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HISTORIA
Las demandas sociales son cada vez más notables y están centradas en el bienestar de la
persona, su satisfacción y en la mejora de su calidad de vida.
Desde reconocidas firmas y empresas a nivel mundial, hasta hombres y mujeres de a pie,
quien más y quien menos, ha oído hablar, ha leído o se ha relacionado de alguna manera con
el coaching . No obstante, antes de explicar su historia, usos y quienes lo han utilizado para
desarrollar su carrera, se abordará la semilla lingüística del concepto y de su acepción.
A estos vehículos se los llamó kocsiszeker , y poco después se popularizaron en Viena como
kutshe . Pronto se propagaron por toda Europa: en Italia se les denominó cocchio , en
España coche, y en Alemania kutschen.
En relación a lo expuesto, el coaching es una práctica motivacional que tiene como objetivo ser
un vehículo que ayude a las personas a crecer, a avanzar en su camino y a conseguir sus
objetivos.
A partir de 1825, el término también se utilizó en los campos universitarios de habla inglesa
para designar a los preparadores atléticos como instructores del equipo. Los hijos de las
familias adineradas norteamericanas aprovechaban el tiempo de paseo en los carruajes para
repasar sus lecciones y hacer las tareas escolares con su tutor. A este, que trabajaba con sus
alumnos en el carruaje, se le denominaba coach.
La otra vertiente está directamente relacionada con el mundo del deporte: el entrenador que
lleva a su pupilo a otro nivel, le permite crecer y avanzar en su autoconocimiento.
Son muchos los coaches deportivos que han adquirido fama mundial, basta citar algunos
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nombres reconocidos: Anthony Robbins como coach de Andree Agassi o Don Shula de los
Dolphins de Miami. Haciendo uso de analogías, si el coaching es el vehículo, el individuo que lo
ejerce es la gasolina del mismo, el que permite que las personas puedan moverse hacia sendos
objetivos.
1.1.2. Definiciones
Así pues, ¿cuál es el significado de la palabra coaching? Es el proceso mediante el que se libera
el potencial de una persona con la finalidad de aumentar al máximo su desempeño y aptitudes.
Quien ofrece los servicios es el coach y quien los recibe es el coachee o cliente.
Como práctica, esta disciplina debe ser “no directiva”, es decir, el coach debe poder mantener
a lo largo del proceso una posición neutral, sin interferir de forma brusca en las decisiones que
el cliente desea o debe tomar. De todas formas, en los próximos capítulos se ahondará en las
características y funciones de este profesional.
En cuanto a la definición concreta del término, esta varía en función de los autores y corrientes
de pensamiento que lo han abordado, teniendo en cuenta el bagaje teórico y práctico. A
continuación, se mencionan algunas de esas acepciones, especificando sus defensores e
idearios.
Para Sir John Whitmore (2011), fundador de la compañía Performance Consultants International
y pionero del coaching laboral:
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El Coaching es liberar el potencial de una persona para maximizar su propio rendimiento. Se
trata de ayudar a aprender en lugar de enseñarles.
Si bien cada una de estas definiciones contiene matices significativos que marcan distinciones,
lo que sí tienen en común son palabras clave como facilitar, acompañar, aprendizaje,
limitaciones, creencias, potencial y resultados. Todas ellas van dirigidas hacia el mismo punto:
el crecimiento personal de quien se adentra en un proceso de coaching.
Sócrates y la mayéutica
Dicho en otras palabras, el tutor mayéutico facilita al discípulo el promover sus aptitudes, sus
capacidades, aquello que ya le es innato como ser humano. Todo ello mediante la dialéctica,
una conversación basada en un intercambio de pregunta-respuesta, siempre con el
razonamiento y el respeto de ambas partes.
En la actualidad, el coach busca alcanzar la esencia de las cuestiones que el coachee plantea
mediante la charla abierta. De esta forma, se consagra la dialéctica, una disciplina que
sustenta que la verdad se encuentra en la mente de la persona y no en conceptos o ideas
externas a él.
El actual enfrentamiento entre el coaching mayéutico y el coaching sofista no hace sino validar
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una rivalidad filosófica con más de 2400 años de antigüedad.
Aristóteles y el hábito
Aristóteles, el filósofo de la antigua Grecia, expresó en su obra Ética a Nicómaco que la virtud
se podía alcanzar necesaria e imprescindiblemente a través del hábito. Solo mediante una
práctica ordinaria, una costumbre y un ejercicio pautado de forma rutinaria, incluso
sistemática, el aprendizaje se asimila de una manera mucho más eficaz, alcanzando así la
virtud.
