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La otra

Capítulo 1: Mi Maldito Sufrimiento

El reloj marcaba las 22:00 horas, y mi celular sonaba nuevamente, mire el identificador… Era
Esme… de nuevo; se que mi madre estaba preocupada por mi, pero no podía, en este
momento por más que quisiera no podía atender esa llamada, no podía hacerlo sin que mi
madre notara que estaba derrumbado, y no derrumbado como ocasionalmente me veía…
Como me veía todas las noches después de darle el beso de buenas noches a mi hija y
refugiarme en la oscuridad de mi cuarto… En esa oscuridad, solo… aferrándome a lo único que
me queda de ella… su foto, lo único que quedo de ella en nuestro departamento cuando
decidió irse, cuando decidió dejarme; la foto de nosotros juntos, felices, abrazados,
mirándonos a los ojos con amor y pasión, ese amor y esa pasión que solo sentí, siento y sentiré
por mi Ángel, por mi princesa…. Y también la foto de ellos, esa que me mando ella por correo
electrónico, la foto de nuestros hijos, de nuestros trillizos, de esos hermosos pequeños, fruto
del amor de mi Bella y yo, a los que nunca he visto, a los que me muero por tener a mi lado, y
besarlos y arroparlos cada noche, dándoles todo el amor que tengo guardado para ellos… Pero
aquí estoy ahogándome en mi maldito sufrimiento, como cada uno de los días de estos últimos
seis años…. Todo por ser un maldito imbécil que no tuvo el valor suficiente de darle a mi
princesa el lugar que se merecía en mi vida y delante de todos. Hoy estaba más hundido, más
destrozado y más deprimido que nunca… y apenas era el inicio de lo que tendría que sufrir en
las próximas horas.

Y en todo este tiempo, la he herido con mi ausencia, con su soledad, dejándola sola con su
dolor, con nuestro dolor… La he herido una y mil veces, uno de mis más grandes anhelos es
encontrarla, poder pedirle perdón… creo que implorar, rogar su perdón es más apropiado de
decir que pedir… porque es un perdón que no merezco … es que han sido tantos los errores
que cometí con ella, que entiendo que mi ángel no pueda perdonarme nunca, ella ha sufrido
tanto … tanto por mi… que debería desear que haya encontrado en su camino alguien que la
ame, y que le de el lugar que se merece, pero de solo pensar en otro hombre tocando su
cuerpo, recorriendo esa suave y hermosa piel que me enloquece con besos, diciéndole cosas al
oído, haciéndola gemir su nombre, enloquezco y me muero de celos, siento que mi
parcialmente muerto corazón termina por romperse en un millón de pedazos…

Pero la verdad es que aunque yo sufra, aunque me duela, aunque termine de morir por
dentro… la verdad es que ella se merece ser feliz y yo me merezco perderla, porque a la final
ella no fue mía, nunca lo fue de verdad, nunca la reclame como mía ante los ojos de los
demás… no porque ella no lo quisiera, no porque no fuera lo que ella más anhelaba en su vida,
sino porque yo ciego, orgulloso, estúpido no le di su lugar… Y mi hermoso Ángel le toco
conformarse con estar en la oscuridad, con estar a la sombra, con tener que esconder nuestro
amor de todo y de todos (salvo de mi hermana, esa malvada duende, no se como, pero
terminar enterándose y sabiendo todo de todo)… mi Bella, mi Ángel, mi princesa le toco
conformarse con ser mi amante… con ser la Otra.

La Otra… Maldita sea… Ella nunca fue la otra, ella para mi era todo, ella para mi lo es todo… es
mi vida, son mis ganas de respirar, de caminar de vivir… Amo a mis hijos, ellos son mi motor,
creo que por ellos, es por lo que todavía logro levantarme de la cama y pasar por esta media
vida prestada que me ha tocado vivir, desde que ella se fue… desde que ella no pudo soportar
más estar a la sombra, esperando por las migajas de tiempo que le daba, aunque con ese poco
tiempo le entregaba todo mi amor, le entregaba todo de mi, se que no era suficiente… lo
entiendo y me arrepiento de ello con cada latido de mi corazón.

La Otra, ese era el título de su novela, ese era el titulo de su best seller, ese libro que la estaba
convirtiendo en una autora famosa, premiada y reconocida, y cuya copia reposaba justo ahora
entre mis manos, sobre mi escritorio… Estaba tan orgulloso de mi princesa, de sus logros,
siempre supe que ella llegaría tan lejos como quisiera, porque ella es sencillamente
maravillosa… se lo merece todo y más… y yo como el estúpido que soy no pude o no quise
darme cuenta de que mi amor incondicional no era suficiente para mantenerla conmigo
eternamente. La Otra, ese titulo me dolía en el alma, cada vez que pasaba mis dedos por las
letras impresas de la portada del libro sentía que me quemaba por dentro… Me dolía, porque
era la verdad, me dolía porque entendía y sentía su dolor en cada letra de esa palabra, me
dolía porque más que mi propia dolor, era el suyo el que me consumía, me consumía mi dolor,
me consumí el suyo, me consumía la culpa de todo lo que le hice sufrir, de todo lo que estoy
seguro que aún sufre por mi. Me quema su dolor, me quema el dolor de mis hijos. Se que mis
pequeños sufren porque seguramente ven a su mami sufrir, se que mi otra pequeña sufre,
porque aun teniendo su padre con ella, estoy seguro que ella se da cuenta que cada sonrisa
que le regalo no puede llegar a mis ojos, porque aunque soy feliz por tenerla a mi lado, una
parte de mi corazón es terriblemente infeliz porque no estoy con mi Ángel, porque no estoy
con mis pequeños, porque nunca podré estar con mi mariposita y me perdí la oportunidad de
conocerla, de tenerla en mis brazos.

La Otra, ese maldito titulo que me dolía, que me quemaba como el infierno, porque además de
todo era verdad, era una maldita y triste verdad que me perseguiría eternamente, o por lo
menos hasta que logre encontrar a mi princesa y a mis pequeños, hasta que logre su perdón,
hasta que consiga tenerlos de nuevo en mi vida, donde siempre debieron estar.

Esta tarde cuando pasaba por una librería a comprar un libro que me había pedido mi pequeña
Jane, me encontré con una gran torre de libros y montón de gente interesada en ellos, solo por
curiosidad me acerque, hace tiempo no conseguía un buen titulo que llamara mi atención, y
supongo que se debe a que mi interés por leer se fue con ella, siempre leíamos cosas juntos o
leíamos los mismo libros y terminábamos discutiéndolos en largos y apasionados correos
electrónicos, era lo único que podíamos compartir por correo sin miedo a ser descubiertos, por
mi celosa, perseguidora y metiche esposa; siempre encontrábamos la manera de decirnos
cosas encubiertas en las discusiones de los libros, siempre terminaba por relatarme las
magnificas cosas que me dejaría hacerle cuando llegara al departamento, cosa que me ponía a
mil y hacia que nuestros encuentros fueran mas excitantes gracias a la anticipación que esto
creaba. Sin contar el montón de veces que encontrábamos cada uno su liberación,
acariciándonos mientras leíamos el contenido del correo, pensando en el otro, cuando no
podíamos estar juntos. Así que más que mi curiosidad, algún tipo de energía que no pude
identificar logro que me acercara a la pila de libros tomando uno entre mis manos… cuando leí
el título “La Otra”, un escalofrío recorrió mi espalda, esa fue una de las cosas que mi ángel me
gritó a la cara el día que me comunicó su decisión de terminar lo nuestro, el día que comunicó
su decisión de apartarse definitivamente de mi lado; pero ni siquiera eso pudo prepararme
para el shock y todas las emociones que sentí al ver el nombre del autor: “I. Marie Swan”, era
ella, era mi princesa. En ese momento no se que pasaba por mi corazón, pero rápidamente
pude sentir dolor, orgullo por su logro, dolor, amor, dolor, alegría, dolor, esperanza, dolor…

Estaba increíblemente orgulloso de su logro, en lo poco que las lagrimas me permitían ver de
la información del libro entendí que era un best seller y esta ya era su quinta publicación en
muy corto tiempo, además de que se había traducido a un montón de idiomas, amor… porque
era mi ángel, mi princesa cualquier mínima mención de las más insignificante o significante
cosa que tuviera que ver con ella, hacía que de mi corazón saltaran todos esos sentimientos y
emociones que mi corazón albergaban por ella y solo por ella. Alegría y dolor porque firmaba
su obra como “Marie Swan”… ese era el nombre de mi mariposita, de esa pequeña que jamás
tendría en mis brazos y que nunca jamás abandonaría mi corazón y mis pensamientos, y esa
era una hermosa manera en la que mi Ángel honraba la memoria de nuestra bebe. Y
esperanza, porque tenía una pista desde la cual podía buscar de nuevo.

Limpie las lagrimas que ya se desbordaban por mi rostro, busque el libro que necesitaba Jane,
y me dirigí a la caja para poder pagar mi compra … mientras esperaba mi turno gire el libro de
mi Ángel para poder leer información de la historia, aunque el título me daba una breve idea
de lo que era… y allí algunos fragmentos del libro … los leí y se me heló la sangre porque
reconocí la historia, no solo era una historia, era mi historia con Bella, nuestra historia. Con las
manos aún temblorosas abrí el libro para ver la información sobre el autor, y allí vi algo que me
desconcertó… había una foto de mi Bella, más hermosa de lo que la recordaba, mi memoria no
le hacía justicia, nunca lo haría … se veía profundamente hermosa, aunque algo me confundió,
mire su sonrisa y note que era la sonrisa falsa que ella sabía muy bien como fingir, era la
misma que adornaba su rostro, cada vez que nos encontrábamos en algún lugar publico y yo
iba del brazo de mi esposa, esa sonrisa que por más hermosa que fuera no era sincera, y por lo
tanto no se reflejaba en esos hermosísimos ojos color chocolate… lo que definitivamente me
desconcertó fue que cuando quise verificar la veracidad de mi recuerdo y fije la vista en los
hermosos ojos de mi princesa me encontré que los ojos que veía en la fotografía no eran los
cálidos ojos chocolates que tanto amaba, sino un par de ojos verdes… no lo entendí, será que
mi Bella, ahora usa lentes de contacto… pero porque … no lo entiendo…. Con lo increíblemente
hermosos que son sus ojos… y de pronto… y como siempre me refugie en mis recuerdos…

Estábamos mi Ángel y yo en nuestro refugio, abrazados, sobre la alfombra… frente a la


chimenea… ella se dedicaba a acariciar mi desnudo pecho, haciendo círculos con sus delicados
dedos, mientras yo me dedicaba a admirar ese hermoso y perfecto cuerpo que me enloquecía
a niveles que no podía entender... me incline sobre ella, para dejar una pequeño beso sobre la
punta de su nariz …

- Te amo … te amo mi princesa .- le dije con toda la intensidad y sinceridad de la que fui capaz,
necesitaba con todo el alma que ella lo entendiera, que ella lo creyera.- Te amo

- Yo más.- me respondió ella sin dejar de mirarme a los ojos.-


-Eso es imposible, es como comparar un árbol con todo un bosque.- le replique.-

- Te amo más y lo sabes.- y ahí apareció de nuevo esa sombra que nunca dejaba sus ojos y
clavaba puñales en mi corazón, me dolía tanto su sufrimiento, pero como el maldito egoísta
que soy, no era capaz de dejarla ir.-

- Cariño Te Amo, eres todo para mi.- le dije de nuevo.- Te amo cielo, tienes que creerme.

- Te creo, claro que te creo, es por eso que estamos aquí amor.

Seguí observándole, memorizando cada pequeño detalle de su cuerpo, acariciándola,


grabando su cuerpo a fuego en mi memoria a través de mis dedos, ella empezó de pronto a
reír, así que deje mi inspección para verla directamente a los ojos, levantando su barbilla con
mis dedos para tener una mejor visión de su rostro de ángel

- Ahora te ríes de mí, princesa?, hace unos minutos no eran precisamente risas lo que salían de
esos sensuales labios tuyos.- le dije, y enseguida ese adorable sonrojo apareció en sus
mejillas… Dios como amaba que se sonrojara de esa forma, mi dulce y tierna Bella.

- No me reía de ti cielo, simplemente de la forma en la que me miras, como si fuera lo mejor


del mundo… bien sabes que no soy perfecta, la verdad no se que me ves… podrías estar con
cualquiera… además de tu …- de pronto sus ojos se llenaron de lágrimas, ella y sus
inseguridades.

- Shhhh…. .- la calle colocando mi dedo índice sobre sus deliciosos labios, mientras ella le daba
pequeños besitos, pronto tuve que dejar sus labios, y me incline delicadamente para secar
esas pequeñas lagrimas que escapaban de sus ojos con mis labios.- Amor, amor … por favor mi
princesa… no hablemos de ella, por favor .- le rogué.- no la metas entre nosotros, no la metas
en nuestra cama…- rió tímidamente pero sin alegría.-

- Edward no puedo meterla con nosotros en la cama, porque no estamos en ella.- quiso
bromear un poco para aligerar el ambiente, o no se, quizás esperando por esa promesa que
tanto ella como yo sabíamos que no podía hacerle, pero que ella no dejaba de esperar ni un
solo minuto.-

- De acuerdo princesa, no quiero que metas a Heidi entre nosotros, ni en la cama, ni en el piso,
ni en la mesa de la cocina, ni en el sofá, ni contra la pared, ni sobre el piano, ni en la ducha, ni
en la terraza, ni en ningún lugar...- le dije enumerando todos los lugares de la casa donde
habíamos hecho el amor en los últimos días.-

- Ni en el ascensor, el estacionamiento, sobre la lavadora… uhmmmm… ni en la escalera.-


enumero ella los lugares que había olvidado.-

- uhhmmmm… la escalera, como olvidarlo.- ella rió, que perfecta era su risa, era música para
mis oídos, me incline a besar su frente, y ella en respuesta cerró sus ojos, cuando los abrió
pude ver toda la tristeza que se reflejaba en ellos y sentí como se comprimía mi corazón.-
Cielo, no quiero que pienses que no eres perfecta para mi, eres hermosa amor, eres
increíblemente hermosa y perfecta para mi. Estas hecha a mi medida cielo.- quería, deseaba
sobre todas las cosas que ella se viera como la veía yo, quería que ella por un minuto pudiera
verse a través de mis ojos.- Mi Ángel, tienes que verte tal como eres princesa, eres una mujer
increíblemente hermosa, eres sensual, sexy. Tienes una piel hermosísima, cremosa, suave, que
me enloquece.- le iba dando pequeños besos en los brazos y hombros, seguía su piel con mis
caricias, al tiempo que me excitaba mientras seguía su cuerpo.- cielo, y esas piernas, esas
piernas son increíblemente largas y sexy, no sabes … no… si lo sabes .- dije dándole esa sonrisa
torcida que se que amaba.- cada vez que te veo en una falda o en esos imposibles tacones que
usas, haces que mi autocontrol se pierda en el infierno… Dios, no sabes que una de mis
fantasías en hacerte mía sobre el piano y que no lleves nada más que esos hermosos tacones
que usaste para mi fiesta de cumpleaños.- Ese día estaba hermosa, si no fuera porque
teníamos que guardar las apariencias, la hubiese tomado de la mano y llevado arrastras por
toda la fiesta, hasta llegar a un lugar donde pudiéramos estar solos, sin ser interrumpidos y sin
salir de allí en un par de días… pero de nuevo la culpa de tener que esconder lo nuestro hizo un
poco de mella en mi. Pero aun así tenía que seguir diciéndole a mi princesa lo especial y
hermosa que era.- Y tu cintura… cielo… pudiera pasar abrazado a tu cintura toda una
eternidad, acariciando tu cadera, y sin contar podría vivir eternamente entre tus piernas…
Dios… Bella, estar entre tus piernas, dentro de ti… enterrándome en ti … es como estar en el
paraíso, amor.- sin más pase mis dedos entre sus pliegues y al sentir que estaba húmeda y
perfecta por y para mi, la penetre de una sola estocada, fuerte, duro, y llegue tan
profundamente que nos arrancó un fuerte gemido a los dos.- Amor… no sabes … lo bien … que
se siente….- le decía entre cada embestida, Bella estaba embriagada en las sensaciones que le
hacía vivir, y sus constantes gemidos eran mi recompensa.- eres … tan estrecha … amor… tan
dulce… uhmmm…. Oh… Bella..- seguía embistiéndola a un ritmo constante, quería aumentar el
ritmo, pero quería asegurarme que ella entendiera, sintiera lo que ella me hacía sentir… yo era
suyo… aun casado… aun con otra… era suyo y ella era mía, solamente mía.- y cuando te tomo
con mi boca… Dios, princesa, juro que no hay nada mejor en el mundo que beber de ti… tu
sabor… es lo más dulce que he probado en mi vida.- baje un poco el ritmo para poder terminar
de decirle todo lo que quería y al mismo tiempo hacerla explotar de placer.- Cielo y tus
pechos… tus senos, son hermosos, son perfectos, están hechos para mis manos.- le decía
mientras los acariciaba, de Bella, solo escuchaba gemidos ahogados.- son perfectos para mi
boca.- le dije mientras metía uno de sus pezones en mi boca, y succionaba con fuerza,
haciendo que mi Bella, gritara mi nombre, cuando Bella empezó a gemir y gritar ahí lo perdí
todo, y empecé a embestirla con fuerza, mientras seguí comiendo de sus senos, o mordiendo
su delicioso cuello.- Oh … Bella…
- Edward…. Dios… Cielo … más.- decía mi princesa en sus delirios de pasión.-

- Más … que … Bella.- lograba decir entre jadeos.- Dime lo que quieres, más rápido?... más
duro?.- me las arregle para preguntarle.-

- más… duro… amor.- empecé a embestirla con fuerza, más rápido, estaba que me venía, los
gritos de mi niña me estaban enloqueciendo.-

- así… amor… ahhhh…. Bella…

-Si cielo, así…. Amor… ahhhh…. Edwaaarddddddd…..- Amaba como mi nombre salía en
gemidos o gritos de sus labios.-

- Eres mía cielo… anda… correte para mi… princesa… vente… dame lo que quiero, quiero ver
como te corres por mi amor.- en ese momento sentí como mi Bella se ceñía sobre mi miembro
y empezaba a correrse, y en se momento me fui con ella.- Bellaaaaa……- me deje caer sobre
ella, cuando nuestras respiraciones se acompasaron, me reincorporé apoyándome en mis
antebrazos para que mi princesa no pudiera sentir el peso de mi cuerpo, con una mano
acaricie su rostro con toda la ternura que fui capaz.- Princesa, y no solo tu cuerpo es perfecto…
toda tu eres perfecta y eres mía, tienes un rostro de ángel, y tu cabello cielo.- le decía mientras
se lo acariciaba.- tus sonrojos son hermosos.- le decía mientras acariciaba su mejilla- y tus
ojos… son lo más hermoso y perfecto, son como ventanas a tu hermosa alma, en ellos puedo
ver reflejados cada uno de tus sentimientos, tus ojos son tan hermosos, amo tus ojos amor,
amo tu mirada, son tan cálidos, tan hermosos, no me cansaría jamás de verte a los ojos mi
princesa…

- Señor, señor… disculpe, usted es el próximo.- me dijo la encargada de la tienda, sacándome


abruptamente de mis pensamientos.-

- Si disculpe, estaba distraído.- le dije mientras colocaba los libros que pensaba llevar en el
mostrador, aun no podía terminar de entender porque mi Bella ahora tenía los ojos verdes,
porque escondía sus hermosos ojos.-

- Es usted fan de Marie Swan?.- pregunto la chica con un poco de coquetería buscando llamar
mi atención… Dios porque las mujeres tienen que ser así, acaso no pueden ver más allá del
físico y darse cuenta que no estoy disponible, y no porque este casado, porque Heidi murió
siete meses después de que se fue Bella, sino porque mi corazón le pertenece a mi Ángel, solo
a ella, solo a mi princesa y nadie más, sin embargo, le di una respuesta a la chica.-
- La verdad es que somos viejos amigos, pero desde hace mucho tiempo que no nos vemos.- la
chica me miro y sonrío.-

- Bien, entonces le gustará saber que en un par de días nos van a llegar nuestra provisión
semanal de revistas y en la revista “Hola”, hay una entrevista exclusiva con ella, en una de sus
casas.- una pequeña luz de esperanza brillo en mis ojos y eso debió alentar a la chica,
pensando que quizás ese brillo se debía a ella y no a la información que me ofrecía.- Si quieres
podrías dejarme tu numero de teléfono y en cuanto tengamos el ejemplar aquí te llamo, y te
guardo una hasta que llegues a buscarla. – dijo ella muy pagada de si misma, puse mi mejor
sonrisa.-

- Eso sería genial, muchas gracias … - deje abierta la frase para que me dijera su nombre, si
tenía que aceptar el filtreo de esta adolescente, para poder asegurarme una copia de esa
revista, lo haría con los ojos cerrados.-

- Jessica … mi nombre es Jessica.- me dijo batiendo las pestañas.-

- Perfecto Jessica, de verdad te lo agradecería.- dije dándole esa sonrisa fingida que tanto
había ensayado y perfeccionado con Heidi.- De verdad me encanta tener información sobre mi
amiga, hace mucho que no la veo.

- No te preocupes, apenas tenga la revista te aviso.- paso mi compra por el lector, y me dio el
monto para cancelar.-

- Aquí tienes.- dije dándole mi tarjeta de crédito, me devolvió la tarjeta con el recibo, y yo le
entregue una tarjeta con mi número de teléfono.-

- Entonces…- Leyó la tarjeta.- Edward.- Me dijo batiendo nuevamente las pestañas, me


contuve de voltear los ojos y resoplar un bufido de frustración.- mal tenga la revista en mis
manos te llamo Señor Arquitecto.-

- Sería genial Jessica, espero tu llamada.- le guiñe un ojo y salí de allí con mis libros, juro que se
quedo hiperventilando detrás del mostrador, pero así me aseguraba que esa revista sería mía.
Salí como un loco poseso del centro comercial, llegue corriendo a mi casa, y me encontré a
Jane sentada en la mesa de la cocina.-

- Papi.- grito mi hija, quien ya tenía cerca de ocho años, ella era mi hija, era hija de Heidi, la
razón por la que obligue a mi princesa a estar en las sombras, era el motivo porque había
convertido a mi ángel en la otra, por su felicidad, entre otras muchas razones, mi Ángel se
aparto de mi … y por ello yo lo permití… lo que ninguno de los dos sabíamos era que cuando mi
Ángel se fue, estaba embarazada… en el último mes que pasamos juntos, una serie de hechos
extraños, desacuerdos y cosas que no pudimos controlar termino enredándolo todo y
dejándonos hundidos en todo este pozo de dolor y sufrimiento.

- Hola Mi Muñequita.- la salude como siempre… demonios… si que soy posesivo, celoso y de
nuevo increíblemente posesivo con lo que es mío, Jane siempre ha sido mi muñequita, Bella
siempre ha sido mi ángel, mi princesa, mi Bella…. En cuanto a mis otros pequeños, mi pequeña
Marie, quien murió unos días después de su nacimiento (no estar con Bella en ese momento es
otra de las cosas que no me perdonaré jamás) siempre será mi mariposita… así la llame,
cuando ví las fotos que de ellos me mando mi princesa a mi correo al día siguiente de su
nacimiento, y cuando todavía nada se sabía de la afección coronaria de nuestra bebé… era
increíblemente hermosa mi mariposita. En cuanto a nuestros otros dos pequeños, Elizabeth o
Lizzie, como la llamaba mi Bella, era mi gatita, tenía mis ojos verdes, pero más intensos,
porque eran profundos y expresivos como los hermosos ojos de mi princesa. Nuestro hijo, se
llamaba como yo, Edward Anthony … aunque sinceramente no lo merecía, pero mi ángel era
demasiado hermosa y demasiado bondadosa para su propio bien, el era mi campeón… Pensar
en ellos me puso triste como siempre.-

- Papito, estas triste de nuevo.- dijo mi muñequita acercándose a mi.-

- No muñeca, papi no esta triste.- le mentí a mi hija y le regale como pude una sonrisa, metí la
mano en la bolsa y saque el libro que traía para ella.- te traje tu libro muñeca. – se lo entregue,
y una sonriso ilumino su rostro y esos resplandecientes ojos azules, iguales a los de Heidi
brillaron llenos de impaciencia.-

- Gracias papito.- me dio un beso y salio corriendo a su cuarto, cuando salía como un
torbellino, se cruzo con mi madre.-

- Que la tiene tan feliz?.- pregunto mi madre al entrar, me acerque a ella para darle un beso en
la mejilla, aferrando la bolsa que contenía el libro de mi Ángel apoyado a mi pecho.-

- Solo le traje el libro que tenía pidiendo toda la semana. – intente salir de la cocina antes de
que el interrogatorio comenzara pero no me lo permitió.-

- Que sucede Edward?.- Solo negué con la cabeza.- Hijo no puedes seguir así.- solo encogí mis
hombros dándole a entender que no me importaba.- Esta bien hijo, no puedo obligarte.

Que llevas allí?.- dijo al ver la forma en la que me aferraba a la bolsa.-


- Una pequeña ventana, un respiro, un poco de entendimiento, una pista.- suspire y cerré los
ojos, intentando evitar que mi dolor saliera corriendo.- No lo sé bien.- le di un beso en la
frente, y salí, pero antes le dije.- Mamá voy a estar en mi estudio, por favor no quiero que
nadie me interrumpa, y creo que por primera vez en la historia y con todo el dolor de mi alma
voy a decir esto.- suspire de nuevo.- pero la verdad es que lo necesito, Mamá por favor no
quiero que nadie me interrumpa, ni siquiera Jane.- Mi madre abrió la boca sorprendida,
porque sinceramente esa era la primera vez, una de las razones, de hecho la más importante
de las razones por las que discutía con mi ángel, era porque le daba solo migajas de mi tiempo,
como le decía ella, y la razón era, porque era a Jane a quien le dedicaba casi cada minuto de mi
tiempo libre, al recordar esto, la herida de mi corazón comenzó a estremecerse
produciéndome un profundo dolor. Fue porque Jane se enfermó que perdí la ultima
oportunidad que me dio mi princesa de detenerla en el aeropuerto antes de que se fuera; fue
el accidente de Jane y Heidi, el que me impidió ir a Londres el día que nacieron mis trillizos, fue
el estar que Jane luego de la muerte de Heidi, que hizo que retrasara mi viaje a Londres, al
hospital donde estaba ingresada mi pequeña Marie, cuando descubrieron su afección cardiaca,
luego del entierro de Heidi a Jane le dio un ataque de nervios y no pude dejarla, cuando al día
siguiente llegue a Londres corrí al hospital, cuando pregunte por mi princesa y mis trillizos, en
la recepción me informaron que Bella, Lizzie y Ed, estaban de alta, y ya no se encontraban en el
hospital, cuando pregunte por Maríe, me remitieron con el doctor que la había atendido, el me
explicó todo lo de su padecimiento coronario y fue el quien me informó que mi pequeña había
fallecido dos días antes… el mismo día del velatorio de Heidi, me desmoroné en ese mismo
momento y tuve una crisis nerviosa, estuve ingresado un par de días, mi hermana tuvo que
viajar a Londres para acompañarme en el viaje de regreso. Después de eso fue poco lo que
pude saber de Bella y mis pequeños.

Entre en mi despacho, cerré la puerta, busque una de las botellas que tenía escondida, que
usaba en noches especiales en las que mi dolor era insoportable, esas eran noches muy
especificas, el día del cumpleaños de mi princesa, el día del cumpleaños de mis bebés, el día de
la muerte de mi mariposita, el día de nuestro aniversario, el día en el que se cumplía años que
mi princesa se había marchado, también el día de mi cumpleaños y la navidad, después que
todos se fueran a dormir… y el otro día sería hoy, hoy iba a leer el libro de Bella, que de
acuerdo de la información del autor, era una historia verdadera, solo que se le había cambiado
los nombre para proteger la privacidad de los involucrados… solo no mencionaba que era su
historia, nuestra historia. Así que hoy iba a conocer mi historia, desde el punto de vista de mi
princesa, sería como leer su diario. Iba a tener un acceso a nuestra historia, a través de la
historia de Kristen y Robert, era así como nos había llamado mi princesa en su historia… La
historia de La Otra, la Historia de Mi Todo…

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Capítulo 2: Perdóname Mamá, Pero No Puedo Perdonarte.

Capítulo 2: Perdóname Mamá, pero no puedo perdonarte.


Tenía que encontrar el valor… no se como, pero tenía que encontrar el valor, la fuerza para
poder abrir su libro, y sumergirme en nuestra historia, en esas palabras que iban a darme una
imagen de las emociones, de los sentimientos, de las alegrías, de las frustraciones y del dolor
que le cause a mi princesa… Tenía que encontrar la fuerza para poder desenmarañar su
historia y encontrar alguna pista que me pusiera en el camino correcto para encontrarla… para
encontrarlos, tenía que concentrarme en su punto de vista de la historia para poder encontrar
los hilos que me ayudaran a desenredar toda esta locura y abrirme un camino hacia su perdón.
Si algo necesitaba en esta vida para encontrar un poco de la paz pérdida hace seis años,
además de ella, además de su amor, además de su sonrisa, además de nuestros hijos,
necesitaba su perdón, necesitaba el perdón de mis pequeños, casi tanto con el aire para
respirar. Tenía suficiente castigo con no poder perdonarme nunca por lo que le hice, tenía
suficiente castigo por no perdonarme nunca el no estar con mis pequeños, tenía suficiente
castigo con no perdonarme nunca el perderme la oportunidad de conocer a mi mariposita, de
estrecharla entre mis brazos, de poderle decir en vida cuanto la amo, tenía suficiente castigo
con no poderme perdonar nunca el no poder perdonar a Esme… No podía perdonarle a mi
madre el que me hubiese obligado a permanecer al lado de Jane y de Heidi, mientras esta
estaba ingresada en el hospital tras el accidente, sé que en parte mi madre lo hizo por Jane y
se lo agradezco, porque mi muñequita me necesitaba a su lado, pero también me necesitaban
Mi Princesa y mis pequeños, y era a ellos a quien más les había fallado; pero también sé que la
otra razón para que mi madre no me permitiera salir a Londres como lo había planeado era
todo por las malditas apariencias, por las estúpidas reglas de esa sociedad hipócrita que ella
tanto se empeñaba en seguir.

No quiero que se mal interprete, mi madre es un excelente mujer, una madre abnegada y
amorosa, pero demasiado cómoda en esta sociedad hipócrita, llena de lujos y mentiras de la
cual esta tan orgullosa de pertenecer. Tampoco podré perdonarla nunca por obligarme a
guardas las apariencias, parado en el hospital como el imbécil marido abnegado que nunca fui
mientras que mi lugar era en otro hospital, en otra parte del mundo, lejos de allí, pero con mi
princesa, con mis pequeños… con mi mariposita. Y no podré perdonarme tampoco por hacerle
caso, por no querer complicar más las cosas, agregando un disgusto con mi madre… Maldito
cobarde egoísta… Dios… necesito encontrar a mi princesa, necesito tenerla a mi lado, necesito
tener a mis hijos a mi lado, ni siquiera pido felicidad, solo la felicidad de ellos, solo la felicidad
de Jane, solo un poco de paz para mi, aunque nunca podré encontrarla, porque solo podré
encontrar la paz con su perdón, con el de mi mariposita, y con el mío. Y aún cuando consiga el
perdón de mis hijos y el perdón de mi princesa, el que nunca podré encontrar es el mío, nunca
podré alcanzar mi propio perdón.

Unos golpes en la puerta interrumpieron mi línea de pensamiento, de pronto Esme asomo su


cabeza por la puerta… mal momento.

- Mamá te pedí… no…. Te suplique que no quería que nadie, y oyelo bien, no quería, no quiero
que nadie me interrumpa.- le replique con todo el dolor, y el reproche que traía hacia ella mis
pensamientos anteriores.-
- Lo sé hijo, lo sé, pero me preocupas.- me dijo.-

- Lo sé mamá, y lo siento.- suspire pesadamente, no quería contestarle mal, no quería seguir


sumando culpas y remordimientos a mi dolor.- lo sé.- repetí.- pero necesito esto, necesito
estar solo, necesito entender muchas cosas, y si eso implica quedarme encerrado todo el fin de
semana en mi estudio, es eso precisamente lo que voy a hacer… porque es lo que necesito.-
me miro no muy satisfecha con mi respuesta, y trato de jugar bien sus cartas.-

- Lo sé hijo, pero Jane tiene una pesadilla, ella te necesita.- Mi corazón se contrajo de dolor,
pero tenía que hacer esto, y tenía que hacerlo ahora.-

- Ella esta bien?.- le pregunte a mi madre.-

- Si, logré calmarla, tu hermana le dio un té y se durmió de nuevo.- me respondió.-

- Perfecto entonces, controlaste la situación tan bien como siempre mamá.- mi rabia
comenzaba a crecer peligrosamente dentro de mi pecho.- Si lograste calmarla, si mi hija está
perfectamente bien y dormida en su cama… Te puedo preguntar, entonces, por que?.- Le
pregunté, me miro sin entender nada.-

- Por que, que?... Hijo… no te entiendo.- me replico.-

- Porque demonios me interrumpes, cuando te dije que no quería que nadie, ni siquiera Jane
me interrumpiera. Acaso es tan difícil para ti escucharme, y respetar mis deseos y mis
necesidades por una maldita vez.- le dije elevando mi voz, mi madre se sobre salto, pero no
perdió su oportunidad de responder.-

- Pero hijo tienes que sobreponerte de una vez por toda, ya es suficiente, llevas seis años
pareciendo un muerto en vida, mal comes, no vives más que de la casa al trabajo y del trabajo
a la casa, las veces que sales a hacer otra cosa es para buscarle cosas a Jane o llevarla a algún
lado, eres la sombra de lo que eras hijo, entiéndelo.- Me dijo.

. QUE DEMONIOS QUIERES QUE ENTIENDA MAMÁ.- le grite.- QUE DEMONIOS QUIERES QUE
ENTIENDA, Y PORQUE NO ME ENTIENDES TU DE UNA MALDITAS VEZ.- Mis gritos debieron
resonar por toda la casa, porque a los pocos minutos estaban en el estudio, mi padre
abrazando de forma protectora a mi madre, quizás temiendo lo peor de mi, creo que era la
primera vez en seis años que expresaba una emoción verdadera frente a mi familia, también
llegaron mis hermanos y cuñados… valla no sabía que estaban todos en casa este fin de
semana.-

- Edward que pasa, porque le gritas así a tu madre.- me pregunto Carlisle, entre molesto y
preocupado.-

- Le pedí… no… le suplique que me dejará solo, y como siempre no permite que haga lo que
necesito.- Le dije bajando la voz hasta casi convertirla en un susurro.-

- Hijo, como quieres que te permita hacer lo que deseas si te estas haciendo daño, esto,
encerrarte aquí solo, haciendo no sé que, no te hace ningún bien tienes que dejarlo, tienes que
superarlo.- Me repitió mi madre.-

- DEJARLO?... SUPERARLO?.... QUE MALDITA COSA QUIERES QUE SUPERE.- Grite fuera de mi.-

- Edward shhhh…. Vas a despertar a Jane, y nuestros hijos.- me rogó mi hermano.-

- Déjenme solo.- les rogué.- solo déjenme... Quiero.- hice una pausa, para intentar calmarme.-
No, necesito por lo que más quieran que me dejen solo.-

- NO!.- Grito mi madre.-

- Necesito estar solo, por favor.- les suplique esta vez.-

- No.- Repitió mi madre.- Tienes que olvidarla, tienes que olvidarte de esa mujer que lo único
que hizo fue destruir tu vida, destruir tu matrimonio, poner en peligro la vida de Jane, es que
no lo vez.- me dijo mi madre con todo la rabia y el desprecio del que fue capaz.- No te das
cuenta que esa maldita mujer se llevó lo mejor de ti y solo nos dejos a este despojo en el que
te convertiste.- Ahí lo perdí todo, y toda la ira, y la rabia que tenía guardada en secreto en
estos seis años, salieron.-

- TU NO SABES NADA.- le grite.- COMO TE ATREVES SIQUIERA EN PENSAR EN ELLA DE ESA


MANERA.-

- No le grites a tu madre.- Me dijo Carlisle.-


- COMO QUIERES QUE NO LE GRITE, SI SE ATREVE A DECIR ESAS ESTUPIDECES… ESA MUJER…
ERA MI MUJER… ES VERDAD QUE NO ERA MI ESPOSA, NO PORQUE NO QUISIERA SINO
PORQUE YO ERA Y SOY UN MALDITO IMBECIL, PERO ERA MI MUJER, ERA…. ES EL AMOR DE MI
VIDA, LO UNICO QUE HIZO ESA MUJER FUE AMARME, AMARME INCODICIONALMENTE COMO
NUNCA NADIE LO HIZO, CON TODOS MIS ERRORES, CON TODOS MIS DEFECTOS, LO UNICO
QUE HIZO ESA MUJER FUE DARLE LA VIDA A MIS HIJOS, ESOS NIÑOS QUE NO HE PODIDO
CONOCER POR CULPA DE MIS MALDITOS ERRORES, POR CULPA DE LAS MALDITAS
CIRCUNSTANCIAS.- gritaba y gritaba una palabra tras otra sin poder contenerme.-

- Si pero ella se fue, ella te dejo, tienes que afrontarlo, tienes que olvidarla.- me repetía mi
madre.-

- No me da la gana.- le replique, porque no quería oírla más.-

- Si tanto te amaba, si tan perfecta era, porque se fue, porque no conoces a tus hijos?.- trato
de picarme mi madre.-

- Maldita sea no sabes nada, no te metas, si mi padre te hubiese hecho lo que le hice a Bella…
te juro que tu reacción sería peor… bueno no se si peor, porque a la final eres una maldita
arpía egoísta, que solo le importa lo que le digan los demás, lo que piensen sobre su maldita
perfecta familia en el club y en las fiestas de alta sociedad.- mi padre me calló de una
cachetada, mientras mi madre alzaba la barbilla con orgullo intentando contener las lágrimas.-

- NO TE ATREVAS A INSULTAR A MI ESPOSA, EDWARD.- gritó mi padre, mis hermanos y


cuñados solo eran testigos mudos de lo que pasaba, no lograban salir de su asombro.-

- Maldita la hora en la que Bella regreso a esta ciudad, maldita la hora en la que la invitamos a
esta casa, con todo el mal que le hizo a esta familia.- seguía mi madre escupiendo veneno.-

- Yo solo maldigo la hora en la que seguí tu consejo y me case con Heidi, solo maldigo la hora
en la que acepte ayudarla a conseguir sus malditas herencias, a cambio de prestigio y
renombre en el mundo de la construcción, yo maldigo la hora en la que acepte tu idea de
tener una esposa florero, yo solo maldigo la hora en la que te hice caso y siguiendo tus
malditos prejuicios me quede en ese hospital en lugar de hacer lo que tenía que hacer,
maldigo la hora en la que seguí tu estúpido consejo.- le dije imprimiendo todo el dolor de mi
alma en cada palabra.-

- Jane te necesitaba Edward.- me dijo Rosalie.- Hiciste bien en hacerle caso a tu madre.-
Escuche un sordo sollozo y me gire a ver a mi hermana Alice, abrazada a Jasper, lloraba
prácticamente en silencio. Solo Alice, y en consecuencia Jasper, sabían lo que había sucedido
con mi mariposita, nadie más de mi familia lo sabía, me guarde mi dolor solo para mi.-

- Tenía que estar en Londres, mi lugar en ese momento era en Londres.- dije con voz ahogada.-

- Lo único que encontraste en Londres fue más dolor, más abandono.- Esta vez fue Emmet,
quien intentaba justificar a mi madre, idolatrándola como siempre.- Llegaste allá simplemente
para saber que ella te abandonó de nuevo, y que conseguiste con eso, solo un ataque de
nervios.- Me lo recordaba, como si yo lo hubiese olvidado.- Hasta Alice tuvo que viajar para
poder traerte de vuelta, dejando a Jasper solo, convaleciente luego de su accidente en Aspen.
Tanto valía la pena esa mujer para que te desmoronases de modo tal que fuera necesario
recluirte en un hospital, siempre pensé que eras más fuerte Edward.- me dijo a modo de
reclamo, no pude más caí en el suelo sobre mis rodillas, llorando todo el dolor que desgarraba
mi pecho, todo el dolor que acumulaba mi pecho en estos seis años.-

- Edward, tienes que levantarte, tienes que olvidar y seguir adelante, tienes que
recomponerte, este fin de semana tienes que apoyar a Jane, recuerda que mañana es el
aniversario de la muerte de Heidi.- dijo mi madre, y otra punzada de dolor desgarro mi pecho,
solloce fuerte, fue un sollozo profundo, como un grito de dolor que asusto a todos los
presente, si mañana era el quinto aniversario de la muerte de Heidi… era entonces el domingo
el quinto aniversario de la muerte de mi mariposita… no es como si lo hubiese olvidado, pero
con todo el asunto del libro, lo había empujado a lo más profundo de mi memoria, pero estaba
seguro que el domingo, esa realidad me iba a golpear tan fuerte como siempre. Las lágrimas
caían descontroladamente por mi rostro.- Edward, estas bien, que sucede, nunca pensé que el
recuerdo de Heidi te descompusiera de esa forma hijo.- dijo mi madre con un tinte de ternura
impregnado en su voz, no sé como Heidi había logrado conquistarla de esa manera… un
momento… ya lo sé, eran tan parecidas, parecían más madre e hija, que nuera y suegra, hasta
Rosalie y Alice tenían celos de su relación.

- No estoy así por Heidi, no me interesa Heidi, por mi que arda eternamente en lo más
profundo del infierno.- le replique a mi madre, se asusto al escuchar mi voz plana, y apagada,
parecida más a la voz de un muerto que de una persona que aún respira y cuyo corazón muy a
su pesar seguía latiendo. No podía asegurarlo pero estaba casi seguro que el accidente de
coche lo provocó Heidi, para que yo no viajara a Londres, pero todavía no podía decir mis
sospechas hasta encontrar la forma de demostrarlo, a la final algo salio mal y en lugar de poner
en peligro a mi muñequita fue ella quien resulto herida.-

- Edward, hijo la verdad no te entiendo.- Levante mi rostro y me encontré la mirada de mi


duende, mi hermanita, y me di cuenta que la hora de la verdad había llegado… por lo menos
de algunas de ellas. Me senté mejor en el suelo y los vi a todos con gesto conciliatorio
invitándolos a sentarse. Lo hicieron y me miraban expectantes, Alice se levanto del regazo de
Jasper y se sentó a mi lado, tomo mis manos apretándolas en un silencioso gesto de apoyo.-
- Como saben.- empecé a decir.- el día en el que Jane y Heidi tuvieron su accidente, yo estaba a
punto de salir para Londres, de hecho estaba en el aeropuerto cuando recibí la llamada.- eso
ya lo sabía mis padres y mis hermanos.- Si deje por un momento el viaje y regrese al Hospital
fue porque necesitaba asegurarme que Jane estuviese bien… Ese día tenía que estar en
Londres.-

- Eso ya lo sabemos Edward, querías estar en Londres, para estar con la Golfa esa, en lugar de
estar con tu esposa e hija que era el lugar que te correspondía.- replico Esme, Alice aumentó la
presión en mi mano en un intento porque no perdiera los estribos, respire hondo y conseguí
responderle a mi madre, con toda la calma que la tensión del momento me permitía.-

- Tenía que estar en Londres porque esa noche nacerían mis trillizos.- Vi la confusión en la cara
de mi familia.-

- Trillizos?... Edward, no entiendo, siempre dijiste que tenías que encontrar a Bella, y tus hijos
Elizabeth y Edward, eso es lo que siempre le has repetido a los detectives.- Replicó mi padre.-

- Cuando supe que Jane estaba completamente bien y fuera de peligro, quise reprogramar mi
viaje a Londres.- continúe mi relato como si mi padre no hubiese dicho nada.- Pero las cosas se
complicaron un poco, cuando Jane empezó con los dolores de cabezas y toco hacerle más
estudios, conseguí hablar con mi Bella en el Hospital y le pedí un millón de perdones por
romper mi promesa de estar con ella en el nacimiento de nuestros hijos, pero ella ya estaba
acostumbrada a que no consiguiera cumplirle lo que prometía.- las lagrimas amargas escurrían
por mi rostro, por el de Alice, y ahora también por el de Rosalie y Jasper, quienes siempre
fueron amigos de mi ángel y sabían cuanto habían sufrido.- Ella me contó sobre mis pequeños,
eran una luz de esperanza dentro de tanto locura, estaba tan feliz que casi olvidaba por ratos
todo el dolor que le causaba no tenerme a mi lado.- Me levante, me dirigí a mi escritorio y
saque las copias de las fotos que guardaba allí. Tenía copias por todos lados.- Ese día Bella
envío estas fotos a mi correo.- Las puse en la mesa que estaba frente al sofá, en el que ellos
estaban sentados, vi los ojos de mi madre llenarse de lágrimas… Sea como sea, eran sus nietos,
no podía evitarlo.- Estaba a punto de salir de viaje cuando Heidi empeoró, y mi madre
comenzó con todo su sermón de cual era mi lugar, yo fui tan estúpido como para hacerle caso,
aunque me convencí que solo sería hasta que Heidi se estabilizará, no fui para Londres aún
cuando mi corazón sabía perfectamente cual era mi verdadero lugar, el cual no era
precisamente en un hospital en Chicago. – Hice una pequeña pausa, tome aire, y antes de
continuar mi relato hice una pequeña presentación. La foto que tenía en mi cuarto dentro de
mi libro de cabecera era una foto de los trillizos juntos, pero entre las que se encontraban en
el escritorio, había fotos de cada uno de ellos solos. Tome la primera.- Él, es mi pequeño
campeón, es el mayor de los tres, es Edward… Edward Anthony, se llama como yo, aunque
sinceramente no lo merezco.- Mi padre tomo en sus manos la foto del pequeño.-
- Dios Edward, es como ver una de esas fotos que mamá tiene de ti cuando naciste.- dijo mi
hermano, mirando sobre la mano de mi papá, sonreí con amargura.-

- Si, se parece a mi, aunque sinceramente, espero que solo en lo físico, y que sea tan
maravilloso y buena persona como lo es su mamá.- mi madre bufo, pero no le preste atención,
tome la siguiente.- Esta, fue la segunda en nacer, mi gatita.- Tome aire, le entregue la foto a
Rosalie, sabía que se emocionaría.-

- Es hermosa Edward, tiene tus ojos, y muchos de tus rasgos, pero su cabello es como el de
Bella, al igual que la profundidad de sus ojos y su mirada.- Me dijo Rose, con una sonrisa, llena
de todo el cariño que sé que sentía por mi princesa, le correspondí como pude la sonrisa que
me brindó.- Cómo se llama?.- preguntó.

- Elizabeth Lilian.- La emoción de Rosalie al escuchar su segundo nombre en el nombre de mi


hija no se hizo esperar y las lágrimas empezaron a escurrir por su rostro, Emmet la abrazó
fuertemente y ella escondió su rostro en el pecho de Emmet.-

- Cómo pudimos dejarla sola Edward?.- me preguntó llena de amargura.-

- No lo sé Rose, yo estaba atado a ese maldito hospital, tu estabas dando a luz a Kellan, Alice
estaba con Jasper en Aspen y el se había fracturado la pierna, no lo se Rose… Parece que todo
estaba siempre en nuestra contra.- se hizo un tenso silencio.-

- Entonces.- dijo mi papá tomando la foto de Lizzie de manos de Rose, y sosteniéndolas una en
cada mano.- estos son los pequeños que siempre pides a los detectives que busquen; Ed y
Lizzie, que paso con el tercer bebe Edward.- pregunto con preocupación y algo de dolor en su
voz.-

- Debes continuar Edward.- Dijo Alice con la voz apagada.- Debes decirles de una vez toda la
verdad para que puedan entenderlo, para que puedan entender tu dolor.- me dijo ella, la mire,
y no pude evitar limpiar una de sus lagrimas con mis dedos, no me gustaba verla llorar,
mientras las lágrimas salían una tras otra a una velocidad alarmante de mi rostro por el dolor
que me causaba, era la segunda vez en la que admitiría en voz alta la muerte de mi mariposita.
La primera vez había sido cuando le conté a Alice, cuando fue por mi a Londres, aunque sé que
Alice se desahogo con Jasper, ella también necesitaba aliviar su dolor. Nunca más repetí eso en
voz alta.- Es necesario Edward, necesita más apoyo del que te damos Jasper y yo.
- No Alice, no merezco apoyo, lo sabes, merezco morir de pena y dolor.- repetí con voz
ahogada, mi madre que estaba asombrosamente callada desde que coloque en las fotos sobre
la mesa se atrevió a hablar.-

- Edward que paso con el otro bebé.- dijo mi madre con un hilo de voz, creo que paso los
últimos seis años renegando de sus nietos, aferrándose a la idea de que no eran mis hijos, pero
no le quedo más remedio que aceptar la evidencia, mis pequeños eran tan parecidos a mi en
tantos sentidos, sobre todo mi campeón, como dijo Emmet era una copia exacta de mi, era
como mi pequeño clon. Me tome unos segundos para organizar mis ideas, para contener un
poco mi dolor. Tome la última foto, la mire por unos momentos, acaricie la imagen de mi
pequeña unos segundos, respire profundamente para asegurarme que mi voz saliera de forma
apropiada y de forma que pudieran entender lo que tenía que decir.-

- Ella, mi mariposita.- dije dándole la fotografía a mi madre.- es la más pequeñita. Bella nunca
supo nada de ella, hasta la última ecografía, pero aún así la amo… la amamos con toda nuestra
alma. El día en el que se enteró me mando un correo, estaba tan feliz, y yo claro que me
contagie con su felicidad. Dios como no podría ser feliz, si mi Bella, me iba a reglar el más
maravilloso de los presentes y por triplicado, sabía que esa pequeña sería la más pequeñita y
consentida de todas mis princesas.

- Es hermosa hijo.- dijo mi madre sin poder resistirse a los encantos de mi mariposita.- no me
mal interpretes hijo, todos son hermosos, pero ella, no se, ella parece…

- Un Ángel.- la interrumpí, ella solo asintió con la cabeza.- Pues si es eso, exactamente un
ángel.- decía mientras una lagrima resbalaba mi mejilla.- Se parece tanto a mi Bella, tiene una
rostro pequeñito, esos labios rosaditos, esos hermosos ojos chocolates, sus rizos cobrizos y esa
aura de paz.- suspire.-

- Que paso con la bebe Edward?.- pregunto mi madre de nuevo.-

- Marie Alice.- dije en un susurro, me gire a ver a mi hermana mientras de sus ojos escurrían
silenciosas lágrimas, me arme de valor, tenia que terminar.- El día que entró Heidi en coma,
llame a Bella, para informarle que tardaría todavía un par de días en llegar a Londres, cuando
me contestó lloraba desolada, su dolor era tan enorme que me rompía el alma en pedazos,
cuando le pregunte con toda mi angustia que si le pasaba algo a ella o a los pequeños, ella me
informó que mi mariposita estaba muy enferma, que se había puesto muy mal y tuvieron que
trasladarla a terapia intensiva pediátrica.- Mi madre ahogo una exclamación de asombro.- Lo
había decidido … no me importaba nada, fui a buscarte.- le dije a mi madre, mirándola a los
ojos, sin saber muy bien como continuar, sin comenzar con las acusaciones que no me iban a
llevar a ningún lugar.- cuando llegue al pasillo los encontré a ti llorando en los brazos de papá y
Jane llorando desconsolada en los brazos de los padres de Heidi, eso fue cuando… cuando…
- Cuando Heidi murió.- completo mi madre.- Jane cuando te vio se lanzó en tus brazo, se aferró
a ti y no hubo poder que hiciera que se soltará de ti.

- Si, mi muñequita estaba tan asustada de que me fuera yo también y la dejara sola, que no me
dejaba ir a ningún lado. Luego empezó todos los trámites del Velorio.- dije cada vez con un
tono de voz más bajo más apagado.-

- Y viniste a mí, me dijiste, me rogaste que tenias que marcharme, y yo use todo lo que tenía
para no permitírtelo.- dijo mi madre, ahora llena de culpa.-

- Si, no me lo permitiste.- corroboré lleno de amargura.-

- Que pasó con la niña Edward.- dijo mi padre, con las lágrimas surcando su rostro, supongo
que ya sabía lo que se venía, guardamos silencio por unos minutos que parecían eternos.-

- Al día siguiente del entierro, discutí con mamá, deje a Jane con Alice, con todo el dolor que
sentía al dejar a mi muñequita en ese momento tan horrible que ella estaba viviendo, y bajo el
riesgo de que se sintiera abandonada, pero tenía que estar con ellos, tenía que esta con mi
princesa, tenía que estar con mis pequeños, necesitaba… sobre todo necesitaba hacerme
cargo de todo lo necesario para que mi mariposita pudiera salir de la crisis y poder hacer algo
para mejorar su afección.- tome aire, venia lo peor.- cuando llegue al hospital pregunte por
ellos, la recepcionista me informó que Bella, Lizzie y Ed ya estaban de alta y no se encontraban
en el hospital, cosa que me pareció muy extraña e inmediatamente supe que no todo estaba
bien… Mi Princesa no dejaría el Hospital sin mi Mariposita. Le pregunte a la Recepcionista por
Marie su respuesta fue que tenía que hablar con el Doctor que había llevado el caso.- de
pronto me calle.-

- Que fue lo que paso Edward?, que tenía mi nieta?.- me apremió mi padre para que siguiera.-

- Me dieron instrucciones para poder llegar al consultorio, el doctor ya estaba esperando por
mí, me explico toda la afección de Marie, y me dio una copia de su expediente médico, copia
de los informes de los estudios que le hicieron. Marie nació con una afección coronaria, que no
fue detectada por el reconocimiento pediátrico el día que nacieron los pequeños, tres días
antes tuvo un primer ataque que permitió el diagnóstico de su condición, cuando pregunte si
podría verla, con su expresión lo dijo todo, me negaba a creerlo hasta que le sucedieron las
palabras. Mi mariposita murió.- dije en un susurro.-

- NO.- mi madre soltó un grito ahogado por sus sollozos.-


- Mi mariposita murió.- dije en un susurro, mientras todos a mi alrededor lloraban con mi
dolor.- nunca podré conocerla, nunca podré tenerla en mis brazos, nunca podré decirle cuanto
la amo, nunca la veré, nunca estaré con ella.- mi voz se había apagado.-

- Dios, hijo…- mi madre no sabía que decir, sabía que la culpa la estaba ahogando.- Dios hijo…
no pudiste conocerla, no pudiste y todo por mi culpa.- mi madre lloraba desconsoladamente.-

- Shhhhh… Esme, Amor calmate, no fue tu culpa.- le repetía una y otra vez mi padre,
ofreciéndole consuelo.-

- Si fue su culpa.- solté mi amargura, mi dolor.- Es su culpa… es su culpa y la mía, la mía por no
querer enfrentarme a todo de una maldita vez, y hacer lo que tenía que hacer y no lo que se
esperaba que hiciera.- mi madre me miró con el dolor que en sus ojos se reflejaba la verdad de
mi palabras.-

- Podrás alguna vez perdonarme hijo?- pregunto mi madre con todo el dolor que toda esta
información le producía, dolor al saberse tan culpable como me sentía yo mismo. Me levante.
Me acerque a ella, cayendo de rodillas a su frente. Me incorporé, bese su frente con todo el
amor que puede tener un hijo por su madre, a pesar de sus errores, a pesar de todo.-

- Perdóname mamá, perdóname, pero no puedo…. No puedo perdonarte, como no puedo


perdonarme yo… Lo siento.- Comencé a llorar sobre su regazo y ella lloraba conmigo con su
cabeza apoyada a la mía. No se cuanto tiempo pasamos todos juntos llorando mi dolor.

- Son las Tres de la mañana.- Dijo Jasper, siempre con su tono comprensivo y conciliador.- Creo
que es suficiente por hoy… Edward… tu también.

- No Jasper no puedo, tengo que leer el libro.- le respondí.-

- Que libro?- preguntó Alice.-

- Ally, mi ángel publicó un libro, es la mejor pista que tengo de ella en años.- dije emocionado a
pesar de la pena reflejada en mi rostro. Alice sonrió.-

- Eso genial cariño, pero tienes que descansar.- me dijo con ternura mientras acariciaba mi
mejilla.- Te propongo algo, porque no te vas a descansar, duermes un rato, mañana, vienes
para acá, yo me voy a encargar personalmente de Jane para que no te preocupes por ella, voy
a encargarme de que te traigan comida y agua; y sobre todo.- dijo, suspiró mirando a mamá y
luego giro su vista hacia mi.- sobre todo me voy a ocupar de que nadie, nadie te interrumpa
hasta que tu decidas salir del despacho.- dude.-

- Edward hazle caso a Alice, yo la ayuda, estate tranquilo, ve a descansar.- afirmó Rose.-

- No puedo, tengo que terminar antes del domingo.- les dije con vehemencia.- el domingo es el
aniversario de la muerte de mi mariposita, necesito terminar con esto antes. Ese día no voy a
tener fuerzas para eso.

- Edward, Edward.- me decía mi hermana.- Esta vez será diferente, esta vez podrás apoyarte en
nosotros, en todos nosotros.- dijo mirando a su alrededor.- podemos preparar… si quieres
algo para honrar la memoria de Marie, te gustaría eso?.- pregunto, lo pensé por un momento.
Una ceremonia?, un homenaje a mi mariposita con toda mi familia?.... si… si creo que estaría
bien. Solo asentí con la cabeza.- Bien, ahora vamos todos a descansar.- Todos se pusieron de
pie, me apoye en mi hermana que me abrazo por la cintura, al pasar al lado de mi padre puso
su mano en mi hombro en gesto de apoyo.-

- Hijo, no debiste guardarte esto tanto tiempo.- me dijo con reproche y ternura.- Estamos aquí
para ayudar, siempre hemos estado, solo que no sabíamos como y porque teníamos que
ayudarte.

- Lo se papá, puedes creer que lo, por eso sigo aquí.- sonreí con amargura, esa frase me la
repetía mi ángel cada vez que le rogaba que me creyera que de verdad la amaba.

- Descansa hijo, te amo.- me dijo mi madre, limpiándose las lagrimas del rostro.-

- También te amo mamá.- dije al salir, recordé mi libro, me regrese a buscarlo de nuevo.-

- Edward.- dijo mi padre, cuando estaba cerca del escritorio.- Dijiste que tenías… .-mi padre
vaciló un momento, inspiro profundamente y continuo.- Hijo, dijiste que tenías el expediente
médico de Mary.- Asentí.- Quisiera verlo… sino te importa claro.- Sopese por un instante la
idea de entregarle el expediente a mi padre, a la final siempre quise su opinión medica al
respecto, al igual que la de mi hermano Emmet, dado que mi padre es un reconocido
cardiólogo y mi hermano pediatra, y sabía que mi padre se apoyaría en Emmet al verlo.-
- Claro papá.- rebusque en mi gaveta y saque el expediente, tome el libro, al pasar a su lado le
entregue el expediente, y salí en dirección a mi cuarto. Tome un baño, me puse unos boxers y
me metí en la cama, nunca había dormido con pijama, solo cuando empecé mi relación con
Bella las usaba cuando iba a dormir en la cama que compartía con Heidi, porque si de algo de
mi relación con Bella, hice correctamente, fue que luego de tener a Bella en mis brazo, jamás
le puse ni un solo dedo encima a mi esposa.

Me metí en la cama, con mi libro, admirando una vez más esa inquietante foto de mi Bella con
los ojos verdes, con mis viejas fotos, no resistí y quise revisar si la historia de mi Ángel tenía
alguna clase de dedicatoria, lo que jamás espere fue ver que me incluía en su dedicatoria,
estaba embargado de una alegría y una esperanza como la que no sentía desde hacía
demasiado tiempo. La dedicatoria del libro de mi Bella rezaba:

A mi Vampiro Lector de Mentes, Te Amo Cielo, Te Amo y Te Amaré siempre a pesar de todo y
de todos, nunca dejare de ser tuya, como sé que tu nunca dejarás de ser mío, a pesar del
tiempo, a pesar de las distancias. Gracias por regalarme a mis pequeños.

A nuestros pequeños Lizzie y Ed, son mi luz, mi motor, mis alegrías, mis esperanzas, mis ganas
de seguir. Los Amo peques, Los Amamos.

En Honor a nuestra pequeña Marie, eres nuestro Ángel de la Guarda, siempre vivirás en
nuestros corazones. Te Amamos, te amaremos siempre nuestra pequeña mariposita.

Las lágrimas se desbordaban por mi rostro sin que pudiera evitarlo, por Dios, como podía
amarme todavía… Que mujer tan maravillosa y perfecta, no la merecía, creo que por primera
vez en mucho tiempo pude esbozar una autentica sonrisa de alegría. Leí nuevamente la
dedicatoria, ame el hecho de que me incluyera en los Amamos que escribió para nuestros
hijos, ame el hecho de que usará en apodo que le puse a mi Marie, ame cada palabra. Estaba
tan eufórico que leí nuevamente la dedicatoria, y una carcajada salio de mí, cuando releí el
apodo que me dio mi Ángel, y un recuerdo regreso de mi memoria…

Estábamos en casa de mi hermana Alice celebrando el cumpleaños de Valerie, uno de los


pequeños de mi hermano Emmet y su esposa Rosalie, Heidi se encontraba de viaje, y aunque
mi hermana Alice, su esposo Jasper y mi cuñada Rosalie sabían de mi relación con mi Bella,
habían otras personas como Emmet y mi madre quienes nos reprocharían nuestra “inmoral”
relación por lo que debíamos, como siempre guardar las apariencias. Estaba de un lado de la
sala, desde la cual alcanzaba a ver la cocina, detrás de la barra de la cocina se encontraba mi
princesa. Apenas sintió mi mirada posarse en ella giro a verme, y como de costumbre nos
quedamos enganchados en la mirada el uno del otro, Bella estaba en la cocina, terminando
unos canapés para la fiesta, y en parte un intento de escapar de los comentarios fuera de lugar
de mi madre. De pronto bajo la mirada y cuando volvió a verme se mordió el labio de esa
forma que ella sabía que me enloquece, su mirada se lleno de lujuriosas promesas y además
un hermoso sonrojo cubrió sus mejillas mandando al carajo todo mi autocontrol.
Recogí unos cuantos vasos sucios que se encontraban por allí y me ofrecí a llevarlos a la
cocina, cuando entre Bella estaba de espalda, sin embargo, sabía perfectamente que había
entrado en la cocina, teníamos una especie de sentido en el que podíamos sentirnos el uno al
otro mal entrar en una habitación, aun estando de espalda o haciendo cualquier otra cosa. Me
acerque a ella, y le susurre al oído, y se estremeció con mi aliento rozando su cuello.

- Que estas pensando mi pequeña pervertida.- le dije, y me regalo una sonrisita nerviosa.-

- Quien te dice que estoy pensando algo pervertido, en ese caso el pervertido eres tu.- me
replico, le di esa mirada y esa sonrisa torcida que sabía que tanto amaba.-

- Pues si, yo soy un pervertido siempre que se trata de ti.- le replique.- pero no era
precisamente yo el que te veía con ojos lujuriosos, mordiéndome ese sensual labio tuyo que
me enloquece y no fui yo quien se sonrojo ante mis propios pensamientos. – me pegue a su
espalda tomándola disimuladamente la cintura y me restregué contra ella para que sintiera la
erección que me provocaba, ella jadeo de sorpresa.- Así que dime mi pequeña pervertida, que
pensabas y que podemos hacer con esto que me provocas. Porque no me vas a negar que era
algo muy sexy, caliente y prohibido lo que pasaba por esa cabecita.- dije restregándome
nuevamente contra su muy sexy y provocativo trasero.

- Edward.- dijo en un gemido.- ahora que eres lector de mentes.- dijo en tono de bromas.- mire
a mi alrededor y me acerque para morderle el cuello.- ahhhh.- gimió, la mordí de nuevo.-
Edward… basta, acaso ahora eres un Vampiro Lector de Mentes.- río bajito.- seguí
restregándome en su cuerpo.- Edward no podemos.- me dijo no muy convencida.

- Deja que yo decida eso cariño.- le dije.- Dime cielo que pensabas, en donde estabas pensando
que podríamos hacerlo?.

- Bien mi lector de mentes, estaba pensando que nunca lo habíamos hecho en tu auto.- Me
dijo y casi se me salen los ojos de la cara, mi auto… demonios mi auto es sagrado, la gire para
ponerla frente a mi. La mire… más bien la devore con la mirada, y la verdad es que esa falda y
esos tacones estaban atentando contra mi cordura. Al diablo mi sagrado auto.-

- Te veo en diez minutos en el garaje, allí esta mi auto. – le dije.- voy a darle un ojo a Jane y nos
vemos.- antes de que pudiera protestar metí mi bajo su falda para acariciarla sobre sus bragas,
y me encontré que no tenía ropa interior… Gemí muy bajito, mientras mis dedos se perdían
entre sus pliegues húmedos y expectantes.- Sin ropa interior…. Quieres matarme.- le dije
mientras profundizaba un poquito mis caricias, y ella mordía su labio para no gemir.- Sabías
que no iba a poder resistirme a ti, a tu depilado y delicioso centro… eres una tramposa.- le dije
con falso reproche.-
- No solo tu lees mentes mi Vampiro Sexy.- me dijo haciendo un esfuerzo para ahogar un
gemido.- Te veo en cinco minutos en tu auto.- Se iba a dar la vuelta y se devolvió para
susurrarme en el oído.- tampoco llevo brassier cariño.- y con eso salio de la cocina con esos
sensuales movimientos que me enloquecían, dejándome tan excitado en la mitad de la cocina
que estaba a punto de explotar sin quitarme aun los pantalones. Me asome a la puerta de la
cocina para ver a mi pequeña entretenida en el patio jugando con sus primos, estaba con mi
madre, hermana y cuñada…. Estaría bien, así que salí corriendo directamente en dirección al
volvo, soñando despierto en como me follaría a mi Bella, en la parte trasera de mi Volvo sin
necesidad de quitarle la ropa y con esos sexy zapatos.

Sacudí mi cabeza apartando el recuerdo, sonreí al darme cuenta que necesitaba una nueva
ducha pero esta vez de agua fría… regrese de nuevo a la cama y me encontré a mi mismo
sonriendo como un tonto… como hace mucho que no lo hacía, encontré un poco de
esperanza… así que con todo el amor que sentía, y con todo el cansancio con el que mi dolor
castigaba mi cuerpo; me abandone en el sueño, soñando con ella, igual que todas las noches,
con un peso menos al haberme desahogado con mi familia, con la esperanza de lo que iba a
encontrar en libro, con la certeza de que mi Bella está de alguna forma más cerca de mi, con la
seguridad de que me amaba y seguía siendo mía … en esos pensamientos encontré el valor
necesario para poder enfrentarme a mi historia. Mañana leería su obra, mañana leería “La
Otra”, mañana me enteraría de la otra mitad de mi historia. Y así dormí hasta las seis de la
mañana, soñando que tenía a mi princesa en mis brazos, diciéndonos miles de Te Amo,
diciéndonos miles de veces Te Perdono, diciéndonos miles de veces Te Necesito, diciéndonos
miles de veces Soy Tuyo, Soy Tuya. Me desperté con la certeza de que encontraría a mi ángel y
a mis pequeños, me ganaría su perdón y estaríamos juntos para siempre. Nunca más mi
princesa sería la otra. Iba a darle la inspiración para una nueva historia.

Capítulo 3: Reencontrando Mi Destino

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV
…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado.

Capítulo 3. Reencontrando mi destino:

Eran las 06:00, y acaba de despertar, a pesar de que solo logre dormir unas dos horas y
medias, fue la mejor noche de sueño que he tenido en demasiado tiempo, tengo demasiado
tiempo sin dormir correctamente, embargándome en la culpa, el dolor y la certeza de que
había perdido el amor de mi ángel… Cuando me fui a dormir hace algunas horas mi mejor
somnífero, mi mejor relajante, mi mejor antidepresivo, fue la dedicatoria del libro de mi Bella,
lo mejor que me ha pasado en estos últimos seis años es tener la certeza de que el amor de mi
ángel no estaba perdido y aunque sabía que ganarme su perdón sería increíblemente difícil,
por lo cabezota que es mi princesa y por todo el daño que le hecho, hoy puedo tener la certeza
que ganarme su perdón no será imposible.

Con una sonrisa como las que hace tiempo no tenía, salí de la cama para poder cambiarme y
dirigirme al cuarto de mi muñequita, si bien necesitaba mis respuestas, no podía dejar
abandonada a mi hija, entre en su cuarto intentando no hacer ruido; aun cuando estaba
dormida, mal sentirme dentro del cuarto sus lindos e intensos ojitos se fijaron en mi, como dos
profundos pozos azules.

- Hola papito.- me dijo regalándome una sonrisa, rascándose los ojos y con la voz pastosa por
el sueño.-

- Hola muñequita.- me acerque a sentarme en la cama y le di un beso en la frente.- tu Abu me


dijo que ayer tenías una pesadilla, como te encuentras?.- le pregunte preocupado por ella, a la
final hoy era el aniversario de Heidi, y aunque a mi no me importaba no dejaba de ser la madre
de mi muñeca… muy a mi pesar.-

- Ya estoy bien papito, fue el mismo sueño de siempre… no tienes que preocuparte.- como no
preocuparme si el mismo sueño de siempre era rememorar el accidente con su madre, solo
que esta vez quien iba al volante del vehículo era yo y no Heidi, pero para no añadirle más
presión a mi pequeña lo deje pasar, pero me prometí a mi mismo hacer nuevamente una cita
con el psicólogo que atendió a Jane hace unos años para consultar el tema de las pesadillas
nuevamente.-
- Y cómo te encuentras hoy pequeña?.- le pregunte.-

- Bien papito, a pesar de que hoy es un día triste para mi, tengo una razón para sonreír.- OK…
eso si que es extraño.-

- Y que razón es esa muñequita?. - le dije tocándole la punta de la nariz en un gesto de cariño
y complicidad.-

- Papito es que no te has visto en el espejo hoy?.- preguntó ella con simpleza y naturalidad.-

- No.- Le conteste intrigado, ella al ver mi cara de confusión comenzó a reír, y no pude evitar
reír con ella.- Acaso tu padre tiene la cara sucia, y estas burlándote de él.- le decía mientras
ella reía a carcajadas y yo le hacía cosquillas.-

- Ya papito, para… para.- me decía entre risas.- no es eso.- deje de hacerle cosquillas.-

- Entonces que es lo que lo tengo?.- le pregunte ahora con auténtica curiosidad.-

- No sé que fue lo que te paso papito, pero hoy estás sonriendo.- suspiro.- creo que nunca te
he visto sonreír.-

- Claro que me has visto sonreír Jane, no seas exagerada.- le replique.-

- Si papito, pero nunca te había visto sonreír así… de verdad, como hoy. – Se quedo en silencio
un segundo, al igual que yo mientras procesaba lo que mi hija me decía, pensaba en que no
solo yo estaba ahogado en mi dolor sino que con él arrastraba a toda mi familia.- Pero sabes
una cosa?.- dijo para llamar nuevamente mi atención, me encogí de hombros haciéndola
continuar con su declaración.- Me gusta.

- Sabes una cosa?.- le dije por mi parte, se encogió de hombros, repitiendo mi gesto.- a mi
también.- Ella río.- Sabes Hija… Te Amo, Te Amo muchísimo.- en ese momento me di cuenta
que en algún momento debía hablar con mi hija y contarle sobre sus hermanitos, tendría que
hacerlo está noche o mañana temprano, si quería que mi muñequita me acompañara en la
ceremonia en honor a mi mariposita.-

- Yo también te amo mucho papito.- me respondió como pudo en medio de un bostezo.-


- Muñequita mejor duerme otro rato, es sábado, es temprano y hoy te espera un montón de
cosas.- antes de salir del cuarto agregue.- Jane…- Ella se giro a verme.- Hoy papito tiene que
hacer unas cosas muy muy importantes, Tía Alice y Tía Rose se harán cargo de ti, de acuerdo.-
ella me miro un poco confundida pero asintió, yo salí rumbo a mi habitación a recoger mi libro
y poder encerrarme a gusto en mi estudio.

Al llegar a la puerta de mi estudio me encontré a mi hermana que venía saliendo del mismo y
mi madre recostada en la pared al final del pasillo.

- Ya todo esta listo.- me dijo Alice, al pasar a mi lado, posando cariñosamente su mano en mi
mejilla.-

- Gracias.- respondí en un susurro apenas audible, regalándole una tímida sonrisa, y besándola
en la frente.-

- Edward.- Llamo mi madre, gire mi cuerpo ligeramente para verla.- No tienes que hacer esto
hijo.- respiré profundo intentando no alterarme.-

- Si tiene que hacerlo mamá, déjalo en paz.- le respondió mi hermana dirigiéndose a ella, y
tomándola del brazo para sacarla de allí.- Vamos a preparar las cosas, para que Jane pueda ir al
homenaje de su madre, y luego vamos a llevar a los niños al parque o al club.

- Mary Alice Cullen, hoy es el aniversario de la muerte de Heidi, como puedes ser tan frívola e
insensible.- le replico mi madre, lo que provocó que Alice pusiera sus ojos en blanco y soltara
un bufido de frustración, gestos que yo mismo repetí.-

- Frívola o no, no vas a estar molestando a Edward hoy, se lo prometimos, así que vamos.- le
respondió Alice, empujándola ahora si por el pasillo, se giro a verme casi al llegar al final, me
guiño un ojo, y me dijo moviendo los labios, pero sin emitir sonido alguno… “no va
molestarte”, hice un gesto con la cabeza, indicándole mi agradecimiento.

Al entrar a mi estudio, encontré en la mesita del café junto al sofá una jarra térmica, con café,
varias botellas de agua, fruta, chocolate y galletas saladas que de seguro mi hermana dejó allí;
además de una cajetilla de cigarros con una nota sobre ella, tome la nota, por supuesto que
era de mi hermana y la leí: “Aunque es un hábito horrible y siempre estoy peleándote para que
lo dejes, creo que los vas a necesitar hoy más nunca… Te Ama … Tu Duende”, negué con la
cabeza por su nota, es cierto que fumar es un hábito horrible, y siempre estuve en contra de
él, la verdad es que como muchas cosas en mi vida cambiaron en los últimos seis años, y
precisamente fue hace cinco años, cuando regrese de Londres que comencé a fumar, y Alice
tenía nuevamente la razón… Hoy seguramente el café y la nicotina serían mis mejores aliados,
para mantener a raya el dolor, y poder conocer la mitad de mi historia e intentar encontrar
entre las líneas de sus recuerdos y entre los míos las pistas que necesitaba para encontrarlos y
ganarme su perdón. Me serví la primera taza de café y prendí mi primer cigarro… La hora de la
verdad había llegado; me senté en el suelo, recostado del sofá de dos plazas, el mismo lugar en
el que estaba sentado ayer cuando converse con mi familia, tome de nuevo el libro pasando
una vez más mis dedos por ese nefasto título, “La Otra”…. Como lo odiaba… maldición, tras
inspirar lentamente, pase un rato contemplando la foto de mi Bella, su hermosa piel, esa
sonrisa deslumbrante, su cabello castaño, hermoso y reluciente… y esos desconcertantes ojos
verdes… aún no lograba entenderlo… Dios… Cariño, porque escondes esos hermosos ojos
chocolate con los que sueño dormido y despierto, eso ojos cálidos que con solo una mirada me
conquistan y me enloquecen, esos ojos iguales a los de nuestra mariposita…. Le preguntaba
como si ella pudiera responderme… Pero aquí me encontraba yo con su libro abierto una vez
más, para poder darme valor de continuar leí otra vez su dedicatoria, y nuevamente me
encontré sonriendo… Ahora si había llegado la hora de mi verdad… Pase la página de la
dedicatoria, encontrándome en la siguiente hoja una información que sería valiosa para
encontrar a mi princesa y a mis pequeños:

“La Otra”

Por: I. Marie Swan

Publicado en Cooperación:

Twilight Publicaciones y

Fundación Marie Alice Swan

Fundación Marie Alice Swan?... Fundación Marie Alice Swan?... Mi princesa creo una fundación
en honor de mi mariposita, pero con que finalidad?… Una nueva sonrisa se reflejo en mi
rostro… Era una pista, mi primera pista, una pista real en la que podía investigar más tarde, me
levante del suelo, dándole la última calada a mi cigarro, al levantarme lo apague, deje el libro
apoyado sobre el sofá y me dirigí a mi escritorio a buscar una libreta y un bolígrafo, regrese al
sofá, sentándome en el esta vez, en lugar de sentarme en el suelo, tome nuevamente el libro,
me puse cómodo y antes de empezar escribí en la libreta mi primera pista verdadera:
“Fundación Marie Alice Swan”… me dolía tanto que el apellido de mis peques fuera Swan y no
Cullen Swan, que es el que le corresponde… a pesar de la alegría por empezar a ver una luz al
final del túnel no podía dejar de entristecerme porque mis hijos no tuvieran mi apellido…
puede que sea machista, puede que sea tonto, puede que sea porque soy increíblemente
posesivo, pero me dolía, era como si por no llevar mi apellido no podía reclamarlos ante el
mundo como míos… a ninguno de ellos… Diablos, estaba tan confundido, por un lado me
moría por empezar a leer, pero la curiosidad y sobre todo la necesidad de información sobre la
fundación me desesperaban… Después de pensarlo un rato, y sabiendo que podía confiar
perfectamente en él, saque mi Black Berry del bolsillo de mi pantalón y lo encendí, aun cuando
me había prometido a mi mismo dejarlo apagado para evitar las molestias… Ignoré todas las
alertas de mensajes, textos, correos y otros que empezó a emitir el teléfono, y le escribí un
mensaje a la persona que sabía me iba a ayudar en este momento… mi cuñado Jasper:

Jazz… Cómo estás?, comencé a leer el libro de Bella, y encontré un dato que me gustaría
revisar, pero no quiero dejar de leer el libro, será que me puedes ayudar con eso…

Espere unos segundos por su respuesta…

Claro Edward, dime, que necesitas que averigüe…

Le respondí enseguida…

El libro de Bella fue editado en cooperación, entre una editorial llamada Twilight
Publicaciones… y una fundación… la Fundación Marie Alice Swan…

La respuesta de Jasper no se hizo esperar…

Eso es magnifico Edward… me voy a poner a revisar esos datos ahora mismo… cuando sepa
algo relevante te aviso…

Le respondí a mi cuñado, agradeciéndole su ayuda, coloque el teléfono en silencio, para poder


estar pendiente de la información que me podía ofrecer Jasper, pero sin ser interrumpido y
decidí saltar las siguientes hojas, en las que había criticas sobre la historia y comentarios… esas
las leería después para poder seguir alimentando el orgullo que sentía por mi princesa. Pero
ahora lo verdaderamente importante era nuestra historia…
Capítulo 1:

Reencontrando mi destino

Me encontraba en el Aeropuerto Heathrow de Londres, esperando por mi vuelo con destino al


Aeropuerto Internacional O´Hare de la ciudad de Chicago… Allí me esperaba una nueva vida…
o pensándolo bien… Allí en la ciudad de Chicago me esperaban mi vieja vida, y también mi
destino, aunque esto último no tenía porque saberlo aún. Amaba la ciudad de Londres, amaba
su calles, su estilo de vida, esa aire de ciudad cosmopolita, multifacética y multicultural…
Amaba sus monumentos, sus parques, sus café, la vibra impresa en cada pequeño espacio de
la ciudad… Amaba las casas, las casetas telefónicas, la gente, los monumentos, los conciertos al
aire libre, su personalidad, el frío… lo Amaba todo de Londres, pero era hora de volver… Tenía
cinco años fuera de Chicago, y aunque no podía considerar que Chicago fuera mi hogar, en ella
se encontraba mi familia y mis amigos… y con familia no me refiero a un papá y una mamá y
hermanos; sino que me refiero a mis tíos y primas que fueron quienes me acogieron cuando
mis padres murieron cuando yo tenía trece años… Puedo decir que una parte de mi los
extraña, pero la verdad es que mis padres siempre fueron un poco especiales, así que yo
terminaba ejerciendo más veces el papel de papá y mamá que el de hija, por lo que la relación
de dependencia de nuestra familia era de ellos hacia mi, por lo que era una mujer
independiente y segura, capaz de valerse por si misma; sin embargo esa independencia y esa
seguridad me abandonaron cuando me entregue en cuerpo y alma a él… Él era mi amor, era mi
universo, era mi vida… Él era mi hogar…

Nunca pude considerar ningún espacio físico como mi hogar, mi hogar nunca fue Forks, un
pueblito Washington donde nací y pase los primeros años de mi vida, mi hogar nunca fue
Phoenix, Arizona, donde viví desde que salí de Forks hasta la muerte de mis padres, y lugar que
provoco mi sobrenombre ya que mis amigos me llamaban así “Arizona”… Todos menos él…
para él… aunque eso fue mucho después yo era su Princesa, su Ángel…

Sonreí ante ese recuerdo… lo había olvidado, mi Duende, Rosalie, Jasper, y las primas de mi
princesa: Tanya, Irina, Kate… sus respectivos novios-esposos: Félix, Laurant y Garret, y muchos
de nuestros compañeros y amigos de la preparatoria solían decirle a mi Ángel, Arizona. Los
únicos que no lo hacían eran mis padres, sus tíos Carmen y Eleazar, mi hermano Emmet,
aunque nunca entendí sus razones, el imbécil de Mike que solía decirle hermosura, lo cual me
calentaba la sangre y me ponía de muy mal humor, aún cuando yo solo me di cuenta que
estaba enamorado de ella cuando regreso de Londres y no cuando éramos los mejores amigos
en la preparatoria. Tampoco Heidi, la llamaba por su sobre nombre, siempre le dijo Isabella…
ni siquiera Bella, como todos los demás cuando no la llamaban Arizona; nunca entendí
porque Heidi la odiaba tanto, y no es que por lógica se pudiera pensar que el odio de Heidi por
Isabella, derivara del hecho de que Bella era mi Amante… mi amante no… mi mujer… mi
verdadera y única mujer, porque nunca sentí a Heidi como tal, aún siendo mi esposa, sino que
el odio irracional de Heidi por mi Ángel venía desde la preparatoria, y nunca supe el porque.
Aunque pensándolo bien, eso que decía mi princesa era completamente cierto, tampoco yo la
había llamado Arizona nunca, ni siquiera en la prepa, cuando se supone que éramos
únicamente “mejores amigos”… en esa época yo le decía… me helé por un segundo… le decía
mariposita… no mi mariposita, con ese tono posesivo con el que nombro a mi pequeña Marie…
pero le decía Mariposita… como lo había olvidado… Tomé la foto de Marie, que aún seguía en
la mesa, donde mi familia las había dejado luego de la presentación de ayer, y entendí como la
bautice con ese apodo de forma tan natural cuando vi la foto por primera vez… Marie era
increíblemente parecida a mi Bella… si Ed era mi pequeño clon; de no ser por su cabello
cobrizo, Marie sería el perfecto clon de mi princesa, ese enorme parecido… debió ser lo que
trajera de mi memoria ese apodo para mi pequeñita…. Aun de forma inconsciente. Con mi
gatita era fácil de entender la selección del apodo, bastaba solo con fijar la vista en su mirada,
esos preciosos, profundos e intensos ojos verdes… Pero con Marie, la respuesta no era tan
sencilla, aun cuando había surgido con toda naturalidad… aún en las cosas más sencillas, el
libro de mi Ángel me iba regalando respuestas… Era hora de dejar de divagar y concentrarme
en el diario de mi princesa… porque a la final, sentía que más que una obra, que más que un
best seller, que más que una novela con un título horrible que no quería recordar, estaba
leyendo el diario de mi princesa. Encendí un nuevo cigarro y seguí mi lectura…

… Phoenix, Arizona, donde viví desde que salí de Forks hasta la muerte de mis padres, y lugar
que provoco mi sobrenombre ya que mis amigos me llamaban así “Arizona”… Todos menos
él… para él… aunque eso fue mucho después yo era su Princesa, su Ángel… mi hogar nunca fue
Chicago, donde pase mi adolescencia, donde conocí a algunos de mis más queridos amigos,
donde compartí años maravillosos con mis tíos, que fueron unos segundos padres, con mis
primas que fueron mis hermanas, en Chicago encontré sorpresas inesperadas, en Chicago
conocí a mis más despiadados enemigos, en Chicago lo conocí a él… mi mejor amigo. Londres
con todo lo que amaba esa ciudad, allí me mude cuando termine la preparatoria, y fue en
Londres donde hice mi carrera Universitaria en Literatura Inglesa, sin embargo no fue tampoco
mi hogar, aunque alguna vez pensé que lo era, y pueden realmente creer que amo Londres…
pero no… Londres tampoco era mi hogar… Unas semanas después que regrese a Chicago me di
cuenta que mi hogar era y es él… solo siento que llego a mi hogar cuando estoy entre sus
brazos… él …sus abrazos… sus besos… sus caricias… su presencia… su mirada… sus te amo… ese
es mi verdadero y único hogar. Tuve que regresar a Chicago para poder darme cuenta que mi
hogar eran los brazos de mi mejor amigo.

Una batalla de dolor y felicidad se libraban dentro de mi al darme cuenta de que mi princesa
me consideraba su hogar, no una casa, no su familia, no una ciudad… su hogar era yo… y
puedo entender ahora el sentimiento de paz y felicidad absoluta que me producía estar entre
sus brazos… Ahora entendí que mi hogar era ella… Es por eso que no encuentro mi lugar en
esta casa, en esta ciudad, ni siquiera en este mundo, porque mi hogar, mi lugar es al lado de mi
princesa, entre sus brazos… Ahora entiendo porque este sentimiento de estar desterrado del
mundo, sin paz, sin felicidad… la razón es simple… estoy lejos de mi hogar. Mientras seguía
reflexionando, pensé un poco en la familia de mi ángel, Kate e Irina están realmente cansadas
de mis constantes interrogatorios sobre Bella, ellas siempre han afirmado no saber nada sobre
ella, y por la tristeza que refleja su mirada ante mis preguntas le creo… Pero pensándolo bien,
era a Tanya, a quien mi princesa era más apegada, era Tanya la única de sus primas que sabía
lo nuestro, y ahora que lo pienso Tanya se mudo hace cuatro años de Chicago con paradero
desconocido, debería renovar mis preguntas, y la próxima vez que encontrara “casualmente” a
Kate y a Irina, debería preguntarles por Tanya en vez de por mi princesa… Le dí un sorbo a la
botella de agua recién abierta y seguí leyendo…

Ya mi vuelo estaba por salir, así que me despedí de mi amigo Taylor, el había sido mi apoyo y
mi puerto seguro cuando deje Chicago, fue la primera persona a la que conocí en Londres
sobre la que sentí la confianza plena de poder apoyarme, era como un sol que con su sonrisa
alumbraba mis días y despejaba mis tristezas al sentirme lejos de mi familia, de mis amigos, de
mi mejor amigo. Fue Taylor quien me enseño amar a Londres, fue Taylor quien me ayudo a
soportar la distancia, la melancolía y la nostalgia. Siempre encontraba la forma de hacerme
sonreír; y me ayudo a descubrir la felicidad y paz que te proporcionan disfrutar de las cosas
más simples y más sencillas, aquellas que por más pequeñitas que sean te roban una sonrisa.

WTF!!!!!!..... quien demonios era este tipo… sinceramente podría llegar a cabrearme… No
dudo del amor de mi princesa… nunca lo hice, ni siquiera estando separado de ella todos estos
años. Pero el saber que existía un tipo que podía regalarle todas esas sensaciones y que no era
yo…. Me mataba sinceramente de los celos… Pero supongo que es hora de continuar, y de
calmarme, porque si me pongo así con la mención de este “Taylor”… no quiero ni imaginar que
será de mi cuando nombre al imbécil de Riley o como quiera que lo llame ella en su relato…
Respiré profundamente y contínue….

Así que era la hora del hasta luego…

La hora del hasta luego… la hora del hasta luego?????.... será posible que mi princesa se
reencontrará con este “Taylor” cuando se fue de Chicago… uhmmmm…. Piensa Edward… por
más que pensaba no me venía a la mente ningún nombre… nadie que ella hubiese nombrado
de forma especial mientras estuvimos juntos…. Pero la verdad es que cuando estábamos
juntos teníamos tan poco tiempo que lo usábamos para amarnos, para hablar de nosotros,
para hablar del presente… nunca hablábamos demasiado del pasado… jamás de se
mencionaba nada del futuro, más allá del futuro inmediato como “mañana” o el “próximo fin
de semana”… eran esas nuestras únicas menciones de futuro… Que imbécil fui… Deje de
divagar… tome de nuevo la libreta y la siguiente anotación fue: “Taylor” amigo de
Londres??????.... Iba a buscar entre los pocos papeles que quedaron en el departamento y en
la correspondencia recibida en los días siguientes a que lo dejo, a ver si descubría el verdadero
nombre de Taylor…. Si eran tan amigos… seguramente lo buscó cuando huyó de mí. También
debería regresar al departamento, aunque siempre que lo hacía era increíblemente doloroso
para mi… nunca pude hacer nada con el departamento, no lo vendí, no lo alquilé…
simplemente lo conservaba, era como el Reino que contenía mis recuerdos, al mantener una
relación clandestina, el 80% de nuestro tiempo juntos, ocurría dentro de las paredes de ese
departamento, y fue allí donde una y ciento de veces Bella fue mía, donde amé cada
centímetro de su piel, donde una y ciento de veces fue mi mujer… aunque la primera vez…. Su
primera vez, fue en esta casa, en la misma cama en la que duermo todas las noches. Supongo
que ese recuerdo fue el que hizo que regresará a vivir aquí con Jane, tras la muerte de Heidi.
Porque en esa cama se encuentra uno de mis mas hermosos recuerdos, ese en el que mi
princesa fue mía por primera vez, en el que se entrego a mi, que para mi sorpresa y alegría fue
su primera vez, porque fui yo el primero, fui yo el primero en sumergirme en los secretos de su
cuerpo, fui yo el primero en hacerla mujer, en convertirla en mi mujer, fui el primero en
revelarle las delicias de su cuerpo, el primero en cubrir de caricias y besos su piel. Y me sentía
increíblemente orgulloso de ello, hacía que mi sentido de posesión sobre ella se incrementará
de alguna manera… Porque aunque yo había estado con otras mujeres, y prueba de ello era el
hecho de que Heidi ya estaba embarazada de Jane cuando mi princesa regreso de Londres, la
verdad es que esa fue también una especie de “primera vez” para mi, porque nunca con
ninguna otra, me había entregado de esa forma tan sincera, nunca me había entregado en
cuerpo y alma, nunca le había entregado mi corazón, mi alma y todo mi ser, a ninguna de las
visitas temporales que pasaron por mi cama, mucho menos a Heidi… Mi ser y mi corazón, se
los entregue a mi princesa, ese día en el Aeropuerto cuando fui a recogerla al regresar de
Londres, cuando le bese la mejilla y sentí esa especial corriente eléctrica recorrer mi cuerpo y
cuando su exquisito olor a fresas me golpeo de manera abrumadora cuando la abrace dándole
la bienvenida… mi cuerpo y mi alma, se los entregue para siempre, ese día en mi cama. Porque
entiendo que estamos destinados, que fuimos creados para complementarnos, para amarnos y
para estar juntos… porque al final de todo yo soy su hogar, como ella es el mío… Sucumbí un
minuto ante la tentación de refugiarme en el recuerdo de nuestra primera vez juntos, pero
debía seguir con mi trabajo… lo dejaría para cuando lo leyera de las palabras de mi Bella…

Respire profundo varias veces… no me gustan las despedidas, sean cortas, sean largas… la
verdad las odio, y no se cuando podré volver a ver a mis amigos, no se cuando podré regresar
a esta ciudad que tanto amo y que tanto me cautiva… pero la emoción de ver a los míos, de
verlo especialmente al él, me sobrepaso de momento, e hizo que repentinamente me pusiera
ansiosa, por tomar ese avión y volver…

- Bien Kris… llegó la hora de la despedida.- me dijo Taylor.

- Sip, lástima que Alexander no pudo venir.- le dije haciendo un puchero. Taylor me jaló el
labio.-

- No hagas eso, pareces una niña consentida.- Me Regaño.-

- Es que lo soy.- le replique entre risas.-

- Es cierto, pero no estés triste cariño, Alex se despidió de ti esta mañana.- me recordó.-

- Tienes razón, espero verte pronto Tay.- le dije al tiempo que lo abrazaba, me devolvió el
abrazo con cariño, y beso mi frente, como siempre lo hacía, como si fuera ese hermano que
nunca tuve.-
- Igual yo, no nos olvides.- Me pidió.-

- Nunca cariño.- le respondí.- Cuida de Alexander.- Le pedí cuando ya me estaba dando la


vuelta para dirigirme al área de tráfico internacional y poder abordar mi avión de regreso a
casa.

- Lo cuido con mi vida, y lo sabes… Cuídate Kristen. - me grito, me giré a verlo sacándole la
lengua, me guiño un ojo, despidiéndose con la mano y proseguí mi camino.

Muchas veces en mis conversaciones con Ashley, Anna o con Nicky por teléfono o correo
electrónico, siempre me decían que tenía que enamorarme, y muchas veces insinuaron que
Taylor o Alexander eran los candidatos perfectos para mi… si ellas supieran….

Que demonios… Esas tres están locas… que candidatos perfectos ni que ocho cuartos, están
locas… Cálmate Edward… ese comentario es de antes que regresará, eso fue antes que se
enamorarán… Además tú estabas casado, como querías que alguien te considerara el
candidato perfecto para tu ángel. Pero pensándolo bien… Ashley, Anna y Nicky … Deben ser
Alice, Tanya y Rosalie… eso quiere decir que ellas saben quienes son “Taylor” y “Alexander”…
por segunda vez ese día tome mi teléfono, tras verificar que no tenía ningún mensaje
proveniente de Jasper, me dedique a enviarle un mensaje a mi hermana… una llamada sería
más rápida, pero contando con las ceremonias en homenaje a Heidi que se llevarían a cabo
hoy no creo que sería lo más prudente… Al recordar las ceremonias en honor a Heidi, me hizo
reír de alguna forma… y es que me imaginó lo que van a empezar a decir la gente, sobre que el
abnegado viudo no se encuentra presente, solté una carcajada, ante la cara de indignación que
tendría mi madre y su mortificación sobre los numerosos comentarios…. Dejando la
mortificación de Esme de lado, me dedique a lo que de verdad era importante para mí…

Ally… sabes cuales eran los nombres de los dos amigos que tenía Bella en Londres. Esos sobre
los que ustedes la alentaban a comenzar un romance!

Pregunte, sin evitar el reproche…

Como sabes eso…

Me respondió de inmediato…

Ally… concéntrate… como lo voy a saber… El Libro Alice… El Libro…


Su respuesta no tardo, aunque no era lo que esperaba…

Ahhhh…. Cierto… cierto… Pero Arizona escribió eso… escribió sobre mí…????

Preguntó emocionada…

Alice… por favor… no me quites más tiempo… Lo sabes o no ….

Espere su respuesta golpeando con el bolígrafo sobre la libreta, la respuesta no se hizo


esperar…

Sip… claro que lo sé, que clase de mejor amiga crees que soy… (una que no hizo lo suficiente, al
igual que yo… pensé) … Se llaman… Jacob… Jacob Black, y el otro es Paul… no recuerdo el
apellido….

Respondí…

Gracías Ally.

Mientras agregaba el nombre de Jacob Black a mis anotaciones y el nombre de Paul “no
recuerdo el apellido”, me llegó un nuevo mensaje…

Simmons… Paul Simmons.

Le agradecí a mi hermana, agregue la nota y seguí…

Mientras me encontraba recostada en la silla del avión iba pensando en las cosas que dejaba
en mi amada Londres… sin embargo, cada minuto que pasaba me emocionaba más y más por
regresar a Chicago, esa ciudad era maravillosa, me encantaba su ambiente, y su arquitectura…
pero lo más importante es que se encontraban las personas que quería… Me emocionaba
montones estar con mi familia, con mi querida hermana Anna, estaba increíblemente
emocionada por ver a mis amigos Cristian, Ashley, Nicky y Jackson… pero sobre todo me moría
de ganas por ver a mi mejor amigo… a Robert, lo había extrañado tanto… más que a los demás,
no habíamos tenido mucho contacto, y la verdad era mi culpa, cuando Ashley me contó que se
había casado con Emely, sentí un dolor inexplicable… uno que no podía entender, porque no
solo era hecho de que mi mejor amigo, se había casado con la mujer que más me odiaba en el
mundo, sino porque sentía que de alguna manera, y no estaba segura en cual, había perdido
una parte de Robert, que solo me pertenecía a mi.
El día que Ashley me lo contó me quede completamente en blanco, más aún al saber que Rob,
se casó y no me dijo nada … No se supone que era su mejor amiga, habíamos estado
conversando continuamente, y nunca me dijo nada, habíamos conversado hace unos días por
el chat… y no me dijo nada… Aún cuando no podía identificar el motivo de mi dolor, fui capaz
de identificar otro sentimiento ante esa noticia… de alguna forma me sentí traicionada;
después de eso mi relación con Rob no fue nunca más la misma, cada vez hablábamos menos,
y siempre evitábamos hablar de Emely, pero cada vez los correos, las llamadas eran más
lejanas entre sí… más extrañas… parecíamos un par de desconocidos. De alguna manera en el
fondo de mi corazón siempre le reprochaba el haberse casado con esa arpía sin corazón…
además de que yo conocía su secreto, yo sabía porque me odiaba, eso no ayudaba a que
entendiera las razones de Rob, para casarse con esa mujer. Además que sé que ella nunca va
amarlo, ella no puede amarlo, lo único que va a conseguir es hacerlo infeliz…

De pronto casarse con él, era una de las formas de Emely, de vengarse de mi, de hacerme
sufrir… pero además del dolor que me producía el hecho de que Emely y Robert estuvieses
casados… me dolía el hecho de que nunca me lo dijo de frente… nunca me confío que se había
casado, solo tiempo después el me dijo el porque… Aunque el no sabía toda la verdad de
porque Emely se había casado con él… Yo si la sabía y nunca se lo dije. Pero igual esa espina
nunca me la he podido quitar… Por que?... por que Robert nunca me dijo que se iba a casar?....

Porque en mi corazón tenía la certeza de que te estaba traicionando mi ángel… le respondí


como si pudiera escucharme…

A ese dolor de saber a mi mejor amigo, casado con la peor mujer que se pudo encontrar, tenía
que agregar la guinda del dolor que me producía saber que iba a ser papá, el que era tan
maravilloso, seguro sería un excelente padre… Sin embargo me impresionó la certeza de que
mi dolor ante la noticia de su bebe, era porque de alguna forma me dolía que sus hijo no fuera
mío, que no fuera nuestro hijo… Que estupideces piensas Kristen… Me reprendí a mi misma.
Que hago pensando en tener hijos con mi mejor amigo…. Sin embargo no podía evitar que ese
pensamiento llenaba de calor y alegría mi alma… Suspire tratando de alejar a Robert unos
minutos de mi mente…. Jajajaja…. Como si eso fuera posible… me burle de mi misma.

Estaba impaciente por llegar, seguro la duende estaba en el aeropuerto esperando por mi…
estoy segura que iba a bombardearme con un montón de cosas, estaba feliz por verla, pero en
el fondo mi corazón anhelaba ver a Robert en el aeropuerto esperando por mi…

Y tu anhelo se cumplió cielo…

Estaba solo en casa, solo para variar, Heidi había salido de viaje el fin de semana para
“relajarse” con su mejor amiga… Me encerré en mi estudio, y busque un sobre que mantenía
escondido en la banqueta del piano, en él se encontraban cartas y fotos mías con mi mejor
amiga… Dios como la extrañaba, la extrañaba muchísimo, la extrañaba cada día desde que se
había marchado a Londres, la extrañaba más desde que me había “casado” con Heidi. Me
sentía culpable porque no me tuve el valor de decírselo… pero la verdad era que me sentía
terriblemente avergonzado por las razones que me llevaron a ese matrimonio, y me aterraba
decírselo, sé que mi amiga sería incapaz de juzgarme, es más… estoy seguro que me apoyaría,
pero no puedo evitar… Me duele, tener que decirle que me había casado porque de alguna
forma siento que la había traicionado.

No conforme con casarme y no decirle, me caso con una mujer que la odia, de una forma
absoluta e irracional, y que no me permite siquiera nombrarla sin armar un escándalo de
enormes proporciones… La verdad es que la situación es un poco extraña, no importa que le
coquetee a otras mujeres, eso a Heidi parece no afectarle, incluso una vez llegó a mi oficina, y
mi secretaria intentaba seducirme, justo cuando mi “esposa” entró en la oficina mi secretaria
se lanzó a besarme, pero a Heidi, simplemente no le importo, pero si me atrevo simplemente a
nombrar a Bella… esa es otra historia, grita, rompe cosas, amenaza con quitarme el renombre
que como arquitecto gane en parte por casarme con ella y asociarme con su padre, me
amenaza con alejarme de mi hijo… una absoluta locura que no entiendo… estoy seguro que
Heidi me concedería tener una y mil amantes, siempre que no sea Bella… Que estupidez
pensar en eso… Bella es mi amiga, mi mejor amiga, no creo que quiera ser mi amante, así yo lo
quisiera… lo más desconcertante de todo… es que si quiero, nunca tendría una amante, a
pesar de que no ame a Heidi, no creo que le llegará a ser infiel… Con la única persona con la
que tengo la certeza que pudiera serle infiel a Heidi sería con ella… con Bella… con mi Bella….
Woohhh… que demonios fue eso… como que mi Bella…????.... creo que empecé a
enloquecer… Mis pensamientos fueron interrumpidos por el teléfono…

- Habla Edward.- respondí.

- Ed… ella regresa… por fin regresa.- gritaba mi hermana al otro lado del teléfono

- Espera Duende vas a dejarme sordo.- le pedí.- quien regresa… de que hablas.-

- De Arizona tonto… de quien crees que hablo.- me dijo, e inmediatamente una sonrisa se
formo en mi rostro ante la perspectiva de su regreso.- Regresa… Bella vuelve a casa.- me dijo
mi hermanita.

- Que buena noticia Alice. La verdad me alegra, lo cierto es que la extraño mucho.- me sinceré
con ella.-

- Lo sé… así que sé que el favor que te voy a pedir lo vas a hacer encantado.- OH OH …
favores… Alice… eso no suena bien.-
- Que favor Alice?.- le pregunte con un tono que daba a entender que no me iba a prestar para
sus locuras, menos ahora que estaba peor y más loca que nunca, preparando con Rose el
bautizo de Valerie, que sería este fin de semana.

- No te preocupes Ed, no es nada malo… Necesito que busques a Arizona en el Aeropuerto, yo


le dije que iría yo, pero ahora no puedo, y su vuelo esta casi llegando.- Buscar a Bella al
aeropuerto?... me sentí indescriptiblemente feliz, sin todavía contestarle a mi hermana ya
había regresado el sobre a su escondite y ya salía por la puerta del estudio con la llaves del
carro en mano y el teléfono aún pegado a la oreja con la otra.- Ed… entonces vas o no.- me
pregunto Alice.-

- Voy saliendo Alice.- fue mi respuesta.-

- Perfecto, necesito que la lleves a cenar, aprovecha para que se pongan al día.- me dijo mi
hermana, y me toco tragar el nudo que se formo en mi garganta, al pensar en que tenía que
hablar con Bella sobre Heidi.- y luego la dejas en su hotel.

- Hotel, que hotel?.... Alice estas loca, porque no simplemente la dejo en casa de sus tíos..- le
pregunte a Alice.-

- En primer lugar, porque nadie puede saber que Bella esta aquí, queremos darle la sorpresa a
Rose, el día del Bautizo de Valerie, que es el fin de semana… así que no lo arruines… y en
segundo lugar, Arizona, es una mujer joven, independiente, profesional y SOLTERA…. Que
quiere su propio espacio, así que decidió quedarse en un hotel hasta conseguir un lugar para
ella.- ciertamente el dinero no era problema para ella, puesto que sus papas le dejaron una
fortuna incalculable al morir, fortuna que su tío y ella, se encargaron de multiplicar en estos
años.-

- De acuerdo Alice, no voy a echarlo a perder.- sin embargo no podía negar el dolor que me
producía esa descripción de mi Bella… “joven, independiente, profesional y soltera”… solo
faltaba agregarle otra verdad… Bella era joven, independiente, profesional, soltera e
increíblemente hermosa… pensando en todo eso y todas sus implicaciones, ya me encontraba
en el aeropuerto, esperando por mi amiga, cuando la vi salir, se encaminó hacia mi con una
preciosa sonrisa en el rostro, le sonreí de vuelta, haciendo a su vez una corrección mental…
Bella era joven, independiente, profesional, soltera, increíblemente hermosa y muy muy sexy…
demasiado sexy y hermosa para su propio bien… y el mío.

- Edward.- Grito arrojándose a mis brazos y regalándome un cálido abrazo.- Cuanto te


extrañe.-
- Igual yo cariño.- le dije al tiempo que apretaba el abrazo, y un delicioso aroma a fresas me
impacto, ese era su olor, Dios cuanto lo extrañaba, me provoco quedarme allí oliéndola,
impregnándome de su aroma por mucho tiempo. Me separe de ella para darle un beso en la
mejilla, e inmediatamente sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, una corriente
increíblemente agradable, reconfortante, se que ella lo sintió porque también se estremeció.-
Bienvenida a casa.- le dije, me incline nuevamente para darle un beso, pero este fue en la
comisura de sus deliciosos labios, que ahora me di cuenta moría por probar, mi pensamiento
me desconcertó por completo, y tuve la certeza de que por su cabeza pasaban pensamientos
similares por el brillo de sus ojos, ese hermoso sonrojo que adorno sus mejillas… y luego hizo
ese gesto, ese gesto de morderse el labio… ese pequeño gesto que a partir de ese momento
sería mi perdición y mi locura, un gesto muy de ella, siempre lo había hecho cuando estaba
nerviosa… pero ahora me parecía extremadamente sensual. Sacudí la cabeza tratando de
aclarar mis ideas antes de cometer una locura, y la tome de la mano, entrelazando nuestros
dedos como si fuera lo más natural del mundo, con la otra mano tomé su maleta, y nos dirigí
hacia mi carro.- Bienvenida a casa Bells. Ahora voy a llevarte a cenar…

Regrese a la realidad y al libro…

Cuando salí del avión y tras recoger las maletas salí… la emoción que sentí al ver que era
Robert y no Ashley quien esperaba por mi era indescriptible… Básicamente me arroje a sus
brazos y me sentí en el cielo.

- Robert.- grite arrojándome en sus brazos y dándole un fuerte abrazo.- Cuanto te extrañe.- le
dije enterrando mi rostro en su cuello, respirando ese delicioso aroma a miel y canela, tan
característicos de él y que tanto extrañaba.

- Igual yo cariño.- me dijo al tiempo que el abrazo se hacía más intenso, me dio un beso en la
mejilla, e hizo que sintiera una corriente en todo mi cuerpo, que me reconforto, que me hizo
entender que había vuelto a casa.- Bienvenida a casa.- Se inclinó hacia mi y me dio otro beso
en la comisura del labio, en ese momento me sentí arder, me desconcertó por completo, el
deseo de que me embargo, ese deseo de que me diera otro beso… pero más que recibir otro
beso… deseba sinceramente que me besara, me sonroje al pensar en el intenso deseo de
probar esos sensuales labios, aun sabiendo que solo éramos amigos, aun sabiendo que el me
era prohibido, tuve que hacerme de todo mi autocontrol para no seguir mis deseos, deseos
que solo sería saciados teniendo sus labios sobre los míos, intenté despejarme un poco, pero
justo en ese momento, Robert tomo mi mano, como si fuera lo más natural del mundo,
entrelazando sus dedos con los míos, en ese momento vi sus ojos brillando por la emoción y
sentí que su mente y su corazón estaban tan revueltos como los míos… y en ese momento, mi
verdad me golpeo de manera abrumadora… allí con el beso de Robert aún ardiendo en la
comisura de mis labios, allí con mi dedos entrelazados con los suyos… allí con mi corazón
latiendo a mil por hora, entendí mi verdad… allí a su lado, allí con su mano entrelazada en la
mía, había encontrado al fin mi lugar… había encontrado mi destino.
Era increíble la conexión que tengo con mi princesa… yo también descubrí ese día, y con sus
dedos entrelazados con los míos, entendí que era ella mi lugar… mi destino. Apenas entre en el
carro y cuando nos dirigíamos a cenar no pude evitar tomarla de la mano durante todo el
camino, a ratos, le daba pequeños besos a sus dedos como si no pudiese creer que estaba
conmigo, estábamos inmerso en un cómodo y maravilloso silencio. Gire instintivamente a mi
celular y vi que acaba de recibir un mensaje, lo tome a ver si era algo de lo que esperaba… Era
Jazz…

Ed… tengo un adelanto… llámame.

Inmediatamente lo llame.

- Jazz.- le dije.- cuéntame.

- Ed, solo te voy a dar un pequeño adelanto, para que puedas concentrarte en el libro.

- De acuerdo, pero dime ya, estoy impaciente.- le pedí.-

- Bien, el propósito de la fundación es conseguir apoyo, y patrocinio para la investigación de


enfermedades coronarias congénitas.- dijo y sentí orgullo por mi princesa.- así como también
tienen un programa de apoyo de a padres y niños enfermos, y grupos de apoyo a familiar que
han perdido a sus bebes por esta enfermedad.

- Es fantástico, mi princesa es sencillamente maravillosa.- reflexione.-

- Si Edward… nuestra pequeña siempre ha sido maravillosa.

- Que más encontraste Jazz.- pregunté desesperado.

- Bella, es por supuesto la presidenta de la fundación que tiene sede en Londres.- Era de
esperarse, y más con el amor que siente por esa ciudad y que acabo de descubrir por su libro,
además en Londres nacieron nuestros pequeños y en Londres murió nuestra mariposita.- Sin
embargo, ella solo la visita un par de veces al mes, según me informó alguien con quien hable
allí por teléfono, quien se encarga diariamente de la fundación es el Director General… un tipo
de nombre.- hizo una pausa como revisando unas notas.- Black … Jacob Black.- mi corazonada
era cierta, pensé, mi ángel se apoyó en sus amigos de Londres… tenía que seguir leyendo,
presiento que voy a encontrarla más pronto de lo que esperaba.- Hay algo más que puede
interesarnos de momento Edward.- mi cuñado interrumpió mis pensamientos desde el otro
lado de la línea.

- Que cosa Jazz.- le pregunte.-

- La persona con la que hable, me informó que Bella, solo va a la fundación unas dos veces al
mes, para tratar asuntos importantes y dirigir las sesiones del grupo de apoyo a los familiares.-
estaba impactado.- … pero el motivo por el que solo va allí dos veces al mes es porque ella no
esta viviendo en Londres Edward.

- Si Jazz eso ya lo sé, pero ahora sé que si me parará en esa fundación un mes entero tendría la
posibilidad de verla, y poder hablarle.- le dije.-

- Si Edward… además que ahora sabemos otra cosa… no es un dato muy específico, pero es
mejor buscar en un país, que en todo un continente o el mundo.- de pronto todos mis sentidos
estuvieron alertas.- Ed… Arizona y tus hijos están viviendo en Italia…

- Italia?...- pregunte.-

- Si, Edward, Italia.- me repitió.- Te dejo, para que continúes en lo tuyo… voy a ver que más
encuentro.

- Gracias Jazz.- le respondí y ahí me quede sumido en mis pensamientos, pensando una y otra
vez en como Italia, entraba la ecuación.

La esperanza perdida hace tanto tiempo, empezaba poco a poco a regresar a mi pecho… ahora
tenía la certeza que la iba a encontrar pronto. Pronto amor… pronto podré encontrarte. Me
tome cinco minutos, para poder ir al baño, descansar, despejar mi mente y comer algo de lo
que mi hermana dejo para mí, regrese a acostarme en el sofá y tome nuevamente el diario de
mi princesa.

Capítulo 4: Te Amo!

Capitulo 4: Te Amo

Golpeaba incesantemente mi bolígrafo contra la libreta, mientras daba una calada tras otra de
mi tercer cigarro de la mañana… Termine haciendo círculos sobre círculos alrededor de la
ultima palabra que había añadido a mis pistas, y la cual extrañamente escribí en la mitad de la
hoja… Italia… Italia… Italia… en que lugar de Italia podrían estar mi princesa y mis hijos… fije mi
vista en las otras pistas, primero la Fundación Marie Alice Swan, eso estaba parcialmente
cubierto, sabía que estaba en Londres, seguramente Jasper tenía la dirección, tenía que
verificar mi agenda y programaría un viaje a Londres, solo tendría que esperar la presentación
para la licitación en el ayuntamiento para el diseño y construcción del nuevo hospital de
Chicago; pero al menos ya sabía que Bella era la presidenta de la fundación, y lo más
importante sabía que solía visitarla al menos dos veces al mes, para presidir las sesiones de
apoyo a padres, así que tendría que averiguar cuando serían las próximas sesiones… no tendría
precisamente que mentir para poder participar en la sesión… a la final yo también soy un
padre que perdió a su preciosa bebe por una enfermedad coronaria congénita. Por otro lado
estoy seguro que de aquí a que pueda hablar con Jasper detenidamente tendrá información
interesante acerca de la fundación.

La siguiente pista… un nombre… Jacob Black, el amigo de Londres de mi Ángel, su “puerto


seguro”… me parece que así lo ha llamado… supongo que algo así como su punto de apoyo…
Era además el director general de la fundación. Estaba también ese Paul Simmons… del que no
tengo ni idea. Y por último Italia… siento que falta algo y no sé que… Termine mi cigarro
mientras pensaba… uhm… la Editorial, de pronto si consigo hablar con alguien y soy lo
suficientemente persuasivo pueda conseguir alguna información. Saque mi teléfono y llame de
nuevo a Jasper…

- Jasper habla.- me respondió.-

- Jasper soy Edward.- le dije.-

- Edward, otra cosa en la que pueda ayudarte?.-

- Si Jazz, recuerdas la Editorial que te mencione?.- le pregunte.-

- Si… Twilight Producciones, ya estoy en ello Edward… pensé que era una buena opción, si esta
en Londres, podemos concertar una cita y …

- Buscar la manera de hacernos información.- lo interrumpí.- yo también lo pensé…

- Pero… si la editorial esta en Italia, podemos empezar a cerrar el círculo de búsqueda, de la


misma forma que podremos buscar la forma de encontrar información también allí. Así que no
te preocupes Edward, ya estoy trabajando en ello, solo que quería terminar primero con lo de
la fundación, pensé que dada su naturaleza, te interesaba saber de ella primero.
- Perfecto Jasper, gracias, te lo agradezco en verdad.- le dije con toda la sinceridad que pude.-

- No te preocupes hermano.- me respondió.-

- Jasper.- dije antes que me colgará la llamada.- cuando buscaste la información de la


Fundación encontraste algo sobre un tal Paul Simmons.

- No nada. Quién es?.- preguntó con curiosidad.-

- Según lo que he podido descifrar de la historia, Bella, tenía dos muy buenos amigos en
Londres.- le respondí.- uno es Paul Simmons, el otro… Jacob Black.

- Jacob Black, el director de la fundación… entiendo, si se puso en contacto con Jacob Black, lo
más lógico es que también lo hiciera con ese Paul Simmons. Voy a estar al pendiente por si veo
ese nombre en algún lugar.

- Perfecto hermano, muchas gracias.- le dije.-

- Tranquilo, me avisas cualquier cosa, si sé algo importante, te llamo.- y tras eso me colgó.

Termine acostado en el sofá, deje la libreta en el suelo, junto con el bolígrafo y la botella de
agua y me sumergí en mi libro de nuevo.

… allí con el beso de Robert aún ardiendo en la comisura de mis labios, allí con mi dedos
entrelazados con los suyos… allí con mi corazón latiendo a mil por hora, entendí mi verdad…
allí a su lado, allí con su mano entrelazada en la mía, había encontrado al fin mi lugar… había
encontrado mi destino.

- Bienvenida a casa Kris, ahora voy a llevarte a cenar.- me dijo.

Nos dirigimos a su auto, su preciado auto, era divertida la forma en la que Rob veneraba su
carro, durante al camino a donde quiera que me llevara, entrelazo su mano con la mía y la
mantenía sobre su pierna mientras no necesitaba cambiar las velocidades, y siempre que podía
le daba pequeños besos a mi mano, era como si no pudiera creer que estaba allí a su lado, y
estábamos en un perfecto y cómodo silencio, era tan natural estar así juntos, con esa
proximidad tan confortante, era como la muda confirmación de que estábamos en lugar donde
teníamos que estar. Llegamos a este pequeño restaurante de comida italiana, al que siempre
íbamos antes de mi viaje de Londres… “La Bella Italia”…

- Extrañaba la pasta con setas de este lugar.- dije.-

- Más de lo que me extrañabas a mí.- dijo haciéndose el ofendido. Mientras me hacía ese gesto
tan suyo, y que se veía tan sexy en él, ese que combinaba esa mirada picara y perfecta con esa
sonrisa torcida que antes me gustaba, pero he de reconocerlo, ahora me enloquecía, me
confundía y me quitaba el aliento.

- Pues la verdad es que sí.- le dije queriendo jugar con él.-

- No puedes estar hablando en serio.- me dijo mientras besaba mi mano y así ese adorable
puchero made by Ashley.-

- Eres un manipulador Pattinson.- le replique.-

- Y tú eres adorable Stewart.- me dijo al tiempo que con su otra mano acariciaba tiernamente
mi mejilla… Dios que estamos haciendo, estamos coqueteando!!!!… esto definitivamente no es
correcto, esto esta tan mal en tantas formas…. Pero Dios… se siente tan bien… por que se
caso?… por que no me espero?… por que se caso con ella?. No sabía muy bien de donde salían
esos reclamos ahora, pero era lo que sentía, aunque no se si me atrevería a decírselo.

- Hey pequeña, que paso.- me pregunto preocupado.- Por que te entristeciste de ese modo?…
lo veo en esos ojitos tuyos. Es que acaso de verdad no estas feliz de haber regresado… no estas
feliz por estar aquí conmigo.- me dijo él con algo de tristeza impregnada en esa hermosa voz.

- No es eso Rob, por supuesto que estoy feliz de estar aquí, y soy aún más feliz por estar aquí
contigo.- le dije, queriendo dejar zanjado el tema, al menos por el momento.

- Algo te pasa y no quieres decírmelo.- afirmó, había olvidado que nadie parecía conocerme
tan bien como me conocía Rob, no había absolutamente necesidad de hablar entre nosotros
para poder entender lo más básico de nuestras emociones y nuestros sentimientos.
Estábamos… estamos conectados de una forma difícil de describir.- Acaso es que ya no confías
en mi?.
- Claro que confío en ti y lo sabes, pero no quiero hablar de eso, aún no, porque mejor no
entramos y vamos a cenar?.- le pregunte.

Entramos en el restaurante y solo para no desentonar, la anfitriona no perdió su oportunidad


de coquetear con el… claro está que se trataba de una rubia oxigenada, con pechos de silicona,
a punto de salir en estampida por el pronunciado escote, que lejos de parecer sutilmente
sensual o sexy, terminaba dando una imagen vulgar… y porque no decirlo, barata. Sin saber
porque mis celos empezaron a hacer ebullición, aunque no tendría porque… a la final Robert le
pertenecía a una mujer, y esa no era yo.

- Bienvenido a la Bella Italia.- le dijo a Robert, ignorándome olímpicamente.- En que puedo


servirte.-

- Una mesa para dos, en un lugar apartado y romántico, para mi y para mi chica.- dijo pasando
su brazo por mi cintura en un gesto posesivo y protector, conociéndolo le molestó la actitud de
la oxigenada hacia mi persona, sin embargo, cuando dijo “para mi y para mi chica” un
escalofrío recorrió mi cuerpo y una opresión enorme se instaló en mi corazón, porque si bien
es cierto, habíamos jugado muchísimas veces a eso de “mi chico”/ “mi chica” en el pasado y en
muchas situaciones similares a esta, lo cierto es que nunca anhele tanto que fuera cierto como
lo anhele en este momento.

Yo también lo anhelaba cariño, quise responderle, fue tan real, el decirle mi chica, se sintió
también reclamarla como mía delante de la anfitriona y luego delante del mesero, que sentí
que estaba en una burbuja y que no existía momento más perfecto que ese… con mi mejor
amiga a mi lado, y con mi brazo rodeando su cintura, demostrando que era más que su
amistad lo que quería, mi mente estaba echa un desastre en ese momento, no podía distinguir
que tanto necesitaba a la Bella amiga y que tanto deseaba a la Bella mujer, lo cierto es que en
ese momento, aun cuando mi mente era un verdadero desastre mi corazón y mi cuerpo
reconocían a Bella no como mi amiga, sino como mi dueña, porque es ahora en estos días de
reflexión, es ahora después de tantos años de sufrimiento, en el que me doy cuenta que ella
no era solo mi amiga, ella no fue la otra, no fue mi amante… ella siempre fue mi dueña, yo
siempre fui suyo, y lo fui desde que llego con esa tímida sonrisa y revoloteando alrededor de
sus primas como una mariposa en primavera, cuando cruzamos por primera vez nuestras
miradas a los trece años… solo que a los trece… nos amamos como amigos, que era la única
forma en la que podíamos amarnos, y nos quedamos pensando que nos amábamos como
amigos, cuando la verdad era que lo que sentíamos era amor, ese amor verdadero, puro y
pasional, que solo puede sentir un hombre por la mujer de su vida.

Y ese sentimiento de posesión fue tan increíblemente poderoso en ese momento, que logro
que olvidara el miedo y la tristeza de sentirme olvidado y quizás hasta reemplazado cuando
estábamos en el carro antes de entrar al restaurante. Porque en ese momento yo ya estaba
perfectamente claro que estaba completa e irrevocablemente enamorado de mi mejor amiga,
para ese momento yo ya estaba completamente claro que casarme había sido la estupidez
más grande que había cometido, aunque esa estupidez me iba a regalar un hijo al que desde el
momento que supe de su existencia amaba con locura, pero que pudo ser hijo de Bella, de mi
amor. Desde que estábamos en el carro, ya esta completamente claro que había arruinado
todo con Bella, y estaba como loco tratando de encontrar una solución… el problema es que la
única solución que se nos ocurrió termino arrastrándonos y envolviéndonos en un autentico
sufrimiento.

No muy de acuerdo, y asesinándome con la mirada, la rubia oxigenada nos dirigió a una mesa,
poco minutos después llego el mesero que no se porque pero me devoraba con la mirada, me
sentí muy incómoda, como un pedazo de carne en un mercado de carniceros, me removí
incómoda en mi asiento y mire a Robert buscando apoyo y tranquilidad en su mirada, pero el
estaba concentrado en las reacciones del mesero, con una mirada de querer desollarlo vivo. El
mesero se dirigió a mi.

- Buenas noches, soy Dean, y estoy aquí para cumplir tus deseos y ordenes.- dijo él, muy
pagado de si mismo, e intentando una sonrisa sexy que me provocaba escalofríos.-

- En realidad estas aquí para servirle su comida, es la única orden que podrás recibir de parte
de ella, en cuanto a sus deseos… - le replicó Robert visiblemente molesto.- para cumplir sus
deseos estoy yo.- dijo al tiempo que clavaba su mirada en mis ojos, y acariciaba mi mano sobre
la mesa. En ese momento lo perdí todo, si… estaba perdida e irrevocablemente enamorada de
mi amigo. Estaba enamorada de mi mejor amigo…. Aun cuando el descubrimiento hizo
sentirme reconfortada, se vio empañado inmediatamente por un sincero sentimiento de
angustia… estaba perdida e irrevocablemente enamorada de mi mejora amigo casado. Porque
por más que pudiera morir de amor por él, lo cierto es que el era de otra y nunca sería mío.

- Disculpen.- dijo el chico, pero para nada apenado, sino más bien en una especie de actitud
desafiante hacia Robert.- Que es lo que van a querer?.- me preguntó nuevamente el mesero,
ignorando a Rob.

- Mi novia va a querer la pasta con seta, yo…- le respondió Rob, pero yo en ese momento lo
perdí todo de nuevo, en el momento que dijo “mi novia”… lo perdí todo, me perdí en un
mundo de sueños donde existía una posibilidad en la que pudiéramos estar juntos.- Kris????....
Kristen…????.- me di cuenta que me llamaba, y al darme cuenta de que ya el mesero se había
retirado y que sabe Dios cuanto tiempo me perdí divagando en mis pensamientos… me
sonroje. El aprovecho mi sonrojo para acariciar allí mi mejilla, dejando ardiendo mi piel ahí
donde rozaban sus dedos, su mirada se enterneció al verme.- Kris cariño, en que piensas?.- su
mirada se entristeció.-

- Nada no te preocupes.- le replique.- me perdí en mis pensamientos, me decías.


- Te decía que había pedido vino, que espero no te importe.- me dijo.- si quieres otra cosa
podemos pedirle a tu amigo que venga a cambiar la orden.- dijo eso un poco molesto.-

- Que amigo ni que amigo Rob, estas loco.- le dije un poco sorprendida por su actitud.-

- Pensé que de pronto querías ficharlo como tu amigo, porque como te coqueteo tan
descaradamente, y te miraba como un trofeo a conseguir y no le dijiste nada.- me reclamo.-

- Para que tendría que reclamarle Rob, para eso estás tu, que te comportas como un gorila
espanta hombres cada vez que estas conmigo.- quise jugarme con el, pero estaba tan molesta
por su tono, que más que una broma sonó a reclamo.-

- Eso quieres ahora… conseguir hombres.- me dijo a tono de reclamo, pero con un dejo de
tristeza filtrándose en su voz.- Para eso regresaste?.

- No Robert, no regrese por eso.- le dije, de pronto me pareció ver una chispa de alivio en sus
ojos, pero que disimulo perfectamente bien, se paso la mano por la cara en un gesto de
frustración, y fue cuando la realidad me golpeo intensamente, allí en su mano izquierda,
brillaba descaradamente la alianza de matrimonio, en la que no había prestado atención… era
como si después de descubrir que amaba a mi mejor amigo, solo como una mujer puede amar
al amor de su vida, a su alma gemela; la realidad venía a burlarse en mi cara, recordándome
podía desearlo todo lo que me diera la gana, pero ese hombre sentado frente a mi, ese
hombre al que me di cuenta amaba con locura desde hacia mucho tiempo, no era ni sería mío,
porque ya le pertenecía a otra. Y casi sin poder evitarlo el dolor y la rabia hablaron por mí.- No
regrese por eso ni para eso Robert, pero ya que traes el tema a colación, es eso precisamente
lo que debería hacer, lo cierto es que tengo 23 años, y creo que no estaría de más encontrar
un hombre, que me quiera, con el que pueda compartir mi tiempo, mis alegrías, mis tristezas y
emociones… que se yo.

- No necesitas a un hombre para eso.- me replicó apretando los dientes, intentando contener
su rabia.- para eso me tienes a mí, yo te quiero, yo puedo compartir contigo todo mi tiempo,
puedo compartir tus alegrías, tus tristezas, tus emociones… todo lo que quieras.- me dijo casi
en tono de suplica.-

- Y mi cama?. puedes compartir conmigo la cama Robert?.- le pregunte….

En un pestañeo mi mente regreso unos ocho años atrás a la “Bella Italia”…


- Y mi cama?, puedes compartir conmigo la cama Edward?.- me pregunto Bella, dejándome
completamente anonadado.-

- Bells… yo … yo….- intente responderle pero las palabra… no podía encontrarlas.-

- La respuesta es no Edward… no puedes.- me dijo con una enorme tristeza en su mirada, solo
comparable con la que seguramente reflejaba la mía.- porque por más que a mi me gustaría
tenerte en mi cama…- al darse cuenta de lo que dijo se sonrojo como nunca la había visto
sonrojarse… desvió un momento la mirada, y suspiró… creo que en un intento de encontrar las
palabras…o ver como podía echarse para atrás en lo que había dicho… sin embargo se
mantuvo firme sorprendiéndome una vez más.- por más que yo quiera tenerte en mi cama, no
podemos, porque la tuya le pertenece a alguien más.- me dijo señalando la alianza de
matrimonio que adornaba mi dedo, al tiempo que contraía su cara en un gesto de dolor… si
mientras estábamos en mi auto me arrepentía de mi estupidez… ahora en este momento, mi
arrepentimiento era mil veces superior porque le había hecho daño a Bella, y Bella era un
Ángel que ya había sufrido suficiente en la vida.

- De verdad eso quieres Bella?.- Me encontré a mi mismo preguntándole, no pude evitarlo.- De


verdad quieres tenerme en tu cama?.-

Por un instante intentó desviar su ojos de los míos, pero tome su barbilla entre mis dedos,
obligándola a mirarme.- Quiero… claro que quiero.- me respondió en un susurro apenas
audible.- hoy me di cuenta de todo lo que quiero de verdad a tu lado… pero también me di
cuenta que lo perdí todo sin nunca haberlo tenido.- una lágrima rodó por su mejilla, y me
apresuré a quitarla con el pulgar de la mano que aún sostenía su quijada. Me incline hacia ella,
necesitaba besarla, necesitaba darle consuelo, necesitaba demostrarle que también yo la
quería, la anhelaba y la necesitaba. Pero justo en ese momento llegó el impertinente del
mesero.

- Aquí esta su comida, señorita.- le dijo al tiempo que le guiñaba el ojo, no pude más que bufar
de frustración y apretar mis manos en puños sobre la mesa para no romperle la cara al imbécil.
Bella noto mi estado de animo y colocó sus manos sobre la mía intentando reconfortarme…
Esta mujer era absolutamente maravillosa, con toda la tensión del momento, con todo el dolor
y la tristeza que había provocado en su vida… ella estaba tratando de salvarme de un mal rato,
mi corazón se enterneció por completo… Dios que iba a pasar ahora.

- Ya cálmate, no le hagas caso, no me interesa.- me dijo para tratar de quitarle hierro al


asunto.-

- Bella, este meserito de quinta no te interesa… pero va a llegar el momento en el que alguien
te interese.- mientras hablaba iba disminuyendo cada vez más el tono de mi voz hasta
convertirlo en un susurro plagado de dolor, desesperanza e incertidumbre.- y el día que eso
pase…- le dije apretando su mano, que aún se encontraba junto a la mía.- el día que eso pase
voy a morirme de dolor, porque voy a perderte para siempre.- le dije con toda la sinceridad
que pudo, con los ojos anegados de lágrimas.-

- Como yo te perdí a ti.- me replicó- por que Edward?.- me dijo mientras las lagrimas escurrían
por su rostros, yo sabía a que se refería… por que te casaste Edward?, por que no me dijiste
que ibas hacerlo?... por que te casaste con ella?... yo conocí sus porques y los conocía
perfectamente, porque las mismas preguntas me las repetía una y mil veces, mientras pasaba
mi noche de bodas en la terraza de la suite nupcial del Hotel Elysian con una botella medio
vacía en la mano, esa noche de bodas que no pude pasarla en la cama con mi esposa,
simplemente porque no siento absolutamente nada por ella… aun cuando compartimos la
cama todas las malditas noches de los últimos cinco meses, solo hemos tenido sexo en sus días
fértiles, esperando a que quedara embarazada… así que si todas las noches me hacía las
mismas preguntas, aunque claro todas las noches le agregaba otra, que era… porque pienso en
estas cosas?, no hay nada de lo que tenga que arrepentirme o nada que haga que esto de
verdad importe… solo cuando tuve de nuevo a Bella entre mis brazos cuando nos
reencontramos en el aeropuerto, fue que esa preguntas tuvieron sentido, todo mi
arrepentimiento, todas mis dudas eran por ella, por Bella… pero la verdad espero poder
arreglarlo de alguna manera.

- Bella, cariño… te propongo algo.- le dije, esperando poder ganar un poco de tiempo, y
esperando sinceramente que aceptara mi propuesta.- porque no terminamos de cenar, y
vamos a ese parque al que siempre íbamos cuando queríamos escapar de los demás y te juro
que voy a abrirte mi alma, y vas a saberlo todo.- asintió, no muy de acuerdo con mi propuesta,
pero lo hizo.-

Hice mi mayor esfuerzo para regresar del pasado, lo más importante aquí era encontrar pistas
para tener a mi princesa y a mis pequeños junto a mí, mis recuerdos los tenía conmigo y podía
hacerme de ellos cada vez que quisiera.

- Y mi cama?. puedes compartir conmigo la cama Robert?.- le pregunte…. Pestaño incómodo


ante mi pregunta.-

-Kris… yo … yo…- se trabó buscando las palabras, era evidente que no iba a encontrarlas.-

- La respuesta es no Robert… no puedes.- le dije sin poder ocultarle mi tristeza, ni mi dolor,


podía ver dolor también en sus ojos, pero no podía compararse con el mío… Maldita sea … yo
lo había perdido, el dolor siguió hablando por mi, sin que pudiera contenerlo de forma alguna.-
porque por más que a mi me gustaría tenerte en mi cama…- Maldición, maldición, maldición,
que mierda me pasa, como pude confirmarle eso en voz alta, me sonroje violentamente, como
nunca lo había echo… tuve que desviar mi mirada, porque no sabía como mirarle a la cara. Le
había admitido lo terriblemente desesperada que estaba por él, cuando era obvio que él no
sentía lo mismo… Seamos sinceros, Emely era quien calentaba su cama, y no es desconocido
para nadie que es una mujer sumamente hermosa… aunque conociendo lo que conocía de
Emely, no lograba entender aún como era que dormía con Robert, al punto de estar
embarazada, sería que había cambiado?, pero este no era el momento de pensar en ella… ya
que había hablado de más … ahora tocaba enfrentarme a las consecuencias de las palabras
que salieron de mi boca.- por más que yo quiera tenerte en mi cama.- le repetí.- no podemos,
porque la tuya le pertenece a alguien más.- le dije señalando la alianza en su dedo, que lo unía
inequívocamente a una mujer que no era yo, ese pensamiento logro que mi corazón se
contrajera de dolor.

- De verdad eso quieres Kris?.- me preguntó con algo de emoción… de esperanza quizás- De
verdad quieres tenerme en tu cama?.- Quise escapar de su mirada, pero tomo mi barbilla
entre sus dedos obligándome a mirarlo. No pude responderle más que con la verdad cuando
me perdí en su mirada.-

- Quiero… claro que quiero.- le respondí en un susurro, apenas audible, mientras las lágrimas
se escapaban por mis ojos y escurrían por mis mejillas. Y parte de la verdad que había
descubierto mientras cruzábamos el aeropuerto con nuestras manos entrelazadas.- hoy me di
cuenta de tolo lo que quiero de verdad a tu lado.- Quise decirle… “Te Amo Rob”… de verdad te
amo… y te sigo amando, pero en aquel momento… respire profundo y continué.- … pero
también me di cuenta que lo perdí todo sin haberlo tenido.- más lágrimas escurrieron por mis
mejillas, y en un gesto increíblemente tierno y conmovedor, seco mis lágrimas con el pulgar de
la mano que aún sostenía mi barbilla, de pronto se inclinaba hacia mi, y en ese momento
fantaseaba en que ese era el momento del beso que ambos nos moríamos por tener… en ese
momento necesitaba… anhelaba tanto tener sus labios sobre los míos, casi termino yo con el
espacio que nos separaba y me arrojaba a probar esos labios que me moría por probar. Pero
justo en ese momento llegó nuestro muy inoportuno mesero, a echarlo a perder.-

- Aquí esta su comida, señorita.- me dijo al tiempo que me guiñaba el ojo… Dios que imbécil es
este tipo… acaso no se da cuenta que no me interesa… que estoy acompañada… Es verdad que
Rob es solo mi amigo, pero él no lo sabía, Robert le dijo que era mi novio, luche con mis ganas
de poner mis ojos en blanco y desvié mi mirada a Robert para restarle importancia a la tonta
actitud del mesero, al ver que Rob, quería saltarle encima y cortarle el cuello con el cuchillo de
la mantequilla, coloque mis manos sobre las suyas, intentando reconfórtalo.-

- Ya cálmate, no le hagas caso, no me interesa.- le dije para tranquilizarlo… pero el efecto fue
todo lo contrario, porque me regreso una mirada llena de desesperación, de dolor y de
tristeza.-

- Kris, este meserito de quinta no te interesa… pero va a llegar el momento en el que alguien te
interese.- mientras hablaba el volumen de su voz iba convirtiéndose paulatinamente en un
susurro, y el dolor de su voz, incrementaba en millones de veces el mío propio.- y el día que
eso pase…- me dijo apretando mi mano.- el día que eso pase voy a morirme de dolor, porque
voy a perderte para siempre.- me confesó con los ojos llenos de lágrimas.

- Como yo te perdí a ti.- le reclame sin poder evitarlo… sin querer evitarlo… era la hora de las
respuestas… la verdad las necesitaba - por que Robert?.- le pregunté con la certeza absoluta
de que sabía perfectamente que le preguntaba. Necesitaba mis respuestas, para poder pasar
la página, poder sacarlo de mi mente y mi corazón, y empezar a vivir mi vida.

- Kris, cariño… te propongo algo.- me dijo… supongo que quería evitar el tema.- porque no
terminamos de cenar, y vamos a ese parque al que siempre íbamos cuando queríamos escapar
de los demás y te juro que voy a abrirte mi alma, y vas a saberlo todo.- OK… solo quiere ganar
tiempo, no estaba muy de acuerdo, aún así acepte. Mal terminamos la cena en un silencio,
nada cómodo y tan diferente al que disfrutamos en el auto… Rob pidió la cuenta y nos fuimos…
no sin antes tener que soportar los estúpidos coqueteos… tanto por parte del mesero, como la
estúpida la anfitriona.

Paramos por un “Starbucks” para comprarnos nuestro acostumbrado “White Chocolat Mocca”
y nos encaminamos rumbo al paseo marítimo del “Millenium Park”, y nos sentamos en la
banca de siempre, viendo a la gente pasar, le di el último sorbo a mi café y decidí que era el
momento de romper el silencio.

- Creo que llegó la hora Robert.- le dije con mi mirada fija en un punto cualquiera delante de
mi.-

- Tienes razón pequeña.- me respondió a su vez, pero sin agregar nada más

- Por qué te casaste?.- Le pregunte.-

- Por imbécil.- me respondió.-

- Estoy de acuerdo.- le dije, y el río, pero no era una risa de felicidad, sino un lamento
amargo.- Por que no me lo contaste?... Por Dios Robert… hablamos por teléfono el día antes
de tu boda y no me los dijiste… Maldita sea… Mi mejor amigo se casa, con mi más abierta y
declarada enemiga y me tengo que enterar por otros… por eso no me lo dijiste… porque te
enamoraste de mi enemiga y no querías que te dijera nada que pusiera en riego tu
matrimonio.- le reclame.-
- No Kris, no te lo dije porque soy un imbécil, no te lo dije porque sabía que iba a poner en
riesgo nuestra amistad, no te lo dije porque sabía que Emely le iba a poner pegas a que
siguiéramos siendo amigos y no me atrevía a decírtelo…. Pero sobre todo no te lo dije, porque
estoy terriblemente avergonzado de las razones por las que se llevó a cabo este matrimonio…
y sinceramente no soportaría que pienses mal de mí y no quería decepcionarte.- me dijo con
toda la sinceridad que pudo sacar de su alma.-

- Pues me decepcionaste genio.- le replique.- cómo crees que me sentí cuando me enteré que
te casaste y no me lo contaste, sentía que ya no era importante para ti, sentía que me habías
sacado de tu vida, sentía que ya no confiabas en mi, sentía que de algún modo me habías
cambiado, me sentí herida y traicionada.- le reclamaba mientras por sus ojos comenzaban a
escurrir las lagrimas que acompañaban las mías.- como crees que me sentí al saber que te
casabas precisamente con Emely… el sentimiento de abandono y traición se multiplicó en mí
en ese momento.- seguía diciéndole, una parte de mi quería parar, no quería que el siguiera
sintiendo dolor… pero otra parte necesitaba respuestas y tendría mis respuestas.- acaso no
crees que me siento dolida y decepcionada, al darme cuenta que Te Amo y saber que te
casaste con otra… que te casaste con ella.- de repente un brillo de esperanza iluminó su rostro
y una sonrisa embelleció aún más su hermoso rostro, se irguió porque durante mi pequeño
monólogo fue encorvándose poco a poco quizás como un demostración física de la culpa, por
el dolor que claramente reflejaban mis palabras.-

- Kris… tu… me amas?.- preguntó vacilante.- de verdad me amas?.-

- Claro que te amo tonto, no entendía porque estaba tan dolida, porque me sentía tan
traicionada, hasta que te abrace en el aeropuerto, cuando me besaste en la comisura de los
labios, cuando caminamos por el aeropuerto con las manos entrelazadas… en ese momento
me di cuenta que te amo, que te amo, que siempre te he amado y no me había dado cuenta.-
confesé de una vez por todas, sintiéndome verdaderamente estúpida, a la final no tenía nada
que perder, a la final tenía todo perdido.- te amo y no puedo hacer nada contra eso.-

- Yo no quiero que hagas nada contra eso.- dijo tomando mi rostro entre sus manos, y
mirándome con todo el amor, la ternura y el deseo con el que yo también lo miraba en este
momento.- Yo también te amo, hoy cuando te estreche entre mis brazos, cuando deje ese
beso en la comisura de tus labios, cuando en el auto llevaba tu mano entrelazada con la mía…
en ese momento tuve la certeza absoluta de que te amo, de que te pertenezco, de que no
puedo… y que sobre todo no quiero hacer nada contra eso.- en ese instante puso sus labios
sobre los míos, y nos vimos sumergidos en el beso más maravilloso que me hallan dado jamás,
sus suaves y sensuales labios se amoldaban perfectamente a los míos, me sentí viva, me sentí
libre, me sentí en el cielo, sentí en casa, sentí que había llegado a mi hogar, al lugar donde
pertenecía, nos separamos por la falta de aire… estúpida necesidad de respirar…. Y mientras
jadeábamos por la intensidad del beso, con mi frente apoyada en la suya, la culpa de lo que
estaba haciendo me golpeo con una fuerza abrumadora.-
- Rob no podemos hacer esto.- le dije con mi voz cargada de culpa.-

- Shhhhh….- intento callarme, dejando un pequeño y suave beso sobre mis labios.- no me digas
que te arrepientes.- me dijo con un dejo de decepción en su voz.-

- No me arrepentiría nunca Rob… este beso ha sido increíblemente maravilloso, pero no


podemos mi amor… recuerda que tu estas casado.- le dije, permitiendo que mis ojos se
llenaran de tristeza.-

- No estés triste mi ángel… tenemos que encontrar una manera de estar juntos…. No se cual
pero tiene que haberla… - decía con desesperación.- pero como puedo dejarlo, como puedo
pensar que esta mal cuando fue la experiencia más maravillosa del mundo.

- Por que Rob… porque te casaste?... Se que ella no te ama, se que ella no puede amarte ni te
amará jamás.- le dije, me miro extrañado, como esperando que le explicará el poder de mi
afirmación, pero no podía, no podía decirle lo que sabía de Emely, no podía decirle las razones
de su odio hacia mí, porque si bien era cierto que ella me odiaba y me despreciaba de forma
abominable, también lo era el hecho de que era su secreto y yo no soy nadie para revelarlo.
Aún con su desconcierto y sin darle ninguna respuesta al respecto seguí hablando.- Se que
tampoco tu la amas, ni podrás amarla… así que sigo sin entender… necesito saber porque te
casaste con ella Robert.- antes de que replicará, añadí.- y no me digas que por imbécil, que eso
ya lo sé… Tampoco me digas que te avergüenzas y que tienes miedo a decepcionarme, porque
no va a servir de nada, ya me has decepcionado. Así que dímelo de una maldita vez Robert, por
nuestra amistad, por el amor que te tengo, dime de una maldita vez porque te casaste con
ella.-

- Porque cometí una estupidez.- me dijo, lo mire sin entender nada.- cometí un estúpido error
en unos cálculos, en uno de mis proyectos, ese error comprometería mi nombre, el nombre y
el dinero de mi familia, además de acabar mi carrera para siempre.- me contó.-

- No entiendo.- le dije.-

- Shhhh… .- me calló nuevamente con un beso, parece que se le estaba haciendo costumbre
callarme de esa manera, y no es que me este quejando, pero Dios sabe que esto no esta bien.-
Déjame terminar Kristen, querías tus respuestas, entonces déjame terminar.- me dijo.- Estaba
desesperado, iba a perderlo todo, iba a perder todo por lo que había trabajado e iba a
arrastrar a mi familia con ello, estaba un día divagando desesperado, buscando una solución y
me encontré a Emely, y ella me propuso una solución, una especie de negocio.- suspiró
intentando encontrar valor para continuar.- Así que ella se ofreció a ayudarme, yo me casaba
con ella, y su apellido y la muy renombrada firma de construcción de su padre salvaría mi
nombre, y me adoptaría bajo su protección… Al principio pensé que era una broma, hasta que
ella me contó sus motivos para casarse.- hizo una pausa para ver si yo estaba bien, pero al ver
mi mutismo continuó.- No se porque puñetera razón el abuelo de Emely la había sacado de su
testamento, la había desheredado, y si ella quería recibir ese dinero debía cumplir dos
condiciones, con el cumplimiento de la primera condición ganaría cincuenta millones de
dólares, con la segunda, ganaría cincuenta millones de dólares más.-

- Cuales eran las condiciones?.- pregunté recelosa.-

- La primera, tenía que casarse, con alguien contemporáneo con ella, de su misma posición y
de apellido rimbombante… la segunda, tener un hijo. - Definitivamente empezaba a entender
las razones de Emely, y yo si sabía perfectamente porque su Abuelo la había desheredado, de
hecho yo estaba tan involucrada en el problema de Emely con su Abuelo, que me imagino que
la elección de Robert como esposo, era precisamente para hacerme daño de alguna manera,
porque a pesar de que yo no era el problema, estoy segura de que Emely me culpaba por la
pelea con su abuelo, que me culpaba que este la desheredara y sobre todo me culpaba por
tener que casarse y tener que tener un hijo, dos cosas que estoy segura no habían entrado
jamás en sus planes. Robert ajeno a mis reflexiones continuó.- Por supuesto endulzó el
negocio, con un matrimonio sin capitulaciones matrimoniales, o lo que es lo mismo sin
separación de bienes, y pasaría a un fideicomiso a nombre de nuestro hijo cuando este naciera
cincuenta millones de dólares. Por su puesto que Emely se hizo de la mejor aliada que pudo
conseguir, puesto que encontró el apoyo irrevocable e incondicional de mi madre.- me dijo.-

Cerré por un momento el libro, mientras tomaba un poco de agua, y agregaba una anotación a
mi libreta, solo que esta anotación tenia un matiz y una necesidad diferente, puesto que no
era una pista, sino más bien una interrogante, cuál fue el problema entre Heidi y Bella, y
porque demonios mi princesa dice que ella era en parte la razón por la que Heidi y Aro Volturi
terminaron peleados, al punto de desheredar a su nieta… Otra razón más para encontrar a
Tanya. Ella… Tanya, la prima de mi ángel estaba casada con Félix Volturi, quien era primo de
Heidi… quizás el pudiera tener una idea de lo que había pasado, aunque las posibilidades son
remotas… ya que ninguna de las dos quiso nunca revelar el motivo de su antipatía, en el caso
de mi ángel, o de su odio en el caso de Heidi. Lo cierto es que yo siempre pensé que Heidi, en
el nombre de la amistad que nos había unido en la adolescencia, que en el nombre de la
amistad y del cariño que la unían a mi madre, se había conmovido con mi problema, y me
había ofrecido esa asociación que nos beneficiaba a ambos. Pero ahora veo que no… ella solo
buscaba su beneficio propio, se hacía de la herencia cumpliendo las estúpidas exigencias de su
abuelo, y se vengada de mi princesa por eso que ella creía que Bella le había hecho… pero a la
final todo le salió horriblemente mal… ni tan mal… si ella murió y, yo y nuestra hija heredamos
el dinero que consiguió con nuestro matrimonio y el nacimiento de Jane, pero termino por
separarnos a Bella y a mí, haciéndonos muy infelices a los dos y a nuestros hijos, así que de
alguna forma consiguió al menos su venganza… Dios… cuantas intrigas se ciñeron a nuestro
alrededor y nunca las vimos.

Regrese al libro para terminar el capítulo…


- Kris me moría de vergüenza confesarte mi fracaso, me moría de vergüenza admitirte que de
alguna forma me vendí a tu enemiga… temía tanto que no me hablaras de nuevo, que te
avergonzaras de mi y dejaras de quererme, temía tanto verte a los ojos y ver que te había
decepcionado… temía tanto que no quisieras saber de mi.- me dijo con vehemencia.- es por
ello que te lo oculte, es por ello que no quería decírtelo, estaba lo suficientemente mal por
sentirme fracaso y atrapado, que no podía soportar encima el dolor de perderte.- me dijo con
lagrimas cayendo por su rostro, fue mi turno de hacerlo callar y lo bese.-

- No pienses esas cosas, yo no me avergonzaría de ti nunca, no podría juzgarte jamás.- me


beso, fue un beso, intenso, apasionado y profundo, si había pensado que sus labios eran
indescriptiblemente sensuales y deliciosos, pues me había equivocado y mucho, porque no
había mejor sensación que su lengua luchando con la mía en un intenso y pasional beso, era lo
más deliciosamente sensual que había experimentado nunca… ya me imaginaba lo magnifico
que sería que me hiciera el amor…. Para Kristen… para… sabes que eso no puede ser. Saque
fuerzas no se de donde y rompí el beso.- Robert no… no podemos hacer esto… sea cuales sean
las razones por las que te casaste, aun cuando no ames a tu esposa, aún cuando ella no te ame
y no la ames a ella…. No podemos hacer esto Rob….

- No me pidas eso mi amor, no me pidas que me separe de ti…- me suplicó.-

- No podemos Rob… No es correcto, y lo sabes.- le replique.-

- Se que no es correcto mi ángel, pero que vamos a hacer con esto que sentimos?... – me
preguntó.-

- No lo sé cariño… no lo sé, pero solo sé que no puede ser.-

- No digas eso… no me separes de ti.- me pidió.-

- Sabes que no puedo.- le dije mirándolo a los ojos.- “ya no tengo la fuerza para estar lejos de
ti”.- le dije con sinceridad.-

- “Entonces no lo estés”.- me respondió, nos quedamos en silencio unos minutos, mirándonos,


volvía a ser ese silencio cómo en el que ambos entendíamos que estábamos en casa, que
estábamos hechos el uno para el otro. Luego de un tiempo que pareció infinito, pero que aún
así no era suficiente.- Rob, necesito que me lleves a un hotel. Ya es hora que descansemos, y
supongo que debes volver a casa.- le dije con tristeza.-
- No tengo que ir ninguna parte.- me dijo.- y en cuanto a lo del hotel, quería proponerte algo…
no me sentiría cómodo sabiéndote en un lugar como ese, tan frío, tan impersonal, en donde
puedes correr montones de peligros, aunque me creas exagerado.- se defendió en una clara
táctica evasiva, para que no pudiera burlarme de su exagerado instinto sobreprotector.- y
antes de que me digas que es temporal, eso ya lo sé, me lo dijo Ashley.- me dijo.- Se que solo
será hasta que consigas tu propio lugar.

- Al grano Pattinson, no tengo toda la noche.- quise bromearle, era tan natural estar con él.-
estas divagando.

- Cierto… perdón.- se disculpó.- Quería ofrecerte que te quedaras en mi antiguo


departamento, no creas que es ninguna oferta indecorosa, ni con doble propósito, ni mucho
menos, solo que me sentiría más tranquilo si te quedarás allí en lugar de en un hotel.- En un
principio pensé negarme vehementemente … pero la verdad su preocupación me reconfortó, y
estar en su departamento era en cierta forma estar cerca de él… así que antes de darme
cuenta, ya lo estaba despidiendo en la puerta del departamento después de que ayudara a
instalarme.-

- Bueno princesa me voy, vengo mañana temprano con el desayuno.- me dijo parado en contra
el marco de la puerta.

- No es necesario Rob.- le replique.-

- No, no es necesario.- me respondió.- pero déjame hacerlo… por favor.- me pidió dándome
esa sonrisa que me enloquece.-

- Si me sonríes así no puedo negarte nada.- le dije sinceramente.-

- Es bueno saberlo.- me contesto.-

Es bueno recordarlo, pensé yo de regreso a la realidad.

- Ahora me marcho, hasta mañana princesa.- se inclinó hacia a mi y me beso de nuevo. Antes
de que pudiera replicar algo o decirle que eso no era correcto y no podíamos, me dijo.- Te
Amo, no lo olvides.- y se marcho. Yo cerré la puerta y me volví hacia ese departamento que
sería nuestro refugio por dos años. Dos increíbles años donde con altos y bajos viviríamos
juntos nuestro amor, en una relación clandestina, en una relación donde había encontrado mi
destino, pero que me había convertido en La Otra.

Así terminé el primer capítulo, obviando las últimas palabras que en el escribió mi ángel para
no añadirle más dolor a mí maltratado corazón. Pero a pesar de las tristezas, pude rememorar
la felicidad inmensa que sentí con ese primer Te Amo, el sabor dulce y maravilloso de nuestro
primer beso. Ese primer capítulo del libro me había dejado buenas pistas. Una fundación, una
dirección, un amigo a cual buscar, un país de residencia… Tenía algunas pistas inconclusas
sobre las que investigar… como Twiligth Producciones… como Paul Simmons… Como que
pintaba mi Bella en la batalla Heidi – Aro Volturi. Mi teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa,
vi el identificador, era Jasper….

- Dime Hermano.- le respondí.-

- Tengo dos buenas noticias Edward.- me respondió.-

- Dime que no tengo paciencia.- le replique.-

- La primera se que papel juega Paul Simmons en la vida de Arizona.- hizo una pausa y
finalmente agrego.- Es su representante, fue el quien la ayudo a publicar su obra, es el quien
promociona su carrera y sus conferencias.- Conferencias?????.... otra interrogante más… mi
cabeza iba a estallar… mejor dejaba esa para después.-

- Eso es perfecto, quizás podríamos contactar a ese Paul Simmons y contratar alguna
presentación de Bella aquí en Chicago… si es que lo permite. – se me ocurrió de pronto.-

- Esa es una excelente idea Edward, y creo que sé quien puede ser la persona perfecta para
lograrlo.- me dijo.-

- Alice.- dijimos ambos a la vez.-

- En fin… la otra noticia, es que revise esa Twiligth Producciones, intente comunicarme con
ellos, pero no fue posible y no lo será hasta el lunes.- cierto era fin de semana, seguro no
trabajarían estos días.- pero tengo una dirección y un número de teléfono hermano.- me dijo
Jasper al otro lado de la línea y mi corazón latía desbocado ante la expectativa, presentía que
esto sería algo bueno.-
- Dime Jasper… me vas a provocar un infarto.- le dije.-

- Calmate Edward, tienes que tomarte esto con calma. Necesitas estas bien para cuando los
encuentres.- me dijo, y la verdad tenía toda la razón.-

- Tienes razón Jasper, pero dima ya de una vez.- le suplique.-

- A diferencia de la Fundación, la Editorial no está en Londres, sino en Italia.- Sentí mi corazón a


punto de salir de mi pecho.-

- En que parte de Italia Jasper.- pregunte, ahora un poco más desesperado.-

- Esta en Florencia, así que presiento que Bella y los pequeños están viviendo en algún lugar de
la Toscana.

- Gracias hermano, la verdad no sabes como te agradezco todo lo que estas haciendo por mi.-
le dije con sinceridad.-

- No tienes que agradecer Edward, no solo lo hago por ti, Rosalie, Alice y yo queremos
muchísimo a Arizona, y también la extrañamos, también nosotros necesitamos de alguna
forma su perdón y tenerla cerca.- yo sabía perfectamente que todo cuanto decía era verdad,
ellos tres querían mucho a mi ángel, y sé que también la había extrañando terriblemente y que
de algún modo se sentía culpables.- Hablamos luego Ed… si Alice me ve hablando contigo me
va ir muy mal.- ambos reímos y cortamos la llamada.-

Estaba increíblemente feliz, tenía un montón de pistas buenas, el lunes llamaría a Twilight
Producciones con la esperanza de conseguir algo más, le pediría a Alice contactar a Paul
Simmons… Contrataría nuevamente a los investigados para buscarlos, pero ahora en Florencia,
todavía esperaba por la revista, y en cualquiera de los casos, investigaría cuando eran las
próximas sesiones de apoyo en la fundación, y luego de presentar mi proyecto para la
licitación viajaría a Londres, e intentaría participar en esas sesiones de apoyo. No estoy muy
seguro del como pero hablaría con mi ángel como fuera… Cada página del libro que pasaba,
conseguía que me sintiera más cerca de ella.

Podría finalmente ver a mi Bella, pedirle perdón y decirle cuanto la extraño, decirle y
demostrarle todo lo que aún la amo. Podría ver a mis hijos, a mi gatita y a mi campeón…
conocerlos, estrecharlos entre mis brazos y demostrarles mi amor. Podría ir a visitar el lugar
del eterno descanso de mi mariposita, rogarle su perdón, llorar sobre su tumba, y decirle
cuanto la amo y que estará siempre en mi corazón. Abrí el libro y busque la foto de mi Bella, y
me quede observando unos minutos esa imagen de mi ángel, de la mujer de mi vida… Te Amo
mi amor… le dije, mientras acariciaba suavemente su imagen… Te Amo y te voy a encontrar,
voy a ganarme tu perdón… ya pasamos por demasiadas cosas, nos merecemos ser felices…

Capítulo 5: Posibilidades

Capitulo 5: Posibilidades:

Abrí el libro y busque la foto de mi Bella, y me quede observando unos minutos esa imagen de
mi ángel, de la mujer de mi vida… Te Amo mi amor… le dije, mientras acariciaba suavemente
su imagen… Te Amo y te voy a encontrar, voy a ganarme tu perdón… ya pasamos por
demasiadas cosas, nos merecemos ser felices… Y ahí me encontré perdido inmerso en esos
ojos verdes… otra más de mis intrigas… pero volvería a ver esos ojos, y no esos ojos verdes que
me escondían su alma y sus sentimientos, volvería a encontrarme pronto con los hermosos y
cálidos ojos chocolates de mi mujer, esos ojos chocolate que no me mentían, que me
mostraban cada secreto que albergaba su corazón, cada alegría, cada tristeza que le regalaba
su vida, cada necesidad, cada sentimiento, cada emoción, cada pizca de su pasión, esos ojos
que me declaraban en cada mirada su amor por mí, esos ojos chocolates que me regalaban la
visión más maravillosa del mundo: el alma pura y hermosa de mi ángel… Ya no tenía dudas, la
encontraría, encontraría nuevamente esa mirada chocolate perdiéndose en la mía… y será
pronto…

Estoy seguro que tengo tres buenas oportunidades en mis manos para poder encontrarla, la
primera sin lugar a dudas, la más confiable de acuerdo con las pistas que contamos es asistir a
las sesiones de apoyo a padres de la fundación en Londres, claro que nuestro primer
encuentro después de todo este tiempo sería en una sala llena de otras personas, personas
inmersas en su propio dolor y que se encuentran allí en busca de consuelo y de apoyo, por lo
que sería un poco incomodo y solo me daría la oportunidad de acercarme a ella hasta el final
de la sesión, y eso si es que ella me permite permanecer en la sesión o si me permite
acercarme a ella… la verdad no tengo ningún tipo de garantía pero sinceramente no tengo
ninguna intención de darme por vencido, así tenga que asistir a mil sesiones haría que Bella me
escuche de cualquier forma.

