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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS NORA RABOTNIKOF


Este material es para uso de los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines

EN BUSCA DE UN LUGAR COMÚN

EL ESPACIO PÚBLICO EN LA TEORÍA


POLÍTICA CONTEMPORÁNEA

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
Colección: FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA México 2011
HM1236
R33
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2011
Rabotnikof, Nora.
En busca de un lugar común : el espacio público en la
teoría política contemporánea / Nora Rabotnikof. — Méxi-
co : UNAM, Instituto de Investigaciones Filosóficas, 2005.
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333 p. — (Colección Filosofía contemporánea)


“Primera reimpresión, 2011” rev. port. En memoria de Aldo Rabotnikof
ISBN 978-970-32-2511-8
1. Opinión pública. 2. Poder (Ciencias Sociales). 3. Go-
bierno y oposición. I. t. II. Ser.

Corrección de estilo y cuidado de la edición: Laura E. Manríquez


Composición y formación tipográfica: José Alberto Barrañón C.

Primera edición: 2005


Primera reimpresión: 24 de mayo de 2011
DR © 2011 Universidad Nacional Autónoma de México

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ISBN 978-970-32-2511-8
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LOS SENTIDOS DE LO PÚBLICO

1. La dicotomía difícil
El término ‘público’, como la mayor parte de los conceptos
políticos relevantes, está muy lejos de una definición inequívo-
ca. Su utilización en el contexto de vocabularios políticos di-
ferentes construye o identifica problemas también diferentes,
evaluaciones y cursos de acción dispares. Se lo utiliza para ad-
jetivar ‘espacio’, ‘esfera’; se lo sustantiva (a veces sustancializa);
se lo usa normativa o descriptivamente, y no siempre se tiene
en cuenta que el trazado de los límites entre lo público y lo
privado se modifica históricamente. Tampoco se advierte que
el conflicto por la definición de esos límites ha formado parte
de maneras específicas de concebir la vida política.
Es así como las frecuentes invocaciones al fortalecimiento de
lo público a menudo aluden a dimensiones diferentes, aunque
relacionadas, de la vida política de una comunidad. El debate
que estas invocaciones suscitan muestra que el uso del término
—tanto en el lenguaje corriente como en el especializado— y los
criterios para sus referencias distan de ser unívocos. La línea
divisoria que separa lo público de lo privado es, en todo caso,
de elusivo trazo.
Por supuesto, esta multivocidad remite a las transformacio-
nes históricas que han ido otorgándole dimensión institucio-
nal, así como a los usos que, desde distintos enfoques discipli-
narios, han codificado y sedimentado significados. El carácter
multívoco también remite al hecho de que si bien ‘público’ y
‘privado’ pueden no ser considerados en sí mismos términos
evaluativos (como ‘justo’, ‘democrático’, etc.), suelen utilizarse
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en contextos evaluativos: para defender “la supremacía de lo oculto. Lo que no puede verse, aquello de lo que no se puede
público sobre lo privado o de lo privado sobre lo público” (en hablar, que se sustrae a comunicación y examen, se conecta
las posiciones de cuño individualista-liberal u organicista), y, históricamente con lo sacro, accesible eventualmente sólo a un
por ejemplo, cuando se dice que “el Estado debe ocuparse sólo saber de corte iniciático.3 Volver “público”, en este sentido, alu-
de lo público” o cuando se aclara que “lo público” ya no debe
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de a la luz que torna visible (y ésta será la fuerza de la noción


identificarse con “lo estatal”.1 ilustrada de publicidad) aquello que se sustraía a la mirada y que
De manera muy general, se puede sostener que el par públi- incluso reivindicaba explícitamente el requisito del secreto. 4 Es-
co/privado (en cuanto categorías políticas) mantiene “adheri- te segundo sentido no ha coincidido históricamente con el pri-
dos” al menos tres sentidos básicos. Tal vez sea más preciso ha- mero. Ni lo público (en el primer sentido de lo común a todos)
blar de tres criterios heterogéneos para trazar esta diferencia: fue siempre tratado públicamente, ni lo privado (también en
el primer sentido de lo individual) se preservó tampoco de la
a) Lo público como lo que es de interés o de utilidad común a
mirada de los otros, de la luz pública. La connotación espacial,
todos, lo que atañe al colectivo, lo que concierne a la comunidad
en la medida en que hablamos de visibilidad y ocultamiento,
y, por ende, la autoridad de allí emanada, en contraposición a
es casi directa. Así, la idea de lo privado pasa de lo más exte-
lo privado, entendido como aquello que se refiere a la utilidad
rior a lo más interno: del foro, el estrado, la escena, “hasta los
y el interés individual. Hablamos así de “seguridad pública”,
últimos reductos en los que se encierra la más preciosa de las
“salud pública”, refiriéndonos a una dimensión común y gene-
riquezas o los pensamientos propios, en los que se amurallan
ral (la salud de todos y los aspectos generales de la salud y de la
las situaciones que no se pueden exhibir”.5 Es también eviden-
seguridad, más allá de mis problemas específicos y particulares
te la transformación sustantiva que la escritura, primero, y la
de salud o mi particular exposición al riesgo). De allí también
imprenta, después, aparejaron en relación con este sentido de
que, en algunas definiciones, el término ‘público’ aparezca co-
lo público. Ambas, escritura e imprenta, permitirán poner por
mo “lo perteneciente o concerniente a todo un pueblo, lo que
igual, “a la vista de todos”, lo que antes sólo podía mantenerse
emana del pueblo”, además de hacer referencia a la autoridad
en el secreto de los iniciados o en las tinieblas de lo oculto. 6
colectiva, al Estado.2 En cambio, según esta primera acepción,
lo privado designa lo singular y personal, y aquello que, en c) Lo que es de uso común, accesible para todos, abierto, en
su origen, pretende sustraerse a ese poder público (entendido contraposición con lo cerrado, que se sustrae a la disposición de
como poder del colectivo). La recuperación de este primer sen-
tido, en términos jurídicos, será básica para la distinción entre 3 Douglas, Natural Symbols: Explorations in Cosmology.
derecho público y derecho privado, así como para lo que se ha 4 “Hoy el mismo hecho de tener un secreto debe ser mantenido en secreto
dado en llamar las “dicotomías derivadas”: sociedad política y y ya no puede servir como contraseña para las grandes cosas. Sólo como
sociedad doméstica, ley pública y contrato privado, voluntad religión el secreto ha conservado su sentido originario, el sentido de que la
general y voluntad particular. develación del secreto no destruye al mismo secreto, sino que castiga a los
curiosos privándolos de la capacidad de entender” (Luhmann y De Georgi,
b) Lo que es y se desarrolla a la luz del día, lo manifiesto y os- Teoría de la sociedad, p. 100).
5 Duby, op. cit., t. 3, p. 57.
tensible en contraposición a aquello que es secreto, preservado, 6 Así, Jean-Pierre Vernant recalca el cambio de función de la escritura,

