explica el gran teólogo
escocés Alexander B. Bruce haciendo una interesante y muy atinada comparación:

"Eran verdades eternas del reino divino que hasta los días de Jesús no habían sido anunciadas.
Las cosas terrenales siempre han sido aptas para simbolizar las cosas celestiales, pero hasta que
apareció el gran Maestro, nadie jamás había pensado usarlas para revelar a personas corrientes
lo profundo de Dios.

Del mismo modo, nadie antes de Isaac Newton había pensado en relacionar la caída de una
manzana con la rotación de los cuerpos celestes, aunque desde la creación del mundo las
manzanas habían caído al suelo."[2]

Ahora vamos a definir una parábola primeramente desde su etimología: Este término proviene
de dos vocablos griegos para = al lado de; y el vb. baló = arrojar; es decir arrojar una cosa junto a
otra con el propósito de compararlas. Estas comparaciones no son símiles propiamente dichos,
sin negar que haya símiles en el contenido de las parábolas, pero como dice el Doctor Terry en su
libro de hermenéutica acerca de una parábola:

"Es, esencialmente, una comparación o símil y, sin embargo, todos los símiles no son parábolas.
El símil puede apropiarse una comparación de cualquier género o clase de objetos, ora reales o
imaginarios. La parábola está limitada en su radio y reducida a las cosas reales. Sus imágenes
siempre incorporan una narración que responde con verdad a los hechos y experiencias de la
vida humana."[3]

En un artículo publicado en internet, el autor Joselito Orellana Mora (Ph.D.), hace una definición
que a mi juicio es equivocada sobre lo que es una parábola, dice: "Es una narración alegórica que
usa símbolos terrenales y conocidos para ilustrar verdades celestiales y eternas..."[4]

Esta definición más bien pareciera que hace alusión a una alegoría y no a una parábola, porque
la narración parabólica no es alegórica sino real y no usa símbolos sino eventos de la vida
cotidiana, estos a su vez reflejan no muchas sino una solo verdad o enseñanza.
En virtud de esta explicación, definimos a una parábola como un relato tomado de la vida y la
experiencia diaria del ser humano con el propósito de transmitir, no muchas verdades, sino una
sola verdad fundamental. En las parábolas de Cristo esta verdad se centra principalmente en el
inicio, actividad, y extensión del reino de Dios.

¿Qué es una alegoría?

Al igual que en el caso de la parábola, la alegoría era una figura del lenguaje que se usaba en los
tiempos de Cristo y aún mucho antes, véase p. ej.: algunas alegorías en el Antiguo Testamento
como Jueces 9:8-15; 2 Reyes 14:9, 10. Así mismo en las culturas orientales era muy significativo
el uso de las alegorías. La palabra griega que aparece en el Nuevo Testamento para traducir
alegoría es paroimian no obstante, posee varios usos, tal como lo explica A. T. Robertson:

"Vieja palabra para denotar proverbio de para (al lado) y oímos, camino, un dicho al lado del
camino o de camino. Como proverbio en el N.T. en 2ª P. 2:22 (cita Pr. 26:11), como dicho
simbólico o figurativo en Jn 16:25, 29, como alegoría en Jn. 10:6. No aparece en ningún otro
pasaje del N. T."[5]

Para que nuestros lectores no caigan en confusión, lo que Robertson trata de explicar es que el
uso del término gr. paroimian en el Nuevo Testamento significa tanto alegoría como proverbio o
también un dicho simbólico o figurado, por lo cual, eso no quiere decir que la alegoría,
lingüísticamente hablando, sea lo mismo que un proverbio o cualquier expresión figurada. Lo
que tratamos de observar aquí es nada más y nada menos que el uso de la palabra dentro del
Nuevo Testamento. Por otro lado el término alegoría, tal y como aparece escrito en castellano
según el doctor Terry tiene la siguiente connotación:

"...del griego allos, "otro" y agoreno, "hablar" o "proclamar"; esto es, decir otra cosa de la que se
expresa o, por así decirlo, que se expresa otro sentido que el contenido en las palabras
empleadas."[6]

Ahora podemos definir la alegoría, como un relato ficticio que representa una realidad concreta,
y que a su vez se mantiene oculta. Esa realidad está "vestida" con adornos de lenguaje figurado,
(p. ej. cuando los árboles y otros objetos inanimados hablan y expresan sentimientos) para dar
belleza a la expresión sin perder la relación de semejanza entre lo uno y lo otro. (es decir, entre
lo ficticio y la realidad que se desea expresar).

Diferencias entre parábola y alegoría

Existen algunas diferencias interesantes entre una parábola y una alegoría, ambas pertenecen a
uno de los métodos de enseñanza usados por nuestro Señor Jesucristo en sus discursos. Sin
embargo para que el lector pueda notar la diferencia entre ambas, sin caer en dogmatismos
vamos a proceder así:

(1) La parábola contiene relatos tanto verídicos como imaginarios pero que no escapan de la
realidad, es decir, no traspasan los límites de lo posible, por el contrario la alegoría siempre es
ficticia o fantasiosa.