Otra de las opciones sería encontrarla en Italia, y acercarme a ella, esta opción me daría la
oportunidad de acercarme a ella de una forma más privada, personal y directa, la ayudaría a
estar más cómoda, ya que estaría en su ambiente, en su espacio… Pero primero habría que
conseguir una dirección… algo que me acercará a ella, por más que pienso y pienso en ese
asunto de Italia, por más que pienso y pienso en Florencia, siento que hay algo muy
importante respecto a ello… en algún lugar de mi cerebro, algo me dice que hay una
información que estoy pasando por alto, pero no sé que podría ser… Pero para ello debía
averiguar donde estaban mi ángel y mis hijos, al menos en el caso de la fundación contaba con
una dirección a la que podría ir…
La otra opción sería contactar a Paul Simmons y contratar un presentación, firma de
autógrafos o cualquier cosa aquí en Chicago, podríamos usar de fachada la empresa de Rose o
la de Alice, el problema es que me imagino que si mi Ángel ve el nombre de cualquiera de
nosotros en el contrato no lo aceptará, así que deberíamos involucrar a alguien más aunque la
verdad no se a quien…. Porque el socio de Alice, era yo, así que ninguno de los dos podríamos
firmar ese contrato, por lo que la empresa de Alice quedaba descartada, quedaba entonces la
empresa de Rose… la cual era más apropiada en muchos sentidos, puesto que mientras la
tienda de Alice, como es fácil imaginar se dedicaba a la ropa y la moda, la de Rosalie, era una
publicación, una revista, que si bien se concentraba en la moda, también lo hacía en todo lo
que se consideraba “in”… según la descripción de ellas, y entre sus cosas “in” estaba un
sección literaria, y en cuanto a eso, si algo estaba de moda en este momento y según pude
entender por algunas cosas que leí en la contraportada del libro y a juzgar por el número de
ediciones y cantidad de idiomas en el que estaba traducido el libro de mi ángel… su libro
únicamente no … su best seller… … así que si algo estaba de moda era la obra de mi princesa.
El problema, como siempre… para nosotros siempre hay problemas e inconvenientes, es que
Rose tenía dos socios… y la dificultad, era precisamente que alguno de sus socios aceptará
firmar el contrato de promoción del libro de mi princesa aquí en Estados Unidos, porque
ciertamente el dinero no era el problema, porque ya me encargaría yo de financiera el
proyecto, el problema es quien firmaría el contrato… Rose no podría hacerlo, uno de sus
socios es… Emmet.

A Emmet no podría pedirle el favor, porque sencillamente mi princesa no aceptaría un


contrato con él, en primer lugar por ser un Cullen, segundo por ser un lacayo incondicional de
Doña Esme, y tercero porque el mismo siempre fue lo suficiente arrogante y pedante con mi
Ángel, siempre intentando hacerla sentir mal… es más estoy seguro de que Esme se enteró de
mi relación con mi Bella, por culpa de él… Así en medio de mis reflexiones me perdí en mis
recuerdos.

Estaba con mi princesa en nuestro departamento, habíamos pasado un momento


extraordinario, después de una estúpida discusión por los celos que me embargaban siempre,
porque el imbécil del vecino no perdía oportunidad de coquetear con mi ángel e intentar
conquistarla, eso me ponía de muy mal humor, porque los celos me hacían perder el juicio y la
compostura, y sacaban lo peor de mi… lo único verdaderamente interesante que traían las
discusiones eran las reconciliaciones. Hoy con cualquier excusa como siempre había salido del
trabajo temprano, para intentar comer con mi ángel, para poder pasar un poquito de tiempo
con ella y no quitarle tiempo a mi muñequita. Era un esfuerzo plagado de una serie de
mentiras que se entrelazaban las unas con las otras pero que bien valían la pena.

Le mande un mensaje al salir de la oficina preguntándole si había comido ya, era una
costumbre nuestra, nos enviábamos mensajes por lo menos en tres momentos al día,
religiosamente, en la mañana para el respectivo mensaje de buenos días; al medio día para
saber como había estado hasta entonces nuestro día y luego en la tarde, para poder saber si
nos podríamos ver o no… eso eran los mensajes cotidianos, luego estaban los otros que nos
enviábamos porque nos extrañábamos o porque estábamos pensando en el otro, o con algún
tipo de propuesta, o simplemente diciéndonos cuanto nos amábamos… Así que mandarle un
mensaje al medio día preguntándole si había almorzado no iba a causar ningún tipo de
suspicacia, cuando me respondió que todavía no había almorzado, porque estaba intentando
revisar unos asuntos sobre una de las propiedades de su padre, algo así como un viñedo no
recuerdo en donde.

Termine de salir de mi oficina, completamente emocionado por la perspectiva de comer con


mi princesa así fuera algo muy sencillo. Termine parando en un sitio de comida tai, uno al que
eventualmente llamábamos cuando estábamos en el departamento, pedí lo de siempre y fui a
sorprender a mi Bella. Cuando entre el departamento la encontré sentada en el piso del
estudio con unos shorts muy corticos, que me daban una perfecta visión de sus hermosas
piernas, un sencilla franela azul oscura, amaba como le quedaba ese color, resaltaba
perfectamente la cremosidad de su piel. Ella aún no me había escuchado llegar, pero apenas
entré en el estudio giró a verme y me regaló una sonrisa increíblemente deslumbrante…

- Quería sorprenderte con el almuerzo y una tarde juntos, pero el sorprendido fui yo.- le dije
ofreciéndole mis manos para levantarla del piso, cuando la levante, alcance sus labios, dándole
un beso pasional, hambriento, lleno de necesidad, lleno de amor, lleno de culpa.- estas
bellísima amor.- le dije, para luego besarla de nuevo.- Eres una visión, eres toda una Diosa.-

- Eres un adulador Cullen.- me dijo mientras ese adorable sonrojo que tanto amaba teñía sus
mejillas.-

- Soy adulador?... pensé más bien en que soy sincero mi ángel.- le dije con vehemencia.- el
problema es que no te ves con claridad, pero eres increíblemente hermosa, y sexy, y sensual.-
le dije colocando las manos en su cadera y acercándola a mí, para regalarle un nuevo e intenso
beso. Cuando tuvimos que separar nuestros labios por la falta de aire y con la respiración
agitada, le dije.- y perfecta para mi

Nos sentamos a almorzar, rodeados de ese aura de paz, de seguridad, de tranquilidad, que
solo alcanzaba cuando estábamos juntos… de pronto al levantar mi vista para mirarla… algo al
fondo del salón y detrás de mi ángel llamó mi atención, era un bonito arreglo de tulipanes…
me extraño sobre manera, porque no eran esas las flores que le gustaban a mi ángel…
tampoco las flores que acostumbraba a enviarle, yo siempre le regalaba calas o alcatraces, que
se que son sus favoritas, orquídeas, lirios, fresias o rosas… nunca le había regalado tulipanes…
y ciertamente no le había enviado flores hoy o algún día de esta semana. Ella notó mi mirada y
se giro para ver que veía con tanta intensidad…

- Por cierto cariño, gracias por las flores, estaba tan ocupada que se me olvido agradecértelo…
disculpa.- me dijo… yo no salía de mi asombro… yo no le había enviado eso.- me extraño un
poco, generalmente no me envías ese tipo de flores, pero están hermosas y vienen de ti… así
que gracias.- dijo acariciando suavemente mi mano sobre la mesa.-
- Bells… yo no envíe esas flores.- le dije.-

- Como que no?... entonces quien las envío?.- pregunto un poco confundida.-

- No tiene tarjeta.- pregunté empezando a molestarme con la perspectiva de que mi ángel


tuviera una especie de admirador secreto, y la perspectiva de que alguien pudiera seducirla,
conquistarla y alejarla de mi lado, me aterraba y me dolía.

- No a simple vista.- me dijo.- la busque, pero al no verla, me imagine que más tarde me dirías
el mensaje implícito con esas flores. La verdad no tengo ni idea de donde salieron cielo.- me
dijo ahora con una especie de culpa.- no quiero que te preocupes por eso, sabes que no
significa nada.- me dijo en un intento de darme el lugar que yo por imbécil no le daba a ella.-

- Te amo.- fue lo más sincero que podía decirle en ese momento.-

- Yo a ti cariño.- me dijo, pero la visión de esas flores estaba empezando a irritarme, me


levante, deje un cariñoso beso sobre su cabeza al pasar a su lado, me dio una sonrisa tímida, y
me dirigí hasta las flores, rebusque por todo el ramo durante un rato, mientras que mi
princesa solo me veía desde el otro lado del salón… al final encontré la tarjeta, caminé hacia
ella y se la entregue, abrió la nota, la leyó pausadamente, y me dio esa mirada de suplica como
intentando evitar lo que se avecinaba y me la entregó, con los dedos temblorosos de la
expectativa y de la rabia abrí la nota y la leí, intentando ser objetivo, pero apenas empecé a
leer las palabras empecé a ver todo rojo…

Definitivamente eres una Diosa… espero que me des la oportunidad de conquistarte y pueda
gritarle a todo el mundo que eres mi Diosa.

Sinceramente tuyo

Riley.-

Pd: cuando estés dispuesta a aceptar mi invitación a salir, sabes que puedes encontrarme al
otro lado del pasillo… Te espero…

Sin más regrese sobre mis pasos, tomé las flores y fui yo quien fue al otro lado del pasillo, le di
varios golpes a la puerta, con la intensidad y la fuerza con la que quería partirle la cara a Riley,
mi ángel se encontraba recostada contra el marco de la puerta de nuestro departamento.
- Ed, por favor, cariño… no….- su suplica fue interrumpida por el imbécil de Riley que se digno a
abrirme la puerta.

- Cullen se puede saber que demonios te pasa.- me contesto el muy cínico, cuando reparo a
Bella en la puerta del departamento y le guiño un ojo y le dijo.- Hola Bella, veo que recibiste mi
regalo preciosa.

- Claro que lo recibió, pero aquí lo tienes de regreso imbécil… - le dije lanzándole las flores,
tuvo que hacerse a un lado para que el ramo no le impactara contra la cara, sin embargo, el
ramo se estrello contra el suelo de su recibidor.- Bella es mi mujer, por lo que espero que
respetes y dejes de estarle coqueteando.

- El imbécil aquí eres tu Cullen, el único que no respeta aquí a Bella eres tú… o acaso se te
olvida tu esposa.- se fijo en mi mano izquierda.- o es que crees que dejando de usar la argolla
de matrimonio tu esposa deja de existir.- me dijo, y lo cierto es que después de ver todo el
dolor de mi ángel cuando vio la alianza de matrimonio en mi dedo en la “Bella Italia”, de ese
día ya hace más de un año cuando nos reencontramos y nos declaramos nuestro amor, decidí
que cada vez que viera a mi princesa lo haría sin esa señal que me amarraba
irremediablemente a otra mujer.- Eres muy hipócrita Cullen, al venir aquí reclamando a Bella
como tu mujer, cuando tu mujer es otra y Bella es perfectamente libre y soltera, para que
cualquier hombre libre y soltero pueda intentar conquistarla, además es imposible evitar
intentar cortejar a tu amante con lo increíblemente hermosa y sexy que es…- en ese momento
lo perdí todo y le lance un golpe a la cara, dejándole un ojo morado en el acto, Bella que había
estado callada durante toda la discusión decidió que era momento para su intervención.-

- Edward, BASTA YA!, ES SUFICIENTE.- me grito mi ángel.-

- Ahora vas a defenderlo.- le reclame con todo el dolor, con todos los celos, con toda la rabia
que sentía en ese momento.-

- No estoy defendiendo a nadie cariño.- me dijo colocando una mano de forma dulce sobre mi
mejilla.- sabes perfectamente que nada de esto es necesario.- me replico, me di la vuelta y
regrese a mi departamento, con todo el dolor de las palabras dichas por Riley… porque aunque
quisiera matarlo a golpes por intentar conquistar a mi princesa, la verdad es que todas y cada
una de las palabras que fueron dichas son verdad, dura, triste y dolorosa verdad… y yo no soy
más que un hipócrita que esta usurpando una felicidad que no me corresponde. Mientras
esperaba por mi Bella, recostado de la pared al lado de la puerta de entrada, escuchaba lo que
le decía al imbécil del vecino.

- Riley de verdad te agradezco el detalle de las flores, pero te lo digo de nuevo, como te lo he
dicho, todas y cada una de las veces que te has acercado a mí con intenciones románticas.-
bufe de frustración y enfado… que demonios… cuantas veces el imbécil este a estado acosando
a Bella. Y porque razón ella no me dijo nada antes.- Entiende que no puedo aceptar tus
intentos por conquistarme, porque mi corazón ya le pertenece a alguien, estoy con Edward y
lo Amo.- le dijo mi ángel.

- Si pero es está casado hermosura.- cuando le dijo eso me provoco salir y tirarle los dientes.- y
no te da el lugar que te mereces.

- Perdóname pero ese no es problema tuyo.- le dijo mi princesa claramente molesta. Luego de
una pausa añadió.- si de verdad te interesa mi amistad, y quieres continuar siendo mi amigo.-
WTF!!!!…. Murmure en ese momento que amigos, ni que amigos, que demonios le pasa a
Bella.- te agradecería de corazón Riley, no te metas en mi relación con Edward.

- De acuerdo Bella, pero sabes que no estoy de acuerdo, pero soy tu amigo y estoy aquí para
cuando tenga que recoger los pedazos que él deje de ti.- le dijo él, y la verdad es que si no
fuera porque Bella entraba de nuevo al apartamento, ya hubiese salido a ponerle el otro ojo
morado al imbécil.-

Una vez dentro del departamento, Bella cerró la puerta y recostó su frente contra ella,
suspirando profundamente.

- Acaso tu también crees que el imbécil de Riley va a tener que recoger los pedazos que deje
de ti.- le replique con más rudeza de la que quería en ese momento.- eso es lo que crees que
va a ser de esta relación.

- la verdad… - me miró con un inmenso dolor reflejado en sus ojos.- la verdad es que no veo
como pueda ser de otra forma.- esa certeza de que la iba a dejar destrozada, hizo que mi
corazón se comprimiera con un dolor indescriptible.-

- Bella…- dije en un susurro.- se que esta no es la relación que te mereces, se que no tienes el
lugar que te mereces en mi vida, pero necesito que comprendas que ocupas el lugar mas
importante de mi corazón, y que sé que te hago mucho daño, y eso me destroza el alma, pero
soy un maldito egoísta que no puede estar sin ti.- le dije con toda la sinceridad que pude reunir
en ese momento.-

- Pues deberías dejar de serlo.- me dijo.- deberíamos dejar todo esto de una buena vez antes
de hacernos más daño.-
- NO, NO, NO.- grite expresando todo el dolor y la frustración que me producían sus palabras
en ese momento.- Acaso ya te cansaste de mi.- le reclame.- Acaso te cansaste de amarme, o es
que el amor que sentías por mí, no era lo suficiente para soportar cualquier cosa con tal de
estar juntos, como siempre me reclamas. – me dijo.-

- De lo único de lo que me he cansado es de las migajas de tiempo que me regalas.- me dijo en


un susurro, mientras unas lágrimas rodaban amargamente por su rostro.-

- Cielo.- le dije acercándome a ella, e intentando borrar su dolor de su rostro, mientras secaba
sus lágrimas con mis dedos.- por favor princesa no llores, no llores, pero sabes que hago todo
lo que puedo, que te doy todo el tiempo que puedo encontrar.- le dije.-

- Sabes tan bien como yo que no es suficiente.- me reclamó.-

- Maldición Bella, que más quieres de mí.- le dije.-

- Lo quiero todo Edward… Lo quiero todo, pero por más que quiera, por más que me jures que
me amas, por más verdad que sea que te amo… a veces creo que no será suficiente, y que más
temprano que tarde todo esto se va a terminar… y vamos a tener que aprender a vivir el uno
sin el otro, o no… pero cada uno tendrá que seguir su camino.- me dijo mientras lloraba
inconsolablemente, y yo estaba anonadado con sus palabras, pero en el momento en el que
escuche su llanto salí de mi estupor, y la abrace como si temiera que desaparecería de un
momento a otro.-

- Amor, princesa, no repitas jamás eso, no ves que no puedo vivir sin ti amor.- le dije mientras
la abrazaba y repartía pequeños besos por su rostro.- sabes que no puedo estar sin ti,
desperdiciamos demasiado tiempo antes nena… no podría estar sin ti.- la bese con toda la
pasión y el amor que le tenía, así que entre el dolor y la desesperación ante la perspectiva de
perderla, empecé a besarla con pasión y necesidad de saberla mía, de saber que me amaba
como la amaba yo… con el alma, así que a cada beso le siguió otro y otro, a cada caricia le
siguieron una, y cientos de caricias, así terminamos haciéndolo contra la pared, con todo la
necesidad y desesperación que sentíamos en ese momento.

Ya cuando la necesidad y la desesperación y dolor fueron calmados, me dedique amarla, a


adorarla a venerarla, recorriendo cada centímetro de su piel, recorriendo cada espacio de su
cuerpo, haciéndola sentir amada… demostrándole en cada beso, en cada roce, en cada caricia
todo el amor, toda la necesidad, toda y cada una de las cosas que sentía por ella… así pasaron
horas y horas, hacía demasiado tiempo que no le dedicaba tantas horas a mi princesa, y Dios
sabe cuanto me dolía eso, porque además sabía que con eso la dañaba, y aunque sea difícil de
creer, lo que más quería era estar con mi princesa. Así que era la primera vez desde que había
nacido mi muñequita hace algunos meses que pasaba tantas horas cerca de mi amor.
- Te amo cielo.- le dije mientras ella adormilaba en mis brazos, después de todas las hora que
pasamos amándonos.

- Yo más.- dijo en respuesta, pensé en replicarle como lo hacía siempre pero preferí dejarlo así
por esta vez.-

- Porque no nos duchamos, dentro de un rato más tengo que marcharme.- de pronto me
arrepentí de agregar eso cuando vi sus ojitos llenos de lagrimas.- Shhhh…. Cariño no estés
triste, por favor, no quiero verte sufrir más.

- Quédate… quédate al menos hasta que me quede dormida Ed… por favor.- me suplicó.-

- Esta bien princesa, vamos a darnos un baño, y me quedaré contigo hasta que te duermas.- así
lo hicimos, luego de tomar un baño, nos preparamos una ensalda, y acompañe a mi princesa
en la cama, ahí me quede con ella, hasta que se durmiera. Hace meses que no la veía dormir, y
no recordaba lo maravillosa y hermosa que era, y como se veía de esplendida cuando dormía,
era tan pacífica, tan angelical.

- Edward, Te Amo.- susurro entre sueño.-

- Yo a ti más princesa.- le respondía aunque sabia que estaba dormida, y allí velando su sueño,
me quede dormido yo también, de pronto sentí unos pequeños besos por todo mi rostro y mi
cuello, cuando abrí los ojos era ya de mañana, pero no me importó porque ahí frente a mí me
encontré con la visión más maravillosa del mundo, mi ángel estaba junto a mí con su hermosa
sonrisa y regalando pequeños besos, así quisiera poder despertar todos los días… y no en una
cama fría, aun cuando estaba otro cuerpo al otro lado de la cama.- Buenos días amor.- le dije al
tiempo que la besaba.-

- Buenos días cielo.- me respondió, y luego se mordió el labio, por lo que supe que estaba
nerviosa, sin embargo ese gesto me enloquecía, era la mezcla perfecta de inocencia y
sensualidad, y la verdad me encantaba.

- Que sucede cielo?.- le pregunté tocando suavemente su labio, para que lo liberara de la
prisión de sus dientes.- que te tiene nerviosa amor?.

- Vas a tener problemas por mi culpa Edward.- me dijo preocupada.-


- Lo sé…- le dije respirando profundamente.- pero ya que voy a tener problemas al menos
tengo que sacarle provecho.- le dije, y la bese profundamente, así que paso lo inevitable, y
terminamos haciendo el amor de nuevo. Compartimos de nuevo la ducha por segunda vez en
menos de veinticuatro horas, y la verdad era como estar en el paraíso, se sentía como si de
verdad fuéramos una pareja y que esta relación era libre. Tenía algo de ropa en ese
departamento, cuando salí de la ducha me puse el pantalón mientras buscaba la camisa que
había sacado antes del closet, y la cual no veía por ningún lado, Bella salía del baño traía
puesta la camisa que yo estaba buscando, y la verdad es que la visión era absolutamente
gloriosa.- Cariño, creo que a partir de hoy, mientras estemos en este departamento no usaras
otra cosa que mis camisas… no sabes lo sexy que te ves. – me acerque para darle un beso.-
pero creo que es hora de que me la regreses.- le dije, ella me miró con una sonrisa picara, y
empezó a morder su labio, mientras me miraba a los ojos, y comenzaba a desabotonarse uno a
uno los botones de la camisa, moviendo las caderas sensualmente, la verdad no sé como me
resistí para que no termináramos nuevamente en la cama, pero por más que quisiéramos,
tenía que ir a trabajar y enfrentarme más tarde al problema que se me venía encima. Me
acerque a ella, le di un beso en la frente, y luego un dulce beso en los labios.- cariño, eso es
trampa, sabes que si haces esas cosas no puedo resistirme.- le dije, la verdad tenía que irme,
pero no quería ver su tristeza de nuevo, pero justo en ese momento sonó el timbre, ella me
entregó la camisa, mientras se envolvía en el suave albornoz blanco que se encontraba sobre
una de las sillas de la habitación.

- Yo abro mientras tú terminas de vestirte.- me dijo, me dio un beso dulce en la mejilla, y salió
a atender la puerta. Escuché a mi Bella, hablando con alguien, pero no podía distinguir bien la
conversación, sin embargo, algo en su voz me sonó familiar pero no estaba seguro, lo que si
podía asegurar era que se trataba de un hombre, y pensando que se trataba del imbécil de
Riley, salí a ver que pasaba, con la camisa sin abotonar, descalzo, con el cabello mojado por la
reciente ducha y en la mano la toalla con la que me había secado el cabello.

- Amor, quien es?.- le pregunte al tiempo que me acercaba a la puerta, y al ver quien se
encontraba en la entrada de nuestro apartamento quede petrificado.- Emmet?.- dije con voz
ahogada… Maldición que hacía Emmet aquí… la situación no podía ser más clara, Bella
envuelta en un albornoz, descalza y con el cabello mojado, yo a medio vestir, e igualmente
descalzo, con el cabello mojado, saliendo a las 6:30 de la mañana del cuarto de mi mejor
amiga, a la que segundos antes había llamado “Amor”. Cuando encontré nuevamente mi voz
le pregunte.- Emmet… que haces aquí?.

- Eso mismo pregunto yo… QUE DEMONIOS HACES AQUÍ EDWARD… EN ESAS FACHAS Y A ESTA
HORA… .- Gritó.-

- Que haces aquí Emmet?.- pregunte de nuevo, intentando mostrar una calma que no tenía en
ese momento.-
- Emmet quería saber si yo sabía algo de ti.- me contesto mi ángel, sumamente avergonzada y
preocupada por el momento que estábamos viviendo.-

- Vine porque Heidi, llegó esta mañana como loca llorando a la casa, diciendo que no sabía
nada de ti, que habías salido de la constructora ayer al medio día y que nadie sabía nada de ti…
tenías el teléfono apagado, y mamá me pidió que te buscará, como Alice está de viaje, sé que
no sabía nada de ti… así que vine para saber si Bella sabía de ti.- me dijo, pero de pronto puso
una mueca de asco.- Como puedes hacer esto Edward?... Eres un desgraciado… Como puedes
jugar con Heidi de este modo?.- me reclamo.-

- Yo no juego con Heidi, ella sabe perfectamente que no la amo, como ella no me ama a mí.- le
dije, me acerque a Bella, tratando de darle algo del consuelo que se que necesitaba en este
momento.-

- Ahora me vas a venir a decir eso… no viste como llegó Heidi a la casa, esta sumamente
preocupada, esta destrozada, mamá tuvo que darle unos calmantes para que se apaciguara…
como después de verla en ese estado me puedes decir que ella no te ama.

- Ella no ama Emmet.- volví a repetir.-

- Y esta si te ama.- pregunto mirando a Bella de forma despectiva.-

- Eso no es tu problema Emmet.- le replicó Bella.- pero ya que no puede negarse la evidencia,
pues es mejor que lo sepas… Si lo Amo… como él me Ama a mí.- le replicó mi princesa,
mientras yo envolvía protectoramente mi brazo a través de su cintura.-

- Como puedes vivir contigo misma Isabella, que vergüenza me das, que clase de persona eres
si puedes meterte en medio de una familia, acaso no te importa Jane, acaso no te importa
Heidi… no que va a importarte si te comportas como una cualquiera, con tantos tipos con los
que puedes revolcarte tienes que escoger a uno que esta casado.-

- Cállate Emmet.- le advertí a mi hermano.-

- No me callo Edward, quiero saber… Acaso tengo que advertirle a Rose, que tenga cuidado de
su amiga… dime Isabella, todo tu morbo son los hombres casados, debo acaso preocuparme
que te metas en mi cama, o el siguiente de tu lista es Jasper.- Mi Ángel se quedo muda ante las
palabras de Emmet y silenciosas lágrimas caían en su mejilla.-

- CALLATE YA EMMET Y LARGATE DE MI APARTEMENTO.- le grite.-


- Tu apartamento?... tu apartamento?... no seas ridículo… este es solo el lugar donde te tiras a
tu amante… Acaso no te importan destrozar a tu familia, por una maldita arrimada que lo
único que quiere es hacerle daño a la pobre Heidi… ella que si es una señora en toda la
extensión de la palabra.- no pude resistirme ante el dolor en el rostro de mi princesa… y
también por segunda vez en menos de veinticuatro horas, lance un golpe pero esta vez a la
cara de mi hermano partiéndole la boca.-

- MALDITO IMBECIL LARGATE DE UNA VEZ.- le grite nuevo.-

- EL MADITO IMBÉCIL ERES TU… QUE DAÑAS A TU FAMILIA, QUE DAÑAS LA RELACIÓN CON TU
HERMANO POR UNA ZORRA QUE NO VALE LA PENA.- lo vi todo rojo en ese momento y le lancé
un segundo golpe, que lo tiro al piso.

- En tu vida vuelvas a insultar a Bella de esa manera.- le dije mientras le lanzaba otro golpe,
que el me regreso esta vez, de pronto sentí como alguien nos separaba, y lo siguiente que sentí
fueron los brazos de mi princesa rodeando mi cuerpo y enterrando su rostro en mi pecho,
mientras Riley detenía a mi hermano.-

- Déjalo Culle.- me dijo Riley.- Encárgate de calmar a Bella, que a este lo saco yo del edificio.-
me dijo mientras arrastraba a Emmet hacia a fuera. OK esta vez tendría que agradecerle algo a
Riley.

Regrese en ese momento de mi recuerdo, no, no podía contar con Emmet para esto…
definitivamente incluirlo en esto solo complicaría las cosas con mi ángel… Me queda la otra
socia de Rosalie, que si bien era una gran amiga de mi cuñada, también había sido la mejor
amiga de Heidi, mientras está vivía, aunque la verdad es que sé que Renata no pensaba igual
que Heidi en muchas cosas, no sé cual sería su reacción hacia Bella… La verdad no me quedaba
de otra que buscarla y hablar con ella, para saber que tan viable era la otra opción. Si Renata
no aceptaba, y si después de conversarlo con Alice, Jasper, Rosalie y Carlisle, quienes sé que
me van a apoyar en esto, consideramos que esta es mejor opción que las otras… no me va a
quedar más que crear una empresa fachada que pueda hacer el contrato sin que figure ningún
Cullen en él… Bueno… era mejor hablar de las posibilidades después… también quería hablar
con mi papá y Emmet del expediente médico de mi mariposita… se que Emmet no simpatizaba
con Bella, también se que nunca estuvo de acuerdo con la situación en la que vivíamos, pero
era una excelente médico, adoraba su profesión y amaba a los niños, por ellos se hizo pediatra
y sabía que estaba sensibilizado por la historia de sus sobrinos, así que sabía que al menos en
cuanto a esto podía confiar en él, y por ello le estaría agradecido.

Saque un nuevo cigarro de la cajetilla, y mientras jugueteaba con el entre mis dedos, abrí el
libro de mi princesa, dispuesto a seguir con mis descubrimiento, y sintiendo que con cada
palabra que leía de las emociones de mi princesa, la amaba más con cada palabra, con cada
una de las emociones que iba describiendo en su libro, en nuestra historia. Al paso que iba
sabía que no iba a poder terminar de leer el libro hoy, con todas las interrupciones que surgían
entre revisar las pistas que iba encontrando y mis recuerdos… pero aún así estaba tranquilo,
porque sentía que había avanzado mucho en mi búsqueda, aunque mi necesidad de seguir
descubriendo cosas se incrementaba página tras página… Así que me acosté en el sofá y me
metí de nuevo en el libro, quería ver que más descubría…

Capítulo 2: Y sin darnos cuenta, me convertí en la Otra:

Así paso la primera semana, no salíamos mucho pero todos los días nos veíamos, todos los
días pasábamos tiempo juntos, todos los días nos llenábamos de besos y caricias, aun cuando
decíamos una y otra vez que eso no era correcto, que eso estaba mal, pero con cada beso
olvidábamos un poco lo mal que estaba todo esto… Todo era tan natural, todo era
maravilloso… No volví a ver en su mano su alianza de matrimonio… al menos no cuando estaba
conmigo, y eso era para mí un alivio… sería increíblemente terrible para mi sentir el frío de la
argolla en alguna de sus caricias… no sé si de verdad lo soportaría, sería un mudo recordatorio
de lo que no tendría nunca… No habíamos discutidos sobre lo nuestro, si es que lo nuestro
existía, no teníamos un titulo, no sabía bien lo que éramos…Solo sabía que nos amábamos y
que se sentía increíblemente bien estar con el. Compartir todo lo que compartíamos, sentir sus
labios en los míos, sent….

Mi celular sobre la mesa comenzó a vibrar, lo alcance con la mano en la que aún tenía el
cigarro apagado, y revise el mensaje... Era Jasper…

Ed, lamento interrumpirte, pero acabo de enviarte a tu correo una información que me
mandaron de la Fundación Marie Alice Swan, se trata de las fechas de las próximas sesiones de
apoyo precedidas por Bella, así como las fechas y ciudades de las próximas conferencias y
apariciones de Arizona…

Me incorporé de inmediato…

Gracias Jazz… eso es genial.

Decidí abrir el correo desde mi teléfono, cuando revisé los correo recibidos ahí estaba en
correo de Jasper, antes de abrirlo pase mis ojos por los demás correos que había recibido, solo
por saber si había algo realmente urgente… Y el correo que estaba justo debajo del correo de
Jasper me dejo petrificado, pálido, y estoy seguro que con una baja de tensión… no puede
ser… no puede ser… me restregué los ojos, para verificar si no era una ilusión óptica… no podía
creerlo… el remitente del correo, que se encontraba debajo del que hace unos minutos me
había enviado Jasper, era Bella Swan… era ella, era un correo de mi princesa… el primero que
recibía en cinco años, no podía creerlo… una serie de emociones me embargaba en este
momento… la verdad es que el primero era incredulidad, aunque siendo completamente
sinceros creo que desde que regrese de Londres hace cinco años, nada había hecho que mi
corazón latiera tan rápido como lo hacía en este momento, tenía que clamarme … tenía 31
años, era sano y hacía ejercicio con regularidad, pero dudo que pudiera resistir una ataque al
corazón, así que tenía que intentar normalizar mi presión, no podía permitirme a mi mismo
morirme hasta no encontrar el perdón de mi princesa y de mis hijos.

Deje el libro sobre la mesa del café y me levante del sofá, comencé a dar vueltas por toda la
habitación con el celular en una mano y el cigarro apagado en la otra, Dios, estaba tan
emocionado, pero también tan asustado de lo que podría encontrar en ese correo que apenas
me atrevía, cada tanto miraba el teléfono para asegurarme que no era producto de mi
imaginación… encendía el cigarro, y le iba dando una calada tras otra mientras intentaba
tranquilizarme, cuando el cigarro llegaba a su fin, termine por apagarlo y allí de pie cerca de mi
piano, que se encontraba en uno de los extremos de la habitación abrí su correo…

Edward… Cielo…

Que difícil es esto… han pasado muchos años… demasiados desde la última vez que hablamos,
pero la verdad es que necesitaba sanar, necesitaba encontrar algo que le diera sentido a mi
vida… algo que me permitiera equilibrar la fuerza que perdí cuando los perdí a ti y a nuestra
mariposita, para poder seguir adelante y hacerme cargo de nuestros pequeños…

Se que me has buscado durante este tiempo… se que es necesario que hablemos, se que mis
hijos te necesitan, sabes siempre les hablo de ti y la verdad es que ellos están ansiosos de
conocerte… Dios… pero Edward ha sido tan difícil… necesitaba encontrar el camino de
regreso… necesito dejar atrás todo el dolor, todo el sufrimiento, toda la culpa… necesito dejar
atrás esas cosas, para poder volver sobre los pasos andados y poder encontrarme contigo o
permitir que me encuentres y hablar las cosas…

La verdad es que aunque cada vez estoy más cerca de encontrar el camino a mi hogar, todavía
no estoy lista… pero sé que has sufrido todo este tiempo, y la verdad es que me duele tu
dolor… ese dolor que sientes no ha hecho más que incrementar el mío propio, a pesar de todo,
lo menos que quiero es que sufras…

Nuestros hijos son hermosos Edward, son inteligentes, despiertos, maravillosos… se parecen
tanto a ti… Ed es una copia tuya… se parece tanto a ti… en tantos aspectos, físicamente es
como tener un constante un recordatorio tuyo dando vueltas a mi alrededor, toca incluso el
piano… estarías tan orgulloso de él, es increíblemente talentoso. Y Lizzie… Lizzie es
increíblemente hermosa, y dulce, tiene una mirada tan linda, tan intensa, una vez que ves esos
ojos verdes intensos y profundos, con esas pestañas imposiblemente largas, quedas prendado;
quien la mira termina por perderse en esos ojos y queda cautivado para siempre, cuanta razón
tenías en llamarla gatita…

Debo confesarte que en estos cinco años he estado muchas veces en Chicago, y te pido perdón
por no tener el valor de acercarme a ti y hablar las cosas, te pido perdón porque aún no
conoces a nuestros hijos… pero algo me dice que pronto los conocerás… pero si he estado en
Chicago es porque varias veces al año voy a visitarla… y este es uno de los fines de semanas
que siempre estoy en Chicago… pero esta vez no podré ir… la razón… se que te va a asustar un
poco, pero te pido… no, te suplico que te lo tomes con calma… porque ahora todo esta bien…
Resulta que el pequeño Ed, es increíblemente travieso e inquieto, y mientras estaba distraída
viendo algo que Lizzie me mostraba se montó en un arbol y termino cayendo al suelo,
quedando inconsciente por un buen tiempo… no sabes el susto que me llevé, me toco llevarlo
al hospital, tiene una pierna fracturado y por la contusión tendrá quedarse en el hospital esta
noche en observación y luego tendrá unos días de reposo, por su puesto no pude tomar el
vuelo a Chicago y tendré que pasar estos días con él y Lizzie.

Si me atrevo a escribirte este correo, a pesar de que no estoy lista aún… es porque se me hace
imposible estar en Chicago y es sumamente importante que hagas esa visita por mi, ella no
puede quedarse sola este fin de semana y de antemano te pido perdón por no habértelo
contado antes… creeme que no era ningún tipo de venganza ni nada por el estilo, solo que
quería que estuviera cerca de ti… Además yo por mi parte, necesitaba encontrarme, estoy
buscando el camino de regreso a mi hogar, pero libre de dolor, es la única forma de ser verdad
feliz… La dirección a la que necesito visites es 111o St Oeste 2755 número C49, cuando llegues
allí sabrás a quien estarás visitando…

Quiero que me cuentes de tu visita… Hoy no puede ser, pero te prometo que en la semana te
voy a enviar fotos de nuestros pequeños… Que aunque te parezca imposible (y no porque sea
imposible, sino porque te conozco y debes estar lleno de culpas tontas)… Que aunque te
parezca imposible te aman mucho… Así que otra cosa por la que te pido perdón, no mandarte
más fotos de tus hijos, pero te prometo que esta semana las tendrás en tus manos…

Espero poder estar lista para que hablemos pronto.

Bella Swan.

Dios mío, Bella ha estado aquí en Chicago… cerca de mí, quizás hasta con mis hijos… Pero no
puedo culparla de no acercarse a mí… aunque duele… Lo dicho esa mujer es un ángel que no
merezco, pero que aún así por el que voy a luchar con todo lo que tengo, sé que no dijo que
me amaba, pero insistió en querer encontrar el camino a su hogar… o lo que es lo mismo, un
caminó hacia mi, no necesitaba más confirmación que esa para tener la certeza de su amor por
mí… Dios… como me pedía perdón… el único que tenía que implorar perdón era yo… Pise la
tecla responder…
Mi Bella, mi princesa, mi ángel…

Amor… no tienes ni idea de todas las emociones que alberga mi alma, al saber de ti… no
importa el tiempo transcurrido, aunque te confieso que para mi un minuto sin ti es toda una
eternidad, un minuto más sin nuestros hijos es toda una vida. Cielo no es necesario que me
pidas perdón… no tengo nada que perdonarte, soy yo quien tiene que rogar tu perdón por
cientos de cosas y espero poder alcanzarlo aunque no lo merezca.

Estoy feliz de saber de mis hijos y estoy ansioso por ver sus fotos, pero más ansioso estoy
porque llegue el día de poder estrecharlos en mis brazos y decirles que su papá los ama… Me
preocupa Ed… la verdad es que no sabes todo lo que me asuste al leer de su percance… te
ruego me informes como sigue mi campeón… esta vez no podría superarlo…. Muero de
imaginar que algo pueda pasarles.

No voy a abrumarte con todo lo que mi alma y mi corazón me piden que te diga, porque
entiendo que necesitas tu espacio, sé que todo lo que tenemos que decirnos tenemos que
decírnoslo cara a cara… de frente. En cuanto al favor que me pides sobra decir que voy a
hacerlo.

Te amo mi amor, espero que estés lista pronto y podamos hablar.

Te amo princesa… tuyo por siempre y para siempre

Edward

No quise abrumarle con demasiadas cosas… Dios estaba tan feliz, es la primera vez que se de
ella… nunca había tenido tantas esperanzas como este momento. Decidí no hablarle del libro,
no quise que se sintiera presionada…Tenía que continuar mi lectura pero tenía que hacerle el
favor princesa, debe ser algo increíblemente importante para mi princesa… de lo contrario no
viajaría a Chicago varias veces al año, y sobre todo… no me escribiría pidiéndome justamente a
mí que le hiciera el favor, sin saber mucho de que se trataba, tome el libro, la libreta, el
bolígrafo, la caja de cigarros, busque en mi escritorio la llaves de mi carro y salía del estudio…
Pero por su puesto no podía tener tanta suerte, y a mitad de mi camino me encontré con
Esme…

- Ya terminaste, o ya tuviste un ataque de sensatez y decidiste olvidarte de una buena vez de


todo.- me replicó mi madre.-
- Nunca.- le respondí.-

- Entonces para donde vas.- me dijo molesta.-

- La verdad no es tu problema, pero lo cierto es que no lo sé.- le dije.-

- Pues si tenías tantas ganas de salir, no crees que debiste de hacerlo hace unas horas, para la
ceremonia en memoria de Heidi.- me dijo, con tono de reproche.-

- La verdad es el último sitio al que me darían ganas de ir.- después de leer el mensaje de mi
princesa, nadie podría menguar mi felicidad… al menos eso creí de momento…

- Sabes todo los rumores, y las habladurías que se han levantado porque tú siendo el viudo de
Heidi no te apareciste en la ceremonia.- me dijo con ambas manos sobre las caderas,
demostrándome sin palabras su molestia.-

- Ni lo sé ni me interesa.- le respondí.-

- No sabes la vergüenza que pase, cuando los Volturis me preguntaron porque no habías ido a
la ceremonia.- me reí a carcajadas sin poder evitarlo.-

- Y que le dijiste?.- pregunte.-

- Esto no son cosas para reírse, por Dios Edward no puedes respetar la memoria de tu esposa.
Les dije que estabas trabajando en un proyecto nuevo, que estabas montando una nueva
empresa en otra ciudad, y te surgió un inconveniente y tuviste que irte de emergencia.- me
respondió.

- Que imaginación Doña Esme.- le dije con sorna.- porque no le dijiste simplemente la verdad?.

- Que querías que les dijera, que el abnegado viudo de Heidi estaba encerrado en el estudio,
obsesionado, leyendo un libro, intentando encontrar una mujer que no esta a su altura, una
mujer que lo dejo abandonado, una mujer que es además la responsable de toda la infelicidad
que vivió Heidi, en los últimos años de su vida.- me dijo indignada.-
- Esa no es la verdad mamá y lo sabes.- le dije con tranquilidad.-

- Cual es la verdad según tú, entonces.- me desafío.-

- Fácil mamá… tenías que decirle a los Volturis que yo no estaba allí porque simplemente no
me interesa.- le dije.- ahora con tu permiso me voy. – ya estaba de espaladas casi llegando a la
puerta cuando mi madre ataco de nuevo, sacando esta vez, el armamento pesado.-

- Y Jane?... no vas a ir a verla, sabes bien como se afecta en la ceremonia de su madre.- me dijo
con un brillo de triunfo en los ojos, cuando vio, que me giraba y miraba de forma pensativa la
escalera. Justo en ese momento Alice comenzó a bajar por la escalera. Le hable a mi hermana,
pero mirando directamente a mi madre.-

- Ally, tengo algo muy importante que hacer, por favor encargate de mi muñequita, dile que la
amo, y que cuando vuelva voy a subir a conversar con ella.

- Claro Edward, sin problema. Pero estas seguro que no quieres tu compañía, podrías decirle a
Jazz que te acompañe.- dijo Alice como adivinando que algo iba a suceder.-

- No te preocupes, tranquila, por favor encargate de lo que te pedí. Ella asintió con la cabeza y
yo salí.

Una vez en el auto, coloque en el GPS la dirección que me dio mi ángel…111o St Oeste 2755…
cuando apareció el resultado de mi búsqueda me quede petrificado… no puede ser… no puede
ser lo que estoy pensando… cuales pueden ser las posibilidades… salí como un loco
derrapando con mi carro… solo una vez en la que maneje así de rápido, cuando me dirigía al
aeropuerto con la esperanza que mi ángel no hubiese abordado el avión que la había apartado
de mi lado por tanto tiempo… En mucho menos tiempo del esperado llegue al lugar que
correspondía a la dirección… Cementerio de Mount Oliver… Entre, y pregunte al guardia de la
garita de la entrada.

- Buenas Tardes… Disculpe, por donde encuentro la C49?.- pregunté con el corazón a punto de
salirse por mi boca

- Siga esta dirección.- me dijo apuntando a su izquierda.- luego casi al final va a encontrar un
gran ángel de mármol, gire hacia la derecha y siga los números.- una vez recibidas las
instrucciones comencé a correr con todo lo que me daban las piernas y las fuerzas… corrí…
llegue al ángel y gire a la derecha y seguí corriendo… C10… C18… C24… C26…. C31…. C37…
C40… C43… comencé a aminorar el paso, jadeando… a punto de desfallecer… C44 …. C45 ….
C46 … C47 …. C48 … C49 … me quede mudo, impactado, impresionado, reconfortado…. Caí de
rodillas frente a la lápida, sollozando mi dolor, con las lágrimas escurriendo como nunca por
mis mejillas… cuando conseguí encontrar mi voz hable por fin…

- Cariño perdóname… perdóname… te falle…. Te falle y… no cuide te ti….- decía entre sollozos.-
Te amo, te amo muchísimo pequeña… Papá Te Ama y te Amará siempre Mi Mariposita…

Allí… en ese cementerio de Chicago… Allí cerca de mí… Allí frente a mí una lápida de mármol,
con unos ángeles, y una inscripción…

Marie A. Cullen S.

Noviembre 30, 2005 – Diciembre 05, 2005

Nuestra Amada Mariposita… Siempre vivirás en nuestros corazones

Capítulo 6: No Sirve De Nada Negarlo

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-
……

Capitulo 6: … no sirve de nada negarlo:

No podía creerlo, he deseado tantas veces estar en el lugar en el que me encuentro justo
ahora… Dios, cuantas veces he imaginado poder estar aquí frente a la lápida de mi mariposita,
cuantas veces desperté en la noche queriendo estar en el lugar donde descansaba mi
pequeña, para poder decirle estando cerca de ella, cuanto la amo, cuanto la extraño aún sin
conocerla, cuanto quisiera tenerla a mi lado… ya en este punto ni siquiera podía fijar bien la
vista en la lápida de mi hermosa bebé… las lágrimas caían incesantemente por mi rostro…
Dios, mi dolor afloraba por mi cuerpo con una intensidad abrumadora… Mi Mariposita estaba
en Chicago… mi pequeña siempre había estado cerca de mí… justo cuando pensaba que hoy
podría estar seguro del amor de mi princesa me encuentro con esto, que me hace ver la
magnitud de su amor por mi… Como podía pedirme perdón mi princesa por no haberme
contado antes que mi mariposita estaba en Chicago… si lo hizo para que mi pequeña pudiera
estar cerca de mí… o más bien para que pudiera yo estar al menos cerca de mi mariposita, ya
que no los tenía a ellos… Ahora entiendo como siempre me sentí tan cerca a mi princesita…
como me sentía ligado de forma especial a la que estaba destinada a ser la más consentida de
mis princesitas… mi pequeñita Marie.

- Amor… no sabes cuanto te extraña papi… no sabes cuanto… cuanto… deseaba poder
conocerte, tenerte en mi brazos.- decía entre sollozos.- Mi pequeñita… cuanto te falle, cuanto
le falle a tu mami… a tus hermanitos… Cielo, no cuide de ti… no te protegí… no se como puedo
perdonarme perderte… no sé como tu mamá va a perdonarme el que no te protegiera mi
amor. No sabes como te lloro, como sufro no tenerte en mis brazos…- intente quitarme
algunas lágrimas de la cara, pero la verdad no servía de nada.- Tengo un dolor enorme en el
alma mi mariposita… se que a tus hermanitos podré conocerlos algún día… estrecharlos entre
mis brazos y decirles que los amo… Pero como hacer eso contigo mi peque…- Suspire
pesadamente.- Marie… como papi puede superar este dolor de no tenerte si nunca podré
abrazarte, si nunca podré darte dulces besos sobre tu hermosa cabecita, nunca podré verme
reflejado en esos hermosos ojitos chocolates… calidos y dulces tan iguales a los de mamá,
como si nunca podrás ver la ternura que tu corta existencia dejo en mi corazón… como si
nunca podré decirte que te amo y que estoy orgulloso y feliz que hallas sido parte de mi y de la
mujer más maravillosa del mundo…. Mariposita, porque nos dejaste… porque te fuiste…
porque nos dejaste tanto dolor, si lo que venías tu a traer al mundo y a mi vida era alegrías…
felicidad y paz…

Mis lágrimas caían una tras otra, tras otra, sin poder evitarlo…

- Pero ahora estas en el cielo… y eres un hermoso ángel… ya lo eras en la tierra… cielo espero
que acompañes siempre a tu mami y a tus hermanitos… ellos necesitan mucho un ángel que
los cuide, y tu mi mariposita eres el más hermoso ángel que puedan tener… Yo sé amor… yo
sé… que debería ser yo quien los cuide, pero confío que mientras no estoy con ellos tu los
proteges y los cuides de alguna manera.- Aún cuando me derrumbaba de dolor, aun cuando
sabía que no iba a poder mantenerme en pie yo solo por ahora, sentía una especie de
consuelo, en saber a mi mariposita cerca de mi… en saber que podría visitarla siempre, en
saber que ella estaba conmigo… Que increíblemente maravillosa era mi princesa, era la mujer
más maravillosa, más hermosa, más amorosa y más buena del mundo… y yo no me la merecía.
Siempre pensé que tendría que viajar a Londres o cualquier otro lugar del mundo, que ahora
sabía que ese otro lugar del mundo estaba en Italia, para poder estar y hacer, como estoy y
hago ahora, de rodillas, llorando mi dolor, implorando el perdón de mi hija y diciéndole de
corazón cuanto la amo.- Bebe será que algún día tu papá va a poder encontrar paz aunque no
la merezca, será que tu papá va poder encontrar felicidad… Aunque si soy sincero hija, mi paz y
mi felicidad se resumen en poder consagrar mi vida a hacer feliz a tu mami, y a tus hermanos…
a Lizzie, a Ed y a Jane… Dios pequeñita, no sabes cuanto me hacen falta todos ustedes, no
sabes cuanto los extraño. Cariño, dentro de todo el dolor de no tenerte, dentro de todo el
dolor de haberte perdido, dentro de todo mi arrepentimiento, de mi frustración, siento algo de
consuelo al saberte cerca de mí, cerca de mi corazón pequeñita… Te prometo que vendré
siempre a verte mi cielo, quiero pedirte también perdón por no haberte visitado antes mi
mariposita, y no haber traído flores o algo para ti amor, pero la verdad es que papá no tenía
idea de que estabas aquí.- y ahí entre mis lagrimas seguía conversando con mi mariposita.-
Que diferente serían nuestras vidas si tu papa no fuera tan imbécil amor… Dios mi mariposita
como he podido vivir así, sin tu mamá, sin tus hermanitos… sin ti, siendo infeliz, haciendo
infeliz a tu hermana Jane, con mi infelicidad bebe… Ay nena, que infelices hemos sido todos
peque.

Nuevamente fije mi vista en el epitafio de la lápida de mi mariposita:

Marie A. Cullen S.

Noviembre 30, 2005 – Diciembre 05, 2005

Nuestra Amada Mariposita… Siempre vivirás en nuestros corazones

Y ahí fue cuando reparé en algo a lo que no le había prestado atención… Marie A. Cullen S….
Cullen... Cullen…. Con un demonio… Bendita, hermosa y maravillosa mi princesa… ahora es
cuando veo que soy mucho más imbécil de lo que jamás pensé… hace unas horas estaba
sufriendo porque mis pequeños no tenían mi apellido, y mi princesa me hace este regalo,
permite que aunque sea aquí en su última morada mi mariposita tenga mi apellido… Dios si
antes amaba a mi mujer, ahora la amaba mucho más, cuando pensaba que la amaba todo lo
que un millón de hombres juntos podían amar a una mujer… Una luz de esperanza despertó en
mi corazón, ahora entendía que mi Bella en algún momento permitirá que pueda reconocer a
mi gatita y a mi campeón, que algún día Elizabeth y Edward, serían unos Cullen, pero con
Marie las cosas eran diferentes, y es por eso que mi Ángel coloco su apellido… mi apellido, en
su nombre, en su lápida… Dios, no sé que hice en esta o en otra vida, pero lo cierto es que no
me merecía a esa mujer…
- Cielo, mi mariposita, bebe… a veces no sé como sacar fuerzas para seguir… Solo Jane, Solo tu
recuerdo, Solo la necesidad de encontrar el perdón de tu mami y tus hermanos hacen que
pueda seguir viviendo esta media vida, y que consigue ser media vida, porque las tengo a ti y a
Jane… solo podré estar completo, cuando además de ti y de Jane, esté mi princesa, con tus
hermanos.- Seguí llorando.- Necesito tanto tu perdón princesita… Pero como voy a saber si me
perdonas pequeña, si no tuviste la oportunidad de crecer, si no tuvimos la oportunidad de
aprender a ver la vida a través de tus dulces ojos nena… como voy a saber si me perdonas si
nos perdimos la oportunidad de escuchar tu dulce voz, que estoy seguro sería la envidia de los
ángeles. Perdóname bebe… perdóname mi mariposita.- llore…. Llore, no se cuanto tiempo.
Cuando pensaba que no soportaría más dolor, sentí un extraño sentimiento de paz, la brisa
cálida envolviendo mi cuerpo, los tenues rayos del sol calentando mi alma, y de alguna forma
entendí que mi mariposita me regalaba su perdón, que ella me amaba como la amaba yo. Y
con esa certeza, y con la paz que albergaba mi alma en ese momento frente a la lápida de mi
mariposita y con silenciosas lágrimas recorriendo mi rostro, supe de algún modo que mi hija
me perdonaba, aunque nunca me perdonaría yo … Me quede allí en compañía de mi hija.
Pensaba en que no tenía demasiadas fuerzas para salir solo de ese cementerio… toda esa
descarga emocional me había dejado físicamente exhausto… y en ese momento como si
supiera que la necesitaba mi teléfono vibró y en el identificador reconocí el nombre de mi
pequeña hermana.

- Edward, donde estás?... Se que nos necesitas, y papá y yo vamos hacia donde quiera que
estés.- me dijo preocupada, y la verdad yo no tenía fuerzas para discutir en este momento.-

- En El Cementerio de Mount Olivet, sabes donde queda?.- le pregunte.-

- El Cementerio de Mount Olivet, si sé donde queda, pero que estás haciendo ahí?.- me
preguntó entre curiosa y preocupada.-

- Lo verás cuando llegues Aly, estoy en la C49, el guardia de la garita te dirá como llegar.- Le
dije simplemente.-

- De acuerdo Ed, nos veremos pronto, estoy cerca.- me dijo. Al poco tiempo sentí pasos
acercarse y no tuve que levantar el rostro para saber que eran ellos.-

- Edward, hijo que haces aquí?.- preguntó mi padre preocupado, al tiempo que yo de rodillas
frente a la lápida de mi mariposita, hacía un corto movimiento con la mano, para que se
enteraran a quien estábamos visitando.-

- Ah.!- mi hermana ahogo un grito se sorpresa, cubriendo su boca con su mano.- no puedo
ser… no puede ser… ella…, es ella…????... como puede ser.- se preguntaba anonadada, sin
poder creer lo que estaba viendo.- Edward…- no pudo continuar, porque se situó a mi lado,
envolviéndome en un fraternal abrazo, mientras callaba un sollozo, contra mi camisa.-

- Edward, es cierto… Es mi nieta?.- pregunto mi padre con su voz rota, por mi sufrimiento, por
el dolor de la muerte de mi mariposita, por la pérdida de su nieta.-

- Si… es ella… mi mariposita.- les dije, mi hermana a quien se mantenía abrazada a mi cintura,
y le acariciaba el cabello dulcemente. Se separo de mí para verme a los ojos.-

- Como es posible Edward, como es posible que esté aquí en Chicago?.- Me preguntó mi
hermana.- Cómo lo supiste?.

- Bella trajo sus restos para Chicago, para que pudiera estar cerca de ella Aly.- le dije como
pude entre mi dolor y mis lagrimas.-

- Porque no te lo dijo antes hijo.- pregunto Carlisle, con más curiosidad que reproche.-

- Papá no la juzgues.- le pedí.- mi princesa necesitaba sanar, necesitaba encontrarse,


recuperarse, fue demasiado grande y profundo el dolor que le causé… Yo no merezco que ella
hiciera esto por mí.- le dije.-

- Ed… eso quiere decir… eso quiere decir que Arizona ha estado aquí en Chicago, muchas veces
en estos cinco años.- dijo Alice con dolor.-

- Si Aly, Bella viene varias a veces al año a visitar a nuestra hija.- le dije.-

- Entonces ella y los niños están aquí Edward, Bella te llamó, podremos verla y ver a los
pequeños?.- preguntó mi padre con esperanza, y no solo por sus nietos, porque sé que a pesar
del amor incondicional que le profesa a mi madre, y que ese amor lo lleve a defenderla aún sin
tener la razón, la verdad es que mi papá no estaba de acuerdo con mi madre respecto a Bella,
el siempre le guardo cariño, y a pesar de que no contuvo a mi madre en todo, lo cierto es que
las cosas con mi madre pudieron ser peor sin su intervención. Se además que al igual que
Rosalie, Jasper y Alice, mi papá también tenía la necesidad de encontrar el perdón de mi
princesa.-

- No papá, no están aquí.- pude notar como la tristeza volvía a invadir su mirada.- mi campeón
tuvo un percance y Bella no pudo tomar su vuelo a Chicago, y tampoco lo podrá hacer mañana
o en los próximos días, tiene que quedarse con el y con mi gatita, pero no quería que nuestra
mariposita estuviese sola mañana, así que me envío un correo electrónico pidiéndome que
viniera para acá…- le dije y mis lágrimas se hicieron presentes una vez más.-

- Y que paso con Eddie?.- dijo preocupado.-

- No le digas Eddie, papá.- le replique.- si mi hijo se parece a mí, tanto como afirma mi Bella, te
aseguro que odia que le llamen así.- le dije y a pesar de mi desesperanza y mi tristeza una boba
sonrisa de orgullo se formo en mi rostro.

- Edward, al grano, que le paso a mi sobrino?.- me preguntó entre molesta e irritada, mientras
se secaba las lágrimas del rostro.-

- Tuvo un percance, al parecer es sumamente travieso, y mientras Bella atendía a Lizzie, se


montó en un árbol y terminó por caer, paso inconsciente unos minutos a causa de una
contusión, debe quedarse en observación, además se fracturó una piernita.- les conté.-

- Dios mío, si que se parece a ti en serio.- dijo mi padre, seguramente recordando las veces que
me tuvo que llevar al hospital y la colección de yesos, cortesía de que me la pasaba montado
en cuanto árbol, ventana, techo, verja o cualquier cosa peligrosa que se me ocurría.- estas
seguro de que esta bien?.- me preguntó.-

- Si papá, mi princesa dijo que esta bien, que solo se quedaba en observación por precaución.-
respondí

- Y tu cómo te sientes?.- pregunto la duende.-

- Dolido, triste, preocupado por Edward, esperanzado porque Bella dio un paso gigantesco al
comunicarse conmigo, emocionado por la muestra de amor tan grande que me dio mi
princesa, asustado porque sé que el rencuentro se acerca y me da terror su rechazo, me da
miedo que no me perdone y me alejé de su vida, asustado por el primer encuentro con mis
otros dos hijos, feliz y triste y deprimido porque pude hablar con mi mariposita, pedirle
perdón, y decirle que la amo.- le dije.- amor, mariposita sabes que papá te ama y te adora, no
es cierto?.- pose levemente mis dedos sobre la lápida, cosa que aún no había hecho.-

- Hola princesa.- dijo Alice girándose también hacia la tumba.- soy tu tía Alice… no sabes el
orgullo que tengo de saber que un ángel lleva en parte mi nombre. Te extrañamos mucho
princesita, no sabes cuanto nos hubiese gustado conocerte y verte crecer preciosa. Tu tía Alice
también te quiere muchísimo y te extraña linda.- le dijo Alice, con lágrimas surcándole las
mejillas… lágrimas que acompañaba con las mías, y agradeciéndole de corazón su amor por mi
mariposita.-

- Hola pequeña Marie.- ahora fue el turno de mi padre, que dejo su posición de pie detrás de
mi para arrodillarse a mi lado.- yo también quiero presentarme, yo soy tu abuelito Carlisle, y
quiero que sepas que yo también te quiero mucho angelito.- dijo entre un profundo llanto de
dolor que me conmovió profundamente.- no sabes como lamento no haber tenido la
oportunidad de conocerte, verte crecer, jugar contigo, consentirte y llenarte de regalos y
cariños… tu papi tiene razón pequeña tu estabas destinada a ser la más consentida de sus
princesas… y la verdad es que desde que tu papá me enseño tu foto, y te vi quede prendado…
así que estoy seguro que no solo ibas a ser una niñita de papá, sino que serías también la
princesa consentida del abuelo… tu abuelito también te quiere mucho, mi precioso ángel. – me
gire hacia mi padre y le di un abrazo.-

- Gracias papá, esto significa mucho para mi.- le dije con sinceridad.-

- Vamos Edward, es hora de retirarnos, tienes que descansar un poco, estas destruido.- me dijo
mi hermana.- mañana regresaremos a hacerle una visita a tu mariposita, y podrán
acompañarnos Rosalie, Jasper y Jane.- no me paso desapercibido que no nombró ni a Emmet,
ni a mi madre… pero ya lidiaría con eso después. Ahora tenía que concentrarme en
despedirme de mi mariposita… al menos por ahora-

- Cariño, papito tiene que irse, pero te prometo que voy a volver siempre, y que mañana estaré
aquí contigo.- le dije con el corazón en la mano.- te prometo que voy a hacer todo lo posible,
para que algún día no muy lejano pueda venir a visitarte en compañía de tu mami, y de tus tres
hermanitos, mientras eso no ocurra mi mariposita, te prometo que voy a venir a visitarte. Te
amo pequeña.- Con algo de esfuerzo me levante del suelo, y apoye mi mano sobre la lapida de
mi bebita.- Mariposita, me voy, pero sé que no te quedas sola, porque te vas conmigo en mi
corazón, en donde siempre has estado, mi pequeñita.- le dije sinceramente.- Que Dios te
Bendiga amor, nos vemos mañana.- me despedí.-

- Vamos hijo.- me dijo mi padre, colocando su mano sobre mi hombro y guiando por el camino
de salida, como si temiera que de un momento a otro fuera a caer, y la verdad es que sentía
que las fuerzas me abandonaban, era una mezcla de un profundo cansancio físico y
emocional, con el enorme deseo que tenía de quedarme acompañando a mi pequeña
mariposita. Al llegar a mi auto, mi padre tomó las llaves para llevárselo a casa, mientras yo me
subí al asiento de copiloto en porsche amarillo de Alice.

- Cómo te sientes Edward?.- me pregunto mi hermana, siempre preocupada por mí.-


- Justo ahora exhausto, deprimido, feliz en algunos sentidos, preocupado.- suspire.- no sé Aly
… son tantas emociones que tengo la cabeza hecha una maraña.

- No es para menos, y te contó algo Arizona de tus pequeños?.- preguntó sin poder evitar su
curiosidad.-

- Si.- le dije sonriendo con orgullo.- Me contó que Edward se parece muchísimo a mí, que es
como tener una copia mía moviéndose a su alrededor, y como bien señalo papá y en vista del
incidente del árbol no dudo para nada que sea así. – cerré los ojos, recostando mi cabeza
contra el respaldar del auto, pero continúe hablando.- y también me dijo que toca el piano, y
que yo me sentiría sumamente orgulloso de él, que es muy talentoso.

- Eso es genial Ed, me muero por conocerlos.- me dijo suspirando.-

- También yo Alice.- le respondí.

- Y Bella solo te habló del príncipe de la casa.- dijo regalándome una sonrisa.-

- No Alice, por supuesto que no, también me contó de mi otra princesita, me dijo que mi
gatita es muy hermosa, que consigue conquistar a todo el mundo con una mirada, y que es
increíblemente dulce. – le respondí con el corazón lleno de ternura, hacia mi pequeña.- no
sabes toda la ternura que me inspiro sus palabras sobre mi bebe, siento tantas ganas de
conocerla. Sabes que… Mi Bella, les habla de mí Alice.- le dije emocionado.- Mis bebes saben
de su papá y, mi ángel dice que me quieren, puedes creerlo.- le dije con un poco de
incredulidad.-

- Claro que le creo hermano, a pesar de todos los errores y todas las cosas que han vivido tu y
Bella, eres un hombre maravilloso, y te mereces muchas cosas, entre ellas el amor de tus
pequeños.- me respondió de corazón, y de corazón se lo agradecía.-

- Gracias Duende.- le dije aunque la verdad no me sentía merecedor de sus palabras.-

- Jasper me comentó sobre tus hallazgos.- me dijo.- Tienes tres buenas posibilidades allí
Edward.

- Yo también lo creo, luego quisiera discutir contigo, con Jazz, Rose y papá algunas de ellas para
que me den su opinión.-
- Claro.- me respondió simplemente. Tras un minuto de silencio, le pregunte.-

- Que tan mal la paso mi muñequita hoy?.- le pregunte, interesado por la terrible experiencia
que como todos los años mi madre le hacía pasar a mi muñequita, en ese horrible, exagerado,
acartonado homenaje a Heidi. Yo no quiero que mi hija olvide a su mamá, al fin y al cabo era su
madre, y a pesar de todo quiero pensar que la quería de alguna manera, pero creo que esos
homenajes que mi madre preparaba cada año rayaban en lo ridículo, y era casi como revivir el
funeral una y mil veces, mi pobre pequeña sufría horrores en este día.-

- La verdad es que este año se lo tomo bastante mejor que otras veces.- me dijo.- Creo que
esta aprendiendo a lidiar con eso, aunque la verdad es que mamá no se lo ponía fácil, con eso
de decirle, “ves a tu mamá, que hermosa era tu mamá”, “que especial era tu mamá”, “no
existirá nadie mejor o que quiera más a tu papá que tu mamá”, “verdad que extrañas a tu
mamá”, etc etc etc… de verdad si no fuera porque papá intervino y porque Emmet estaba
como siempre cuidándola cual guardaespaldas, tanto Rose como yo, le íbamos a terminar por
decir cosas nada agradables, es que hasta Valerie le dijo que estaba harta.

- Creo.- suspire pesadamente.- creo que mamá esta intentando incluir a Jane en su plan de
saboteo a Bella, antes de que mi ángel aparezca de nuevo en nuestras vidas.

- También lo creo.- me dijo.- creo que no voy a entender nunca a mi mamá.

- Tampoco yo Alice.- en ese momento me percaté que habíamos llegado, y que mi padre
también estacionaba mi volvo junto a nosotros.-

- Vamos Edward.- me dijo mi padre.- será mejor que descanses un rato, antes de que te
internes nuevamente con tu libro… Y más tarde si te apetece podemos hablar del expediente
médico de Marie.

- Me gustaría mucho papá.- cuando entramos una expectante Rosalie esperaba a Alice, con
una sonrisa de complicidad que no pude entender.-

- Hola Edward.- me saludo.- Que te paso, por que estas así?.- me dijo preocupada.

- Hola Rose, disculpa pero necesito descansar, seguro Alice te cuenta.- Le dije dejando un beso
en su mejilla a modo de saludo y agradecimiento por su preocupación al pasar a su lado.
Siempre me lleve muy bien con Rose, era como otra hermana para mí, a veces sentía que Rose
era mi hermana, y Emmet era “el agregado cultural” que mi hermana había incorporado a la
familia y no al revés.

- No te preocupes Ed, ve a descansar.- me dijo con una dulce sonrisa. Cuando había alcanzado
la escalera pude oír lo que le decía a Alice.- En unos minutos llega Renata y podemos iniciar la
reunión.- No era de extrañar que esas tres planearan proyectos conjuntos, pero aún así
presentía que esto era por algo diferente, pero no tenía cabeza en este momento para eso.-

Pase por el cuarto de mi hija, sabía que estaría tomando la siesta, siempre lo hacía cuando
llegaba de las ceremonias en honor a Heidi que preparaban mi madre y los Volturis, espere no
despertarla como esta mañana, porque hace unas horas la desperté y ella estaba feliz y
encantada con mi sonrisa, pero justo ahora no creo que mi muñeca pueda ver lo mismo en mi,
además que necesito hablar con ella… pero no podía ahora… tenía que reponer fuerzas
primero. Luego de dejar un dulce beso en la frente de mi pequeña Jane, salí del cuarto y me
dirigí a mi habitación, cuando estaba por abrir la puerta…

- Hijo dónde estabas?... por que estás así?.- dijo mi madre con auténtica preocupación
maternal.-

- Estaba en el cementerio.- respondí.-

- Fuiste a visitar a Heidi?.- preguntó mi madre emocionada.-

- Fui a Mount Olivet mamá.

- Mount Olivet????.... Edward, que demonios hacías en Mount Olivet, si el mausoleo de los
Volturis está en el Cementerio Graceland.- me dijo mi madre un poco irritada por mis parcas
respuestas.-

- Deja a Edward tranquilo, Esme.- le dijo mi padre cuando estaba por darle una respuesta poco
agradable a mi mamá, mi mamá le hizo un puchero y mi padre enamorado como estaba se
acerco a ella para dejarle un cálido beso en la frente.- Edward ya es un hombre de más de
treinta años, el puede perfectamente decidir a donde va y no tiene porque darte
explicaciones.- mi madre pensaba replicar pero mi padre la calló con un beso y se la llevó de
ahí…

Pude finalmente entrar a mi cuarto, me di una ducha, y me lancé sobre mi cama, empecé a
buscar el libro, pero recordé que estaba en el volvo, así que tendría que esperar a más tarde.
Quería leer la dedicatoria del libro de mi princesa… necesitaba de su amor, para poder
entregarme a un sueño tranquilo y poder descansar mi exhausto cuerpo, y reponer las
energías que necesitaría desde este momento hasta tener a mi familia completa a mi lado,
porque si de algo puedo tener certeza absoluta, además del amor irrevocable que tenemos mi
princesa y yo, es que es que no descansaría hasta tenerlos a mi lado y tener la oportunidad de
ganarme su perdón… A falta de dedicatoria, la mejor opción era pensar en mi princesa…
imaginarme como sería de perfecto tenerla a mi lado y dejar que tanto las emociones de hoy,
como el cansancio que ha dejado en mi todo el dolor de estos seis años me envolvieran en un
sueño profundo y reparador…. Así entre los recuerdos de mi amor por mi princesa, mi
necesidad de estrechar a mis pequeños entre mis brazos y decirle que los amo, con la felicidad
haber pasado tiempo con mi mariposita y haber tenido la oportunidad de pedirle perdón, con
la certeza del amor de mi princesa, de mi mariposita y de mis bebes, me abandone al sueño,
sabiendo que mi mariposita me había perdonado y que me amaba, con saberla tan cerca de
mí y tan cerca de mi corazón, me dormí tranquilo. Desperté pasadas unas cuantas horas, y
antes de salir a buscar a mi muñequita, busque mi lapto y la encendí, quería saber si mi
princesa me había respondido, aunque seguramente no lo había echo aún, entre la diferencia
horaria, y que seguro mi princesa estaba ocupada con nuestros hijos… Dios… un sentimiento
de culpa y pesar se apoderaron de mi alma, al recordar lo poco que le gustaban los hospitales a
mi ángel, eso sin contar el anhelo y las ganas de estar allí con ella, haciéndonos cargo,
cuidando y protegiendo a nuestros hijos juntos. Ya por fin mi computadora había cargado toda
la información, vi en mi bandeja de entrada un montón de correos por leer, entre ellos el
correo que me había mandado Jasper, con la información proporcionada por la fundación,
otros cuantos del trabajo, pero todavía no había respuesta de mi princesa… Ahora el dilema…
le escribo o espero que me escriba… Me muero por ponerme en contacto con ella, pero
también sé que ella necesita su espacio… Dios que complicación… Releí el correo que me
mando mi ángel y ahí esta de nuevo sonriendo como un bobo… Además de la felicidad que me
proporcionaban sus palabras, y el hecho de que se pusiera en contacto conmigo, tenía entre
sus palabras la respuesta que necesitaba para resolver mi dilema, mi princesa me pedía que le
contará sobre mi visita, y eso era lo que precisamente pensaba hacer… Así que una vez más
presione la opción de responder de su correo.

Amor…

No sé ni por donde empezar la verdad… Dios… Cariño hice lo que me pediste, fui a verla… y la
verdad no sabes princesa, todas las emociones que sentí en ese momento, que todavía
embargan mi cuerpo, embriagan mi alma. Gracias Princesa… Gracias, eres maravillosa, eres
única, y sé que no te merezco, aunque Te Amo, Te Amo como nunca nadie podría amar a otro,
y aún sabiendo que no te merezco, soy lo suficientemente egoísta, lo suficientemente
pretencioso y terco para quererte cerca, para necesitarte para poder vivir, porque mi ángel,
está vida en la que tránsito sin ti, no es vida, no es nada. Salvo por las pizcas de alegría que me
regala Jane estoy completamente vacío, no soy nada sin ti. Los necesito a mi lado mi amor, a ti,
a Elizabeth, a Edward… necesito que estén aquí conmigo, con Jane, con Marie.

Cielo voy a estarte eternamente agradecido porque me regalaste la oportunidad de


presentarme ante nuestra mariposita y pedirle perdón, decirle que la amo, que la extraño, que
siempre está conmigo. Te estaré eternamente agradecido por traer a mi mariposita para que
pudiera estar cerca de mí, siento que esa es la razón por la que la tengo siempre presente,
siempre cerquita de mi. Cielo, no sabes cuanto le ruego a Dios, para que puedas encontrar el
camino de regreso pronto y podamos hablar, no sabes cuanto ruego para que pueda tener una
oportunidad como la de hoy, pero frente a Lizzie y Ed… necesito tanto pedirles perdón a ellos,
necesito tanto decirles que los amo, que los extraño, pedirte perdón a ti mi amor, decirte
cuanto te amo y cuanto te extraño.

Se que necesitas tiempo y espacio, no voy a agobiarte más con mi palabrería… Pero
sinceramente espero que pronto podamos estar frente a frente, y hablar las cosas, tengo la
esperanza de que todavía exista un nosotros, que podamos estar juntos, con nuestros hijos,
con Jane…

Mi ángel, cómo se encuentra Ed?... me preocupa mucho, no quiero pensar en que algo le pase
a Edward, muero de imaginarlo siquiera; o que pueda ocurrirle algo a nuestra Lizzie, o a ti
amor. Espero que todo este bien con él, que la contusión no sea más que un susto, que pronto
se recupere de la fractura de su piernita. No sabes cuanto quisiera acompañarte, no sabes
como me siento culpable porque tengas que pasar esto sola, que tuvieras que pasar sola la
muerte de nuestra mariposita, que tuvieras que pasar sola cada fiebre, cada gripe, cada
resfrío, cada raspón de rodillas. No sabes como duele no haberlos acompañados en sus
primeras sonrisas, en sus primeros pasos, en sus primeras palabras… Dios mi cielo, los amo de
verdad, los amos, los extraño y no sabes lo arrepentido que estoy de cómo maneje todo con
nosotros… Pero eso mejor lo dejamos para cuando podamos estar frente a frente. Espero
saber pronto de ti, espero ver pronto las fotos que me prometiste, me muero por ver a mis
peque, así puedo actualizar las fotos, con las que duermo todas las noches…

No te preocupes por nuestra mariposita, que nunca más estará sola… Te prometo que todos
los días iré a visitarla, cuando vuelvas a la ciudad, si tienes ganas de verme podríamos ir juntos
amor.

Te amo, te extraño, y no hay nada que desee más que poder estar junto a ustedes… si es que
algún día alcanzo tu perdón y el de nuestros bebes. Diles que los amo, que reciban mis
bendiciones y que quisiera poder abrazarlos y poder pasar tiempo con ellos.

Los amo…

Te amo mi princesa…

Siempre tuyo

Edward.
Presioné la tecla de enviar… Que difícil había sido este día para mí, que emociones tan diversas
experimente, entre los recuerdos, entre el diario de mi princesa… visitar a mi mariposita,
pelearme otra vez con mi mamá… siento que en un día viví todas las emociones que tenía
reprimidas en los últimos seis años… porque siendo sinceros, salvos sonrisas fingidas, los que
más he sentido en estos seis años, ha sido dolor, arrepentimiento, y culpa… Todavía me
esperaban unas cuantas cosas más… todavía tenía que conversar con Jane y con mi papá…
Decidí apagar el computador… más tarde verificaría mis correos, a ver si tenía una respuesta
de mi ángel, aunque tenía que tener en cuenta el cambio de horario, seguramente mi Bella
estaría más que dormida, además de que tenía que pasar la noche en el hospital con mi hijo…
y pensando en eso de pronto me asaltó una duda, quien se estaría haciendo cargo de mi
gatita, esta noche, de pronto sentí preocupación, rabia, e impotencia ante este hecho…
debería ser yo quien cuidara esta noche de mi gatita… pero por imbécil no podía hacerlo…
Necesitaba encontrar a mi princesa y mis hijos, y tenía que hacerlo rápido.

Tenía que admitir que este momento sentía también celos por cualquier que estuviese
ocupando mi lugar este momento en cuanto al cuidado de mis hijos, aunque no me atrevía
siquiera pensar en alguien ocupando un lugar en la vida de mi princesa, porque ahí si lo
perdería todo… Pero por ahora tenía que dejar mis celos y mi posesión de momento, y tendría
que ir a buscar a mi muñequita. Salí del cuarto y me dirigí a la habitación de mi Jane,
preguntándome si ya se habría levantado de su siesta. No se encontraba allí así que baje las
escalares, al pasar cerca del salón escuché a mi mamá discutiendo con alguien, pero lo que me
extraño es que la discusión se producía entre susurros, así que no pude resistirme y me
acerque un poco…

- … por Dios no seas ridícula, vas a venirme de nuevo con esa historia.- le decía mi madre a su
acompañante.-

- No es ninguna historia sabes que es verdad.- le replicó la mujer a mi madre… quien podrá
ser.- Sabes que nunca apoyé a Heidi, en eso, y que las razones que tenía para odiar a Bella no
tenían fundamente.- respondió nuevamente la mujer, a la que hora reconocí como Renata.-

- Renata, como siendo tú, su amiga, puedes decir eso, no creo en esas razones que dices, pero
ella era tu amiga, tu mejor amiga, no debes estar de su lado?.- le dijo mi mamá.- como puedes
prestarte para eso, como puedes colaborar para que la enemiga de Heidi, se acerque a su hija,
se acerque de nuevo a su marido.- decía mi madre indignada y yo bufaba también pero de
indignación hacia ella.-

- Esme, entiéndelo, Edward y Bella se aman, Heidi nunca quiso a Edward… ella solo quería que
Bella sufriera lo que ella sufría, según ella por culpa de Bella.- le decía Renata, cada vez
entendía menos ese asunto Bella vs. Heidi.-
- No, no, no… me niego a creerte… estas perturbada porque te sientes responsable de la
muerte de Alec, por eso quieres compartir tus culpas con Heidi, seguramente que eras tu… y
como Heidi se negó, ahora quieres vengarte de ella, apoyando a los locos de mi hija, mi nuera
y yerno en eso de Bella y Edward tienen que estar juntos cuando lo único que esa mujer tiene
que hacer aquí en Chicago es dejar a mis nietos y largarse de una buena vez.- Me moría de
ganas de entrar en el salón y gritarle como nunca a mi madre. Pero la respuesta de Renata no
me lo permitió.-

- Era yo?… yo soy la perturbada?, fue Heidi la que se negó?.- se rió amargamente.- Bien Doña
Esme que memoria tan selectiva la tuya, o vas a insistir en la amnesia alcohólica… Aun te
niegas a creer o pensar en lo que hubiese pasado si yo no llegó a tu habitación ese fin de
semana que pasamos las tres en el Luxury Spa del Four Season de Miami…- se quedo callada
esperando la respuesta de mi madre.- Eso quiere decir que lo recuerdas o que vas seguirlo
negando???.

- Cállate Renata no digas tonterías, sabes que estas mal interpretando las cosas, Heidi nunca…

- Papito te estaba buscando.- dijo mi hija llegando a mi lado, haciendo que automáticamente
se callarán las voces en el otro lado de la sala.- dónde estabas papá?

- Estaba haciendo una visita muy importante pequeña.- le dije al tiempo que me ponía a su
altura.- quieres acompañar a papi al jardín, quiero contarte algo.- ella asintió, me incorporé y
tomándola de la mano la dirigí al jardín, en cuanto a mi madre y Renata, buscaría la forma de
convencer a Renata de que me explicará que era eso de lo que discutían, además tendría que
advertirle a Esme, para que dejara las intrigas, tenía que entender que nada de lo que hiciera
iba a apartarme de mi intención de ganarme el perdón de mi princesa. Una vez en el jardín
lleve a mi hija hasta la fuente, y nos sentamos en un banco ubicado frente a ella, entre los
rosales.- Jane, necesito contarte algo muy importante para nosotros peque.- Suspire, no sabía
como continuar.- Antes que nada quiero decirte, que papá te ama muchísimo, y que eres muy
importante para mí, y eso no va cambiar nunca.- le dije sinceramente.-

- Yo se papito, yo también te amo.- me respondió.-

- Aún eres muy pequeña y no sé como contarte esto para que lo entiendas, pero debes saber
que mi amor por ti no va a cambiar aunque cambien otras cosas…. También quiero que
entiendas que en estos años, tú eres la razón por la que me obligaba a sonreír, aunque tenía
razones para estar triste.

- Papito vas a contarme, porque siempre estas triste?... de pronto si me lo cuentas podemos
buscar un forma de que seas feliz, además de feliz conmigo… sino feliz feliz siempre.- me dijo
mi pequeña llenándome de su ternura.-
- Si pequeña, eso mismo voy a ser, voy a contarte mis razones… Verás Jane, yo no estaba
enamorado de tu mamá, tu mamita era una buena mujer, hermosa y te quería muchísimo.- no
todo era verdad, pero tampoco podía decirle a mi hija que pensaba que su madre era una
bruja, solo que aún no sabía que tan bruja y que tan arpía era, pero empezaba a sospechar que
era mucho más de lo que esperaba.- era además una gran amiga, que me apoyo cuando yo
más lo necesitaba.- o al menos eso creía hasta hace unas horas.- aunque tu mamá y yo no nos
queríamos, logramos algo maravilloso y único, que nos lleno los días de alegría y amor. Y eso
tan maravilloso eres tu pequeña.- le decía mientras mi niña me miraba con atención.- Antes de
seguir tengo que pedirte perdón porque nunca estuve enamorado de tu mami mi muñequita.

- No tienes que pedirme perdón por eso papito.- me dijo con toda su sabiduría infantil.- A mi
me quieres, y si no podías querer a mi mamita, no la querías. No puedes obligarte a querer
algo que no quieres papito.- me dijo…. Que sabía era mi pequeña, estaba realmente
sorprendido.-

- De verdad crees eso pequeña, no estas molesta conmigo por no querer a tu mami.- le
pregunté sentándola en mi regazo para poder abrazarla.-

- Papito es como si tu o mi tía Rose o mi tío Em, o Kellan se molestarán conmigo por no querer
a Ronald… Kellan siempre intenta que quiera a Ronald… pero iaccckkkk que asco.- mi pequeña
hizo una cara de asco graciosísima… Ronald era la lagartija, que mi sobrino Kellan tenía de
mascota, siempre perseguía a Valerie y Jane con ella, intentado que ellas fueran también sus
amigas, pero nada que lograba que las niñas perdieran su asco ante el animal. Solté una
sonora carcajada, en parte por la cara de asco de mi muñeca, y por otra al ver que mi hija en su
inocencia había comparado a su mamá con una lagartija.- Papi ahora eres tu la que te ríes de
mi.- me dijo haciendo referencia a lo sucedido esta mañana.-

- No peque… solo que tu cara fue muy chistosita.- le dije, ahora de mejor humor, viendo que la
conversación iba fluyendo.-

- Dale papá, sigue que no me has contado nada.- me apremió.-

- Como te decía, yo no estaba enamorado de tu mamá, pero yo ya estaba casado con ella, y tu
ya venias en camino cuando me di cuenta de que estaba enamorado de alguien.- le dije con
algo de cautela.-

- De quien papito?... cómo es?... donde esta?... porque no la conozco?... cuando va venir?...- su
entusiasmo me reconfortó y me dio esperanzas, sin embargo, sus preguntas también me
abrumaron un poco.-
- Verás pequeña, ella era mi mejor amiga, cuando yo me case con tu mamá ella estaba en otro
país estudiando.- le dije.-

- Aja papá… y cómo es?...- me dijo curiosa e impaciente.-

- por que tanta impaciencia Jane?, es que no te molesta?.- le pregunte.-

- Como va a molestarme papito, es que no te ves, cuando hablas de ella te brillan los ojos… y
empiezas a ser feliz, como lo eres a veces… pero yo no quiero que seas feliz a veces, quiero
que seas feliz siempre.- me dijo mi pequeña que era todo un ángel, gracias a Dios mi madre no
ha podido dañarla aún, y mi muñequita en cuanto a carácter se parecía mucho más a mi
hermana y mi padre, que a mi madre y a Heidi, y la verdad daba gracias a Dios por ello.-

- Que dulce eres hija.- me miro alzando una de sus cejas en un claro gesto de frustración
porque no respondía sus preguntas.- de acuerdo… de acuerdo...- reí y ella rió conmigo.- Es
hermosa hija, parece un ángel, es….

- Es la princesa de la foto que guardas dentro de tu libro?.- pregunto... Como sabía ella eso.-
papi no te pongas bravo, una vez fui a despertarte y el libro estaba en el suelo, y cuando lo
recogí se salieron unas fotos y la vi… y la princesa es tan bonita, y tu te ves tan feliz en la foto,
que cuando estoy triste porque tu estas triste, voy a ver la foto para verte feliz.- Dios también
le he hecho tanto daño a mi muñeca sin querer.-

- Dios muñequita… Perdóname, por hacerte sentir tan triste peque.- le dije.-

- Papito solo estoy triste si tu estas triste… así que sé feliz para que yo lo sea.- le di un beso
sobre la cabeza y le hice cariños en la espalda mientras ella me envolvía en un calido abrazo.-
Quienes son los bebes papito?.- Pregunto y me tensé en el acto.- Los bebés son de la princesa,
papi?.

- Si cielo, los bebes son de la princesa.- le dije.- pero la verdad es que los bebés también son
míos amor… los bebes son tus hermanitos cariño.- le dije y espere su reacción, primero se
tensó, luego puso cara de confusión y de pronto sus ojos se abrieron enormemente, se
llenaron de una luz y una emoción que pocas veces había visto y comenzó a dar brinquitos en
mi regazo… Dios… como se parecía a Alice esta niña, seguro cuando tenga a sus hijos no se
iban a parecer tanto.-
- Tengo hermanitos, tengo hermanitos.- decía emocionada.- Donde están?, por que no los
conozco?, cuando vienen?, como son?, como se llaman?, cuantos años tiene?.- soltaba una
pregunta tras otra a una velocidad alarmante y no sabía como contenerla.-

- Ya va, ya va Jane, una cosa a la vez.- le dije.- eres maravillosa pequeña, soy muy feliz que te
emocionen tus hermanitos.-

- Como no me voy a emocionar papito, tengo unos hermanitos, vamos a poder jugar, y tal vez
tu princesa quiera ser mi mama, me gustaría tener una mamá, papito.- me dijo y me
emocione, si estaba decidido a encontrar a mi princesa y traerla de regreso a mi vida, en las
palabras de mi Jane, encontraba una motivación adicional.-

- Verás pequeña, las cosas no son sencillas, resulta que mi princesa, se marchó, hace muchos
años, porque ella creía que por su culpa tu no ibas a ser feliz, porque tu papito y tu mamita no
iban a estar juntos y no se querían.- mi pequeña se entristeció.- pero no estés triste nena, que
la estamos buscando y la vamos a encontrar, de hecho hoy hable con ella por correo y me dijo
que me va a mandar fotos de tus hermanitos.- le dije.-

- Y me las vas a mostrar papito.- pregunto.-

- Claro hermosa, tienes derechos de hermana mayor.- le dije y se renovó su emoción.-

- Si papito soy una hermana mayor… yupi.- decía reanudando sus brinquitos.- yo los voy a
cuidar mucho cuando estén aquí… como se llaman?... son niñas?...

- Bueno son una niña que se llama Elizabeth, pero su mami le dice Lizz; y el otro es un niño que
se llama Edward.- le dije.-

- Como tu papito.- me dijo.-

- Si, cielo como yo..- no sabía como decirle de Marie.-

- Papito y como les dices…- pregunto haciendo un gesto gracioso como pensando.- porque a
mi me dices muñequita, y a la princesa le dices princesa, y a mis hermanitos?...
- Bueno corazón, tu hermanita es mi gatita y tu hermanito mi campeón.- le dije. Recordé como
le dijo a mi ángel y añadí.- verás pequeña mi princesa, le digo princesa, pero se llama Bella.-

- Que bonito nombre, es como ella le queda bien.- dijo mi pequeña con dulzura, pero de
pronto su cara de confusión me hizo entender que había llegado la parte complicada.- papito
pero son tres bebés… y el otro.

- Amor, tu otra hermanita, se llamaba Marie, y ella cuando nació, tuvo un problemita en su
corazón.- suspire, intentando contener las lágrimas, no podía darle rienda suelta a mi dolor
delante de mi hija.- y ella… ella… se fue al cielo, princesa, y ahora es un angelito que nos cuida
a todos, a ella le digo mariposita, y ahora mi mariposita es un angelito del cielo.-

- Se murió papito?... se murió como mi mami?.- me dijo con sus ojitos anegados de lágrimas.-
porque papito, Diosito no quería que se quedará con nosotros o su mamita.- me pregunto ya
cuando las lágrimas caían por sus dulces mejillas.-

- No se pequeña, creo que Dios necesitaba un angelito muy dulce para cuidar de niñas y niños
buenos como tu y tus hermanitos y la escogió a ella, yo tampoco soy feliz con su decisión, pero
no podemos hacer nada.- le dije.- Sabes preciosa, tus hermanitos viven en Italia, pero estamos
haciendo todo lo posible para que pronto vengan a visitarnos o ir nosotros a ellos, eso te
gustaría?.- le pregunte, parte por curiosidad, parte por mi necesidad de distraerla.-

- Si quiero papito, quiero conocerlos, y jugar con ellos.-

- Que bueno cariño, soy muy feliz de saber que piensas así.- nos quedamos unos minutos en
silencio hasta que mi pequeña me hizo una pregunta que no esperaba… aunque después de la
conversación que mantuvimos hace unos minutos ya nada debería sorprenderme de ella.-

- Papito, podríamos también visitar a Marie, como visitamos a mi mami?.- preguntó y yo me


emocioné enormemente. Yo estaba preocupado de cómo llevar esta conversación con mi
pequeña, y fue ella quien llevo la conversación por mi.-

- Si eso quieres, podríamos hacerlo.- le dije.

- Cuando?.- soltó a quema ropa.- ella también está en Italia?.-

- No pequeña, mi mariposita está aquí en Chicago y podemos visitarla cuando quieras.- le dije.-
- Mañana, vamos mañana.- sonreí ante su impaciencia.-

- Vamos mañana pequeña.- respondía dándole un beso en la frente..- Gracias mi amor por ser
tan especial.

- Papito, estoy a tiempo de ir al centro comercial.- Ok ok … esto si no me lo esperaba.-

- Al centro comercial … Jane para que?....- le pregunte.-

- Tengo que comprar algo muy importante.- me dijo, bajándose inmediatamente de mi


regazo.- no importa papito, mi tía Alice me va ayudar.- dicho esto salió corriendo a la casa,
supongo que a buscar a Alice, esto fue de lo más raro, pero mejor así, al menos todo fue más
fácil de lo que esperaba.

Salí de la casa, para sacar el libro y la libreta del carro, para dejarlos en mi cuarto. Una vez que
deje, el libro sobre la cama y pensé salir a buscar a mi padre para ver si tenía tiempo para mi.
Sin poder resistirme, antes de salir de la habitación me senté en la cama para ver mis correos
desde mi teléfono, las cosas pueden cambiar tanto de un momento a otro, esta mañana me
levante decidido a internarme en mi estudio y no salir de allí y no permitir interrupciones hasta
no encontrar la mayoría de mis respuestas, ya casi al final del día, resulta que solo había leído
un capítulo del libro de mi princesa, pero en ese solo capítulo pude confirmar la profundidad
del amor de mi ángel por mi, su amor por Londres, descubrí sus miedos y sus sufrimientos,
sufrimientos en su mayoría causados por mi, recordé los motivos por los que les di sus apodos
a mis pequeños, confirme la existencia de su bondadoso corazón, en usar su dolor para ayudar
a otros a través de la fundación, disminuimos el espacio de búsqueda… ahora teníamos la
certeza de que mi princesa y mis bebes estaban en Italia, teniendo casi seguridad plena de que
están algún lugar de la Toscana, contaba también con la dirección de la fundación gracias a
Jasper… Entendí que las intenciones de ayudarme de Heidi no eran tan buenas como pensaba,
descubrí el nombre de sus amigos, de aquellos a quienes debía de agradecer de por vida por
cuidad a mi princesa cuando yo no lo hice….

Mi princesa se comunicó conmigo, me hablo de mis bebes, sentía tanta alegría al saber de
ellos, aunque el dejar de preocuparme fue imposible. Mi princesa me dio otra de sus
maravillosas pruebas de amor, al renunciar estar cerca de los restos de mi mariposita, para
dejarla aquí, en Chicago, cerca de mí, para que pudiera estar con ella… Aun cuando no quería
interrupciones la vida me regalo la posibilidad de estar cerca de mi mariposita, pedirle perdón
y decirle cuanto la amaba. Hoy le conté a mi muñequita de mi princesa y sus hermanitos, y me
hizo enormemente feliz saber que los aceptaba y los quería en su vida… Dios… a pesar de
todas las lágrimas, y el dolor, a pesar que me faltaba hoy un momento difícil al conversar con
mi papá sobre el expediente médico de mi nena, hoy puedo decir que fue uno de los mejores
días de los últimos cinco años… de alguna manera desperté del letargo emocional en el que
estaba sumergido desde mi regreso de Londres.

Antes de ir a ver a papá revisé mis correo… y allí estaba mi respuesta… mi princesa me
respondió… Dios el anterior, no fue un correo fortuito producto de su dolor por dejar a nuestra
hija sola en está fecha, realmente estamos manteniendo una comunicación… por primera vez
en cinco años… esto si que era una avance, creo que difícilmente podía ser más feliz en este
momento…. Claro que podrías Edward no seas imbécil, me dije a mi mismo, acaso no serías
más feliz si tu princesa y tus hijos estuviesen contigo… esta bien esta bien… simplemente
estaba muy feliz… Bueno, en realidad solo podría mantener mi felicidad una vez leído el
correo, porque igual puede ser algo que me entristezca o eche por tierra mis esperanzas… a
diferencia de esta tarde y sin la necesidad del cigarro, me apresure a abrir el correo para poder
conocer su contenido…

Edward… cariño…

Es muy tarde en este lado del mundo… desperté para asegurarme que nuestro pequeño se
encontraba bien, y vi tu correo, no me voy a extender demasiado porque necesito volver a la
cama… debo descansar… no sabes la guerra que dan tus hijos, tienen demasiada energía y son
sumamente inquietos, cuando estén alrededor de Alice serán difícil de manejar, creo que los
hicieron a los tres con las mismas baterías; pero aún con la necesidad de descansar no podía
dejar de responderte.

Gracias… muchas gracias, por ir a visitarla, gracias por tus hermosas palabras… gracias por
amar a nuestros hijos. Y si te soy completamente sincera… también espero el día en que
podamos visitarla juntos… lo haremos cuando esté lista.

No te preocupes por Ed… yo también tengo miedo de perderlos, pero tenemos que superarlos,
para poder vivir… se que para mi es un poco más fácil porque los tengo conmigo, pero tengo sé
que pronto los conocerás… te lo prometo… No tienes que sentirte culpable por las cosas que te
has perdido, también yo soy responsable por ello…

Él esta bien Edward, no te preocupes. Si algo realmente serio le sucediera te diría que vinieras,
de la misma forma que te pedí que visitaras a Marie. Se quedó en el hospital solo por
prevención y no te preocupes por mi aversión a los hospitales… no me importa estar aquí si es
por el bienestar de nuestros pequeños… No debes preocuparte tampoco por Lizzie, te conozco
y se que estas preocupado también por ella, ella esta bien. Esta noche la está cuidando una
pareja que es de mi entera confianza… y también de la tuya…

Te prometí enviarte las fotos, y lo haré, pero cuando estemos en casa, cuando todo este un
poco más calmado que ahora…
Se que pronto la vida nos pondrá frente a frente, pronto podremos decirnos nuestras
verdades, nuestras razones, nuestros perdones, nuestros sentimiento, nuestras culpas…
Edward… yo … yo también vivo una vida prestada porque no te tengo.

… Te amo… no sirve de nada negarlo…

No dejes sola a nuestra mariposita mañana

Bella…

Dios me ama… me ama… todavía me ama… No me lo merezco, pero soy enormemente feliz
por ello… ME AMA… No puedo creerlo…. Aunque si siendo sincero, a pesar de que el hecho de
que me ame es medio camino andado… no quiere decir que me perdone…

Pero por el momento no quiero pensar en ello… aquí lo que importa ahora es que aún Me
Ama….

Capítulo 7: Recordando El Principio Del Fin

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV
…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capitulo 7: Recordando el principio del fin …

Estaba completamente eufórico, mi princesa… Me Ama… de alguna forma no lo podía creer…


más bien en ninguna forma creía que eso era posible, o por lo menos que me lo mereciera…
si… no me lo merecía… Sabía que no lo merecía, pero estaba feliz que así fuera, si alcanzaba su
perdón no me alcanzaría vida para poder hacerlos todo lo feliz que les correspondían después
de tanto dolor y tanto sufrimiento … pero sin duda alguna haría el intento… tenía que buscar la
forma de hacerla volver… o de irme con ella a cualquier lugar del mundo que ella dispusiese,
aunque siendo sinceros sé que tanto ella como yo, no vamos a querer nunca separarnos de
Chicago, irnos de Chicago se sentiría como abandonar a nuestra bebé, y estoy más que seguro
que ninguno irá a dejar atrás a nuestra mariposita.

Ahora más que en cualquier otro momento del día y después de leer el correo de mi ángel,
puedo tener casi la certeza de que el reencuentro estaba cada vez más cerca, lo podía sentir
con cada poro de mi piel, en cada célula de mi cuerpo… Tenía que prepararlo todo, tenía que
terminar de leer el libro de mi princesa, tenía que conocer exactamente el matiz de su dolor,
para poder saber cuales eran las cosas por las que ella necesitaba que le pidiera perdón, para
agregarla a las muchas razones que tenía en mi propia lista… Sabía que tenía que pedirle
perdón por no haberla amado como se merecía, aun cuando la amaba como nunca podría
nadie amar en este mundo, con un sentimiento que me sobrepasaba a mi mismo, tenía que
pedirle perdón por mantenerla en la sombra, tenía que pedirle perdón por todas las veces que
sufrió viéndome del brazo de otra mujer que ocupa el puesto que por derecho propio le
correspondía, tenía que pedirle perdón por las migajas de tiempo que le daba, tenía que
pedirle perdón por todas las cosas grandes y pequeñas que olvide y dañe en nuestra relación,
tenía que pedirle perdón por haberme casado con Heidi y no haberla esperado, tenía que
pedirle perdón por no hacerle frente a las amenazas de Heidi y dejarla, tenía que pedirle
perdón por cada dolor, desplante o humillación que recibió de Heidi, Esme o Emmett por el
simple hecho de amarme, tenía que pedirle perdón por mis celos sin razón, por haberla dejado
ir de mi lado, por dejarla sola en su embarazo, por no cumplir sus antojos, por no acariciarle el
vientre diciéndole a nuestros hijos que los amaba y los esperaba, por no acompañarla y
sostenerle la mano en cada eco, por no estar con ella el día que nacieron nuestros hijos, por no
acompañarla cuando descubrieron la enfermedad de nuestra pequeña, por no ver juntos por
primera vez a nuestros bebés y decirle que los amo y que soy feliz de que estén en este
mundo, por no estar con ella en la muerte de nuestra pequeña, por no estar con ella todos
estos años y vivir juntos cada pequeña cosa relacionada con nuestros bebes, cada pequeña
cosa relacionada con nuestra vida…. Y esas solo por nombrar algunas de las muchas culpas que
guardaba en mi interior… Así que la perspectiva del reencuentro no solo me llenaba de alegría
sino de un miedo que me paralizaba… Miedo a que aún amándome como me ama… aún
amándonos como nos amamos, no pudiera perdonarme… miedo en que de alguna forma aún
consiguiendo su perdón no quiera tenerme a su lado… Sea como sea debería dejar los miedos
y concentrarme en ir alcanzando un paso a la vez… y uno de esos pasos era quitarme el
fantasma de la muerte de mi mariposita, y para eso debía escuchar de mi padre que pude
haber hecho para salvarla, aunque eso solo lograra aumentar mi tormento o contrariamente
regalarle un poco de paz a mi atormentado espíritu… Si eso pudiera ser posible… Así que
aunque un poco exhausto por toda la descarga emocional del día decidí salir de mi cuarto he ir
en busca de mi padre…

Fui hasta su despacho, supuse que estaba allí, en efecto la luz estaba encendida por lo que
seguramente estaría adentro… Toque la puerta.

- Adelante.- escuche la voz de mi padre desde el otro lado, entre y estaba sentado en su
escritorio con el expediente de Marie que yo le había dado la noche anterior.- Pasa hijo,
siéntate.- me indicó.- Pensé que estarías aún descansando, la verdad es que debes estar muy
cansado con todo lo que viviste hoy.- me dijo con su habitual cariño.-

- Lo estoy papá, lo estoy.- le reafirme.- pero la verdad es que necesito resolver esto… han
pasado seis años… y por primera vez siento que estoy cerca… que pronto podré tener a Bella
frente a mi, podremos conversar, espero que podamos resolver las cosas, y podré ver también
a mis hijos y decirles todo lo que siento por ellos y de alguna forma ganarme su perdón.- le
repetí a mi padre.-

- Seguro que pronto los tendrás contigo hijo, no desesperes.- me dijo.- Ahora nos tienes a
nosotros para ayudarte.- dijo dándome su apoyo.-

- Por lo menos a ti, a Jane, Jasper, Alice y Rosalie.- le dije siendo sincero, el solo asintió
sabiendo que no podía meter a Emmett, ni a mi madre en la ecuación.

- Porque no nos los contaste antes Edward, te habríamos ayudado desde el principio.- me
reprocho mi padre.-

- Porque no sé como perdonarme… porque no sé como perdonar a mi madre… porque no


podía soportar su dolor además del mío papá.- le dije con toda la sinceridad que pude.-
- Siento eso hijo.- me dijo mi padre.- siento de verdad la forma en la que tu madre ha actuado
con respecto a esto, porque de alguna forma me siento responsable.- me dijo casi en un
susurro.-

- Papá tu no tienes la culpa de lo que hace mamá, es cierto que a veces podrías refrenarla,
pero supongo que no lo haces por que la amas.- le confesé lo que de verdad pensaba.-

- No es solo amor Edward.- me confesó a la vez mi padre.- son culpas del pasado que nos
atormentan a los dos… culpas que pensé que estaban enterradas en el pasado donde deberían
estar, culpas que pensé que estaban olvidadas y que regresaron golpeándonos de frente hace
ocho años.- me dijo mi padre en un susurro casi inaudible… Y yo la verdad no entendía nada.-

- De que estas hablando papá?.- le pregunté confundido.-

- Lo siento hijo pero no puedo contestarte a esa pregunta sin romper una promesa.- me dijo
simplemente. Luego de unos minutos en silencio, en el que yo lo veía intentando interpretar
sus palabras, y él se convencía de que no debió mencionarlas, me pregunto en un descarado
intento de cambiar el tema.- Hablaste con Jane?.

- Si hace un momento.- tanta fue la desolación y el arrepentimiento que vi en el rostro de mi


padre, que preferí dejar que cambiara el rumbo de la conversación, además mi cerebro estaba
demasiado colmado y aturdido por mis propias intrigas y eran tantos los secretos y los asuntos
turbios y oscuros que ya no sabía como manejarlos.-

- Como lo tomo?.- preguntó mi padre con preocupación y curiosidad.-

- Increíblemente bien papá… la verdad es que no me lo esperaba.- le dije con una sonrisa de
orgullo por la actitud de mi hija.- No solo me dijo que entendía completamente el hecho de
que yo no había estado enamorado de su mamá y que de verdad amaba a otra mujer, sino que
se emocionó enormemente por saber que yo estaba enamorado de alguien.- mi padre me
miraba sorprendido.- Sabes que ella había visto las fotos que en mi cuarto guardo de Bella y los
pequeños.- mi padre negó con la cabeza.- pues lo sabía, y no solo eso papá, sino que entre las
fotos hay una de Bella conmigo, fue una de las pocas cosas que quedó en el departamento
cuando ella se fue, y Jane me dijo que cuando me veía triste, ella entraba a mi cuarto para ver
la foto y así poder verme feliz.- le dije.-

- Woao… que increíble.- dijo mi padre.-


- Pues si papá, ella estaba completamente emocionada con el tema de mi princesa y me hizo
mil preguntas, y luego hablamos de sus hermanos.- mi padre se tensó, esperando no recibir
noticias de sufrimiento de su nieta.- Pues si, pregunto por ellos, donde estaban, que cuando
vendrían, que quería conocerlos, quería conocer a Bella, incluso dijo que le gustaría que

Bella fuera su mamá.- le dije emocionado.-

- Es maravilloso Edward.- me dijo, pero luego frunció el ceño, y su expresión paso de pensativa
a preocupada.- sobre eso de que Jane quiere que Bella sea su madre, es mejor ocultárselo por
el momento a Esme, no quiero imaginar su reacción.- se quedo pensativo nuevamente
mientras yo asentía.- Hijo… voy a darte un consejo… no sé… pero creo que es lo mejor, aun
cuando con el esté rompiendo mis promesas, aún cuando sé que esto le hará daño a tu
madre… - calló durante unos segundo y luego prosiguió.- Edward, mientras decidas que hacer,
y antes de que Bella regresa a tu vida de alguna forma… creo que lo mejor sería que buscarás
una casa y te fueras de aquí.- me dijo mi padre y yo inmediatamente empecé a considerar su
propuesta.- No creas que te estoy echando, sabes bien, que yo soy feliz de tenerte a ti y a Jane
en esta casa, pero creo que si mantienes a tu madre alejada de Bella tendrás mejores y más
felices resultados… Me cuesta aceptarlo, me cuesta decirlo en voz alta, pero es así.- mientras
mi padre decía pensaba que no solo era factible todo lo que me decía, sino que recordé lo que
habíamos hablado Alice y yo de regreso del cementerio, y sopese la posibilidad de que mi
madre usará a Jane para separarme de Bella… otra vez… La sola idea me producía escalofríos,
pero siendo totalmente sinceros no era para nada descabellado, aunque me doliera aceptarlo.-

- Creo que tienes razón papa, mañana mismo me voy a comunicar con un agente de bienes
raíces, voy a buscar una casa lo suficientemente cómoda y acogedora para los cinco, aunque
cuando Bella regresa, y si es que me perdona y decide que tenemos una oportunidad juntos
veré si quiere otra casa más a su gusto y el de los pequeños.- le comenté, mi padre solo esbozo
una pequeña y triste sonrisa.-

- Es perfecto Edward.- me dijo, y cambiando el tema abruptamente de nuevo, haciéndome


sentir perdido en esta conversación.- Y hablaste con Jane sobre Marie.- yo solo asentí.- Y cómo
se lo tomó?

- Triste… renegó hasta un poco de Dios, pero luego preguntó cuado podríamos ir a visitarla, y
se emocionó un montón cuando le dije que iríamos mañana.- le comenté.- Vas a ir?.- le
pregunte entre dudoso y esperanzado.-

- Claro hijo ahí estaré.- me dijo.-

- Aunque mamá no quiera ir.- me encontré diciéndole sin poder evitarlo.-


- Aunque tu madre no quiera ir.- me respondió.- sino quiere pues que se quede con Emmett.-
me dijo con simpleza, luego de un instante de silencio.-

- Estamos esperando a Emmett para ver lo del expediente.- le pregunte, ya mi curiosidad


comenzaba aparecer de nuevo.-

- La verdad es que Emmett, ya vio el expediente y me dio su opinión hijo, ya sabes como es él
con este asunto tuyo con Bella.- me dijo luciendo apenado.-

- Maldita sea papá, me interesa una mierda lo que sienta Emmett en relación a lo que tenemos
o teníamos Bella y yo.- le conteste verdaderamente cabreado.- Se trata de su sobrina por el
amor de Dios… De mi Hija… y él es mi hermano.- estaba realmente molesto y frustrado,
aunque a decir verdad no debía sorprenderme.-

- Edward… sabes como es Emmett con respecto a tu madre.- me dijo mi padre intentando
calmarme, y que no saliera de ese despacho a gritarle cuatro cosas a mi hermano que era lo
que me provoca hacer.- El siente que involucrándose en este asunto traiciona a tu mamá.-
completo.- Lo entiendes verdad?

- Si papá, se perfectamente que mi hermano es el perro faldero de mi madre… el Lacayo de


Doña Esme… pero no … No lo entiendo.- le dije.-

- Como sea Edward, no voy a darte o quitarte la razón, porque ambos son mis hijos y Esme es
mi esposa y la mujer que amo.- me respondió, y yo resople de indignación y rabia.- aunque no
voy a negarte que no estoy en favor de ninguna de sus actitudes.- me dijo mi padre con
sinceridad pero en un claro intento por calmarme.- Pero en fin, lo importante aquí es que
tanto Emmett como yo revisamos el expediente.- me dijo.-

- Y que encontraste papá?, que pude haber hecho para evitarlo?.- le pregunte cuando ya las
lágrimas anegaban mis ojos.-

- Verás Edward, Marie, sufría de una malformación congénita en el corazón, conocida como
Transposición de los Grandes Vasos, que es una alteración cardiaca congénita, que imposibilita
a los vasos principales a conducir la sangre oxigenada por el cuerpo.- me explicó mi padre de la
forma más sencilla que consiguió.-

- Que podía hacerse al respecto.- pregunte con verdadera desesperación.-


- En sentido general la alteración puede corregirse con cirugía, pero el problema es que no se
detecto a tiempo Edward.- me explicó.-

- Por qué?... cómo no lo vieron?.- pregunte de nuevo.-

- El trastorno suele detectarse en los ecos, durante el embarazo, pero resulta que Marie, era lo
que llamamos el “gemelo oculto”, y solo fue descubierta en el último eco, y aún así según el
expediente del obstetra, no pudo verla por mucho tiempo, ni detallarla a cabalidad, puesto
que su aparición en el eco fue tan corta que solo pudo determinarse que ella estaba allí, y
pensaron erróneamente que gozaba del mismo estado de salud de sus hermanitos.

- Y en la revisión pediátrica que se hizo al nacer?.- necesitaba aclararme todas mis dudas.-

- Un solo pediatra atendió a tres los niños, y su reconocimiento fue bastante general. El
trastorno no siempre se manifiesta al nacer, en algunas veces aparece unos días después,
como fue su caso.- me explicaba mi padre.- también en más común en los varones que en las
niñas, así que tanto Emmett como yo sospechamos que al pediatra ni se le paso por la cabeza
que la pequeña podría tener ese problema.- mi padre hizo una pausa.- uno de los síntomas es
que el bebe se pone cianótico, es decir, su piel empieza a tomar una coloración azul, sobre
todo en las extremidades; sin embargo, en Marie la cianosis apareció de forma tardía, y se dio
primero las fallas respiratorias asociadas.- mientras mi padre explicaba el cuadro, las lagrimas
caían incesantemente por mi rostro.- lo cual hizo que la condujeran a terapia intensiva
pediátrica, empezaron con los estudios de rutina, al día siguiente cuando comenzó dar señales
de cianosis se hicieron una idea de que el asunto podría estar en el corazón, y se realizaron los
estudios respectivos, encontrándose así con el problema.- me dijo mi padre, intentando en ese
momento ser todo lo profesional y médico que podía, pero sinceramente le costaba mucho
mantener las lágrimas y las emociones a raya.-

- Porque no la sometieron a la intervención para corregir el defecto.- pregunté indignado, ya


me había levantado de la silla y daba vueltas como león enjaulado.-

- Tenían que controlar el cuadro respiratorio antes de llevarla a la cirugía, además Marie por
ser la más pequeña de los gemelos y por la posición en la que se había encontrado era la más
pequeña y la más baja en peso, por lo que debería considerarse múltiples factores.- dijo mi
padre ya con la voz rota.- lo cierto, es que el cuadro fue empeorando de forma dramatiza y
muy rápida y el resultado es el que todos conocemos.- me dijo.-

- Y que significa para mi eso?.- le dije con rabia y dolor.-


- Que aún estando allí no podrías haber hecho nada.- me dijo.- que lo único que debes
lamentarte y por lo único que debes pedir perdón con respecto a Marie, es por no haberla
conocido, porque no podrías haber hecho nada para evitar el final que tuvo nuestra pequeña.-
dijo mi padre mientras sus mejillas se llenaban de lágrimas.-

- Dios… pensé que me sentiría mejor conociendo todo esto, pero la verdad es que no papá… no
me siento mejor, no me siento más tranquilo. Porque aunque puedo dejar de
responsabilizarme de su muerte, eso no cambia el hecho de que mi mariposita esta muerta y
que nunca la tuve y nunca la tendré entre mis brazos.- Me acerque a mi papá y le di un
abrazo.- De todas formas… Gracias papá, no sabes de verdad cuanto te lo agradezco.- con eso
me retire de su despacho.

De camino a mi cuarto, le envíe un mensaje de texto a Alice, preguntándole a que hora tenía
preparado todo lo el homenaje, me informó de la hora y pase por la cocina a tomar algo ligero,
luego me dirigiría a darle las buenas noches a mi muñequita antes de regresar a mi cuarto, a
mi libro, a mi historia, luego del baño, me refugie en mi cama, busque las fotos para
contemplarlas durante un rato y perderme en mis pensamientos y mis recuerdos. Tome
nuevamente el libro, con la intención de leer otro poco, pero tras considerar que habían
soportado demasiadas cosas hoy, decidí que era hora de descansar, mañana podría continuar
buscando pistas, desentrañando mi propio pasado, buscando mis respuestas, me sentía un
poco culpable, pero después de tantas emociones y como me afectaron físicamente entiendo
que debo cuidarme, no puedo enfermarme ahora que estoy tan cerca de lograr mis objetivos,
tan cerca de mi princesa.. .tan cerca de mis hijos. Desperté como a las ocho de la mañana,
después de la mejor noche de sueño de los últimos años. Cuando salía de mi cuarto vi que mi
muñequita venía a mi a la carrera. La tome en brazos…

- Hola cariño, que haces levantada ya y corriendo por toda la casa.- le dije mientras depositaba
un suave beso en su naricita.-

- Papito venía ver a que hora vamos a visitar a mi hermanita?.- preguntó mi pequeña.-

- Tu tía Alice, dijo que teníamos que verla en el comedor dentro de un rato amor, ella es la que
se encargo de todo.- le dije.-

- Esta bien papito.- me dijo al tiempo que la colocaba nuevamente en el suelo, y la dirigí a la
cocina para prepararle su desayuno.-

- Que vas a querer desayunar princesa?.- le pregunte.-


- Papi yo soy tu muñeca.- dijo mientras se reía.- Tu princesa, es la princesa Bella.- me uní a sus
risas.-

- De acuerdo muñequita, pero tu también eres mi princesa y estoy seguro que a Bella no le
importará compartir ese puesto contigo y tus hermanitas.- le dije.- Pero aún no se que vas a
querer desayunar.

- Uhmmmm…- decía mientras pensaba.- quiero… cereal con yogurt y frutilla (fresas). Puede
ser.- me dijo.-

- Claro que puede ser pequeña.- le dije mientras me movía por la cocina, recolectándolo todo
para prepararle el desayuno a mi pequeña, me extrañaba que Alma, que era quien se
encargada de la oficina de la casa no se encontraba a la vista, pero seguro estaba atendiendo
las solicitudes de Doña Esme, como siempre lo hacía.-

- Papá…- me dijo mi hija intentado llamar mi atención, la vi haciéndole un gesto para que
continuara.- cuando la Princesa y mis hermanos regresen vamos a vivir todos aquí en esta casa
con el Abu Carlisle y la Abu Esme?.- pregunto mi pequeñita.-

- Bueno cariño, eso es un poco complicado, primero papito tiene que resolver unas cosas con
mi princesa, además estaba pensando en que voy a comprar una casa para nosotros, y cuando
regrese la princesa, voy a intentar convencerla de que vivamos todos juntos en esa casa.- le
comente y enseguida note como se llenaban sus ojitos de luz.-

- Si papi, yo quiero.- decía mientras saltaba en la silla.- Una casa para mi y mis hermanitos, y
para la princesa y para ti, será como nuestro castillo, y puede tener una casa en el árbol, para
mi, para Edward y para Lizzie.- decía mientras seguía saltando y yo sonreía al verla feliz e
imaginándome la escena que me pintaba.- y también una piscina y un parque… y un piano para
ti papito… y …y …- se quedo callada y centro su mirada en mi.- algo que le guste mucho a la
princesa… y algo también para Marie.- Decía emocionada, debía buscar como contenerla sino
quería que mi madre estropeara mis planes.-

- De acuerdo muñeca, vamos a buscar una linda casa, con todo eso.- le dije, pero me acerque,
colocando el planto en la encimera delante de ella, y le dije bajito.- muñeca, para que todo
salga bien y como queremos los dos y poder vivir en una linda casa con la princesa y tus
hermanos tenemos que guardar el secreto… nadie puede saberlo.- le dije.-

- Ni siquiera las tías Ally y Rosie.- me preguntó.-


- Bueno ellas sí.- dije pensando en que necesitaba quien me ayudara con la decoración de la
casa.- pero nadie más, no puedes decírselo ni a Valerie, ni a Kellan, tampoco a tu tío Emmett y
tampoco a ti Abuelita Esme.- le dije.-

- Por que papá?.- me pregunto curiosa.-

- Porque … porque…- tenía que buscar una excusa.- porque le vamos a dar una sorpresa. Así
que no puedes decirle a la Abuelita que quieres conocer a Bella y a tus hermanitos.- le dije,
sintiéndome un poco mal por manipular a mi pequeña.-

- De acuerdo papito, pero desayuna para que podamos visitar a mi hermana.- me dijo la
pequeña.-

- Buenos días.- dijo mi hermana con su andar de bailarina entrando en la cocina.-

- Buenos días Alice.- le dije pasando junto a ella y dejando un beso sobre su cabeza.-

- Hola peque.- le dijo Alice a mi hija dándole un beso en la mejilla.-

- Tía tienes lo que te pedí ayer.- le preguntó Jane, y yo las miraba curioso.-

- Claro, pequeña, cuando tu tía Alice te ha quedado mal.- río junto con la niña.-

- De que están hablando?.- pregunté sin poder contener mi curiosidad.-

- No seas curioso hermanito.- me dijo Alice.-No te preocupes, estoy seguro que te va a


emocionar.-

- Será Alice, que preparaste para hoy, a que hora vamos a ir a visitar a mi bebe.- le dije.-

- Primero quiero que veas esto.- me dijo acercándose a la mesa de la cocina y abriendo una
carpeta que había dejado al inicio de la encimera cuando entró a la cocina y la cual no había
visto hasta ahora. Comenzó a sacar unos folios donde habían los planos para el diseño de una
pequeño pero increíblemente hermoso jardín, con un pequeño estanque rodeado de
alcatraces (o calas), que eras las preferidas de mi Bella, caminitos rodeados de hermosas
flores, varios bancos, y un árbol con un hermoso columpio, con enredaderas y orquídeas, era
realmente hermoso y pacifico.- Te gusta?

- Es hermoso Alice, pero…- pensaba en decirle que no entendía a que venía el jardín.-

- Es parte del homenaje que planeé para tu mariposita Ed.- me explicaba.- ese pequeño jardín
tiene una especie de invernadero muy hermoso con flores y …- fue interrumpida por Jane, que
se había metido entre nosotros viendo uno de los dibujos y señalaba con sus deditos.-

- Mariposas...- dijo dando brinquitos.- Es genial tía Alice.- le decía.

- Es maravilloso Alice, será un lugar genial para recordarla.- le dije.- donde planeas hacerlo?.- le
pregunté

- En el lado norte del jardín.- me dijo, así que planeaba hacerlo aquí… la verdad preferiría que
estuviese en otro lugar.-

- Alice… el jardín es genial y perfecto, la verdad me sorprende gratamente y me emociona,


pero prefiero que esperes antes de poner tu plan en práctica.-

- Por que?.- pregunto mi hermana, desconcertada y un poco molesta porque le encanta llevar
sus planes de manera casi inmediata una vez que se forman en su cabeza.-

- Verás Alice.- le dije bajando la voz y mirando a través de la puerta para asegurarme que ni
Alma, ni nadie que pudiera contarle a Esme lo escuchara.- Papá me dio un consejo que pienso
seguir.- le dije.- voy a comprar una casa, para mí, para Jane y para Bella y los niños, si es que
ella me acepta de regreso, lo cierto es que quiero ya tener una casa cuando se produzca el
reencuentro con mi princesa, mañana mismo voy a llamar a un agente de bienes raíces, y voy a
poner manos a la obra.- le dije.-

- Eso es genial, pero mamá no debe saberlo aún.- me dijo luego de pensarlo un poco.-

- Exacto.- le dije.- por eso me gustaría que el jardín de mi mariposita este en mi casa, no aquí,
donde su madre no es bien recibida.- le dije con el dolor que esa verdad dejaba en mi corazón.
- Perfecto, entonces, terminen su desayuno.- nos dijo a Jane y a mi.- nos vemos en una hora
para salir al cementerio, dicho esto salió de la cocina dando brinquitos, Jane y yo terminamos
de desayunar y fuimos a prepararnos.

Cuando salí de mi habitación, pase a buscar a mi hija a su cuarto, quien salió con un extraña
bolsa de papel de color negro, con montones de maripositas escarchadas de color plata, quise
saber que era, y me dijo que tenía que tener paciencia, así que no me quedo más que
aguantarme mi curiosidad. Como lo esperaba en la sala estaban Alice, Jasper, mi padre y
Rosalie, eso se traducía en que ni mi madre, ni Emmett estarían con nosotros…bien, no iba a
permitir que eso me afectase. Salimos en mi volvo, y el mercedes de Carlisle, vía Mount Olivet,
cuando llegamos nos dirigimos hasta donde estaba mi pequeñita, a diferencia de ayer hoy
sabía perfectamente a donde iba, ayer tenía una sospecha pero hoy tenía la certeza plena, la
emoción taladraba mi cuerpo, y el bombeo de mi corazón era alarmante y sentía que
martillaba en mi cabeza. Hoy no corría aunque estaba ansioso por llegar, cuando llegue me
coloque de rodillas frente a la lápida de mi bebe, y coloque la mano sobre la piedra.

- Hola cielo, como te prometí estoy aquí de nuevo, para hacerte un poquito de compañía hoy
mi mariposita.- le dije.- Hoy es siempre uno de los días más tristes del año para mi amor, hoy
se cumplen años desde que nos dejaste sin tu luz cielo, y te extraño, te extraño mucho amor…
Y papá te ama.- de pronto sentí la pequeña mano de mi Jane en mi hombro.-

- Papi también puedo hablarle a mi hermanita.- me pregunto.-

- Claro cielo.- le dije, ella se acercó sentándose en el suelo, colocando la bolsa misteriosa a su
lado.-

- Y que le digo?.- me pregunto preocupada.-

- No lo sé cariño... Cualquier cosa que sientas en tu corazón y que quieras que ella sepa amor.-
le dije.-

- Mi abuelita nunca me deja decirle nada a mi mamá, dice que todos saben lo que siento por
ella, y que ella está en el cielo, y no tiene sentido hablarle a una piedra fría y solitaria, y que si
vamos al mausoleo es solo para mostrar nuestro respeto.- me dijo mi pequeña, y tuve que
morderme la lengua para no comenzar a despotricar en contra de mi madre.-

- Pequeña, Marie esta en el cielo, pero como el Angelito que es, estoy seguro que siempre nos
acompaña, y esta con nosotros aquí en este momento, vinimos aquí no solo a mostrarle
nuestro respeto, sino para mostrarle nuestro cariño, nuestro amor, y para hacerle saber que la
extrañamos mucho.- le dije a mi pequeña.-

- De acuerdo papito.- me dijo girándose a la lápida… inspiró y luego finalmente encontró las
palabras.- Hola Marie… yo… yo soy la muñequita de papi, soy Jane, y soy tu hermana mayor…
lamento… - hizo una pausa secándose las lágrimas que corrían por su pequeño rostro, inspiro y
siguió con la voz entrecortada por el llanto.- lamento no haberte conocido, de verdad creo que
la pasaríamos bien jugando juntas… Yo quise traerte algo… supongo que no tuviste juguetes
porque cuando diosito te llamó para ser angelito eras muy pequeñitica.- abrió la bolsa que
tenía a su lado y de ella saco una mariposa de peluche, ese gesto me conmovió en lo más
profundo del alma.- Es una mariposita… así te dice papi….- dijo al tiempo que deja la pequeña
mariposa sobre la lápida.- Ayer papi me contó de ti y de nuestros hermanitos, y la verdad me
sentí muy feliz por ellos… y muy triste porque no iba a poder conocerte… Sabes papito sufre
mucho porque no te conoció, y sufre mucho porque la princesa y nuestros hermanos no están
con nosotros… así que tu que estas en el cielo, y eres el angelito que nos cuida a mi, y a Lizzie y
a Ed, me gustaría mucho si le dijeras a Diosito para que permita que la princesa regrese
pronto y quiera vivir otra vez con papi y conmigo, y con Lizzie y con Ed… así … así podemos ser
todos una familia feliz… y podremos venir a verte siempre todos juntos.- decía mi pequeñita
entre lágrimas y con el corazón en la mano, mientras mis lagrimas caían de forma silenciosa
por mis mejillas uniéndome a su ruego.- Espero que te guste la mariposita, ayer se la pedí a mi
tía Ally y ella fue a comprarla por mi.- le dijo.- y soy muy feliz de ser tu hermana mayor, no
todas las niñas pueden decir que son la hermana mayor de un lindo angelito, y también te
quiero mucho.- dijo finalmente ya que sus lágrimas no la dejaban continuar más allá.-

- Gracias cielo, has sido muy especial, y estoy seguro que tu hermanita le encantó tu regalo y
esta muy feliz por conocerte al fin.- le dije sentándome mejor en el suelo, y poniéndola sobre
mi regazo para poder consolarla, ella se abrazaba muy fuerte a mi cuello mientras yo le hacía
pequeños círculos en su espalda intentando que se calmara.- Papi los ama mucho a los cuatro,
y espero que Marie logre convencer a diosito y que Bella y sus hermanitos estén con nosotros
pronto.- decía hablándole a las dos.-

- Ey Marie.- se acercó Rosalie a nosotros.- yo soy tu tía Rosalie, y quiero que sepas que los
extrañamos mucho a todos, extrañamos a tu mami, extrañamos a tus hermanos, pero sobre
todo te extrañamos a ti, porque nunca vamos a poder estrecharte en nuestro brazos, ni
consentirte ni darte todo el amor y la ternura que nos inspiras. Te quiero pequeña y lamento
que no pudieras estar con nosotros, ni crecer junto con tus hermanos, ni tus primitos… Se que
eres un hermoso angelito, y siento que no solo estás a cargo de tu mami, papi y hermanitos,
sino que siento que toda nuestra familia esta cobijada por tus dulces alas princesita y quiero
agradecerte por eso… te queremos mucho y no estarás más nunca solita.- dijo colocando una
mano sobre la lápida en la que había dejado un beso.-

- Hola pequeña.- esta vez fue el turno de Jazz, mientras yo estaba agradecido y emocionado
por las muestras de amor que mi familia le brindaba a mi bebe… en este momento, con las
palabras de mi muñeca, con las palabras de Rose y ahora de Jazz, me importaba muy poco las
estupideces de mi madre o de mi hermano, a la final, quienes de verdad habíamos querido a
mi ángel estábamos aquí acompañando a mi mariposita y dándole nuestro cariño.- Creo que
solo falto yo para presentarme hermosa señorita.- decía mi cuñado desplegando todo su
encanto sureño.- yo soy tu tío Jasper, y no sabes el dolor que nos produce no tenerte con
nosotros, pero así es la vida y tenemos que aceptarla nos guste o no, pero lo que si podemos
remediar es el asunto de juntar a tu familia, así que te prometo princesita, que todos nosotros
vamos a hacer lo posible e imposible, para que tu mami y tus hermanitos sean todo lo felices
que se merecen, y hacerles saber lo mucho que los queremos, al igual que hoy queremos que
sepas lo mucho que te queremos y te extrañamos cielo.- le dijo mi cuñado.- Espero que el día
que tu tía Ally y yo tengamos una bebita, sea tan dulce como de seguro serías tu.- Me levante
del suelo, con cuidado, poniendo también de pie a Jane, y me acerque a Rosalie y Jasper para
abrazarlos.-

- Gracias hermanos.- les dije, mientras los abrazaba a los dos a la vez.- gracias por amar a mis
pequeños.

- Hola pequeñita.- le dijo Alice.- estamos aquí para hacerte compañía princesa. Y vamos a venir
a verte a menudo, de pronto no todos juntos, pero vamos a intentar de venir siempre que
podamos.- le dijo mientras dejaba a lado de la lápida unas calas (alcatraces).- te traje estas
flores que son las preferidas de tu mami, para que sepas que ella también te ama mucho y que
si no esta aquí es porque tenía que cuidar a tu travieso hermanito.- le dijo mientras
acomodaba las flores.- Te queremos mucho princesita, espero que hoy seas feliz de tenernos a
todos aquí contigo.- le dijo.-

- Ves hermosa, lo mucho que te amamos todos bebe.- le dije mientras se reanudaban las
lágrimas.- pequeña no te haces a una idea de lo mucho que te queremos.- le decía a mi
pequeña.-

- Edward, me permites.- dijo mi padre, para pedirme permiso y poder acercarse a la lápida, se
puso de rodillas frente a ella, y con su llave abrió un pequeño hueco en la tierra muy cerca de
la piedra, estaba realmente confundido, la verdad no entendía que pretendía, hasta que saco
algo de su bolsillo y hablo.- Este es el Blasón de los Cullen.- le decía a mi pequeñita, mientras
tomaba en su mano la medalla.- todos los miembros de nuestra familia tienen el suyo, y
quiero que tu también lo tengas princesita.- le dijo mi padre colocando la medalla en el hueco
que había realizado y tapándolo con la tierra.- espero que pronto pueda entregarle a tus
hermanos y a tu madre los suyos.- sus palabras me emocionaron a un nivel insospechado. No
solo porque dejaba junto a mi mariposita el símbolo de nuestra familia, sino que tenía las
medallas para mis bebes… e incluso para Bella… el blasón de los Cullen para Bella, eso me
emocionaba profundamente, y más porque mi padre nunca permitió que Heidi lo tuviera, por
más que ella le riño por eso, por más que mi madre discutiera y peleara por ello, incluso
cuando mi madre logro entregarle la medalla a escondidas de papá, el hizo que Heidi se la
devolviera, diciéndole que aún no se la había ganado, y que solo por estar casada conmigo y
que llevara el apellido Cullen no la hacía merecedora de la medalla… podría apostar que mi
padre no sufría de la misma ceguera de mi madre y de Emmett y no aceptaba la vehemencia
del amor de Heidi por mi, aunque en el fondo supongo que ellos tampoco lo creían como dicen
haberlo creído.-

- Gracias papá, fue un hermoso gesto de tu parte.- alcance a decirle.- Gracias por esperar por
Bella y mis hijos para que ellos también puedan llevar el símbolo de nuestra familia.- le dije con
un abrazo. Nos quedamos allí diciéndole cosas a mi bebita, contándole cosas de nuestra
familia, de su hermana Jane, de sus primitos.- Ay princesa, cuanto anhelamos todos que tu
mami y tus hermanos estén con nosotros, cuanto te extrañamos amor, cuanto…- de pronto fui
interrumpido por una voz que conocía, pero que hace mucho tiempo no escuchaba.-

- Buenos días.- dijo a todos, dirigiéndose a mí dio un asentimiento de cabeza.- Cullen.- ahí
frente a mí se encontraba Riley Ferland, con un pequeño ramos de tulipanes en sus manos.-
Hace mucho que nos vemos.- me dijo, mientras me levantaba del suelo.-

- No tantos como quisiera, que haces aquí Ferland?.- le pregunté, de pronto el imaginar que mi
princesa le dijera a él antes que a mi que aquí se encontraba mi bebe me dolió e hizo que se
dispararán mis celos.-

- No hace falta la hostilidad Cullen.- me dijo.- solo vine a presentar mis respetos a tu hija,
además de traerle esto.- me dijo mostrándome las flores.- me permites.- me pidió permiso
para poder acercarse a dejar las flores junto a los alcatraces que previamente dejo allí Alice.-
Pensé que la pequeña estaría sola este día y pase un rato a verla.-

- Como sabes que iba a estar sola?.- le pregunte.-

- Calma hermano, Riley no está haciendo nada malo.- me dijo Jasper, intentando que me
controlara.-

- Simplemente cuando Bella no llegó al apartamento ayer me imagine que no iba a poner
venir.- dijo encogiéndose de hombre.-

- El apartamento…- dije confuso.-

- Si Edward, el apartamento, cada vez que Bella viene a Chicago se queda en el apartamento.
No puedes saberlo porque casi no te paras por ahí, y cuando lo haces no es ninguna de las
fechas que ella acostumbra venir, así que por eso no han coincidido.- me dijo.-
- Porque si Bella no se siente lista aún para hablar con Edward, porque cuando viene se queda
en el departamento?.- le pregunto Rosalie, haciendo eco de mis pensamientos.-

- Creo que ella siempre ha tenido la esperanza de encontrarlo allí cuando viene.- dijo Riley, no
lo soportaba pero me estaba siendo útil en este momento.-

- Y como sabes que Marie, está aquí, te lo dijo… te lo dijo mi Bella.- le dije intentando tragar el
nudo que tenía en la garganta.-

- Deja los celos Cullen… por más que yo quise intentar conquistar a Bella nunca pude hacerlo
porque ella te entregó su corazón de forma irremediable y para siempre. Además hace cuatro
años que estoy casado.- me dijo levantando la mano y mostrándome la alianza.- Mi esposa
Victoria me espera en el carro, sino me crees.- me dijo.-

- Te agradezco la aclaratoria, pero eso no responde mi pregunta Ferland.- le dije ya un poco


molesto por la evasiva.-

- Esos celos tuyos te van a traer problemas con Bella si tienes intenciones de reconquistarla.-
me dijo riéndose.- Calmate Cullen… Bella nunca le diría a nadie antes que a ti que su hija se
encuentra enterrada aquí, la verdad es tanto a Victoria como a mí nos intrigaba enormemente
las razones por las que ella regresaba a la ciudad una y otra vez, y nos preocupaba además el
estado en el que regresaba a casa tras sus salidas misteriosas, así que un día la seguí y descubrí
esto, lo cierto es que ella no sabe que yo conozco este secreto. Vicky y yo decidimos no decirle
nada porque estábamos seguros que iba a sentir que te había traicionado si nosotros sabíamos
de Marie antes que tú.- me dijo.-

- Te agradezco de corazón que te preocupes de esa manera por que mi Bella no se sienta mal.-
le dije dejando mi hostilidad a un lado por el momento.-

- Bueno, en vista de que la princesa no esta sola yo me retiro.- dijo ignorando olímpicamente
mi disculpa.- Y Cullen… te lo dije, eres un imbécil, y terminaste destrozándole la vida a Bella…
Te dije que los demás íbamos a terminar recogiendo los pedazos que dejaras de ella.- me dijo,
aún con lo cabreado que estaba, la verdad era la verdad y dolía, mantuve mis puños apretados
a los lados de mi cuerpo conteniendo la ira, no iba a pelearme con él aquí delante de mis
hijas.-

- Adiós Ferland, espero que tardemos lo mismo en volver a vernos.- le dije, el simplemente
negó con la cabeza, se dio la vuelta y se fue con una cínica sonrisa entre los labios… o eso me
pareció.-
- Papito…- me dijo mi pequeña jalando de la manga de mi camisa.- vinimos aquí para estar con
Marie, no para que tu te moleste.- mi hija tenía razón y de pronto pe sentí apenado de que
una pequeña de casi ocho años me tuviera que recordar que era lo importante en este
momento.-

- Tienes razón cielo.- me acerque a la lápida y coloque mi mano sobre ella.- lo siento amor,
papa puede ser muy imbécil a veces.- le dije.-

- Solo a veces.- replicó Jasper, disimulando el comentario con una tos fingida.-

- Si cielo tu papá es un imbécil algunas veces.- continúe.- tu papito es un celoso sin remedio.- le
dije. Pasamos un tiempo más conversando con mi pequeña, hasta que llegó el tiempo de
marcharnos.-

- Hijo es hora de irnos.- me dijo mi padre. Asentí con la cabeza.-

- Princesa ya papito se va por hoy, espero poder tener un tiempo mañana para pasar a verte.
Te amo mucho cielo, y como te dije ayer no quedas aquí solita porque siempre estas conmigo.
Te amo, y te extraño muchísimo mi mariposita.- le dije. Jane se acercó a mi.-

- Adiós hermanita, yo tengo que ir al colegio toda la semana, pero voy a pedirle a papito para
venir el fin de semana, de pronto puedo traerte otra mariposita.- le dijo.- Cuídanos hermanita
y no se te olvide pedirle a Diosito para que tu mamita y nuestros hermanos regresen pronto.-
le dijo.-

Así salimos del cementerio y nos dirigimos a comer todos juntos fuera de la casa, quería que
conversamos acerca de lo que podíamos hacer sin la intervención de Emmett ni de mi madre,
fuimos a un restaurante familiar al que soliamos llevar a los niños y que tenía un área infantil
donde podían jugar, nos sentamos cerca del parque para poder vigilar a Jane mientras
conversábamos.

Fue ahí cuando me enteré que mi hermana y Rosalie ya estaba trabajando sobre la opción que
yo había pensado de contratar a Bella para una serie de conferencias, entrevistas, ruedas de
prensa y firmas de libros con lo de la revista. Esa era la razón por la que Renata estaba en casa
ayer, y sospechaba que era esa la ayuda que le reclamaba Esme. Gratamente me sorprendió
que Renata quisiera ayudarnos, claro que quizás mi Ángel recodará Renata y no quisiera firmar
el contrato o se daría cuenta de que se trataba de nosotros, aún así habían sido muy pocas
veces las que mi princesa y Renata coincidieron, y cuando estalló el escándalo y la muerte de
Alec Volturi y que tenía a Renata en el centro de la controversia ya mi princesa estaba en
Londres. Esa era una opción excelente, porque si mi princesa estando en la ciudad conocía el
riesgo de encontrarse conmigo, y no iba a sentirse abrumada ni obligada como lo haría si me
acercará a ella a través de la fundación, o si la buscará en su casa en Italia, sin embargo esas
eran opciones que no pensaba dejar fuera de la mesa.

Teníamos que esperar la semana para poder ultimar los asuntos del contrato, contactar a Paul
Simmons y hacer toda la negociación… y aún eso no era garantía de que aceptarán, era posible
que no lo hiciera y es por ello que no podía cerrar las otras oportunidades. Alice se encargaría
de hablar con Simmons, y dado lo persuasiva que era, teníamos casi por seguro que ella podría
cerrar el contrato con él, pero la decisión final era de mi princesa, así que deberíamos esperar
a ver cual era su opinión al respecto y si aceptaba o no la firma del contrato. Por otro lado mi
tarea sería averiguar el lugar de Italia en el que podrían estar, podría buscar el libro alguna
referencia, porque en algún momento de la noche anterior le di una ojeada al libro para ver si
estaba el nombre de la ciudad a la que se había ido, pero la verdad es que el libro culminaba
cuando mi Bella y nuestros hijos abordaban el avión hacia Italia. Esperaba que la revista
pudiera eventualmente ofrecerme una pista concreta. Si no recibía la llamada de la
muchachita de la tienda, debería ponerme a buscar por todas las librerías o puestos de revistas
que la encontrará a mi paso. También debía buscar entre mis pensamientos a ver si lograba
recordar algo… pensando en eso… me vi interrumpido por mi cuñado.

- Edward en alguna de las conversaciones con Bella, no te comentó nunca nada sobre alguna
propiedad de los Swan en Italia.- me dijo Jasper.-

- No logro recordarlo con claridad, se que hay algo, pero no consigo recordarlo.- le dije
jalándome el cabello en un gesto de desesperación.-

- Que vas a recordar nada.- me replicó Rose.- si ustedes solo hablaban en público… porque
cuando estaban solos se la pasaban follando como conejos.- dijo haciendo que todos
estallarán en carcajadas y yo me pusiera rojo de la vergüenza.-

- No exageres Rose… aunque la verdad es que aprovechábamos todo lo que podíamos.- dije
haciendo honor a la verdad.-

- No me extraña, sino dime como salieron tus hijos, porque vamos Edward… estamos hablando
de Trillizos… TRILLIZOS!.- dijo haciendo un gesto dramático, por el que todos reímos.-

Continuamos con la conversación y los planes hasta que nos dio la hora de regresar a la Casa
Cullen donde pasábamos todos juntos los fines de semana, ya para la mañana, Alice y Jasper, y
Emmett, Rose y los niños, se iban a sus casas. La hora de regresar nos fue indicada por el
interminable número de llamadas que tanto mi madre como mi hermano, le habían hecho a
Rose y Carlisle. Una vez en la casa, jugué un rato con mi muñequita, por más que quisiera
encontrar a mi mujer y mis bebés, no podía dejar abandonada a mi hija, y luego de leerle
además un rato del libro que le compré el viernes me pase por mi habitación en busca de la
lapto, para enviarle un correo a mi princesa…

Hola mi princesa…

Soy inmensamente feliz de poder comunicarme contigo con esta regularidad, espero
sinceramente no agobiarte, porque me mataría que me pidieras que no te escribiera más…
Hoy como me lo pediste y como te prometí fuimos a visitar a nuestra mariposita, cielo, y
estuvimos con ella varias horas… me acompañaron Rosalie, Jasper, Alice y mi padre que te
extrañan enormemente y esperan y estar de nuevo en tu vida… También lleve a mi muñequita
princesa… tenías que ver lo linda que fue con nuestra bebe.

Sabes ayer le conté todo sobre ti y sobre nuestros pequeños, se emocionó tanto de saber que
existías y de saber que era una hermana mayor, me bombardeo a preguntas sobre ti y sobre
sus hermanos, y esta emocionada de conocerlos algún día… incluso dijo que le gustaría que
fueras su mami, te imaginas?!!!... tal como lo habíamos soñado alguna vez… ese sueño que no
sea cumplido porque soy un jodido imbécil…

Pero volviendo al tema… Jane está muy emocionada con la perspectiva de sus hermanos, y se
entristeció enormemente cuando supo de Marie, estaba tan emocionada y conmovida que
cuando terminamos de conversar salió corriendo y sin decirme nada, hizo que Alice le
comprará una mariposa de peluche y se la llevo de regalo hoy a Marie, te hubieses
emocionado tanto amor…

No tienes que preocuparte hoy, nuestra nena tuvo compañía, sabes que mi padre le llevo el
blasón de los Cullen,???? abrió un hueco cerca de la piedra de la lápida y lo dejó allí con ella
eternamente mi ángel.

Amor como se encuentra nuestro hijo?, ya estas en casa?... y nuestra gatita … esta bien?,
cuidaron bien de ella?... Espero tener noticias tuyas y de nuestros hijos…

Cielo, quieres que le diga a los Denali sobre Marie o ya les dijiste?.... espero tu respuesta.

Te dejo cielo, no quiero presionarte más de lo que debes estar presionada…

Te amo… te amo … te amo


Espero que encuentres pronto el camino a casa…

Dile a nuestros bebes que los amo y que espero poder estar pronto junto a ellos. Que Dios los
bendiga.

Te amé ayer

Te amo hoy

Y te amaré por siempre

Siempre tuyo

Edward…

Mientras escribía el correo me di cuenta de algo que no había reparado, mi princesa en su


correo ayer me decía que no me preocupará por mi gatita, que ella estaba con una familia que
era de su entera confianza y la mía… eso quería decir que yo los conocía… así que… claro…
claro… quienes se quedaron ayer con mi gatita fueron Tanya y Félix… que idiota como no me di
cuenta… tengo que averiguar donde están viviendo Tanya y Félix… tendría que buscar una
excusa para poder acercarme a Irina o Kate y preguntarles por su hermana… Mientras
esperaba para saber si mi ángel me respondería, baje a mi estudio con el libro, antes de
comenzar a leer me senté en el piano y comencé a tocar la nana de mi princesa, esa que tenía
cinco años sin tocar, la última vez que la toque fue la noche antes de mi frustrado viaje a
Londres, incluso la grave en un CD que luego pase a mi ipod para que mi princesa pudiera
escucharla en el hospital. Cuando regrese ya no volví a tocarla, y de hecho pocas eran las
veces que me sentaba a tocar algo en él. Ahí mientras tocaba el piano recordé un poco el día
de hoy, y el encuentro inesperado con Riley… haciendo que los recuerdos de los últimos días
junto a mi princesa llegarán a mi…

Tenía días trabajando incesantemente para poner al punto un nuevo y ambicioso proyecto que
Aro me había encargado de repente. Salí esa mañana preocupado de casa, porque Jane tenía
quebranto y algo de fiebre y no entendía porque, la verdad es que mi hija era una pequeña
increíblemente sana, y casi nunca se enfermada. Me extrañaba enormemente su resfrío,
puesto que nadie a su alrededor estaba resfriado, ni tampoco la habíamos sacado de noche o
muy temprano, por lo que el sereno no pudo haberla afectado, tampoco estaba lloviendo ni
nada por el estilo… la verdad es que no entendía nada y estaba muy preocupado. Pase casi
todo el día llamando o texteándole a Heidi para mantenerme informado y pidiéndole que
cualquier cosa se comunicará con mi hermano, que al fin y al cabo era el pediatra de mi
muñequita.

La verdad estaba tan preocupado que había ignorado un poco a mi princesa… sus primero
mensajes de la mañana eran sumamente emocionados, así que sabía que algo le había
prometido, pero dada mi preocupación no conseguía recordar de momento. En la tarde le
envíe otro mensaje a Heidi, y me dijo que la fiebre de Jane había bajado, por lo que decidí
pasar a ver a mi ángel un rato antes de ir a casa. Cuando llegué a nuestro departamento me
encontré a mi princesa con un hermoso vestido estrapless color azul, que hacía que su
hermosa piel resaltara de forma deslumbrante, su cabello estaba precioso y el maquillaje
perfecto, luego me fije en que la falda del vestido era increíblemente corto y que los zapatos
hacían que sus piernas se vieran exquisitas.

- Princesa te ves increíblemente hermosa.- le dije mientras me acerque a ella a besarla. El beso
empezó siendo tierno y dulce y fue subiendo de intensidad, intente meter mis manos por
debajo de la falda, pero no me lo permitió.-

- Amor no hagas eso, vamos llegar tarde.- me dijo… tarde… tarde a donde.- vamos a perder la
reservación.- continuo, seguramente la había invitado a cenar a algún lugar, pero todo el rollo
de Jane y mi madre atormentándome por eso mismo todo el día, además del proyecto nuevo
que me había encargado Aro, me tenían con la cabeza en el aire.-

- Cielo como piensas en cena… si en este momento solo pienso en comerte a ti.- le dije
acercándome a ella y besando su cuello, subiendo lentamente hasta el lóbulo de su oreja,
sabía que esta sensual caricia la dejaba sin argumento y terminaba cediendo a cualquier cosa
porque perdía la coherencia de sus pensamientos, continúe besándola, y acariciándola sobre el
vestido hasta que una de mis manos se colaron por debajo de la falda.-

- Edward…- dijo en un delicioso gemido.-

- Que cielo?... quieres que me detenga?.- sabía que no quería así que aumente la intensidad de
mis caricias, de mis besos, la lleve hasta la habitación, mientras que ya rendida al deseo me
desabotonaba la camisa y la deslizaba suavemente por mis hombros, dejándola en el piso
cerca de la cama. Yo entre besos, deje que mis manos fueran al cierre del vestido, soltándolo
dejando que la prenda rodara por su cuerpo quedando en el suelo, me separe un poco de ella
para que pudiera quitar el vestido de sus tobillos, y me deleite viéndola en un hermoso corsé
azul oscuro, con las bragas y liguero a juego, y con esos zapatos parecía una diosa extraída de
mis más lujuriosos sueños.- Bella… Amor… quieres matarme.- le dije con la voz ronca por el
deseo, y me acerque a ella, dándole uno y mil besos, en el rostro, la barbilla, ese cuello de
cisne … largo y perfecto, sobre los pechos que sobresalían del corsé…. Y así entre besos y
caricias, le quite lo que le quedaba de ropa excepto los zapatos, regalándome la escena más
erótica que había visto en mucho tiempo… decir que era perfecta no es suficiente para hacerle
honor a la verdad.

Allí entre caricias, entre gemidos, y palabras dulces, hicimos el amor con toda la pasión… con
todo el amor que nos teníamos, llegando juntos a un fuerte, maravilloso y explosivo orgasmo,
del que nos costó un buen rato recuperarnos.

- Dios cielo… eres maravillosa, eres perfecta princesa.- le dije mientras dejaba un tierno beso
sobre la nariz.- eres perfecta princesa… y eres mía. Te amo mi amor.- le dije.-

- Y yo a ti cielo.- me dijo al tiempo que me besaba. Cuando termino el beso, me fije en la hora,
tome el teléfono y vi un mensaje de Heidi que decía que Jane tenía nuevamente fiebre, así que
sin pensármelo, salte de la cama, busque los bóxer, los pantalones y comencé a vestirme. Mi
princesa se incorporó tapándose con la sábana y me miraba confusa y perpleja.- Ed… que estas
haciendo…

- Cariño debo irme.- me acerque a ella le di un beso en la frente.-

- NO PUEDO CREER QUE HAGAS ESTO EDWARD… MALDITA SEA… ME LO PROMETISTE… TIENES
MESES PROMETIENDOMELO… ME PROMETISTE QUE ESTARIAMOS JUNTOS HASTA EL LUNES…
ERES UN IMBÉCIL…- Ok ok a este punto no entendía de que demonios iba esto, sabía que
estaba pasando por alto algo importante.-

- Cielo… entiéndeme… Jane esta enferma… tiene fiebre… tengo que irme.- trataba de
calmarla.- te lo voy a compensar te lo prometo.- le dije.-

- Esto no vas a poder compensármelo Edward.- me dijo con rabia y dolor.- no vas a poder
compensármelo nunca.- me vio por un momento y un destello de profundo dolor brillo en sus
ojos.- Lo olvidaste.- dijo en un susurro.- LARGATE DE AQUÍ EDWARD… LARGARTE NO QUIERO
VERTE… LARGATE.- empezó a gritarme de nuevo.-

- Princesa por favor cálmate… me tengo que ir y no quiero dejarte así.- le dijo, cuando ya las
lagrimas caían por su rostro.-

- Largate.- repitió en un susurro y pensé que era mejor dejarla sola, me acerque para darle un
beso antes de irme, pero colocó su mano en el aire, impidiéndome que me acercara a ella.-
vete ya Edward… tu hija te necesita… Ya demostraste lo que te importo, ya hiciste tu elección…
ahora me toca a mí hacer la mía.- no entendí que quiso decir con eso.-
- Cielo, mañana hablamos si.- le dije pero ella se limitó a ver la sábana y no dio ninguna señal
de que eso sería así.- Princesa te a…

- NI SE TE OCURRA DECIRME QUE ME AMAS… PORQUE YA ME DEMOSTRASTE TODO ESTA


NOCHE Y TERMINA DE LARGARTE DE UNA BUENA VEZ.- me gritó dejándome desconcertado,
salí del cuarto y cuando estaba llegando a la puerta escuche sus sollozos… se me partía el alma.
Y de pronto un estruendo y vidrios, estaba por devolverme, cuando sonó mi teléfono… era
Heidi…

- Cullen.- le dije mientras atendía.-

- Donde demonios estás?, necesito que pases por la farmacia a traer la medicina que Emmett
le recetó a Jane, la fiebre no se le baja y Emmett dijo que le diera eso lo más pronto posible.-
me decía Heidi mientras tenía un oído pendiente de lo que me decía y otro en el ruido de
todas las cosas que rompía Bella en nuestra habitación.-

- Cual es el nombre de la medicina.- pregunte cada vez más preocupado por las dos mujeres
más importantes de mi vida.-

- Te lo mando por mensaje.- me dijo y colgó. Tome el pomo de la puerta, me gire parcialmente
al interior de la casa.-

- Perdóname mi amor… mañana solucionaremos lo que sea que halla sido esto.- dije en un
susurro y salí por la puerta.-

Regresé momentáneamente a la realidad, recostado sobre la tapa del piano, llorando mi dolor
al recordar una de las peores estupideces que cometí en mi relación con Bella… Esa fue la
última vez que hicimos el amor, esa fue la penúltima vez que la ví…

A la mañana siguiente maneje hasta mi oficina, estaba sumamente agobiado por lo que había
pasado con Bella, la noche anterior… aún así no lograba entender que había pasado, lo cierto
es que mañana era nuestro aniversario y tenía que solucionarlo todo hoy… Estaba a
preocupado además por todo lo que paso cuando me iba y el montón de cosas que se rompían
no entendía porque mi princesa había reaccionado de esa manera, nunca la había visto así…
sin contar las cosas que me dijo… no lograba entender eso de que “ya demostraste lo que te
importo, ya hiciste tu elección… ahora me toca a mí hacer la mía”…
Lo que más preocupado me tenía … es que pase todo la noche enviándole mensajes, y
llamándola a escondidas de Heidi, y no me atendía ni el celular, ni en el apartamento, no podía
dejarle más mensajes porque había llenado su contestadora y ella aún no me atendía… puede
que este molesta, pero yo estaba realmente preocupado… Cuando al fin llegue a mi oficina…

- Buenos días Lauren.- le dije a mi secretaria.-

- Buenos días Sr. Culle.- me dijo sorprendida.- Disculpe Señor, pero que hace usted aquí?.- me
pregunto.-

- Cómo que… que hago aquí Lauren?.- le pregunte.- yo trabajo aquí, lo recuerda?- le pregunté.-

- Si señor, pero usted me pidió que mantuviera su agenda despejada desde el viernes hasta el
lunes.- me dijo… eso yo ya lo sabía, lo había planeado así… porque iba a pasar con Bella
nuestro aniversario juntos… de pronto las palabras de Bella me golpearon como un yunque…
“NO PUEDO CREER QUE HAGAS ESTO EDWARD… MALDITA SEA… ME LO PROMETISTE… TIENES
MESES PROMETIENDOMELO… ME PROMETISTE QUE ESTARIAMOS JUNTOS HASTA EL LUNES…
ERES UN IMBÉCIL…”… no puede ser …no puede ser.-

- Lauren que día es hoy…- le pregunté completamente pálido y sudando frío.-

- Viernes señor.- Maldita sea… nuestro aniversario fue ayer… salí corriendo de la oficina, y una
vez en mi auto grite toda mi frustración… No puede ser ... soy un maldito imbécil… y otro
recuerdo de la noche anterior llegó a mi mente: “te lo voy a compensar te lo prometo.- le dije.-
….- Esto no vas a poder compensármelo Edward.- me dijo con rabia y dolor.- no vas a poder
compensármelo nunca.- me vio por un momento y un destello de profundo dolor brillo en sus
ojos.- Lo olvidaste.- dijo en un susurro.”… lo había jodido… y por supuesto que no era todo …”
NI SE TE OCURRA DECIRME QUE ME AMAS… PORQUE YA ME DEMOSTRASTE TODO ESTA
NOCHE…”… Dios como iba a solucionar esto… sin más salí del estacionamiento, y me fui
directo al departamento…

Continuará….

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Gracias de nuevo a todos, se les quiere

“Si la vida te da limones… Entonces… pide la sal, el tequila… y tómatela”

Kisses

BkPattz
Capítulo 8: Un Poco De Alivio...

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capitulo 8: Un poco de Alivio…

… Apenas llegue al departamento me estacione en mi lugar, y respire con algo de alivio, el auto
de Bella seguía en su puesto, al menos no se había ido… todavía, me cachetee internamente
por esa reflexión… ella no podía irse… no podía dejarme, eso nos destrozaría a ambos… DIOS…
como pude ser tan imbécil, corrí hacia al ascensor, y una vez en el piso corrí hasta nuestra
puerta…

- Bella… Bella…- la llamé mal entrar, y no encontré respuesta alguna, me di la vuelta


emprendiendo camino hacia nuestra habitación, al llegar a la puerta la fui abriendo despacio,
sintiendo un escalofrío recorrer mi columna, y recordando todos los ruidos que de ella salían la
noche anterior… la escena me dejo sin palabras, hundido en un profundo dolor, puesto que ya
no era solo mi desesperación por ser lo malditamente imbécil para joder lo mejor que tenía en
mi vida, sino porque aquí en medio de este cuarto en el que hemos vivido tantas cosas
maravillosas, en medio de cada pedazo de vidrio, en medio de cada portarretrato, cada vaso,
cada adorno, cada espejo roto, estaba plagado el intenso dolor de mi princesa… caminando me
tope con algo a mis pies, y al levantar los retazos del precioso vestido azul que mi ángel traía
ayer, se deslizaban entre mis dedos, estaba completamente hecho pedazos… El baño de
nuestra habitación no se encontraba en mejores condiciones, y emprendiendo el camino de
regreso fije mi vista en algo que arrancó un jadeo y me lleno de preocupación… había sangre…
sangre regada por toda la habitación…

Dios… donde estaba mi princesa, que le había pasado… empecé a dar vueltas por todo el
departamento desesperado, por no saber donde estaba mi Bella… sin saber si estaba bien,
donde había pasado la noche… DIOS … que había hecho, jodí todo… tomé nuevamente el
teléfono e intente llamarla de nuevo, y el resultado fue el mismo de las últimas llamadas, salto
directamente al contestador y ni siquiera pude dejarle un mensaje ya que le había dejado el
buzón lleno… de pronto escuche que llegaba el ascensor y voces en el pasillo… mi princesa
llegaba junto con el imbécil de Riley. Tras escuchar la llaves en el cerrojo de la puerta, mi ángel
entró en el departamento, y mi corazón se apretó como nunca, al menos hasta ese día en mi
pecho, ante la imagen de dolor y desolación de mi hermosa princesa, tenía los ojos hinchados
por las lágrimas, con profundas ojeras y con una tristeza infinita opacando sus preciosos ojos,
enlodando ese chocolate profundo que tanto amaba…

- Bella…- intente acercarme, pero no me lo permitió.-

- Que haces aquí Edward… ayer te pedí que te fueras.- una lágrima silenciosa corría por su
mejilla, me moría por acercarme a ella, intentar borrar su dolor, secar sus lágrimas con mis
besos, pedirle perdón, ofrecerle una disculpa… cualquier cosa… pero esta distancia de cinco
pasos me estaba matando. Suspiro y siguió hablando todo lo claro que pudo.- y pensé que las
93 llamadas que no te he atendido y los no se cuantos mensajes de texto que no te respondí,
te habían dejado claro que no quería hablar contigo… por lo menos no a hora… no todavía.-
me dijo, intente acercarme de nuevo.-

- Amor por favor… yo sé.- se me quedaron trabadas las palabras… sinceramente estaba
completamente claro que no tenía perdón ni excusas por lo de ayer.-

- No Edward… no.- me dijo.- Cómo esta Jane?.- me preguntó, mitad preocupación legítima por
mi hija, mitad necesidad intensa de desviar momentáneamente el tema.-

- No muy bien del todo.- admití.-

- Entonces que haces aquí?.- me pregunto con una dureza y una frialdad en que no le había
visto nunca.-

- Cielo como me preguntas eso… yo estaba preocupado por ti, yo necesitaba verte, necesito…
no necesitamos encontrar la manera de solucionar esto…- le dije intentando poner mi alma en
cada palabra.- Yo sé que lo jodí, que fui un imbécil, tienes razón no puedo recompensarte lo
que paso anoche… pero … necesitamos… necesito encontrar la manera de que arreglemos esto
mi amor… yo no puedo… no puedo estar así contigo, necesito estar cerca de ti.- hice una pausa
inspirando e intentando acercarme, y ella colocó sus manos en mi pecho intentando que no
me acercará a ella, y un siseo de dolor hizo que me concentrará en la venda de su mano…- Dios
princesa que te paso.- le dije tomando su mano con cariño. Recordé los vidrios del cuarto, y la
sangre… y por un momento sentí pánico de que ella hubiese atentando… no… no ella no
pudo… no, me dije, ella pareció entender mi expresión, y con brusquedad saco su mano de la
mía, aunque obviamente eso le produjo un intenso dolor en la herida… a ella… a mi en el alma,
no quería que se apartará así de mi.-

- Claro que no Edward… no seas imbécil.- me dijo.- no te lo mereces.- me dijo con toda la rabia
y el dolor que sentía resonando en su voz.- me corte intentando recoger los vidrios… sabes
como me pone la sangre.- claro que lo sabía… había pocas cosas que mi ángel odiara más que
la sangre, las agujas y los hospitales… y ahora parece que a mi… dije mientras mi corazón se
encogía de dolor.-

- Dios cariño estas bien?.- nuevamente no me dejo acercarme.- Cielo no me apartes así de ti…
por favor.- ella solo se encogió de hombros y se dio la vuelta, hablando como si mi última
petición no hubiese ocurrido.-

- Le pedí a Riley que me llevara al hospital, me revisaron la herida… me quitaron los vidrios y
me cocieron la mano, la herida es bastante profunda a decir verdad.- me dijo con su voz cada
vez más baja.-

- Riley… RILEY…. Demonios Bella, porque no me llamaste?.- pregunté con dolor, porque había
acudido a él y no a mí.-

- Edward estabas atendiendo a TU HIJA que estaba o esta enferma.- me dijo, me acerque a
ella, haciéndola girar para que quedara frente a mí.-

- Bella… princesa… mi hija es inmensamente importante para mi…- me interrumpió sin


dejarme terminar.-

- Eso quedo perfectamente claro anoche.- me replico.-

- Cielo… cielo, escúchame, por favor.- le rogué.- no voy a renegar de mi hija, no voy a negar
que ella es importante para mi.- le dije mientras Bella miraba al suelo, tome, su barbilla con mi
mano, para hacerle levantar la barbilla y que fijara en mi sus bellos y tristes ojitos.- Mi hija
tiene parte de mi corazón, pero el resto de mi corazón, mi vida y mi alma, te pertenecen a ti mi
amor. Porque no me llamaste princesa?.- le dije, en un susurro, que parecía más un ruego que
una pregunta.-

- Edward por Dios.- se rió sarcásticamente y se apartó de mi lado… de nuevo.- Que querías…
que llamará al celular, el cual ni podrías atender porque estabas con tu hija enferma y tu
esposa a tu lado.- me recriminó.- o mejor aún… querías que llamará a tu casa y le dijera a tu
esposa… “Hey Heidi… que tal has estado?... le puedes decir por favor a Edward que venga a
NUESTRO departamento para que me lleve al Hospital… sabes es que tu marido es mi amante,
y se suponía que hoy la pasaríamos juntos porque es nuestro segundo aniversario, pero como
me dejo tirada, después de que se la paso de lo mejor en mi cama, me dio un ataque de
histeria, estoy herida y necesito que me lleve a que me curen”…-me dijo con ironía.-

- Bella… esto no es necesario… no nos hagamos más daño.- le dije, pero sin medir la dimensión
de mis palabras.-

- Eso mismo he pensado yo toda la noche Ed.- me dijo y su rostro se torno pálido, me asustó lo
que vendría después.-

- Bella… que pensaste… que quieres decir.- temiéndome lo peor.-

- Ed… Edward… ya no puedo, ya no podemos seguir con esto.- me dijo mientras las lágrimas
comenzaban a brotar por sus ojos y por los míos.-

- No princesa… no se te ocurra, decir eso… por favor… por favor… no.- le dije… no le suplique.
Ella se acercó a mi y tomó mi rostro entre sus manos, por primera vez fue ella, la que limpió
mis lágrimas con sus dedos y con sus labios con un infinita ternura.-

- Edward entiéndelo… ya hemos jugado con nuestra suerte demasiado tiempo, no podemos
seguir con esto… ya lo decidí… me voy… me voy a ir, porque sé que si me quedo no voy a
poder mantenerme firme en mi decisión… - me dijo.- Te amo Edward… pero me voy...

