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ENSAYO SOBRE:
LA RELIGION EN EL HOMBRE GRIEGO
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Jaime Quintero Tzompastle
Es demasiado complejo querer encontrar una religión en los griegos, como ahora
nosotros entendemos el concepto de “religión” es por eso que antes de entrar al
tema, considero que es de suma importancia saber quién es realmente el hombre
Griego y para tratar de explicarlo, voy a considerar a Jean Pierre Vernant, quien
hace una descripción del hombre en relación a la Physis, el hombre como un ser
que se descubre pequeño ante el cosmos y la búsqueda necesaria de lo divino,
pero no en sentido Teológico, sino que esta necesidad de lo espiritual afecta tanto
la vida social y política del hombre griego, es decir no hay una separación de la
vida pública y la vida religiosa como actualmente llegamos a pensarlo. En el
segundo apartado de este trabajo voy a desarrollar de manera profunda el tema
que nos interesa “el hombre griego y los dioses” citando a Mario Vegetti.
“Un mundo en el que lo divino está implícito en cada una de sus partes, así como
en su unidad y en su ordenamiento general. No porque el creador este envuelto en
lo que ha sacado de la nada y que, fuera y lejos de él, lleve su sello, sino por el
modo directo o íntimo de una presencia divina extendida allá por donde aparezca
una de sus manifestaciones”1 cito textualmente esta parte del texto, porque es
parte básica de lo que mencionare más adelante. De hecho, quiero aclarar, los
griegos no ven a la divinidad como la teoría de Spinoza, donde dice que todo
cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse. Es necesario
definir esta palabra “panteísmo” está compuesta del término griego πᾶν (pan), que
significa todo, y θεός (theos), que significa Dios; así se forma una palabra que
afirma: todo es Dios, es decir, todo ente que existe y se mueve ahí está presente
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Jean-Pierre Vernant, el hombre griego, p. 21
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Jaime Quintero Tzompastle
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idem
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Jaime Quintero Tzompastle
Pero hay algo muy claro en este apartado que se está exponiendo, la physis
griega, es una mirada a la naturaleza, es decir, no pone los ojos arriba,
ciertamente como una potencia animada y viva que crea, que permite mover,
como si fuera algo divino, pero no lo es, mejor dicho, una fuerza sobrenatural que
participa de lo más alto, las divinidades, al mismo tiempo esta naturaleza que los
sorprende con fenómenos que causan terror por su fuerza, su expresión de
potencia que no puede ser detenida por el hombre, pero al mismo tiempo nos
permite convivir y nos deja anonadados ante la belleza de su color y su misma
expresión de tan semejante grandeza. Es por eso que el hombre griego se atreve
a decir, que el mundo es tan bello como un dios.
Atreves del tiempo en el pueblo griego, paso a considerarse como el Kosmos, que
se va a aplicar a lo que está bien ordenado y regulado, es decir que estéticamente
es digno de admirar, que desprende gracia y belleza, como aquello que adorna no
solo el espacio, sino el mismo tiempo, el mundo pasa a ser visto como una joya
maravillosa, una obra de arte, por eso el hombre griego se admira, contempla este
gran ser vivo en su armonía e integridad en todos los sentidos y se alegra por ser
parte del mismo. De ahí viene su criterio más fuerte, para entender este mundo no
es principal pensarnos primero nosotros, de manera que seamos el punto de
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Jaime Quintero Tzompastle
3
ibidem, p 22
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Jaime Quintero Tzompastle
Desde luego, debemos tener presente que una vida después de esta no está en la
mente del hombre griego, es decir no asimila la concepción de la resurrección, o
una inmortalidad individual, que estará en la presencia del creador. Como está de
más explicar la religión del hombre cristiano, que anhela un estar cara a cara con
Dios, donde el esfuerzo que realice será tomado en cuenta para el fin de los
tiempo, es decir de acuerdo a lo que haces o vives depende de una vida eterna
con Dios o separado de Él para siempre, también considero algo importante aquí y
lo quiero mencionar, en la edad media dentro de la iglesia católica, surge una
herejía llamada pelagianismo, donde sostiene que el pecado original no afecta a la
humanidad, solo fue una falta que habría afectado a Adán, pero no hay porque
extenderse en la toda la humanidad y que además la gracia no tenía ningún papel
en la economía de la salvación, es decir niega los sacramentos y solo es suficiente
obrar bien siguiendo el ejemplo de Jesús, es decir basta el esfuerzo humano, los
actos humanos llevan a lograr la salvación. Si nos damos cuenta, todo esto no
está presente en la mente el hombre griego, lo menciono por varias razones; aquí
describí de manera clara la vida mundana y el anhelo de estar con Dios, también
que el hombre ya viene manchado con un pecado original, cuando en el pueblo
griego esta idea es lejos de ser considerada, es decir el nace puro a menos que se
manche con sangre violentando la vida del otro.