(2) La parábola comunica una sola enseñanza o verdad espiritual en su contenido esencial, sin
negar que existen analogías que se desprenden de las mismas; la alegoría puede transmitir
muchas enseñanzas e ilustraciones en su contenido esencial. Así lo explica George E. Ladd, ex
catedrático y profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Fuller:

"Como los detalles de una alegoría están bajo el control del autor, se puede estructurar de forma
que cada uno de ellos contenga un significado importante y distintivo...Una parábola es un relato
tomado de la vida diaria...Como el autor no crea el relato y, en consecuencia, no tiene control
total de los detalles, estos tienen a menudo poco importancia para la verdad transmitida. La
parábola tiene como fin transmitir fundamentalmente una sola verdad y no un conjunto de
verdades."[7]
(3) La parábola en muchos casos introduce comparaciones textuales como p. ej. "el reino de los
cielos es semejante a..." señalando así su punto de partida y haciendo una mención descriptiva
de aquello que se desea comparar, mientras que la alegoría evita por todos lados describir y dar
a conocer el objeto de su comparación.

(4) La parábola por su forma y expresión tiene su interpretación fuera del relato, no obstante la
alegoría tiene su interpretación dentro del mismo relato, tal como lo aclara el Doctor Terry:

"La parábola es esencialmente una comparación formal y obliga al intérprete, a fin de hallar su
significado, a ir más allá de la narración que ella hace; en tanto que la alegoría es una metáfora
extendida y dentro de sí misma contiene su interpretación.

Semejanzas entre parábola y alegoría

Hemos visto algunas diferencias entre la parábola y la alegoría, ahora nos corresponde observar
aquellas características que las identifica. Si el lector novel pasa por alto estos detalles,
fácilmente puede confundirse al momento de toparse con cualquiera de estas figuras en sus
estudios de la Biblia. Por consiguiente, veamos dos semejanzas clave.

(1) Tanto la parábola como la alegoría son dadas para transmitir alguna lección o enseñanza. Así
también lo dice un artículo publicado en Internet sobre parábolas y alegorías:

"Tanto las parábolas como las alegorías han considerado generalmente como formas de
enseñanza que presentan al oyente ilustraciones interesantes, de las que pueden obtenerse
lecciones morales y religiosas..."[9]
(2) Ambas mantienen la cualidad intrínseca de comparar dos cosas o más. Véase p. ej.: la
clausula que aparece en Lucas 13:18; "Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de los cielos y con
qué lo compararé?..." con la alegoría de la vid y los pámpanos en Juan 15:1; "Yo soy la vid
verdadera, y mi Padre es el labrador."[10]

Nótese claramente que la forma de ambas expresiones es distinta, la primera incluye


textualmente el objeto de la comparación, es decir, el reino de los cielos; mientras que la
segunda, no contiene frases comparativas, sino, como si fueran afirmativas, es decir, "Yo soy..." o
"mi Padre es..." no obstante, ambas frases tienen por objeto hacer comparaciones.

Pautas hermenéuticas

En esta segunda parte analizaremos, cuales son los pasos a seguir, en la interpretación de
parábolas y alegorías, no es la intención del autor ser dogmático en este punto, tampoco
descuidar las normas de una sana hermenéutica. Por lo cual, vamos a partir desde el punto de
vista del doctor Terry:

"Habiendo establecido la parábola y la alegoría y demostrado que la alegoría es, en esencia, una
metáfora extendida, no necesitamos reglas separadas y especiales para la interpretación de las
porciones alegóricas de las Escrituras. Los mismos principios generales que se aplican a la
interpretación de metáforas y parábolas se aplican también a las alegorías."[11]

Habiendo comprendido ya el lector, que la parábola es al símil como la metáfora es a la alegoría,


no tendrá problemas en dedicarse a interpretar cualquiera sea el caso. El factor predominante,
como se dijo al principio es mantener un sano equilibrio hermenéutico. De manera que vamos a
proceder según la recomendación del doctor Terry en párrafo anterior.
Lo que provoca el relato

Tanto en las parábolas como en las alegorías y muchas otras figuras del lenguaje, debemos
tomar en cuenta esta pauta. Es lo que Manuel Cadenas Mujica en su muy bien documentado
artículo llama a este punto, "ocasión" y citando a José M. Martínez dice:

"La situación particular que motiva la parábola es siempre iluminadora"...Podemos hacernos


las preguntas de rigor ¿qué, quién, cuándo, cómo, dónde y por qué? A menudo, encontraremos
respuesta en los propios evangelios, sea explícita o implícitamente. En otros casos, cuando
evidentemente el material parabólico ha sido contextualizado de otra manera por el evangelista,
es preferible conformarnos con una de aquellas opciones..."[12]

