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Jaime Quintero Tzompastle

UNIVERSIDAD AUTONOMA DEL ESTADO DE MEXICO


FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN FILOSOFIA

MATERIA: HISTORIA DE LA FILOSIFIA GRIEGA CLASICA

ENSAYO SOBRE:
LA RELIGION EN EL HOMBRE GRIEGO

PROFESOR: ESTEBAN SIERRA MONTRAL

ALUMNO: JAIME QUINTERO TZOMPASTLE

Toluca, Estado de México, a 01 de diciembre de 2019

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Jaime Quintero Tzompastle

LA RELIGION EN EL HOMBRE GRIEGO

Es demasiado complejo querer encontrar una religión en los griegos, como ahora
nosotros entendemos el concepto de “religión” es por eso que antes de entrar al
tema, considero que es de suma importancia saber quién es realmente el hombre
Griego y para tratar de explicarlo, voy a considerar a Jean Pierre Vernant, quien
hace una descripción del hombre en relación a la Physis, el hombre como un ser
que se descubre pequeño ante el cosmos y la búsqueda necesaria de lo divino,
pero no en sentido Teológico, sino que esta necesidad de lo espiritual afecta tanto
la vida social y política del hombre griego, es decir no hay una separación de la
vida pública y la vida religiosa como actualmente llegamos a pensarlo. En el
segundo apartado de este trabajo voy a desarrollar de manera profunda el tema
que nos interesa “el hombre griego y los dioses” citando a Mario Vegetti.

Comienzo diciendo que no voy a narrar hechos históricos de la comunidad griega,


porque no se trata de eso mi trabajo, ciertamente influye en el pensamiento del
mismo, pero prefiero omitirla porque es mejor reflexionar que narrar.

“Un mundo en el que lo divino está implícito en cada una de sus partes, así como
en su unidad y en su ordenamiento general. No porque el creador este envuelto en
lo que ha sacado de la nada y que, fuera y lejos de él, lleve su sello, sino por el
modo directo o íntimo de una presencia divina extendida allá por donde aparezca
una de sus manifestaciones”1 cito textualmente esta parte del texto, porque es
parte básica de lo que mencionare más adelante. De hecho, quiero aclarar, los
griegos no ven a la divinidad como la teoría de Spinoza, donde dice que todo
cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse. Es necesario
definir esta palabra “panteísmo” está compuesta del término griego πᾶν (pan), que
significa todo, y θεός (theos), que significa Dios; así se forma una palabra que
afirma: todo es Dios, es decir, todo ente que existe y se mueve ahí está presente

1
Jean-Pierre Vernant, el hombre griego, p. 21

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Dios, es una manifestación o expresión de Él. De hecho, quiero primero aclarar


este apartado, para tener presente cual es el criterio de los griegos en relación a lo
divino y la naturaleza, con esto bien preciso vamos a entender muchos aspectos.
En un primer momento, el panteísmo puede mostrar variantes, suele
considerar a la realidad divina como la única realidad verdadera y a ella se
reduce el mundo; en este caso, el mundo es concebido como proceso,
desarrollo o manifestación de Dios; declaradamente una teofanía.

Este acto se da de manera clara en la Teología cristiana cuando dicta la


manifestación de Dios en el hijo hecho hombre, es decir el dogma central
del cristianismo; la encarnación del Verbo o de Jesucristo que requiere la
definición de la unión hipostática (que es la unión de las dos naturalezas, la
divina y la humana) menciono esto no porque en el cristianismo se dé el
panteísmo, sino que se expresa la teofanía. Por otro lado, la naturaleza
puede ser concebida como la única realidad verdadera; a esa realidad se
reduce Dios, que suele ser concebido entonces como la unidad del mundo,
como una especie de principio de la naturaleza.

Después de esto, es necesario mencionar que para el hombre griego no es así la


concepción de la naturaleza, pues la physis que se va a traducir por “naturaleza”
“es considerada como una potencia animada y viva porque hace crecer a las
plantas, desplazarse a los seres vivos y mover a los astros por sus orbitas
celestes, para el físico Tales incluso las cosas inanimadas, como una piedra,
participa de la psykhe que es la vez soplo y alma”2

Este apartado también merece que lo diferenciemos de lo que actualmente un


cristiano puede entender sobre esta potencia animada y viva que hace mover la
misma naturaleza, en el Antiguo Testamente la palabra que se usa en hebreo para
designar precisamente el soplo, es “ruaj” que tiene un profundo significado como,
por ejemplo; aliento de vida, de manera explícita en la respiración, el resuello, que
manifiesta toda esa vida interior de una persona que tiene signos de vida. Incluso

2
idem

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me atrevo a decir, desde luego basándome en la formación teológica, que las


palabras, aire, aliento, son limitadas para querer expresar todo lo que es el
Espíritu, que por toda la tradición y el magisterio de la iglesia definirán como una
fuerza que arrastra, terminaran aceptando que es el soplo de Dios, su propio
aliento, que gracias a ello le dio vida al hombre, cuando lo creo a su imagen y
semejanza, le soplo, es decir, con una brisa suave y silenciosa le infundio en lo
más íntimo de sí, el espíritu divino.