También hay una institución presente que ofrece los sacramentos como medios
donde se da la gracia, es decir, la vida eterna se nos da, por vías visibles, donde
está la metería y la forma. Además hay un modelo que debemos seguir como
ejemplo de una vida recta y sin Él nos perdemos, incluso lo expresa; “Yo soy el
camino y la verdad y la vida; nadie va al Padre sino es por mi” 5“ encontramos en
otro texto de la biblia que Jesús dice; “ Yo soy la luz del mundo; el que me siga no
caminara en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida” 6 y podríamos seguir
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Ibídem, p. 17
5
Juan 14: 6
6
Ídem, 8: 12
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Jaime Quintero Tzompastle
citando más ejemplos donde se nos expresa que sin El no podemos lograr la
salvación, seria entrar a la teología y no es el tema que nos ocupa ahora.
Lo que debemos tener bien claro en nuestro tema es esto; “la religiosidad del
hombre griego no necesita tomar el camino de la renuncia del mundo, sino de su
desarrollo estético” 7
esta afirmación nos asegura lo que venimos desarrollando.
Pero los actos de ritos y ofrendas surgen precisamente cuando el hombre se da
cuenta que ver la luz del amanecer ya es un regalo de los dioses, y aquí tienen la
idea de la deuda, para saldarla es necesario guardar momentos de ceremonias,
de ritos, de fiestas, de danzas, canticos, de convivencias, banquetes ofrecidos en
el sacrificio, pero no son actos donde se expresa el temor de distanciamiento, sino
todo lo contrario, el hombre entra en otra dimensión, se vive la dicha, la belleza, la
comunión con los dioses, es un momento enriquecedor en todos los sentidos, la
existencia confiere alegría, gracia, convivencia con el otro, dialogo, contacto con
los dioses, es decir las divinidades comparten este momento con ellos.
Quiero mencionar lo que se dice en el siguiente artículo del libro de Jean- Pierre;
“esta difusión de lo sagrado se prolonga en una relación de familiaridad con los
dioses que caracteriza ampliamente la experiencia religiosa griega: la divinidad no
está lejos ni es inaccesible, el recurrir a ella podría decirse que caracteriza cada
momento significativo de la existencia privada y social” 8
cada momento que viven
ellos es una dicha para encontrarse en dialogo con los dioses, la experiencia vital
de la vida cotidiana es un mismo acto de experiencia, no tiene separado el
aspecto de la vida pública con la vida privada, es decir, no les quita el sueño que
una persona tenga diálogos con los dioses en su casa o en la plaza, tampoco ven
mal a un hombre que en cargos públicos haga referencia a lo divino y que les
hable incluso de ello, porque eso más bien indica que está viviendo su vida
normal, pero tampoco les asusta que un hombre viva en los excesos de
superstición o que simplemente sea ajeno a lo mismo.
7
Jean-Pierre Vernant, el hombre griego, p. 17
8
Mario Vegetti, el hombre griego, p. 291
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Jaime Quintero Tzompastle
Biografía
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Ídem, 292