desde el momento en que ésta es recuperada por los griegos a finales del
1 La distinción entre uso descriptivo y uso axiológico de la dicotomía se
siglo IX a.C. No sólo se trata de una escritura diferente, sino de un hecho de
encuentra, por ejemplo, en Bobbio, “La gran dicotomía: público/privado”, civilización nuevo: de ser especialidad de una clase de escribas, registro de
Estado, gobierno y sociedad, p. 15. los archivos del poder en el secreto de palacio, se transforma en la posibili-
2 Dictionnaire Le Littré, citado por Duby en el prefacio a Aries y Duby,
dad de tematizar y observar aspectos de la vida social y política, de hacerlos
Historia de la vida privada, t. 3, p. 20. “públicos”. Véase Vernant, Les origines de la pensée grecque, p. 32.
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los otros. Para algunos, éste parece ser el significado original 2. La herencia clásica
del que derivan los dos sentidos anteriores, aunque también
podría parecer como una significación lateral del primer senti- La articulación entre los tres sentidos señalados parece remon-
do. ‘Público’, en este caso, es aquello que, al no ser objeto de tarse a categorías de origen griego transmitidas por el dere-
cho romano. Así, es habitual remitir el origen de la oposición
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apropiación particular, se halla abierto, distribuido. Algunos