- NO NO NO …. No puedes hacerme esto.- le dije.- NO PUEDES IRTE Y PRETENDER QUE ESTO


NUNCA PASO…- le grite desesperado, no podía perderla, no podía.- ACASO ES MENTIRA QUE
ME AMAS… como puede decir que me amas e irte así.

- COMO PUEDO… QUE COMO PUEDO HACERLO… POR DIOS EDWARD ESCUCHATE… YO TE
AMO… TE HE DADO TODO DE MI… PERO ESTE AMOR NO ES SUFICIENTE… YA NO… NO VES QUE
ME CANSE… ME CANSE DE ESTAR EN LA SOMBRA… ME CANSE DE LAS MIGAJAS DE TIEMPO
QUE ME DAS… ME CANSE DE COMPARTIRTE… ME CANSE DE SER LA AMANTE… MALDITA SEA
EDWARD, ACASO NO VES QUE ME CANSE DE SER LA OTRA.- me gritó todo el dolor que tenía
por dentro.-

- Bella yo te amo… amor te prometo…-

- No me prometas nada Edward…- me dijo.- Ha llegado la hora que cada quien tome su
camino… Espero que al menos Jane pueda ser feliz… yo… yo ya no voy a ser un impedimento
para ella. Yo ya no voy a robarle su tiempo contigo.- me dijo.-

- No cielo… no digas eso, por Dios.- le decía entre lágrimas, estaba acercándome a ella cuando
sonó mi teléfono… Maldición... en el identificador de llamadas vi que era Heidi quien me
llamaba… Miré a mi princesa con una mirada de disculpa, ella solo negó con la cabeza y ser
acercó a la puerta apoyándose en la pared, recostando hacia atrás la cabeza y cerrando sus
ojos… se notaba que ya la situación la sobrepasaba. – Que demonios quieres Heidi?.- fui
demasiado rudo aún sin querer.-

- Que quiero… como que quiero Edward… tu hija esta enferma y tu te desapareces, te llamé a
la oficina y no estabas… donde demonios estas?.- me replicó.-

- No es problema tuyo.- le respondí.- para que jodida mierda me llamas.- le dije pagando con
ella mi rabia y mi frustración.-

- Jane esta con fiebre de nuevo.- me dijo y me tensé.-

- Le diste la medicina.- le pregunte.-

- Claro que se la dí, Edward, no soy idiota… pero aún así no se le baja.- me dijo.- llame a
Emmett me dijo que ya venía para acá a verla, pero lo más seguro sería que iría a
Hospitalizarla.- me soltó.-

- Hospitalizarla?.- solté entre un jadeo de dolor y de sorpresa. Me fije que de pronto mi


princesa abrió los ojos y en ella la expresión de dolor se había sustituido momentáneamente
por una expresión de resolución absoluta, que lejos de tranquilizarme me aterraba.-

- Vas a venir?.- me preguntó, miré a mi princesa… no sabía que demonios hacer…-


- Claro.- colgué el teléfono y baje un momento mi mirada al suelo, sopesando que hacer, al
levantar la vista vi que mi princesa me miraba, con la puerta abierta para mi.-

- No lo pienses más Edward… Vete.- me dijo haciendo una seña hacia la puerta.- Tu hija te
necesita.- me dijo. Me acerque a ella, esperando con todo mi ser que no me rechazase, una
vez cerca de ella, acortó el espacio que nos separaba y me besó, me besó como nunca lo había
hecho antes… su beso estaba cargado de inmensas emociones y de algo más que no pude
identificar, cuando la necesidad de aire se hizo imperiosa, nos separamos, apoyo su frente
contra la mía.- Te amo… te he amado desde siempre, y te amaré toda la vida, no lo olvides.-
me dijo y de pronto identifique aquello que no había podido ver de su beso, se estaba
despidiendo.-

- Te amo.- la bese de nuevo.- Princesa, te ruego que no tomes ninguna decisión hasta que no
hablemos, vendré luego que Emmett controle la fiebre de Jane, vendré hoy lo prometo… pero
no tomes ninguna decisión.- no me paso desapercibido que no me dijo nada… cuando intente
arrancarle una promesa solo me beso de nuevo.-

- Vete Edward.- Me dijo.- Te amo.

Salí del departamento con la sensación de que una gran parte de mi estaba quedando
profundamente herida y que a partir de ese mismo instante mi vida yo no sería la misma… yo
no sería el mismo. Llegué a mi casa… más bien a la casa de Heidi y de mi hija, y me encontré a
la pequeña ardiendo en fiebre… llame a mi hermano, que me dijo que ya venía pero que se le
había complicado algo en el hospital… sin embargo sentía que algo andaba mal, porque si
Emmett estaba atendiendo una emergencia en el hospital, porque podía escuchar claramente
a Valerie y Kellan peleando en algún lugar no muy lejos de él… estaba pensando en ello cuando
el llanto lastimero de mi pequeña me apartó de mis pensamientos… hice todo lo que se me
ocurrió, deje a la pequeña solo con el pañal, la bañe por largo tiempo en agua tibia, le puse
compresas en la frente y el cuerpo, pero la fiebre no aminoraba y Emmett tampoco llegaba.
Tomé el teléfono para llamar nuevamente a mi hermano, me fije que tenía un par de llamadas
perdidas de mi princesa… automáticamente mi corazón comenzó en una carrera desbocada
contra mi pecho, mi princesa nunca nunca me llamaba cuando estaba en casa con Heidi y Jane,
me di cuenta que tenía un par de mensajes de voz, acunando suavemente a Jane entre mis
brazo, y colocando el teléfono entre mi oído y mi hombro decidí escuchar los mensajes:

“ Ed…- por su tono sabía que estaba llorando.- Ed… se supone que no debería hacer esto… que
ya todo estaba decidido… pero aún así, se que me amas, y se que nunca dejare de amarte, y
por más harta que este del tipo de relación que llevamos, no puedo dejar de hacer esto, sin al
menor intentarlo un última vez….” – se cortó el mensaje… Maldita sea maldita sea… que no
sea lo que estoy pensando… Me apresuré a escuchar el segundo mensaje…
“Amor ya te lo había dicho… me voy… mi vuelo sale en una hora, voy a esperar al final para
abordar, quiero verte por ultima vez… aunque corra el riesgo de que me hagas reconsiderar mi
decisión… Te amo”… - sin mas se cortó el mensaje. Sabía que mi ángel me estaba dando una
ultima oportunidad, la conocía y sabía que no me lo diría de forma directa, pero estaba
regalándome una ultima oportunidad… mire el teléfono, la llamada fue hace diez minutos,
Heidi se había largado no sé a donde, apenas llegará Emmett saldría hacia el aeropuerto…
media hora después al fin llegó Emmett, después de una discusión con él, porque según mi
hermano, yo no era más que un maldito irresponsable que dejaba que su bragueta manejará
su vida y todas esas pendejadas moralistas, salí como alma que lleva el diablo hacia el
aeropuerto… cuando a la carrera llegue a la sala de embarque y ví como mi hermanita y Jasper
me lanzaban un mirada de reproche, mientras ambos lloraban desconsolados supe que mi vida
había terminado, mi corazón quedó parcialmente muerto en ese momento y la peor época de
mi vida, a penas estaba por empezar… lo último que recuerdo de ese día es la voz de Riley…

- Bravo Cullen, lo lograste, destrozaste a Bella.- me dijo, para luego añadir.- y a pesar de todo
te ama tanto, que por no traicionarte no permitió que recogiéramos los pedazos que dejaste
de ella.- me dijo y se fue. No sé como llegue allí pero luego me percate que mi cuñado y mi
hermana intentaban recogerme del suelo, haciéndome regresar a casa con mi pequeña Jane,
quien luego de la visita de media hora de mi hermano se curó milagrosamente de una fiebre
que no se repitió. Mi hija estaba sana, pero mi princesa y yo estábamos completamente
destrozados…

Ese era uno de los peores recuerdos que tenía en mi vida, ese era uno de los que no dejaba
que vinieran a mi muy a menudo porque cada vez que lo hacía dejaba con él un nuevo pedazo
de mi alma, y si quería encontrar a mi princesa, si quería encontrar a mis hijos, si tenía
esperanzas de tener una vida junto a mi familia, a mi amor y a mis pequeños, no podía dejar
que mi alma se perdiera por completo… tengo que dejar parte de ella, para poder vivir cuando
los encuentre. Me levanté del piano y fui al revisar el correo, quería saber si mi ángel me había
respondido… y si… ahí estaba su correo… había un archivo adjunto, serían las fotos… estoy
demasiado emocionado ante la perspectiva de que sean las fotos….

Hola Cielo…

Ya estamos en casa, y todo está más o menos bien, solo que tu hijo está un poco irritable, por
no poder moverse a su gusto… siempre ha sido un niño demasiado inquieto e independiente y
verse limitado por el yeso no le gusta nada de nada…

Lizzie esta bien no debes preocuparte. Y Ed ha estado tan de mal humor que ha decidido
dormirse como un oso enfurruñado en estado de hibernación y no ha querido salir de la
cama…
Gracias amor, gracias a todos por acompañar a mi pequeña, me sacaste varias lágrimas con lo
que me comentaste de Jane… la verdad yo también quiero que nuestro sueño de ser una
familia, con nuestros hijos y con Jane pueda cumplirse algún día… pero dame tiempo… por
favor.

Me emocione mucho con los regalos que le llevaron a nuestra mariposita, y debo confesarte
algo… supongo que lo habrás dado por perdido… pero yo tengo tu medalla con el blasón de los
Cullen, por su puesto no el de la pulsera de cuero que nunca te quitas … jejejeje … sino la que
llevabas guardada en la billetera, la encontré en el departamento una de las veces que he
estado en Chicago, y simplemente no pude dejarla allí … aunque no la tengo yo precisamente…
la tiene Elizabeth quien fue la que la encontró en verdad, y cuando supo que era de su papá,
no hay poder humano que la aparte de ella. Espero que no te moleste.

En cuanto a los Denali… ellos saben la historia, solo que no saben que Marie está en Chicago…
Tengo que dejarte cariño, pero espero que te guste la sorpresa… no son las fotos que te
prometí… no he tenido tiempo de seleccionar las que quiero enviarte aún… pero estoy segura
que esto te emocionará tanto o más… ella insistió demasiado en cuanto supo que te estaba
escribiendo por correo, y no dejo de pedírmelo, y ya comprobarás por ti mismo lo difícil que
resulta negarle algo.

A pesar de todo y de todos… Te Amo Ed…

Dame tiempo…

Siempre tuya…

Bella

Apenas terminé de leer el correo, saque mi billetera del bolsillo posterior de mi jean y
rebusque por todos lados, en efecto no estaba mi medalla, pero como podía molestarme que
ella la tuviera, como podía molestarme que mi gatita conservará mi medalla, una sonrisa se
formó en mi rostro… y si mi gatita fue quien encontró la medalla, quiere decir que mi princesa
no ha sido la única que había regresado a la ciudad, sino que mis pequeños también habían
estado aquí.

Decidí salir de mi estupor y ver el archivo que me había mandado mi princesa adjunto al
correo… y me sorprendí… era un video… un video. Con mis manos temblorosas, abrí el archivo
esperando impaciente a que se cargara… mientras el video se cargaba… asome la cabeza por la
puerta de mi estudio… Mi intención era llamar a Alice, pero suponía que ya se había marchado
a su casa… pensé en llamar a mi papá pero seguramente mi madre lo seguiría y no quería
compartir esto con ella. Así que me senté, encendí las cornetas y le di play al video…
En ese momento una imagen apareció en la pantalla, e inmediatamente le puse el pause del
video, para poder embriagarme de lo que veía… era una pequeña niña… sumamente hermosa.
Con un largo y lindo cabello castaño, con rizos en las puntas… no tenía que verlo, para estar
seguro de que al sol, se le verían esos reflejos rojizos que tanto amaba en el cabello de su
madre, tenía su mismo cabello, y su linda naricita respingona, en todo lo demás se parecía a
mi… solo sus ojos eran una mezcla de los de mi princesa y los míos… eran de un verde intenso,
y de una profundidad asombrosa, parecía que podías verte a través de ellos, y que si miraras el
mundo a través de sus ojos, tendrías un mundo más hermoso y maravilloso… Dios que
hermosa es mi gatita… mi ángel tenía razón, solo bastaba una mirada de sus ojitos y quedabas
prendando de ella para siempre.

De pronto y como si lo hubiese llamado, mi padre me saco de mis pensamientos.

- Hijo tu madre me pidió que te llamara para que fueras a comer.- me dijo.-

- Ya voy papá.- le dije sin separar mi vista de la computadora.-

- Que ves allí Edward?.- me pregunto, levanté el rostro y le regale una sonrisa a mi padre
haciéndole un gesto con la mano para que se acercará.-

- Es un video que me envío Bella.- le dije mientras veía la sonrisa que se formó en su rostro al
ver a mi princesita. Acerco sus dedos a la pantalla y la acarició suavemente.-

- Es hermosa hijo.- me dijo con devoción. Sip… solo una mirada y quedabas absolutamente
prendado de ella.- Que más tiene el video?.- pregunto visiblemente emocionado.

- No lo sé.- mi padre me miró curioso e interrogante.- la verdad es que cuando vi la imagen lo


detuve para ver bien a mi gatita.- mi padre rio de mi “lógica”.

- Pues dale play, que esperas.- se detuvo de pronto.- al menos que quieras verlo solo.-

- No papá… la verdad es que pensé en llamarte pero no quería que vinieras con…

- Ya Edward… no pienses en eso, dale play de una vez… - y así lo hice


Nuevamente en la pantalla empezó a removerse intranquila mi gatita, de pronto fijo su vista
en un punto, supongo en Bella que se encontraba frente a ella.

- Que le digo?.- le preguntó con su pequeña vocesita, era tan tierna, y allí sus mejillas se
colorearon con un hermoso sonrojo… en eso se parecía a su mami… sonreí al recordar cuanto
amaba los sonrojos de mi princesa.

- No lo sé Lizzie.- le dijo mi ángel, todo mi cuerpo se tensó en anticipación… cinco años habían
pasado desde que escuche su hermosa voz… Dios como lo extrañaba todo de ella.- Fue tu idea
pequeña, fuiste tu quien insistió en enviarle un video a tu padre.- Le dijo con paciencia y
ternura.-

- De acuerdo.- suspiro, estiro las arrugas imaginarias de su lindo vestido, se mordió el labio…
otro de los gestos de mi Bella… Dios… como podrá ser más perfecta esta niña.- Bien…
Edward… .- frunció el ceño… suspiro de nuevo y volvió esos hermosos ojos a la cámara que
brillaban con una emoción inmensa.- Papito…- Y ahí fueron mis ojos los que no solo se llenaron
de emoción sino de lágrimas de alegría, sentí a mi padre presionando mi hombro en señal de
apoyo.- Papito, quiero que sepas que aunque no nos conocemos yo se muchas cosas de ti… mi
mami… mi mami siempre nos cuenta todo sobre ti, y la verdad es que tengo muchas muchas
ganas de conocerte… también quiero conocer a mi hermanita Jane… es divertido pensar que
mi hermana mayor es una niña… porque Ed, resulta un fastidio de hermano mayor.- se cubrió
la boca con sus dos pequeñas manos mientras reía.- … y además que podamos estar todos
juntos… Todas las navidades pido de regalo poder conocerte y estar todos juntos… mami me
dijo que en navidad no me puede dar santa ese regalo, porque Ed no puede viajar… así que
este año lo voy a intentar con Reyes… quizás tenga más suerte… - Se quedó callada unos
segundos…. Mientras yo secaba mis lágrimas.- No creas que Ed no quiere conocerte, el no sabe
nada del video… yo quise decirle pero esta de tan de mal humor por que no se puede montar
en todo lo que encuentra que se la pasa durmiendo.- Se encogió de hombros quitándole hierro
al asunto, estaba sorprendido por la perfecta dicción y el perfecto inglés de mi pequeña, era
solo una niña de 5 años, y parecía mucho mayor por su forma de hablar, mi princesita no solo
era hermosa y tierna, seguramente era muy muy inteligente, me sentí enormemente orgulloso
de ella .-

- Gatita… no te queda mucho tiempo de video.- le dijo mi ángel, y yo la verdad no quería que
se acabará.-

- De acuerdo mamita…- se giro de nuevo a la cámara.- Papi, quiero que veas esto.- acerco sus
dedos a su cuello, y sacó una delicada cadenita de dentro de su vestido y me mostró la
medallita con el blasón de los Cullen.- mira, esto lo encontré una de las veces que fuimos a
visitar a mi hermanita Marie, mami me dijo que es tuyo, espero que no te moleste que lo
tenga, pero siempre lo guardo aquí al lado de mi corazoncito, y me agarro a él cuando algo me
asusta mucho… o cuando tengo pesadillas… o cuando estoy triste. Espero conocerte pronto, y
que seas tu quien cure mis sueños y mis tristezas… y me defiendas de las bromas de Ed.- una
pequeña lágrima rodó su mejilla e inmediatamente me sentí destrozado por no poder consolar
a mi gatita.- Te quiero… Te amo mucho papito.- dijo mientras lloraba y yo con ella, por suerte
la cámara salió de foco y logre ver a mi princesa consolar a nuestra pequeña.-

- No llores cielito.- le decía.- tu papi también te ama mucho mi gatita, pronto estarán juntos, te
lo prometo.- en ese momento se término la grabación.

Estaba feliz, feliz, vi a mi ángel y también vi a mi pequeña, todavía no había visto una imagen
de mi hijo, pero había visto a mi pequeñita, a mi princesita, a mi dulce gatita, mi pequeña me
había dicho que me amaba y mi princesa le prometió que pronto estaríamos juntos… que más
podía pedir.

- Hijo estas bien?.- preguntó de nuevo mi padre.-

- Mejor que nunca papá.- le respondí.-

- Es hermosa y muy tierna, es una pequeña muy especial.- me dijo orgulloso de su nieta.-

- Lo sé papá.- me dijo.-

- Vas a venir a comer?.- me pregunto.-

- Mas tarde voy por algo a la cocina.- le dije. Me acerque al piano. Algo en él me llamaba… y así
pensando en la imagen de mi gatita, en su dulzura, en lo tierna y hermosa que era… una
melodía comenzó a formarse a mi mente, era otra nana… una nana cargada de ternura,
busque mi libro de música y empecé a pasar las notas, no podría dejar escapar la primera
melodía que componía en todos estos años… la nana de mi gatita.

Y allí entre las dulces notas dulces de la nana de mi gatita otro recuerdo me asalto…

Estábamos en el departamento de Tanya y Félix… solo con ellos, con Jasper, Alice y Rose
podíamos ser nosotros mismos, podemos ser nosotros de verdad, amándonos, dándonos
muestras de cariño sin escondernos, sin que nos juzguen, sin que nos condenen…. Félix y
Tanya se había casado hacía unos pocos meses y está era nuestra primera visita después de
oficiliazada la unión…
- Y han pensando en tener hijos.- pregunto mi ángel, intentando sonar alegre, sin embargo yo
sabía el dolor que le producía ese tema, aunque solo lo habíamos tocado en una ocasión en la
que yo le dije que quería tener un hijo nuestro y ella se había negado rotundamente, diciendo,
aunque un hijo nuestro era lo que más deseaba, no iba a someterlo a tener que vivir en la
sombra como lo hacía ella, y yo me había quedado sin argumentos, porque sabía que
separarme de Heidi era perder a Jane.

- La verdad es que si.- le dijo alegremente Tanya.-

- Vaya que bien.- le dije, pero la verdad no sabía que decirles.-

- Pero el día que eso suceda tendrán que ir a Italia a visitar a nuestro retoño.- dijo alegremente
Félix.-

- Y eso el gran Señor Volturi quiere un hijo Italiano como él.- le dije en tono de burla.-

- Noooo…. Nada de eso, solo que tengo una casa en Volterra, y siempre he creído que Volterra
es un lugar maravilloso para criar niños.- me dijo.-

- Claro que no… hay otro más maravilloso.- le replico mi princesa.-

- Te metes en problemas prima, acaso no sabes como es mi marido con eso de Volterra.- le dijo
Tanya, provocando la melodiosa y angelical risa de mi Bella.-

- No me meto en problemas.- le dijo Bella entre risas.- solo digo que Montepulciano es un
mejor lugar para eso.- le replicó.-

- Montepulciano?.- pregunto Félix con curiosidad.- Conoces Montepulciano?.-

- Por supuesto, los Swan tenemos un viñedo en Montepulciano, pasamos allí todos los veranos
antes de la muerte de mis padres.- dijo con dejo de tristeza.- no regresé desde los 12 años,
pero estoy pensando en regresar.- dijo regalándome una mirada triste, yo me acerque a besar
su mejilla.-

- Deberíamos ir juntos.- susurre en oído, dándole un tierno beso.- Conoces Montepulciano?.-


le pregunte a Félix.-
- Si, queda a unos 70 Km. De Volterra, en la Provincia del Siena, forma parte de la hermosa
Toscana, y resulta bastante conveniente poder visitarla por su cercanía a Florencia.- me
explicó.-

De pronto desperté de mi ensoñación… Montepulciano… Montepulciano, algo me decía que


era ahí donde se encontraban mi ángel y mis pequeños…. Fui a mi computadora y busque toda
la información que pude sobre Montepulciano… si el plan de mis hermanos no funcionaba, a
mediados de Enero viajaría a Montepulciano… Por mi me iría ahora mismo, pero no podía
presionar a mi princesa… tenía que darle tiempo para que encontrara el camino a casa, un
poco de paciencia es lo menos que le debía… Fui a buscar el libro de mi princesa y en vez de
comenzar a leer donde me había quedado, empecé a buscar y rebuscar cualquier referencia
que me diera una certeza de que mi princesa estuviese en Montepulciano. Después de mucho
darle vueltas encontré lo que buscaba…

Había pasado un mes desde que estaba en Londres, todavía no sé a donde me a irme en los
próximos días, a juzgar por el incesante número de correos que recibo a diario de Robert, se
que no puedo quedarme muchos más tiempo.., Todos los días me manda montones de
correos, creo que uno cada hora, y me parte el alma no leerlos… se que si los leo, voy a
terminar sucumbiendo ante la necesidad del amor que sentimos el uno por el otro… se que
tengo que dejar Londres, por mucho que ame esta ciudad, sé que apenas Emely haga una
incursión en uno de sus famosos viajes de spa con su mejor amiga, el aprovecharía la
oportunidad para venir a buscarme, y no me podía permitir verlo, si lo veía iba a dejarme
arrastrar de vuelta a esa relación que solo nos hacía daño, un profundo daño a Rob, a mi …
pero sobre todo a la niña… Aunque todavía me quedaba un poco de tiempo, se que Emely
sabía de la relación clandestina que teníamos Robert y yo, y no nos permitiría ser felices
juntos… de hecho me lo juro una vez… Me juro que si ella no era feliz con la persona que
quería, yo tampoco lo sería con quiera que fuera que yo escogiera amar… aunque podría jurar
que ya en ese entonces ella sabía perfectamente que era a Rob a quien amaba y a quien
amaría con locura.

Podría incluso apostar que si en este momento yo regresara a Chicago perdidamente


enamorada de otro hombre, ella no dudaría en dejar a Rob para buscar separarme de esta otra
persona … con la única intención de hacerme sufrir…. Pensándolo bien, debí haber puesto en
práctica ese plan desde un principio… Dios tengo que dejar de divagar, y darle vueltas al
asunto, no hago más que prologar mi sufrimiento; como si eso no fuera suficiente tengo días
sintiéndome mal… desde que llegue no he hecho otra cosa que dormir, llorar y vomitar … en
un principio pensé que era depresión, pero … no lo sé ya no estoy segura, estoy sumamente
preocupada… de hecho ahora mismo mientras pensaba todas estas locuras, me encontraba en
la sala de espera de una consulta, acompañada por mi queridísimo Alex, mi querido amigo, el
hombro en el que lloro todas las noches y el que me obliga a levantarme, a comer… a vivir…
esta media vida que vivo sin Rob… sin mi amor…, pero sea como sea tengo que averiguar que
me sucede, porque morir de amor si que no es una solución…
En ese momento y a pesar de mi celos, hice nota mental para agradecerle a “Alex”… mas bien
a Paul… todo lo que había hecho por mi princesa…

- Srta. Stewart.- Me llamó de pronto la enfermera.- Puede pasar. Entre a consulta con el doctor
que me hizo un montón de preguntas, empezando por mis síntomas, apenas le comente lo del
llanto, el insomnio, los vómitos y las nauseas, salto a la pregunta obvia en la que yo no había
prestado atención… cual podría ser… cuando había sido mi último período… no había
terminado de formularla cuando yo me había dado cuenta de la situación … Estaba
Embarazada… iba a tener un hijo, fruto del amor que le guardo al hombre más maravilloso del
mundo, de otra sí, pero no le quita lo maravilloso… Dios que pendejamente enamorada estoy
de ese hombre… Pero como era posible… yo tomaba anticonceptivos… y si lo anticonceptivos
dañaron a mi bebé… de pronto una angustia sin precedentes embargo mi espíritu de solo
pensar en la posibilidad de perder a mi bebé… a nuestro bebe… ese pedacito de Robert y Mío
que crecía dentro de mí. Evidentemente mientras yo perdía el tiempo pensando en todas las
implicaciones y las emociones que en mí suponían este bebé que me uniría a mi amor para
siempre, el doctor había ordenado los exámenes de rutina, y tan distraída estaba… que a mí
que me aterran la sangre y las agujas, que no podía de forma alguna ver una delante de mí, me
había tomado las muestras y ni cuenta me había dado, de hecho estábamos de nuevo en la
sala de espera y yo solo pensaba en lo perfecto que sería mi bebé… con los ojos de Rob, con su
sonrisa, con su voz, con ese cabello rebelde y único… con sus talentos…. Aun cuando estaba
segura que Robert preferiría una princesita… yo quería que mi hijo fuera un niño, lo llamaría
como el Robert Thomas, como su padre... Dios… y ahora que haría… le decía a Robert?... El se
merecía saberlo… es su hijo… pero yo no quiero que mi bebé viva a la sombra, yo no quiero
que mi bebé tenga que salir y encontrarse en las reuniones familiares a su papá con su otra
familia, y ni siquiera poderlo llamar papá frente a los demás o acercarse a el… no quería que mi
bebé solo pudiera gozar del amor de su padre dentro de las cuatro paredes de un apartamento
o en compañía de pocos amigos, y no hacerlo siempre… como lo hacía Dakota, no quería que
mi pequeño no pudiera tratar con su hermana mayor, ni que sufriera el desprecio de su
Abuela, ni de su tío…

Que iba a hacer… porque estoy segura que en cuanto supiera la noticia mi Robert no solo
saltaría de felicidad y se alegraría tanto como yo, el era el que de nosotros dos más insistía por
tener un hijo nuestro… yo siempre me había negado… pero también podía asegurar que en
cuanto lo supiera no iba a dejar de insistirme en que regresará a Chicago, y no podía regresar
con mi hijo a una relación y con las mismas condiciones en las que estábamos antes… al menos
ya sabía a donde iba a ir por lo pronto, lo de cuando y como decírselo a Robert… lo vería
después… claro el doc tenía que confirmarme la noticia primero, pero por lo pronto, la próxima
semana me iría a un piso que había pertenecido a mi madre en París, y regresaría a Londres
por tren todas las veces que hiciese falta para los controles prenatales, porque si de algo
estaba segura es que quería que mi bebé naciera en Londres… una vez que mi bebe naciera iba
a ir a vivir a Montepulciano… sip… como una vez se lo hablamos con mi prima Anna y su
esposo Daniel… era el mejor lugar que se me ocurría para criar a un niño… por supuesto que si
pudiera sumar a Rob a la ecuación sería perfecto… pero sé que eso no podría ser…
Montepulciano… si mi Bella y mis bebés están en Montepulciano, ya podía estar seguro de
eso… ni siquiera tenía que visitar a los Denali, porque podría apostar a que Tanya y Félix y
quizás su hijo, hija o hijos… que se yo … se encontraban en Volterra, y solían visitarse los unos
a los otros en algún momento… ya había visto lo que me interesaba, pero no podía separarme
de la escena que me relataba el libro de mi princesa, puesto que es uno de los momentos que
siempre he querido vivir por ella y me lo perdí por idiota…

- Kris.- Sentía que Alex me zarandeaba un poco.-

- Lex que fastidio… - le reclamé por sacarme de mi ensoñación.- que quieres.-

- Te llaman es hora de pasar.- se rió de mí mi amigo.-

- Uppss… no me di cuenta.- le dije tal cual niña pequeña.-

- Uppss.. ya me di cuenta.- dijo y soltó una carcajada que se gano la mirada reprobatoria de
todos los presente.-

- Pase señorita Stewart.- me indicó el doctor.- siéntese.- señalo de nuevo la silla frente a él,
abriendo un sobre que le había sido entregado por la enfermera, y tras darle un breve vistazo,
agrego.- tal y como lo sospechaba, esta usted embarazada, tiene alrededor de unas ocho o
nueve semanas, de resto se encuentra perfectamente.- me dijo mientras yo estaba
asombrada.-

- Doctor como es posible eso si tengo muchísimo tiempo tomando píldoras anticonceptivas.- le
pregunté.-

- Bueno, ningún método anticonceptivo es 100% seguro, y existen causas que alteran la
efectividad de la píldora, como el caso de los antibióticos y antigripales.- recordé precisamente
que poco antes de salir de Chicago, y una de esas semanas particularmente intensas para
Robert y para mi en el ámbito sexual, estaba saliendo de un fuerte resfriado, y no habíamos
salidos prácticamente de la cama.-

- Y el que estuviese tomando la píldora no es peligroso para mi bebe.- dije al tiempo que
colocaba la mano sobre mi vientre de forma protectora, queriendo proteger a mi bebé de
cualquier cosa que pudiera dañarle.-
- Bien, no debe existir mayor riesgo para su hijo.- me dijo el doctor de forma tranquilizante.- ya
ha dejado de tomar la píldora?.-

- Si… hace como un mes deje de tomarla.- para que la iba a tomar si Rob estaba en Chicago…yo
en Londres… no tenía mucho sentido, además estaba planeando dejar la ciudad pronto para
que no me encontrará, al menos mientras decidía que hacer.-

- Entonces no debe preocuparse, en los primeros días de gestación, existe una especie de
ventana o tiempo, en el que ese tipo de cosas difícilmente pueden dañar al bebe.- me explicó.-
pero para que estemos más tranquilos podemos hacerle una ecografía, y veremos como esta
su bebé.- salimos del consultorio a una sala adjunta donde en una camilla, y con el aparato de
ecos, pude escuchar el sonido más maravilloso y tranquilizante del mundo, después de los
látidos del corazón de mi Rob… y eran los látidos del corazón de mi bebe… de nuestro bebé…
Alex estaba junto conmigo completamente emocionado.-

- Que emoción Kris… voy a conocer a mi ahijado.- me decía.-

- Estas seguro que será tu ahijado.- le pregunte.-

- Tan seguro, como lo estoy de que si es varón lo vas a llamar como su papá.- lo mire
asombrada… pues si Alexander me conocía no había como negarlo.-

- Perfecto… acabo de confirmar algo que sospeché cuando ví el examen de sangre.- dijo el
doctor, e inmediatamente me alarme.-

- Que cosa doctor, pasa algo con mi bebe.- le dije angustiada.-

- No Kristen, mire.- señalo la pantalla, y ahí se veía una mancha negra con una pequeña forma
en el… ese era mi bebé, pero cuando las lágrimas me dejaron ver mejor… no veía una sola
mancha con una formita… sino dos… me sorprendí y el doctor entendió que había interpretado
bien lo que se veía.- Si Señorita Stewart, son mellizos.- Dos… eran dos… dos maravillosos
pequeñitos frutos mi amor… Era tan feliz…

En ese momento estaba feliz… porque de alguna forma viví la felicidad de mi princesa… y pues
tanto el doctor como mi ángel se equivocaron, porque no eran dos preciosos bebes frutos de
nuestro amor… en realidad fueron tres… de nuevo la tristeza se albergo en mi corazón, porque
aunque me puse feliz a través de las palabras de mi princesa, lo cierto es que me perdí todo
ese maravilloso suceso… creo que después de ver su emoción al enterarse que estaba
embarazada, después de su felicidad al escuchar por primera vez el sonido de los latidos de los
corazones de nuestros bebés… estoy pensando que si consigo el perdón de mi princesa… si
consigo que podamos vivir juntos los cuatro… una vez instalados, voy a proponerle a mi ángel
que tengamos otro hijo, ella siempre se quejo por ser hija única, aunque a veces tuviera ese
extraño presentimiento de que tenía un hermano, era algo muy loco de verdad, pero lo cierto
es que estaba seguro que mi amor no se negaría a que tuviéramos al menos otros pequeño
más…. Y esta vez me aseguraría que todo fuera diferente.

Me acerque a la computadora nuevamente para ver el video de mi gatita… Estaba tan feliz de
ver a mi pequeña princesita, y de alguna forma ver y oír un poquito a mi Bella… Cuando revisé
la hora vi lo tarde que era… y contando la diferencia horaria, en Italia, ya estaba bien entrada
la madrugada, decidí no dejar pasar mi agradecimiento y le envíe una nota pequeñita a mis
princesas. Sin demorar hice clic en responder, y escribí mi mensaje…

Mis princesas:

No saben lo feliz que me sentí al ver el video que me enviaron, cuando vi a mi gatita, y sobre
todo cuando escuche sus palabras sentí que parte de mi muerto corazón regresaba a la vida
latiendo de nuevo…

Dios princesa, nuestra hija es hermosa, es maravillosa, es perfecta… pero no podía esperar
menos si es tu hija mi cielo… No tienes idea lo feliz que soy. Me alegra que Ed esté bien,
aunque ande enfurruñado… seguro se le pasa cielo, no te preocupes, en cuanto se aprenda a
manejar con el yeso ya tendrás que andar a las carreras detrás de él otra vez… te lo digo por
experiencia.

Mi gatita hermosa…

No sabes lo feliz que hiciste a papito con tu mensaje, eres una niña preciosisima… llenaste el
triste corazón de papá de una felicidad y una ternura infinita… de hecho tanto fue lo que me
inspiraste mi princesita, que papi te compuso una nana apenas termine de ver tu video.
Mañana la voy a grabar y te la voy a mandar para que te ayude a alejar las pesadillas, mi
princesita…

Princesita papi te ama demasiado, y estoy muy feliz que tu tengas mi medalla… es el mejor
lugar en el que puede estar… Te prometo que pronto estaremos juntos para que pueda alejar
tus pesadillas, curar tus sueños y tus tristezas… Te amo mucho y también pido todas las
navidades poder estar con ustedes… y puedes creer que me uno a tu ruego a los reyes magos,
a ver si ahora si nos lo cumplen… Dile a tu hermano que lo quiero… y también muero por
conocerlo al igual que a ti… Quizás algún día podamos tocar juntos la nana de tu mami y la
tuya, y dile que quiero tocar con el y componerle nanas a tus hermanitas… Te amo bebé…

Bella… Mi Bella… Mi ángel…

Te amo… y te agradezco eternamente esos tres regalos maravillosos que me distes junto con
tu amor.

Siempre tuyo

Edward Cullen…

Apague el computador y baje el video a mi teléfono desde el correo electrónico para tenerlo a
mano, y poderlo ver siempre que quiera… fui hasta el cuarto de mi muñequita a dejarle un
beso de buenas noches… cuando entre en el cuarto vi que tenía la luz encendida y todavía
leía…

- Peque es hora de dormir.- le dije

- Sip… termino está página y listo.- me dijo.-

- Esta bien muñequita.- le dije sentándome en la cama, esperando porque terminará.-

- Papi estas feliz de nuevo… eso me hace feliz.- me dijo.-

- Si cielo, papi feliz.- le dije.- quieres saber por que?.- me moría por enseñarle el video, ella solo
asintió con la cabeza.- verás tengo un video que me mandó tu hermanita Lizzie, incluso ella
habla de ti… quieres verlo.- sus ojos se agrandaron de la emoción.-

- Si si si … si quiero papi.- decía dando brinquitos en la cama.- Muéstramelo anda anda.- me


pedía, sin más le di play al video y juntamos nuestras cabezas para verlo los dos a la vez.- Es
muy linda papi… y muy tierna, se parece a ti.- me dijo emocionada.-

- Si pero tiene el cabello del mismo color que de su mami.- le dije.-


- Menos mal… porque es hermoso.- me dijo.-

- Quieres decir que mi cabello es feo.- le dije haciéndole cosquillitas.-

- No papito… solo que el cabello de la princesa es más lindo.-

- Tienes razón.- dije uniéndome a sus risas.- y que tal, también estas feliz.-

- Claro papito.- se lanzó contra mí regalándome un abrazo.- es hermosísima.

- Sip mi pequeña, tan linda como tu.-

- Nadie es más linda que nuestra Jane.- dijo mi madre entrando al cuarto.- No es así pequeña.-
le dijo a mi hija.- De quien estaban hablando?.- Me tensé mirando a mi hija, de pronto pensé
que mi muñequita en su emoción iba a decirle todo a mi madre, Jane se apretó más contra mí
y me susurró al oído.-

- No te preocupes papito, es nuestro secreto.- me dijo.- Estábamos hablando de la


protagonista de Enredados abuelita… es la peli que voy a ir a ver con mi tía Rosie y Valerie
mañana.- le dijo con una claridad y entereza absoluta. Esta niña contrario a lo que pensaba
tenía algunos rasgos de Heidi… y aquí uno de los que más odiaba, mentía con una destreza
alarmante, pero ya me encargaría de eso más adelante.-

- Así y a quien le pediste permiso.- dijo mi madre, como siempre queriendo controlar todo
alrededor de Jane.-

- Se lo pedí a mi papá.- le dijo desafiante.- verdad papito?.- OK OK … ahora me involucraba en


la mentira… pues si… algo tenía de Heidi.-

- Claro que si… es mi hija mamá, y me pidió permiso para ver una película animada con su tía y
su prima, y sí le di permiso.- le dije mirándola directamente.- Algún problema.- le pregunte.-

- Sabes que no me gusta que tenga esas salidas empezando la semana cuando tiene clases.-
me replicó.-
- Pero es mi hija.- le dije.- Mi hija que tuvo que pasar por un fin de semana horrible, al que tu la
obligaste y se merece un poco de la distracción que debió tener el fin de semana, así que si
tiene permiso de ir al cine mañana, lunes, en semana de cole.- le dije imprimiéndole la dureza
a mis palabras que le dejaban claro que no iba a dejar que me desautorizada.-

- De acuerdo.- me dijo saliendo del cuarto nada contenta.-

- Gracias papito.- me dijo.-

- De nada muñequita, pero sabes que no está bien decir mentiras.- le dije.-

- Lo se papito, pero es la única forma de resguardar nuestro secreto.- me dijo. Ante eso no
podía decir nada más.-

- De acuerdo peque… pero ahora a la cama.- le di un beso y me acerque la puerta a mandar la


luz.-

Que milagroso era poder sentir cerca a mi princesa, a mis bebés, a mi muñequita, a mi
mariposita, este fin de semana, había dormido mejor que en mucho tiempo, estaba feliz por mi
video, estaba feliz por reanudar el contacto con mi princesa, estaba feliz por el libro y poder
conocer todos sus sentimientos y sus emociones, estaba feliz porque estaba cerca de mi
mariposita… Que increíble como todo podía cambiar en tan poco tiempo… En la mañana inicie
una conversación a través de mensajes con mis hermanos (Alice, Jasper y Rosalie), les conté
que había recordado y cotejado con el libro de mi ángel, y que mi princesa y mis bebes estaban
en Montepulciano, les reenvíe el video de mi gatita, el cual ya había visto tantas veces que me
sabía de memoria cada palabra y casa pequeño gesto de mi bebe… todos quedaron
enamorados de ella, el mismo efecto que provocó en mi y en mi padre… Alice ya se había
puesto en contacto con Paul Simmons, y todo parecía ir por buen camino… solo faltaba que él
se reuniera con mi Bella y se tomara una decisión… Dios… todo tomando camino en la
dirección correcta. También llame al agente de bienes raíces y le envíe un correo con todas las
especificaciones que tanto Jane como yo queríamos de la nueva casa… Estaba concentrado en
unos planos… o eso intentaba, cuando mi celular sonó estaba completamente extrañado era
un número desconocido pero decidí atender el teléfono…

- Habla Edward Cullen.- dije al atender.-

- Hola Señor Arquitecto.- me dijo del otro lado de la línea una mujer “intentando” ser
seductora.-
- Quien habla?.- pregunté.-

- Jessica… Jessica Stanley.- me dijo, pero yo ni idea.- de la librería… la revista con la entrevista
de Marie Swan.- me dijo… claro la dependienta de la librería… Tenia la revista… Tenía la
revista, gritaba mentalmente emocionado.-

- Hola Jess… disculpa por no haberte reconocido, pero estaba revisando unos planos
importantes.- le dije tratando de endulzar un poco el asunto.- en que puedo ayudarte linda.- le
dije… iaaackkks… hice una mueca mental de asco.-

- Bueno te prometí llamarte apenas me llegará la revista.- me dijo, estaba seguro que ese
momento estaba jugando con su pelo, en un intento de sonar sexy y sugestiva.-

- Voy para allá.- le dije, no tenía mucho animo de aguantar sus insinuaciones, así que llame a
Rose, sabía que ella estaba en el centro comercial porque había llevado a las niñas al cine, y
conociéndola les dejaba sus espacio, aunque las vigilará de cerca.-

- Rose.- le dije mal atendió el teléfono.- Estas en el centro comercial?.- le pregunté.-

- Si por?.- me respondió.-

- Perfecto…- le conté la situación. Llegue al centro comercial y fui a la librería.- Buenas tardes.-
le dije a la niña que me llamó… su nombre… Jessica… a si Jessica.- Hola Jess, cómo estas?.-

- Perfecto.- me dijo, haciendo el mismo gesto de torcerse el cabello entre los dedos, el mismo
que imaginé que hacía mientras me hablaba al teléfono.- llegaste rápido.- me dijo, como si
pensará que estaba desesperado por verla.-

- Ni tanto.- le dije.- tienes la revista.-

- Si aquí esta.- la pague y cuando iba a tomarla, tomo mi brazo, acariciando la zona de mi
antebrazo, tuve que controlarme para no retirarlo bruscamente.- No te gustaría tomar un café
conmigo.- me dijo insinuante.-
- Lo siento Jess, pero la verdad estoy bastante mayor para ti, y mi esposa es increíblemente
celosa, y si nos ve en esta situación no será buenos ni para mi … ni para ti… es más es capaz de
hacerte perder el trabajo.- le dije, ella palideció por un momento, pero se recompuso y contra
atacó.-

- Yo no veo que lleves alianza de matrimonio.- me dijo dándole la vuelta a mi mano y


dibujando círculos con su índice sobre la palma. Retiré la mano bruscamente de su mano, y la
pase por mi cabello en movimientos nerviosos.-

- Demonios eso es todavía peor, si nos consigue y se da cuenta que me deje la alianza en la
casa se va a poner como una fiera.- en ese momento entró Rose con toda su elegancia, y miró
a Jessica con todo lo intimidante que podía ser.-

- EDWARD CULLEN… QUE DEMONIOS HACES NO VES QUE TE ESTOY ESPERANDO, O PIENSAS
QUE YO Y TU HIJA TENEMOS TODO EL TIEMPO DEL MUNDO.- dijo molesta y vi a Jessica
encogerse. Al menos sabía que no volvería a llamar o eso esperaba.-

- Gracias por la salvada Rose.- le dije despacito para que Jessica no me oyera, le pase un brazo
por los hombros y le di un beso en la frente, al igual que hacía con mi hermana.-

- No te preocupes… fue divertido.- me dijo y me llevo hasta un banco.- Que esperas.- me


apresuró a abrir la revista, busque la entrevista y allí la vi… Había varias fotos de mi Bella,
posando en diferentes áreas de la casa, la cual sobra decir era increíblemente hermosa, los
jardines, piscinas y fuentes eran sencillamente dignos de ella, de una princesa, no apareció en
ninguna foto con nuestros hijos, lo cual agradecía, sabía que ni ella ni yo nos gustaría que
nuestro hijos estuvieran expuestos de esa manera, en la entrevista ella se mostraba tal como
era… sencilla y maravillosa, hablo de su historia, hablo de su inspiración, pero sin demostrar
dolor u otra emoción negativa, le preguntaron un poco por sus padres… mi corazón se detuvo
cuando le preguntaron si tenía pareja, o si estaba enamorada… y volvió a latir rápidamente
cuando con simpleza respondió que solo amaba, había amado y amaría siempre a un solo
hombre, y ese era el padre de sus hijos… su Robert de carne y hueso.

También le preguntaron si pensaba que su historia de amor tendría un final feliz, a lo que
respondió que esperaba que si… eso me dio un alivió y una esperanza gigantesca, hablo un
poco de lo feliz que estaba con nuestros hijos, y que ser madre era la mejor experiencia de su
vida. También habló de nuestra mariposita, de su enfermedad y sobre todo de la importancia
de la labor que llevaba a cabo la fundación. Habló un poco del viñedo, el cual estaba
funcionando a la perfección y produciendo un vino de calidad reconocido en toda Europa, una
vez más estaba orgulloso de los logros de mi princesa, hablaron un poco de Montepulciano, su
historia y la contribución de lo Swan en el desarrollo e historia del lugar… toda la entrevista no
hacía sino recordarme lo magnifica que era mi mujer. De pronto Rose me saco de mi
ensoñación, señalando una de las fotos.
- Ed… por que demonios Arizona tiene los ojos verdes en todas las fotos.- preguntó con
curiosidad.-

- No tengo ni idea Rose.- le dije con sinceridad.- Lo cierto es que en la foto que aparece en su
libro también tiene los ojos de ese color, llevo preguntándome lo mismo desde el viernes.- dije
pasando los dedos sobre la foto que ella había señalado previamente. Era una foto de mi
princesa, con un hermoso vestido azul, que le quedaba perfecto, en un salón, que parecía de
esparcimiento, la foto se la tomaron sentada sobre la banqueta del piano, pero de pronto una
inscripción justo detrás del brazo de mi princesa llamó mi completa atención… ese piano… ese
es el piano… no puede ser… no puede ser… Me levante de pronto, haciendo que la revista
cayera a mis pies. La recogí y me volví hacia Rose

- Rose … llevas a Jane a la casa.- le pregunté, más bien le pedí o le ordené… no se no sé… tengo
la cabeza hecha un lío.-

- Por supuesto.- me dijo.- pero que pasa Edward.-

- No estoy seguro.- le respondí.- te cuento cuando lo averigüe.- le dije y salí corriendo... Al


llegar al volvo, comprobé que las llaves estuviesen guardada en el compartimiento frente al
asiento del copiloto, y salí disparado hacia ese lugar en el que había sido más feliz que en
ningún otro y en el que atesoraba todos mis recuerdos. Llegue a nuestro departamento en
mucho menos tiempo del esperado y entre desesperado, sin siquiera pararme a observarlo,
sabía que estaba perfectamente limpio, porque tenía contratada una empresa que hacía la
limpieza dos veces al mes, corrí hasta el estudio… y fue cuando me di cuenta que mi piano no
estaba… mi piano, el piano que estaba en el estudio del apartamento, el piano donde le
compuse su nana a mi princesa… el piano sobre el que hicimos el amor tantas veces no
estaba… ese piano que tenía una inscripción hecha con una navaja sobre la tapa, en el lado
derecho que decía “nuestro amor será para siempre mi ángel”, que la había hecho yo mismo
luego de que decidiéramos rendirnos a nuestros sentimientos… a nuestro amor… no estaba en
ese estudio, no estaba en nuestro departamento, mi princesa se lo llevó para Italia, para su
casa, cerca de ellos… me acerqué a la banqueta que se encontraba sola, en el salón, frente al
espacio vacío del piano… e irónicamente pensé que yo estaba igual, yo era la banqueta, y mi
princesa era el piano que se encontraba demasiado lejos de mi, haciéndome sentir desolado,
al sentarme en ella vi un papel y un sobre. En el sobre decía “Para Edward”, con la muy
conocida caligrafía de mi Bella… el otro papel, tenía unas letras pequeñitas con una letra
desconocida, pero que podía entrever que era de un niño… así que decidí leer primero el trozo
de papel…

“Edward (pero la palabra estaba tachada)… Papito… Lizzie encontró su medalla y quiso
llevársela con ella para tener algo tuyo… Se que ella la necesita más para poder ayudarla a
espantar sus miedo… pero yo soy muy valiente y no la necesito… Pero como también quería
algo tuyo le pedí a mi mami que me dejará llevar tu piano a casa… además este es más bonito
que el mío, y mi mamita dijo que en él compusiste su nana… Espero que no te importe y que
podamos usarlo juntos un día….

Mi mamita me ayudo a escribir la nota.

Te quiero

Ed”

Me seque las lágrimas que ya corrían por mis ojos, mis hijos eran maravillosos, yo estaba feliz
como hace mucho no lo había estado… Estaba feliz aunque no lo merecía…

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Gracias… Se les quiere:

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…

Por eso, canta, ríe, baila, llora, y vive intensamente cada momento de tu vida…

… antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos” (Charles Chaplin)

Kisses…

Capítulo 9: Sencillamente Perfecta

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-
……

Me seque las lágrimas que ya corrían por mis ojos, mis hijos eran maravillosos, yo estaba feliz
como hace mucho no lo había estado… Estaba feliz aunque no lo merecía…Aún con los dedos
temblorosos por la emoción abrí la carta de mi princesa…

Edward…

Estoy segura que habrán pasado años luz entre que escribí esta carta y el que la leyeras… se
por lo que me ha contado Riley y por lo que yo misma he visto que no te pasas mucho por
aquí… Dios… Cielo… supongo que el dolor que te producen los recuerdos es demasiado grande,
pero tenemos que superarlos amor… tenemos que superar nuestro propio dolor para que
podamos estar juntos… Tenemos que aprender a perdonar… a perdonarnos y perdonar a
quienes creemos nos hicieron daño para que podamos encontrar juntos el camino de regreso a
nuestro hogar.

Sé que mis heridas han sanado más lento de lo que esperaba que lo hicieran, y de lo que tu
esperabas, y que todavía quedan algunas por cerrar… pero tenemos que lograrlo amor…
tenemos que encontrar la forma, porque solo contigo podré alcanzar paz y felicidad, como sé
que solo conmigo tu podrás hacerlo.

Tus hijos se han llevado un par de cosas de aquí en un intento por aferrarse de alguna forma a
ti… se que debes estar sonriendo con esa tonta sonrisa de orgullo que tanto amo… Edward…
Te prometo… NO… Te juro que voy a poner todo de mi parte, que estarás con nuestros hijos y
podrás recuperar tiempo con ellos. Pero te pido que hagas lo mismo y pongas también de tu
parte para sanar y olvidar, para perdonar y perdonarte, y que podamos finalmente
encontrarnos en nuestro hogar.

No estés triste… sé que nuestro destino es estar juntos.

Siempre tuya Bella….

Dios cuanta razón tenía siempre mi princesa… pero estaba feliz con su afirmación “sé que
nuestro destino es estar juntos”….también yo lo sé mi amor… y en efecto pasaron años luz
para que leyera su carta… pasaron exactamente 18 meses… es decir que mi piano hizo el viaje
a Montepulciano hace un año y medio… pero como darme cuenta, si casi no vengo al
departamento… me duele demasiado… cada vez que vengo recuerdo lo feliz que era y como lo
jodí todo… generalmente cuando las ganas de regresar me sobrepasaban ya me encuentro a
mi mismo en el umbral de la puerta… de esas veces generalmente solo consigo abrir la puerta,
y me quedo parado bajo en dintel, y después de una hora en la que me asaltaba el dolor y los
recuerdos cierro la puerta y me voy, después de llorar todo mi dolor… Solo una vez entre, pero
no recorrí el piso… solo fui hasta nuestra habitación y me pase horas ahogándome de dolor y
sufrimiento sobre nuestra cama hasta que llamé a mi hermana y a Jasper para que vinieran por
mi… yo por mi mismo no podía salirme de aquí….

Que distinto sería todo si mis acciones fueran diferentes… que distinto sería sino hubiese
confiado ciegamente en las "buenas intenciones” de Heidi… de mi mamá… de mi hermano…
me aterra saber el tamaño de la implicación de mi mamá y de mi hermano en todo mi
sufrimiento…es que si la mitad de mis sospechas son ciertas va a provocar la inminente
disolución de mi familia… porque sé que ni Carlisle… ni Rosalie van a aceptar las cosas que se
sucedieron y las consecuencias serán nefastas… Pero tengo que concentrarme en un paso a la
vez, porque cuando me he concentrado en resolver varias cosas a la vez me he encontrado
perdido y no he podido solucionar nada…

Pero que difícil es quitarme todo esto de la cabeza… son tantas intrigas… tantas cosas. Que no
sé que hacer con todo… la verdad me siento abrumado… Al menos he podido resolver las más
importantes como saber del paradero de mi princesa y de mis pequeños… Descubrí también la
fundación en honor a mi hija, y pude ponerme de rodillas frente a la tumba de mi mariposita y
pedirle perdón, le hable a mi peque de sus hermanitos y de mi amor por mi ángel… Estoy
planeando viajes, reencuentros y mudanzas… Dios… han sido tantas las cosas por las que he
pasado estos cuatro días… he vivido más en cuatro días que en los últimos seis años… Estaba
haciendo un balance de todas las cosas de estos cuatro días, de todas las emociones, de todas
las cosas que se resolvieron, de todas las intrigas que fueron asomando las puntas de sus
lanzas, cuando repentinamente mi teléfono….

- Sr .Yorkie, encontró lo que le pedí.- le dije a la persona que me llamaba.-

- La encontré Sr. Cullen.- me dijo.- Estoy completamente seguro que quedara plenamente
satisfecho.

- Bien, cuando puedo verla?.- le pregunte impaciente.-

- Ahora mismo si así lo desea.- me respondió.-

- Perfecto.- me dio la dirección.- Nos vemos en media hora, estoy cerca.- le dije.-
Mal colgué la llamada llame a mi hermana…

- Enana necesito verte a ti a y a Rose en la dirección que voy a mandarte por mensaje, nos
vemos en media hora.- le dije.-

- Oye… que modales… que paso con el “Hola Hermanita hermosa, cómo te va?... .será que
podemos vernos…. Blablabla”…- me dijo mi hermana.-

- Duende te voy a dar la oportunidad de hacer y deshacer, te voy a dar más poder del que
nunca has tenido de mis manos, te voy a dar mis tarjetas de crédito y te ofrezco una semana
entera de compras y tu quieres formalismos.- le dije.-

- Compras?????… con tus tarjetas????… toda una semana?????.- dijo emocionada… ya me la


imaginaba dando saltitos.- Cuando y donde nos vemos?.-

- Ya te dije… Media hora… y te mando la dirección por mensaje.

Pasada media hora, ya nos encontrábamos Erick Yorkie y yo esperando por mis hermanas
frente a una hermosísima casa…. Estoy seguro que era la casa de mis sueños y la de mi
princesa… Tendría que darle una buena comisión a este hombre, en menos de medio día había
encontrado la casa que buscaba, pero claro ayudaba el hecho de que la casa estuviese en
venta y que no me preocupara precisamente el precio que costará… Era cierto que yo tenía
mucho dinero, había heredado una pequeña fortuna de manos de mi abuelo a la temprana
edad de quince años, con la que Eleazar Denali me había ayudado a hacer inteligente
inversiones, además que una vez salvado mi nombre de los errores del pasado me había
ganado una buena reputación y un buen dinero con mi trabajo como arquitecto en la firma
Volturi… que ahora era Volturi&Cullen Asociados, sin contar con el dinero heredado de mi
difunta esposa Heidi…. Sin embargo, estaba más que claro que era el dinero de Heidi el que iba
a usar para comprar esta casa, era el dinero por el que Heidi lucho, con el que iba a pagar la
casa en la que pretendía vivir con mi princesa y mis hijos, era una pequeña revancha contra
Heidi… tonta… si… sin lugar a dudas… pero tenía que aprovechar la ironía… aunque muy en el
fondo sabía que no era el dinero lo que había impulsado a Heidi a acercarse a mi y ofrecer el
trato…. Sabía que no era el dinero el trasfondo de su odio hacia Mi Bella…. Porque a la final de
ser por dinero y por tener un hijo, bien podría haberse casado con cualquier hombre con más
fortuna o apellido que el mío entre la alta sociedad de Chicago, del país o incluso entre los
socios italianos de su abuelo, incluyendo un contrato prematrimonial para salvaguardar su
dinero. Pero eso no importaba ahora… lo cierto era que era el dinero de los Volturis, era el
dinero de Heidi, el que me iba a dar el castillo para mi princesa.

- Es esta Edward?.- preguntó mi hermana mal se bajo del carro.-


- Eso espero, no la he visto aún, pero la verdad me urge, así que espero que sea esta.- le
respondí acercándome a ella y a Rose, para saludarlas.-

- Estoy seguro que será esta.- me dijo Yorkie muy pagado de si mismo.-

- De que están hablando?... de quien es esta casa Edward?.- preguntó Rose.-

- Espero que mía Rosie Rose.- le dije.-

- Vas a salir del nido.- me preguntó.-

- Del yugo será.- le dije a lo que ella rió.- la verdad es que si pretendo hacer regresar a mi
princesa debo mantenerla alejada de mi madre.- le dije con sinceridad.-

- Y de Emmett.- dijo ella con un dejo de tristeza.- Por cierto porque demonios saliste del
centro comercial como un poseso.- me preguntó, mientras Alice, se adelantaba con Yorkie
dando saltitos al interior de la casa.-

- Recuerdas en la revista la foto de Bella en el salón, esa que sale con sentada en la banqueta
de un piano.- ella asintió con la cabeza.- Pues ese es el piano que tenia en el departamento
que compartimos aquí en Chicago, mi hijo quiso llevárselo a Montepulciano.- le dije.-

- Dios… Edward… como no lo habías visto… Estamos hablando de un piano hombre, eres ciego
o autista (*)?.- Me preguntó.-

- Ninguna de las dos Rose.- le dije.- sabes que evito todo lo que puedo entrar al
departamento.- le dije con algo de tristeza.-

- Lo sé hermanito, pero mejor entramos a ver el castillo de las princesas y el pequeño


principito.

Entramos a la casa, y era sencillamente perfecta, tenía dos plantas, pero tanto el sótano como
el ático eran perfectamente habitables. Entre Rose, Alice y yo… contando además con algunos
de los consejos de Erick, concordamos que el ático podríamos convertirlo en un espacio de
convivencia de la familia, con el salón de entretenimiento, sala de juegos, para los niños,
también podríamos colocar un espacio para que los peques pudieran estudiar… un pequeño
estudio, lleno de cuentos, donde pudieran tener pizarras y mesas de dibujo, ordenadores, una
mesa de trabajo y una pequeña salita para leer. En la planta superior teníamos la habitación
principal con un cuarto de baño enorme, una ducha de hidromasaje, dos lavamanos, y hasta
una hermosa bañera antigua que estaba segura que sería de la adoración de mi princesa…
parecía el baño de la suite presidencial del más elegante de los hoteles de lujo, lo separaba del
cuarto un enorme vestier, que estoy seguro que gracias a la adicta a las compras de mi
hermana iba a quedar pequeño, en lugar de sobrar espacio. Teníamos además otras cinco
habitaciones, todas con su baño, podríamos usar tres de las habitaciones, una para Jane, otra
para mi Gatita y la siguiente para Ed, las otras dos, una sería la habitación para invitados, y
sería la que yo usaría mientras convencía mi princesa de que me permitiera regresar a su vida
como su pareja, cuando lograra que mi princesa me perdonará del todo y cuando pudiéramos
empezar a vivir nuestro amor… La habitación restante, era la más cercana a la habitación
principal y esperaba que esa la pudiéramos ocupar con un nuevo bebé… la verdad es que la
idea de tener otro hijo con mi ángel era algo que me atraía cada vez más y más…

En la planta baja, teníamos una enorme y muy preciosa cocina, que sabía harías las delicias de
mi ángel, había dos habitaciones para servicio si quisiéramos tener alguien fijo, la sala, el
comedor, baño para visitas, y la lavandería, y dos habitaciones contiguas que podríamos usar
una como estudio, la otra como sala de música, podríamos comprar un piano nuevo o
podríamos traer el piano de Ed desde Montepulciano… y digo el piano de Ed, porque para mi
ese piano ya era de mi pequeño campeón. El jardín era hermoso y lo suficientemente grande
para hacer el jardín en honor de nuestra mariposita, colocar además el parque y la casa de
árbol que quería Jane… y que ahora en los planes de mi hermana, era más bien una mansión
en el árbol, tenía una piscina, hermosa enorme y una pequeña cascada, y un pequeño Chalet
que pensaba convertir un espacio para mi y mi princesa, un espacio al que pudiéramos escapar
juntos, tenía una pequeña terraza con un jacuzzi, y tenía un precioso baño, y dos recamarás,
una de las cuales sería nuestro lugar secreto, la otra el estudio de mi princesa para que pudiera
seguir su carrera de escritora y continuará creando maravillosas historias que deleitaran
multitudes. Pensaba convertir parte del sótano como despensa y armario. La otra la convertiría
en un espacio para mí y un estudio donde poder trabajar con algunas mesas de dibujo y mis
implementos.

Esta era nuestra casa, era perfecta… sé que mi princesa sería feliz. No estaba demasiado lejos
de la casa de Alice, ni de mi oficina, así que en un santiamén podría regresar de la oficina
siempre que fuera necesario… además estábamos en la misma urbanización en la que vivían
Emmett y Rose, aunque sé que por lo de Emmett no le haría demasiada gracia, pero estábamos
muy cerca del colegio donde estudian mis sobrinos y Jane, era básicamente perfecto, sin
contar que estábamos a unos quince minutos de Mount Olivet… era perfecto… sencillamente
perfecto…

- Edward… como vas a hacer para mudarte sin que tu madre arme el gran escándalo.- me
pregunto mi cuñada.-
- Rose mi madre va a armar el gran escándalo de todas todas.- le dije.-

- Cierto.- dijo mi hermana.- pero estaba pensando, que en una semana tendré esto listo, entre
Rose y yo podremos comprar todos los muebles y hacerlos traer para el fin de semana, ya
tengo planeado lo del jardín, lo tenía para la casa de mamá, solo debemos ajustar los planos.
Ya se los di a Yorkie que los iba a llevar a la empresa de paisajismo que contrate, ellos me
aseguraron que enviarían un ejercito de trabajadores y jardineros y en una semana o menos
estaría listo.- me dijo feliz.-

- Eso es genial duende.- le dije despeinándola.-

- Y como vamos a hacer para sacar las cosas de Edward y Jane de la casa, dejando los gritos de
Esme solo para cuando ya estén de salida?.- pregunto Rose.-

- Podría pedirle a papá que se lleve a mamá de viaje de fin de semana.- dije encogiéndome de
hombros pensando que no era una idea demasiado brillante.-

- Es demasiado genial hermano, que bueno que a veces piensas.- dijo pensativa.- solo nos
queda un pequeño inconveniente….

- Emmett.- susurró Rose.- la verdad es que no entiendo a Emmett… Te juro que lo amo y es
maravilloso, pero no entiendo su actitud de obediencia absoluta frente a Esme.- dijo apenada.-

- Solo eso… y que me dices de su actitud con respecto a Arizona.- le dijo Alice.-

- Alie… es lo mismo, la actitud de Emmett con Arizona es solo una de las tantas cosas que el
hace incondicionalmente por su madre.- realmente Rose tenía razón, no es que Emmett
sintiera una aversión directa hacia mi princesa, tampoco es que fueran los mejores amigos…
pero el no tenía razón para odiar a mi ángel, sus reacciones simplemente eran una especie de
obediencia ciega y fiel a los designios y pedido de mamá. Pero no entendía, porque ni Alice ni
yo habíamos nunca generado esa dependencia hacia mi madre. Lo cierto era que de pequeños
mi madre siempre hacia que Emmett se sentara en su regazo y siempre siempre le estaba
susurrando cosas al oído, incluso cuando estaba dormir; y a veces cuando Emmett tenía
pesadillas y se despertaba llorando lo único que repetía una y mil veces es que el no era un
niño malo, que el era obediente y que mamá no tendría la necesidad de cambiarlo por otro
niño mejor… no sé porque pero ahora creo que las cosas que continuamente le susurraba mi
madre a Emmett tenían que ver con sus pesadillas y sus pensamientos, pero no podía creer
que mi mamá fuera tan cruel con su propio hijo, y aunque a mi me ha hecho algunas cosas, yo
ya era un adulto… de niño mi madre siempre fue atenta y cariñosa… a veces sobreponía sus
obligaciones sociales con el club de damas, pero nosotros siempre estuvimos claros Alice y yo
que ella estaba demasiado pendiente de los que decían sus amigas de alta sociedad o hacerle
creer a los demás que éramos la familia más malditamente perfecta de todo Chicago… y a la
final Jasper, Rosalie y Heidi, eran las joyas de la corona que terminarían de engalanar a su
familia… eran hijos de tres de las más antiguas, poderosas y ricas familias de Chicago, los
Whitlock, los Hale y los Volturis… en el caso de Jasper y Rosalie, hijos únicos y herederos de
dos fortunas impresionantes… Los Volturis una de las familias más ricas no solo de Chicago
sino de todo el país, solo los Swan y los Denali eran más ricos y poderosos… así que el
desprecio de mi madre por mi princesa no tenía motivos monetarios o de alcurnia, pero
definitivamente algo había, porque no era de gratis ese odia irracional y sin sentido. Pero
aparte de eso mi madre siempre fue una madre cariñosa, dedicada y ejemplar.

- Es perfecto, no te parece Edward.- me dijo mi hermana sacándome repentinamente de mis


pensamientos, aparentemente ellas seguían hablando de la mudanza.

- Perdón estaba distraído, que decían?.- les pregunté.-

- La verdad nos dimos cuenta.- dijo Rose entre risas acompañada por mi hermana.- les decía
que yo me encargaba de Emmett, pero eso solo te dejaba a la pixie y a Jazz para ayudarte.

- Es perfecto Rose, no te preocupes.- le dije.- Gracias de verdad.

- Bueno yo voy a hacer las reservas de papá y mamá, las pago con tu tarjeta.- me dijo Alice,
extendiendo su mano para que le entregara mis tarjetas, le había entregado al diablo las llaves
del infierno, pero lo importante era poder mudarme lo antes posible y sin dramas, no quería
darle a mi madre la oportunidad de envenenar a mi muñequita.

Salimos de mi nueva casa, tendría que pasar por mi oficina, puesto que Yorkie me llevaría esta
tarde los documentos para que los firmará y así entregarle oficialmente la llaves de mi casa a
mi hermana y Rose para que hicieran su magia… estaba seguro que sería perfecta, tenía todo
lo que había imaginado y más, espero de corazón que fuera también del agrado de mi princesa
y de mis otros dos pequeños, no llevaría a Jane hasta el fin de semana, puesto no quería que
aumentara su excitación en cuanto a la casa nueva y dijera algo comprometedor delante de
Doña Esme y que me explotara la bomba en las manos… de camino a la oficina, quise
comprobar si Mount Olivet estaba tan cerca como me lo había asegurado Erick, de hecho
había sido una de las múltiples condiciones que había pedido sobre la propiedad.

Doce minutos exactamente me llevó desde la puerta hasta Mount Olivet, estacioné el auto, me
baje despacio y entre en la floristería que se encontraba cerca del cementerio a comprarle
unas nuevas flores a mi mariposita, mientras me despachaban un lindo arreglo de gerberas
color rosa pálido (margaritas holandesas) encontré unas pequeñas maripositas de fantasía que
usan para decorar los arreglos, compré varias de muchos colores y las llevé para colocarlas con
el peluche que mi muñequita había llevado el día anterior… Había convertido ese espacio en el
C49 como el lugar en el que encontraba paz y sosiego, allí frente a la tumba mi mariposita…

- Hola pequeña.- le dije.- Tenía muchas ganas de visitarte cielito.- dije mientras me sentaba en
el suelo.- Sabes mariposita, hoy compre una casa para que podamos vivir, tu mami, tus
hermanitos y yo, y tus tías Rosalie y Alice están preparando también un hermoso lugar para ti
amor…. Dios cariño, espero que pronto pueda venir a visitarte junto con tus hermanitos y tu
mamá, que seamos todos la familia que tenemos en pausa desde hace tanto tiempo… Como te
extraño cielito.- dije tras un profundo suspiro.-

De pronto recordé el video que había recibido de mi gatita el día anterior, así que busqué el
teléfono en mi bolsillo y corrí el video, quería verlo en compañía de mi mariposita… aunque ya
lo había visto como mil veces, esta vez era especial, porque lo veía junto a mi pequeña Marie…

- Mira Marie…. Este video me lo mando Lizzie ayer.- dije mientras me perdía en los hermosos
ojitos de mi gatita.- No es hermosa tu hermanita?.... es tan bella como seguro lo serías tu mi
angelito. No sabes lo feliz que fue papito ayer cuando vio el video que me mandaron tu mami y
tu hermanita… es una lástima que tu hermano no saliera, pero espero poder ver sus fotos
pronto… Y… hoy… hoy princesita vi unas fotos de tu mami en una revista, es tan hermosa,
mucho más de lo que es en mi memoria. Tu y tu hermanita son tan lindas como ella amor…
aunque tu siempre fuiste la que más se parecía a mi hermosa princesa.- mientras disfrutaba de
unos minutos de paz con mi mariposita sonó mi teléfono era de mi oficina, así que
seguramente Yorkie me esperaba con el contrato… Este hombre si que era rápido con su
negocio, seguramente esperaba una buena comisión, que no pensaba negarle después del
espléndido trabajo que había realizado… la última prueba para verificar la perfección de mi
nueva casa, era saber si estaba realmente cerca de la morada de mi mariposita… y siendo
honestos doce minutos no estaba nada mal… Tanto mi princesa como yo podríamos venir a
visitar a nuestra pequeña siempre que quisiéramos.

- Cariño, tengo que marcharme, a solucionar las cosas con la casa, pero te prometo que pronto
pronto estaré de regreso, a la final no podrás extrañarme porque siempre estas conmigo… Te
amo mariposita… papito te ama muchísimo… No lo olvides.- Cada vez me era más fácil estar
aquí, cada vez me era más fácil sentir el perdón de mi pequeña, cada vez me era más fácil
sentirme seguro que ella me amaba… con todas esas certezas deje Mount Olivet, para firmar el
papel que me darían el castillo para mi princesa.

Pase un rato por la oficina, firme mi contrato, realice la transferencia para el primer pago de la
casa, y regrese a casa de mis padres, pase un rato con Jane, hicimos juntos la tarea, jugamos y
luego de darle de cenar me fui al estudio recordando que tenía un compromiso que cumplir,
que era grabar la nana de mi bebé para poder enviársela por correo a ver si la ayudaba con sus
pesadillas… era una pequeña contribución, pero era algo. Estaba entrando a mi estudio cuando
de pronto fui interrumpido por la persona a la que menos paciencia le tenía esta semana…
- Vas a encerrarte de nuevo a leer el libro de esa.- me dijo mi madre destilando su desprecio
por mi ángel.-

- Mamá te agradezco infinitamente que no te expreses de esa forma de Bella… recuerda que
Bella es mi mujer y es la madre de tus nietos.- le dije intentando agarrarme de toda la calma
que traía tras la visita a mi mariposita y el rato pasado en compañía de mi muñequita.- su
nombre es Isabella Swan… sino quieres decirle Bella, porque te parece demasiado cariñoso,
entonces llámala Isabella, pero te exijo que respetes a mi mujer.

- Tu mujer?.... tu mujer?.... Edward por favor no me hagas reír.- me dijo.- Esa siempre ha sido
tu amante, solo eso.- me dijo.-

- Isabella fue mi amante porque yo fui un imbécil que lo jodí todo, que me deje envolver por la
salida fácil que Heidi y tu me ofrecían, que me deje llevar por toda la basura de Heidi, por toda
tu basura, pero eso no quita que sea mi mujer, la mujer que amo, la madre de mis hijos, y te
pido que la respetes.- dije, mientras mi madre iba acalorándose más y más por la fuerza de su
ira.- y te lo advierto, voy a conseguir que Bella y mis hijos regresen, y entonces haré todo por
convertir a Bella en mi esposa.- le advertí.-

- Pues te advierto de una vez que no pienso permitir que esa cualquiera que le destrozo la vida
a la santa de Heidi ponga un pie en esta casa.- me amenazo.-

- Como quieras mamá, es tu casa.- le dije y ella sonrío satisfecha.-

- Me alegra que entrarás en razón hijo.- me dijo colocando cariñosamente su mano en mi


mejilla, tome su mano delicadamente dándole un pequeño beso.-

- Claro que entré en razón mamá, porque si mi mujer no puede poner un pie en TU casa… que
es también la casa de mi padre… entonces ni yo, ni mis hijos los pondrán.- mi madre me
miraba sinceramente asombrada como si no se creyera lo que le decía.- y solo para que te
quede claro… cuando digo mis hijos, me refiero a todos ellos… si Bella no puede estar en TU
casa, tampoco estarán Edward y Elizabeth, tampoco yo… y tampoco Jane.- a mi madre se le
escapo un jadeo de horror.-

- No te atrevería a hacerme eso Edward.- me dijo molesta.- No puedes alejarme de Jane.- me


dijo.-
- Yo soy el padre de Jane, yo tengo su custodia, yo tengo la guarda, y yo soy quien decide que
es lo mejor o que no para mi hija, y si decido que lo mejor para mi hija es estar lejos de ti…
aunque seas mi madre, aún con el dolor de mi alma… de ser así no dudaré ni un minuto en
apartarla de ti…- mi madre no se creía mis palabras y me miraba con dolor en los ojos… porque
si algo tenía mi madre era su amor sincero por Jane, o eso creo, porque con tantas locuras que
he descubierto en estos cuatro días, después de las cosas que he recordado ya no puedo estar
seguro de las buenas intenciones de nadie. – Ahora si me disculpas tengo cosas que hacer.- le
dije entrando a mi estudio y cerrándole la puerta de un portazo en la cara… Era mi madre… me
dolía tener que comportarme así y hablarle de esa manera, pero no podía permitir de ninguna
manera que siguiera dañando a mi princesa.

Una vez en mi estudio me concentré en mi piano y en grabar la nana de mi gatita para


enviársela por correo… Me senté en el piano, busque mis anotaciones del día anterior y
conseguí terminar la melodía, la toque un par de veces hasta asegurarme que fuera perfecta y
cuando todo estaba como lo quería la guardé, y la pase a mi computador para enviarla. Abrí mi
correo, aún no había recibido respuesta alguna de mi correo de ayer, ya me estaba
acostumbrando a ese intercambio diario me hacía sentirme cerca de ella de alguna manera. Y
… si … ahí estaba, y tenía un archivo adjunto…. Estaba increíblemente emocionado. Antes de
abrir el correo le mande un mensaje a mi papá…

Papá tengo un nuevo mensaje con archivos, quiero verlos pero pensé que te gustaría
acompañarme…

Su respuesta no tardo en llegar…

Claro que quiero hijo, dame unos minutos para que tu madre se calme, estaba tan alterada por
lo que le dijiste que se tomo un calmante, está casi dormida, dame unos minutos y voy.

Por un minuto me sentí culpable por la situación de mi mamá, pero no podía echarme para
atrás, porque si no terminaría por perder a Bella, aun sin haberme ganado su perdón aún.
Mientras mi padre llegaba decidí leer el mensaje de mi princesa.

Cariño…

No sabes lo feliz que hiciste a nuestra hija con el mensaje que le enviaste, paso todo el día
súper feliz y enloqueciéndome para que cada hora revisar el correo para ver si ya le habías
enviado su nana, esta segura que ese será su talismán contra el coco… y todas esas cosas que
inventa Ed para asustar… pero tendrías que verla, le dejaste una sonrisa todo el día tatuada en
el rostro.
Ed ya esta menos enfurruñado, de hecho el también esta muy intenso con eso de la nana, ha
estado todo el día frente el piano probando acordes, porque quiere adelantarles el trabajo,
esta empeñado en escribirle él las nanas a Jane y a Marie, en vista que tu escribiste una para
mi y otra para Lizzie… así que te pido que no solo mandes el nana, sino que también las notas y
los pentagramas para que el las toque, dice que quiere practicar para poder tocar contigo….
No sé cual de los dos me ha enloquecido más con este asunto de la nana.

Sino te escribí más temprano fue porque estaba con los niños seleccionando las fotos que
querían que te enviara… de ser por ellos tendría que cargar millones de fotos, así que
decidimos en consenso que te enviaríamos varias en cada correo, de esa forma desde hoy
hasta que por fin nos encontremos cielo, recibirás fotos en todos los mensajes. También me
pidieron que enviaras fotos tuyas y de Jane, ambos están muy emocionados con respecto a
ella… Lizzie, porque le emociona tener otra niña de hermana mayor, y tener a alguien con un
poder de decisión mayor en cosas de hermanos que Ed… y Ed aunque le frustra no ser el
hermano mayor (ya que es controlador, posesivo, detallista y cuidador nato como su padre)…
esta realmente emocionado por tener otra mujer en su familia a la que cuidar y proteger…
creo que te lo he dicho antes cariño, tener a Ed cerca de mí, es como tener un pequeño clon
tuyo revoloteando a mi alrededor, porque no solo es físicamente idéntico a ti, sino que su
carácter es exacto. Creo que si hay alguien que pueda derretir el corazón de la Reina de Hielo,
ese será sin duda nuestro pequeñito (disculpa por hablar así de tu madre, pero sabes que
nuestra relación se ha mantenido siempre en una nevera).

Cariño espero que pronto nos encontremos juntos… Estamos cerca… muy cerca de lograrlo, y
te agradezco que te estés tomando las cosas con calma y estés respetando mi espacio… Te
amo más por eso… Te amo cielo, y espero puedas seguir esperando…

Bella…

Que perfecta era mi princesa… Dios que mujer tan maravilloso, de sobra decir que estoy
absolutamente emocionado por lo de las fotos, y me muero por abrir el archivo, pero le
prometí a papá que esperaría por él…. La Reina de Hielo… que perfecto… pero tenía que
pensar quien era Emmett en esa ecuación… Dios no podía dejar de pensar en ese asunto Esme
– Emmett, presiento que hay algo oscuro en eso, pero no logró descifrar que será…A veces
siento que Emmett más que un esbirro de mi madre, es un instrumento de venganza… como lo
fui yo en manos de Heidi… lo que no sé es que fue lo que originó ninguna de las dos venganzas
de estas dos mujeres… a la final estoy casi convencido que Emmett es más victima que
victimario, pero eso no lo exime de las cosas horribles que sospecho que hizo, y que si llegará a
comprobar no sé hasta que punto dañaría mi relación con mi hermano. Unos pequeños golpes
en la puerta me sacaron de mis pensamientos.

- Siento que esto llevará más tiempo del pensado.- me dijo a modo de disculpa mi papá a
modo de disculpa desde la puerta.-
- No te preocupes papá, estaba pensando algunas cosas mientras.- le dije.- Cómo esta mamá?.-
le pregunte. Podría ser una arpía, una bruja, la Reina de Hielo o lo que sea pero era mi madre.-

- Edward tu madre es una mujer controladora, quiere controlar todo lo referente a Jane, creo
que para ella criar a Jane es como criar a Heidi… no sé… no sé pero Heidi era como la hija que
nunca tuvo.- dijo mi padre.-

- Papá, te olvidaste de Alice.- le dije riendo.-

- Claro que no hijo, dije la hija que nunca tuvo.- me repitió.- Tu hermana es maravillosa, y es mi
princesa, hago todo lo que ella quiere como y cuando me lo pide, pero dime en que se parece
tu hermana a la hija perfecta de tu mamá…

- En nada.- le dije entendiendo lo que me quería decir.-

- En cambio Heidi….- dijo nuevamente.-

- Heidi era ambiciosa, elegante, fina, de sociedad, miembro del comité de damas, se la pasaba
en el club o en el spa, ayudaba a mi madre con sus fiestas benéficas y todas los eventos que se
inventaba.- si… Heidi era la hija perfecta que mi mamá nunca tuvo… o eso creía ella.-

- Exactamente hijo… tu madre, siente que Jane es su oportunidad de criar a una Heidi, pero
con el apellido Cullen, esa es otra de las razones por las que debes marcharte de aquí hijo.

- Pues si… sobre eso.- iba a contarle lo de la casa, pero solo una mirada me hizo saber que mi
hermana lo había hecho por mi.- Ya mi hermana te contó, no es cierto?.

- Si hijo.- me dijo riendo.- sabes que tu hermana es malísima guardando secretos, se emociona
tanto con las cosas que no puede evitar estar por ahí contándole a todo el mundo, tienes
suerte que se lleve mal con tu mamá.- tras un minuto en silencio añadió.- por cierto hijo
gracias por el viaje de fin de semana. Has sido extremadamente generoso.- me dijo soltando
una carcajada.-

- No te preocupes papá, ha sido todo un placer.- me uní a su risa.-


- Bien ahora cuéntame, que vamos a ver hoy?.- me preguntó.-

- Fotos…. Mi princesa me mandó unas fotos, y me prometió que en todos los correos me irán
enviando otras.- le dije emocionado.-

- Perfecto, vamos a ver a mis nietos.- dijo apurándome.-

- Bien aquí vamos.- le dije, fui abriendo cada una de las diez imágenes y estaba muy
emocionado, el primer archivo era una foto de mis dos pequeños, ya habíamos visto a mi
gatita en el video del día de ayer, ambos estaban sentado sobre el tronco inclinado de una
parra, según el titulo de la foto fue tomada el día de hoy… ahí estaba mi hermosa gatita, con su
hermoso cabello chocolate, con sus suaves rizos en las puntas, y como había sospechado tenía
unos hermosos reflejos rojizos como los de mi princesa, ahí a la luz del día eran aun más
preciosos sus lindos ojos verdes y profundos como un pozo, llevaba un lindo vestido azul,
medias de invierno, un pequeño abrigo y botas, imagino que aún cuando parecía soleado, al
estar por entrar en el invierno ese sol no debería calentar demasiado y el clima sería más bien
frío, tenía una hermosa sonrisa que la hacía verse aun más tierna de lo que era mi pequeña… A
su lado estaba mi pequeño, con su cabello cobrizo despeinado, sus ojos verdes iguales a los
míos, aunque no tan profundos como los de mi gatita, tenía mi misma nariz, mentón, todo…
era como ver una foto mía a su edad… llevaba una pantalón beige, camisa clara y un suéter
azul, con una pequeña bufanda anudada con mucho estilo, y un solo zapato, porque su otro
pie estaba calzado con el yeso que llevaba en su pierna… Mis hijos eran perfectos.

- Son perfecto Edward.- me dijo mi padre haciendo eco de mis pensamientos.-

- Si que lo son.- le dije embelezado por la foto.-

- Edward es idéntico a ti.- me dijo.- y Lizzie, tiene el color de cabello y la nariz de Bella, pero sus
demás rasgos son muy parecidos a los tuyos… ambos se parecen muchísimo a ti.

- Si papá, sin necesidad de los exámenes de ADN por los que tanto pelean Emmett y mi madre,
con ese parecido es imposible que puedan negar que estos pequeños son mis hijos… Hasta
Marie que era la más perecida a mi Bella tenía mi cabello.

- Completamente de acuerdo.- me dijo.- Pero nos quedan nueve fotos Edward, así que quiero
ver los siguientes imágenes de mis nietos.- me apresuro papá. La segunda foto también había
sido tomada hoy, pero mis hijos se veían mas relajados, estaban haciendo muecas y se veían
graciosos y cómodos, era una imagen hermosa que me hacía sonreír. Y así fueron
sucediéndose las fotos, habían cinco fotos más de los mellizos en cada uno de sus cinco
cumpleaños, otra de Ed tocando el piano, mientras mi gatita vestida de bailarina, con una linda
malla, y tutú azul oscuro, ese azul que al igual que a su madre la hacía verse aun más hermosa
de lo que era y resaltaba sus bellísimos ojos… Quedaban dos fotos… la siguiente hizo que el
aire se que quedará atorado en el pecho, mis pequeños estaban sentados en un banco en
paseo marítimo del “Millenium Park”, ese era nuestro banco, era ahí donde íbamos mi
princesa y yo cuando queríamos escapar de los chicos cuando éramos adolescentes, fue ahí,
donde fuimos después de la cena cuando nos reencontramos a su llegada de Londres, fue ahí
donde nos declaramos nuestro amor, donde nos dimos nuestro primer… nuestros primeros
besos… Estaba realmente emocionado por ver a mis pequeños en ese lugar que fue tan
importante siempre para Bella y para mi, pero me hubiese encantado llevarlos yo mismo… sin
embargo… cuando tenga la oportunidad yo mismo los llevaré, e iremos los cinco, a ese lugar
tan importante para mi y mi princesa.

- Esa foto es…- decía mi padre, no muy seguro de que sus pensamientos fueran ciertos.-

- Si papá… es el Millenium Park aquí en Chicago.- le dije.-

- Woao…. Los niños han estado aquí.- dijo afirmando más que preguntando.-

- Si papá, recuerdas mi medalla que tenía ayer Lizzie en el video.- el asintió.- bien lo consiguió
Lizzie en mi antiguo departamento y cuando supo que era mía quiso conservarlo… Como
Edward, también quería tener algo mío, hizo que Bella se llevará mi piano a Montepulciano.- le
dije y me miró con incredulidad.-

- Tu piano?.- pregunto.-

- Si papá, mi piano. El pequeño Ed también toca el piano, según mi princesa lo hace muy muy
bien… y quiso llevarse mi piano a su casa.- me dijo.-

- Y cómo lo sabes?.- me preguntó.-

- Salió una entrevista de mi princesa en una revista.- dije buscando la revista que había
guardado cuando llegue a casa en la gaveta de mi escritorio, y le mostré el piano señalándole
específicamente en la dedicatoria que tenía grabado con la navaja.- esta dedicatoria se la hice
a Bella, cuando compartíamos mi departamento, cuando vi la foto fui al departamento y el
piano no está allí, pero había una carta de mi princesa y una nota de Ed.- Le mostré la nota de
mi campeón.-
- Hijo tus hijos no solo son hermosos, también son sumamente inteligente.- me dijo, yo le
respondí asintiendo con una sonrisa orgullosa.-

- Bien papá queda una foto por ver, al menos por hoy.- Abrí la siguiente foto y mi emoción se
multiplico enormemente… allí había otra foto de mis pequeños en el “Millenium Park”, pero
junto con ellos estaba mi ángel. Completamente hermosa, con unos jeans, una sencilla camisa
blanca, una hermosa chaqueta y lindos zapatos, sencillamente perfecta, linda, simple y
sencilla… perfecta, con su hermoso cabellos castaño suelto, y abrazando a nuestros hijos con
una linda sonrisa, con una precisa sonrisa que se refleja perfectamente en sus bellos ojos
chocolates… Dios… como extrañaba esos ojos chocolates de mi princesa. Las fotos que había
visto de ella en la revista o su libro, tenía los ojos verdes… pero aquí tenía a mi ángel de nuevo
con sus hermosos ojos chocolates, mostrándose felices en compañía de nuestros bebés. Esa
era definitivamente mi foto favorita, iba a imprimirlas y algunas de ellas, sobre todo las
tomadas hoy y estas en Chicago se unirían a mis fotos y las de Jane en nuestra casa… Ahora en
mi casa podría tener libremente expuestas las fotos de mi princesa y de mis bebés, a la espera
de más fotos de todos juntos, como la familia que esperaba que fuéramos… De hecho le
enviaría por correo todas las fotos que tenía de mis trillizos a Alice, para que las incorporara
con algunas fotos de Jane en la decoración de la casa… Me quede embelezado con la imagen
de mi princesa y mis peque.- Que bella es mi princesa.- pensé en voz alta.-

- Si hijo, ciertamente lo es, Bella siempre ha sido muy hermosa, aunque ella no lo crea.- me
dijo mi papá y ahí me di cuenta que había manifestado en voz alta mis pensamientos.-

- Si… mi princesa no se ve con claridad.- afirme lo que había dicho mi padre, recordando todas
las veces que discutimos mi ángel y yo porque ella se consideraba inferior que Heidi y hasta
inferior que yo y eso era algo que me molestaba y era motivo de discusiones entre ambos.

- Y que tal la casa nueva?.- me pregunto mi padre, cuando estaba por responderle le llegó un
mensaje a su teléfono. Lo leyó y me hizo un gesto con la mano a modo de disculpa, mientras
buscaba un número en su agenda.- Hola Renata, como estas?.- le dijo… Renata… Renata, será
la misma Renata que conocemos…. A cuenta de que mi papá habla con Renata.- No Reny
podemos hablar, no te preocupes.- y con eso salió de mi estudio con el teléfono pegado a la
oreja, y apenas haciendo un saludo como despedida… Reny??????.... que demonios fue todo
eso… Ahora que lo pensaba Renata Fancinelli… era la socia de Rosalie y Emmett en la revista,
pero lo era porque había heredado el negocio de Heidi, era Heidi Volturi, mi difunta esposa
quien era la socia de Emmett y Rose en la revista, a su muerte fue leído el testamento, y en
ese momento supimos que aunque el dinero y la mayoría de los bienes de Heidi fueron
heredados por mi hija y por mí, hubo una serie de cosas puntuales que le heredó a Renata, su
mejor amiga, aparte de sus acciones en la revista, le dejó una cuenta bancaria con trescientos
mil dólares, su carro preferido un Bentley Continental GT Negro, y su apartamento en
Manhattan… pero la verdad era que la profesión de base de Renata no tenía nada que ver con
el mundo de fashion o de la alta sociedad de Chicago, puesto que Renata era trabajadora
social, y siempre ha trabajado en el Northwestern Memorial Hospital, el hospital donde mi
padre era director de cardiología… así que podría tratarse de un asunto de trabajo, pero…
Reny… Reny????.... a que venía eso????.

Mi cabeza va a explotar, no puedo resolver una interrogante cuando me caen otras tantas a
tropel… y volviendo al tema del testamento de Heidi… la verdad es que nunca había pensado
ciertamente en el extraño testamento de Heidi, porque además del dinero, el negocio, el auto
y el apartamento, Heidi le dejo a Renata una selección importante de sus joyas más preciadas,
de las cuales solo dejo muy pocas para nuestra hija… En su última voluntad incluyó un collar
muy antiguo que le dejo a Esme, el resto del dinero, autos, obras de arte y propiedades
quedaron para Jane y para mi, pero dentro de su testamento no dejó absolutamente para
Marcus y Didyme, sus padres, ni para su hermana Chelsea… Pero cualquier pregunta que tenga
al respecto solo Renata podrá sacarme de dudas, así como que demonios pasó entre Heidi y mi
madre en ese viaje por el que discutían hace un par de días, y cual era el problema de Heidi
con mi princesa, porque podría jurar que mi princesa jamás me diría de que se trataba el
problema entre ellas, porque al estar Heidi muerta no podría decir nada a favor de su
defensa… era tonto… sin lugar a dudas… pero así de noble era mi ángel.

En fin… no iba a seguir pensando en eso… así que… mejor hacer algo más satisfactorio que
pensar en que podrían traerse mi papá y Renata… lo más seguro es que se trate de un asunto
de trabajo y yo aquí buscándole las cinco patas al gato… Así que lo mejor que podía hacer era
enviarle un correo a mi princesa… Escanee el pentagrama de la nana de mi gatita, para
anexarla junto con la grabación al correo, y así mi campeón tendría con que entretenerse
mientras no le quitaran el yeso…

Mi princesa, mi ángel, mi amor…

Hoy fui inmensamente feliz al ver esas imágenes de mis pequeños, pero sobre todo fui feliz de
verte en esa foto con ellos, en ese lugar que para nosotros significa tanto, ese lugar en el que
nos besamos por primera vez, en el que nos declaramos nuestro amor, en el que me sinceré
contigo contándote mi estupidez… Fui inmensamente feliz, estabas tan hermosa en esa foto,
con esa sonrisa que siempre me ha robado el sueño y esos maravillosos ojos color chocolate…
Sabes cuanto amo tus ojos mi amor… cuanto amo perderme en ellos, cuanto deseo que
podamos vernos, que podamos hablar las cosas, no sabes todo lo que necesito pedirte
perdón… esa imagen es definitivamente mi favorita, tu sonriendo feliz, abrazada a nuestros
hermosos y maravillosos bebés… no sabes cuanto desee ser yo quien tomara esa foto…

En los próximos correos te voy a enviar fotos mías y de Jane, pero en este voy a enviarte la
nana de mi gatita, para que aleje con ella sus pesadillas. También voy a anexar los
pentagramas para que mi campeón pueda tocarlos y así se distrae mientras tiene el yeso…
Dios princesa como me gustaría estar con ustedes, como me gustaría pasar con ustedes la
navidad… Sería maravilloso que durante las fiestas pudiéramos estar juntos los cinco… pero no
te sientas presionada cielo… yo te voy a dar todo el tiempo, todo el espacio que necesites
amor… es lo mínimo que te debo… estoy decido a hacer cualquier cosa para que seas feliz…
Hoy fui a nuestro departamento princesa, y encontré la nota de mi campeón, sinceramente me
hace feliz que nuestro piano este en manos de nuestro pequeño, no podría imaginar un lugar
mejor para esa pieza, que fue testigo de tantas alegrías y tantos buenos momentos que
vivimos juntos, tengo su nota guardada en mi billetera donde antes estuvo la medallita que
ahora cuida a nuestra gatita, y también leí tu carta amor… Tenías toda la razón, paso
demasiado tiempo para que me diera cuenta de que el piano no se encontraba en Chicago, y
que había hecho camino con ustedes.

Estoy preparando una sorpresa para ti y nuestros bebés… espero que cuando vuelvan a
Chicago estés lo suficientemente preparada y sanada para que hablemos y pueda
mostrárselas… me muero por tenerte aquí conmigo mi amor…

Cielo no quiero que te preocupes por la Reina de Hielo, después de estos años de sufrimiento,
puedes creer que no estoy dispuesto a tolerarle nada en contra de ti, y mucho menos contra
nuestros pequeños… El imbécil que fui murió ese día que fui a buscarte en la clínica a Londres
y me enteré de la muerte de nuestra mariposita… Ese maldito imbécil que tanto daño te hizo
se murió en esa cura de sueño que me hicieron cuando me hospitalizaron… Así que estoy
dispuesto a enfrentarme a quien sea por tu felicidad y por la felicidad de mis hijos.

Dile a nuestros hijos que los amo, que los amo mucho y los extraño, que espero que estemos
juntos pronto.

Te amo, espero tener pronto noticias tuyas y más fotos de nuestros bebes

Te amo

Te amo

Te espero

Siempre tuyo

Edward.

Antes de apagar el computador, reenvíe las fotos a mi hermana y guarde las imágenes para
poder mandarlas a imprimir mañana, recibí una llamada de mi hermana.

- Ya sobrepasaste el límite de mis tarjetas duende.- le dije a modo de saludo, entre risas, pues
estaba sinceramente feliz de que ella decorará mi casa, y por mi si estaba lista mañana mejor,
costará lo que costará, a la final sería el dinero de Heidi el que financiara todos esos caprichos,
y estaba seguro que en este momento estaría revolviéndose en la quinta paila del infierno que
esta convertida en su morada.

- Que dulce eres hermano, pero no… aún no, pero tu casa va a quedar hermosa, así que
cuando la veas te vas a olvidar de todo el dinero gastado.- me dijo.-

- Pienso usar el dinero de Heidi así que me importa muy poco.- le dije.-

- El dinero de Heidi?.- se echo a reír.- Ed usar el dinero de Heidi para eso es como ir a bailar
sobre su tumba.- siguió riendo.- Sabes no te pedí nada a cambio por ayudarte con eso, pero ya
sé que quiero.- me decía entre risas.-

- Si tienes mi casa lista para el viernes te daré lo que quieras, así que pide.- le dije.-

- Pues quiero estar presente cuando le digas a Esme que le compraste una casa a Bella con el
dinero de Heidi.- decía entre un ataque de risa.-

- Cuenta con ello.- le dije sin poder evitar reírme.- Y cuéntame hermanita, a que debo el placer
de tu llamada.- le pregunté.-

- Pues antes de venir a casa y después de comprar montones de cosas para tu nuevo hogar…-
la interrumpí.-

- Casa… Alice… Casa…- le dije.- mi Hogar es Bella, esas cuatro paredes son solo una casa.-

- Bueno Romeo, lo que sea.- me dijo algo irritada por la interrupción, puesto que corte su
dramatismo.- la cosa es que antes de venir a casa pasamos por la oficina de Rose y nos
encontramos que Renata tenía en sus manos el fax que envío desde Italia el agente de
Arizona… y a que no sabes?.- me dijo intentando devolvérmela, por la interrupción anterior.-

- Ni idea enana, dime de que se trata.- le dije.-

- Pues que puedes ponerte a bailar, porque Arizona firmó el contrato, así que tan pronto como
el diez de enero estará en Chicago.- Bendito sea Dios… poco más de un mes, en poco más de
un mes podría ver a mi princesa, y con suerte a mis pequeños.-
- Gracias hermana, no sabes la felicidad que siento en este momento.- le dije completamente
feliz. Me despedí de mi hermana y me acosté en el sofá para leer un rato el diario de mi
princesa, pase un rato decidiendo si empezar donde me quede o escoger una página al azar de
pronto descubría algo interesante… Mientras decidía que hacer me removí en el sofá para
poder sacar la cajetilla de cigarros del bolsillo posterior de mi pantalón, el movimiento provocó
que el libro cayera al suelo, y ahí lo deje mientras encendía el cigarro… mientras le daba la
primera calada me di cuenta que era el primer cigarro que me fumaba en dos días… mi último
cigarro había sido el día que recibí el correo de mi ángel, antes de descubrir que mi mariposita
estaba en Chicago… supongo que era porque cada vez me sentía más feliz con el rumbo que
tomaban las cosas, y necesitaba menos de la nicotina para sosegar mi ánimo… decidí por tanto
que este sería mi ultimo cigarro, les debía a mis hijos un padre sano que pudiera estar con ellos
muchos años, tenía que recompensar los cinco años que he estado lejos de su vida.

Me senté en el sofá fumándome el cigarro despacio, si iba a ser mi último cigarro, pues iba a
disfrutarlo… una calada tras otra, y sin dejar que ningún asunto en particular se quedara
mucho tiempo en mi mente en ese momento terminé mi cigarro, levantando del suelo el libro
que cayo abierto, así que no me preocupe más y comencé a leer ahí donde se había quedado
abierto…

Regresé del hospital, parecía una sombra, estaba absolutamente destrozada… y si no me


dejaba abatir, era por los dos pequeños, que venían en los brazos de sus tíos Taylor y Alex…
solo porque mis dos pequeños me necesitaban no permitía derrumbarme… Dios… que dolor
tan grande siento… porque tuvo que morir, porque tuve que perder a mi mariposita… como
necesitaba a Robert a mi lado, como lo necesitaban mis pequeños, no quiero siquiera pensar
en el dolor de mi amor cuando se enteré de la muerte de nuestra bebé, va a sentirse
completamente destrozado, conociéndolo como lo conozco se va a culpar y va a perder la paz
de su alma por no haber conocido nunca a nuestra bebé, porque estoy segura que se va a
culpar de por vida de no haberle dicho a nuestra bebé lo mucho que la ama mientras su
corazoncito latía…

Pero como culparlo… como si Dakota también estaba en peligro… Dios… que Dios me perdone
pero estoy segura que Emely causó el accidente… estoy segura que de alguna forma ella se
enteró de que Rob venía para Londres e intentó detenerlo a toda costa… Pero clase de
madre… como poner en peligro a tu pequeña… Entiendo que Emely dio a luz a la pequeña
nada más para poder contar con algo con lo que controlar a Rob toda su vida, impidiéndole
tomar decisiones definitivas para estar conmigo, impidiéndome la felicidad… aunque Robert
crea que ella quiso tener el bebé por el dinero de la herencia, yo sé que solo la quería para
usarla en su contra… pero aún así como puede poner en peligro a su bebé por algo tan loco
como su lucha porque yo sea infeliz… si Dakota es una bebé tan hermosa, solo es necesario
verla unos minutos para encariñarse con ella, como Emely siendo su madre puede hacerle
daño…. Si ella quisiera a su pequeña solo un poquito de lo que yo amo a mis pequeños, de lo
que yo amo a Dakota no haría nada como eso… es que ella no se imagina el dolor de perder a
un hijo… Dios como me duele el alma… cada minuto extraño más a mi pequeñita… a mi dulce
bebé…
- Kris, cielo tienes que comer y descansar.- me decía cariñosamente Taylor, cuando regresaba
con un monitor en la mano, luego de dejar a Robbie en su cuna.-

- No quiero, no tengo hambre.- le decía entre lágrimas. No podía reconocer ni siquiera mi voz
cuando estaba impregnada de tanto dolor.-

- Tienes que hacerlo.- me decía Alex mientras mecía a mi gatita por todo el salón estaba muy
inquieta.- Tienes que intentar lo que sea. Entiendo que extrañas a la bebe, lo entiendo de
verdad, pero tienes otros dos pequeños que te necesitan, no puedes hacerlo…

- De acuerdo.- apenas tenía fuerzas para nada, pero ellos tenían razón.-

- Cuando vas a decirselo.- me preguntó Taylor.-

- No lo sé Tay, no lo sé.- dije con todo mi dolor, porque ya tenía demasiado dolor en mi alma y
mi cuerpo como para añadirle el dolor de tener que causarle este daño tan grande a mi amor.-
no se… no quiero ser yo quien le causé ese dolor.- le dije. Y sintiéndome cobarde por desear
que fuera otro y no yo quien le diera la noticia a mi Robert, terminé la sopa, bese a mis hijos, y
me fui a dormir. Como siempre que cerraba los ojos soñaba con Rob… aunque ahora también
soñaba con mis hijos. Cuando desperté me di cuenta que había estado llorando durante todo
mi sueño, tenía la cara empapada de mis lágrimas, también estaban empapados mi cabello y la
almohada… No sabía como iba a sobrevivir a tanto dolor…

Porque las cosas tenían que ser así, porque Rob y yo no podíamos ser felices con nuestros
trillizos… Había entendido que con Rob o sin él… el final de mi mariposita sería el mismo, pero
aún así, soñar no costaba, aunque si me hacia más difícil afrontar la realidad… No supe nada de
mi pequeñita hasta la última ecografía, pero no por ello la amaba menos que a sus hermanitos,
estaba tan feliz con todos mis pequeños, era tan feliz con esos tres pedacitos de mi Rob y
míos… por que … por que… se que nosotros hicimos todo mal, se que hicimos cosas que no
debíamos, pero nos amábamos, no dañábamos a nadie con nuestro amor, porque si bien es
cierto que Robert era casado, su esposa nunca lo podría amar, porque ella amaba
obsesivamente a alguien más, y porque ella estaba también con otra persona. Decidí
levantarme, tenía que ocuparme de mis otros bebés, nuestra gatita y nuestro campeón no
eran culpables de la muerte de su hermanita y no podía descuidarlos por ello, no lo merecían,
se merecían todo mi amor, y también todo mi consuelo porque podría asegurar que mis
pequeños también extrañan a su hermanita. Al llegar a la sala me encontré a Taylor y Alex
discutiendo sobre si debían o no decirme algo. Pues ya me iba a encargar yo de resolver este
problema…
- Bien no es necesario discutir.- les dije.- Así que me van diciendo de una vez eso que no saben
si decirme o no.

- Kiki no sé si será prudente.- me dijo Alex con dulzura.-

- No me interesan tus prudencias… Dímelo de una vez Alex.- le dije.-

- Verás… es que tu deseo de que alguien le dijera Robert lo de la bebe se cumplió.-


inmediatamente me puse pálida y me agarre de la mesa.-

- Kiki estás bien.- me dijo Alex preocupado ya junto a mí.- Ves Tay… te lo dije, pero tu de necio
no escuchas, yo sabía que ella se iba a poner mal.-

- Que quieres decir Taylor.- le pregunté con un hilo de voz.- Dime y dime todo de una vez.- le
exigí.-

- Acaban de llamar del hospital Kiki.- me dijo con paciencia.- Robert llegó al hospital y tuvieron
que informarle lo sucedido con la pequeña.-

- Donde esta?... como esta?.- pregunté inmediatamente preocupada por mi amor.- Estoy
segura que debe estar muy mal.- dije angustiada, ambos se miraron sin saber si responderme
o no.- Será que hablen de una maldita vez antes que pierda la poca paciencia que me queda.-

- Ven Kris, siéntate.- me condujo Alex hasta el sofá.- la verdad es que Robert se puso muy mal
cariño, le dio una crisis de nervios horrible, lo hospitalizaron.- me levanté del sofá como si
hubiese caído sobre un resorte.- Quédense con los niños, voy al hospital.- y con eso salí de
volada al hospital. Apenas llegue busque al doctor y me dijo que estaba sedado y pedí verlo,
entre a esa fría y solitaria habitación, tan parecida a la que había dejado días atrás, y allí
tendido en esa cama estaba mi amor, mi vida entera, Robert estaba allí completamente
dormido y lejos de ofrecer esa hermosa visión de ángel completamente pacífica cuando
dormía y que había tenido el placer de ver muchas veces… la visión que tenía frente a mi solo
añadía más dolor a mi ya resentido espíritu… Mi ángel, allí dormido en esa cama, tenía el
semblante surcado de un profundo dolor, aún así no podía dejar de admirar su absoluta
belleza. Me acerqué a él dejando un dulce beso en sus labios.

- Te amo Kris.- dijo reconociéndome en sus sueños.-


- Te amo cielo.- aún dormido y al igual que yo horas antes comenzó a llorar y a decir montones
de cosas, pedía perdón una y otra vez, una y otra vez repetía que me amaba, decía que amaba
a nuestros bebes… una y otra vez llamaba entre sollozos a su mariposita declarando cuanto la
amaba.- shhhhh…. Bebé… shhhh. Cálmate por favor… tienes que ponerte bien, tienes que salir
de esto…- le decía dejando besos en su rostro mientras acariciaba su cabello.- Cielo tienes que
estar bien.

Cuando logre calmarlo salí hablar con el doctor, me informó todo lo que había pasado y de la
condición de mi amor, me dijo que iba a mantenerlo sedado por unos días, porque
ciertamente la noticia había hecho un profundo daño en su psique y no deseaba que quedaran
consecuencias a largo plazo. Así que pase toda esa semana entre ir a casa con mis bebés y
pasar las noches en el hospital al lado de Robert, solo que le pedí al doctor que me avisará
cuando iban a retirar la medicación para no estar allí… Amo a mi amor, lo amo y nunca podré
amar a nadie más, pero no estaba lista aún, no podría lidiar con tantas clases de dolor, con
tantas clases de arrepentimientos, con tantas clases de perdón… Muchas veces durante esa
semana, cuando mis bebitos estaban inquietos, supongo porque sentían la falta de su
hermanita, los llevaba al hospital y los acostaba en la cama con Robert, eso lograba que tanto
los pequeños como mi ángel se calmarán…

La noche antes de que le quitarán la sedación a mi ángel, me despedí de él…

- Cielo… te amo, te amo mucho, y no sabes el dolor que me provoca verte así… no sabes el
dolor que me provoca dejarte de nuevo… pero no puedo bebé, no puedo esperar a que
despiertes… perdóname mi amor, perdóname, pero tengo que irme, tengo que ir a lidiar con
mi dolor, tengo que ir sanar mis heridas antes de regresar a mi hogar… ten presente siempre
que mi hogar eres tu mi amor… Te amo, te amaré siempre. Te prometo… te juro que volveré a
ti, que volveremos a ti, porque estoy seguro que estaremos juntos… se que nuestro destino es
estar junto mi amor… y cuando podamos sanar nuestras heridas, cuando podamos
perdonarnos a nosotros mismos y al otro podremos ser felices.- con el dorso de mi mano
seque mis lágrimas y me acerque a mi amor, para darle un último beso, iría a casa, ya mis
amigos y mis hijos me esperaban, hoy salíamos vía Montepulciano, esperaba que allí podría
curar mis heridas y podría regresar a mi hogar, a mi amor, a los brazos de mi ángel…

Mi princesa, mi dulce ángel había estado conmigo, siempre tuve el presentimiento de que
alguien había estado a mi lado en el hospital y muy en el fondo de mi corazón tenía la certeza
de que había sido mi amor, cuando pensaba en esos días en el hospital recordaba su olor,
recordaba la dulzura y la suavidad de los labios de mi princesa sobre los míos, recordaba la
suavidad de sus caricias, sus dedos en mi cabello. Las lágrimas salían unas tras otras de mis
ojos, cuanto dolor tenía mi princesa, me dolía tanto entender todo el sufrimiento de mi ángel…
y con todo su dolor, y con todo su sufrimiento, mi princesa veló mis sueño, me hizo compañía
durante mi estancia en el hospital… Dios que maravillosa era mi ángel. Entre lágrimas, entre
pensar en lo fantástica que es mi princesa, entre sufrir su dolor y revivir el mío de esos días
cuando perdimos a nuestra mariposita, me quedé dormido en un profundo sueño, soñando
con nuestros bebés, soñando con mi princesa… soñando nuestra vida, en nuestra casa con
nuestros hijos, con mi muñequita, compartiendo todos en el jardín de mi mariposita.
Repentinamente el vibrar de mi teléfono en sobre la mesa me despertó, al incorporarme me di
cuenta que me quede dormido con el libro de mi princesa sobre el estómago y en el sofá de mi
estudio, me incorporé a ver el teléfono… eran las dos de la madrugada, la llamada era de un
número desconocido, atendí…

- Habla Edward Cullen.- dije esperando respuesta del otro lado de la línea, pero nadie
hablaba.- Aló…. Aló…

- Edward…- la suave voz al otro lado de la línea borró de golpe todo mi sueño y me puso
completamente alerta… no podía creerlo, mi corazón comenzó a latir a mil por hora dentro de
mi pecho.-

- Bella…- pregunté aún sin poder creerlo.- Bella…. Eres tu amor?.

- Si Amor soy yo… yo … yo necesitaba escucharte….

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Gracias por el apoyo y por todos su comentarios y votos.

Feliz 2011 para todos... Siempre lo mejor para ustedes,

Capítulo 10: Abreboca De La Felicidad

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-
……

Capitulo 10: El abreboca de la felicidad.

- Habla Edward Cullen.- dije esperando respuesta del otro lado de la línea, pero nadie
hablaba.- Aló… Aló…

- Edward… - la suave voz al otro lado de la línea borró de golpe todo mi sueño y me puso
completamente alerta… no podía creerlo, mi corazón comenzó a latir a mil por hora dentro de
mi pecho.-

- Bella….- pregunte aún sin poder creerlo.-

- Si Amor soy yo … yo … yo necesitaba escucharte.- No alcanzaba a creer que en realidad


estaba escuchando la voz de mi ángel, esa voz dulce y suave que soñaba con volver a
escuchar, que había escuchado por última vez en vivo cuando me contó sobre la enfermedad
de nuestra mariposita, ese momento increíblemente triste para los dos, esa voz que escuché
por últimas vez en las nieblas de la inconciencia mientras estaba internado en aquel hospital
de Londres, y que hasta ahora pensé que era parte de mi sueño, de mi necesidad de ella; esa
voz que escuché tantas veces en su contestadora hasta que cambio su número cortando toda
comunicación entre nosotros… Esa voz que escuchó en mis pesadillas gritándome que se cansó
de las migajas de tiempo que le daba, que se había acabado todo, que estaba cansada de ser
“La Otra”, de vivir en la sombra… Esa voz que en mis sueños siempre me decía…”Te Amo”…
“Te Perdono”… Esa voz de la mujer que mi cuerpo anhela, que necesito en mi vida y que de
alguna forma me había sido negada estos últimos años… la maravillosa y cálida voz de mi
mujer.

- Cielo… Mi Bella… Dios no puedo creerlo Amor, yo… yo llevo demasiado tiempo
necesitándote… esperándote.- de pronto el miedo de que algo les hubiese pasado a ella o
nuestros pequeños me golpeo de forma abrumadora… recordaba en un correo que me
prometía avisarme si algo no estaba bien con alguno de nuestros hijos.- Amor estas bien?... Le
pasó algo a Ed o a mi Gatita?, están bien nuestros bebés?.- le pregunté angustiado, llevando
una mis manos a mi cabello y comenzando a dar vueltas por todo mi estudio mientras cada
paso me hundía más en el desespero y el miedo por no tenerlos a mi lado y no poder
ayudarlos en un momento de necesidad… un terror absoluto por no poder protegerlos.-

- Edward… Cariño… cálmate… no pasa nada.- Se detuvo y pude escuchar un profundo suspiro
proveniente de su pecho, estaba como intentando encontrar las palabras, seguramente le
pasaba igual que a mí… eran tantas las cosas que teníamos que decirnos que era difícil saber
por donde empezar.- Yo solo necesitaba escucharte, necesitaba sentirte más cerca… llevo
luchando con mis ganas de salir corriendo a tu encuentro demasiado tiempo, y lo he
conseguido porque he podido entender que solo podremos ser felices si nos encontramos con
las heridas cerradas, siendo que sea el perdón el último paso por dar… pero desde que
presione la tecla de enviar en aquel correo en el que te pedí visitar a nuestra mariposita me
pude dar cuenta que ya no había vuelta a tras y la necesidad de estrechar la distancia entre
nosotros es cada vez más fuerte… siento …- de pronto se trabó y yo solo estaba ahí
embelesado… hipnotizado escuchando su voz.- yo… no sé si tu estas listo…

- Amor … amor… como puedes creer que no lo estoy, si no he vivido en los últimos cinco años,
desde que deje Londres aquella vez que fui a buscarte … yo … no vivo, me levanto por el bien
de Jane… que de alguna manera es hacerlo por ti, para que nuestro sacrificio no sea en vano…
pero la verdad cielo es que mi vida eres tu… mis hijos me mueven y me motivan, pero mi vida
eres tu…sin ti solo soy un cascarón vacío…un zombi… que se yo …Creo que en estos últimos
días redescubrí lo que era sonreír, lo que era moverse en busca de la felicidad… Dios cielo,
desde que recibí tu correo he vivido, he vivido como no lo hacía desde que no pude alcanzarte
ese maldito día en el aeropuerto.- le dije con el corazón en la mano.-

- Estuviste en el aeropuerto?... de verdad fuiste por mi al aeropuero?.- me pregunto con el


dolor del pasado impregnado en la voz.-

- Claro que fui princesa… como lo dudas?... no puedes dudar así de mi amor.- la verdad es que
su duda me dolía, pero como culparla.- Fui pero llegué tarde… Yo escuché tu mensaje, pero la
estúpida de Heidi se había largado dejando a Jane enferma y con nadie más que conmigo, y mi
hermano… mi hermano… el Gran Pediatra… mi hermano el moralista que debía revisarla no
llegaba nunca… la verdad es que a veces creo que …- de pronto me interrumpió.-

- Que ellos lo hicieron todo a propósito… yo también lo pienso Ed… pero no sé cariño, de
pronto no nos había llegado la hora de estar juntos y le estábamos robando tiempo al
destino… quizás adelantamos nuestro momento y estas fueron las consecuencias…- la
escuchaba muy triste… sabía que estaba por llorar.-

- Princesa yo sé que tenemos que hablar de demasiadas cosas… pero es la primera vez que te
escucho en todo este tiempo cielo, y no quiero escucharte triste y dolida mi amor… por favor…
y estoy seguro que tu tampoco quieres escucharme así, porque a mi me duele tu dolor, a mí
me mata tu tristeza mi ángel… y si te escucho triste y dolida así me escucharás a mi también.

- No… no quiero eso, te llame porque quería escucharte, sentirte de alguna forma más cerca.-
me dijo, y tras un suspiro cambio el tema.- pero debería aprovechar para agradecerte lo
inmensamente feliz que vas a hacer a tu bebe cuando llegue del cole y escuche que por fin le
mandaste su nana.- una estúpida sonrisa se instaló inmediatamente en mi rostro.-

- Que hora es?... Ya están en el cole?...- le pregunté ansioso por conocer a mis pequeños.-
- Pasan de las nueve, están en los últimos días antes de las vacaciones por las fiestas.- las
fiestas… un sentimiento de dolor oprimió mi pecho al saber que sería otra navidad que pasaría
lejos de ellos.- Pero dentro de unas horas estarán de regreso y estoy segura que apenas
pongan un pie en la casa me veré arrastrada hasta el computador… son dos torbellinos.- me
dijo riendo y sin poder evitarlo me uní a sus risas.-

- La verdad es que me muero por conocerlos princesa.- suspire dejándole notar el dejo de
tristeza que esa realidad provocaba en mi alma.-

- Dios cielo, no sabes cuanto me duele que no se conozcan por mi culpa.- me dijo, regresando
ambos al dolor y la tristeza.-

- No cariño, princesa… por favor olvídate de eso… ambos cometimos muchos errores, pero no
hay culpas… ya no… lo único que debemos hacer es encontrar la forma de sanarnos, como bien
dices tu, sanarnos y buscar la manera de encontrar el camino a nuestro hogar mi ángel.- me
moría por preguntarle que iban a hacer en la navidad, pero me contuve, no quería que
regresara la tristeza a su voz ni las culpas… no ahora… no hoy, que por fin tenía el privilegio de
escucharla. Así que desvíe el tema.- Sabes cariño, esta semana me voy a ir de aquí con Jane…
compré una casa, para nosotros, para los cinco, para cuando encontremos el camino de
regreso mi Amor… no se si te gustaría… no quiero que te sientas presionada, no se si quieras
vivir conmigo… no se si quieras estar de nuevo conmigo.- por más que lo intentáramos no
podíamos despegarnos del camino de la tristeza.-

- Creo que ahora me toca a mi preguntarte… acaso lo dudas amor?... sabes perfectamente
bien que mi hogar eres tu… y cuando hablo de regresar mi hogar… hablo de regresar a ti. Igual
que sé que lo haces tú cuando usas la misma expresión.- me dijo y mi corazón explotó de
alegría, ya no era una esperanza, era una luz en este camino que llevamos tanto tiempo
transitando entre tinieblas y dolor.

- Princesa no sabes lo feliz que me haces. Entre tu palabras, el video de gatita, las fotos
maravillosas que me enviaste hoy, entre la nota de mi campeón y el tener cerca de mi
mariposita, además de la emoción de Jane con respecto a ustedes… han regresado la alegría y
la esperanza a mi vida… me han despertado de ese profundo letargo de dolor y sufrimiento…
Dios mi vida, no sabes todas las ansias que tengo de que por fin sanen las heridas, y tenerlos a
todos entre mis brazos de donde no debieron salir jamás.

- Cariño te juro que eso será más pronto de lo que esperas… pero creo que por hoy ha sido
suficiente.- me dijo y una angustia y un sentimiento de abandono se apoderaron de mi
cuerpo.-
- No Bella… No … Amor no… he pasado demasiado tiempo sin escucharte mi ángel.- le
supliqué… Y así pasamos un montón de horas, en las que conversamos muchas cosas, yo le
contaba de Jane… Ella me contaba de mis hijos, de todas esas anécdotas… de todas esas
pequeñas cosas y grandes que me perdí de ellos, no había dolor en nuestras palabras… solo la
profunda necesidad de saber de nosotros… de nuestros hijos… Le conté todas mis visitas a
nuestra maripositas y lloramos juntos nuestro dolor...También me hablo de ella, yo no tenía
mucho que hablarle de mi, simplemente mi vida se reducía a estar al pendiente de Jane, mi
trabajo, hundirme en mi dolor y buscarlos desesperadamente… Ella le costaba creer, que yo
tan activo, no hiciera más que esas cuatro cosa en estos años… pero quien podría culparme… si
mi vida era ella, y mi motivación nuestros hijos, y en el nuestro incluía a Jane, porque sé que
ella amaba a mi hija como si fuese suya, con todo lo que esto implica… muchos pueden pensar
que mi ángel sentía algún tipo de aversión por mi muñequita, porque de alguna forma fue por
ella por quien descuide más la relación con mi princesa, pero la verdad es que no… mi Bella se
fue porque se cansó del tipo de relación que llevábamos, pero también se fue por proteger a
mi pequeña. Ambos teníamos una conversación verdaderamente animada, yo ni me daba
cuenta llevaba despierto toda la noche, hasta que dieron las cinco de la mañana.-

- Cielo ahora si tengo que irme.- me dijo.-

- Princesa…- iba a rogarle de nuevo pero me interrumpió.-

- Edward… Nuestros hijos… Debo ir por ellos al Colegio.- me dijo. Y ante esa prioridad ya no
pude argumentar nada más.- Además son las cinco de la mañana Edward… No has dormido
básicamente nada.-

- No te preocupes cielo, que bien valió la pena, lo haría encantado todas las noches hasta
tenerte de nuevo de regreso entre mis brazos.- le dije.- Pero por nuestros hijos te permito que
me dejes de nuevo.- le dije angustiado por la separación.-

- Esta vez será por poco tiempo Ed, te lo prometo.- No podía pedirle más que esa promesa por
ahora a mi princesa.- Te amo, estamos en contacto.- me dijo a modo de despedida.-

- Y yo a ti amor, te amo, te amo… siempre seré tuyo mi Bella.- le dije.-

- Lo sé mi Edward… Te Amo.- Y con eso colgó… estaba que no cabía de la felicidad, no solo por
la llamada de mi ángel… sino porque me dijo Mi Edward… nunca lo había hecho, además que
me prometió… me juro que pronto nos veríamos. Con esos pensamientos decidí por dejar de
mirar como bobo el teléfono y me fui hasta mi habitación a descansar un par de horas…. Si es
que podía.
Cómo en los últimos días… desde ese en el que leí la dedicatoria del libro de mi princesa, dormí
espléndidamente, cierto que fueron un par de horas… pero unas geniales dos horas, me
levante completamente rejuvenecido. Luego de desayunar y llevar a mi muñequita al colegio,
salí para mi oficina… Mientras revisaba unos planos cuando decidí que debía poner a Aro al
corriente de toda la situación por la que estaba pasando mi vida en este momento, era Aro el
patriarca de la familia Volturi, y con quien comentaba asuntos relacionados con Jane por parte
de la familia materna, no es que necesitara del consentimiento de Aro para decidir o educar a
mi hija, pero me gustaba contar con su apoyo y bendición; siempre he querido pensar que a su
manera Heidi amaba a su hija, y no quisiera que mi pequeña perdiera la esencia de su otra
familia… Acudía a Aro, quien era el Abuelo de Heidi, y no a su padre, por dos razones
principales… la primera Marcus el padre de Heidi murió el año pasado, luego de eso su esposa
Didyme se fue a vivir a Volterra junto con su hija Chelsea, y en segundo lugar, porque aún
cuando Marcus estuviese vivo, era Aro el patriarca de la familia, era el quien tomaba las
decisiones y su palabra se cumplía sin discusión por todos los miembros de la familia. Con ese
pensamiento ya estaba llegando a la oficina de Aro, siendo recibida por la insoportable de
Lauren, la que en un tiempo fue mi secretaria, y a quien pedí que fuera transferida de puesto
de trabajo porque no soportaba su acoso e intento de coquetería conmigo.

- Sr. Cullen buenos días, que placer verlo por aquí.- me dijo batiendo las cejas.-

- Buenos días Srta. Mallory.- respondí tras inspirar profundamente.- puede por favor ver si el
Sr. Volturi esta disponible para atenderme.- le dije con seriedad.-

- A ver a ver..- dijo mientras hacia pequeños movimientos sobre su silla giratoria, por un
intento que me fijara en sus piernas, dándole vueltas a un mechón de cabello entre sus dedos
y mordiendo la goma de su lápiz en un intento de ser sexy, mientras simulaba ver la agenda de
su jefe.- Si puede atenderte Edward…. Y yo puedo atenderte esta noche después de las seis…
puedes pasar por casa y preparo el desayuno.- me dijo y yo no pude más que soltar un bufido y
hacer girar mis ojos hasta ponerlos en blanco.

- Srta. Mallory limitese a decirle a su jefe que necesito hablar con él.- le dije en tono serio
demostrándole que estaba molesto.- le he dicho en muchas oportunidades que no estoy
interesado en usted, por lo que le agradecería que no insistiera con ese asunto.- me dio una
mirada resentida y se comunicó con Aro, dándome inmediatamente la indicación para que
entrara.-

- Buenos días Edward, que te trae por aquí?.- dijo Aro levantándose de su silla y
aproximándose a mi para saludarme.- Asuntos con la licitación de nuevo hospital.- me dijo
preocupado por el nuevo proyecto.-

- Para nada Aro, eso esta bajo control… Es más bien algo relacionado con Jane.- le dije.-
- Pasa algo con mi nieta?.- me dijo haciéndome un gesto para que tomará asiento con él, en
una de las butacas del apartado de su oficina donde tenía unos sofás y sillones, para lo que el
llamaba reuniones creativas informales.-

- No ella esta bien, pero quería comentarte que encontré a Bella.- le dije, Aro hacía mucho
tiempo que sabía todo lo de mi Bella, y aunque al principio no lo entendió mucho, con el
tiempo y por la manera que me vio sufrir lo entendió perfectamente y me brindo su apoyo.-

- Eso es fantástico Edward, están aquí en Chicago?... o vas a buscarla?.- me preguntó.-

- La verdad es que Bella y mis hijos están en Montepulciano, pero vendrán en Enero.- dijo con
el convencimiento pleno de que mi princesa aprovecharía lo del contrato con la revista para
vernos, ese convencimiento que me ofrecía nuestra conversación de hoy.-

- Montepulciano, que ciudad más maravillosa… está muy cerca de mi amada Volterra.- dijo Aro
soñador.-

- Si lo sé, una ves Felix y mi Ángel hablaron de ello.- le comenté.- pero no es solo eso lo que
quiero decirte… Yo hable con Jane, le conté de Bella y de sus hermanos.- al decir eso se
enderezó en la silla.-

- Y como lo tomo la piccola?.- preguntó, con la misma preocupación que en su momento


expresó mi padre.-

- La verdad me sorprendió, está completamente emocionada por la perspectiva de tener


hermanos… y no sé como te vas a tomar esto Aro, pero mi hija esta realmente emocionada por
la perspectiva de tener una mamá.- le dije con cautela.-

- No tengo que tomármelo mal Edward… no te niego que me molestó cuando me enteré que
habías engañado a mi nieta, pero cuando supe que había sido con Bella, cuando supe la
historia de su amor, de sus hijos, cuando vi como sufrías, y en vista de la relación y de las
peleas de Heidi con Bella, entiendo porque Heidi te escogió como marido y no a otro, y yo
estoy perfectamente consciente de que mi nieta decidió darte caza, no porque estuviese
enamorada de ti, sino por cumplir mis condiciones y hacerle daño a Isabella.- dijo Aro, casi
estuve tentado a preguntarle nuevamente cual era el problema, pero sabía que sería una
perdida de tiempo así que me la calle.- y tanto tú como mi nieta necesitan estar con compañía
femenina, mi piccola necesita una madre, y es cierto que Esme hace un excelente trabajo, y no
quiero que me malinterpretes Edward, pero a veces creo que tu madre está un poco
desequilibrada.- su comentario me sorprendió, pero pensándolo bien esa era la impresión que
daba mi madre ultimamente. Hice un gesto para que no se preocupara por el comentario que
acababa de hacer y prosiguió.- y la verdad hijo si mi nieta necesita una madre yo no concibo
una mejor que esa chicha Swan, siempre ha sido una niña dulce, dedicada, responsable, y
amorosa.

- Te lo agradezco de verdad Aro, creo que tendré suficiente con enfrentamiento con mi madre
en cuanto a este asunto, por lo que no quería sumarte a la lista.- le dije sinceramente.- Sabes
también le hable de Marie.

- Cómo lo tomó?.- preguntó.-

- Triste, lloró un poco, renegó, pero cuando fuimos a visitarla fue muy dulce y se sintió
bastante bien, incluso conversó con ella frente a su tumba.- le dije y Aro puso cara de
confusión, había olvidado mencionar que mi mariposita estaba en Chicago.- Tienes razón.- le
dije dándole una sonrisa de disculpa.- Resulta que mi bebé esta enterrada aquí en Chicago, y
desde que nos enteramos voy a visitarla seguido.- le dije.-

- Fue por eso que faltaste al homenaje de Heidi.- me dijo con más curiosidad que reproche, reí
recordando la mentira que le había dicho mi madre y asentí.- Me alegra por ti Edward, pero
algo me dice que eso no es todo.- negué con la cabeza sin perder la sonrisa, la verdad siempre
me había sentido muy cómodo con Aro, era muy parecido a mi abuelo, de hecho habían sido
grandes amigos.-

- Compre una casa, y me voy a mudar este fin de semana con Jane, y cuando regresen Bella y
mis hijos tengo intenciones que vivan con nosotros.- Solté de una vez.-

- Lo sabe tu madre?.- me preguntó, negué nuevamente. Y soltó una sonora carcajada.- pues
suerte con eso.-

- Gracias.- le dije mientras me uní a sus risas. Ya podía estar completamente seguro que la
única oposición a mi plan serían ofrecidas por mi madre y hermano, pero ya me encargaría de
ello el fin de semana.

Con ello me retire a mi oficina y seguí con mi trabajo para la licitación del proyecto ante el
ayuntamiento y durante el almuerzo me vi arrastrado por mis hermanas que querían darme
detalle sobre lo que estaban haciendo con la casa, yo ya había visto algunos de los planos,
había hecho las modificaciones y se los había entregado a uno de nuestros equipos de trabajo
para poder hacer las remodelaciones del ático y del sótano. Una vez que mis hermanas me
llenaron la cabeza de cosas de colores y muebles y estilos, y hablamos de las fotos que recibí
ayer de mi princesa, y después que entre, sus gritos de emoción me hicieron contarle toda la
llamada de mi ángel con lujo de detalles, pude finalmente, escapar de ellas para regresar a mi
oficina. A la salida pase como todos los días a ver a mi mariposita, de allí a inspeccionar mi
casa, y luego a casa de mis padres, para pasar un tiempo con mi muñequita, ver su tarea y
darle de cenar. Desde que empecé con esta nueva rutina, tenía exactamente tres nuevos
momentos favoritos: compartir tiempo con mi muñequita, visitar a mi mariposita y finalmente
correr a mi estudio para poder ver si mi princesa me mando un mensaje y tener noticias de ella
y de mis bebes.

Estaba en mi estudio, después de dejar a mi muñequita en la cama, toque de nuevo las nanas
de mi bebé y de mi princesa, para poder relajarme y así concentrarme en el libro de mi
princesa cuando un ligero toque en la puerta hizo que girara sobre la banqueta del piano para
ver quien era mi visitante.

- Hola hijo, ya te llegaron las fotos de hoy.- preguntó mi padre entrando.-

- Aún no papá.- le respondí.-

- Por esa cara de felicidad que cargas pensé que ya las habías visto sin mí.- me dijo.-

- Esa cara de felicidad que cargo, es porque en la madrugada recibí una llamada de mi
princesa.- le dije y su cara de asombro fue la misma que pusieron Rosalie y Alice.- Si papá, me
despertó a las dos de las madrugadas con una llamada, y hablamos por horas, me contó
muchas cosas de mis hijos, y me prometió que pronto nos veríamos, y no sabes lo feliz que
estoy.

- Lo puedo ver hijo, de verdad me alegra muchísimo, yo también estoy feliz de que vuelvan o al
menos vengan y podamos verlos, conocerlos y pasar tiempo con ellos.- me dijo entusiasmado.-
pero ahora debemos ver si tenemos fotos nuevas.- me dijo riendo y me uní a él… hoy
realmente estaba feliz, ni me imaginaba lo feliz que estaría el día que pudiera encontrarme de
nuevo con mi familia. Me levanté y fui al computador. En efecto y como en los últimos días
encontré el correo de mi hermosa.

- Si aquí está.- le dije. Me debatí entre leer el correo con mi padre parado a mi espalda o abrir
directamente el archivo y dejar el correo para cuando el se retirará.-

- Vamos Edward… no lo pienses tanto, abre el archivo y lee el correo cuando estés solo.- me
dijo mi padre, yo simplemente reí y abrí el archivo.-
- Es un video.- me sorprendí porque nuevamente esperaba unas fotos y encontré un video.
Reí.- siempre me sorprende, si espero un video tengo fotos y cuando espero fotos tengo
videos…

- Mejor así vemos a los pequeños en acción.- dijo mi padre mientras ponía a cargar el video.-

En la imagen podía ver a mi hermosa gatita, ambos reímos puesto se veía muy cómica, al ver
que era la pequeña quien tenía la cámara en sus manos y la giro hacia ella, quedando muy
cerca de su rostro y regalándonos un hermoso plano de sus bellos ojos.

- Papito, gracias por mi nana… esta muy preciosa… estoy segura que va a espantar al coco, mi
mami la puso en mi ipod y podré escucharla mientras duermo, eres el papito más especial del
mundo y te amo.- una profunda emoción invadió en mi corazón en ese momento, otra vez mi
hermosa gatita me decía que me amaba y yo era absolutamente feliz con ello, además que los
ojos de mi gatita eran sumamente expresivo y mientras escuchabas su dulce y tierna voz,
parecía que sus ojos también expresaban palabras.- Ahora quiero darte un regalo de
agradecimiento por tu nana y se que te va a gustar mucho mucho.- alejó un poco la cámara,
colocando su pequeño dedito sobre sus tiernos labios.- Shhhh……- decía como si nosotros
pudiéramos echar a perder la sorpresa. Entró en el salón de música que reconocí de las fotos
de la revista, a lo lejos vi a mi ángel en todo su esplendor… Dios que hermosa era mi princesa,
vi que mi princesa repitió el gesto de mi gatita colocando su dedo en esos sensuales labios que
tanto extrañaba indicándole a la pequeña no hiciera ruido. Mi Ángel estaba de pie al lado del
piano, en cuyo banco estaba sentado mi hijo, era la primera vez que veía a mi campeón en un
video y me emocioné enormemente, mi pequeño estaba intentando unos acordes, sonaban
bastante bien, pero el último desentonó un poco, así que frustrado golpeo las teclas del piano
con más fuerza de la requerida, haciendo que el sonido tosco demostrará su frustración, luego
llevó sus manos al cabello jalándolo de la misma forma en la que lo hacía yo cuando estaba en
su situación.-

- Ahora entiendo perfectamente a Bella cuando dice que el pequeño es toda una copia tuya.-
dijo entre risas mi padre. Seguimos mirando a el video y por primera vez escuche la voz de mi
pequeño, su voz era segura y serena, hablaba con pausa, con ese indicio de voz aterciopelada
que seguro tendría en el futuro, ciertamente mi pequeño era mi copia, incluso en su forma de
hablar.

- Como papá puede hacer que parezca tan fácil.- se quejó mirando a su madre.-

- Cielo tu papá tiene haciendo eso como veinte años más que tu, no tienes porque frustrarte,
tienes que entender que eres muy talentoso para tu edad.- le dijo mi ángel a nuestro pequeño
mirándolo con la perfecta mezcla de ternura y paciencia.-
- Pero quiero componerle las nanas a mis hermanas, quiero que mi papá este orgulloso de mi.-
y sin más mi pecho se lleno de alegría porque mi campeón quisiera hacerme sentir orgulloso.
Mis pequeños eran increíblemente maravillosos.-

- Tu papá estará orgulloso de ti cielo.- le dijo dejando un pequeño beso en su mejilla.- porque
no tocas la nana de Lizzie, así prácticas para tocarla con tu padre.- Le dijo al tiempo que giraba
hacia Lizzie guiñándole el ojo, con esa hermosa mirada chocolate que tanto amaba, mientras la
cámara se sacudía en manos de mi gatita a causa de sus risas ahogadas. De pronto mi pequeño
se acomodó en su banqueta y con una destreza impresionante para su edad comenzó a tocar
la nana que hace dos días compuse para su hermanita, su interpretación perfecta e impecable
me sacó un par de lágrimas, una vez terminada la nana, mi princesa felicito a mi pequeño por
su interpretación.-

- Estoy segura que cuando tu padre te escuche estará tan orgulloso de ti, como lo estoy yo.- le
dijo, y yo no podía estar más de acuerdo con ella en ese momento. Estaba muy orgulloso de mi
hijo era increíblemente talentoso, mucho más que yo, cuando alcanzará mi edad, y mis años
de experiencia en el piano, seria absolutamente asombroso. La cámara giró de pronto para
darnos un close up nuevo de mi gatita.-

- Te gustó mi sorpresa papito… estoy segura que si… papito, mi mamita nos prometió que
pronto estaríamos juntos, y estoy muy muy feliz… Te amo papito… te amo mucho, y sé que Ed
también.- Con eso la cámara volvió para mostrarme de nuevo la imagen de mi princesa y de mi
campeón, y se terminó la grabación. Mi padre y yo pasamos unos momentos en silencio no
sabíamos que decir ambos estábamos profundamente emocionados.-

- Mi nieto es impresionante.- dijo con la voz rota y me gire a tiempo para verlo secar unas
lágrimas que escapaban de sus ojos.-

- Lo es papá, esa es la nana que le compuse hace un par de días para mi Lizzie, y casi siento
que la interpreta mejor que yo… me sentí realmente conmovido, sabía que mi composición
había quedado muy bien, que era muy dulce como mi gatita … pero al escuchar a mi hijo
interpretarla me parece perfecta.

- Y lo es Edward, estoy realmente orgulloso mis Edwards.- me dijo riendo. Tras echarle un ojo a
su celular y sonreír frente a un mensaje que recibió, se retiró dándome las buenas noches. No
tenía ganas de pensar en la actitud de mi padre, así que decidí abrir el correo de mi princesa.

Amor…
Me siento como en las nubes desde que hablamos hace unas horas… pensé que me iba a
arrepentir o que las dudas me asaltarían, pero la verdad es que fue perfecto, me sentí… me
siento tan feliz por haberte escuchado… Cielo, no sabes todo lo que paso por mi mente, por mi
cuerpo, por mi alma cuando escuché tu voz después de tanto tiempo… Me sentí plena… casi
completa, sentí que podía respirar mejor, ahora creo que todo este tiempo ha sido un error,
que no debí marcharme nunca de tu lado, que debí luchar por lo que teníamos, fuera
equivocado o no, tuviera o no que quedarme en las sombras… Amor… fui tan feliz… pero aún
así estoy clara que no podemos precipitarnos… después de tanto tiempo … de tanto
sufrimiento no podemos apurar las cosas aunque en este momento este muriendo por tomar
un avión y salir a Chicago e ir a buscarte a la cava de la Reina de Hielo y arrojarme a tus
brazos… aunque sinceramente creo que es mejor esperar a que te mudes, no quiero que mis
hijos estén expuestos a los comentarios mordaces de tu madre… es tu madre cariño, y lo
siento… sé que es la abuela de nuestros hijos… pero yo soy su madre y voy a protegerlos de
quien sea…

Pero hablando de cosas más felices… tus hijos están completamente emocionados con la nana
de Lizzie… Nuestra gatita hizo que le pasará archivo de inmediato a su ipod y no ha dejado de
escucharla en todo el día… creo que incluso montó una corografía de ballet y se ha pasado el
día con los audífonos y dando giros por toda la casa… y nuestro pequeño, ha pasado todo el
santo día aporreando las teclas del pobre piano, entre ensayar la nana de la gatita e intentar
componer las nanas de Jane y Marie.

Elizabeth insistió mucho en prepararte una sorpresa en agradecimiento por la nana, así que
aunque lo prometí hoy no tendrás fotos, pero estoy segura que te va a gustar mucho el regalo
que te preparo nuestra bebé…

Te amamos…

Te amo…

Estaremos juntos…

Pronto…

Tuya y solo tuya mi Edward…

Bella

Dios que feliz, el día de hoy era casi perfecto, mi hija me había hecho ese regalo hermoso, mi
pequeño era increíblemente especial, y mi princesa me demostró en sus palabras que me ama
tanto como yo a ella… Que mi princesa tiene el mismo sentido de posesión hacia mí que yo
hacia ella… era una demostración perfecta que nos pertenecíamos… Si ella desde esta mañana
esta desesperada por tomar un avión hasta Chicago yo tengo esas mismas ganas de volar
hacia ella desde que empecé a tener las primeras pistas de su paradero. Hasta me encuentro
en este momento totalmente anhelante de que mi princesa me de un indicio de quiere
escucharme de nuevo para que pueda llamarla inmediatamente, pero a decir verdad aunque
no me importo para nada que mi princesa me despertara de madrugada yo no quería hacer lo
mismo con ella. Así que retorciéndome los dedos y dejando mi teléfono alejado de mí para
evitar la tentación, me dedique a responderle el correo y así evitarme la tentación de
hablarle…

Cielo mío… Mi Princesa…

No sabes las ganas que tengo de estrecharte entre mis brazos, de tenerte cerca de mí… Creo
que entiendo perfectamente tu estado de felicidad desde esta mañana, porque siendo sincero
me encuentro igual que tu, he rememorado tus palabras una y un millón de veces… he
rememorado todas las emociones que me causaron a lo largo de todo el día… Incluso cuando
visite hoy a nuestra mariposita le conté con lujo de detalles nuestra conversación y hablamos
mucho de sus hermanitos… De lo de mi mamá no te preocupes… aunque me duela pienso
igual que tu y por proteger a nuestros hijos y a Jane es que decidí comprar la nueva casa…

De la sorpresa… que quieres que te diga si todavía mi cuerpo tiembla de la emoción, si aún se
me eriza la piel de recordar la interpretación que nuestro campeón hizo de la nana de su
hermanita… no sabes el orgullo, la felicidad y la emoción que despertó en mi nuestro pequeño.
Te juro que creo que tocó esa pieza mejor que yo… y estoy gratamente impresionado con su
talento… Dios amor, nuestros bebés son maravillosos… tanto como lo eres tú…

Mi Ángel no sabes las ganas que tengo de llamarte y escucharte, pero no quiero que te
desveles por mi culpa… tengo que estar alejado del teléfono para poder evitar la tentación de
llamarte ahora mismo cielo…

Te amo, siempre será así…

Los amo

Siempre tuyo

Edward

Pd: Espero que te gusten nuestras fotos…

Antes de enviarle el correo a mi princesa añadí unas fotos mías y de mi muñequita. Tome mi
teléfono y una vez que descargue el nuevo video al celular, me fui a mi cuarto con mi Biblia…
con el libro de mi princesa… al terminar la ducha me metí en la cama, aun cuando no había
dormido nada la noche anterior estaba tan eufórico que no conseguí dormir… así que me
refugie de nuevo en nuestra historia intentando sentir de nuevo a través de la visión de mi
ángel. Pensando en lo que había leído la última vez abrí una página al azar…

Esa noche el clima era completamente despiadado, el frío y el viento eran los peores que había
sentido en Chicago desde que llegue a esta ciudad cuando tenía doce años, me sentía como si
no hubiese salido de Londres… Robert pasó por mi…ese día nos reuniríamos todos en casa de
Ashley y Jackson, podíamos pasar la velada tranquilos, puesto estaríamos solos con ellos y con
mi prima Anna y su prometido Daniel, para mi alegría Emely se encontraba de viaje y no
estaría acosando a Rob por teléfono bajo su sospecha que se encontraría conmigo, solo podía
lamentar que Nikki no nos acompañaría esta noche ya que Kella su esposo y el hermano de
Rob y Ashley, no sabía de la relación que tenia con su hermano y si lo supiese estaba segura
que no entendería lo que sentimos el uno por el otro. Cuando estábamos por salir, Ash llamó a
Robert para que pasara por casa de sus padres a buscar unos juegos de mesa que tenía allí y
que quería para amenizar la noche… en el trayecto estaba increíblemente nerviosa, en parte a
causa del clima y por la otra porque me aterraba que sus padres notaban la verdadera relación
que estaba surgiendo entre nosotros… aún no podía decir que era oficialmente la Amante de
Rob, puesto que nunca hasta ahora habíamos pasado de unos besos y algunas caricias subidas
de tono, pero en el fondo de mi corazón sabía que era la otra, en el fondo de mi conciencia
sabía que no estaba bien lo que hacíamos, pero en el fondo de mi alma no podía evitar amarlo
como lo amaba, no podía evitar sentirlo como lo sentía y no quería evitar que el me amará y
me sintiera de la misma forma… me removía incomoda en la silla de copiloto de su volvo,
mientras veía que Rob me miraba de reojo y negaba con una sonrisa divertida surcando esos
sensuales y provocativos labios que eran mi total y completa adicción…

Recuerdo perfectamente ese día… como no hacerlo si fue nuestra primera vez… la primera vez
que adore el templo de su cuerpo, la primera vez que recorrí con besos y caricias toda la
extensión de su piel, la primera vez que ame y tome posesión de cada pequeña parte de su
glorioso cuerpo, la primera que me hundí entre el calor de su deseo, que me envolví de su
pasión, la primera que oí mi sonido favorito en el mundo, los jadeos pasionales y
desenfrenados de mi princesa, ese sonido de los hermosos labios de mi ángel gimiendo mi
nombre… nunca había amado más a nombre que ese momento en que lo escuchaba de los
labios de mi princesa mientras nos perdíamos en la pasión de nuestros cuerpos, entre el deseo
que sentíamos el uno por el otro…

Estábamos en el auto camino a la casa de mis padres para cumplir con el encargo de Alice,
cuando note que mi princesa se movía incómoda en la silla del copiloto, sin poder evitarlo
negué con la cabeza y reí adivinando cual era el nerviosismo de mi niña…

- Bella, que pasa princesa?.- le pregunté.- se puede saber que te tiene así de nerviosa?.

- Son tus padres Ed… no sé que van a pensar si nos ven llegar juntos, cuando tu esposa esta de
viaje… yo la verdad no quiero que sepan esto que esta pasando entre nosotros.- me dijo, no
pude evitar preguntarle en tono de broma… pero la verdad es que yo amaba eso que estaba
pasando entre nosotros, sobre todo amaba el nosotros.-

- Y que es eso que está pasando entre nosotros, mi ángel?.- en seguida ese hermoso sonrojo
que tanto me gustaba en ella tiño sus mejillas, y apenada y nerviosa se mordió el labio inferior,
si ella supiera todo lo que me provocaba con ese pequeño gesto sería yo quien terminara
sonrojado.

- No quiero nombrarlo… si lo nombro me voy a asustar y regresar corriendo a Londres.- me


dijo con simpleza, y a mi me aterró completamente la perspectiva de perderla, no podía
perderla cuando apenas la había reencontrado, cuando apenas mi corazón había descubierto
la inmensidad de mis sentimiento por ella.-

- No digas eso princesa.- le dije tomando sus manos y dejando pequeños besitos en ella.- No
digas eso porque siento que me muero en este preciso instante…- le rogué.- porque no lo
dejamos en que nos amamos… eso es lo que tenemos, eso es lo que hay entre nosotros, un
inmenso amor… nos pertenecemos… yo soy tuyo, a pesar de todos, a pesar de ella… y tu eres
mía… solo mía.- le dije y aproveché un semáforo en rojo para acercarme a besarla.

- Y tus papás que van a pensar ellos si nos ven llegar juntos?.- me preocupo preocupada por
mis padres… -

- No tienen que pensar nada por que sobre todas las cosas y los ojos de todos los demás
siempre hemos sido los mejores amigos, siempre hemos andado para arriba y para abajo
juntos.- le dije sencillamente.-

- Pero ahora eres casado.- contraatacó ella.-

- Y por estar casado no tengo derecho a tener amigos.- le dije.-

- Amigos si… pero yo no soy tu amiga.- me dijo con el dolor impregnado en la voz.- Ya no
podría ser solo tu amiga.

- No princesa… tu no eres mi amiga, eres mi todo.- le dije.- Pero por mis papas preocúpate otro
día… no hoy… Mi madre se fue al viaje de Spa con Heidi y su amiga y mi papá aprovechó para
ir a un viaje de pesca con unos viejos amigos a Forks en Washington, así que no te angusties mi
ángel…- le dije besando nuevamente su mano. Cuando llegamos a la casa, la lluvia era
torrencial y de no ser porque teníamos una acceso desde el garage a la casa no tenía ni idea de
cómo haríamos para llegar a la casa…

Regrese de pronto a la realidad y al libro de mi princesa….

- Kris, que pasa princesa?.- me pregunto, entre preocupado y divertido por mis reacciones.- se
puede saber que te tiene así de nerviosa?.

- Son tus padres Rob… no sé que van a pensar si nos ven llegar juntos, cuando tu esposa esta
de viaje… yo la verdad no quiero que sepan esto que esta pasando entre nosotros.- le dije
realmente preocupada, no quería que nadie más se enterara de lo que había entre nosotros,
porque además de que me moría de vergüenza por la situación en la que nos encontrábamos,
tenía un miedo terrible de que alguien intentara separarnos.-

- Y que es eso que está pasando entre nosotros, mi ángel?.- me preguntó y no pude evitar
sonrojarme y morderme el labio… la verdad me sentía nerviosa, pero es que como podíamos
nombrar esto que teníamos… no éramos amigos… ya no podíamos ser solo amigos, no éramos
pareja, no podíamos ser novios… y la palabra amantes era la que mejor definía lo nuestro,
pero si la pensaba demasiado, si empezaba a verme a mí misma como la amante de Robert,
entonces saldría huyendo de mis sentimientos.

- No quiero nombrarlo… si lo nombro me voy a asustar y regresar corriendo a Londres.-le dije


con toda la sinceridad que pude en ese momento y envuelta en el profundo dolor que me
producían mis propias palabras.-

- No digas eso princesa.- le dijo tomando mis manos entre las suyas y dejando en ellas suaves
besos.- No digas eso porque siento que me muero en este preciso instante…- me rogó con la
voz cargada de dolor y angustia.- porque no lo dejamos en que nos amamos… eso es lo que
tenemos, eso es lo que hay entre nosotros, un inmenso amor… nos pertenecemos… yo soy
tuyo, a pesar de todos, a pesar de ella… y tu eres mía… solo mía.- me dijo con intensidad en su
voz y aprovecho un semáforo en rojo para acercar sus labios a los míos y fundirnos en un beso
breve pero ardiente e intenso, cargado de toda la pasión a la que nos habíamos hecho adictos
en los últimos días.

- Y tus papás que van a pensar ellos si nos ven llegar juntos?.- le expresé toda mi preocupación
del momento.
- No tienen que pensar nada por que sobre todas las cosas y los ojos de todos los demás
siempre hemos sido los mejores amigos, siempre hemos andado para arriba y para abajo
juntos.- le dijo encogiéndose de hombros quitándole sal al asunto.-

- Pero ahora eres casado.- le replique.-

- Y por estar casado no tengo derecho a tener amigos.- me respondió con el mismo tono
irritado que había usado.-

- Amigos si… pero yo no soy tu amiga.- le dije con el dolor impregnado en la voz.- Ya no podría
ser solo tu amiga.- quise ser sincera con él, aunque claramente el ya conocía la magnitud de
mis sentimientos.

- No princesa… tu no eres mi amiga, eres mi todo.- me dijo.- Pero por mis papas preocúpate
otro día… no hoy… Mi madre se fue al viaje de Spa con Emely y su amiga y mi papá aprovechó
para ir a un viaje de pesca con unos viejos amigos a Forks en Washington, así que no te
angusties mi ángel…- me dijo regalándome otro beso. Cuando llegamos a la casa, la lluvia era
torrencial por suerte pudimos hacernos camino por la entrada interna, porque de lo contrario
quedaríamos empapados o confinados al volvo.-

Una vez dentro de la casa y después de muchos besos furtivos, robados por todas las esquinas
y una sesión intensa de besos y caricias sobre el sofá de su estudio intentamos salir, pero la
lluvia lo hacía imposible… así que aprovechamos otra vez el tiempo con una ronda de besos en
el auto, cada vez la cosa se ponía más difícil … cada vez nos encendíamos más y más y cada vez
se iba haciendo más difícil controlar la pasión que nos encendía y nos quemaba
completamente… con cada beso, con cada caricia, cada vez que sus manos me tocaba
posesivamente, cada vez que yo recorría con las puntas de mis dedos su formidable pecho, con
cada jadeo, con cada falta de respiración que nos causábamos entre beso y beso, cada vez
estábamos más cerca de dar rienda suelta a nuestro deseo y a nuestra pasión haciéndonos
transitar un camino sin retorno que ambos estábamos anhelantes y ansiosos por recorrer.
Estábamos por poner en orden nuestras respiraciones erráticas e intentando retomar un poco
del autocontrol perdido, cuando Ash nos llamó para decirnos que la tormenta había arreciado
y que muchas vías y calles estaban colapsadas por árboles caídos, que lo mejor era quedarnos
donde estábamos y que Anna y Daniel se quedarían esta noche en su casa. Regresamos de
nuevo a su estudio y la cosa se empezó a poner intensa entre nosotros, entre caricia y caria,
nos dimos cuenta de que lo inevitable había llegado…en un momento de cordura le recordé a
Rob mi virginidad, e intentó alejarse de mi, pero le rogué que no lo hiciera… le pedí que no se
detuviera, porque quería ser suya… quería ser suya completamente, en cuerpo y alma y para
siempre…

- Cariño… yo… yo nunca he estado con nadie… no de esta forma.- me dijo mi ángel, era algo
que ya sospechaba, pero en ese momento el pecho se me llenó de orgullo, sería yo el primero
en recorrer su piel, sería el primero en hundirme en su cuerpo, sería el primero en amarla, en
adorarla… y me aseguraría de ser el único. Pero no podía hacerlo en el sofá de mi estudio, o
sobre el piano que era lo que deseaba hacer, mi princesa me estaba regalando un precioso
presente, lo mínimo que podía hacer por ella era hacerlo especial. Me separé un poco de ella,
y supongo que pensó que iba a alejarme.- No… por favor amor… no te detengas… yo … yo
quiero ser tuya.-

- Y lo serás princesa, pero no aquí en el sofá… vamos a mi habitación, quiero que sea lo mejor
para ti amor.- y ahí entre besos y caricias suaves, haciéndome de todo el control que podría
poseer para no ser demasiado duro o demandante… ahí cuidándola, amándola despacio y sin
prisas, la fui convirtiendo entre besos y caricias en mi mujer… cuando finalmente estuve
dentro de ella me sentí en el paraíso, el momento de traspasar la barrera de su pureza no fue
tan duro como temí debido al alto grado de excitación que había logrado alcanzar mi ángel,
cada caricia, cada jadeo, cada gemido nos hacia acercarnos más y más sentía como si pudiera
tocar su preciosa alma con mis dedos, como si ella estuviese mezclando su esencia con mi
alma, convirtiéndonos en uno solo, haciendo que nos amaramos de forma inequívoca,
irrevocable y para siempre…

Estaba perdido en ese maravilloso recuerdo que había ocurrido en esta misma cama, cuando
el sonido de un mensaje en mi teléfono me sobresalto, con cuidado cerré el libro, y abrí el
mensaje, el cual multiplicó la felicidad que ya había alcanzado durante todo el día.

Yo también me muero por escucharte de nuevo amor… no tienes porque reprimirte.

Sin esperar un minuto más llame a mi ángel, al número que se registraba en la llamada y el
mensaje y nos perdimos nuevamente en la voz el uno del otro, conversando de nosotros,
conversando de nuestros hijos, y hablamos por un par de horas…. Al igual que en la llamada
anterior, no hubo disculpas, ninguno pidió los perdones que tanto necesitaban, aunque estaba
completamente claro que era yo quien tenía que pedir perdón y mi ángel no necesitaba de
ninguno, ella había hecho lo que tenía que hacer y punto, fui yo el que se equivocó, fui yo el
que jodí todo… El momento de pedir perdón sería estando cara a cara, sería en el reencuentro
que estaba cada vez más cercano y mis nervios aumentaban, porque era eso precisamente lo
que más deseaba en la vida, y el temor de joderla de nuevo era demasiado grande… después
de un par de horas embriagándome con la dulce voz de mi princesa me quede dormido con el
teléfono en la mano, sumergido en un dulce y pacífico sueño…

Al levantarme encontré un mensaje de mi princesa…

Cielo te quedaste dormido, tenemos que buscar la forma de que la necesidad de escucharnos
no te robe horas de sueño… Te amo… Estamos en contacto.
Una boba sonrisa de alegría se instaló en mi rostro… bueno más bien era la misma que no me
abandonaba en los últimos días… Mi muñequita se encontraba absolutamente feliz de verme
tan alegre y esa tarde deje que me acompañara a visitar a mi mariposita, esta vez llevó con ella
un dibujo de unas mariposas para dejárselas a su hermanita… estaba sumamente emocionado
por la forma en la que reaccionaba mi pequeña ante sus hermanitos, también la lleve a mi
estudio para mostrarle los videos y las fotos que había recibido…

- Papito que lindos son.- me dijo emocionada.- se parecen a ti. Y la princesa es hermosa papito.

