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LA ENSEÑANZA RELIGIOSA EVANGÉLICA1. ARTÍCULO 10.

Artículo 10.

1. A fin de dar efectividad a lo dispuesto en el artículo 27.3 de la Constitución, así
como en la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, Reguladora del Derecho a la
Educación, y en la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación
General del Sistema Educativo, se garantiza a los alumnos, a sus padres y a los
órganos escolares de gobierno que lo soliciten, el ejercicio del derecho de los
primeros a recibir enseñanza religiosa evangélica en los centros docentes públicos
y privados concertados, siempre que, en cuanto a estos últimos, el ejercicio de
aquel derecho no entre en conflicto con el carácter propio del centro, en los
niveles de educación infantil, educación primaria y educación secundaria.

2. La enseñanza religiosa evangélica será impartida por profesores designados por
las Iglesias pertenecientes a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de
España, con la conformidad de ésta.

3. Los contenidos de la enseñanza religiosa evangélica, así como los libros de
texto relativos a la misma, serán señalados por las Iglesias respectivas con la
conformidad de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.

4. Los centros docentes públicos y los privados concertados a que se hace
referencia en este artículo deberán facilitar los locales adecuados para el
ejercicio de aquel derecho en armonía con el desenvolvimiento de las
actividades lectivas.

5. Las Iglesias pertenecientes a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas
podrán, de acuerdo con las autoridades académicas, organizar cursos de
enseñanza religiosa en los centros universitarios públicos, pudiendo utilizar los
locales y medios de los mismos.

6. Las Iglesias pertenecientes a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas
de España podrán establecer y dirigir centros docentes de los niveles educativos
que se mencionan en el número 1 de este artículo, así como centros universitarios
y seminarios de carácter religioso u otras Instituciones de Estudios Eclesiásticos con
sometimiento a la legislación general vigente en la materia.

1 Artículo elaborado por el equipo de abogados de FEREDE con la ocasión de un curso de Actualización Ministerial.
Tomado con permiso.
1. Fundamento jurídico de la enseñanza de la religión en el ámbito
educativo.

Nuestra Constitución, en su artículo 27.3, reconoce el derecho de los padres a


que sus hijos reciban la formación religiosa y moral acorde con sus convicciones.
Algunos consideran que de este artículo se deriva la obligación positiva del
Estado de introducir la enseñanza de la religión en la programación educativa,
pero Tribunal Supremo ha indicado que dicho artículo contempla un derecho de
protección indirecta, que se consigue a través de la garantía de otros derechos
como la libertad de enseñanza, el derecho de creación de centros docentes, el
derecho a la libertad de cátedra y la neutralidad ideológica de los centros
públicos, sin necesidad de que exista una regulación propia, especifica y
concreta del mismo. Estaríamos pues ante una norma abierta, que habla de
garantizar la «formación religiosa y moral» de los hijos, pero no dice cómo hacerlo,
es decir no impone la presencia de una asignatura de religión en los centros
docentes, no obliga al Estado a incluir la religión como materia curricular en los
planes de estudio, ya que tal derecho podría garantizarse también mediante la
cesión de las instalaciones y el libre acceso de las confesiones a los centros tras la
jornada escolar. En otras palabras, aunque resulte paradójico, el fundamento
constitucional de la presencia de la asignatura de religión en los centros públicos
se suele encontrar en el art. 27.3 CE, pero de dicha norma no puede extraerse el
deber estatal de incorporar tal asignatura a los planes de estudio.

En realidad, la inserción proviene del Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos


Culturales con la Iglesia Católica de 3 de enero de 1979 que ordena incluir en los
planes de estudio la enseñanza de la religión católica en todos los niveles
educativos y centros de educación, en condiciones equiparables a las demás
disciplinas fundamentales. Esto no significa que tal configuración no tenga otra
justificación constitucional. De hecho, el mismo Tribunal Constitucional dejó claro
que incluir la enseñanza religiosa como materia curricular era una de las posibles
opciones que tenía el legislador para garantizar el derecho del artículo 27.3 de la
Constitucional.