intérpretes han señalado que, por derivación de esta acepción, público/privado a la nítida distinción entre esfera doméstica,
se desemboca en el sustantivo el público, como el conjunto de ligada a la resolución de necesidades básicas, y esfera pública,
los que se benefician de esa apertura. En ese sentido, un uso entendida como ámbito de acción de una ciudadanía libre en
del publicare latino es “confiscar”, “sustraer al uso particular”. el tratamiento de los asuntos comunes, como polis.
Las plazas, la calle, son lugares de uso público, abiertos a todos. La polis griega, en efecto, parecía articular estos tres sentidos
Del otro lado, el signo más ostensible de privacidad como apro- de lo público. La politeia incluía el tratamiento de los asuntos
piación es la clausura (la cerca). Este tercer sentido tiene perfi- comunes por los ciudadanos libres, la participación activa en
les menos nítidos que los dos anteriores. Algunos lugares son la construcción y la defensa de la comunidad política. En el
públicos (abiertos) porque son de todos (comunes) y por eso las segundo sentido, la actividad pública, en contraste con la os-
actividades que allí se realizan son manifiestas y ostensibles (vi- curidad del ámbito doméstico, se desenvolvía a la luz del día y
sibles). Sin embargo, como mencionamos en la Introducción, en presencia de otros. Por último, la polis hacía referencia a un
algo puede ser público (en el sentido de no oculto o no se- espacio potencialmente abierto a todo el demos, a la ampliación
creto), desarrollarse a la luz y no ser público (en el sentido de progresiva del círculo de los iguales ante la ley. Lo colectivo, lo
accesible o disponible para todos). Los códigos de caballería, manifiesto y lo abierto se aunarían en una imagen paradigmá-
la fiesta barroca, la liturgia eclesiástica, las prácticas cortesanas tica de lo público que, desde entonces, no cesa de ejercer su
combinan “visibilidad” con algún tipo de clausura: apertura a influencia sobre la reflexión occidental.7 En la modernidad, es-
la mirada y exclusión en cuanto a la disponibilidad. Antes de ta imagen resurgirá en casi todas las concepciones normativas
la instauración del sufragio universal, el carácter público de del espacio público.
los procesos electorales (que apuntan a la autoridad común y Estos tres sentidos articulados condensarán, de ahí en ade-
que se desarrollan a la luz del día) tampoco coincide con la lante, una serie de características que aparecerán indisoluble-
accesibilidad pública. De alguna forma, este tercer sentido que mente asociadas a la reflexión sobre lo público. En primer
queremos destacar y que remite a la oposición abierto/cerrado lugar, se observará un predominio de la palabra sobre otros
es el que más relaciona público/privado con la dimensión de instrumentos de poder, o sea, la asociación de las cuestiones y
inclusión/exclusión. los espacios públicos con ámbitos de despliegue de la persua-
Al esbozar una muy rápida revisión de los deslizamientos en sión a través de la argumentación. La palabra se convertirá en
el significado de lo público, para ubicar el surgimiento histó- el instrumento político por excelencia, signo de autoridad, me-
rico de ciertos problemas y modos de reflexión que aparecen 7 “Este modelo de la publicidad helénica, tal como lo hemos recibido, estili-
cada vez que se lo intenta caracterizar, veremos que los tres zado por la autointerpretación de los griegos, comparte desde el Renacimien-
sentidos asociados a lo público (lo general y común, lo visible to, con todos los llamados clásicos, la fuerza propiamente normativa que ha
y manifiesto, y lo abierto y accesible) se han articulado histórica- llegado hasta nuestros días” (Habermas, Historia y crítica de la opinión pública,
mente de manera variable, y que esta articulación no siempre p. 44; en adelante HCOP). Tanto un relato explícitamente recuperador de la
ha estado presente como problema explícito en la reflexión de Antigüedad (hasta el punto de ser calificado por algunos de “premoderno”),
como el de Arendt, como otro que intenta reencontrar esos contenidos en el
la filosofía política. proyecto de la Modernidad (Habermas) se reclaman deudores de esta imagen
de lo público.
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dio de mando; pero se trata de una palabra que debe persuadir, Por último, la constitución de la polis como ámbito público
convencer, pasar la prueba de formulaciones antitéticas. La po- lleva consigo la reivindicación de la ley escrita. Al fijarla por
lítica toma la forma de agon, de un torneo azaroso guiado por medio de la escritura, se la sustrae a la autoridad privada de
una lógica de lo verosímil y de lo probable en el que se juega la los basilei, cuya función era “decir” el derecho. La ley escrita
aceptación o el rechazo, la victoria o la derrota. El papel de la separa la decisión del arbitrio individual y del arcano. Surge
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retórica en el ámbito de la deliberación pública, su función no así la concepción de una regla común, de una norma racional
instrumental sino constitutiva de los temas públicos, así como públicamente consagrada, que ya no depende de conocimien-
la tensa relación entre doxa y episteme aparecerán relacionados tos secretos, de saberes mistéricos.12 También en este sentido,
desde entonces con esta idea clásica del tratamiento de lo pú- la polis expropia o confisca el trato especial con ciertas poten-
blico.8 cias divinas y lo transforma en cultos oficiales de la ciudad. Los
En segundo lugar, la reorganización del espacio social al- dioses de la ciudad suponen un “culto público”, son dioses que
rededor de la plaza, la referencia a un sitio de convergencia ahora están bajo la mirada de los ciudadanos y que devuelven
de todos los ciudadanos, parece indicar al mismo tiempo la a la comunidad la capacidad de unir (de ligar) que tiene la
delimitación de un espacio propiamente político que funciona religión.
como “centro” de referencia para todos. En términos más ge- El derecho romano consagrará las categorías de lo público
nerales, este movimiento impone la necesidad de recurrir de y lo privado a través de aquello que refiere a la condición del
allí en adelante a una imagen espacial (el agora, el foro).9 Se populus y aquello que refiere a la utilidad del individuo. La
trata literalmente de un espacio público delimitado frente a las res publica representa la propiedad accesible universalmente al
moradas privadas. Vernant señala que la expresión griega en populus y, como tal, extra commercio. Utilidad común, ley común
koinó (hacer público, tratar en común) tiene una evidente va- y accesibilidad general se vinculan en esta caracterización de la
lencia espacial: en vez de decir que algo es tratado en común res publica. En contraste, la res privada se encuentra situada in
se puede decir que se pone “en el centro”. El espacio urbano commercio e in patrimonio, relacionada con un poder diferen-
se reorganiza: hay un centro donde se debaten los asuntos pú- te, el paterfamilias, y ubicada en el ámbito cerrado, replegado
blicos, el cual representa todo lo que es común, la colectividad sobre sí mismo, del domus, la casa.13 Actuar privadamente, en
como tal.10 el lenguaje ciceroniano, significa actuar no como magistratum,
En ese centro hay igualdad; nadie está sometido a nadie. Así, es decir, no a partir de la investidura que emana del pueblo,
la identidad de los moradores del espacio público o del público sino como simple particular. Del mismo modo, significa actuar
se construye a partir de una igualdad ciudadana definida como en otro territorio jurídico: ya no en el foro, sino en la intimi-
isonomía, igualación en la ley y en la participación en el po- dad. De esta caracterización del derecho romano importa sub-
der.11 El ámbito público político, como espacio diferenciado, rayar dos dimensiones que estarán presentes como problemas
se constituye a partir de relaciones igualitarias y reversibles. ligados al tratamiento de lo público hasta nuestros días. En
8 No podemos detenernos ahora en la cuestión de la retórica política. El primer lugar, la asimilación del derecho público a la relación
tema merecería un tratamiento específico. Baste decir que este análisis del gobernantes-gobernados, y del privado a la relación entre igua-
discurso en la asamblea y en el tribunal abren la vía de la investigación aristo- les; en segundo, y de modo más importante, la diferencia entre
télica en torno a una lógica de lo verosímil o de lo probable, de la reflexión en el tipo de reglas vinculantes que conforman una y otra esfera:
torno a la contingencia de la práctica. Trataremos de recuperar esta cuestión
en el análisis de lo público en Arendt. llo que se ha despojado de todo carácter privado, particular y que saliendo del
9 Vernant, op. cit., p. 42.
10 Vernant, Mythe et pensée chez les Grecs, cap. 3.
tejido de los gens aparece como cuestión de todos” (Vernant, op. cit., p. 42).
12 Weber, Economía y sociedad, pp. 498 y ss.
11 “La arjé ya no puede ser propiedad exclusiva de nadie, el Estado es aque-
13 Duby, op. cit., t. 3, p. 20.
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la cada vez más preponderante forma de la ley como norma medieval de publicidad, como en los casos griego y romano);