- Si muñequita tus hermanos son lindos y la princesa es hermosa, muy hermosa.- le respondí a
su comentario.-

- Voy a tener a la mamita más hermosa del mundo.- me dijo con sus ojitos muy abiertos y
brillantes de la emoción.-

- Si pequeña, la más hermosa del mundo.- le dije embelezado viendo la belleza de mi princesa.-
aunque tu mami también era muy linda, y tu serás tan linda como ella cuando crezca… aunque
es mentira porque serás más hermosa que Heidi.- le dije mientras ella sonreía apenada por el
halago que le había regalado.

Así se paso la semana, con nuestra perfecta rutina establecida, trabajaba, verificaba los
avances de mi casa, visitaba a mi mariposita, pasaba tiempo con mi muñeca, revisaba los
correos de mi princesa, ahora en compañía de mi padre y mi hija, quien no se iba a dormir
hasta no ver las fotos y los videos de sus hermanitos. Ya todo lo de la mudanza estaba casi
listo, pero estaba emocionado porque mi princesa me pidió que me conectará en la red a las
nueve de la mañana por lo que lo haría desde mi oficina, faltaban cinco minutos para las nueve
cuando mi princesa me envió un mensaje, quería que probáramos algo nuevo, y casi me caigo
de la emoción cuando vi que eso nuevo que quería probar era una llamada por skype…

Si estaba emocionado por oír su voz, verla en toda su plenitud, con esos hermosos ojos
chocolates devolviéndome la mirada, esa encantadora sonrisa en esos labios dulces que moría
por tener sobre los míos nuevamente.

- Wooaw… princesa… que hermosa estas… estos días he estado emocionado por escucharte…
pero verte amor… verte es demasiado… no sabes lo feliz que me haces en este momento.- le
dije sinceramente.-

- Sé perfectamente como te sientes Ed… yo me siento igual, he visto tu imagen en las fotos que
me has enviado y aunque estás tan guapo como siempre Mi Dios Griego… la verdad es que
sentía una punzada de dolor al ver en tus ojos esa sombra de dolor, que se que es por mi
culpa.- me dijo.-

- Shhh… princesa… no… este momento debe de ser de felicidad para nosotros… sin culpas, sin
dolor mi ángel.- le dije siendo sincero.-

- Tienes razón amor… además ahora que te veo, te ves increíblemente guapo, más de lo que
recordaba, no puedo creer que alguien como tu me ame.- me dijo como siempre con sus
inseguridades frente a su apariencia.-

- Princesa no… no digas eso… soy yo el que tiene suerte de que ames de vuelta. No digas
bobadas sabes que eres preciosa.- le dije embelezado con su belleza.- en este momento no
puedo pensar en otra cosa que en lo hermosa que eres, no podría ver a nadie más que a ti en
este preciso instante.

- Ni siquiera a tus hijos amor?.- me dijo ella con un brillo especial en los ojos.-

- Mis hijos.- dije nervioso pasando una de mis manos por el cabello.-

- Hola papito.- salto de pronto frente a la cámara mi gatita.-

- Princesita amor… que alegría verte. Así sea por la webcam… que hermosa eres mi cielo.- le
dije con lágrimas en los ojos.-

- Y tu eres muy guapo papito.- me respondió mi gatita de vuelta.-

- No gatita… estoy seguro que eres la pequeñita más linda del universo, y también la más
dulce… sabes pequeñita.- le dije mientras atrapaba una lágrima traicionera que corría por mi
mejilla.- Papi te Ama mucho mi gatita, y se muere por abrazarte y darte muchos besitos, y
tocarte tu nana cielito.

- Papito no llores… yo también te amo mucho mucho. Y ya le pedí a los reyes para que estemos
juntos pronto.- me dijo con emoción.-

- Me alegra mucho princesita.- le dije.-


- Papito… mi mamita me dijo que podíamos hablar contigo así todos los días, pero ahora tengo
que dejarte hablar con Ed… Te amo papito, y la próxima vez tenemos que hablar también con
Jane.- y con eso salió del foco de la cámara.-

- Hola…papá.- dijo dudoso mi campeón. Se veía que era mucho más tímido que mi gatita.-

- Hola pequeño, cómo estas?.- le dije.- ayer vi un video que grabo tu hermana y pude verte
interpretando la nana de Lizzie.- le dije y sus ojitos se llenaron de emoción.- Eres increíble
campeón y estoy muy orgulloso de ti.

- De verdad crees que lo hice bien?.- me pregunto inseguro.-

- Perfecto hijo, la tocaste mejor que yo.- le dije sinceramente.-

- Pero no pude encontrar los acordes para las nanas de Marie y Jane.- me dijo contrariado.-

- Los encontrarás Ed… no te preocupes cariño, estoy seguro que podrás hacerlo, los que
estabas usando antes que te frustrarán iban perfectos hijo.- le dije, y lo vi removerse
emocionado en la silla.-

- Eso crees.- me dijo esperanzado.-

- Claro campeón… Hijo… sabes… papá te ama mucho.- le dije sinceramente, con el siendo tan
parecido a mi, me costaba más comunicarme, era más fácil hacerlo con mi princesa. Pero eso
no quería decir de ninguna forma que lo amara menos.- De verdad te amo, los amo mucho a
los tres y estoy ansioso por conocerlos y tocar juntos, estoy muy orgulloso de ti campeón.

- Gracias papá… yo … yo también te amo, y quiero tocar pronto contigo.- me dijo el pequeño y
mi corazón estuvo a punto de explotar de tanta alegría, era la primera vez en la que me
comunicaba de alguna forma con mi hijo y me decía que me amaba, estaba casi eufórico. Pude
conversar un rato más con mi princesa. Le conté que este fin de semana hacíamos la mudanza
y ella decidió que durante el sábado no me llamaría, cosa que me decepcionó un poco, pero
me aseguró que el domingo en la noche podríamos conversar de nuevo y que deberíamos
pensar en una hora conveniente para todos los niños así Jane podría intervenir en la
conversación para conocerla a ella y a sus hermanitos. El sábado y el domingo Jazz, Alice y yo
trabajamos muchísimo en la mudanza, pero para media tarde del domingo ya estaba todo en
la casa nueva y muchas de las cosas en su lugar, ya en la semana, con la ayuda de Alice y Rose
estaría todo arreglado. El domingo casi al final de la tarde volvieron mis padres de su viaje de
fin de semana, y nos reunimos todos a cenar. Estábamos todos sentados a la mesa, y sentía
cuatro pares de ojos mirándome esperando el momento en el que le dijera a Doña Esme que a
partir de hoy ni yo ni mi hija dormiríamos más en esta casa, por suerte Rose tuvo la previsión
de hacer que los niños comieran en el jardín para que no se vieran atrapados en medio de una
batalla campal. Yo la verdad no quería un enfrentamiento con mi madre pero no tenía otro
remedio.

- Ya llegó la hora de irnos.- dijo Alice.-

- Jane y yo también nos vamos.- había llegado la hora.-

- A dónde piensas llevarla a esta hora, mañana tiene escuela y no puede trasnocharse.- dijo mi
madre e inmediatamente vi la tensión en Jasper, Alice, Rose y mi padre… había llegado la
hora.-

- Precisamente para que no se trasnoche es porque nos vamos.- le dije a mi madre, buscando
calma antes de que la tormenta se desatase.-

- No entiendo.- me dijo mi madre, pero ya intuía la ira en el fondo de su mirada.-

- Mamá, compre una casa para mi y para Jane, y nos mudamos ayer.- le dije, mi madre hecha
una furia se levantó de la mesa acercándose a mi, con mi padre pegado a su espalda
intentando contenerla.-

- PARA TI Y PARA JANE… O PARA TI Y ESA MALDITA MUJER.- me grito mi madre.-

- Mamá… mamá.- le decía mientras me apretaba el puente de la nariz en un intento por


contenerme.- te he pedido mil veces que respetes a mi mujer.- le dije en tono bajo pero
fuerte.-

- QUE LA RESPETE… COMO QUIERES QUE LA RESPETE, SI ESA ZORRA ES UNA MALA SANGRE
IGUAL QUE LA MADRE…. SU MALDITA MADRE ME HIZO DAÑO EN EL PASADO ALEJÁNDOME DE
MI HIJO, Y AHORA ESA DESGRACIADA ME ALEJA DE MI NIETA… NO LO VOY A PERMITIR… NO TE
PERMITO LLEVARTE A JANE DE ESTA CASA.

- TU NO TIENES QUE PERMITIRME NADA.- le grite.-


- RESPETA A MI MADRE EDWARD… QUE TE PASA, ESTAS LOCO. COMO TE ATRAVES A LLEVARTE
A JANE DE AQUÍ.- gritó esta vez Emmett.-

- Cállate Emmett y no te metas.- le reprendió Rosalie.-

- Como no quieres que me meta, si Edward le está gritando a mi mamá.- le replicó.-

- No te metas Emmett.- le advirtió esta vez mi padre.-

- Hijito no te preocupes, porque esto se acaba aquí, ya tu hermano va a dejar la tontería. No


es así Edward?.- dijo mi madre.-

- Por su puesto mamá, precisamente por eso me voy para mi casa con mi hija… Cuando Isabella
y mis hijos regresen, vivirán con nosotros. – le dije a mi madre, intentando no alzar la voz.-

- NO TE LO PERMITO, NO TE LO PERMITO, ESA CUALQUIERA NO VA A VIVIR CON MI NIETA…


ELLA NUNCA SE VA ACERCAR A JANE… NO QUIERO, NO VOY A DEJAR QUE LO HAGAS.- volvió a
grita mi madre.-

- Tu no tienes que permitirme nada Doña Esme.- le dije sin gritos pero lo suficientemente duro
para no permitir discusiones.- Jane es mi hija, y las decisiones sobre donde vive mi hija y con
quien las tomo yo… Y espero que te quede claro, y te lo advierto de una vez mamá, si se te
ocurre, poner a mi hija en contra de Bella o de mis hijos, quien no podrá acercase más a mi hija
serás tu.- mi madre soltó un jadeo y sin más me volteo la cara de una fuerte cachetada.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Gracias a todos y a todas por sus comentarios y recomentadiones... estoy intentando tomarlas
en cuenta, sobre todo a partir del capítulo 13, que es el que estoy escribiendo en este
momento.

Les agradezco su apoyo y mi mejor paga es saber que les gusta mi historia y que despierta en
ustedes distintas emociones...

"Life is the most espectacular show in earth" (WTE)

Capítulo 11: El Odio De Esme

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.
La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capitulo 11: El Odio de Esme….

De pronto un tenso silencio inundó la sala… absolutamente nadie se atrevía a decir nada, mi
madre seguía asesinándome con la mirada, mientras yo solamente sobaba mi mejilla que aún
ardía bajo el golpe de mi madre… De pronto una sonora carcajada rompió el tenso silencio,
todos giramos hacia Alice quien no podía contener su risa, le dirigí esa mirada de WTF!!!!.... y
solo alcancé a decir…

- Alice….- mientras ella continuaba riendo.- Que demonios….

- Es que Ed… si mamá se puso así solo por la mención de que Bells y Jane vivirán bajo el mismo
techo, no se que va hacer cuando se entere que pagaste la casa nueva con la herencia de
Heidi.- soltó mi hermana como si mi madre se hubiese retirado ya de la habitación, el jadeo
profundo de mi madre la devolvió a la realidad así que Alice solo alcanzó a abrir sus ojos con
sorpresa, y añadir un pequeño.- Uppssss.- mientras cubría su boca con las manos, y seguí
ahogada con su risa, mientras Jazz y yo negábamos con la cabeza.-

- Estas de broma, no es cierto… Esa estupidez que acabas de decir no es más que tu retorcido
humor para hacer que me moleste más de lo que estoy.- le dijo mi madre a mi hermana,
intentando que esta se retractara de lo que acaba de decir.-

- El dinero que herede de Heidi, forma parte de mi patrimonio.- le dije lo más calmado que
pude.- lo que hago o deje de hacer con mi dinero es mi problema mamá, y al igual que las
decisiones sobre Jane las tomo yo, porque soy su padre y decido que es lo mejor para ella,
también las decisiones sobre mi maldito dinero las tomo yo.- le dije ya empezando a dejar mi
calma atrás.- y para que te enteres de una vez, lo que acaba de decir Alice no es para
molestarte, en efecto pague mi casa con el dinero que herede de Heidi.

- Como te atreves a humillar a Heidi de esa forma.- me espetó mi madre con rabia.-

- Por Dios Esme… Heidi esta muerta, como puedo estar humillándola.- le dije

- Claro que la humillas y la traicionas, usas su dinero para comprarte una casa y vivir en ella…
con tu maldita amante.

- Mi casa es para que pueda vivir con mis hijos y la mujer que amo, te agradecería que dejaras
de hablar de ella en los términos en los que lo haces… Y no humillo a Heidi… quizás sea mi
pequeña y tonta venganza por todo lo que ella si humilló a mi Bella.- mi madre bufaba y estaba
a punto de replicar, cuando sintió la mano de mi padre sobre su hombro.- además no puedo
traicionar a Heidi, porque para que exista traición además del compromiso del matrimonio
tiene que existir un sentimiento de por medio, y el único sentimiento que existía en mi
matrimonio era el deseo de venganza de Heidi hacia Bella y su necesidad de hacerla sufrir a
toda costa… fue Heidi, quien con tu ayuda, se metió entre Bella y yo.

- MENTIRA MENTIRA MENTIRA… HEIDI TE AMABA Y TU LA TRAICIONASTE CON ESA ZORRA.-


Me gritaba y yo estaba a punto de estallar, no soportaría un insulto más.-

- Esme, basta ya.- le dijo mi padre.- Tu hijo te ha pedido un sin numero de veces que no
insultes a Isabella, acaso no ves que insultándola hieres a tu hijo e insultas a tus nietos.

- Como te atreves a defenderla también a ella.- le reclamó mi madre.-

- Yo estoy defendiendo a mi hijo.- le dijo mi padre con calma.- además Bella es una buena
chica y es la madre de nuestros nietos, y solo fue una victima de las circunstancias y de las
retorcidas ideas de Heidi.

- Como te atreves, como te atreves.- repetía mi madre si sentido.- Claro… la defiendes, porque
ves en ella a la zorra de René, igual que la defendías a ella, igual que la preferías a ella, ahora
también vas a defender a Isabella sobre mí, vas a preferirla también a ella sobre mi… vas a
permitir que sea ahora la zorra menor la que interfiera en mi familia.- le decía mi mamá con
odio en su voz.-
- Esme, suficiente de insultar a Bella.- le dijo mi padre.-

- Claro ya veo… como Isabella es el vivo retrato de su madre… a excepción de sus ojos, pero
idéntica a la maldita de Rene… entonces vamos a volver al pasado.- le siguió reclamando, a
esta altura de la discusión mis hermanos y yo estábamos completamente atónitos y mudos, sin
entender nada de lo que se sucedía.-

- No tiene nada que ver el parecido de Bella con Rene, no traigas el pasado a colación, deja el
pasado en el pasado Esme, deja los fantasmas de lado.- le dijo mi padre sosteniendo a mi
madre por los hombros y mirándola con determinación.- tienes que entender que Bella es una
buena mujer, que tu hijo la ama, y que es la madre de tus nietos… Tienes que entender que
ellos ya han sufrido demasiado, tu intervención en este asunto ya provocó que tu hijo no
pudiera conocer a su bebé, y aunque tenga una vida feliz con Isabella y sus hijos y aunque tú
no podrías saber lo que sucedería ni es tu culpa… Edward no podrá conocer nunca a su hija, no
le sigas dando excusas para que no pueda perdonarte cariño.- le dijo mi padre.-

- Pero ella es su amante Carlisle… ella destruyó su matrimonio, ella le quito su familia a Heidi, a
Jane… No lo justifiques. No lo alientes.- le dijo mi madre con rabia.-

- Esme… Heidi esta muerta… como puedes seguir hablando de traición, cuando no hay nadie a
quien traicionar… Además entiende que Edward tiene razón cariño, en ese matrimonio no
existía ningún sentimiento… Edward no amaba a Heidi, y aunque no quieras admitirlo sabes
bien que Heidi nunca amó a Edward… y tu y yo sabemos perfectamente que Heidi tenía
también un amante.- le dijo mi padre dejándonos a todos asombrados, no es que yo no
sospechará que mi esposa tenía un amante, yo estaba claro que así era, pero que mi padre lo
asegurara con tanta certeza no dejaba de sorprenderme, es como si el conociera
perfectamente de quien se tratara la amante.-

- Eso es mentira… Ella miente, eso es mentirá.- le gritaba mi madre.-

- Sabes bien que es verdad Esme.- le dijo mi padre con paciencia.- Defiendes a Heidi, cuando
cometió el mismo pecado que Edward… pero Edward es tu hijo, no Heidi.- le dijo, eso era
cierto porque Heidi era merecedora de la defensa de la que yo carecía cuando su hijo era yo y
no ella.-

- Pero maldita sea… su amante era Isabella Denaly.- le dijo mi madre con vehemencia, lo que
me llamó la atención es que mi madre usara el segundo apellido de mi ángel, y no el apellido
Swan.- podía ser cualquier otra, pero no una Denaly… no la hija de Rene.- le repitió.-
- Pero Isabella es la mujer a la que ama tu hijo… ninguna otra… es Isabella la mujer a la que
ama.- le dijo intentando hacerla entrar en razón.- tienes que entender la situación, porque si
no lo haces te vas a ver alejada de la vida de Edward y de sus hijos. Tienes que entender que
Bella es una buena mujer que ama incondicionalmente a tu hijo, Cariño que más puedes
pedir.-

Dicho esto mi madre se soltó de los brazos de mi padre y soltó su segunda cachetada de la
noche, solo que esta vez el receptor fue mi padre, todos estábamos sorprendidos jamás
habíamos presenciado algo así entre nuestros padres, pero lo que dijo mi madre a
continuación nos dejo clavados en el suelo.- Por su puesto, tu defiendes a Isabella, porque
defenderla es como poder seguir defendiendo a tu maldita amante… no sabes como me alegra
que esa mujer halla muerto, ojalá la muerte se llevará también a su descendencia y con eso
acabaría mi dolor y mi sufrimiento. – le dijo a mi padre y salió del comedor.-

- Y si eso pasará podrías con el dolor de tu hijo.- le replicó mi padre mientras se iba detrás de
ella, y lo siguiente que se escuchó fue el fuerte portazo que le dio mi madre a la puerta de su
habitación.-

- LARGATE DE AQUÍ NO QUIERO HABLARTE.- le gritó mi madre a papá cuando abrió de nuevo
la puerta.-

- NO!, tenemos que terminar de resolver esto de una vez por todas Esme.- le dijo mi padre
seguido de un portazo.-

- A la mierda, alguien puede decirme que demonios sucedió aquí.- dijo Alice, sacándonos a
todos de nuestro estupor.-

- Que este imbécil no solo echo a perder a su familia, y tiró todo por la borda haciendo infeliz a
mamá y a Heidi.- dijo Emmett con despreció señalándome.- si no que pretende seguir
destruyendo a mamá por la maldita zorra que solo le servía para calentarle la cama, a él y
quien sabe a quien más.- ahí lo perdí todo y me lancé contra mi hermano, y por segunda vez
en la vida le partí la cara por atreverse a hablar de esa forma de mi ángel.-

- En … tu … vida… te … atrevas … a … insultar … de nuevo… a mi mujer.- le decía entre golpes.


Jasper tuvo que separarme de mi hermano, porque por mi mismo no podía encontrar la
voluntad para dejar de golpearlo.-

- Basta hermano.- me dijo.- tranquilo, déjalo que no sabe lo que dice


- Ya estoy cansado Jasper, estoy casado de que mi hermano no sepa lo que dice.- le dije
mirándolo con rabia.-

- Claro que sé lo que digo.- le replicó Emmett escupiendo la sangre que llenaba su boca.-

- Claro que no lo sabes grandísimo imbécil.- le replicó Rosalie, con lágrimas en los ojos, de
verdad me dolía ver sufrir a mi hermanita.- no lo sabes Emmett… como hablas así de tu
hermano, como hablas así de Isabella… por Dios Emmett… conocemos a Bella casi desde
siempre… sabes que nadie ama más a tu hermano que Bella, sabes que nadie a sufrido más
que ellos y tus sobrinos, acaso de que estas hecho.- le dijo.-

- Rosie Rose… Osita, por Dios que amor ni que amor, eso que tienen ellos no es amor, es
calentura.- le dijo intentando acercarse a ella.-

- No… no…. En este momento estoy muy molesta contigo Emmett.- le dijo.- no puedo creer
que te expreses de esa manera… no puedo creer, no sé donde quedo ese muchacho dulce y
noble del que me enamoré aun siendo una adolescente… voy a buscar a los niños para irnos a
casa, te recomiendo que pases por el baño, para que tus hijos no te vean así.- le dijo.-

- Rosalie, mi madre… no puedo irme sin saber como esta mi madre.- le dijo Emmett.-

- Nos vamos ahora Emmett.- le dijo.- o me voy sola… sin ti, y tendrás que quedarte aquí con tu
madre, porque no voy a dejarte entrar.- y con eso salió a buscar a sus pequeños.-

- No puedo creer que hagas todo esto, primero destruyes tu matrimonio con Heidi, luego
metes tu veneno en el matrimonio de papá y mamá, y ahora mira como me trata Rosalie, por
tu culpa y por culpa de esa… - hizo una pausa midiendo sus palabras.- de tu mujer.- terminó
escupiendo la palabra como si de un insulto se tratara.-

- No seas imbécil Emmett.- le dijo Alice.- lo de Rosalie y tu es producto de tu propia estupidez.-


le dijo mi hermanita.-

- Tu también Alice.- le reprochó.- tu también estas de su lado?.

- Esto no se trata de lados Em.- le dijo Jasper.- Hasta que no entiendas eso, no entenderás lo
que puedes perder; espero que cuando te des cuenta no sea demasiado tarde.- le dijo.-
- Sigan apoyando a este imbécil y acaben con esta familia.- dicho esto, salió de la habitación.-

- Edward estas bien?.- me preguntó Jasper.-

- Si hermano, tranquilo, lo que no entiendo es que es todo eso de Rene y Bella, y que tienen
papá y mamá que ver en ese asunto.- estaba tratando de racionalizarlo todo.- no entiendo.

- Tampoco yo.- me dijo Alice.-

- Al parecer lo que si tenemos que tener en claro es que su padre tuvo una amante, creo que
deduje que podría ser Rene… pero cuando… como.- decía Jasper.-

- Eso explicaría el porque mamá odia a Bella.- dijo Alice pensativa.- la verdad es que mamá
nunca sintió gran simpatía por Bella mientras éramos niños, pero intentaba de alguna manera
llevarse bien con ella o por lo menos era amable, pero todo cambió cuando.- la interrumpí.-

- Cuando mi ángel regreso a Chicago y la convertí en mi amante.- dije entendiendo el punto


que exponían Jasper y mi hermana.-

- No entiendo nada.- dijo mi hermana.- Oye Ed, siento haber soltado lo del dinero de Heidi, y lo
de la carcajada pero no pude evitarlo.- me dijo a modo de disculpa, pero un brillo especial en
su rostro llamó mi atención.-

- Pues si pequeña, estas más bipolar que de costumbre.- le dije entre risas abrazándola. Pero al
fijarme en Jasper me di cuenta que tenía el mismo brillo en la mirada que mi hermana- Ok ok
… que pasa aquí.- les dije.- aquí pasa algo y me lo dicen ya.

- Pues… la verdad es que vas a ser Tío… más bien padrino.- me dijo mi hermanita.-

- Estas embarazada?.- le pregunté y ella asintió feliz.- Felicidades hermanita.- le dije


abrazándola.- Así que voy a ser padrino, eh…?????.-

- Sip Eddie.- me dijo.-


- Y a mi nadie me felicita.- dijo Jasper, impidiéndome protestar ante el apodo que uso mi
hermana.-

- Claro que si hermano.- me acerque a abrazarlo.- Felicidades… Pero porque no han dicho
nada?.- les pregunte.-

- Porque aún no era el momento, sabíamos que hoy la cosa sería complicada.- me dijo mi
hermano.-

- Pues si verdad… y cuando nace mi ahijado.- pregunte.-

- En siete meses… pero es ahijada Edward… una niña.- me dijo.-

- Ya lo saben?.- pregunte.-

- No se lo ha dicho el doctor, pero ella insiste en que es una niña.- me explicó Jasper. Mire a mi
hermana enarcando una ceja.-

- Ok ok… eres adivina ahora.- le dije en broma.-

- Sip… y vas ha ser muy feliz con tu sobrina.- me dijo sacándome la lengua.-

- Entonces es una niña.- le dije, pero no pude evitar bromearle.- y si es un niño.

- Yo ya intenté que entrara en razón y no pude hermano, no pierdas tiempo.- me dijo.-

- Es una niña.- dijo convencida.-

- Quién es una niña?.- pregunto mi muñequita que entraba al comedor corriendo.-

- Resulta muñequita.- dijo Jasper tomándola en brazos.- Que tu tía y yo, vamos a tener un
bebe.- le dijo.-
- Otro primito.- dijo poniéndose feliz mi pequeñita.-

- Un primito no, muñeca.- le dijo Alice.- una primita, y quieres saber como se va a llamar?.- le
preguntó.- vas ha ser la segunda en saberlo.- le dijo Alice haciéndole cosquillitas en la barriga.-

- Si Tita… si quiero, dime como se va a llamar.- decía pegando brinquitos en los brazos de su
tío.-

- Se va a llamar como su madrina y como nuestra mariposita.- dijo mirándome. Mientras la


emoción crecía en mi pecho.- Se va a llamar Isabella Marie.- Claro ese era el nombre completo
de mi princesa, pero entendía que el segundo nombre de mi sobrinita sería en honor a mi
mariposita, como el segundo nombre de mi pequeñitica era el de mi hermana. Una lágrima se
escurrió por mi rostro, y alcance a decirle un mudo “Gracias”, a mi hermana cuando volteo a
verme.-

- Como la princesa y mi hermanita.- le preguntó.-

- Sip.- le respondió mi hermana.- Y estoy segura que la princesa y tus hermanitos ya estarán
con nosotros cuando nazca tu primita.- le dijo.- y quien sabe de pronto también tengas un
nuevo hermanito también.- dijo mi hermana, con esos dotes suyos de ver el futuro.-

- Otro hermanito???.- preguntaba Jane emocionada, mientras la emoción calentaba mi alma.-

- Bueno si…- dijo mi hermana concentrándose en un punto lejano a nuestras espaldas.- pero
primero otra hermanita.- le dijo con convencimiento, yo había estado completando la idea de
tener otro bebé con mi princesa… pero dos… no lo había pensado, aunque a decir verdad no
me disgustaba nada la idea.-

- Eso sería demasiadisimo genial.- dijo mi pequeña.- verdad papito?.- me pregunto.-

- Pues si mi princesa.- le dije mientras la tomaba de brazos de mi cuñado.- pero ahora tienes
que despedirte de tus tíos para irnos a casa.- le dije.-

- Ya se van hijos.- dijo mi padre entrando en el comedor.-

- Estas bien papá?.- le pregunté preocupado.-


- Estamos bien hijo, pero estaremos mejor cuando podamos dejar el pasado en el pasado.- dijo
saliendo al jardín con el teléfono pegado en la oreja.-

- Papá ha estado demasiado extraño estos días.- les dije a mis hermanos.- Si es lo que estoy
pensando todo se va a complicar demasiado.- dije.-

- Pues por lo que he visto yo en el Hospital.- dijo Jasper.- creo que tienes razón y ciertamente
todo se va a complicar y mucho.- entendí perfectamente de que hablaba Jasper, mi cuñado era
Jefe de la Unidad de Psiquiatría del Hospital, y si las llamadas de mi papá eran de quien yo
creía que eran, y con el comentario que hizo Jasper, creo que era hora de empezar a
preocuparse, tendría que hablar con mi papá, tendría que entender que estaba sucediendo.
No lo juzgo, ni pienso hacerlo, pero tengo que entender a que situación nos vamos a enfrentar,
y cualquier cosa que complique el regreso de mi princesa y mis hijos tiene prioridad de
resolución en este momento.

Cada uno de nosotros nos retiramos a nuestros respectivos hogares. Estaba emocionadísimo
porque después de estar sacando cuentas y revisando horarios, mañana a la una y media de la
tarde tendríamos nuestras ya acostumbrada conversación vía skype pero con todos los niños,
sería la primera vez que mis pequeños verían a su hermana, todavía no se lo había dicho a
Jane, pero sabía que estaría súper emocionada. Después de resolver unos asuntos en mi
oficina fui a buscar a mi muñequita al colegio, iba a tomarme la tarde libre, luego de la
conversación con mis hijos y mi princesa iríamos juntos a visitar a mi mariposita que la había
descuidado un poquito con lo de la mudanza, fui a verla si, pero solo un momento… de allí
iríamos al centro comercial a comprar los presentes de navidad. Cuando llegue al colegio tanto
Rosalie como Jane se extrañaron de verme allí, puesto que siempre era Rose quien recogía a
mi hija.

- Ed no sabía que vendrías por Jane.- me dijo extrañada mi hermana.-

- Lo siento, no me acordé de decirte ayer, por como termino la cosa.- le dije.- por cierto como
están las cosas con Emmett.- le pregunté.-

- Que te puedo decir Edward?... la verdad no entiendo las reacciones de Emmett con respecto
a su madre.- me dijo.- es su madre… pero sus reacciones son tan enfermizas.- me dijo.- sabes
que desde la conversación que tuvimos en tu casa, cuando nos contaste lo de tus pequeños,
Em y tu madre pasan horas al teléfono, todos los días lo llama… y no sé Edward, pero esta
tarde voy a reunirme con Jasper para conversar al respecto… pero desde ese día las pesadillas
de Emmett han regresado.- me dijo con tristeza.
- Las mismas que tenía de niño?.- pregunté preocupado. Sea como sea Emmett es mi hermano
y lo quiero.-

- Si Edward, se despierta todo sudado, llorando, gritando por su madre, diciendo que el es
bueno, que no lo cambie, que no lo deje de querer… hasta nuestros hijos se han despertado
con sus gritos, la verdad es que no se que hacer.- me dijo suspirando.- he intentado que visite
un psicólogo, pero dice que no necesita hacerlo… estoy realmente preocupada.- me dijo.-

- Te entiendo Rose, yo esta tarde quería ir a hablar con mi padre, voy a hablar con el de Em a
ver cual es su opinión. – En ese momento ya los niños habían salido del colegio y se acercaban
a nosotros.-

- Papito, que haces aquí?.- me pregunto mi muñeca.-

- Prefieres irte con tu tía Rose, peque… la verdad es que te tengo una sorpresa.- le dije y
empezó a dar saltitos.-

- De verdad papito.- dijo lanzándose a mis brazos.- Es genial papito, cual es la sorpresa.- me
dijo emocionada.-

- Si te digo no es sorpresa.- le dije y me saco la lengua, haciéndonos reír a todos.-

- Hola Tío.- me dijo Valerie.-

- Hola Sweetie Rosie Bear.- le dije el apodo que su padre le puso antes de nacer. La pequeña
me sonrió, con esa hermosa sonrisa que se me hacía calidamente familiar, al ver a la pequeña
con detenimiento, comprobé una vez más que Valerie Rose aun cuando tenía mucho del
carácter de mi hermana, sus hermosos ojos azules y su etérea y natural elegancia no tenía
nada más de ella, y aunque siempre pensamos que se parecía más a mi hermano, su cabello
castaño y sus rasgos hermosos pero sutilmente naturales, su nariz respingona y pecosa, y sus
labios un poco fuera de balance, me recuerdan a alguien, pero no puedo determinar en este
momento a quien… si se parecía a Emmett, pero se parecía alguien más.- Que tal el cole
hermosa?.- le dije.-

- Muy bien tío.- me respondió con su voz angelical.- Tío podemos hacer con Jane una pijamada
el fin de semana en la casa nueva?.- me dijo.-
- Valerie Rose Culle Hale, que modales son esos.- le regaño mi cuñada.-

- No te preocupes Rose.- salí en defensa de mi sobrina.- Claro que si hermosa, el viernes es


navidad y la pasamos con la abuelita Esme.- dije triste por no estar de nuevo con mis bebés.-
pero el jueves como ya no tienen clases pueden ir y usar la piscina, quieres?.- le pregunte.-

- Si.- me dijo dando brinquitos.-

- Tenemos que separar a estos niños de Alice.- le dije entre risas a Rose. Al momento que se
nos acercaba Kellan, el pequeño, que tenía la misma edad de mis hijos.-

- Hola Speedo.- le salude, así le decíamos por su gusto por la natación, actividad en la que era
realmente bueno. Este pequeño era muy parecido a su madre, en cuanto al color de cabello y
muchos de sus rasgos, mientras que tenía la corpulencia y esos grises ojos de su padre, que
nadie sabía de donde los había heredado, puesto que mi madre tenía los ojos verdes como los
míos, los de Alice y los de Elizabeth y Ed, mientras que los de papá eran azules. Pero los de
Emmett eran grises… como los de quien… ni idea.- Como estas pequeño?

- Bien.- me respondió simplemente. Kellan era un pequeño sumamente fuerte, con muchas
habilidades físicas, pero no le gustaba mucho hablar ni socializar, prefería estar en compañía
de su impresionante colección de animalejos, veremos como se lleva con mis pequeños, que
son de su misma edad cuando los conozca.-

- Quiere ir el jueves a la nueva casa del tío y de Jane, para que jueguen en la piscina y en el
parque.- le pregunte.-

- Podemos ir mamita?.- dijo viendo a su madre.-

- Claro cariño.- le dijo Rose.-

- Podemos jugar en la piscina y en el parque, pero no podemos jugar en la casa del árbol.- dijo
Jane con convicción.-

- Y eso porque pequeña.- le pregunte curioso, mi pequeña era realmente generosa a la hora de
compartir con sus amigos y primos, no era para nada una niña egoísta y su comentario me
extraño.-
- Porque quiero que mis hermanitos sean los primeros en jugar en la casa del árbol papito.- me
dijo con simpleza.-

- Hermanitos?.- pregunto Valerie, con curiosidad. Rosalie se puso a su nivel y me miro


pidiéndome consentimiento -

- Sip pequeña.- le dijo tras ver mi asentimiento.- Tu tío Edward tiene otros dos hijos que viven
en Italia, y son de la misma edad que Kellan, y que pronto vendrán para conocer a Jane y a
toda la familia..- le dijo.-

- Eso es genial.- Dijo Valeria.- Y son niñas?.- preguntó emocionada.-

- Una niña y un niño.- le dije.-

- Si!.- grito Kellan, haciendo un gesto de triunfo con las manos.- Por fin otro niño…. Si Si …
vamos a poder jugar con mis mascotas, sin que corra gritando como tontas.- decía el pequeño
emocionado.-

- Quien te dijo que mi hermanito le va a gustar jugar con esas cosas asquerosas que llamas
mascotas.- le dijo mi Jane enfurruñada.-

- Duhhhhh….- le dijo Kellan.- porque es un NI-ÑO.- le dijo como si Jane no entendiera.-

- Eso no quiere decir nada, a Edward no le va a gustar tus bichos asquerosos.- dijo cruzándose
de brazos.- verdad papi?.-

- Pues siento decepcionarte cielo, pero creo que si le gustan cariño.- le dije recordando una de
las tantas conversaciones que he tenido con mi princesa y mis hijos últimamente.-

- SI!.- volvió a gritar el pequeño Kellan, a lo que Rose y yo reímos.-

- No importa Jane, si Kellan tiene con quien jugar con sus bichos quiere decir que nosotras no
tendremos que tocarlos.- intervino Valeria, haciendo que mi muñequita se alegrara.- y
nosotras podremos jugar con tu hermanita, mientras Kellan juega con Edward Junior.
- Sip… tienes razón, nosotras jugaremos con Lizzie, y ellos se quedan con sus bichos.- dijo ella
resignada.-

- Además pequeña, tu hermanita práctica ballet.- le dije a Jane, quien practicaba junto con
Valerie patinaje artístico, y llegaron a la obvia conclusión.-

- SI!.... – Gritaron a la vez.- Tenemos quien nos ayuda con las coreografías.- empezaron a saltar
juntas y emocionadas.-

- Esto es genial.- dijo Rose.- espero que se lleven igual cuando estén todos juntos.-

- Eso espero.- mire mi reloj y me di cuenta que se nos hacía tarde.- Vamos Jane, que se hace
tarde para tu sorpresa.- Me despedí de Rose y mis sobrinos y fuimos para la casa, por suerte
había pasado antes por casa y había dejado encendido el computador.- Pequeña, porque no
vas a la cocina por tu comida y la traes al estudio, porque se nos hace tarde.- le dije.-

- Para que papá?.- me dijo.-

- Porque vamos a hablar con Isabella y con tus hermanos por skype, peque.- le dije
emocionado.-

- De verdad papito.- me dijo.-

- Si cielo.- le dije.- pero ve por tu comida.- mientras Jane fue a la cocina, me conecte y pude ver
a mi princesa.- Hola Amor, que tal tu día?.- le dije.-

- Muy bien cariño, y el tuyo?.- me pregunto con esa sonrisa, y por segunda vez en este día una
sonrisa me dejaba con la sensación de que era extrañamente familiar.-

- Ahora que puedo verte mucho mejor cielo.- le dije.- Como están mis pequeños?.- le
pregunté.-

- Por aquí revoloteando a mi alrededor, sabes como son.- la verdad es que ahora hablamos
todos juntos, pero siempre iniciábamos la conversación los dos asolas e igualmente finalizaba
así.- y Jane?.-
- Fue por su comida a la cocina, la verdad tardamos en salir del colegio porque empezó a
contarle a sus primos sobre sus hermanos.- le dije y pude ver una chispa de emoción en sus
ojos.- Sabes, amo ver esa chispa de felicidad en esos hermosos ojos chocolates.- le dije, me
moría de curiosidad de preguntarle el porque en sus fotos promocionales siempre tenía los
ojos verdes, pero no había llegado el momento de hablar de su libro, no quería que pensara
que lo de la gira promocional de su libro en Chicago era cosa mía, además ella no me había
contado del libro aún, supongo que como contaba nuestra vida consideraba mejor hacerlo
cuando nos reencontráramos.- Dios princesa eres impresionantemente hermosa.- le dije, e
inmediatamente se sonrojo.-

- Cielo no digas esas cosas.- me dijo.-

- Mami, mami, ya papito llegó.- a lo lejos se escuchaban los gritos de mi gatita. Ambos reímos.-

- Si gatita, aquí estoy.- le dije.-

- Hola papito.- dijo mi princesita acercándose a la cámara y dejándome un sonoro beso.-

- Hola hermosa, como esta hoy mi gatita?.- le dije.-

- Bien papito, ya no tengo clases y pude pasar toda la mañana y la tarde arreglando la
coreografía para mi nana.- me dijo emocionada.-

- Eso es genial bebe, me muero por verla.- le dije.- y Edward?.- pregunté al no verlo por ahí.-

- Esta en el piano probando unos acordes.- me dijo mi ángel.- lleva en eso todo el día, esta
como obsesionado, pero al menos está menos frustrado.

- Ed…. Ed…- gritó mi gatita.- papá esta preguntado por ti.- le dijo.-

- Hola papá.- gritaba mi hijo mientras se acercaba corriendo.-

- No corras Edward Anthony Swan.- le gritó mi ángel al pequeño.- te puedes caer.-


- Cariño, nuestro hijo es mi clon, no el tuyo.- le dije sin poder evitar tomarle el pelo.- la patosa
eres tu cielo, y Ed se parece a mi.- le dije mientras ambos reíamos.-

- Malvado, así que soy patosa, ya veras, cuando te tenga cerca tendré que castigarte.- me dijo.-

- Uhmmm, la verdad que me muero porque me castigues princesa.- le dije subiendo mis cejas
sugestivamente dándole una pícara sonrisa y con la lujuria pintada en los ojos.-

- Edward… los niños.- me dijo mi ángel, pero en su sonrisa ví que no le desagradaba para nada
la idea.-

- Por cierto cielo, hay algo con respecto a los nombres de los niños que debemos cambiar.- le
dije.-

- Que cosa amor.- me preguntó.-

- Edward Anthony Swan….- dije.- Amor me gustaría que fueran Cullen.-

- Si mami.- saltó mi gatita.- yo quiero ser una Cullen como mi papi.

- Bueno cielo eso debemos arreglarlo en Londres, que fue donde nacieron los peques, y donde
están registrados.- me dijo mi princesa y yo estaba encantando, tan pronto pudiéramos
arreglar todo viajaríamos a Londres a solucionar el apellido de mis hijos, de pronto un tímido
golpe en la puerta me anunció que Jane quería entrar.-

- Pasa Jane.- le dije a mi hija.-

- Vamos a conocer a nuestra hermana mami.- dijo Edward, dirigiéndose a mi hermosa.-

- Si pequeño.- le respondí.- Ven Muñequita acércate.- le dije, mi muñeca se sentó sobre mí.-

- Hola preciosa, como has estado?.- le dijo mi ángel.-

- Hola princesa.- le dijo.- eres más linda que en las fotos.- le dijo.- Eres muy hermosa.-
- No más hermosa que tu muñequita.- le dijo mi princesa y yo sonreí feliz.-

- Mira muñeca, ella es Lizzie, y el es Ed, tus hermanos.- le dije.- Peques, ella es su hermanita
mayor Jane.

- Hola Chico.- le dijo Jane a sus hermanos.-

- Hola Jane, eres linda.- le dijo Ed.-

- Tu eres guapo, eres igual a mi papito.- le dijo.-

- Nuestro papito.- dijo mi gatita en tono posesivo.-

- Creo que Lizzie ya saco a relucir el carácter posesivo de su padre.- añadió mi ángel. Yo no
pude más que reír.-

- Nuestro papito Lizzie.- coincidió Jane.- Princesa tienen que venir pronto a Chicago, para que
podamos estar todos en esta casa que esta genial.- le dijo Jane.-

- Pronto pequeña, no te preocupes.- le respondió.-

- Tenemos una piscina, y un parque y una casa del árbol demasiadísimo genial para nosotros. Y
un hermoso jardín con mariposas, y bancos y una fuente en honor a nuestra mariposita.- les
contaba emocionada a sus hermanos mi muñequita. Y tenemos una sala de música.

- Es genial.- le decía mi gatita.- puedo montar mis coreografías de ballet.

- Podemos hacer un buen equipo, puedes ayudarme con tu ballet para mis coreografías de
patinaje artístico, y yo puedo enseñarte a patinar.- le dijo Jane, mientras mi Bella y yo
observábamos embelezados su interacción.-

- Genial… y Ed puede tocar las piezas para nuestro coreografías.- dijo mi dulce princesita para
integrar a su hermano en sus planes.-
- Solo si puedo elegir yo la música.- dijo Ed tratando de tomar el control de la situación.- ni se
piensen que pueden escoger cualquier música loca y terminar lastimadas, no me gustan las
niñas lloronas.- les dijo enfuruñado, mientras mi ángel y yo rompíamos a carcajadas.-

- Papá, que van a hacer para navidades.- pregunto mi gatita.-

- Jane y yo, estaremos con sus abuelitos, sus tíos y sus primos Valerie y Kellan en casa del
abuelito princesa.- dije con tristeza por no poder estar con ellos.- y ustedes amor?.-

- Vamos a Volterra, con la Tía Tanya y el tío Félix, los gemelos y el tío Jacob, el tío Paul y Keyla.-
no tenía idea de quien era Keyla pero supuse que era la novia del “Tío Paul”, espero que el “Tío
Jacob”, también tenga pareja, no quisiera pensar que tiene sentimiento amorosos por mi
princesa. -

- Que bueno campeón, seguro se la pasarán genial.- además tenía entendido de Caius, Aro y
sus esposas también irían a Volterra, solo esperaba que ni Dydime ni Chelsie salieran con un
desplante a mi princesa y mis pequeños. Aunque estaba seguro que Aro vería por ella, al igual
que Felix, Tanya y los “Tíos Londinenses”.

- Edward, que van a hacer para año nuevo?.- preguntó mi ángel, mordiéndose el labio, porque
estaría nerviosa?.-

- En casa de Alice y Jasper, supongo. Tienes una mejor idea princesa.- le dije con la esperanza
encendiéndose en mi corazón.-

- La verdad es que Tany, Félix y los pequeños se van para Chicago a pasar fin de año con los
Denaly, y Jacob, Paul y Keyla van a visitar algunos familiares de Paul en Río, así que me
preguntaba si….- se detuvo, y luego de un profundo suspiro prosiguió.- me preguntaba si
quizás tu y Jane podrían venir a Montepulciano a pasar el fin de año.- me dijo, yo no podía salir
de mi asombro, pero inmediatamente una sonrisa se instaló en mi rostro, eso significaba
muchas cosas para nosotros.-

- Estas segura princesa.- yo estaba que bailaba de felicidad, pero tenía que asegurarme que
eso era lo que ella quería, que eso era lo que ella necesitaba, que era lo mejor para ella.-

- Si amor, estoy segura.- me dijo.- Te lo debo a ti, se lo debo a nuestros hijos, se lo debo a Jane,
y nos lo debo a nosotros cariño, ya es hora.-
- Van a venir papi, de verdad van venir.- decía mi gatita emocionada.-

- Claro cariño, no me perdería estar con ustedes y abrazarlos por nada del mundo mi cielo,
papito va a dejar todo listo, y a penas sepa cuando llego te digo.- le dije a mi pequeña.- no
importa si nos vemos unos días antes?.- pregunté dudoso a mi princesa.-

- No hay problema cielo, nosotros regresamos de Volterra el día 27.- me dijo mi princesa.-

- Perfecto.- le dije, después de un tiempo más conversando y riendo de las locuras de nuestros
pequeños y soñando todos juntos con el viaje, al terminar la conversación Jane y yo fuimos a
comprar los regalos, ahora más emocionados porque además compramos cosas para mi gatita
y mi campeón y regalos para mi princesa, y cosas para llevar a Montepulciano, estábamos
realmente felices, tenía que pedirle nuevamente a mi muñequita guardar el secreto, después
de lo de ayer no quería ni imagina que iba a pasar con esta noticia, la verdad pensaba irme de
viaje y llamarlos desde Italia para desearles el feliz año, aunque si le diría mi papá y mis
hermanos, por supuesto que no a Em. Pensando en Emmett, tenía que ir a hablar con mi
padre, pero antes llame a mi duende para contarle lo de mi próximo viaje a Italia, esta demás
decir que estaba súper emocionada y me hizo prometerle que le llevaría un regalo de mi parte
a Bella y los peques… también llame a mi secretaria y a Aro, para solucionar lo del viaje, no
tuve problemas con conseguir un vuelo para el día 28 puesto que Aro puso a mi disposición el
avión de los Volturis, que igual tendría que estar ese día en Florencia, porque tendría que traer
al día siguiente a Félix y Tanya a Chicago. Aro estaba emocionado, puesto que podríamos pasar
por su amada Volterra unos días en el mes de Enero, y regresar el día 4 con la familia Volturi de
nuevo a Chicago.

Deje a Jane en casa de Rose, con Valerie y Kellan, estaba tan emocionada con lo del viaje a
Italia, que no me atreví a dejarla con mi madre. Al llegar al consultorio de mi padre, su
secretaria no estaba, me acerque a la puerta, toque varias veces, pero no obtuve respuesta,
toque un poco más fuerte y escuche cosas que se caían, así que entre apresuradamente
pensando que algo le había pasado a mi padre…

- Papá…- dije y la imagen ante mi me dejo impactado, Renata se levantaba a toda prisa, luego
de estar sentada a horcajadas sobre el regazo de mi padre.- Yo… yo…. Lo siento, pensé que te
había pasado algo papá.- dije sumamente avergonzado y sin saber como reaccionar, me
impactaba ver a mi padre engañando a mi mamá, independientemente de todo era mi madre
y la quería y sabía que esto la mataría, además yo creía que mi padre la amaba, pero después
de lo de Heidi y Bella, después de que yo mismo mantuviera una amante durante dos años, no
sabía ni podía decirle nada a mi papá, no tenía moral, ya entendía el comentario de Jasper
ayer, ya entendía las sonrisas de papá al teléfono.-
- Yo… yo tengo que marcharme.- dijo Renata arreglándose la camisa a toda prisa dentro de la
falda.- Hablamos luego Carlisle.- dijo recogiendo su chaqueta del suelo y pasando a mi lado a
toda prisa.- Siento esto Edward.- me dijo saliendo avergonzada.-

- Renata espera.- dijo mi padre corriendo tras ella, mientras se metía la camisa en el pantalón,
abrochando tanto el pantalón como la correa, yo estaba impactado, sobre todo porque no
sabía como reaccionar. Luego de unos eternos veinte minutos regreso mi padre, esperaba que
estuvieran conversando de lo ocurrido y no terminando lo interrumpido, porque era una
imagen mental que no quería en estos momentos. Entro con pasos cautelosos, paso por mi
lado sentándose en la silla en la que minutos antes lo montaba Renata, me invitó a sentarme.-
Hijo…. Dios no sé como conversar contigo de esto.- me dijo pasando las manos con frustración
por el cabello.-

- Papá no voy a juzgarte, no tengo la moral para hacerlo… no te niego que me impacta, que
hay cosas que no entiendo, pero no soy quien para juzgarte…nadie lo es.- le dije
sinceramente.- pero quiero saber unas cosas.- le dije.-

- Por supuesto hijo, es lo menos que puedo ofrecerte.- me dijo.-

- Mamá lo sabe?.- mi padre negó con la cabeza.- la amas?.-

- A cual de las dos.- replicó mi padre.-

- A ambas.- le pregunte.-

- A tu madre siempre la he amado, pero las cosas con tu madre han sido demasiado extrañas,
se niega con demasiada fuerza a dejar el pasado en el pasado.- me dijo.-

- Eso ya lo dijiste ayer papá, y no entiendo.- le dije.-

- Edward, yo amo a tu mamá, pero la pasión, el calor de nuestra relación se ha estado


apagando desde hace demasiado tiempo, tu madre dedica demasiado tiempo al club, a las
obras de caridad, a los eventos sociales, a los homenajes a Heidi, a Jane… y a mi me deja las
sobras… no tienes ni idea de cuando fue la última vez que toque a tu madre, que recorrí su piel
con mis manos.- otra imagen mental que no quería.-
- Entiendo tu punto papá.- le dije, a lo que el rió en comprensión.- pero lo has hablado con
ella.-

- Hijo… Amo a tu madre, de verdad la amo con el alma, pero tu madre no entiende razones
cuando cree tener la razón lo cual es siempre… nuestra relación fue maravillosa al principio,
luego pasaron cosas, tu madre era muy niña, yo era joven y quería experimentar, cuando
empezamos nuestra relación ella tenía 16 y yo tenía 19, tu madre siempre fue celosa y
posesiva, un poco peor que tu, además de ser muy insegura. Yo estaba en la universidad y ella
seguía en la preparatoria, las mujeres me llovían, como les paso a ti y a tu hermano, pero yo
nunca fui tan maduro como ustedes, y eso potenciaba los celos de tu madre… de pronto un día
cuando yo tenía 21, ella regresó, tu madre estaba de vacaciones con su abuela en Atenas y ella
regreso. – dijo mi padre y me tocó interrumpirlo porque no entendía.-

- Quien regreso?.- le pregunte curioso.-

- Mi primer amor, mi primera novia.- respondió encogiéndose de hombros.- Estudiamos toda


la vida juntos, éramos vecinos, nuestras familias eran amigas y nosotros éramos buenos, con
ella me di mis primeros besos, juntos perdimos nuestra virginidad a los 15 años, después de
eso éramos inseparables, estudiábamos juntos, salíamos juntos y nos escapábamos por las
noches para poder dormir en brazos del otro y teníamos sexo a montón, ella se robo un libro
de posiciones sexuales de su primo y las probamos casi todas, la verdad es que ella era muy
atrevida y la pasábamos de lo mejor.- me contaba mi padre.- cuando teníamos 17 ella tuvo que
mudarse y la verdad quedamos destrozados, al principio nos comunicábamos seguido, pero de
pronto tu madre empezó a mostrarse interesada por mi y me fue seduciendo poco a poco y yo
me fui dejando seducir, 4 años después llegó ella, y me reprochó por olvidarla, y me gritó un
montón de cosas a la cara entre ellas que no la había querido sinceramente, de lo contrario no
la hubiese olvidado tan rápido, y entre los gritos y la rabia, me lanzó una cachetada y yo la
bese, y las chispas saltaron de nuevo, estaba increíblemente confundido, porque sabía que lo
que hacía estaba mal, pero lo sentía tan bien, tu madre estaba lejos y ambos nos prometimos
que solo estaríamos juntos hasta el regreso de tu mamá, teníamos cuatro meses para revivir
nuestro amor de juventud, y termine de nuevo adicto a sus besos y a su cuerpo.- hizo una
pausa, como recordando.-

- Que paso cuando mamá volvió?.- le pregunte curioso por su historia.-

- Dejamos de vernos por un mes.- me dijo con simpleza.- pero luego la lujuria, el deseo pudo
más que nosotros y empezamos a vernos a escondidas.- me dijo.-

- Pero no la amabas?.- lo interrumpí de nuevo.-


- Si… si la amaba, pero en ese momento creía amar más a Esme, y que mis sentimientos por mi
chica era una cosa relacionada con el magnifico sexo que teníamos juntos, además que por ese
entonces tu mamá no me dejaba tocarla, creía en eso de llegar virgen al matrimonio, pero
cuando regreso y se dio cuenta que mi amiga había regresado se puso como una fiera, no me
dejaba acercarme a ella, cada vez que coincidíamos en una reunión inventaba cualquier cosa
para irnos, no se despegaba de mi, se aparecía en el campus de la universidad, en casa,
siempre a horas distintas para verificar si me encontraba con ella… Incluso después de
haberme negado su cuerpo por tanto tiempo, una noche se metió en mi cuarto y se me
entregó supongo que sabía que esa noche mi chica me esperaba en su cuarto… después se
volvió más posesiva y controladora, pero siempre encontraba el tiempo y el espacio para
verme con mi pequeña, siempre que nos veíamos empezábamos peleando por Esme,
terminábamos haciendo el amor… todas las veces era igual. Un día tu madre apareció llorando
en mi casa, diciendo que estaba embarazada y que tenía que casarme con ella, fuimos al
doctor a verificar que todo estaba en orden con el bebé y preparamos lo del matrimonio, una
semana antes de la boda, llegó ella a mi casa, mi pequeña, pidió hablar conmigo y fuimos al
despacho de mi padre, me dijo que tenía cuatro meses de embarazo, esos eran dos meses y
medio más de los que tenía tu madre, yo no sabía que hacer, justo cuando me estaba
acercando a ella, para decirle que estaba por casarme con Esme por la misma razón entro tu
madre al despacho, entregándole la invitación a la boda, y diciéndole que estábamos
esperando felices a nuestro primer bebé, cuando vi su rostro surcado por el dolor quise morir
en ese instante, cuando vi el sufrimiento en su rostro me di cuenta cuanto la amaba, parece
increíble pero de alguna forma las amaba a las dos, ella se me quedó viendo esperando que
desmintiera a Esme, pero no podía así que se fue corriendo, y no supe más de ella hasta casi
dos años después.- me dijo.-

- No la buscaste.- estaba completamente anonadado, pensando que tenía un hermano perdido


en cualquier lugar del mundo.- Era tu hijo, no lo buscaste.

- Claro que la busque hijo, no sabes todo lo que la busque.- me dijo luego de un suspiro.- luego
de un tiempo, tu madre tenía unos seis meses de embarazo y yo estaba desesperado porque
mi otro hijo estaba a punto de nacer, la estaba buscando por todos lados, y Esme me escuchó
hablando con el investigador, se puso histérica y estuvo desaparecida hasta que nació tu
hermano, su nacimiento fue prematuro y tu madre me llamó desesperada… Y en cuanto a
Rene…

- Rene…. Rene… Rene Swan.- dije y la voz me tembló.-

- Si hijo, aunque en ese entonces era Rene Denaly… Swan fue después.- me dijo, yo no podía
creerlo, con razón mi madre odiaba a mi princesa. La odiaba porque era mi amante, la odiaba
porque mi amante era la hija de la que fue la amante de mi padre.- Luego de un tiempo las
cosas con tu madre se solucionaron, pero yo seguía en secreto buscando a Rene y mi hijo, aun
cuando le había prometido a tu madre no hacerlo… Tiempo después Mi Rene regreso de nuevo
a Chicago, casada con Charlie Swan y embarazada de Bella, en ese tiempo estaba Esme
también embarazada de ti.
- Y tu hijo papá, que pasó con tu hijo?.- le pregunté.-

- Murió al nacer, mi hijo murió.- me dijo y una lágrima cruzó su mejilla, yo sabía perfectamente
lo que se sentía, porque yo pasé por lo mismo, yo entiendo su dolor, porque era el mismo que
sentía yo por mi mariposita, por mi Marie Alice.- Me dijo Rene, que el pequeño murió al nacer,
y su depresión fue tal al perderlo, que comenzó a asistir a terapias grupales para superar el
duelo, allí conoció a Charlie, quien había perdido a su primera esposa a causa de un cáncer, al
poco tiempo se enamoraron y aunque yo tenía unos celos horribles de Charlie, y muchas veces
me entraban unas ganas horribles de matarlos, por poner las manos sobre mi pequeña, la
verdad era que no podía culparlo, amar a Rene era inevitable, porque era sencillamente
maravillosa, no sabes cuanto sufrí la muerte de mi hijo y como años después sufrí la muerte de
Rene, aunque desde que se fue embarazada nunca hubo nada más entre nosotros, cada vez
que Rene y Charlie estaban en Chicago la situación con tu madre era insoportable.- Dios que
locura era todo esto.-

- Papá estas completamente seguro que tu hijo con Rene está muerto.- le pregunte.-

- Al menos Rene lo estaba, porque preguntas hijo.- me dijo.-

- Por que mi princesa siempre ha tenido la impresión de que tiene un hermano, perdido en
algún lugar.- le dije.-

- Estas seguro.- me pregunto y asentí.- Rene estaba segura que nuestro hijo murió Edward.-
me dijo.-

- Papá, y Renata?.- pregunte.-

- Renata… Renata me da paz, me da estabilidad, me da felicidad, calma mi lujuria, me


completa, me equilibra.- me dijo y me miro a modo de disculpa.- Lo siento hijo, se que es algo
que no quieres saber. Pero las cosas se dieron así, no sé como pero se dieron… empezamos
trabajando en un caso de unos niños con problemas cardíacos que vivían con un padre
maltratador y terminamos envolviéndoos no se como.- me confesó.-

- La amas?.- le pregunte.-

- Estoy empezando a hacerlo.- me contesto con sinceridad.-


- Que va a pasar con mamá?, que va a pasar con tu matrimonio?.- le pregunte, sin reproche,
solo con preocupación y curiosidad.-

- No lo sé, no lo sé.- me dijo.-

- Debes resolverlo pronto papá.- le dije.-

- Si Edward, lo sé.- luego cambió el tema.- que te trae por aquí hijo.- me pregunto.-

- Emmett.- le respondí sencillamente.-

Pasamos horas hablando de mi hermano y de sus reacciones exageradas, hablamos de sus


pesadillas y mi padre estaba tan preocupado como nosotros, teníamos que encontrar la
manera de hacer que visitara a un psicólogo, pero era complicado. Le conté a mi padre de las
conversaciones que mantenía con mi princesa y mis hijos, siempre le reenviaba las fotos y
videos que me mandaba mi familia. Hablamos de mi viaje a Italia y de la presentación de mi
muñequita a mis pequeños y mi princesa hermosa.

Así pasaron los días y pasamos la navidad todos juntos, fue una situación un poco incómoda
con mi madre y Emmett con sus indirectas, el 25 almorzamos en casa de mi hermano Emmett y
todo era más incómodo puesto seguían las indirectas y además se encontraba Renata y las
miradas poco disimuladas entre ella y mi padre, así como sus roces ocasionales y mal
disimulados me tenían algo estresado, ya había conversado con Jasper al respecto y resulta
que el había visto cosas en el hospital, esos dos eran tan poco disimulados que no dudaba que
la bomba estallara pronto, Alice, no dejaba de ver la situación y mirarnos a Jasper y a mí de
forma recriminatoria, pero ninguno de los dos quiso decirle nada. Para distraerla del asunto,
Jasper dio la noticia de su embarazo y el resto del día todas las conversaciones se enfocaron en
la nueva Cullen, por supuesto no se hizo esperar la fuerte negativa de mi madre a que su nieta
llevará el nombre de mi princesa, y por supuesto mi enfado a cuando despectivamente agrego
que si querían ponerle un nombre digno de una princesa y con la sofisticación de una Cullen
deberían llamarla Heidi, en lugar del nombre de la rompe hogares de la obsesión de su tío,
había dicho mi madre… no pude evitarlo y le dije a mi hermana que debería llamar a la bebé
Rene Esme, ganándome con ello la histeria de mi madre, y una mirada de reproche de parte de
papá, al que le gano un ataque de tos cuando Renata dijo que Rene Esme, o más bien
Reneesme, dijo juntando los dos nombres se le hacía un nombre original y hermoso, y que se
lo pensaría si algún día tenía una hija, por su puesto que el ataque de tos y el comentario de
“Ren” hizo que Jasper y yo rompiéramos a carcajadas mientras mi madre indignada salía de la
terraza pegando gritos histéricos con Emmett pegado a sus talones. Así pasaron los días y el
27, un día antes de nuestra partida a Italia, logré tener a Jane, Jasper, Alice, Papá, Rosalie,
Valerie y Kellan delante del computador para una video conferencia con Bella, mi gatita y mi
campeón… fue increíblemente emocionante, todo fueron alegrías, risas, lagrimas, felicidad…
mis hijos estaban emocionados por conocer a mi familia, y mi familia estaba más que feliz por
conocer a mi hijos y reencontrarse de alguna manera con mi princesa. Antes de terminar el día
fuimos a visitar Jane y yo a mi mariposita, a decirle todo lo que la amaba, todo lo que la
extrañaría, pero asegurándole que estaría con nosotros, siempre en nuestro corazón, allí
estaban colocadas cerca de la base de la lápida, las hermosas maripositas de cristal que Jane
insistió en comprarle por navidad, y que fuimos a llevarle el 25 en la mañana, luego de que mi
muñequita abriera sus regalos, dejando bajo el árbol los regalos de sus hermanitos que serían
abiertos en enero.

- Hola bebe.- le dije frente a la lápida de mi mariposita.- Amor, estoy como siempre haciéndote
compañía y mi hoy nos acompaña tu hermanita.- dije mirando a mi Jane con una sonrisa
pintada en el rostro.- Cielito, quiero que sepas que van a pasar unos días antes que volvamos a
visitarte, pero a que no sabes amor… vamos a ir a visitar a tus hermanos y a tu mamita…y
estoy seguro que pronto podremos visitarte todos juntos pequeña.

- Marie, sabes estoy hiper súper emocionadísima de conocer a la princesa y a nuestros


hermanitos, estos días hemos hablado por skype y son súper geniales y preciosísimos… la
princesa es hermosa, y nuestra gatita es muy tierna, aunque celosita.- dijo mientras yo reía al
recordar las veces que mi bebe le peleaba a su hermana por mí.- Y Ed… Ed es muy guapo es
igualito a nuestro papito.- le contaba mi muñequita a su hermanita. Más pronto de lo que
deseaba llegó la hora de marcharnos.-

- Bien princesita, papito y Jane tenemos que irnos, pero sabemos que vas con nosotros
siempre. Te amo cielo, te amaré siempre y nunca podré olvidarte mi mariposita, tus tías
vendrán a visitarte al igual que tu tío y tu abuelo, para que no te sientas solicita mi ángel… Te
amo.- dije inclinándome para dejar un pequeño beso, sobre la fría piedra que indicaba el lugar
de descanso de mi mariposita.-

A la mañana siguiente muy temprano estábamos mi muñequita y yo en el aeropuerto


arreglando todo para partir hacia Italia. Mientras iba en el avión llevaba el libro de mi princesa,
leí algunos de los pasajes y estaba aterrada por todas las humillaciones y las cosas que le hacía
Heidi y Esme y de las cuales nadie me dijo nada, estaba realmente molesto con las tres… con
Heidi por su estupidez y su odio, con mi madre por su hipocresía, porque le importaban más
sus fantasmas, su pasado, sus odios o Heidi que la felicidad de su hijo, y también con mi Bella,
porque no me había dicho nunca nada.

Estábamos aterrizando en el aeropuerto de Florencia, de allí seguiríamos con mi ángel en


coche por los bellos parajes de la Toscana hasta Montepulciano. Para ese momento mi corazón
latía tan deprisa que lo oía atronador en mis oídos, sentía una opresión fuertísima en mi
pecho… estaba por conocer a mis hijos, por abrazar a mi princesa después de tanto tiempo.
Salimos del aeropuerto después de pasar por inmigración y recoger nuestro equipaje salimos
en busca de mi destino, a lo lejos vi a mi princesa siendo arrastrada por nuestros pequeños
torbellinos, reí de felicidad como hace mucho no lo hacía, si estos últimos días había sido feliz,
nada se comparaba con lo que sentía en este momento, estaba básicamente eufórico… se
detuvo a unos metros de mi, nuestros pequeños la soltaron y se acercaron a su hermana,
supongo que dándonos espacio a mi princesa y a mí, como hace ocho años cuando regreso de
Londres, mi princesa se lanzó a mis brazos y nos fundimos en un abrazo apretado, como
queriéndonos fundir en la piel el uno del otro. Me separe solo un poco de ella, para tomar su
rostro entre mi manos.

- Princesa… Dios… princesa, cuanto te he extrañado, cuanto te he anhelado amor.- le dije con
el corazón en la mano.-

- Lo sé cielo, porque yo te he extrañado igual.- me dijo.-

- Te amo.- le dije, para luego hacer lo que estaba desesperado por hacer desde hace
demasiado tiempo, uní sus labios con los míos, fue un beso abrasador, que demostró todo lo
que sentíamos el uno por el otro, fue pasional, fue tierno, fue perfecto, no separamos cuando
la necesidad de aire fue insoportable, pero aún así mantuvimos pegadas nuestras frentes
mirándonos a los ojos.-

- Te amo.- me dijo ella, acercándonos nuevamente y fundiéndonos en un nuevo beso, fue


como beber agua para un hombre perdido en el desierto, fue como regresar a mi hogar, fue
como respirar, fue como sentirme vivo de nuevo. Después de mucho tiempo de besos y
besos… que a nosotros nos pareció poco nuestros hijos se hicieron notar.

- Papito creo que es hora que dejes de comerte a nuestra mami, y vengas a darnos ese beso
que tenemos tanto tiempo esperando.- dijo mi gatita.-

- Princesita… Bebe- le dije poniéndome a su altura, y fundiéndola en mi abrazo.- Dios… Cielito,


no sabes cuanto quería abrazarte mi gatita hermosa, te amo.- le dije repartiendo besos por su
pequeño rostro y su cabeza.- Y tu campeón, no vienes a abrazar al viejo de tu padre.- le dije
mientras el niño se acercaba tímidamente a mi estrechándome en un fuere abrazo.- Te amo
campeón, gracias por acercarte a mi.- le dije sinceramente, cuando levanté la vista del abrazo
de mis hijos, vi a mi princesa abrazada a mi muñequita, dándole la bienvenida y diciéndole que
ella siempre le había tenido un cariño especial, al levantar su cabeza me perdí en los
chocolates ojos de mi amor, le pedí que se acercaran y después de tanto tiempo pude
fundirme en un abrazo con toda mi familia, con mi hermosa mujer y mis pequeños. – Los amo,
no saben cuanto los amo y lo feliz que soy de que estemos al fin juntos.- les dije, mi ángel alzó
su mirada hacia mí, y la acerque besando sus labios, mientras nos abrazábamos a nuestros
hijos….

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Espero que disfruten el capítulo...Gracias a todos por sus Comentarios, Visitas y Votos....
Si la vida te da limones... entonces pide el tequila y la sla y bebetela

Kisses

Capítulo 12: Absurdamente Feliz

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capítulo 12: Absurdamente Feliz…

El momento era perfecto… simple y sencillamente perfecto… Tenía entre mis brazos a los seres
que más amaba en este mundo, tenía por fin entre mis brazos después de todo este tiempo a
mi preciosísima mujer… a mi princesa, tenía entre mis brazos a mis princesitas, mi adorable
muñequita, y mi tierna gatita hermosa, también a mi pequeño talentoso, mi siempre tímido
campeón, incluso sentía que en este abrazo nos cobijaba mi dulce Marie, mi linda mariposita…
Que momento tan perfecto, aún sin merecérmelo había alcanzado la felicidad plena, aquella
felicidad que pensé que me estaba negada por mis errores, por mi estupidez… pero aquí
estaba en los brazos de mi hermosa familia, bebiendo de los labios de mi amor, de mi ángel.

Llegó la hora de seguir nuestro camino, porque por muy cómodo que fueran los brazos de mi
ángel, de mis princesas y mi campeón, no podíamos quedarnos ahí, todos juntos, fundidos,
arrodillados en el frío suelo del Aeropuerto, con todos los que pasaban mirando nuestra
escena enternecidos…. Habíamos salido de Chicago a las 11:00 a.m., y luego de 10
interminables horas de vuelo, en las que me perdí entre la historia de mi vida en el libro de mi
ángel, las interminables preguntas de mi Jane y mis nervios, llegamos a Florencia, en lo que
para mi muñequita y para mi eran las 9:00 p.m., sin embargo con la diferencia horaria, la hora
local eran las 4:00 a.m., así que tanto mi princesa como mis pequeños debían estar
trasnochados, el jetlag ya nos afectaría más tarde a mi hija y a mí.
- Cielo debemos irnos a nuestra casa.- dijo mi ángel, una fuerte emoción apretó mi corazón al
darme cuenta que mi ángel dijo nuestra casa, me incluía a mí y a Jane, en su hogar.- Deben
estar cansados.- me dijo cuando vio que no salía de mi estupor, acaricié suavemente su mejilla
al tiempo que le respondía.-

- Claro amor, aunque ustedes deben estar cansados también, no sé a que hora se levantaron,
pero no creo que durmieran mucho.- reí al ver a mis hijos revoloteando a nuestro alrededor
con una energía envidiable.-

- La verdad es que no durmieron nada, pero no te preocupes, porque apenas se sienten en sus
sillas en el carro caerán rendidos.- me dijo mi ángel. Mire a mis hijos y además de la emoción
se les podía ver la carita de sueño, y con mis hijos me refería a los tres, ya a Jane se le acercaba
la hora de dormir, y si sumábamos a eso todas las emociones y el cansancio del viaje tendría
que estarla recogiendo dentro de poco.-

- Pues entonces será mejor que sigamos nuestro camino cariño, antes que tengamos que
cargar con este trío además del equipaje.- ella rió conmigo, y en ese momento, y en un gesto
me que recordó muchísimo nuestro reencuentro en Chicago hace 8 años, mi princesa
entrelazó sus dedos con los míos, tomándonos de manos, en un gesto que me sorprendió y
que nos arrancó una sonrisa de los labios, yo jalaba nuestras maletas, con la mano de Ed
apoyada en la mía, Jane iba de la mano de mi princesa, y con su otra mano llevaba a su
hermanita, era la estampa perfecta de mi hermosa familia, era absurdamente feliz en este
momento… nada de lo pasado… nada de lo sufrido importaba ya en este momento.

Nos acercamos al estacionamiento a una camioneta Porsche Cayenne color plata, con tres
asientos para niños en la parte posterior… Jane voltio a verme sin comprender hasta que mi
ángel le dio la explicación que yo no pude…

- Cariño sé que eso no te debe hacer ninguna gracia, pero la norma aquí en Italia y en toda la
comunidad europea, es que por protección de los niños, deben usar esas sillas hasta que
alcancen cierta edad y peso que tu todavía no tienes peque, así que no podemos hacer nada.-
Jane estaba apunto de hacer mala cara, pero mi ángel le hablo con tanto cariño mientras
jugaba tiernamente con su cabello, que dejo a mi muñequita derretida con su encanto y la
necesidad de tener al fin una madre a su lado no pudo objetar nada.

- Lizzie te sientas en la silla del medio.- le dijo con tono autoritario y mandón Ed a su hermana.-

- Por qué yo?. – le dijo ella con las manos en la cintura, y mirándolo de forma retadora, yo no
pude más que sonreír ante su interacción, se parecían tanto a mí y a Alice cuando éramos
niños.-
- Sencillo.- le dijo.- Eres la más chica. – Al ver a su hermanita entrecerrar los ojos, replicó antes
que ella le dijera nada.- Jane es la hermana mayor… yo soy mayor que tu… así que tu te sientas
en la silla del medio.- le dijo aclarando su punto, yo los miraba alternadamente el uno al otro,
embelezado por mis pequeños y su discusión. De pronto mi gatita me miro y sonrío de forma
triunfal.-

- No importa porque estando en el medio puedo estar más cerca de mi papito y hacerle
cariñito.- salto hacia mi logrando que la cargara en el aire, dejo un sonoro beso en mi mejilla, y
con una sonrisa que me derritió hasta los huesos me dijo.- Verdad papito?.-

- Por supuesto princesita.- le dije, impedido de negarle nada si me miraba con esos ojitos, mi
hermosa princesa sonreía negando con la cabeza.- Que?.- le pregunté simulando estar
indignado.-

- Te lo dije una vez… es imposible negarle nada.- me dijo divertida, yo solo pude asentir en
acuerdo con ella. Después de la pelea, pudimos poner las maletas en el carro y sentar a los
niños, cuando fue nuestro turno de entrar al carro, me gire a mirar a mi princesa, ella solo río y
me entrego las llaves del carro.-

- Me vas a dejar conducir.- pregunte emocionado.-

- No es eso lo que quieres desde que viste la camioneta.- que bien me conocía, la verdad el
vehículo siempre me causó curiosidad y estaba contemplando comprar autos nuevos para mi y
mi princesa en Chicago, porque la verdad mi Aston Martin o el Volvo, no eran apropiados para
nuestra familia, y más si pretendía que la ampliáramos aun más, mientras que el recuerdo de
la visión de Alice inundo mi memoria haciéndome sonreír.-

- Que bien me conoces princesa.- dije acercándome a ella, la invité a la puerta del copiloto,
mientras la colocaba a un lado para poder abrirla le robe otro delicioso y tierno beso de esos
dulces y apetecibles labios que amaba y me encendían.

- Edward… los niños.- dijo mi princesa contra mis labios.-

- Cierto los niños.- Mi Bella subió del lado copiloto, cerré suavemente la puerta y me dirigí al
lado del conductor, abroche el cinturón de mi princesa y el mío, encendí el carro y me giré
hacia mi princesa.- Recibo tus instrucciones, tu mandas y yo obedezco.- le dije ganándome una
sonrisa de su parte.-
- Eso suena bien.- me dijo con una sonrisa picara, y no pude evitar pensamiento lujuriosos,
sobre ello.-

- Papá… cuanto tiempo van a quedarse?.- preguntó Edward, curioso y apenado, y sacándome
de mi ensoñación.-

- Solo hasta el día 4 campeón, tengo que volver por un trabajo pendiente y Jane tiene que ir a
la escuela, pero no sabes como me gustaría pasar más tiempo aquí con ustedes.- pensé un
poco, me gire hacia mi Bella, tomando su mano entre la mía y dándole pequeños besos.- Pero
mientras ustedes no puedan ir a Chicago voy a intentar venir al menos una vez al mes… claro…
si ustedes quieren.-

- SI!.- gritaron mis hijos al mismo tiempo mientras yo reía ante su entusiasmo, al igual que mi
princesa.-

- Quiero llevar a papá mañana hasta la laguna.- dijo mi princesita en Italiano.-

- Nop…. Mañana vamos a tocar el piano.- le replicó mi campeón.-

- Porque mañana no decidimos todos juntos que vamos hacer, seguramente tendré tiempo de
ir a la laguna contigo gatita, y por supuesto que tengo que tocar piano contigo hijo.- le dije en
italiano y ambos me miraron sorprendidos. Mi ángel miraba a mi muñequita por el espejo.-

- Papito hablas italiano?.- pregunto mi princesita.-

- Si cielo, tu papá habla Italiano y otros idiomas más, pero tu hermana no.- le dijo en inglés.-
Así que hablen en Inglés.- nos ordenó a todos.-

- Gracias princesa.- le dijo Jane.-

- No te preocupes cielo.- le respondió a mi pequeña. Mi princesa siguió indicándome el


camino, nos vimos sumidos en un profundo silencio.-

- Por que tanto silencio?.- pregunté curioso.-


- Se quedaron dormidos.- me dijo mi preciosa, mire por lo espejo y nuestro pequeños nos
ofrecían una imagen increíblemente enternecedora-

- Se ven hermosos, son tan angelicales.- le dije, ella río a lo que añadí.- supongo que eso de
angelicales es solo cuando están durmiendo.- la mire, y se veía hermosa, radiante… Dios por
fin estaba con mi princesa, era mi mayor anhelo, mi más grande deseo. – Bella… yo… yo tengo
demasiadas cosas por las que disculparme, tengo…- me cortó de pronto.-

- El momento de las disculpas y los perdones y todo eso está cerca cielo, pero vamos a llegar a
casa primero, vamos a dejar los niños en sus camas y mañana después que estés descansado
tu y yo vamos a hablar y vamos a decirnos todo lo que necesitamos, después de que tus hijos
se aburran de ti si es que eso sea posible … pero cuando estén agotados y en sus camas de
nuevo y no puedan interrumpirnos… y hablaremos de todo, así nos lleve toda la noche.- me
dijo seriamente.- de acuerdo?.-

- No podría estar más de acuerdo amor.- le dije. Llegamos a un portón donde, mi ángel tomó el
control de la puerta y la abrió para nosotros, después de manejar como diez minutos por un
hermoso sendero, llegamos a una elegante, enorme y preciosa casa de campo.-

- Llegamos cielo… Bienvenido a casa.- dijo inclinándose para dejar un dulce beso sobre mis
labios.-

- Gracias amor, gracias por todo esto, pero seré mucho más feliz cuando me des la bienvenida
a nuestro hogar.- le dije besándola de nuevo.-

- Te he extrañado tanto Mi Vampiro Lector de Mentes.- me dijo nuevamente, con sus labios
contra los míos, mi corazón brincó de felicidad en reconocimiento del antiguo apodo, que
acompañaba nuestros momentos más íntimos.

Apenas sintió la falta de movimiento, Jane se despertó tallándose los ojitos, y muerta aún de
sueño.

- Llegamos.- Preguntó curiosa.-

- Si muñeca, ya llegamos.- le dije mientras me desabrochaba mi cinturón, para luego hacer lo


mismo con mi princesa… era una costumbre que teníamos siempre, desde mucho antes de su
regreso a Chicago, desde las primeras veces que salimos de paseo o a algún lugar cuando
ambos aprendimos a conducir a los dieciséis años. Salimos del carro y la puerta de la enorme
casona se abrió saliendo de ella un hombre y una mujer de unos cincuenta y muchos o sesenta
y pocos años.-

- Ya debes estar feliz pequeña.- le dijo la señora a mi princesa, hablándole en Italiano.-

- Por su puesto que si Nona Sue, no sabes todo lo feliz que soy en este momento… todo es casi
tan perfecto.- le respondió mi ángel y juro que me derretí de lo sexy que se oía mi princesa…
Dios había olvidado que bien se le escuchaba en otros idiomas su dulce voz. Me acerque a ella
y olvidando a nuestros hijos y a las dos personas frente a nosotros le dije, pero esta vez en
francés.-

- Amor… no sabes lo que provocas en mi, cuando te escucho hablando así.- Ella se giro
emocionada, se colgó de mi cuello, dándome un sonoro beso en cada mejilla, que provocó que
la tomará por la cintura y comenzara a dar vueltas, mientras me llenaba de sus risas, no
importaba el frío, no importaban los ojos curiosos que nos miraban, no importaba nada mas.-

- Edward… Recordaste nuestro juego.- me dijo emocionada, pero de regreso al inglés.-

- Recuerdo todo lo que tiene que ver con nosotros.- le dije mirándola intensamente a los ojos,
y colocándola en el suelo.- Todo… lo bueno… lo no tan bueno… lo estúpido que fui… las veces
qu…- me hizo que me callara colocando sus dedos sobre mis labios.-

- Mañana… Edward… mañana.- yo solo asentí, pero de nuevo vi brillar la chispa en sus ojos.-
sabes que nuestros hijos también lo juegan?.- negué divertido.- claro que aún no manejan
tantos idiomas, solo se bandean entre el inglés, el italiano y el francés.- me dijo emocionada, y
en mi pecho creció el enorme orgullo que sentía en que mis hijos tan pequeños, fueran no solo
talentosos y maduros sino inteligentísimos. Que con sus cortos cinco años de edad, pudieran
seguir el “juego” con el que su madre y yo molestábamos a nuestros amigos, hermanos y
primos. Cada vez que Bella y yo queríamos conversar de algo o molestar al resto del grupo
comenzábamos hablando un idioma, al que el otro contestaba usando otro. Bella y yo éramos
a los que mejor se nos daban los idiomas y lo aprovechábamos, uno de nuestros sueños era
viajar por el mundo y aprender nuevas lenguas y cosas de nuevas culturas. Así que cuando
empezábamos con “el estúpido jueguito”, como solía llamarlo Rose, nos tenían que escuchar
en conversaciones en las que hablábamos Italiano, Francés, Español y Portugués… una vez nos
propusimos a aprender papiamento pero fue un poco complicado porque se nos enredaban
con los otros. Tanto se molestaban los demás con el juego que terminaron por repartirse los
idiomas, así que Jasper aprendió Portugués, Alice le toco el Francés, Rosalie aprendió Español,
y Tanya debería estarnos eternamente agradecida porque aprendió Italiano; lo que ellos no
sabían es que mientras ellos intentaban aprender esos idiomas mi Bella y yo estábamos
estudiando Ruso y Alemán, pero solo aprendimos lo básico para molestarlos la primera vez
que intentaron meterse en nuestra conversación con lo que habían aprendido.
- Que maravillosos niños has criado cielo.- le dije.- haces que me sienta verdaderamente
orgulloso de ellos.- ella me sonrió y me giro para presentarnos a mi y a Jane con las personas
que salieron de su casa, mientras que Ed y mi Gatita seguían en el coche muy dormidos.-

- Bien Sue, Billy, ellos son Edward y Jane.- le dijo mi princesa.- Edward, Jane, ellos son unas
personas muy especiales para los niños y para mi, son como unos padres y unos abuelos para
los niños.- me acerque a ellos para saludarles y agradecerles.-

- Es un placer conocerlos, y de corazón les agradezco todo el cariño, que le dan a mi princesa y
a mis pequeños.- gracias de verdad.-

- No se preocupe joven, lo hacemos porque los queremos.- me dijo amablemente Billy.-

- Por favor díganme Edward… nada de joven o señor o nada de eso.- le dije.-

- Solo si usted nos dice Nono Billy y Nona Sue.- me dijo la Nona con cariño.-

- Claro que si Nona.- le dije acercándome a ella, dándole un beso en la mejilla.-

- Y tu debes ser Jane, muñequita?.- le dijo poniéndose a la altura de mi pequeña.-

- Si señora.- le dijo me pequeña con una sonrisa tímida.-

- Dime Nona al igual que tus hermanitos pequeña.- le dijo con ternura.-

- Claro Nona.- le dijo.-

- Deberíamos entrar y acostar a los niños.- dijo mi ángel girándose en dirección del carro.-

- Porque la pequeña Jane no acompaña a la Nona Sue, mientras yo me ocupo de las maletas y
ustedes de los pequeños.- indicó Billy.-
- Por mi está perfecto.- aprobé el plan de Billy. El se acercó a la maleta para bajar el equipaje,
mientras que Sue tomaba de la mano tiernamente a mi muñeca que simplemente se dejaban
querer. Abrí la puerta del carro para tomar en brazos a mi pequeño y pasárselo a Bella, cuando
noté algo en lo que no me había fijado.- Cariño, el yeso de la pierna de Edward, ya se lo
quitaron?.-

- Si Cielo, la ultima vez que fue a revisión antes de navidad, le rogó y fastidió tanto al médico
que no le quedo más remedio que hacerle una placa, la verdad es que la fractura no fue
demasiado grave y fue más que todo una fisura que ya estaba curada, el doctor quería
dejárselo un par de días, pero resulta que tu hijo es tan terco como tu.- me dijo arrancándome
una risa al imaginarme la escena, pero a la vez preocupado porque no sabía si eso le acarrearía
problemas futuros.- en fin… después de prometer que no andaría encaramado por todos
lados, ni corriendo.- al terminar de decir eso puso una cara frustrada, y yo recordé todos los
“Ed… no corras” que le escuche a mi ángel en las conversaciones de la última semana.- se lo
quitaron...- hizo una pausa, y tras un largo suspiro añadió, luego de sonreír por ver mi mano
sobre su cintura, haciendo pequeños círculos sobre su cuerpo a través de la camisa.- …
tenemos que estar pendiente de él, a la menor manifestación de dolor o molestia… se supone
que tendría que decirnos si le duele, para realizar un nuevo estudio y recolocar el yeso de ser
preciso, pero la verdad es que conociéndolo no va a querer verses limitado de nuevo y aun
muriendo del dolor no va a decir nada.- agrego mi ángel, me incline a darle un beso en la
frente.-

- No te preocupes cariño, yo voy a estar también al pendiente.- rocé mi nariz con la suya y la
note helada, por primera vez me di cuenta del clima y recordé que era invierno en Europa,
levanté mi mirada para asegurarme que Jane estuviese protegida del frío y note que ya no se
encontraba a la vista.- Es mejor que entremos, no nos quiero enfermos.- le dije.-

- Hay cosas que no cambian nunca.- dijo ella, burlándose de mi instinto sobreprotector. Ya con
mi curiosidad satisfecha sobre la pierna de mi hijo y un poco preocupado en el hecho de que
dependemos que nos avise y si va a estar bien, sabiendo que no va a hacerlo, lo tome con
cuidado depositándolo suavemente en los brazos de su madre, para luego tomar a mi gatita de
su asiento. Al principio se removió intranquila, mientras acurrucaba su carita entre mi hombro
y mi cuello, no puede evitar bajar la cabeza y dejarle un suave beso sobre la frente, mientras la
escuchaba balbucear.-

- Te quiero mucho papito.- mi pequeñita hablaba dormida igual que mi ángel.-

- Yo también te amo mi gatita.- subí la mirada para ver a mi ángel y sonreírle, me acerque a ella
dándole un pequeño dulce beso en los labios.- Gracias cielo, gracias por nuestros pequeños,
son demasiado hermosos, demasiado perfectos… demasiado como tu.-
Entramos en la casa, que era absolutamente perfecta, era más hermosa de lo que había
podido ver en la revista. Empecé a buscar a Jane con la mirada, pero noté al Nono Billy,
bajando por la gran escalera.

- La pequeña esta en su habitación, Sue le subió un plato de galletas y un vaso de leche


caliente, y está ayudándola para preparase para dormir.-

- Muchísimas gracias, ahora la subo a verla.- le dije.- pero primero hay que dejar a esta dulce
princesa en la cama.- Bella me indicó que subiera por la escalera, llegamos a un enorme
pasillo, precedido por un área familiar, con sofás y una mesa de café.

- Este de la derecha es el cuarto de los nonos.- me indicó mi princesa, el siguiente es el de Jane,


en frente está la habitación de Ed, la siguiente es la de Elizabeth.- me indicó, al lado de la de
Jane, esta la habitación de visitas que vas a ocupar por ahora.- me decepcionaba un poco
tener que dormir sin mi princesa, me moría por dormir abrazado a ella, enterrando mi nariz en
su cuello, y respirando su dulce aroma, pero sabía que tenía que ir poco a poco, y lo primero
era resolver el pasado, además que tenía una esperanza brillando entre sus palabras, mi ángel
dijo que sería la habitación que ocuparía por ahora… Saliendo de mi ensoñación, alcance a
escuchar mi ángel, diciendo que la habitación de final del pasillo era la suya.

Una vez dentro de la habitación de Ed, pude ver que era de tonos grises y azules,
completamente sobria y demasiado seria para un niño tan pequeño, pero era increíblemente
parecida a la mía cuando tenía su edad, tenía sus juguetes perfectamente ordenados, los
cuadernos, las libretas y los pentagramas colocados sobre el escritorio, y tenía carros de
colección muy antiguos colocados en lugares estratégicos de la habitación, así como otra
colección de carros más contemporáneos. Me acerque a ellos, con mi gatita en brazos
mientras mi princesa recostaba a Edward, le quito la ropa con cuidado y le puso la pijama, al
ver detalladamente los carros de colección de mi campeón me quede impresionado al ver
particularmente dos modelos, un Aston Martin Vanquish V12 color plata, el cual era mi carro
favorito y un Volvo plateado, justo como mis carros, mi princesa se acerco a mi para ver que
había captado mi atención. Al ver los autos sonrío y dijo.

- También son sus favoritos.- me dijo, al igual que los míos, yo compre esos autos, fueron mi
orgullo, siempre tenía el mismo, lo máximo que hacía era cambiar el volvo por el modelo del
año, el Vanquish, lo cambie todos los años, hasta el último modelo fabricado en el 2007.

- Tu le dijiste…- le pregunte, queriendo saber si mi hijo sabía que mis carros eran como esos.-

- Ni siquiera el color cariño.- me dijo encogiéndose de hombros.- te he dicho una y mil veces
que Edward es tu copia al carbón.- me replico.- Ya esta todo listo aquí, ahora le toca el turno a
la princesa.- me dijo.- me gire para verla arropar a nuestro hijo, dejarle un beso en la frente
mientras le decía que lo amaba. Me acerque a la cama y sujetando fuertemente la espalda de
mi gatita, me incline a besar la cabeza de mi hijo.-

- Buenas noches campeón. Te amo.- le dije simplemente, y salí del cuarto detrás de mi
princesa. Nos dirigimos a la siguiente puerta, la cual era la del cuarto de mi pequeñitica. Este
era completamente diferente, estaba completamente lleno de vida, las paredes rosa claro
tenían vectores, círculos y flores amarillos, naranjas, verdes manzanas y fuccias, parecía una
caja de mentos, era espléndida, lleno de juguetes, muñecas y un pequeño rincón con una
tarima, rodeada de espejos y una barra al medio, como la que usan las salas de ballet.

- Esa la usa para practicar cuando esta en el cuarto.- dijo señalando la tarima.- abajo en el
gimnasio tiene toda una sala de ballet para ella sola, pasa horas allí metida.- me explicó mi
ángel.- déjala aquí en la cama para poder ponerle la pijama.- la empezó a cambiar mientras yo
paseaba por el cuarto observándolo todo, me enterneció ver entre sus fotos, algunas de las
fotos que Jane y yo le mandamos por correo. Al igual que hizo con mi campeón, mi ángel
arropó a nuestra gatita dejándole un beso en la frente, una vez que se separo de ella, me
incliné a darle un beso.-

- Te amo pequeña.- le dije, ella se removió inquieta.-

- Los amo papitos.- dijo dormida. Yo sonreí, al igual que mi ángel, antes de salir del cuarto,
Bella se acercó al reproductor del ipod y lo encendió haciendo que la melodía de la nana que
había compuesto para ella resonara por toda la habitación.-

- Esa es la nana?.- pregunte embelesado por todo el amor que me profesaba mi familia sin
merecérmelo.-

- Si cariño, dice que ayuda a espantar el coco, y las pesadillas.- dijo mi ángel sonriendo.-

- Tiene muchas pesadillas?.- pregunte preocupado, la verdad es que ya había sido varias las
veces que había salido a relucir ese tema.-

- Solía tenerlas.- dijo mi princesa encogiéndose de hombros.-

- Solía?... en pasado?.- le pregunté curioso.-


- La verdad es que desde que empezó a comunicarse contigo dejo de tenerlas cielo.- me dijo
con mirada de culpa.- Edward, yo lamento….- la calle con un beso.-

- Shh…. Mañana amor… mañana.- le repetí lo que ella me había dicho ya en varias
oportunidades el día de hoy.-

- De acuerdo.- salimos del cuarto.- Si quieres pasa por donde Jane, y bajamos a la cocina para
que tomes algo, y puedas descansar amor.- me dijo mientras tomaba mis manos entre las
suyas, hice un gesto pensativo, y la mire sonriente.-

- Puedo tener también un plato de galletas y un vaso de leche tibia como Jane.- le pregunte
emocionado como un niño.-

- Lo que quieras cariño.- me dijo con una sonrisa.-

- No me digas eso, porque sabes bien que es a ti a quien quiero.- me acerque a ella besándole
en la punta de la nariz. Me separe de ella, no quería forzar las cosas entre nosotros o apurarlas
demasiado. Nos acercamos al cuarto de Jane y toque la puerta ligeramente y me asome.-
Podemos entrar peque.- le pregunte.-

- Claro papito.- La habitación era preciosa, era en tonos lilas y morados, con vectores y
contornos de flores dibujadas en un tenue plateado escarchado, los muebles eran sencillos,
pero modernos, tenía un pequeño sofá, con una lámpara y una mesita perfecto para leer, cosa
que amaba mi pequeña, y un pequeño escritorio con una bonita laptop, también en tonos lilas
y morados.-

- Te gusta la habitación pequeña.- le preguntó mi ángel.-

- Es perfecta princesa gracias.- le dijo mi pequeña, mientras mi princesa se sentaba en la casa.-

- Pues es tuya, la pintamos y decoramos especialmente para ti.- le dijo con ternura.- todo lo
que esta aquí es tuyo, incluyendo la computadora sobre el escritorio, hay internet inalámbrico
en toda la casa y puedes usarla cuando quieras.- se giro hacia mi y antes que frunciera el seño,
me dijo.- tiene contenidos bloqueados y protección para que Jane pueda usarla sin que estés
sobre ella.- me dijo, advirtiéndome sobre mi comportamiento de padre sobreprotector,
controlador y celoso.-
- Gracias.- le respondí con algo de alivio.-

- De verdad todo es para mi.- me preguntó, a lo que mi ángel solo asintió.- Gracias, gracias, es
demasiado hermosa.- le dijo mi muñequita y ambas se fundieron en un abrazo que me
enterneció hasta la médula.-

- Es hora de dormir, además debes estar cansada, mañana te ayudo a desempacar.- le dije a mi
niña.-

- No hace falta papito, la nona me ayudó con eso.- me dijo.-

- Perfecto entonces.- la arrope y le deje un beso en la frente.- Te amo muñequita, que


descanses.-

- Igual tu papito. Te amo muchisisimo.- me dijo.-

- Buenas noches linda.- le dijo mi princesa dándole un beso.- Eres muy dulce, y quiero que
sepas que también te quiero mucho, cualquier cosa que necesites no dudes en llamarme.-

- Gracias princesa, yo también te quiero, porque eres buena, eres hermosa y haces feliz a mi
papito.- le dijo.- Buenas noches.-

- Porque me dice princesa?.- me preguntó mi ángel, al salir de la habitación.-

- Porque lo eres.- le dije, y ella me dio un golpe juguetón en el hombro, mientras la tomaba por
la cintura y la acercaba a mí.-

- No en serio.- Me pregunto curiosa.-

- La verdad no lo sé bebé.- le dije con sinceridad.- lo cierto es que cuando le hable de ti y de sus
hermanos, solo me preguntó si eras la misma princesa de la foto que tenía guardada en mi
gaveta. Desde ese momento se refiere a ti de esa manera.

- Es lindo pero extraño.- me dijo, yo solo reí, negando ante su lógica extraña.-
Fuimos hasta la cocina, que al igual que toda la casa era perfecta, al pasar por el salón pude ver
un montón de fotos sobre la chimenea, entre ellas una de Charlie y Renee Swan, la verdad es
que la mamá de mi ángel era hermosa, entiendo perfectamente el amor de mi padre por ella, y
los celos de mi mamá, pero lo que ahora no sabía era si decirle o no a mi ángel el pasado que
unía a nuestros padres, estaba pensando en eso, cuando mi ángel me interrumpió.

- Esa foto es de cuando recién se conocieron.- dijo mi ángel y enseguida me tensé. Eso quería
decir que esa foto fue de cuando recién se había muerto nuestro hermano, porque ahora que
lo pensaba, el hermano de Bella, ese por el que ella sentía tanta falta, ese que ella presentía
estaba en algún lugar del mundo también era mi hermano, el hermano de los dos, que ironía
tiene la vida… Pero lo cierto es que sin que la vida de ese hermano se perdiera, no podría tener
a mi Bella conmigo, así que sintiéndome todo lo egoísta que pudiera sentirme, entendí, que si
mi hermano hubiese sobrevivido, Renee no habría entrado al grupo de apoyo y tampoco
conocido a Charlie Swan, por lo que nunca habrían nacido ni mi princesa, ni mis bebés… así
que por más cruel que fuera el destino con su madre y mi padre, por más doloroso que fuera la
perdida de su hijo, la cual comprendo perfectamente al no tener a nuestra mariposita
conmigo, la verdad es que sin el dolor de nuestros padres, mi vida carecería de sentido, de
alegría y de vida misma. – Era muy hermosa, no es cierto?.- dijo nuevamente mi ángel.-

- Si, tu madre era muy hermosa.- y fije la mirada en los ojos grises de Renee. – pero no más
hermosa que tu princesa.- le dije logrando que se sonrojara, y que yo sonriera feliz.-

- Siempre tan adulador.- dijo en medio de un bostezo.-

- Creo que es mejor ir a descansar cielo, antes que tenga que llevarte cargando hasta la cama
como lo hicimos con nuestros pequeños.- mi princesa se veía agotada, y la verdad teníamos
todos que descansar, además tenía que pensar en cuando sería el mejor momento para que mi
princesa supiera de nuestros padres. La acompañe hasta la puerta de su habitación, y me
despedí de ella con un dulce beso, me sentí como un adolescente, que deja a la chica de sus
sueños a la puerta de su casa después de la primera cita.- Que descanses cielo. Te amo, y soy
inmensamente feliz de estar aquí con ustedes… no tienes idea cuanto, solo sería más perfecto
si pudiéramos ir todos a ver a nuestra mariposita.- le dije mientras los ojos de ambos se
llenaban por las lágrimas del dolor compartido.-

- Bebé … pronto iremos todos juntos a visitar a nuestra dulce mariposita.- dijo mientras
limpiaba cuidadosamente con mis dedos la pequeña lágrima que se había escapado de sus
ojos.-
- Shhh…. Amor… tranquila, ya aprenderemos a vivir con nuestro dolor, si estamos juntos
seguro será más sencillo.- le dije tragando el nudo que se había formado en mi garganta.-
ahora entra y descansa, nos vemos en la mañana. Te amo.- la bese.-

- Te amo cariño, que descanses.- dijo mientras nuestras frentes se encontraban unidas y
aspirábamos el olor del otro tranquilizándonos, respirando de nuevo, encontrando la razón de
nuestras vidas, encontrando el camino a nuestro hogar.-

Entre al cuarto que ocuparía, espero que por poco tiempo, y era perfecto, era muy masculino,
en colores beige y marrones, elegante, y clásico, me sentía muy cómoda a decir verdad, pero
seguramente estaría más cómodo en la habitación del final del pasillo, cuando fui a
desempacar mis cosas, me encontré que ya todo estaba en su lugar, seguro la nona las había
arreglado mientras acostábamos a los niños o mientras estábamos en la cocina, entre en el
baño, que al igual que la habitación era sencillamente perfecto. Después de una relajante
ducha, abrí mi maletín personal, alegrándome porque Sue no lo halla abierto, pues en el
guardaba el libro de mi princesa. Encendí el celular, aprovechando el roamming para poder
revisar mis llamadas y mensajes por si ocurría algo importante con mi familia, sin embargo les
había advertido que solo encendería el teléfono un rato en las noches antes de acostarme
para asegurarme que todo estaba bien, pero que no quería perder tiempo del que pasaba con
mi familia. Como era de esperarse, tenía algunos correos de la oficina, pero solo reportes de
cómo habían estado las cosas con el proyecto del hospital, tenía mensajes de mis hermanos
Alice, Jasper y Rose preguntándome por mi familia, al igual que mi padre. Y tenía cientos de
llamadas perdidas de Doña Esme, estaba pensando en llamar a mi hermana para saber como
estaba la fiera, cuando mi teléfono comenzó a sonar.

- Hola mamá.- respondí cortando su saludo.-

- Se puede saber donde estas con mi nieta?.- me preguntó alterada.-

- Mamá estas no son horas de llamarme y menos en ese estado, estoy seguro que tanto mi
papá con mi hermana y cuñados te habrán dicho no menos de cien veces que estamos bien.- le
respondí ya cansado de su actitud.-

- No me importa lo que me hallan dicho, te estoy preguntado a ti, donde estas con mi nieta,
porque tu secretaria me dijo que estabas de viaje?.- me pregunto irritada.-

- Es porque estoy de viaje mamá.- le dije.- Jane y yo estamos en Italia.- no quise decirle el lugar
exacto, no me sorprendería que se apareciera por aquí.-
- Si ibas a pasar las fiestas de fin de año con los Volturis, lo menos que me merecía es que me
avisaras, y me dejaras despedirme de Jane.- me dijo menos irritada, pero eso no sería por
mucho tiempo.-

- Jane y Yo vamos a pasar por Volterra a ver a los Volturis, pero la verdad es que vinimos a
pasar las fiestas de fin de año, con Bella y mis hijos.- le dije.-

- MENTIRA, MENTIRA, Solo dices eso para molestarme. DEJA DE MENTIRME EDWARD
ANTHONY CULLEN MASEN- me dijo exaltada.- no puedes hacer eso, no puedes llevar a mi nieta
con esa mujer.-

- No empecemos otra vez con lo mismo, estoy en Italia, estoy muy feliz con mis hijos y con
Bella.- le dije apretándome el puente de la nariz en busca de calma.- mis hijos son
maravillosos, se llevan todos muy bien, y no tengo más nada que decirte, ni siquiera darte
explicaciones.-

- Como te atreves Edward, dejar que esa mujer se acerque a Jane, después de todo lo que
sufrió Heidi.- me dijo alterada.-

- Desconozco las razones del sufrimiento de Heidi, pero estoy seguro que no tienen nada que
ver conmigo, lamento mucho que Heidi fuera tan infeliz en su vida, pero es algo de lo que no
soy responsable.- le dije.- no voy a dejar que me sigas cargando con una responsabilidad y un
montón de culpas que solo le pertenecen a ella.

- Pero que descaro tienes, te desconozco, no eres el hijo que crie.- me espetó con rabia.-

- Y doy gracias a Dios por eso.- le replique, mientras la escuchaba jadear horrorizada.- Te
quiero mamá pero no voy a dejar que te interpongas de nuevo en mi felicidad. Tiene que
bastarte con saber que Jane y yo estamos bien, que tus nietos, por los que no te has
preocupado ni preguntado ni una sola vez, son perfectos y maravillosos y que Isabella me
hace inmensamente feliz, que tengas felices fiestas, nos vemos cuando regrese.- y con eso le
corte el teléfono.

Estoy seguro que la histeria de mi madre alcanzará dimensiones apoteósicas, lo más triste del
caso es que esta alejando poco a poco a la única persona que incondicionalmente siempre ha
estado para ella, y que ha sacrificado su felicidad por el amor que le profesa… pero ahora esta
Renata, y mi madre esta pasando de perder a mi padre poco a poco, para acercarse al
momento de perderlo de golpe… Eso puede acabar con ella, después de sus claros esfuerzos
de separar a Carlisle de Renee… podría asegurar que mi madre ama a mi papá
profundamente… Dios a veces siento que la cabeza me va a estallar de tantas cosas que le dan
vueltas y vueltas… no tengo ni idea de cuando contarle a mi princesa sobre Carlisle – Renee y
por supuesto nuestro hermano, ese asunto me llena de interrogantes, y aún cuando siento un
vacío por mi hermano, no puedo tener la sensación de que esta perdido, o desaparecido, no
puedo tener la percepción de mi princesa, pero si lo pienso detenidamente, cada vez que nos
encontrábamos en familia, compartiendo mis hermanos y yo, siempre tuve la percepción de
vacío como si faltara algo… como si faltará alguien, pero totalmente al contrario de mi princesa
que tenía la percepción de que alguien importante para ella estaba perdido en algún lugar… de
pronto sentía que era mi hermano el que estaba muerto… era mi hermano que me producía
ese vacío, era mi hermano lo que me faltaba… Dios que complicado era todo esto… y por otra
parte, a donde fue mi madre antes que naciera Emmett, porque se perdió de esa manera…
donde y porque … y viendo a mi hermano, toda su fortaleza física y su tamaño es difícil de
creer que naciera prematuro… Y porque Renee huyo así si estaba embarazada de mi padre…
pero que pregunta más estúpida Edward… por la misma razón por la que se fue Bella, porque
se cansó de ser la otra, además Bella te lo dijo una y un millón de veces, que no tendría un hijo
en esa relación, que una cosa es estar en la sombra y otra mantener en ellas a su hijo, que otra
cosa podría ser… pero a diferencia de mi Bella, Renee nunca le aviso a papá del nacimiento del
pequeño, pero ahora entiendo el dolor de mi papá frente a mi dolor, es el mismo… la historia
se repitió conmigo… con nosotros, es como si papá y Renee de alguna forma hubiesen
intentado vivir el destino que estaba reservado para Bella y para mi. O fuimos nosotros los que
quisimos repetir su destino… AHHHHHHHH!!!!!!.... Estoy tan frustrado, todo esto me tiene tan
confundido… Dios… y si esto no fuera lo suficientemente complicado hay que añadir a Renata
en la ecuación…. Renata… Renata la amiga de Heidi… Renata la inseparable… la incondicional
de Heidi… Renata quien conoce los secretos de Heidi… Renata la que conoce ese secreto que
involucra a mi madre con Heidi….Renata la que conoce ese secreto que involucra a Heidi con
mi Princesa y Aro Volturi… Renata la heredera de Heidi… Renata al ex prometida del fallecido
Alec Volturi… Renata la amante de mi papá… y si le ponemos un toque morboso a la cosa…
Renata mi posible madrastra y quien sabe si la madre de algún hermano o hermana… ok ok
ok… mejor no pongo imágenes mentales en mi cabeza… Que confusión tan endemoniada…

Estaba intentando dormir, pero no hacía más que dar vueltas y vueltas en mi cama por tantas
cosas que tenía en la cabeza, cuando la sentí entrar en la habitación…

- Bella, preciosa, que haces despierta?.- le pregunte mientras lograba ver con el reflejo de la
luna deslizándose por la ventana, la deliciosa silueta de mi ángel, quien venía hacia mi de
forma lenta y sensual, mordiéndose el labio nerviosamente… Dios… sino dejaba de hacer eso,
estaría en problemas con mi amigo, quien moría por despertar… Se acerco a la cama, le tendí
la mano, mientras apartaba las sabanas haciéndole espacio, no estaba seguro que aceptara mi
invitación, pero no podía perder la esperanza de que eso sucediera… estaba en mi día de
suerte y Dios estaba de humor conmigo, y mi princesa acepto mi invitación.-

- No podía dormir lejos de ti, sabiendo que estabas bajo mi mismo techo.- me dijo apenada.-

- Y yo doy gracias a Dios por eso.- le dije besando su cuello.-


- Ed… solo dormir.- me dijo.-

- Solo dormir cariño.- no podía exigirle nada, tendría que llevar las cosas poco a poco. Se
acurruco en mi pecho, y pude dormir con mi brazo enredado en su cintura y mi nariz pegado
en su cuello.- Estoy en el cielo.- dije aspirando su aroma.-

- Estamos en el cielo.- dijo removiéndose y acomodándose mejor entre mis brazos.- Te amo
Edward.- dijo suspirando dormida, esa era la razón por la que me causaba tanta gracias que mi
gatita hablara dormida, además de ser hermosa, de ser tierna, e inteligente, tenía todas esas
pequeñas cosas que amaba de mi princesa, como su sonrisa, la profundidad de su mirada, su
determinación, su dulzura, sus sonrojos… y además hablaba dormida. Apreté más a mi
princesa contra mi pecho.-

- Yo también te amo.- le dije. En la mañana sentía pequeños besitos por mi cuello, por mi
rostro, los dedos de mi ángel acariciando mi cabello, en otras circunstancias pensaría que
estaría soñado, pero en ninguno de mis sueños su olor era tan perfecto, tan agradable, tan
único… ese olor de mi princesa que me hacía sentir único, que me calma que le da equilibrio a
mi vida.- uhhhmmm… cielo cuidado, tenemos que ir poco a poco.- le dije, y ella río picara.-

- Acaso no te gusta.- dijo simulando estar dolida, aun sin abrir los ojos sabía que mi princesa
estaba haciendo un puchero con esos lindos labios suyos, y una mirada suave intentando verse
infantilmente tierna y dolida, cuando lo único que lograba era verse jodidamente sexy y
sensual… así que lo mejor que podía hacer era tener los ojos cerrados si quería seguir teniendo
el control de mis emociones y mi cuerpo, y de mi amigo.

- Claro que me gusta cariño, no sabes cuanto… bueno si lo sabes, porque de lo contrario no lo
harías.- reí tontamente.- pero la verdad cariño es que si sigues con eso no sé que voy a hacer
para controlarme.

- Hacer que cielo, si no estoy haciendo nada, ni siquiera me miras.- me dijo.-

- Cielo, es que si te miro, no voy a poder hacer nada para no abalanzarme sobre ti, y besarte
hasta que ambos estemos completamente saciados el uno del otro, y tu no quieres eso no
todavía… y la verdad es que tu quieres jugar conmigo intentando verte tierna y dolida, pero no
sabes que tan sexy te ves haciéndolo y yo no se como resistirme.- le dije soltando todo, cuando
estaba con ella uno de los problemas era que perdía el filtro entre lo que pensaba y lo que
decía y siempre hablaba de más… o por lo menos en lo que respecta a mis emociones por ella.-
- Eso es genial nene.- me dijo acostándose sobre mi, colocándose a ahorcajadas sobre mi
cuerpo, si antes estaba en problemas, ahora me estaba acercando a un camino sin retorno.-
eso quiere decir que cuando quiera algo de ti, solo tengo que hacer eso.-

- Más o menos.- le dije intentando con todas mis fuerzas controlar no solo mi voz sino cada
músculo y órgano de mi cuerpo, ya mi respiración comenzaba a ser acelerada y superficial.-
Bella… cariño… por favor.- le rogaba.-

- Por favor… que…. cielo.- me decía ella en una condición no mejor que la mía.- Que es lo que
quieres cariño.- en este momento quería muchas cosas, pero por lo único que rogaba era
porque mi princesa no comenzara a moverse sobre mi.-

- Nena estamos llegando a un camino de no retorno.- le dije empezando a tener problemas


con mi buen amigo.-

- Lo sé Ed… lo sé amor.- me decía casi jadeando contra mis labios, mientras sujetaba mi rostros
con ambas manos y me besaba con fuerza, de pronto la puerta se abrió, logrando que Bella se
quitara inmediatamente de encima mío, mientras que los pequeños entraron corriendo y
saltando sobre cama.-

- Papito, papito, papito.-gritaba mi gatita saltando sobre mi, al tiempo que me abrazaba.-

- Hola princesa.- le dije.- Hola campeón.- le dije despeinando su cabello imposible de peinar,
como el mío.- Hola muñeca.- le dije a Jane dándole un beso en la mano.-

- Hola papito… Hola mamita.- dijo Ed.-

- Hola cielo.- le dijo mi ángel.- Hola Jane, buenos días corazón, como dormiste?.- le pregunto
tiernamente a mi pequeña.-

- Muy rico, y tú princesa?.- le preguntó.-

- Como en las nubes.- le contesto y yo sonreí como un tonto.- pero quitando eso…- dijo seria
girándose a mi gatita.- Elizabeth Lillian Swan… me puedes decir cuantas veces tengo que
decirte que no puedes entrar en todas las habitaciones de esta casa como si fueran tu cuarto o
tu salón de ballet.- le dijo a modo de regaño, pero en sus ojos podía ver que para nada estaba
enfadada, pero debía reprenderla por entrar así en el cuarto, porque si hubiesen entrado unos
minutos más tarde no sé que se encontrarían.-

- Lo siento mamita, no quiero que te pongas bravita conmigo, porque eres la mami mas linda
mas linda del universo… y yo te amo mucho mucho muchisimo mamita linda, y si te pones
bravita conmigo, mis lindos ojitos se ponen tristes muy tristes.- le dijo repitiendo el gesto que
su madre hizo hace un rato, pero en ella era absolutamente adorable, no sé como hace mi
princesa para reprenderla cuando lo necesita.-

- Elizabeth, sabes que mamá no le gusta verte triste y te ama mucho, pero sabes que lo hiciste
no fue correcto, y que no es la primera vez que lo haces, y sabes también que si no fuera
porque tu papá está aquí con tu hermana y que sé que estas increíblemente emocionada por
estar con ellos, mamá te castigaría.- le dijo seria, yo por el contrario estaba a punto de llorar y
ponerme a rogar por mi gatita. Pero mi ángel como siempre y adivinando mis intenciones me
dirigió una mirada severa que me obligo a quedarme callado a sabiendas que abriendo la boca
solo conseguiría empeorar la situación.

- Tienes razón mamita, lo siento mucho… no lo vuelvo hacer.- le dijo mi pequeña arrojándose
a sus brazos.-

- No te preocupes cielito.- le dijo dándole un beso en la cabeza y alborotando sus castaños


cabellos.-

- Mamita, no le pelees solo a Lizzie, porque yo también sabía y no la detuve… yo también


tengo culpa.- le dijo campeón.-

- Princesa yo también estaba con ellos, todos tenemos la culpa.-

- Ok, entonces se convirtieron en los tres mosqueteros, uno para todos y todos para uno.- les
dijo mi princesa seria, pero con la sonrisa brillándole en la mirada.- Bien, solo porque se
comportaron todos como buenos hermanos y porque se apoyaron y se protegieron lo voy a
dejar pasar. Pero quiero que me digan, que es lo que tienen que hacer cuando quieran entrar a
una habitación que no es la suya.-

- Tocar la puerta antes de entrar.- les dijeron los tres a coro.-


- Perfecto peques.- les dije a mis hijos.- ahora que aprendieron la lección que mamá quiso
enseñarles, tengo que pedirles que nos dejan a mami y a mi vestirnos, para que podamos
hacer algo juntos.- le dije.-

- Vamos niños a su cuartos a vestirse y nos vemos en la terraza, seguro que la nona Sue nos
preparo un muy rico desayuno, casi almuerzo.- dijo viendo el reloj. Los niños nos dieron besos
a los dos y salieron corriendo de la habitación, cuando estaba cerca de la puerta mi ángel los
detuvo.- Hijos…- los tres se pararon en seco. Sentí una felicidad enorme al ver que mi princesa
no hacía distinciones entre mi hija y nuestros hijos.- Deben estar listos en media hora, y les
pido por favor Lizzie y Ed, no salgan corriendo como locos, recuerden que Jane no conoce la
casa aún, así que cuando terminen esperen por ella, después de comer le enseñamos la casa
para que pueda moverse a libertad, de acuerdo?.- los tres asintieron.- Nos vemos en media
hora, vendré yo por ti para llevarte a la terraza.- me dijo mi princesa. Cuando estaba por
levantarse, la jale por el brazo haciéndola caer sobre mi, inmediatamente me gire,
sorprendiéndola con mi movimiento, y comencé a besarla lentamente pero de forma muy
intensa, una vez que su respiración se hizo más superficial me separe de ella.-

- Me la debías cielo.- apenas roce sus labios nuevamente.- nos vemos en media hora.- le dije
levantándome y entrando en el baño, mientras la escuchaba bufar de frustración. Al menos no
sería yo el único frustrado.-

Media hora más tarde mi ángel estaba en la puerta, con unos sencillos jeans que iban a
provocarme un paro cardíaco, unas botas marrones y un sweater beige, con su cabello castaño
suelto y hermoso, al verla no pude más que sonreír, y al fijarse en mi, se dio cuenta que
íbamos a juego. Bajamos juntos hasta la terraza, había una parte de la terraza para poder
comer y disfrutar al aire libre en primavera y verano, y había otra parte, muy hermosa, con
paredes de piedra, bancos rústicos de madera y una larga mesa, estaba techado con un techo
de madera machambrada, y daba esa perfecta sensación de estar en el exterior, pero nos
protegían del frío y de las inclemencias del clima invernal unos enormes ventanales, que iban
desde un muy bajo muro de piedra hasta el techo dándote la sensación de estar afuera, era
perfecto. Dado el clima no pudimos ir a la laguna como quiso mi gatita, pero paseamos por
Montepulciano, y nos divertimos montones todos juntos, parecíamos el retrato de la perfecta
familia feliz, tal como lo soñaba desde siempre. Pasamos una tarde maravillosa entre juegos
con los pequeños, bromas, caricias robadas, besos a escondidas, y nos tomamos fotos y fotos,
fue una buena idea traer la cámara a nuestro paseo después de que mi gatita nos lo pidiera
con esos ojos hermosos brillando de la emoción y esa carita tan tierna… las expresiones de mi
gatita completamente me derretían y me dejaban completamente desarmado y terminaba
haciendo todo lo que ella me pedía.

Era tan feliz… creo que nunca nunca fui tan feliz como en este momento, viví momentos
excepcionales con mi princesa en el pasado, pero faltaban ellos… faltaban nuestros hijos… no
puedo encontrar un momento más perfecto que este, la alegría que ellos nos proporcionaban
solo potenciaban el amor que sentíamos el uno por el otro… Después de la comida me vi
arrastrado por nuestros pequeños al salón de música…
- Mira papi, aquí esta tu piano.- me dijo Ed.-

- No campeón, este es tu piano, pequeño.- le dije poniéndome a su altura, despeinándolo.- por


que no vas al piano y le enseñas a tu viejo como tocas mejor que él la nana de tu hermana.- le
anime.-

- De verdad.- me dijo con la emoción pintada en los ojos.-

- Claro campeón.- le dije, el pequeño se sentó en la banqueta del piano, mientras yo lo


acompañaba, y mi princesa se acurrucó en el sofá bajo una manta, con cada una de mis hijas a
su lado mientras les leía una historia, mientras Ed tocaba la nana de su hermana con una
maestría impresionante, tomé mi teléfono para poder tomarle una foto a mi princesa, la cual
inmediatamente envíe a mi hermana, cuñados y mi padre, sin que sus comentarios se hicieran
esperar, todos estaban enternecidos con la imagen igual que yo.

- Fue impresionante tu interpretación hijo.- le dije ganándome una sonrisa de su parte, y una
mirada de aprobación de mi princesa.- porque no intentas con eso.- le dije, mientras le
mostraba los acordes y las notas de la nana de mi princesa.- al escucharla vi como mi ángel se
emocionaba, cuando terminé de enseñarle como tocarla y pasar las notas al cuaderno de mi
campeón, el pequeño toco ahora la nana de su mamá, fue la primera vez que lo hizo y estuvo
muy cerca de la perfección, el sentimiento de orgullo me sobrepaso.- eres muy talentoso hijo,
quieres seguir tocando esto cuando seas grande pequeño.- le pregunte con curiosidad.-

- La verdad es que si papá, me gustaría tocar al piano siempre y no hacer otra cosa.- me dijo
emocionado, y ya mi cerebro empezó a barajar escuelas de música, las mejores para mi
pequeño, si podía contribuir a cumplir su sueño eso haría, sabía que mi Jane decía que cuando
creciera sería escritora, y yo siempre sonreía ante esa perspectiva de que mi pequeña aún sin
saberlo quisiera seguir los pasos de mi preciosa, aunque seguramente su madre estaría
ardiendo de ira en algún lugar del infierno. – Y tu gatita, que quieres ser tu cuando seas
grande, quieres ser bailarina?.- le pregunte.-

- Quiero bailar siempre papito, pero quiero ser doctora del corazón como el abuelito… pero
doctora del corazón de bebitos para curar a niños como mi hermanita.- dijo ella como
cualquier cosa, jugando con un hilo suelto de la manta que las tapaba, por la mirada y la
expresión en los ojos de mi princesa, me di cuenta que era la primera vez que Elizabeth
hablaba de ello. Me levante y me acerque a ella.-

- Eso es maravilloso princesa, así que tendremos tres hijos súper talentosos, una famosa
escritora.- dije tomando de la mano a mi muñeca, mientras mi ángel me miraba con una
hermosa sonrisa pintada en los labios. Le hice un gesto a Edward para que se acercara a
nosotros, y nos acurrucamos con su mamá y hermanas en el sofá.- Un concertista
increíblemente talentoso, y una reconocida cardióloga.- dije mientras mi gatita hacía una
mueca divertida.-

- Una cardi que… papito?.- Mi Bella y yo reímos.-

- Cardióloga gatita.- le dije acariciándole las mejillas.- ese es el nombre que le dan a los
doctores que curan el corazón, corazones así de hermosos como el tuyo, el de tus hermanitos
y el de tu preciosa mamita.- le dije, ganándome una sonrisa de todos.-

- Princesa puedes seguir leyendo el cuento.- le pidió mi muñequita a Bella, y ella continúo la
lectura. Poco tiempo después Ed y Jane empezaban la guerra de bostezos y mi gatita ya se
encontraba completamente dormida en mis brazos, por suerte mi princesa los había obligado
a tomar un baño y colocarse las pijamas antes de ir al salón de música.-

- Creo que es hora de ir a la cama.- dijo mi princesa quien tomaba en brazos a Ed, y le daba a
mano a mi muñequita mientras los conducía a su habitación, yo como ya se empezaba a hacer
costumbre tome en brazos a mi gatita, quien se acurruco más en mis brazos mientras la dejaba
en su cama, le di un beso de buenas noches, repitiéndole lo mucho que la amaba, así mismo
hice con Ed y Jane, cuando iba entrando a un cuarto ya de él salía mi princesa luego de darle el
beso de buenas noches a nuestros hijos, al terminar nos encontramos en el pasillo.- Voy a la
ducha.- me dijo.-

- Es una invitación.- dije levantando las cejas y regalándole una sonrisa pícara.-

- Esta vez no mi vampiro.- al menos me dijo “esta vez no”.- Te veo en veinte minutos en el
salón de música.- me dio un beso en la mejilla y salio para su cuarto.-

Una vez que termine el baño, me detuve unos minutos a responder los mensajes de mi familia,
y baje al salón de música. Mi princesa no había llegado aún, estaba nervioso, la hora de las
disculpas, las horas del perdón, las horas de reabrir las heridas para dejar salir el dolor de una
vez por todas, y alcanzar la paz y la felicidad si es que esto era posible. Para calmar un poco
mis nervios, me concentre en el piano tocando las nanas de mi gatita y mi ángel, eso siempre
me relajaba. Como siempre note su presencia apenas entro en la habitación, venía con dos
tazas de chocolate caliente y me invitó a acompañarla al sofá, bajo la manta que antes las
cubría a ella y a mis princesitas. Dejo las tazas sobre la mesa del centro regalándome un dulce
y a la vez apasionado beso, se separo lentamente de mi, dejando sus manos en mis mejillas y
dándome una intensa mirada, una de esas miradas que despertaba cada fibra de mi, y hacía
que una cálida corriente eléctrica recorriera toda la extensión de mi cuerpo.
- Llegó el momento cielo, llegó el momento de hablar y dejar atrás todo el dolor, llego el
momento de perdonar y perdonarnos.- me dijo, yo cerrando mis ojos apoye mi frente en la
suya y me permití inhalar su calido aroma nuevamente.-

- Bella, amor… yo….

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Ya saben… Si la vida les da limones… solo pidan la sal y el tequila y bébansela… y además
disfruten así sea bailando sobre la mesa.

Kisses

BkPattz.

Capítulo 13: Ansiando Las Doce Campanadas...

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-
……

Capítulo 13: Ansiando las Doce Campanadas…

- Llegó el momento cielo, llegó el momento de hablar y dejar atrás todo el dolor, llego el
momento de perdonar y perdonarnos.- me dijo, yo cerrando mis ojos apoye mi frente en la
suya y me permití inhalar su calido aroma nuevamente.-

- Bella, amor… yo….- Me detuve por un momento en un intento desesperado por poner en
orden mis ideas, no sabía como, pero tenía que sacar la fuerza y la entereza de cualquier lugar
del que pudiera, tenía que poder pedirle a mi cielo todos los perdones necesario, tenía que
sacar todo el dolor, todo el sufrimiento y todas las cosas que tenía atrapadas en mi cuerpo.-
Amor yo tengo tantas cosas por las que pedir perdón.- suspire, mientras mi princesa me
miraba atenta, sabía que ella no estaría de acuerdo en muchas cosas, pero agradecería que al
menos de momento me dejaba hablar.- No puedo decirte que me arrepiento de la relación en
la que nos vimos involucrados hace ocho años, porque de no ser por ella me perdería de los
mejores momentos de mi existencia, sin ello no tendríamos a nuestros maravilloso pequeños,
pero no tengo palabras para lo imbécil que fui por la manera en las que maneje las cosas.- dije
cuando sentí los dedos de mi princesa secándome las lágrimas que escurrían ya por mis
mejillas, en un mirada a su perfecto rostro de ángel, me di cuenta que también yo tenía que
secar las lágrimas de mi princesa, lágrimas que provocaba una vez más… lágrimas que me dolía
profundamente seguir provocando en ella.- Dios cielo… no sabes como me duele tu dolor, no
sabes como es que tu dolor potencia el mío, y deja de importarme mi sufrimiento si con eso
puedo aliviar el tuyo.

- Cariño esto se trata de que ambos podamos dejar nuestro dolor y poder seguir juntos.- me
dijo mi ángel.- las veces que hemos intentando sacrificarnos el uno por el otro no ha salido
bien.- me dijo dejando un pequeño beso en mis labios.-

- Pues si, pero para poder dejar salir mi dolor tienes que permitirme pedirte perdón por todas
las estupideces que cometí, tienes que dejarme pedirte perdón por todo lo que te hice sufrir.
Tienes que permitirme pedirte perdón por como jodí todo lo que teníamos.- le dije
acercándome a ella lo más que pude y moría de ganas por hacerla descansar acurrucándola en
mi pecho, pero en este momento era importante que pudiéramos vernos a los ojos, así que
conectándome a su mirada continúe con lo que quería decirle.- Cielo necesito que me
perdones por no entender desde antes lo mucho que te amaba, que eres mi vida, que eres mi
amor y que no podría ser feliz jamás con otra persona que no fueras tu…Te amo cielo y fui
demasiado ciego como para verlo antes de que fuera demasiado tarde. Tengo que pedirte
millones de veces perdón por permitir que Heidi me convirtiera en un instrumento de su
venganza en tu contra, una venganza por algo que no sé y que no entiendo.- ella hizo un gesto
dándome a entender que no iba a decirme la razón por la que se había iniciado la guerra. Ya en
ese punto nuestras lágrimas caían sin cesar por nuestro rostro.- Tengo que pedirte millones de
perdones por permitir que otra ostentara el titulo de Señora de Edward Cullen, cuando ese
título ya te pertenecía desde el mismo momento que nuestros ojos se cruzaron la primera vez
que nos vimos en la secundaria cuando llegaste con esos ojitos tristes y acompañada de tus
primas.- ambos sonreímos ante ese recuerdo, apenas nos presentaron sus primas no pude
evitar acercarme a ella y cobijarla en un tierno abrazo y dejando pequeños besitos en su
cabello y por primera vez ese maravilloso olor a fresias me golpeo con fuerza convirtiéndose
en mi calmante natural, convirtiéndose en mi relajante, en mi perfume preferido de todo el
mundo.-

- Cielo ya nos perdonamos por eso, yo permití que Heidi aprovechara nuestros sentimientos
para destruirme, yo le di ese poder cuando decidí no contarte lo que paso entre nosotras, ese
poder se lo di yo cuando no entendí el poder del rencor que me guardaba Heidi, y cuando no
acepte la verdad de sus palabras cuando me juro que no sería feliz.- me dijo mi ángel.- Ya los
reclamos de tu matrimonio tenemos que dejarlos en el pasado mi vida… Tampoco yo me di
cuenta de la profundidad de mis sentimientos hacia ti hasta que me fundí en tus brazos
cuando me buscaste en el aeropuerto a mi regreso de Londres, así que tendría también yo que
pedirte perdón cielo, por darle ese poder a Heidi sobre nosotros, también tengo que pedirte
perdón por no darme cuenta antes de lo mucho que te amo y obligarte a ver tus sentimientos
hacia mi.- la calle con un pequeño beso.-

- Cariño tu no tienes que pedir perdón por nada, todas las culpas son mías… solo mías, yo te
hice sufrir manteniéndote en las sombras, yo te hice sufrir haciéndote ver como traía a Heidi
colgada de mi brazo y con ella haciendo esas demostraciones de cariño que solo eran para
hacerte sentir mal y yo se lo permití cielo… Yo fui el imbécil que se dejo presionar con la idea
de perder a Jane, yo fui el idiota que no te dio tu lugar, que no te dio el tiempo que te
merecías, que no te respetó, que no te dio a respetar.- le decía con el corazón.- Dios cielo… la
verdad no sé como vas a hacer para perdonarme todo lo malditamente imbécil que fui, no sé
como vas a perdonarme… lo único que sé es que necesito tu perdón mi amor, porque sin ti yo
no tengo vida… tengo casi seis años en lo que no he tenido vida, he tenido cinco años de
absoluto sufrimiento, solo cuando recibí tu correo hace veinticinco días que volví a respirar,
hace veinticinco días que consigo dormir, que consigo descansar que he tenido algo de paz,
porque desde que te perdí, desde que llegue a ese hospital en el que me desmoroné, no solo
me llene de dolor sino que en ese hospital de Londres deje parte de mi alma, deje toda mi paz,
un parte de mi alma que no podré recuperar nunca cielo, porque con mis decisiones te dañe,
dañe a nuestros hijos… me perdí la oportunidad de tener a Marie Alice en mis brazos y
perderme en sus ojitos, dejando que me envolviera en su pequeña manita.- le dije con el
corazón el la mano.-

- Cielo yo también he tenido culpas, yo me fui, te aleje de nuestros hijos.- me dijo.-

- Shhhh…. Cielo, espera… escucha, tu no tienes culpa, tu me dejaste porque te cansaste, tenías
derecho, tenías toda la razón, quien necesitaba abrir los ojos era yo, me deje aterrar por la
idea de perder a Jane, sabía que tenía que buscar soluciones para no permitir que se llevarán a
Jane de mi lado, pero sabía que si introducía una demanda por su custodia mi madre y mi
hermano testificarían a favor de Heidi y me alejarían de mi pequeña.- le dije lo que nunca me
había atrevido a admitir en voz alta, porque me quedo muy clara la amenaza que al respecto
una vez me hizo Emmett.- te fuiste porque querías lo mejor para Jane, y en el fondo aún con
todo el dolor que sufrimos ese acto le salvo de alguna forma la vida a mi muñequita.- esa
confesión arrancó un jadeo de sorpresa en mi ángel.-

- Ed por que dices eso.- me pregunto mi princesa.-

- Princesa puede que este loco, pero yo sospecho que muchas de las “emergencias” de Jane,
por las que me separaba de ti eran provocadas, no sé como lo hacían pero estoy seguro que lo
hacían, incluso el accidente que murió Heidi fue provocado, estoy casi seguro, aunque no
puedo probarlo.- mi princesa asintió en acuerdo con mis palabras.- Pero de eso no se trata esta
conversación amor… No quiero que te culpes más por haberte ido, yo me sentía amarrado a
ese matrimonio por el bien de Jane, pero no podía obligarte a ti a vivir en las sombras… y en
ese momento… en ese momento te fuiste por el dolor… te fuiste por Jane, pero de esperar
unas semanas más te habrías ido igual, porque te habrías ido por Jane y por nuestros hijos,
siempre dijiste que no querías hijos en una relación como la nuestra porque no podrías
permitir que un hijo nuestro se viera obligado a vivir en las sombras como nos paso a
nosotros… Dios Cielo, tengo tantas cosas por las que pedirte perdón, porque por estar
conmigo habrías renunciado a lo que ha sido tu alegría en estos años, nuestros hijos… Dios
mío, que malditamente imbécil, no entiendo como puedes amarme todavía mi vida… Y ese día
cielo, ese día que cometí una de las más grandes estupideces de mi vida, ese día en el que
olvide nuestro aniversario, en el que te trate como una vulgar amante y no como la mujer de
mi vida, no como la mujer que amo, no como mi mujer, tengo que pedirte perdón, mil veces
perdón por eso, ese día te deje herida, física y emocionalmente, ese día no podré
compensártelo nunca, ese día, es uno de mis peores recuerdo, es una de las cosas más
horrendas que he hecho.- le dije apenado.-

- Me lo compensaste hoy Edward, me lo compensaste con la alegría que hoy vi en la cara de


nuestros hijos.- me dijo mi ángel.- no te voy a mentir, me dolió profundamente lo que sucedió
ese día, me dejaste un profunda herida y solo empeoró cuando no llegaste al aeropuerto, pero
cuando hablamos hace unos días y me dijiste que habías estado allí, pude reconciliar esa parte
de mi espíritu y de alguna forma encontré la fórmula para dejarlo ir.

- Gracias cielo.- le dije besándola.- eres mucho más y mucho mejor de lo que merezco.-

- Edward no tienes ni idea de lo que sufrí, no sabes lo que fueron para mi todas esas horas de
vuelo, todos esos días siguientes, todos esos meses pensando que no te había importado lo
suficiente como para hacer un último esfuerzo por mi, por nosotros.- suspiro.- no tienes ni idea
de todas las cosas que me toco vivir, mientras estábamos juntos, siempre pensamos que solo
nuestros amigos cercanos sabían de nuestra relación, pero la verdad es que después de que
Emmett estuvo en nuestro departamento también lo supieron Esme y Heidi, y no sabes todas
las humillaciones, todo el dolor, el desprecio y las cosas que tuve que vivir.- me dijo, mientras
yo acariciaba suavemente su mejilla con mi pulgar.-
- Lo sé, y de alguna manera me entere por ti sin que lo dijeras directamente. Y tengo que
decirte que no me hizo nada feliz saberlo, porque no me lo dijiste princesa?.- le dije.- por que
me lo ocultaste?.-

- Cómo lo sabes Ed?, como es eso que yo te lo dije sin decírtelo directamente.- me pregunto.-

- Tu libro cielo.- me miró sorprendida.-

- El libro?, leíste el libro?.- me pregunto.- te molesto?.- me preguntó.-

- Me moleste?... como me moleste cielo, que pregunta es esa.- le dije.-

- Cariño ese libro cuenta nuestra historia y yo nunca te pedí autorización para contar nuestras
cosas Edward, eso no era solo mi vida, sino la nuestra.- me dijo mi princesa.-

- Por Dios Amor, como podría, me honra sentirme participe de tu obra, me siento orgulloso de
tu talento, cuando me encontré tu libro ese día experimenté no solo orgullo por ti, sino una
enorme felicidad por haber encontrado una pista que me trajera a ti, una pista que me trajera
a nuestros hijos… Dios a pesar de todo el dolor, no sabes lo feliz que me sentía por la forma en
la que honrabas a nuestra mariposita, y la dedicatoria de tu libro hizo que durmiera bien por
primera vez en mucho tiempo, tu libro me despertó del letargo en el que estaba sumido y me
puso nuevamente en movimiento, gracias a él, aprendí muchas cosas de ti, de nosotros;
agregue más cosas a mi lista sobre las que tengo que pedir perdón… Cuando desperté me
permití volver a invertir mis energías en encontrarlos, pero fuiste tu la que me encontraste a
mi, fuiste tu quien encontró el camino de regreso a nuestro hogar, no me va a alcanzar la vida
para agradecerte todo lo que me has dado, no me va a alcanzar la vida para agradecerte que
me regalarás ese presente precioso que han sido nuestros maravillosos hijos, no me va a
alcanzar la vida para agradecerte que me enviaras ese correo, que me regalarás la oportunidad
de pedirle perdón a mi mariposita, que pudiera acercarme a ella, que pudiera llorar con ella,
poder decirle cuanto la amo, cuanto la necesito todavía a mi lado.- le dije.-

- Edward, cariño…- intentó interrumpirme, sabía que este era un tema difícil, y sabía que ella
quería dejarlo pasar de una forma.-

- No Bella, déjame seguir princesa, porque necesito que me perdones no haber estado contigo,
necesito que sepas todo lo que me duele no haber estado esos días contigo, tengo que decirte
todo el dolor y el sufrimiento que en mi provoca el hecho de que jamás podré tener en mis
brazos a nuestra mariposita, que me perdí la oportunidad de decirle en vida que la amaba, que
estaba feliz de que fuera nuestra hija, eso no podré perdonármelo nunca, pero ayuda que me
perdones tu.- le dije mientras secaba las lágrimas de mi princesa.-

- El dolor fue inmenso Edward, el sentimiento de perdida fue indescriptible, aún hay noches en
las que me despierto buscándola, llorando no tenerla a mi lado, era tan pequeñita, tan dulce,
tan indefensa, verla te llenaba de paz, era como…-

- Un ángel.- completé por ella, logrando un asentimiento de su parte.-

- Pero entiendo que tu dolor esta en un nivel completamente diferente al mío, sobre todo el
que se corresponde a la profundidad de la culpa que albergas en tu corazón Edward.- me dijo
suspirando.- Se que no vas a perdonarte nunca cielo, se que tu culpa y tu dolor están en el
hecho de que no podrás conocerla, que no vas a poder estrecharla entre tus brazos como lo
has hecho desde ayer con Lizzie y Ed, pero tienes que dejarla ir Edward, tienes que dejar la
culpa, tienes que perdonarte porque Marie no te culpa, Marie no tiene nada que perdonarte,
tu no sabías que eso podría pasar, tu no pudiste actuar de forma distinta a como lo hiciste,
Dios sabe cuanto me hubiese gustado que pudieras estrecharla entre tus brazos, que pudieras
sentir ese calorcito y ese amor que se desprendía de ella con solo tocarla.- El dolor que
reflejaba mi rostro, en este punto debería ser enorme porque ella enseguida se detuvo.- Cielo
por favor necesito que ese dolor desaparezca, debemos recordar a Marie, debemos
mantenerla en nuestro corazón, esta bien que nos duela no tenerla cerca amor, pero
debemos dejar el dolor de la culpa, de haber estado con nosotros el resultado sería el mismo,
no eres responsable de su muerte, no podrías haber hecho absolutamente nada, entiendo que
tu dolor esta en no haberla conocido, pero yo te perdone por ello y debes perdonarte tu mi
vida.

- Ya le pedí perdón a ella, pero no sé como perdonarme no haberla tenido entre mis brazos ni
una sola vez cielo… estoy haciendo mi esfuerzo, créeme lo estoy intentando… por ti, por Jame,
por Lizzie y por Ed… te juro que lo estoy intentando.- dije bajando la mirada. Ella tomo mi
rostro entre sus manos y dejo dulces besos por mi rostro borrando con sus labios mis lágrimas.

- Eso ya es un avance amor.- me beso en los labios.- gracias por intentarlo cielo.

- Como voy a borrar todo tu dolor cielo, como voy a borrar todo tu sufrimiento.- le dije.-

- Nuestros hijos hacen ese trabajo bebe, ellos son lo mejor que me has regalado, ellos le dan
sentido a mi vida, ellos, y tu amor, son lo suficientemente maravillosos como para poder curar
mi dolor y borrar todo mi sufrimiento cielo, aun me duele la muerte de nuestra pequeña, me
ha llevado cinco años reconciliarme con mi dolor, pocas cosas me gustaría más que tenerla con
nosotros amor, pero ella será más feliz si aprendemos perdonarnos y dejar atrás nuestro dolor.
- Pero cariño como puedo perdonarme, si tengo tantas cosas por las que pedirte perdón…
tantas que no se por donde empezar.- calló mis palabras con un beso de sus labios.-

- Shh… Edward… ya… basta de culpas amor.- me decía entre besos.- Te perdono, te perdono
por todo.- me dijo.- Pero también yo necesito que me perdones por tantas cosas.

- No Bella… yo no tengo nada que perdonarte, más bien tengo que agradecer nuestros hijos,
tengo que agradecer que ellos sean maravillosos y felices tal como son, tengo que agradecerte
porque me perdones, porque me ames, tengo que agradecerte por estar conmigo esos días
oscuros de mi hospitalización, tengo que agradecerte por llevarme a mis pequeños, por
permitirme estar junto con ellos, porque ellos de alguna forma me hicieron regresar de un
pozo de dolor, sé que no pude asegurar que tu me acompañaras esos días hasta que leí tu
libro, pero la verdad es de alguna forma siempre sentí que estuviste conmigo esos días, sentía
tu presencia, sentía tu olor, el calor de tu cuerpo junto el mío, también sentí un olor dulce,
como flores y miel, pero ahora se que eran nuestros pequeños, que eran nuestros hijos. Cielo
como puedes ser tan maravillosa… como a pesar de tu dolor, todavía pudiste cuidar de mí, y
llevarme a nuestros hijos para que estuvieran conmigo para que calmaran de alguna forma mi
sufrimiento.

- Te amo.- fue su sencilla respuesta, encogiéndose de hombros para restarle importancia.-

- Te amo cielo.- le dije, besándola.- Te amo.- le dije de nuevo besándola con intensidad.-
Perdóname… Perdóname… Necesito de tu perdón para poder seguir, necesito que me
perdones para poder respirar, necesito estar a su lado para poder vivir mi amor, los necesito a
mi lado tanto como respirar… los necesito conmigo y con Jane.

- Te perdono cielo, pero necesito que me perdones tú mi amor.- me dijo mi princesa. Yo no


tengo nada que perdonarle, pero entiendo que mi ángel necesita oír esas palabras-

- Te perdono amor, te perdono aunque lo que hiciste fue lo mejor para ti, para nosotros y para
nuestros hijos, a pesar del dolor, a pesar del sufrimiento eso era lo que teníamos que hacer.- le
dije.- Te amo, y necesito que estemos juntos.- me estaba repitiendo pero necesitaba oírlo de
sus labios.-

- Estaremos juntos cielo.- en ese momento pensé que iba a explotar de dicha, ya tenía el
perdón de mi princesa, tenía el amor de mi ángel, de mis hijos, tenía cerca a mi mariposita,
tenía a Jane lejos de la influencia de Esme, solo tenía que pedirle perdón a mis pequeños,
además tenía la perspectiva de estaríamos juntos.-
- Cuando.- pregunte impaciente.- Cómo, vendrán conmigo o prefieres que venga yo.- parecía
un niño, y juró que en ese momento tenía algo de Alice en mí.-

- Cielo calma.- me dijo.- creo que tenemos que tener calma, yo sé que tienes que pasar por
Volterra antes de volver…-

- Tenemos.- le corregí.- porque no pienso ir a ningún lado sin ustedes.- le dije.-

- De acuerdo, vamos a Volterra.- me dijo con la misma sonrisa condescendiente que le da a


nuestros pequeños cuando cumple uno de sus caprichos.- pero luego debes volver a Chicago.-
mi mirada inmediatamente se entristeció.- Espera…- me dijo.- Déjame terminar amor.- me
dijo.- unos días después de tu partida tengo que ir a Chicago, pero estoy segura que sabes de
eso.- me dijo con una sonrisa. Puse mi mejor cara de que no entendía lo que decía.- Si…
Edward, pensabas que no me iba a dar cuenta de que la empresa que me contrato tenía algo
que ver ustedes… No soy tonta Ed… Recuerdo perfectamente bien a Renata Fancinelli, y
siempre he estado al pendiente de ustedes mi vida, se que la empresa que me contrató es la
misma bajo la cual se publica la revista, ese proyecto en el que Rosalie estaba trabajando
cuando deje Chicago.- Mi cara en ese momento era del perfecto WTF.- además yo escuche la
conversación de Alice con Paul cariño.- me dijo, tras ver mi cara, me regalo una de esas risas
que me calentaban el alma, y beso mi labios.- no te preocupes cielo, no sabes lo feliz que me
hizo saber que estabas tan empeñado en hacernos ir a Chicago.

- Ok ok… me confieso culpable.- le dije levantando mis manos y provocando la risa de ambos.-
eso quiere decir que los niños van a acompañarte.- le pregunte.-

- Si amor, los niños irán conmigo.- me dijo.-

- Van a quedarse.- le pregunte con mi alma pendiendo en un hilo.-

- Cariño creo que mejor vamos poco a poco, vamos a dejar que los niños conozcan a tu
familia.- me dijo.- pasen unos días en Chicago y tomaremos una decisión, porque los niños ya
empezaron su año escolar aquí en Italia, y Jane el suyo en Chicago, y tendremos que decidir
que hacer, tenemos que pensar que es lo mejor para ellos, no lo crees. Ya el hecho de que me
acompañen los hará perder días de clases, pero es distinto a perder todo el año… no sé… no sé
amor, tenemos que buscar la mejor manera… se que ellos son pequeños y perder unos días de
clases no es la gran cosa, pero los niños necesitan rutinas, limites, patrones.- me dijo y aunque
creía no soportar estar nuevamente lejos de ellos, mi princesa tenía razón y teníamos que
hacer todo lo mejor para nuestros hijos, también teníamos que considerar las clases de Jane y
todo lo demás, aunque con todo lo que se divirtieron hoy y lo bien que se llevaron no dudo en
que será genial cuando estemos juntos de forma permanente.-

- Gracias mi vida, gracias bebe.- le dije antes de besarla.-

- Gracias por que Edward.- me preguntó.-

- Gracias por perdonarme… gracias por amarme… gracias por dejar a mi mariposita cerca de
mi… gracias por nuestros maravillosos hijos… gracias por amar a Jane.- le decía entre besos.-

- Te amo Edward, te amo y no puedo estar sin ti.- me respondió.-

- Te amo.- La bese nuevamente, haciendo que esta vez si se acurrucara en mi pecho, bajo mi
abrazo, nos envolvimos bien en la manta, y nos reímos al ver que habíamos olvidado nuestro
chocolate caliente, empezamos a conversar de un montón de cosas, de nuestros planes, de las
cosas que queríamos hacer, decidimos esperar un par de días antes de decidir nuestro futuro
próximo, lo que si quería era resolverlo antes de empezar el año, quería que el próximo año
empezara con buen pie. Un rato después la Nona Sue tocó amablemente la puerta, entrando
nos dio una amble sonrisa al vernos juntos, acurrucados y en paz, se llevo las tazas anteriores y
dejando unas nuevas tazas de chocolate caliente humeante y con un aspecto delicioso y un
plato de galletas.-

- Gracias Nona.- le dijo mi princesa.-

- No se preocupen hijos, que lo disfruten.- dijo al salir, nos incorporé para tomar las tazas, pero
mi princesa se levanto de pronto.-

- A donde vas princesa?.- le pregunte.-

- A encender la chimenea.- me dijo de forma sencilla.- La calefacción esta encendida, pero


siempre que me imagine estando aquí contigo en el sofá, siempre estaba encendida la
chimenea.- me dijo regalándome una sonrisa, y una vez encendida la chimenea frente al sofá y
con mi princesa a mi lado, con su cabeza en mi hombro y bebiendo de nuestro chocolate
caliente, en silencio, disfrutando de la compañía el uno del otro, era la imagen perfecta. Así
pasamos horas juntos, conversando de cualquier cosa hasta que recordé un punto importante,
y era al que correspondía al pasado en conjunto de nuestros padres, así que aproveché una de
las oportunidades en las que ella conversaba sobre sus padres. Mientras ella conversaba yo la
miraba debatiéndome entre si debía decírselo o no…- Bebé que pasa?.- me dijo acariciando mi
mejilla con ternura.-

- Por qué crees que me sucede algo cielo?.- le pregunte curioso e intentando alargar el tiempo
para poder encontrar la forma adecuada de contarle.-

- Bueno cariño tienes cara de que quieres decirme algo, pero no sabes como.- me dijo y yo solo
sonreía negando con la cabeza, definitivamente me era muy difícil poder ocultarle algo a mi
ángel, estábamos tan conectados que nos conocíamos en cada reacción, en cada gesto.

- Cariño, hay algo con respecto a tus padres y los míos que descubrí hace unos días y no sé
como contártelo, pero siento que de alguna forma debo compartirlo contigo.- le dije.-

- Que cosa cariño?, estas en tu derecho a contarme o no, pero viéndote tan preocupado por
encontrar la forma de decirme, hace que mi curiosidad se multiplique cielo.- me dijo mi
princesa.-

- Preciosa, la verdad es que creo que te lo debo, pero no se como empezar… pero primero voy
a permitirme decirte que supongo que en ese pasado en el que convergen las vidas de tus
padres y los míos encontré la razón del odio irracional de mi madre hacia ti princesa, o al
menos eso creo.- dije y ella se quedo mirándome con más curiosidad si es que eso es posible.-
además creo que mereces saberlo porque siempre has tenido un inquietud particular por tu
hermano…- de pronto me vi interrumpido por mi ángel.-

- Que tiene que ver mi hermano con tus padres Ed?.- me preguntó.-

- A ver cariño, que es lo que sabes exactamente de tu hermano?.- le pregunté para saber cual
era su versión de la historia.-

- Que el primer hijo de mis padres murió unas horas después de nacer.- me dijo confundida.-
sin embargo, yo siempre he creído que hay algo extraño en todo eso y tengo el presentimiento
de que mi hermano esta vivo, e incluso tengo la sensación de que de alguna forma ha estado
cerca de mi en ciertos momentos de mi vida, sobre todo cuando he vivido en Chicago.- me dijo
mirándose las manos, mientras jugaba con ellas, quizás con algo de miedo de que no le
creyera.-

- Y tus padres te dijeron que tu hermano era hijo de ambos?.- le pregunté.-


- Sip… ellos no estaban casados cuando eso, pero se casaron tiempo después.- me dijo, era
normal que sus padres le mintieran a ese respecto considerando que mi ángel tenía solo doce
años cuando sus padres murieron, supongo que no quisieron exponerla a un hijo nacido fuera
del matrimonio y demás.-

- Y te contaron como se conocieron?.- quise saber hasta que punto le ocultaron la verdad.-

- Se conocieron en Port Ángeles, en un club de lectura al que mi papá asistió con un amigo
mientras estaba haciendo unos negocios allí y en Seattle, al poco tiempo mi mamá quedó
embarazada de mi hermano, ellos eran novios, y mi padre por ese entonces vivía en Phoenix y
viajaba constantemente a Seattle, y de allí pasaba siempre por Port Ángeles para estar con mi
mamá, después de la muerte de mi hermano, mi padre se llevó a mi madre con el a Phoenix.-
Wooao, como le reversaron la historia a mi ángel, o sería mi padre el que tiene la historia
cruzada… pero la verdad no lo creo, porque la historia de mi padre es completamente
congruente con el odio que mi madre le profesa a mi princesa.- Edward porque me preguntas
todo eso, que tiene que ver como se conocieron mis padres con lo que quieres decirme.- me
dijo curiosa.-

- Cielo, todo esto me pone más difícil decirte lo que te quiero decir, porque no quiero romper
la imagen que tienes de tus padres, porque no quiero que esto genere un problema entre
nosotros.- le dije angustiado.- yo…

- Shhh…. Cielo, espera, no hemos llegado hasta aquí para que cualquier cosa nos separe y
genere un problema entre nosotros, cuéntame lo que sabes y veremos como lo resolvemos y
vemos que cosas pueden ser verdad y que no.- me decía mi princesa mientras tomaba mi
rostro entre sus manos y dejando pequeños besitos por mi cara en un intento de calmar mi
angustia, tomé sus manos entre las mías, dejando montones de besos en ellas, hasta que
suspire más tranquilo y las deje apoyadas en mi regazo, aun entrelazadas.-

- Bien, princesa, mi padre me contó que el y tu madre fueron novios cuando eran
adolescentes.- Subí mi vista para ver a los ojos a mi princesa que me veía sorprendida.-

- Estas seguro cielo?.- me dijo.-

- La verdad es que más que eso, Carlisle dijo que ellos se conocían desde niños, que eran
vecinos, y que comenzaron de pronto una relación, que con Renee tuvo su primer beso,
incluso su primera vez, pero tiempo después tus abuelos se mudaron y Renee se fue con ellos,
y el quedo triste y destrozado al igual que ella, pero por ese entonces mi madre que era dos
año menor que ellos, empezó a seducirle e intentar una relación con él, hasta que se hicieron
novios, y poco a poco el fue olvidando a tu madre o al menos eso creía.- le dije.-
- Mi mamá siempre hablo de su primer amor con mucha nostalgia, pero nunca espere que
fuera Carlisle.- me dijo.-

- Mi padre siempre se perdía cuando se iniciaban en casa esas conversaciones del primer
amor, y su mirada siempre mostraba una tristeza particular que nunca pude descubrir hasta
ahora.- le dije con tristeza por el dolor de nuestros padres.- pero en fin… continuando con la
historia, cuando mi madre se gradúo de la preparatoria, hizo un viaje a Grecia para ver a su
abuela, y justo durante ese tiempo, Renee regresó a Chicago y se reencontró con mi padre, al
principio parece que los encuentros no fueron muy amables puesto que tu mamá estaba muy
dolida con mi padre por haberla olvidado, pero luego reiniciaron su relación a escondidas de
mi madre, se prometieron que duraría solo mientras Esme regresara de Europa, pero…

- No pudieron parar, y cuando tu madre regresó siguieron siendo amantes… a la final… mi


madre también se convirtió en la otra, como yo, es por ello que tu madre…

- Eso me temo cariño.- le dije, sin querer escuchar lo que ya sabía y era el profundo odio que
mi madre sentía por mi mujer.- lo cierto es que ellos continuaron una relación clandestina, con
el agravante de ser perseguidos y vigilados por mi madre, un día Esme fue a buscar a Carlisle
para decirle que estaba embarazada, y el decidió casarse con ella.- le dije… y suspire sabiendo
que venía la parte más difícil.- unos días después Renee fue igualmente a visitar a Carlisle, para
darle la noticia de que esperaba un hijo suyo, pero antes de que él pudiera decirle cualquier
cosa mi madre entró en el despacho haciéndole entrega de la invitación de la boda que se
realizaría ese fin de semana y diciéndole a tu madre que estaba embarazada.- en ese momento
un jadeo de sorpresa de mi princesa enmudeció mi relato, la mire fijamente.-

- Entonces mi hermano, era hijo de Carlisle y no de mi padre.- dijo mi ángel llegando a la


conclusión más lógica.- pero no entiendo… que sucedió…

- Cielo…- me acerqué a ella para consolarla puesto que ya las lágrimas empezaban a derramar
por su rostro.- yo no quería… ser yo quien…

- Amor estoy bien, pero quiero saber que más te contó Carlisle.- me dijo ella sorbiendo un
poco por la nariz y limpiando sus lágrimas con el dorso de su mano.-

- Bien, tu madre salió del despacho y no lo dejó decirle nada más, mi padre estuvo buscándolo
a ella y a su bebe por mucho tiempo, pero no los encontró, esta de más decir que toda su
búsqueda era a expensas de mi madre.- le explicaba recordando todo aquello que me contó
Carlisle.- mi madre se enteró un día y se fue furiosa, y ya mi padre no solo buscaba a una mujer
y a un hijo, sino que las buscaba a los dos, hasta que mi padre recibió una llamada, a mi madre
se le adelantó el parto y Emmett nació prematuro.- le dije.-

- Como demonios puede tu hermano ser prematuro con ese tamañote.- me dijo mi ángel.-

- Yo tampoco lo entiendo bebé.- le dije.- lo cierto es que un par de años después tu madre
regreso a Chicago, con tu padre y embarazada de la persona más hermosa y maravillosa del
mundo entero, mi hermosa princesa.- le dije dándole un beso en la nariz.-

- Y el bebe de Carlisle y mi madre.- me pregunto.-

- Tu madre le dijo que murió cariño.- le dije.-

- Y a papá… como queda mi papá en todo esto?.-

- Después de la muerte de su hijo, tu mamá se fue a Phoenix, o eso supongo yo… Tus padres se
conocieron en un grupo de apoyo al que asistieron para superar sus respectivas pérdidas, tu
madre necesitaba superar la muerte de tu hermano, mientras que Charlie, necesitaba
recuperarse de la muerte de …-

- De su primera esposa.- dijo ella segura.-

- Lo sabías?.- le dije extrañado de que al menos le hubiesen dicho eso.-

- Eso si lo sabía.- me dijo pensativa.- pero porque me contaron otra cosa, cual será la verdad…
porque aunque me duele creer que me mintieron mis padres… la verdad es que esa historia
tiene más sentido, sobre todo cuando puede explicar perfectamente la actitud de tu madre
hacia mí… y aun más de la actitud de tu madre después que empezara nuestra relación.- me
dijo pensativa.- Yo soy la hija de la mujer con la que la engaño su marido… y a diferencia de
Heidi… Esme siempre ha amado a tu padre de una forma absoluta y enfermiza.

- La verdad amor, que lo único que se me ocurre, es que tus padres lo ocultaron porque les era
muy difícil hacerte entender la situación, eras muy pequeña princesa, además supongo que
Renee no quería que lo supieras preciosa, la verdad no sé que decirte.- le dije.-
- Que locura cielo, pero explica al menos la reacción de Esme, la tristeza de mi madre cuando
hablaba de su primer amor, su renuencia a visitar Chicago, siempre que quería ir a ver a mis
primas casi tenía que rogarle, por ello fueron muy pocas las ocasiones en las que visite a mis
tíos antes de la muerte de mis padres, eran siempre ellos los que viajaban a Phoenix para
vernos, cuando había que hacer un viaje a Chicago mi padre lo hacía solo… nunca lo entendí la
verdad, solo sé que cuando papá no estaba era cuando mi mamá más lloraba por haber
perdido a Christopher…- dijo mi princesa.-

- Christopher… Christopher… Christopher Cullen.- repetía.- Ese era el nombre de mi abuelo, el


padre de Carlisle se llamaba Christopher cariño.-

- Si teníamos algún tipo de duda… entonces…-dijo mi princesa.- mi hermano era tu hermano


cielo.