Se entiende por virtud esa función intrínseca en los individuos, ya sea la inteligencia, el saber,
o incluso, el valor, la templanza o la autoestima. Cada una de estas virtudes, según Aristóteles,
se consiguen solo mediante la repetición de un hábito, es decir, cuando algo que hasta
entonces no se concebía como “propio”, se convierte en tal.
Un buen ejemplo aplicado al coaching es cuando una persona dice no ser capaz de realizar una
actividad porque, por ejemplo, se ve demasiado tímida o demasiado inexperta. Esa
autoconcepción ha sido repetida cual mantra por ese individuo, de ahí que se haya convertido
en su “verdad”. Sin embargo, si se revierte el patrón y ese sujeto pasa a asegurar y repetir “sí
que puedo hacerlo porque soy capaz y suficiente”, el resultado será muy distinto.
Su hábito ahora será mucho más positivo y adaptativo, cambiando su realidad y dándole
acceso a otro tipo de virtud. Se aprenden y se afianzan conceptos solo con la práctica de ese
aprendizaje. En otras palabras, se llega a ser constructor de casas construyéndolas.
Aprender, ya desde la más tierna infancia, resulta muy importante para el individuo. La
dinámica resulta muy sencilla cuando se capta la esencia de la misma: la repetición se
convierte en el método más eficaz y práctico para llegar a un conocimiento e incluso para
cambiar los antiguos hábitos que ahora ya no son útiles.
De esta forma, una nueva costumbre saca al individuo de lo que comúnmente se denomina
“zona de confort” y lo lleva a un nuevo estatus, implicándolo en el proceso. Esta es la forma en
la que trabaja el coach en el proceso de crecimiento y conocimiento personal de su coachee.
Platón y el diálogo
Por este motivo, el lenguaje y la comunicación son los dos fundamentos básicos para un
coach. Las preguntas aparecen tanto en las respuestas como en los silencios del coachee,
sin dejar de lado que las réplicas de este facilitan al coach el averiguar qué pregunta debe
hacer después.
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Nada existe fuera del lenguaje, al menos no para los seres humanos. De hecho, esta es la
característica que diferencia a las personas del resto de seres vivos y lo que les permite
acceder a los conocimientos y al raciocinio. En otras palabras: el lenguaje estructura la realidad
de los humanos.
Para el conocido filósofo clásico, el entorno concreto en el que se debe desarrollar el diálogo y
la escucha activa está marcado por los siguientes principios:
De la filosofía clásica, el coaching pasa a los referentes de la Edad Moderna, en concreto de los
siglos XV y XVI. Maquiavelo concibe una concepción dualista del hombre, basada en la acción y
el pensamiento. Esta concepción de los seres humanos transmite una valoración mecánica de
los mismos, considerándolos incapaces de alcanzar el perfeccionamiento por sí solos.
Los individuos pueden alcanzar la virtud superando su limitación vegetativa, es decir, los
instintos básicos de reproducción y alimentación, para formular una nueva conciencia. No
obstante, algo necesario, pero también previo a la virtud, es averiguar cuál será esta nueva
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conciencia.
El pensador español del siglo XVII Baltasar Gracián abordó distintos aspectos del ser humano,
bien sean sus cualidades, sus sentimientos y emociones o su proceso de autoconocimiento.
Todas y cada una de ellas están ampliamente tratadas en el coaching , ya no solo en la
práctica, sino también en la teoría. Como ya se ha mencionado anteriormente: el objetivo del
coaching es llegar a un autoconocimiento sano, ampliando aptitudes y descartando las
innecesarias.
En su obra El Héroe , Gracián analiza las cualidades del ser humano y el placer que a este le
proporciona descubrirlas de a poco. En su texto El Discreto , el pensador examina cómo ha de
ser el sujeto que quiere llegar a ser persona y la generosidad que representa para este
renunciar a lo que no puede ser, siempre a favor de sí mismo.
● hay que analizar, indagar, aceptar y ampliar las cualidades de cada uno;
● aceptar las aptitudes y limitaciones, y dejar de luchar por ideales no beneficiosos;
● no obviar que las emociones son parte implícita en el ser humano;
● entender que el ser humano es un sujeto formado por dicotomías que pueden ir
cambiando según la etapa de aprendizaje y/o autoconocimiento.
El filósofo escocés Stuart Mill aporta al coaching la base de la libertad como un elemento de la
naturaleza del ser humano. Cuando un sujeto se conoce bien a sí mismo y tiene sus metas
marcadas, este actúa de forma libre, algo innato en él. Asimismo, esta conciencia de su
“objetivo vital” le proporciona mucha más seguridad y, por ende, más felicidad y un
sentimiento satisfactorio de realización.
Gracias a todos estos puntos, el individuo es capaz de lidiar con las conductas destructivas y
con las envidias de sus semejantes, enfocándose más en su objetivo vital y dejando de lado las
opiniones o juicios ajenos.