obligatoria y las normas establecidas a través de acuerdos bi- sin embargo, aun cuando se registra una suerte de desmenuza-
laterales, cuya fuerza reposa primordialmente (en el derecho miento que “acaba por diseminar las prerrogativas del poder
natural) en el principio de reciprocidad.14 público de casa en casa”17 y cada feudo se convierte en un mi-
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El medioevo se presenta como un territorio histórico que pa- niestado soberano, a partir del siglo XII se asiste a la progresiva
rece resistirse a la aplicación estricta de las categorías jurídicas recuperación del elemento público (en un lento proceso que va
romanas de lo público y lo privado. “Derecho público y privado hacia la construcción del Estado). En todo caso, la distinción
formaban una masa indistinta y homogénea. Elementos corres- entre público y privado sigue existiendo fundamentalmente en
pondientes al derecho público moderno se encontraban encla- términos de categorías jurídicas; y, de algún modo, lo público
vados en el ámbito del derecho privado y relaciones basadas en sigue remitiendo al populus: a la comunidad de varones libres.
vínculos de vasallaje hereditario eran sostenidas por el derecho Esa libertad se relaciona con una compleja red de derechos y
público.”15 En todo caso, suele señalarse la concurrencia del deberes: trabajo comunitario en el mantenimiento de la res pu-
derecho romano con la tradición germánica de lo gemeinlich, blica, defensa de la comunidad y del territorio de las agresiones
en la que una idea de “lo común” como opuesto a lo particular externas, participación en expediciones (llamadas “públicas”),
convergerá con lo público-privado romano. Se subraya, en este ciertas formas de venganza ejercidas en común frente a los “crí-
caso, el tercer sentido, el de lo abierto y lo accesible: existen lu- menes públicos” (que afectan a todos).
gares de uso común, abiertos, y lugares cerrados, recintos que Frente a este ámbito delimitado jurídica y espacialmente, el
son sede de otro tipo de convivencia. La accesibilidad y la aper- ámbito doméstico encierra los bienes familiares (privados) y
tura parecen ser aquí los rasgos distintivos. Se hace referencia los privados, es decir, aquellos que no forman parte del pueblo
así a los elementos comunitarios en el seno de las relaciones y que no dependen por tanto de la ley, sino del poder domés-
o estructuras feudales: la dula, el manantial, la plaza del mer- tico. Existe, empero, otro tipo de privatización del poder que
cado son loci comunes, loci publici. En este caso, “lo particular”, tiene lugar desde la cima de la jerarquía política: “el rey, re-
entendido como aquello que se separa de lo que es de común presentante del Dios padre, se convierte él mismo en padre y
disposición, señala la futura equiparación de intereses particu- los poderes revisten cada vez más el aspecto de una propiedad
lares y privados. ‘Particular’ también alude a la inmunidad y al personal, patrimonial. Publicus en la Roma antigua designa la
privilegio, al caso de excepción, a los distinguidos con dere- cosa del pueblo, en la Galia franca, la cosa del rey.”18
chos excepcionales,16 excluidos de la reglamentación general,
pública. 3. La caracterización moderna
Como sea, aunque el medioevo se identifique comúnmente
con el desmembramiento y la fragmentación del poder público La construcción del Estado y el desarrollo del mercado irán
y con una irrupción de los poderes privados, la cuestión no se perfilando el sentido moderno de la escisión entre esfera públi-
puede zanjar fácilmente (y tal vez por ello no hay un modelo ca y privada. Esta escisión atravesará los tres poderes feudales:
Iglesia, soberanía y estamento señorial.
14 Bobbio,op. cit., p. 18. Con la Reforma, la conciencia religiosa se privatiza (la Refor-
15 Radbruch,Introducción a la filosofía del derecho, p. 65. ma abre la primera esfera de autonomía privada garantizada)
16 En este punto seguimos a Habermas (HCOP, cap. 1). Lamentablemente
y la Iglesia, por su parte, “prolonga su existencia como una
no podemos detenernos en el problema de la “publicidad representativa”,
analizado por Carl Schmitt y retomado por el propio Habermas. La cuestión
nos llevaría al ámbito de las encarnaciones de lo público y al complejo juego 17 Duby, op. cit., t. 3, p. 58.
de inclusión y exclusión en los acontecimientos públicos. 18 Ibid.
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corporación de derecho público”.19 Para nuestra investigación poner la Biblia en manos de todos los creyentes llevará a la
es importante señalar dos tendencias complejas y en ningún recuperación de una verdad pública uniforme y de una cen-
caso lineales, las cuales tuvieron su origen en la Reforma. En tralización de su interpretación a través de la creación de un
primer lugar, las consecuencias individualizantes de la doctri- tejido social comunitario. En Hobbes encontraremos una res-
na del sacerdocio de los creyentes, de la libertad cristiana y de puesta similar, ligada al intento más claro de neutralizar el im-
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la santidad de la conciencia religiosa individual,20 que abren pacto político de la conciencia liberada. Así, la “organización
el camino para la libertad de conciencia y para el resguardo hierocrática” como tal asume un estatus público-jurídico y la
de ese ámbito privado identificado ahora con la conciencia conciencia religiosa se privatiza.
—conciencia individual que luego el calvinismo intentará dis- La escisión (o racionalización, según Weber) del poder sobe-
ciplinar a través de la autoridad religiosa comunitaria—.21 En rano se expresa en la separación entre el presupuesto público y
segundo lugar, la idea de la Iglesia verdadera, entendida como los bienes domésticos, con la formación de la burocracia de Es-
reunión de los corazones en una sola fe, en la que se desta- tado y el ejército profesional que se separa del entorno privado
ca la naturaleza “social” de la Iglesia qua ámbito en el que el de la corte. Es decir, se produce la superación de las formas de
principio jerárquico es abolido y el recurso a la coerción y la patrimonialismo, con la separación entre patrimonio público
ley resulta innecesario: un ámbito libre de dominación, contra- y hacienda personal; un proceso lento y gradual, que tendrá
cara del poder temporal.22 Es decir, se trata del rescate de la en la sociedad cortesana un punto ambiguo de transición: en
idea de “comunidad” del cristianismo primitivo, que vuelve a ella, precisamente, la cosa pública sigue siendo indistintamente
dibujar una forma social espiritualmente superior a la forma propiedad del rey.
política.23 Finalmente, en el ámbito social, a partir del estamento se-
Surge así la conciencia del creyente como una esfera privada ñorial se desarrollan en algunos casos los parlamentos y las
inviolable (en el sentido de individual, protegida e inaccesible), representaciones de los estados, y, por otro lado, la diferencia-
cuya libertad se afirma en relación conflictiva con el orden re- ción de los estamentos artesanales evoluciona hacia la sociedad
burguesa, como ámbito contrapuesto al Estado.
ligioso y político. En Calvino, la conciencia de la amenaza de
Con la progresiva diferenciación de sociedad civil y Estado,
19Habermas, HCOP. Véase también Koselleck, Critique and Crisis. La esfera
lo público fue adquiriendo una de sus connotaciones contem-
de lo privado se constituye, entre otras cosas, como la esfera de la conciencia poráneas, en equivalencia con lo estatal. El poder público se
moral y religiosa. consolida como algo separado que se erige como entidad re-
20 “Nadie da ni puede dar órdenes al alma, a menos que pueda mostrarle conocible frente a los que permanecen fuera, lugar donde se
el camino hacia el cielo; pero esto ningún hombre puede hacerlo; solamente encarna lo común a todos. Sin embargo, si el Estado encarna
Dios. Por consiguiente, en cuestiones relativas a la salvación de las almas, no esta acepción de lo público, al mismo tiempo justifica y teoriza
se enseñará ni se aceptará otra cosa que la palabra de Dios” (Works of Martin
la libertad de sustraerse a la publicidad (como visibilidad). El
Luther, vol. III, p. 252, citado en Wolin, Política y perspectiva, p. 157).
21 “Todos y cada uno somos sacerdotes porque todos tenemos una sola lugar de la decisión política está cerrado al público, y el secreto
fe, un solo Evangelio, un solo y mismo sacramento; ¿por qué entonces no de Estado24 justifica su exclusión del conocimiento público. El
tendríamos derecho a probar o verificar y a juzgar qué es correcto o erróneo poder soberano encarna lo público en cuanto lo común, aun-
de la fe?” (Woolf, Reformation Writings of Martin Luther, vol. I, p. 120, citado que no como lo abierto ni lo manifiesto.
en Wolin, op. cit., p. 157). Algunos intérpretes que reivindican la tradición republicana
22 Sobre las consecuencias políticas del protestantismo y la idea de “her-
señalan que estos dos aspectos —la encarnación de lo público
mandad sin poder y poder sin hermandad”, véase Wolin, op. cit., p. 158.
23 En la reconstrucción del concepto de “sociedad civil” sería interesante

