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Sin duda alguna, los motores eléctricos son una tecnología consolidada
–ha transcurrido más de un siglo entre el invento del motor de inducción
de Nikola Tesla y el lanzamiento del coche eléctrico de Tesla.
Aun así, todavía hay margen para alcanzar una mayor eficiencia
energética, reducir su coste de producción, mejorar su resistencia,
disminuir la cantidad de calor residual que generan y reducir su peso.
Diseño dual
"Los imanes permanentes presentan dos problemas de ingeniería,
incluidos los nuevos candidatos", comenta Cui. Uno es la dependencia de
la temperatura y el otro es la fragilidad.
"Por supuesto, las máquinas que dependen de imanes están diseñadas
para funcionar por debajo del umbral de desmagnetización, pero si un
motor se calienta, puede desmagnetizarse completamente", explica Cui.
Otro problema es que los imanes permanentes más potentes son a la vez
los más duros, lo que significa que también son los más frágiles. De
hecho, tanto que hasta el 30% de ellos se rompen durante el proceso de
fabricación.
El sistema electrónico SiC pierde solo una décima parte de la potencia que
pierde el silicio convencional en un motor eléctrico, lo que significa que los
accionamientos de motor electrónicos propulsados por sistemas SiC
pueden ser mucho más pequeños que las opciones actuales. Luo está
trabajando en un prototipo de accionamiento de motor basado en esta
tecnología con sus compañeros del Centro para la Optimización de la
Potencia en Sistemas Electrotérmicos respaldado por la Fundación
Nacional de Ciencias de EE. UU.
"Si realmente se quiere reducir el tamaño de los sistemas
motor-accionamiento, esto ya no es solo cuestión de ingeniería eléctrica.
Se trata de un esfuerzo interdisciplinario", concluye Luo.