- Sip.- le dije simplemente.- pero dentro de toda la triste historia de nuestros padres hay algo
bueno… muy bueno.- le dije.-

- Y que puede ser bueno tan bueno en medio de tanta tristeza, engaño y dolor cielo.- dijo ella
colocándose frente a mi, no dude un instante en rodear su cintura con mis manos acercándola
a mi y cerca muy cerca de sus labios le dije.-

- Tu, princesa.- le dije besándola con todo el amor, con toda la pasión y con todo lo que sentía
por ella. Así pasamos mucho tiempo besándonos y haciéndonos cariño hasta mi hermosa
empezó a sentirse adormilada.- Amor creo que es hora de ir a dormir.- ella negó con la
cabeza.-

- No quiero.- me dijo entre un bostezo que me causo risa.- quiero quedarme contigo.- agregó
haciendo un tierno y sensual puchero.-

- Cariño pero yo puedo quedarme contigo o puedes quedarte conmigo, como anoche, esa fue
mi mejor noche en los últimos casi seis años, y me gustaría mucho saber si esta será mejor.- le
dije sin ningún tipo de malas intenciones, aunque en el fondo me provocaba y mucho. Ella se
mordía indecisa el labio sin saber que decir, pero yo estaba seguro que quería que
durmiéramos en la misma cama, de lo contrario pasaría igual que ayer, en algún momento de
la noche uno invadiría la cama del otro.- vamos… te llevo y lo piensas en el camino bebé.- sin
esperar su reacción la cargue colocándomela sobre el hombro mientras ella reía divertida y
asombrada, caminamos entre los hermosos pasillos y salones, con cuidado subí las escaleras y
cruce el pasillo hasta dejarla frente a la puerta de Jane con los pies en el piso.- Veamos a los
niños antes.- fuimos entrando en los cuartos de cada uno de nuestros hijos, dejándoles besitos
en sus frentes y diciéndoles cuanto les amábamos, pasamos frente a mi puerta y seguimos
hasta la suya tomados de la mano.- bueno cariño, buenas noches, que tengas dulces sueños.-
me acerque a ella bajando mi rostro para rozar mis labios con los suyos.- te Amo.- dije sin
separarme de su boca, justo cuando daba la vuelta para irme hacia mi habitación mi princesa
tomo mi mano jalándome hacia ella.-

- Bebé quiero dormir contigo como ayer.- me dijo, y suspire con un poco de frustración con eso
de dormir como ayer, mi princesa seguía sosteniendo mi mano entre la suya y con su mano
libre acarició mi mejilla, mientras reía.- Cielo yo también quiero estar así contigo.- levanté una
ceja mostrando mi curiosidad y disfrazando mi entusiasmo.- Pero… puedes que piense que es
una tontería.- se mordió nerviosa el labio y como arrepentida de lo que quería decirme, así
que fue mi turno de levantar mi mano y acariciar tiernamente su mejilla instándola a
continuar.-

- Amor dime lo que sea que estés pensando.- le dije.-

- Es que es muy tonto, pero quiero estar contigo, quiero que estemos juntos en año nuevo,
cuando pasen las doce en la noche vieja… quiero… quiero que sea un nuevo comienzo,
siempre he pensado que la noche vieja y el cambio al nuevo año tiene una energía especial en
la que todo se renueva y en la que nos llenamos de nuevas oportunidades, quiero sentir que si
hago el amor contigo esas primeras horas del año nuevo, culminaremos así ese año, y
podremos empezar otro que termine igual, y luego otro, por el resto de nuestras vidas.- dijo
sonrojándose, me permití acariciar su mejilla allí donde se sonrojaba su rostros, me acerque a
ella para besarla y susurre a su oído.-

- Es una hermosa idea mi princesa, de verdad me muero por estar contigo otra vez, que
podamos entregarnos en cuerpo y alma, pero tu idea me da una perspectiva de empezar cada
año amándote y terminarlo de igual forma, por todo lo que duren nuestras vidas … o al menos
nuestra lujuria.- dije entre risas de ambos.-

- No te molesta bebé.- me pregunto atrapando nuevamente su labio inferior entre sus dientes,
la bese para poder liberar sus deliciosos labios de su prisión.-

- Claro que no me molesta preciosa, voy a hacer cualquier cosa con tal de hacerte feliz mi
amor.- le dije pegando mi frente a la suya.- además solo faltan dos noches… pero no quiero
que me prives de dormir abrazado a ti amor… te prometo que vamos a dormir solo eso.- le
rogué, ella sonrió, abriendo la puerta y e invitándome a pasar a su habitación, era hermosa,
era toda blanca, su cama era de hierro forjado, con un intrincado diseño de rosas, todos los
muebles eran de madera oscura, que contrastaba de forma elegante y perfecta con el blanco
de las paredes, la alfombra, la tapicería de lo sofás, los cojines de la banqueta de hierro forjado
frente a la cama, todos los cojines, las flores, era suave y delicada como mi princesa, incluso la
cama tenía un dosel desde el que caían suaves telas blancas, era increíble, era perfecto como
mi diosa, en una de las paredes cercanas a la cama de mi princesa habían diversas repisas con
muchas velas blancas, y fotos, había fotos nuestras, dos o tres de nuestras fotos favoritas de
las muchas que nos tomamos en Chicago, había una foto preciosa de mi mariposita, otras de
mi gatita y mi campeón, fotos de mi princesa y nuestros hijos, una fotos de nuestros amigos,
otra con Tania y Félix y supongo sus hijos, también unos chicos abrazaban a mi princesa en una
foto, y sentí una punzada de celos en mi estómago, seguramente se trataba de Jacob y Paul;
también había un par de fotos mías con mi muñequita.

- Ven cariño o piensas quedarte allí toda la noche.- me dijo mi princesa sentada en la cama,
invitándome a acompañarla. Me acerque a ella, metiéndome en la cama, ella se acomodó
sobre mi pecho y nos arrope a ambos, besando los cabellos de mi amor.-

- Te amo princesa.- le dije.- que descanses.-

- Buenas noches amor.- me respondió.- y gracias por entenderme.-

- Eres feliz.- le pregunte.-

- Soy feliz contigo, siempre seré feliz estando entre tus brazos.- me respondió dejando un beso
sobre mi pecho, la bese nuevamente en sus hermosos cabellos.-

- Eso es lo que espero de la vida, hacerte feliz, hacer feliz a mi hijos, ese es mi propósito, ese es
mi destino… no tienes porque agradecerme.- le dije, al poco tiempo note a la respiración
acompasada de mi ángel y la acompañe en sus sueños. Estábamos profundamente dormidos,
cuando un suave golpecito nos alerto que nuestros hijos estaban por irrumpir en la habitación
como un torbellino lleno de energía arrasándolo todo, y de solo imaginarlo una sonrisa boba se
formó en mi rostro.-

- Uhmmm...- se quejaba mi princesa no queriendo despertar.-

- Cielo despierta, tenemos a unos pequeños impacientes tocando la puerta, deben estar
desesperados por entrar.- mi princesa se incorporó tallándose esos hermosos ojos chocolates
amo profundamente, regalándome una sonrisa especialmente hermosa, la bese suavemente.-
Te amo… Buenos días amor.-

- Buenos días cielo.- me respondió dándome un dulce beso.- los hacemos pasar.- decía al
tiempo que escuchábamos nuevamente esos golpecitos en la puerta pero ahora parecían más
impacientes. Reímos juntos.- Pueden entrar pequeños.- de pronto entraron nuestros
pequeños corriendo y riendo y saltaron sobre la cama sobre nosotros llenándonos de besos.-
- Papito… papito te extrañe un montón.- me dijo mi gatita.-

- Yo también te extrañe mucho princesita.- le dije mientras la abrazaba.-

- Hola papito.- me abrazó Jane.- Hola princesa.

- Hola corazón.- le dijo mi ángel envolviéndola entre sus brazos, cada vez que mi princesa tenía
un gesto amoroso por mi pequeña, un sentimiento de absoluta admiración por mi Bella crecía
en mi pecho.-

- Hola mamá… papá.- dijo mi pequeño acercándose tímidamente a nosotros.-

- Hola mi cielo.- le dijo mi ángel abrazándolo.- dormiste bien?.- le preguntó y el niño asintió
con la cabeza.-

- Ven pequeño, anda a dejarle un abrazo a tu padre.- le pedí mientras se acercaba y lo envolvía
entre mis brazos, estos pequeños momentos eran tan maravillosos, tan increíbles. Pasamos
cerca de dos horas los cinco juntos en la cama de mi princesa, jugando y haciéndonos
cosquillas, conversando. Pero había algo que quería decirles y no les había dicho todavía.-
Pequeños, papito quiere decirles algo, yo quiero que sepan que papá los ama muchísimo.- les
dije mientras los tres sentados frente a mi, con sus piernas cruzadas asentía con la cabeza y me
devolvían una hermosa sonrisa.- y quiero pedirles perdón… a ti Lizzie y a ti Ed, quiero que me
perdonen por haberme perdido tantas cosas de ustedes, por no estar a su lado, por estar tanto
años sin estar presente en sus vidas.- las lágrimas corrían por mi rostro.- y quisiera que me
perdones Jane por no haberte dado antes la oportunidad de tener unos hermanos y una
madre que te brindara el amor y la compañía que necesitas.- en ese momento sentí la mano
de mi princesa apretando mi hombro dándome una agradecimiento mudo por considerarle
como una madre amorosa para mi muñequita.- de verdad necesito que me perdonen mis
pequeños, necesito amarlos libre de culpa.- les dije. Cuando de pronto sentí a mi gatita
impactando contra mi cuerpo, secando mis lágrimas con sus pequeñas manitas y dejando
sonoros besos en mis mejillas. No estaba completamente incorporado después del asalto de
mi gatita, cuando aún estando abrazado a ella, me sentí golpeado por el impacto de los
cuerpos de mi Jane y de mi campeón que se lanzaron contra mi pecho.-

- Papito no llores, ahora estamos juntos.- me dijo mi gatita aferrándose fuertemente a mi


pecho.-

- Además papá nosotros vamos a viajar a Chicago y luego tu vendrás y luego en vacaciones
podemos estar juntos de nuevo los cinco siempre, además tu y Jane tienen que venir en
verano, es genial, y podremos divertirnos montones.- me decía mi campeón dando idea al
principio de un plan bien formado.-

- Y papito, yo nunca he estado sola, siempre he tenido a mis tías, a mis tíos, a mis abus y a
Valerie y Kellan, por su puesto que estoy feliz por tener ahora hermanos y una mamá princesa,
pero nunca he estado sola papá.- me dijo mi muñequita.- Te amo papito.-

- Y yo a ti mi muñeca.- le dije.- los amo muchísimo a los tres pequeños.- sobre la cabeza de mis
pequeños vi a mi princesa secarse las lágrimas, “Gracias” le dije sin pronunciar palabras,
ganándome una deslumbradora sonrisa de sus labios.- Bien peques, creo que es hora de que
se cambien de ropa y veremos que nos depara el día y seguramente montones de delicias que
habrá preparado la nona Sue.- les dije ganándome una sonrisa de todos.- Tienen media hora
para estar listos.- les dije haciendo que salieran corriendo entre risas y discusiones sobre que
haríamos hoy. Mi princesa estaba por levantarse de la cama cuando la jale hacia mi haciendo
que cayera sobre mi pecho y comencé a besarla a conciencia, sin dejar un solo espacio de su
boca sin explorar y sin saborear, cuando la necesidad de aire se hizo urgente, fui dejando
besos por su mandíbula, en su oreja, por su delicioso cuello.- Uhmmm, princesa me moría por
besarte.- le decía mientras rozaba dulce y amorosamente sus labios.- Te amo cielo.- y de nuevo
me perdí en sus labios.-

- Amor… amor… detente.- me decía mi ángel contra mis labios.- los niños amor…

- Los niños se están vistiendo.- le dije.- tenemos media hora cielo.- le dije.-

- Cariño pero íbamos a esperar a mañana.- me dijo con la respiración agitada y perdida entre
mis besos acariciando mi cuerpo con las mismas ansias con las que acariciaba yo el suyo.-

- Y vamos a esperar hasta mañana.- le dije.- solo que podemos tener algunos aperitivos antes
del plato principal preciosa.- le dije subiendo sugestivamente las cejas y dándole una sonrisa
pícara.-

- Me gusta tu idea.- me dijo besándonos de nuevo, y perdidos entre nuestros besos y caricias,
alcanzamos el orgasmo juntos, tocando nuevamente el cielo con la puntas de los dedos,
perdidos el uno en el otro, perdidos en nuestro propio cielo, en nuestro paraíso, estábamos
absolutamente felices y plenos, si pudimos alcanzar una felicidad tal solo con nuestras manos,
el momento de la entrega total y plena ya nos generaba muy fuertes expectativas, estaba
seguro que sería la experiencia más intensa que hemos vivido hasta el momento, aunque
siempre mis mejores veces habían sido estando juntos, porque solo con mi princesa he hecho
el amor, porque las demás que pasaron por mi cama fueron sexo … solo eso. Así cuando
recuperemos la respiración y el sentido nos dimos cuenta que no había pasado media hora,
sino la hora completa, nos levantamos entre risas, acompañe a mi princesa en la ducha… a la
final tenemos que contribuir con la naturaleza y no desperdiciar agua… terminada la ducha me
escabullí como pude a mi habitación, y media hora más tarde mi amor y yo atravesábamos
juntos la cocina agarrados de la mano, entre risas y miradas cómplices… Desayunamos
después del respectivo reclamo de nuestros hijos por haber tardado tanto y aprovechando el
buen tiempo fuimos hasta Florencia, visitamos el Duomo de Santa Maria dei Fiore, caminamos
por la ciudad, por los maravillosos puentes, comimos en una acogedora pizzería cercana al
Batisterio, el día era frío pero pudimos caminar tranquilos por las calles y disfrutando de la
ciudad, visitamos la tumba de Miguel Ángel, uno de los artistas más impresionantes de todos
los tiempos, pudimos disfrutar de una de sus obras más importantes “El David”, y ahí mi ángel
nos deleitó con su amor por el arte y su profunda admiración por Miguel Ángel y sus obras,
entre los paseos, las caricias, los besos, las risas de nuestros pequeños, ya estábamos
planeando nuestro futuro, algunos próximos viajes a distintas ciudades de Europa durante el
verano para poder disfrutar unas vacaciones en familia, estábamos pensando en viajar a Roma,
a Venecia, Paris, Madrid, Barcelona, Valencia, Lisboa, Funchal, Portimao, Viana… cada una de
las ciudades tenía algo que nos llamaba la atención y que queríamos compartir en familia, y
cada uno de nosotros sugirió algunas, por su puesto que pensábamos en un futuro poder llevar
a los peques a Disney, y ya estábamos trazando un ruta por hermosas ciudades de norte,
centro y sur América, queríamos que nuestros hijos conocieran el mundo, conocieran su
cultura, su forma de vida, el idioma, la cocina local, queríamos compartir con nuestros
pequeños nuestro antiguo deseo de recorrer el mundo, de visitar monumentos, plazas, de
disfrutar de la forma de vida de otras culturas, de comer cosas nuevas, de sentarnos en un
parque y disfrutar sentados en la grama de un sándwich y un refresco, de disfrutar de cosas
maravillosas en las experiencias más sencillas… Planeamos también un próximo viaje a
Londres, quería conocer la fundación de mi princesa en honor a mi mariposita, conocer a sus
amigos y visitar con ella esa ciudad que tanto amaba, pero sobre todas las cosas…. Y lo más
importante de todas…. Quería tener la oportunidad de reconocer a mis hijos y darles mi
apellido como les corresponde.

Al regresar a la casa y al igual que ayer estuvimos pasando tiempo con los niños, comimos,
jugamos juntos, y como ayer mi princesa hizo que todos nos diéramos un baño antes de
reunirnos juntos en el salón de música, donde Ed me mostraba los acordes que tenía
preparados para las nanas de su hermana, mi princesa revisaba un manuscrito de algunas
ideas de su nueva obra y mi gatita le mostraba algunos pasos de ballet a mi muñequita,
mientras discutían por skype con su prima Valerie con la computadora que mi princesa le dio a
Jane, como era la mejor forma de incorporar esa coreografía de ballet de Elizabeth a la rutina
de patinaje de Jane y Valerie, además que planeaban emocionadas como le enseñarían a
patinar a Lizzie cuando esta visitara Chicago con mi princesa y su hermanito.

Un rato después estábamos todos acurrucados en el sofá con mi princesa, leyendo el cuento
que habíamos comenzado ayer, aunque a Ed no le gustaban mucho el cuento por que se
trataba de un clásico cuento con princesas y demás, pero por estar acurrucado junto a mi
princesa soportaba cualquier cosa, al igual que yo, y eso solo por si me quedaban dudas de que
Edward era casi una copia de mí, tanto física como emocionalmente, así paso el tiempo, juntos
bajo la manta, escuchando la embriagante voz de mi ángel y el chisporroteo de la leña en la
chimenea, cuando nuevamente nos toco llevar a en brazos a nuestros pequeños a la cama, me
las arregle para llevar a Lizzie y a Ed, mientras que mi princesa llevaba en brazos a Jane, como
se estaba haciendo costumbre los fuimos dejando en sus camas, primero a Jane, siendo que
luego que estuvo arropada y que Bella dejara en su frente un beso de buenas noches,
susurrándole cosas dulces a mi pequeña, le tendí a mi pequeño, para que con mi pequeña
princesita en brazos pudiera inclinarme a besar la frente de mi hija y decirle que la amaba, el
siguiente cuarto era el de Edward, así que al igual que a su hermana dejamos a nuestro
campeón en su cama, para dejar finalmente a nuestra gatita, y perdernos tras la puerta del
cuarto de mi ángel, donde nuevamente tocamos el cielo, solo a través de nuestras manos, con
nuestros labios, con nuestras bocas… con besos, con caricias, y después de unas cuantas horas
dormimos en los brazos el uno del otro, siendo felices, felices como esperaba que fuéramos el
resto de nuestras vidas.

El día siguiente continuamos con la rutina de recibir el buenos días de nuestros pequeños en la
cama hablando con ellos, mandándolos a vestirse mientras nos perdíamos en nuestras caricias,
pero sin llegar a fundirnos completamente en los brazos el uno del otros, y después de
compartir la ducha bajamos a desayunar, a diferencia de los días anteriores en vez de salir nos
quedamos todos juntos en casa y en la cocina entre risas y salpicaduras, preparamos junto con
los nonos, las delicias que nos acompañarían a la mesa en la cena de noche vieja, estaba
increíblemente emocionado por poder celebrar esta fiesta con mis hijos por primera vez, sin
contar con que cuando terminará la celebración, después de la cena, después del champagne,
las uvas y las doces campanadas, después de que nuestros hijos se entregarán a los brazos de
Morfeo y descansaran en sus camas, entonces podría perderme nuevamente en el cuerpo de
mi princesa, regresaría a la calidez de su piel, embriagándome al fin de cada suspiro, de cada
gemido, de cada expresión de la pasión de mi mujer… Esta noche mi ángel sería de nuevo mi
mujer y yo le confirmaría que he sido suyo y que soy suyo para siempre.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Espero que les guste ...Gracias… Se les quiere:

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…

Por eso, canta, ríe, baila, llora, y vive intensamente cada momento de tu vida…

… antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos” (Charles Chaplin)

Kisses…

BkPattz
Capítulo 14: El Espectáculo De Tu Cuerpo

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Advertencia: Light Lemmon

Capítulo 14: El Espectáculo de tu cuerpo…

Decir que estaba impaciente era poco, no recuerdo ver tanto el reloj como en los últimos
minutos, creo que en mi vida he estado tan impaciente por algo como ahora, conversaba con
el nono Billy, cuando de pronto sentí su mirada en mí, gire un poco mi rostro y mis ojos se
conectaron con la espléndida mirada de mi princesa, luego de unos segundos bajo su mirada
mordiéndose sensualmente el labio y ese hermoso sonrojo adorno sus mejillas… Dios mi
princesa estaba pensando en algo y estoy seguro que sería bueno… muy bueno, de pronto mi
ansiedad empezó a trasladarse a otras partes de mi cuerpo, y tuve que pensar en algo que me
enfriara rápido si quería terminar con la velada, tenía que concentrarme, solo faltaba una hora,
mis hijos habían estado correteando por todo el salón de un saldo a otro, alegres, pero ya
empezaban a dar señales de que el sueño y el cansancio comenzaban a hacer mella en ellos…
pronto estarían dormidos, y yo no podría estar más feliz por ello.
Mientras Billy me conversaba sobre cosas fascinantes del viñedo, ofreciéndose a llevarme a
hacer un recorrido, por las bodegas donde se produce el vino, yo seguía a mi princesa por todo
el salón, justo ahora se encontraba sentada en el sofá, contándole una historia a nuestros
hijos, estábamos en invierno y el frío en los últimos días había sido despiadado, pero los Nonos
se ocuparon no solo de subir la calefacción, sino también de encender la chimenea del salón, y
ya les había agradecido no menos de diez veces el detalle, no solo porque nos sentíamos
increíblemente a gusto, sino porque le dio a mi ángel la oportunidad de usar un vestido…
vestido que estaba a punto de causarme un paro cardíaco, y que segundo a segundo atentaba
con mi autocontrol, allí desde donde me encontraba podía tener una vista privilegiada de las
hermosas piernas de mi princesa, que estaban como bien sabía ella que me gustaba,
culminaban en unos fantásticos zapatos de diseñador, imposiblemente altos, que solo
lograban que sus piernas se vieran más exquisitas de lo que ya eran …. De nuevo me
encontraba mirando el reloj y rogando porque los minutos pasarán. Me encontraba
embelezado admirando la hermosura de mi princesa, cuando el nono interrumpió mis
pensamientos.

- Es muy hermosa, no es cierto?.- dijo señalando a mi Bella, con la copa que sostenía entre sus
dedos.-

- Mucho más que hermosa, es una Diosa.- le dije lo que sinceramente pensaba.-

- No entiendo como con el amor que se tienen dejaron que les pasarán todas esas cosas.- me
dijo a modo de reflexión… creo que más para él que para mi.

- No sabes cuantas veces me he preguntado yo lo mismo en estos últimos años, pero ya


perdimos demasiados años como para perder tiempo valioso haciéndonos preguntas, lo único
que quiero es poder rehacer mi vida con mi princesa, donde quiera ella que sea… Aquí o en
Chicago, donde sea, pero juntos. – le dije.-

- Eso va a suceder hijo, no tienes que ponerlo en duda.- me dijo el nono, agradecí sus palabras,
yo confiaba que eso sería así, pero necesitaba continuamente confirmación de terceros.-
Supongo que se irán a Chicago.

- No puedo asegurarlo.- le dije.-

- Yo sí… Edward, crees que alguno de ustedes podrá seguir separado del otro.- yo me limité a
negar con la cabeza.- y crees que ustedes podrán estar lejos de Marie.- volví a negar con la
cabeza.- sobre todo porque mi principesa ha pasado todos estos años lejos de la pequeña, solo
la dejó ahí por ti, cuando llegó a Montepulciano, estaba increíblemente triste, solo los
pequeños lograban sacarla de la cama, Paul y Jacob, hacían todo lo que podían y más para
poder animarla, pero nada parecía poder colocar esa hermosa sonrisa en su rostro, su dolor
por la pérdida de su mariposita era infinito, además de que se encontraba terriblemente
deprimida por como te dejo en Londres, creo que en más de una oportunidad se planteó
buscarte, la desesperaba saber como te encontrabas, pero creo que el dolor hacía que
colapsara de nuevo.- mi corazón se oprimía mientras Billy, me contaba esos días de la vida de
mi princesa, que aparecen como páginas en blanco en su historia, no podía quitarle los ojos de
encima, mientras la veía con toda la tristeza que su dolor podía dejar en mi mirada y mi alma,
como siempre nos ocurría mi princesa se percató de mi mirada y levanto su vista, que
inmediatamente se enganchó con la mía. Al notar mi estado de ánimo, hizo ademán de
levantarse, pero le hice un gesto con la mano, pidiéndole calma, a la vez que negaba con la
cabeza y le regalaba una pequeña sonrisa que esperaba la tranquilizaba, diciéndole un mudo
“te amo”, que me correspondió con una deslumbrante sonrisa.- Las noches eran
particularmente difíciles.- seguía contando Billy.- cuando no se despertaba gritando y
buscando a su mariposita, entonces se despertaba gritando y buscándote, preocupándose por
ti, sufriendo por tu dolor.

- Dios… mi princesa es mucho más de lo que merezco, es absolutamente maravillosa, no sé


como podía pensar en mi dolor, en mi sufrimiento, si ella estaba sufriendo quizás peor que yo.-
le dije.-

- Un día.- continúo Billy, como si yo no hubiese dicho nada.- un día se levantó, fue a la cocina
por algo de desayuno dejándonos a todos mudos, y se encerró por horas en su estudio al
teléfono, cuando salió nos gano la curiosidad por saber que estaba haciendo, y fue cuando nos
dijo, que si ella estaba separada de ti, haciéndote estar lejos de tus hijos porque necesitaba
sanar, lo entendía y lo aceptaba, pero no podía tenerlos a los dos abandonados, no podía estar
tranquila mientras tu estabas solo, sufriendo en Chicago, y su pequeña sola, enterrada en un
cementerio en Londres, así que hizo los arreglos para trasladar el cuerpo de la pequeña a
Chicago, es cierto que no te lo dijo, sino hasta hace poco.- me decía al notar mi desconcierto.-
pero ella estaba segura que podrías sentir una conexión especial con la pequeña, aún sin saber
que estaba tan cerca de ti, además sino te lo dijo es porque ella creía que tenías que sanar
primero, que tenías que empezar a ver las cosas desde todas las perspectivas necesarias, antes
de saberlo. Bella creía que si te decía desde el principio, entonces no habría poder humano
que te arrancara de ese cementerio, que te enterrarías vivo allí con tus culpas, y no era justo
contigo, con ella, tampoco con Jane, Elizabeth y Edward… así que espero a que pudieras sanar
un poco tus heridas y luego con el accidente de Ed se dio la posibilidad y ella se decidió a
contarte, no es como si necesariamente ella no hubiese podido viajar, porque ya habían
pasado el cumple de los niños, y Edward perfectamente podría haberse quedado con nosotros
o con Félix y Tanya que se encontraban de visita, pero Bella lo vio como una señal… y se
decidió a comunicarse contigo.

- Creo que mi princesa tenía razón… si con todo el tiempo que ha pasado, y ahora que me
encuentro mejor, he ido a visitar a mi pequeñita todos los días al cementerio, y he de confesar
que estos días la he extrañado un montón, de saberlo desde el principio no me despegaría de
su tumba, hubiese perdido la oportunidad de madurar en mi dolor, de sanar, de luchar por mi
muñequita y esperar por mi princesa y mis bebes.- le dije, no podía molestarme con mi
princesa por no habérmelo dicho, la verdad es que ambos teníamos que sanar y es cierto, de
haberlo sabido antes probablemente todavía no estaría listo para regresar a mi familia aún.-

- Es bueno que estés pendiente de la pequeña Edward, pero tanto tu como Bella tienen que
entender que Marie ya no está con ustedes, tienen que lidiar con su dolor, tienen que vivir
recordándola, pero tienen que vivir, con y por sus hijos, con y por ustedes mismos, y el uno por
el otro, no creo que sea saludable que estés metido en el cementerio todos los días, y menos
que te sientas culpable, por no haber ido a verla estos días.- me dijo, y lo miré confundido.- sé
que me dijiste que la extrañas, pero acaso no sientes un poco de culpa por no haberla ido a
visitar, no te conozco mucho hijo, pero con lo que he visto y lo que he escuchado puedo
asegurar que tienes una tendencia irremediable a culparte por todo, y creo sin temor a
equivocarme, que esta estrechamente ligada a tu tendencia a ocuparte y proteger a todos de
todo, especialmente a aquellos que amas, y si hay algo sobre lo que no tengo ninguna duda es
que amas a Bella, la amas más que a tu vida, y así mismo amas a los pequeños.- asentí dándole
la razón en todo lo que había dicho. De pronto sentí una mano en mi cintura y esa corriente
eléctrica especial que recorría mi columna cada vez que nos tocábamos se hizo presente de
alguna forma.-

- De que hablan mis perfectos caballeros.- dijo mi princesa, abrazándose a mi, yo no dude en
rodearla con mis brazos y acercarla a mi cuerpo, apoyando mi barbilla en su hombro.-

- Solo hablábamos de lo absurdamente hermosa que estas esta noche cariño. De verdad debo
repetir mi agradecimiento a los Nonos, por dejar toda la casa en esta temperatura tan
agradable porque de lo contrario me perdería ver a mi Diosa tan deslumbrante.- le dije
dejándole pequeñitos besos en su hombro casi desnudo.-

- Eres demasiado adulador amor.- me dijo girándose brevemente para dejar un beso en mi
mejilla.-

- Pero así me quieres.- le dije entre risas.-

- No te quiero… Te amo Edward.- me dijo, haciendo que en ese momento me perdiera


momentáneamente en sus ojos, Billy incómodo verifico la hora en su reloj.-

- Voy a buscar el Champagne a la nevera y el jugo de manzana para los pequeños.- dijo Billy,
dejándonos solos a mi princesa y a mí.-
- Te amo cielo.- le dije cuando Billy se apartó de nuestro lado.- Gracias por darme la
oportunidad de estar hoy con ustedes… no tienes ni idea de lo mucho que significa para mí.- le
dije sinceramente.-

- Papito, papito.- grito mi gatita del otro lado del salón, mientras corría de su hermano, solté a
mi princesa, y tomándola de la mano nos acerque al sofá.-

- Que sucede gatita?.- le pregunte.-

- No es nada papá, solo que Elizabeth es una llorona.- me explicó Ed. Miré a mi princesa sin
entender nada, ella se acercó a mi oído y me susurró.-

- Seguramente Ed esta molestándola con algún cuento del coco o algo por el estilo.- me
explicó, pero su dulce aliento y cálida voz tan cerca de mi oreja me produjo un
estremecimiento.- Y si te fijas bien, seguro que Lizzie tomó algo que tendría Ed, para hacer que
dejara de asustarla y ahora se están persiguiendo para que Ed pueda recuperar sus cosas.- me
dijo mi princesa, mientras yo miraba embelezado a mis hijos, en efecto Lizzie tenía en sus
manos uno de los carro de colección de Ed, específicamente el Aston, mientras que sentada en
el brazo de la silla Jane reía con sus manos en la boca de sus hermanos. Asentí en señal de
entendimiento. Deje a mi princesa cerca de Jane, y me acerqué a los pequeños, poniéndome
en medio de ellos.-

- A ver pequeños que sucede?.- inmediatamente mi gatita se lanzó a mis brazos, y la abrace
fuerte muy fuerte, como acostumbraba hacerlo desde la primera vez que la tuve en mis
brazos, dejando besitos en su hermosa cabecita, disfrutando de ese cálido aroma a flores
silvestres y a bebé, tenía el mismo aroma perfecto de mi princesa, pero más tenue, más dulce.-
Que sucede princesita, porque le quitaste su carro a tu hermano?.- le pregunté apartándola
solo un poco para verla, y dirigiendo una mirada a su hermanito que se encontraba cerca de
nosotros, con el seño fruncido y los brazos cruzados.-

- El quería que me asustara papito, y yo no quiero tener miedo, porque no quiero que me veas
llorando asustada.- me dijo dándome un tierno puchero.- yo quiero ser valiente para ti papito.-
me abrazo muy muy fuerte y me habló pegada a mi cuello.- yo quiero que estés muy orgulloso
de mi papito. – levante la mirada y me encontré con la mirada de mi princesa, que abrazada a
Jane en el sofá observaba la escena enternecida y preocupada.-

- Gatita, como puedes decir esas cosas.- la parte un poco para que pudiera verme y verla yo a
esos espectaculares, hermosos y profundos ojos.- Papito está increíblemente orgulloso de ti mi
amor.- Ella me miró y enseguida un pequeña lucecita de felicidad se encendió en sus ojitos,
empecé darle pequeños cariños en el rostro.- Cielito, tu eres una pequeñita increíblemente
dulce, hermosa, inteligente, talentosa, mi amor, pero sobre todas las cosas eres uno de los
mejores regalos que me han regalado la vida y tu mami, princesa papito no solo esta muy
orgulloso de ti, sino que te amo, te amo mucho, y nada de lo que hagas, ni que te despiertes
llorando, ni que le tengas miedo al coco hará que yo pueda estar ni un poquitico menos
orgulloso de lo que estoy de ti.- le dije regalándole un abrazo y dejándole un dulce beso en la
frente.- Ahora preciosa, puedes darle el carro a tu hermano.- mi gatita me miró asintiendo y
entregándole el carro a su hermano.- y a ver tu pequeño.- le dije tomándolo de la mano y
acercándolo a mí, ya para esa altura estaba sentado en el suelo, con mi espalda recostada al
sofá y con mi gatita sentada sobre una de mis piernas, hice que Ed se sentará del otro lado.-
Porque asustas a tu hermanita campeón?.-

- Porque es divertido.- me dijo encogiéndose de hombros.-

- Es posible pequeño, pero no te sientes bien cuando ella toma tus cosas y sale corriendo, no
es cierto.- la mueca en su rostro corroboro mi planteamiento.- y no has pensado que ella se
siente igual de mal cuando intentas asustarla.- luego de pensarlo un poco asintió, suspiro
mirándome primero a mi y luego se giro a su hermanita.-

- Lo siento Lizzie voy a intentar no asustarte más.- le dijo a su hermana. Lo acerque a mi con un
abrazó, usando solo el brazo que tenía alrededor de él.-

- Bien hecho campeón, estoy orgulloso de ti.- le dije dejando un beso sobre su rebelde
cabello.- Elizabeth es la más pequeñitica de la casa hijo, y tu eres el hombrecito, tienes que
ayudarme a proteger y cuidar a nuestras mujeres, tenemos que cuidar y proteger a tu mami y
tus hermanitas, no asustarlas. De acuerdo?.- le pregunté.-

- Claro papá, yo las protejo y las cuido.- me dijo muy seguro de si mismo y agradecido con su
misión.-

- Eso es perfecto hijo.- los acerque a ambos, cuando sentí el flash de la cámara siendo
disparado contra nosotros.-

- Lo siento pero se veían perfectos.- me dijo mi princesa con una tierna sonrisa.-

- Porque tu y Jane no los acompañan hija.- dijo Sue, que entraba con Billy con una bandeja con
copas, las botellas de Champagne y Jugo de manzana, además de las tradicionales uvas.- Yo les
tomo la foto a los cinco.- Mi princesa y Jane corrieron hacia nosotros y se abalanzaron en
contra nuestra. Luego de un rato de risas logramos una hermosa foto de familia, era perfecta,
era mi sueño hecho realidad pensaba mientras veía la foto en la pantalla de la cámara digital.-
- Papito despierta.- me decía mi muñequita.- Solo quedan cinco minutos.- Jane estaba
emocionada, en estos días en Italia, la había visto alegre, plena y eso me hacía inmensamente
feliz.-

Al fin llegó las doce, al fin se oyeron las campanas de la Iglesia de Montepulciano a lo lejos del
viñedo, al fin llegó el año nuevo, al fin llegó la perspectiva de una vida maravillosa junto con mi
familia, Billy descorcho la botella, mientras Sue servía el jugo de los niños, nos fuimos
fundiendo en abrazos hacia los nonos, a cada uno de nuestros hijos, hasta que mi princesa
llegó a mis brazos.

- Por fin cielo, no sabes todo lo que espere poder tenerte entre mis brazos en una celebración
cualquiera.- le dije besando sus labios.- no sabes todo lo que te extrañe todas estas navidades,
todos estos años nuevos, todos estos cumpleaños, y una larga lista de etcéteras, pero sobre
todo no sabes todo lo que te extrañe cada minuto de mis días bebé.- me permití perderme un
momento en los hermosos ojos de mi princesa.- Te Amo Princesa, Feliz Año.- le dije besándola
de nuevo.-

- Te amo bebé.- me dijo.- Te Amo, Feliz Año. – acercó para susurrarme al oído. – este será el
primero de muchos años juntos cielo.

- Es lo que más deseo mi amor. – le dije con sinceridad.-

Nona Sue se acercó con un abrigo para mi princesa y otro para mí, cuando levanté la vista
todos estaban enfundados en sus abrigos y guantes, y salimos a fuera para ver un hermoso
espectáculo de fuegos artificiales. Los trabajadores del viñedo, quienes vivían en una especie
de pequeña urbanización en unos muy lindos chalets cerca de los linderos de la propiedad
celebraban todos los años en grande la venida del año nuevo, y para ello hacían un hermoso
espectáculo de fuegos artificiales, según me había contado Billy; mis hijos, los nonos y mi
ángel, siempre los acompañaban, pero como era nuestra primera celebración juntos, mi
princesa se excuso regalándonos una pacífica noche en familia. Era increíble, podría pasar
horas observando ese hermoso espectáculo, si no estuviese tan ansioso por otro hermoso
espectáculo que estaba impaciente por presenciar, y que era el glorioso cuerpo de mi princesa.
El rato con nuestros hijos logro que bajara un poco mi ansiedad, pero cuando estreche entre
mis brazos a esa perfecta mujer que era mía, toda la ansiedad me golpeo de frente, con mucha
más fuerza que las campanas de Montepulciano anunciando la llegada de un año nuevo, de
otros 365 días de oportunidades para ser felices, para luchar por nuestros sueños y hacerlos
realidad.

Gire hacia los lados y la imagen fue enternecedora y esperanzadora, el tiempo de espera se
acercaba a su fin, mi gatita adormilada reposaba su cabeza en el hombro de Sue, mientras mi
campeón tallaba sus ojitos, mientras se removía en los brazos de su nono, mi muñequita no se
encontraba en una mejor situación, puesto que abrazada a la cintura de mi princesa mientras
esta le hacía cariños en la espalda bostezaba sin cesar, mientras luchaba con sus ojitos que
intentaban cerrarse con cada giro de los cariños de mi princesa. Miré a mi ángel y le regale una
sonrisa pícara, alzando una de mis cejas, que inmediatamente respondió con otra sonrisa
deslumbrantes, mordiéndose el labio y sonrojándose, como amaba ese gesto en ella, y así
como lo amaba me encendía. Lo mismo que la encendía a ella tenerme en esta situación.

- Billy y yo vamos a llevar a los pequeños a la cama, sigan disfrutando los fuegos artificiales.-
dijo Sue dándonos una sonrisa pícara… fuegos artificiales… eso esperaba alcanzar, o al menos
hacer que mi princesa alcanzará conmigo, Sue tomó la mano de Jane y la dirigió hacia el
interior de la casa, me acerqué a mi ángel, colocando mis manos sobre su cintura y haciéndola
apoyar su cabeza contra mi pecho.

- Gracias princesa.- le susurre al oído haciéndola estremecer.- Gracias, mi amor.- dije


mordiéndole el lóbulo de la oreja.-

- No me lo agradezcas todavía bebé.- me dijo sensualmente pegándose a mi y restregándose


descaradamente en mi cuerpo que ya estaba más que ansioso por tenerla así de cerca pero sin
las estorbosas ropas.- pero te aseguro que me lo vas agradecer amor.- ronroneo de forma
sensual, llevando una mano hacia atrás para acariciar mi nuca, mientras se mordía el labio de
esa forma que me volvía loco, logrando que mordiera y besara su dulce cuello, ese perfecto y
erótico lugar detrás de su oreja, mientras acariciaba su cintura, subiendo de forma lenta y
tortuosa mis manos por sus costados, colándolas por dentro del abrigo. – Ven amor. – me dijo
separándose de mi y extendiendo su mano invitándome a tomarla. – me acompañas?.- me
pregunto.-

- Hasta el fin del mundo, siempre mi amor. – le dije tomando todo lo que me ofrecía y
caminando con ella de regreso al interior de la casa.

Por un momento pensé que haría camino hacia la escalera y podríamos perdernos entre besos
y carias detrás de la puerta de su habitación, pero al parecer mi ángel tenía otros planes, y con
la certeza que lo que sucedería esta noche, lejos de preocuparme me excitaba aún más,
dejándome llevar. Recorrimos un camino que había hecho montones de veces desde mi
llegada a esta casa, y tomados de la mano fuimos hasta el salón de música, el cual se había
convertido en nuestro espacio favorito, cuando la puerta se abrió me quede sin aliento, la
imagen era absolutamente sublime, las luces estaban apagadas, solo encendida la lámpara de
lectura a un costado del sofá, el salón estaba lleno de velas encendidas que desprendía un muy
agradable olor a vainilla, también había pequeños arreglos de fresias en diferentes partes de la
sala, aportando además ese olor tan parecido al delicioso aroma de mi princesa, la chimenea
estaba encendida con montones de cojines y mantas en el suelo, perfecto para recostarnos
frente a ella.

- Te gusta cariño.- preguntó mi ángel.-


- Es perfecto, como tu princesa.- me acerqué a ella, para dejar un beso en sus labios, el cual
pretendía ser tierno, pero entre el hambre que tenía de su cuerpo, de sus labios se fue
haciendo más y más pasional, más y mas intenso, mientras nuestras manos acariciaban
avariciosas todo lo que estaba a su alcance. Cuando la necesidad de respirar se hizo inminente,
separamos nuestros labios, pero no pude dejarlos lejos de su piel, besando sus mejillas, la línea
de su mandíbula, su delicioso cuello.

- Cariño…- decía mi princesa con la respiración entrecortada.- ven.- tomó mi mano


acercándose al piano, sobre la tapa del mismo había un tazón de fresas (frutillas), chocolate y
dos copas, las tomamos, y nos sentamos en las mantas que estaban ya preparadas y en donde
se encontraba una hielera con una botella de Champagne, descorché la botella, y serví en las
copas que eran sostenidas por mi ángel, ella me entrego la mía, y se acercó a mi para un
pequeño brindis.- Por nosotros, para que este sea el primer día del primer año de los muchos
que estaremos juntos viviendo nuestro amor.- dijo mi ángel chocando su copa con la mía.-

- Que así sea para siempre mi amor.- tomamos un sorbo de la copa, sin despegar la mirada el
uno del otro. Tomé una de las fresas, untándola con el chocolate y acercándola a la sensual
boca de mi Diosa, ella entreabrió los labios para poder morder la fruta delicadamente,
mientras yo trague en seco el nudo que se formó en mi garganta, acaricié su labio inferior con
una nueva fresa, dejando rastros de chocolate y luego de comerme la fruta, me acerqué a otra
fruta todavía más deliciosa y succionando su labio inferior con cuidado me deshice del
chocolate, un gemido ahogado de su boca, me hizo perder completamente el control, así que
tomando a mi princesa posesivamente por la cintura la hice sentarse a horcajadas sobre mí, el
tener que colocar una pierna a cada lado de mi cuerpo, provocó que su cortísimo vestido
subiera aún más, ofreciéndome una mejor vista de las piernas más espectaculares que he
tenido el gozo de ver y disfrutar, lentamente con la punta de los dedos fui acariciando la piel
blanca y perfecta de las piernas de mi princesa, haciéndola encovarse de placer hacia atrás y
dejando a mi disposición su cuello, al que fui dejando cortos besos, y ganándome deliciosos
gemidos en respuesta.

- Ed… Edward… - gemía mi princesa, envuelta en el placer de mis caricias, en el placer que la
anticipación y la ansiedad habían creado en nuestros cuerpos.- tienes demasiada ropa cariño.-
dijo al tiempo que se deshacía de su abrigo, el cual colocó cuidadosamente en el sofá, para
luego y dejando suaves caricias en mis hombros y brazos, suaves y sutiles como las que deje yo
a lo largo de sus piernas, fue retirando mi abrigo. El fuego en su mirada y las delicadas caricias,
hizo que el fuego recrudeciera, mirándonos a los ojos, llevándonos a lanzarnos furiosa y
apasionadamente a los labios del otro, besándonos con intensidad y con toda la pasión que
siempre hemos sentido el uno por el otro, nos separamos brevemente para poder sacar el
suéter y la franela por mi cabeza, mientras que ya con mi torso descubierto y con las manos de
mi princesa recorriendo mi pecho, la acerqué a mi para besarla en sus hombros y cuello
mientras alcanzaba la cremallera del vestido de mi ángel, y bajándolo con cuidado, al tiempo
que dejaba suaves caricias en su piel a medida que la iba descubriendo, una vez que el vestido
estuvo enrollado en su cintura, la hice ponerse de pie, con cada una de sus piernas a un lado
de las mías y aun sentado en el suelo, subí mis manos hasta su cintura, bajando el vestido poco
a poco, y acariciando su piel en el trayecto, una vez en sus pies, con cuidado tome un de sus
tobillos, acariciando el empeine del pie, aún calzado con esos impresionantes zapatos, y
haciéndala mantener el equilibrio con sus manos apoyadas en el sofá atrás de nosotros, a
veces pienso que tengo un pequeño fetiche, pero no existe nada más espectacular que ver el
cuerpo de mi mujer, desnudo, debajo del mío o sobre el mío, con los zapatos de tacón aún
puestos, una vez colocado nuevamente el pie en el piso, repetí el mismo procedimiento con el
otro, cuando de pronto el vestido se encontraba en el sofá haciéndole compañía a nuestros
abrigos, a mi suéter y mi franela, subí mis manos lentamente por sus piernas dejando caricias y
besos a su paso, cuando llegué a su cintura me permití levantar la mirada hasta su rostro para
conectarme con sus hermosos ojos y luego poder recorrerla con la mirada, aunque el término
comérmela con la mirada era definitivamente más apropiado. La visión era perfecta, mi Diosa
estaba vestida con un perfecto y hermoso conjunto de lencería de encaje azul oscuro, que
contrastaba perfectamente con su piel, que haría las delicias de cualquier observador y sería la
envía de cualquier mujer, mi mujer poseía un cuerpo de infarto, aún después de dar a luz a
unos trillizos, era perfecta, solo unas muy pequeñitas y casi imperceptibles estrías en su
cintura delataban que ese cuerpo había albergado a mis pequeños durante su gestación, y una
pequeñísima e imperceptible cicatriz por la cesárea, me acerqué a ese vientre perfecto que
había cobijado a nuestros hijos y lo bese con toda la ternura, todo el agradecimiento y todo el
amor del que fui capaz.

Me incorporé solo un poco, colocando mi nariz contra su ombligo, el cual rocé tenuemente,
dejando pequeños besos, y el cual lamí un poco logrando que mi princesa se estremeciera,
baje suavemente el rostro por su cuerpo, rozando con mi nariz en el centro de su cuerpo por
encima del encaje de las bragas, y ganándome un suspiro de su parte, la mordí suavemente sin
quitarle la pieza de ropa, acción que fue recompensada por un fuerte gemido, y luego
tomándola por la cintura la hice colocarse en el suelo de nuevo, y acercándome a ella para
besarla.

- Te amo mi amor.- le dije entre besos mientras la acariciaba, ella llevo sus manos al cinturón
de mi pantalón, y con la destreza que recordaba los desbrocho, al igual que el pantalón, el que
fue bajando por mis piernas, dejando caricias sobre mis piernas, deslizándose sensualmente,
casi haciéndome enloquecer, me quitó los zapatos y las medias, y de la forma más salvaje e
intensa que encontró me arrancó los pantalones, colocándolos con la demás ropa, con un
cuarto lleno de velas encendidas, no podíamos arriesgarnos a ser tan irresponsables como
para lanzar la ropa, aunque era lo que nos provocaba… subió nuevamente por mis piernas,
regalándome ahora unas caricias mucho más duras, mucho más intensas, se colocó
nuevamente a horcajadas sobre mí dándome un intenso beso, que hizo que perdiéramos el
control, mi princesa comenzó a moverse sobre mi, rozando su centro contra mi ya mas que
dispuesto miembro y ganándose diversos gruñidos y gemidos de mi boca, que la hicieron muy
feliz, a juzgar por la intensificación de sus movimientos. Enceguecido por la pasión dirigí mis
manos a su espalda buscando desesperadamente el broche de su brasier, el cual no conseguí
encontrar.-
- Al frente.- se las arreglo para decir mi princesa. La separe un poco de mí para mirarla con los
ojos ennegrecidos por la pasión, esos brasier con broches al frente se me hacían
increíblemente sexy y ella lo sabía.- se que te gustan.- dijo susurrándome al oído.- todo por ti y
para ti cielo.- me dijo antes de morder mi lóbulo y comenzar a besar desesperadamente mi
cuello. La separe ligeramente de mí para poder verla, para poder ver esa pieza de lencería que
adornaba el perfecto cuerpo de mi ángel y que pronto le haría compañía al resto de su ropa.-

- Perfecta, hermosa.- le decía mientras iba retirando la pieza y acariciando su piel con mis
dedos de forma suave, sin poder evitarlo, subí mi mirada para buscar la suya y pude ver a mi
princesa con la cabeza ligeramente hacia atrás, acercando su cuerpo aun más al mío, sus
hermosos ojos cerrados y mordiéndose suavemente el labio completamente perdida en sus
sensaciones esta acción logró que me encendiera mucho más de lo que ya estaba, ni siquiera
perdí tiempo pensando si estar más excitado de lo que estaba era posible, porque ya sin ser
dueño de mis propias acciones sustituí mis manos por mis labios y me perdí en las sensaciones
del cuerpo de mi mujer, llevé mis manos a su centro, necesitaba saber si mi mujer estaba
preparada para recibirme en su cuerpo, y como siempre lo estaba, estaba completamente lista
para mi, baje mis manos hasta su cadera, jalando tenuemente las tiras de las diminutas bragas
que cubría mi paraíso, estaba en un dilema, porque aunque me moría por deshacerme de esa
prenda de una vez por todas, no quería separar mis labios del hermoso y perfecto pecho de mi
princesa.-

- Vamos Ed… rompelas… te mueres de ganas por hacerlo.- me dijo entre jadeos mi ángel,
resolviendo mi problema, y de forma inmediata cumplí con la sugerencia de mi princesa,
ganándome un sensual grito, provocado, por el jalón de la tela entre sus piernas.-

- Dios princesa, siente como me pones.- le dije acercándola más a mi, haciendo que me sintiera
en su piel desnuda, mi princesa se separo un poco de mí, bajo mis protestas y riéndose de mi
impaciencia. Pero era necesario para poder hacer que mis ahora muy estorbosos boxers
desaparecieran de mi cuerpo, ya cuando la ropa no fue un impedimento, pude recostar a mi
Diosa cuidadosamente sobre las mantas y cojines, y fue cuando nuestros cuerpos se fundieron
el uno en el otro dándose la bienvenida a casa, por fin esa profunda sensación de estar en paz
y en mi hogar me invadieron con fuerza, nos fundimos en la pasión de nuestros cuerpos, y
cada embestida era más profunda, cada gemido más alto, cada te amo cobraba mayor sentido,
cada beso era más perfecto… mi princesa gemía mi nombre en mi oído, al igual que yo hacía
con el suyo, y nunca había amado más mi nombre que en ese momento, la fuerza de mis
embestidas nos acercaba cada vez más a la gloria, sentía en ese preciso instante una conexión
que nunca había sentido, era como si más que nuestros cuerpos, fueran nuestras almas las que
se conectaban, las que se tocaban con suaves caricias y las que nos llenaban de un exquisito
placer, un par de profundas y fuertes embestidas más alcanzamos el más delicioso de los
orgasmos, corriéndonos juntos, derramándome en ella en el más perfecto de los momentos,
ahora podíamos decir que estábamos perfectamente en paz, perfectamente felices,
perfectamente sincronizados, juntos, inseparables. Como lo había sospechado en nuestros días
anteriores, en los que habíamos alcanzado la gloria juntos con nuestras manos, con nuestros
besos, entre nuestros labios, el momento había sido sublime, ninguna experiencia previa,
ninguna experiencia pasada había sido tan magnifica, tan perfecta, creo que la diferencia está
en que éramos libres, éramos completamente libres para estar juntos, la diferencia estaba en
que no teníamos que escondernos, en que ya no éramos amantes, en que ella no era la otra,
ahora solo éramos un hombre y una mujer que se aman con locura, ahora solo éramos Edward
y Bella amándonos como solo nosotros podíamos amarnos, completamente libres de gritárselo
al mundo, libres de decirle al mundo que nos amábamos tan fuerte y tan claro como cada uno
de los gemidos que salieron de nuestro cuerpo, ahora solo ahogaríamos gemidos contra
nuestra piel, nunca más ahogaríamos nuestros sentimientos, nunca más tendríamos que
ocultarnos de nadie. Con cuidado salí de su interior, le quite los zapatos y me coloqué a su
lado, acerque una manta y nos cubrí con cuidado a ambos, me incorporé un poco, apoyando
mi cabeza sobre una de mis manos y me acerqué a su rostro dejando en ellos pequeños
besos.- bienvenida a casa princesa. – le dije mientras dejaba un suave beso en su nariz.-

- Bienvenido a casa mi ángel.- me dijo mi princesa dándome un dulce beso, que fue subiendo
de intensidad y dejándonos listos para otra nueva ronda de perfecta pasión, otra vez pude
tener a mi princesa envolviendo mi cuerpo, volvimos a hacer el amor despacio, con calma,
sintiendo aún más cada pequeña sensación, cada pequeño jadeo, cada pequeña intromisión,
cada embestida fuerte, profunda, cada gemido, y de nuevo esa sensación de tocarnos con el
alma, de perdernos el uno en el otro, de fundirnos en una sola persona se hizo presente,
cuando nuevamente llegamos al cielo juntos, la recosté sobre mi pecho, ahora felices,
agotados logramos dormirnos abrazados el uno al otro. Un par de horas después unos dulces
besos sobre mi pecho lograron rescatarme del sueño.

- Uhmmm….- me queje negándome a despertar, negándome a dejar el más perfecto sueño


que era estar en brazos de mi preciosa princesa.-

- Vamos mi Vampiro, despierta.- me decía dulcemente mi ángel.-

- Quiero quedarme aquí.- le dije adormilado, apretando mi abrazo en su cuerpo.-

- Cielo tenemos que ir a la habitación, recuerda a lo niños.- cierto los niños, teníamos que
aprender a ser cuidadosos por los niños. Pero acaba de tomar una decisión, cuando mi
princesa viajará a Chicago iba a buscar la manera de que pudiéramos hacer una escapada de
fin de semana, solo los dos.- Además tengo otra sorpresa esperando en la habitación.-
ronroneo mi princesa en mi oído, y moviendo su cuerpo de una forma tan sensual y sugerente
que termino por despertarme por completo.-

- Vamos, que esperas.- dije impaciente, poniéndome de pie y ofreciéndole mis manos, empecé
a mirar a mi alrededor, decidiendo entre vestirnos de nuevo o usar las mantas para cubrirnos
en el camino que nos separaba de la habitación. Mi ángel rió de mi inspección, y se acercó a mí
con un par de albornoz suaves y blancos, perfectos. Seguramente los dejó allí cuando preparo
todo el ambiente. Ya para esa hora las velas estaban consumidas casi en su totalidad, y salvo la
luz de las pocas que quedaban, estábamos iluminados además por la lámpara de pie y la
chimenea, apagamos la lámpara al salir, ya más tarde nos ocuparíamos de la ropa, lo que si
hice fue recoger los retazos de la ropa interior de mi princesa y guardarlos en el bolsillo de mi
albornoz, no quería tener que darle explicaciones a nuestros hijos. Cuando llegamos a la
habitación, me llevó hasta el baño, que al igual que el salón de música estaba repleto de velas
encendidas y fresias, jacuzzi llenó, con sales, pétalos de rosas y espuma, era perfecto,
lentamente retiré el albornoz del cuerpo de mi diosa, y ella me quitó el mío y lentamente entre
caricias robadas y dulces besos nos metimos juntos en el jacuzzi, perdiéndonos nuevamente en
nuestro amor, en nuestra pasión, en una nueva oleada de sexo a ratos dulce, a ratos
desenfrenado, pero demostrando el amor que sentíamos en cada segundo transcurrido, en
cada sensación vivida. Una vez más y exhaustos por todas las emociones vividas, saque a mi
princesa del jacuzzi vaciándolo, mientras ella se encargaba de apagar las velas, mirando
alrededor y juzgando por lo caliente que estaba el agua cuando entramos al cuarto de baño,
empecé a sospechar que Sue había sido nuestra celestina, nuestra hada madrina.

Tome una suave y tibia toalla que había sido dejada sobre la encimera y la seque con todo el
cuidado y con toda la ternura de la que fui capaz, como si se tratará de una hermosa muñeca
de porcelana, tome la otra toalla y me seque a medias envolviéndola en mi cintura, al salir al
cuarto sobre la banqueta encontré nuestra ropa, ayude a mi princesa a ponerse una hermosa
perfecta pijama de seda blanca, que la hacía ver virginalmente sexy y provocativa, y yo me
coloqué mi pantalón de dormir y una franela blanca y nos dirigí hasta la suave y perfecta cama
de mi mujer, pude acomodarla en mi pecho y tras darle un dulce beso de buenas noches nos
dejamos caer en el más perfecto y reparador de los sueños. Un rato más tarde y antes de que
los pequeños aparecieran por la puerta, sentí las traviesas manos de mi princesa despertando
mi cuerpo para una corta, intensa y salvaje sesión de sexo, a medio vestir y sin deshacernos del
todo de nuestras ropas, que nos regalo el mejor orgasmo de la noche, y una vez más
exhaustos y felices, descansamos con una sonrisa en el rostro, no solo por la dicha que
alcanzamos juntos, sino porque en un par de horas, nuestra paz sería interrumpida por la
razón de nuestras alegrías, nuestros hijos.

Como ya lo teníamos previsto unas horas después unos suaves golpes en la puerta lograron
que mi princesa se removiera intranquila en mi pecho, quería dejar pasar a los pequeños, pero
no quería despertar a mi ángel, por suerte mis hijos parecieron entenderme, y mi gatita
suavemente abrió la puerta asomando su hermosa cabecita de preciosos rizos castaños,
cuando me vio despierto me regalo una sonrisa de esas que me derretían el corazón y el brillo
en sus ojos se gano una dulce sonrisa de mi parte, le hice señas para no para que no hicieran
ruido y entrarán, fue divertidísimo verlos entrar de puntillas haciendo el menor ruido posible,
con cuidado fueron subiendo a la cama, dejándome un tierno beso y acomodándose como
podían intentado no despertar mi bella durmiente, nos quedamos todos en perfecta paz y
logramos dormir un rato más todos juntos acurrucados en la cama de mi princesa, cuando
desperté la imagen de mis pequeños y mi preciosa se me antojo como la más maravillosa
imagen del universo entero, por lo que no resistí la tentación de tomar el teléfono de mi
princesa de la mesita de noche y tomarles un par de fotografías que inmediatamente envíe a
mi teléfono, con mucho cuidado comencé a dejar caricias en el rostro de mi princesa,
intentando hacerla despertar de forma suave y dulce, intenté ahogar mi risa por las
entretenidas muecas que hacía mi ángel al despertar, cuando sus hermosos ojos se cruzaron
con los míos una hermosa sonrisa se instaló en su rostro, al verla despierta y tan hermosa le
dije un mudo “Te Amo”, ella me miró extrañada por haberle expresado mis sentimiento en
muting, así que le señale a los pequeños que dormían acurrucados por la cama, ella les sonrió
regalándoles una mirada enternecida a nuestros hijos.

- Son perfectos.- señalo mi princesa con esa dulce voz que empelaba solo cuando hablaba con
los niños.-

- Lo son, porque son como tu princesa.- le dije.-

- Se parecen a ti cielo.- me contradijo.-

- No... se parecen a ti y por eso son perfectos.- le dije bajito intentando no despertar a los
pequeños, e intentando dar por terminada nuestra discusión.-

- Nuestra muñequita se parece a ti, y es perfecta, así que tanto Lizzie como Ed son perfectos
porque también se parecen a ti.- la sola mención de Jane, como nuestra muñequita me dejo
mudo, y con eso se dio por terminada la “pequeña discusión” sobre a quien se debía la
perfección de nuestros hijos. Poco a poco mientras admirábamos embelesados a nuestros
pequeños se fueron despertando, la primera fue Jane, quien se colocó a nuestro lado,
dándonos los buenos días muy bajito para no despertar a sus hermanos, los cuales se
despertaron al cabo de unos minutos de forma sincronizada haciendo casi los mismos gestos
haciéndonos reír.- Siempre lo han hecho.- dijo en susurros mi princesa mientras yo no podía
sacar la mirada de mis hijos.- cosas de mellizos supongo.- completo encogiéndose de
hombros.-

- Mamita, estas despierta. - le dijo mi campeón a su mamá con la voz pastosa del sueño.-

- Si cariño, ya desperté.- le respondió mi ángel.- pero creo que es hora de dejar la cama a ir a
comer algo, estoy segurísima de que estas barriguitas tienen hambre.- les decía mientras les
hacía cosquillitas en las barriguitas a nuestros pequeños, bajamos todos juntos a la cocina, a
desayunar aún en pijamas y planear nuestros próximos movimientos antes de regresar a
Chicago, solo me quedaban dos días aquí y ya empezaba a entristecerme la separación aún
cuando sería corta, ese día haríamos un recorrido por los viñedos y la planta, al ser un día
feriado y con los trabajadores descansando se hacía perfecto para que podamos dar un paseo
por los alrededores sin interrumpir el trabajo, estaba fascinado de todo el proceso que se
llevaba a cabo en el viñedo, y cuando entramos en la bodega me brindó una degustación de
sus mejores cosechas, y la verdad es que era un vino grandioso, estaba realmente orgulloso de
mi preciosa, más de lo que estaba ya.
Esa noche viajaríamos a Volterra, y nos quedaríamos en una posada, no quería quedarme con
Bella y mis hijos en casa de los Volturis, se perfectamente que Aro, no permitiría ninguna
grosería en contra de mi mujer y mis hijos, pero no quería tentar a mi suerte haciendo que
Didyme y Chelsea compartieran con ellos estando Jane y yo presentes, regresaríamos el día
tres en la mañana, y esperaba que para entonces decidiéramos que hacer con nuestra
situación, y finalmente el día cuatro, mi muñeca y yo emprenderíamos camino hacia Chicago,
aunque gran parte de mi alma y tres quintas partes de mi corazón se quedarían aquí en
Montepulciano. Viajar con mis hijos y mi princesa fue sencillamente cautivante, la pasamos de
lo mejor, y la verdad es que los Volturis nos hicieron sentir como en casa y pudimos incluso
pasar por Pisa y tomarnos algunas fotos para continuar con toda la colección que habíamos
iniciado. Hablando con mi princesa decidimos que el día nueve ellos viajarían a Chicago, por lo
que solo estaríamos separados cuatro días por lo pronto, y tendría que apurarme en terminar
de preparar las habitaciones de mis hijos para que pudieran sentirse cómodos, había decido
además acondicionar el estudio de la planta baja en una sala para ejercicios y una sala de
ballet para mi gatita, a la final en el ático habíamos acondicionado un estudio para mis
pequeños, mi princesa tenía el suyo en el Chalet, y yo contaba con el mío en el sótano el cual
podía acondicionar para compartir con mi princesa si no quería usar el del Chalet, apenas se
me ocurrió la idea le envíe un mensaje a mi hermana para que prepara los cambios, quería que
cuando mi familia llegara a casa todo fuera perfecto para ellos.

Una vez en Chicago, mis princesa cumpliría con las especificaciones del contrato, ella había
decidido que podíamos rescindir el contrato en vista de que solo había sido un artilugio para
hacerlos regresar, pero la convencí en lo importante que sería para su carrera, sería un buen
impulso y más si pensaba realizar una nueva publicación, esperaba que en algún momento
escribiera una secuela de “La Otra” y que contara nuestro vivieron felices por siempre, pasaría
además unas dos semanas más en los Estados Unidos para que nuestros pequeños
compartieran y conocieran a su familia, y luego ellos volvería a Montepulciano, para solucionar
todos los asuntos correspondientes al colegio y el traslado de los pequeños. En febrero yo
regresaría a Italia para visitarlos, mi estadía sería de una semana con mi familia, y la siguiente
semana viajaría con mi ángel a Londres para solucionar el asunto de los apellidos de nuestros
hijos y además quería conocer la ciudad de la mano de mi princesa y la fundación en honor de
mi mariposita, además coincidía con una de las sesiones de apoyo dirigidas por mi princesa, y
se celebraría una cena benéfica para apoyar investigaciones para la cura y el tratamiento de
enfermedades cardíacas congénitas, así como la presentación de un proyecto para la
construcción de un hospital pediátrico que marcaría una pauta en toda la Unión Europea, a
juzgar por la modernidad, el trabajo de investigación, y el personal altamente calificado que
estaría a cargo del proyecto. Así nos mantendríamos viajando intercaladamente un vez al mes
cada uno, los que nos garantizaba vernos dos veces al mes, y en las vacaciones de semana
santa viajaríamos todos juntos a Orlando, así como en las vacaciones de verano viajaríamos
todos juntos por Europa. No es que me hacía muy feliz dejar a mi familia del otro lado del
mundo, pero ni modo, era lo mejor que podría tener hasta ahora, ya para el inicio del próximo
año escolar mi familia estaría toda junta en Chicago y pasaríamos la primera navidad juntos,
así como los cumple de los peques, los mellizos cumplían años a finales de noviembre,
mientras que mi muñequita lo hacía a principio por lo que estaríamos juntos para el cumple de
todos los pequeños. Por otro lado ya habíamos planeado pasar el cumpleaños de mi princesa y
el mío los dos juntos de viaje, solos, cada uno elegiría el destino del viaje que realizaríamos en
el cumpleaños del otro, tenía que pensar en el lugar perfecto para viajar con mi ángel para
celebrar su cumpleaños, pero me preocuparía cuando llegará la fecha… aun faltaba un
montón. Todos los días de este año han sido perfectos entre las risas de nuestros pequeños y
su alegría, entre nuestros besos, nuestras caricias, y todo el amor que grabábamos todas las
noches a fuego sobre nuestra piel. Llegó sin quererla la última noche de este viaje a
Montepulciano, ya habíamos logrado hacer dormir a los pequeños, luego de intentarlo por
más de una hora con mi gatita la cual se quedó dormida después de tanto llorar por no querer
perder ni un segundo de esta última noche conmigo, la verdad me partió el alma ver a mi
pequeñita sufrir tanto, pero luego de que le explicáramos un montón de veces que en menos
de cinco días estaríamos de nuevo juntos se calmó y se quedo dormida finalmente.

Estábamos mi princesa y yo, abrazados, desnudos, con nuestros cuerpo sudorosos después de
la intensa pasión que nos habíamos demostrado esta noche, la desesperación que nos
provocaba la separación se reflejó en cada beso, en cada caricia, logrando que hiciéramos el
amor de una forma casi ruda, y como siempre el orgasmo alcanzado había sido brutal,
dejándonos cansados, jadeando, con cada uno de nuestros músculos y huesos adoloridos, pero
absolutamente felices. Ahí abrazados, en un perfecto silencio, diciéndonos solo con besos,
caricias y miradas todo lo que sentíamos el uno por el otro, comencé a notar como la
respiración de mi princesa se iba normalizando y me di cuenta, que no había momento más
perfecto que este para dar el siguiente paso decisivo de nuestra relación, metí suavemente mi
mano debajo de mi almohada, para verificar si lo que había guardado allí antes que mi
princesa llegará al cuarto continuará en su lugar, me tomé unos minutos más para encontrar el
valor requerido y me entretuve mientras tanto acariciando la tersa y perfecta piel de mi mujer,
ella hacía pequeños ruiditos y ronroneos por el placer que le provocaban mis caricias y yo me
sentía en la séptima nube, perfectamente feliz. Mientras recorría suavemente su cuerpo con
mis manos, me detuve unos minutos de más acariciando ese perfecto vientre que había
albergado y protegido a nuestros hijos y deseando que por algún milagro del cielo sus pastillas
hubiesen fallado y que se estuviese formando la vida de un nuevo fruto de nuestro amor, de
nuestra alma… pero no podía pedirle tanto a Dios, así que tendría que planteárselo a mi
princesa en algún momento, pero sabía que ella preferiría esperar, pero no haría daño que ella
supiera que yo lo deseaba, y creo que no haría daño si yo supiera si ella quería unir aún más
nuestras vidas con otro bebé.

- Princesa.- la llame suavemente.-

- Uhmmm.- me dijo a modo de respuesta, mientras acariciaba perezosamente mi pecho.-

- Quiero… yo… quisiera.- me quede trabado, no encontraba las palabras, esa traba provocó
que mi princesa se incorporara obligándonos a ambos a acostarnos recostados sobre uno de
nuestros lados, mirándonos de frente el uno al otro, yo con mi cabeza apoyada sobre la palma
de mi mano, y ella recostada sobre la almohada, dejando desplegado ese hermoso y perfecto
cabello castaño.

- Que quieres decirme cielo.- me dijo con dulzura.-


- Es algo que me gustaría mucho pero no sé si tu quieras que suceda.- le dije algo apenado.-

- De que estas hablando bebé, porque te a pena tanto decirme eso que te gustaría.- me instó a
contarle aquello que me preocupaba.-

- La verdad es que no quisiera que te asustarás o pensarás que soy un atorado, o que eso se
convirtiera en un problema entre los dos.- le dije y ella me miro haciendo un gesto para
continuara.- pero es que a mí me gustaría mucho que en algún momento podamos tener otro
hijo.- mi princesa se sorprendió de mi deseo.-

- Un hijo Edward?.... de verdad quieres otro hijo?.- me preguntó.-

- Por supuesto que quiero otro hijo cielo, yo te amo muchísimo, y estos días contigo he sido
inmensamente feliz, más de lo que nunca he sido, y no es que cuando mantuvimos nuestra
relación y cuando no éramos más que amigos no disfrutara y fuera feliz… pero es que esta
felicidad es absoluta, plena… y lo que hace que sea así son dos motivos principales, la
primera es que estamos juntos, libres de culpas, libres de perdones, libres y sin tener que
esconder lo nuestro de nadie, y la segunda razón, la más importante son nuestros hijos, ellos
hacen la diferencia entre la felicidad y la felicidad plena.- le dije ganándome una sonrisa de sus
labios, mientras yo le acariciaba tiernamente la mejilla.- pero si te soy sincero tengo días
pensando en la idea de otro hijo contigo, incluso antes de venir a Montepulciano.

- Estas seguro que eso quieres?,. me preguntó de nuevo.-

- Claro cielo, quiero vivir contigo todo lo que no pude vivir con el embarazo y los primeros años
de nuestros hijos, quiero tener la oportunidad de vivir contigo todo lo que me perdí por mi
estupidez, además que otro hijo solo vendría a potenciar nuestra felicidad.- le dije acariciando
suavemente sus deliciosos labios.- acaso a ti no te gustaría?.- le pregunte sin poder evitar el
tono triste que se filtraba en mi voz ante la perspectiva de que mi princesa no quisiera tener
más hijos conmigo.-

- Por supuesto que quiero amor.- me dijo haciendo que una boba sonrisa de felicidad se
quedara de forma semipermanente en mi rostro. – Pero creo que deberíamos estar juntos
primero.- la miré extrañado, acaso no estábamos juntos. – Cariño me refiero juntos, bajo el
mismo techo, en la misma ciudad de forma permanente.- su respuesta solo logró que mi
felicidad se incrementará en un millón de veces. -
- Tienes razón princesa. – le dije dejando un calido beso en sus labios. – pero espero que sea
pronto cuando tengamos a otra hermosa princesita creciendo dentro de la protección de tu
vientre.- le dije acariciando lentamente su vientre con cariño y dulzura. -

- Otra hermosa princesita?. – me preguntó divertida a lo que yo asentía. – Y si resulta un


encantador príncipe?. – me replicó ella. -

- Nop.- negué frenéticamente con la cabeza ante la mirada divertida de mi princesa.- será una
hermosa princesita… Si quieres un encantador príncipe podemos intentarlo de nuevo después
de tener a otra pequeña princesa, le dije acercándola a mi y atrapando sus labios contra los
míos.-

- Entonces estamos hablando de dos hijos en lugar de uno.- me dijo divertida, y yo negué,
ganándome de su parte una mirada confundida.-

- No preciosa, estamos hablando de dos embarazos, si en alguno tenemos mellizos o gemelos


de nuevo, es solo una agradable sorpresa adicional.- mi comentario se ganó una pequeña
carcajada de su parte.-

- Si quieres un salón de Kindergarden deberías considerar cambiarte de profesión y convertirte


en maestro de escuela cielo.- me dijo mi ángel.-

- No cielo, quiero que seamos felices, completamente felices con la gran familia que alguna vez
soñamos. – le dije ganándome un beso de su parte. – además no vas a negarme que nos salen
hermosos y perfectos, es nuestra obligación compartir nuestro talento con el mundo. – le dije
entre las risas de ambos. Mi princesa hizo ademán de quererse acurrucar nuevamente en mi
pecho, pero había algo más que quería decirle, y era mejor estar uno frente al otro.- Cielo
quiero decirte algo más.- le dije recostándome también en la almohada para que nuestros ojos
quedarán al mismo nivel y conectándome con su mirada la tome de las manos.- Amor sabes
que te amo.- ella asintió.- que estos años, no han sido vida sin ti, tu eres mi amor, eres mi aire,
eres mi razón, eres mi hogar, eres mi todo.- vi por el brillo de su mirada como comenzaba a
emocionarse. – y no sé como, pero Dios debe tenerme en alta estima, porque se
perfectamente que yo represento lo mismo para ti amor… no quiero separarme de ti, quiero
que estemos juntos para siempre, quiero… no… la verdad es que necesito tenerte en mi vida
mi amor, por eso…- le dije sacando la caja que guardaba debajo de la almohada y la cual era el
anillo de compromiso que mi abuelo le había regalado a mi abuela cuando le propuso
matrimonio, ese mismo anillo que había heredado de mi dulce abuelita y que estaba destinado
a la mujer de mi vida, el mismo anillo por el que había tenido interminables discusiones con mi
madre porque me había negado a dárselo a Heidi, y en lugar de ello, le había dado un frío,
impersonal pero costosísimo anillo de compromiso que mi secretaria compró por mi; ese
mismo anillo con el que estaba a punto de pedirle matrimonio a mi mujer, a mi amor, a mi
alma, al amor de mi vida. Abrí la caja, mostrándole el anillo que ella había visto cuando mi
abuela me lo entregó, pidiéndome que se lo entregará a aquella mujer que realmente lo
significará todo para mi, y esa nunca fue otra que mi princesa.- Bella… Mi Isabella, princesa, te
necesito y te quiero en mi vida, aceptas ocupar el lugar que siempre ha sido tuyo, que siempre
te a pertenecido como legítima dueña de mi vida, de mi corazón, de mi alma… aceptarías ser
finalmente mi esposa?. – antes de darme una respuesta mi princesa tomó la pequeña caja,
dejándola a un lado en la cama, y con los ojos brillantes de una emoción que hasta ahora me
era desconocida, se acercó lentamente a mí, apoderándose de mis labios y ofreciéndome un
beso lento, a conciencia, probando cada espacio de mi boca, succionando lenta y
sensualmente mi legua.

Sus manos se movían codiciosamente sobre mi cuerpo, tocando lentamente, rozando con la
punta de sus dedos, con sus uñas, obligándome a tocarla lenta y tortuosamente, dejando
profundas caricias por todos mis rincones favoritos de su anatomía, rocé su cuerpo
suavemente, lo encendí y calenté con cada pequeño roce de mis manos, nos amamos
lentamente, hicimos el amor despacio, disfrutándonos, amándonos, entregándonos
plenamente, gimiendo lenta y suavemente el nombre el uno del otro, besándonos con amor,
con pasión, cada embestida lenta y profunda nos acercaba cada vez más a nuestro paraíso, a
tocar el cielo juntos, la conexión de nuestras almas, nunca fue más profunda, nunca fue más
intensa, pasamos la mayor parte del tiempo perdidos en la mirada del otro, y mirándonos
intensamente alcanzamos el mejor orgasmo de nuestra vida, y en punto máximo del clímax
escuche las palabras que ansiaba escuchar desde hace demasiado tiempo.

- Si… si … si…- repetía mi princesa.- soy tuya… soy tuya y quiero que todos los sepan.- me dijo
jadeando.- acepto ser tu esposa mi amor.- en ese momento me lancé a sus labios y la bese
demostrándole toda la felicidad que sentía en ese momento. Intenté alcanzar la caja para
entregarle finalmente el anillo que la convertiría oficialmente en mi prometida. Pero de pronto
sus manos me detuvieron.- Espera cariño…

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Gracias a todos por el apoyo...

Espero lo disfruten

"Life is the most spectacular show in earth"

Capítulo 15: Outtake Capítulo 14. El Espectáculo De Tu Cuerpo. POV Bella...

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.
Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor
felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra.

…….

Nota:

POV Bella

……

Outtake parte del Capítulo 14 de “La Otra”: El Espectáculo de tu cuerpo…

Estaba absolutamente impaciente, aún faltaba una hora para que oficialmente terminara el
año, y a cada minuto que pasaba sentía que había sido una muy muy mala idea el pedirle a
Edward que esperáramos para consumar nuestra reconciliación, debo admitir que en los días
previos mi ángel me había regalado unos orgasmos increíbles cumpliendo su promesa de que
solo llegaríamos al final en las primeras horas del año nuevo, justo como yo lo había
propuesto, pero sus juegos, sus manos maravillosas, y esa boca tan increíble no había
conseguido apaciguar mis ganas, solo potenciarlas, cada mirada, cada perfecta sonrisa, solo
conseguía multiplicar mi excitación, durante varios momentos del día me provocó
abalanzarme sobre él, sobre todo cuando nos ayudo en la cocina, se veía tan sexy y perfecto
moviéndose por la cocina perfectamente sincronizado conmigo, que no sé como logramos
contenernos, claro que no ayudo mucho el rato pasado entre caricias y besos subidos de tono
escondidos en la alacena…. Lo único que me daba fuerzas para controlar mis instintos de
raptar a mi bebé y encerrarlo conmigo hasta que tuviera que regresar a Chicago, era la
profunda alegría de nuestros hijos por estar juntos al fin como familia, los cinco, como ha
debido ser desde hace muchísimo tiempo, la otra es que a juzgar por la cantidad de veces que
mi amor miraba el reloj podía comprobar que no estaba mejor que yo, lo que prometía una
muy interesante velada.

Lo miré nuevamente para volver a perder el aliento ante lo atractivo y perfecto que se veía
siempre, sin embargo esta noche se había superado, con ese pantalón de jean que le quedaba
perfecto, con unos bonitos zapatos marrones, un suéter negro que contrastaba perfectamente
con su piel, haciendo que esas maravillosas esmeraldas que tenía por ojos brillarán a un más y
una sencilla franela blanca, ese aspecto sencillo y elegante, describían la perfección lo que
proyectaba mi ángel, ese hombre que era en definitiva mío y el hombre de mi vida. Empecé de
pronto a recordar todos los maravillosos momentos que hemos vivido estos dos días
refugiados tras la puerta de mi habitación, que desde el momento que lo invité a cruzarla se
había convertido en nuestra habitación y sería así de ahora en adelante, perdida en esos
excitante momentos comencé a divagar en lo maravillosa que sería nuestra noche, cuando al
percatarme que mi amor me veía, más bien me comía con la mirada, esa pequeña acción logró
que me estremeciera de placer ante la expectativa, ocultar mis ojos de él, mientras me
sonrojaba, queriendo evitar que mi precioso notará la absoluta lujuria de mi mirada.

Esa noche había elegido precisamente ese vestido azul, primero porque era elegantemente
sexy, además de que Edward amaba como ese color resaltaba mi piel, y en segundo lugar
porque me moría lucir para el esos zapatos que sabía que le encantarían con un vestido
especialmente corto. Mi ángel tenía una debilidad especial por hacerme el amor con los
imposiblemente altos zapatos de tacón puestos, era una fantasía permanente muy sencilla y
fácil de cumplir. Eso era solo parte de todas las sorpresas que le había preparado a mi
Vampiro, se lo debía después de hacerlo esperar tantos días para dejarlo perderse en mi
cuerpo.

- Hija ya esta todo listo en el cuarto de música. – me dijo mi nona, quien sería mi celestina esta
noche.

Cuando dieran las doce de la noche y después de los abrazos de feliz año saldríamos a ver el
espectáculo de fuegos artificiales, pero si soy sincera el único fuego que me interesaba era el
que me proporcionaría mi amor en la sala de música. Una vez fuera, los nonos se ofrecería a
llevar a dormir a mis hijos, y mientras Billy dejaba a los pequeños en sus camas, Sue entraría al
salón de música a encender las velas, y la chimenea, verificar que las mantas estuviesen
perfectas y dejar un plato de deliciosas frutillas, chocolate y una fría y perfecta botella de
Champagne. Un par de horas más tarde, Sue repetiría la misma acción en el baño de nuestra
habitación, llenando además de agua caliente el jacuzzi, añadiendo las sales, la espuma y los
pétalos que ya había dejado preparados. En algún momento de la noche me senté en el sofá
con nuestros hijos, y como de costumbre escaneaba el salón para poder encontrar a mi ángel.
Lo vi conversando con mi nono, pero me asustó el profundo dolor que veía en esos ojos
hermosos del mismo color de los de mis pequeños, y que eran hechiceros y cautivantes, hice
ademán de levantarme para ir a ofrecerle algo de consuelo pero no me lo permitió. Pude
finalmente acercarme a él tiempo después, envolviéndolo en mi abrazo, diciéndonos dulces
palabras de amor como siempre desde que habíamos olvidado el pasado, desde que habíamos
dejado los errores, las penas y las culpas detrás de nosotros; pero nos vimos interrumpidos por
una pequeña discusión entre nuestros dos hijos más pequeños, la cual Ed manejó a la
perfección, como si lidiara a diario con ese par de bribones, logré conseguir una hermosa
imagen de Edward, y nuestros pequeñitos, para luego unirnos Jane y yo a la foto, logrando la
perfecta foto de familia con la que llevaba soñando tanto tiempo.

Al fin las campanas de la Iglesia de Montepulciano, que se escuchaban a lo lejos indicaron que
el momento había llegado, nos dimos profundos abrazos deseándonos montones de cosas
maravillosas, brindamos, comimos las uvas, nos fundimos en los dulces y tiernos abrazos de
nuestra familia. Cuando me encontraba perdida y cómoda en los brazos del amor de mi vida,
nos vimos interrumpidos por la nona quien se acercaba con nuestros abrigos y pudiéramos
gozar de los fuegos artificiales, que como todos lo años, los trabajadores de Viñedos Swan
lanzaban al cielo, creando un perfecto espectáculo. A medida que me acercaba a la puerta
principal de la casa, tomada de la mano de mi ángel no lograba mantener mis emociones a
raya, estaba deseando dar la vuelta y en lugar de salir, entrar a la casa. Pero como siempre el
espectáculo era digno de ver, aunque yo tendría uno mejor dentro de poco sin lugar a dudas.
Sentí los brazos de nuestra muñequita rodeando mi cintura y le devolví el abrazo de forma
cariñosa, haciendo dulces y lentos círculos en su espalda, rogando porque potenciara su sueño.
Me giré a ver a Sue, quien me guiño un ojo y propuso llevarse a los niños a dormir
desapareciendo por la puerta de la casa, con Billy y los pequeños. Mi ángel se acercó a mí
envolviéndome en su abrazo, cada centímetro de mi cintura sentía el calor que el roce de sus
dedos dejaba en mi piel, y me recosté a él, permitiéndome dejar mi cabeza sobre su pecho.

- Gracias princesa.- me susurró al oído logrando que me estremeciera.- Gracias, mi amor.- dijo
al tiempo que me mordía sensualmente el lóbulo de la oreja, logrando que me derritiera frente
a su gesto.-

- No me lo agradezcas todavía bebé.- le dije devolviéndole el golpe, susurrándole de una


manera sensual, mientras me restregaba contra su cuerpo, quería que sintiera que estaba tan
ansiosa como él.- pero te aseguro que me lo vas agradecer amor.- le ronronee sensualmente,
al tiempo que llevaba mi mano hacia la parte posterior de su nuca, quería tenerlo todo lo cerca
de mi que fuera posible, sabía que lo excitaba ver como me mordía el labio así que no perdí la
oportunidad para intentar enloquecerlo un poco, gracias a ello gane mordidas y besos a lo
largo de mi cuello, y en ese espacio que el sabía que me llevaba al límite, ese pequeño espacio
detrás de la oreja, el cual me resultaba sumamente erótico. Sus manos firmes y encantadoras
subieron por mi cuerpo de forma lenta y tortuosa acariciando todo lo que se encontraba a su
paso, ya no podía seguir resistiéndolo. – Ven amor. – le dije con la mano extendida invitándolo
a acompañarme. – me acompañas?.-

- Hasta el fin del mundo, siempre mi amor. – me respondió, y eso hizo que la llama de
esperanza que estaba encendida dentro de mí pecho desde hace varios días se incrementará
de forma alarmante.

Sabía que el esperaba que lo subiera a la habitación, pero aún con la duda pintada en el rostro
se dejo hacer, lo cual me hizo inmensamente feliz, era una prueba más de que Edward
confiaba ciegamente en nuestra relación, y ahora si estaba segura de que mi amor, lucharía en
contra de cualquier cosa por nosotros, por defender a nuestra familia y por defender a nuestro
amor. Tal y como lo esperaba la imagen del salón de música era perfecto, las mantas y cojines
para recostarnos frente a la chimenea, la chimenea encendida, la lámpara de leer como fuente
de luz de apoyo, el salón repleto de velas de vainilla, y montones de fresias ubicadas
estratégicamente para brindarnos su dulce aroma, y sobre ese maravilloso piano de cola,
testigo mudo de tantas de nuestras noches de amor y de pasión, las fresas, el chocolate y las
copas. Ese espacio se había convertido en el favorito de la familia, y me pareció perfecto
alimentarlo con nuevos, dulces y calientes recuerdos.

- Te gusta cariño.- le pregunté sin poder evitar que mis inseguridades salieran a flote.-
- Es perfecto, como tu princesa.- me aseguró, acercándose a mí para dejar un beso entre mi
labios, cuando sentí el calor de sus dulces labios sobre los míos lo perdí todo, y un beso que
pretendía ser tierno se convirtió en la llama que fue encendiendo nuestros cuerpos,
convirtiéndose en algo completamente pasional e intenso. Cuando la estorbosa necesidad de
respirar se hizo presente, separamos nuestros labios, pero los labios de mi ángel seguían
recorriendo partes de mi anatomía, logrando cada vez excitarme más y más.

- Cariño…- le decía con la voz entre cortada, pero necesitaba alcanzar las frutas, el chocolate y
las copas.- ven.- le dije llevándolo al piano a recoger las cosas, luego con todas las cosas entre
nuestras manos, las dejamos en la mesita ratonera que estaba puesta a un lado para darle
espacio a las mantas, mi ángel tomo la botella que se estaba enfriando cerca de la mesa y
descorchó la botella llenando las copas que sostenía entre mis manos, cuando la botella
regreso a su lugar junto al hielo, le entregué su copa.- Por nosotros, para que este sea el
primer día del primer año de los muchos que estaremos juntos viviendo nuestro amor.- dije
chocando su copa con la mía.-

- Que así sea para siempre mi amor.- ambos tomamos de nuestras copas sin dejar de mirarnos,
mi hermoso vampiro, tomo una de las fresas untándola de chocolate y la llevó a mi boca,
entreabrí mis labios para tomar la fruta de la forma más sensual que se me ocurrió, puesto que
pretendía seducir a mi ángel, y suspire de satisfacción al verlo tragar ruidosamente el nudo que
se le formó en la garganta, como era de esperarse no dejo las cosas de ese tamaño y tomando
una nueva fresa delineo mi labio inferior dejando en el un rastro de chocolate que se encargo
de limpiar succionando mi labio entre el suyo y ganándose un gemido de mi parte que ahogo
en su boca. Mi gemido logró que mi Ed perdiera el control, y me tomará posesivamente por la
cintura haciendo que me sentara a horcajadas sobre su cuerpo, logrando que mi vestido
subiera más y le ofreciera todavía mas piel expuesta que acariciar, y era perfecto que fueran
mis piernas porque era una parte de mi cuerpo que él sinceramente amaba, las suaves,
delicadas y estudiadas caricias que dejaba mi vida en mi cuerpo me estaban llevando a un
estado de excitación profundo e intenso, necesitaba más de el, así que arrastrada por las
sensaciones me pegué más de él ofreciéndole mi cuello a mi vampiro para que hiciese lo que
quisiese con él, por lo que me gane unos dulces y deliciosos besos que me provocaban un
gemido tras otro.

- Ed… Edward… - gemía sin para, perdida en el placer de las caricias que le proporcionaba a mí
cuerpo- tienes demasiada ropa cariño.- me las arregle para decirle, lentamente fui
despojándome de mi abrigo, haciendo posteriormente lo mismo con el suyo, pero rozando
cada centímetro de su cuerpo que iba quedando a mi disposición, el fuego en mi interior era
absurdamente intenso, creo que nunca había vivido algo así, ni siquiera con mi ángel quien era
todo un Dios en la cama… las delicadas caricias provocaron que el fuego se avivara a un más y
termináramos lanzándonos hambrientos y furiosos a los labios del otro, nos besamos con
intensidad, con pasión, me separe de él para de forma desesperada poder sacar su suéter y
camisa y dejarlos con el resto de nuestras ropas, que empezaban a acumularse, una vez que
ese torso duro y perfecto quedo a mi disposición, lo cubrí con mis manos llenándolos de
ansiosas caricias. Él me acercó a el para besar mis hombros y mi cuello, mientras buscaba la
cremallera de mi vestido, una vez que la encontró la bajo de forma tortuosamente delicada y
lenta rozando con sus dedos cada porción de piel que iba dejando al descubierto, esa piel que
solo había sido recorrida por sus dedos, esa piel que únicamente ha sido acariciada por sus
manos, esa piel que solo ha sido saboreada por sus labios, porque yo era suya, siempre he sido
suya y de nadie más.

Una vez que el vestido quedó enrollado en mi cintura, mi ángel me pidió que me levantará,
quedando en una pose increíblemente sexy y vulnerable, con una pierna a cada lado de su
cuerpo, e inclinada hacia delante apoyándome en el sofá y doblada sobre su cuerpo, acarició
lentamente mis piernas tetándome, probándome, incitándome, al llegar a mi pies y con suaves
caricias me ayudo a deshacerme del vestido, llevo de nuevo sus manos a mi cuerpo, subiendo
con suaves caricias y besos a través del largo de mis piernas, aún cuando la sensación de
éxtasis me incitaba a cerrar los ojos y perderme en las sensaciones que me provocaba, no
podía dejar de verlo mientras con los ojos me despojaba del conjunto de lencería azul oscuro
que vestía y el cual usaba solo para él, porque estaba segura que le encantaría… sus suaves
caricias iban provocando que mi piel ardiera bajo su tacto. Me había esforzado mucho todos
estos años, para que mi cuerpo se mantuviera en forma, y casi orgullosa podía decir que me
veía mucho mejor que la última vez que había estado desnuda en sus brazos, solo unas
pequeñísimas estrías en mi cintura y la casi imperceptible cicatriz delataban que había estado
embarazada, y nunca nadie pensaría que había estado embarazada de trillizos, fue abrumador
y enternecedor verlo contemplar mi plano vientre, supongo que pensando que allí habían
estado sus hijos, y el beso que depósito sobre él, me demostró toda su amor y toda su ternura,
incluso podría sentir su agradecimiento. Sentí un estremecimiento en mi cuerpo cuando su
nariz hacía suaves y sensuales movimientos, apenas rozando mi ombligo, dejando besos y el
electrizante roce de su lengua… uhmmm… su lengua….Capaz de lograr las sensaciones más
indescriptibles en mi cuerpo, de solo pensar en todo lo que su maravillosa lengua provocaba
en mí terminé estremeciéndome violentamente… su nariz fue deslizándose poco a poco por mi
cuerpo hasta colarse entre mis piernas, aspirando el olor de mi humedad y rozando
suavemente sobre el encaje de mis bragas, suspire de anticipación, a sabiendas de lo que venia
a continuación, y cuando mordió mi centro por encima de mi ropa interior ganándose un
fuerte gemido de mi parte, casi sentía mis piernas doblarse y estaba por perder el equilibrio
cuando mi ángel tomándome por la cintura me obligo a ponerme a horcajadas sobre él… era
como estar en la sala de espera del paraíso.

- Te amo mi amor.- me dijo entre besos mientras me acariciaba, no podía soportarlo más, llevé
mis manos a su pantalón desabrochando desesperadamente el cinturón y el pantalón,
necesitaba apartarlos de mi camino, una vez desabrochados me deslicé lo más sensual que
pude a lo largo de sus piernas llevando conmigo sus pantalones y acariciando toda la piel de
sus tonificadas, masculinas y perfectas piernas, mientras lo hacía mantuve mi mirada fija en
sus ojos mientras mordía mí labio inferior, intentando volverlo completamente loco…
aproveche para deshacerme de los zapatos y las medias, regalándole en cada movimiento
sensualidad, intensidad y un poco de la Bella salvaje que solo él lograba despertar en mí… Dios
como amaba este hombre, el era mi amor, mi todo, el único para mí, el primero, el último, el
único, mi Dios Griego, mi verdad, mi Alma, mi aire… subí nuevamente por sus piernas dejando
intensas y profundas caricias… intensas, pasionales, una vez sentada nuevamente sobre él lo
bese intentando hacerlo sentir toda la pasión que en mí despertaba, perdiendo el control y
haciendo que mi ángel lo perdiera en el trayecto, comencé a moverme frenéticamente sobre
su regazo, haciendo que su cuerpo rozará mi centro anhelante por recibirlo, me recompensó
con gemidos y jadeos que me alegraron por estar haciéndolo sentir tan estimulado como lo
estaba yo en ese momento. Con sus ojos negros de lujuria llevo desesperado sus manos a mi
espalada en un intento de deshacerse de la estorbosa pieza que cubría mis senos que se
morían por sus atenciones.

- Al frente.- le susurre como pude, sabía que este tipo de prendas se le hacían
extremadamente sensuales, fue por ello que la elegí. - se que te gustan.- confirme en un
susurro a su oído.- todo por ti y para ti cielo.- le dije antes de morder el lóbulo y comenzar a
besar desesperadamente su cuello. Me separo ligeramente de él, para poder retirar el brasier
y mirarme.

- Perfecta, hermosa.- me decía mientras acariciaba mi piel al tiempo que retiraba el brasier de
mi cuerpo, sentía que estaba a punto de explotar solo con la sensación de sus caricias en mi
cuerpo, de pronto su mirada se enganchó en la mía, haciendo que como respuesta a la
excitación tan intensa cerrara mis ojos y echara mi cabeza para atrás en una búsqueda
desesperada de acercar su cuerpo al mío, mordí fuertemente mi labio inferior intentando
acallar el gemido que se esforzaba por salir. Sus labios terminaron por sustituir sus manos
llevándome a un camino sin retorno, ya nada de lo que estaba a mi alrededor importaba, solo
importaba él, solo importaban sus caricias, solo importaban sus besos, solo importaban sus
labios, una de sus manos se coló hasta mi centro, y con suaves caricias intento saber si esta
lista para recibirlo, llevó sus manos hasta las tiras de mis bragras, esas que aún cubrían la parte
de mi cuerpo que más necesitada estaba de mi Dios Griego, sentí la necesidad de que se
deshiciera rápido de ellas…

- Vamos Ed… rompelas… te mueres de ganas por hacerlo.- aunque era en realidad yo quien me
moría que lo hiciera, quien se moría de ganas de sentirlo dentro de mi cuerpo, le rogué entre
jadeos, el gustoso cumplió mi petición, ganándose un grito provocado por el jalón de la tela
entre mis piernas. -

- Dios princesa, siente como me pones.- me dijo acercando mi centro desnudo para que rozara
su entrepierna, completamente lista para mi, me separé de él, bajo su mirada de
desaprobación, pero la verdad es que necesitaba que el boxer desapareciera de en medio de
nosotros, me reí un poco de su impaciencia, pero sabía que estaría de acuerdo cuando notara
lo que pensaba hacer, ya cuando la ropa no fue un impedimento, me vi recostada entre las
mantas y los cojines y nuestros cuerpos se fundieron el uno en el otro, en ese momento pude
darle la bienvenida a mi ángel a su hogar, pude sentir que había vuelto a casa, me sentí
inmersa en una profunda sensación de paz, de felicidad, de alegría, éramos ahora solo un
hombre que amaba a su mujer de forma libre, completa y absoluta, cada beso fue perfecto,
cada caricia fue única, cada te amo fue la verdad más absoluta, de pronto la sala de música se
llenó de jadeos y gemidos, perdidos entre cada una de sus embestidas fuertes y profundas,
entre cada una de las sensaciones, entre cada una de las emociones, entre cada roce, entre
cada caricia. Sentí como cada célula de mi cuerpo se conectaba con el suyo, como cada
partícula de mi ser se conjugaba con la suya, éramos uno solo cuando estábamos juntos, en
ese perfecto acto de amor, quedamos unidos en cuerpo y alma, porque no solo nuestros
cuerpos se encontraban sobre esas mantas amándose, reconociéndose, entregándose,
fundiéndose… porque a la vez que nuestros cuerpos hacían el amor, eran nuestras almas las
que se fundía en una sola… Nos pertenecíamos y éramos libres de gritarlo al mundo, entre
gemidos y jadeos llegamos al más espectacular de los clímax… cada uno gritando el nombre
del otro, en una demostración de que nos pertenecíamos en forma absoluta. Después de un
momento y con sumo cuidado salió de mi cuerpo, dejándome con una pequeña sensación de
vacío, con infinita delicadeza me quito los zapatos, tomo una manta y nos cubrió a ambos, e
incorporándose un poco se acerco a mi rostro dejando pequeños y dulces besos.- bienvenida a
casa princesa. – me dijo besando nuevamente mi nariz, sus palabras consiguieron
emocionarme profundamente.-

- Bienvenido a casa mi ángel.- le dije dándole un dulce beso, que sin querer o queriendo
demasiado fue subiendo de intensidad, dejándonos nuevamente listos para perdernos
nuevamente en el cuerpo del otro, y nuevamente los jadeos y gemidos no se hicieron esperar,
nos fundimos en esa perfecta pasión que siempre nos arrasaba, perdiéndonos entre caricias y
embestidas, y una vez más conseguimos hacer el amor despacio, perfecto, perdidos en las
sensaciones, sintiéndome llena y completa, nuevamente fuimos uno y juntos como uno solo
llegamos a la cima del cielo, tocándolo con las manos, una vez normalizada nuestras
respiraciones, me acercó a él, recostándome en su pecho, ahora felices, agotados logramos
dormirnos abrazados el uno al otro. Un par de horas después la nona se escabullo en la sala de
música, para informarme que el jacuzzi estaba listo, aun cuando esperaba su aviso, me sonroje
por la forma en la que me encontró con mi Edward, pero la vergüenza fue superada por la
expectativa de tener a mi Dios Griego, desnudo conmigo en el jacuzzi.

- Uhmmm….- se quejó mi ángel negándose a despertar.-

- Vamos mi Vampiro, despierta.- le decía dulcemente.-

- Quiero quedarme aquí.- me dijo adormilado.-

- Cielo tenemos que ir a la habitación, recuerda a lo niños.- le dije en parte porque era verdad,
y en parte porque quería llevarlo al jacuzzi. Teníamos que planear la forma de tener al menos
un día a solas para poder explorarnos a places, y gritar nuestros gemidos y jadeos, sin
preocuparnos por nuestros hijos.- Además tengo otra sorpresa esperando en la habitación.-
ronronee en su oído, y moviendo mi cuerpo de forma sensual y sugerente intentando excitarlo
nuevamente.-

- Vamos, que esperas.- me dijo impaciente poniéndose de pie. Tomé las manos que me ofrecía
para ayudarme a levantar, y miré divertida su disyuntiva por no saber que ponerse, pero eso
ya lo había previsto, así que le acerque un suave y blanco albornoz para que cubriera ese
pecaminoso cuerpo que derrumbaba mi autocontrol y me enloquecía completamente. En muy
poco tiempo hicimos el camino hasta el baño de nuestra habitación, el cual al igual que la sala
de música estaba repleto de velas con aroma a vainilla encendidas, y fresias, el jacuzzi estaba
repleto de agua caliente, sales aromáticas, espumas y pétalos de rosas con los que quería
acariciar su piel, mi ángel se acercó a mi, para quitarme lentamente el albornoz dejando mi
cuerpo al descubierto, mientras hacía yo lo mismo con el suyo. Juntos nos fundimos en dulces
besos y abrazos, juntos nos fundimos nuevamente el uno en el otro, con una pasión renovada
y demostrándonos nuestro amor, terminamos en una nueva sesión de sexo, por veces dulce y
sublime, por veces salvaje y apasionado, lleno de besos y caricias esperadas y robadas. Otra
vez exhaustes dejamos el jacuzzi, mi ángel tomo una de las suaves y tibias toallas que estaba
colocadas sobre la encimera, y con ella me seco lentamente, disfrutando y haciéndome
disfrutar con él de cada uno de los roces de la toalla sobre mi cuerpo, su dulzura, su ternura
fueron infinitas, cuando termino de secarme me envolvió lentamente en la toalla, se secó
rápidamente y envolvió su aún húmedo cuerpo, colocando la toalla sobre su cintura, y solo el
cansancio me detuvo de lanzarme sobre él una vez más, llegando al cuarto, tomo mi pijama y
me vistió con ella con una dedicación infinita. Nos metimos en la cama una vez vestidos, y
pude acomodarme en mi lugar favorito del mundo para dormir, el duro y espectacular pecho
de mi precioso ángel.

En algún momento de la noche un hermoso sueño con las imágenes de mi ángel con el cuerpo
húmedo y esa pequeña toalla envuelta en su cintura renovaron mis ganas de él, por lo que
terminé despierta y necesitada. Observe por un momento la hermosa, feliz y satisfecha imagen
de mi Dios Griego mientras dormía… me debatía entre dejarlo dormir o despertarlo, fije mi
vista en la parte inferior de su cuerpo, y no pude evitar sentirme una niña traviesa colando mis
manos entre sus pantalones y despertando su cuerpo siempre dispuesto a complacerme,
necesite muy poco tiempo para tenerlo listo por completo para mi, y nos fundimos en una
breve, intensa y salvaje sesión de sexo que cerro con broche de oro la mejor noche de nuestras
vidas, esa en la que volvía a convertirme en su mujer.

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Espero que disfrute esta pequeña sorpresa

Kisses

Capítulo 16: El Diamante Azul De Los Cullen

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capítulo 15: El Diamante Azul de los Cullen

- Si… si … si…- repetía mi princesa.- soy tuya… soy tuya y quiero que todos los sepan.- me dijo
jadeando.- acepto ser tu esposa mi amor.- en ese momento me lancé a sus labios y la bese
demostrándole toda la felicidad que sentía en ese momento. Intenté alcanzar la caja para
entregarle finalmente el anillo que la convertiría oficialmente en mi prometida. Pero de pronto
sus manos me detuvieron.- Espera cariño… - de pronto un pánico irascible de apodero de mi
pecho, pensé que se había arrepentido, mi mirada se nubló de una profunda tristeza y me
perdí de este mundo hundiéndome en un profundo pozo de desesperación, dolor y oscuridad,
había estado allí mucho tiempo y no quería regresar. – Cielo espera no saques conclusiones
apresuradas.- me dijo mi ángel trayéndome de vuelta a la realidad, y pude fijar mis ojos en
ella, y los suyos me devolvían la mirada con amor y ternura.- Te dije que soy tuya y que quiero
que todos lo sepan, ya acepte ser tu esposa, así que no te estoy rechazando.- antes de que
pudiera continuar, dejé un suave beso en sus labios.-

- Entonces que sucede princesa?. – le pregunté sin ocultar mi confusión. –

- Cielo, quiero que todos los sepan y por supuesto que quiero llevar tu anillo, he soñado con
ello demasiado tiempo… cualquiera que conozca nuestra historia puede pensar que he soñado
con eso desde hace ocho años, pero si te soy sincera, muy en el fondo de mi alma y aunque no
lo reconocía quería ese anillo desde que tu abuela te lo entregó mi vida. – y en ese momento
me di cuenta, que aunque no lo había comprendido del todo en ese momento, yo también
había deseado entregárselo a ella desde el mismo momento en el que lo recibí de manos de mi
abuela Elizabeth. – lo que quiero decirte amor, es que acepto tu propuesta, quiero ser tu
esposa y quiero llevar tu anillo, y que lo portaré orgullosa como tu prometida, pero cuando
este en Chicago, aún cuando el anillo estará cerca de mi, no estará en mi dedo hasta que no
enfrentemos a tu madre. – me dijo, y yo no entendía, y empecé a desesperarme.

- Amor no podemos permitir que mi madre nos siga robando minutos de felicidad. – le dije
enfadado. -

- Y estoy de acuerdo contigo, pero creo que debemos hablarlo con ella, defender nuestro amor
y dejarle en claro que estaremos juntos aunque no le parezca, pero debemos intentar que
cuando hablemos con ella no sea en medio de una pelea porque tu mamá se puso histérica por
ver el anillo de su suegra en mi dedo. – me explicó mi princesa. -

- Eso no es su problema, la abuela me entregó a mí ese anillo, para que yo se lo entregará a la


mujer de mi vida, que eres tú, así que el anillo te pertenece, y no quiero discutir contigo por
ella. – le dije enfadado sentándome en la cama. -

- No arruines nuestro momento enfadándote Edward, mañana regresas a Chicago y luego


estaremos separados por unos días, no quiero perder tiempo con tonterías.- me dijo.-

- Yo pienso igual, así que no sigas con eso. – le replique.-

- Cielo entiende, ya comprendimos que el odio de tu madre hacia mí y hacia nuestra relación,
es por su pasado con Renee, para ella que tú y yo estemos juntos es como si Renee hubiese
ganado. – asentí ante su comentario aunque veía el punto, no entendía que tenía que ver con
el anillo. – Contéstame algo. – Hizo una pausa y siguió. – tu madre alguna vez usó este anillo?.

- No, ese fue el anillo con el que el abuelo de Carlisle le pidió matrimonio a su mujer, cuando el
Abuelo Christopher se hizo mayor, su madre le entregó el anillo, y el a su vez se lo dio a su
prometida y luego esposa, la Abuela Elizabeth. – En ese momento me quedé mudo con una
expresión de horror. -

- Y debo suponer entonces que tu Abuela Elizabeth se lo entregó a su único hijo. – me dijo mi
princesa señalando algo que por supuesto yo sabía. – pero me dijiste que tu madre nunca uso
ese anillo. – explicó.

- Cuando mi Abuela me entregó el anillo me dijo que ese anillo debió ser entregado pero se lo
devolvieron, pero en ese momento yo no le di importancia. – le dije. – pero si el anillo estaba
destinado a que los hombres de la familia Cullen le entregarán ese anillo a la mujer de su vida,
su alma gemela, como era la tradición, entonces porque mi madre nunca lo uso…
- Y tu madre conocía la historia familiar del anillo?. – me preguntó, yo solo asentí con la
cabeza. – Seguramente incluso antes de casarse con Carlisle. – asentí de nuevo recordando las
innumeras discusiones que sobre el anillo sostuve con mi madre, estaba seguro por algunos de
sus comentarios de que siempre estuvo al tanto de la tradición del anillo Cullen, incluso antes
de casarse con mi padre. – Y tu abuela dijo que le devolvieron el anillo… Podemos suponer
entonces que... – la interrumpí. -

- Mi padre debió darle el anillo a otra mujer. – completé. – y al no poder casarse con ella
porque se caso con mi madre por su embarazo el anillo fue devuelto. – ella asintió en acuerdo.
– Creo que mi padre no me dijo toda la verdad, puedo jurar que mi padre tenía intenciones de
casarse con tu madre y dadas las circunstancias tuvo que casarse con Esme, pero no podía
entregarle el anillo que le había entregado a otra mujer. – de pronto palidecí. – la mujer de su
vida… Demonios...

- Ves amor, yo no justificó a tu madre, pero imagínate como se sentiría, si la primera vez que
nos ve después de tantos años, y antes incluso de que le digamos que estamos juntos ve el
anillo de los Cullen en la mano de Isabella Swan, que no importaría nada si Isabella Swan no
fuera una Denali, y más grave aún Isabella Swan Denali la hija de Renee Denali.

- Esta bien cariño, entiendo tu punto. – le dije levantando las manos en señal de rendición. –
pero ahora mismo quiero ese anillo en tu dedo, y una vez que le dejemos en claro las cosas a
mi madre lo quiero de nuevo en su lugar. – le dije serio y posesivo. -

- Será un placer caballero. – me dijo con una sonrisa radiante. Apretando la sábana contra su
cuerpo se incorporó en la cama y me tendió la mano. – puede hacer los honores. – sin pensarlo
dos veces tome el anillo y lo coloque al lugar donde pertenecía, la mano de mi ángel, de mi
princesa, mi amor, mi prometida y antes de que termine este año… mi esposa. Besé su mano
con cariño, justo allí donde había colocado su anillo. -

- Perfecto mi vida, esta en el lugar al que pertenece desde que me fue entregado. – le dije
antes de besarla con todo el amor y la pasión que me inspiraba mi ángel. Nos recostamos
nuevamente disfrutando de esta noche antes de separarnos por unos días, ella dibujaba
perezosos círculos con la punta de los dedos en mi pecho, mientras yo recorría suavemente su
espalda. -

- Ed. – me llamó con su hermosa y dulce voz mi princesa. -

- Amor. – le dije.-
- Cielo, este anillo, es una tradición de la familia Cullen, cierto.- me dijo.-

- Si, amor, ya lo sabes. – le repetí, hoy definitivamente estaba obtuso, porque me costaba
seguirle el paso a mi diosa. –

- Por qué tu abuela te dio el anillo cariño. – me incorporé un poco para verla, para mi era
obvio, soy un Cullen, es una tradición de mi familia, pero no quise decirle, quería esperar a ver
que me quería decir. – Quiero decir porque te lo dio a ti, y no se lo dio a Emmett. – mi ojos se
abrieron con sorpresa, la verdad no lo había pensado nunca. – Tu hermano es el mayor, a él le
correspondía, porque no se lo dio a él.

- No tengo ni idea preciosa, la verdad mi abuela siempre tuvo una buena relación con mi
hermano, no sé porque me lo dio a mi. Quizás mi abuela sabía que mi padre se lo había dado a
tu madre y pensó que era más apropiado que yo lo tuviese o…. – me quedé callado, será que
mi abuela tenía alguna sospecha sobre mi hermano, pero no es posible, yo no creo que mi
madre con todo el amor desesperado que sentía por mi padre lo hubiese engañado… no…
no… nada de eso.-

- o… que cielo?. – me preguntó mi preciosa. -

- Nada amor solo estaba divagando. – le dije y me incliné para besarla con ternura, tenía que
recolectar todas las sensaciones que pudiera, tenía que gravarme a fuego sus besos, sus
caricias y su piel, para poder sobrevivir estos días sin ella, sin tenerla en mi cama, sin dormir
abrazado a su cintura. – Como voy a extrañarte cielo.- le dije.-

- Yo también cariño. – me dijo apretándose contra mi con fuerza. -

- No puedes adelantar el viaje. – le dije haciendo un puchero intentando convencerla. -

- No puedo cielo. – me dijo. – tengo que dejarlo todo preparado aquí con el viñedo y esas
cosas, además tengo que esperar por Paul.

- Él va a acompañarte. – le dije sin poder evitar la punzada de celos que bullía en mi pecho
cada vez que escuchaba algo de Paul Simmons o de ese Jacob Black. -
- Cielo Paul es mi representante, y tiene una pareja estable desde hace más de diez años,
incluso ahora tienen una pequeña niña, que es adorable.- me dijo mi princesa, y riendo me dio
un corto y rápido beso en los labios.- deja los celos mi vampiro… tengo toda la vida esperando
por ti amor, ni un millón de Paul Simmons u otros hombres podrían separarme de ti o hacer
que traicionara lo que siento por ti mi vida, a veces resulta halagador que seas celoso y
posesivo, pero definitivamente tienes que calmarte y aprender a confiar en nosotros. – respire
profundo, mi princesa tenía toda la razón… tenía que aprender a confiar en nuestro amor, se lo
debía por todas las veces que ella tuvo que soporta verme con Heidi.-

- Tienes razón. – le dije. – lo siento de verdad preciosa. – deje un pequeño beso en su nariz. –
pero no podemos hacer que Paul regresé antes. – le dije colocando mi mejor sonrisa. -

- No cariño. – dijo entre risas. – están en Brasil, llegan dos días antes de salir para Chicago. –
me dijo. -

- Y él sabe de que va el contrato, que fue una idea nuestra. – le pregunté.-

- Lo sabe cariño, pero no debes preocuparte por eso, aunque si, tendrás algo de que
preocuparte. – me dijo y me tensé inmediatamente, haciendo que mi princesa se burlara de
mí.- Debes preocuparte porque Paul es como mi hermano, un hermano muy muy celoso, que
me cuida como un perro bulldog… con rabia. – Trague en seco, porque nunca tuve que
enfrentarme a nadie de su familia, la verdad la única persona de su familia que sabía de lo
nuestro era Tanya, y ella era definitivamente especial. Así que definitivamente sería diferente
y aterrador.-

Sin querer nos quedamos dormidos, el cansancio de nuestros cuerpos pudo más que el deseo
de pasar la mayor cantidad de tiempo juntos, tendría que esperar unas cuantas noches más
para poder dormir en paz y feliz en los brazos de mi princesa, antes de una nueva separación,
lo único que me consolaba, es que estas despedidas y encuentros serían la antesala para que
podamos por fin vivir juntos y felices. Teníamos que estar en el aeropuerto a las 11:00 de la
mañana, puesto que Aro dispuso todo para que la salida se hiciera al medio día, de hecho él
tenía ya mis documentos y los de mi muñequita, para poder hacer todo lo de la salida y darnos
más tiempo con mi princesa y mis pequeñitos. Muy temprano en la mañana, unos dulces besos
me despertaron, sabía que no era mi princesa porque aún tenía mi nariz enterrada en su cuello
y mi brazo fuertemente sujetado en su cintura, también sentía unas pequeñas manitos
acariciando mi cabello, entonces giré lentamente y el hermoso olor de mi gatita inundo todo a
mí alrededor. Abrí mis ojos encontrándome con la mirada triste de mi pequeñita. Me aparte
lentamente de mi princesa para no despertarla y al ver la hora me di cuenta que eran las 06:00
a.m., me incliné para tomar a mi Lizzie en brazos y subirla en la cama, me extraño verla sola sin
sus hermanos, pero supuse que tenía más que ver con que ella se sentía más afectada por la
separación que Ed y Jane. La abracé muy fuerte y le deje besitos en la cabeza.
- Que sucede mi princesa. – le pregunté haciéndole cariño. – porque esos preciosos ojitos
están tristes mi gatita hermosa.

- Es que yo no quiero que te vayas papito. – me dijo mi gatita dejando que una lágrima
escapara por sus hermosos ojitos, y sorbía su pequeña y respingona naricita. - yo no quiero
perderte otra vez

- Mi princesa, tu nunca me has perdido, y no me vas a perder preciosa. – le dije acariciando


sus suaves rizos. – papito te ama gatita, te amo mucho, y te voy a extrañar muchísimo estos
días y otros que vamos a estar separados, pero no vamos a dejar de querernos princesita, en
unos poquitos días vamos a estar juntos en nuestra casa de Chicago cielito, y vas a conocer a
tu tía Alice, a tu tía Rose, y al Tío Jasper, y también a tu abuelito y primos, todos están
emocionadísimos por conocerlos pequeñita, y verás que la vamos a pasar súper bien, vamos
también a visitar a tu hermanita Marie todos juntos. – ella seguía fuertemente abrazada a mí.
– Y pronto, más pronto de lo que te imaginas vamos a estar todos juntos de forma permanente
preciosa. Pero ahora papito necesita que me regales una de esas preciosas sonrisas tuyas, para
que pueda estar tranquilo estos días. Cielo que más quisiera papi que poder quedarse estos
días y regresar con ustedes, pero no puede ser, pero verás que estos cuatro días se pasan
volando, papito va intentar llamarte mañana temprano cuando te levantes y hablaremos todos
los días por Skype hasta que viajen a Chicago, de acuerdo. – ella asintió no muy convencida. -

- Papito, no vas a olvidarte de mí?. – me preguntó, y su cuestionamiento me dolió en el alma.-

- Cielo papá nunca se va a olvidar de ti, tu eres dueña de un pedacito de mi corazón y no


podría funcionar de forma correcta si no estas en mi vida preciosa, tu, tus hermanos y tu
mamita son lo más importante que hay en mi vida. – le dije a mi gatita con el corazón en la
mano. – Ahora quiero que me prometas que te vas a portar muy bien, y vas a intentar no estar
triste. - me dio un fuerte abrazo y se quedo dormida en mis brazos, cuando aún me
encontraba recostado en la cama con mi gatita dormida sobre mi pecho, sentí a mi princesa
removerse a mi lado, había pasado una hora. Miro a nuestra princesita dormida en mi pecho y
me miro entre confusa y preocupada, solo negué con la cabeza, deje un suave beso en el
cabello de mi pequeña.- lo mismo de anoche preciosa. – mi princesa se acercó a acariciar los
cabellos de nuestra hija con dulzura, esos gestos tan maternales de mi hermosa con nuestros
hijos solo hacían que la adorara más de lo que ya la hacía.

- Supongo que debí haber previsto esa reacción de su parte, toda su vida ha estado esperando
el momento de pode restar contigo, y ahora la perspectiva de separarse de ti se le hace
impensable. – decía suavemente mi princesa mientras ambos acariciábamos la espalda de mi
gatita.

Había llegado el momento al que tanto temía desde que había pisado el aeropuerto de
Florencia, hace unos días, tener que regresar y dejar a dos de mis pequeños y a mi diosa en
Montepulciano, aunque la separación fuera corta, se me hacía dolorosa y eterna. Deje que mi
muñequita se despidiera de sus hermanos y de mi ángel, fue un momento increíblemente y
emotivo, Aro observaba la escena enternecido, como yo mismo lo hacía, el también se
despidió de ellos llevándose a Jane para dejarme despedirme de mis ángeles. Me acerqué a Ed
y lo jale hasta mi abrazo.

- Pequeño pórtate bien, y no estés asustando a tu hermanita, si?. – El simplemente asintió. –


Espero que mientras yo no esté con ustedes cuides de nuestras mujeres. – le revolví el cabello.
– papá esta muy orgulloso de ti, sé que harás un excelente trabajo cuidando a nuestras chicas
y que además practicarás con tu piano para que podamos crear juntos las nanas que nos faltan
de tus hermanitas. – Mi campeón no me decía nada pero por su expresión y su mirada, esas
que había aprendido a leer estos días, podía ver que estaba profundamente emocionado y no
quería llorar para hacerse el fuerte frente a su madre y sus hermanas, cosa que yo no podía
lograr, porque ya las lágrimas escurrían por mis mejillas. Le di un fuerte abrazo a mi pequeño.
– Edward, papá te ama mucho, y estoy muy orgulloso de ti. – le dije manteniéndolo abrazado a
mí, y dejando un beso en ese rebelde y despeinado cabello suyo, él me devolvió el abrazo
aferrándose a mi cuello, mientras yo lo confortaba haciendo suaves movimientos sobre su
espalda.

- Te amo papá. – me dijo mi campeón. -

- Y yo a ti campeón, te voy a extrañar. – aún abrazado a él, le dije. – Prométeme que si te


empieza a doler la pierna vas a decirle a mamá. -

- Lo Prometo papá. – me dijo el pequeño, dándole espacio a mi gatita que estaba presurosa
por abrazarme. Mi pequeñita se lanzó con tanta fuerza contra mí, que al estar de cuclillas me
hizo perder el equilibrio y ambos caímos al suelo entre risas y lágrimas de tristeza. Me senté en
el suelo con mi pequeñita sobre mi regazo.

- A ti también voy a extrañarte princesita. – le dije dejando un beso sobre su cabecita. -

- Yo más papito. – me dijo regalándome un sonrisa, aunque no llegó a sus ojos, pero ahí estaba
mi pequeñita haciéndose la valiente por mi.-

- Gatita en unos días estaremos juntos, y quiero que recuerdes que papá te ama muchísimo, y
que siempre está y estará orgulloso de ti. Quiero te portes bien estos días, y espero ver una de
tus hermosas coreografías de ballet cuando llegues a Chicago.
- Voy a poder hacer ballet en Chicago. – me dijo con una sincera emoción, que esta vez si
iluminaba de felicidad los preciosos ojos verdes de mi gatita.-

- Claro pequeña, papá le pidió a tu tía Alice que preparara un estudio de ballet en nuestra casa
allá en Chicago la cual estará esperando para ser estrenada por ti.-

- Es genial papito, voy a practicar mucho para bailar la coreografía más hermosa del mundo
solo para ti. – me dijo. Y yo la abracé más tranquilo por dejarla con algo en lo que ocuparse
estos días. – Vas a llamarme apenas llegues?. – me preguntó.-

- Cielito cuando papito llegue a Chicago va a ser hora de que estés durmiendo, pero te llamó
mañana temprano. De acuerdo?. – ella solo asintió, ya con nuevas lágrimas es sus ojitos. – Te
Amo preciosa, y te voy a extrañar muchísimo. -

- Yo también te amo papito. – me dijo abrazándome fuerte y dándome un beso en la mejilla.


Luego de besar su cabecita, Ed la tomo por la mano para permitirme despedirme de su madre
y ellos se acercaron a los nonos de los cuales ya me había despedido. Abracé fuertemente a mi
princesa dejándola lo más cerca de mi cuerpo, ni siquiera fundidos en uno solo estaríamos lo
suficientemente cerca en este momento. Pegué mi nariz a su cuello, intentando absorber todo
su delicioso olor, ese olor que era mi calmante natural, ese olor al que era completamente
adicto, al igual que a sus besos, a sus caricias, a su cuerpo, a su voz, a su mente, a toda ella. -

- Dios, como voy a extrañarlos. – le dije aún pegado a su cuello. – como voy a extrañarte mi
cielo. – le dije dejando un beso en su cuello. – Te amo preciosa, te amo, y estos serán unos días
muy muy largos.

- Yo también te voy a extrañar mucho cielo, voy a extrañar todo de ti vida, me harás mucha
mucha falta. – me dijo mi hermosa dejando besito por todo mi rostro. Nos fundimos en un
profundo beso, no muy apto para un aeropuerto, para nada apto para hacerlo delante de
nuestros hijos, pero en ese momento parecía que poco nos importaba, cuando la falta de aire
se hizo presente, dejamos nuestros labios pero mantuvimos nuestras frentes juntas. -

- Te amo preciosa, gracias… gracias por perdonarme, gracias por devolverme a la vida. – le
bese de nuevo y pude sentir la sal proporcionada por nuestras lágrimas, me separe
ligeramente de ella, para secar sus lágrimas, mientras ella dulcemente secaba las mías. –
Shhhh…. Princesa no llores, cuatro días, en cuatro días estarás de nuevo en mis brazos
preciosa.
- Te amo cielo. – nos separamos lentamente, hasta ir quedando tomados de las manos y hasta
llegar a estar solo unidos por las puntas de los dedos, un nuevo te amo salió en susurros de
nuestros labios, finalmente quedamos separados, me gire lentamente y con las manos en los
bolsillos de mis jeans azules desteñidos, y emprendí mi caminando cabizbajo con mis hombros
ligeramente hundidos y las lágrimas de mis pequeños mojando mi franela blanca. Por el
camino me limpié las lágrimas, acercándome a donde se encontraban Aro con mi muñequita,
quien corrió hacia mí saltando para que la tomara en brazos.

- Papito no estés triste, en unos días los tendremos en Chicago. – Me decía mi pequeñita con
una madurez asombrosa que hizo que estuviese orgulloso de ella. – sabes papito me la pase
genial estos días, aunque estoy un poquito triste porque quería quedarme, pero extraño a mis
tíos, a mis abuelitos y a mis primos… pero me encantó tener una mamá y unos hermanos. –
mientras decía eso pude ver la mirada de asombro y entendimiento de Aro, definitivamente mi
pequeña necesitaba sentirse en una familia completa, necesitaba de una mamá, necesitaba de
sus hermanos. Ya en el avión y cuando ya llevábamos una buena parte del trayecto recorrido,
salí de la habitación donde había ido a dejar a Jane que se había dormido en el asiento.
Cuando Aro al verme llegar hizo a un lado el libro que leía. -

- Edward, haz pensado en la posibilidad de que Bella adopte a Jane.- ese comentario me saco
de base, ciertamente no lo había pensado, pero ahora que lo consideraba me parecía
grandioso. –

- Hablas en serio Aro?. – le pregunté curioso. -

- Quiero decir, no quiero que mi princesita deje de ser una Volturi, pero estoy seguro que
nuestros abogados podrían lograr que pudiéramos mantener los tres apellidos. – yo la verdad
lo miraba como si a Aro repentinamente le hubiese salido un tercer ojo, nunca me abría
esperado algo así. -

- Aro me dejas sin palabras, la verdad no lo había pensado, y por supuesto no he hablado con
Bella de ello, pero como has podido ver, ella es absolutamente maravillosa con Jane. – le dije. -

- Claro que lo noté, pero no podía ser de otra manera, ojalá que Heidi tan obsesionada que
estaba con Bella hubiese aprendido un poco a ser como ella… eso nos habría ahorrado muchas
preocupaciones y dolores de cabeza.- decía Aro más para él que para mi. Lo mire como
esperando que pronto el misterio Bella – Heidi fuera develado, pero pronto perdí mis
esperanzas cuando Aro me miro negando con la cabeza. – No voy a decirte que pasó entre
ellas Edward, eso es algo que le compete a Heidi y a Bella, solo a ellas, o en este caso solo una
de ellas podría decirte lo sucedido. – me dijo, pero pude ver algo de dolor en su mirada al
recordar a su nieta, que a pesar de todo fue increíblemente amada por él y por los Volturi,
Heidi era toda una princesita Volturi, aún cuando no era la única niña de la familia, fue la más
mimada y estoy seguro que la más querida. El carácter de Chelsea no era tan agradable como
el de Heidi, Chelsea solía ser más correcta, hasta un poco más amargada, desde pequeñita
parecía más una monjita que una princesita Volturi, pero Heidi era completamente
cautivadora, era persuasiva, y sabía ganarse a la gente bastaba ver con lo que había hecho con
mi madre. – pero la verdad es que veo que no existe una mejor madre para mi Jane que tu
Bella. – Me dijo interrumpiendo mis reflexiones. -

- Ciertamente no la hay, pero ahora que me has dado la idea, y se que cuento con tu apoyo,
voy a conversarlo con mi princesa a ver que le parece. – dije.- la verdad es que siento que eso
podría darle un poco de estabilidad a mi muñequita dentro de la relación, y aunque hasta
ahora ha aceptado todo esto increíblemente bien, quiero que ella también sienta a Bella como
verdaderamente suya, y creo que es mejor hacerlo de una forma legal.

- Eso si Edward, debes prepararte para cuando tu madre se enteré que Jane pasará de ser Jane
Esme Cullen Volturi. – pensó por un momento, lo que seguramente me iría a proponer a su
abogados. – a ser Jane Esme Cullen-Swan Volturi. – era un nombre absurdamente largo, pero
estaba más que feliz de que pudiera ser una realidad. Pero cuando mi princesa creciera tendría
que tener cuidado con los babosos que se acerquen a ella, porque esa combinación de
apellidos solo podría significar una cosa, poder y mucho mucho dinero.-

- Es perfecto. – le dije soñador, ganándome un poco de las burlas de Aro. - Crees que
podríamos hacer el trámite pronto, claro después de que hable con mi princesa. – le dije
emocionado tal cual niño.-

- La verdad que ya medio lo he conversado con mis abogados. – me dijo sorprendiéndome. –


No me mires así Edward, no podía obviar la felicidad que vi en los ojos de mi princesita Jane,
como vi su alegría cada vez que Bella se acercaba maternalmente a ella para atenderla, para
preocuparse de sus necesidades, decidí que necesitabas un pequeño empujoncito. – me dijo. –
pero la verdad es todo sería más sencillo y más expedito si se casaran, siendo tu esposa sería
más fácil y rápido lograr concretar la adopción, ya que tu esposa tendrá tu apellido, y supongo
que de igual forma tus pequeños.- me dijo.-

- Si te soy sincero, le propuse anoche a Bella que fuera mi esposa, espero que para este año
podamos casarnos, solo tenemos que terminar de resolver lo del colegio de los mellizos y
algunas cosas del viñedo y la fundación para que mi princesa y mis hijos se muden de forma
definitiva a Chicago y poder estar juntos, y supongo que casarnos a esas alturas, y en cuanto a
lo de los apellidos de los pequeños, eso lo solucionaremos el próximo mes cuando viajemos
juntos a Londres.- le explique. -

- Perfecto. – se quedo pensando unos minutos con los dedos de sus manos juntos. – Suerte
Edward. – me le quede mirando sin entender cuando explotó en una sonora carcajada. –
suerte con tu madre. – y sin querer me uní a sus risas.-
Finalmente llegamos a Chicago, mi hermana y cuñado nos esperaban en el aeropuerto, y como
era de esperarse mi hermana nos bombardeo a preguntas. Mientras respondía al
interrogatorio mi teléfono sonó, el identificador de llamadas me decía que era mi princesa,
todavía no era demasiado tarde en Italia, pero supuse que mis pequeños estarían ya dormidos,
mi sonrisa de bobo me delato ante mi familia que inmediatamente empezó a burlarse de mi,
por suerte estábamos llegando a casa, por lo que me baje corriendo del carro y me aparte de
ellos, mientras Jasper amablemente bajaba las nuestras maletas de su carro y llevaban a Jane
al interior de la casa.

- Mi vida. – le dije apenas descolgué.- te extraño muchísimo preciosa.

- Y yo a ti cielo. – me dijo esa hermosa voz de ángel que tanto extrañaba. – que tal el viaje?. –
me preguntó. -

- Si no fuera, porque ese malvado avión me separo de ti y de nuestros hijos, diría que genial…
pero no puedo decir eso verdad, pero en términos generales no puedo quejarme, fue
agradable y tuve una interesante conversación con Aro.- le dije.-

- Ah si, y sobre que?.- me preguntó curiosa, pero el tema de la adopción quería conversarlo en
persona.-

- Sobre lo increíblemente maravillosa, hermosa, y buena madre que eres mi princesa. – le dije.
– sobre lo mucho que te amo y que me muero porque seas mi esposa. – le dije, provocándole
esa maravillosa risa de la que hasta los ángeles tenían envidia. -

- Que adulador vida.- me dijo. - Cómo esta Jane?. – me preguntó.-

- Esta deseosa de reunirse con sus tíos y primos, pero sé que los extraña, pero ella ha
entendido mejor que el resto de nosotros que cuatro días no son tantos, quisiera tener yo su
entereza, sobre todo cuando tenga que acostarme esta noche en una cama vacía y fría sin tu
cálido cuerpo a mi lado. – le dije a mi Diosa. -

- Pues creo que todos debemos aprender de nuestra muñequita, creo que es más madura que
todos nosotros, y eso que deberíamos ser nosotros ejemplo para nuestra hija y no al revés. –
me dijo y yo me emocioné muchísimo, era la primera vez en la que mi princesa se refería a
nuestra muñequita como su hija… o como nuestra hija, que al final es lo mismo. -
- De verdad princesa, de verdad ves a Jane como nuestra hija?. – le pregunte. -

- Como lo dudas cielo, siempre soñamos tener una familia, y Jane siempre fue parte de la
ecuación, si no intentamos formar antes nuestra familia, es porque todo era complicado y
porque además tendríamos que dejar a Jane fuera de ella, yo amo a Jane, para mi ella es
nuestra pequeña muñequita, la mayor de nuestros angelitos, la mayor de nuestros hijos. – dijo
mi princesa y mi pecho se infló de adoración por ella. -

- Gracias mi vida, eres la mejor, cada segundo te amo más y más y más. – le dije. – a veces creo
que es imposible… pero es la verdad. -

- Te amo cielo. – me dijo.-

- Y nuestros bebés que tal pasaron la tarde?. – pregunté preocupado.-

- Tristes, irritables. – me dijo mi princesa. – pero intentaron ocuparse como les pediste. – de
pronto se escucharon los gritos y las carreras de mis hijos entrando en la habitación. - Ed… no
corras por el amor de Dios. – le decía mi princesa exasperada a mi campeón, yo solo sonreía
negando con la cabeza. -

- Es mi papito. – gritaba mi gatita. -

- Si princesita, es papito. – le decía mi ángel, supongo que dándole el teléfono.-

- Hola papito. – me dijo y pude notar algo de alegría en su voz. – los he extrañado mucho
muchisisimo… sobre todo a ti… bueno también a Jane, pero a ti más. – me hizo reír su
comentario y su indecisión. -

- Hola mi gatita hermosa papá también te ha extrañado mucho muchisisimo. – ahora fue ella
quien rió de que usara sus mismas palabras. – Te estas portando bien, estas obdeciendo a
mami, y estas trabajando en tus coreografías?. – le pregunté.-

- Claro papito lindo.- me dijo, y sospeche que algo no hizo como debía.-

- Elizabeth Lillian Swan. – le dije intentando sonar enojado. – te comiste toda la sopa que te
preparo la nona?. – le pregunté. -
- Uppsss…. – seguramente estaba mordiéndose el labio. – me descubriste papito, pero no te
pongas bravito, es que la sopita no me gusta nada nadita.

- Si gatita, pero tienes que comer para que seas una niña sana y fuerte además de ser
hermosa. – le dije. – me prometes que te vas a comer toda la sopa y las comidas que la nona te
prepare?. – le pregunté.-

- Si papito te lo prometo. – me dijo como niña regañada.-

- Muy bien princesa. – le dije.- ya esta llegando la hora de dormir gatita, puedes poner a tu
hermano al teléfono. -

- Claro. – me dijo, pero la detuve antes de perder conexión con ella. -

- Gatita, te amo cariño. – le dije.-

- Yo también te amo papá, nos vemos pronto.-

- Hola papá.- me dijo Edward.-

- Hola Campeón, cómo has estado?, que tal la tarde?. – le pregunté. -

- Bien papá, cuidando de Lizzie y mami como me pediste. – me dijo orgulloso.-

- Fantástico pequeño, pero una cosa Edward. – le dije intentando con él, el mismo tono
molesto fingido que use con mi gatita. – Campeón por favor no estés corriendo, vas a matar de
los nervios a tu madre, además que puede que te lastimes la pierna nuevamente. –

- Voy a intentarlo papá.- fue lo mejor que pudo ofrecer. -

- Espero que lo intentes de verdad Ed. – Le dije. – Te he extrañado hijo y te amo.


- Yo también papito. – me dijo. – voy a ponerte a mamá que ya esta mandándonos a la cama a
Lizz y a mí.

- Perfecto pequeño que descanses. – le dije a mi hijo.-

- Al menos ya van a irse tranquilos a la cama, ha sido imposible hasta que no hablaran contigo.-
dijo mi princesa tras un largo suspiro. – Y ya llegaste a casa cielo?. – me preguntó.-

- Si preciosa, acabamos de llegar a la Residencia Cullen-Swan que aún esta medio vacía. – le
dije riéndome con ella. – pero dentro de un rato saldremos para cenar en casa de mis padres,
ya me estoy preparando mentalmente para escucharle la lengua a mi madre, así que...

- Tranquilo Edward, no te hagas ideas de lo que va a suceder amor, no te predispongas cariño,


estoy segura que Esme extraño mucho a Jane y va a intentar llevar la fiesta en paz. – me dijo. -

- Voy a intentarlo cariño, pero no prometo nada. – le dije siendo sincero, estaba decido a no
permitirle a Esme ni un insulto más dirigido a mi princesa. – Amor te extraño, y te voy a
extrañar más cuando no pueda dormir a tu lado. – le dije con pena y algo de dolor. -

- Cariño… - me dijo, estaba seguro por la pausa y el tono que se le estaba ocurriendo una sexy
travesura, y que justo en este instante se estaba mordiendo ese delicioso y apetecible labio
inferior. – Yo…

- Cielo, no me tortures, pídeme lo que quieras, lo que sea, sin problemas, sin penas, de
verdad… por tu tono estoy seguro que vas a pedirme algo completamente sexy que me va a
dejar más loco por ti de lo que estoy, así que habla de una vez. – le dije. -

- De acuerdo. – suspiró una vez más. – Crees que cuando llegues de la cena en casa de tus
padres, luego de que dejes a nuestra hija dormida en la seguridad de su cama, y cuando estés
en la nuestra punto de dormir podrías llamarme por teléfono. – me sentí tan emocionado con
eso de nuestra hija, nuestra cama… que casi pierdo lo central de la información que me estaba
dando mi princesa. -

- Preciosa pero eso va a ser tardísimo para ti. – le dije.-

- Pensé que quizás te gustaría que fuera mi voz lo último que escucharas antes de dormir,
porque eso mismo es lo que quiero yo. – me dijo, poniendo un tono de voz cada vez más
seductor y más sexy. – de pronto hasta probar con algo de sexo telefónico… ya lo hemos hecho
alguna vez y no me importaría repetir. – me dijo haciendo un pequeño gemido que casi hace
que pierda la cabeza y olvide la cena con mis padres. – además podríamos quedarnos
dormidos diciéndonos cuanto nos amamos como hacíamos estas últimas noches, y planeando
nuestro futuro juntos y el futuro de nuestras familias cielo.

- Pues déjeme decirle mi hermosa prometida, que estaba completamente dudoso de hacerla
perder horas de sueño, pero la verdad es que su idea me ha convencido por completo. – le dije
y bajando mi voz a un ronco susurro. – sobre todo la parte del sexo telefónico mi Diosa. –
escuche al otro lado de la línea su musical risa. De pronto escuche que Alice me llamaba desde
el interior de la casa. – Cielo te dejo, pero tenemos una cita para cuando regrese a nuestra
casa amor. Te amo princesa, te extraño, y extraño mucho a nuestros bebés.

- Yo también te amo cielo, espero que no olvides nuestra cita. – me dijo mi princesa cortando
la comunicación. -

- Era Bella supongo, por la cara de tonto enamorado que traes. – me dijo Jasper. -

- Si hermano, era mi princesa, no sabes cuanto la extraño ya. – le respondí. – Y Alice y Jane. – le
pregunte. -

- Alice subió a apresurarla para poder llegar temprano a la cena y regresen a descansar, estoy
seguro que en un par de horas el jetlag hará estragos en ustedes, sobre todo en la muñequita.
– me explicó. – Y como quedaron las cosas entre ustedes?. – preguntó. -

- Si Edward como quedaron las cosas. – repitió Alice bajando las escaleras, pero mi muñequita
aún no había terminado de arreglarse. -

- Pues le pedí matrimonio, así que pronto celebraremos una boda. – le dije y me vi de pronto
atrapado entre los brazos de la duende. -

- Felicidades hermanito, eso es maravilloso, vamos a preparar una boda preciosa, y genial,
todo será perfecto y vamos a dejar con la boca abierta a medio Chicago. – me dijo dando
saltitos de emoción. -

- Espera duende, tu no puedes estar en esa situación de andar estresada y pegando brincos. –
le dije serio. – además todo, todo será como Bella quiera y decida. – inmediatamente cruzó los
brazos en señal de desaprobación y haciendo un puchero. – Lo siento Alice, siempre sucumbo
a tus ruegos, pero esta vez no puedo, Bella y yo hemos estado demasiado tiempo separados,
Bella y yo llevamos esperando esto demasiado tiempo y no voy a permitir que nada que no sea
lo que ella desee suceda.

- Y entonces supongo que Arizona y los pequeños estarán pronto de vuelta. – dijo Jasper quien
intentaba mantener a ralla su propia emoción y cambiaba el tema delicadamente para poder
controlar a Alice. -

- La verdad más pronto de lo que esperan, en cuatro días estarán aquí para la promoción del
libro. – dije, y de pronto Alice dio un brinco. -

- Y si se molesta cuando se entere que lo planeamos todo?. – dijo preocupada. -

- Me extraña Alice, tu que todo lo sabes, todo lo ves. – le dije y ambos me miraron confusos. –
la verdad Alice es que Bella siempre ha sabido que lo de la promoción del libro era cosa
nuestra, estabas en speaker cuando hablaste con Paul Simmons y Bella te reconoció, además
que reconoció inmediatamente la empresa de Rose, lo cierto es que no está nada molesta. –
le dije tranquilizándola. – de hecho quería rescindir el contrato, pero la convencí de que sería
beneficioso para la promoción de su libro aquí en los Estados Unidos, además que le daría otro
nivel a la revista de Rose.

- Y cuando termine la promoción se ira?. – dijo Jasper disimulando su tristeza y su decepción. -

- Tenemos que resolver todo lo del Colegio de los mellizos y asuntos del viñedo y el apellido de
los niños, pero tanto ellos como nosotros vamos a estar yendo y viniendo hasta que comience
el próximo año escolar y entonces todos los pequeños comenzarán de nuevo la escuela aquí
en Chicago.

- Ed, eso es genial. – dijo mi hermana dándome un abrazo. -

- Lista papito. – dijo mi muñequita. Se veía muy linda, incluso se arreglo el cabello como Bella
solía peinarla estos días. -

- Que hermosa pequeña. – le dije halagándola, y haciendo que apareciera en ella un tierno
sonrojo, la verdad es que a mi pequeña le hacía enormemente bien estar con mi princesa y sus
hermanos, ellos han influenciado positivamente en ella, ella siempre había sido dulce, pero
ahora además era tierna, cuidadosa y algunos de los rasgos de la personalidad de Heidi que mi
madre potenciaba en ella iban diluyéndose. -
Salimos todos juntos de nuestra casa para dirigirnos a la Casa Cullen, íbamos en el mismo auto,
porque Jasper insistía que en un par de horas estaría demasiado cansado para conducir. Al
llegar a la casa y tal como lo predijo mi princesa mi madre se mostró encantadora, sobre todo
con Jane a quien no paraba de decirle todo lo que la había extrañado, pero presentía que su
encanto no podía durar demasiado. Estábamos todos sentados a la mesa, con una
conversación que nada tenía que ver con nuestra estadía en Montepulciano, aún cuando sabía
que Rose y mi padre se morían de curiosidad, pero intentaría invitarlos mañana a almorzar y
podrían ver además las fotos de mis ángeles.

- Jane y que te pareció la casa de tu Abuelito Aro en Volterra?. – le dijo mi madre y la verdad
supongo que quería potenciar los beneficio de los Volturis frente a mi hija, o que se yo. -

- Es muy bonita Abu. – le respondió la niña y siguió comiendo. -

- Y te la pasaste bien con tus primos y tus Abuelos, no es cierto preciosa. – siguió insistiendo mi
madre, mientras todos habíamos dejado ya nuestros cubiertos y la mirábamos en tensa calma.
-

- La verdad la pase bien. – le dijo encogiéndose de hombros, y añadió. – pero era porque
estaba con mis hermanos y la princesa. – le dijo y tuve el placer de ver a mi madre hacer una
mueca de disgusto. -

- Princesa… No me hagas reír Jane, tu madre si que era una princesa, era mucho más hermosa
que esa… - me miró y mi cara le aclaró que no pensaba aceptar un insulto hacia mi mujer. – a
Bella. – culminó. -

- Abuela mi madre era hermosa, pero la princesa es hermosísima, parece un ángel. – juro que
en ese momento mi madre estaba a punto de tener una embolia y yo sinceramente lo
disfrutaba, tome mi copa de agua y le di un sorbo, pero mi muñequita no se midió, y el que
casi muere atragantado fui yo. – Además que la princesa será el Ángel que me cuide. – añadió
como si cualquier cosa. – ella vendrá en unos días y va a casarse con mi papito. – le dijo.-

- Que estas diciendo Jane, como que tu papá va a casarse con esa. – me dijo mi madre
clavando en mi su mirada, pero la verdad es que yo no dejaba de ver a mi hija, nosotros aún
no le habíamos dicho a nuestros hijos que nos casaríamos, o por lo menos no los habíamos
hecho juntos, pensé. -
- Claro Abuela, la princesa tenía hoy un anillo hermoso, como ese que los enamorados le dan a
las chicas de las películas cuando le piden que se casen con ellos, además mi papito le dijo en
el desayuno a la princesa… a ver como fue… - dijo mi muñeca con un dedo en la barbilla como
pensando, mientras mi madre no apartaba su mirada furiosa de mi, yo no apartaba la mía de
mi muñeca, y el resto de mi familia corrían los ojos de uno a otros sin saber si mirarme a mi o a
mi madre, de pronto la pequeña dio un salto en su asiento y dijo.- Ah si ya lo recuerdo, le dijo
“mi hermosa prometida”, eso dicen los chicos de las pelis también cuando le dicen a la chica
que sea su esposa, no es cierto tía Alice. – dijo la pequeña mirando a mi hermana. -

- Si preciosa. – le dijo Alice, tragando el nudo que se le hizo en la garganta, quizás sus dotes le
permitieron adivinar un poco la furia de mi madre, aunque no era necesario ser adivino para
saber que estaba furiosa, pero la verdad espero que esto se quedara por aquí.

- Un anillo Edward?... un anillo?. – dijo mi madre. – Pero dime esta vez si elegiste tú el
apropiado o le pediste a tu secretaria que lo hiciera por ti. – me dijo con sorna, estaba
preparado para responderle cuando Jane con su inocencia logró empeorar las cosas. -

- Para que tenía que comprar papá un anillo. – le dijo como si fuera lo más obvio del mundo. –
Papá le llevó el anillo que tenía en la gaveta guardado con la foto de la princesa Abu. – le dijo y
mi madre inmediatamente palideció. -

- Que anillo Jane?. – le preguntó. – Que maldito anillo le diste Edward?. – Jane comenzó a reír
tapándose la boca con las manos y ganándose de nuevo la atención de todos. -

- Abuela dijiste una mala palabra. – le dijo entre risas. – la princesa dice que no podemos decir
malas palabras. – me pareció ver humo salir por las orejas de Esme. – pero el anillo ese
plateado con la bonita piedra azul, y las pequeñiticas piedritas blancas, muy brillante y
hermoso, el que es igualito al de la señora de la foto del cuadro en el estudio del Abu Carlisle. -
mi madre estaba a punto de estallar, Carlisle completamente pálido y los demás no entendían
nada, todos conocían la historia del Diamante Azul de los Cullen, así llamaba, a la historia del
anillo pero aparentemente nadie más que mi madre sabía que la Abuela Elizabeth me lo había
entregado. -

- Le diste el Diamante de los Cullen a esa mujer. – Gritó mi madre, levantándose de la mesa. –
Como te atreviste Edward. – dijo con un nuevo grito. -

- El Anillo me lo dio mi Abuela para que se lo entregara a la mujer de mi vida, a aquella que
realmente amará y la que quería como madre de mis hijos y como mi compañía por siempre y
para siempre. – le dije intentando sonar calmado y mantener mi temperamento a ralla. – Y eso
fue lo que hice… Isabella, es mi mujer, es el amor de mi vida, es mi prometida y será mi esposa.
Ella y mis hijos vendrán a Chicago y viviremos los cinco juntos como la familia que somos, y ni
tú ni nadie podrá hacer nada.

- Ni se te ocurra Edward Anthony Cullen, no te lo permito.- dijo mi madre claramente molesta.


-

- Yo no vivo aquí, soy un hombre independiente y mayor de edad hace demasiado tiempo, y
tomo mis propias decisiones, y he decidido vivir feliz con mi familia y me importa muy poco lo
que tu opines al respecto. – le dije causando un silencio tenso en el comedor. – Y antes que
digas nada más te repito, el anillo de la abuela estaba en mis manos porque ella misma me lo
cedió, y yo se lo entregué a mi mujer, y te guste o no, lo permitas o no, Isabella Marie Swan
será mi esposa. – mi padre había salido de su estupor. -

- Como es posible que tú tengas el Diamante de los Cullen Ed. – dijo mi padre en un susurro
ahogado. -

- Me lo dio la Abuela Elizabeth. – le respondí. -

- Que te dijo ella del anillo. – dijo el completamente pálido. -

- Me dijo que el anillo debió ser entregado pero que fue devuelto. – le repetí. -

- Que esta pasando aquí?. – Dijo Emmett alterado al notar que mi mamá cada vez estaba más y
más pálida y se había sentado nuevamente, no me había percatado que en la tensión del
momento estábamos todos de pie, con una mirada a mi alrededor constate que Rose y Alice se
había llevado a los pequeños, cosa que agradecí sinceramente. -

- Se supone que el Diamante Azul de los Cullen ya no lo tenía mi madre… lo tenía ella… - dijo
mi padre casi imperceptiblemente sentándose nuevamente y llevándose las manos al rostro
una y otra vez, en el mismo gesto desesperado que yo hacía en su situación. De pronto esas
palabras parecieron detonar como un resorte la silla de mi madre que inmediatamente se
puso de pie y se dirigió con rabia a mi padre.-

- Ella… ella, le diste el anillo a ella… como te atreviste. – le dio una sonora cachetada a mi
padre, que nos dejó a Emmett, Jasper y a mí con los pies taladrados al piso, mientras mi padre
se sobaba suavemente la mejilla. – Como te atreviste a darle ese anillo a esa maldita mujer…
es que pretendías casarte con ella, ibas a dejarme por ella. - mi padre alcanzó a mirarla a los
ojos. - ME DIJISTE QUE EL ANILLO ESTABA PERDIDO, PENSÉ QUE ERA PORQUE TU MADRE NO
QUERÍA ENTREGÁRMELO, PERO ESE MALDITO ANILLO ME PERTENECÍA, SOÑE CON ÉL DESDE
QUE TU MADRE CONTÓ LA HISTORIA DEL DIAMANTE AZUL DE LOS CULLENS CUANDO YO
TENÍA OCHO AÑOS, PASE TODA LA VIDA ESPERANDO QUE ESA ZORRA TE DEJARA Y PODER
TENER LA OPORTUNIDAD DE CONQUISTARTE, DE TENERTE, DE CONSEGUIRTE... TU ERAS MÍO,
SIEMPRE HAS SIDO MIO…PORQUE SE LO ENTREGASTE…

- No quieres saberlo Esme. – le dijo mi padre con tranquilidad. – pensé de verdad que el anillo
estaba perdido Renee nunca me lo regreso.

- Además de zorra, es una maldita ladrona. – dijo mi madre destilando odio, desde los
protectores brazos de Emmett. -

- No te atrevas Esme, no ensucies la memoria de Renee, ella nunca te hizo nada. – mi madre
iba a replicar su desacuerdo con mi padre pero el la interrumpió. – Las cosas sucedieron de
formas inesperadas Esme, lo sabes mejor que nadie, cuando Renee se fue de Chicago lo hizo
de forma tan repentina y desesperada, y cuando volvió ya se había casado con Charlie Swan,
supongo que fue en ese momento que le devolvió el anillo a mi madre.

- Porque la Abuela no me lo entregó a mi. – preguntó Emmett, que parecía haber despertado.-

- No lo sé hijo. – le dijo mi padre. – yo ni siquiera sabía que el anillo estaba de nuevo en manos
de los Cullen.

- Pero yo soy el hermano mayor, ese anillo debería estar en la mano de Rose y no en la de …
Isabella. – dijo mi hermano con rabia. -

- Yo le pedí a Elizabeth que se lo diera a Edward. – dijo mi madre. – Nunca pensé que
terminaría en manos de la hija de esa. -

- Basta ya Esme. – le dijo mi padre de forma dura. -

- Porque mamá, yo no era lo suficientemente bueno para heredar el Diamante Azul de los
Cullen. – le dijo mi hermano a mamá con un poco de resentimiento y dolor en su voz. -

- Porque yo quería iniciar contigo nuestra propia tradición pequeño. – le dijo haciéndole
mimos en el brazo. – Acaso no te entregué a ti el anillo que tu padre me dio para dárselo a
Rosalie. – le dijo y el simplemente asintió como un niño obediente. Jasper y yo nos miramos y
entendí perfectamente que el creía lo mismo que yo, la razón que le había dado mi madre a
Emmett era una completa mentira, pero no sabía como podía decirle la verdad. -

- Por que nadie me dijo lo del anillo. – dijo mi padre, que aún no se había vuelto a levantar de
la silla.-

- La verdad es que no me hacía a la idea de que no lo supieras papá. – le dije. – la verdad que
cuando la abuela me entregó el anillo, lo guardé pero nunca imagine que solo mamá y yo
sabíamos que el anillo seguía en manos de la familia.

- Tu lo sabías… tu lo sabías Esme. – le repetía. -

- Claro que lo sabía, pero era completamente humillante saber que no me consideraban lo
suficientemente buena para llevar la reliquia familiar. – le dijo mi madre con rabia. -

- Por Dios Esme, siempre tuviste acceso a todas las joyas de la familia. – le dijo mi padre.-

- Y si ese día en la biblioteca Renee Denali te hubiese devuelto el anillo me lo habrías


entregado… - le preguntó mi madre. -

- No sigas por ese camino Esme no va a gustarte. – le dijo mi padre colocándose de pie y
saliendo del comedor. -

- Calisle ni se te ocurra dejarme así. – se soltó de Emmett y salió detrás de mi padre, pero
pronto escuchamos el portazo. Seguido de unos pasos por la escalera y el portazo en el cuarto
de mi padre, miré a Jasper y nuevamente estábamos pensando en lo mismo, pero yo
sinceramente esperaba estar equivocado, pero podía apostar la ganancia de mi próximo
proyecto a que mi padre había ido a buscar a Renata.

- Hasta cuando Edward, hasta cuando tu y esa mujer van a seguir haciéndole daño a esta
familia. – me reclamó Emmett. -

- Más bien deberías decir que hasta cuando tu y Esme van a seguir dañando a mi Bella. – le dije
apretando el puente de mi nariz entre mis dedos, no quería irme a las manos de nuevo con mi
hermano. -
- Desde cuando te diriges a nuestra madre como Esme. – me dijo a punto de perder la
paciencia. –

- Desde que nuestra madre sigue empeñada en hacer todo lo posible para tenerme lejos de
Bella y de mis hijos. – le replique. - Me estoy cansando que siempre estén intentando cosas,
humillando y dañando a mi mujer.

- Pues si tanto te preocupa que mamá o yo no dañemos a “tu mujer”. – dijo haciendo las
comillas en el aire. – entonces deja a Jane y vete con ella a Montepulciano. – me dijo.-

- Porque Demonios tengo que dejar a mi hija, Emmett. – le dije ya cada vez más cerca de
perder la poca paciencia que me quedaba, al instante Jasper se interpuso en el medio de los
dos. -

- Porque por ningún motivo voy a permitir que te lleves a mi sobrina lejos de mamá y dejarla al
cuidado de esa mujer. – me dijo con rabia, como un cachorro defendiendo a su madre. -

- Mi mujer esta completamente capacitada para cuidar de mi hija, las decisiones sobre mi hija
las tomo yo… y que te quede claro Emmett. Y si mi mujer y yo decidimos vivir en
Montepulciano, no te quede la menor duda de que Jane vendrá con nosotros, y ni tu, ni Esme,
ni nadie podrán evitarlo. Jane es mi hija, y yo decido. – le dije. Emmett me devolvió una mirada
de odio. -

- No te lo voy a permitir. – me dijo acercándose a mí.- Soy capaz…

- No vas a ser capaz de nada Emmett Cullen, cállate de una maldita vez y metete en tus
asuntos. – le dijo Rosalie entrando en la sala. – Tu no vas a meterte en las decisiones que tome
tu hermano sobre su hija, porque el es su padre y va a hacer lo que el considere mejor para
ella.

- Rosalie no vengas de nuevo con eso.- le dijo Emmett a su mujer.-

- Te vengo con eso y más Emmett.- le dijo visiblemente molesta. – y te lo digo de una vez, si
cada vez que vengas a visitar a tu madre piensas armarle escenas y reclamarle a tu hermano
cosas sobre las que no tienes derechos o sobre cualquier cosa que tenga que ver con Arizona o
sus hijos con Edward, incluyendo a Jane, entonces vendrás solo, porque no voy a poner un pie
más en esta casa, te quedó claro. – le dijo. -
- Hablaremos de esto cuando estemos más tranquilos. – le dijo saliendo por la puerta. –

- Lo siento. – Dijo Rosalie pasando a mi lado y apretando cariñosamente mi brazo.-

- No te preocupes hermana. – le dije. – te llamo mañana. -

Tome a Jane que estaba dormida ya sobre el sillón de la sala con su cabeza sobre el regazo de
Alice, y salimos en dirección a nuestra casa, una vez que le puse la pijama y logre acostarla, fui
a mi cuarto, me duche y me metí en la cama, buscando mi teléfono para llamar a mi ángel. El
teléfono sonó varias veces y estuve a punto de colgar para no despertar a mi ángel.

- Cielo, pensé que no iba a escucharte hasta mañana. – me dijo.-

- Siento despertarte preciosa. – le dije.-

- Estaba despierta amor. – me dijo. – solo estaba chequeando si nuestros bebés seguían
dormidos, Lizzie empezó a llorar de nuevo antes de irse a dormir, pensé que no podría
tranquilizarla, hasta que Ed, le dijo que si se dormía más rápido llegaba mañana y sería un día
menos los que faltarían para el viaje. – mi princesa suspiro. – esa reacción de ella me preocupa
cielo, nuestra próxima separación será un poco más larga y no sé que hacer ni si va a continuar
así. – me dijo.-

- Lo se mi amor, yo pienso igual. – le dije, recordando todo lo que nos costó dormirla anoche.-
y verla así me rompe el alma.

- Tengo la esperanza de que cuando vea que vamos a estar juntos aún cuando estemos
separados períodos cortos de tiempo, se acostumbre… no lo se la verdad.- me dijo mi
preciosa.-

- Yo igual cariño. – le respondí.-

- Como les fue con Doña Esme?. – me preguntó. -

- Al principio tal como dijiste princesa. – le dije. – pero la verdad es que ya no necesitas
esconder tu anillo de mi madre, Esme sabe que tienes el anillo de los Cullen. – le dije y le conté
todo lo que pasó en la cena, así pasamos un rato conversando y media hora maravillosa
dándonos placer a distancia, después de ese tiempo exhaustos… y porque no… satisfechos de
la mejor forma en la que podíamos estar con tantos kilómetros de distancia, y tal como dijo mi
princesa, nos quedamos dormidos diciéndonos lo mucho que nos amamos y nos extrañamos…
Ya mañana sería un nuevo día… uno menos… uno más cerca tener de nuevo a mi Diosa entre
mis brazos…

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Espero lo disfruten...

Gracias a todos por los comentarios, las visitas y los votos. Gracias Mil Gracias

Kisses

BkPattz

Capítulo 17: Paparazzi

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capitulo 16: Paparazzi


Aún cuando dormí mejor de lo que esperaba me desperté con esa sensación de vacío y de que
algo me faltaba, al girarme hacia un lado encontré la falta, era completamente obvio…
extrañaba el calor del cuerpo de mi ángel acurrucado a mi lado. Al estirar mi brazo por la
cama tropecé con mi celular que se había quedado allí la noche anterior, al recordar lo caliente
que se pusieron las cosas con esa llamada una sonrisa se formó en mis labios, si había pensado
que esas llamadas que manteníamos antes de mi viaje a Montepulciano eran especiales, pues
la verdad no se comparaban con nuestra última llamada. No podía esperar a que estos días
pasaran rápido y poder tener de nuevo a mi princesa entre mis brazos, y no solo a ella, sino
también a nuestros hijos, a los que extrañaba enormemente. Al ver mi teléfono sonreí al
notar que tenía un mensaje de mi princesa.

Bebé te extraño mucho, la pase muy muy bien, pero extraño estar entre tus brazos. Te amo y
espero que estos días pasen pronto.

Inmediatamente le respondí el mensaje.

Preciosa también me la pase genial, tus ideas siempre son estupendas, pero no podía esperar
menos de mi hermosa, sexy y traviesa prometida. Te amo cielo y me muero por verlos pronto.

Feliz como siempre estaba con la más mínima expresión de cariño de mi ángel, me arreglé para
empezar el día. Después del desayuno con mi muñequita y dejarla en el Cole, fui para mi
oficina tenía que atender y adelantar todo lo de mi nuevo proyecto quería poder de disponer
del mayor tiempo posible con mi princesa y nuestros hijos, después del colegio podríamos
compartir los cinco juntos e ir ajustándose un poco como familia. A la hora del almuerzo había
quedado con mi hermana, Rosalie, Jasper y mi padre. Cuando llegué al Restaurante en el que
habíamos quedado me encontré con Rose que ya nos esperaba.