rastrear un posible origen religioso en lo que después fueron las doctrinas 24 Sobre la evolución del “secreto de Estado”, véase Clementi y Musci, “Il
congregacionalistas. Segreto di Stato”.
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en el Estado y la justificación del secreto de su razón— cons- zona de entrecruzamiento entre reglamentación público-estatal
tituyen un punto de ruptura fundamental de la modernidad e iniciativa privada, que será precisamente el espacio y el tema
política respecto de la ratio publicae utilitatis (o ratio status, ratio de la primera “opinión pública”.
regís) medieval. Según dicha interpretación, esta última, más El uso político del adjetivo ‘público’ en los siglos XVII y XVIII
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ligada a las fuentes jurídicas romanas, suponía la subordina- irá marcando un cambio en las relaciones de la sociedad y el Es-
ción a una razón de la comunidad como entidad naturalmente tado con los individuos y grupos, y dará lugar a una progresiva
existente, identificada con “el arte de la ciudad”. En contraste, diferenciación entre el Estado, la comunidad y el individuo. Tal
la razón de Estado se interpreta como lo opuesto a la repúbli- vez dos deslizamientos de sentido resulten primordiales. Antes
ca o ciudad, como una dominación privada sobre las leyes y en Inglaterra y luego en Francia, el “interés público” aparecerá
las instituciones públicas. Por definición, la primera requería como la voz que desde abajo desafía las pretensiones del go-
el gobierno, la ley y la prioridad de las instituciones públicas bierno autocrático. A la identificación de lo “común” con un
sobre los intereses y ambiciones de los ciudadanos privados;25 Estado que parece sustraerse a la publicidad (en el sentido de
la segunda, la apropiación privada de los bienes públicos, la ley manifestación y de apertura) la sucederá el paulatino acerca-
como voluntad del Príncipe, la cosa pública como cosa del Rey. miento de lo público a lo social. Poco a poco, lo común y general
Otras interpretaciones, por el contrario, enfatizan la forma ya no se identificará con ese lugar secreto y cerrado, sino con la
en que el Estado absolutista sentó las bases para una nítida sociedad, que tiene que encontrar formas públicas (visibles y
separación entre ámbito público y privado. En este caso, el manifiestas) de expresión.
acento está puesto en la neutralización política de los conflic- El segundo deslizamiento se refiere a la sociedad misma que
tos religiosos, en la creación de la “administración pública” y busca expresión pública, y que se entenderá cada vez más co-
la separación entre patrimonio público y privado, en la crea- mo conjunto de individuos. El proceso es claro en la revolución
ción del mercado y en la transformación de la comunidad en puritana, donde lo público adquiere una modificación impor-
sociedad.26 tante en su asociación con la nueva connotación adjudicada al
Desde el punto de vista económico, las políticas mercanti- término ‘interés’.28
listas sentarán las bases del desarrollo de una esfera privada Hasta entonces, el interés de la comunidad no era proble-
volcada a los procesos de producción e intercambio, amparada mático.
y controlada por el poder público. El mercado ocupa el lugar
del oikos, y otorga nueva relevancia pública (en el sentido de Primero se había identificado con la comunidad naturalmente
interés general) a la esfera de la producción. 27 Con la progre- existente y luego con el Estado. En el primer caso surgía de los
siva diferenciación entre Estado y sociedad se constituye una lazos cívicos (en su versión republicana) o de la comunidad de
corazones. En el segundo aparecía como asunto de los estadistas
y “pertenecía a la provincia de la razón, específicamente de la
25Virolli, “Revolution in the Concept of Politics”.
26Tal sería, supongo, la interpretación de Weber y con seguridad, en la
misma línea, de Habermas y Koselleck. lo político a empresa administrativa especializada. Véase Arendt, The Human
27 “La actividad económica privada ha de orientarse de acuerdo con un trá-
Condition (en adelante, HC).
fico mercantil sometido a directivas y supervisiones de carácter público; las 28 El término ‘interés’ se introdujo en el vocabulario inglés alrededor de
condiciones económicas bajo las que ahora se realiza están emplazadas fuera 1640: “tener un interés” —sea individual, de clase, de grupo o de Estado-
de los confines del hogar, por primera vez son de interés general” (Habermas, puede sugerir que quien lo posee subjetivamente siente una preocupación y,
HCOP, p. 26). Este desarrollo del mercado y de la socialización de la produc- por lo tanto, puede promoverlo activamente; o puede encerrar la pretensión
ción serán interpretados por Arendt en términos del “ascenso de lo social”, de algún observador de que la parte interpelada se ve objetivamente afectada
o sea, como la progresiva ocupación o destrucción del espacio público por por ciertos factores, independientemente de que la situación haya provocado
una especie de “ámbito doméstico ampliado”, y la consiguiente reducción de una necesidad o no. Véase Gunn, “Public Interest”, p. 182.
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razón de Estado, una forma de sabiduría encarnada en máximas conversión a una forma individualista de percibir las totalida-
y fundada en información restringida, que preservaría a la co- des sociales se acompañó de una adaptación también gradual
munidad de mayores desastres”. En ambos casos, expresión de de la distinción entre dos formas del bien público, una que re-
la comunidad o pretensión de los gobiernos absolutos, el interés fería al bienestar general del Estado y otra que tomaba la forma
público tenía una dimensión objetiva.29 del “bien común” fundado en el bienestar de los privados. Así,
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cuando los defensores de un “interés público” de procedencia