Con las teorías expuestas por Maquiavelo, Baltasar Gracián y Stuart Mill, se considera que el
descubrimiento del propio individuo es una de las bases fundamentales para el éxito de la
práctica del coaching.
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El coachee debe conocerse primero y descubrirse después para iniciar el viaje que Aristóteles
señalaba hacia su “deber ser”. Si no se descubre de forma previa a ejercer como profesional
de esta disciplina, nunca podrá visualizar su segunda naturaleza.
Tanto esta tendencia como la de Kierkegaard insisten en la perspectiva del coaching que ya se
había mencionado con anterioridad: los seres humanos deben ser conscientes de sus
aptitudes, las que sustentan su existencia, para poder actuar con libertad y plenitud. Esta es la
base para el crecimiento personal y el autoconocimiento que inculca esta disciplina.
La psicología humanista aparece en la segunda mitad del siglo XX, gracias a la visión de
psicólogos como Abraham Maslow y Carl Ransom Rogers.
Rogers desarrolló la terapia no directiva , que se explicará a continuación. Esta surge como
reacción al conductismo y analiza los estados de conciencia para alcanzar el máximo potencial
humano.
Pese a admitir que el individuo no es perfecto y con frecuencia busca o necesita un cambio
vital, también pretende el reequilibrio de lo emocional, su conocimiento y confianza. En
definitiva, la consideración global de su naturaleza. El sujeto se encuentra en constante
búsqueda de su conciencia global como ser humano.
Esta investigación implica, por necesidad, la aceptación del desapego. El único modo de acabar
con una situación desagradable es despertar y, sobre todo, el querer hacerlo. Así pues,
disponer de la voluntad de cambio y decidir una nueva dirección son pasos obligados para
poder empezar una nueva vida.
Cambiar es, en primer lugar, conocer el nuevo objetivo, aceptar el nuevo método e incorporar
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nuevas técnicas. En segundo lugar, asumir la voluntad del “querer hacerlo” y, finalmente,
llevarlo a cabo.
Este es, precisamente, el mecanismo que defiende el coaching. De hecho, el primer paso y el
que da inicio al proceso es “el querer cambiar”. A partir de él, el coachee construye su primer
fundamento basado en la voluntad de cambio, que para ser efectivo siempre requerirá un plan
de acción y la acción propiamente dicha, algo que siempre pautará o facilitará el coach.
Una vez interiorizan ambas visiones, el control de los individuos sobre sus procesos de
desarrollo aumenta de forma considerable, ayudándoles a mejorar su crecimiento. El
seguimiento y la evaluación durante el camino están íntimamente ligados a la toma de
decisiones y a la redefinición de objetivos.
Coach y coachee deben compartir este trabajo, pero cada uno ocupando su rol. De esta forma,
se proporcionan oportunidades para la satisfacción individual, la creatividad y el intercambio
de nuevas ideas.
El siglo XX ha supuesto una gran evolución de la teoría y práctica del coaching. En concreto,
muchos expertos y teóricos indican que el año 1980 fue clave para el desarrollo de esta
disciplina. Los hechos hablan por sí solos: en la década de los 80, el coaching empieza a
difundirse de forma masiva y toma su forma actual.
Tal como se ha podido observar, la disciplina que nos ocupa está sustentada, en gran parte,
por esta escuela psicológica. Muchos teóricos aseguran incluso que el coaching es una
extensión de las bases de la práctica psicológica humanista.
Esta disciplina lleva más de 25 años como una práctica reconocida , cuya metodología se
consolidó y mantuvo su identidad propia en la década de los 80. Así pues, se desarrollaron tres
grandes áreas de trabajo:
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● Life Coaching o Coaching Personal;
● Executive Coaching o Coaching Ejecutivo;
● Corporate Coaching o Coaching Organizacional.
Cada sujeto, ya sea coach o coachee, y sus parámetros vienen influenciados por el contexto en
el que viven. Algo que, a su mismo tiempo, es cambiante. Por este motivo, el coaching no es
una disciplina estática y fija, va mutando según las demandas y las variaciones de los sujetos
que en él participan.
El mentoring se suele confundir o vincular con el coaching, puesto que sus bases tienen una
gran conexión, sobre todo cuando se hace referencia a las técnicas y a los procesos que
utilizan ambas disciplinas. No obstante, no se deben confundir, ya que su objetivo es bien
distinto.
En su metodología, el mentoring implica una relación flexible entre mentor y alumno. Esta
siempre se da en un ámbito laboral y el mentor tiene como objetivo enseñar, dirigir, asesorar y
acompañar al pupilo durante su proceso de aprendizaje en una tarea o área de trabajo
concreta. De hecho, lo más frecuente es que el mentor pertenezca a la empresa.