- Hola Rosie. – le dije tras saludarle con un beso en la mejilla y un abrazo cariñoso. – que tal las
cosas anoche con Em?. – le pregunté preocupado por ella, sabía que toda esta situación estaba
empezando a afectar su matrimonio, y yo la verdad sentía algo de culpa por ello. -

- No lo sé Ed… no lo sé. – me dijo con tristeza. – yo siempre supe que la relación de Emmett
con tu madre era “especial”, siempre lo he sabido y siempre lo he respetado, pero es que ya la
cosa es enfermiza, están totalmente fuera de control. No entiendo como Em se siente con el
derecho de opinar sobre las decisiones que tomas con respecto a tu hija… Por Dios Edward…
es tu hija, y ni el ni Esme pueden tomar decisiones a ese respecto. Vamos Emmett con todo y
lo que ama a Esme, no permite que ella opine sobre Valerie y Kellan, lo máximo que escucha
son sus consejos, pero sin permitir que ella se involucre en las decisiones sobre nuestros hijos,
por eso no entiendo como es que el se atreve opinar sobre Jane, ni él… ni Esme son Heidi para
tomar decisiones sobre tu hija, en ese caso solo podrías escuchar a los Volturi. – me dijo
preocupada. - y si ellos buscan apoyo en Aro?. – me dijo.-
- No te preocupes por ello hermana, Aro apoya mi relación con Bella, el vio de primera mano
como mi princesa trata a nuestra hija. – le dije, al decir eso pude ver como una sonrisa se
formaba en su rostro. -

- “Nuestra hija” Edward?. – dijo.-

- Sip, Bella la trata como si lo fuera, no hace ningún tipo de distinción entre ella y Lizzie o Ed,
de verdad es maravillosa, ayer incluso uso esas mismas palabras para referirse a Jane, la llamó
nuestra hija. – le dije. -

- Y supongo que tu estas más que feliz por eso. – solo asentí. – Me alegra mucho hermano. –
me dijo regalándome un abrazo. -

- Y yo lamento mucho y me siento inmensamente culpable por tus problemas con mi hermano.
– le dije sinceramente. -

- Vamos Ed… eso no es culpa tuya. – me dijo ella entristeciéndose de nuevo. – Esto no es más
que culpa de esa extraña relación madre – hijo que no logró entender, me aterra tener esa
misma relación con Kellan, no sabes como lucho por ello… Pero lo cierto es que tendré que
prepararme mentalmente porque una vez que Arizona llegué a la ciudad esto se pondrá
realmente insoportable.

- De verdad siento mucho que mi felicidad sea tu desdicha hermanita. – dije haciéndole mimos
en el brazo. – voy a hacer todo lo que este en mis manos, no quiero que le hagan daño a mi
princesa, y no quiero que esta situación siga dañando tu matrimonio.

- La verdad es que yo no sé que va a hacer de este matrimonio, desde que nos contaste toda la
historia de tus hijos, desde que comenzaron de nuevo las llamadas y los almuerzos de Esme y
Emmett la situación se ha vuelto insostenible. – me dijo preocupada, aumentando mi
preocupación al respecto. -

- Las pesadillas Rosie, han seguido?. – le pregunte. -

- Si Edward, cada vez son peores, siempre llama a tu mamá, siempre pide que no lo
abandone… pero la de anoche fue la peor de todas Ed., de verdad fue horrible. – dijo
secándose las lágrimas que empezaban a salir por sus ojos. – estaba tan desesperados gritando
por su mamá, pero de pronto comenzó a llamarla Esme. – dijo estremeciéndose y yo no
entendía nada. – Y al final empezó a gritar cosas sin sentido.

- Diferentes a las que dice siempre.?. – Le pregunté curioso y preocupado. -

- La verdad si, comenzó a llamar a su papá, y gritaba una y otra vez “papá no me busques más,
estoy aquí… mírame, no me busques más”, era desesperante y no conseguía despertarlo, por
suerte los niños estaban tan cansado que no lograron escucharlo, de hecho desde que
reaparecieron las pesadillas he intentado dejar la tele de la sala de entretenimiento encendida
para evitar que mis hijos se despierten y lo vean nuevamente en ese estado, Ed no se que
hacer, el se resiste a buscar ayuda, dice que estoy exagerando que esta bien… incluso le pedí
ayuda a Esme.- dijo tras un largo suspiro.- sabes que me dijo?. – negué con la cabeza. – Que
era una exagerada que Emmett esta bien y que solo tenía un poco de estrés que eso era todo,
que debía ser más comprensiva y evitara darle dolores de cabeza, que mucho tenía contigo
para agobiarlo.

- No puedo creerlo, como mi mamá no entiende que Emmett tiene un problema serio, es
inaudito. – le dije molesto por la situación. -

- Yo tampoco lo entiendo, hable también con Jasper y Carlisle, ambos han intentado
convencerlo pero tampoco lo consiguen, estoy pensando dejar a los niños unos días con mi
madre o con Alice y llevarme a Emmett a un lugar a que descanse sin teléfonos y sin
comunicación de ningún tipo, quiero probar si con eso se calman las pesadillas, no se porque
pero creo que esas conversaciones telefónicas con Esme son las que potencian las pesadillas.

- Yo también lo creo Rose, y me parece que tienes razón.

En los minutos siguientes llegaron mi padre y Jasper y esperamos un rato más hasta que al fin
llegó Alice, discutimos un poco más la situación de Emmett y todos apoyamos la idea de Rose,
me hicieron contarle casi con lujo de detalle mi estadía en Montepulciano, por suerte todos los
detalles e historias maravillosas de mis hijos mantuvieron a ralla la curiosidad morbosa de
Alice en temas más íntimos que no pensaba tratar en la mesa, y que solo nos pertenecía a mi
Bella y a mí. Después de la comida Alice y Rose fueron a recoger a los pequeños al Colegio, por
lo que Jasper, mi padre y yo, quedamos un rato más antes de regresar a nuestras obligaciones.

- Por cierto papá, cómo estas?. – le dije, refiriéndome a toda la situación de la noche pasada. –

- Bien hijo, solo que me sorprendió eso es todo. – me respondió. -


- Yo la verdad siento lo del anillo. Sabía que mi mamá iba a enloquecer por culpa de eso, pero
no podía dejar de darle a Bella el Diamante de los Cullen solo porque Esme no este de acuerdo.
– le dije y el asintió en acuerdo. -

- Yo no tenía ni idea de que el anillo había regresado a casa, la verdad es que aunque se
hubiese perdido esa reliquia familiar y muy en el fondo sentía que no pudieran mis hijos seguir
la tradición, yo… - suspiro y supe que se le hacía difícil expresar aquello que quería decir y que
sentía. – yo de alguna forma era feliz sabiendo que ella lo tenía, a la final era ella toda la razón
y todo el sentido que tenía para mi entregar ese anillo, y siendo sinceros, aunque Emmett ayer
proclamaba que el anillo le correspondía por ser el mayor, la verdad es que el anillo le
correspondía, a ese hijo que iba a tener con Renee. – de pronto el jadeo de sorpresa de Jasper
nos hizo recordar que el se encontraba con nosotros. -

- Ibas a tener un hijo con Renee?. – pregunto asombrado. -

- Si Jasper, pero esa historia mejor te la cuento de regreso al hospital. – le dijo mi padre con su
característica calma. – pero la verdad es que nuestro hijo murió al nacer, y yo no lo conocí
nunca, por eso me identifico con el dolor de Edward por Marie, es el mismo que yo siento por
mi hijo.

- Por Christopher papá. – el me miró confundido.- Bella, me dijo que su hermano se llamaba
Christopher. – le repetí. -

- Se llamaba como mi padre. – dijo con orgullo y con devoción, por la mujer que supongo fue el
amor de su vida. -

- A juzgar por tu tono entiendo que Renee fue una mujer especial en tu vida. – le dijo Jasper a
mi padre. -

- Perdóname hijo. – dijo mirándome. – Renee fue la mujer más especial de mi vida. -

- Y Esme papá. – le dije sin juzgarlo, no podría cuando yo siento un amor igual de grande e
incondicional por mi princesa. - que sientes o sentías por mi mamá?. – le pregunté. -

- Aunque no lo creas la amo. – dijo con una sonrisa de culpabilidad en el rostro y negando con
la cabeza. – pero el amor que le tengo a Esme, no se parece en nada al amor que sentía por
Renee… Renee era mi todo, el amor que le tenía a ella era absoluto e incondicional… yo
básicamente respiraba y vivía por ella… Por ella sentía lo mismo que tu sientes por Bella hijo, o
lo que tu sientes por mi Alice. – dijo dirigiéndose a Jasper. - Por otro lado Esme, me
despertaba ese sentimiento de fragilidad e instinto de protección, algo en su amor por mi me
hacía sentirme vulnerable y ligado a ella. – dijo sin entender el mismo sus sentimientos. – creo
que la obsesión que Esme mostraba hacia mí, me hacía pensar que ella era más frágil, que me
necesitaba más… es algo totalmente loco, pero era así, en su obsesión por mi Esme me
provoco una necesidad de ella, de cuidarla, de protegerla. Pero sin dudarlo ni un minuto Renee
era el amor de mi vida, es por eso que le di a ella el anillo de los Cullen, aun cuando en la
época en la que se lo di, ella era mi amante, ella era la otra. – dijo mirándome con tristeza en
los ojos.- por eso no quería responderle a tu madre ayer, la razón por la que le di el anillo a
Renee y no a ella, es porque la amaba más, de hecho Esme tiene razón cuando pregunto ayer
si iba a dejarla por Renee y la respuesta es si… de hecho. - miro hacia abajo avergonzado. –
creo que por Renee hubiese sido capaz de dejar a Esme plantada en el mismísimo altar, a pesar
de su embarazo, a pesar de que su padre se encargaría de matarme por embarazar a su dulce y
virginal hija, a pesar de todo. Si Renee me hubiese entregado el anillo delante de Esme en vez
de salir corriendo no se lo hubiese permitido, y le rogaría que se casara conmigo.

- Por que la dejaste ir entonces?. – Jasper se hizo eco de mis pensamientos. -

- Renee no sabía que me había dejado seducir por Esme, yo nunca tuve el valor de decirle que
me había acostado con ella, aunque me lo preguntó mil, veces mil veces me negué.- dijo con
amargura.- La verdad es que todo ese carácter noble de Bella lo heredó de Charile Swan,
porque el carácter de Renee era muy diferente, y jamás me habría perdonado…. Más bien
nunca me perdono que durmiera con Esme, ella aun siendo la otra lo permitía porque sabía
que entre Esme y yo no había pasado nada, y el saber que Esme me había tenido, y no solo
eso, sino que fui el primero, al igual que había sido el suyo no era algo que ella me perdonara.
Era increíblemente orgullosa y posesiva, y además yo no solo la había traicionado, también le
había mentido. – dijo negando con la cabeza. – pero los errores se pagan caro. – me miro y
añadió.- no hijo?.

- Pero yo al menos tengo la esperanza de mi final feliz. – le dije triste por él.-

- Yo creo que tendré el mío hijo. – me dijo.-

- Es Renata tu esperanza de final feliz?. – le pregunte. -

- Quizás, no lo sé, pero sinceramente creo que sí.- me respondió siendo sincero. – pero no toda
mi vida con tu madre ha sido mala hijo, los tengo a ustedes, y si digo la verdad tu madre me ha
hecho feliz en términos generales la mayoría del tiempo, han existido épocas peores que otras,
épocas muy buena y otras insoportables como cuando Renee venía de visita, aun casada con
Charlie, cuando tu empezaste tu relación con Bella y ahora. Pero no todo ha sido malo.
- Y que vas hacer con todo esto Esme – Renata?. – le preguntó Jasper. -

- No lo sé, pero la verdad es que siento que empiezo a enamorarme seriamente de Renata. –
dijo reflexionando. – pero ese sentimiento de dependencia emocional que Esme me hace
sentir sigue allí.

- Creo que debes buscar como resolver eso papá. – le dije. – no creo que Renata se lo merezca,
y siendo sinceros y a pesar de todo, mamá tampoco se lo merece… Pero sobre todo, tú no te
mereces ser feliz a medias, o a escondidas, debe ser plenamente feliz papá.

- Tienes razón hijo. – nos quedamos todos callados un momento en un intento de reflexionar
sobre lo confesado por mi padre. – Hijo… - dijo mi padre mientras pagaba la cuenta. – Puedes…
puedes preguntarle a Bella donde está enterrado mi hijo. – dijo y entendí perfectamente su
necesidad. – Necesito… necesito…

- Lo entiendo perfectamente papá, necesitas pedirle perdón a Christopher, se como se siente.


– le dije y unas enormes ganas de visitar a mi mariposita se apoderaron de mi, pero la verdad
es que yo esta tarde podría ir a verla, a diferencia de mi padre. - Seguro papá, no te
preocupes. – le dije. – apenas hable con mi princesa le preguntó, y si quieres te acompaño.
Pero estoy más que seguro que está en Port Ángeles.

- Port Ángeles? – pregunto mi padre. -

- Papá, Renee se fue a Port Ángeles cuando dejo Chicago. – le dije. – si ella estuvo allí antes de
irse a Phoenix lo más lógico es que Christopher naciera allí. – de pronto él estaba
completamente pálido. - Papá estas bien?. -

- Si hijo, no te preocupes. – me dijo. Jasper y yo solo lo miramos confundido, porque no


entendimos nada de lo que pasaba por la cabeza de mi padre, pero lo dejamos tranquilo
porque algo en su expresión nos dejaba claro que no pensaba compartir sus pensamientos con
nosotros en este momento.

Antes de ir a la oficina, pase por casa de Rose para ver por unos minutos a mi muñequita, y
luego fui directamente al trabajo a buscar las carpetas y maquetas para llevarlas a la reunión
que teníamos en el ayuntamiento, hoy sería la presentación de nuestro proyecto para la
licitación, ese proyecto nos traería enormes beneficios más que todo a nivel personal, porque
más que beneficios económicos vamos a poder ayudar a la comunidad con un hospital
diseñado con las mejores y más modernas comodidades, además de ofrecernos renombre. Por
otro lado había decidido empezar en otro proyecto, mi princesa aún no se había decidido por
los proyectos que le presentaron los arquitectos para el hospital que la fundación construiría
en Londres. Había visto varios de los proyectos con ella, y la semana que pasaría con ella en
Montepulciano en febrero antes de ir a Londres, la ayudaría a decidir cual proyecto sería el
construido. Yo sabía perfectamente bien que era lo que mi princesa quería y había tomado
nota de las medidas y las características del terreno, yo mismo iba a presentarle un proyecto a
mi princesa, y tenía apenas tres días para completarlo, esta noche trabajaría en los detalles y
los planos, y mañana le pediría ayuda a lo más destacado de mi equipo, pero sin lugar a dudas
conseguiría convertir el sueño de mi princesa realidad. Antes de entrar a la reunión marque el
teléfono de mi princesa. Apenas repicó cuando descolgaron desde el otro lado.

- Papito, pensé que no iba a escucharte hoy. – me dijo la dulce voz de mi gatita del otro lado de
la línea. Parecía un poco triste pero su voz seguía siendo encantadora como siempre, mi
pequeñita era sencillamente adorable.-

- Mi gatita hermosa, papito te extraña muchísimo y tenía muchas ganas de escuchar tu linda
voz. – le dije. – Te estas portando bien cariño?. -

- Si papito, y además me comí toda la sopita que me dio la Nona Sue, aunque no era nada
yummy, pero como te prometí lo hice. – me dijo orgullosa de su logro.-

- Que bien preciosa, estoy muy orgulloso de ti. – le dije.- princesita papi tiene que entrar en
una reunión de trabajo importante y espero poder salir pronto y hablarte otro ratito hoy, pero
sino puedo salir temprano, quiero que sepas que te amo mucho y te extraño más.

- Yo también te amo mucho mucho papito. Y quiero irme a dormir temprano hoy para que se
pase pronto este día y llegue mañana y queden solo dos días para poder vernos de nuevo. –
me dijo y me preocupó que siguiera su depresión. -

- Te amo gatita, espero que los días pasen muy rápido, pero más que dormir quiero que hagas
cosas que te hagan feliz, de acuerdo?. – le pregunte. -

- Si papito. – me dijo.- voy a pasarte a Ed, antes de que me siga molestando. – te quiero papá.

- Hola papá. – me dijo mi campeón. -

- Hola pequeño. – le dije. – cómo estas hijo?, has estado bien de la pierna?.
- Si papá, no te preocupes, te prometí que le diría a mi mamita si me dolía. – me respondió.-

- Estupendo hijo. – le dije. –

- Papá sabes que encontré los acordes para la nana de Jane, la tengo casi terminada. – me dijo
orgulloso de su trabajo. -

- Que bueno Ed, espero poder escucharla, eres muy talentoso pequeño, seguro será perfecta.
– le dije a mi pequeño. – Hijo no sé si podré hablar con ustedes de nuevo hoy, papá tiene que
entrar en una reunión muy importante y no sé a que hora voy a salir de allí, así que quiero que
sepas que los amos, te quiero muchísimo pequeño y espero que pronto pasen estos días para
vernos de nuevo.

- Te quiero papá y también te extraño. – me dijo. -

- Hola amor. – me dijo mi princesa tomándome por sorpresa. No me di cuenta cuando Edward
dejó el teléfono. - Cómo va el día?. -

- Extrañándote como un loco preciosa. – le dije. – y tu?

- Bien amor, lidiando con este par desesperados por adelantar las horas del reloj, y
extrañándolos. – me dijo y yo sonreí como un tonto. Demetri Volturi, uno de los sobrinos de
Aro me hizo señas indicándome que era hora de entrar a la reunión, y suspire frustrado. –
sucede algo bebé?. – me pregunto mi ángel. -

- Si mi vida, estoy aquí en el ayuntamiento para la reunión del proyecto del hospital de
Chicago, y me acaban de hacer señas indicándome que debo entrar ya. – le dije mostrándole
toda mi frustración. -

- Y eso resulta un problema Ed?. – me preguntó divertida. -

- Claro, porque me hacen colgarle la llamada a mi sexy prometida. – le dije ganándome una
pequeña risa de su parte. -

- Bueno bebe, pero tú tienes que atender tu trabajo y no te preocupes, que esta noche tu sexy
prometida estará esperando a su muy sensual prometido al otro lado de la línea para una
conversación privada y te prometo. – me dijo en medio de un gemido que me estremeció por
completo. – que va a ser muy muy candente. -

- Princesa no sigas por ahí. – le dije en un susurro ronco.- que dejo todo guindado para irme de
aquí y seguir hablando contigo mi diosa.

- Nop… si quieres tu premio vas a tener que entrar a esa reunión y dar lo mejor de ti. – me dijo
mi princesa ganándose un poco más de respeto del que ya le tenía, mi mujer era
definitivamente la más maravillosa de todas. – y quiero ver que el próximo hospital de Chicago
sea construido con tu diseño. – me dijo. – Te amo, eres maravilloso, y eres un excelente
profesional, estoy orgullosa de ti, y estoy segura que vas a conseguirlo, ahora cuelga ese
teléfono y mueve ese hermoso y sexy trasero tuyo hasta esa reunión y gánate la licitación.
Hablamos más tarde.

- Hermoso y sexy trasero????. – le dije divertido. -

- Vamos Edward, cuelga ya y entra a tu reunión. – me dijo. – Éxito Amor.

- Gracias princesa. Te amo. – le dije, y tras oír su risa me colgó. -

Cuando por fin pude salir del ayuntamiento se empezaba a hacer tarde, pero estaba
satisfecho, la reunión había sido un éxito y estaba seguro que el proyecto sería nuestro, aún así
me empecé a desesperar al darme cuenta que probablemente no llegaría a tiempo para ir a
ver a mi hija, pero al salir aún quedaba un poco de tiempo para ir a ver a mi mariposita, la
verdad estaba muy ansioso por visitarla, más desde la conversación con mi padre sobre
Christopher. Llegue a Mount Olivet, pase por unas flores y salude al vigilante al entrar, la
verdad es que ya estaba acostumbrado a verme por allí. Estaba casi tan desesperado por llegar
como la primera vez que estuve allí.

- Hola pequeña. – la salude mal llegar, coloque las flores en su lugar y me senté frente a la
lápida, tras dejar un pequeño beso sobre la piedra.- No sabes como te extrañe mi mariposita,
pero sabes te tengo muy buenas noticias. – le dije. – logré que mami me perdonara y vamos a
estar todos juntos como una familia. – de pronto las lágrimas comenzaron a escurrir por mi
rostro. – ahora solo nos vas a faltar siempre tu bebé… Pero a finales de esta semana podremos
venir a visitarte todos juntos mi cielito, no sabes como de hermosa esta tu mamá, y tus
hermanos son maravillosos, y no sabes como los extraño. – le dije. – sabes tu mami acepto
casarse conmigo y estoy muy feliz. – le contaba a mi princesa. – de hecho hablamos de tener
más hijos, y no sabes como sueño con otra princesita, que se parezca a mi Bella, y también que
se parezca a ti mi mariposita preciosa. – allí estuve un poco más hablando con mi bebé, hasta
que ya era hora de cerrar, a lo lejos pude ver a Clark, el vigilante haciéndome señas y
señalando que debía marcharme. – Bien preciosa, me voy contigo en mi corazón pequeña
Marie, papi vendrá a visitarte pronto… Te amo bebé.

Me fui a recoger a Jane a casa de Rosalie, después de la confrontación de mi madre ayer


preferí no dejarla cerca de Esme, temía a cualquier cosa que mi madre pudiera decirle y echar
a perder la relación que mi princesa había formado con mi muñequita. Mi pequeña pudo
hablar hoy con mi princesa y con sus hermanos desde la casa de Rosalie, y yo la verdad estaba
medio deprimido porque solo alcancé hablar unos cinco minutos con mis hijos. Antes ir a la
cama revisé unas cuantas cosas en la computadora, quería empezar a desarrollar el plan que
tenía para el hospital de mi princesa en Londres, cuando pudiera darle algo de estructura a mi
plan llamaría a mi princesa y luego continuaría con el proyecto… tenía que trabajar realmente
duro si quería tener eso listo para este fin de semana. Cuando encendí mi computadora, abrí el
correo, al tiempo que abrí los archivos necesarios para comenzar mi trabajo, revisé unos
cuanto correos con requerimientos de mi trabajo y encontré uno de mi princesa enviado hace
unas horas, cuando lo abrí encontré un video, y la primera imagen me recordó enormemente
ese maravilloso primer video que recibí de mi gatita. Esta vez estaban sentados tanto Ed, como
Lizzie en el sofá del estudio, ambos miraban expectantes a la cámara.

- Vamos Ed, empieza tu. – le decía mi gatita a su hermano. –

- Por que yo… no … yo no sé que decirle. – Le respondió Ed. -

- De acuerdo voy yo. – le replicó mientras escuchaba la angelical risa de mi Bella de fondo, y yo
reía con ella. -

- Bien… Hola papito. – dijo mi gatita al fin dirigiéndose a mí.- Se que hoy vas a estar muy triste
porque solo pudimos hablarnos un ratito, lo sé porque nosotros también nos sentimos igual, te
cuento que nos hemos portado lo mejor que hemos podido. – dijo mordiéndose el labio y yo
reí seguro de que se ganaron varias reprimendas de su madre como sucedía varias veces al día,
y eso fue corroborado por el bufido de frustración de mi ángel, supongo que puso los ojos en
blanco, de la misma forma en la que en ese momento lo hacía Ed. – Pero te cuento que
pudimos hablar con Jane.

- Y con la tía Rosalie, es genial. – dijo mi pequeño emocionado.- Igual que Kellan, sabes papá…
Kellan me dijo que me iba a dejar jugar con Ronald. – reí al ver la cara de asco de mi gatita. -

- Asco Ed…. Como vas a jugar con una lagartija. – le replicó. -


- No solo voy a jugar con una, le voy a pedir permiso a papá para tener una en casa, porque mi
mamá no me quiere dejar tenerla porque tú eres una llorona. – En ese momento mi gatita se
giro hacia él sacándole la lengua, y yo no pude más que soltar una carcajada. -

- Papito por favor no lo dejes. – me suplicó mi gatita hermosa. -

- Lizzie, Ed… es hora de terminar con el video. – ambos pusieron una carita adorable al
escuchar a su madre. -

- Papito te amo mucho muchísimo y te extraño más. – dijo mi gatita. – también extraño a Jane.

- Yo también te extraño papá. Y te quiero. – dijo Ed. – Espero verte pronto y a mi hermana.

De pronto se giro la cámara regalándome un hermoso primer plano de mi prometida.

- Hola Cariño, te extraño mucho. – me dijo. - Espero ansiosa tu llamada esta noche… Te Amo,
Te Amo muchísimo y Te extraño.

- Yo también los extraño. – les dije como si pudieran escucharme. Suspire profundamente
agradecido ya que pronto podría tenerlos conmigo, aunque solo fueran un par de semanas.

Fui a nuestro cuarto a tomar una ducha, a penas salí de la ducha, regrese al estudio para llamar
a mi princesa estaba seguro que con lo que pretendía mi princesa era mejor quedarme en la
cama, pero hoy tendría que apañarme con el sofá del estudio, tendría que quedarme allí si
quería regresar a los planos del hospital de mi ángel. Me acomodé en el sofá, y marqué su
número.

- Buenas noches preciosa. – le dije. -

- Buenas noches caballero. – me dijo. – no sabe lo feliz que me hace escuchar su voz, la verdad
es que estaba extrañando enormemente a mi sensual prometido.

- Pues yo estaba extrañando un montón a mi hermosísima y muy sexy futura esposa. – le dije.
– que tal ha estado el día cielo?.
- Bien vida. – le dije. – cada minuto extrañándote más. – me dijo y juro por Dios que en ese
momento estaba mordiéndose el labio, no era difícil adivinarlo por su tono. -

- Y que es lo que más extrañas?. – le pregunte, queriendo entrar en tema. La verdad es que
tanto extrañarla empezaba a hacer estragos en mi cuerpo. -

- Extraño todo de ti mi vida. – me dijo, pero hizo un pausa. – pero justo ahora, lo que más
extraño es sentir tus dedos recorriendo suavemente el borde de mi camisa, deslizándose
suavemente por los botones hasta mi cintura, para luego subir con cuidado por mi costado y
deslizar mi suéter con delicadeza por mis hombros, dejando caricias en mis brazos copiando el
recorrido de la prenda mientras abandona mi cuerpo. – me dijo, con esa voz seductora y suave
de mi diosa.-

- Mientras dejo suaves besos por tu cuello, tu mandíbula y ese sitio que tanto te gusta detrás
de tu oreja. – un suave gemido de los labios de mi princesa me indicó que iba por buen
camino.

- Mientras arrancas suspiros de mis labios, con los tuyos pegados en mi piel, voy recorriendo
con mis manos tu torso, a través de la franela blanca que usas para dormir, y cuando llego al
final comienzo a jugar con el elástico de tu pantalón, dándole pequeños jalones, pero sin hacer
ningún intento por quitártelos haciéndote gemir de deseo y de frustración. – me dijo mi muy
traviesa y adorable prometida, travesura que le fue recompensada con un fuerte gemido de mi
parte. -

- Intentas matarme de deseo… así voy abriendo uno por uno los botones de tu camisa, dejando
suaves roces con mis dedos y humedeciendo lentamente la piel que va quedando descubierta
suave y lentamente con la punta de mi lengua, voy dejando pequeños soplidos que logran
estremecerte. – le dije haciéndonos gemir a ambos, a los pocos minutos ya eran nuestras
manos las que recorrían nuestros propios cuerpos, con intensidad, con la pasión impregnada
en nuestras voces, en nuestros jadeos, en los gemidos, en la fuerza de nuestras caricias y por
ese camino recorrimos hasta alcanzar la cumbre soñando que eran las manos del otro las que
nos provocaban tan inmenso placer en nuestros cuerpos a pesar de la distancia, en definitiva
mi preciosa es la más sexy, provocativa y maravillosa de todas las mujeres. Mi mujer era
simplemente perfecta. Una vez cuando se medio normalizaron nuestras respiraciones pude
encontrar voz para hablarle. – Vas a matarme un día de estos mujer, eres demasiado perfecta
mi Diosa, no sabes el poder que tienes sobre mi cuerpo, aun con la distancia que nos separa.

- Que queda para mi bebé, que la mitad de las veces que pienso en ti desde que te fuiste lo
hago con tus manos y tus besos recorriendo en mí, con tu cuerpo fundido en el mío. – decía
ganándose un gruñido de desesperación y deseo de mi parte. -
- Princesa no sigas por ahí, si es que quieres dormir algo hoy. – suspiramos al mismo tiempo. –
vida no sabes como te extraño, me muero por tenerte entre mis brazos y poder abrazarte.

- Tranquilo amor, dos días más y podrás hacerlo. – me dijo. -

- Si amor, pero luego regresas y tendremos que esperar a vernos de nuevo. – le dije
entristecido. -

- No te deprimas amor, no nos hace bien seguir por ese camino… Vamos a estar bien, te lo
prometo.

Conversamos por un rato más de cómo había estado mi reunión, me contó de sus avances
para poder emprender el viaje, ya mañana su amigo Paúl llegaría a Montepulciano para que
emprendieran el viaje juntos, cosa que me daba algo de celos. También hablamos sobre el
almuerzo y le pregunté si sabía donde estaba enterrado nuestro hermano, ella no estaba muy
segura, pero me confirmo que antes de mudarse a Phoenix su madre vivía en Port Ángeles, por
lo que seguramente estaría allí. Después de un poco de plática el sueño venció a mi preciosa,
le deje un mensaje de texto a mi princesa, y me puse a trabajar a pesar del cansancio y un
poco del sueño. Ya muy tarde me refugie en mi cama, tranquilo porque en un par de días
estaría rodeado por mi ángel, y estaba seguro que cada mañana me despertarían los dulces
mimos de mi gatita hermosa.

Por suerte los dos días que faltaban se pasaron increíblemente rápido, entre terminar el
proyecto del hospital, revisar otros nuevos proyectos pendientes y supervisar los anteriores,
las visitas a mi mariposita, pasar tiempo con Jane, y las comunicaciones con mi mujer y mis
pequeños, además de la compra de dos nuevas camionetas, que eran ahora mi orgullo y mis
consentidas, porque podría salir cómodamente con toda la familia.

Estaba completamente ansioso dando vueltas de un lado a otro, frente a la puerta de


desembarque en el Aeropuerto Internacional O´Hare, desesperado por estrechar entre mis
brazos a mi princesa y a nuestros pequeños.

- Papito quédate quieto, si sigues caminando de un lado al otro, no vas a ver salir a la princesa
y mis hermanos. – me dijo Jane, tomándome de la mano y obligándome a detenerme. -

- Tienes razón preciosa. – de pronto el grito emocionada de mi gatita, me devolvió el alma al


cuerpo y el corazón que se sentía ligeramente vacío desde que deje Montepulciano, y que latía
a un ritmo bajo impulsado por la fuerza que me regalaba Jane y las comunicaciones diarias con
el resto de mi familia. -
- Papito. – decía mientras se soltaba del hombre alto y trigueño que la traía agarrada de la
mano, supuse que era Paúl, el intentó detenerla, pero mi princesa le dijo que estaba bien, así
que mi gatita salio corriendo hasta salta a mi abrazo. -

- Hola mi vida hermosa, como estas?... papá te extraño muchísimo amor. – le dije mientras la
abrazaba fuerte y dejaba besos sobre su precioso cabello castaño. -

- Yo también te extrañe papito. – me decía mientras se aferraba fuerte a mí, sobre su cabeza
logre ver a mi princesa que se acercaba a mi muñeca. -

- Princesa. – le dijo Jane saltando hasta sus brazos. – Te extrañaba.

- Hola mi muñeca hermosa. – le dijo Bella a mi pequeña. – Yo también te extrañaba un


montón. – le dijo mientras la abrazaba y le daba pequeñitos besos, mientras Jane se reía por
causa de las cosquillas que le provocaba. -

- Lizzie, será que vas a darme la oportunidad de saludar a papá. – le dijo Ed algo enfurruñado.
Ella se giró sacándole la lengua a su hermano y se volvió a pegar a mi cuello sin moverse ni un
milímetro. -

- Pequeña deja que salude a tu hermano, a él también lo extrañe mucho. – me miro con la
frustración pintada en la cara pero le dio espacio para que Ed se acercara, ella mientras tanto
fue a abrazarse a su hermana, me encantaba verlas de esa manera, me partiría el alma verlas
pelear por cualquier tontería, esperaba que mi madre no descubriera lo increíblemente
celosas que podían ser mis pequeñas, porque ese sin duda sería el talón de Aquiles de nuestra
familia en este momento. – Hijo, como has estado?. – dije dejando mis pensamientos
pesimistas de lado para poder centrar mi atención en mi hijo. -

- Bien papá. – me dijo en medio de un abrazo. – las cuide muy bien, espero que hicieras lo
mismo con Jane y Marie. – me dijo el pequeño ganándose una sonrisa de mi parte, de verdad
que este pequeño era mi copia perfecta. -

- Por supuesto campeón. – le dije. Me levanté para acercarme a mi princesa, mientras tomaba
a mi hijo de la mano dejándolo cerca de mis hijas. – Hola preciosa, será que puedo ganarme un
saludo de mi prometida. – Ella se acercó a mi y me ofreció su mano, la cual no dude en tomar
jalándola hacia mí, y haciendo que impactará contra mi pecho y dándome la oportunidad de
estrecharla fuertemente contra mi pecho, mientras apoyaba mi barbilla en su hombro
disfrutando de su calor, de su olor… esos que tanto extrañaba, aumente la presión de mis
brazos ganándome un suspiro de su parte. – Amor como me hicieron falta, bienvenida a casa.
– le dije acompañándola en su suspiro, mientras me apartaba ligeramente para poder mirarla
brevemente y posar mis labios sobre los suyos, apoderándome de esos labios irresistibles que
me habían hecho sentir sediento todos estos días que estuvimos lejos el uno del otro. Después
de un muy intenso y prolongado beso, un sonoro carraspeo nos regreso a la realidad, mi
princesa suspiro de frustración, abriendo sus ojos poco a poco, permitiendo que me perdiera
en esos pozos chocolate que tanto adoraba.

- Te amo. – dijo en un susurro acercándose de nuevo a mis labios y dejando un pequeño beso
en ellos. – te extrañe demasiado. – me dijo para luego dejar otro beso. -

- Yo también te amo, y te extrañe demasiado mi vida hermosa. – le dije, pero antes de darle
otro beso fuimos interrumpidos. -

- Será que vas a presentarme alguna vez Bells, o es que tus hijos y yo estaremos condenados a
verlos derramar miel hasta que nos provoque un coma diabético a los cuatro. – dijo el hombre
parado junto a mis hijos, sus palabras provocaron la risa de mis hijos y un bufido en mi
princesa, y que rodará los ojos, se alejó un poco de mi abrazo, pero manteniendo uno de mis
brazos en su cintura y uno de los suyos a mitad de mi espalda.

- Paúl, corazón… este es Edward, el padre de mis hijos, el amor de mi vida, mi prometido y
futuro Señor Swan. – le dijo, sacándome una risa. – Ed, cariño… El es Paúl, mi representante,
mi consejor/paño de lágrimas, mi mejor amigo/hermano, y el padrino de Lizzie.

- Mucho gusto Paúl. – le dije tendiéndole la mano. – Edward Cullen.

- Paúl Simmons. – me respondió a su vez. – Es un gusto conocer al famoso Edward Cullen, o


por lo menos conocerte de forma consciente. – me dijo, y se apresuró a dar una explicación
frente a mi cara de confusión. – Yo estuve de visita en el hospital cuando pasaste por ese
pequeño inconveniente en Londres. – me explicó. – Jacob y yo llevábamos a los monstruitos a
visitarte cuando Bells nos llamaba.

- Creo que tengo mucho que agradecerles. – le dije con el corazón en la mano. -

- Sinceramente más de lo que piensas. – me dijo, en su papel de hermano sobre protector.

- Chicos creo que es mejor movernos, no vamos a tener a los pequeños aquí parados todo el
día. – dijo mi ángel interrumpiéndonos. Empezamos a caminar hacia la salida, abrazados, y
con nuestros hijos a nuestro alrededor y apoyados a las maletas de la misma forma en que
salimos en nuestro encuentro en Florencia, solo que esta vez íbamos acompañados de Paúl, y
nos encontramos con una sorpresa inesperada. A la salida del aeropuerto estaban apostados
varios fotógrafos que estaba persiguiendo a un artista famoso, cuando de pronto un grito los
alertó. -

- Ahí está, les dije que había visto a Marie Swan. – gritaba el hombre, alertando a los demás de
su presencia. De pronto nos vimos rodeados de un mar de fotógrafos que se acercaron a
nosotros, varios hombres de seguridad se acercaron, y uno de ellos se hizo cargo del equipaje,
mientras que cada uno de nosotros tomaba en brazos a uno de los pequeños, mi gatita se
aferro fuertemente a mi cuello, mientras llevaba también una de mis manos apoyados en la
espalda de mi princesa que tomó a Ed de forma protectora en sus brazos, mientras Jane iba
tranquila en brazos de Paúl, según pude ver mi hija había hecho buenas migas con él, mientras
mi princesa y yo estábamos perdidos en nuestra burbuja privada, al punto que la escuche
decirle Tío Paul, que era la forma en la que le decían sus hermanos. -

- Marie, Marie. – le gritaban a mi princesa, nos acechaban como una jauría de lobos
hambrientos, y yo la verdad estaba haciendo todo lo posible para no dejar que mi mal genio
saliera a flote. – ese que te acompaña es el famoso arquitecto Edward Cullen?. – le
preguntaban, era obvio que mi rostro no era desconocido, no solo por mi trabajo como
arquitecto, sino también por mi familia, cuando enviudé, comenzaron a perseguirme
intentando convertirme en el nuevo soltero codiciado de Chicago, pero después de unos
cuanto encontronazos con mi mal humor, y después de constatar que lo único que hacía era
trabajar y estar con mi hija, me fueron dejando en paz, nada de interesante podían encontrar
para vender a las revistas, si en estos años, he asistido a todas las fiestas benéficas u otras a las
que obligatoriamente he tenido que asistir solo, y siempre he salido de ellas solo, aunque
muchas intentaron conquistarme o ganar fama a costa mía.

Seguíamos caminando en un intento porque no nos molestaran y poder llegar tranquilos al


carro, pero era algo casi imposible. Mientras los flashes nos cegaban

- Edward dejaste de ser el “uraño de Chicago”, para intentar conquistar a la “escritora


solitaria”?. – sonreí negando ante la estupideces que se les ocurría. -

- Papito, porque no se van. – decía mi gatita, escondiéndose en mi cuello. -

- Papito?...- preguntó uno de los paparazzi, que esta más cerca de mí. – Edward Cullen es el
Padre de tus hijos Marie?,. – le preguntaban a mi princesa. – Él es el Robert Pattinson de tu
historia?, la historia de “La Otra” es su historia?. – seguían atormentándonos. – Es por eso que
no salías con nadie Edward?... Acaso mantenía su relación en secreto?... o no quisieron perder
el sabor de lo clandestino una vez que enviudaste?. – me preguntaban y estuve a punto de
golpear al imbécil, porque sabía que estaban incomodando a mi mujer y asustando a mis hijos.
Pero antes de responderles como pensaba que se merecían, Paúl intervino, aun con mi hija en
sus brazos y escondiéndola perfectamente de la prensa. -

- Señores por favor, respeten a los pequeños, los están asustando. – les dijo, con una paciencia
que en este momento yo no poseía. – Mañana la Señorita Swan va a ofrecer una conferencia
de prensa y podrá responder a sus preguntas, yo soy su representante, Paúl Simmons,
escríbanme a mi twitter y yo les daré información de donde se llevará a cabo, pero les
agradeceríamos que nos dejen pasar y llevemos esto de la forma más profesional posible.- el
amable ofrecimiento de Paúl pareció calmar los ánimos.

Al instante bajaron las cámaras y nos dejaron el camino libre, sin embargo, mientras
guardábamos las maletas en el auto y colocábamos a los niños, aún sentíamos sus flashes a
nuestras espaldas. Ya dentro del auto corroboramos que todo estaba bien, y que cada uno de
los niños habían tenido una reacción diferente a los sucedido, Jane estaba completamente
fascinada, porque los fotógrafos que le había tomado fotos antes a Justin Bieber le tomaron
también fotos a ella, sería toda una experiencia para compartir con Valerie y sus amigas. Ed
estaba un poco indignado por la forma de actuar de “esa gente”, como les decía, me parece
que eso tenía que ver con su instinto protector, lo frustro muchísimo no poder proteger a su
madre y hermanas de los salvajes fotógrafos, y mucho más al haber tenido la necesidad de ser
protegido por su mamá, y por último mi dulce gatita se había asustado mucho al punto de que
Paúl tomo lugar como copiloto a mi lado, mientras que mi princesa iba con mi gatita en la
filera de asientos le medio, mientras que mi campeón y mi muñeca iban en la última
intercambiando experiencias de lo sucedido.

Nuestras reacciones, o por lo menos la de mi princesa y la mía era de indignación total, no


podía creer que se hubiesen lanzado de esa forma sobre nosotros asustando a nuestra
pequeña e irrespetando totalmente a nuestros hijos, sin contar con las estúpidas preguntas
que se les ocurría, eso llegó a ponerme sinceramente de mal humor. Una vez que llegamos a
casa le mostré a mi princesa, a los pequeños y Paúl la casa, y como suponía fue de su completa
adoración.

- Es preciosa Edward. – Me dijo mi princesa luego de visitar casi toda la casa, nos
encontrábamos en el Chalet que tenía su estudio y nuestro refugio, a ese último rincón de la
casa habíamos entrado solos, Paúl quiso regalarnos un poco de privacidad dejándonos y
llevándose a los niños para que vieran nuevamente la casa del árbol. -

- Es solo un poco de lo que te mereces, mi amor. – le dije abrazándola por la espalda y


apoyando mi barbilla sobre su hombro, mientras veíamos la piscina, y la cascada a través de la
ventana de su estudio. – Sabía que te gustaría hermosa, pero la verdad es que la casa se verá
más hermosa cuando tú y los pequeños estén aquí de forma definitiva acompañándonos a
Jane y a mí. – le dije. -
- Pronto amor, ya verás que estaremos aquí de forma definitiva mucho antes de lo que
esperas. – me respondió. -

- Esta demás decirte que si no te gusta cualquier cosa por más pequeña que sea puedes
cambiarla a tu gusto amor. – ella se giro para quedar de frente a mí, dejando un suave beso en
mis labios. -

- Es perfecta Edward, deja de preocuparte cielo. – me dijo.-

- Tu eres perfecta preciosa. – le dije besándola nuevamente, parecíamos un par de


ninfómanos, pero la verdad es que era adicto a sus labios y la había extrañado demasiado. –
Pero por mucho que quiera seguir por este camino y más en este que será nuestro refugio,
quiero mostrarte la última sorpresa que guarda esta casa, así que vamos por los niños y para
que lo vean también. Fuimos a por los niños y Paúl, y los llevamos al jardín de mi Mariposita. -

- Princesa. – dijo Jane. – Este Jardín esta construido en honor a Marie.

- Ed… - dijo mi princesa limpiándose las lágrimas que aparecía en su rostro. - No tengo
palabras, es increíble. – dijo abrazándose a mí. -

- Mamá mira cuantas mariposas. – dijo mi gatita. – Además de las flores. -

- Si pequeña… son hermosas. – le dijo mi princesa abrazando a la pequeña, pronto Jane y Ed se


unieron al abrazo, que yo no pude resistir juntándome a mi familia. -

- Déjame decirte Edward. – dijo Paúl. – la verdad tenía ganas de patearte por todas las lágrimas
de mi hermanita, pero amigo déjame decirte que con todo esto estoy empezando a considerar
los golpes. – me dijo y me dejo tranquilo el saber que de cierto modo empezaba a ganarme
algo de su respeto. -

- Cielo, gracias, es precioso, de verdad me hace feliz ver que nuestra pequeña tiene un espacio
aquí en nuestra casa, que estará junto a nosotros día a día presente en nuestro hogar de una
forma física. – me dijo. -

- No me lo agradezcas bebé, yo también necesito sentirla cerca de nosotros. – le dije,


abrazándola. - Mañana antes de tu rueda de prensa y podemos ir a visitarla.
- Chicos, hay algo sobre la rueda de prensa que debemos arreglar. – dijo Paul rompiendo
nuestra burbuja. – porque no entramos a afinar los detalles. – Los pequeños se quedaron
jugando en la casa del árbol, mientras que mi princesa, Paúl y yo fuimos a la sala a sentarnos a
conversar, antes pasamos por la cocina y como la perfecta anfitriona que es, mi princesa
tomo una botella de vino de la nevera y las copas, ese pequeño gesto me lleno de alegría
porque en cierta forma mi princesa sentía ya esta casa como nuestra y se movía por ella con
total naturalidad.

- Que querías decirnos Paúl?. – le pregunto Bella entregándole una copa de vino, y sentándose
junto a mí en el sofá frente a donde se encontraba él.

- Bien, según lo que acabo de revisar en mi teléfono en el correo que me envío Alice, ella
piensa que llegamos en el vuelo de las nueve de la mañana, por lo que programó un almuerzo
a las doce y media, la rueda de prensa es a las tres y media, pero tenemos que estar en Hotel
Elysian… - de pronto mi princesa lo interrumpió. -

- El Hotel Elsysian?… woao…- dijo sorprendida, mientras Paúl asentía verificando su


información. -

- Cielo es Alice. – le dije a modo de respuesta. -

- Bien, entonces, tienes que estar allí a las dos y media…- pero de nuevo Bella lo interrumpió. -

- A las dos y media????.... Alice se volvió loca!. – dijo algo frustrada, yo me limité a
reconfortarla haciéndole mimos en el brazo. -

- Aparentemente tiene contratado un estilista para que te maquille y te peine para la rueda de
prensa. – le dijo encogiéndose de hombros. -

- Sip… se volvió loca. – dijo mi ángel y yo solo reí negando con la cabeza frente a su reacción.

- Lo cierto, es que creo que después de lo sucedido en el aeropuerto no creo que sea
conveniente que los pequeños estén en el Elysian. – dijo finalmente Paúl, y yo la verdad estaba
de acuerdo con él.
- Podríamos dejarlos con Rose, Jane estará en el Colegio. – le dije. – y podemos ir a ver a
nuestra mariposita antes del almuerzo amor, y ya de ahí vamos al hotel a que te torture el
estilista y la rueda de prensa.

- Está bien, es perfecto. – me dijo, pero luego frunció el seño ligeramente y me miró. – Ed… y
tu trabajo?.

- Cielo, como crees que los tendría aquí solo por dos semanas y no haría todo lo posible para
pasar la mayor cantidad de tiempo juntos. – le dije haciendo un pequeño puchero que se ganó
las risas de mi preciosa y Paúl.

Decidimos pedir algo de comida para la cena, no queríamos separarnos los unos de los otros y
tampoco perdernos las animadas charlas, estábamos riendo de las historias graciosas de la
universidad y otras que contaba Paúl de mi princesa, haciendo que ella muriera de vergüenza,
mi gatita se encontraba acurrucada a mi lado, mientras que en el otro tenía abrazada a mi
princesa, estábamos ahora en la sala de entretenimiento, mientras que Ed y Jane se
encontraban acostados sobre una manta en el suelo frente al televisor, haciendo zapping
porque no sabían que ver, cuando vimos que el sueño comenzaba a hacer dejar huella en
nuestros hijos, los tomamos como siempre hicimos en mi estadía en Montepulciano, y fuimos
dejándolos uno a uno en sus camas, dejándoles besos y diciéndoles cuanto los amábamos, y
luego tomados de la mano regresamos a la sala de entretenimiento, cuando entramos Paúl
había puesto un canal de esos de entretenimiento, y nos explicó que esperaba a ver si había
alguna noticia sobre nosotros, y de pronto nuestra atención fue captada por un foto de mi
princesa y yo dándonos un beso que debería ser ilegal, cuando la recibí en el aeropuerto.

- Yo no vi cuando tomaron eso. – dije, haciendo que Paúl y mi princesa giraran al televisor.

- Por Dios Edward, te estabas prácticamente comiendo a mi hermanita, como demonios ibas a
ver al fotógrafo. – replicó Paul. -

- Cállense los dos. – dijo mi ángel. – Vamos a escuchar que dicen. – dijo tomando el control de
la televisión y subiendo el volumen. -

- En la tarde de hoy fue visto en el Aeropuerto Internacional O’Hare el muy reconocido


Arquitecto Edward Cullen, quien enviudará hace seis años de Heidi Volturi, en ese momento
todos los ojos de la prensa rosa de Chicago se giraron hacia él, pensando en que se convertiría
en el Soltero Codiciado de la Ciudad, no era para menos, pues regresaba al a soltería un
hombre joven, rico e increíblemente atractivo, muchas fueron las mujeres que intentaron
conquistarlo. – decía la conductora del programa ganándose un bufido de mi parte. – pero
ninguna lo hizo, haciendo que Cullen se ganara el apodo del “Uraño de Chicago” por su mala
relación con los paparazzi y la prensa rosa, y porque además asistía solo a todos los eventos a
los que tenía que ir… No podemos asegurarlo pero creemos que la actitud del arquitecto se
debía a que mantenía amores clandestinos, con esta mujer con la que lo vemos en las
imágenes, y con la cual está dándose algo más que un dulce de besos de enamorados. – seguía
la mujer.

– Y es que está mujer no nos es para nada desconocida, pues se trata de otra de las joyas de la
sociedad de Chicago. – dijo el otro conductor del programa. – Pues se trata de Isabella Swan,
hija de los fallecidos Charlie Swan y Renee Denali, heredera de una de las fortunas más
impresionantes del país. – continuó. – y que es mundialmente conocida por ser la autora de
“La Otra”, el best seller, que firma bajo el nombre de Marie Swan, el nombre de su fallecida
hija con un hombre desconocido. – estaba empezando a ponerme de muy mal humor. – El
libro cuenta la historia de una pareja de amigos que descubren que están enamorados cuando
uno de ellos está casado y se ven obligados a ser amantes.

- Además de la pequeña Marie, Isabella Swan tiene otros dos hijos, puesto que los niños eran
trillizos. – dijo nuevamente la mujer. – lo que no entendíamos mucho era como sumaba el
atractivo Edward Cullen en la ecuación, hasta que vimos esto. – enseguida mostraron un video
de nuestra salida del aeropuerto, en el que mi hija se abrazaba a mí y me llamaba papá. -

- Lo cierto es que tendremos que esperar mañana a la rueda de prensa que será ofrecida por la
escritora, quizás allí podamos develar más secretos de esta relación que uniría a dos de las
familias más poderosas de Chicago. – dijo el conductor dando por terminado ese bloque de
noticias. -

- No puedo creerlo. – dije pasándome mis manos por mi cara con frustración. – Cuando
estábamos en Italia no teníamos esta clase de problemas, creo que deberíamos escaparnos y
vivir allí. – dije enfurruñado. -

- Cielo las cosas aquí son diferentes. - me dijo. – aquí los paparazzi y la prensa rosa es un poco
más agresiva, en Italia es distinto.

- Acaso no te molesta que estén exponiendo a nuestros hijos de esa manera. – le dije molesto
con la situación. -

- Por supuesto que me molesta y me asusta bebé. – me dijo intentando tranquilizarme. – pero
ahora debemos ver que podemos hacer, estoy segura que no va a durar mucho. -
- Creo que la mejor opción será esclarecer algunas de las dudas y pidiendo privacidad para
ustedes, pero sobre todo para los niños, si no conseguimos nada tomar acciones legales para
proteger a los niños. – dijo Paúl. -

- Entonces, tendremos que admitir nuestra relación y la paternidad de Edward sobre los niños.
– dijo mi ángel. -

- Es lo mejor. – sentenció él. -

- Estas de acuerdo?. – me preguntó. –

- Cualquier cosa que sea necesaria. – le dije. – quizás podemos anunciar nuestro compromiso,
y ofrecerles una o dos fotos de la boda, y ya. –

- Pero luego van a enloquecernos con lo del asunto de la boda. – dijo mi ángel. -

- Amor sobre eso hay algunas cosas que quiero hablar contigo. – en ese momento Paul se
disculpó y se retiro a su habitación. -

- Que quieres decirme acerca de eso bebé. – me dijo.-

- Recuerdas que te dije que hable con Aro en el vuelo de regreso aquí. – le dije y ella asintió. –
el sugirió algo, y yo… yo… no sé si vas a querer pero la verdad es que me hace muchísima
ilusión. – pero de pronto mi princesa me interrumpió. -

- Espera cariño, antes de que me cuentes de que hablaste con Aro, yo quería decirte algo en lo
que he estado pensando hace días, y quizás necesitemos hablar con Aro para ello, y además va
a suponer un problema con tu madre pero, no sé como… no sé si quieras pero es algo que
quiero hacer, y no sé si quieras hacerlo si Aro se opone, pero. – empezó a divagar y yo me reí. -

- Cielo, que es eso que quieres. – le dije besando la punta de su nariz. – sabes que lo que
quieras es tuyo. -

- Pero no se si estés de acuerdo en esto amor. – me dijo, y yo la mire levantando un ceja


poniendo en duda su afirmación. Respiro profundamente dándose valor y me dijo. – Quiero
adoptar a Jane. – en ese momento mi alegría no pudo ser mayor y reaccione con una sonora
carcajada. – no te rías, es serio. – dijo dándome un manotazo. -

- Amor, eres demasiado perfecta. – le dije y me acerqué a besarla. Cuando dejamos el beso, la
abracé por la cintura acercándola más a mi, y deje mi frente pegada a la suya mirándola
directamente a lo ojo. – Eso era lo mismo que quería decirte amor. – le dije y ella me miro
perpleja. -

- Estas hablando en serio?. – me preguntó.-

- Claro cielo, Aro me sugirió que adoptaras a Jane cuando las vio interactuar, solo me pidió que
mantuviéramos el apellido Volturi, y de hecho el ya habló con sus abogados. – Mi princesa se
lanzó a mi cuello y me regalo un delicioso y dulce beso. -

- Eso es maravilloso cielo. – me dijo. – pero que tiene que ver eso con la boda?. -

- Pues que Aro me dijo que sería más rápido lo de la adopción si eres mi esposa. – le dije,
primero me miro con sorpresa y luego de unos segundos, se mordió el labio y me dijo. -

- Cuando nos casamos?. – esta vez fui yo quien la miro con sorpresa.

- De verdad quieres casarte pronto. – le dije emocionado.

- Amor hace demasiado tiempo que quiero casarme contigo, que pregunta es esa. – me dijo
regalándome una despampanante sonrisa. – solo que ahora tenemos una razón adicional para
hacerlo vida. – yo la bese, con todo el amor y la pasión de la que fui capaz. –

- Gracias, gracias, gracias. – le dije entre besos. – Pero tendremos que esperar a que estemos
juntos. – le dije entristecido por la perspectiva de esperar hasta octubre para poder casarnos. -

- Cielo, tengo una sorpresa para ti, no quería decírtelo todavía, pero la noticia de que quieres
que adopte a Jane al igual que yo se merece una celebración. – me dijo. – Arreglé que
transfirieran a los mellizos al Italian International School(*) aquí en Chicago, es de la misma
escuela a la que asisten en Montepulciano, lo único es que no estarán en la misma escuela que
Jane, pero podremos quedarnos aquí, ya arreglé todo en Italia, y solo tendré que ir cada cinco
o seis semanas, al igual que a la fundación, podemos hacerlo en el mismo viaje. – me dijo y yo
estaba en shock. – Bebé me escuchaste?. – me dijo entre risas. -
- Van a quedarse aquí?. – dije entre perplejo y emocionado. –

- Si mi vida, en algunos días más vendrán parte de nuestras cosas, espero no te importe. – me
dijo.

Y no pudo decir nada más porque la bese con toda la pasión de la que fui capaz. La tomé entre
mis brazos y baje con ella hasta nuestra habitación, y la recosté cuidadosamente en la cama
ubicándome entre sus piernas.

- Ahora princesa intenta no hacer ruido, porque voy a demostrarte todo lo feliz que me hace la
noticia que acabas de darme. – Ahogue su gemido de placer con mi boca, mientras la ropa
comenzaba a adornar el suelo de nuestra habitación. Luego de montones de caricias y de
alcanzar la cúspide del placer un par de veces ahogando nuestros gemidos contra nuestras
bocas y las almohadas, salí con cuidado de ella, trayéndola conmigo para que se acurrucara en
mi pecho. – Dios… amor, no sabes que feliz me haces. – le dije dejando un beso en la punta de
su nariz. – Cielo creo que tengo una idea para nuestra boda. – le dije dándole un beso en la
sien, mientras acariciaba suavemente su espalda desnuda al alcance de mis manos. – te
importaría demasiado si nos casamos, solamente en la presencia de nuestros hijos, y quizás de
Paúl para que nos sirvan de testigos, y nadie más, solo nosotros seis ante un juez y un
sacerdote?. – le pregunté. –

- Solo nosotros seis, y nadie más?. – repitió y yo asentí con temor a que no quisiera. – Es
perfecto bebé. – me dijo dándome un beso. – Es perfecto, sin las torturas de los preparativos y
demás. – me regalo otro beso. – Eres el mejor y más perfecto prometido de todos, además del
más sensual y el que tiene el más hermoso y sexy trasero… sin contar con otras cosas. – dijo
mirando con descaradamente mi cuerpo desnudo, ganándose una carcajada de mi parte. -

- Te amo princesa. – le dije dándole un dulce beso sin ningún tipo de segundas intenciones. –
ya es demasiado tarde para ti, no entiendo como el jetlag no ha hecho sus estragos todavía. –

- Es la emoción de estar contigo nuevamente mi vida. – me dijo dejando un pequeño beso


sobre mis labios. – Te amo. – con mi princesa acurrucada en mi pecho alcancé un profundo y
tranquilo sueño.

Como ya era de costumbre, muy temprano en la mañana nos acompañaron nuestros


pequeños, solo que esta vez el tiempo fue corto, porque teníamos que ponernos en marcha,
para mi suerte Rosalie paso buscando a Jane para llevarla al cole, pero le pedí que le dijera a su
tía que mi princesa y sus hermanos ya habían llegado cuando estuvieran cerca del colegio, se
que hice trampa, pero era la única manera que ella los llevará en caso contrario insistiría en
que yo los llevará mientras ella se ponía al día con Bella, sé que fue un poco injusto y egoísta
de mi parte, pero había extrañado demasiado a mi amor, y quería pasar más tiempo con ella
antes que llegara Alice. Mi princesa estaba ayudando a los pequeños a poner un poco de orden
en sus cosas mientras yo preparaba el desayuno, cuando fui interrumpido por la duende
malvada.

- Se puede saber que demonios haces todavía en ropa de dormir, cuando se supone que
deberíamos estar en camino al aeropuerto para buscar a Arizona y mis principitos. – me dijo
sorprendiéndome de verla en la cocina. -

- Alice que demonios haces en la cocina de mi casa. – le dije. - Como entraste?. -

- Con mi llaves por su puesto. – me dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo, me dijo
mostrándome la llave, no dude ni un segundo en quitársela.- Devuélvemela Edward. – me
dijo.-

- Lo siento, pero no vas a tener llaves de mi casa. – le dije.-

- Edward, devuélvemela. – me grito de nuevo. -

- Se puede saber porque los dos pequeños Cullen están peleando. – dijo mi princesa entrando
en la cocina. -

- Arizona!. – le dijo mi hermana sorprendida lanzándose a sus brazos. – Que haces aquí, se
supone que llegabas hoy. -

- Lo siento pero no quería compartirla contigo. – le dije a Alice, acercándome a mi mujer para
darle un beso. – Además Alice, no viste las noticias del espectáculo ayer, cuando terminaron
estaba esperando a que me llamaras para insultarme. -

- La verdad es que no, estaba muy ocupada jugando con mi Jazzy. – dijo, haciendo gestos con
las cejas. -

- Alice, no quiero saber que técnicas usaron para hacer a mi sobrina. – le dije, mientras mi
princesa nos veía a los dos. – no necesito imágenes mentales, prefiero pensar que te
embarazaste de mi sobrina tomando una píldora o si lo prefieres la traerá una cigüeña en unos
meses. – le dije. -
- Pues para que sepas, ayer todo estaba tan bien con mi Jazzy que si no estuviera embarazada,
seguro habría encargado un hermanito para mi Isa. – me dijo. -

- Alice. – le grite para que se callara. -

- Se puede saber porque demonios nadie me dijo que iba a tener una sobrina. – dijo Bella
indignada. -

- Porque no se lo dijiste cuando fuiste a Italia idiota. – me dijo mi hermana golpeando mi


brazo. -

- Porque mi princesa y yo teníamos mejores cosas que hacer que hablar de ti… como ponernos
al día. – le dije moviendo las cejas de la misma forma en la que ella lo hizo cuando hablaba de
sus actividades nocturnas con mi cuñado. -

- Iaaaackk…. Ed… eso no ayuda con mis nauseas. – me dijo. -

- Pues entonces permíteme felicitarte por mi sobrina. – le dijo mi princesa abrazándola. -

- Tu sobrina no, tu ahijada. – le dijo, ganándose toda la emoción de mi ángel, en un grito. – que
por cierto se llama como tu. – se abrazaron nuevamente.

Conversamos un rato sobre lo sucedido ayer en el aeropuerto y llegaron nuestros pequeños


que conocieron a su tía. También bajo Paúl a desayunar, ellos se quedaron con nuestros hijos
mientras íbamos mi princesa y yo a visitar a nuestra hija. Decidimos ir primero nosotros y llevar
a nuestros hijos otro día. Llegamos a Mount Olivet, me apresuré a su lado del auto para abrirle
la puerta, cuando se bajo, la tome de las manos y caminamos despacio hasta la tumba de
nuestra pequeña. Una vez frente a la lápida, me acerque a dejar un beso sobre la piedra como
siempre lo hacía.

- Hola mi mariposita hermosa. – le dije a mi hija. – mira te dije que mami pronto estaría con
nosotros y que esta más hermosa que nunca. – me gire para tomar la mano de mi princesa y
nos sentamos ambos en el suelo, frente a la lápida. -

- Hola mi vida. – le dijo mi princesa al borde de las lágrimas. – no tienes idea de cuanto te he
extrañado princesita, y sobre todo no sabes todo lo que sufrí por no venir a verte en el
aniversario de tu muerte amor. – las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, mientras yo
tomaba una de sus manos entre las mías y dejaba pequeños besos en ella. – Bebé no sabes
todo lo que te extraño, mi dulce y pequeña Marie. – la acerqué a mi para dejar un beso al lado
de su cabeza. – pero me alegra mucho que papi pudiera venir a verte y a pasar tiempo contigo,
yo sé que ustedes se han estado acompañando desde mucho antes de que papá supiera que
estabas aquí princesita. – después de un largo suspiro le dijo. – Gracias princesita, gracias por
cuidar de tu papi mi amor. -

- Te amo. – le dije a mi princesa secándole las lágrimas con mis labios. – las amo a las dos. – le
dije. -

- Y también a nuestras otras dos princesas. – dijo mi ángel riéndose. -

- Y a nuestro príncipe. – le dije. – Y nuestra próxima princesita. – le dije colocando mis manos
sobre su vientre. – que pronto vendrá a aumentar nuestra felicidad. -

- Quien te dijo que será pronto. – me dijo ella colocando sus manos sobre las mías que aún
estaban apoyadas en su vientre.-

- Lo digo yo porque quiero que sea ya. – le dije uniéndome a su risa. – además también Marie
lo quiere, verdad mi mariposita hermosa. – le pregunte a nuestra hija. -

- Claro, y supongo que Lizzie y Jane y Ed también. – me dijo.-

- La verdad no le he preguntado a Lizzie y Ed, pero Jane esta encantada, tanto como Marie. – le
dije ganándome una risa de su parte. -

- Preciosa creo que tu papá enloqueció un poquito desde que dejo Montepulciano. – le dijo mi
princesa a nuestra hija. -

- Y que esperabas si pase tantas horas sin ti después de haberte recuperado. – le dije,
estuvimos allí un buen rato antes de dirigirnos al almuerzo, la verdad la comida fue emotiva, el
reencuentro de Bella con Jasper, papá y Rosalie, fue increíble, ellos se la pasaron de lo mejor
con mis hijos que se los ganaron a todos. Y ya a la hora señalada, mis hijos se fueron con Alice
y Jasper a nuestra casa, mi padre volvió al hospital; mientras Paúl, Rosalie, Bella y yo nos
dirigimos al Hotel para la rueda de prensa, el cambio obedeció a dos razones fundamentales,
la primera Alice no se sentía muy bien y la segunda, Rosalie era la dueña de la revista, en el
hotel nos encontraríamos a Renata, al menos Emmett no estaría allí.
Estaba acompañando a mi hermosa prometida en la Suite que Alice había reservado para que
se arreglara para la rueda de prensa, cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo, le había
prometido a mi princesa estar al pendiente del teléfono por cualquier emergencia, al ver el
identificador pude ver que era mi adorable madre, me gire hacia mi princesa pidiéndole
disculpas con un gesto y haciéndole entender que podía estar tranquila porque no se trataba
de nuestros hijos y salí a la terraza de la suite.

- Hola mamá. – le dije al descolgar. -

- SE PUEDE SABER QUE DEMONIOS TE PASA POR LA CABEZA EDWARD ANTHONY. – me dijo a
gritos, por lo que supongo vio las imágenes que no vio mi hermana.

- Sobre que cosa en particular madre. – le dije intentando llevar la conversación lo más
calmada posible. -

- Cómo te atreves a dar esa clase de espectáculo público. – me dijo molesta. – como te atreves
a irrespetar a Heidi de esa forma.

- Mamá Heidi tiene cinco años muerta, de ella no queda ni el recuerdo. – le dije. -

- Pues no la recordarás tú. – me dijo. -

- Pues la verdad no. – le dije, y eso la irritó aún más. -

- Y no solamente eso, sino como te atreves a exponer a mi Jane de esa forma. – me reclamó. -

- No sabía que íbamos a tener ese inconveniente, de ser así hubiese programado la llegada de
Bella y de mis hijos de otra forma. No creas que yo quiero exponer así a mis hijos, a ninguno de
ellos, pero parece que no te importa que Elizabeth y Edward estuvieron en la misma situación
que Jane.- le reclame por su poca preocupación por mis otros dos hijos. -

- Que su madre se ocupe. – me dijo cortante. -

- Pues entonces no te preocupes porque mi mujer y yo nos ocuparemos de nuestros tres hijos.
– le dije molesto. -
- MALDITA SEA EDWARD, QUE PARTE DE NO QUIERO A ESA MUJER CERCA DE MI NIETA NO
ENTIENDES. – Me gritó. -

- La misma parte que no entiendes tú, cuando te he dicho una y mil veces que las decisiones
sobre mi hija las tomó yo y no me interesa tu opinión mamá. – le dije. -

- No te atrevas Edward a desobedecerme. – me amenazó. -

- Te equivocaste de hijo mamá, yo no soy Emmett… Así que adiós. – Le dije cortando la
comunicación. Regresé a la habitación para hacerle compañía a mi ángel mientras terminaban
de “torturarla”, según sus propias palabras.

Después de que el estilista arreglara el cabello y maquillaje de mi princesa dejándola más


hermosa de lo que era y de que ella se cambiara con el traje de Alice había dejado para ella
bajamos a la sala de conferencias del hotel. Yo la deje con Paúl para que hiciera su entrada
triunfal no sin antes dejarle un beso de buena suerte y ganándome la reprimenda de Paúl y
Rosalie porque iba a dañar el maquillaje… lo entendí de Rosalie, pero que Paúl me reclamará
se me hizo extraño la verdad. Me dirigí a la sala de prensa tendría un asiento en la primera fila,
al lado de Renata, de parte de la familia Denali, con la que mi princesa había hablado antes de
llegar de Italia y de los representantes en Estados Unidos de la Editorial del libro de mi ángel.
Cuando entré el ya bullicioso ambiente empeoró y los flashes disparados hacia mí no se
hicieron esperar, con toda la calma de la que fui capaz recorrí el camino a mi asiento y salude
tanto a los Denali como a Renata, que ya se encontraban allí; al poco tiempo entró, Rosalie
haciendo las presentaciones correspondientes, luego entro Paúl, y finalmente mi princesa que
entró en la sala precedida de sonoros aplausos que me hicieron sentir terriblemente orgulloso
de mi mujer. Cuando se sentó en su lugar frente al micrófono posó inmediatamente sobre mí
su intensa mirada, pero lejos de encontrar esos maravillosos pozos chocolates que tanto
amaba, me encontré con esos inexpresivos ojos verdes de Marie Swan la famosa escritora, la
autora de “La Otra”.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Gracias de verdad a todos por el apoyo, ustedes hacen posible todas estas letras, emociones y
sentimiento.

Gracias Gracias

“Más bien sueño con poder estar contigo para siempre” (Bella a Edward, Crepúsculo)
Nos leemos. Kisses

BkPattz

Capítulo 18: Celos

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capítulo 17: Celos...

Todos los ojos estaban puestos sobre mi hermosa y al parecer muy famosa prometida, la
verdad me sentía sumamente orgulloso de la repercusión del trabajo de mi princesa y su
alcance. Los murmullos en la sala era atormentadores pero de pronto cuando una segura,
hermosa y profesional Rosalie tomó lugar frente al podio las voces se fueron acallando
quedando solo el murmullo de los flashes de las cámaras.
- Buenas Tardes. – dijo Rosalie a los presente. – The Chicago In Fashion, les da la bienvenida a
esta rueda de prensa que marcará la presentación de “La Otra” en la ciudad de Chicago y en
los Estados Unidos, la formidable Marie Swan autora del Best Seller y una muy querida amiga
nos honra hoy con su presencia, su historia se ha convertido en la favorita de incontables
lectores a lo largo del mundo, sus letras apasionadas, sus crudas emociones llegan al corazón
del lector inundando su espíritu con cada una de los sentimientos plasmados en el papel,
haciéndonos reír, llorar, sufrir y enamorarnos con y de sus protagonistas. Esta historia que ha
hecho las delicias del mundo y nos ha dejado vagando entre el amor y la desesperanza, y en la
búsqueda de un final feliz. Es que con mucho orgullo y placer, que les presento a Marie Swan,
para quien pido un fuerte aplauso. – dijo Rosalie, todos aplaudimos a mi ángel, quien se
levanto de su silla, pero manteniéndose en su lugar con el micrófono en la mano, me miró
tímidamente con esos ojos que no eran mis ojos, los ojos llenos de luz de mi princesa. -

- Buenas tardes, gracias a todos por estar aquí, es para mi un placer acompañarlos, y poder
presentar ante ustedes y ante su destacadísimo público mi primera obra la historia de “La
Otra”, la cual me ha resultado maravillosamente terapéutica y que a nivel profesional me ha
brindado innumerables satisfacciones, empezando por la posibilidad de trabajar en algo que
me apasiona. – dijo dirigiéndose a la audiencia y regalándome una mirada en la que pude
interpretar sin lugar a dudas que otra de las cosas que le apasionaba era precisamente yo… o
más bien nosotros. Le sonreí, ganándome una hermosa sonrisa de retorno que no logró más
que tatuarme de forma casi permanente una sonrisa de tonto enamorado en el rostro. – Ahora
vamos a empezar las preguntas de su parte, mi representante el Sr. Paul Simmons tiene una
lista que hicieron previamente y todos podrán hacer sus preguntas, y sobre si responderé o no
a todas, ya veremos como va sucediendo la cosa. – les dijo mi princesa con una risa de niña
traviesa que nos hizo reír a todos. -

- Buenas tardes a todos. – dijo Paul con su perfecto acento inglés. – Marie va a continuar
respondiendo sus preguntas desde su lugar mientras yo los voy presentando, la acústica es
bastante buena, sin embargo las chicas de protocolo que nos acompañan hoy y que están
haciendo un maravilloso trabajo los irán ayudando con los micrófonos, así podremos estar
todos cómodos, y los fotógrafos que los acompañan, además de los fotógrafos independientes
podrán seguir haciendo su trabajo y todos felices. – dijo. – en primer lugar tenemos a Lina
Metz del Chicago Tribune. – presentó Paul a la periodista. -

- Buenas Tardes Marie. – le dijo la chica, y mi Bella la saludo con un asentimiento de cabeza. –
Cómo se pasa de ser una heredera famosa, a una empresaria y finalmente a escritora de un
libro tan reconocido como el tuyo?. – le dijo la Chica del Tribune a mi princesa. -

- Hola Lina, la verdad es que lo de heredera famosa, no es algo que me gustaría en mi


biografía. – le dijo con sincera humildad. – mis abuelos, y mi padre trabajaron mucho por
formar el imperio que lograron, y siendo sinceros habría cambiado eso por tener a mis padres
a mi lado, o por lo menos no haberlos perdido tan temprano en mi vida, sin embargo la vida
me regalo a mis tíos que están aquí acompañándome. – dijo mi diosa señalando a Carmen y
Eleazar Denali sentados a mi lado. – quienes fueron unos segundos padres para mi y me dieron
amor y comprensión, además de unas hermanas maravillosas. Lo de empresaria fue solo una
consecuencia de la pérdida de mis padres, no podía permitirme perder todo lo que había
resultado del enorme esfuerzo de ellos, mis abuelos y sus antepasados, tengo un legado que
debo mantener y sobre el que debo trabajar, educando además a mis hijos para que puedan
seguir nuestra labor, pero mi tío Eleazar y muchos más me han ayudado, así que el mérito no
es solo mío… En cuanto a “La Otra”, pues es el resultado de mi pasión. – dijo mirándome y
entendí que no hablaba precisamente de la escritura o del libro. – Fue un camino largo donde
recorrí montones de cosas, dolores, alegrías y experiencias. – dijo mirando por un segundo la
mesa, para luego levantar su mirada y con una sonrisa radiante mirándome de nuevo, agrego.
– Pero a pesar de todo no cambiaría ni un solo segundo si el resultado es el que tengo ahora. –
dijo mi hermosa y yo no pude estar más que feliz por eso. Dirigió su mirada a la Chica y añadió.
– Gracias. –

- Ahora es el turno de Graciela Orozco del Diario Hoy de Chicago. – dijo Paul. -

- Hola Buenas Tardes. – saludo la reportera de Hoy. – Si Isabella Swan Denali, era ya una figura
de la alta sociedad, no solo de Chicago sino del país, porque firmar como Marie Swan, porque
deslindarte de tu nombre verdadero, durante los años en Chicago fuiste fotografiada
innumerables veces en discotecas, galas benéficas, y también sabemos que apoyas muchísimas
causas sociales. – le dijo. – no era más sencillo continuar o más bien empezar con el nombre
que heredaste de tu familia.

- Mi interés primordial era dar a conocer mi talento, o en tal caso de no ser tan buena que se
me criticará por ser yo o se me felicitará por mi trabajo, no por el apellido Swan… o por el
apellido Denali, la verdad es que yo no he hecho nada por engrandecer a ninguno de los dos,
por tanto, no considero justo hacerme un nombre a costillas de eso. – dijo Bella con
convicción. – por otro lado, mi segundo nombre es Marie, y… - de pronto la vi respirar
profundo, yo también sabía que venía. – Marie es el nombre de una de mis bebés, ella murió
días después de nacer… así que es una especie de tributo a mi pequeñita. – dijo ofreciéndonos
una triste sonrisa, mientras yo me secaba una traicionera lágrima que se escapaba por mi
rostro. -

- Es en honor a ella que se creo la Fundación Marie Swan?. – preguntó la misma periodista. -

- La verdad es que si, la fundación se encarga de apoyar las investigaciones sobre


enfermedades cardíacas congénitas, la cual fue la causa de la muerte de mi mariposita. – dijo
con una sonrisa nerviosa y mordiéndose el labio, al darse cuenta que fue demasiado personal
al usar el apodo de nuestra bebé. – además tenemos grupos de apoyo, donde nos dirigimos a
padres que han perdido a sus hijos por esta causa, tenemos también un programa de apoyo a
padres que están pasando por la experiencia, así como apoyo a los niños, tenemos un
programa y planes muy complejos, hemos trabajado en montones de proyectos para preparar
doctores capacitados y salas de pediatría más preparadas para atender a recién nacidos y
poder detectar problemas en la salud de niños muy pequeñitos. – le respondió mi princesa
orgullosa de su trabajo en la fundación. -
- Robert Elbert del Chicago Sun. – anunció Paul, tras agradecer la intervención de la chica de
Hoy. -

- Es también en honor de tu hija Marie que escondes esos hermosos ojos chocolates,
dándonos esos fríos ojos verdes que aparecen en todas tus fotos promocionales. – en seguida
me tensé en mi silla, que le pasaba a ese imbécil para estar hablándole a si a mi prometida…
porque ella era mi mujer, y el único que tenía derecho a perderse en esos pozos chocolates era
yo, mi princesa me miró y sonrío divertida al verme celoso. -

- Pues lo cierto es que mi pequeña Marie tenía los ojos chocolates, así que aunque me encanta
honrarla en todo lo que puedo, el uso de los lentes de contacto para las fotos referentes a
todo lo de “publico” que tiene mi vida debido al éxito del libro, no tiene nada que ver con eso.
– sonrío divertida, pero me miro directamente al contestar, no sabía si porque la respuesta
tenía que ver conmigo o si porque quería evitar que me sintiera celoso, con el filtreo del
periodista que no hacía más que sonreírle coquetamente. - una vez una persona… que es una
de las cuatro personas más importantes de mi vida, me dijo que amaba mis ojos, que amaba
profundamente mi mirada, que en ella podía leerse cada una de mis emociones, cada uno de
mis pensamientos, cada uno de mis sentimientos, que podría pasarse la vida perdido en ellos.
– de pronto una emoción indescifrable hacia sus palabras se hacía espacio en mi alma. – él y yo
estuvimos mucho tiempo separados, y esa era una forma de mantener mis emociones y mis
sentimientos solo para él, para mis hijos, solo para aquellos que me son verdaderamente
cercanos, todo lo que soy yo de verdad… Toda Bella Swan es por y para él y nuestros hijos,
para aquellos que se ganan mi cariño sincero. Para el resto del mundo tengo mis respetos, mi
talento y mi capacidad de despertar sus propias emociones a través de las palabras, y para
hacerlos vivir alegrías, tristezas y sentimientos a través de mis historias. – en ese momento mi
corazón explotaba de alegría… por Dios, justo cuando pensaba que no podía ser más perfecta
mi princesa me encuentro con esto… inmediatamente me conecte con su mirada, y le dije un
mudo “Te Amo”, con la sonrisa que me regalo me dijo también un te amo. -

- Eso quiere decir que pierdo todo mi tiempo si te invitó unas copas. – dijo el imbécil del
reportero y yo me removí en mi silla, ganándome una pequeña risa de burla de parte de
Eleazar. -

- Completamente. – le dijo mi princesa. - Mi corazón tiene mucho tiempo ocupado al igual que
mi vida. – le dijo, y el imbécil regreso a su sitio. –

- Por E! Entertainment. – dijo Paul. – Tenemos dos pesos pesados… Giuliana de Pandi y Ted
Casablanca. – luego dirigiéndose a Giuliana dijo. - Buon pomeriggio, il primo Giuliana bella.
- Grazie, buon pomeriggio a tutti. – contestó Giuliana. – la intervención anterior de mi
compañero del Sun dejó una cuestión interesante, referente al ocupante de tu corazón Bella. –
le dijo ella dirigiéndose a ella por su nombre real. – más si tomamos en consideración las fotos
que nuestra cadena y otras publicaron ayer, así como el video del personal que TMZ puso en el
aire, pero se que esa pregunta no va dejar de ser realizada. – dijo Giuliana. – por lo que me voy
a ceñir a la pregunta que nos tiene a todos inquietos y que nadie a querido formular, pero que
por supuesto ni yo ni Ted podemos dejar pasar. – y yo estaba seguro que aquí venía una de las
preguntas que más temíamos. - es la historia de Kristen y Robert – dijo haciendo referencia a
los personajes de “La Otra”. – la verdadera historia de Isabella Marie Swan y Edward Cullen?. –
terminó soltando y tanto mi ángel como yo sostuvimos aire de más en nuestros pulmones, mi
princesa se giró indecisa hacia Paul, quien le indicó con un gesto resignado que la decisión era
nuestra, fijó su mirada en mi, y yo le regalé en una mirada todo mi apoyo, respeto, confianza y
todo mi amor por ella. Y tras soltar una gran bocanada de aire se decidió a responder. -

- Si lo es. – dijo simplemente, y los murmullos no se hicieron esperar. Yo le sonreí de nuevo en


señal de apoyo, pero por un momento me sentí cegado por los flashes los cuales ahora no solo
iban dirigidos a mi princesa. -

- A juzgar por las fotos tomadas por TMZ y varios de nuestros compañeros ayer. – continuo
Giuliana. – podemos decir que … L'Altro avrà il suo vissero felici e contenti?. – “La Otra” tendrá
su vivieron felices y contentos, le preguntó finalmente. -

- Speriamo che. – le respondió mi princesa, diciéndole que eso esperábamos. -

- Entonces estamos claros que tus hijos son hijos de Edward Cullen. – afirmo Ted Casablanca,
también de E!. -

- Si, mis hijos son hijos de Edward. – dijo mi princesa. -

- Podemos esperar una gran boda pronto, tu y tus hijos van a quedarse en Chicago. – insistió
Ted. -

- Habrá boda, pero ya los detalles de nuestra residencia es un asunto que solo le corresponde a
nuestra familia. – le dijo Bella. -

- Por The Hollywood Reporter Joseph Fernández. – dijo Paúl, interrumpiendo sutilmente la
participación de Ted. -
- Han mantenido un relación clandestina durante todos estos años, es por eso que no veíamos
a Edward con ninguna mujer en ningún evento, aún cuando era considerado uno de los
solteros codiciados de Chicago, al punto de ser nombrado por lo medios como el “uraño de
Chicago”. – mi princesa soltó una de esas maravillosas risas divertidas, que hizo las delicias de
los presentes. -

- La verdad no sé porque mi muy atractivo prometido se mantuvo soltero, pero eso fue para mi
toda una suerte y una sorpresa. – dijo haciéndome sonrojar. – la decisión de no salir con nadie
fue suya, al igual que yo tomé la mía de igual forma, pero la verdad es que nos reencontramos
hace poco, pero los sentimientos seguían allí tan fuertes y verdaderos como siempre, pero la
verdad no sé porque quiso ganarse ese apodo. – rió nuevamente. – pero a la final soy yo la
“escritora solitaria”, no?. – volvió a reír divertida. – hasta en eso hacemos pareja. – dijo
guiñándome un ojo, la verdad y a pesar de que las preguntas estaban poniéndose personales y
difíciles, mi princesa intentaba divertirse y llevarla de la mejor manera. -

- De Los Ángeles Daily News, Holly Anders. – presentó Paúl, a la siguiente reportera. -

- Isabella dada a tu experiencia personal y a como se presenta la historia en tus libros podemos
decir que justificas a las Amantes. – le dijo y la verdad lo sentí como un golpe bajo. -

- La verdad es que en la teoría no lo justificó, nunca lo he hecho. – dijo mi princesa soltando el


aire contenido durante la pregunta. – pero en la práctica, por lo menos en la mía… en la
nuestra. – dijo mirándome con cariño. – todo fue complicado y confuso, y terminamos
envueltos en esta relación en la que no podíamos salir ninguno de los dos, no era planeado, no
era con la intención de dañar a nadie, sería muy fácil salir del problema diciéndoles que su
esposa era esto o era aquello, pero la verdad es que ella falleció y no pienso fallar o irrespetar
su memoria, lo cierto es que las cosas fueron como fueron y no pienso tomar el camino fácil
defendiendo nuestra situación cuando Ella no puedo defender su punto de vista al respecto.
Tampoco puedo decir que me arrepiento por los hechos, las situaciones y las circunstancias
que nos trajeron hasta aquí y que nos dieron a nuestros maravillosos hijos y el sentimiento tan
especial y profundo que compartimos… Aun cuando en el libro se revelan algunas cosas, en
ningún momento la he puesto a ella en tela de juicio, solo he puesto en tela de juicio sus
sentimientos hacía él, porque estoy segura que era nuestro problema personal la que nos
envolvió a los tres en esta situación. – dijo mi princesa dando de una vez por zanjado el tema,
haciendo referencia de una, a los comentarios y suposiciones que sobre Heidi hacía entrever
en su libro. -

- Nicole Enderber, por Ok!. – anuncio Paúl, este era uno de los medios que más nos
preocupaba. -
- Es cierto que el rencor que te tenía Heidi Volturi desde la adolescencia obedecía a que
siempre te quedabas con lo que ella quería, desde la amistad con los Cullen, Hale y Whitlock,
como todos los novios y momentos protagónicos de la princesa Volturi. – dijo la reportera. -

- El problema entre Heidi y yo es algo completamente privado y personal que solo nos
compete a Heidi y a mí, y no pienso discutir sobre el tema. – dijo tajantemente Bella. -

- Es verdad que ustedes tenían un “relación especial”. – le dijo con sorna en la voz, y no sé
porque pero ese asunto empezó a dar vueltas y vueltas por mi cabeza, sería posible que… No
inmediatamente deseche la idea. -

- Heidi y yo no tenemos ningún tipo de relación, ni especial ni de ningún tipo, teníamos amigos
en común, estudiábamos juntas en la misma escuela y por la proximidad de nuestras familias
nos veíamos en más lugares de los que quisiéramos. Nuestro problema como ya dije obedece a
asunto privados entre Heidi Volturi y yo. – dijo. –

- Cómo es tu relación con Jane Cullen Volturi?. – insistió la periodista metiéndose en terrenos
empedrados. -

- Nuestros hijos, no entran dentro de mi vida pública. – le dijo. – así que no pienso responder
ninguna pregunta sobre ellos, solo les digo, que como pudieron ver en las fotos que tomaron
ayer en el aeropuerto, estamos todos bien y juntos como la familia que somos, y aprovecho
para pedirles que respeten la vida y la privacidad de mis hijos.

- Consideras a Jane como tu hija?. – insistió. -

- Es lo último que voy a responder sobre mis hijos. – le dijo Bella, permitiendo que su mal
temperamento empezará a fluir, era muy raras las veces que este hacía acto de presencia,
pero cuando lo hacía era de temer. – Jane goza del mismo cariño, respeto, sentido de
protección y amor incondicional que siento por mis hijos… Así que la respuesta es si. Si
considero a Jane como mi hija, mi amor por Edward no permita que pueda amarla menos de lo
que amo a mis propios hijos.

- Leonora Julia North de Vanity Fair. – dijo Paúl, dando por zanjado el tema. -

- Podemos pujar por una exclusiva como la que ofreciste a Hola, pero contando tu historia, no
la de “La Otra”. – dijo la reportera cambiando radicalmente el tema, el cual agradecí de
corazón. -
- La única exclusiva que daré al respecto será con The Chicago In Fashion. – dijo mi princesa,
haciendo que una resplandeciente sonrisa se asomará en el rostro de Rosalie y de Renata,
sentada a mi lado. Me hacía feliz ver así de contenta a mi hermanita, sabía por lo que podía
ver en las preguntas de los periodistas que nuestra historia estaba generando curiosidad en los
medios, y una exclusiva sería de suma importancia para darle un mayor impulso a su revista. -

- Podemos aspirar al menos a algunas fotos de la boda?. – insistió la chica de Vanity. -

- Cuando sea el momento se los haremos saber. – dijo Paúl, dando a entender que no era un
tema que habíamos considerado aún. -

- Podría optar a una entrevista con Edward?. – Preguntó la reportera muy coquetamente
girándose hacia mí esperando mi respuesta. Pero mi ángel, haciendo gala de sus celos le
respondió por mí. -

- Mi prometido es arquitecto, y estamos hablando de “La Otra”, además no creo que el “Uraño
de Chicago” quiera dar entrevistas ahora que ha dejado de ser un soltero codiciado. – dijo
defendiendo lo que era suyo. Ganándose una sonrisa y un beso lanzado al aire de mí parte. -

- Por el New York Times Kristy Mayers. – indicó Paul. -

- Buenas Tardes, ahora que están juntos, y con todos los proyectos de la Fundación, con la
construcción de un nuevo hospital infantil en Londres, han pensado en internacionalizar y
globalizar ese proyecto. – dijo la periodista. -

- La verdad es que el proyecto de Londres es muy ambicioso, y ciertamente me gustaría


llevarlo a más lugares, sobre todos en países donde pueden ser realmente necesarios, pero lo
cierto es que aún no hemos hablado de los proyectos de la fundación o no por lo menos a esa
profundidad, pero estoy segura que Ed y yo haremos un buen equipo y que las posibilidades
de la fundación se verán incrementadas y que ambos vamos a poder lograr grandes cosas para
honrar a nuestra hija. -

- Finalmente por People, Jennifer Rodríguez. – dijo Paúl. -

- Has pensado en una secuela para tu historia. – le dijo. -


- Si, lo he pensado, pero no lo he decidido. Hoy puedo casi asegurar que tendré mi vivieron
felices por siempre, pero la verdad es que no creo en cuento de Hadas, si se que me espera
una larga y feliz vida con mi amor, y con nuestros hijos, quizás hasta otros hijos por venir, pero
por lo pronto siento que en pro de la privacidad de mis hijos y más con lo sucedido el día de
ayer… creo que ese final feliz será solo para mi familia. – dijo mi princesa y la entendía
perfectamente. -

- Quizás tienes planes cinematográficos para llevar a la gran pantalla tu historia?. – preguntó la
Chica. -

- La verdad no he recibido propuesta alguna. – le dijo. – pero en el caso de que llegará sería
cuestión de estudiarla, quizás… porque no. El dinero que se obtiene de “La Otra” está dirigido
a la fundación y a sus programas médicos y sociales, así que en el caso de vender los derechos
para la película, el dinero resultante tendría el mismo fin, así que no sería una decisión difícil
de tomar. – le dijo, mientras yo me sentía minuto a minuto más orgulloso de mi mujer. -

- Que actores te gustaría que los interpretaran a ti y a Edward?. – preguntó la reportera de


People. -

- No he pensado nunca en eso, pero a priori podría decir que optar por la joven pareja de la
Saga de Twiligth sería una elección segura, tienen una increíble química y se ven muy bien
juntos, creo que su relación, o lo que se ve de ella. – dijo. – es hermosa y perfecta, se ven
como dos perfectos enamorados. -

- Quiero agradecer sinceramente la presencia de todos ustedes aquí el día de hoy. – dijo Paúl.-

- Gracias a todos por venir ha sido un sincero placer compartir este rato con ustedes. – les dijo
mi princesa con una hermosa sonrisa. -

- Antes que se retiren. – dijo de nuevo Rosalie tomando la palabra. – De parte de Marie Swan,
del Sr. Simmons y en nombre de The Chicago In Fashion, queremos no solo agradecer su
presencia, sino invitarlos a la presentación y firma de libros que será llevada a cabo el próximo
viernes. – en el almuerzo me había sorprendido que Rosalie hubiese agendado esa actividad
para mi princesa en un importante librería de Chicago, pero la verdad es que eso ayudaría
mucho a la promoción del libro, no porque mi princesa lo necesitara, pero eso sería un buen
marco para futuras presentaciones. Mi cuñada les dio a los presentes las señas
correspondientes a la presentación. – Nuevamente les agradezco y espero verlos el viernes,
que tengan un buen día.

Salimos de la Sala por un puerta lateral mientras los periodistas lo hacían por la puerta
principal de la sala de conferencias, en esa sala teníamos unos refrigerios que habían sido
dispuestos por ordenes Alice, mientras que a la salida de la sala de prensa se había dispuesto
refrigerios, revistas de In Fashion y libros de mi princesa para los periodistas y fotógrafos que
habían asistido. Bella se disculpó un momento para ir al baño, supongo que a deshacerse de
esos molestos lentes de contacto, lo que me recordó su motivo para usarlos y mi corazón salto
de emoción al darme cuenta todas las molestias y las cosas por las que pasaban por mi
princesa por mi y para mi, para poder demostrarme todo su amor y toda la devoción que
sentía por mí y por nuestra relación, la verdad es que no podía estar más orgulloso, encantado
y enamorado de lo que estaba. De pronto visualice en un costado del salón a Carmen y Eleazar
Denali que conversaban con Renata, mientras que Paúl y Rosalie estaban junto con Julliet, la
asistente de Rose ultimando detalles para las próximas actividades promociónales de mi
princesa. Me acerque a los Denali, sentía que debía ofrecer unas disculpas, una explicación,
algo… cualquier cosa, a la final ellos eran como los padres de mi ángel.

- Eleazar, Carmen… yo… - me quedé pegado sin saber que decirle exactamente. -

- Tranquilo Edward… lo sabemos. – me dijo Eleazar. – pero no creas que es muy fácil pasar por
alto todo lo que han sufrido mi hija y mis nietos. – dijo. -

- Eleazar hacerlos sufrir es lo último que hubiera querido, pero las cosas no resultaron como
queríamos. – le dije apenado cabizbajo y con las manos en los bolsillos. -

- Lo sabemos hijo, tu también has sufrido con ellos. – me dijo Carmen, colocando
maternalmente su mano en mi hombro. -

- Si pero… - me interrumpió de nuevo. -

- Edward, lo que importa es la alegría en la mirada de mi pequeña. – me dijo Eleazar en modo


papá Denali. – lo demás sobra, pero espero que esa alegría se mantenga así para siempre. -

- Y cuando planean hacer la boda?. – preguntó Carmen. -

- La verdad Mamá Carmen. – dijo mi hermosa prometida llegando a nuestro lado y pasando su
mano por mi cintura. – Estamos pensando hacerlo nosotros solo con los niños, o de pronto una
escapada a Las Vegas, espero que no les moleste.

- Para nada hija. – le dijo Carmen. – a juzgar de todos los inconvenientes que han tenido y que
tendrán con Esme, creo que es lo mejor para ustedes Chicos. – Hablamos un rato más hasta
que Eleazar y Carmen se despidieron y estábamos mi princesa y yo perdidos en los ojos el uno
del otro, con los brazos en torno a nuestras cinturas, disfrutando de ese pequeño momento,
cuando fuimos interrumpidos por Julliet que se acercaba tímidamente a nosotros con el
teléfono de mi ángel en la mano.

- Bella. – le dijo apenada, me miro y puso cara de no saber que hacer, pero con un gesto mi
princesa la instó a continuar. – te llama un chico y…. y…

- Y que Julliet?. – le dijo, y yo la verdad me empezaba a poner nervioso. -

- Y me pidió que le pasará al amor de su vida. – dijo y yo me tensé de inmediato, Bella saltó de
mi abrazo con los ojos brillantes de alegría y felicidad que sentí como un puñetazo en la boca
del estómago. Bella se apresuró a tomar el teléfono con mucha más emoción de lo que me
habría gustado y yo estaba que ardía de celos.

- Amor mío como estas?. – dijo Bella con completa alegría, mientras yo me retorcía de dolor,
como era posible que Bella hablará así con otro, cuando yo podría jurar que me amaba
completa e incondicionalmente, no sabía si empezar a reclamar, a tirar todo a mi alrededor o
empezar a llorar en ese momento, como era posible que Bella, mi amor, mi prometida, mi
mujer, se dirigiera de esa manera y con tanta alegría hacia otro hombre. – Claro que te extraño
cariño. – le dijo, y en un giro se encontró con mi cara de amargura, frustración y dolor. La
comprensión de lo que sucedía parecía abrirse camino en su entendimiento, me dio una
mirada dulce, se acercó a mí acariciándome el rostro y negando con una expresión divertida. –
Claro que he cuidado de él Jacob… - dijo pero fue interrumpida por Paúl que se acercó
prácticamente corriendo a nosotros al escuchar el nombre. -

- Jacob?.... Jacob…- dijo entre emocionado e indignado. – Isabella Marie Swan se puede saber
por mi novio te llama y tu no eres capaz de avisarme. – le dijo y yo puse mi perfecta cara de
WTF. – Pero además porque demonios ese perro desgraciado y sexy te llama a ti y no a mi que
estaba desesperado por escucharlo. – le dijo mientras mi princesa se reía. -

- Jake, voy a pasarte a tu novio que debe estar desesperado por oírte. – le dijo mi princesa…
Novio… Novio… - Debe estar desesperado creyendo que todos los Gay de Londres están detrás
de tu hermosa sonrisa y tu sexy trasero. – como que sexy trasero, que demonios le pasa a mi
Bella… eso es lo mismo que dice de mi. -

- Hola Amor. – le dijo Paúl tomando el teléfono. – Como esta nuestra princesa Keyla?. – le
preguntó Paúl a Jake. -
- Ven aquí. – dijo mi princesa tomándome de la mano y llevándonos a un rincón para darle
privacidad a Paúl, tomó mi rostro entre sus manos y me miró intensamente. – Ed… Te Amo
cielo, debes dejar tus celos, esos pueden causarnos problemas. – Me beso, y luego me sonrío
divertida. – Primero querías arrancarle la cabeza al periodista del Sun… - me decía pero la
interrumpí bruscamente. -

- Pero ese idiota te estaba coqueteando abiertamente en mis narices. – le dije indignado, pero
me gane una carcajada y un dulce beso de su parte.-

- Y que importa eso Ed, tu sabes que ningún baboso de esos podría ser competencia para ti…
Además Te Amo a ti y lo sabes. – me dijo, y yo la abracé por la cintura acercándola a mí.-

- Yo también Te Amo cielo, y tú lo sabes. – dije, mientras ella asentía. – entonces porque
querías desollar viva a la reportera de Vanity.

- Ella te estaba coqueteando descaradamente frente a mí, sabiendo que tú eres mi prometido
y eres mío. – la mire mientras enarcaba las cejas divertido, pero la verdad es que me
encantaba en su modo celoso y posesivo. Ella se dio cuenta de la situación y nos reímos juntos
perdiéndonos en un apasionado beso, Dios que ganas tenía de estar a solas con mi princesa, y
grabarle una vez más en cada centímetro de su hermosa piel mi marca, y para que en mi
cuerpo quedara grabada ella, y que el mundo entero entendiera que nos pertenecíamos, ella y
todo su cuerpo eran mi tentación, mi mayor anhelo, mi mejor pecado. – Ok ok, punto a tu
favor en lo que respecta al “imbécil” y a la coqueta descarada, pero no debes tener celos de
Paúl y Jake cariño, primero que nada ellos son como mis hermanos. – me dijo mientras yo
seguía con mis manos en su cintura y ella hacía formas con la punta de sus dedos en mis
brazos. – y en segundo lugar, como te habrás dado cuenta ellos son pareja, están
increíblemente felices, y juntos hace más de diez años y acaban de adoptar a una pequeña
preciosísima, así que cuando viajemos a Londres voy a presentarte a mi pequeña sobrina Keyla
y mi hermano Jacob.

- Así que vas a presentarme a nuestra sobrina y mi cuñado. – le dije y ella sonrío maravillada
porque quisiera integrarme a su familia. –

- Gracias mi vida. – me dijo. –

- No tienes que agradecerme preciosa. – le dije dejando un tierno beso en su nariz. – Yo quiero
ser parte de absolutamente todo en tu vida mi amor. – le dije dándole un beso un poco más
intenso.
- Chicos disculpen la interrupción, pero debemos regresar a casa, no creo que en el estado de
Alice se le haga sencillo cuidar de cinco pequeños diablillos, además creo que no se sentía muy
bien. – dijo. -

- Tienes razón Rosie Rose. – le dijo Bella, y enseguida le hizo señas a Paúl para que se acercará.
-

- Paúl hora de irnos, pero pueden seguir hablando de camino par de tórtolos. – le dijo mientras
se burlaba de él, haciendo caras graciosas. -

- Si no fueras mi hermanita ya te abría matado a cosquillas. – le dijo, correteando detrás de ella


mientras se despedía torpemente de su pareja. Mi princesa llenaba con sus risas toda la
estancia, mientras corría como niña de su perseguidor, yo sonreía como tonto feliz de ver
cómo mi princesa disfrutaba con su hermano. Ahora que ya el monstruo de los celos había sido
derrotado estaba sinceramente agradecido con Paúl y Jacob por todo lo que habían apoyado a
mi princesa y por regalarle todas las experiencias que mi ángel debería a ver vivido con su
verdadero hermano.

- Arizona deja de andar corriendo como una niña. – le dijo Rosalie en plan de mamá regañona,
parada en mitad de la estancia, con las manos como jarras sobre su cintura. – Acaso no
recuerdas lo patosa que eres, puedes caerte y hacerte daño. – le dijo e inmediatamente me
percate de lo que decía Rose era cierto, mi princesa podría salir lastimada, así que en una de
esas que paso cerca de mí estire mis brazos atrapándola contra mi pecho y besando su cabeza,
mientras ella jadeaba en busca de aire. -

- Princesa, Rose tiene razón puedes hacerte daño si te caes amor. – le dije. -

- No soy una niña. – Se quejo haciendo un dulce puchero. -

- Gracias a Dios que no lo eres. – le dije mientras mordía sensualmente su oreja. -

- Edward no hagas eso. – dijo en medio de un gemido ahogado contra mi hombro. – ya la tarde
se esta haciendo intolerablemente larga. – me dijo. -

- O por Dios… pueden dejar eso, parecen dos adolescente hormonales. – decía Rose divertida.
Hicimos el viaje hasta nuestra casa entre bromas y alegrías, pero al entrar por la puerta se
presentó ante mi la escena que más temía que sucediera, allí en la sala de nuestra casa estaba
mi madre, de pie junto a mis tres hijos, de un lado estaba Jane gritándole a sus hermanitos, del
otro lado estaban Lizzie y Ed gritándole a Jane, mientras mi madre observaba la escena con
morbosa satisfacción, entramos a la casa a paso apresurado, y justo antes de llegar vimos
horrorizados como Jane le daba un empujón a su hermanita haciéndola caer.

- Que demonios sucede aquí. – grite desesperado. – Jane se puede saber porque empujaste a
tu hermanita. -

- No los quiero. – gritó. – no los quiero aquí, que se larguen para Italia. – dijo mientras salía
corriendo escaleras arriba, hacia su recámara. Me quede petrificado mirando entre la espalda
de Jane que se alejaba por la escalera y mi pequeña Lizzie que estaba en el piso. Bella fue más
rápida que yo y se acercó a mi pequeña, hice ademán de acercarme, pero mi princesa me miró
y me dijo. -

- Cielo ve a ver que le pasa a Jane, esto que acaba de pasar no es normal en ella. – iba a
protestar pues me moría por consolar a mi gatita, aunque mi corazón se partí en dos porque
sabía perfectamente que mi muñequita también me necesitaba en ese momento, al ver la
duda en mi mirada, mi princesa agregó. – Ve Edward, yo atiendo a Lizzie mientras regresas. –
me dijo y salí disparado escalera arriba, mientras le daba una mirada de recelo e ira a mi
madre. Paúl y Rosalie estaba plantados en la entrada sin saber que hacer. Mientras subía la
escalera escuché a Rosalie dirigirse a mi madre.-

- Donde están Kellan y Valerie?. – le preguntó sin ocultar su disgusto por su presencia en mi
casa. -

- Llame a Emmett para que viniera por ellos. – le dijo mi madre. -

- Y Alice?. – le preguntó de nuevo. -

- Se siente mal, Jasper tuvo que venir por ella. – dijo mi madre, haciendo que me ganara una
preocupación más por el estado de mi hermanita. -

Yo estaba absolutamente abrumado con lo que estaba pasando, me dirigí cautelosamente


hasta la habitación de mi hija, toque la puerta con los nudillos mientras abría y entraba a la
habitación, mi pequeña estaba acostada, abrazada almohada en su cama llorando
inconsolablemente.
- Jane que sucede?. – le dije mientras acariciaba suavemente su espalda. – porque empujaste a
tu hermanita?. – le pregunté. -

- Yo no quiero que me cambies por ellos papito, tu eres mi papito eres lo único que tengo. –
me dijo mientras me abrazaba fuertemente. -

- Muñeca, como dices eso. – le dije mientras le devolvía el abrazo. – es que acaso te he
olvidado mientras hemos estado juntos, o cuando estuvimos todos en Italia?. – Ella negó con la
cabeza. – No entiendo princesa, yo pensé que estabas feliz con tus hermanos y con Bella. – le
dije apartándola un poco de mí y limpiando sus lágrimas. -

- Mi Abu me dijo que me ibas a dejar para irte con ellos de nuevo a Italia. – dijo llorando. – Que
ya no me querías, que quieres más a Lizzie y a Ed porque odias a mi mamá. – me dijo con
dolor, y yo ya tenía ganas de cortarle la cabeza a mi madre. -

- Preciosa eso no es cierto, primero yo no odio a tu mamá, y segundo yo los amo


inmensamente a los tres, ustedes son mis hijos, y los amo profundamente, nunca he hecho
distinciones entre ustedes. – le dije. – Además pequeña, tanto tus hermanos como Bella te
aman mucho, ellos te lo han demostrado, siempre te tratan con cariño y consideración, no es
cierto?. – ella asintió. – y tu abuela está muy equivocada en todas las cosas que te dijo, Bella y
yo los amamos a los tres pequeña, ustedes son lo mejor que tenemos. Y yo no pienso dejarte
nunca cielo, Bella y tus hermanos se van a quedar a vivir aquí en Chicago. – le dije y una
pequeña llama de esperanza e ilusión iluminó sus lindos ojitos. – y en caso que decidiéramos ir
a Italia o a cualquier otro lugar, tu vendrías con nosotros muñeca. – le dije.- Acaso no tienes tu
propio cuarto en Montepulciano. – con eso ella pareció entender que era parte importante de
nuestra familia y que nunca la dejaríamos atrás. -

- Papito pero ahora Lizzie y Ed no me van a querer. – dijo mientras nuevas lágrimas se
escurrían de sus ojos. – Tampoco la princesa. – me dijo asustada.

- Pequeña Bella y tus hermanos te aman, y cuando hay amor podemos perdonar las cosas
malas. – respire profundo y añadí. – Pero lo cierto es que actuaste mal cielo, dañaste a tu
hermanita, que además es más pequeñita y frágil que tu muñeca. Entiendes que lo que hiciste
estuvo mal?. – le pregunté.-

- Si papito, lo siento mucho. – me dijo apenada. -


- De acuerdo, ahora vamos a bajar para que te disculpes con Bella y tus hermanos. – ella sonrío
asintiendo tímidamente. Cuando ya estábamos cerca de la puerta llamé su atención. – Jane?. –
la llame. -

- Si papito. – me dijo.-

- Estás castigada cariño. – ella me miro triste, pero asintió entendiendo que eso solo era las
consecuencias de sus actos, sabía perfectamente que la culpa era de mi madre, pero no podía
poner a mi hija en contra de quien tanto cariño le había profesado, lo único que tenía que
hacer era mantener a mi madre alejada de mis hijos. Por otra parte mi hija debía aprender
todos nuestros actos tienen consecuencia y más cuando el comportamiento no ha sido nada
apropiado y ha lastimado a sus hermanos, cuando salíamos por el cuarto los gritos en el piso
de abajo me hicieron apurar el paso.

- Lárgate de mi casa Esme. – le decía mi Bella duramente a mi madre. -

- TU CASA… TU CASA, ESTA MALDITA CASA ES DE EDWARD, QUE ADEMÁS PAGO CON EL
DINERO QUE HEREDÓ DE HEIDI. – le gritaba mi madre a mi mujer y eso si no pensaba tolerarlo.
-

- No me interesa con el dinero de quien se pagó la casa Esme, quiero que te largues de aquí y
estés lejos de mis hijos. – le dijo mi princesa. -

- DERÍAS LARGARTE TU Y DEJAR A ESOS ENGENDROS A VER SI ALGUIEN PUEDE EDUCARLOS. –


le dijo mi madre con sorna, y lo primero que vi mientras me acercaba era como una sonora
cachetada de Bella le cruzaba la cara a mi madre. – Cómo te atreves estúpida. – le dijo mi
madre, levantando la mano para devolverle la cachetada, apure el paso atrapando la mano de
mi madre en el aire. No iba a permitirle tocarle un solo cabello a mi mujer. -

- Ni se te ocurra Esme. – le dije con ira. – Ya has provocado demasiados problemas en esta
casa. – dije fijando mi mirada en mis hijos que estaban acurrucados en los brazos de su tío.

- Es que acaso vas a permitir que esta mujerzuela se atreva a cachetearme. – me dijo. -

- Lo que no voy a permitir es que insultes a mi mujer en su casa. – le dije. – Esme márchate.

- Que?. – me preguntó con los ojos muy abiertos por la sorpresa. -


- Que salgas de mi casa. – le dije de nuevo. – y escúchame bien mamá, porque solo lo diré esta
vez. – No quiero… Es más te prohíbo que te acerques a mis hijos.

- No puedes prohibirme ver a Jane. – me reclamo. -

- Después de lo que hiciste hoy no dudaré en hacerlo.- le dije. – A Jane solo podrás verla en
compañía de alguno de nosotros. Solo podrás estar con Jane si estas con Bella o conmigo, o
con Rosalie. No quiero que estés sola con ella nunca más.

- Como te atreves a hacerme esto Edward. – me dijo con lágrimas en los ojos. -

- Son las consecuencias de tus actos Esme. – le dije. – Ahora por favor te agradecería que
salgas de nuestra casa. – abrí la puerta para que saliera. – Y ni se te ocurra intentar nada
mamá, porque estoy dispuesto a poner una orden de alejamiento en tu contra para
mantenerte alejada de mis hijos. – Mi madre se fue indignada, y yo corrí a acercarme a mi
gatita que ahora lloraba en el regazo de su madre, me arrodille frente a ellas e intente tocarla,
pero mi princesita rehúso mi contacto, eso me dolió profundamente. -

- Gatita. – le dije intentando acariciar sus cabellos pero no me lo permitió removiéndose en


entre los brazos de su madre, miré a mi princesa con todo el dolor y las dudas reflejadas en mi
mirada, ella solo me devolvió una mirada triste y se encogió de hombros dándome a entender
que no entendía nada de lo que sucedía. – Pequeña. – ella se giro hacia a mí, con sus hermosos
ojitos tristes y lleno de lágrimas, mientras que pequeñas lágrimas se escurrían por su pequeño
rostro dándome una imagen inmensamente dolorosa de mi pequeñita. -

- Papito. – me dijo, para luego dar un largo suspiro, me miro nuevamente con toda esa tristeza
reflejada en sus ojos, y lo que me dijo a continuación fue como un baldazo de agua fría. –
Edward. – sentí que el mundo se me abría debajo de los pies y caía por un profundo abismo. –
Yo quería… yo te quería papito, por que no me quieres Edward?. -

- Cielo… - le dije intentando acercarme a ella y tocarla, tenía que hacerla entender que la
amaba y que cualquier cosa que Esme le halla dicho era mentira. -

- Suéltala, aléjate de mi hermana y no la toques. – me gritó Edward, golpeando mi mano para


que no tocará a mi gatita… Dios que había hecho mi madre con mi familia. -

- Edward no le hables así a tu padre. – le reprendió mi princesa. -


- El no es mi papá, no quiero. – gritó y yo solo me horroricé mirando a mi princesa con más
dolor del que había sentido nunca. -

- Edward no le grites a tu padre. – le regaño mi princesa, mientras yo no podía salir de mi


estupor, mi hijo con apenas cinco años estaba enfrentándose a mi para que no me acercará a
su hermana, mi princesa estaba tan impresionada como yo, sosteniendo aún a mi pequeña
gatita entre su abrazo, y Paúl y Jane se encontraban plantados a un lado de la sala, mudos de
la impresión. -

- No me llames Edward. – dijo de nuevo mi hijo, y no sabía que quería decir con ello.- No
quiero llamarme como él… nunca más… Anthony… llámame Anthony. – le exigió a su madre, y
yo ya no pude detener las lágrimas que escurrían por mi cara. -

- Ed, por favor. – le dije intentando acercarme a él. -

- Anthony… me llamo Anthony. – gritó. – y no quiero oírte. – me dijo, tendría que lidiar
después con la rabia de mi hijo, estaba demasiado molesto, yo sabía que era imposible que mi
campeón me escuchara mientras estuviera en ese estado, él se parecía demasiado a mí, y eso
me daba una pequeña ventaja, por lo menos con él sabría cual era el momento adecuado para
solucionar las cosas; así que lo mejor era concentrarme en solucionar primero las todo con mi
gatita. Me di cuenta que Bella estaba a punto de reprender de nuevo a nuestro hijo por
gritarme, pero de eso deberíamos ocuparnos después. -

- De acuerdo Anthony, en cuanto a eso será como tú quieras. – le dije dándole a mi princesa
una mirada que esperaba fuera tranquilizadora. – Cielito… - dije intentando acercarme de
nuevo a mi gatita. – Gatita hermosa, no puedes creer que yo no te quiero amor. – le dije y ella
se giro a verme, mientras su hermano me miraba con rabia y los puños apretados a los
costados de su cuerpo. – Princesita yo no solo Te Amo muchísimo mi amor, sino que me pone
muy muy triste saber que crees que yo no te quiero gatita. Yo te adoro mi amor, los amo a los
tres. – le dije mientras le acariciaba el rostro, me tranquilizó un poco que se dejara mimar. -

- De verdad me quieres Edward?. – dijo con un poco de recelo, y yo me sentía terriblemente


mal porque mi hija me llamará por mi nombre y desconfiara de mi. -

- Si pequeña. – le dije respirando profundamente. – No sé que fue lo que te dijo mi mamá,


pero cualquier cosa que te haya dicho es mentira princesita… Yo los amo profundamente mi
preciosa, te amo mucho, amo a tu hermano y amo a tus hermanas y amo a tu mami mi gatita
hermosa y nunca dejare que estén lejos de mi de nuevo.
- Papito yo no quiero ver a esa señora de nuevo. – me dijo y yo respiré cuando mi bebé me dijo
papito de nuevo. -

- Voy a ser todo lo que este en mis manos para que Esme no se acerque a ti de nuevo bebé. –
le dije mientras la abrazaba muy fuerte y dejaba besitos en su hermoso cabello. De pronto
sentí que mi pequeñita se removía de mi abrazo en una búsqueda desesperada por aire, la
aparte de mí para poder verla, y sus ojos vidriosos por las lágrimas y el miedo que se reflejaban
en ellos me aterraron. Ella jadeaba buscando aire, parecía que no podía respirar mientras se
llevaba las manitos al pecho. – Lizzie, princesita… -

- Papito….- me decía mientras intentaba tomar aire.-

- Lizzie cielo que te pasa?. – le dijo mi princesa aterrada por lo que estaba pasando con nuestra
bebé, estaba absolutamente aterrado, pero tenía que hacer algo por ayudar a mi princesa. Me
puse de pie inmediatamente, tome a mi princesita en brazos. -

- Bella amor, parece que no puede respirar, vamos al hospital. – le dije mientras ya estaba
próximo a la puerta. - Agarra a Tony y vamos Bella. – Paúl tomó la mano de Jane y le dio un
pequeño empujón despegándola del piso donde parecía atornillada por el susto y la impresión,
todos subimos al carro, me puse el cinturón de seguridad y le entregué mi celular a Paúl. – por
favor llama a mi padre y dile todo lo que sucede para que disponga de todo en el hospital. –
iba manejando como un poseso por toda la ciudad saltándome luces rojas y pasando carros
como un desquiciado, Paúl estaba hablando con mi padre que aún se encontraba en el
hospital. Cada instante miraba por el retrovisor para ver a mi princesa intentando tranquilizar
a nuestra bebé, Ed y Jane estaban en el último asiento, callados, aterrados, pero al menos
estaban abrazados el uno al otro, lo bueno de los niños es que se olvidaban rápido de sus
rencillas, mi cabeza estaba apunto de explotar, el miedo era lo que me mantenía en acción,
estaba completamente aterrado, no podía permitir que le pasara nada a mi bebé, no podría
soportarlo, Dios… por favor no permitas que le pase nada mi gatita… Mi mariposita, princesa…
protege a tu hermanita, pedía.

Tenía unas ganas enormes de llorar todo el dolor y toda la desesperación que se había
apoderado de mi cuerpo en la última hora, pero debía permanecer en pie por mi bebé, por mi
princesa, por nuestros hijos. Bella iba profundamente afligida, dándole suaves masajes en la
espalda a nuestra pequeña e intentando calmarla para que pudiera respirar más fácilmente.

- Ed… Ed… - me llamó Paúl. – Tu padre pregunta si quieres que le avise a tu hermano?. – mire
a mi princesa, mire a mi bebé jadeando en busca de aire entre sus brazos, no necesitaba más
de la porquería que me daba parte de mi familia. -
- No… dile que quiero el mejor maldito pediatra de Chicago pero no quiero a mi hermano en
esto, he tenido suficiente con mi madre. – le dije, le repitió a mi padre lo que había dicho.
Llegamos al hospital y deja la camioneta estacionada… muy mal estacionada en la entrada, le
lance las llaves a Paúl para que se encargará y baje del auto a toda prisa tomando a mi bebé en
mis brazos y corriendo hacia la entrada del hospital, mi princesa, corría tras de mi, llevaba a
cada uno de nuestros otros dos hijos tomados de sus manos, mientras que Paúl se ocupaba del
auto. Mi padre estaba en la entrada del hospital. -

- Edward que sucedió?. – dijo intentando tomar a mi hija entre sus brazos pero no se lo
permití. -

- Esme... Eso fue lo que paso – le dije amargamente, él se detuvo y fijó su mirada en mí, yo gire
la cabeza mirándolo. – Carlisle por un demonio tenemos que ayudar a mi hija muévete. – le
grite a mi padre, eso pareció sacarlo del shock y se dirigió hacia mi indicándome hacia donde
ir. -

- Tienes que esperar afuera hijo. – me dijo mientras dejaba a mi princesita en una de las
camillas. -

- Papá… tengo que quedarme – le rogaba atormentado por todo el dolor y el miedo que me
embargaba. -

- Edward el que estés aquí compromete la salud de Elizabeth, hijo por favor. – me dijo, yo lo
entendía, pero eso no impedía que me aterrara dejar a mi princesita. –

- Papito. – me dijo mi gatita con la voz ahogada y con lágrimas escurriendo por su rostro. –

- Princesita. – me dije acercándome a ella, y dejando besitos en sus manos. – te vas a poner
bien amor, no tengas miedo… Papito necesita que seas muy valiente mi gatita hermosa. – le
dije mientras ella asentía aún con miedo en sus ojitos. – El Abu Carlisle se va a quedar contigo
preciosa. – le dije. – Él va a cuidar de ti amor, mamita y yo estamos afuera esperando por ti. –
le di un beso en la frente y con todo el dolor de mi alma, salí a la sala de espera. -

- Edward. – gritó mi princesa mientras corría hacia mi y se lanzaba contra mi cuerpo. –


Edward, donde esta mi bebe?. – me dijo entre lágrimas. -
- Shhhh…. Preciosa, tranquila mi amor. – le decía en un intento de calmarme yo también. –
Carlisle esta con ella amor. – le dije mientras la abrazaba fuertemente contra mi cuerpo. – Ella
va a estar bien amor… ella tiene que estar bien. – le repetía como un mantra.

Pasamos un par de horas en la sala de espera, cada cierto tiempo mi padre mandaba una
enfermera para informarnos del avance de la atención que le estaban dando a nuestra
pequeñita. Estábamos allí en esas incómodas sillas de la sala de espera, mi princesa recostada
en mi hombro, Jane durmiendo con su cabeza sobre el regazo de Bella, Ed dormía un poco más
allá recostado en su tío Paúl, la verdad me dolía enormemente el no poder arreglar aún los
problemas con mi campeón, pero ya tendríamos tiempo para eso, o al menos eso esperaba.
Tiempo después mi padre salió unos instantes para informarnos que nuestra gatita estaba en
su propia habitación, pasaría la noche para que pudieran observarla, al parecer nuestra bebita
había presentado un episodio de asma, lo cual nos sorprendió tanto a mi princesa como a mí,
porque aparentemente nuestra hija siempre fue muy sana, pero al menos habían descartado
un problema cardíaco y eso fue un profundo alivio. Bella siguió a mi padre a la habitación, yo
se suponía tenía que convencer a mis hijos de irse con Paúl.

- Jane, muñeca. – la desperté con cuidado. – pequeña. -

- Papito. – me dijo asustada. – dónde está Lizz?, ella esta bien?. – me preguntó preocupada. -

- Si preciosa. – Le dije. – Lizzie esta bien muñeca, pero tendrá que quedarse esta noche. – le
explique. – Tío Paúl va a llevarlos a casa para que duerman. -

- No papito, no quiero. – me dijo abrazándome fuertemente. – deja que me quede por favor. –
me dijo llorando.- no quiero irme de aquí… no sin Lizzie. – decía entre lágrimas. – Cuando mi
mamita tuvo su accidente me fui a casa con mi Abu Esme y mi mamita nunca salió de aquí
papito. – me decía entre lágrimas. – Yo no quiero que Marie se llevé a Lizzie… no quiero
papito. – decía entre lágrimas. – yo no quiero irme, no sin Lizzie. – respiré profundamente, no
podía hacerle eso a mi pequeña, creo que en el fondo se sentía culpable. -

- De acuerdo pequeña. – le dije, me acerque a Paúl, para intentar que al menos mi campeón
pudiera ir a casa a descansar, ya Paúl estaba al tanto de la situación. – Pequeño. – le dije a mi
hijo intentando despertarlo, no quería que Paúl se lo llevará dormido y se despertará confuso y
solo con su tío en casa. – Hijo. – Le dije, el despertó tallándose sus ojitos y me traspaso con esa
verde mirada que era el reflejo de la mía. Apartó mi mano de su pelo y me miró con recelo.
Suspire profundamente… todavía tenía que solucionar las cosas con mi hijo… - Tony… - le dije y
solo Dios sabe lo duro que fue llamarlo así. – ya Lizzie se encuentra mejor, pero debe quedarse
hasta mañana, quizás quieras ir a dormir a casa con el tío Paúl. – le dije.-

- Y mi mamá?. – me preguntó. -
- Está con tu hermana campeón?. – le dije. – Quieres ir a casa?.-

- No quiero ir a tu casa, quiero estar con mi mamá. – mire Paúl, quien se encogió de hombros,
la verdad ninguno sabía bien como manejar esta situación. -

- Bien hijo como prefieras. – le dije, se levanto y se puso de pie junto a su hermana. -

- Edward no tiene sentido que me quede, entiendo que los pequeños no deberían estar aquí,
pero estoy seguro que tu padre conseguirá las excepciones necesarias. Avísame cualquier cosa
de mi ahijada por favor. – me dijo.-

- Tranquilo Paúl. – le dije. – nos vemos mañana y gracias por todo. – Paúl se retiró y dirigí a mis
hijos por el pasillo hasta la habitación de mi gatita. Cuando entramos se encontraba un doctor,
supongo era el pediatra, quien estaba coqueteando con mi princesa… este definitivamente no
era mi día, no había manera que pudiera librarme de los imbéciles. – Buenas noches. – dije
entrando, mis hijos corrieron a acercarse a su hermana, pero mi princesa les hizo una señal
para que guardarán silencio y no la despertarán por lo que fueron a sentarse en el sofá. -

- Buenas noches. – dijo el doctor confundido por mi presencia. Me acerqué a mi princesa y le


rodee la cintura con mi brazo de forma posesiva. -

- Cielo, este es el Doctor Thompson. – dijo mi Bella. –

- Mucho gusto doctor, soy el esposo de Bella, y el padre de Lizzie. – le dije al doctorcito
dejándole claro que no iba a permitir coqueterías con mi mujer, le extendí la mano a modo de
saludo, al menos podía hacer gala de la buena educación que me dio mi madre, estaba
empezando a creer que esto era lo único bueno que había hecho por mi. -

- Mucho gusto Sr. Swan. – dijo el doctor Thompson, mientras mi princesa ahogaba un risa
contra mi hombro, en un gesto que a ojos externos parecía más de romántica complicidad que
de burla. – Le decía recién a su esposa que Elizabeth presentó un cuadro de asma,
aparentemente emocional, por lo que si controlamos el episodio que desencadenó la reacción
no tendríamos que preocuparnos porque el cuadro se repita. – dijo el doctor. -

- No se preocupe doctor. – le dije. – Yo me encargaré personalmente de ello. – Si algo tenía


claro es que no iba a permitir que Esme se acercara a mis hijos. -
El doctor salió de la habitación y pude abrazar tranquilo a mi princesa. Salí un momento de la
habitación para hablar con mi padre y Rosalie por teléfono. También llamé a Paúl para que se
quedara tranquilo… ya en la mañana llamaría a Jasper para saber de mi hermana. Regresé a la
habitación y mi princesa estaba dormida, sentada en el sofá, con Ed acurrucado en uno de sus
costados y Jane con su cabeza sobre el regazo de Bella. Yo me acerqué a ellos dejándoles
pequeños besos en la frente a los tres y susurrándoles cuanto los amaba. Me acerqué a la silla
que se encontraba a un lado de la cama y me senté en ella, tomando la mano de mi gatita
entre las mías, deje besos en ella diciéndole una y mil veces todo lo que los amaba; para
terminar apoyando la cabeza en su cama, allí en esa incómoda posición, pero tranquilo porque
al menos un setenta y cinco por ciento de la crisis había pasado, me abandoné en un sueño
semiconsciente. A la mañana siguiente, los dulces cariños de mi gatita en mi cabello me
hicieron despertar.

- Buenos días mi gatita hermosa. – le dije a mi hija, casi en un susurro, puesto el resto de
nuestra familia seguía cobijado bajo los brazos de morfeo. -

- Papito te quedaste. – me dijo emocionada mi princesita. -

- Claro bebé, claro que me quedé… me quedaré siempre – le dije con una sonrisa y dejando un
besito en su naricita. – donde más iba a estar si no es a tu lado mi amor. – le dije. – Papito te
ama mucho mi gatita, no importa lo que diga la gente, pero yo te amo, no quiero que lo dudes
nunca más. – le dije y ella estiro sus bracitos hacia mí. Me incorporé un poco y la abrace,
dejando montones de besitos por su hermoso cabello. -

- Suéltala. – la voz de Ed nos sobresaltó a ambos. -

- Yo no quiero que me suelte Ed. – le dijo mi gatita. – lo que dijo esa señora es mentira. – le
explicó a su hermano. – papá si nos quiere. -

- Eso es verdad?. – Preguntó Ed con recelo. -

- Claro que es verdad campeón. – le dije. – sabes que papá los ama muchísimo, no quiero que
lo duden nunca. – le dije dándole un abrazo. Por encima de su cabeza pude ver que mi
princesa miraba emocionada nuestra reconciliación. – y sabes una cosa Tony. – le dije. – Estoy
muy orgulloso de cómo defendiste a tu hermana.

- Puedes decirme de nuevo Edward, papá. – me dijo y me sentí aliviado. -


- Gracias hijo. – le dije abrazándolo de nuevo. -

- Pero sabes que estuvo mal la forma en la que le hablaste a tu padre?. – le dijo mi ángel. -

- Si mamá. – le dijo el pequeño bajando la mirada apenado. Y luego se volvió hacia mí. – lo
siento papá. – se disculpó mi hijo, yo me limite a hacerle mimos a su siempre despeinado
cabello. -

- Me alegra que te disculparas, pero… - le dijo pero fue interrumpido por mi campeón. -

- Pero todos nuestros actos tienen consecuencias. – dijo de forma cansina, como si hubiese
escuchado ese sermón miles de veces. – Cuantos días mamá?. - preguntó. -

- Cuantos días que?. – pregunté curioso. -

- Siempre que mamá dice eso estoy castigado. – me explico.- sé que hice mal y acepto el
castigo, solo quiero sabes cuantos días pasarán para que pueda tocar de nuevo el piano. – me
dijo. -

- Una semana. – sentenció mi princesa. -

- La misma que estará Jane sin patinaje. – le dije a mi hija, recordándole que el castigo aún no
estaba estipulado. –

- De acuerdo papá. – dijo mi pequeña, luego se levantó y se sentó en la cama dirigiéndose a


Lizzie.- Lo siento Lizz. – le dijo. – Yo también creí lo que me dijo la Abu Esme, pero todas esas
cosas que les dije no son verdad. -

- No te preocupes Jane. – le dijo mi bebé, abrazándose a su hermana. -

- Puedo unirme también?. – preguntó Ed. Ellas solo extendieron su brazo hacia el y terminaron
los tres abrazados. Mi princesa se levantó del sofá y vino a sentarse en mi regazo y ahí
abrazados veíamos como nuestros hijos se reconciliaban de su pelea, ahora tenía fe en que
nuestro talón de Aquiles se había fortalecido y que mis hijos aliados no iban a permitir que
Esme los dañara.
Tras un rato de conversas y risas, llegó Paúl con un rico desayuno, todos comimos, y en otro
rato de pláticas. Mi padre y el Dr. Thompson fueron a ver a Lizzie y le dieron el alta, y por fin
fuimos todos a casa a olvidar esta pesadilla. Dejamos a nuestra gatita en su habitación, y
fuimos repartiendo pequeños por sus habitaciones para tomar la siesta, tras un largo baño
juntos, mi princesa y yo nos fuimos a dormir con la tranquilidad de que Paúl estaría al
pendiente de nuestros hijos, pero sobre todo de Elizabeth. Desperté luego de un par de horas
de sueño, y al girarme para abrazar a mi hermosa prometida encontré su lado de la cama
vacío, me levanté a buscarla en el baño pero no la encontré. Pase por el cuarto de Lizzie y la
encontré dormida plácidamente luego de dejar un beso en su frente y susurrarle un te amo,
salí para la siguiente habitación, mi campeón jugaba al Wii con su tío Paúl, prometí regresar
con ellos cuando encontrará a Bella. Cuando me acerqué a la habitación de Jane, vislumbre la
puerta entreabierta y al acercarme más vi a Bella sentada en la cama de Jane, mientras le
trenzaba el cabello y alcancé a oír parte de su conversación.

- Bella… - le dijo mi pequeña, mientras Bella le entretejía suavemente las hebras de cabello de
mi hija. -

- Dime cariño. – le dijo instándola a seguir. -

- Yo…. Yo… puedo decirte mamá. – le dijo tomándonos a Bella y a mi por sorpresa. -

- Si así lo quieres princesa. – le dijo con dulzura, levantándose y colocándose frente a ella. – la
verdad es que a mi me emociona muchísimo que lo hagas amor. – le dijo acariciando su
barbilla. -

- Te quiero mamá. – le dijo Jane arrojándose en sus brazos mientras mi princesa lloraba
emocionada, y yo me unía a su sentimiento. -

- Yo también te quiero mucho hija. – le dijo estrechándola fuertemente entre sus brazos.

Ahora estaba completamente seguro de lo que debía hacer… Tenía que hacer que la adopción
de Jane se concretará lo más rápido posible, y no permitir nunca que Esme dañe a mi familia…
Era mi madre, me dolía en el alma este distanciamiento, pero haría cualquier cosa por mi
familia. Mi madre casi consigue crear un problema de dimensiones catastróficas, pero no
permitiré jamás que este lo suficientemente cerca para encontrar otro eslabón débil en
nuestra cadena, no permitiré que nos dañe de nuevo… No a mi Bella, no a mis hijos.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Bien… tarde pero seguro… antes que nada les cuento que este capítulo fue el que dio origen a
“La Otra”, cuando imagine la escena de los niños peleando en la mitad de la sala por culpa de
Esme fue cuando me decidí a escribirla, sin embargo vario considerablemente puesto que en
un principio pensé en que Bella se fuera molesta con sus hijos para el departamento, pero al
final consideré que Edward ya tendría suficiente con la duda de sus hijos como para encima
dejar que Esme se saliera con la suya, y era hora también de que Bella mostrara un poco más
de seguridad y se plantara frente a los desafíos de nuestra Esme Arpía…

Como siempre les agradezco enormemente todo sus reviews y alerts… Espero disfruten de
ambas entregas… ahora a lo que vamos

Gracias Gracias

… Se les quiere:

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos…

Por eso, canta, ríe, baila, llora, y vive intensamente cada momento de tu vida…

… antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos” (Charles Chaplin)

Nos leemos. Kisses

BkPattz

Capítulo 19: Celos (Bella POV)

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.
Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor
felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra.

…….

Nota:

POV Bella

Capítulo Dedicado a Guacha.

……

Outtake Capítulo 17: Celos…

Bella POV, Capítulo: Mi hija.

Desperté luego de un sueño corto pero reconfortante en los brazos de mi ángel, ahora
respiraba un poco más tranquila, todo parecía haber regresado a la calma luego de la
tempestad por la que atravesamos el día de ayer. No podía creer que Esme había sido capaz de
hacer, yo entiendo su odio hacia mí, entiendo que en su mente yo debía pagar por todo el
dolor que el amor de Carlisle por mi madre causo en su vida, pero porque hacerles daño a mis
hijos... eran los hijos de Edward… por Dios… eran sus nietos, como podía dañarlos de esa
forma, como pudo poner en riesgo la vida de nuestra bebita, y a Jane, a esa pequeña que tanto
pregonaba amar con locura y la abnegación de una madre amorosa… como era capaz de dañar
a Jane de esa forma.

Me removí inquieta entre los brazos de mi prometido, de mi amor, me gire y para quedar
frente a ese rostro perfecto cincelado por lo ángeles, Mi Dios Griego… era mío, solo mío. Ayer
en la rueda de prensa me provocó arrancarle los ojos a más de una estúpida que se lo comía
con la mirada… es que son ciegas o estúpidas… quizás ambas cosas, es que no se daban cuenta
que ese hombre es mío completamente mío en cuerpo y alma, era mi nombre el que tenía
tatuado en cada centímetro de su piel, era mi cuerpo el que se había fundido en el suyo en
cientos de horas de amor y de pasión, el era mío de la misma forma en la que yo era suya… ese
sentimiento de posesión extrema era el mismo que compartía Edward por mi, y por el que yo
le reclamaba una y mil veces… pero la verdad es que no me gustaba como esas taradas
botaban baba por él… Él es mío, solo mío, fui dejando pequeños besos por su rostro, pero no
lograba despertarlo.

Mi ángel seguía dormido, y la verdad es que me daba lástima despertarlo por más que mi
cuerpo lo deseara en este momento, sé que mi amor tuvo una noche increíblemente difícil, no
solo por la desagradable escena que nos encontramos al llegar y ver a nuestros hijos
gritándose los unos a los otros, además del tremendo empujón que Jane le dio a Lizzie, mi
ángel le tocó lidiar con las dudas, el dolor y el desamor de nuestros hijos, ver el dolor reflejado
en su rostro cuando nuestra gatita no aceptaba sus cariños, o cuando le llamó por su nombre
y le reclamo por no amarla, ese dolor me hizo sufrir mucho con y por él…ese mismo dolor que
se multiplicó cuando Ed le gritó que no quería que fuera su papá, que no quería llamarse como
él, cuando exigió que lo llamáramos Anthony en lugar de Edward, mi pequeñito tan inocente
que no se daba cuenta que aún llamándose Anthony seguiría llamándose como su padre, y
luego de que media tormenta había pasado, cuando ya Edward había podido sosegar a Jane y
a Elizabeth, le sobreviene a nuestra pequeñita ese repentino ataque de asma que nos dio un
susto de muerte. Por un instante pensé que todos esos exámenes cardíacos a los que había
sometido a mis hijos tras la muerte de Marie habían dejado pasar algo por alto, y cuando vi a
mi princesa en brazos de su padre jadeando por respirar y agarrarse el pecho el miedo se
apoderó de mí… no podía perderla a ella también, no podía resistir perder también a Elizabeth,
y a juzgar por las miradas de auténtico temor que Ed me lanzaba por el espejo retrovisor de
tanto en tanto entendí que le pasaba lo mismo.

Cuando Paúl le preguntó a Ed, de parte de Carlisle si quería que llamará a Emmett, sentí una
especie de anhelo y consuelo, pero a la vez me aterraba que se repitiera el incidente de Esme y
que la situación de mi ángel con nuestros hijos empeorara de la misma forma en la que podría
hacerlo la salud de mi princesita, de alguna forma me tranquilizo la decisión de Edward de
mantener a Emmett lejos de nuestra gatita, al menos por lo pronto. De alguna manera sentía
dolor por mantener a Emmett alejado de mis hijos, sentía pena por todo el dolor que nuestra
situación con Emmett le causaba a mi amiga, y a su familia. Una vez en el hospital Carlisle se
hizo cargo de todo como el abuelo dedicado y amoroso que era. Me toco soportar la
posesividad y celos de mi prometido ante los intentos de coqueteo del Doctor Thompson, y
ocultar el ataque de risa que me había provocado el que llamará a Edward como Sr. Swan…
aunque la verdad lo era, porque él era mío, y si yo sería la Sra. Cullen, entonces el era el Sr.
Swan. El doctor nos había advertido que el cuadro de Lizzie no se repetiría sino no se veía
sometida de nuevo al evento o eventos que lo habían desencadenado, así que sea como sea
no íbamos a permitir que nuestros hijos se vieran expuestos nuevamente al rencor de de
Esme, sé que Edward haría cualquier cosa por proteger a nuestros hijos, aun cuando eso
marcara un distanciamiento con su madre, y por supuesto con Emmett… Emmett… no sé
porque ese tema en particular me dolía tanto.

Dios sabe todo lo que me contuve para no sacar a Esme a golpes de nuestra casa, aunque la
verdad al final no pude contenerme a darle una cachetada, como se atrevía a decirle
engendros a mis hijos y pedirme que los dejara y me fuera, y encima se atreve a hacerlo
después de hacerle daño a los pequeños y en mi casa… la verdad es que el absurdo de Esme no
tiene limite. Por suerte Ed sacó a Esme de nuestra casa, pero ya el veneno había sido
esparcido, por suerte el amor que siempre le ha profesado mi ángel a nuestros hijos jugó en su
favor, por suerte todo se arreglo, aunque con Lizzie sería sencillo arreglar las cosas puesto que
el amor que le prodiga a su padre no tiene límites, con nuestro pequeño las cosas serían más
difíciles puesto que su orgullo es algo complicado, y con Jane… la verdad es que nuestra
muñeca es muy apegada a Ed y con ella la cosa fue mucho más que fáciles. Al final todos
nuestros hijos entendieron y confiaron en el amor incondicional que le profesamos, sabía sin
embargo, que Jane debía de sentirse increíblemente culpable por lo sucedido, si bien es cierto
que ella era muy parecida físicamente a Heidi, la verdad es que su personalidad era una
extraña mezcla entre el entusiasmo de Alice; la ternura y la sensibilidad de Carlisle; y la
fidelidad de Edward, creo también que tiene una pequeña inclinación por culparse de todo
como lo hace su padre. Y ese sentimiento de culpa podría hacerle daño a nuestra familia, por
lo que tenía que dejar en claro las cosas con nuestra muñequita, estaba segura que en este
momento debería sentir que era mala, que su hermana se había enfermado por su culpa y
seguramente debería sentirse insegura de mi amor y del amor de sus hermanos. Intentando no
despertar a mi ángel me levante con cuidado de la cama, deje un pequeño beso la comisura de
sus labios logrando que se removiera de forma inquieta pero sin despertar y salí de nuestra
habitación… pase unos minutos a ver a mi pequeña princesita que estaba dormida abrazada a
un pequeño angelito de peluche, me emocionó verlo en sus manos porque eso quería decir
que había sido Jane quien se lo había entregado, ese mismo ángel se lo di yo a Edward para
Jane el día que nació, desde el día de su nacimiento, y a pesar de que Jane fuera la hija de
Edward con otra mujer, de una mujer que me odiaba, la verdad es que yo la amaba
profundamente, la quería como a mi hija, y siempre sentí la necesidad de protegerla, de
cuidarla, de mimarla. Seguí mi recorrido hacia el cuarto de mi pequeño príncipe quien estaba
jugando videojuegos con su Tío.

- Mami. – gritó mi pequeño acercándose a mí, y olvidándose del juego. -

- Hola pequeño. – le dije regalándole una sonrisa. – cómo estas?. – le pregunté. -

- Estaba jugando con mi tío, sabes que me aburro mucho cuando no puedo tocar el piano. –
me dijo haciendo un puchero. -

- Pues la verdad te lo mereces. – le dijo Paúl. – la forma en la que le hablaste a tu padre no fue
nada apropiada, hiciste sentir mal a tu pobre sufrido papá por esta haciéndole caso a la loca de
tu abuela. – dijo con simpleza. -

- Paúl!. – le reprendí. – Su padre no es sufrido, y no puedes estar diciéndole que su abuela es


una loca. – le dije que no podía decirle al pequeño que Esme estaba loca, no es lo que yo no lo
pensara. – Y tu peque, no deberías estar escuchando a cualquiera que venga a hablar mal de tu
padre, acaso tu papá no te ha demostrado todo lo que los quiere a ti y a tus hermanas? . – le
dije. -

- Si mamá. – me respondió Ed. – pero las mamás nunca mienten y esa señora es la mamá de
papá. – me dijo. -

- Buen punto Ed, pero no todas las mamás son iguales, y la verdad es que tu abuela no debió
decirles una mentira pequeño. – le dije. -
- Crees que papá esta molesto conmigo por como lo trate. – me dijo entre triste y preocupado.
-

- No hijo, papá no esta molesto contigo. – le dije sentándome con él un rato sobre su cama. –
pero la verdad es que si se puso un poco triste por como lo trataste y por no confiar en que lo
querías. – le dije, tenía que entender que su actitud había herido a su padre. -

- Lo siento. – me dijo. – cuando papá despierte crees que querrá jugar conmigo. -

- Claro que si hijo, seguro que se va a poner feliz.

- Mami, Jane también esta muy triste, ella cree que Lizzie se puso enferma por su culpa. – me
dijo, Paúl simplemente observaba de pie a un lado de la habitación. – Yo le dije que era culpa
de la mamá de papá. – no me pasaba desapercibido, que cuando Carlisle en una sola visita se
había convertido en el Abu Carl, Esme era simplemente la “mamá de papá”. – mami podrías
hablar con Jane, ella en verdad esta muy triste.

- A eso iba pequeño. – le dije. - vas a seguir jugando con tío Paúl?. -

- Si mamita, y cuando mi papito se despierte voy a decirle que juegue con nosotros. –
satisfecha porque todo regresara al lugar al que le correspondía me dirigí al cuarto de Jane.
Con suavidad toque la puerta antes de entrar, al no recibir respuesta, abrí poco a poco la
puerta asomando la cabeza pensando que quizás Jane se habría quedado dormida, pero la
verdad la encontré más que despierta. Se giró hacia la puerta y me miró con vergüenza… si…
definitivamente la culpa estaba haciendo estragos en nuestra pequeña muñeca.

- Cariño puedo entrar?. – le pregunté, ella solo asintió. – descansaste?. – le pregunté


sentándome en la cama y haciéndole cariños en la espalda. Dejó el libro que leí y se incorporó.
-

- Si, gracias princesa. – me dijo y sonreí ante el apodo con el que me había bautizado. – Bella…
yo… yo… - me dijo, pero claramente no encontraba las palabras. – yo quería disculparme por
hacerle daño a Lizz… yo no quería, pero la verdad es que me asustó mucho lo que me dijo mi
abu. – una pequeña lágrima se escurrió por su rostro. – yo entiendo que ya no me quieras
porque lastime a Lizz y por hacer que se enfermara, y… - tenía que interrumpirla y solucionar
esto inmediatamente. -
- Cielo. – le dije sentándola en mi regazo. – tu no tienes la culpa de que Lizz enfermara, su
ataque de asma solo fue consecuencia de todas las emociones y toda la presión que ha tenido
ella estos días al sentirse alejada de su papá princesa, no es culpa de nadie, son solo cosas que
pasan. – le dije y ella asentía, mientras yo limpiaba las lágrimas de sus hermosos ojitos. –
además Lizzie sabe que lo que paso entre ustedes fue cosa del momento, y que en el fondo no
querías lastimarla, y también sabe que no lo volverás hacer… de no ser así no le habrías
prestado tu ángel de peluche. – le dije, y ella abrió los ojos sorprendida. -

- Cómo sabes que le di mi ángel a Lizz?. – me preguntó. -

- Porque pase por el cuarto de tu hermana y la vi abrazada a él. – le dije simplemente. -

- Y cómo sabes que es mío?. – preguntó de nuevo. -

- Porque fui yo quien te lo regalo princesa. – le dijo y ella abrió aún más sus hermosos ojos
azules emocionadas. -

- De verdad. – yo asentí. – yo siempre he tenido ese angelito conmigo, es el que me acompaña


en mis noches de pesadillas o cuando tengo miedo… es muy muy especial para mi. – me dijo, y
yo me emocioné. -

- Me alegra mucho que en todo este tiempo haya podido estar cerca de ti de alguna manera. –
le dije aun emocionada. – Muñeca, quiero que sepas que a pesar de todo lo que te dijera Esme
para que te pusieras tan mal como te pusiste, la verdad es que yo te quiero mucho cariño,
quiero que sepas que puedes confiar en mi… sé que yo no soy tu mamá, pero me gustaría que
me considerarás como tu mejor amiga, una amiga a la que le puedes contar cosas, una amiga
que quiere pasar tiempo contigo. – le dije, la verdad es que siempre me sentí muy maternal
con respecto a Jane, pero no podía pretender suplantar a su madre, sea como sea Jane era hija
de Heidi. -

- Aunque yo les gritara a ti y a mis hermanitos, aunque le gritara a papá y empujara a Elizabeth.
– me dijo. -

- Tú no hiciste nada malo princesita. – le dije. – tu solo reaccionaste porque estabas asustada
por lo que te dijeron.

- Mi Abu me dijo que tu no me querías, y que tu odiabas a mi mamita, y que ibas a hacer que
mi papito me dejara botada aquí en Chicago para irse contigo y Lizz y Ed a Italia, que lo iba a
perder para siempre y que él no me iba a querer porque ahora quería a mi hermanos que eran
tus hijos, y a mí no porque yo soy hija de Heidi. – me contó… como puede ser Esme tan
despreciable para decirle esas cosas tan horribles a esa pequeñita a quien juraba amar con
todo su corazón, como puede ser capaz de causarle semejante dolor a un pequeña que ya de
por si había tenido que crecer sin una madre, sin hermanos.

- Cielo yo te quiero, también lo hacen tus hermanos… Y tu papito… tu papito no solo te quiere
sino que te adora con locura, el no se iría a ningún lugar sin ti cariño. – le dije y ella me regaló
una hermosísima y tímida sonrisa llena de esperanza e ilusión. – además acaso no te gusta tu
habitación en Montepulciano. – le dije, quería que ella entendiera que ella era parte de
nuestra familia y nadie podría nunca prescindir de ella. -

- Me encanta Bella. – me respondió emocionada. – Esa será siempre mi habitación?. –


preguntó. -

- Claro hermosa esa es tu habitación en nuestra casa en Italia. – le dije. -

- Bella… - me dijo mordiéndose el labio en señal de nerviosismo y yo me emocioné por


reconocer ese gesto tan mío en ella. – Bells… porque mi Abu no te quiere?. – me preguntó,
tras un largo suspiro y luego de poner en orden mis ideas. -

- Es complicado cariño, pero tu Abu conocía a mi mamá cuando eran jóvenes y las cosas no
fueron bien entre ellas princesitas. – le dije intentando ser sincera, pero sin ser demasiado
cruda. – y al parecer yo me parezco lo suficiente a mi mamá como para traerle malos
recuerdos a tu abuela, y por eso se porta de esa manera conmigo. – intente explicarle. -

- Pero eso es muy tonto. – me dijo, yo solo me encogí de hombros, puesto que no podía
responderle sinceramente lo que opinaba de eso. – Es por eso también que mi mamá y tu no
se querían.

- No princesa, eso fue por otra cosa, digamos que teníamos un mal entendido porque
queríamos y nos gustaban diferentes cosas. – le dije rogando que no insistiera en el tema, no
quería mentirle, pero no podía decirle lo que había sucedido entre Heidi y yo… para mi
tranquilidad pareció momentáneamente satisfecha con la respuesta. Mientras la observaba
ella se levantó a buscar el peine y se sentó de nuevo en la cama desenredando su hermoso y
rubio cabello. Acerque mi mano a la suya, tomando el peine entre mis manos. -

- Puedo?. – le pregunte, sabía desde que estábamos en Italia que ella amaba que la peinara,
ella se sentó en la cama de espaldas a mí dejándome hacer. -
- Princesa…- la veía por el espejo, y allí estaba mordiéndose los labios de nuevo. – donde esta
tu mamá?. – me preguntó. -

- Bueno muñequita, la verdad es mi mamá murió hace muchos años en un accidente de


tránsito. – le dije y ella dio un respingo. -

- Cómo mi mamá?. – preguntó curiosa. -

- Si cariño. – le respondí simplemente. -

- Y tu papá?. – me preguntó.-

- Pues también murió en el mismo accidente. – le dije. Ella hizo un gesto de horror y pude
adivinar el dolor en su mirada. – pero eso sucedió hace mucho tiempo. – le dije intentando
calmarla. -

- Y quien te cuido?. – me pregunto con genuina curiosidad.- cuántos años tenías?

- Tenía trece años, y me cuidaron mis tíos, cuando mis padres murieron en Phoenix vine a
Chicago a vivir con mis tíos y mis primos. – le contaba. – a pesar del dolor y de no tener ya a mi
papá y mi mamá, encontré en Chicago una hermosa y linda familia, estaban mis tíos, y mis
primas, y tenía muchos buenos amigos, entre ellos tu papá, tus tías Alice y Rose; y también tu
tío Jasper… Además tu tía Tanya, la esposa de tu tío Félix es mi prima, ella fue como una
hermana, y sus papás Eleazar y Carmen, mis tíos se convirtieron en unos verdaderos padres
para mí. – le dije. -

- Tú quieres a tu tía como si fuera tu mamá?. – me preguntó y yo asentí. Nos quedamos un


rato en un agradable silencio mientras yo le trenzaba suavemente el cabello. - Bella… - me
llamó Jane, mientras seguí entretejiendo su cabello. -

- Dime cariño. – le inste a seguir. -

- Yo…. Yo… puedo decirte mamá. – me dijo tomándome completamente por sorpresa, levante
la mirada de su cabello para verla a través del espejo y pude ver a mi ángel parado en la
puerta, ya lo había sentido cuando se acercó a la habitación, solo que me había hecho la
desentendida porque no quería romper nuestro momento madre – hija, pero lo veía
observarnos con una perfecta sonrisa de sincera felicidad en el rostro mientras se quedaba
pensando en no se que. -

- Si así lo quieres princesa. – le dije con dulzura embargada por todas las emociones que me
causaba esa petición de su parte, la verdad es que yo siempre la he sentido como mi hija, y el
que me llamará mamá me hacía sentir como en las nubes, me levante y me coloque de cuclillas
frente a ella. – la verdad es que a mi me emociona muchísimo que lo hagas amor. – le dije
acariciando la barbilla de mi hija. -

- Te quiero mamá. – me dijo Jane arrojándose en mis brazos, al tiempo que lágrimas de
felicidad se escurrían por mi rostro. -

- Yo también te quiero mucho hija. – le dije abrazándola fuertemente. – Te amo hija y siempre
estaré aquí para ti.

Sentía que todo estaba en el lugar al que pertenecía, solo debíamos ahora arreglar detalles
legales como nuestra boda, la adopción de Jane y el cambio de apellido de los mellizos… pero
aún así todo era perfecto, ahora por fin éramos la familia con la que tanto tiempo soñamos
Edward y yo.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Espero lo disfruten sinceramente

Gracias a todos por el apoyo…

“Ghandi said whatever you do in live will be insignificate, but is very important that you do
it…”

Kisses

BkPattz

Capítulo 20: Una Boda Y Algunas Sorpresas

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.
La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capítulo 18: Una Boda y algunas sorpresas…

Mientras se abrazaba a mi muñequita, Bella levanto su mirada brillante hacia mi, estaba
increíblemente emocionada, se notaba el amor por nuestra hija en cada destello de su dulce
mirada, estaba seguro que ella sabía que estaba allí desde hace un buen rato, nos sentíamos,
no podíamos evitarlo… nos era absolutamente imposible sorprendernos, la necesidad por
nosotros y la dependencia que sentíamos el uno del otro funcionaba como una especie de
radar, solo bastaba una mirada o lo más mínimo de nuestra esencia volando a través del aire
para poderle asegurar al otro que estábamos cerca. Un mudo “Te Amo” de los labios de mi
princesa me regreso a la realidad, mientras ella estrechaba a Jane aún más entre sus brazos,
diciéndole dulces palabras al oído; luego de responderle el “Te Amo” a mi ángel salí de la
habitación para dejarlas disfrutar su perfecto momento, a la final tenía cosas que hacer y tenía
a los cómplices perfectos. A paso seguro entre al cuarto de mi pequeño que seguía jugando
con su tío.

- Papi volviste. – dijo dando un salto hacia mí, lo atrape de volada y lo abrace fuertemente
contra mi pecho, aún las cosas que sucedieron ayer me dolían y me aterraba perder de alguna
forma a mis pequeños. -
- Claro campeón, te dije que regresaría a jugar. - Inmediatamente me paso uno de los
controles y comenzamos a jugar béisbol. Luego de un rato en el que me tocaba cederle el
control a Paúl para que jugara decidí que era hora de pedirles ayuda, sospechaba que mi
princesa estaría entretenida leyendo con Jane, haciendo cosas madre e hija. – Paúl quiero
pedirte un favor.

- Dime Ed, en que puedo ayudar. – me dijo. -

- Sabes que Bella y yo hemos estado pensando en casarnos, e iniciar inmediatamente los
trámites de adopción de Jane por parte de Bella… y supongo que conociendo a Bella y… - me vi
interrumpido repentinamente por él. -

- Y conociendo a Bella… y también a ti, supongo que quieren algo íntimo, a solas, y lo más
rápido posible, antes de la Reina del Hielo se le ocurra algo más. – pensar así de mi madre era
doloroso, pero era la verdad, y solo asentí con la cabeza. – Y que has pensado galán?. – me
preguntó Paúl mientras seguía haciendo sus movimientos de bateo y yo me mantenía
acostado en la cama de mi hijo medio incorporado sobre mis antebrazos. -

- La verdad no mucho, solo sé que quiero algo con los niños, y que puedas tu servirnos de
testigo, pero nadie más, solo que no he decidido algún lugar, pero si me gustaría que fuera
sorpresa. – le dije. -

- Una boda sorpresa… woooahhhh… la va a adorar… pero… vamos a necesitar otro testigo. – lo
pensó por un momento, si pudiera le dijera a mi hermana Rosalie, pero sería injusto decirle a
ella y no decirle a mi duende y Jasper que siempre han sido geniales conmigo y mi preciosa,
además estaba mi papá, así que me sentía atado de manos.

- Bella extraña mucho a Jacob. – le dije, ahora que sabía que el era la pareja de Paúl, mis celos
hacia él habían desaparecido, o por lo menos estaban bastante reducidos. – además me
gustaría conocer a mi sobrina. – le dije, y el abrió los ojos sorprendido. -

- Es perfecto Edward, yo estaba pensando en regresar el fin de semana, pero puedo hacer que
Jake vuele hasta aquí con Keyla el viernes y preparamos todo para ese día en la noche, yo
puedo comprarle un hermoso vestido a Bella y a las niñas y ropa para Ed… y puedo llevarme a
Bella de spa, solo tenemos que solucionar lo de la firma del libro y cambiarla para el jueves. –
veía que ya se formaba un plan en su cabeza, pero nos seguía faltando el lugar. –

- Todo suena genial Paúl, pero nos sigue faltando el lugar. – le dije, por más que pensaba no se
me ocurría uno lo suficientemente intimo y especial. – pero por más que pienso no lo sé…
- Quieres un lugar especial para darle una sorpresa a mi mamita?. – preguntó mi hijo. -

- Exactamente eso campeón, esperaba poder encontrar un lugar muy especial para tu mamita
y para todos nosotros, donde podamos hacer algo bonito y convertirnos oficialmente en una
familia. – le dije de la forma más simple que encontré. -

- Porque no haces eso que quieres hacer en el jardín de Marie. – dijo el dándome la solución
obvia, y mi corazón brinco de la emoción, eso era absolutamente perfecto, tendríamos nuestra
boda rodeados de nuestros cuatro hijos. -

- Eso es perfecto hijo. – le dije dándole un abrazo. – Gracias.

- Pequeño pero debemos guardar el secreto tu mamá no puede saber nada. – le dijo Paúl. –
crees que podrás hacerlo.

- Si eso hace feliz a mi mami y a mis hermanitas yo guardo el secreto. – de pronto se calló y las
dudas aparecieron repentinamente en su rostro. – Papá, esa señora no va a venir?. – preguntó
dudoso. -

- No pequeño, Esme no va a venir. – le dije con un dolor intenso provocado por el hecho de
que mis pequeños no contaban con el amor de sus abuelas, el amor de Renee les había sido
negado por culpa de un conductor borracho, y Esme que podía tener una hermosa relación
con ellos dejaba que el orgullo y el dolor se interpusiera… pero fuera como fuera no iba a
permitir que Esme hiriera a mis hijos de nuevo. Mi hijo pareció sopesar el asunto por un
momento y luego asintió. – Bien, entonces cuento con ustedes. – les dije cambiando el tema. -

- Claro Ed, puedes contar con nosotros. – dijo Paúl. – verdad pequeño monstruo. – mi hijo
asintió feliz. – Y que vas a hacer para la luna de miel?. –

- Me gustaría hacer un viaje con mi princesa, pero solo podría ser el fin de semana, porque a
mi no me gustaría y estoy seguro que ella tampoco va a querer estar lejos de los pequeños por
mucho tiempo. – Paúl lo sopeso por un minuto y me dio una idea que sería perfecta, solo
tendría que arreglar algunas cosas, y todo estaría bien. –

Luego de jugar un rato con mi pequeño y Paúl, salí para ver a las mujeres de mi vida, mi gatita
seguía dormida, supongo que las emociones y el susto que paso mi pobre bebé la dejo agotada
física y emocionalmente, me acerqué a ella lentamente y me puse de rodillas junto a su cama,
cerca de su rostro, lentamente acaricie su cabello y le toqué su rostro rozando su cara apenas
con las puntas de mis dedos.

- Te amo papito, y lo siento mucho. – dijo mi pequeñita en sueños. -

- No lo sientas bebé, nada fue tu culpa. – le dije dejando un pequeño beso en su cabello. – Te
Amo, te amo mucho gatita, y siempre estaré para ti princesita.

Ella se removió feliz y una dulce sonrisa adorno su precioso rostro, decidí dejarla descansar no
quería despertarla; así que salí de su recámara y fui directo a la de Jane, a ver a mis otras dos
princesas, al acercarme a la puerta me encontré con una nueva y enternecedora imagen de mi
Bella y mi muñequita, las dos estaba profundamente dormidas, abrazadas y sonrientes, con el
libro que estaban leyendo entreabierto sobre el vientre de mi ángel, con cuidado me acerque a
ella, para darles dulces caricias y pequeños besos en sus frentes, Dios cuanto las amaba…
cuanto amaba a mi mujer, a nuestros hijos. Con cuidado quité el libro y acaricié el plano
vientre de mi ángel, deseando con toda mi alma que en su interior ya se encontrara creciendo
protegida la más pequeñita de mis princesitas, deje un beso en el lugar, con la esperanza de
estar besando a mi bebita, y tomé la cobija que se encontraba a los pies de la cama y las cobije
con cuidado de no despertarlas. En vista de que mi pequeño campeón estaba entretenido y
con su tío, fui al estudio a trabajar en el proyecto del hospital de la fundación, mientras
trabajaba con los planos recordé un pequeño detalle, pequeño… irritante, pero indispensable
en mi vida, mi hermanita, no sabía como estaba ella, ayer con lo de mi hija me olvide de ella
por completo y me sentí un poco culpable, como no sabía que tan bien o mal estaba decidí
llamar a Jasper.