Pero hay algo muy claro en este apartado que se está exponiendo, la physis
griega, es una mirada a la naturaleza, es decir, no pone los ojos arriba,
ciertamente como una potencia animada y viva que crea, que permite mover,
como si fuera algo divino, pero no lo es, mejor dicho, una fuerza sobrenatural que
participa de lo más alto, las divinidades, al mismo tiempo esta naturaleza que los
sorprende con fenómenos que causan terror por su fuerza, su expresión de
potencia que no puede ser detenida por el hombre, pero al mismo tiempo nos
permite convivir y nos deja anonadados ante la belleza de su color y su misma
expresión de tan semejante grandeza. Es por eso que el hombre griego se atreve
a decir, que el mundo es tan bello como un dios.

Diferente es el lente que se pone un hombre con la religiosidad actual, pues él


entiende solo como una expresión del amor de Dios, es decir, la mirada está
dirigida a lo alto, que sin El no existiría semejante creación, por eso más que
admirar el fenómeno natural, da gracias al ser supremo, porque se tiene esta
mentalidad religiosa.

Atreves del tiempo en el pueblo griego, paso a considerarse como el Kosmos, que
se va a aplicar a lo que está bien ordenado y regulado, es decir que estéticamente
es digno de admirar, que desprende gracia y belleza, como aquello que adorna no
solo el espacio, sino el mismo tiempo, el mundo pasa a ser visto como una joya
maravillosa, una obra de arte, por eso el hombre griego se admira, contempla este
gran ser vivo en su armonía e integridad en todos los sentidos y se alegra por ser
parte del mismo. De ahí viene su criterio más fuerte, para entender este mundo no
es principal pensarnos primero nosotros, de manera que seamos el punto de

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partida para tal conocimiento, es decir, el mundo no lo podemos hacer nuestro de


forma metal, sino que debemos ser cosncientes que nosotros formamos parte del
mundo, es decir, pertenecemos al mundo con el que vamos a convivir nurante
nuestra instancia aquí en la tierra y además lo vamos a conocer más de acuerdo a
nuestra convivencia con el mismo. Lo original del hombre griego dice Jean-Pierre
Vernant, “es un estar en el mundo, para el hombre griego el mundo no es este
universo exterior cosidicado; separado del hombre por la barrera infranqueable
que distingue la materia del espíritu, lo físico de lo psíquico. El hombre se halla en
una relación de intima comunidad con el universo animado porque todo le ata a
este”3 con esto nos queda claro que la comprensión del mundo en que vivimos no
es algo distante de las divinidades, no existe una separación radical entre el
mundo perceptible y lo divino, o mejor dicho, como dos actitudes opuestas, en las
que se debe negar una para llegar a la siguiente. Un criterio diferente al actual,
pues incluso muchas religiones se atreven a reprochar el mundo, el estar con el
otro, la misma naturaleza humana como el cosmos, creyendo que esto es un
impedimento para llegar a la presencia de lo divino.

Continuamos con el siguiente apartado, el hombre que se descubre pequeño ante


grande creación, pues así como admira a los dioses, así queda sorprendido ante
los fenómenos de la naturaleza, y en este momento es donde se cuestiona sobre
el sitio que le corresponde a él, se da cuenta que es limitado, es decir, enferma,
padece el cansancio corporal, está sujeto al dolor por su mortalidad, además
descubre que envejece y que en algún momento va a morir, es decir está sujeto al
tiempo, esto le permite buscar a los dioses, no tanto como el cristiano que busca
donde refugiarse en el momento más difícil de su vida, sino que el hombre griego,
se da cuenta que los dioses tienen características similares a las de él, pero que
estos dioses tienen virtudes mejores o su condiciones es superior, entonces
aceptan los dioses no como una imposición o ambición de querer ser como ellos,
sino que disfrutan su presencia y compañía en las fiestas que les celebran. “los
dioses y los hombres no excluyen una forma de parentesco entre sí. Ambos

3
ibidem, p 22

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habitan el mismo mundo; pero se trata de un mundo con diferentes niveles y


estrictamente jerarquizado”4 con esto damos paso al tema del hombre religioso.