Aunque no estoy de acuerdo con Manuel Cadenas al ubicar en segundo lugar la ocasión de la
parábola considero muy importante su aportación. Ya que ayuda mucho a descubrir datos
dentro de los pasajes bíblicos. Así mismo, Bruce también llama la atención sobre la importancia
de señalar la ocasión que provoca el relato de la parábola en los labios del Maestro para su
mejor comprensión:

"De las treinta parábolas registradas en los evangelios, la mayoría fueron ocasionales, y se
entienden mejor cuando se consideran en relación con las circunstancias que las
provocaron."[13]

Al estar en conformidad con la opinión de los autores citados, procedemos a observar algunas
ejemplos sencillos y prácticos dentro de las Escrituras para comprobar cuánto ayuda al lector
determinar la ocasión en que sucedieron los eventos, los cuales dieron a luz las narraciones
tanto alegóricas como parabólicas.

En Juan 10:1-6 tenemos el registro de una alegoría[14]pronunciada por Jesús acerca de la obra
del pastor aunque explícitamente no dice que Jesús sea el pastor, implícitamente queda claro
por el contexto de todo el pasaje. Lo que tenemos que señalar aquí es, qué fue lo que ocasionó
el relato de este pasaje.

En primer lugar, hay que precisar sobre los acontecimientos donde Jesús contempla la
conducta hipócrita de los fariseos que expulsaron de la sinagoga a un ciego que fue sanado,
cuando Jesús encuentra a este hombre, cuyo corazón se abrió a la verdad, se declaró como el
Hijo de Dios y éste le adoró. En segundo lugar, podemos ver una lección en dos aspectos sobre la
ceguera espiritual. La de aquellos, como los fariseos que decían ver y eran ciegos y aquel que
siendo ciego pudo ver la Verdad de Dios. Aquí surge la pregunta, ¿Cómo un ciego puede guiar a
la luz a otro ciego? ¿Cómo puede alguien vivir en la mentira y conducir a otros a la verdad?.
Estas preguntas dan a luz la existencia de esta alegoría. Vemos en Cristo al Pastor verdadero de
su pueblo, al que va delante de las ovejas y estas le siguen. Robertson observa lo mismo al decir:

"Los fariseos habían dado por supuesto anteriormente...que solo ellos eran los conductores
autorizados del pueblo...Por ello Jesús tiene una palabra directa hacia ellos. Así, Jesús comienza
esta alegoría de una forma característica.

Juan no emplea la palabra parabolé, sino paroimia (versículo 6), y realmente es una alegoría que
se explica a sí misma..."[15]

Si aplicamos esta pauta, a la parábola de los obreros de la viña en Mateo 20:1-16 que por su
contenido y detalles ha sido considerada como "complicada" podremos descubrir que no lo es,
siempre y cuando podamos identificar la ocasión que la produjo.
Veamos que en los pasajes anteriores Jesús estaba dialogando con el joven rico, (véase Mateo
19:16-22). Este se justificaba así mismo alegando que guardaba todo lo que Cristo le mencionó
en los mandamientos v. 20. Pero cuando el Señor le dijo que vendiera todas sus posesiones para
dárselas a los pobres, se fue triste porque tenía muchas posesiones y las amaba. Al ver esto
Jesús, se vuelve a sus discípulos y les habla sobre la imposibilidad de que un rico, como ese
joven, entrara en el reino de los cielos, v. 23. Debido a que no quiso dejar sus riquezas. Al ver los
discípulos que una persona tan íntegra y moral, con una conducta irreprochable como aquel
joven, no era partícipe del reino de los cielos, se llenaron de incertidumbre, v. 25.

Sin embargo, Jesús amorosamente disipa toda inseguridad apelando al poder de Dios, v. 26.
No contento con eso, el impetuoso Pedro hace una pregunta, mucho más que interesante, es
una pregunta clave. "He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿Qué pues
tendremos?. Parafraseando esa pregunta sería, "Señor, nosotros sí lo hemos dejado todo y
fielmente te hemos seguido, ¿No crees que merecemos una gran recompensa?". Pedro se
arrogaba el derecho que por mérito propio creía pertenecerle. Después de enterarse de las
magníficas glorias en el futuro, v. 28. Jesús no negó las recompensas por seguirle, v. 29 si
cumplían las condiciones mencionadas, como tampoco negó que habría distinciones entre las
recompensas, con la frase clave del v. 30. "Pero muchos primeros serán postreros, y postreros
primeros". Tomando en cuenta esta declaración, que resultó de la pregunta de Pedro podemos
determinar que esa pregunta ocasionó la respuesta de Jesús y la posterior narración de esta
parábola que se constituía una amonestación para ellos y para nosotros también. Tanto M. S.
Terry, como Roberto Fricke y aún Alexander B. Bruce, concuerdan en señalar el espíritu
interesado de los doce y de alguna manera el del auditorio presente. Veamos lo que dice el
doctor Terry:

"No es el más elevado de los espíritus el que pregunta: "¿Qué me darán a mí?", mejor es
preguntar, ¿Qué haré yo? Quien sigue a Cristo y por él se sacrifica en toda forma, confiando que
todo irá bien, es más noble que el que se detiene a hacer convenios. Aún más, quien ingresa a
trabajar en la viña de su Señor, sin hacer preguntas tocante a salarios, es todavía más noble y de
espíritu más elevado."[16]

De igual modo el Prof. Fricke hace referencia a la errónea actitud de los discípulos al creerse
merecedores de los favores de Dios al declarar:

"Para algunos judíos, inclusive, sus obras meritorias ponían a Dios en tal situación que éste se
sentía obligado a recompensarles por sus buenas obras. En cierto sentido, por su obediencia a la
ley, "manejaban" a Dios, coartando así su libertad. Sin darse, cuenta los judíos hacían
exactamente lo mismo que los paganos al "controlar" a sus dioses por medio de sus sacrificios
idolátricos. Desde luego, ni los líderes religiosos judíos ni los discípulos de Jesús se daban cuenta
del error de esta actitud nociva que se había posesionado de ellos."[17]

Asimismo Alexander B. Bruce comenta:

"El propósito de la parábola de Jesús en Perea es enfatizar esta verdad, e insistir en la


necesidad de motivos y emociones correctas en relación con el trabajo y los sacrificios.Enseña
que poco trabajo hecho en el espíritu correcto es de mayor valor que mucho trabajo en el
espíritu equivocado, no importa con cuánto celo se haya realizado. El trabajo de una hora
realizado por quienes no han negociado es de mayor valor que doce horas de trabajo por
hombres que han soportado el calor y la carga del día, pero que contemplan sus acciones con
autocomplacencia."[18]

Si tomamos en cuenta los detalles y puntos expuestos en esta parte tendremos mayor
iluminación al momento de interpretar ésta y otras parábolas de la Biblia.
Análisis exhaustivo

Otra pauta no menos importante dentro de la interpretación de parábolas y alegorías es analizar


exhaustiva y detalladamente el contenido de la parábola y/o alegoría que se desea comprender.
Para que podamos hacer un buen análisis debemos en primer lugar hacer una buena lectura del
pasaje. Aunque tal vez parezca superfluo e innecesario indicar al lector la importancia de una
lectura cuidadosa o minuciosa pero no es así; muchas veces no leemos correctamente y cuando
lo hacemos, nos falta una dosis de espíritu analítico para ir asimilando y captando el contenido
de la lectura. Sería bueno preguntar, ¿Cuántos de nosotros al momento de leer una parábola o
alegoría, vamos tomando en cuenta la ocasión en que fue dicha y mentalmente ya estamos
tomando nota de los personajes que aparecen en el relato?. Esto resulta imprescindible sobre
todo en las narraciones más extensas donde se mencionan lugares, objetos, personas y hasta
animales.

En el caso de las alegorías, para poder interpretar bien su contenido debemos tomar en cuenta
cada detalle ya que cada uno representa un significado, enseñanza o lección moral. Cuando se
trata de analizar las parábolas hay que tomar en cuenta el personaje o personajes principales y
secundarios, lo que Manuel Cadenas Mujica llama "contenido esencial" y añade:

"Es decir, la parábola en sí misma, los protagonistas, la acción (inició, núcleo y desenlace),
palabras o frases que se repiten con insistencia."[19]

Al hacer nuestro examen también debemos considerar las acciones buenas o malas de los
personajes según sea el caso y encaminarlas si se trata de las parábolas, a buscar la verdad
central. En cuanto a las alegorías, tomarse la molestia de analizar detalladamente tanto el
contexto que dio lugar a su narración con los distintos elementos de su contenido. P. ej. en la
pasaje de 2 Reyes 14:9 encontramos una interesante alegoría que sería muy difícil de interpretar
sino fuera por los acontecimientos que le dieron lugar y por hacer un análisis detallado de los
elementos, veamos:

Primeramente, los acontecimientos que giran alrededor de esta figura son, (1) La disputa de
dos reyes rivales, Joás de Israel y Amasías de Judá. (2) La venganza de Amasías al matar a los
asesinos de su padre y asegurar su permanencia en el trono, vv. 5, 6. (3) La altivez de Amasías
quien después de vencer y aplastar a Edom bajo su poderío, se vanagloria desafiando a Joás a
verse las caras, vv. 7, 8. (4) La respuesta de Joás en forma alegórica y su posterior advertencia. vv.
9, 10.

