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10M- EL MEDICO DIVINO

10 Minutos Con Jesús. Extraído del audio “El medico divino” (07-01-2019)
https://www.ivoox.com/07-01-2019-el-medico-divino-10-minutos-con-audios-mp3_rf_31257785_1.html
https://www.ivoox.com/podcast-10-minutos-jesus_sq_f1633739_1.html
https://www.youtube.com/watch?v=4QJwmv2Z_K4
Todos los videos en YouTube de 10M con Jesús
https://www.youtube.com/channel/UC9RN5vG3C0qlq4pZFx-k9-w/videos
Vídeo explicativo realizado para el portal www.10minutosconjesus.es Únete en la web para recibir
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https://www.youtube.com/watch?v=XVjfvht_S3M

Señor mío y Dios mío creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda
reverencia, te pido perdón de mis pecados, y gracia para hacer con fruto este rato de oración, Madre mía
Inmaculada, san José, mi padre y señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.
Ya han pasado los Reyes, la Navidad parece que se acaba. A lo mejor estás jugando un poquito con tus
juguetes tus regalos o ya estás trabajando. Pero realmente no, litúrgicamente, no se acaba la Navidad.
Aún nos queda una semana hasta el domingo del bautismo, con el roscón de reyes, han terminado las
tentaciones culinarias, y quizás haya que ponerse un poquito a raya.
Un amigo me contó ayer que al levantarse le salió a presión un botón de la camisa, y le dio a su sobrino
el pobre. Pero en fin, quizá tengas que ponerte en manos de un especialista en nutrición o personal
trainer, también, como lo llaman ahora, o a un médico. Y aquí engancho, enganchamos, nuestro ratito de
oración contigo, Jesús,
Jesús, médico divino. Leo el evangelio de hoy: “Recorría Jesús toda la Galilea enseñando en las
sinagogas, predicando el evangelio del reino, y curando toda enfermedad y dolencia del pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria, y le traían a todos los que se sentían mal, aquejados de
diversas enfermedades y dolores, a los endemoniados, lunáticos, y paralíticos. Y los curaba. Y le
seguían grandes multitudes”.
Jesús, tú vas por el mundo y enciendes los caminos de la tierra con el fuego de tu amor.
Tanta gente, cuando te conoce de verdad, te sigue sin dudarlo.
Y para eso estamos aquí hoy, para conocerte un poquito mejor.
Cuando se te conoce de verdad, Jesús, se te quiere. Estar cerca de ti es encontrar la salud y la paz del
alma. Miles, miles, de hombres, mujeres y niños mira de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea, nos dice el
evangelio, que venían multitudes a conocerte, como nosotros, que cada vez somos más, gracias a Dios
Tú Señor cargas sobre ti todas las enfermedades y miserias nuestras, has venido a la tierra para ser el
médico divino, mi médico divino. Tienes compasión hacia tantos enfermos de cuerpo y de alma. Jesús
ayuda a nuestros enfermos.
Podemos hacer ahora memoria de ellos acuérdate de nuestros familiares enfermos, dales la salud del
cuerpo, si es tu voluntad, y esos enfermos del alma dale también la salud.
Y ahí quizá, bueno, también me incluyo yo, te incluyes tú, amas con predilección a los que sufren, hasta
identificarte con ellos, Fíjate es que Jesús dice estaba enfermo y me visitasteis
Como me ayuda a mí esa frase de Jesús, que dice, “Aquello que hicisteis a uno de estos pequeños a
mí me lo hicisteis”. Como me ayuda que cada vez que hago yo algo bueno, por alguien, te lo estoy
haciendo a ti, Jesús.
Jesús, cura mi alma de tantas enfermedades. Baja la fiebre de mi egoísmo. Baja y quita el dolor de mi
soberbia, el escalofrío de mi sensualidad, mata a los microbios de la vanidad y del apego a las cosas
materiales.
Solo tú, Jesús, tienes todas las medicinas. Solo tú, Jesús, eres el médico divino.