Además, nuestro Tribunal Constitucional ha afirmado que la inserción de la


materia religiosa en el sistema educativo es una forma de hacer efectiva una de
las facultades que integran el contenido esencial del derecho fundamental de
libertad religiosa, idea que viene reforzada por el art. 2.3 de la Ley Orgánica de
Libertad Religiosa cuando dispone que, para la aplicación real y efectiva de los
derechos que conforman la libertad religiosa, los poderes públicos adoptarán las
medidas necesarias para facilitar la formación religiosa en centros docentes
públicos.
! Por otro lado, la Constitución establece en su artículo 27.2 que “la educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a
los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades
fundamentales”. Con este artículo se abre el debate acerca de si la enseñanza
religiosa debe formar parte del ideario educativo constitucional, es decir, si los
fines y objetivos de la educación religiosa contribuyen o no a la formación
integral de la persona. Si la respuesta es afirmativa, esto es, si se entiende que el
anclaje constitucional de la enseñanza religiosa está en este artículo 27.2,
entonces se debería fijar un sistema estable de enseñanza y garantizarse
formación religiosa a todo estudiante con independencia de sus creencias. En
este caso, se tendría que tratar de una disciplina religiosa entendida en un
sentido cultural, como conocimiento de la influencia que el hecho religioso ha
tenido en la historia, tradición y pautas de una concreta sociedad. Y esto,
haciéndolo compatible o no con la enseñanza de tipo confesional, ya entendida
como transmisión de una fe o creencia.

2. Postura de los Evangélicos o Protestantes ante la educación


religiosa en el ámbito educativo

Los cristianos evangélicos no tenemos una opinión uniforme al respecto.

En primer lugar, una parte cree que la religión debe mantenerse fuera de la
escuela pública, por entender que la enseñanza religiosa es una responsabilidad
fundamentalmente de la familia y de la Iglesia y por entender que es una
exigencia de la aconfesionalidad del Estado y del principio de separación Iglesia-
Estado que en la escuela pública no se imparta ningún tipo de enseñanza
religiosa confesional.

En segundo lugar, existe también un grupo importante de cristianos evangélicos


que sí consideran apropiado y razonable que en la escuela también se imparta
una educación religiosa. Los argumentos son diversos. Por un lado, el ya expuesto
de que el pleno desarrollo de la personalidad humana incluye una dimensión
espiritual intrínseca, y por ello se considera que el conocimiento de las religiones y
creencias puede hacernos más conscientes de la importancia de respetar las
creencias de los demás y de impulsar la comprensión de la diversidad. Asimismo
se considera que el conocimiento de las religiones tiene un valioso potencial para
reducir los conflictos que tienen su origen en la falta de comprensión de las
creencias de los demás, etc., y por ello se considera que lo religioso ha de estar
presente en el ámbito educativo.
Por otro lado, se argumenta también que eliminar la enseñanza religiosa de todo
tipo del entorno escolar supone ocultar o invisibilizarlo religioso o espiritual,
creando un ambiente escolar ficticio, separado de la vida real, que es compleja y
plural. Consideran que eliminar lo religioso de la educación no es exigencia del
deber de neutralidad del Estado, porque de hecho supone crear un ambiente
escolar ficticio, con ausencia de lo religioso, y que en absoluto es neutral, pues
parece transmitir el mensaje de que lo religioso no tiene cabida en la escuela
porque es conflictiva, con la implícita consecuencia de que el ateísmo y
agnosticismo son situados en el extremo opuesto, esto es, como no conflictivos.
Desde esta perspectiva se maneja un concepto inclusivo de la neutralidad o
laicidad del Estado, que entiende que dejar que lo religioso esté presente en el
ámbito educativo, como está presente en la vida real, es lo verdaderamente
neutral por parte del Estado, y probablemente más enriquecedor para los mismos
estudiantes.

Desde la Consejería de Enseñanza Religiosa de FEREDE se respetan ambas


posiciones y se consideran opciones lícitas y respetables, ambas compatibles con
el texto constitucional.