Ahora nos toca relacionar todo esto con los detalles de la alegoría:

(1) "El cardo (planta espinosa e inservible) que está en el Líbano", es decir Amasías y su
pueblo. (2) "Envió a decir al cedro (árbol fuerte cuya madera es muy cotizada y útil) que está en
el Líbano", referencia a Joás mismo y a su pueblo. (3) "Da tu hija por mujer a mi hijo", referencia
a la pretensión y orgullo de Amasías. (4) "Y pasaron las fieras que están en el Líbano", es decir, el
ejército de Joás. (5) "Y hollaron el cardo", se refiere a la derrota de Amasías por parte de Joás en
Bet-semes.

Estos mismos principios se pueden aplicar también a la alegoría de Jueces 9:8-15.

Enfocando la verdad central

Sin ambages tenemos que puntualizar en esta sección, que nos vamos a enfocar sólo en las
parábolas ya que como dijimos en la sección anterior, las alegorías toman en cuenta todos los
detalles y figuras presentadas en el relato pero en el desenlace obtenemos una o varias
lecciones, según sea el caso. Por otro lado, eso no sucede con las parábolas, pues ellas pese a
que muestran acciones y acontecimientos con personajes, lugares animales y otros detalles, su
desenlace es una sola lección, verdad o enseñanza y no un conjunto de verdades. Después de
haber determinado la ocasión que dio lugar a la parábola y de analizar cuidadosamente su
contenido ya tenemos en nuestra mente la idea de a dónde queremos llegar. Voy a presentar lo
que venimos diciendo de este modo:

Un conjunto de ríos afluentes (los elementos de la parábola) alimentan el caudal de un solo río
(el núcleo o desenlace) el cual desemboca en el mar (la verdad central). En el caso de la alegoría
nuestro ejemplo sería: Un solo río principal (el contenido de la alegoría) que posee vertientes de
ríos pequeños (las lecciones que se derivan de su interpretación).

Un ejemplo de una parábola rica en detalles, imágenes y acontecimientos es la muy conocida


parábola del Sembrador en Mateo 13:1-9; Marcos 4:1-9; Lucas 8:4-8. A pesar de toda esta
diversidad de elementos vertidos en esta parábola, la verdad y enseñanza central resulta
inalterable, la propagación del reino de Dios. En la explicación que tenemos registrada de los
labios de nuestro Señor vemos cuatro clases de terrenos y a su vez el resultado de la semilla
depositada en los mismos. (véase Mateo 13:18-23; Marcos 4:13-20; Lucas 8:11-15) Estos son los
corazones humanos que reciben la Palabra de Dios, de aquí se desprende el hecho del auditorio
heterogéneo de personas que estaban con él. Así veamos lo que dice el doctor Ladd con
respecto al mensaje central de la parábola:

"El mensaje de la parábola no quedaría afectado en lo más mínimo si hubiera sólo dos clases
de terreno, o si hubieran tres o seis. Tampoco quedaría afectado el mensaje si los tres terrenos
que no dan fruto fueran estériles por razones diferentes a las que se alegan. Los tiernos brotes
de trigo pueden quedar aplastados bajo el pié de un caminante descuidado. Algunas semillas
pueden ser devoradas por los roedores. Estos detalles no afectarían el mensaje bíblico..."[20]

Igualmente, respecto a la parábola de los obreros y la viña, de Mateo 20:1-16 mencionada en


líneas anteriores, M. S. Terry nos señala lo siguiente:
"...cuán erróneas son aquellas interpretaciones que hacen de "un denario al día" en punto
principal. ¡Cuán innecesario e inaplicable es considerar las palabras del padre de familia (en los
vs. 13-16) como equivalentes a la sentencia o condenación final, o el asignar significado especial
a lo de estas ociosos!"[21]

Estas interesantes y oportunas intervenciones del doctor Ladd y M. S. Terry ayudarán mucho al
lector a enfocar su estudio básicamente en el mensaje y no en los detalles observables.
Debemos recordar al lector que los detalles no son la interpretación sino que ayudan a la
interpretación, por lo cual, no deben constituirse en elementos de distracción de la verdad o
enseñanza central de la parábola. Esto lo veremos en la siguiente sección.

Evitando los excesos

Habíamos mencionado, líneas arriba, acerca de mantener un equilibrio hermenéutico al


interpretar estas figuras del lenguaje pero lamentablemente, tanto predicadores como
miembros de iglesia, cometen lo que yo llamo "excesos de interpretación" pues sin diferenciar
entre parábolas y alegorías se zambullen ciegamente en un mar de ideas sin orden
hermenéutico tratando de ver enseñanzas doctrinales, teológicas y hasta dispensacionales en los
más mínimos detalles de las narraciones. Muchas personas sinceras en su fe, a veces "alegorizan
las parábolas" y "parabolizan las alegorías" provocando alejarse diametralmente de la enseñanza
y propósito de las mismas.