Jesús es nuestro médico, Cura nuestro egoísmo, si tú y yo le dejamos, si tú y yo dejamos que su gracia
penetra hasta el fondo del alma.
Él nos ha advertido que la peor enfermedad es la hipocresía y el orgullo, que lleva a disimular los
propios pecados.
Aquí quería yo pararme.
Con Jesús es imprescindible una sinceridad absoluta. Bueno, yo diría más, es que es tontería no ser
sinceros con él.
Explicar claramente y por entero la verdad. Y decir Señor si quieres, y tú siempre quieres Jesús, puedes
curarme, porque tú conoces mi flaqueza.
Y le podemos decir, Señor, siento estos síntomas, padezco estas otras debilidades, y podemos mostrarte
Jesús sencillamente nuestras llagas y el pus, si hay pus, Señor, tú que has curado a tantas almas haz
que al tenerte en mi pecho, o al contemplarte en el sagrario, te reconozca como médico divino.
Hay que, sí lo sabemos, hay que ser muy sinceros con el médico, si no es tontería, no solo los animales
no dicen nada ¿no? es el veterinario el que tiene que adivinar que le pasan
Yo hago el propósito ahora, hazlo tú si quieres, de mostrarte, Jesús, con claridad, mis pecados, mis
faltas, mis imperfecciones, en la oración, junto al sagrario, en mi acción de gracias después de comulgar.
Te diré con sinceridad, Jesús, me pasa esto y lo otro, cúrame, no hay enfermedad que tú no puedas
sanar, Jesús, eres todopoderoso, no hagas que lo olvide haz que lo recuerde siempre.
Todo, todo, todo, tiene remedio por grave que haya sido mi caída si acudo a ti, concédeme Jesús una
gran confianza en la confesión. ¡Qué suerte tenemos los cristianos, qué suerte la confesión!
Es el sacramento de la alegría para el que está enfermo y recobró la salud al oír las palabras de la
solución: “Yo te absuelvo de tus pecados” yo te curo
Te cuento una pequeña anécdota, a mí me gustó, la leí hace muy poquito, pero fue de hace ya tiempo, en
1928, en Lourdes. Quizá has estado allí.
En 1928, un chico de 10 años va con su madre, con la esperanza de ser curado, era paralítico. Y su
madre le anima, le va contando milagros que se han sucedido en Lourdes, y el amor inmenso que tiene
nuestra Madre, y la predilección, como Jesús, hacia los enfermos,
Por la tarde iban a bendecir a los enfermos con el Santísimo, que lleva el sacerdote. Se ponen ahí, entre
la multitud, y se colocan en un buen sitio, para recibir esa bendición con el Santísimo, contigo Jesús
El sacerdote imparte la bendición al niño enfermo, y éste le dice a Jesús “Si no me curas se lo diré a tu
Madre”. El sacerdote continúa su camino, al regresar se detiene de nuevo delante de este pequeño, y le
imparte nuevamente, la bendición con el Santísimo.
Y esta vez el niño exclama en voz alta, “Jesús, si no me curas se lo diré a tu Madre”. Y al instante quedó
curado.
Si no es el niño es su madre.
Termino con unas palabras de san Juan Pablo II, para que nos ayuden: “Hay que reconocer que
nosotros no tenemos ni la fuerza, ni la constancia, ni la pureza de corazón, suficiente para seguir
a Dios con toda nuestra vida y con todo nuestro corazón, pidámosle a Maria, ella que ha sido la
primera en seguir el camino de su hijo, que interceda por nosotros. Virgen inmaculada, fuente de
la salud, causa de nuestra alegría, salud de los enfermos, consoladora de los afligidos, ruega por
nosotros, guarda la salud de nuestra alma, protege a los enfermos del cuerpo, haz que siempre
busquemos el consuelo de tu mirada, y las caricias de tus cuidados”.

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos afectos e inspiraciones que me has comunicado en
estos 10 minutos de oración madre mía Inmaculada, san José mi padre y señor, ángel de mi guarda,
intercede por mí

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