Es a partir de la Revolución Puritana cuando el interés público popular presentaban su causa como la defensa de “la preocupa-
comienza a enfrentarse al interés del Estado autocrático, en
ción que cada hombre particular tiene por su inmediata partici-
una particular amalgama de los nacientes principios liberales pación [share] en el interés público”, manifestaban de manera
con elementos de la tradición republicana. Si bien el pueblo
gradual cómo “el ámbito tradicional, una cosa de estructura
podía carecer de esa particular “sabiduría de lo público” (naci- orgánica, con presencia y voluntad real independiente de los
da de la información, la visión del conjunto, de la percepción
sujetos, se transformaba en ‘un público’, una colección de vo-
desde el Estado, etc.), sufría en cambio las consecuencias de luntades y conciencias”.34
las decisiones: “El pueblo común podía no ver, pero sentía.”30
Esta visión (que algunos llaman la reformulación republica-
También se abre camino la idea del interés público como la na del interés público, pero que también puede leerse como
suma de los intereses individuales, con la particular relación
una transición hacia el individualismo de corte liberal) enrai-
entre expresión de ese interés y participación electoral. “Ini- zaba los objetivos nacionales en las preocupaciones de la co-
cialmente los hombres desafiaron una versión serenamente ab-
munidad y rompía con las antiguas doctrinas del deber social
solutista del policy making con la afirmación de que, a pesar de y de la primacía de las obligaciones cívicas sobre los intereses
que el grueso de la población podía no ser plenamente capaz
privados. Si la comunidad era entendida como el conjunto de
de discernir las prioridades nacionales, podían sentir el peso sus partes, la supremacía del bien público dejaba de ser una
de la carga.”31 Muy pronto fue superada esta concesión a los
barrera frente a algunas ambiciones privadas legítimas.
arcana imperii; así encontramos a James Harrington que apela La razón de Estado es, en cambio, el eje del discurso sobre
a la visión electoral (suffrage view) de la verdad que a veces se
el interés público en Francia, al menos hasta los fisiócratas. 35
imputa a Locke: “Si un individuo no sabe qué beneficia su inte- Estos últimos intentaron fundamentar el “bien público” en la
rés, ¿quién entonces podría saberlo? Y lo que beneficia el in-
suma de los intereses particulares y en el logro de su equilibrio
terés del más particular de los hombres, lo que se sintetiza en a través de un programa económico racional, apelando así tan-
el voto común, es el interés público.”32
to al interés de la sociedad en cuanto suma de individuos, como
Se reformulaban así, en sentido individualista, las antiguas a la razón pública-estatal.
ideas en torno al deber social. Lo público sigue haciendo re-
ferencia a lo colectivo y general (forjado ahora a partir de los
individuos), a los intereses comunes que se expresan abierta- para el discurso público porque soslayaba la distinción entre egoísmo ordi-
nario y búsqueda legítima de objetivos defendibles, a menudo percibidos no
mente en la manifestación electoral. sólo como intereses, sino como derechos” (ibid., p. 160).
En realidad, la transición a la idea de interés público como 34 Ibid.