Para que el lector pueda tener una idea de lo que venimos diciendo sobre los excesos de
interpretación, veamos una porción del artículo de Manuel Cadenas Mujica el cual cita el libro de
Gordon Fee y Douglas Stuart, titulado, "La lectura eficaz de la Biblia" que nos registra una
interpretación sobre la parábola del Buen Samaritano, hecha por el teólogo más grande de la
edad Media, Agustín de Hipona:
"-Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó: Adán. - Jerusalén: la ciudad de paz celestial de la
cual cayó Adán. - Jericó: la luna, y por eso significa la mortalidad de Adán. - Ladrones: el diablo y
sus ángeles. - Le despojaron: de su inmortalidad. - Hiriéndole: al persuadirlo a pecar. - Dejándole
medio muerto: como hombre vive, pero murió espiritualmente, por eso está medio muerto. - El
sacerdote y el levita: el sacerdocio y ministerio del Antiguo Testamento. - El Samaritano: se dice
que significa 'guardián'; por lo tanto se refiere a Cristo mismo. - Vendó sus heridas: significa que
vendó las limitaciones impuestas por el pecado. - Aceite: el consuelo de la buena esperanza. -
Vino: una exhortación a caminar con espíritu ferviente. - Cabalgadura: la carne de Cristo
encarnado. - Mesón: la Iglesia. - Otro día: después de la resurrección. - Dos denarios: promesa
para esta vida y la venidera. - Mesonero: Pablo"[22]

No existe interpretación que "maltrate" más las reglas de la hermenéutica que ésta. El lector
notará que se ha tomado en cuenta todos los detalles de la parábola y se la ha convertido en una
alegoría obviando su mensaje principal. Todo estudiante o estudioso serio de la Biblia debe ser
muy reverente al momento de hacer una buena interpretación de la Palabra de Dios en este
aspecto. Ahora podemos comprender cómo es que algunas parábolas resultan difíciles y oscuras
para poder interpretarlas, y como es que al predicarlas muchos dan vueltas alrededor y nunca
llegan al punto principal, debido a que muchos detalles que no pertenecen a la verdad central,
han sido tomados en cuenta por los expositores cristianos. Tal y como el doctor G. Ladd vuelve a
observar:

"Detalles como noventa y nueve ovejas (Lc. 15:4) y diez monedas (Lucas 15:8) no tienen
ningún significado especial. En la parábola del buen samaritano, el significado alegórico de los
ladrones, el sacerdote y el levita, el significado del aceite y el vino, la razón de que sean dos
monedas, el significado de Jerusalén, Jericó y la posada no han de interpretarse con más
significado del que se interpretaría la identidad del pollino. Debemos, por tanto, buscar en cada
una de las parábolas del Reino una sola verdad básica."[23]
Todas estas observaciones deberían ser tomadas en cuenta por todos los predicadores,
maestros de la Palabra y otros aspirantes al púlpito, en fín todos aquellos que aman su Palabra y
buscan su rostro. Ahora bien, entre otros excesos que se cometen al interpretar las parábolas,
están también aquellos que forzando el texto bíblico, quieren hacer decir lo que la Biblia no dice
por ningún lado. Estos inescrupulosos de la predicación han insertado sus propias ideas y
pareceres al pasaje bíblico, desplazando su verdadero mensaje e imponiendo el suyo propio. Por
tal razón el Rev. Kittim Silva, fervoroso predicador pentecostal y un maestro de la predicación
homilética, advierte: "Las parábolas nunca deben ser forzadas a decir o interpolar en ellas más
de la verdad central que enfocan o enseñan..."[24]

Una de las parábolas más bellas, didácticas y rica en imágenes y que a su vez, es una de las
que más ha sufrido la violencia de los predicadores, es la mal llamada parábola del hijo pródigo.
Digo mal llamada porque particularmente creo que no debería llamarse así. Tal vez el lector
estará sorprendido por mi declaración, no obstante expongo mis razones. (1) Porque el nombre
por sí solo no refleja el sentido de la enseñanza principal de la parábola, la cual se basa
principalmente en el amor perdonador de Dios y no en el pecado del hijo. (2) Porque al decir
"parábola del hijo pródigo" automáticamente nuestros pensamientos se desvían de la enseñanza
central de la parábola y nos concentramos en estudiar más sobre la conducta desobediente del
hijo y no sobre el perdón del padre. También concuerda conmigo el prof. Roberto Fricke al
señalar:

"Aunque el nombre "hijo pródigo" se ha hecho ley por la costumbre, hay quien opina que esto
representa un transnombramiento, pues el punto de comparación no es con el comportamiento
del hijo sino con el gozoso amor perdonador del padre...Ciertamente el padre de la parábola
viene a ser el actor principal...El padre de la parábola es un padre humano, pero, eso sí, ilustra el
amor de Dios."[25]
Muchos predicadores, al verse invadidos por toda esta gama de imágenes, colores, acciones y
reacciones, no pueden resistir la tentación de ir más allá de lo que Jesús trató de transmitir a sus
oyentes. He visto las disputas que se han formado sobre la discusión de quién es, el hijo mayor o
mejor dicho a quien representa. Unos opinan que representa a los fariseos otros creen que a
todos los líderes religiosos judíos, tampoco faltan los que le ponen el ingrediente escatológico a
la interpretación al decir que el hijo mayor representa a la nación de Israel que ha rechazado al
Mesías y el menor a las naciones gentiles que se acercan a Dios. Todos estos, son simples
"agregados" innecesarios a la parábola que no reflejan en nada su mensaje ni tampoco ayudan a
captar la enseñanza o verdad central de la misma.