En la actualidad, mientras que la enseñanza religiosa católica es obligatoria, y


para dar cumplimiento al derecho de los alumnos y padres evangélicos que
quieran recibir la enseñanza religiosa evangélica, la Consejería, a través del
Consejo General de la ERE (órgano dependiente de FEREDE), trabaja para
normalizar la presencia de la asignatura de religión evangélica en los centros
educativos españoles, algo que no es sencillo teniendo en cuenta que la
enseñanza religiosa no católica ha sido “el patito feo” de la enseñanza religiosa
en el panorama educativo español.

Por otro lado, se promueve y se reclama también una enseñanza religiosa


entendida en un sentido cultural y no confesional, como conocimiento del hecho
religioso y de su influencia en la historia, tradición y pautas de una concreta
sociedad. Y es que se considera que en España existe un gran desconocimiento y
una gran falta de cultura general sobre el hecho religioso en general y en
particular sobre las tres religiones minoritarias que han formado parte dela historia
de España: la islámica, judía y protestante. Se ha solicitado y se sigue solicitando
que se promueva esta nueva disciplina o formación religiosa en los centros
educativos, tal y como existe ya en otros países (Inglaterra, Irlanda del Norte, ...),
con un profesorado especialmente preparado para ello y con la participación
plural de las mismas confesiones religiosas involucradas. Consideramos que esta
formación contribuiría claramente al desarrollo de la personalidad humana en el
respeto a los principios democráticos y a los derechos fundamentales (artículo
27.2 CE).

3. Regulación concreta de la enseñanza confesional evangélica en


los centros educativos.

Los Acuerdos de Cooperación prevén que la enseñanza religiosa evangélica ha


de ser impartida por profesores designados por las Iglesias pertenecientes a
FEREDE, con la conformidad de esta Federación. Lógicamente, además este
profesorado ha de contar con la formación adecuada para impartir esa
enseñanza. FEREDE requiere que los candidatos propuestos para cubrir la
demanda de esta enseñanza hayan cursado con éxito la formación impartida
por el Centro Superior de Enseñanza Evangélica y estén por ello en posesión del
Título de maestro de ERE, además de cumplir con los demás requisitos exigidos por
la administración educativa en materia de contratación de maestros de religión.

Con respecto a los contenidos, indicar que en la actualidad se dispone, después


de un gran esfuerzo, de un material especialmente desarrollado para la
enseñanza de la religión evangélica en primaria. “Crecer con la Biblia” es el
nombre de la serie de libros de la ERE, y se trata de un histórico proyecto que
comenzó en el año 2009 gracias al acuerdo alcanzado entre FEREDE, la
Fundación Pluralismo y Convivencia y la Editorial

14La enseñanza religiosa no católica en la escuela pública. María Moreno Anón.


Universidad Autónoma de Madrid. Akal. Se cuenta así con un recurso unificado y
de calidad para la enseñanza religiosa evangélica en las aulas, que también
puede ser aprovechado por las escuelas dominicales de las Iglesias evangélicas.

Por último, nuestros Acuerdos de Cooperación prevén la posibilidad de que las


Iglesias establezcan y dirijan centros docentes, en los niveles de educación
infantil, educación primaria y educación secundaria, así como centros
universitarios y seminarios de carácter histórico.

Los seminarios bíblico-teológicos existen en España desde hace décadas,


impartiendo una formación de nivel universitario, y reclamaban, desde hacía
tiempo, el reconocimiento civil de sus estudios y títulos en base a lo previsto en el
artículo 10 de los Acuerdos que estamos analizando. Fue en el año 2011 cuando
finalmente se aprobó el Real Decreto 1633/2011, de 14 de noviembre, por el que
se establece el régimen de equivalencias de títulos de nivel universitario
impartidos en centros docentes dependientes de la Federación de Entidades
Religiosas Evangélicas de España, con el que se consiguió al fin este importante
objetivo.En la actualidad, la Comisión para la Acreditación de Centros y Títulos de
Teología Protestante trabaja para continuar con estas acreditaciones y para
armonizar, adaptar y velar por la calidad de la enseñanza de carácter teológico
y de formación de ministros de culto impartida por los centros docentes de nivel
superior de formación teológica o Facultades de Teología Protestante.

Artículo elaborado por el equipo de abogados de FEREDE con la ocasión de un


curso de Actualización Ministerial. Tomado con permiso.

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