conjunto de intereses privados parece haber sido gradual. 33 La 35 Es interesante hacer notar que aunque Harrington intentó adaptar la no-

ción de razón de Estado a su modelo de gobierno republicano, resultó difícil


29 Ibid.; todas las traducciones de los pasajes citados de esta obra son mías. reformular un tema cortesano en función de las preocupaciones de los ciu-
30 Manifiesto de 1642, citado por Gunn. Véase ibid., p. 158. dadanos privados. Tangencialmente, ello nos habla de las diferencias funda-
31 Ibid. mentales en la constitución de “lo público” entre el modelo inglés, el francés
32 Ibid., p. 159. y el alemán. Dichas diferencias serán retomadas en la reconstrucción de los
33 “La autores contemporáneos.
doctrina hobbesiana de un interés propio inerradicable era molesta
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Lo público como asunto de “un público” (privados reuni- “común” se construye así a partir del interés global de los pri-
dos en calidad de público) seguirá caminos de desarrollo di- vados, en la determinación de lo que constituyen bienes y ga-
ferentes desde el punto de vista de su conformación social, su rantías públicas que, por tanto, deben ser objeto de normas
representación política y su “autoconciencia”.36 En el caso pa- generales.
radigmático inglés, la temprana parlamentarización en sentido Por otra parte, al menos en su origen, la accesibilidad ge-
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moderno, el desarrollo de la prensa, la también pronta con- neral a esta esfera de raciocinio público parecía garantizada
quista de varios elementos del Estado de derecho hicieron que por los supuestos económicos de un orden natural pensado
la voz de ese público se tradujera primero en una public opinión como esfera libre de coerción y de poder. Ello fundamentaba
que controlaba, cuestionaba y se enfrentaba a las medidas de la pretensión de que un concreto círculo social homogéneo re-
gobierno y, más tarde, en los public meetings y asociaciones po- presentara al conjunto de la sociedad 39 (y de la Humanidad),
líticas locales que otorgaron una base más amplia y fuerte a los así como la ilusión de la accesibilidad potencial de todos.
partidos como representantes del público.3 Por último, y de manera más fundamental, el principio de
En Francia se forma un público en los ámbitos literarios y publicidad se erige contra el secreto de Estado y vuelve “públi-
en el secreto protegido de la censura y el control estatal; pero cas”, en el sentido de desplegables a la luz del día, por un lado,
no será sino hasta la Revolución francesa cuando se intente y vinculadas a la legitimación mediante el razonamiento públi-
dar forma institucional a la voz de ese público, a ese “espíritu co, por el otro, las leyes y medidas que afectan a la generalidad
público” o a esa conciencia pública (Saint-Just) que permitirá de los privados.40
reconstruir la unidad social sobre las nuevas bases revolucio- Los derechos fundamentales incorporados constitucional-
narias, a través de la participación en la vida colectiva. 38 Tal mente harán referencia tanto a esta consideración de los hom-
vez valga la pena hacer notar que en la invocación a la con- bres y de los ciudadanos, como a esta consagración de los espa-
ciencia pública reaparecerán los rasgos globalizadores u orga- cios público y privado en el ámbito social: a las instituciones e
nicistas de la antigua comunidad. Algo similar ocurrirá con la instrumentos del público (prensa, asociación, opinión), a su ex-
conciencia colectiva de Durkheim, donde lo común y lo general
presión política (sufragio), a la autonomía de la esfera privada
se presentarán indisolublemente ligados al tema, ya moderno,
en lo que atañe a las dimensiones de la libertad individual (de-
de la integración social.
rechos y garantías individuales) y a las libertades económicas
En el vocabulario ilustrado, esta esfera de la publicidad se
(contratos, herencia, propiedad, trabajo).
identificará progresivamente con el ejercicio público del racio-
El supuesto social básico es la diferenciación entre sociedad
cinio. Y el raciocinio público será considerado la base de una
integración normativa de la sociedad, a través de la neutrali- civil y Estado. En la percepción liberal e ilustrada, este ámbito
zación de perspectivas particulares exclusivistas o de su reela- público no sólo supone el procesamiento de las necesidades e
boración en función de lo general (en las diferentes versiones intereses de la sociedad civil frente al Estado, sino, por enci-
sobre la compatibilidad entre interés público y privado). Lo ma de ello, el ideal normativo de hacer pasar por la piedra de
toque del raciocinio público la legitimidad de las leyes. La pu-
blicidad, entendida como visibilidad, cognoscibilidad, accesibi-
36 Ypodríamos decir que se relaciona no sólo con las diferentes formas de lidad y controlabilidad de los actos de quien detenta el poder
institucionalización política de ese público, sino también con las diferentes
interpretaciones en torno a su génesis.
37 Habermas, HCOP, p. 78. 39 “El público anticipa en sus consideraciones la pertinencia de todos los
38
Lafer, “II significato di Reppublica”. Para la transformación del esprit hombres” (Habermas, HCOP, p. 120).
public en orden público, véase Ozouf, “Esprit Public” en Dictionnaire critique 40 La formulación del principio de publicidad de Kant conecta precisamente
de la Révolution Française y La File révolutionnaire (1789-1799). Véase también la justicia de la norma, su potencialidad de formulación pública y la capacidad
Ferry y Renaut, Filosofía política. de ser racionalmente aceptada por el público; véase, infra, el capítulo II.
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supremo, es precisamente la extensión de la metáfora de las los límites ideales entre sociedad civil y Estado, entre lo pri-
luces que consagra el contraste entre poder visible e invisible41 vado y lo público. Términos complejos como ‘publificación’
y establece definitivamente este sentido de lo público. de lo privado y ‘privatización’ de lo público, ‘socialización’ del
Sin embargo, desde el punto de vista valorativo, la pondera- Estado o ‘estatización’ de la sociedad, remiten a la ampliación
ción de esta “esfera pública burguesa” así constituida no será de las funciones interventoras del Estado en ámbitos sociales
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uniforme. La estilización ilustrada recuperará, antes que na- tradicionalmente considerados “privados”, a la penetración de
da, el aspecto de la argumentación y de la formación racional grandes organizaciones de origen “privado” en el ámbito esta-
de la voluntad colectiva. El raciocinio público ilustra, pero so- tal, y a la transmisión de competencias públicas a instancias del
bre todo es condición de racionalidad de los resultados. La ámbito privado.
versión liberal insistirá en el supuesto interés universal por la Otra forma de caracterizar esta privatización de lo público
seguridad de la persona y de la propiedad, como medio de alude al predominio de relaciones de tipo contractual en el
unir bien privado y bien público, en la defensa de los derechos nivel superior de las relaciones políticas relevantes, es decir,
individuales frente a los abusos del poder público, y situará el a un trastrocamiento de la jerarquía entre ley y contrato. 43 El
ámbito privado como espacio de la libertad y de la felicidad de contrato, la negociación y el compromiso entre grandes orga-
los modernos. La versión republicana moderna pondrá el én- nizaciones políticas y económicas (acuerdos interpartidarios y
fasis en la noción de “felicidad común”, e intentará recuperar mecanismos neocorporativos) y los nuevos mecanismos de re-
la idea de ciudadanía activa, precisamente como desafío a la presentación de intereses particulares que desplazan a la repre-
distinción liberal entre “libertad de los antiguos y libertad de sentación general ciudadana remiten tanto a “menos publici-
los modernos”, jerarquizando la participación en la vida públi- dad” (menos visibilidad), como al carácter problemático de
ca y la formación cívica.42 En un nivel normativo, lo público una noción donde lo público encarne lo común y general.
será entonces, alternativa o simultáneamente, el ámbito de la Histórica y sociológicamente, esta transformación ha estado
argumentación, de las garantías de la esfera privada o de la par- relacionada con el fortalecimiento del gobierno político admi-
ticipación activa ciudadana en la formulación y la defensa de nistrativo y con la crisis del parlamentarismo. En términos más
las leyes. abstractos, no sólo ha replanteado los límites de la dicotomía
público/privado, sino que ha generado nuevos problemas a la
4. El Estado social y después vigencia del principio de publicidad. El antiguo problema de
la visibilidad del poder parece reformularse como tensión en-
Es común hacer referencia a la transición del Estado liberal de tre el control público y la autonomía decisional técnicamente
derecho al Estado social de derecho como una dislocación de fundada. La sustracción de información al debate y al control
público ya no se sustenta en una abstracta razón de Estado,
41 Bobbio, sino en las urgencias decisionales, en la autonomía de ciertas
El futuro de la democracia, p. 69.
42 Las
diferencias no son sólo de matiz y afectan dimensiones importan- instancias de gobierno, en el monopolio técnico. Ello supone,
tes de la vida social. Para la visión republicana, por ejemplo, la educación además, una transformación fundamental en el campo jurídi-
pública se considera un aprendizaje común necesario para el progreso de la co, en cuanto a la relación entre ley general, decisión guberna-
razón pública en la vida colectiva. Como decía Sarmiento, la educación es mental y contrato. El predominio de estas dos últimas formas
fundamental en la construcción de la Nación, en la transformación de una
república de habitantes en una república de ciudadanos. Véase Lafer, op. cit.
respecto de la primera supone, de por sí, una redefinición de
En cambio, desde una perspectiva ortodoxamente liberal, como recuerda Ha- lo público y de la relación entre cuestiones colectivas genera-
bermas, la imposición de la escuela y el servicio militar obligatorio (dos ejes
caros al pensamiento republicano y su definición de ciudadanía) señalarían el
comienzo de la intervención estatal en la esfera privada. 43 Bobbio, op. cit., p. 31.
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les, cuestiones debatidas públicamente, y formulación bajo la ben ser los temas de una argumentación pública? ¿Podemos
forma de leyes generales. seguir identificando lo público con lo estatal? ¿O más bien de-
De igual modo, los derechos sociales redefinieron la adju- beríamos pensar lo contrario, es decir, que en tanto “el públi-
dicación de aquello que compete a los privados y aquello que co” moderno tiene su origen en los individuos autónomos y en
la conformación de una sociedad “separada” del Estado, toda
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compete al colectivo. Precisamente el reconocimiento en tér-