- Hola Edward. – Me dijo Jasper apenas atendió. – Rosalie me llamó, no sabes todo lo
preocupado que nos quedamos hermano, la verdad es que no sé como se me ocurrió que era
una buena idea dejar a tus hijos con Esme, pero la verdad es que Alice se sentía tan mal y yo la
verdad me desesperé. – me dijo mi hermano entre angustiado, desesperado y avergonzado. -

- Pues si hermano, no fue tu idea más brillante. – le dije. – Pero cómo esta Alice, que fue lo
que pasó?. – le pregunté sinceramente preocupado por mi hermanita. -

- La verdad es que empezó a tener un dolor fuerte en el vientre, nos asustamos sinceramente,
y me tocó llevarla al hospital. – me contó. – de hecho creo que pasamos la noche en el mismo
lugar y sin saberlo. – me dijo. – me encontré a Paúl cuando estaba saliendo de revisar los
papeles del alta, y me quedé con pena por no ver a Lizzie, pero Alice ya estaba en el carro y
sabes que cuando esta nerviosa… - lo interrumpí. -

- Se pone más irritable… tranquilo hermano. – le dije. – lo importante es que todas están bien,
Lizzie, Alice y la pequeña Isabella. – trate de tranquilizarlo. -
- También vas a insistir en que es una niña Edward. – me dijo con una media risa, ya más
tranquilo. -

- No quiero apostar contra la duende Jazz. – le expliqué. – si resulta que tu pequeña resulta ser
la pequeña Isabella que tanto pregona Alice, también puede resultar cierto que pronto tendré
a mi pequeña bebita y luego a mi pequeño hijo.

- Dios no pretendes darle tregua a Arizona. – dijo Jasper riendo divertido. -

- Quiero poder disfrutar de todo lo que conlleva un embarazo y de ver crecer a mis pequeñitos.
– le dije. – Sabes que con Jane todo fue demasiado complicado, mientras que con los
mellizos… simplemente me lo perdí. – dije poniéndome nostálgico.-

- No te aflijas hermano, conociendo a Arizona como la conozco, y tras leer todas las
publicaciones que se hicieron sobre su rueda de prensa ayer, no dudo en que este poniendo ya
su mejor esfuerzo por cumplirte tu sueño… o quizás tu capricho. – me dijo. Y esta vez fui yo
quien comenzó a reír. – no creo que te rías tanto cuando doña Esme Cullen lea todas esas
entrevistas. – me dijo. -

- Sinceramente no me importa. – le conté. – de hecho no debe tener muchas ganas de verme,


no me extrañaría que encontrarme dentro de poco con Emmett reclamándome por hacer
sufrir a su mamita. – le dije con algo de rencor.

- wooo wooo… párame ese carro ahí. – me dijo. – que fue lo que paso con tu madre. Se que
Lizzie estuvo en el hospital por un ataque de asma, pero no me digas que fue… - se
interrumpió, supongo que se sentía horrorizado solo de pensarlo. -

- La verdad es que cuando llegamos ayer a casa luego de la rueda de prensa nos encontramos
con una imagen espantosa Jazz. – le conté. – mi madre le dijo un montón de mentiras a los
pequeños, y los puso en mi contra, y estaban peleándose en mitad del salón, incluso Jane
empujó a su hermanita haciéndole daño, te lo juro que no sabía que hacer hermano. – le dije
mientras jalaba mi cabello con frustración. – y lo peor fue ver a mi gatita rechazando mi
cercanía, reclamándome por no quererla, y a mi hijo exigiéndome que no me acercará a su
hermana, y pidiendo no llamarse como yo, porque no quería que fuera su padre. – le conté. –
Fue increíblemente doloroso Jasper.

- Lo imagino, pero no puedo creer que tu madre hiciera eso. – dijo Jasper.- después de todo lo
que nos ha contado tu padre, entiendo su odio por Arizona, pero los niños, por Dios Edward,
los hijos de Bella son tus hijos, sus nietos. – dijo horrorizado. – lo peor es que ella que tanto
dice amar a Jane, como la dañó de esa forma.

- Quisiera saberlo, pero lo cierto es que mientras estaba intentando hablar con Jane, mi madre
y mi Bella se enfrentaron. – le conté. – Bella botó a Esme de la casa, y cuando se negó a irse,
tuve que pedirle que se fuera Jazz, sea como sea no podía permitir que mi madre siguiera
dañando a mi familia. – suspire profundamente. – de hecho le avise que si volvía a acercarse a
mis hijos para hacerles daño pondría una orden de alejamiento en su contra. -

- Dios mío hermano, cuanto lo lamento, no sabes lo responsable que me siente por ello. – me
dijo. –

- Jasper tu estabas protegiendo a tu familia, como estaba yo protegiendo a la mía. – le dije. –

- Tu madre esta completamente fuera de control. – me dijo.-

- Y que lo digas. – le dije. – además de todo no sabes el susto que nos llevamos cuando
Elizabeth comenzó a jadear en busca de aire, tenía que ver el dolor y el miedo en su mirada,
fue absolutamente aterrador, creo que me va a ser muy difícil olvidarlo, creo que cierro los
ojos y lo veo, no sabes todo el miedo que sentí de creer que podía perderla, y no solamente
yo, también mi princesa y hasta mis hijos. Jane ni siquiera quería dejar el hospital porque
temía que si venía a casa no vería más a Lizz y que Marie se la llevaría con ella.

- Creo que deberíamos conversar todos juntos de lo sucedido. – dijo Jasper poniéndose en su
papel de psiquiatra. – estoy seguro que será provechoso.

- Si yo también lo creo hermano. – de pronto comencé a reírme como un desquiciado. – sabes


lo que si va a alterar completamente a mi madre.- le dije entre risas.-

- Ni idea, será que te cases con Bella. – me dijo alegremente. -

- También. – le dije. – pero no me refería a eso específicamente… Sabes que Jane le dice a Bella
“mamá”. – le conté feliz. -

- Eso es fantástico Ed, nuestra muñequita siempre ha anhelado una madre. – me dijo. – la
verdad es que Esme ha hecho su esfuerzo por cubrir la falta de Heidi en la vida de Jane, pero
ese es el problema. – empezó a reflexionar. – El problema es que Jane necesitaba una mamá,
no necesitaba a Heidi, que de madre tenía muy poco.

- Tienes toda la razón. – le dije. – En fin, voy a trabajar un rato antes de que mis princesas
despierten y reclamen mi atención, porque mi hijo mientras tenga el wii y a su Tío Paúl no me
hace demasiado caso…. Jasper cuida bien de mi hermana y de mi sobrina.

- Eso no tienes ni que pedírmelo hermano. – me dijo y colgó el teléfono.

Me quede largo rato trabajando en mis planos sobre la mesa de trabajo, cuando sentí la
mirada de mi Diosa en mi espalda. Me gire lentamente a ella, no quería que viera los planos
todavía, pero sabía que no me quedaba más remedio, le sonreí y me volví a mis planos, ella se
acercó a mi, parándose detrás rodeando con sus brazos mi cintura y apoyando su barbilla en
mi hombro.

- Cómo estas amor?. – le dije. -

- Perfectamente feliz y bien. – me contesto. -

- Y los pequeños?. – le pregunté. -

- Están en el cuarto de Lizzie. – me contestó. -

- Ya despertó?. – le pregunte emocionado. -

- Si cariño. – me dijo. – Cielo, quería preguntarte si te parece bien que Jane me diga mamá… yo
…yo… - me decía nerviosa mientras mordía deliciosamente su labio, suspiro y continuo. – Yo
me emocioné muchísimo, pero no me preocupe por preguntarte si te parecía bien. – Gire el
banco para quedar frente a ella, la coloque ente mis piernas para abrazarla a placer y le di un
suave pero a la vez intenso beso.

- Amor, el que Jane te diga mamá, y el que ustedes se amen como madre e hija es como otro
sueño hecho realidad, como los muchos que vivo a tu lado. – le dije, dándole otro pequeño
beso. -
- Gracias, amor. – nos quedamos allí tranquilos, abrazados, cada uno refugiado en el cuello del
otro. Mi princesa levanto ligeramente la mirada y me preguntó. – En que trabajas cielo?... Es
el proyecto del hospital. – me levante lentamente, dejando a mi princesa frente a la mesa y
esta vez era yo quien se encontraba de pie detrás de ella, con mis brazos alrededor de su
cintura y mi barbilla suavemente apoyada en su hombro.

- Si es un hospital, pero no es el hospital que vamos a construir en Chicago. – le dije. -

- Porque no amor, si este diseño es perfecto. – dijo viendo el fólder con los dibujos sobre las
fachadas y mirando detalladamente los plano. – O este es otro hospital?. – me preguntó. -

- Gracias cariño, me alegra que te parezca que es perfecto. – le dije. – Y tienes razón es un
diseño que quiero presentar, se trata de otro hospital… - en ese instante la comprensión paso
por sus ojos que se iluminaron ilusión y alegría. -

- Ed… esos planos, son… - la interrumpí, quería decírselo de una vez. -

- Si princesa, esos planos son para el hospital de la fundación en Londres. – le dije. – es más
bien mi propuesta. – le comenté, aunque me hacía mucha ilusión no quería dar por hecho de
que sería mi diseño el que fuera usado. – sé que cuando vimos los planos en Montepulciano no
encontraste ninguno que te hiciera sentir que era el adecuado, y luego de escuchar todo lo
que querías del hospital pensé que podía presentarte una propuesta basada en tus deseos y
esta es… - de pronto mis palabras fueron interrumpidas por el brusco giro de mi ángel entre
mis brazos, estampando sus labios con fuerza y pasión contra los míos. -

- Mi amor es maravilloso. – me dijo emocionada. – ya no tenemos que buscar más,


encontramos nuestro proyecto.

- Cielo, no quiero preferencias por mi diseño, solo por lo mucho que te amo. – le dije divertido.
-

- No es preferencia por lo mucho que te amo, es solo que tu diseño es lo que siempre soñé y
más amor… cuando Jake lo vea se va a emocionar muchísimo, tenemos que ponernos a
trabajar en ello pronto Ed. – me decía emocionada. – solo faltaba el diseño para poner todo en
marcha, ahora podré dedicarme a encontrar al equipo de trabajo y podremos empezar a
trabajar con la adquisición de los equipos y los programas. – parecía una niña llena de juguetes
en la mañana de navidad. – Crees que Jasper quiera ayudarme con el diseño de los programas
de apoyo. – yo asentí contagiándome con su alegría. – Y Carlisle?. – preguntó y yo volví a
asentir con una sonrisa. – Y Alice y Rose pueden ayudarme con lo de las fiestas benéficas para
recaudar fondos, vamos a tener el mejor hospital infantil del mundo, además se me ocurre que
podemos tener grupos de voluntariado, y podemos mandarlos desde el hospital como centro
de operaciones a cualquier parte del mundo donde podamos brindar apoyo. – yo emocionado
solo la veía disfrutar. -

- Todo eso es genial cielo, ahora en lo que pasen todas las actividades programadas para la
promoción del libro. – La boda y la Luna de miel, pensé para mí. – entonces podremos
ponernos a trabajar en ello, al tiempo que vamos revisando lo de la adopción de Jane y el
cambio de apellido de los mellizos.

Después de pasar un tiempo hablando del futuro, fuimos en búsqueda de nuestros hijos.
Cuando entramos en el cuarto de mi pequeña gatita, los encontramos todos juntos.

- Papito. – grito mi pequeñita, me acerqué a ella y sostuve fuertemente entre mis brazos. -
papito, te extrañaba.

- Yo también te extrañe princesita. – le dije. – pero tenías que descansar cielito. Ya te sientes
mejor?. – Asintió con la cabeza mientras dejaba sonoros besos en mis mejillas. – Y tu pequeña,
cómo estas?. – Le pregunte a Jane. -

- Muy bien papito, ya le pedí disculpas a Lizz y a Ed, y también a mi mamita. – dijo, y miré
automáticamente a mi princesa a quien se le encendió un brillo súper especial en la mirada
tras las palabras de nuestra hija.

- Pequeños ahora lo importante es que estamos juntos y no vamos a dejar que nadie nos
separe. – en lo que me di cuenta estaban todos fuertemente abrazados a mí, y la sensación era
increíblemente perfecta.

Al rato Paúl apareció por la habitación y nos quedamos todos juntos divirtiéndonos y pasando
un buen rato en familia, en un momento los niños se quedaron jugando con su tío, que era
como otro niño más, y mi ángel y yo fuimos a preparar hamburguesas para la cena, pasamos
también un buen rato entre caricias furtivas, besos robados y risas, cuando la cena estuvo lista
comimos todos juntos y luego de hacer que los niños tomaran un baño y regresarán a sus
camas, y que Paúl se refugiara en su cuarto hablando por teléfono con Jake, mi princesa y yo
nos perdimos en la paz de nuestro cuarto, la dulzura de nuestros besos, el calor de nuestros
cuerpos y una vez más nos perdimos el uno en el otro, envueltos en toda la pasión y en todo el
amor que nos envolvía. Ya mañana sería un nuevo día, después que los niños regresarán del
cole iríamos junto a visitar a mi mariposita. También tendría que hablar con Rosalie para ver si
podíamos reprogramar la firma de libros para el jueves, porque según el plan que había
formulado con Paúl sería el viernes llevaríamos a cabo la boda sorpresa, sé que los periodistas
se pondrían pesados, pero a la final el morbo que habíamos despertado como pareja iba a
poder más que cualquier problemas que se hicieran por el cambio producido, de hecho creo
que Paúl ya se había adelantado un poco y estaba reprogramando todo con el apoyo de Julliet
y Renata. También tendría que hablar con Aro y sus abogados y arreglar todo lo de la
adopción, Paúl se comunicaría con Jake para pudiera adelantar los trámites para el cambio de
apellido de los mellizos… todo estaba empezando a tomar el rumbo que esperaba.

En la mañana mi princesa fue a dejar a Jane al cole y de allí se iría con Rosalie a visitar a mi
duende preferida, ya Paúl y yo habíamos hablado con ella de la necesidad de cambiar el día
para la firma del libro, pero le dijimos que Bella y yo haríamos un viaje sorpresa de fin de
semana, lo cual no era del todo mentira. Paúl se fue con el volvo y con la ayuda del GPS de
shopping por la ciudad, iba a buscar los vestidos y trajes para el viernes, y otras tantas que se
les ocurrió. Los mellizos acompañarían a Bella el resto del día, a la final no empezarían sus
clases en el colegio Italiano hasta dentro de dos semanas, puesto que aún se estaban haciendo
unos arreglos con los trámites.

Llegue a la oficina y me encontré con un montón de asuntos que necesitaban de mi atención, y


la verdad es que tenía que ponerlos al día si quería tomarme la próxima semana, tendría que
hablarlo con Aro, por suerte durante todos estos años me había preocupado por fomentar un
equipo de trabajo responsable, competente y realmente eficiente para que pudiera hacerse
cargo de muchos problemas, los asuntos que requerían hoy mi atención eran más que todo
papeles que requerían mi firma y mi revisión que una resolución propiamente dicha, por eso
podía irme unos días tranquilo sin preocuparme que las cosas fueran mal. Mientras revisaba
uno de los requerimientos que sobre la última reunión con el ayuntamiento hiciera el jefe de
proyecto, escuché el teléfono, era el timbre que usábamos para el comunicador interno.

- Sr. Cullen. – dijo Ángela al otro lado del teléfono, ella era la asistente con la que había
reemplazado a Lauren y era realmente eficiente. -

- Si Ángela. – le contesté para que prosiguiera. -

- El Sr. Volturi quiere verlo señor. – me dijo. -

- Dile que pase Ángela. – le dije, inmediatamente se abrió la puerta y Aro entró al despacho. -
Aro buenos días, que tal estas?. – le dije indicándole el sofá para que se sentara mientras yo
tomaba asiento en el sillón.

- Que le hiciste a tu madre Edward?. – dijo Aro como siempre atacando directo al punto, pero
pude entrever un toque de diversión en su voz. -
- A qué te refieres?. – le pregunté sin estar seguro si quería saber. -

- Tu madre me llamó ayer histérica, diciéndome que no podíamos permitir que dejaras a Bella
cerca de Jane, que ella iba a destruir todo lo bueno que Heidi había inculcado en ella, y que
como muestra de la mala de influencia de Isabella, había logrado que tú la corrieras de tu casa.
– me contó y yo la verdad estaba impresionado, no quería que Aro cambiara de opinión en lo
referente a ayudarnos con la adopción de Jane. Pero mi preocupación quedó completamente
olvidada cuando Aro estalló en una sonora carcajada. – no sé que hizo que tu madre se
comportará así, pero tienes que invitarme el día que le cuentes que Bella adoptó a Jane. – no
tuve más remedio que unirme a sus carcajadas.

- Sobre eso quería decirte que Bella y yo vamos a casarnos el viernes, pero es algo así como un
secreto de hecho será una sorpresa para mi Bella. – le dije emocionado. -

- Vamos muchacho si que vas con todo. – me dijo. - si fuera otro el caso me preocuparía
porque la novia te dejara plantado por la menuda sorpresita y por dejarla fuera de los
preparativos, pero conociendo a Bella sé que estará encantada. – luego añadió. – leí la
entrevista de ayer, y la verdad estoy gratamente sorprendido por como Bella defendió a Jane y
como no habló nada de su problema con Heidi. – dijo Aro con una mezcla de agradecimiento y
admiración. - Y supongo que saldrás de luna de miel?. – me preguntó. -

- La verdad Aro es que si, quiero pedirte un favor. – Aro me miró y me instó a continuar. –
Bueno varios… el primero es que no le digas a nadie de mi boda, mi madre ayer generó un
situación muy desagradable en mi casa que terminó con una pelea entre mis hijos y un ataque
de asma a mi Elizabeth que nos obligó a todos a pasar la noche en el hospital.

- Esa Esme no tiene límites. – me dijo Aro conmocionado. – pero no te preocupes muchacho
cuentas con mi apoyo y mi silencio. En que más puedo ayudarte.

- Bien, como ya sabes mi Bella y yo ya conversamos sobre la adopción de Jane, de hecho ella
me lo propuso antes que le contará de la conversación que tuvimos nosotros cuando
volvíamos de Florencia, además que Jane le dice “Mamá” a Bella, no sabes lo felices que
somos. – la sonrisa de Aro me confirmó que también él se sentía feliz. -

- Me alegra sinceramente Edward, il mio piccolo princesita necesita el cariño y el cuidado de


una madre, y te dije ya que no pensaba que existiera ninguna mejor que Isabella. Y supongo
que vas a pedirme algo más no es cierto. – me dijo. -
- La verdad es que si. – le dije. – Quisiera que me prestarás tu avión. – le dije sin rodeos. -

- Edward sabes que está a tu disposición.- me dijo. - A dónde llevas a Isabella de luna de miel. -
le conté mis planes y los planes para los niños y asintió encantado.

La verdad es que los Swan contaban con su propio avión, pero tendría que llevar a Paúl y los
niños a Londres, mientras que mi princesa y yo iríamos unos días a Paris, para luego ir en el
tren hasta Londres y poder visitar la ciudad con mi princesa y mis hijos, y de una vez
solucionaríamos lo del apellido de mis pequeños y además conocer la fundación. Una de las
tareas que encomendé a Ángela el día de hoy eran las reservaciones en el Ritz y una cena en le
Jules Verne, tenía que hacer que nuestra luna de miel fuera perfecta, era el preámbulo
perfecto para comenzar a celebrar junto todos los maravillosos días del resto de nuestras
vidas. No era que necesitáramos de una luna de miel para que pudiéramos demostrarnos
mutuamente nuestro amor, pero la verdad es que unos días a solas con mi princesa se me
antojaban muchísimo, alguna vez había escuchado decir eso de que la mujer era el cuerpo del
pecado*, y la verdad que por el cuerpo de mi mujer yo ardería feliz en el infierno. Y pensando
precisamente en eso tendría que preparar algo especial para el viernes después de la boda, y
después de que mis hijos, sobrina y cuñado se fueran para el aeropuerto… una nueva tarea
para Ángela, encontrar un chofer y un auto para que llevaran a mi familia segura hasta el
aeropuerto, el hecho de que ellos viajaran la noche del viernes y nosotros el sábado temprano
era para evitar que los niños se vieran involucrados en el tornado en el que los paparazzi,
periodistas y fotógrafos podían convertirlo todo en el caso que nos topáramos con algunos.
Estaba desesperadamente ansioso porque llegara pronto el día de la boda.

Se estaba acercando la hora del almuerzo así que salí del despacho y me dirigí al ayuntamiento
para revisar todo lo necesario para la boda y el traslado del juez hasta nuestra casa, así como
un sacerdote. Necesitaba la firma de mi princesa en algunos de los papeles, pero Paúl dijo que
el se encargaría de eso, pensaba decirle que eran los papeles para ir arreglando lo de la boda,
solo que no le diría la fecha y aprovecharía algún momento en el que mi princesa estuviese
ocupada así no arruinaríamos la sorpresa. Ya mañana podría entregar todos los documentos y
todo estaría listo, Ángela también me ofreció ayuda con lo del sacerdote, por suerte su
hermano se había ordenado hace no mucho y ella le diría a él para que nos casara, creo que mi
asistente se estaba ganando un muy buen regalo además de una bonificación. Por fin pudimos
almorzar todos juntos y salimos hacia Mount Olivet, me moría por contarle a mi mariposita lo
de la boda, pero tendría que esperar a ir solo al día siguiente, aunque estoy seguro que ella
conocía mi secreto moría por contarle. Antes de entrar al cementerio pasamos por la
floristería y cada uno de mis hijos escogió una pequeña mariposita de esas que usan para los
arreglos de flores, yo ya había comprado algunas en alguna oportunidad, y también Jane lo
había hecho en sus otras visitas, esta vez cada uno de nosotros tomó una de un color diferente
para regalársela a Marie, además de las flores que siempre le llevaba. Llegamos todos a la
tumba de Marie, y como de costumbre deje un beso en la fría piedra y dejé sobre ella la
mariposa que traía para ella la cual era de color azul.
- Hola pequeña. – le dije. – Espero que no estés molesta con papito porque no he venido a
verte antes mi mariposita hermosa, pero como te lo dije alguna vez siempre te llevo conmigo,
y finalmente como ambos lo deseamos hemos venido todos juntos. – la sensación de paz que
me embargaba en este momento era absolutamente increíble. Sentía no solo el perdón de mi
mariposita, el mismo que sentí desde la primera vez que estuve frente a ella y pude desahogar
con ella todo mi dolor y mi sufrimiento, sino que sentía que podía estar en paz conmigo
mismo, sentí por primera vez en mucho tiempo que podía permitirme perdonarme por todo el
dolor del pasado, por todas las heridas hechas y recibidas. Con ese sentimiento me permití
respirar tranquilo por primera vez en ocho años. Me senté en el suelo… absoluta y
completamente feliz y en paz conmigo mismo… mi princesa se acercó a la lápida y repitió mi
acción dejó un beso sobre la fría piedra y dejó sobre ella la mariposita blanca que traía entre
sus manos. -

- Mariposita hermosa, no sabes cuanto te extraño mi vida, tenía muchas ganas de venir a
visitarte mi amor, espero disfrutes de los pequeños regalos que hemos traído para ti… aunque
si te digo la verdad me siento un poco tranquila porque cada vez que estoy en el jardín que
papi hizo en tu honor en nuestra casa te siento increíblemente cerca se que estas con
nosotros, que nos acompañas y nos cuidas. – decía mientras se sentaba a mi lado. -

- Hola Marie. – le dijo Jane feliz. – Gracias por no llevarte a Lizzie contigo. – le dijo dejándonos
a mi princesa y a mí realmente impresionados. Se acercó a la lápida, dejando su mariposa, una
mariposa lila. – Mamita y Papito se morirían de la tristeza si lo hicieras, y la verdad es que Ed y
yo los necesitamos mucho a los tres. – tras decir esto se sentó en el regazo de mi princesa,
recostando en ella su espalda su cabeza, mientras que Bella le daba un beso en el cabello y
acariciaba sus brazos con ternura. -

- Marie, gracias por cuidarnos, y por se mi ángel de la guardia. – le dijo mi gatita. – Gracias a ti
se me paso un poco el miedo cuando papito me tuvo que dejar con el abuelito en el hospital. –
le dijo mientras colocaba su mariposa rosada en la lápida y mi princesa y yo nos mirábamos
una vez más sorprendidos por las palabras de nuestra bebé. Y como ya se había convertido en
costumbre, mientras Jane se refugiaba en los brazos de su madre, mi pequeña princesita se
lanzaba a los míos sin pensarlo. La atraje a mí dejando montones de besos que provocaron sus
risas y llenaron el triste ambiente de una energía increíblemente especial. Solo quedaba Ed por
saludar a su hermana, se que por su carácter no era tan fácil para él como lo era para sus
hermanas… sin embargo, dejó la mariposa verde que sostenía con sus manos. -

- Gracias por ayudarme a cuidar a este par de necias. – le dijo señalando a su hermana, y
haciéndonos reír a mi princesa y a mi, y finalmente vino a recostarse a nosotros, dejando su
cabeza sobre el regazo de Jane que despeinaba su ya de por si rebelde cabello, y quien a su vez
seguía sentada sobre Bella, y dejó sus tobillos sobre las piernas de Lizzie, que estaba sentada
sobre mí. La escena era sinceramente hermosa y maravillosa, lo único que no estaba bien, es
que en vez de estar disfrutando de la compañía de nuestros hijos en un hermoso parque,
estábamos juntos, pero frente a la tumba de uno de ellos, sin proponérmelo una lágrima se
escurrió por mi mejilla. De pronto sentí los cálidos dedos de mi gatita en mi mejilla. -
- No llores papito hermoso. – me dijo. – Marie esta feliz de que al fin estamos todos juntos. –
me gire a mi princesa y la vi llorando igual que yo, ahora fue mi turno de secar sus lágrimas.
Nos quedamos un buen tiempo allí mientras mis hijos le contaban a su hermana todo lo que
habían pasado juntos desde que se encontraron.

Llego la hora de irnos y luego de despedirnos, pasamos todos por casa de Alice, donde tuvimos
una agradable cena todos juntos en el cuarto de Alice, cortesía de Rosalie, fue divertido ver a
la enana en la cama, mientras Jasper, Rosalie, Paúl, Papá, Renata, Bella y yo estábamos
sentados en el suelo, recostados de diferentes muebles y con los platos en el regazo y las
bebidas a un lado… también estaban con nosotros Kate y Garret, los primos de mi princesa y
quienes siempre habían sido buenos amigos de Jazz y Al; mientras que Kellan, Ed y Benjamín,
el hijo de Garret y Kate, estaban en el sofá y Valerie, Jane y Lizzie comían en la cama
acompañando a su tía… Fue divertido, y sorprendentemente agradable, sin embargo habían
dos cosas que me entristecían de la situación… la primera era la evidente tristeza de Rosalie,
porque Emmett no se encontraban con nosotros y la verdad es que nunca se había llevado con
el grupo. La segunda era que Renata ocupara el lugar que debía corresponderle a mi madre y
que ella había perdido por su soberbia. Mientras me encontraba perdido en este pensamiento
sentí el ligero apretón de mano que me regalo mi princesa en señal de apoyo, estaba seguro
que sabía perfectamente lo que estaba pasando por mi cabeza en ese momento, como si
creyera que necesitaba aprobación asintió con un triste sonrisa en sus labios y se acercó a mí
para que la besara.

Al día siguiente ya todo los aspectos de la boda iban tomando forma, entregue los papeles en
ayuntamiento, y había hablado con el sacerdote. Todo estaba prácticamente listo para
mañana, quedaban dos detalle pendientes, el primero lo resolví rápidamente esa mañana y
era los anillos de boda, seleccione un anillo que quedara perfecto con el Anillo de los Cullen
que mi hermosa llevaba orgullosa a todos lados, al único sitio donde acordamos que no lo
mostrará era en la rueda de prensa, no queríamos hacer que las cosas se desviaran del libro
desde el principio. El otro pendiente, era una melodía que no dejaba de estar en mi cabeza
desde anoche… el día de ayer soñé con mis hijos, con mi Bella, y con nuestra pequeña bebé,
una preciosísima bebita con los rasgos perfectos de mi mujer, su cabello castaño y esos
increíbles y hermosos ojos chocolates, era una pequeña replica de mi princesa… era una
hermosa y dulce florecita… mi florecita. Había decido que esa era la música que nos
acompañaría a mi princesa y a mí durante la ceremonia, pero debía poner los acordes a punto
y enseñársela a Ed, por suerte esta tarde mi ángel estaría secuestrada por mis hermanas para
una tarde de peluquería antes de la firma de libro y eso me dejaba un tiempo libre. Cuando
llegué mis hijos estaban con Paúl, pero el tenía que irse a ultimar unos detalles con Julliet para
esta noche así que eso era perfecto.

- Pequeños. – llamé a mis hijos para que se acercarán. -

- Si papito. – dijo Jane corriendo hacia mí, cuando los tres estaban sentados hable con ellos. -
- A ver hijas, quiero contarles algo a ustedes.- me dirigía a ellas, porque ya Ed sabía lo que iba a
pasar. – Papito le preparó un sorpresa a su mami, mañana nos casamos. -

- Mañana se casan!. – gritó mi gatita.-

- Eso es demasiado genial papito. – la acompañó Jane. -

- Cállense escandalosas, no ven que es una boda sorpresa y mamá no puede saberlo. – les dijo
Ed rodando los ojos. -

- Eso es verdad papito. – dijo Jane. -

- Si pequeña. – le dije. – pero necesito dos cosas, una que me guarden el secreto. – y no pude
evitar negar sonriendo al ver a mis dos princesas firmes frente a mi cada una con su mano
derecha levantada y jurando sin palabras mantener silencio con respecto a la sorpresa. – la
segunda cosa es que me ayuden en un sorpresa para mami. – les conté. -

- Y que tenemos que hacer?. – dijo Ed, comprometido en hacer feliz a su mamá. -

- Bien campeón, necesito que Lizzie y Jane estén pendientes para que nos avisen si mamá
llega, para que tu me ayudes con la sorpresa. – al ver la cara de confusión de mi hijo continúe.
– ayer compuse un melodía que quiero que tú interpretes en el piano mañana hijo. – le dije.-

- Como se supone que voy a hacerlo si estoy castigado, no podré practicarla. – me dijo. -

- Es por eso que papá quiere que vigilemos tonto. – le dijo Lizzie. –

- Cariño tienes razón, pero por favor no insultes a tu hermano, si?. – ella asintió.-

- Además Ed, si por sorprender a mamá nos ganamos otro castigo que importa si la hacemos
feliz. – le dijo Jane. En ese momento estaba realmente orgulloso de mis hijos. -
- Bien entonces todos de acuerdo?. – les pregunté, ellos asintieron, así que mientras mis hijas
se quedaron en el salón jugando, pendientes de su madre, Ed y yo fuimos al salón de música. -

- Papito terminé las nanas de Marie y Jane, quieres oírlas. – me dijo, se sentó al piano e
interpreto la primera pieza, era increíble, por el humor que transmitía sabía perfectamente
que era la nana de Jane. -

- Esa es la de Jane. – le dije, y el asintió sonriendo en respuesta. Luego la música se transformó


en una especie de acordes que conectaron ambas melodías y comenzó una nueva nana
totalmente triste, dulce y melancólica, su perfecta interpretación arrancó lágrimas de mis ojos
y no pude más que dejarme llevar por la dulzura y el dolor de las notas, esa era la perfecta
nana para Marie. – Son perfectas hijo, tu talento la verdad no tiene límite. – le dije
despeinándolo un poco en un gesto cariñoso. Le enseñe la nueva nana y la repitió a la
perfección a la primera, y eso me llenaba de orgullo ante el talento extraordinario de mi hijo. -

- De quien es esa nana papito, es increíble. – no sabía como responderle, pero fue el que me
sorprendió. – podríamos dedicársela a mi próxima hermanita. – dijo con seguridad. -

- Quieres una hermanita?, pensé que querías un hermano. – le dije. -

- La verdad es que prefiero un hermano, pero si lo tengo, mejor le enseñamos a tocar al piano
y a jugar fut, eso de las nanas es cosa de niñas miedosas. – me dijo. – nosotros los hombres
Cullen estamos para proteger a nuestras mujeres, y esa chorrada de las nanas es solo para
cuidarlas del miedo que le tienen al coco. – dijo seguro y provocando una sonora carcajada de
mi parte. – además Lizz y Jane quieren una hermana. – dijo encogiéndose de hombros. – y
también tu quieres a otra princesita llorona.

- No estas celoso de tus hermanas, verdad que no campeón. – le dije. -

- Para nada papá. – me contesto seguro. - Yo se que me quieres, y yo sé que sabes que te
quiero. – me dijo en un abrazo. – pero mientras más princesitas tengas mejor para mí. – me
dijo. –

- Y eso por que hijo?. – la curiosidad me sobrepaso. -

- Porque mientras ellas con sus lloriqueos buscan llamar tu atención, yo tengo más de mamá
para mi solito. – dijo divertido. -
- Eso si que no caballero, a su mamá la tiene que compartir al menos conmigo. – le dije
divertido. -

- Puede ser. – me replicó divertido. – pero siempre será más beneficioso para mí compartir a
mamá contigo, que con las tres lloronas. – Tres????.... eso quería decir que Ed daba por hecho
que tendría una hermanita pronto. Luego de un par de ensayos más, agregó. – Papá porque no
hacemos esto. – me dijo, y empezó primero a tocar la nana mi princesa, la cual unió
magistralmente con la nana nueva. En ese momento entendí lo que quería hacer y lo ayude un
poco con los puentes de enlace… así que mi pequeño prodigio, empezó con la nana de Bella, a
la que le siguió magistralmente la nueva nana, y que concluyó con las nanas de Marie,
Elizabeth y Jane, todo en conjunto sonaba de forma espléndida, mi princesa estaría tan
orgullosa de él como yo. -

- Papito… Papito… - gritaban Jane y Lizzie a la vez. – Viene alguien. - gritaron, Ed y yo


recogimos corriendo las partituras, y las guardamos en mi antiguo lugar secreto, la banqueta
del piano, y de ahí salimos corriendo a la sala de estar para tirarnos en el sofá a ver tele con las
princesitas de la casa, todos disimulaban muy bien. -

- Hola familia, no me extrañaron?. – dijo mi princesa acercándose a nosotros y refugiándose un


rato en mis brazos antes de salir a la firma de autógrafos, yo iba a acompañarla, puesto que los
pequeños se quedarían en casa con mi padre, Jasper y Alice, y les había hecho prometer que
en caso de emergencia me avisarán y entonces Paúl o yo regresaríamos de inmediato.

Esa noche dormí con mi princesa y para su desconcierto no intente llevar las cosas las cosas a
un plano más intimo, y no paso nada más allá de dormir juntos y abrazados el uno al otro, en
primer lugar había visto a mi princesa cansada y somnolienta durante todo el día y por otro
lado quería que mañana nuestra noche fuera sinceramente especial. Mi princesa fue a dejar a
Jane al Colegio y desde allí los mellizos se quedarían con Rosalie hasta que Paúl fuera por ellos,
después del colegio Paúl secuestraría a mi preciosa llevándola a un day spa, espero que no se
le ocurriera pedir para ella un “Velo de Novia” porque dañaría mi sorpresa. Yo por mi parte
tenía diversas actividades el día de hoy, debía preparar todo para el brindis y la pequeñísima
cena que tendríamos, se había dispuesto todo para que la boda se realizará en pleno
atardecer, debía buscar el bouquet y las mariposas que había encargado Paúl, también tenía
que prepara nuestro Chalet para nuestra noche de bodas, había comprado velas aromáticas,
bombones, fresas cubiertas de chocolate, champagne, aceites de masaje, pétalos de rosas,
fresias… y hasta una muy sensual pieza de lencería que vi en una calle al otro lado del
ayuntamiento cuando fui a dejar los documentos y que no pude resistir, también me había
sido encomendada la tarea de buscar a Jacob en el aeropuerto, y sinceramente cruzaba los
dedos para no encontrarme con ningún maldito paparazzi, no quería que dañarán mi sorpresa.

Ya había llevado todas las cosas necesarias a la casa, el catering y los encargados de dejar todo
perfecto para la boda llegarían a las cuatro y media, yo por mi parte ya había dejado todo
perfecto en el chalet, solo sería cosa de encender las velas, llenar el jacuzzi y sacar la botella,
los chocolates y las fresas de la nevera, incluso tenía una hermosa hielera que me había hecho
unos artistas de esos que esculpen hielo y en la que podía verse a tras luz hermosas varas
llenas de diminutas orquídeas, ya había hablado con Paúl, y al igual que Sue había sido la
celestina de mi princesa cuando estábamos en Italia, está noche Paúl y Ángela serían quien me
brindaran apoyo con los preparativos, definitivamente tenía que agradecer el cuñado que la
vida me había dado.

Ya todo estaba listo y me fui al aeropuerto, no sería difícil reconocer a Jacob pues lo había visto
en varias de las fotografías que habían en la casa de Montepulciano y en las otras tantas con
las que mi princesa había redecorado toda la casa, la suerte estaba de mi lado y no encontré a
ningún periodista o fotógrafo, esperaba sinceramente que esta noche mis hijos corrieran con
la misma suerte, solo me daba un poco de pena el hecho de que Jacob y su pequeñita hicieran
ese viaje tan largo y tendrían que repetirlo esta noche, lo que me dejaba más tranquilo era la
certeza absoluta que el avión de los Swan era completamente confortable. No espere por
mucho tiempo cuando finalmente Jacob Black atravesaba la puerta de salida, con una maleta
de mano y una pequeñita preciosa prendida de la otra.

- Edward. – dijo acercándose a mí y estrechando mi mano. – Un placer conocerte. -

- Mucho gusto Jacob, eres como el hermano de mi princesa, y la verdad quería tener la
oportunidad de agradecerte todo lo que hicieron por ella y mis hijos. – le dije con el corazón en
la mano. -

- Bueno Edward, he pasado muchísimos años queriendo darte un buena golpiza, sin embargo
Paúl a interferido a favor a tu causa así que por lo pronto estas salvado, espero que la hagas
feliz. – me dijo sinceramente. -

- No tengo otra intención ni razón de vida que hacer feliz a Bella y a mis hijos. – le dije, me
acerque a la pequeña y me puse a su altura. – Hola princesa, tenía muchas ganas de conocer a
mi nueva sobrina. – mire a Jacob esperando su muda autorización a mis palabras, no quería
que sintiera que me sobrepasaba en la relación con su hija, era muy pequeñita, tendría unos
tres años, pero lo que me impresionaba era que era increíblemente parecida a Jacob, pero
también a Paúl, se supone que es su hija adoptiva, no?.- Eres muy linda. – le dije y ella me
regalo un hermosa sonrisa. -

- Hola Tío Ed… tu tanben edes guapo. – me dijo la pequeñita. -

- Y cuantos añitos tienes linda Keyla?. – le pregunté a la pequeñita. -


- Teno tes. – me dijo señalando su edad también los deditos. -

- Uy, entonces tienes edad suficiente para uno de estos. – dije dándole un chocolate que saque
del bolsillo de mi camisa. -

- Ummmm dico choco. – dijo la pequeña lamiéndose los labios y haciéndonos reír. -

- Bien, que les parece si vamos a comer antes de llevarlos a la casa?. – le pregunté a Jacob. -

- Perfecto, pero creo que mejor es que pasemos por algún lugar de hamburguesas. – me pidió.
– le debo una a Keyla y en cuanto estemos con Paúl no va a permitirme darle “basura” de
comer a nuestra hija. – dijo haciendo comillas con sus manos en el aire. -

- De acuerdo vamos. – le dije, y fuimos a comprar las hamburguesas para la pequeña. Durante
el viaje hablamos de un montón de cosas, igual que en la primera comida con Paúl
intercambiamos un montón de anécdotas sobre mi princesa, la verdad es que era un tipo
agradable y con el que se podía conversar fácilmente, entiendo perfectamente como mi
princesa se hizo su amiga tan rápidamente y como se convirtieron todos en hermanos.
Mientras comíamos no podía dejar de notar el parecido entre Key y sus padres, y no pude
evitar preguntar aprovechando que la peque estaba entretenida en el parque. – Jacob,
disculpa la intromisión… si no quieres contestarme no tienes porque hacerlo, pero cómo es… -
de pronto me interrumpió. -

- Cómo es posible que Keyla, se parezca tanto a Paúl como a mi?. – asentí, sin poder ocultar mi
curiosidad. - porque de alguna forma un poco extraña, y quizás hasta morbosa Keyla comparte
mis genes y genes de Paúl. – lo mire sorprendido, como podría ser eso posible. -

- La verdad no entiendo como puede ser eso. – le dije. -

- Es una historia larga y triste. – me dijo. – pero en vista que eres el nuevo tío de Keyla y el
padre de sus primos, creo que debes ser participe de su historia, la verdad es que yo tenía una
hermana melliza, su nombre era Rachel. – me contó con tristeza evidente en su mirada. – hace
algunos años mi hermana fue diagnóstica con cáncer, pero según el médico fue descubierto a
tiempo, por lo que mi hermana se sometió a tratamientos de quimio y radio terapia. – me
contaba y empezaba a contagiarme de su tristeza. – como sabrás la infertilidad es una de las
posibles consecuencias del tratamiento que le salvaría la vida, y ella no podría concebir su vida
sin tener la perspectiva de ser mamá, se hicieron los trámites necesarios para preservar óvulos
sanos de mi hermana, para que luego pudieran ser implantados en un tratamiento de
fecundación in vitro, la forma más segura de que el tratamiento diera el resultado esperado
era guardar los óvulos ya fecundados y para ello se requería un donante. – me explicaba. – no
sé si lo sepas, pero mi familia es muy conocida en Inglaterra, y muy poderosa también, muchos
hombres se acercaron a mi hermana por su dinero y ella había perdido un poco la esperanza
en el amor, todos nosotros perdimos nuestras esperanzas en eso de los cuentos de hadas
motivados por sus historias. – sabía que en el nosotros incluía a Bella, a Paúl, a si mismo y por
supuesto a Rachel. – no nos convenía que cualquiera donará el esperma, si resultaba que
Rachel luego se embarazaba y se descubría quizás tendríamos a un vividor pegado a nuestra
familia de por vida, arruinando además las vidas de Rachel y del bebé… Y es ahí donde entra
Paúl en la historia de Keyla, él era ya mi pareja hace mucho tiempo y decidimos que porque
no, así que fue él el donante.

- Que pasó con tu hermana?. – no pude evitar preguntarle. -

- Una vez que había sanado empezó su obsesión por su bebé y empezó con el proceso de
fertilización, tenía cinco meses de embarazo cuando le descubrieron un nuevo cáncer, pero
Rachel se negó al tratamiento. – me dijo triste por la muerte de su hermana.- y en un acto
increíble lleno de amor decidió darme a su hija en adopción. – me explicó. – la misma se hizo
de una forma en la que Paúl tampoco perdió sus derechos como padre y es así como
legalmente Keyla es nuestra hija, y el mejor regalo que recibimos en la vida. -

- Siento mucho lo de tu hermana Jake. – le dije con sinceridad. -

- No te preocupes. – me dijo. – Keyla me ayuda a superarlo, y además ya tenemos todo listo


para la adopción de una pequeña en China, días después que ustedes regresen a Chicago
nosotros iremos a buscarla, quizás necesitemos que nos devuelvan el favor y se queden con
Keyla unos días mientras vamos a buscar a Leah. – me dijo emocionado. -

- Será un placer para nosotros quedarnos con ese angelito. – le dije. Cuando me fije en la hora
ya era casi las cuatro y teníamos que estar en la casa para vigilar que todo quedara perfecto.
Ya empezaba a ponerme ansioso, y daba vueltas como un león enjaulado por toda la casa.

- Calma Edward, todo saldrá bien. – me dijo Jake. -

- Tito Ed onde ta mi papito. – preguntó Keyla, luego de preguntarle un millón de veces a su


otro papá y obtener siempre un “ya viene” de respuesta. –

- Princesita debe estar al llegar. – en ese instante escuchamos la puerta y entraba Paúl y mis
hijos arrastrando a mi princesa, la cual tenía los ojos vendados y unos audífonos con una
música altísima, supongo para que no oyera a Keyla si decía algo, Jacob se apresuro a tomar a
la pequeña que salí disparada gritando Papi y Tita Bella, mientras que mis hijos le hacía gestos
y caratoñas para entretenerla y mantenerla callada. -

- Paúl déjame quitarme esto. – protestaba mi princesa. –Ya estamos en casa… - le dijo, y Paúl
me miraba con cara de WTF porque no entendía como mi princesa sabía que estaba en la casa.
– Yo sé que estamos en la casa, porque Ed está aquí. – Dijo y yo solo sonreí, estaba seguro que
me sentí no me extrañaba para nada, pero Paúl y Jake se miraban sorprendidos por un minuto,
pero al siguiente se dieron cuenta de que estaban el uno frente al otro y corrieron
silenciosamente a abrazarse y darse un beso, dejando a mi princesa sola y protestando en
medio del salón. Corrí hacia ella con miedo que se lastimara, ella era de por si patosa, y si a eso
le añadimos que estaba privada de dos de sus sentidos, los resultados podrían ser
catastróficos, cuando estuve lo suficientemente cerca mi hermosa extendió hacia mí su brazo y
se aferró a mi. – Cielo de que va todo esto?. – me preguntó. – sabes que odio las sorpresas. –
me dijo, me acerqué a ella, retire los audífonos y le di un pequeño beso en sus deliciosos
labios. -

- Amor, es una sorpresa… Te prometo que te va a gustar. – le dije, me acerque a ella y rocé mi
nariz por su cuello aspirando su dulce aroma, y tras morderle el cuello susurre a su oído. –
compláceme amor, por favor. – sabía que con eso se había rendido. -

- Bueno, ustedes dos dejen eso para después. – le dijo Paúl, mientras Jacob y Keyla
acompañaban a los niños al jardín, todo estaba quedando perfecto. Luego de verificar como
iba todo, bajo Paúl y nos reunió a todos en la sala. -

- y mi princesa?. – le pregunté.-

- Encerrada en su cuarto. - me dijo mostrándome unas pequeñas llaves. -

- Cariño esas llaves son de unas esposas. – le dijo Jacob. – que demonios le hiciste a nuestra
hermana. - Esposas?, pensé... esposas?... Diablos este Paúl tenía que estar loco. -

- Pues tenía que dejarla esposada en la cama, no queríamos tenerla viendo al jardín a través de
la ventana, o sí?. – se defendió. -

- Pero esposada en la cama Paúl. – le replique. – No te parece exagerado.

- Exagerado!!!!. – me dijo.- Vamos Eddie cállate que pensaba regalarte las esposas, y créeme
que lo vas a agradecer. – me dijo mostrándome una foto que tomo con su celular de mi Bella
recostada en un perfecto, sexy y angelical conjunto de ropa interior azul oscuro y esposada al
dosel de nuestra cama, verla así me rememoro algunas de mis fantasías, y me toco tragar en
seco y pensar en cosas que me bajaran la calentura. – Así me gusta Ed… calladito. – me dijo
haciendo mofa mientras Jacob se reía también. - Entonces. – dijo Paúl en tono de general
mandón. – Aquí tienes tu ropa. – me dijo entregándome mis cosas. – Vas a tener que usar el
baño del Chalet. Pequeños ustedes al baño y se tiene que vestir con las cosas que deje sobre
su cama. – mis pequeñitos y su adorable primita se enderezaron haciendo la señal de firma,
ganándose nuestras risas. – tu te encargas de arreglarte y de arreglar a nuestra bebe. – le
ordenó a Jacob. – y yo me encargo de Bella, y luego me visto, y la bajo. – dijo. Empezábamos a
retirarnos cuando nos detuvo. – Momento, momento… cuando llegue el momento te quiero a
ti en el piano. – le dijo a Ed. – Tu vas a darle los anillos al sacerdote cuando te los pida. – le dijo
a mi Gatita. – tu vas a sostener las flores de tu madre. – le indicó a Jane. – y tu preciosa. – le
dijo a su hija tomándola en brazos y haciéndole cosquillas en su barriguita causando su dulce
risa. – vas a abrir la caja que está en uno de los bancos cuando yo te diga, tu papito te ayuda,
de acuerdo?.- dijo y todos los niños asintieron inmediatamente. -

Todos fuimos obedientes a hacer lo que el General Paúl había ordenado, una vez que termine
el baño deje todo ordenado para esta noche y me vestí, la verdad es que el traje que compró
Paúl, era impecable y me quedaba perfecto, un simple y sencillo traje negro, con una camisa
blanca y una perfecta corbata negra y delgada. Me moría por ver a mis hijos y mi princesa, salí
y entré a la sala, allí se encontraba Jacob vestido de traje gris, su pequeña llevaba un hermoso
vestido fucsia de lunares blancos, se veía monísima con sus coletas y sus lacitos. Ya habían
llegado el juez y el sacerdote, acompañados con Ángela, que estaría al pendiente atender lo
que necesitaban, y creo que Paúl le había encomendado la tarea de encender las velas y
preparar el Jacuzzi de nuestro Chalet, definitivamente se merecía una muy buena bonificación,
pero no dudaba ni un segundo en que Paúl no tardo ni cinco minutos en convencerla.

- Papito, acaso no parezco una princesa. – me dijo mi gatita bajando con brinquitos por la
escalera. -

- Preciosa con cuidado. – le dije. – puedes caerte. – me acerqué a ella y admire su hermoso
vestido blanco con aplicaciones de flores lilas en la falda. – Estas increíblemente hermosa mi
princesita. – le dije dándole un beso en la cabeza y estrechándola fuertemente entre mis
brazos. Cuando levante la mirada, vi a Jane bajando la escalera, con un vestido igual de
hermoso que el de su hermana, y con su precioso y rubio cabello trenzado con delicadeza. – tu
también estas hermosa muñeca. – le dije haciéndole una señala para que se uniera a nuestro
abrazo. -

- Si papito, verdad que Jane esta muy linda. – me dijo mi gatita. – Y mami nos peino. – dijo
aclarando mi pequeña. -

- Pues si gatita, están ambas muy lindas. – le respondí. -


- Y mami esta bellísima papi, no vas a poder cerrar la boca cuando la veas. – dijo Jane segura
de lo que decía y yo la verdad no dudaba ni un momento. -

- Todo listo papá. – dijo Ed, saliendo del estudio de música con las partituras en la mano y con
un traje parecido al mío. -

- Oye hijo estas muy guapo. – le dije. -

- Lastima que no puede hacerse nada con ese cabello. – dijo Jacob, y luego de dirigir una
mirada hacia mí agregó. – Pero es que la cosa es de familia, no se puede contra la genética. –
agregó y yo solo reí.-

- A sus puestos. – gritó Paúl desde lo alto de la escalera. -

El momento había llegado y yo estaba absolutamente feliz. Estaba en el jardín de mi


mariposita, bajo una sencilla cúpula de madera que había sido colocada allí temporalmente,
adornada con pequeñas luces, velas y guirnaldas hechas de orquídeas naturales y fresias. El
ambiente era perfecto y romántico, el sol empezaba a ocultarse. Un piano de cola blanco había
sido colocado sobre una pequeña tarima a un lado del jardín, procurando que causara el
menor daño posible, y se había hecho un perfecto camino de velas y pétalos desde la salida al
jardín hasta la cúpula, usando para ello pétalos de rosas rojas y blancas. Mis hijas se
encontraban de pie a mi lado y mi pequeño sentado al piano. Ed comenzó a tocar las suaves
notas de la nana de mi princesa, cuando Ángela abrió la puerta del jardín y por ella atravesaron
Paúl llevando del brazo a mi princesa. Se veía absolutamente radiante, tenía un hermoso
vestido blanco, con pedrería blanca y turquesa en un delicada tira de bajo su busto y que
formaba parte de las tiras que se ajustaban a sus hombros, al final de la falda tenía
estampadas hermosas flores azules y rosas. Cuando finalmente dirigí mi mirada a su hermoso
rostro, la felicidad, comprensión y amor que reflejaba su mirada me sobrecogió, mi hermosa
estaba tan feliz y emocionada como lo estaba yo. Por su rostro escurrían pequeñas lágrimas de
felicidad. Al fin cuando llegó a mi lado, Paúl me entregó la mano de mi princesa, colocándola
suavemente sobre mi mano, mientras acercaba mi otra mano para secar las lágrimas de su
rostro.

- Te Amo vida. – me dijo. -

- No más que yo a ti mi amor. – le respondí con devoción. El carraspeo del juez nos sacó de
nuestra burbuja y nos giramos sonrientes hacia él, sabía por la mirada emocionada que le
dedicó mi Bella a Jake y a su sobrina, que estaba más que feliz de verlo. El juez realizó la
ceremonia civil, y Jacob y Paúl firmaron el acta como testigos. Antes de dar paso al trabajo del
sacerdote, un tercer hombre se había unido a la ceremonia, por idea de Aro quien llamó a Paúl
esta mañana y se puso de acuerdo con él dándonos a mi Bella y a mi una sorpresa, el hombre
en cuestión era uno de los Abogados de los Volturis, que traía la solicitud definitiva de
adopción de mi muñequita y la cual sería presentada ante los juzgados lo más pronto posible,
no dudaba que con la influencia de todos nuestros apellidos juntos el fallo estaría listo para
cuando regresáramos del viaje. La verdad no sabía a ciencia cierta que emocionaba más a mi
princesa, si la ceremonia de casamiento o la adopción de Jane, una vez firmadas todas las actas
fue el turno del hermano de Ángela. -

- Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar el enlace matrimonial de Edward e
Isabella. – dijo el sacerdote dando continuidad al día más perfecto de mi vida. – El amor que se
profesan y que se ve reflejado en sus miradas, y en sus hijos los trajo hoy aquí para unir su vida
en una sola. – continúo el sacerdote dando un sentido discurso sobre el amor incondicional y
la fidelidad, y luego llegó el momento de los votos, me gire hacia mi princesa, y luego de
respirar le dije mis propios votos, no lo pensé demasiado, solo usé palabras que había sido
dichas muchas veces, con sentimientos salidos de mi propio corazón.

- De amigos, pasamos a ser amantes enamorados, de amantes pasamos a ser uno solo. A partir
de hoy seremos esposos, a partir de hoy el “yo” dejara de ser yo para ser nosotros por
siempre. Isabella, toma mis manos como símbolo de unión de nuestras vidas hasta la
eternidad. He venido hasta a ti para unirme en matrimonio, y para estar juntos viviendo
nuestro amor, hasta que la muerte nos separe y más allá, pero siempre junto a ti. – le dije con
todo el amor que sentía por ella. Y besé sus manos con devoción antes de que empezara con
sus votos.-

- Mi vida se ha vuelto centro de la tuya. – dijo mi hermosa llenándome de emoción. – Nuestras


vidas no son nada si no están juntas. Edward, quédate a mi lado siempre, sé mi amigo fiel, mi
amante, mi compañero, mi confidente. Yo seré tuya incondicionalmente todos los días de
nuestras vidas. – dijo besando mis manos entrelazadas con las suyas. El sacerdote pidió los
anillos que le fueron entregados por mi gatita que estaba profundamente emocionada. El
sacerdote me entregó el de ella y me giré a mi princesa entregándole con el un voto especial,
una nueva sorpresa para mi preciosa.

- Mi princesa, te doy este anillo como símbolo de mi amor y de mi fidelidad. Ahora que está en
tus manos es un símbolo inequívoco de que mi corazón y mi alma te pertenecen. Te pido que
lo lleves contigo como un recordatorio de los votos que hemos pronunciado hoy y que soy
tuyo por y para siempre. Este anillo es una señal de mi amor por ti, y un signo de que te
pertenezco. Me caso hoy contigo y con este símbolo te doy todo lo que tengo y todo lo que
soy, es también un compromiso de que siempre te llevaré en mi corazón, de que serás mi
dueña por siempre y que estaré destinado a amarte cada día de nuestras vidas, desde ahora y
por cada segundo por toda la eternidad. Como este anillo mi amor y mi entrega son infinitas. –
mi princesa se secó las lágrimas antes de entregarme su mano para colocar el anillo donde
permanecería desde ahora y para siempre. Tras darme una hermosa sonrisa mi princesa tomo
mi anillo. -
- Edward, recibe este anillo como prueba de mi amor y de mi fidelidad, como una
demostración de que soy tuya por y para siempre, que te pertenezco en cuerpo y alma, y mi
amor no tendrá un dueño distinto a ti y a nuestros hijos. Fui tuya desde la primera mirada, mi
amor te pertenece desde la primera palabra, cuando éramos apenas unos niños, a partir de
hoy estos anillos les dirán a todos que tú eres mío, que yo soy tuya, eres mi esposo y yo tu
esposa, somos uno, y que nos amaremos infinitamente más allá de la muerte. – después de
sus palabras deslizó el anillo por mi dedo, dejando un beso donde este descansaba en mi
mano.

- Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.- sentenció el sacerdote. – y con el poder
que me es conferido por la Iglesia, yo los declaro marido y mujer. – dijo. – Edward puedes
besar a la novia. – sin esperar a que terminara de decir nada, acerque a mi mujer para darle el
beso que esperaba por entregarle desde que la vi parada en el dintel de la puerta de acceso al
jardín.

- Te Amo. – susurre contra sus labios. – Te amo demasiado Sra. Cullen. – le dije emocionado. -

- Yo también lo amo Sr. Cullen. – me dijo con devoción antes de besarme de nuevo. Luego nos
separamos un poco para darnos cuenta de que Keyla había abierto la caja que estaba cerca del
altar y cientos de mariposas de colores empezaron a revolotear a nuestro alrededor y por todo
el jardín, unas lágrimas se escaparon de nosotros, porque de alguna forma ese detalle nos
había hecho sentir perfectamente cobijados por nuestra pequeña mariposita, por nuestra
Marie, ambos nos secamos las lágrimas mutuamente perdiéndonos en un nuevo beso-

- Acaso tú hermano que viaja por montones de horas y miles de millas no se merece un abrazo.
– dijo Jacob interrumpiéndonos, y juro que en ese momento no me caía tan bien. -

- Lo siento Tío, pero nosotros primero. – dijo mi gatita, y a continuación nos vimos arrollados
por nuestros hermosos hijos.

Luego de los respectivos abrazos fuimos a cenar, al igual que el jardín el comedor estaba
impecable y le contamos a mi princesa los planes de luna de miel, hizo un pequeño chupero
con la perspectiva de estar lejos de nuestros hijos, pero no paso mucho para que se diera
cuenta que estaríamos los dos solos por un par de días y la idea la entusiasmo tanto como a
mí. Después de la tranquila cena que disfrutamos en familia y en compañía de Ángela y su
Hermano, estos se retiraron, y el novio de Ángela, quien era chofer de limosinas pasó
buscando a mis cuñados, sobrina e hijos para ir al aeropuerto. No estuvimos tranquilos hasta
que nos avisaron que estaban en la sala VIP esperando su permiso para abordar y poder salir,
además estaba feliz ya que no encontraron inconvenientes en su camino, ya con nuestros
hijos seguros en vía a Londres, llevé a mi princesa al chalet.
Entramos y todo estaba perfecto, las velas encendidas, pero medio consumidas por lo mucho
que tardamos, por suerte el agua del jacuzzi aún estaba tibia, pero era perfecto, todo era
perfecto, porque estaba abrazado a mi mujer, a mi esposa… Dios tanto habíamos esperado por
esto, y por fin éramos el uno del otro. Nos miramos con devoción, con amor, las palabras
sobraban en ese momento, luego de entrar nos dirigimos a la habitación y entre besos y
pequeñas caricias nos fuimos despojando poco a poco de la estorbosa ropa. Mi ángel traía
puesto el juego de lencería que había comprado para ella y de sobra estaba decir que estaba
emocionado y muy excitado, empecé a dejar pequeños besos por los hombros, cuello y
clavícula de mi esposa, ganándome pequeños gemidos de placer de su parte… con suaves
caricias que le daba a penas con la punta de mis dedos fui deslizando mis manos por sus brazos
hasta alcanzar el broche del brassier y despojarla de esa pequeña prenda, con cuidado fui
rozando su cuerpo, deleitándome con su sabor, acariciándola, besándola, como hacía ella
conmigo, antes de lo esperado me quede completamente sin ropa, y no tarde en hacer
pedazos las bragas de mi princesa, dejándola solo con las sexy medias, el irresistible liguero, y
por no perder la costumbre los magníficos zapatos de tacón.

Me deleite con cada parte de su cuerpo, probé cada centímetro de su piel, de la misma forma
en la que ella se deleito conmigo y me probo milímetro a milímetro, estar dentro de ella fue la
gloria… siempre lo ha sido, pero saber que con este acto consumábamos nuestro matrimonio,
el saber que le hacía el amor a mi esposa, hizo que todo fuera más personal, más intimo, más
perfecto de lo que fue nunca. Estábamos abrumados con las sensaciones, estábamos
extasiados con cada caricia, disfrutamos del jacuzzi, del aceite para masajes, incluso de las
esposas que Paúl había dejado debajo de mi almohada, con una nota deseando que hiciera
buen uso de ellas, fuimos absolutamente insaciables. Mientras descansábamos abrazados, con
la incertidumbre si aún nos quedaba otra ronda más para amarnos profundamente, mi
princesa se incorporó y me beso, pero luego se detuvo para mirarme a los ojos.

- Gracias mi amor, todo fue absolutamente perfecto. – me dijo con una sonrisa. – no podría
esperar a algo mejor, algo más sublime, algo más maravilloso. – me beso nuevamente. – Te
amo esposo.

- Y yo te amo más esposa. – le dije, con una sonrisa. – Soy increíblemente feliz porque estemos
juntos definitivamente, no sabes como soñaba que fueras la señora Cullen... más bien la
Señora de Edward Cullen – durante unos minutos hablamos de muchas cosas entre besos,
caricias y ratos de dulces silencios, hasta que mi princesa hablo de nuevo. -

- Cielo esa melodía que tocó Ed después de mi nana, que fue eso, la compuso él. – pregunto
curiosa. -

- No cariño, la compuse yo… La verdad cielo es que nuestro hijo es tremendamente talentoso,
y eso que tocó, fue primero tu nana, luego una melodía que no he podido sacarme de la
cabeza desde que sueño con mi florecita, la compuse en sueños… o eso creo. – le contaba y
ella me miraba con una sonrisa en el rostro. – luego tocó la nana que él le compuso a Marie,
que debo agregar es maravillosa, dulce, perfecta.

- Luego fue la nana de Lizzie. – dijo mi princesa y yo asentí. -

- La última fue la que le compuso a Jane, y esta demás decir que estoy increíblemente
orgulloso de nuestro hijo. – agregué. – además el fue quien tuvo la idea de unir las melodías y
fue el quien hizo casi todas las uniones. Es increíble. – le dije con admiración por el talento de
mi campeón. -

- Ed. – dijo mi princesa riendo. – Quien es tu florecita?. – preguntó enarcando una ceja. -

- Pues nuestra próxima bebita. – le dije como si fuera obvio. – Cariño hace dos días estoy
soñando con nuestra familia, y además de estar rodeado de nuestros hijos siempre tienes a
una hermosa bebé en tus brazos, y es un replica exacta de ti mi amor, es preciosa. – le dije con
la devoción que sentía por mi próxima hija… claro cuando la tuviera. -

- Ed. – dijo mi princesa mordiéndose el labio, y yo estaba por perder el control y abalanzarme
sobre ella, reclamando una vez su amor, y su cuerpo… pero algo me decía que esto era
importante así que haciendo un máximo de esfuerzo me contuve y me concentré en lo que sea
que quisiera decirme.- yo… - estaba nerviosa. -

- Que sucede mi amor. – le pregunté. Ella tomó mi mano colocándola suavemente en su plano
vientre… no puede ser… o sí…. No?... Mi corazón estaba a punto de estalla. -

- Ed hace dos días descubrí que estoy embaraza. – me dijo… dos días?... por que no me lo dijo
antes?... dos días, justo cuando empezaron mis sueños, yo ya lo sabía, de forma
semiconsciente pero lo sabía – creo que como en ocho meses tendrás a tu florecita. – me dijo,
y no pudo agregar nada porque la calle con un beso que nos llevó a mucho más, y otra vez esa
maravillosa noche… definitivamente la mejor de nuestras vidas.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Bien espero que la boda superara sus expectativas… lo del embarazo fue una decisión de
último minuto, estaba pensando en usarlo en un par de capítulos, pero a la final pensé que si
Edward se había esforzado tanto en sorprender a Bella… pues era justo darle una sorpresa y
con ella uno de sus mayores deseos en este momento.
Antes de empezar, quiero señalar que la frase señalada con (*) fue una pequeña variación que
dejó Yass en uno de sus comentarios… Así que le agradezco de corazón su contribución y su
dedicación y seguimiento de esta historia, como lo hago con todos los que leen cada una de las
líneas y las emociones que se desplegan entre estas palabras.

También me disculpo por los retrasos de los capítulos, pero la verdad mi trabajo ha estado
pesadísimo estos días… así que me toca darle las gracias a mi esposito por la paciencia, y
ustedes a mi mamá que todos los días me anda corriendo de la casa para que me ponga a
escribir… gracias a ella el capítulo está terminado hoy…

Les adelanto que Juliet, Taty y Nancy pidieron un Outtake con algo de Carlisle y Renata, el cual
pienso complacer, pero les adelanto que será con el capítulo 21, en el cual se llama
Revelaciones… Por otro lado me pidieron también un Outtake de Esme, pero será con otro
capítulo

Les cuento que ya no queda mucho, quizás unos dos o tres capítulos más los outtakes
pendientes… eso en principio. Estoy planeando otra historia que espero sea también de su
agrado pero que no verá la luz hasta que no despidamos a La Otra, por la puerta grande como
se merece. De corazón gracias por el apoyo. Gracias por el apoyo siempre.

Kisses

BkPattz…

“Si la vida te da limones…”

Capítulo 21: Revelaciones

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

……

Capítulo 19: Revelaciones

Desperté a media mañana, cuando ya el hambre hacía estragos en mi cuerpo, pero no era para
menos después de la maratónica noche que viví al lado de mi esposa, si había sido memorable
antes de que me dijera que estaba embarazada… después de la noticia todo se intensificó
millones de veces más… Todavía mi corazón latía emocionado y de manera alocada cuando
pensaba que en poco tiempo tendría en mis brazos a la pequeñita copia de mi princesa,
porque si de algo estaba seguro era de que sería una niña, y que sería la copia al carbón de mi
ángel, otra hermosa princesita a la que consentir, otra “niña llorona” como le decía Ed… pero
sería mi pequeñita llorona, mi preciosa florecita, la más pequeñita de mis princesitas. Me
levante con cuidado de no despertar a mi princesa, se veía pacifica y hermosa, sumida en el
sueño, acurrucada y con ese hermoso cabello castaño regado por la almohada… Dios me moría
por besarla, pero debía dejarla descansar, ahora debía cuidar de mi hermosa esposa
embarazada.

Fui para la cocina a buscar el desayuno que ya había dejado adelantado ayer, tenía yogurt y
frutas, cereales, jugo, leche, había un café especial que sabía le encantaba a mi princesa, pero
en su estado preferí pasar del café, preparé unas tostadas, con queso, y también coloqué una
fuente con mermelada, no era demasiado elaborado, pero la verdad es que no quería estar
demasiado lejos de mi princesa, ya en el aeropuerto antes de abordar la llevaría a desayunar
de nuevo si ella quería. Entre en el cuarto y no la encontré, la llamé y no me respondía, y luego
unos sonidos que me preocuparon me alertaron de que se encontraba en el baño, deje con
cuidado la bandeja en una mesita que teníamos en la habitación del chalet y me apresure al
baño, para encontrar a mi princesa con la cabeza sobre el retrete.

- Cielo estas bien?. – le pregunté acercándome a ella y haciendo circulares y reconfortantes


movimientos en su espalda o eso esperaba. -
- Estoy bien Ed. – me dijo. – Son solo náuseas matutinas. - No pudo seguir, porque terminó
vomitando de nuevo. – Sal de aquí. – me dijo.-

- No pienso irme a ningún lugar. Acaso no quieres que esté a tu lado. – le dije medio indignado,
medio dolido. -

- Cariño claro que quiero, pero esto es asqueroso. – dijo sentándose en el suelo, con su
espalda y cabeza apoyada contra las frías baldosas de la pared del baño, tenía la frente perlada
de sudor y estaba increíblemente pálida. - No es muy glamoroso ver a tu esposa adorando el
retrete en la primera mañana luego de la noche de bodas. – dijo con un forzada sonrisa. -

- A pesar de lo desagradable que es para ti, es maravilloso cuando se conoce la causa princesa,
y sinceramente no puedo ser más feliz de lo que soy ahora, lo único que lamento es que te
sientas y la pases mal. – le di un beso en la frente, y me levanté del suelo, para mojar un paño
para que se lo pasara por la frente y lo colocara detrás del cuello, mientras salía a buscar una
botella de agua mineral y unos vasos que anoche había llevado para la habitación. -

- Gracias Amor. – me dijo tras beber un sorbo del agua. Tomé su cepillo de dientes, y se lo di
para que terminara con el sabor desagradable. Una vez que terminó y me dio una dulce
sonrisa, la tome del suelo en brazos para llevarla de nuevo a la cama. – Gracias esposo, eres el
mejor. – me dijo para dejar un pequeño beso en mis labios. - Te Amo.

- No tienes que agradecer, yo quiero cuidar de ustedes. – repetí su acción dejando un beso en
sus labios, y otro en su vientre. – Te amo. – le dije mirándola. – Las amo. – dije besando de
nuevo su vientre. - Y aquí tengo el desayuno para mis princesas. – le dije acercando la bandeja
a la mesa. -

- Princesas?.... de acuerdo que ayer te di la razón en cuanto a lo de “tu florecita”… pero


sinceramente amor, no podemos saber si será una princesita u otro príncipe. – me dijo. –
además a mi me gustaría otro niño como tú.

- Tú ya tienes a Ed que es igualito a mí, y a Lizzie, que también se parece a mí… solo que con tu
hermoso cabello, es como la combinación perfecta, y Jane, se parece a mí y a su madre… y
hasta Marie era una combinación de los dos, aún cuando fuera distinta a Lizzie. – le dije sin
evitar que una lágrima saliera por mis ojos, que ella secó con dulzura, y a la vez que las
acompañó. – Así que yo quiero a mi pequeña Bella. – insistí. -

- Pero no pensarás en llamarla Isabella. – me dijo, frunciendo el seño. -


- No podría aunque me encantaría, recuerdas que nuestra ahijada va a llamarse así. – le dije. –
ya tendremos mucho tiempo para ver como llamaremos a nuestra florecita.

- Ed, yo quiero que seas tu quien escoja su nombre. – me dijo.-

- Cariño, pero esta bebita es de los dos. – le dije, mientras ella negaba con la cabeza. -

- No… yo sola decidí y escogí el nombre de tres de nuestros hijos, y no sabes el trabajo que me
dio, así que la responsabilidad ahora será solo suya caballero. – me dijo entre risas, pero sabía
que en el fondo me lo estaba ofreciendo como una especie de regalo. -

- Gracias, mi amor. – le dije. – pero ahora a comer, le dije dándole pequeños pedazos de frutas
en la boca la cual ella iba mordiendo. – Cielo que podemos hacer con las náuseas, te pasaba
mucho con los trillizos?. – le pregunté. -

- Un poco, pero al tercer mes se fueron. – inmediatamente fruncí el seño de preocupación, tres
meses?... eso era demasiado. – No te preocupes, cielo. – me dijo acariciándome allí donde se
fruncía la piel. – con algo de galletas saladas y agua, mejoran bastante. – me dijo y me
tranquilizó un poco. – Ed… sobre darle la noticia a alguien más… la verdad es que yo preferiría.
– me dijo y parecía nerviosa. – no quiero que pienses que no me alegro de nuestro bebé y que
no quisiera gritárselo al mundo, pero después de lo que paso hace unos días, a mi no me
gustaría tener otro enfrentamiento. – la calle con un beso. -

- No te preocupes amor, no le contaremos a nadie, hasta que todo sea perfectamente seguro y
estable. – le dije, y con pesar agregue. – a mi también me preocupa lo que pueda pasar… pero
te prometo… no te juro, que yo los voy a proteger sobre cualquier cosa.

- Ed, cuando se lo decimos a los niños?. - preguntó. -

- Lo cierto es que me gustaría que lo supieran pronto, pero supongo que será mejor esperar…
no creo que sepan guardar secretos. – le dije riendo. – además Ed me dijo cuando le enseñe la
nana, que esa sería perfecta para su próxima hermanita, y de hecho lo hizo antes de que yo se
lo mencionara.

- En serio?. – me dijo mi princesa asombrada, mientras mordía una tostada. – yo pensé que el
quería un hermano… algo así como para equilibrar fuerzas.
- Yo pensé lo mismo y le pregunté, me dijo que quería un hermano, pero que Lizzie, Jane y yo
queríamos una niña, y que mientras más niñas lloronas tuviéramos mejor para él. – mi
princesa me miró divertida enarcando una ceja. – Sip. – le dije reafirmando su duda. – dice que
mientras las niñas lloronas pelean por mi aprobación, tiene más de ti para él solito. – una dulce
carcajada salió de mi hermosa esposa, al escuchar las ocurrencias de nuestro hijo. -

- No puedo creerlo. – dijo y después de suspirar me dijo. – pero si te soy sincera y esta resulta
tu florecita. - dijo acariciándose el vientre.- a mí la verdad me gustaría tener otro niño que se
llamara como sus abuelos. – dijo con aire soñador, yo me acerqué a ella para abrazarla y
besarla dulcemente. -

- Eso no es problema preciosa, después de que tengamos a nuestra bebita podemos ponernos
a trabajar en eso.- ella rió dándome un golpe en el hombro. – esta bien, esta bien, podemos
esperar al menos hasta que la princesita camine.

Luego de permanecer tranquilos un rato y conversar, fuimos a arreglarnos para partir para el
aeropuerto, por suerte mi grandioso cuñado se había ocupado de las valijas, y mi princesa y yo
solo nos toco vestirnos y colocar el neceser con los efectos personales, aun lado de la maleta y
salir para el aeropuerto, llamé de nuevo a Ángela, y Ben vino a recogernos. Cuando estábamos
por llegar al aeropuerto mi princesa llamó mi atención.

- Cielo, esta es una de las pocas veces que pienso pedirte esto. – me dijo mordiéndose el labio.
– pero la verdad es que tu familia no lo sabe, y no quiero que se entere por las fotos de un
paparazzi. – me dijo y yo solo la miraba profundamente confundido, de que demonios
hablaba. -

- Cariño, no entiendo. – le dije. -

- Edward, dame tu anillo de bodas. – me dijo.-

- Mi anillo?. – que????.... para que?... se había vuelto loca. -

- Si cariño. – me dijo. – No quiero que tu familia se entere de la boda, en una revista o en un


programa de farándula. – me explicó. – quiero que me des tu anillo. – se quitó el suyo, y yo de
mala gana le entregué el mío, sacó de debajo de su blusa una cadenita, con un hermoso
corazón, uno de los tantos regalos que le di cuando estábamos juntos, y el cual supuso una
gran discusión con mi madre, ya que era otra de las joyas de mi abuela, y se la entregué a Bella
en uno de sus cumpleaños, y mi mamá armó todo un escándalo alegando que esa joya debía
regalársela a Heidi… pero era feliz de que aún la conservará con tan evidente cariño, abrió el
broche y por el pasaron ambas alianzas, yo desperté de mi ensoñación e insistí en abrochar la
cadena alrededor de su delicado cuello. – Te lo devuelvo cuando pasemos los controles y
estemos libres de paparazzi, porque quiero que todas las mujercitas que se atrevan a mirarte
se den cuenta que tienes dueña. – me dijo y yo solté una carcajada, para luego besarla
intensamente. -

- Te amo mi amor, y amo a la Bella Celosita. – le dije, y la verdad es que me encantaba su


instinto posesivo, era algo loco y enfermizo, pero que podía hacer. -

Y al parecer mi princesa había tenido razón con lo del anillo, porque apenas nos bajamos del
carro nos vimos asediados de paparazzi, al parecer fuimos la guinda de su torta, porque según
entendí estaban allí en el aeropuerto molestando a la pareja protagónica de una famosa saga
de vampiros, que había llegado a Chicago para participar en el programa de Oprah, ellos
estaban ya de salida, sus guardaespaldas habían conseguido meterlos seguros en su
camioneta; definitivamente si las cosas con los paparazzi seguían así tendría que considerar el
tener unos guardaespaldas acompañando a mi princesa, porque la verdad es que ella era
medio patosa y con tantos buitres al acechó temía que se lastimara o se lastimara la bebe.
Apenas nos vieron nos rodearon, haciendo que la marcha hasta el interior del aeropuerto
fuera verdaderamente lenta.

- Cullen se van de escapada romántica?. – preguntaba uno de los paparazzi mientras los flashes
nos cegaban una y otra vez, la verdad agradecí la idea de Paúl de que él, Jacob y los pequeños
fueran en un vuelo anoche, de esa forma no se encontraron con este circo. – Dónde dejaron a
los pequeños?. – preguntó otro. – Swan ese es un anillo de compromiso?. –preguntó otro. –
Piensas atar finalmente al Uraño de Chicago. – dijo otro y yo empezaba a enfurecerme, lo
único que me calmaba era tener los cariños que me hacía mi princesa en el brazo que llevaba
rodeando su cintura. Bella se detuvo un momento, a unos pasos de los controles, donde ya
estaban los de seguridad prestos para brindarnos ayuda. -

- Señores por favor, un poco de calma. – les dijo mi princesa. – Ya les ofrecí una rueda de
prensa hace días y les ofrecí todo la información que consideré oportuna, de igual forma
respondí a algunas de sus preguntas en la firma de libros, quiero pedirles que por favor
respeten la intimidad de mi familia, pero para que esto no caiga en saco roto y como muestra
de buena voluntad de nuestra parte. – les dijo. – y esperando que por favor tengan medida al
acercarse a mi familia les voy a decir algunas cosas, pero la verdad espero que tengan más
cautela la próxima vez, porque en nuestro último encuentro lograron asustar y preocupar a
nuestros hijos. – le dijo en un tono serio y molesto, de mamá regañando a un niño travieso, y
vi a muchos de los fotógrafos bajar la cabeza en un gesto apenado. – Bien, nos vamos de viaje,
tengo unos asuntos que resolver en Montepulciano y Edward va a acompañarme, nuestros
hijos están bien, pero donde están no es su problema, pero están perfectamente bien con sus
tíos aquí en Chicago, gracias por la preocupación. – mi princesa estaba poniéndolos sobre
pistas falsas para que no se les ocurra la brillantes de contactarse con colegas en el exterior. –
Y si. – dijo levantando la mano y mostrando el diamante de los Cullen. –Edward y yo estamos
comprometidos, pensamos casarnos a finales de año, será una ceremonia privada, pero les
ofreceremos algunas fotos a sus revistas. – les dijo, y yo recordé que las fotos que teníamos
eran las que tomó Ángela, que según sé en su juventud fue una amante de la fotografía y fue la
fotógrafa del periódico de su preparatoria y de la universidad donde estudió, confiaba en que
serían perfectas, porque había tenido la oportunidad de visitar alguna de las exposiciones de
fotografía en la que participó y la verdad es que era muy buena, sino fuera porque perdería a
la mejor asistente de todos los tiempos, pues la verdad la alentaría para que siguiera una
carrera profesional como fotógrafa. – Gracias por todo. – terminó y los dejamos. -

- Eres genial. – le dije acercándola a mí y dejando un beso en su cabello. Después de pasar los
controles, mi princesa me devolvió mi anillo, no sin antes, mostrarle los dientes a una de las
funcionarias que trabajaba en los controles y que intentaba seducirme con un muy
desagradable pestañeo y coqueteo forzado.

El viaje fue formidable, pero pasamos la mayor parte del tiempo en la habitación, con mi
princesa descansando, no quería que se excediera, charlamos, leímos, escuchamos música
juntos, comimos, dormimos mucho y nos repusimos del maratón de anoche, sabía que
tendríamos una perfecta segunda noche de casados a pesar del viaje, del jetlag y del cansancio
y las hormonas del embarazo. La luna de miel fue verdaderamente fantástica, aún cuando
amamos a nuestros hijos con locura, la verdad es que necesitábamos tiempo para nosotros,
fue completamente genial y renovador, poder caminar libremente con mi princesa por las
calles tomados de manos sin nada que esconder, comer juntos en restaurantes, pasear por los
lugares turísticos, tomarnos fotos, Paris fue genial, caminamos y disfrutamos mucho de los
museos y los parques, pero más disfrutamos del interior de nuestra habitación, las hormonas
revueltas de mi princesa y sus continúas subidas de libido me garantizaría que pasaríamos
muchas noches durmiendo en el Chalet en lugar de hacerlo en nuestra habitación.

El martes temprano tomamos el eurostar vía Londres, se me hacia interesante el trayecto, en


primera por la parte en la que atravesaríamos el Canal de La Mancha, y en segunda porque mi
princesa me iba contando todas las anécdotas de su embarazo, aunque yo algunas las conocía,
porque cuando podía robarme unos minutos, seguía leyendo su libro, necesitaba conocer
todas las pequeñas y grandes emociones que paso durante el embarazo de los trillizos y los
primeros años de vida de Ed y Lizz… pero tener esas experiencias contadas a viva voz de mi
ángel era genial, aprovechamos el trayecto, puesto que ella lo tomó muchas veces ya que
durante su embarazo vivió en Paris, pero seguía asistiendo a sus consultas en Londres. Londres
esa ciudad que mi esposa amaba profundamente, visitarla en su compañía y en la de nuestros
pequeños fue increíblemente especial.

Para Jane fue toda una nueva experiencia puesto que no la conocía y ver su emoción al subirse
en el London Eye o en otras de las muchas cosas que hicimos juntos no tenía precio, los
trayectos a pie y las estadía en los tranquilos parques fueron maravillosas, además que los
mellizos estaban enseñándole a hablar italiano para poderla incluir en sus juegos de idiomas,
mi muñeca estaba tan emocionada que no dejaba de pedirnos, que cuando aprendiera el
idioma la cambiáramos al colegio italiano con sus hermanos, mi gatita no cabía de la felicidad
de que estuviéramos todos juntos, y Ed insistía siempre en mostrarme sus lugares favoritos de
la ciudad. La fundación era increíble, y el trabajo que se desarrollaba en ella mucho más, tal
fue mi inspiración y mi emoción que estando allí comencé a involucrarme más en el trabajo
que se realizaba, y ya me encontraba yo mismo programando una serie de eventos benéficos
para recaudar fondos para los programas de salud y apoyo, sobre todos en países del tercer
mundo.

Una de las ideas que nació del viaje y en un momento en el que Jacob y Bella me mostraban las
estadísticas y los estudios, fue el de crear un beca para hacer que jóvenes de países africanos y
de zonas pobres de países de centro y suramérica, pudieran estudiar para convertirse en
médicos cardiólogos y pediatras, así como investigadores, que ejercieran en su país con ayuda
de la fundación y poder así poner nuestro granito de arena para mejorar la calidad de vida de
algunos menos favorecidos, la inspiración nos llegó de la historia de Seth, un pequeñito
haitiano que Paúl y Jacob conocieron en su visita a ese país tras el terremoto, el sufre de una
pequeña afección cardiaca y a través de una misión humanitaria lograron traerlo a Londres,
fuimos a visitarlo un par de veces y el pequeño era increíblemente adorable, era la razón por la
que Jacob tampoco podía quedarse demasiados días en Chicago y nos ofreció esa visita
relámpago para servir de testigo de la boda y sorprender a mi ángel, de hecho nos confesaron
que estaban tramitando por la embajada un permiso especial para que pudieran adoptar al
pequeño Seth. La verdad es que mis cuñados eran increíbles.

Tras una semana muy intensa y maravillosa, regresamos a Chicago con más trabajo del que
pensábamos, producto de todas las ideas que surgieron en la fundación, pero felices… tenía
que ver la manera de que mi princesa no se extralimitara con su trabajo, pero yo la apoyaría en
todo e involucraría a mi familia en ello. Regresaba a Chicago feliz, porque mis pequeños ya
eran unos Cullen, solo faltaba que el juzgado diera el falló definitivo de la adopción de Jane, lo
cual sería al día siguiente según me informó Aro. La única sombra sobre mi felicidad seguía
siendo Esme. Sé que le había prometido a mi gatita que no vería más a su abuela, pero
eventualmente tendría que verla, pero lo que si es que me aseguraría de que no pudiera
dañarlos jamás.

Una vez en casa, nos esperaba Ángela, con una chica a la que había pedido que llevara, se
trataba de su hermana, que era enfermera y psicopedagoga, la clase de persona perfecta que
quería para que ayudara a mi princesa a cuidar de nuestros pequeños. La chica no trabajaba en
una escuela u otro lugar donde pudieran aprovechar su talento porque sufría de agoraphobia,
era una especie de miedo a las multitudes y los espacios abiertos, ya había estado en
tratamiento psicológico y se encontraba en condiciones de manejarse en pequeños grupos de
gente, y ciertos espacios, yo la conocía hace algún tiempo, y eventualmente había servido de
niñera de Jane o de mis sobrinos, lo hable con mi princesa y estuvo de acuerdo en darle una
oportunidad, y la verdad es que cuando conoció a Cynthia quedó completamente complacida,
ella era una chica dulce, que se llevaba bien con los niños y nuestros hijos la adoraron al
instante, al igual que Keyla que nos había acompañado, mientras sus papás iban por la
pequeña Leah a Pekín, Seth mientras tanto se quedó al cuidado de los Black, como siempre
ocurría cuando Jacob y Paúl debían ausentarse a la vez de Londres, además que el pequeño
estaba en el hospital como parte de la misión humanitaria, y solo podrían tenerlo en casa
cuando se cumplieran con todos los trámites de la adopción.

Ya habíamos preparado la cena para lo pequeños, mientras Cynthia jugaba con ellos, luego
Ángela paso por ella para llevarla a casa, ella trabajaría con nosotros solo por el día, mientras
veíamos su interacción con los pequeños, después podríamos considerar si se quedarían con
nosotros, también estaba considerando tener fijos en la casa, a James y Bree, eran una pareja
ya mayor, James era quien se encargaba de cuidar el jardín por parte de la empresa que tenía
contratada, pero estaban a punto de jubilarlo, y yo la verdad le había tomado apreció, había
una casita al fondo de la propiedad que podría remodelar para tal fin, y Doña Bree, era una
mujer sumamente dulce y amable que podría ayudar a mi princesa con las labores de la cocina
u otras cosas, además de estar al pendiente de los pequeños… Mi ángel era perfectamente
capaz de cuidar a nuestros hijos pero con la pequeñita en camino no queríamos arriesgar nada.
A pesar de que el embarazo anterior nos había dejado dos hijos hermosos, inteligentes y
saludables, la perspectiva de que la experiencia vivida con Marie pudiera repetirse nos
aterraba enormemente. Ya el asunto de la limpieza no me preocupaba porque desde que me
había mudado tenía un contrato con una empresa, que mandaba dos veces por semana a dos
personas de confianza que se encargaban de limpiar toda la casa y se ocupaban de la ropa.

Mientras acostábamos a nuestros pequeños recibí una llamada de mi padre, deje a mi princesa
apagando las luces y chequeando sus cuartos mientras yo fui hasta nuestra habitación.

- Edward dónde te habías metido hijo?. – me dijo apenas le atendí. -

- Hola para ti también papá. – le dije con reproche provocando sus risas. - Fui el fin de semana
para Paris con Bella papá. – le respondí

- Y dónde dejaste a mis nietos?. – me dijo.-

- Woooah… papá te estas pareciendo a Doña Esme. – le dije. -

- No Edward, sabes que no es reclamo, pero es que te perdiste una semana, y yo no sabía nada
de mis nietos, fui a buscarlos para llevarlos al parque y por unos helados con Kellan y Valerie y
no los encontré.

- Es que mientras Bella y yo estábamos en Paris, mis hijos estaban con sus tíos en Londres. – le
dije. -
- Tíos?. – me preguntó extrañado. -

- Bueno, sabes que mis hijos tratan a Paúl como su tío. – le expliqué. – Y él es como un
hermano para Bella. Él además tiene una pareja Jacob. – le conté. – que es como otro tío para
mis pequeños.

- Me lo esperaba de Paúl. – me dijo. – y me alegra que Bella haya contado con gente que la
apoyara todo este tiempo. -

- Pues si papá, además hicimos los trámites de cambio de nombre de mis hijos. – le dije
emocionado. -

- Eso si que es una buena noticia. – me dijo. – Que por cierto yo te llamaba porque les tengo
unas sorpresas, y además quería contarte que estuve en Port Ángeles, pero de eso hablaremos
luego.

- Eso es fantástico papá. Nosotros también tenemos noticias. – le dije pensando en contarle lo
de la boda, y después de sopesarlo un momento decidí que el sería el primero en contarle lo
del bebé, quería al mejor obstetra de Chicago para asegurarme que todo fuera bien con el
embarazo de mi esposa. - pero tu llamaste, así que tu primero.

- Bueno, pero tendrás que esperar hasta mañana. – me dijo. – quiero que vengan a casa a
cenar, tengo buenas noticias y quiero celebrarlo con mi familia.

- Papá, pero va a estar mamá y yo no quiero que ella altere a mi Bella o a mis hijos de nuevo. –
le expresé mi temor. -

- No lo hará hijo, ella esta lo suficientemente asustada con tu amenaza de poner una orden de
alejamiento para que no se acerqué a Jane, que creo que ni va a atrever a mirar a Bella o a los
pequeños. – me dijo, y yo pensé que sería mi oportunidad de decirle a mi familia que me había
casado, y recordé también el compromiso que hice con Aro. -

- Papá sería mucho pedirte que invites a Aro. – le dije. – la verdad es que me quedaría más
tranquilo… No creo que mi mamá se atreva a decir o a hacer algo en frente de Aro. –

- Si eso quieres hijo, no hay problema. Yo lo llamó apenas termine de hablar contigo. – me dijo,
mientras yo me giraba a ver a mi esposa que entraba por la habitación, y le decía en sin emitir
sonido con quien hablaba, ella asintió y se acercó a mi por la espalda, yo sentado en la orilla de
la cama, y ella de rodillas detrás de mi abrazándome por la cintura y descansando su barbilla
en mi hombro, mientras yo trazaba círculos con las puntas de mi dedos de mi mano libre sobre
sus brazos. – Y cual era tu sorpresa hijo?. – me preguntó. -

- Si tengo que esperar a mañana para saber tu sorpresa. – le dije. – deberás esperar para
conocer alguna de las nuestras. – mi princesa apretó su agarre contra mi cuerpo y me susurró
en el oído. -

- Puedes decirle. – me dijo. Y la cercanía de su aliento fue como una suave y sensual caricia. –
necesitamos apoyo, y un buen gineco-obstetra. – me dijo autorizándome a darle a mi padre
todas nuestras noticias. -

- De acuerdo, voy a decirte, pero deberás agradecerle a Bella que esta intercediendo por ti. – le
dije. – Además que voy a necesitar tu ayuda para que me salves del arranque de furia de mi
hermana. – le dije entre risas. -

- Qué hiciste Edward?. – me dijo. -

- Bella y yo nos casamos el viernes, el viaje a Paris fue nuestra Luna de Miel. – le dije y puse el
teléfono en altavoz para que mi princesa lo escuchara también. – Y estás en altavoz. - le
advertí. -

- Edward Anthony Cullen, te casaste sin permitir que tu hermana preparara tu boda y cada
puntada del vestido de Isabella. – dijo con falso enojo. – pues que Dios los agarre confesados
hijo. – dijo para luego estallar en una carcajada que acompañamos. – Bien, aunque me hubiese
gustado estar allí acompañándolos los entiendo completamente, los felicito hijos. – nos dijo.-
Que Dios los bendiga como los bendigo yo y que sean todo lo felices que se merecen.

- Gracias Carlisle. – le dijo mi princesa emocionada. -

- Gracias Papá. – le dije. – pero tenemos dos cosas más que decirte.

- Más sorpresas?. – preguntó curioso. -

- Si, estas solo?. – le pregunté, queriendo saber si alguien podría ser testigo de su reacción, no
quería que fuera mamá. -
- La verdad es que no hijo. – me dijo.-

- Estas en casa, con mamá?. – insistí aunque sabía la respuesta. -

- Sabes que no Edward, para que preguntas. – me respondió. -

- De acuerdo. – le dije intentado concentrarme nuevamente. – En primer lugar quiero que


sepas que Bella, esta adoptando a Jane, mañana el tribunal da el fallo, por lo que me contó
Aro, así que a partir de mañana Jane, será Jane Esme Cullen Volturi-Swan.

- Wooo…. Hijo, excelente, me alegra que mi nieta tenga al fin la mamá a la que tanto ha
anhelado. – me dijo. – Pero tu mamá mañana va a enloquecer, entiendo porque quieras allí a
Volturi.

- Me alegra que te parezca bien papá, sabes que para mi es importante tu apoyo. – le agradecí.
– y ahora la otra noticia, es más bien un favor que voy a pedirte… mejor dicho dos. – le dije
guiñándole el ojo a mi preciosa a través del espejo que teníamos enfrente. -

- Que será lo que necesitan Edward, Bella?. – nos apremió a responderle frente a nuestro
silencio. -

- Bueno Carlisle. – le dijo Bella. – la verdad es que necesitamos que nos contactes con el mejor
gineco-obstetra de Chicago. – le dijo. -

- Un gineco-obstetra? .- preguntó algo confundido, pero luego parece que el entendimiento


llegó a su mente. – No me digan que…

- Si papá, además de Isabella, la bebita de Alice, tendrás otra nieta papá, otra princesita a la
que consentir. – le dije emocionado. -

- Edward aunque el bebe haya sido concebido la misma noche que llegaste a Italia. – dijo
provocando un profundo sonrojo en mi princesa y una carcajada de mi parte, por la que me
gane un golpe en el hombro. – aún es muy pronto para que digas que es una niña. – me dijo
divertido. -
- Yo también lo creo Carl, pero él no me hace caso. – le replicó Bella. -

- Puedo decir que es instinto de Padre orgulloso. – les dije. – Además es una bebé de año
nuevo y como tal se va cumplir mi deseo. – dije provocando la risa de Bella y mi papá. – y Alice
dijo que así sería. -

- No me vengas con lo mismo de Alice. – me dijo mi padre. – Con una hija con complejos de
vidente tengo suficiente. – luego de un profundo suspiro. – Felicidades nuevo hijos, la verdad
es que estoy muy feliz que su historia si se encaminó por el camino que tenía destinado. –
luego agregó. – cual es el otro favor que quieren pedirme. -

- Mañana le diremos a los demás que Bella y yo nos casamos, y probablemente lo de la


adopción de Jane, pero lo del embarazo queremos reservárnoslo para mas adelante, no
queremos problemas, ni sorpresas desagradables. – pedí, sintiendo todo el apoyo de mi
princesa.–

- No se preocupen, será todo como ustedes quieran. – dijo mi padre.-

- Otra cosa papá… - no sabía como expresar lo que quería sin que sonara mal. - papá… quien va
a cocinar mañana?. – le pregunté finalmente. Por la mirada que me dirigió mi princesa a través
del espejo y por el mutismo de mi padre entendí que ninguno de los dos entendía lo que
quería expresa. – no me sentiría cómodo que Bella comiera algo cocinado por mamá. -

- Edward!. – me gane una reprimenda de mi esposa, con el respectivo golpe en mi hombro. -

- Lo siento pero tengo que cuidar a mis princesas. – declaré seguro de mi mismo. – además
supongo que los niños querrán ir a pesar de Esme, solo por la idea de estar con sus primos.

- Hijo pedí la cena en un restaurante, será entregada y servida en la casa por un servicio de
catering. – me dijo. – Tu mamá no esta demasiado feliz conmigo últimamente, y las cosas se
pusieron peor cuando se enteró que iba a salir de viaje, y más cuando supo que estaba
buscando la tumba de Christopher. -

- Y lo encontraste Carl?. – le preguntó mi Bella con un brillo especial en la mirada, aunque creo
que era más bien la esperanza de descubrir algo como una tumba vacía o algo que le diera la
certeza de que su hermano estaba vivo. -
- Si, pero no en Port Ángeles como pensamos. – nos contó.-

- Y si no estaba en Port Ángeles como lo encontraste papá?. – le dije interesado por quien fue
también mi hermano. -

- La verdad es que he estado conversando con Eleazar, y el me contó de una casa que su tía
Isabella tenía en un pueblito cerca de Port Ángeles que se llamaba Forks. – dijo e
inmediatamente mire a Bella. -

- Es cierto, tengo una propiedad en Forks que heredé de mi madre, es un sitio maravilloso
para descansar un poco, es una casa preciosa en un claro del bosque, cerca de un río, y un
claro hermosísimo lleno de flores. – contaba con un aire soñador. -

- Precisamente, sospechó que Renee vivió allí cuando se fue de Chicago hasta el nacimiento de
Christopher y después de su muerte habrá viajado a Phoenix. – después de un minuto agregó.
– Bella, nunca has visitado la tumba de Christopher en Forks.

- Nunca Carlisle, yo no he estado en Fork, desde hace demasiado tiempo, fui un par de veces
con mis padres a visitar mi Abuela Isa, pero nunca fui al cementerio, luego que mi Abuela y mis
padres fallecieron estuve en alguna oportunidad allí para pensar, descansar un poco. – por sus
suspiros supuse que fue las contadas veces que nos separábamos mientras éramos amantes, y
alguna de las veces en las que peleamos y ella me pedía el fin de semana para pensar y poner
sus sentimientos en orden, esta vez fui yo quien le brindó su apoyo, besando dulcemente su
mano. – pero porque la pregunta.

- El encargado del Cementerio, me contó que todos los años, por el aniversario del nacimiento
y la muerte de Christopher una mujer visitar su tumba y paga para que este cuidadosamente
mantenida, y en una pequeña floristería del pueblo paga para que todos los viernes lleven
flores frescas a su tumba, pero nadie sabe quien es. – dijo mi papá y tanto mi esposa como yo
fruncimos el seño sin entender de que se trataba todo esto, pero la verdad es que todo era
extraño. -

- Y no buscaste más información?. – pregunté. -

- Por quien me tomas hijo. – me dijo. – claro que lo hice pero la verdad es que en la floristería
me dijeron que el pago se hace en efectivo y no tienen idea de quien… pero sinceramente me
parece que también paga por el silencio de la gente. – nos contó. -
- Eso es muy extraño. – dije. – como estás papá… digo con respecto a eso de estar frente a
Christopher. – le dije entendiendo perfectamente la sus sentimiento. -

- No sé hijo, sentí un cúmulo de cosas, desesperación, tristeza, depresión… algo de paz, incluso
una especie de alegría por saber en donde está. – me dijo. – pero algo muy extraño me paso…
aunque sentía que era mi hijo por quien lloraba, que era mi hijo al que le pedía perdón, de
alguna forma sentía que… - de pronto no sabía como seguir. -

- De pronto sentías que no era Christopher, que era otra persona a la que llorabas. – dijo mi
princesa con pleno convencimiento. -

- La verdad es que exactamente era eso Bella. – dijo mi padre. –

- O aquí hay algo extraño o ustedes dos necesitan hacerle una visita importante a Jasper. – no
era un chiste no hubo golpes por mi imprudencia, ni risas por parte de ninguno de los tres.
Luego de un rato mi padre colgó, haciéndonos prometerle que estaríamos mañana en casa
para la cena. La siguiente decisión sería si llevar o no a nuestros hijos.

Una vez colgada la llamada, mire a mi princesa pensativa.

- Que pasa cielo?. – le pregunté mientras le daba besitos en la punta de la nariz y por el rostro.
-

- Pensaba en mi hermano. – dijo algo triste. – No sabes lo mucho que me hubiese gustado un
hermano.

- Cielo. – le dije apretándola contra mí. - quizás no creciste con Christopher, pero la vida te a
regalado hermanos maravillosos. – logre sacarle una dulce sonrisa. – tienes más hermanos de
los que cualquiera quisiera tener. Tienes a tus primas, Tanya, Kate e Irina, a Rosalie y Jasper y
Alice, y a los mejores hermanos que una chica quisiera tener, o es que no sientes eso por Jacob
y Paúl… y si seguimos la cuenta debería considerar también a Félix, Garret y Laurant.

- Tienes razón esposo. – mi corazón saltaba de alegría cada vez que ella mencionaba el hecho
de que estábamos casados al fin. -

- Gracias esposa. – le dije besándola con pasión. -


- Gracias porque amor. – me respondió. -

- Gracias por aceptar ser mi esposa, gracias por cumplir nuestro sueño realidad, gracias por
existir, gracias por esta familia maravillosa que me has dado mi princesa. – le dije llenando de
besos, su rostro, su cuello, su cuerpo, y allí estrenamos nuestro estatus de casados en nuestra
cama. Una vez saciados del cuerpo el uno del otro, me levante de la cama y preparé la bañera,
y luego fui a buscar a mi esposa para consentirla un rato.

El viaje de regreso y todas las emociones agotaron a los niños, hoy por suerte era sábado y
Jane no tenía que regresar a la escuela hasta el lunes, los mellizos tendrían una semana más en
casa. Aún con que ayer cayeron prácticamente sobre los platos de la cena, temprano en la
mañana escuchamos los ya conocidos toques en la puerta. Suspiré aliviado porque mi princesa
y yo nos acostumbramos a vestirnos nuevamente antes de caer dormidos profundamente.

- Pasen. – dije despacito para no despertar a mi princesa. Últimamente dormía mucho más,
supongo que por el embarazo, solo esperaba que no se despertara con náuseas y los pequeños
se asustaran, por suerte desde nuestro viaje también acostumbramos a dejar cerca de la cama
las galletas y el agua que tanto contribuían a mejorar ese pequeño percance que el
crecimiento de mi florecita provocaba en el cuerpo de su madre.

- Hola papi. – dijo mi gatita subiendo con cuidado a la cama, y lanzándose como de costumbre
a mis brazos para llenarme el rostro de besos. -

- Hola gatita, dormiste bien?. – le dije dejando un beso en sus hermosos cabellos chocolates. -

- Sipi papito. – me dijo con una sonrisa. – mejor que bien. -

- Buenos días papi. – me dijo Jane, mientras subía a Keyla con cuidado a la cama. -

- Hola muñeca. – le dije dándole un beso y además una pequeña ayuda. – hola a ti también
ternurita (*). – le dije a mi sobrina. -

- Hola Tío Ed. – me dijo la pequeña regalándome un abrazo. -

- Papito mi mami todavía duerme. – me dijo Ed, acercándose a su madre.- ahora duerme
mucho. – se quejó despacito. -
- Mamita tiene que dormir y descansar. – le dije. – Acaso creen que estar detrás de todos
ustedes todo el día no es agotador. -

- Eso quiere decir que si nos portamos mejor, mi mamá no estará tan cansada. – preguntó
Jane. -

- No preciosa, ustedes se portan muy bien, son maravillosos, y aunque un poco traviesos,
mamá y yo queremos que sean felices, pero hay cosas como no pelear tanto, comerse toda su
comida o dejar todo ordenado cuando terminan de jugar podría ayudar a que mamita no se
cansé tanto. – le dije y ellos afortunadamente parecieron considerarlo. -

- Buenos días. – dijo mi princesa desperezándose. Los niños saltaron a abrazarla y eso casi me
provoca un infarto, pero ella había puesto sus brazos y una almohada disimuladamente sobre
su vientre y se las ingenió bastante bien para contenerlos. -

- Cuidado pequeños, no podemos lastimar a mamá. – les dije, y ellos se pararon en el acto. -

- No exageres Ed, no hicieron nada. – me dijo e hizo un gesto con la boca para que me acercará
a darle los buenos días. Le di un suave beso, acompañado de un wackala colectivo, que nos
arrancó risas.

- Keyla. – dijo mi princesa suavemente. – puedes alcanzarme las galletas que están en la mesita
preciosa. – la pequeña en el acto se las entregó. -

- Aquí tienes tita. – le dijo la peque. Mi princesa empezó a comer la galleta poco a poco y le
ofreció un pedazo a los pequeños, que no les gustó mucho la verdad.

- Papito que vamos a hacer hoy. – preguntó Lizzie. -

- Bueno cielito, la verdad es que hay algo de lo que queremos hablar con ustedes. – mi
princesa medio se incorporó y temí porque tuviera que salir corriendo al baño. Pero me sonrió
dulcemente, alentándome a que continuara. – su abuelito Carlisle quiere darnos una noticia
de algo importante para él, y nos ha pedido ir a su casa a cenar. – me detuve unos instantes
para ver la reacción de mis hijos, Ed se veía preocupado, Lizzie con el seño fruncido, a Jane no
le desagradaba la idea y se debatía entre sentirse feliz por estar con la familia, y obviamente
preocupada por lo que paso con Lizie y todo el asunto de su abuela, mientras que nuestra
pequeña sobrina, simplemente no entendía nada, y jugaba con los mechones de cabello de
Elizabeth. -
- Papito y si Lizz se siente mal de nuevo por ver a la abuela. – expuso Jane su preocupación y la
de todos. -

- Sinceramente espero que no, ya Lizzie entendió que tanto tú como yo la amamos mucho, y
no importa lo que diga tu abuela. – toqué dulcemente la barbilla de Lizzie antes de añadir. -
No es cierto gatita?. -

- Si papito. – me dijo segura y muy convencida, y yo me sentí feliz de que fuera así.

- Gracias bebé. – le dije dejando un beso en su frente y ganándome una de sus melodiosas
risas. -

- Tu vas a ir a esa casa mamá?. – le preguntó Ed completamente serio. -

- Si campeón, eso es algo importante para tu abuelo. – le dijo mi princesa. -

- Entonces voy contigo. – dijo de forma protectora. -

- También yo mamita, no voy a dejar que la Abu te diga cosas feas. - se unió mi muñeca a la
lucha de su hermano. -

- Yo voy. – dijo Lizzie y al ver mi cara de preocupación añadió. – no importa papito voy a estar
bien, te lo prometo. – me dijo e intentó alisar mi seño fruncido con sus pequeños deditos. –
Además quiero ver a Valerie… y a Kellan, pero no a Roland. – dijo haciendo una mueca
divertida.

- Yo tamen voy… yo cuido a tita. – dijo tiernamente Keyla, ganándose un beso y un abrazo de
mi hermosa. -

- Gracias princesita. – le dijo. – y gracias a ustedes también mis amores. – dijo repartiendo
besos. -

- Y para mi no hay beso?. – pregunté celoso por falta de atenciones. -


- No porque tu no te ofreciste a cuidarme. – me dijo con falsa molestia y un sensual puchero. -

- Sabes que las cuido con mi vida. – le dije al oído y acariciando suavemente su vientre, me
moría de ganas de darle los buenos días a mi florecita, pero debía esperar a cuando los
pequeños se fueran a arreglar. Mientras tanto me consolé con otro pequeño beso de mi
esposa. -

- Bueno peques, vamos bajando a la cocina para que desayunemos. – dijo mi princesa. – luego
vemos que vamos hacer durante el día. – Nos levantamos todos de la cama. Mi princesa y yo
nos turnamos para pasar por el baño. Los niños salieron corriendo mientras yo retrasaba un
poco a mi esposa, tomándola de la mano para quedarnos unos minutitos a solas-

- Buenos días mi amor. – dije dándole un apasionado beso. – Dios extrañaba darte el beso de
buenos días. – dije susurrando contra sus labios. -

- Buenos días cariño. – me respondió, regalándome un nuevo beso. Me asome al pasillo y vi


hacia las escaleras, tenía el camino libre, me puse sobre mis rodillas frente a mi esposa, y con
cuidado levanté la camiseta de su pijama, y tras hacerle una pequeña caricia, deposite un
suaves beso susurrando contra su piel. -

- Buenos días para ti también florecita. – le dije y vi la emoción de mi princesa cuando levante
mi mirada hacia ella. – Te amo bebita. – dije dejando un nuevo beso y poniéndome de pie. – Te
amo amor, los amo a todos. – repetí como un juramente, para darle un nuevo beso a mi
esposa. -

- Papá, mamá…. Tenemos hambre. – gritó Ed desde el piso de abajo, y yo solo pude seguir mi
camino de la mano de mi princesa, mientras íbamos negando y riendo.

Preparamos el desayuno para los cuatro monstruitos que teníamos ahora en casa, la verdad es
que Keyla se adaptaba perfectamente a nuestra dinámica, e íbamos a extrañarla
enormemente cuando regresará a Londres. Terminamos de comer, jugamos todos un rato con
los videos juegos, visitamos a Marie, y fuimos un rato a una playa y pasamos un maravilloso
rato en familia, terminamos en el Millenium Park, paseamos, nos sentamos en nuestro banco
favorito, almorzamos por allí, y hasta comimos helados acompañados por las risas de nuestros
hijos y nuestra sobrina. Llegó la hora de la cena y estábamos como locos preparando a los
niños, para luego vestirnos, la verdad es que la ayuda de Bree y Cynthia serían geniales, pero
Cynthia solo estaría con nosotros a partir del Lunes, pero los fines de semanas seríamos solo
nosotros dos con nuestro pequeño batallón, aunque contaríamos con la ayuda de Doña Bree,
sin embargo, habíamos acordado que Cynthia podría quedarse con los pequeños algún fin de
semana si teníamos planes.
Así que la mejor forma que encontramos fue ir organizando las cosas cuarto por cuarto
dejándoles todo lo que podrían necesitar a mano, y por suerte la única que necesitaba ayuda
completa para vestirse era Keyla, el resto de nuestros hijos, requerían solo pequeñas ayudas,
así que mientras mi princesa vestía Keyla, yo estaba de un cuarto a otro verificando que todo
estaba en orden, abrochando botones de blusas, atando cordones de zapatos, o subiendo
cierres (cremalleras) de vestidos, y así estuvieron listos Jane, Ed y Lizzie respectivamente, solo
faltaba que Bella peinara a las niñas, porque peinar a Ed era caso perdido, mientras mi
princesa le hacía las coletas a Keyla, le trenzaba de cabello a Jane y el cintillo a Lizzie, yo la
observaba absorto como manejaba ligas, ganchos, cintas y broches… era tonto, pero todo lo
que hacía mi hermosa esposa era capaz de hipnotizarme. Antes de que terminara su labor
decidí que era mejor que fuera a bañar y vestir, para así poder estar al pendiente de la tropa
mientras mi princesa se arreglaba.

Fui al closet, saque un jeans oscuro, una camisa blanca que usaría remanganda y fuera del
pantalón, era una cena en familia, completamente informal, y unos zapatos marrones, mi
campeón vestía igual, solo que su camisa era azul y sus converses negros, Jane se puso una
linda blusa blanca y jeans con sus converses azules tipo botines, y Lizzie se veía adorable con
un vestido muy mono de cuadros también azules, parecía que sería el color de la noche, ya que
nuestra hermosa sobrinita, iba vestida también con jeans, zapatillas blancas y una blusita muy
linda blanca con cerezas azules… Esperaba que Bella vistiera también de azul, amaba como ese
color se veía sobre su piel… Así que cuarenta minutos sonreí complacido al ver a mi princesa
con un hermoso e informal vestido azul que le quedaba increíblemente hermoso, y que
realzaba las exquisitas curvas de su cuerpo, acompañados por unas lindas zapatillas azules
con ligeras rayas blancas, estaba hermosa… lamentaba el hecho de que hubiese dejado de usar
tacones, pero sabía que lo hacía por nuestra bebita, así que tendría que aguantarme hasta
tener a mi pequeña entre mis brazos para poder disfrutar de las hermosas piernas de mi
esposa enfundadas en esos sexy zapatos que solía usar siempre.

Una vez todos listos y rezando todo el trayecto para que las cosas con mi madre no se me
fueran de la mano, llegamos al frente de la mansión Cullen, iba dispuesto a llevar la fiesta en
paz, pero así mismo iba dispuesto a no permitir que mis hijos, mi esposa y mi bebita sufrieran
por las estupideces de Doña Esme. Entramos en la casa y ya estaban casi todos reunidos, solo
faltaban Aro, Renata y Jasper que estaba atendiendo una emergencia. En la sala se encontraba
mi madre charlando animadamente con mi hermano, tomada de la mano de mi padre quien
realmente se notaba incómodo y supongo que agradeciendo el que Renata no hubiese llegado
aún, pero de alguna forma parecía estar obligado por ella de alguna forma, al entrar pude
notar la alegría en la mirada de mi padre, Rosalie y Alice al vernos, y la desaprobación de mi
madre y Emmett, pero ninguno de los dos decía nada, hasta que mi madre se dirigió a mi
muñeca, que estaba al lado de mi gatita, con su mano sobre su hombro en señal de apoyo,
mientras que mi pequeña princesita se aferraba con fuerza a mi lado, en mi otro brazo llevaba
cargada a Keyla, que estaba algo cansada de todo el ajetreado día, y no quería que mi princesa
hiciera el esfuerzo de tomarla en brazos, porque la tensión del momento no le daba las
mejores condiciones al cuerpo de mi esposa embarazada, mientras que Ed mostraba ante su
abuela, la misma actitud desafiante que tendría yo a su edad si tuviera que defender a alguien
a quien amara con la devoción con la que él amaba a su madre.
- Muñeca acaso no vienes a darle un abrazo a tu Abu. – Le dijo a mi muñequita, ella subió la
mirada hacia mí pidiendo mi autorización, y yo asentí con la cabeza, la verdad es que quería
llevar la fiesta en paz, mi esposa apretó su mano contra el brazo con el que sostenía a Keyla en
señal de apoyo. Pero lo que no esperaba para nada era la respuesta de mi Jane. -

- Solo si prometes que no vas a lastimar a Elizabeth. – le dijo desafiante, en una actitud y una
pose que hacía recordar a Heidi, y por la que estoy seguro en otro momento mi madre se
sentiría orgullosa, pero ahora hacía retorcerle las entrañas puesto la estaba usando en su
contra. – Mi hermana se sintió muy mal el otro día por tu culpa, y si piensas lastimarla no
quiero acercarme a ti. – esta noche prometía ser larga, vi a mi madre dirigirle una mirada llena
de odio a mi princesa, que me puso inmediatamente alerta, pero al ver la seguridad de mi
pequeña sé que se sintió dolida, porque por un minuto pude ver ese dolor reflejado en su
rostro. -

- No te preocupes Jane, no voy a decirle ni hacerle nada a tus hermanos. – le respondió. Y no


me pasó desapercibido que dijo “hermanos” en ningún momento incluyó a mi Bella en esa
“licencia”. Jane se acercó a saludarla con algo de precaución lo cual hizo que Esme se sintiera
aún más dolida. Mi padre y mis hermanas se levantaron a saludarnos y le dirigieron cariñosos
saludos a mi esposa y a nuestros hijos. Emmett desde la esquina de la sala observaba con
curiosidad a mis hijos, sabía que quería acercarse a ellos, lo veía claramente en su mirada, pero
no se atrevería nunca a desafiar a nuestra madre. -

- Esta preciosura es la hija de Paúl? . – preguntó Rosalie, tomando a la pequeña en brazos y


haciéndole cosquillitas en la barriga haciendo que su dulce risa llenara la estancia. -

- Sipi. – respondió la pequeña Keyla orgullosa. -

- Por que está con ustedes?. – preguntó Alice curiosa, mientras le hacía cariños a la pequeña
que se encontraba en los brazos de Rose. -

- Mi papito y mi papito. – les respondió Keyla a quien al parecer les había agradado Rosalie y
Alice.- Fuedon a la conchinchinchichichina a busca a mi manita Leah. – dijo provocando la risa
de todos.

- Exactamente Paúl y Jacob, fueron a China a buscar a su otra pequeña. – Tradujo mi princesa.-

- Es tan parecida a Paúl. – observo Alice.-


- Es porque Keyla es hija de Paúl. – le aclaró mi princesa y ellos al igual que yo en su momento
se sorprendieron.

- Cado que mi papito es mi papito tita Bells. – le dijo la pequeña mostrando sus dos manitas
con las palmas hacia arriba para enfatizar la torpeza de su tía. La verdad es que la pequeña
estaba de alguna forma liberando un poco la tensión del momento.

De pronto Valerie entró corriendo a la sala, arrastrando a sus primos y a la pequeña Simmons
al cuarto de juegos, mi princesa de cuando en cuando al igual de Rose fueron a chequear que
todo estaba bien, también yo lo hice en un par de ocasiones, sobre todo cuando mi madre
tomaba esa dirección, ella solo entraba y veía que todo iba bien con los pequeños como
siempre lo había hecho, pero no podía evitar el temer que se repitiera la escena de hace cerca
de dos semanas. Al fin llegaron Aro, Renata y Jasper y pasamos todos a la mesa. Papá había
pedido también un menú especial para los pequeños, que estaba siendo servido en la sala de
juegos, había pedido también unas niñeras que se encargaron de cuidar a los peques, jugar
con ellos y ocuparse que comieran, lo que no impidió que continuáramos con nuestras
acostumbradas visitas para verificar que todo iba como debería. Al final mi padre nos dio su
sorpresa, mientras íbamos terminando el postre. Mi princesa y yo todavía esperaríamos un
poco más para dar nuestras buenas nuevas, o por lo menos buenas nuevas para algunos.

- La verdad les agradezco que estén todos aquí acompañándome y celebrando conmigo. – dijo
haciendo una pausa. – el que me haya sido nombrado como el nuevo director del Hospital.

- Papá es una excelente noticia. – dije levantándome y acercándome a él para darle un abrazo.
– Felicidades. – le dije y el me susurro lo mismo al oído, sabía que aunque nos había felicitado
ayer estaba esperando poder abrazarnos y felicitarnos en persona, uno a uno fueron
levantándose y felicitando a mi padre.

A la final decidimos pasar al salón, mi padre mando abrir unas botellas de champagne, le
entregó una de jugo de manzana a mi hermana, y le entregó una copa a mi princesa, pero
evidentemente se parecía a más a la champagne que al jugo de manzana. Lo miré interrogante
y nos respondió en un susurro disimulado.

- No se preocupen. – nos dijo. – es cerveza sin alcohol, me las arregle para que quedara sin
demasiada la espuma. – agradecí su esfuerzo por querer guardar nuestro secreto.

Estábamos allí todos felices celebrando el ascenso de mi padre, no es que el lo necesitará para
vivir mejor, pero era un logro profesional que siempre había perseguido. Era un sueño hecho
realidad para él y yo sinceramente estaba feliz de verlo tan realizado, me acerqué más a mi
princesa, en ese momento me sentía cómodo y feliz, abrazándola desde atrás por la cintura y
apoyando mi barbilla en su hombro, pase suavemente mis manos varias veces por su cintura,
acariciando disimuladamente su vientre, de tanto en tanto, para que luego nuestras manos
entrelazadas quedarán allí apoyadas en su barriga, un jadeo me sacó de nuestra burbuja y al
alzar la mirada, vi la expresión de reconocimiento de mi hermana, me preocupo que hubiese
descubierto lo del embarazo y lo gritará espontánea y desesperadamente como cuando le dijo
a mamá que había pagado la casa de Bella con el dinero de Heidi. Pero todas y cada una de las
revelaciones empezaban a ponerse sobre la mesa, la verdad es que no tenía ni idea de todo el
agotamiento emocional que esta noche produciría en nosotros…. En todos y cada uno de
nosotros.

- Se casaron. – gritó de pronto apuntándonos y haciendo que todos girarán a vernos. – No lo


puedo creer se casaron en secreto. – dijo y no me pasó desapercibido que mi madre se puso
inmediatamente de pie después siendo rodeada fuertemente por los brazos de mi padre,
supongo que en un intentó de contenerla y ya tenía a Emmett pegado a su lado, con la mano
sobre su hombro en señal de apoyo y bajo la mirada reprobatoria de Rosalie al otro lado del
salón, mi madre estaba a punto de explotar pero lo que paso a continuación la dejo muda por
un momento.

- Mamita, mamita. – gritaba Jane, mientras entraba corriendo al salón colocándose al lado de
mi princesa, y tomándola de la mano. El jadeo de horror de mi madre salió de lo más profundo
de su garganta mientras mi padre le decía que esperara a que Jane saliera de la sala. -

- Dime preciosa?. – le dijo mi esposa, poniéndose a su altura para que le dijera lo que
necesitaba, y acariciaba tiernamente su mejilla, esas demostraciones de amor y ternura entre
Bella y Jane estaban logrando descomponer a Esme.

- Mami. – repitió y vi la mueca de terror en el rostro de mi madre, estaba completamente roja


y los labios le temblaban revelando toda la ira contenida. – Keyla tiene mucho mucho sueño y
esta llorando porque se quiere ir a dormir. – le dijo mi muñeca a su madre. -

- Princesa, porque no llevas a Keyla y a tus hermanitos a tu antigua habitación e intentas que
Keyla se duerma. – le dijo, en un intento por tener a los pequeños lo más lejos posibles de la
explosión emocional de Doña Esme. – puedes llevar a Valerie y Kellan también, pero no hagan
demasiado ruido para que tu primita pueda dormir, nosotros vamos a arreglar unos asuntos
aquí y luego nos vamos. De acuerdo?. – le dijo. -

- Si mami. – le dijo obediente y estaba a punto de retirarse cuando se dio la vuelta y abrazo
fuertemente a Bella, y tras un sonoro beso en su mejilla, terminó por ponerle la guinda al
pastel. – Te amo mamá. – le dijo y ya mi madre se revolvía en los brazos de mi padre. -
- Yo también te amo peque. – le dijo devolviéndole el abrazo. -

- QUE DEMONIOS SIGNIFICA TODA ESTA MIERDA EDWARD. – gritó mi madre apenas se
escucharon los pasos de Jane alejándose en el pasillo. -

- Esme por favor. – le reprendió mi padre. – Te pedí… no te rogué que no hicieras escándalos
esta noche.

- COMO QUIERES QUE NO HAGA ESCÁNDALOS CUANDO TU HIJO PERMITE QUE SU HIJA LLAMÉ
MAMÁ A ESTA ZORRA Y ENCIMA SE CASA CON ELLA. – gritó. -

- Te lo he dicho hasta el cansancio mamá. – dije frustrado colocando mis dedos contra el
puente de mi nariz mientras intentaba calmarme, mi esposa se acercó a mi y me hizo cariños
en el brazo, para sosegarme. – No voy a permitir que sigas insultando a mi mujer. – ella bufó
ante mis palabras.- siempre que decía esa expresión me gritabas que Bella no era mi mujer, te
limitabas a insultarla y decir que era mi amante. – hice una pequeña pausa para mirarla directo
a los ojos. – pero perdió ese argumento Doña Esme, porque Bella es mi esposa, es
oficialmente, antes los ojos de la ley y los ojos de Dios Isabella Swan Denaly es la señora de
Edward Cullen. -

- Cómo te atreviste Edward… Cómo te atreviste a casarte con la hija de esa. – me espetó mi
madre con rencor. – como te atreviste a casarte con la hija de esa cualquiera.

- Esme, te has esforzado mucho y por demasiado tiempo en tus odios contra mi madre, por
Dios, mis hijos son tus nietos y por ello te pido que llevemos la fiesta en paz. – le pidió mi
princesa. -

- NO NO NO…. NUNCA, EL QUE YO TE ACEPTE ES COMO SI PERMITIERA QUE LA MALDITA DE


RENEE REGRESE DE NUEVO A DESTROZARME LA VIDA. – Gritó. - QUE USTEDES ESTEN JUNTOS
ES PERMITIR QUE ESA MALDITA ZORRA ME GANE DE NUEVO.

- Mamá… por Dios. – le dije, mientras todos a mi alrededor, a excepción de mi padre, Renata y
Jasper nos miraban sin entender nada. – Reneé no ganó nada, lo sabes, tú te quedase con todo
lo que ella quería, y a ella no le quedó más que rehacer su vida. – le dije. -

- Lo sabes?.- dijo dirigiendo un mirada cargada de reproche a Carlisle. – Cómo te atreviste a


contarle?. – le preguntó. -
- Mamá como no querías que lo supiera si cada vez que discutíamos tu nombrabas a Renee.

- Que es lo que sabes?. – decía Alice, - No entiendo nada. – estaba increíblemente calmada
para su personalidad y su estado, pero sé que era Jasper quien la mantenía así.

- Renee y yo tuvimos una relación en nuestra juventud. – explicó mi padre pausadamente. -

- RELACIÓN?.... RELACIÓN?????.... ELLA ERA TU MALDITA AMANTE, IGUAL QUE LA ZORRA DE


SU HIJA ES LA DE EDWARD.- gritó exasperada Esme. -

- ESME…- gritó mi padre. – en primer lugar no insultes a la esposa de tu hijo, que además de
ser la mujer que ama es la madre de tus nietos. – le reprendió de forma dura. – Y si relación. –
le dijo firmemente. – porque te recuerdo Esme, que antes de que tu y yo fuéramos novios, ella
era mi novia. -

- Entonces no entiendo mamá. – dijo Alice. – papá estoy confundida. - El resto seguía la
conversación casi mudos. -

- La verdad es que Renee tuvo que mudarse y entonces terminamos el noviazgo. – le explicó mi
padre. – luego de eso comencé a salir con tu madre, hija. -

- Claro y apenas regresó la zorra a Chicago la metió en su cama como su amante. – dijo mi
madre con ácidez y rencor. -

- Eso es verdad papá, tu eras el amante de la mamá de esta!, - dijo Emmett con despreció,
cuando una sonora cachetada voló por los aires dejándonos a todos estupefactos y vimos la
perfecta y delicada mano de Rose estampada contra la cara de mi hermano. – Demonios
Rosalie que te pasa?.

- Que te he pedido de un millón de maneras que no te metas en esto, que entiendas que
Isabella es la mejor mujer y la más capaz de cuidar y amar a tu hermano y tus sobrinos. – le
dijo. – pero no te da la gana de entenderlo, así que decidí que antes de que tu hermano te
parta la cara por insultar y menospreciar a su esposa prefiero hacerlo yo.

- Ves lo que provocas en esta familia Isabella Denali, tú tienes la mala sangre de esa mujer y
destruyes todo lo que tocas. – replicó mi madre. -
- Ya basta Esme… perdóname papá, pero voy por mis hijos y mi sobrina y me largo de aquí,
antes que esto se me vaya de las manos. – le dije, tomando la mano de mi esposa
entrelazando sus dedos con los míos. -

- PUES SI TE LARGAS CON ESTA, PERFECTO, PUEDES LLEVARTE A LOS HIJOS DE TÚ …. DE ESTA,
PERO A JANE NO LA SACAS DE ESTA CASA. – Me gritó. -

- JANE ES NUESTRA HIJA Y NO TIENES NINGÚN DERECHO SOBRE ELLA. – le grité perdiendo los
estribos. Pero el suave apretón de la mano de mi preciosa en mi mano me regresó la calma.

- “NUESTRA HIJA”… Jane es hija de Heidi. No sé como permites que llame mamá a esta. – me
dijo. -

- Jane le dice mamá a Bella, porque ella se ha ganado su cariño, y respeto, ha sabido ganarse
ese lugar. – le dije. -

- NO ME DA LA GANA… NO LO PERMITO, NO VOY A PERMITIRLO. VOY A PEDIR LA CUSTODIA


DE JANE. – Gritaba mi madre.-

- Con que argumentos mamá?. – le dije. -

- ELLA SEGURO LA MALTRATA PORQUE ES LA HIJA DE HEIDI, DE LA MUJER QUE SE GANO TU


AMOR CUANDO ELLA NO PUDO. – gritaba. -

- Por Dios Esme, estas perdiendo el juicio. – le decía mi padre. – como se te ocurre decir que
Edward amaba a Heidi. – le dijo y se giro hacia Aro.- Aro lo siento. – pero este le hizo un gesto
para que continuara despreocupado. – pero todos en esta sala incluida tu misma sabes que a
la única mujer a la que ha amado Edward en su vida ha sido a Isabella, como…

- Como tú amabas a esa maldita mujer. – le interrumpió mi madre. -

- Como siempre creí que tú me amabas a mí. – le dijo mi padre con amargura. – pero ahora no
puedo determinar si en alguna oportunidad me amaste o solo has estado obsesionada
conmigo. -
- No seas tonto Carlisle. – le dije dándole un golpecito de forma condescendiente en el rostro.
Miré a mi princesa y luego a Jasper, mi madre de verdad estaba loca. -

- Como sea. – dije. – me largo con mi familia de este circo que has montado Esme. – hacia un
nuevo amago para irme cuando mi madre se acercó a nosotros con una clara intención de
golpear a mi princesa, me puse delante de ella. Y fue la mano de Aro la que detuvo el brazo de
mi madre en el aire. -

- Es suficiente Esme, mira lo que estas haciendo con tu familia. – fue él quien intentó sonar
condescendiente con ella ahora. -

- Aro, tenemos que hacer algo para terminar con esta payasada, no podemos permitirlo Aro. –
le dijo desesperada, y todos los demás cada vez más asombrados, era una escena demasiado
bizarra, casi todos estábamos de pie en el salón, solo Alice se encontraba sentada y Jasper a su
lado de pie sosteniéndole la mano, Renata miraba con preocupación a mi papá desde el otro
lado del salón, mi hermano estaba cerca de mi madre, quizás en un intento de protegerla de
mí, Rosalie estaba de pie detrás de mi hermana Alice, y nosotros cuarto enfrente a frente.

- Esme yo ya hice lo que considere pertinente en este asunto. – le dijo Aro y mi madre sonrió
victoriosa. – puse mis abogados a disposición de Edward y de Isabella, y el mismo día de la
boda se firmaron los papeles de la adopción. – le explicó y el rostro de mi madre empezaba a
descomponerse. – Esta mañana ha salido el falló. – sacó unos papeles del interior de la
chaqueta y me los entrego. – Bella es legalmente la madre de Jane, a partir de esta mañana el
nombre de Jane, paso a ser Jane Esme Cullen Volturi-Swan. – mi madre dio un jadeo de horror.

- NO, NO, NO LO ACEPTO. – Dijo, pero sin el apoyo de Aro no era mucho lo que podría hacer mi
madre, si quería irse por lo legal. -

- Esme por Dios, yo mismo he tenido la oportunidad de ver a Jane y a Isabella interactuar. – le
dijo Aro a Esme de modo conciliador. – y te aseguro que no hay mejor madre para mi nieta. -

- Si la hay… Heidi es su madre Aro. – le dijo mi madre, apelando por el amor de Aro hacia Heidi.
-

- Esme… Heidi está muerta, y mi piccola necesita una madre. – le dijo Aro nuevamente, yo
empezaba a perder la paciencia y me preocupaba que la tensión le hiciera daño a mi princesa y
a nuestra bebita.-
- Heidi era la mejor madre del mundo, no pueden compararla con esta. – espetó mi madre con
amargura. -

- Se acabó Esme. – dijo Renata dejando su lugar en segundo plano e integrándose a la


discusión. – No digas estupideces, tú y yo… y hasta Emmett… nosotros sabemos perfectamente
la clase de “buena madre” que era Heidi. – dijo e inmediatamente mi hermano se tensó y
Esme le regaló una mirada cargada de ira e incredulidad. – Aro. – dijo dirigiéndose a él. – Sé
que tu simpatía hacia mí no es demasiado grande, por lo ocurrido con Alec, y estoy segura que
será peor después de esta noche, pero yo todavía te guardo cariño y respeto, por lo que te
advierto… si no quieres escuchar lo que tengo que decir. Es mejor que te marches ahora. – le
dijo. -

- Renata, es mejor que no… - le dijo, pero ella negaba frenéticamente con la cabeza. -

- No Aro, llegó la hora de revelar lo que debió ser revelado hace muchísimo tiempo. – dijo. –
es hora de poner las cartas sobre la mesa. -

- Cállate Renata. – le dijo mi madre. – No tienes nada de importante que decir, sabemos
perfectamente que Heidi amaba a Jane y era una buena madre.-

- No me hagas reír Esme. – le replicó. – yo nunca participé en sus locuras, pero tú bien que la
apoyabas y la alentabas. – le dijo. -

- Renata esto es un problema de familia. – le dijo mi hermano tensó. – Mejor te vas.-

- Que Emmett?. – le dijo. – Tienes miedo ahora, siempre has sabido que tendrías que
enfrentarte a las consecuencias de tu fidelidad con tu madre tarde o temprano. – le espetó
Renata, y Emmett se sentó sobre el brazo del sofá derrumbado, con las manos sobre las
rodillas, y la cabeza gacha, de rato en rato dirigía una mirada a Rose, cargada de dolor y
preocupación. Que demonios pasaba aquí. -

- Esto se nos esta saliendo de las manos, es mejor dejar esto hasta aquí. – dijo Esme. – Gracias
a todos por venir y disculpen lo malo. –

- Un momento mamá, yo quiero escuchar lo que tiene que decir Renata. – dije. -
- No. Renata no tiene nada que decir… Heidi era una madre maravillosa que amó a su hija
incluso antes de nacer, su sueño fue siempre se madre, y la espero y la añoró. – dijo Esme. -

- No seas ridícula. – le dijo Renata. – Es amor de madre enfermar a su hija para arrancar a
Edward de la cama de Bella, con el único propósito de hacerle daño a ella. – escuche el jadeo
horrorizado de mi princesa, y no me pasó desapercibida la mueca de dolor de Emmett y la
mirada de rencor de mi madre.-

- Que dices Renata?. – le pregunté, con la voz ahogada por el horror que yo mismo sentía. -

- Lo que escuchaste Edward. – me dijo. -

- MENTIRA, ERES UNA MALDITA MENTIROSA, TE ESTAS VENGANDO DE MI VERDAD. – Le gritó


mi madre. -

- BASTA CON LOS INSULTOS ESME. – le gritó mi padre.- Yo también quiero saber de que habla
Renata. -

- Edward, recuerdas lo que pasó en el último Aniversario que pasaste con Bella. – me dijo. -

- Una serie de malentendidos que hicieron que cometiera la estupidez más grande de mi vida.
– le dije. -

- No fueron malos entendidos Edward. – me dijo. – Esme escuchó a Bella y Alice hablando por
teléfono, Bella le contó que ustedes saldrían de fin de semana para celebrar su aniversario.

- CALLATE. – Le espetó mi madre.-

- Ya te dije Esme, la hora de las revelaciones llegó. – le dijo. – y todos asumiremos las culpas y
las consecuencias de nuestros actos. -

- Renata por favor continúa. – le pedí mientras me sentaba en el sofá con mi princesa, y
sostenía fuertemente sus manos. Aro se sentó en el sillón individual, mientras que mi padre se
encontraba de pie entre Renata y mi madre. -
- Ellas querían dañar como fuera su relación. – continúo. - así que se hicieron de un par de
aliados. – miro a Emmett y prosiguió. – Emmett y tu secretaria… creo que se llamaba Lauren. –
dijo. -

- Lauren?. – repetí. – que ganaba ella con ayudar a Heidi?.

- Heidi la persuadió, diciéndole que te convencería para que la convirtieras en tu amante. – mi


cara era de completo horror. – pero yo también admito que tengo mis culpas, yo sabía todo,
no participé, pero no te lo advertí, y debo pedirles perdón por eso, si es que cuando terminé
mi relato, ustedes quieren otorgármelo. -

- Estás loca, como crees que Heidi le ofrecería eso a esa chica, ella amaba a Edward. – replicó
mi madre. -

- Cállate Esme. – le dijo tajantemente. – al menos cinco personas en esta sala sabemos
perfectamente a quien amaba Heidi. - cinco personas?... ok, claro esta que yo no era uno de
ellos, pero si mi princesa porque de pronto la sentí tensarse a mí lado.- Porque tú, Carlisle, Aro,
Bella y yo… sabemos perfectamente quien era el sujeto del amor obsesivo, incondicional y
desesperado de Heidi…

- Estás loca. – decía mi madre negando vehemente con la cabeza. -

- Continua Ren. – dijo mi padre, ganándose una mirada de odio y de entendimiento de mi


madre. -

- El trabajo de Lauren consistía en ayudarte a confundirte, Heidi previamente le había pedido a


Aro que te diera mas trabajo alegando que decías que te sentías subutilizado y que creías que
el no te valoraba lo suficiente. – Aro en seguida se tensó, daba la impresión que no se creía lo
que estaba escuchando. Pero Renata prosiguió con su historia. - mientras tanto y en medio de
la confusión de todos los nuevos proyectos, Lauren cambio toda tu agenda, cambio los relojes
y los calendarios, creando una confusión en tu cerebro, Heidi colocaba pastillas para adelgazar
en tu café, la sibutramina provoca insomnio en algunos casos, y para su suerte fue el tuyo,
además de dolores de cabeza y otros, y tu falta de sueño, de alimentación apropiado y el
exceso de trabajo ayudo para que pudiera generarse la confusión en tu cabeza. – explicó y yo
la verdad estaba horrorizado, veía a mi hermano porque estaba seguro que él había
participado al menos en la suscripción del medicamento, no sabía que hacer, solo la mano de
mi esposa agarrando la mía y apoyada discretamente sobre su vientre impedían que saltará
sobre él, y le rompiera la cara como bien había predicho Rose. – y si crees que la contribución
de Emmett concluyó con la prescripción del medicamento te equivocas. – dijo adivinando mis
pensamientos y mirando a mi hermano, que le devolvía la mirada implorando desesperado
que no continuara. – por que eso no fue lo único que te pidió tu mamá… no es cierto Emmett?.
-

- Por favor Renata no sigas. – ella asintió, iba a hacerle la concesión a Emmett, en honor a los
años de amistad y sociedad que los unía, pero Rose intervino. -

- Necesito saberlo Renata. – le dijo. – en nombre de la amistad que nos une te imploró que
continúes. -

- Esme y Heidi sabían que la sola confusión no despegarían a Edward de las sábanas de Bella, y
estaban seguras, que aún cuando no recordará que era el día del aniversario sabían que el iría
a verla y necesitaban encontrar la manera de sacarlo del departamento. – dijo y
cautelosamente se giro a verme a los ojos. – tu madre le pidió consejos a Emmett de que hacer
para enfermar a Jane de forma controlada sin que revistiera de gravedad su caso, pero lo
suficientemente consistente para apartarte de Bella. – dijo, y el jadeo de horror procedente de
Rosalie me desgarró el alma, tanto como el peligro que había corrido mi hija por culpa de
Emmett, mi madre y la supuesta “espléndida madre” de mi pequeña. -

- Cómo Renata?. – le dije con la voz cargada de ira, mientras sentía el apoyo de mi ángel. –
cómo lo hicieron?. -

- Medias mojadas. – dijo Emmett en un susurro. – Heidi le ponía medias mojadas a Jane y se las
dejaba por largo tiempo, la tenía casi siempre desabrigada y con las ventas abiertas… eso
provocó el resfrío y la fiebre. -

- Maldito desgraciado, y todavía te atreves a llamarte mi hermano. – Brame furioso. – pusiste


la vida de mi hija en peligro, maldita sea. – y algo recordé de ese día. – cuando te llamé me
dijiste que estabas atendiendo un emergencia… donde estabas?. -

- Estaba en casa. – dijo. – Jane no estaba tan mal como parecía, y con la medicina apropiada
estaría perfectamente bien en media hora.

- Y se supone que eres pediatra. – le espeté. – Cómo pudiste hacerlo?. – le dije con dolor,
mientras Rosalie se derrumbaba en los brazos de Jasper. -

- Porque me lo pidió mamá. – dijo simplemente. -


- Dios… no puedo creerlo. – decía. – Hubo más veces?. – pregunté horrorizado. -

- Si… todas las veces que te sacaron de casa de Bella, por la mínima cosa, desde picadas de
insectos, fiebres, alergias, llantos inexplicables. – dijo. – todas y cada una de las veces. –
repitió. – acaso no te parece extraño que después del accidente en el que murió Heidi, Jane no
se enferma de absolutamente nada, de hecho lo único que le ocurrió a Jane luego de la partida
de Bella fue el accidente. – me dijo y yo entendí su punto.-

- Eso quiere decir que el accidente…– preguntó mi Bella con un hilo de voz, mientras gruesas
lágrimas corrían por su rostro, haciéndole compañía a las mías. -

- También. – dijo simplemente. -

- Mentira, es mentira. – dijo Esme, que parecía haber recuperado el habla, mi padre y Aro
habían perdido el color de sus rostros. -

- Es verdad mamá. – dijo Emmett. – se acabó todo. – luego se apresuro a explicar. – Heidi sabía
que día nacían los trillizos porque continuamente revisaba e interceptaba tus correos con
ayuda de Lauren… ella me pidió algo para enfermar a Jane, y yo me negué, porque quería algo
realmente peligroso, que supusiera una cirugía o algo grave, y yo me negué. – dijo con un
sentimiento de culpa. -

- Y tu Esme. – Le dije. – tu también te negaste ?. -

- Heidi era una buena madre, Heidi te amaba y amaba a Jane con locura. – decía. – tu por tu
estupidez de querer revolcarte con esta… eres único culpable… Heidi estaba desesperada por
tu amor, hizo lo que tenía que hacer. – yo estaba completamente estupefacto, creo que solo
mi madre y Emmett creían esas palabras.-

- Esme por Dios… hoy se te ocurrió airear todas las estupideces y los delirios de tu cabeza,
sabes perfectamente que Heidi no amaba a Edward. – continúo Renata. – él era el instrumento
de su venganza y Jane la forma de atarlo a ella, así que no me vengas con eso, porque bien
sabemos que el único y verdadero amor de Heidi… o más bien su obsesión… -

- Renata esto no es necesario. – la interrumpió mi princesa. – Esta parte de la historia ya no te


pertenece. – le replicó. -
- No me pertenece?. – le preguntó. – estas segura que no me pertenece Isabella. – le dijo. –
Porque yo creo que sí. Yo estoy tan involucrada en esta historia como tú, entiendo tu punto de
vista, y te admiró. – continúo. – pero si tu no quieres contar tu historia, yo puedo contar la
mía, soy libre de hacerlo. Y espero contar con tu perdón y el de Aro, pero como dije antes esto
se acaba aquí, muchos de nosotros nos merecemos ser felices, sin ataduras y sin mentiras. -

- Esa nunca fue tu historia. – le repitió mi ángel. -

- Se convirtió en mi historia, cuando Heidi suspiraba por ti cuando hacía el amor conmigo. Se
convirtió en mi historia cuando Heidi gritaba tu nombre cuando era yo la que la hacía llegar al
orgasmo. – creo que no podía salir esta noche de una sorpresa para entrar en otras… que
Demonios… Que Heidi así que… cuando… Que era esto, todo era una maldita confusión.

- De que demonios estás hablando Renata. – le dije, pero sin dejar de mirar a mi esposa. -

- De otras de las cosas por las que te debo pedir perdón Edward. – me dijo. – Yo era la amante
de Heidi. – Ya va… pero ella no es la amante de mi papá, de que diablos va todo esto, ahora si
que me puede explicar la cabeza. -

- Pero… - me paré en seco porque no quería delatar a mi papá, aunque por como iban las cosas
eso se iba a saber esta noche también. -

- Renata es bisexual hijo. – dijo mi padre. -

- Tu sabías que ella y Heidi?.- pregunte.

- Si. – me respondió secamente, bueno en ese punto si hay verdad de por medio no hay culpa.
-

- Y que quisiste decir con lo de Bella y Heidi. – dije, y Bella enrojeció. -

- Quieres decirlo tú o sigo. – le dijo a mi esposa. -

- Sigo yo. – dijo Aro. – la verdad es que Heidi cuando conoció a Bella se obsesionó con ella. –
explicaba. – de hecho decía que estaba enamorada de ella, yo la verdad no aceptaba su
homosexualidad. – dijo con un respiro. – por estúpido, por anticuado, no lo sé, ahora la
entiendo un poco mejor. – continúo. – pero en ese entonces hice que se sintiera mal e
insegura de su sexualidad , la obligué a tener novios, a ir al psicólogo, un día ella se las ingenió
para tener que hacer un trabajo con Isabella, creo que sobornó al profesor de Literatura para
que eligiera a los grupos de trabajo y las pusiera juntas…

- Cuando llegué a su casa. – dijo finalmente mi esposa, tras un suspiro. – ella me confesó que
estaba enamorada de mí, y yo le dije que lo sentía pero que yo no tenía ese tipo de
sentimientos hacia ella… Ella se puso un poco violenta y me dijo que yo si la quería pero que
no me había dado cuenta y me beso a la fuerza. Aro llegó y nos vio, fue cuando la amenazó y le
puso las condiciones tu conoces para darle la herencia en vida. – completo. – después de eso
empezó a acecharme y yo la rechazada una y otra vez, hasta que empezó a odiarme y fuiste tu
y nuestra pequeña Jane los instrumentos de su venganza en mi contra amor, con ustedes
cumplía y tranquilizaba a Aro y me destruía a mí. – me dijo y yo la abracé reconfortándola y
agradeciéndole que finalmente me contara la verdad, aunque siendo sincero esto era
increíble, jamás me espere algo así, pero ahora todo tiene sentido, el odio desmedido de Heidi
por mi princesa, la herencia que le dejo a Renata, sus continuos viajes, el hecho de que no me
exigiera mis “deberes maritales” una vez que procreamos a Jane, todo era perfectamente claro
ahora.

- Hasta cuando vas a seguir mintiendo Renata, no me extraña que esta te apoye en tu maldita
mentira, pero Aro…- le dijo. – me avergüenzas. -

- Si te mantuvieras callada Esme, no te meterías en tantos problemas. – se acercó a su cartera


y lanzó un sobre encima de la mesa del café. Un montón de fotos de derramaron sobre la
mesa. – esas te las tomó Heidi. – le dijo mientras mi madre veía las fotos horrorizada, junto
con todos nosotros, estábamos en completo estado de estupor, Aro estaba completamente
pálido, mi padre en cambio no parecía tan sorprendido… Eran Ellas… Era mi madre… y Heidi. –
pretendía chantajearte con ellas si un día dejabas de ayudarlas, de hecho iba a mandárselas a
Carlisle el día del accidente, solo que yo intercepté el sobre, era su pequeña venganza porque
no la habías ayudado. – dijo. – vas a negar también esas fotos Esme, o estabas demasiado
borracha para recordar lo que pasó en Luxury a aquel viaje de placer… no lo creo. – le dijo con
desdén. - me vas a decir que es mentira que cuando regresé de uno de mis masajes en el spa
encontré a mi novia follándote. – le dijo sin miramientos, y es que no había porque disimular,
todo era muy gráfico en las fotos. – o es que sigues molesta porque te liberé y te saqué de allí
antes que conocieras el lado sado y oscuro de Heidi. Deberías estar agradecida querida. – dijo
poniendo en ello toda la capacidad de su sarcasmo. -

- ERES UNA MALDITA DESGRACIADA. – gritó Esme, abalanzándose sobre ella. Pero mi padre la
detuvo. -

- No la toques. – le dijo, colocándose entre mi madre y Renata, protegiendo claramente a la


segunda, en lugar de la primera. -
- Esta es la perra que te tiras ahora. – le dijo mi madre con desprecio. -

- Renata es la mujer que me da el cariño, el amor y el calor que tú me has negado desde que te
recreaste nuevamente el fantasma de Renee. – dicho esto, el rostro de mi padre se vio
impactado por una sonora cachetada. -

- No vas a hacerme esto de nuevo Carlisle, no lo voy a tolerar. – le dijo. -

- No tienes que tolerarme, ni siquiera permitirme nada. – le dijo. – yo no voy a cometer el


mismo error que cometí con Renee. – tomó a Renata de la mano y salió de la casa. Mi madre
se vio enseguida rodeada de los brazos de Emmett. –

- No puedo creer esto. – le dijo Rose amargamente a su marido. – Estoy profundamente


decepcionada de ti Emmett… y te voy a pedir que no te aparezcas por la casa, necesito unos
días para pensar, necesito saber que hacer con esto que siento, con esto que hiciste. – dijo
secándose las lágrimas. -

- Rosie Rose. – le dijo intentando acercase a ella, pero mi hermana lo rechazó, dando un paso
atrás y colocando una mano en su pecho. -

- No. – le dijo simplemente. -

- No voy a dejar mi casa. – le dijo tajantemente. -

- Entonces los niños y yo estaremos unos días fuera. – se giró a ver a mi hermana quien asintió
ligeramente para darle asilo en su casa. -

- Me largo, la verdad es que tampoco quiero saber nada de ustedes dos. – les dije a mi madre y
a mi hermano. – Aro, siento que hayas tenido que pasar por todo esto. – le dije. -

- No te preocupes hijo, fue un poco loco, pero en el fondo fue liberador. – me dijo. Con eso se
retiró.

- Adiós, espero que ustedes consigan paz para sus almas y para sus conciencias. – les dijo mi
ángel.-
Fuimos a buscar a nuestros hijos, por suerte Jane, Ed, Kellan y Valerie estaban despiertos así
que solo teníamos que llevar a Keyla y a Lizzie en brazos hasta el carro. Jasper tomó a la
pequeña Keyla en brazos, mientras que yo encontré la paz que mi corazón necesitaba con mi
gatita entre brazos y viendo como mi mujer caminaba a mi lado, con nuestros hijos cada uno
agarrado fuertemente en sus manos, cuando pasamos por la sala mi madre intentó acercarse a
nosotros, pero mi hermano la retuvo, pero aún así se dirigió a mi muñeca.

- Princesita no piensas despedirte de tu Abu. – le dijo en forma cariñosa. La verdad estaba por
creer que mi madre era bipolar. -

- No. – le dijo mi muñeca enfadada. Y tanto mi princesa como yo la miramos extrañada. -

- Que sucede muñeca?. – le dijo triste. – porque me hablas así?. -

- Te escuche abu. – le dijo sería. – te escuche cuando estaba saliendo e iba a buscar a mis
hermanos. – dijo. – le gritaste cosas feas a mi mamá… Si no quieres a mi mamá, yo no te
quiero, no voy a dejar que le hagas daño y la hagas sentir enferma como a Lizzie, yo no quiero
que mi mamá tenga que ir al hospital por tu culpa. – al terminar de decir lo que nos dejó a
todos estupefactos. Se dio la vuelta. – Vamos mami, tenemos que ir a casa… esta ya no es mi
casa nunca más. – mi princesa apretó su mano y nos fuimos dejando a mi madre y a mi
hermano solos en el medio del salón.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Chicos y Chicas… mil perdones por la tardanza, pero la verdad es que he tenido montones de
trabajo, y aunque me he pasado los últimos cuatro días escribiendo desde las ocho de la noche
hasta las doce no he podido publicar antes… pero como pudieron ver este capítulo fue muy
importante y mi principal preocupación es que quedara a la altura, espero haber colmado sus
expectativas, porque a decir verdad a mí me hizo bastante feliz el resultado…

Gracias a Lizzi90 que me prestó un apodo para la preciosa Keyla (*)

Revelaciones… Revelaciones… que les ha parecido. Les cuento que cuando les dije que a quien
adivinara donde se encontraban Bella con los niños les respondería una pregunta fue Guacha
la ganadora, y su pregunta más que pregunta fue una visión casi exacta de lo que había en mi
cabeza de la escena en la que Aro descubre a Heidi besando a Bella, por lo tanto su pregunta
en aquel momento fue saber si Heidi era Lesbiana y su problema con Bella era pasional, y
ciertamente había acertado. Creo además que fue ella también una de las pocas que “adivinó”
la bisexualidad de Renata.

Algunas ya habían vislumbrado esta posibilidad y desechado en el mismo correo, otras lo


habían sospechado, pero no sé cuantas acertaron sus teorías… Solo queda un misterio por
resolver, así que pronto tendremos el final.

Antes de ir a responder sus comentarios y agradecer como siempre sus palabras y los alertas,
les informó que hay un outtake cortito de Renata y Carlisle cuando salen de la casa, donde se
vislumbra un poco más la personalidad obsesiva y manipuladora de Heidi, y cuenta un
poquitico la historia de Renata y Carlisle, espero que lo puedan chequear y que les guste. Ese
outtake fue cortesía y ha pedido de las tres mosqueteras; Juliet, Nancy y Tatti.

Por otro lado les cuento que me hicieron una solicitud de otro outtake, que pienso complacer
también y espero contar con su aprobación y se trata de un POV de Esme, que vendrá con el
próximo capítulo. Les digo por adelantado que estoy complicada y puede que el próximo
capítulo se tarde tanto como este, pero la próxima semana lo tienen seguro…

Gracias de verdad a todos por el apoyo, ustedes hacen posible todas estas letras, emociones y
sentimiento.

Gracias… Gracias… Gracias…

Gracias por el tiempo

Gracias por el apoyo

Gracias por sus palabras

Gracias por sus alerts

Espero tengan un maravilloso día del Amor y de la amistad y les deseo a todas un Edward
como su Valentine

Taim i´ngra leat… Go Síoraí ... (un poco de honor a todas las maravillosas historias que leemos)

Kisses…

BkPattz…
Capítulo 22: Renata & Carlisle

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Advertencia: Escenas de Light Lemmon… Lenguaje Subido de Tono

Dedicado a las Tres Mosqueteras: Juliet, Nancy y Hola-Tatti…. Especialmente para ti Juliet.
……

Outtake Capítulo 21: Renata & Carlisle

Narrador POV

Salieron de la casa en silencio tomados de la mano, ella nunca se esperó que él se fuera con
ella después de revelará todos los secretos que guardaba de su esposa. Él aunque no creía ni
se sentía bien con todas las cosas que ella le ocultó, se sentía peor con su esposa, se sentía
peor por todo lo que descubrió, no podía creerlo, no podía creer que Esme pusiera en riesgo la
vida de su nieta de esa manera, esa niña de la que decía era su tesoro, su pequeño regalo. Esa
niña que según entiendo ahora había representado para ella y hasta hoy su triunfo sobre
Renee, cuando escuchó a la pequeña decirle mamá a Bella debió ser el golpe más duro que
recibió en su vida… al menos que… al menos que sus sospechas fueran ciertas, negó con la
cabeza en un intento de que esa idea que lo perseguí hace tantos días abandonará su mente…
no… no podía ser, ella no podría ser capaz de llegar a tanto.

Sumidos cada uno en sus pensamientos subieron al coche de ella como un par de autómatas,
el condujo hasta su casa, tenía allí parte de sus cosas, inconscientemente y de forma normal y
casi automática había ido mudando sus cosas paulatinamente a aquel departamento donde
había vivido tan intensamente en los últimos meses, sin darse cuenta un día había dejado su
muda de ropa, al día siguiente un traje, luego su libro favorito o algunos de sus discos, y así el
departamento de Renata se fue convirtiendo en un espacio compartido, en un refugio para los
dos. Cuando Renata reveló ante todos el hecho de que fue amante de Heidi y cuando
finalmente había admitido que aquella mujer era su amante había visto la confusión en la
mirada de sus hijos, pero al menos podía estar tranquilo en que la confusión de sus hijos se
debía la manifiesta y clara bisexualidad de Renata y no al hecho de que estuviera teniendo una
relación con ella, porque no podía llamarla aventura de ningún modo, cuando de nuevo sentía
calor, cuando de nuevo se emocionaba y sentía nervios en su estómago, cuando de nuevo
esperaba ansioso poder ver a alguien, cuando de nuevo veía rejuvenecido y clamor de su
deseo, el deseo que le despertaba en todo su esplendor esa muchachita que era
contemporánea con sus hijos, que podía ser su hija pero se sentía malditamente vivo… solo en
Emmett le reprochó con la mirada… solo en los grises ojos de Emmett, en esa mirada que tanto
le recordaba a la suya, pero que a su vez reconocía como un recuerdo de su pasado pudo ver el
reproche, la ira de la traición a su madre. Aún cuando encontraba felicidad en lo brazos de
Renata, esta se veía empañada por la sombra del engaño, no quería engañar a Esme… ya no.
Lo había hecho una vez y los resultados habían sido nefastos, y en esta oportunidad la culpa
estaba haciendo estragos en él y aunque se sentía un poco mal por como había pasado todo, la
verdad es que estaba algo aliviado.

Ella por su parte se sentía feliz, aunque no se negaba que estaba un poco asustada frente a la
reacción él por todos los secretos que se había guardado. No sabía exactamente que era lo que
la había hecho reaccionar esta noche, creía que eran las injusticias de Heidi y Esme hacia
Isabella que había ido colmando el vaso de su paciencia gotita a gotita hasta que se rebasó. Y
una vez rebasado el vaso salieron todos los secretos. También fue un poco la necesidad de
pedirle perdón por a Edward por callar, perdón por haberlo engañado convirtiéndose en la
amante de su esposa, y no es porque a Edward fuera a dolerle el engaño, sino porque eso
quizás habría ayudado a Edward y de pronto se hubiese decidido a demandar la custodia de
Jane y acabado con el sufrimiento y la bendita venganza. Tenía que pedirle perdón a Edward
porque con su silencio había puesto en peligro la vida de Jane, porque con su silencio había
sido cómplice de las humillaciones, de los malos tratos del dolor y del sufrimiento causado a
Isabella. Pero esta noche aún cuando se liberó de sus fantasmas le provocó un dolor inmenso a
su amiga… a la que ha sido su hermana todo este tiempo, esperaba que también ella
perdonara su silencio y que el daño no fuera irreparable, porque ella sabía que Rosalie amaba
a Emmett y nunca amaría a nadie más, esperaba sinceramente que encontrara la forma de
perdonarlo… Pero a pesar de todo sentía que si reacción de él fuera todo lo positiva que
esperaba podrían vivir juntos, felices, porque él le había regresado la pasión, porque él le había
regresado el amor y las ganas de sonreír, porque él le había regalado la paz… A pesar del
miedo, algo le decía que ellos habían salido juntos de esa casa tomados d la mano para que él
no regresará jamás, quedando en ese espacio de ella que ahora era de los dos.

- Por que tan callada. – le dijo él, cuando ya estaban sentados en el sofá, ella acurrucada contra
él, después de abrir una botella de vino y servirse una copa, como tantas otras noches, esa fue
otra de las mudanzas, poco a poco, había empezado a mudar su gran selección se vinos. -

- Solo pensaba. – dijo tras un sorbo. – esta noche creo que mi imprudencia liberó a mucha
gente, pero creo que le cause un enorme dolor a Rosalie.

- Rosalie encontrará el camino. – le dijo Carlisle, apartando un mechón del negro cabello y
colocándolo detrás de la oreja de su preciosa italiana. – pero de alguna forma también nos
liberaste a nosotros. – le dijo. -

- Amor… perdóname. – le dijo ella con lágrimas saliendo por sus ojos, que el se apresuró en
secar. -

- Nena no llores. – le dijo dejando un beso en sus labios. – y no tienes nada por lo que pedir
disculpas. -

- Entonces Gracias. – replicó ella, girándose para quedar frente a él. -

- Porque agradeces nenita. – le preguntó. -


- Porque sigues aquí conmigo a pesar de que nunca te había contado lo que sabía, porque
expuse públicamente frente a tus hijos el hecho de que Esme te engaño con Heidi… fue una
sola vez, pero las fotos son lo suficientemente gráficas. – le contestó ella. –

- Ya lo sabía preciosa, así que no te preocupes por eso. – le dijo. Y al ver la cara de confusión de
ella decidió darle las respuestas que necesitaba. –

- Cielo cada vez que Esme se emborracha, que no son muchas pero pasa. – le explicó. – me
cuenta todo lo que pasó en el Luxury. – se hecho a reir, con una risa seca y sin gracia. – de
hecho casi puedo asegurar cuando le dijiste a Esme, que seguramente ella no te había
perdonado por interrumpir su noche con Heidi, estabas en lo cierto. – luego de una pausa
añadió. – y en cuanto a las fotos, ya las había visto nena.

- Cómo?. – preguntó ella. –

- Guardarlas dentro de uno de los cajones de la cocina no ha sido tu idea más brillante cielo. –
le dijo dándole un beso, con la intención de que sintiera que ya todo estaba bien, o en camino
de estarlo. –

- Por qué seguías con ella si lo sabías todo?. – le preguntó sin reproche pero con curiosidad. –

- Por costumbre, por sentimiento de culpa. – le dijo el simplemente encogiéndose de hombros.

- Gracias por quedarte conmigo aún cuando confesé que de alguna forma había sido cómplice
de todas las barbaridades que cometieron ese trío de locoa.

- Eras joven cariño, estabas enamorada. – la justificó él. -

- Estaba ilusionada, pero creo que no amé a Heidi, estaba deslumbrada por ella. – le contó,
por primera vez decidida a abrirse por completo a él, dejando atrás toda sombra de su pasado.
– Creo que me di cuenta de ello la última vez que vi a Alec, la última de sus miradas, el dolor en
sus ojos me dio en el alma. Tarde entendí que amaba a Alec y que lo había perdido por
dejarme deslumbrar por Heidi, por esas ansias de experiencias. Quería a Alec, quería todo lo
que Heidi me ofrecía, lo quería todo, y me quedé sin lo que importaba, el amor de Alec, y el
dolor que le cause apagó su vida. Pensé que no podría volver a vivir intensamente, que no
podría volver a tener la experiencia de una pareja a la que amara, a la que deseara, a la que
necesitara… hasta que trabajamos en ese caso en el que nos empezamos a ver diferente, hasta
que nos quedamos encerrados en ese ascensor y terminamos haciendo el amor de la forma
más salvaje, apasionada y necesitada con la que jamás había o me habían amado.