El consultor tiene una función básica: resolver el conflicto, sin ir más allá. Su naturaleza, igual
que la del procedimiento, es analítica y técnica, no resuelve problemáticas “humanas”.
El coach , en cambio, no es un consultor que determina unas pautas fijas para resolver
conflictos, más bien al contrario, es decir, su forma de actuar va cambiando en función de cada
sujeto, pero además deja libertad a este para que él mismo encuentre la solución a un
problema. El coach es un mero facilitador.
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La tutoría es una disciplina ligada a los procesos formativos y académicos. El tutor es
quien acompaña a un estudiante durante su aprendizaje, le asesora y le ayuda a asimilar de
forma más efectiva los conceptos. Este procedimiento es complementario a la tarea principal
de las escuelas: educar.
Al ir tan ligada a la formación, la tutoría dista mucho del coaching . El único punto en el que
coinciden es en que son medios para el desarrollo de las personas, y sus programas pueden
combinar acciones formativas con actividades de coaching.
Esta disciplina busca alimentar la comunicación, reducir el tiempo de formación, reorientar las
estrategias de los equipos de trabajo y aumentar la productividad.
Las sesiones de evaluación son una toma de contacto entre el superio r y el responsable o los
trabajadores de cada área, dependiendo de la distribución de la compañía. Estos encuentros
sirven para evaluar los objetivos alcanzados y reestablecer pautas . Generalmente, se
organizan después del feedback, pero nunca durante el coaching o tras él.
El psicoanálisis aparece a finales del siglo XIX como un procedimiento analítico de los
comportamientos humanos, teniendo en cuenta la proyección del subconsciente en dichas
conductas.
Por otro lado, la terapia psiquiátrica tiene su origen en un trastorno y su finalidad es curarlo.
Cada vez con más frecuencia surgen problemas de personalidad que pueden representar una
patología.
Es cierto que el coaching tiene raíces psicológicas, pues sus fundamentos también intentan
ayudar a los sujetos desde un punto de vista interpersonal. No obstante, su metodología nada
tiene que ver con el psicoanálisis, pues no pretende percibir el subconsciente del coachee.
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patología, sino simplemente facilitar el crecimiento personal del cliente. De hecho, si el coach
percibe algún indicio de enfermedad o problemática, está obligado a derivar a su cliente a un
profesional de la psicología o psiquiatría.
RESUMEN
● El coaching es el proceso con el que se libera el potencial de una persona, con el fin de
estimular y mejorar su desempeño y sus aptitudes.
● Las influencias más destacadas del coaching a lo largo de la historia han sido:
● Sócrates y la mayéutica;
● Platón y el diálogo;
● Maquiavelo y la concepción dualista;
● Baltasar Gracián y las cualidades del hombre;
● Stuart Mill y la libertad;
● Kierkegaard, Nietzsche y el existencialismo;
● la psicología humanista y la conciencia del ser humano;
● el Partnership for Productivity Foundation.
● El coaching tuvo su época de esplendor en los años 80, en el siglo XX. A partir de ese
periodo, se afianzaron varias tipologías de esta disciplina:
● Life Coaching o Coaching Personal;
● Executive Coaching o Coaching Ejecutivo;
● Corporate Coaching o Coaching Organizacional.
● El coaching no debe confundirse con otras disciplinas como el mentoring, la consultoría, la
tutoría, el feedback, la evaluación o el psicoanálisis.
ESPACIO DIDÁCTICO
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.
1. ¿Qué es el coaching?
SOLUCIONARIO
1. ¿Qué es el coaching?
El coaching es el proceso con el que se libera el potencial de una persona con el fin de
aumentar al máximo su desempeño de aptitudes.
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2. Menciona dos de las fronteras de la escucha activa planteadas por Platón.
Las fronteras que plantea Platón son que no se puede aceptar aquello con lo que no se está de
acuerdo; que no se puede dar por válido aquello que no se oye, aunque se intuya; que no se
puede llegar a conclusiones si no existe una lógica concatenada; que no existen preguntas
indiscretas, sino respuestas inadecuadas; y que no se pueden tomar posiciones que no
correspondan, bien sea juzgar, evaluar o criticar.
Las sesiones de evaluación son una toma de contacto entre el superior y el responsable o los
trabajadores de cada área de una misma empresa con el propósito de evaluar los objetivos
alcanzados y reestablecer pautas. El coaching no es una táctica encubierta de evaluación, es
decir, no busca presionar a los coachees para que superen pruebas o exámenes, sino más bien
al contrario. Por este motivo, los futuros coaches no deben examinar nunca a su cliente como
si estuviera inmerso en una competición o carrera para conseguir un título. En caso de que
esto suceda, el procedimiento quedaría desnaturalizado y sin valor.
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