minos de derechos implicó que también fueran instituciones invocación a un espacio público remite al no Estado (como
públicas las encargadas de garantizarlos y satisfacerlos. Al mis- parecen afirmarlo algunas posiciones contemporáneas)? ¿Hay
mo tiempo, ese reconocimiento abrió formalmente al público todavía cuestiones “públicas” para tratar en público y asumir
lugares y servicios antes considerados exclusivos de algunos públicamente? ¿Qué papel desempeñan los individuos, las co-
grupos (educación, salud, entre otros). munidades, la llamada sociedad civil y el Estado en esta caracte-
La reacción provino de distintos frentes. Por un lado, ante rización de lo público? ¿Podemos hablar todavía de un espacio
la expansión del Estado y sus instancias legal-burocráticas, se de lo público en estos tres sentidos que hemos señalado?
produjo primero una reivindicación del ámbito privado en tér- Vayamos por partes y centrémonos, por un momento, en
minos de los derechos y las libertades básicas, con particular uno de los significados asociados a ‘público’ como adjetivo: el
énfasis en un aspecto del ámbito privado: la intimidad. El lla- que lo opone a oculto, a secreto; el que, al ser formulado por
mado derecho a la privacidad incluyó la defensa de una serie de Kant, anudaría, en su momento, los problemas que he querido
libertades relativas a la protección de un ámbito de intimidad mostrar en este primer capítulo.
que debe ser protegido de la mirada pública y de la intromisión
estatal, y que se conciben, en cierto sentido, como extensiones
de la libertad de conciencia.
Por otro lado, la llamada crisis del Estado de bienestar trajo
consigo, entre otras cosas, que se cuestionara el estatus mismo
de los llamados derechos sociales, al poner en duda el por-
qué de la satisfacción públicamente (colectivamente) asumida
de determinadas necesidades. Y en cuanto al principio de pu-
blicidad, se comenzó a señalar críticamente de qué manera la
complejización de las funciones del Estado y la expansión de
las dimensiones técnico-administrativas habían dibujado cana-
les decisionales que sorteaban “el principio de publicidad” por
vías mucho más retorcidas que las que, en su momento, Kant
había imaginado.
Así, parece imponerse la necesidad de una nueva reflexión
sobre el estatus de lo público, sobre las posibilidades y metas
aún no logradas del principio de publicidad, sobre la redefini-
ción del papel del Estado o de su dimensión pública.
En esta coyuntura, las invocaciones al fortalecimiento del
espacio público o espacio de lo público se tornan sumamen-
te problemáticas. ¿Qué o cuáles problemas pueden y deben
ser hoy enfrentados colectivamente? ¿Cuáles pueden y de-

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