Consideraciones finales

Después de haber explicado y puntualizado todos estos principios sobre la interpretación de


parábolas y alegorías, es muy importante hacer algunas consideraciones sobre lo expuesto
anteriormente.

(1) Considerando las diferentes ocasiones que dieron lugar a las parábolas y características que
ellas hay, debemos señalar que no todas las parábolas de Jesús tienen la misma forma de
interpretación ya que la del Sembrador como la de la Cizaña y el trigo tienen una interpretación
alegórica que nos fue entregada por nuestro Señor, estos son algunos casos excepcionales

(2) Considerando que existe mucha conexión entre las parábolas y que hay mucha similitud
entre algunas de ellas, es recomendable que el lector haga un análisis paralelo entre ellas para
ayudar a un mejor entendimiento de las mismas. p. ej la parábola de los diez talentos con las
diez minas, la parábola del tesoro escondido con la perla de gran precio, entre otras.

(3) Considerando que tanto las parábolas como las alegorías nos imparten enseñanzas morales
y espirituales, cada interpretación debe ser comparada a la luz de la doctrina general de la Biblia,
si alguna interpretación contradice este principio, inmediatamente deberá ser rechazada.
(4) Considerando que existen algunas parábolas extensas que abundan en detalles y analogías
como la del sembrador o la que comúnmente llamamos parábola del hijo pródigo no debemos
suponer que por eso contienen toda la verdad del evangelio y del cristianismo. En otras palabras,
no existe una sola parábola o alegoría en la Biblia que contengan toda la verdad del evangelio.

"Es en torno a estos puntos que debe girar la interpretación de las parábolas. No debemos
suponer que hemos de encontrar todo el contenido del evangelio en una sola parábola: "Por
ejemplo, es erróneo decir que la parábola del hijo pródigo contiene "el evangelio dentro de los
evangelios", y deducir de ella que la doctrina de la expiación no es vital para el cristianismo; o
suponer, sobre la base del relato del buen samaritano, que el servicio práctico a nuestro prójimo
es tanto el todo como el fin último del cristianismo".[26]

Todas estas aclaraciones son muy pertinentes para el lector que desea conocer su Biblia y que
tiembla ante la Palabra del Dios Santo.

Conclusión

Después de todo, las pautas y consejos para una mejor comprensión de las parábolas y alegorías
que han sido expuestas en estas cortas líneas, quisiera animar al lector a continuar con el
aprendizaje, con la humildad, con el amor y respeto a las Sagradas Escrituras. Esto no termina
aquí la labor es ardua y como alguien dijo, "hay mucho pan que rebanar" y muchas veces el
tiempo no alcanza en nuestras abarrotadas vidas para dedicarse de lleno al estudio de la Palabra
de Dios. Lamentablemente vivimos en una generación que disfruta de su analfabetismo bíblico y
muchas veces nosotros los ministros, somos los responsables de toda esta apatía espiritual. Aún
los predicadores, los llamados al púlpito, nos conformamos con lo que sabemos y tenemos y no
cultivamos un espíritu analítico e investigador. Por otro lado, resta decir que tanto las parábolas
como las alegorías, necesitan ser tratadas mejor durante nuestros sermones y enseñanzas, por
tal razón, conviene un estudio hermenéutico riguroso, sano y profundo. Asimismo en mención
de lo que hemos expuesto en este escrito, esperamos que haya servido de ayuda para dar el
primer paso de algunos lectores en el campo de la interpretación bíblica y que a manera de
trampolín le pueda servir de impulso en el salto a las profundas y mansas aguas de la doctrina
bíblica. Si esto sucede en la vida de mis lectores, algo habré logrado.

Bibliografía

Bruce, Alexander Balmain. Tres años con Jesús, la capacitación de los doce, (vols., I y II),
Traducción de Carla Dongo Palacios, Moravia-San José: Costa Rica, Desarrollo Cristiano
Internacional, 2006.

Ladd, George Eldon. Teología del Nuevo Testamento, Traducción de José-María Blanch y Dorcas
González Bataller, Terrassa: Barcelona, Editorial Clie, 2002.

Robertson, Archibald Tomas. Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, (tomo 5), Terrassa:
Barcelona, Editorial Clie, 1990.