Desde luego, debemos tener presente que una vida después de esta no está en la
mente del hombre griego, es decir no asimila la concepción de la resurrección, o
una inmortalidad individual, que estará en la presencia del creador. Como está de
más explicar la religión del hombre cristiano, que anhela un estar cara a cara con
Dios, donde el esfuerzo que realice será tomado en cuenta para el fin de los
tiempo, es decir de acuerdo a lo que haces o vives depende de una vida eterna
con Dios o separado de Él para siempre, también considero algo importante aquí y
lo quiero mencionar, en la edad media dentro de la iglesia católica, surge una
herejía llamada pelagianismo, donde sostiene que el pecado original no afecta a la
humanidad, solo fue una falta que habría afectado a Adán, pero no hay porque
extenderse en la toda la humanidad y que además la gracia no tenía ningún papel
en la economía de la salvación, es decir niega los sacramentos y solo es suficiente
obrar bien siguiendo el ejemplo de Jesús, es decir basta el esfuerzo humano, los
actos humanos llevan a lograr la salvación. Si nos damos cuenta, todo esto no
está presente en la mente el hombre griego, lo menciono por varias razones; aquí
describí de manera clara la vida mundana y el anhelo de estar con Dios, también
que el hombre ya viene manchado con un pecado original, cuando en el pueblo
griego esta idea es lejos de ser considerada, es decir el nace puro a menos que se
manche con sangre violentando la vida del otro.

También hay una institución presente que ofrece los sacramentos como medios
donde se da la gracia, es decir, la vida eterna se nos da, por vías visibles, donde
está la metería y la forma. Además hay un modelo que debemos seguir como
ejemplo de una vida recta y sin Él nos perdemos, incluso lo expresa; “Yo soy el
camino y la verdad y la vida; nadie va al Padre sino es por mi” 5“ encontramos en
otro texto de la biblia que Jesús dice; “ Yo soy la luz del mundo; el que me siga no
caminara en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” 6 y podríamos seguir

4
Ibídem, p. 17
5
Juan 14: 6
6
Ídem, 8: 12

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citando más ejemplos donde se nos expresa que sin El no podemos lograr la
salvación, seria entrar a la teología y no es el tema que nos ocupa ahora.
Lo que debemos tener bien claro en nuestro tema es esto; “la religiosidad del
hombre griego no necesita tomar el camino de la renuncia del mundo, sino de su
desarrollo estético” 7
esta afirmación nos asegura lo que venimos desarrollando.
Pero los actos de ritos y ofrendas surgen precisamente cuando el hombre se da
cuenta que ver la luz del amanecer ya es un regalo de los dioses, y aquí tienen la
idea de la deuda, para saldarla es necesario guardar momentos de ceremonias,
de ritos, de fiestas, de danzas, canticos, de convivencias, banquetes ofrecidos en
el sacrificio, pero no son actos donde se expresa el temor de distanciamiento, sino
todo lo contrario, el hombre entra en otra dimensión, se vive la dicha, la belleza, la
comunión con los dioses, es un momento enriquecedor en todos los sentidos, la
existencia confiere alegría, gracia, convivencia con el otro, dialogo, contacto con
los dioses, es decir las divinidades comparten este momento con ellos.
Quiero mencionar lo que se dice en el siguiente artículo del libro de Jean- Pierre;
“esta difusión de lo sagrado se prolonga en una relación de familiaridad con los
dioses que caracteriza ampliamente la experiencia religiosa griega: la divinidad no
está lejos ni es inaccesible, el recurrir a ella podría decirse que caracteriza cada
momento significativo de la existencia privada y social” 8
cada momento que viven
ellos es una dicha para encontrarse en dialogo con los dioses, la experiencia vital
de la vida cotidiana es un mismo acto de experiencia, no tiene separado el
aspecto de la vida pública con la vida privada, es decir, no les quita el sueño que
una persona tenga diálogos con los dioses en su casa o en la plaza, tampoco ven
mal a un hombre que en cargos públicos haga referencia a lo divino y que les
hable incluso de ello, porque eso más bien indica que está viviendo su vida
normal, pero tampoco les asusta que un hombre viva en los excesos de
superstición o que simplemente sea ajeno a lo mismo.

7
Jean-Pierre Vernant, el hombre griego, p. 17
8
Mario Vegetti, el hombre griego, p. 291

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“la religión griega no se basa en ninguna revelación “positiva” concedida


directamente por la divinidad a los hombres, y por tanto no tienen ningún profeta
fundador y no poseen ningún libro sagrado que anuncie las verdades reveladas y
constituya el principio de un sistema teológico. La ausencia del libro comporta la
ausencia de un grupo de intérpretes especializados: no ha habido nunca en Grecia
una casta sacerdotal permanente y profesional… no ha habido nunca dogmas de
fe, cuya observancia fuera impuesta y vigilada y cuya trasgresión diera lugar a las
figuras de la herejía y la impiedad.” 9
Es muy interesante abordar este tema, lo dejare abierto a seguir escribiendo sobre
el mismo, pues la reflexión filosófica me lleva a escudriñar e indagar sobre estos
puntos que siguen haciendo eco en la mente del hombre.

Biografía

Vernant, Pierre-Jean, el hombre griego, alianza, Madrid, 1993

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