S. Fricke, Roberto. Las parábolas de Jesús, una aplicación para hoy, El Paso, Texas: Estados Unidos
de América, Editorial Mundo Hispano, 2006.

Silva, Kittim. Bosquejos para predicadores, (vol. IV), Terrassa: Barcelona, Editorial Clie, 1991.

Terry, M. S. Hermenéutica, Versión española de Daniel Hell - Vicente Mendoza, Terrassa:


Barcelona, Editorial Clie, 2003.

Otros:

Cadenas Mujica, Manuel. ¿Cómo interpretas las parábolas de Jesús?, publicado en:
http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/140618

Orellana Mora, Joselito. Hermenéutica Bíblica, publicado en: www.joselitoorellana.blogspot.com

Parábolas y alegorías, publicado en: www.amen-amen.net

Autor:

Edinson León Esquivel

[1] Roberto Fricke S. Las parábolas de Jesús, una aplicación para hoy. (El Paso, Texas: Estados
Unidos, Mundo Hispano. 2006), p. 25 (las cursivas son suyas)

[2] Alexander B. Bruce, Tres años con Jesús, la capacitación de los doce (vol. I.) (Moravia, San
José: Costa Rica, D.C.I., 2005), p. 57

[3] M. S. Terry. Hermenéutica. (Terrassa: Barcelona, Clie, 2003) p. 115.

[4] Joselito Orellana. Hermenéutica Bíblica, en: www.joselitoorellana.blogspot.com (énfasis


añadido)

[5] Archibald T. Robertson, Imágenes verbales en el Nuevo Testamento, (tomo 5). (Terrassa:
Barcelona, 1990), p. 201.(las cursivas son suyas)

[6] M. S. Terry, Op. cit. p. 139 (las cursivas son suyas)


[7] George E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento. (Terrassa: Barcelona, Clie, 2003), p. 130

[8] M. S. Terry, Op cit., p. 116

[9] Parábolas y alegorías, en: www.amen-amen.net

[10] Para ayudar un poco al lector, a comprender mejor lo que venimos diciendo, voy a explicar a
la brevedad posible lo que acertadamente dice el doctor Terry en su libro, Hermenéutica, sobre
dos figuras del lenguaje, el símil y la metáfora. Sobre el primero dice: "Cuando se hace una
comparación formal entre dos objetos, buscando impresionar la mente con algún parecido o
semejanza, la figura se llama "símil". En Isaías 55: 10-11, hallamos un hermoso ejemplo de
esto..." p. 99. En cuanto a la segunda dice: "La metáfora es una comparación implicada y en
todos los idiomas ocurre con mucha mayor frecuencia que el símil. Se diferencia de este en ser
una forma de expresión más breve y más contundente y en que transforma las palabras, de su
significado literal a otro nuevo y notable. El pasaje que se halla en Oseas 13:8: "Los devoraré
como león", es un símil o sea una comparación formal; pero Gén. 49:9: "Cachorro de león es
Judá", es una metáfora" p. 102. Ahora bien, el lector notará que en una parábola se usa el símil o
comparación, pero mayormente en las alegorías predomina el uso de la metáfora. No es lo
mismo decir: "vosotros sois la sal de tierra" (metáfora) que decir, "vosotros sois como la sal de la
tierra" (símil).

[11] Terry, Op. cit., pp. 139, 140

[12] Manuel Cadenas Mujica, ¿Cómo interpretas las parábolas de Jesús? En:
http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/140618

[13] A. B. Bruce, Op. cit., p.54 (Nota: El mismo Bruce considera que el número treinta es
aproximado, ya que como dice él: "distintos autores difieren en la cantidad de parábolas..."
véase la nota de pié nº 2 en la p. 61)

[14] (nuestra RV60 presenta a mi juicio equivocadamente, como título: "La parábola del redil"
cuando vemos que el v. 6 despeja toda duda)

[15] A. T. Robertson, Op. cit., p. 199.

[16] M. S. Terry, Op. cit., p. 134, 135. (las cursivas son suyas)

[17] R. Fricke, Op. cit., pp.146, 147.

[18] Alexander B. Bruce, Op. cit. (vol. II), p. 36. (las cursivas son suyas)

[19] M. Cadenas Mujica, en: loc. cit.

[20] G. E. Ladd, Op. cit., p. 134.

[21] M. S. Terry, Op. cit., p. 135.

[22] M. Cadenas Mujica, en: loc. cit.

[23] G. E. Ladd, Op. cit., p. 130, 131. (las cursivas son suyas).

[24] Kittim Silva, Bosquejos para predicadores (vol. IV), Terrassa: Barcelona, Clie, 1991, p. 149.

[25] R. Fricke, Op. cit., pp. 131, 132

[26] (parábolas y alegorías, en: www.amen-amen.net)


"Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir (Observación) la ley de Jehová y para
cumplirla (Aplicación), y para enseñar (Interpretación) en Israel sus estatutos y decretos".

Esdras 7:10

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