- Cuéntame que pasó con Alec. – él necesitaba saberlo todo, necesitaba estar al corriente de
todo para poder desnudar sus sentimiento, para poder dejar el pasado detrás de ellos.

- Yo era la prometida de Alec, una noche pasada de copas en una discoteca, me encontré a
Heidi en el baño, ella había tomado éxtasis y estaba prendidísima, yo había tomado demás
porque había escuchado a Alec decirle a sus amigos que se había tirado a su asistente porque
estaba perdidamente buena, y quería echarse unas canas al aire antes de quedar amarrado a
mí, no porque no se sintiera satisfecho conmigo, pero la verdad es que su asistente era mejor
que yo. – le contó. -

- Imbécil. – masculló por lo bajo Carlisle, pero ella continuo. -

- Heidi me pregunto que me pasaba y le conté. Lo siguiente que supe fue que ella me arrastró
hasta uno de los cubículos y me dio una follada que creí había sido la mejor de mi vida, hasta
que me quede encerrada con un sexy cardiólogo con edad de ser mi papá en un ascensor. –
dijo ganándose un gruñido de él por la sexy provocación. – a partir de ese momento se esforzó
por hacerme sentir única y especial, cuando el orgasmo me golpeó con fuerza la primera vez,
me dijo que seguro Alec era mala cama, porque ella ya se había tirado a su asistente y que yo
era mucho mejor. Ella me daba la seguridad emocional, que el espíritu mujeriego de Alec me
restaba… Pero cuando Alec estaba conmigo me demostraba en muchas formas que me quería
y la verdad es que yo lo amaba, pero su gusto por otras mujeres, a las que continuamente
estaba mirando, acechando y piropeando aún en mi presencia, me hacía sentirme denigrada. –
le contaba. – un día decidí poner fin a la relación con Heidi, faltaba una semana para la boda y
yo la verdad no quería que mi matrimonio fuera de mentira como el de ella con tu hijo… pero
ella me dijo que no podía perderme a mí también, y ese día se esmeró como nunca, estábamos
en mi departamento, yo no sé porque le dije que pasará por allí. – le dijo, y él se encontró más
tranquilo al recordar que no era el mismo departamento donde la había hecho suya tantas
veces. – entre el furor de los gemidos y los gritos y en pleno orgasmo, Alec cruzó la puerta de
la habitación, y me encontró en la cama con Heidi dándome placer… no voy a olvidar nunca el
dolor reflejado en cada parte de su rostro. -

Flashback

- Que demonios está pasando aquí. – gritó Alec entrando en la habitación de su prometida, y
encontrándola teniendo relaciones con su prima, la que era como su hermana, la que le había
aconsejado sacarse todas las ganas y echarse todas las canas al aire que pudiera antes del
matrimonio. -
- Que va hacer imbécil. – le dijo Heidi, clavando en su primo su azul y penetrante mirada. – me
estoy follando a tu prometida y le doy el placer que no sabes darle. -

- Pero tu me dijiste… - quiso replicar él, mientras que su prometida no podía salir del estado de
shock de ver el rostro compungido de dolor de su novio, de pronto dos de los mejores amigos
de Alec entraron al cuarto. -

- Que demonios pasa que no te apuras. – le dice uno, parándose en seco al ver la escena que
se ofrecía ante sus ojos, su amigo de pie, con la cara desfigurada de dolor, vergüenza, y rabia, a
su novia desnuda sobre la cobija de la cama, y a la prima de su amigo desnuda entre las
piernas de Renata.

- No pasa nada. – dijo Heidi con desdén. – es solo que tu amigo es tan poco hombre, que yo
que soy una chica soy mejor hombre para su mujer que él. – con esta ultima aclaratoria, Alec
humillado salio del departamento, no sin antes lanzarle la llaves sobre la cama. Esa fue la
última vez que vio a su prometido. -

fin del Flashback

- Cuando Alec salió de esa habitación se fue directo a un bar donde se tomo todo lo que
encontró, al salir de allí tuvo el accidente que lo dejo muerto de forma instantánea. – ella rió
amargamente. – Alcohol, despecho y una moto son una muy mala combinación. – concluyó
dejando escapar algunas lágrimas por sus ojos, que él capturo con sus labios. – lo peor es que
no pude pedirle perdón, no pude decirle que lo sentía, no pude decirle nada. La visión de dolor
en su rostro me dejo completamente muda. – decía mientras las lágrimas seguían una tras
otra. El beso su rostro borrando los rastros de las lágrimas que quedaban. Beso sus labios,
quería ser tierno, quería ser dulce, quería demostrarle que estaba allí para ella. Pero ella tenía
otra idea, ella lo necesitaba, y él no era quien para negarle lo que ella le pedía.

Se subió a horcajadas sobre él, haciéndolo intensificar el beso, mientras ella se restregaba
contra él buscando más de su contacto y arrancando un gemido de sus labios.

- Ámame cielo… necesito que me ames, necesito que me hagas sentir especial. – le decía
mientras dirigía la boca de el por su cuello, por su clavícula, haciéndolo perderse en el valle de
sus senos, haciendo que tomara sus pechos con su boca y la recostará el en sofá, para luego
entrar en ella en el más especial de los convites, logrando penetradas profundas y
delirantemente deliciosas, sus cuerpos se estremecieron fundiéndose el uno en el otro, los
gemidos y los suspiros se perdían por la casa, al igual que se había perdido la ropa. Él ya no
pensaba en nada más que en su cuerpo debajo del suyo, en el calor de su piel, en la tensión de
su suave sexo rodeando el suyo, en sus gemidos de placer, en lo hermosa que se veía cuando
llegaba al orgasmo, en cuanto necesitaba protegerla del odio de Esme, en cuanto necesitaba
hacerla olvidar las culpas del pasado, en cuanto necesitaba estar dentro de ella, en estar con
ella cada día. No podía dejar de ver lo hermosa que era, lo imprescindible que se había
convertido en su vida, en lo feliz que era a su lado, en todas las sonrisas que le arrancaba, en
todas las veces que tenía que buscarla para ahogarse y perderse en ella en su consultorio o en
cualquier closet dentro del hospital porque de solo pensarla se ponía a mil, allí con ella bajo su
cuerpo se dio cuenta de cuanto la necesitaba, de cuanto la quería, de cuanta ternura le
inspiraba… allí con ella debajo de su cuerpo y cuando se vio atravesado por el más brutal de los
orgasmos se dio cuenta que cuanto amaba a esa mujer.

- Te amo cielo, te amo nena y quiero que conmigo olvides todas las tristezas del pasado. – le
dijo besándola con todo el amor y toda la pasión que por ella sentía. -

- Te amo Carlisle, te amo. – Le dijo. – Así tengo algo más que agradecer. – él la miraba curioso.
– Gracias por devolver el amor a mi vida de nuevo cielo. -

- Gracias a ti también Nena. – dijo. – estaba completamente perdido, estaba apunto de


dejarme sucumbir y envolverme de los recuerdos, desde que Bella regresó a la vida de Esme, el
fantasma de Renee aparecía con más frecuencia entre nosotros.

- La amas?. – le preguntó ella temerosa de la respuesta.-

- No. – le dijo el tajantemente. -

- Porque has permanecido junto con ella todos estos años entonces?. –preguntó ahora más
curiosa que temerosa. -

- Ya te lo dije, culpa y costumbre; además creo que en algún momento la amé, tanto y tan
intensamente que tan rápido como se prendió la llama se apago. Y luego me até a ella porque
de alguna manera se las ha arreglado siempre para que yo necesitara protegerla, pero con
todo lo que has contados hoy creo que nos tenemos todos que proteger de ella. – le dijo
dándole un beso en la punta de la nariz. – lo peor es que sospecho que todo lo que salió hoy
no es más que la punta del iceberg y que las cosas que voy a descubrir me van a gustar menos
que las que de hoy. Sabes que es lo que más me duele además de que pusiera en riesgo la vida
de mi nieta y la felicidad de mi hijo. – ella negó. – que utilice a Emmett como lo hace, no sé
como no me di cuenta antes, de lo que ella estaba haciendo con él. Espero por el bien de mi
hijo que se deshaga del yugo de su madre y consiga el perdón de Rosalie y de su hermano.
- Lo hará amor. – le dijo ella acurrucándose contra su pecho. – no tienes porque preocuparte
por ello. Luego de un rato en el que cada uno estaba sumido en sus pensamientos, le
preguntó. – Y Renee cielo, amaste a Renee?.

- Mucho… con el alma. – le respondió. – pero nosotros no estábamos destinados a estar


juntos, nuestros caminos se cruzaron para que ella pudiera conocer a Charlie y para que más
tarde Isabella y Edward pudieran encontrarse. – le dijo él convencido.

Se quedaron un rato más conversando, contándose sus miedos, sus temores, sus esperanzas.
Decidieron no separarse de nuevo a partir de ese día. El iniciaría los trámites de separación,
no le importaba cuanto perdería en el divorcio, tenía un buen empleo, y la herencia de los
Cullen estaba protegida por un contrato prenupcial, así que no pensaría más en el asunto,
Renata y él se merecían ser felices, y la verdad es que esperaba que Esme pudiera serlo
también. Después de un tiempo decidió consentir a su amor, aun se encontraban entrelazados,
abrazados en el sofá, cuando se levantó para ir a llenar la tina, se percató de algo que lo hizo
ponerse completamente pálido.

- Nena. – llamó la atención de ella. -

- Uhmmm?.- le preguntó ella adormilada. -

- Nena… no usamos protección…

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Espero que disfrutaran de esta pequeña ventanita al refugio de Carlisle y Renata, que
pudieran vislumbrar un poco más del carácter obsesivo y trastornado de Heidi… supongo que
la sorpresa de la bisexualidad de Renata fue grande… pero ya lo dijo Edward… no hay mentira,
no hay culpa.

A todas y cada una de las personas que me siguen son súper importantes, gracias a ustedes y
al apoyo que recibo en vivo y directo de mi familia es que le llegan estas letras. Gracias, mil
gracias siempre. Se les quiere

Kisses

BkPattz…
Capítulo 23: Marca De Nacimiento

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertencen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

Dedicatoria Especial a mi Mami… luego les cuento porque…

……

Capítulo 20: Marca de Nacimiento

De camino a casa todo era silencio, los pequeños se quedaron dormidos durante el trayecto,
mi princesa iba sumida en sus pensamientos, pero cuando sentí su afloje en la mano que
llevaba sobre la mía entendí que se había quedado dormida también. Cuando llegamos a casa
deje el coche en el garaje, estaba debatiéndome si despertar a mi familia o enfrentarme a la
titánica tarea de llevarlos todos a sus respectivos cuartos en brazos… así que me detuve a
observarlos, y la verdad es que todos se veían pacíficos, adorables y angelicales, así que no
tenía corazón de despertarlos, al menos sabía que mi falta visitas al gimnasio estas últimas
semanas serían castigadas hoy, después de mucho pensarlo decidí llevar primero a Jane,
porque no quería que Keyla o Lizzie se despertaran asustadas y yo estuviese muy lejos para
atenderla.
Así que primero subí a Jane, luego a Ed, las siguientes Keyla y Lizzie, y por último mi princesa
que se acurrucó en mi pecho, ronroneando, de no ser por la tensión del día y porque
realmente mi princesa necesitaba descansar ya se me ocurrirían un par de cosas… pero era
mejor dejar mi libido de lado porque tenía aun cosas que hacer, así que deje a mi princesa en
la cama, y me toco hacer de nuevo el recorrido por el cuarto de los pequeños, quitando
zapatos, blusas, vestidos, camisas y pantalones, ligas para el pelo, ganchos y listones y
enfundando a los pequeños en sus pijamas… se suponía que debían lavarse los dientes, pero
ciertamente no pensaba despertarlos, esperaba que no contribuyera a que ganaran caries.
Después de arroparlos a todos y darles sus respectivos besos de buenas noches y decirles
cuanto los quería regresé a mi habitación, antes de repetir el proceso con mi princesa, entre a
la ducha y me preparé para dormir, aunque sinceramente debí hacerlo al revés porque me
tomó todo mi autocontrol no tener que tomar otra ducha, pero de agua fría… pero lo
conseguí, me acerqué a la cama y pude descalzar a mi princesa, también quitarle el vestido,
sabía toda la presión que había sentido durante toda la noche así que tomé un recipiente que
siempre había guardado en el baño, para que mi ángel colocará agua de rosas para refrescarse
el rostro, y lo llene de agua tibia a la que agregué pétalos de rosas, que mi esposa siempre
insistía en tener en el baño para poder colocarlos de cuando en cuando en la tina o en el agua
con el que se refrescaba el rostro, siempre había sido así, así que llevé el agua y unas toallas
que moje ligeramente, rozando con ellas el cuerpo de mi Diosa, esperando poder liberar la
tensión de su cuerpo y hacerlas sentir mejor, tanto a ella como a mi florecita, sus exquisitos
gemiditos de placer iban a lograr socavar mi autocontrol, pero debía dejarla descansar, fui
también por el desmaquillante para quitar el poco que se había puesto… Busque una de las
franelas que uso para dormir y libere sus hermosos pechos del fastidio del sujetador, y tras
dejar las cosas en el baño me traje conmigo una crema que adoraba mi Bella, y así aún
dormida le di un pequeño masaje en los pies y en las manos.

Podría pensarse que era mejor dejarla dormir, pero al salir de la ducha la había encontrado
totalmente tensa y tras consentirla un poquito noté como toda esa tensión provocada por
todas las revelaciones, como esa tensión que dejó en nuestros cuerpos todas las verdades y
todos los horrores se habían ido poco a poco en cada suspiro, en cada gemido, en cada
ronroneo. Baje a la cocina, a buscar el agua y las galletas saladas y las deje a su lado, y pude al
fin encontrar la paz y tranquilidad que necesitaba al lado del cuerpo de mi princesa, me acosté
y la atraje hacia mi, haciéndola acurrucarse en mi pecho, y ella suspiro tranquila.

- Te amo. – le dije, besando suavemente su cabello. -

- Te amo mi vampiro. – me dijo acurrucándose más y volviendo a su más profundo sueño.

A la mañana siguientes dulces besos por mi cara estaban logrando que me despertara…

- Buenos días amor. – me dijo mi esposa. -


- Buenos días cielo. – le dije dándole un pequeño beso. – Cómo estas?... Te sientes bien?, que
paso con las náuseas?. – fui soltando preguntas si parar. - Cómo se porta mi bebita?. – le dije
acariciando su vientre y ganándome una rodada de ojos por su parte, por insistir en que la
bebé era una niña.

- Eso parece un interrogatorio, pero si estamos bien, el bebé se porta bien. – y yo hice caretas
frente al uso del término “el bebé”… ella y yo sabíamos perfectamente que era “la bebe”. – ya
me comí las galletas, me tomé el agua, también una ducha. – pero de pronto la interrumpí. -

- Una ducha y no me esperaste. – le puse un puchero como esos que hacía Lizzie. -

- Cielo, lo necesitaba. – me dijo mientras me besaba. – aunque mi esposito hizo un espléndido


trabajo ayer. – me dijo regalándome un dulce besito. -

- Así y que hicieron por usted Señora Cullen?. – le pregunte.-

- Pues mi muy guapo esposo me consintió con compresas de agua tibia y pétalos de rosas, que
hicieron maravillas para mi tenso cuerpo y sin contar con el muy rico masaje en mis manos y
mis pies. – me dijo y la miré asombrado. -

- Como sabes todo eso?. – le pregunté. – acaso estabas despierta mi flojita. – le dije haciéndole
cosquillas y dejando besos a todos lados por donde alcanzaba. -

- Para nada amor, estaba semi consciente, y demasiado tensa y cansada para reaccionar, pero
además encontré las pruebas del delito en el baño. – me dijo sonriendo. - Gracias por lo de los
niños también.

- Fuiste a verlos?. – le pregunté extrañado porque no estaban aquí aún. -

- Si, y están muerto de cansados, parece que la juerga ayer con los primos fue pesada, además
todavía es temprano. – me dijo recostándose nuevamente en mi pecho y yo la abracé con
fuerza. -

- La de nosotros no fue fácil tampoco. – le dije y tras un suspiro agregué. – por qué no me
dijiste que Heidi te dio tu primer beso. – le dije mitad jugando mitad en serio, ganándome un
golpe en el hombro. – Que?. – le dije entre risas. – no es mi culpa que sea un mal recuerdo, o
que Heidi besará mal… yo no la besé demasiado pero no era tan mala. – y me gané otro golpe.
– Auuhhhh… princesa eso dolió. -

- Te lo mereces. – me dijo seria, pero pude identificar el dejo de humor en su voz. – te pegó
primero por decir que Heidi me dio mi primer beso cuando es mentira… y segundo porque te
acuerdes de los besos de Heidi. – le decía mientras yo sonreía al recordar cual fue su primer
beso, nuestro primer beso.

- Y si no fue Heidi, quien fue el imbécil que se atrevió a probar por primera vez esos deliciosos
labios tuyos que me pertenecen. – le dije simulando estar celoso.-

- La verdad es que fue un chico de la escuela, fuimos a casa de su abuela, porque iba a
contarnos una fabulosa historia, y le entregó una reliquia familiar, y él me pidió que lo
acompañara, porque parecíamos la sombra el uno del otro y él tenía tanto miedo de perder
aquello que le iba a entregar su abuela, que no me quedó más remedio, a la final me emboscó
bajo un muérdago. – me contaba y yo rememoraba el pasado entre sus brazos…

Teníamos que hacer un trabajo de cálculo pero mi Abuela Elizabeth me había pedido que
pasará por su casa porque necesitaba entregarme algo, mencionó que se trataba del Diamante
de los Cullen, pero la verdad no me creía que mi abuela dejaría en mis manos esa reliquia
familiar, siempre creí que le correspondería a Emmett por ser el mayor de los hermanos, así
que aquello me tomó por sorpresa, estaba más que decir que esta terriblemente emocionado
que me fuera entregado el honor de cumplir con el legado familiar, además de que estaba
totalmente aterrado, por un lado estaba asustado porque conocía la historia de la joya y su
significado para mi familia, y no quería equivocarme y dársela a una mujer que no la
mereciera como corresponde. En segundo lugar me aterraba perderla, vamos tenía solo
diecisiete años… no era loco, no era irresponsable, pero eso de entregarle a un adolescente de
diecisiete años una joya familiar era un poco temerario.

Cuando salí de clases, pase por la clase de literatura a recoger a mi mejor amiga, a Bella, la
hermosa Mariposa de Arizona, desde que se mudo a la ciudad cuando murieron sus padres nos
volvimos básicamente inseparables, al punto que hacíamos juntos todos los trabajos de las
clases que tomábamos los dos, conocíamos todo el uno del otro, nuestros miedos, nuestras
esperanzas, nuestros proyectos, nuestras inseguridades; nos cuidábamos, velábamos por el
otro, éramos inseparables. Cuando salió Bella venía sonrojada y claramente molesta.

- Mariposa que sucede que vienes con ganas de matar al mundo entero. – le dije medio en
broma, pasando mi brazo sobre su hombro y arrastrándola conmigo hacia el estacionamiento.
-
- Pues entonces será mejor que te busques tu muerte natural Cullen. – me dijo y yo me eché a
reír, ver a Bella amenazando de muerte a alguien era algo terriblemente divertido, sobre todo
cuando ella siempre lucía tan pacífica, tan dulce, parecía más bien una angelito, y para nada un
ángel vengador.

- Vamos Mariposa, quién se atrevió a molestarte.- le insistí.- Dime que te pasa?

- Nada solo que el imbécil de Michael ha estado insistiendo de nuevo con que salga con él, y no
encuentro la manera de decirle que me deje en paz. – que le pasaba al idiota ese, Bella le
había dicho ya de un millón de formas que no quería salir con él, es que acaso no entiende por
las buenas… tan poco por las malas, porque ayer claramente lo amenace para que no se
acercara a ella, cuando estaba diciendo todas las obscenidades que quería hacerle, mientras
hablaba con los idiotas de sus amigos en los vestuarios al terminar la práctica de fútbol, y logró
que casi le partiera la cara. -

- No te preocupes Mariposita, que tu amigo va a ayudarte con eso. – le dije, porque ahora el
“casi le partiera la cara” iba a quedar en pasado, pensaba partirle la cara en serio. -

- No vas a hacer nada Cullen. – me dijo. -

- Quién lo dice?. – la rete. -

- Lo digo yo. – me dijo rotundamente. – ya hemos levantado suficientes rumores en el colegio


Ed, todo el mundo piensa que tenemos un romance secreto, si le haces algo a la chismosita de
Michael, entonces el rumor va a tomar fuerza.

- Desde cuando te importan los rumores Bells?. – le recriminé, dolido porque le molestara que
alguien pensara que tenía algo conmigo. -

- No me importa, pero muchas chicas quieren salir contigo y no se acercan porque creen que
tenemos algo. – me explicó. -

- Pues no me interesa. – le contesté seguro, pero luego los celos de amigo se hicieron participé
no podía siquiera pensar en permitir que alguien le hiciera daño. – No será más bien que te
molesta que los chicos no se te acerquen porque piensan que salimos juntos. – le dije. -
- Deja los celos Cullen, sabes que no pienso enamorarme de nadie al menos hasta que llegue a
la Universidad, quizás hasta que me gradúe. – me dijo. -

- Muchas responsabilidades sobre tus hombros Swan. – le dije bromeando mientras nos
dirigíamos al mi volvo, un regalo de mi abuela cuando cumplí dieciséis. -

- Déjalo ya Cullen.- me dijo. – Vamos a casa de mis tíos para hacer el trabajo de cálculo. - me
dijo mordiéndose el labio inferior. -

- Nop.- le dije. -

- Ed no quiero ir a tu casa. – me dijo mientras jugaba con sus manos nerviosas sobre su regazo.
- tu mamá…. – suspiró. – a tu mamá no le agrado. – sentenció, yo solo asentí, lo sabía
perfectamente y no lo entendía. -

- No te preocupes Mariposita, vamos a casa de mi Abuela, que quiere entregarme algo, y luego
podemos hacer el trabajo de cálculo donde quieras, en la casa de ella, en la de tus tíos, o en
donde quieras…- dicho esto nos fuimos a casa de mi Abuela, ella a diferencia de mi mamá la
adoraba, y siempre nos miraba y nos daba sonrisas cómplices que no entendíamos cuando nos
veía juntos.

Hizo que la acompañáramos al salón, ella se sentó en un sillón frente a la chimenea y nosotros
nos recostamos en una manta de espaldas a la chimenea.

- Edward. – me dijo mi abuela. – hoy te llamé porque quería entregarte esto, me dijo dándome
una caja de terciopelo negra y al abrirla pude admirar el hermoso diamante de los Cullen, era
una pieza de joyería única y muy hermosa. Bella a mi lado admiraba también la hermosura y
perfección del anillo. – como sabes ese anillo fue diseñado por orden de tu Bisabuelo Carlisle,
el lo diseño para entregárselo como anillo de compromiso a su amada Anette, años más tarde
Anette le hizo entrega de la joya a tu Abuelo Christopher que me la dio como señal de
compromiso y amor, esta joya desde hace tres generaciones ha sido entregado por los
hombres de esta familia, para que con ella puedan prometerse y entregarse en amor,
compresión, pasión y fidelidad a la mujer de su vida, a su otra mitad, a la verdadera dueña de
su amor, a la mujer que amarán por el resto de su vida, su alma gemela, la madre de sus hijos,
aquella que lo acompañará y a la que amarán por el resto de su vida, toda su vida. – la mirada
de emoción de mi abuela mientras decía esas palabras era palpable, y nos miraba con un
ternura infinita, Bella a mi lado también se mostraba emocionada y maravillada y yo por más
que pensaba en alguien no encontraba a ningún nombre en mi cabeza que fuera lo
suficientemente espléndida para merecer esa joya y su significado, la única que se me ocurría,
la única mujer en mi vida que para mí y en este momento pudiera ser merecedora del
diamante de los Cullen, era la hermosa y dulce joven sentada a mi lado, pero no podía ser,
nosotros somos amigos… amigos, los mejores amigos, y no quería perder lo que tenía con la
Mariposa por nada del mundo. – Espero que lo cuides bien, y lo entregues a esa mujer especial
que nació para ti. – me dijo. -

- Claro que lo cuidaré abuela. – le dije todo lo solemne que pude. – pero tendrá que esperar a
que encuentre a esa mujer especial que nació para mí. – le dijo y alcance a ver una sombra de
tristeza en los ojos de mi amiga. -

- Ya la encontraste Edward. – me dijo la Abuela riendo. – solo que eres… solo que son tan
ciegos que no lo han visto. – completó. – y estoy segura que algún día existirá un Edward Jr.,
tan hermoso, noble y bueno como su padre, al que esa espléndida mujer le entregue el anillo
con el que le pedirá matrimonio a la mujer de su vida.

- Si no la hace, yo la obligo Nana Lizzie. – le dijo segura Bella. -

- Claro que lo harás cariño. – le dijo mi Abu acariciándole la mejilla con dulzura.

Ellas se quedaron conversando y yo con el anillo en mano salí de la habitación, no podía creer
que el legado de los Cullen había sido dejado en mis manos, acaso mi Abuela creía que estaba
enamorado de alguien que sería en definitiva la mujer de mi vida, no lo entendía, porque la
única mujer que siempre estaba conmigo y acompañaba mis pensamientos era Bella, pero la
Maripa era mi amiga, éramos los mejores amigos, ella era mi apoyo, yo el suyo, a ella le
contaba mis citas, a ella le contaba todo lo que quería de la vida, ella era quien me apoyaba,
me aconsejaba. Me senté en los escalones que daban a la sala de música mientras pensaba en
que quería del futuro, pensaba en mi amiga, mi amiga que se iría pronto a estudiar literatura
en Inglaterra y por lo que secretamente sufría, no quería que ella supiera cuanto me
entristecía que se fuera y me dejara solo sin ella, pero tenía que hacerme el fuerte y el seguro
frente a ella, no podía dejar que pensará que sufría porque se iba, ya sufría ella suficiente por
separarse de nosotros… no lograba entender como con tan buenas universidades en Estados
Unidos ella se empeñaba en irse a otro continente, pero la verdad es que ese era su sueño y yo
la apoyaría siempre, hasta el final, sobre todas las cosas. Lo más importante es que mi Amiga
fuera feliz… muy feliz.

- Que pasa Cullen, aterrado por perder el anillo. – me dijo mi amiga sentándose a mi lado. -

- Un poco. – le dije. Pero de pronto recordé algo y tenía que preguntarle. – Mariposa, porque
estabas tan triste cuando mi Nana contó lo del Diamante de los Cullen.-
- Porque debe ser lindo que alguien te quiera así. – me dijo y allí estaban esos ojitos tristes de
nuevo. No entendía como ella no conseguía ver cuan hermosa era. – no se si alguien…

- Shhhh…. Swan no empecemos de nuevo. – la regañé. – Eres hermosa Mariposa, tú eres la


única que no consigue verlo, tienes que escuchar todas las cosas que dicen esos idiotas de la
escuela sobre ti. – le conté. – todos se mueren porque le des una oportunidad. – me adelanté
a su próximo argumento. – y no tiene nada que ver con tu dinero, sino que eres hermosa,
amable, buena, maravillosa.

- Y porque no salgo con nadie entonces. – dijo jugueteando con los dedos de sus pies y
mirando al piso. -

- Porque no le das la oportunidad a nadie, y porque no quieres enamorarte hasta después de la


universidad. – y porque los que ella no rechazaba directamente me encargaba yo de echarlos,
pensé, pero no necesitaba que ella supiera de eso porque se enfurecería conmigo. – además
que eres como un ángel mariposa, tu no pareces de este mundo, a todos les aterra acerarse a
un diosa. – le dije y ella bufó cruzando los labios enfurruñada. -

- Entonces moriré virgen y sin ser besada. – dijo molesta. De pronto puse mis ojos en blanco y
eché para atrás mi cabeza conteniendo toda la frustración que sus palabras me producían, y
me di cuenta que estábamos debajo de un muérdago, seguro se había quedado allí desde la
navidad pasada. -

- Sabes que es eso. – le dije señalando lo que colgaba sobre nuestras cabezas. -

- Un muérdago. – me dijo confundida y luego pude ver un brillo esperanzado en sus ojos. -

- Si. – le dije. – conoces la tradición. – ella asintió, así que poco a poco fui acercándome a ella,
despacio, estaba increíblemente nervioso, la verdad que para mí era como mi primer beso,
había besado a algunas chicas pero ninguna que me interesara sinceramente, y casi siempre
eran ellas las que se me lanzaban y terminaban besándome, todo en ella me inspiraba ternura,
era tan hermosa, tan frágil, estábamos tan cerca que sentía su suave y tibio aliento golpeando
contra mi boca, y al final terminé con el espacio que nos separaba adueñándome de sus dulces
y firmes labios, juro que nunca había probado nada tan delicioso.

- Ed. – dijo ella en un suspiro contra mis labios, que se convirtió en una tierna sonrisa. – porque
fue eso. -
- Ya por lo menos no morirás con los labios vírgenes. – y ambos estallamos en una sonora
carcajada. Cuando pudo controlar sus risas añadió. -

- Gracias. – me dijo recostando su frente contra la mía. – Gracias por estar siempre para mí. –
me dijo y no pude resistirme a darle otro beso. –

- Ed… en dónde estabas cariño?. – me dijo mi esposa sacándome de mi ensoñación. -

- Bajo el muérdago en casa de mi Nana Elizabeth acompañado de una preciosa castaña,


princesa – le dije para luego besar sus labios. -

- Te amo, te ame siempre aunque no lo sabía. Ese día no solo estaba triste porque pensara que
nunca nadie me amaría como en la historia del diamante. – me confesó. – la verdad es que me
sentí un poco triste de pensarte con una mujer a la que tú amaras de esa manera. – la bese
nuevamente. -

- Tu eres esa mujer mi amor, mi mujer. – le dije. – siempre los has sido, en ese momento aún
con el anillo en mano bajo ese muérdago, lo único que podía pensar era en ti, y cuando probé
tus labios, juro que fue lo más delicioso que he probado en mi vida preciosa. Te amo… te amo.
– le dije besándole una y otra vez, mientras la amaba despacio y sin prisas, arrancándonos
suspiros y dulces gemidos de places, y llegando a nuestro orgasmo juntos, felices. Nos
vestimos nuevamente, porque ahora si que los pequeños no debían tardar en llegar.

- Creo que tu nana era adivina cielo, o por lo menos sabemos de quien heredó sus dotes Alice.
– dijo riendo. – Recuerdas cuando dijo lo de que tendrías un hijo llamado Edward, igualito a ti,
a quien le legarías en su día el Diamante de los Cullen.

- Y cuando dijo que ya había encontrado al amor de mi vida, pero que éramos demasiados
ciegos para verlo. – le recordé. – estoy seguro que hablaba de ti. – le dije con certeza, pasamos
unos minutos más en silencio, pero había algo en lo que pensaba continuamente. – Cielo
porque no me contaste nunca lo de Heidi. – le dije un poco herido. -

- Primero porque me avergonzaba terriblemente. - me dijo y pude ver la sinceridad de su


mirada y en el fuerte sonrojo de su rostro. – Además que Heidi estaba enamorada de mí, y yo
no podía corresponderle, y yo de alguna forma pensé que nunca encontraría el amor tampoco
o que nunca podría ser merecedora del tuyo, así que… sabía como se sentía. – me contó. –
pero además había otra cosa… ambos estábamos desesperados por encontrar alguna razón
para poder ganarle la custodia de Jane a Heidi, aún a pesar de las mentiras que ella y Esme
pudieran inventar, pero quería que fuera una razón de peso. – se detuvo. – algo como lo que
nos contó Renata, pero con todo y eso no la culpo, porque mi verdad habría ayudado a nuestra
causa, pero tampoco la use. – me dijo con un dejo de sentimiento de culpa en su mirada.-

- Por qué cielo. – le pregunté realmente curioso, porque seguramente eso contribuiría si en
ese momento hubiese demandado por la custodia de mi hija. -

- Lo hice por Paúl y Jacob amor. – me dijo mordiéndose nerviosamente el labio, y al ver que no
entendía procedió a explicarse. – yo he sido testigo de todo lo que sufrieron ellos por todas las
trabas que tenía para poder tener hijos, y no creo que por el hecho de que Heidi fuera
homosexual no tuviera derecho a tener una hija, amarla, cuidarla y darle todo lo bueno que
tuviera para darle. – y luego de dar un profundo suspiro agrego. – pero la verdad es que Heidi
no tenía nada bueno para darle a Jane o a ningún otro pequeño. – me dijo acurrucándose. –
No sé si puedas perdonarme que por mi culpa no sacamos a nuestra muñequita de peligro. -

- Que dices, mi amor. – le dije incrédulo. – Yo te amo, tú me amas, amas a nuestros hijos y
también amas a mi muñeca como si fuera tu hija. – suspire profundamente. – y siendo sinceros
todos sospechamos que había algo mal… que algo estaba malditamente mal… pero mi amor
nadie hizo nada, y debemos agradecer a Dios o a quien haya protegido a nuestra muñeca y
que las cosas no fueran peor de lo que fueron. – le dije. – Pero espero que empecemos a poner
las cosas en orden, lo primero es que voy a insistir en no permitir que mi madre este cerca de
mis hijos a solas nunca más. – le dije convencido. -

- Ed, eso no es demasiado radical. – me dijo.-

- No cielo, no pienso arriesgar la seguridad y la salud de nuestros hijos. – le dije convencido. –


también le voy a pedir a Aro que despida a Lauren, si es que ya no lo hizo, pero no puede
permitir que esa mujer con tan pocos escrúpulos sigan trabajando para la firma.

- Es verdad, no sé como esa mujer se atrevió a tanto. – me dijo. – pero espero que ni se le
ocurra mirarte de nuevo, porque sino tendré que hacerle una visita para informarle que eres
mío. – dijo ella dándome un beso rudo y apasionado. -

- No importa cuantas mujeres existan en el mundo princesa, yo soy tuyo y solo tuyo.

- Como soy solo tuya. – me dijo. – Volviendo a lo de anoche, cómo crees que termine el asunto
de Renata y tu padre.
- No sé cariño, pero estoy casi seguro que mi padre no va a regresar a casa. – le dije con pesar.
– creo que con Renata encontró un poco de la paz, la felicidad y la tranquilidad que tuvo hace
demasiado tiempo con tu madre, la que apenas sintió con la mía… aunque quiero creer que en
algún momento fueron felices, no sé en que bizarra forma mi padre amó a Esme y no sé en
que obsesiva forma ella lo amo a él, pero creo que algunas vez el sentimiento existió… pero la
verdad es que los odios de mamá, el fantasma de Reneé, la pérdida de Christopher ha pesado
demasiado en su relación y a la final papá no lo soporto. – le dije mientras acompañaba
acariciando el dorso de su mano, los movimientos que ella hacía sobre mi pecho.

- Espero que encuentren la felicidad. – me dijo. – Renata sufrió mucho por su relación con
Heidi, sufrió mucho la pérdida de Alec, según me contó cuando hablábamos en la firma de
libro, pero creo que ella esta realmente enamorada de tu padre. – me contó. – piensas
oponerte a esa relación después de lo que descubriste ayer de su relación con Heidi. - me
preguntó. -

- Para nada cielo, si ellos se aman, si ellos encuentran la felicidad juntos y se aceptan yo no
tengo nada que decir, solo espero que mi madre encuentre también su felicidad a pesar de
todo, pero la verdad lo que no me pasó jamás por la cabeza fue lo de esa “cana al aire” de mi
madre con Heidi, nunca lo pensé… la verdad es que esas fotos fueron unas de las cosas más
impactantes que he visto en mi vida… ver a tu madre…en eso… con esa. – le decía la verdad no
lo podía creer. – pero sabes que me asombró en todo eso de las fotos. – le dije, ella negó. –
Carlisle no estaba para nada asombrado. –

- Quizás ya lo sabía. – me dijo, sería lógico que las viera en casa de Renata o que ellas se las
enseñará o no lo sé. – Pero la verdad es que lo que me preocupa es lo que pueda suceder con
Rosalie y Emmett. – me comentó mi princesa. – ellos se aman demasiado y me da pesar que
por culpa de tu madre y sus locuras, de las locuras a las que accedió ayudando a Heidi lo alejen
de su familia.

- Eso es cierto amor, pero el actúo de forma irresponsable al cumplirle todos los caprichos a
mamá. – suspire. – la verdad no sé como le hace Esme para manipularlo, pero lo hace y ahora
sin Rose y los niños que son de alguna forma su cable a tierra, no sé que pueda ser de él. Y el
dolor de Rose me duele, ella es como mi hermana. Y a pesar de nuestras diferencias me duele
igual el dolor de mi hermano.

- A mi me entristece mucho su situación. – me dijo con pesar. De pronto unos ligeros toques
en la puerta nos alertaron de que nuestra tropa estaba cerca. -

- Cuidado con la princesita. – le dije besando suavemente el vientre. -

- No le van a hacer nada Ed. – me dijo torciendo los ojos. – No seas exagerado. -
- Por mi salud mental mi ángel. – le dije. – necesito que tengas cuidado y cuides a mi florecita
hasta que yo pueda ayudarte a hacerlo. – repetí, pero nuevamente los golpes nos alertaron de
alguien ansioso en el pasillo. – adelante. – le dije colocando delicadamente mi mano sobre mi
florecita para protegerla.

- Buenos días papi. – dijo mi muñeca subiéndose de un lado de la cama, dejándome un beso en
la mejilla. – hola mami. – dijo abrazando a su madre. -

- Hola muñeca. – le dijo mi princesa. -

- Cielo y tus hermanos y tu prima?. – le pregunté curioso porque estaba sola. -

- Aún duermen papito. – me dijo, pero intuí un poco de tristeza en su voz. -

- Cariño, que sucede. – le dijo mi esposa a nuestra hija, había notado lo mismo que yo.-

- Es que no me gustó como te grito la abu ayer, tampoco me gustó lo que dijo. – dijo dejando
caer lágrimas por sus hermosos ojitos, que inmediatamente secamos mi princesa y yo. –
porque la abu no entiende que papi y yo te queremos mami.

- No tengo esa respuesta preciosa, pero no debes sentirte mal por las cosas que hace tu Abu. –
le dijo mi Bella. -

- Pero yo quiero a la Abu, pero ella hace cosas feas y que no me gustan. – dijo mi pequeña. –
acaso tengo que dejar de querer a mi abu.

- Peque, a veces las personas que amamos hacen cosas que no están del todo bien, pero en el
amor encontramos el perdón, y tenemos que buscar ayudar y entender, comprender y apoyar
a quienes amamos. – le dije. – es verdad que la abu dijo cosas muy feas y yo también estoy
muy molesto con ella, pero no voy a dejar de amarla, yo ya he intentado comprenderla y
ayudarla hablando con ella, pero ella parece que deja que sus sentimientos malos hablen
sobre los buenos, pero es mi mamá y la amo, siempre la voy a querer.

- Y que vamos a hacer papi. Yo la quiero, pero quiero a mamá y a mis hermanos. No podemos
permitir que esto siga así. – le dijo. – que hacemos?. – me preguntó haciendo gala de toda su
madurez. -
- Por lo pronto vamos a intentar que tu mami y tus hermanitos no pases tiempo cerca de tu
abuela. – le dije, y ella asintió. – además quiero pedirte un favor preciosa. – ella me miro
curiosa. – no quiero que dejes de ver a tu abu, porque sabemos que la quieres y es importante
para ti… pero no quiero que estés a solas con ella. De acuerdo?.- ella asintió.-

De pronto tres pequeños tornados aparecieron por la puerta y Jane se encargó de cambiar el
tema dirigiéndolo a que era lo que lo que podíamos planear para hoy, así que una vez en la
cocina y después de nuestros siempre maravillosos desayunos planeamos un tranquilo picnic
en el jardín de mi mariposita, además de la acostumbrada visita a Marie, y luego los niños
habían planeado montar coreografías de ballet para Lizzie, que pudiera Jane usar en su
patinaje y Ed estaba dedicado a componer una melodía que le sirviera a sus dos hermanas. Mi
princesa y yo luego de hablar por teléfono con Rose para saber como estaban ella y los niños,
nos acurrucamos en el sofá con nuestra sobrinita viendo una película infantil. Mientras Keyla
disfrutaba de su película, yo abrazaba a mi esposa, dándole cariño a nuestra bebita a través de
su cuerpo y pensaba en todo el dolor de mis hermanos.

Rose nos contó que tuvo una no muy agradable conversación con Emmett en el almuerzo
alejado de los niños, ella le pidió que se fueran de Chicago los cuatro un tiempo lejos de Esme
y sus influjos, pero por supuesto mi hermano se negó aún cuando esta pudiera representar
una de sus ultima oportunidades de arreglar las cosas con su esposa. La verdad me sentía
increíblemente mal por la situación, por la tristeza y el dolor de mis hermanos, y por el
momentáneo futuro incierto de mis sobrinos. Hablé también con Jasper y Alice, quien no se
podía creer aún todo lo que paso anoche, por suerte su pequeña Isa parecía tener el carácter
calmado de mi cuñado y eso parecía mantener a mi hermana a raya. Por supuesto hable con
mi padre, estaba en casa de Renata y aparentemente planeaba quedarse allí, supongo que
hasta que encontrará un lugar adecuado para los dos. Finalmente y a petición de mi princesa
llamé a mi madre y hermano para saber como estaban. Emmett me dijo que estaba destrozado
y que Rose era muy injusta con él, que mi princesa y yo habíamos causado todas sus desgracias
y que a pesar de su amor por Rosalie no podía acceder a dejar a mamá sola, no después de lo
de ayer. Finalmente mí madre no hizo más que proferir insultos hacia mi mujer, por lo que
terminé colgando la llamada y dando por finalizado el asunto. A media película Keyla se quedó
completamente dormida, por lo que aproveché para contarle a mi princesa algo que me
inquietaba.

- Princesa. – le dije llamando su atención. – Yo… yo sé que tu cita con Safrina es el próximo
viernes. – Safrina era la gineco-obstetra que nos recomendó mi padre habíamos hablado con
ella por teléfono ayer y la verdad era genial y muy simpática. – pero te soy sincero si te digo
que me quedaría más tranquilo si la llamamos y vamos mañana. – le dije. -

- Que exagerado Edward. – me dijo. -


- No exagero mi amor, ayer pasamos por un presión muy intensa, fue un día terrible y me
aterra pensar que eso pudiera afectar a mi pequeña florecita. – ella me miró incrédula, pero no
iba a permitir que me negara esta petición. - Amor por favor, déjame protegerlas. Por favor. –
le dije de nuevo. -

- De acuerdo Edward, pero que conste que exageras. – me dijo al tiempo que colocaba una
mano en su vientre. – Estamos bien cariño, de verdad. – me incliné para besar allí donde tenía
su mano y luego bese tiernamente sus labios.

- Gracias. – le dije. –

Al siguiente día deje a Jane, Valerie y Kellan en el Colegio, también llegaron a instalarse Doña
Bree y James, quienes congeniaron inmediatamente con mi ángel y los pequeños, ya en la
tarde conocerían a Jane. Cómo teníamos la cita, con la doctora llame a Aro para excusarme y
recibí la fabulosa noticia de que Lauren estaba fuera de la empresa, y respiré porque si esa
mujer había sido capaz de todo eso, no la quería cerca de mí ni de mi familia. Y aunque no nos
gustó demasiado la idea, dejamos a Ed, Lizzie y Keyla con Doña Bree y Cynthia por unas horas
mientras íbamos a la consulta, pero la verdad es que tendríamos que aprender a
desprendernos un poco, sin embargo todo sería más sencillo a partir de la próxima semana, el
lunes ya los mellizos irían a clases y a nuestra tierna sobrinita vendrían sus padres a recogerla
el viernes, pasaría el fin de semana con nosotros para irse el lunes a primera hora.

Llegamos a la consulta impacientes y emocionados, la verdad es que para mi tener esta


experiencia con la mujer que amo, era absolutamente maravillosa, así que después de que
Safrina nos bombardeara con todo tipo de preguntas, luego que pesara, tomara medidas y la
tensión de mi esposa, fuimos a la sala de ecografía, y allí, en es minúscula manchita de la
pantalla estaba mi princesita, mi hermosa florecita, aunque nuestra emoción se incrementó en
un millón de veces cuado el rápido y fuerte latido de su corazoncito inundo la habitación y
nuestros ojos de lágrimas de alegría. Fue sin lugar a dudas uno de los momentos más felices de
nuestra vida. Era pronto para saber si era niña o niño, pero la verdad no me importaba porque
dijeran lo que dijeran yo estaba completamente seguro de que sería mi florecita mi pequeña
Bells… la copia de mi ángel, ya hasta sabía que nombre le pondría, pero no le diría nadie
todavía. Regresamos a casa para encontrarnos a nuestros hijos perfectamente bien y
haciendo de las delicias de Doña Bree y Cynthia. Fuimos por los pequeños al cole y al igual que
el día en el que comimos acompañando a Alice en su reposo, fuimos repitiendo visitas entre
casa de Alice y la nuestra, quedando todos de acuerdo en el que el sabado realizaríamos una
barbacoa en casa, para que los niños disfrutaran un poco en la piscina, jugando y a ver si
lográbamos borrar un poquito la tristeza del rostro de Rosalie, Valerie y Kellan, era el pequeño
quien más resentía la falta de su padre, quien pidió una licencia en el hospital y había pasado
los últimos días en su casa ahogándose en una botella tras otra. Tenía entendido que solo salía
de allí si Esme lo llamaba y que parte de las continuas llamadas que le hacía a Rosalie, eran
deprimentes y deplorables pero no terminaba por aceptar la condición de esta para que
volviera casa.
El fin de semana llegó al fin habíamos decidido decirle a la familia lo de nuestra florecita,
pensábamos aprovechar que estarían todos juntos, incluidos los hermanos de mi princesa, por
supuesto que los primeros en saberlo serían nuestros hijos y le pediríamos a nuestra familia
que la noticia no llegara a oídos de Esme o Emmett. La alegría de mi princesa se incrementaba
además porque pasaría el fin de semana con sus hermanos, así que Keyla y ella rebosaban de
felicidad, además teníamos muchas expectativas porque conoceríamos a la pequeña Leah, lo
único que nos entristecía un poco era que a partir del lunes nuestra dulce ternurita regresaría
a Londres, pero estábamos más que dispuestos a viajar seguido para visitar a nuestros
sobrinos, además que debíamos ir el próximo mes unos días a Londres porque mi princesa
tenía una de sus sesiones en la fundación, y necesitábamos revisar algunas cosas del proyecto,
ya de regreso debíamos pasar también por Montepulciano para ver algunas cosas sobre el
viñedo y visitar a los nonos… La verdad es que últimamente estaba sopesando sinceramente la
posibilidad de mudarnos a Montepulciano, podríamos dedicarnos al viñedo y la fundación y yo
podía seleccionar los proyectos en los que quisiera trabajar a distancia, y mis hijos vivirían una
vida tranquila, más sencilla y sin ajetreos, lo único que me pesaba era dejar a nuestra
mariposita solita en Chicago.

El viernes en la noche fuimos a buscar a mis cuñados al aeropuerto, y solo para variar nos
vimos asediados por un par de fotógrafos, pero al ser solo dos eran más sencillos de manejar,
como siempre las preguntas sobre la relación, el viaje, los niños, etc… no se hicieron esperar,
sobre todo cuando notaron las alianzas en nuestras manos y las preguntas sobre una boda
secreta estuvieron a la orden del día, ese día mi princesa no estaba de muy buen humor así
que decidió no darles pie y no respondió a ninguna pregunta. Yo por mi parte solo les dirigía la
palabra para pedirles que respetaran nuestro espacio. Pero no me extrañaría que esta noche
recibiera una llamada nada alentadora de mi madre. Los saltitos emocionados de mi esposa
me advertía que mis cuñados ya se acercaban.

- Cariño no te exaltes. – le dije de forma protectora. -

- Ed, estoy feliz de ver a mis hermanos y por conocer a mi sobrina, así que no fastidies. – en
otro momento podría sentirme dolido con sus palabras y por el énfasis que les dio, pero la
verdad es que no podía porque estaba claro que el tono se debía a las hormonas del
embarazo, mientras que las palabras eran producto de que claramente estaba siendo un
fastidio, pero me aterraba enormemente el hecho de que mi princesa o mi florecita sufrieran o
les pasara cualquier cosa, así sea la mínima cosa.

- Hola preciosa. – le dijo Paúl a mi princesa acercándose a ella. – Cómo se porto mi pequeña?. -

- Maravillosamente como siempre. - le respondió ella y yo asentía dándole la razón. – pero


ahora quiero conocer a la nueva princesita. – le dijo acercándose a la pequeña que venía en
brazos de Jacob. -
- Puedes verla. – le dijo esté enseñándonosla. – Acaso no es preciosa. – dijo orgulloso. -

- Es muy hermosa. – le dije. – Espero que sea tan dulce como mi ternurita.

- Hermano, si que eres posesivo. – me dijo Paúl. – Ya te apropiaste también de nuestra hija. –
dijo soltando una carcajada. -

- Claro, si esa pequeña es toda una dulzura, casi que les digo que se regresen a Londres y la
dejen con nosotros. – le dije. -

- No nos darás ninguno de los tuyos a cambio verdad. – dijo Jake con sarcasmo. -

- Nunca. – respondí rotundamente. -

- Entonces tendrás que viajar a Londres para ver a Keyla. – dijo. – Y en cuanto al carácter de
Leah, creo que será esta las que nos saque las canas verdes, porque la verdad Keyla es una
ternura y Seth es muy humilde y humano, pero a esta pequeña ya se le ve la casta. – dijo y
todos reímos de su ocurrencia.

Salimos del aeropuerto, con Paúl, Jacob y la pequeña Leah en brazos de mi esposa, aunque me
ponía nervioso no podía evitarlo, por lo menos ella no era tan pesada como Keyla o como
nuestros hijos. Llegamos a la casa y nuestros hijos estaban más que felices con sus tíos y la
pequeña… ni hablar de Keyla que no se despegaba de ella ni un minuto, era una hermanita
sumamente sobre protectora, atenta y colaboradora… Podía ver las mismas ilusión y
esperanza en los ojos de nuestros hijos, sobre todo en los de mi Gatita y mi Muñeca. Cuando
Paúl y Jacob decidieron irse a descansar con sus hijas decidimos que sería un buen momento
para hablar con los pequeños, por lo que les pedimos que fueran a bañarse y se vistieran con
sus pijamas y fueran a nuestra cama porque teníamos algo que contarles. Mi princesa y yo
hicimos lo mismo, pero además lleve unas galletas de chocolate y prepare unos ricos helados
para poder celebrar con nuestros hijos, cuando llegue al cuarto con la bandeja de helados y las
ricas galletas de chocolates, mi hermosa esposa salía del baño, con un pijama muy tierno, casi
infantil y el cabello mojado, lo que la hacía verse endemoniadamente sexy, deje los helados en
la mesa y me acerque a besarla.

- Eres hermosa mi amor. – le dije y acercándome a su oído, agregue. – eres hermosa y estás
endemoniadamente sexy, si no fuera porque estamos esperando a nuestros hijos diría que tu
pijama duraría unos… uhmmmm… - simulé pensar, mientras ella se estremecía por el contacto
de mi aliento contra su piel. – tres minutos sobre tu piel antes de empezar a adornar el piso de
esta habitación.

- Ed… amor… - me decía en un sensual ronroneo. – no comiences nada que no puedas acabar.

- Y quien dice…. – pero el toque desesperado de nuestros hijos en la puerta me interrumpió. -

- Ellos lo dicen cariño. – me dijo entre risas mi esposa, y yo solo gruñí en respuesta ganándome
una mirada de reprimenda de su parte. -

- Podemos entrar papito. – gritaba ansiosa mi gatita desde el otro lado de la puerta. -

- Cúbranse las cochinadas antes de dejar entrar a mis inocentes sobrinos. – gritaba Paúl desde
su recámara. -

- Cállate Paúl. – decía Jacob. – Déjalos en paz. -

- No quiero. – respondió este entre risas, hasta que estas se acallaron con el sonido sordo de
un golpe y un. – Ouchhh…. Jake no seas animal.

- Generalmente no te quejas. – le respondió. -

- Suficiente información. – les grite a su vez abriendo la puerta para que nuestros hijos
entrarán en la habitación. – Pasen pequeños. - les dije. -

- Papi porque están escondiendo cochinadas mami y tu. – nos dijo nuestra gatita, iba a matar a
Paúl. -

- Tu tío estaba jugando como siempre. – le dijo mi princesa. – no le hagan caso, si?. – y los tres
asintieron. -

- Esos helados son para nosotros. – dijo Ed con sus ojos como platos, juró que en ese momento
se pareció enormemente a mi sobrino Kellan y a Emmett cuando era niño. -
- Si, campeón, son para ustedes. – les dije. -

- Podemos tomarlos ahora papito. – preguntó Jane haciendo un gesto goloso y pasándose la
lengua por los labios. -

- Por su puesto. – les dije y corrieron atacando la bandeja. Me acerque para tomar el mío y el
de mi princesa, y mientras me acurrucaba con mi hermosa en el sofá de la esquina frente a la
chimenea, ellos se sentaron sobre la alfombra de frente a nosotros. – Pequeños su mami y yo
tenemos algo que decirle. – les dije, y ellos me miraban ansiosos. -

- Que pasa papito?. – preguntó mi Gatita siempre curiosa. -

- La verdad es que tenemos una sorpresa. – le dije. -

- Sopresa … Si!!!!, yupi yupi. – gritó Lizzie. -

- Veo que te gustan las sorpresas. – le dije divertido. -

- Me encantan. – dijo con los ojos muy abierto. -

- Veo que solo sacaste el color de cabello de tu madre. – le dije entre risas, sabiendo cuanto
odiaba mi princesa las sorpresas, la verdad es sorprendente que se tomará también lo de la
boda secreta… supongo que las hormonas revueltas que le dejaba mi princesa habían
contribuido con eso.

- Gracioso Culle. – me dijo mi preciosa. -

- Cual es la sorpresa papá?. – preguntó serio Edward. – no tendrá que ver con esa nana que
escribiste el otro día, o sí?. – Por Dios que intuitivo era mi hijo, creo que a él había saltado el
gen adivino de Alice y la abuela Lizzie.

- Pues si hijo, tiene todo que ver con eso. – le dije, mientras que mis hijas nos miraban del uno
al otro sin entender lo que sucedía. -

- Entonces vamos a tener un hermano o hermana?. – preguntó. -


- Si campeón, van a tener un hermano o una hermana. – le contestó mi princesa preocupada
por su actitud. -

- Vamos a tener una hermana. – Gritaron mis hijas a la vez. -

- O un hermano. – las corrigió mi princesa.-

- Pero yo creo que será una hermana. – le dije convencido. - Y a ti campeón no te alegra la
idea. – le dije yo también contagiándome con la preocupación de mi ángel. -

- Si papá, solo pensaba en que tendría a otra niña llorona a la que cuidar. – dijo subiendo los
hombros despreocupado, para luego poner una radiante sonrisa en su tonta en su rostro. –
pero sinceramente me agrada la idea. Luego de cruzar una mirada entre ellos se levantaron
corriendo para lanzarse a nuestros brazos. -

- Cuidado con su madre y su hermana. – alcancé a decir antes de que termináramos todos
embarrados de helados y con un ataque de risa. Luego del incidente nuestros hijos fueron a
sus respectivos cuartos a tomar un nuevo baño y cambiarse de ropa, mientras nosotros
hicimos lo propio, pero juntos para ahorrar tiempo y agua… el poco tiempo que teníamos para
esa actividad no dio para mucho pero al menos gozamos de algunos buenos besos y dulces
caricias. Tras arropar a nuestros hijos y darles las buenas noches fuimos a nuestra cama a
dormir como todas las noches desde que nos reencontramos, abrazados y felices.

A la mañana siguiente desayunamos todos juntos y empezamos a preparar las cosas para el
almuerzo, pronto llegó mi hermana, mis cuñados, sobrinos y mi papá, acompañado por
Renata, como era de esperarse, Alice la recibió muy bien al igual que había pasado todos estos
días en los que habíamos estado compartiendo aquí o en su casa, era Rose la que no se le
acercaba mucho, pero sabía que pronto se reconciliarían. La verdad es que pasamos un día
muy agradable mis hermanas estaban encantadas tanto con Keyla como con la pequeña Leah y
Jacob les cayo muy bien a todos y estuvo reclutando a Jasper para unos proyectos que
teníamos pensados para la fundación, que esta demás decir que mi cuñado/hermano aceptó
encantado, también mi padre se vio contagiado por nuestros trabajo y tanto el como Renata se
involucraron nuestros proyectos. La verdad me sentía feliz de integrar a mi familia en la
fundación de mi princesa, incluso Rose haría un reportaje especial para su revista y ella y Alice
empezarían a preparar un baile para recaudar fondos para nuestros proyectos, y con lo
entusiasta que era Alice para esas cosas propuso que el Baile se convirtiera en una Gala Anual
Prestigiosa en Chicago. Al terminar el almuerzo, me puse de pie tomando la mano de mi
princesa, atrayéndola conmigo y llamando la atención de mi familia.
- Familia, Bella y yo les tenemos noticias. – les dije. -

- Si Edward Anthony. – dijo mi hermana un poco molesta. – Se casaron en secreto y no dejaron


que yo organizara la boda, pero Paúl se encargo de planear cada minuto. – me dijo con dolor. -

- Lo siento Alice, pero te dije que la boda sería como Bella quería. – contra ataque. -

- Como puedes decir eso, si la boda era sorpresa. – me dijo. -

- Pero fue mejor de lo que quería Alice, fue maravillosa y perfecta. – le dijo mi ángel. – no pudo
ser mejor y siento mucho que no estuvieran allí con nosotros, pero necesitábamos consolidar
nuestro amor, necesitábamos estar juntos al fin, sin barreras sin odios, sin pasado, solo con el
futuro por delante. – Alice entendió que mi princesa necesitaba una boda sin nada que le
recordara a mi boda con Heidi, que aún cuando fuera un tema superado sabía que le dolía. Así
que nadie que estuvo en esa boda, excepto yo, asistió a la nuestra, y eso la hizo especial de
alguna forma para ella. -

- Tía Alice no hagas tanto drama y sé feliz. – le dijo Jane, dejándonos a todos boquiabiertos, la
verdad es que la recién adquirida costumbre de Jane de callar a los adultos se estaba
empezando a sobre pasar los límites tendría que hablar con ella al respecto, o con ellas.-

- Si porque ahora vas a tener dos bautizos que celebrar. – remató mi gatita. -

- Que quieres decir Lizz?. – le preguntó Jasper. -

- La verdad es que son lentos. – añadió Ed… Ok ok ... tendría que hablar con los tres. - lo que mi
papá intenta decir, y lo que el par de chismosas no se aguantan, es que vamos a tener una
hermana. – dijo sin reparos. -

- O hermano. – le corrigió mi princesa. -

- Mamá ya déjalo, todos sabemos que será otra princesita llorona para papá. – le dijo tajante. -

- Ed tiene razón, esta vez será niña. – dijo Alice segura. – Luego será… - dijo pensativa y
después de un instante anunció. – uno… no… dos niños. – dijo y yo quedé anonadado, porque
estaba seguro que así sería y la verdad me sentía feliz por ello. En ese instante todos se
quedaron mirándola hasta que salto a felicitarnos y todos parecieron reaccionar.

Pasamos toda la tarde juntos tomando limonada, viendo a los niños jugando en la piscina,
conversando de todo un poco, pero sobre todo de la fundación, habíamos convertido la
barbacoa familiar en una reunión de trabajo de la fundación, en un momento que estaba
recostado en una de las tombonas de la piscina con mi princesa recostada sobre mi pecho
Lizzie se acercó a nosotros.

- Mamita me pones crema?. – le pidió a su madre.-

- Claro preciosa, pero primero deja que la tía Rose te seque. – le dijo mi princesa
incorporándose para tomar la crema, mientras que Rose con su tolla ya se acercaba a mi gatita
para secarla. -

- Los genes Cullen son dominantes hasta en las marcas de nacimiento. – comentó mi cuñada
cuando secaba las piernas de mi princesita… Marcas de nacimiento, los Cullen no teníamos
ninguna. -

- De que hablas Rose?. – mi padre que esta cerca de nosotros se interesó en el comentario. -

- Si la marca. – le dijo convencida. – Justamente esta. – le dijo señalando un lunar de un color


castaño clarito en forma de una diminuta hoja que mi pequeña tenía en su pierna derecha,
muy cerca de su nalga, de lejos parecía como si su pierna estuviese manchada con alguna
suciedad, pero en efecto era una marca de nacimiento. – Emmett y Kellan la tiene en el mismo
sitio, y Valerie la tiene sobre el hueso de la cadera. – mire a mi padre asombrado, y luego a mi
princesa que nos veía igual de uno a otro y luego a Rose. Gire mi cabeza para ver a mis
sobrinos… no podía ser… esa marca… esa marca de nacimiento. Ninguno de los Cullen
teníamos esa marca, no la tenía yo, tampoco Jane, podría apostar a que Alice tampoco tenía
ninguna… Pero Emmett, Kellan y Lizzie la tenían en la pierna derecha, además Ed y Valerie la
tenían en el hueso en la cadera… al igual que mi princesa. Conocía de memoria cada
centímetro de piel de mi princesa, y esa marca, esa que compartía con Ed y Lizzie, esa que una
noche hace muchísimos años me dijo que era una marca de familia, una marca de los Denaly,
como era posible que Emmett y mis sobrinos tuvieran esa marca… eso no… -

- Quizás Emmett la heredó de mi padre… de Christopher Cullen. – dijo mi padre dándole un


significativa mirada a Renata, en un claro intento por dejar hasta allí la conversación,v ya luego
lo resolveríamos; yo por mi parte mire a mi princesa y en sus ojos leí la misma confusión que
existía en los míos.
Dejamos pasar por un rato toda la bendita historia de la marca, creo que ninguno quería
entorpecer la barbacoa, pero lo que si era seguro es que mi padre, mi princesa y yo teníamos
una conversación pendiente. Parecía ser la verdad pero no entendíamos como es que eso
sería posible. Ya todos se habían marchado. Doña Bree y James se había retirado ya, los niños
estaban todos en la cama, estábamos mi esposa y yo en compañía de Paúl, Jacob, Renata y mi
padre, cuando una llamada del hospital interrumpió la conversación.

- Disculpen. – Dijo mi padre levantándose y acercándose a la ventana mientras atendía al


teléfono. - Dr. Cullen. – dijo. – Si, mi hijo está de licencia, estoy enterado. – respondió a quien
le hablaba al teléfono. – Cómo?. – preguntó mi padre repentinamente asustado y
completamente pálido. Buscando apoyo en el sofá, inmediatamente Renata llegó a su lado. –
Cómo esta?. – repetía alterado. Yo seguía con cuidado la situación al igual que todos, pero de
pronto el sonido de mi propio teléfono me saco de mi observación.

- Edward Cullen habla. – dije, porque no me fije en el nombre en el identificados de llamadas. -

- Ed… - me decía una angustiada Rosalie, mientras se ahogaba en llanto. -

- Rose. – le dije angustiado por el dolor que escuchaba en su voz. – Que sucede Rosie Rose,
porque estas así?. – le pregunte, sintiendo la presión que sobre mi brazo ejercía mi esposa,
quien había mudado su atención de mi padre hacia mí. -

- Emmett. – me dijo. – Es Emmett tuvo un accidente, está en el hospital. – me dijo.- Yo voy en


camino… - Tras un sollozo agregó. – les pedí que llamaran a tu padre.

- Lo están haciendo justo en este momento, yo también salgo con él para allá. – Dije, colgando
el teléfono. Mire a mi princesa. – Emmett tuvo un accidente. – le dije y ella ahogo un jadeo
contra su mano.- voy para el hospital con mi papá. – le dije dejando un beso en su frente. -

- Voy con ustedes. – me dijo decidida. -

- No… No… No. – le decía al tiempo que negaba con la cabeza poniendo énfasis en mis
palabras. – Tienen que descansar. – le dije colocando mi mano sobre su vientre, la otra sobre
su mejilla. -

- Cielo por favor. – me rogó. – necesito estar ahí. – me dijo con las lágrimas escurriendo por su
rostro. – no se porque pero lo necesito bebé, por favor. – me dijo acercándose a mi. – por
favor. – rogó de nuevo. -
- Bien. – suspire derrotado. – Pero los niños?. -

- Están dormidos Edward, nosotros estamos al pendiente, aplazaremos el viaje si es necesario


por un par de días. – dijo Jacob con seguridad. -

- Gracias. – le dije y tomé la mano de mi esposa y salí tras mi padre que había salido disparado
en dirección al hospital. -

Cuando llegamos al hospital corrimos hacia Rosalie que se encontraba en una esquina
abrazada así misma llorando desconsoladamente, mi madre se encontraba en la esquina
contraria.

- No puedo creer que esto este pasando. – dijo mi cuñada abrazada a mi ángel. – Estaba
demasiado borracho, se salto un semáforo y un carro en dirección contraria casi colisiona con
él, intentando esquivarlo terminó estampado contra un poste. – nos contaba entre sollozos. -

- Cómo está?. – le preguntó mi preciosa. -

- Eso no es tu problema. – le ladró mi madre acercándose a nosotros. -

- Ya basta mamá. – le dije. – Este no es el momento. - De pronto me miró y pude ver que ella
estaba también dolida, asustada, me regreso esa mirada que me daba de vez en cuando, una
llena de dolor, de remordimiento, no entendía, pero era así. Mientras me perdía en los ojos de
mi madre intentando entender porque me miraba así… porque no era la primera vez que lo
hacía, mi padre salió por la puerta acompañado por Renata, así que mi madre cambio su
mirada hacia mí, para clavarle una llena de odio a la acompañante de mi padre. – Cómo está
mi hermano papá?. – le pregunte preocupado, mientras abrazaba a mi princesa. -

- Bastante golpeado, aún inconsciente. – dijo mi padre preocupado. – tiene unas costillas rotas,
la pierna izquierda, una laceración en la cabeza. – decía mi padre secándose las lágrimas,
mientras que veía escurrir también lágrimas en el rostro de mi esposa, de mi cuñada y hasta de
mi madre. – además. – Suspiró.- tiene una importante hemorragia, van a operarlo para
contenerla. – dijo cansado y con su voz cada vez más apagada. – Debemos hacerle además
varias transfusiones, vamos a necesitar donantes. – dijo mientras se pasaba la mano en la cara,
mostrando todo su pesadumbre y preocupación. – luego del accidente del autobús de la
preparatoria nuestro banco quedó bastante desabastecido. -
- Yo puedo donarle. – le dije a mi padre, mientras sentía todo el apoyo que necesitaba
abrazado a mi princesa. Mi padre asintió con la cabeza. -

- Están haciendo las pruebas con una muestra de mi sangre. – dijo. – en cuanto llegue para
avisarme para que pase a hacer la donación, les digo para que testen la tuya, también testaron
la de tu madre y Rosalie, creo que vamos necesitar al menos cuatro donantes. – Era una de las
innovaciones que mi padre introdujo esta semana en el hospital, cuando las donaciones se
hacían directas se testaba una muestra antes de realizar la donación para evitar
inconvenientes innecesarios. En vez de esperar a que vinieran con el resultado, fui para que
empezaran los test, no creía que perder tiempo fuera algo bueno para mi hermano. Poco
tiempo después el Dr. Jenks salió por la puerta acercándose a mi padre, revisando una serie de
papeles mientras negaba con la cabeza como si no alcanzará a comprender. -

- Rupert que sucede. – le dijo mi padre al notar la preocupación del doctor. -

- La verdad es que aquí hay algo raro Carlisle. – le dijo el Dr. Jenks a mi padre. -

- Que sucede con mi hijo?. – preguntó mi padre desesperado. -

- Carlisle, necesitamos esa sangre urgente, hemos podido estabilizarlo pero necesitamos
intervenirlo. – le dijo con solemnidad. – Y precisamente hay algo que no entiendo. – mi padre
le hizo un gesto apremiante para que continuara. – Carlisle tu puedes donarle sangre a tu hijo
porque eres O rh positivo, Rosalie no es compatible. – dijo y un doloroso lamento escapó de la
garganta de mi hermanita, que estaba abrazada a Renata. A la que no se había acercado
mucho hasta ahora, porque en este momento por más dolida que estuviese no podía dejar de
apegarse al consuelo que su amiga le ofrecía. -

- Aún tenemos a Esme y Edward. – le dijo mi padre. – solo tendríamos que buscar otro
donante. -

- Es ahí donde radica lo que no entiendo Carlisle. – Le explicaba. – Tu eres O rh positivo, Esme
es A rh positivo, al igual que Edward. – decía el doctor. – por lo que se espera que Emmett sea
A rh positivo, o en su defecto O.

- Fuimos colegas en la universidad, conozco las combinaciones del sistema ABO, pero la verdad
es que no te sigo Rupert. – le dijo mi padre desesperado. -
- Carlisle, el tipo de sangre de Emmett es B rh positivo. – mi padre lo miraba sin poderlo creer,
o comprobando sus sospechas. – hice repetir la prueba un millón de veces, incluso yo mismo
terminé por hacerla.

- Yo soy B rh positivo. – dijo mi princesa, en un impulso, creo que por un momento no se dio
cuenta que no podía donarle sangre a mi hermano en su condición. -

- Princesa no puedes hacerlo. – le dije. -

- ACASO LA SANGRE DE TU ZORRA ES TAN ESPECIAL QUE NO PUEDE USARSE PARA SALVAR A
EMMETT. – Gritó mi madre.-

- Bella está embarazada mamá. – le dije a bocajarro. -

- Embarazada?... Así que lo hiciste de nuevo para amarrar al idiota de mi hijo. – le dijo mi
madre con desdén. – No puedo creer que consigas a Edward una y otra vez, cuando eres tan
inútil que eres incapaz de salvarle la vida a tu hermano. – en ese momento todo a nuestro
alrededor quedo congelado… “Tu hermano”… “tu hermano”… Emmett el hermano de Bella…
eso quería decir que … Emmett era Christopher, pero como…

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Estoy consciente que me quieren matar por el corte y por la tardanza, pero la verdad creo que
es más emocionante así, además este es el penúltimo capítulo de “La Otra”, así que estamos
ya casi de despedida… La verdad aunque amo la historia y me cueste desprenderme de ella,
creo que alargarla solo conseguirá hacer que pierda el sentido y ya tengo montones de intrigas
montadas en mi cabeza para la nueva historia, con uno buenos menos buenos a los que creo
que van a odiar tanto como a Esme y que sin duda los va a sorprender mucho…

Ahora un punto y aparte… SIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!.... Casi todos y todas adivinaron que Emmett es
Christopher, pero la verdad creo que fueron las pistas más claras de toda la historia.
Conjuntamente con este capítulo se publica un Outtake desde el POV de Esme, de ese rato
cuando ella esta recostada contra la pared del hospital y nos da una mirada a su mente, y en
ella nos cuenta como se las ingenió para cambiar a los niños. Pueden agradecer a Fioni279 por
ello…

La dedicatoria a mi madre, es porque fue en su mente donde se forjo la idea de la marca de


nacimiento y la escena de la piscina, yo solo le di forma convencida por su argumento de que si
dejábamos que nuestro sexy papá Cullen se enteraba del cambio de niños podría ser mucho
para su corazón y no queríamos a nuestro cardiólogo favorito infartado, además las he
complacido así que me tocaba complacerla a ella.

Otro asunto pendiente para este penúltimo capítulo es una pequeña encuesta, se que algunas
están a favor de un bebito para Renata y Carlisle, otras prefieren que no… Yo había planeado
que así sería, pero dejaré que su opinión decida una vez más.

Gracias Mil Gracias Siempre

“Ahora eres lo más importante para mi, lo más importante que he tenido nunca”… Edward a
Bella, en Twilight…

Espero la pasaran genial el día de los enamorados!!!!.... Feliz día de San Valentín para todas
(atrasado pero vale si piensan celebrar este fin)… Besos.

Gracias

Kisses

BkPattz

Capítulo 24: El Día Que Lo Perdí Todo

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….
Nota:

Outtake “La Otra”. Esme POV

Dedicado especialmente a Scarlly (Fioni279) …

……

Outtake Capítulo 20: Una marca de Nacimiento.

Esme POV: El día que lo perdí todo.

Ahí estaba recostada contra la pared de ese estúpido hospital, ese hospital que me apartó de
mi marido, después de todo lo que he luchado por él, porque estoy segura que esa aventurita
con la cualquiera de Renata empezó en estas paredes… con lo pasional que siempre ha sido
Carlisle, aún con sus años, supongo que se habrá tirado a la zorra esa en cualquier esquina
semioculta de este lugar. A sus 57 años mi marido aún estaba de buen ver, y con los años sus
habilidades de alcoba se volvieron cada vez más interesantes, aunque no siempre podía
distinguir cuando hacia el amor conmigo y cuando lo hacía con el recuerdo de Reneé…
últimamente me tenía bastante abandonada, pero supongo que era porque tenía a la niñata…
entiendo su gusto por probar sexo con alguien más joven, lo he hecho en un par de ocasiones,
digamos que siempre he ayudado a los hijos de mis amigas, y hasta a sus nietos iniciarse en
esos artes, si le he sido infiel a Carlisle, pero yo lo amo, lo amo siempre y Carlisle es mío… y él
siempre me ha sido infiel con el recuerdo de esa… yo no podía serlo con un recuerdo porque
siempre, desde niña, desde los seis años cuando Carlisle me enseño a montar bicicleta me
enamore profunda y perdidamente de él. Mi amor nunca le ha pertenecido a nadie más, a
diferencia del suyo que primero fue de esa, y ahora de Renata, porque me doy cuenta que mi
marido esta enamorado otra vez, y nunca de mí…

Me conformé todos estos años con hacerle sentir una dependencia hacia mí, disfrazada en la
necesidad de protegerme, eso lo ha hecho mantenerse a mi lado, no es lo mismo que tener su
amor, pero es algo… desde que saqué a Renee de su vida no había tenido que compartir su
cuerpo con nadie, porque sé que todos estos años me ha sido fiel… hasta ahora. Y la verdad
que fue mi culpa que cayera en los brazos de la niñata bisexual, hace meses que permití que el
fantasma de Renee regresara a nuestra vida y a nuestra casa… hace meses cuando vi la
promoción del libro de la estúpida de Isabella en las recomendaciones de lectura de una
prestigiosa revista… Sabía que tarde o temprano la zorrita regresaría a la vida del idiota de mi
hijo pero la verdad esperaba que no fuera nunca. Me hubiese gustado quitarle a mis nietos,
como en sus días rescaté a mi Emmett de los brazos de su madre.

Estaba de nuevo aquí en esta fría sala de hospital en donde había perdido a mi hija… porque
Heidi siempre había sido una hija para mí… una muy querida, a pesar de aquel desliz durante
las vacaciones la verdad es que Heidi siempre me había parecido la perfecta hija que nunca fue
Alice para mí… Esa historia en el Luxury fue solo el producto de algo de alcohol y una pastilla
de extasis que me había ofrecido Heidi, y a la final me fue difícil de resistir los increíblemente
sensuales movimientos de mi nuera, pero eso era un secreto, un secreto que Heidi se había
llevado consigo, un secreto que pensé que Renata nunca revelaría por vergüenza, por
vergüenza a su condición sexual, por la culpa de la muerte de Alec, por la culpa por haber sido
nuestra cómplice de algún modo, por lo culpable que se sentía por haber sido la amante de
Heidi, la verdad no me esperaba que Carlisle supiera de la bisexualidad de Renata y encima
que la aceptará.

Y era aquí en este hospital donde estaba segura que terminaría por perderlo todo, porque solo
me quedaba Emmett, a Edward y a Alice nunca los tuve del todo, así que solo era Emmett,
siempre había sido mi Emmett, mi pequeño que se llamaba como mi abuelo, ese pequeño que
había nacido para honrar a uno de los hombre más importantes en mi vida, mi queridísimo
abuelo, ese que siempre me había adorado, mimado, que siempre me había dado todo lo que
había querido. Ese que logró con todo su poder que el Isabella y Phill Denaly se mudaran de
ciudad llevándose consigo a la odiosa de Renee dejándome el camino libre con Carlisle, ese día
fue uno de los más felices de mi vida porque tenía la certeza plena de que Carl sería por fin
mío, como siempre debió ser… me costó mucho acercarme a él, pero aprendí a manipularlo,
siempre encontré las palabras exactas para crear en él una necesidad de cuidarme y
protegerme sobre todas las cosas, fue la misma que use con mi abuelo para que me diera
siempre todo lo que quería. Fue muy parecida a la que use con mi Emmett para crear una
completa dependencia hacia mí. Desde pequeño siempre le repetía a Emmett una y otra vez
“Emmett fue un niño malo, me dejo y por eso lo cambie por ti, tienes que hacer siempre lo que
mamá te dice para que no tenga que cambiarte por otro”, eso y el dejarlo momentáneamente
perdido cuando salíamos los dos solos al supermercado o al parque hicieron que Emmett se
convirtiera en mi sombra… Mi Emmett. El más querido de mis hijos.

Creo que en esta vida no he amado más que a mi Abuelo Emmett, a mi hijo Emmett, a este que
se está debatiendo entre la vida y la muerte, no ese que se encontraba enterrado bajo el
nombre de Chritopher Denaly en ese pueblucho misetable, y a mi princesita, mi Jane. Porque
la verdad es que es mi Emmett el más amado de mis hijos, más que Alice, mucho más que
Edward… aunque a veces el odio por Renee se sobreponía a mi amor por mi hijo, como cuando
le pedí a Elizabeth que le entregará el diamante de los Cullen a Edward, pensando que estaría
a salvo de los Denaly, porque si la vieja bruja no había querido que yo lo tuviera, pues nadie
con la sangre de esa lo tendría, además que siempre sospeche que además de la negativa de la
bruja para que yo tuviera ese anillo, la otra razón había sido porque Carlisle se lo había
entregado a esa cualquiera, lo que nunca imaginé es que Edward terminaría perdidamente
enamorado de la idiota de Isabella, esa mocosa insoportable.

Alice siempre fue la princesita de papá, y me robaba la protección de Carlisle que era una de
las dos cosas que tenía de él, su necesidad de cuidarme y su cuerpo, por eso Alice siempre me
desesperó, además que su espíritu siempre fue demasiado alegre… aggghhhh… absolutamente
desesperante. Y Edward, el me había causado alguna ilusión, que murió exactamente cuando
lo mire por primera vez; además de que heredó la debilidad de Carlisle por las zorras,
mojigatas… me recordaba demasiado al verdadero Emmett, verlo me hacía revivir un poco de
dolor y de culpa que no podía permitirme… tenía el mismo pelo cobrizo rebelde, las mismas
facciones… si el niño no hubiese nacido muerto podría asegurar que tendía los mismos ojos
verdes y profundos de Edward… Edward era el clon de su hermano, por eso a veces verlo me
resultaba insoportable, me recordaba la culpa y el miedo de perder a mi Carlisle por culpa de
la muerte del bebé. Hacerme del hijo de Carlisle y Renee había sido fácil, no había nada que el
dinero no pudiera comprar, y mi Emmett fue el último regalo de mi abuelo, puesto que fue con
un dinero que me había heredado cuando aún era vivo y del que nadie sabía su existencia, que
pude conseguir hacer el cambio.

Tenía mucho tiempo pagando para que siguieran a Renee desde que se había convertido en
“La Otra” de mi novio, hacía que la gente que mi abuelo había contratado le siguieran los
pasos. Lamentablemente él murió un mes después y eso me sumió en un profunda depresión,
por lo que tomaba medicamentos a escondidas de mi marido y del médico, pero yo seguí
pagando la vigilancia, así que siempre estuve al tanto de todo lo que hacía la zorra, mi plan
original era que secuestrarán a su hijo y lo entregaran en adopción en algún país de
Suramérica o algo donde nunca lo encontrarán, pero mi plan a la final se complicó, Carlisle
estaba sobre la pista de Renee y necesitaba distraerlo, por lo que hice mi mejor puesta en
escena y me fui de casa, hacía meses que le coqueteaba al dependiente de la farmacia para
que me consiguiera los medicamentos, no me costaba mucho solo tenía que regalarle unos
cuantos besos y unos pocos manoseos y hacía todo lo que le pedía, así que me consiguió un
medicamento que me produciría contracciones y por tanto adelantaría el nacimiento del
niño… Renee nunca le daría a mi marido un hijo antes de que yo lo hiciera, por lo que empecé
a tomar el medicamento ya de camino a Seattle, la experiencia fue dolorosa y sanguinaria, la
verdad es que cuando llegue al hospital tenía una fuerte hemorragia y lo siguiente que supe es
que el niño estaba muerto… no podía perder un hijo de Carlisle, no cuando una mujer que
estaba siendo ingresada en ese mismo hospital iba a dárselo, y era a ella a quien él en verdad
amaba, así que hice lo que tenía que hacer… le di cuatro millones de dólares y un millón más
cada diez años al doctor que me atendió y que sería el mismo que atendería el parto de esa, y
dos millos más un millón cada quince años a la enfermera para que me entregarán a mi
Emmett y lo cambiarán por el niño muerto, para mi suerte ese par ya estaba muerto, aunque
no había tenido nada que ver en eso.

Pedí que me dejaran en la habitación contigua a la de Renee, en ese momento en el que le


informarán de la muerte de su hijo… en ese pequeño momento de intenso dolor, en esas
lágrimas derramadas, saldaría las lágrimas que yo había llorado cada noche en la que yo sabía
que mi novio estaba enterrado entre sus piernas, enredado entre sus sábanas. Y ese momento
fue glorioso. Y si alguien se pregunta si siento la muerte de Christopher… puede que un poco,
pero la verdad es que yo no perdí a mi hijo, yo siempre tuve a mi Emmett conmigo… hasta hoy,
porque este maldito accidente lo cambiaba todo, porque estaba segura que este maldito
accidente nos llevaría a la innegable verdad… y cuando Emmett se entera de todo lo que lo
había hecho hacer, cuando Emmett se enterara de todo el dolor que el provocó en su
hermana, terminaría todo, porque aún cuando Emmett me obedecía ciegamente y me amaba,
sabía en el fondo que su corazón reconocía a su hermana, y que siempre le acompañaron
remordimientos por hacerla sufrir, es por eso que reaparecieron sus pesadillas de niño, las que
aparecieron cuando regreso a nuestras vidas Isabella Denaly, porque en el fondo de su corazón
mi hijo la reconocía y se sentía inmensamente culpable, porque a la final no le hacía daño solo
a su hermano, también se lo hacía a su hermana, a la pequeña hermanita que siempre quiso
tener y proteger y que nunca encontró en el espíritu independiente de Mary Alice.

Hoy perdería todo, hace una semana perdí a Jane y Carlisle, hoy lo perdería a él… él que
siempre había sido lo mejor que la vida me había regalado, lo único bueno que había sacado
de Renee, tenía mucho rato recostada en esta fría pared, empecé a sentir toda la
desesperanza, todo el dolor, toda mi pérdida … hoy perdería a mi pequeño y dulce Emmett,
hoy firmaría mi adiós definitivo de la vida de Carlisle, pero a pesar de todo estaría con él hasta
que me pidiera que me fuera, tenía que intentarlo todo, tenía que salvar a mi hijo como
fuera…. Si para ello tenía que decir la verdad, lo haría, nadie puede decir que sea malvada o
sea loca, simplemente siempre he buscado obtener todo aquello que he querido, solo una
cosa no tuve nunca y fue el amor de mi marido, así que me contente con su protección y su
cuerpo. Pero la imprudencia de mi hijo me lo quitaría hoy todo. Hoy se acaba mi pequeño
triunfo sobre Renee esa mujer que siempre tuvo lo que yo quería, esa mujer que vivía la vida
que yo quería para mí, ella tuvo todo lo que yo quería, pero aunque mi triunfo se acabe esta
noche, yo tuve lo mejor de lo que ella quiso y que no pudo tener nunca… el amor de su
Christopher, el amor de mi Emmett, porque ese otro niño se quedó allí en Forks debajo de esa
loza, ella se ocupo de él hasta su muerte, yo lo hice desde entonces, y lo seguiré haciendo por
el resto de mis días. Eso a la final nos unió de alguna forma, su amor por ese cuerpo bajo la
loza que se unió con mi culpa. Su dolor por perder a su Christopher y mi amor por mi Emmett…
que la final siempre fueron la misma persona.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Ya lo dije antes, y este outtake fue dedicado a Scarlly y su campaña por Black Berry para
conseguir ver un poco de la mente de Esme. No sé si es lo que esperabas, pero Esme es el
resultado de una niña mimada y obsesiva que nunca reparo en nada más que en tener todo lo
que deseaba.

Guacha espero que no te sientas decepcionada, no creo que exista nada en estas líneas que le
de una disculpa a la actitud de Esme, creo que fue solo sus obsesiones, lo que es innegable y
que espero que nunca nadie lo pusiera en duda, es que lo único verdadero en la vida de Esme
es su amor por Emmett, su amor por el hijo de “La Otra” de su marido.

Espero lo disfruten.

Kisses

Capítulo 25: La Otra

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.
La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

Dedicatoria Especial a todos aquellos que hicieron posible y me apoyaron para que “La Otra”
fuera escrita, palabra por palabra, cada sentimiento, cada emoción… Gracias a todos por el
apoyo, gracias a mi esposito, a mi mami, a mis hermanos, a Scarlly, Yas, Freddy… a todos los
que me hicieron sentir que tenía talento y podía conseguirlo. A todos ustedes que siempre
hicieron que continuara capítulo a capítulo con sus Reviews…

……

Capítulo 21: “La Otra”….

- Embarazada?... Así que lo hiciste de nuevo para amarrar al idiota de mi hijo. – le dijo mi
madre con desdén. – No puedo creer que consigas a Edward una y otra vez, cuando eres tan
inútil que eres incapaz de salvarle la vida a tu hermano. – en ese momento todo a nuestro
alrededor quedo congelado… “Tu hermano”… “tu hermano”… Emmett el hermano de Bella…
eso quería decir que … Emmett era Christopher, pero como…

- No… No… No… - decía una y otra vez mi padre. – Es él… Maldita sea Esme, como pudiste
quitarle su hijo a Renee?... Cómo fuiste capaz?. – le dijo. – y dónde demonios está nuestro
hijo?. – le exigió de forma dura.
- Es mi hijo… Emmett es mi hijo. – le contestaba mi madre de forma dura, mirándolo como
nunca pensé que lo miraría… con odio. – Yo lo cuide, yo lo amé… Emmett es mi hijo. – le dijo. –
Esa mujer solo lo llevó en su vientre, pero nunca lo cuido, nunca estuvo para él… él es mi hijo.

- Por qué tú se lo quitaste. – le dijo mi esposa que parecía despertar del shock. – mi madre
paso todos los días desde el nacimiento de mi hermano hasta su propia muerte llorando una y
otra vez su pérdida. – repitió. -

- Se lo merecía… ella me lo quitó todo. – dijo mi madre y yo no podía creerlo. -

- Y por eso lo hiciste todo para destruirlo. – le reclamó Rosalie con desprecio y desesperación.
– Primero lo arrancaste de brazos de su madre, una madre que lo amaba, lo volviste
dependiente de ti, le destruiste su vida, solo porque odiabas a Renne.

- Yo no destruí la vida de mi hijo… yo amo a mi hijo. – repitió. – Lo amo más que Alice, que solo
me robaba la atención de Carlisle, lo amo mucho más que a ti, que te pareces tanto a ese otro
que murió. – me dijo, y yo quede impactado, y la verdad algo desolado, no es fácil que tu
madre admita querer más a tu hermano que a ti, pero de ahí que me lo diga de frente era
peor. – Es el hijo por el que he dado todo. Al que verdaderamente he amado.

- Dónde esta nuestro hijo Esme?. – le dijo mi papá. -

- En vez de andar con estupideces podrías hacer algo bueno por mí y salva a nuestro hijo. – le
dijo duramente mi madre, de pronto mi ángel que estaba fuertemente abrazada a mi secó las
lágrimas que bañaban su rostro, y pareció regresar de nuevo de los pensamientos que la
tenían perdida. -

- Los Denaly. – dijo de pronto. – Emmett… Christopher es un Denaly. – mi madre hizo un gesto
de asco, pero se quedó callada frente a la mirada de reproche que recibió de mi parte y de
parte de mi padre. – Mi tío Eleazar… también Kate e Irina tienen mi mismo grupo de sangre. –
dijo de forma autómata. – Voy a llamarles. – la mire alejarse de mí. Quería ir con ella, quería
ser su soporte, pero también necesitaba saber que pasaba aquí. -

- Hacemos un cambio. – me dijo Renata dando un amigable apretón a mi antebrazo. – Sé el


soporte de Rosalie y de tu papá aquí, yo acompaño a Isabella, mientras habla con su familia. –
yo solo asentí agradecido de que mi preciosa no estuviera sola cuando realizara esa llamada. -
- Rupert mi nuera va a llamar a su familia, ellos podrán ser donantes. – le dijo mi padre al Dr.
Jenks. -

- Voy a ver como están las cosas con Emmett. – le dijo y se retiro discretamente. -

- Entonces Esme… Dónde esta nuestro hijo?. – repitió mi padre desesperado. -

- Carlisle para que preguntas estupideces. – dijo mamá saliéndose por la tangente. -

- Dónde esta nuestro hijo?. – dijo de nuevo, creo que mi padre comenzaba a perderle la
paciencia a Esme. -

- Para que quieres saber?. – le dijo ella. – Vas a llorarlo… como lloraste al hijo de ella, como has
llorado la muerte de ese bastardo todos los días durante treinta y cuatro malditos años. – le
replicó con dolor, rabia. – Vas a llorar a ese bebé que creció dentro de mí, como has llorado al
bebé de esa, vas a llorar a ese ser tan débil y tan inútil que se le ocurrió nacer muerto, tan
parecido a ti y a este. –dijo señalándome, con dolor, con rabia, y además no me paso
desapercibido que ella nunca habla de su hijo como suyo. Para ella es como si el bebé que
creció en sus entrañas no fuera suyo, lo culpaba por su muerte, y esa debilidad lo hacía indigno
de su amor de madre… mi madre está más desequilibrada de lo que jamás pensé. -

- Por Dios Esme. – le rogaba mi padre. – no digas estupideces, yo siempre te quise a mi


manera, y amo a nuestros hijos, siempre los he amado… como crees que no sufriría por
nuestro pequeño. – mientras decía esas palabras mi madre negaba una y otra vez. -

- No… no… no… - le decía. – tu nunca me amaste, siempre fue ella, de no ser porque ella nunca
te perdonó porque te habías acostado conmigo, te habrías ido detrás de ella, me habrías
dejado abandonada, aún embarazada de tu hijo. – le reclamó. – me habrías dejado como me
dejas ahora para irte con esta. – le escupió, al tiempo que Renata llegaba, tomando
fuertemente el brazo de mi padre brindándole su soporte. Mi princesa también llegó a mi lado
y la abracé fuertemente dejando un beso sobre su cabello y acariciando su espalda, en este
momento estaba terriblemente preocupado por mi hermano, pero también por mi esposa y
por nuestra florecita, todas estas emociones no estarían haciéndole nada bien a mi bebita. -

- Dónde esta?. – dijo mi padre que empezaba a alzar la voz. -

- Enterrado en ese pueblucho de mala muerte. – le dijo con despreció. – En una lápida con el
nombre de Christopher Denaly, pero tú lo sabes, porque tú estuviste allí. – le contestó. –
porque esa te amaba tanto que enterró al que supone que era el hijo del amor de su vida con
su nombre y no el tuyo… Gran muestra de amor que te regalo, por lo menos esta... – dijo
señalando a mi esposa. Y yo estaba a punto de interponerme entre ellas cuando la mano de mi
ángel en mi pecho me detuvo. - tuvo la delicadeza de poner el apellido Cullen en la tumba de
su hija. – dijo mi madre… como diablos lo sabía. – No me mires así Edward. – me dijo
adivinando mis pensamientos.- es mi nieta y la he ido a visitar, no soy tan ajena a querer a tus
hijos como crees. – me dijo dejándome completamente asombrado, mi mamá era
definitivamente bipolar. -

- Así que cambiaste a los niños. – afirmó mi padre. – Cómo?, por qué?.- le preguntó.-

- Cómo… El dinero lo puede todo Carlisle. – le dijo. – El mismo dinero que logró que los Denaly
dejarán Chicago con la odiosa de Renne, fue el mismo que me dio la oportunidad de tener a mi
hijo amado. El dinero de mi Abuelo Emmett siempre me dio cosas que me daban felicidad. –
luego de una pausa añadió. - Porque no pensaba permitir que esa tuviera un hijo tuyo,
mientras que el bebé que tuve yo nació muerto…

- Tanto era tu odio por mi madre?. – le dijo mi princesa horrorizada por las acciones de mi
madre.-

- Si. – le dijo simplemente sin un pizca de arrepentimiento. -

- Por eso has insistido tanto en destruir mi felicidad, por los estúpidos odios que sientes por la
madre de mi esposa. – le reclamé. -

- No son estúpidos. – me dijo. – pero si, además tu te pareces tanto a él… tan débil que ni
siquiera pudo resistir a nacer vivo en el momento que yo quería que lo hiciera, tú tan débil de
caer una y mil veces en los brazos de esta.

- Por Dios Esme, no hay nada de remordimiento en ti. – le exigió Rosalie. – lograste que
Emmett le amargara la existencia a su propia hermana. – continuo. – cómo crees que se va a
sentir cuando se entere. -

- No tiene porque enterarse. – le dijo. – si ustedes se callan no tiene porque enterarse. –


empezó a alterarse. – Yo me quedé sin ese que debió ser el hijo con el que honrara a mi
abuelo… Ya me quitaron a mi Jane, no pueden quitarme a mi hijo… Emmett es mi hijo… es mío
solo mío. Y no pueden quitármelo.
- Christopher es mi hermano. – le dijo mi princesa. – no puedes pedirme eso. – le dijo con la
voz rota. -

- Es Emmett. – le replicó mi madre.- es Emmett.- repitió, haciendo que mi esposa se tensara de


dolor y de rabia. – Christopher Denaly está muerto y enterrado en Forks.

- Tranquila princesa. – le dije suavemente al oído. - tienes que estar tranquila amor… amor te
ruego que intentes estar calmada. – sabía que era difícil lo que le pedía, pero ella sintió. -

- Emmett tiene que saberlo Esme, no pienso seguir con esto. – le dijo mi padre. –

- Qué fácil es para ti no Carlisle?- le preguntó con desprecio.- Claro debes estar feliz de que el
niño que ibas a tener conmigo este muerto y sobreviviera el bebé de esa…

- No digas tonterías Esme. – le dijo. – tengo más de treinta años sufriendo por el hijo que perdí,
quien sea su madre no cambia las cosas… perdí a uno de mis hijos y eso me duele
inmensamente, solo incrementas mi dolor por el engaño, porque el dolor de la perdida es el
mismo, solo cambia de nombre.

- Pero a la final no importa… Emmett me idolatra, Emmett me ama, Emmett está hecho a mi
imagen y semejanza. – se repetía como una especie de mantra. – Emmett es mi hijo, el más
querido de ellos.

- Mamá por Dios… no lo entiendo, no entiendo como llegaste a tanto. – le decía. -

- Ya se los dije, si yo no tenía al hijo de Carlisle, ella tampoco lo tendría. – replicó. -

- Emmett… el verdadero Emmett, ese al que diste a luz, era de verdad mi hijo. – la mano de
Esme cruzó por los aires, estampándose en el rostro de mi padre. -

- En la vida Carlisle Edward Cullen, te atrevas a dudar de la paternidad de tus hijos, porque si
no dudaste de esa, tampoco te permito que dudes de mí. – le replicó. – Y por supuesto que
ese niño era tu hijo.

- De que murió mi hijo?. – le dijo con dolor destilándose en la voz. -


- Nació muerto. – le respondió encogiéndose se hombros. -

- Que hacías en el mismo hospital que Renee?.- mi padre quería respuestas y creo que las
tendría. Pero de pronto se vio interrumpido por los Denaly, y por Jasper y Alice que tras dejar a
mis sobrinos con Cynthia y Ángela pudieron acercarse al hospital. Mi madre estaba por
retirarse de la escena, pero mi padre la retuvo tomándola firmemente del brazo. Él no pensaba
quedarse sin respuestas. -

- Bells. – le dijo su tío mientras se acercaba a abrazarla. – No puedo creer esto, es una locura. –
continuo. –

- Lo sé tío. – le dijo mi princesa. – Yo tampoco me lo creo. -

- Eleazar. – le dijo mi padre acercándose a él. – no sé que decirte, pero te agradezco que tanto
tu como tus hijas estén aquí. – le dijo mi padre estrechándole la mano mientras que con la otra
aún sostenía a mi madre. Mi duende miraba la escena sin entender nada, se acercó a Rosalie
quien rápidamente y básicamente en susurros puso a Alice y Jasper al día y la cara de horror y
sorpresa de ambos no se hizo esperar. -

- Pero como paso todo esto?. – le pregunto Alice.

- Ni yo mismo lo sé hija. – le dijo Carlisle. – Lo cierto es que Esme tiene muchas cosas que
explicar. – le dijo mirándola duramente. -

- Eso no importa ahora. – le dijo Eleazar. - ya habrá tiempo para que nos pongamos al día,
ahora lo importante es ver como podemos ayudar a Christopher. -

- Emmett, mi hijo se llama Emmett. – le dijo mi madre a Eleazar. -

- Cómo sea. – replicó Kate. – Vamos. – les dijo a su padre y a su hermana.

- Bells no vienes. – le dijo Irina a mi princesa. – O ya donaste?. -

- No puedo hacerlo. – le dijo y ellos se sorprendieron pensando lo que no era. – La verdad es


que me gustaría ayudar a mi hermano. – le dijo con pesar y ternura, porque a pesar de que su
hermano fuera Emmett, ese que tanto se inmiscuyó en nuestra relación, ese que tanto ayudo a
que nos hicieran daño, ella lo amaba y le perdonaba. – Estoy embarazada. – le dijo con esa luz
especial que brillaba en sus ojos cada vez que hablaba de nuestra bebe. – Vamos a tener otro
bebé.

- Felicidades hija… me alegro por ustedes. – le dijo Eleazar, tomando su mano y dejando un
beso en ella. – Y veo que ya se casaron?. – dijo sin reproche. – Felicidades de nuevo. – le dio un
dulce abrazo mientras que sus primas le regalaban sonrisas para luego perderse por el pasillo.
– Y siento que mis felicitaciones lleguen en estas penosas circunstancias, aunque a pesar del
peligro la vida nos devuelve a Christopher, otro pedacito de mi querida Renne.

Todos nos quedamos sumidos en un profundo silencio, cada uno en sus pensamientos. Mi
madre se encontraba en una de las sillas de plásticos más alejadas de nosotros llorando y
aparentemente rezando por la salud de su amado hijo. Mi padre se pasaba las manos una y
otra vez por su rostro en un intento de borrar todo su dolor, toda su preocupación, toda su
confusión, recostando intermitente la cabeza contra la pared, encontrando refugio y consuelo
en los brazos de Renata. Rosalie seguía llorando amargamente en los brazos de Jasper y Alice.
Yo estaba con mi esposa, ella se abrazaba a mí, con una de mis manos entrelazadas a la suya y
sobre su vientre dándole cariño a nuestra bebita, mientras que con la otra le hacía cariño a
ella en el brazo.

- No puedo creer todo esto. – me decía. – Siempre supe que mi hermano estaba vivo… Pero
Emmett… Es tan difícil de creer.

- Yo tampoco me lo creo mi amor. – le dije. – la verdad es que no entiendo como fue capaz de
tanto.

- Mi madre sufrió tanto, tanto lloró a su hijo cielo. – me decía. – Yo no lo entendía hasta que
perdimos a nuestra mariposita vida. – me decía y como siempre que hablábamos de nuestra
hija las lágrimas no se mantenían a raya. – por eso no la entiendo amor. – me decía con la voz
rota. – no entiendo como tu madre que perdió a su hijo recién nacido hable de esa forma de
él. –

- Yo también lo noté cariño, habla de él como si no fuera suyo. – le decía. – incluso con
despreció, no sé… pero el único error de mi hermano fue nacer muerto, y no se porque pero
creo que el desprecio de mi madre solo oculta su culpa.

De pronto regresaron a la sala de espera el Clan Denaly casi en pleno, solo faltaba Carmen,
quien era la persona con la que supongo estaba Eleazar al teléfono, además de Tanya que
estaba con su esposo y sus hijos en Volterra. Finalmente se acercaron a mi padre y mi princesa
hizo ademán de levantarse. Irina se volvió hacia mi madre y le replicó.
- Esme creo que debemos aprovechar el tiempo que van a tardar en operar a Christopher para
que nos digas de unas vez por todas de que va toda esta mierda. – le dijo de forma dura, y
conforme con la personalidad de Irina, clara y directa. -

- No es tu problema, este asunto solo le atañe a mi familia. – le replicó a su vez Esme. -

- Deja de decir estupideces, a ese al que mi familia le dono sangre es un Denaly, lo que me
hace suponer que eres tu quien no tiene derecho alguno sobre Christopher, no eres su madre.
– le dijo Irina, y no recibió una cachetada de parte de mi madre porque le detuvo con la mano
en el aire. Pero si fue la otra mano de Irina que le cruzó la cara a mi madre en una fuerte y
sonora cachetada que hizo que trastabillara y que no terminara en el suelo por el agarre de la
mano de Irina. – Que no se te vuelva a ocurrir Esme, la única Denaly noble y pacífica es Bella
porque heredó el carácter de su padre.

- Estamos esperando Esme. – le dijo Kate, que al parecer estaba empezando a perder la
paciencia. -

- Por que cambiaste a los niños Esme?. – Eleazar se acercó a ella amigablemente y la hizo
sentarse, él era de la opinión que se atrapaban más moscas con miel que con vinagre, pero esa
era la táctica que usaba solo para hacerse de la información que necesitaba, una vez que la
tenía se volvía implacable, así era en los negocios lo había visto montones de veces, y ese
carácter lo hacía ser más temible que las aparentemente arrebatadoras explosiones de sus
hijas. -

- Porque el niño que tuve nació muerto, no podía perder al hijo de Carlisle. – le replicó a
Eleazar, recostando la cabeza del muro dejando que las lágrimas escaparan por su rostro. En
ese momento creo que sentí pena por mi madre, la tensión, el dolor, la verdad y los reclamos
empezaban a hacer estragos en su siempre aparente y temible fortaleza. – Yo amo a Carlisle,
no podía permitir perder a su hijo, mientras esa tenía felizmente al suyo… Emmett es mi hijo, y
lo amo, siempre lo he cuidado y lo he protegido incluso de la debilidad de su sangre, de la
debilidad que le da el ser hijo de esa. – espetó con un fuerte rencor. -

- Cómo lo hiciste?. – le preguntó de nuevo Eleazar mientras mi padre estaba de pie a su lado
obteniendo todas las respuestas que necesitaba su alma. -

- Ya sabes como lo hice, por Dios, que cosa no logra el dinero. – le dijo. -
- Cómo lo hiciste?. – insistió Eleazar dándole a entender que no aceptaba sus respuestas
evasivas. -

- Le pague al Doctor y la enfermera, el niño que tuve nació primero… así que hicieron el
cambio. – respondió y creo que todos estaban como mi esposa y yo… completamente
horrorizados. -

- Como pudiste Esme, como pudiste darle tu dolor a otra persona. – le dijo mi esposa. -

- Preferí que sufriera ella. – le dijo. – yo odio a tu madre Isabella, no tengo ese espíritu noble y
compasivo del que presumes. – le replicó y yo la acerqué a mi, besando el tope de su cabello,
intentado ser su soporte, su protector. -

- Eres el colmo. – escupió Rosalie completamente enfadada. -

- Cómo sabías donde estaba Renee?. – volvió Eleazar al ataque. – Solo yo lo sabía y estoy
seguro no haberte dado esa información, se la negué a Carlisle por más que me lo preguntó, y
no te la di a ti. -

- Le pedí a mi abuelo que la siguiera desde que regrese de Grecia y la encontré en Chicago,
siempre supe que era la amante de mi novio, supe todas y cada una de las veces que Carlisle se
fue de mi lado para meterse en su cama. – le dijo mirando a mi padre con dolor y despecho. -

- Esme por Dios, porque te hiciste tanto daño. – le dijo mi padre. -

- El daño me lo hiciste tú, siempre fue así. – le replicó. – y no creo que este sea el lugar para
hablar de esto. -

- Este lugar es tan bueno como cualquier otro. – dijo Kate. – Además todos estaremos aquí
hasta saber de la evolución de Christopher… así que porque no aprovechar el tiempo.

- Emmett… mi hijo se llama Emmett.- le dijo mi madre. -

- Tu hijo esta muerto Esme, ese que están operando es Christopher. – le dijo Irina en el mismo
tono. -
- Así que sabías cuando Renee iba a tener a su hijo y cuando. – continúo Eleazar con su
interrogatorio, parecía el único capaz de obtener respuestas de mi madre. Ella solo asintió. –
cómo demonios fuiste a dar a luz a tu hijo muerto en el mismo hospital. Tu embarazó tenía
menos tiempo que el de ella, tu hijo nacería después. – le dijo. -

- No podía permitir que ella le diera a Carlisle un hijo antes que yo lo hiciera. - y el jadeo de
horror y de comprensión de mi padre nos sobresaltó a todos. -

- Provocaste el parto. – le dijo, no era una pregunta era una afirmación. – Tomaste algo para
adelantar el nacimiento de Emmett. Tú pusiste en peligro la vida de mi hijo, tú eres la
responsable de su muerte. – Mi madre no dijo nada y su silencio confirmó la teoría de mi
padre. – Ese era el amor que me tenías, ese era el amor que jurabas tenerle a nuestro hijo...
Maldita sea Esme, tus odios, tu inseguridad, tu obsesión mató a nuestro hijo. – Mi padre dio
una vuelta desesperado estampando su puño contra la pared. Inmediatamente Renata se
acercó a él y en sus brazos mi padre encontró consuelo. -

- Vas a decirle la verdad en cuanto se recupere. – sentenció Eleazar mirando seriamente a mi


madre. -

- No voy a perder a mi hijo. – le dijo tajantemente. -

- Se lo vas a decir y vas de dejar que se valla con su esposa a recuperarse lejos de ti. – dijo
Eleazar. -

- Es mi hijo, él se queda conmigo. – le repitió ella. -

- Maldita sea Esme, o haces lo que te digo y acabas con toda esta mierda de una buena vez o
te denuncio por el secuestro, robo y retención de mi sobrino. – le dijo y mi hermana y yo nos
mirábamos asombrados, a pesar de todo no queríamos ver a mi madre tras las rejas, aunque lo
que hizo es claramente un delito. Mi madre palideció comprendiendo que los Denaly no se
andaban con medias tintas y llevarían este asunto hasta la última consecuencia.

Después de entender el como, cuando y porque mis hermanos terminaron en brazos de la


madre equivocada todo empezó a pasar cada vez más lento, le pedí a mi padre que nos dejará
usar la habitación que sería para Emmett cuando saliera de la cirugía, así que mi cuñado y yo
llevamos a nuestras embarazadas esposas, la habitación era grande y el sofá también lo era,
además de cómodo, así que mientras Jasper se acomodó momentáneamente en la cama con
Alice, yo lleve a mi preciosa Bella al sofá y me recosté con ella, acurrucándola contra mí, a
pesar del estrés a pesar de las preocupaciones vi con satisfacción como mi diosa iba
sumiéndose en un profundo sueño.

- Te Amo cielo, descansa. – le susurre al oído dejando. – Te amo pequeña. – le dije a mi bebita
acariciándola a través del vientre de su madre. Antes de dormirme, respondí un mensaje de
Paúl que me acaba de llegar, preguntándome por mi hermano, e informándome que todo
estaba perfectamente bien en casa con los niños. -

Un par de horas más tarde mi padre entró en el cuarto, e inmediatamente desperté de mi


ligero sueño, lo mismo que Jasper, nuestro repentino movimiento despertó a nuestras
esposas, ayude con cuidado a mi ángel a incorporarse.

- Acaba de salir de la cirugía. Todo está bien. – dijo tras un profundo suspiro. – Emmett se
pondrá bien.

- Van a traerlo?. – preguntó mi hermana. -

- Tiene que pasar un tiempo en recuperación, luego lo van a traer. – le respondió mi padre. –
Creo que ustedes deben ir a casa a descansar. Ya tu tío y tus primas se marcharon Bells. – le
dijo mi padre acercándose a ella y haciéndole cariños en el cabellos. – ustedes deben ir a
cuidar a mis nietos. – ante la cara de disgusto de mi esposa le dijo. – Emmett. – luego de un
suspiro se corrigió. – Christopher no va a despertar hasta dentro de unas horas, pueden ir a
casa y volver. – mi princesa no estaba muy conforme pero obedeció a mi padre. Mirándome
con dulzura me indicó que estaba lista para irnos.

De salida nos acercamos a Rosalie y tras abrazarla y darle mensajes de cariño nos disponíamos
a marchamos a casa. Alentado por mi dulce y noble esposa me acerque a mi madre y me senté
a su lado tomando su mano.

- Mamá… Emmett estará bien. – le dije. – Si tanto lo amas, eso es lo único que importa. –
Suspire, no podía consolarla, no porque no quisiera, sino que parte de mí sentía que no se lo
merecía. – A pesar de que no me quieras tanto… Te Amo mamá. – le deje un beso en su
cabeza, y acercándome a su oído añadí. – Te perdono mamá. – le dije y me fui con mi esposa.
Le perdonaba el que amara más a Emmett que a mí. Le perdonaba que su falta de amor fuera
porque yo era un constante recuerdo de su culpa. Le perdonaba todo, aunque eso no
significaba que le iba a permitir estar cerca de mis hijos sin supervisión, eso no significaba que
permitiría que siguiera dañando a mi esposa. Le perdonaba el pasado, pero no permitiría que
dañara a mi familia ni en el presente ni en el futuro, protegería a mi mujer y a mis hijos frente
a ella y frente a cualquiera. Le perdonaba porque era mi madre y la amaba, y tendrá suficiente
con lo que le viene encima, porque sé que el perdón de mi padre le será mucho más difícil de
conseguir, tampoco encontrará perdón en los Denaly y en Rosalie.
- Fue muy dulce de tu parte acercarte a tu madre amor. – me dijo mi princesa apretando la
mano que mantenía entrelazada en la suya en la palanca de cambio de mi volvo. -

- Mi madre hizo todo malditamente mal, es una completa egoísta que no quiere a nadie más
que a ella misma, aunque de una forma extraña y bizarra logra amar a algunos a su alrededor.
– le dije. – pero es mi madre, y creo que tiene que manejar demasiados odios, demasiado
dolor, demasiada decepción, sé que mi amor y mi perdón no los quiere, pero yo se los doy, no
quiero estar atrapado en rencores estúpidos, mira lo que eso hizo con ella y con todos
nosotros. – le dije encogiéndome de hombros. -

- Eres maravilloso mi amor. – dijo levantando nuestras manos enlazadas para acercarlas a sus
labios y dejar un beso en el dorso de mi mano. – Estoy muy orgullosa de ti cielo.

- Gracias mi amor, pero no deberías, deberías estar odiando a Esme por todo el dolor que le
causó a Renee. – le dije. -

- Cielo… no… - me replicó. – vida, la verdad es que tienes razón, mi madre sufrió mucho y eso
es algo que me duele, nunca conoció a su hijo y yo no crecí con el hermano que tanto anhele,
cuando mis padres murieron me quedé sola teniendo un hermano que pudo haber estado a mi
lado, además de eso, tu madre puso siempre a Christopher en nuestra contra… creo que era su
forma de protegerse de la verdad, creo que ella pensaba que la culpa de él por el daño
causado lo mantendría alejado de mí si se enteraba de la verdad o de nuestra madre si siguiera
con vida… pero aún así los odios de Esme han hecho demasiado daño y no quiero que se
perpetúe, quiero vivir mi vida en paz, quiero disfrutar de nuestra vida juntos, de nuestros hijos,
de nuestro amor, de nuestra familia, no quiero que los odios sigan empañando nuestros pasos,
mira lo que hizo el odio con Esme, renegó de su hijo muerto, no disfruto de ti y ni de Alice, te
apuesto que mientras mi madre vivió ella estaba aterrada de que se descubriese la verdad y
perder a su Emmett. – me decía. – Ve todo lo que el odio de Heidi por no tenerme a su lado
hizo con nosotros, como orillo nuestra relación al dolor y la clandestinidad… No cielo… no
quiero que sigamos con estos odios. Yo no quiero seguir con esto… solo quiero buscar la
manera de acercarme a mi hermano y de que podamos vivir nuestra vida en paz.

Yo asentí de acuerdo con sus palabras, mi esposa era increíblemente noble, maravillosa, pero
la verdad es de nada servía mantener los odios y estirar las culpas, ya amanecería y a la luz del
nuevo día podremos ver como están las cosas en verdad… ya amanecería y las perspectivas de
lo que pasaría nos tenía ciertamente nerviosos, no teníamos ni idea de cómo reaccionaría mi
hermano al enterarse de la verdad, no sabíamos como terminaría su relación con Esme, con
Rosalie, con mi padre, con los Denaly… pero sobre todo no sé como terminaría su relación con
mi princesa. Estoy seguro que ese momento sería increíblemente difícil para ella. Llegamos a
casa y nos encontramos a mis cuñados esperándonos en la sala con unas tasas de chocolate
caliente, mi princesa les contó todo lo sucedido en el hospital, y ellos al igual que nosotros
entraron momentáneamente en shock, pero luego concordaron con mi princesa y conmigo
que de nada servía seguir pidiéndole explicaciones y exigiéndole cosas a mi madre, el pasado
no cambiaría nunca. Algo me decía que no volvería a ver a mi madre muchas veces más.

Pasamos por las habitaciones de nuestros hijos, era uno de nuestros rituales favoritos antes de
dormir, necesitábamos verlos, necesitábamos proclamarles nuestro amor y llenarlos de besos
para poder dormir. Luego de una ducha y nos vestimos con ropa de dormir cómoda,
acurruque a mi princesa contra mi pecho por segunda vez esta noche.

- Cielo descansa, tienes que estar tranquila mi amor, tienes que estar bien, por ti, por nuestra
bebita, por nuestros hijos y por mí. – le dije. – me muero si les pasas algo. – le dije con toda la
angustia que ese pensamiento hacia en mi, mientras acariciaba su aún plano vientre. - tienes
que prometerme que vas a tomarte todo con la mayor calma posible, sé que más tarde
querrás acercarte a Emmett, pero si no piensas tomar eso con la mayor calma de la que seas
capaz, entonces no lo harás hasta que nazca nuestra bebita y que ambas estén perfectamente
bien. – le dije tajante. Ella se giro hacia a mí, y tras dejar un dulce beso en mis labios. -

- Te prometo que estaré lo más tranquila que pueda. - me dijo. – pero… - se mordió el labio
por unos momentos y luego continuo.- quiero que estés a mi lado… tu eres mi calmante
natural, necesito que estés allí, necesito tu mano sobre mi brazo confortándome, necesito
sentir tu olor para que pueda estar calmada, tu eres mi fortaleza mi amor. – al ver que mi cara
aún reflejaba preocupación, acarició mi mentón con la punta de sus dedos, tomo una de mis
manos para colocarlas sobre ese maravilloso lugar de su cuerpo que albergaba y protegía a mi
bebé y tras darme un beso en la punta de la nariz añadió. – te juro que si siento que no puedo
soportarlo voy a pedirte que me saques de allí y solo será después de que el bebe nazca y que
este recuperada que lo intentaré de nuevo. – su promesa me tranquilizó, así que bese
dulcemente su frente. -

- Las Amo. – le dije con devoción. – Es hora de descansar preciosa. -

A la mañana siguiente nos despertamos sobre las once de la mañana, nos extraño no haber
sido despertados a tempranas horas por nuestros pequeños torbellinos, era domingo y ayer
ellos estaban planeando montones de cosas, pero ciertamente los planes habían cambiando,
mientras mi princesa estaba en el baño preparándose para bajar a ver que pasó con nuestros
hijos y yo metía mis piernas en los jeans llamé a mi papá a ver cómo estaban las cosas.

- Edward hijo. – me dijo cuando atendió. -

- Cómo esta todo papá?. – le pregunté. -


- Bien hijo, tu hermano esta evolucionando favorablemente. – me comentó. – ya habló con
Rosalie, y con tu madre. – me contó. -

- Lo sabe?. – le pregunté. -

- Aún no. – le respondió. – en un rato Esme y yo hablaremos con él. – suspiró. – Creo que es
demasiado pronto, pero Eleazar le dio hasta la una de la tarde a tu madre para contarle la
verdad, y yo no sé si eso sea contraproducente para la recuperación de tu hermano. – me dijo
con pesar. – lo intenté pero la verdad no pude convencerlo.

- Tranquilo papá todo va a estar bien. – intenté animarlo, mi esposa que salía del baño se
acercó a mi y me abrazo recostándose contra mi cuerpo. – Y tú como estas?. – le preguntaba a
mi padre, mientras hacía círculos cariñosos en la espalada de mi preciosa. -

- Como quieres que este Edward… todo es tan confuso, tan loco, ni siquiera puedo quejarme
porque tu madre me engañara haciéndome criar un hijo que no era mío, porque se llame
Emmett, o se llame Christopher, él es mi hijo, solo me oculto que mi hijo muerto era el suyo,
no el de Renee… no sé Edward todo esto es un locura, solo por ti y por Alice, solo porque
puede ser contraproducente para la recuperación de tu hermano es que me contengo de
echar a Esme a patadas de mi vida… - me dijo completamente desesperado. -

- Y Renata se quedo contigo papá?. – le pregunté esperando que al menos contará con el
apoyo de su mujer. -

- La hice irse a la casa sobre las seis de la mañana, pero me prometió estar aquí para
acompañarme almorzar. – me contó. -

- Bien papá, tienes que comer. – le dije. – no le sirves a Emmett ni a nosotros enfermo. Mucho
menos a Renata. – le dije intentando aligerar un poco. -

- No quieras saber como le sirvo a Renata, Edward.

- Papá no necesito imágenes mentales. – le reproché como niño, siendo premiado por la dulce
risa de mi princesa. – Nos vemos en un rato. – le dije despidiéndome. – Cómo están mis
preciosas?... Listas para salir a desayunar?. – le dije dejando un dulce beso en sus labios. -
- Estamos bien y estamos listas. – me dijo regresándome el beso. Para luego morderse el labio.
-

- Que sucede cariño?. – le pregunté liberando su labio y apresándolo en el mío. Después del
beso me pudo responder.-

- Como esta Christopher?. – me pregunto, la verdad que mi princesa desbordaba amor por su
hermano, desde que se había enterado que Emmett era su hermano había dejado de llamarlo
por su nombre para llamarlo Christopher. La verdad había borrado de su alma todo el dolor y
todas las cosas que nos causó mi hermano, para ella era solo su hermano, una parte de su
madre y de su propia sangre. -

- Nuestro hermano ya despertó, y ya habló con Rosalie y con mi madre. – ella hacía muecas
divertidas como queriendo seguir con las preguntas pero no se atrevía. – Todavía no lo sabe,
pero en breve mis padres van a hablar con él. – mi esposa puso cara de preocupación. –
Tranquila vida, Emmett estará bien. – trate de reconfortarla. -

- No es necesario que se lo digan hoy. – dijo. – apenas acaba de salir de cirugía. -

- Es una exigencia de tu tío preciosa. – le dije y puso cara de horror. – y la verdad no creo que
nadie pueda convencerlo de lo contrario, ni siquiera tu amor. – le dije dándole un beso en la
nariz. – Vamos, que seguro que mi bebita hermosa tiene hambre. – dije acariciando a mi
bebita.

Al salir de la habitación escuchamos ruidos en el ático, donde estaba la sala de


entretenimiento, allí se encontraban nuestros hijos con Keyla, Leah, Jacob y Paúl.

- Buenos días. – dijo mi princesa al entrar. -

- Papito, mamita al fin despertaron. – dijo mi hermosa gatita, corriendo hacia mis brazos,
llenándome de besos como siempre y dejando una beso en el rostro de su madre desde mis
brazos. – papito me bajas por favor. – extrañado por la solicitud de mi princesita la puse en el
piso, ella se acercó a su mamá y dejando un beso en su barriga, añadió. – hola hermanita,
buenos días para ti también. – el gesto de mi pequeña me lleno de ternura. Jane y Ed que
acabaron con su partida de nintendo se acercaron a darnos los besos de buenos días,
saludando también a su hermanita con la misma dulzura que momentos antes hizo mi gatita
consentida. -
- Buenos días titos. – dijo Keyla. La tomé en brazos y le hice cosquillitas dejando besitos en sus
mejillas, la verdad es que esta pequeñita se había robado un pedacito de mi corazón. -

- Buenos días ternurita. – le dije. – Buenos días caballeros. – les dije a mis cuñados. -

- Al fin se levantan. – nos dijo Paúl, ganándose un golpe de Jacob.- Oucchhh deja el maltrato. –
le respondió. -

- Cómo esta su hermano?. – preguntó amablemente Jacob. –

- Ya despertó vamos a verlo en un rato. – respondió mi princesa. -

- Mami a dónde vamos?. – preguntó Jane. -

- Cielo, la verdad es que tenemos que cambiar los planes para hoy muñeca. – le dijo mi
princesa. -

- Que sucede?. – preguntó la pequeña, y yo me senté en la mesa del centro al lado de mi


esposa y enfrente a mis hijos y sobrinas que se habían sentado entre los hermanos adoptivos
de mi preciosa. -

- A ver pequeños, ayer en la noche su tío tuvo un percance, y esta enfermito en el hospital. –
les dije. -

- El tío Jasper?. – preguntó asustado Ed. -

- No campeón, el papá de Valerie y Kellan. – le respondí porque no sabía como llamarlo frente
a mis hijos, ya que para Jane siempre ha sido el tío Em, pero con Lizzie y Ed no había tenido
demasiado contacto. -

- Esta bien papá?. – preguntó Jane.-

- Se va a poner bien muñeca, pero nosotros tenemos que ir a visitarlo. – le respondió mi ángel.
– y saben bien que no podrán acompañarnos. – dijo tras un suspiro. -
- No se preocupen, nosotros nos ocupamos, le pedimos ayuda al Sr. James y a Doña Bree. –
dijo Jacob. -

- Podemos hacer una rica comida en el jardín, y luego ir un rato a la piscina. – enumeraba Paúl,
y los pequeños asentían. –

- Cuando nosotros lleguemos podemos quizás comer unas ricas hamburguesas y ver una
película. – les dijo mi esposa y su emoción definitivamente creció. – Si no es demasiado tarde
podemos ir al cine. – añadió y ellos parecía haber aceptado el cambio de planes
perfectamente. -

- Estas segura cielo. – le pregunté. -

- Completamente. – me dijo. Jacob nos pasó dos platos de fruta y jugo que tenía en una de las
mesas de dibujo de los niños y que estaban allí para cuando nosotros despertáramos, la verdad
estaba realmente agradecido con mis cuñados. -

Después de un rato y de asegurarme de que mi esposa comiera correctamente y se tomara sus


vitaminas salimos para el hospital en mi volvo. Adoraba ese carro, pero ahora solo lo usaba
cuando salía solo o con mi esposa o con uno o dos de los niños, siempre que salíamos con
todos los niños salíamos con una de las camionetas, y en cuanto al aston lo veía relegado al
garage por un tiempo, siempre salía con él en ocasiones especiales, y para mi las ocasiones
especiales eran en compañía de mi adoraba Bella, y con su embarazo ese auto no era lo más
recomendable.

Tras unos minutos llegamos al hospital y fuimos hasta la habitación de nuestro hermano,
encontramos a Renata en el pasillo cerca de la puerta.

- Hola Ren. – la saludé. – cómo está todo?. – le pregunté haciendo un gesto hacia la puerta. -

- Tus padres y Rosalie entraron para hablar con Emmett. – me dijo encogiéndose de hombros.
– la verdad es que Carl tiene muchas dudas de que esto sea lo mejor para él en este momento.
-

- Yo también lo creo. – dijo mi princesa. – esa verdad ha estado oculta tanto tiempo, que unos
días más no haría gran diferencia.
- Claro que la haría, sino se dicen las cosas ahora, le vas a dar tiempo a Esme de inventar más
excusas para alargar la verdad por más tiempo Isabella. – le dijo su tío mientras se acercaba a
nosotros. – ya se lo dijeron?. – preguntó. -

- No tío. – le dijo mi pequeña tras un largo suspiro de frustración, entendiendo que yo tenía la
razón cuando le decía que ni ella ni nadie convencerían a Eleazar Denaly de que la últimas de
las verdades y de los secretos que rodeaban nuestras vidas fuera finalmente develado. –
Renata nos estaba diciendo que entraron hace poco Esme, Carlisle y Rosalie para hablar con él.
– le dijo mi princesa. -

- Nosotros acabamos de llegar también Eleazar. – le dije. -

- Hola, cómo esta todo?. – dijo Alice, quien llegaba en ese momento con Jasper. -

- Esta bien, la operación salió como esperaban, solo que tendrá que hacer rehabilitación sobre
su brazo y pierna fracturadas. – dijo Renata. – tendrá que esperar además a curarse la costilla y
todo lo demás.

- Ya se lo dijeron?. – preguntó Jasper. -

- Están en eso. – le dije. -

- Maldición debieron haberme esperado. – replicó y se acercó a la puerta, entrando


sigilosamente. -

- Que Jasper esté allí me hace sentir más tranquila. – dijo mi hermanita y la acerqué a mi
abrazo. –

- A mi también Al. – le respondió mi hermosa. –

Estábamos esperando cuando los gritos desesperados de mi hermano nos sobresaltaron a


todos.

- NO… NO… NO… POR FAVOR YA NO ME MIENTAN, YA NO QUIERO ESCUCHAR MÁS. – Gritaba.
– ES MENTIRA, MAMÁ POR FAVOR DIME QUE ES MENTIRA, TU ERES MI MAMÁ. – luego se
escuchó un pequeño silencio, supongo que alguien estaba intentando calmarlo. – NO JASPER,
NO… NO ENTIENDES, ACASO NO VES QUE PASA, MI VIDA ES UNA MENTIRA… NO SOY… YO NO
SOY… QUIEN SOY Y ADEMÁS LE HICE DAÑO A ELLA….

Mientras escuchábamos los gritos de dolor de mi hermano, estrechaba el abrazo contra mi


hermana y mi esposa. De pronto, mi hermana, se zafo de mi brazo buscando consuelo con
Renata dándome la oportunidad de reconfortar a mi esposa que lloraba sin parar.

- Shhh… mi amor, calma. – le dije acariciándola y sujetándola fuertemente contra mi pecho. –


Te ruego que tengas calma cielo, yo sé que todo esto es difícil mi amor, pero necesito que
encuentres la forma de calmarte princesa. – le susurraba suavemente al oído.

Decidí que lo mejor era sentarnos un momento en los sofá de la sala de espera al final del
pasillo. Levanté la mirada y le indiqué a Renata y a Eleazar donde estaríamos, mi hermana
seguía abrazada a Renata con la cabeza hundida en su hombro, sin embargo no estaba nada
alterada, definitivamente la pequeña Isa tenía el carácter de su padre y mantenía en calma a
su madre. Por otro lado mi pequeñita debía tener el carácter inquieto, amoroso y empático de
su madre porque no podía calmarlas, sonreí interiormente porque sabía que mi florecita sería
la copia al carbón de mi preciosa. Me senté en uno de los sillones, atrayendo a mi mujer
conmigo y sentándola en mi regazo donde pude acunarla y tararear en su oído su nana y la
nana de nuestra bebita, mientras acariciaba su espalda y su pierna haciendo que poco a poco
fuera dejando las lágrimas y se fuera relajando en mis brazos, la sentí buscar el hueco de mi
cuello y tras aspirar mi aroma fue acomodándose allí y quedándose dormida. Eso era
definitivamente lo mejor, porque mi preciosa tendría que esperar a que mi hermano se
calmara y decidiera si quería verla o no.

Tiempo después salió mi cuñado de la habitación de mi hermano y se acercó a su esposa


contándole a ella, a Eleazar y Renata como estaba la situación, yo a lo lejos los veía, Jasper se
giro hacia mí y luego se acercó acompañado por Alice.

- Cómo están las cosas?. – le pregunté bajito para no despertar a mi preciosa. -

- Tal como se esperaban, pensó que le mentían, renegó, y ahora le queda una enorme culpa. –
dijo Jasper. -

- Que va a pasar ahora?. – insistí. -

- No lo sé bien. – dijo encogiéndose de hombros. – pero va a estar bien Edward, no se


preocupen, reaccionó de la forma en la que se esperaba que lo hiciera. – completó poniéndose
en su papel de médico. -
Tras un par de minutos, Carlisle salió de la habitación y tras un cruce de palabras con Eleazar se
lanzó en busca del consuelo de los brazos de su novia. Se acercó a nosotros dándole a mi padre
algo de privacidad, aunque supongo que le sorprendió un poco, porque ciertamente nadie
fuera de nuestra familia sabía que mis padres estaban separándose.

- Esta agotada. – dijo mirando con ternura a su sobrina que estaba en mis brazos, mi dulce y
tierna esposa. -

- Si lo está, ya duerme demasiado por lo del embarazo, los niños y esta noche pasada y todas
estas cosas que han pasado. – dije negando. – la tienen completamente exhausta. -

- Es comprensible. – dijo. – voy a casa, mas tarde llamo a tu padre para saber si Christopher
quiere vernos. – dijo en un poco triste. – sé que mi exigencia podría comprometer un poco su
salud, pero la verdad es que no podía permitir que Esme siguiera con esto, nos acercaremos a
él, cuando el quiera hacerlo. – completó y se inclinó para dejar un beso en el cabello de mi
esposa, y finalmente se retiro.

Mi padre continuaba abrazado a Renata, ella recostada a la pared, el frente a ella, con una
mano en su cintura y la otra sosteniendo su cuello, las de ella una en el rostro de mi padre y la
otra sujeta a la presilla de su pantalón tenían las frentes unidas, y de rato en rato ella secaba
las lágrimas de mi papá con sus labios. Mi papá se veía enamorado y parecía encontrar en ella
tranquilidad, paz, consuelo y felicidad; lamentaba que mis padres terminarán separados, pero
después de todas las cosas que hizo mamá no veo como las cosas puedan ser de otra forma,
además mi papá se enamoro de Renata, y creo que esta vez ese instinto de protección hacia
Esme no va a jugar en favor de ella. Al rato mi madre salió de la habitación, hizo un gesto de
dolor al ver la escena de mi padre y de Renata casi al frente de la puerta, mi padre al sentir a
Renata tensarse en sus brazos giro la cabeza lentamente a mi madre, pero no le dio una
segunda mirada, porque regreso su vista hacia la mujer que ahora ocupaba sus brazos, mi
madre solo negó con la cabeza baja, y tras un largo suspiro levantó la cabeza, y al pasar a
nuestro lado nos miró, primero a Alice, luego a mi… me regaló una triste sonrisa y un
asentimiento de cabeza y se fue. Alice tras un largo suspiro, se giró hacia mí y añadió.

- Que fue eso Ed?. – me preguntó y yo me encogí de hombros. – hablaste con ella?. – me
preguntaba mi hermanita. -

- Ayer cuando me fui. – le dije. -

- Que le dijiste?. – Preguntó triste, sentándose en el regazo de su esposo en el sillón junto al


que ocupábamos mi ángel y yo. -
- Le dije que Emmett estaría bien, le dije que la amaba y que la perdonaba. -

- Ojalá yo me hubiese dado la oportunidad de hacerlo. – dijo triste. -

- Tendrás tiempo de hacerlo mi pequeña. – le dijo Jasper. -

- No. – dijo ella, segura de si misma. – Esta fue la última vez que vemos a mamá, por lo menos
la última en mucho tiempo para ti, quizás la última para siempre para mi. – me dijo y una
lágrima escurrió por su rostro, mientras su esposo la secaba, yo me acercaba a mi esposa para
poder aspirar su olor, con la certeza de que lo que decía mi hermana era cierto. Sin saberlo
ayer me había dado la oportunidad de despedirme de mi mamá. De esa que debió amarme
incondicionalmente luego de darme la vida, pero que no lo hizo porque yo le recordaba sus
culpas y sus errores.

Mi hermana y Jasper entraron a ver a mi hermano, y llevarle algo de comer a Rosalie que no se
había despegado de su lado, mi padre y Renata fueron a buscar a Kellan y Valerie para que
visitaran a su padre, y yo logré convencer a mi princesa de ir a comer algo, mientras veíamos si
mi hermano era capaz de ver a mi ángel. Luego de que sus hijos salieron de la habitación y mi
hermana y cuñado se los llevaran a casa Rosalie se acercó a nosotros.

- Cómo estas Rosie?. – le preguntó mi esposa. -

- Ay Arizona… - dijo tras un profundo suspiro. – Preocupada, triste, molesta… no entiendo


como pasaron tantas cosas. Puedes creer que Esme desde que Emmett nació lo ha
manipulado y lo ha hecho absolutamente dependiente de ella. – decía. – tenían que ver su
rostro cuando ella le dijo que él no era el verdadero Emmett, que ella se lo había llevado de
lado de su madre y que era él el hijo de Renee y Carlisle, que él era el hijo de esa mujer que él
tanto ha despreciado en ese odio que Esme le heredaba. – ella se quedó unos minutos callada
y añadió. – Bells… Em, Emmett quiere verte. – le dijo, mi esposa asintió y me vio con cara de
terror, pero le sonreí. -

- Vamos preciosa, eso es lo que llevas todo el día esperando. – le dije y me puse de pie
incorporándola despacio junto conmigo y fuimos tomados de la mano hasta la habitación de
mi hermano.

Rosalie entró despacio y nosotros detrás de ella, mi hermano tenía el rostro amoratado girado
hacia la ventana, la verdad que la imagen que ofrecía era penosa, un brazo y una pierna rota,
una laceración en la frente, el vendaje en el torso que se veía a través de la camisa abierta de
su pijama. Sentí a mi hermosa hacer varias profundas respiraciones, supongo que el aspecto de
mi hermano hacía estragos en ella, me acerqué a susurrarle al oído.

- Cielo estas bien?. – le pregunté dulcemente, en ese momento Rosalie se acercó a ella con un
vaso de agua. -

- Ven Arizona, siéntate. – le dijo conduciéndola hasta una silla cercana a la cama de mi
hermano. -

- Te sientes mal Isabella?. – le preguntó Emmett con preocupación y cautela. Mi ángel lo miró
nerviosa, mordiéndose el labio y un poco asombrada por el tono dulce y preocupado que uso
para dirigirse a ella. -

- No es nada Chris… - de pronto se detuvo negando con la cabeza. – Emmett, lo que sucede es
que mi estómago no se asienta bien últimamente. – dijo con una pequeña sonrisa. -

- Estas enferma?. – le preguntó de nuevo. -

- No. – dijo ella con una nueva sonrisa un poco menos forzada. – Embarazada. – le dijo. -

- Woooh, ustedes no pierden el tiempo hermano. – dijo Emmett.-

- Ya perdimos demasiado Em. – le dije y enseguida me arrepentí al ver que la tristeza nublaba
su rostro. Me puse detrás de mi princesa dejando una mano sobre su hombro, y la suya le hizo
compañía a la mía. -

- Yo… yo… - se trabó y Rosalie se acerco a él dándole confort. – yo quiero pedirles perdón, yo
ayude a mamá… - se detuvo de nuevo. – a Esme y a Heidi con sus locuras, y les hice daño.

- Em, ya Bella y yo habíamos decido que no vamos a seguir prolongando el odio de mamá ni el
de Heidi, anoche cuando mamá se vio obligada a revelar el último de los secretos que
guardaba nos dejo a Bella y a mí libres de odios y de culpas. – le dije sinceramente.- No tienes
que pedirnos perdón Emmett, para nosotros todo esta en el pasado, solo queremos vivir
nuestra vida y ser felices.

- Pero yo no me merezco. – dijo mientras las lágrimas escurrían por sus ojos. -
- Basta. – le dijo mi princesa estirando su mano libre y colocándola sobre la mano de su
hermano. – Se acabo todo, es hora de olvidar las cosas malas Christopher. – de pronto se calló
y se mordió el labio apenada. – Disculpa… Emmett.

- No Isabella, ese es mi nombre no.- le dijo. – no pienso cambiar de nombre a esta altura de la
vida. – le dijo con una pequeña y triste sonrisa. – pero eso fue el nombre que me puso ella, y
supongo que me amo, no fue que ella me abandonara ni nada, así que puedes decirme
Christopher. Y la verdad espero que me perdones y me dejes compensarte por todo lo que te
he hecho…. – titubeo un poco y añadió.- hermana. – una sonrisa preciosa se instaló en el
rostro de mi ángel, con cuidado se puso de pie y dejó un beso en la frente de su hermano. -

- De acuerdo Christopher. – le dijo regalándole otra sonrisa. – pero te digo que tu hermano y
mis hermanos postizos me tienen muy consentida, así que tendrás que esforzarte. –me
acerqué a ella rodeándole la cintura con mi abrazo. – y si tu puedes ser Christopher para mi,
entonces no me llames Isabella, no me gusta. – le dijo con un infantil chupero. – todos me
llaman Bella. -

- O Arizona. – dijo Rosalie con una sonrisa que no le veía hace mucho. -

- Por qué te dicen Arizona?. – preguntó Emmett con genuina curiosidad por mi princesa. -

- Porque cuando llegué a Chicago tras la muerte de mis padres venía de Phoenix – Arizona. - le
respondió. -

- Cómo… cómo murió ella?. – le preguntó. -

- Mamá?. – él asintió. – En un accidente de tráfico, lo típico. – le respondió encogiéndose de


hombros. – un conductor borracho que se salta un semáforo y se lleva la vida de quienes están
en el medio. -

- Algo como lo que me hice yo. – dijo entristecido. -

- No Emmett. – le dije palmeando suave y amigablemente su hombro. – tu estas así porque a


pesar de tu imprudencia te desviaste para no lastimar a alguien. -
- Estabas en el carro con ellos?. – le preguntó, y sabíamos que se refería al accidente donde
murieron los Swan. -

- No, estaban celebrando su aniversario de bodas. – le dijo mi princesa. -

- Lo siento. – dijo él. -

- Eso fue hace mucho y a pesar de todo yo he vivido cosas maravillosas. – dijo tomando mi
mano y sonriéndome. -

- Que vas ha hacer cuando salgas de aquí Em?. – Le pregunté. -

- No sé Ed. – me dijo y me alegró que la complicidad y la fraternidad que habíamos tenido de


niños y perdido en nuestra adolescencia se estaba desempolvando. – Definitivamente tengo
que recuperarme, pero no sé si quiera hacerlo aquí.

- Yo le sugerí que nos fuéramos unos días, Em no solo tiene que sanar de sus heridas, sino que
tenemos que sanar como familia, para poder salvar nuestro matrimonio. – dijo Rosalie,
apretando cariñosamente la mano de su esposo. Sé que ella no lo ha perdonado del todo, pero
que está dispuesta a poner todo de su parte porque ese matrimonio funcione de verdad. Ellos
se aman profundamente y sería muy injusto que por los odios de mi madre no puedan vivir y
revivir su amor. – pero no sabemos a donde.

- Yo heredé de mi madre una casa en Forks, y si somos justos Christopher esa casa también te
pertenece. – le dijo. – Es un lugar perfecto para descansar y perderse del mundo, es un pueblo
sencillo pero la gente es muy amable. – le dijo mi ángel encogiéndose de hombros. -

- Suena genial, pero y los niños?. – dijo mirando a su esposa. -

- Forks seguramente tiene escuela, pueden estudiar allí unos meses Em, eso puede ser una
buena experiencia para ellos. – le dije. – tus hijos son increíblemente sociables y estoy seguro
no les costará hacerse de buenos amigos donde quiera que vallan. – miro a Rosalie que
asentía, aparentemente encantada por la idea. -

- Y las rehabilitaciones?. – preguntó. -


- Ed y yo tenemos un buen amigo que trabaja con terapias físicas, que acaba de inaugurar una
clínica para deportistas en Port Angeles, muy cerca de Forks estoy segura que estará
encantado de ayudarte. – dijo mi preciosa y yo la mire con cara de no entender nada…
amigo???.... terapeuta????.... con una clínica en Port Angeles?????.... ni idea. – seguro que Ed
se muere por llamarlo y saludarlo, no es cierto cielo. – se giró a verme, pero cuando vio mi cara
de “no sé de que me hablas” añadió. – Vamos cariño, se que estarás encantado de llamar a
Riley?. – WTF…. Riley… no … el imbécil… no puedo creerlo. Mi princesa vio la expresión de mi
rostro y estalló en una carcajada. – Quita esa cara cielo que Riley esta felizmente casado,
enamorado y esperando a su bebé. – me dijo para luego añadir la guinda de la torta. – además
él y Victoria tendrán un niño, acaso no sería un novio genial para tu florecita. – dijo ganándose
un gruñido de mi parte, y la risa sincera de Em.-

- Tienes que verte la cara hermano. – me dijo. -

- Pues yo veré la tuya primero, recuerda que tu hija es mayor que las mías. – le dije. – así que
ella ira a bailes y citas primero que mis princesas. – inmediatamente puso cara de horror. -

- En Forks hay conventos?. – preguntó, ganándose un golpe de su esposa. – Que???!!!!. – le


preguntó. – De todas formas yo tengo una hija Edward… Tú tienes dos… quizás tres. – me dijo.

-Pero seguro que estarás feliz de verle la cara a Riley después que te la partió hace seis años. –
añadí.

-Ese tipo que me sacó a golpes cuando… - se quedo pegado sin poder seguir, preso de la
vergüenza y de la culpa. –

-Después de nada Christopher, ya tenemos que olvidar el pasado. – le dijo mi esposa


firmemente. – Y si ese mismo es Riley, como verás tiene la fuerza suficiente para ayudarte en
tus terapias. – le dijo con una sonrisita de suficiencia. –

-No creo que me merezca todo lo que estás haciendo por mi Bella. – dicho este recibió un
fuerte golpe a un lado de su cabeza, cortesía de mi pequeña, dulce y amable esposa. –
Ouch!!!!... Bella. –

-Cuando dices no merecerte lo que hago por ti, te mereces que te golpee. – dijo ella
firmemente provocando las risas de Rosalie y mías.- Ves que tu hermana sabe perfectamente
lo que te mereces. – sentenció finalmente. –
-En fin … creo que voy aceptar tu oferta Bella, pero con la condición de que algunos fines de
semana que puedan visitarnos, quiero saber cosas de ella, de ustedes y los Denaly.

- Seguro, además que mi tío Eleazar se muere por visitarte. – le dijo mi hermosa. -

- Lo sé hable con él por teléfono, también con sus hijas, todos son amables y se desviven por
hacerme sentir aceptado y la verdad se los agradezco, aunque es un poco vergonzoso después
de lo que te he hecho. – dijo. – Ouch!!!... Bella. – Yo solo reía negando ante los intentos de mi
hermosa por hacer que nuestro hermano dejara de decir estupideces. – Bella estoy herido, vas
a dejarme peor de lo que estoy. – se quejó y ella solo se encogió de hombros. -

- Pues deja de decir estupideces y cuenta con esas visitas, estoy seguro que mi hermosa tendrá
muchas historias que contarte hermano. – le dije, intentado salvarlo de los maltratos de mi
ángel. Y mi Bella me regalo una dulce mirada de agradecimiento. - y Mamá… digo Esme… que
va a pasar entre tu y ella?. - pregunté con cautela, el bajo la mirada entristecido pero
finalmente me dijo. -

- Esme a pesar de todo es mi mamá, y yo la amo como tal. – dijo ante la mirada enternecida de
mi Diosa. – no sé si traiciono a Renee con mi amor por ella, pero ella me cuido, me crío y me
dio cariño a pesar de todo… Sé que me separo de mi verdadera familia, y ese fue un acto
increíblemente egoísta de su parte, sé que me manipuló todo este tiempo para aferrarme a su
lado, para seguir con su inútil venganza, pero es mi madre. – Repitió.- por lo pronto me
mantendré alejado de ella, al menos hasta que sanen las heridas emocionales. – nos decía. –
pero no puedo sacarla de mi vida. – dijo regalándole una mirada de disculpas a mi esposa y a la
suya. -

- No debes sentirte mal por quererla. – le dijo Bella. Rosalie bufó ganándose una torcida de
ojos de mi princesa.- Ella siempre te dio amor y cariño y siempre fue una madre para ti, a pesar
de todo.

- Por eso lo manipulaba y lo usaba como lo hacía. – Replicó Rose tan clara como siempre. -

- Rose, eso solo era ella protegiéndose de la verdad, eso solo era ella aterrada porque
Christopher dejara de quererla y quisiera marcharse con su verdadera familia. – le dijo Bella.-

- Charlie Swan era un santo?. – preguntó Rosalie, mientras mi princesa negaba divertida. –
porque si tu heredaste su carácter y eres como eres, al hombre mínimo lo canonizaron. – dijo
Rosalie. -
- Después que te recuperes que vas hacer Em?. – le pregunté para desviar un poco el tema, por
lo que pude ver Rosalie estaba en desacuerdo de que tanto mi princesa como nuestro
hermano decidieran perdonar las locuras de mi madre. -

- Pues no lo sé, quiero volver a trabajar, pero me gustaría. – dijo, pero tras mirar a su esposa se
corrigió. – nos gustaría dejar Chicago por un tiempo. – de pronto mi princesa dio unos
brinquitos como los que solía dar Alice, que demonios le pasa, donde se quedó su promesa de
tomarse las cosas con calma, cuando vio mi dura mirada se calmó un poco y me dio una
sonrisa de niña traviesa. -

- Tengo una idea. – le dijo. – La fundación que cree en nombre de nuestra hija va a construir un
hospital para enfermedades cardíacas pediátricas, y otras especialidades, así como un centro
de investigación de enfermedades congénitas. Y la verdad es que estamos buscando un
pediatra para dirigirlo, y creo que podemos conseguir el mejor pediatra de todo Chicago para
dirigirlo. – dijo y me miró un ojitos expectantes, yo asentí sobre su idea. - Te gustaría dirigir el
hospital de Marie Alice, Christopher?. -

- Woooo…Bella eso es demasiado. – le dijo. – Ouch!!!!!... Ya esta bueno Isabella, ya entendí. -


le dijo después del nuevo golpe.-

- Al fin, ya es hora de que dejes de decir estupideces. – le dijo. - Te gustaría o no?. – dijo ella en
su modo mamá mandona, y me encantaba. -

- Claro, pero no lo merezco. – le replicó, e intento protegerse de un nuevo golpe, la verdad


estaba a punto de estallar de la risa, solo me contenía porque no quería ser yo quien se ganara
el zape. -

- Cállate y no digas bobadas. – le dijo, ganándose una risa de mi parte. – Además ya lo decidí y
toda la familia se esta involucrando en la fundación, y solo faltabas tu. –le dijo tajante
ganándose una risa cómplice de mi cuñada. – además Rosalie siempre ha querido vivir en
Londres. – añadió a lo que mi hermana asintió. – y puede mudar la revista para allá. Y
convertirse en la editora de una revista que estamos planeando para la fundación. – y pude ver
el brillo esperanzador de mi cuñada. – y yo tengo una hermosa casita en Londres, pueden vivir
allí hasta que consigan algo de su gusto.

- Eso es increíblemente generoso de tu parte Arizona. – dijo mi hermana Rosie. -

- Déjate de bobadas Rose, porque es lo que quieres, es lo que quiero y es lo mejor para
ustedes, pero sobre todo para ti Christopher, y además no pienso aceptar un no por
respuesta. – le dijo, y él le regalo una sonrisa. – Además Edward y yo tenemos que ir
constantemente a supervisar la obra y otras cosas de la fundación, yo tengo que dirigir las
sesiones y tenemos que ir también a Montepulciano, así que siempre podremos visitarlos,
además se me ocurre que podemos pasar toda la familia vacaciones al menos dos semanas al
año en Montepulciano. - dijo emocionada planeándonos la vida a todos. –

- Estoy en deuda con la vida. – dijo de pronto Emmett y mi princesa se calló en el acto
fijándose en lo que él quería decir. - Me regaló una esposa maravillosa, unos hijos estupendos
y dos hermanos geniales… y yo no hice más que echar mierda a mi alrededor y dañarlo todo, y
a la final para que terminará de abrir los ojos y me entero que no solo tuvo una madre que me
amó… sino que tuve dos, aunque a una no la conocí nunca o no como mi madre que era, pero
sé que me amó y encima la vida me premia con una hermana increíble, que además de todo
me perdona todas las carbonerías y el daño que le hice. – dijo finalmente y mi preciosa con
cuidado se acercó a abrazarlo.

Ese momento fue increíblemente emotivo, ya que después de los abrazos siguieron nuevos
pedidos de perdón y reprimendas en respuesta, vinieron también lágrimas de felicidad y risas y
un pequeño interrogatorio, hasta que nos despedimos y fuimos a casa a ver a nuestros hijos.
Después de pasar el resto de la tarde con nuestros hijos, sobrinas y los hermanos de mi diosa,
nos quedamos en casa haciendo las hamburguesas y mis maravillosos hijos al notar cuan
cansada estaban su mami y su hermanita decidieron convencer a mi preciosa para quedarse en
casa y desistiera la idea del cine. Por lo que nos quedamos a ver una maratón de películas
infantiles y conversando con Paúl y Jacob de todas las cosas que se sucedieron hoy.

Finalmente tras dejar a todos nuestros hijos en sus respectivas camas, nos fuimos a nuestro
cuarto, mi preciosa se dio una larga ducha, y luego mientras ella se quedaba en el cuarto me
perdí por las puertas del baño y sumergido en la regadera deje que el agua escurriera todo mi
cansancio y el resto de mis penas. Al salir a la habitación me encontré a mi preciosísima esposa
sentada en el borde la cama, con una botella de aceite para masajes en la mano y
mordiéndose sensualmente el labio inferior.

- Cielo necesitas un masaje?.- le pregunte.-

- Si cariño, esperaba que mi adorado esposo me regalara uno. – cuando me acerqué a ella para
tomar la botella, me detuvo, se puso de pie y tomando mi mano nos dirigía hacia la puerta. –

- Princesa, a dónde vamos?. – le dije confundido. –

- Al chalet. – me dijo, y acercándose a mí me dijo sensualmente al oído. – tú me regalas ese


masaje y yo te prometo ayudarte a que hagamos mucho mucho ruido. – dijo para después
morder mi oreja, en ese momento mande todo mi autocontrol al carajo, cargué a mi esposa
entre mis brazos y prácticamente salí volando de la habitación.

Al llegar al chalet todo estaba perfectamente decorado con velas y flores y me recordó
muchísimo a esa noche donde nos entregamos nuevamente en Montepulciano, poco tiempo
antes.

- Le pedí ayuda a Paúl. – me dijo para morderse nuevamente el labio. –

- Entonces recuérdame agradecerle. – le dije para luego besarla intensamente. – así que mi
esposa quiere un masaje. – le dije intentando quitarle la botella de la mano, pero ella no me lo
permitió. –

- En la segunda ronda cielo, primero tengo una sorpresa para ti. – me dijo. La mire alzando la
ceja, interrogándola con la mirada. – debajo de la cama hay una caja, puedes alcanzármela. –
me agaché y tome la caja para entregársela. Abrió la caja sigilosamente y sacó de ellos unos
hermosísimos y altísimos zapatos de tacón que haría ver sus piernas perfectamente deliciosas.

- Cielo no creo que puedas usar eso amor. – le dije sintiendo pena por no verla con los zapatos
puestos, o más aún por no poderle hacerle el amor, con lo zapatos puestos. Pero a pesar mis
palabras mi preciosa comenzó a calzarse los tacones. – Princesa que haces?.

- Ed… el hecho de que no pueda andar con los zapatos, no quiere decir que no pueda usarlos
en la cama. – me dijo mordiéndose el labio y luciéndome una espectacular pierna coronada
por ese precioso zapato. – además a ti te encanta. – me ronroneo.-

- Quieres matarme princesa. – le dije con un gruñido sexual y me lance a besar esa larga y
provocativa pierna. –

- Uhhmmmm…. Ed. – me decía mi preciosa esposa presa de la pasión y del deseo. Una vez que
terminé con su pierna bese delicadamente la otra, cuando al fin alcancé su cintura pude oler
cuan preparada estaba para mí sobre su ropa interior, deje besos húmedos por su ombligo y
por sus costados a medida que iba retirando el hermoso y provocativo negligé que mi princesa
estaba usando para mi deleite.
- Te amo bebé. – le decía al tiempo que me apoderaba de uno de sus pechos succionándola
delicadamente, dejando besos que arrancaban suspiros y gemidos de los tentadores y
provocativos labios de mi mujer.

- Yo te amo más mi vida. – me decía, finalmente retire la prenda de su cuerpo mientras que
ella arrastraba con sus dulces manos mi franela, para luego llevarlas a la cinturilla de mi
pantalón arrastrándolo lenta y tortuosamente mientras dejaba dulces besos por mi pecho.

Después de alcanzar el orgasmo en manos y bocas el uno del otro, nos amamos despacio sin
prisas, disfrutándonos entregándonos todo, entregándonos completamente.

- Abre los ojos preciosa. – le dije preso del deseo. – Quiero verte. – le dije y en el momento en
el que nos perdimos el uno en la vista del otro, nos vinimos juntos en el más poderosos de los
orgasmos. Después de querernos de esa forma tan sublime, siguieron los masajes y todo ese
ruido que había prometido mi preciosa.

Al día siguiente dejamos a los niños en el colegio, fui al trabajo mientras mi preciosa fue a
visitar a nuestro hermano, yo pase por ella al medio día y fuimos por nuestros hijos al colegio y
a almorzar con sus hermanos Paúl y Jacob y nuestras sobrinas, era un pequeño almuerzo de
despedida en el que nos acompañaron mi cuñado y hermana, en la tarde fuimos a visitar a
nuestra mariposita y también visite un rato a mi hermano. En eso establecimos una cómoda
rutina. Fueron pasando los días, las semanas. Mi hermano fue recuperándose y pasó una
temporada en Forks, fuimos a visitarlo, y mis hijos estaban fascinados con la casa y el pueblo,
yo mismo me sentía cautivado por el lugar, por la vista del lago en la parte de atrás de la casa,
por sus pocos y amables habitantes. Junto con mi princesa y Emmett, fuimos en algunas
oportunidades a visitar a nuestro hermano enterrado en el cementerio del pequeño Forks.
Esas visitas se siguieron de largas conversaciones, una de las más emotivas fue sin duda
cuando Valeria había encontrado en la casa un álbum de fotos de la época en la Renee estaba
embarazada de Christopher… de Emmett… Bahhh, como sea… de nuestro hermano.

Emmett y Rosalie recibieron también la visita de los Denaly y acostumbraban a recibir llamadas
de Tanya desde Volterra, quien tras haberse enterado de su parentesco y de la verdad de la
historia de Emmett comenzó a mantener comunicación con su primo.

Durante ese tiempo fuimos en distintas oportunidades a Londres y revisamos el proyecto tanto
con Jacob como con Emmett, que estaba tomándose en serio su papel como director general
del hospital. Mi padre revisaba con Emmett los planes y programas médicos, mientras que
Jasper y mi preciosa revisaban lo de los planes de apoyo, yo me concentré en la construcción
del proyecto y en los programas de internacionalización y preparación de los proyectos,
conjuntamente con Jacob, mientras que Paul y Alice se concentraban en los eventos de
beneficencia y recaudación de fondos, y Rosalie y Renata estaban trabajando en las
publicaciones y revistas de la fundación. Toda la familia estaba involucrada en la fundación y
eso nos hacía inmensamente felices a mi princesa y a mí. También visitamos Montepulciano,
los viñedos y a los nonos. Todo estaba encontrando el cause natural que siempre debió de
haber recorrido.

Los niños estaban completamente expectantes, dentro de pocos días nacería Isabella, Alice
como de costumbre había tenido la razón y estaba rebosante de felicidad de que pronto
tendría a su pequeña barbie viviente a la que vestir y malcriar, pero la verdad es que todo
indicaba que el carácter de la pequeña Isabella, o Isa como la llamaban sería más parecido al
de mi cuñado que al de mi hermana.

Como esperábamos toda la familia y mi muy embarazada y hermosa esposa estábamos en el


hospital dándole la bienvenida a nuestra sobrina, que resultó ser una pequeñita preciosa,
como una muñeca, muy parecida a Alice, con su piel blanca y ese hermoso y reluciente cabello
negro, era una pequeñita blancanieves, pero como lo habíamos previsto era tan pacífica y
tranquila como su padre que babeaba de orgullo por su pequeña princesita. Este año la familia
Cullen se llenaría de hermosas princesitas. Primero nacería la pequeña Isabella Marie Whitlock
Cullen, quien ya se encontraba con nosotros haciendo las delicias de todos. En un par de
semanas más tendríamos Bella y yo a la más pequeña de nuestras princesitas consentidas, o
nuestra llorona más chica, como la llamaba Ed… porque Alice tenía razón y seríamos
bendecidos con una hermosa bebita. Eso me alegraba, no solo porque tendría mi pequeñito
clon de Bella, sino porque como lo prometido es deuda, luego tendría que darle otro bebe
varón a mi esposa.

Lo que nos sorprendió fue que Emmett y Rosalie habían quedado embarazados durante su
reconciliación y recuperación de su matrimonio y de mi hermano, era la bebé de Forks, así le
decíamos entre bromas y a la que Emmett, para sorpresa de todos y felicidad de mi ángel
decidió llamar Renee Christina Culle Hale. Por último ya como un regalo de navidad, mis
hermanos y yo tendríamos una pequeña hermanita a la que mi padre y Renata decidieron
llamar Anette como la bisabuela Cullen, lejos quedó el chiste de navidad de Renata de tener
una hija llamada Renee Esme, la verdad es que después de todo no parecía lo más adecuado.
El nombre de mi florecita es un secreto que solo conoce mi gatita, quien tras muchos
pucheros, besos y muchos “te amo papi, yo no le digo a nadie” logro que le contara y estaba
completamente fascinada con el nombre de su hermanita, el resto incluida mi preciosa
tendrían que esperar al nacimiento de pequeñita.

Paúl y Jacob habían viajado a Chicago con mi ternurita, Leah y Seth para visitar a mi hermana y
la pequeñita Isa, y pensaban tomarse las dos o tres semanas que faltaban para el nacimiento
de mi pequeña princesita.

Dos semanas después estábamos mi princesa y yo recogiendo las cosas que teníamos
preparadas para salir para el hospital, como los trillizos habían nacido por cesárea, lo más
recomendable era que mi florecita naciera de igual forma, por lo que habíamos programado
su nacimiento para tres días antes del cumpleaños de mi esposa, para que así pudiera estar ya
en casa para su cumpleaños.

-Ed…- dijo mi esposa sacándome de mi ensoñación. –

-Te sientes mal cielo. – le dije acercándome a ella preocupado. –

-No cariño. – me dijo.- me preguntaba si vas a decirme por fin como se llama nuestra hija. – me
acerqué ella y besándole en la cabeza. –

-Cuando esté en tus brazos, en ese momento lo sabrás. – le dije. –

Nos fuimos todos al hospital, y mis inquietos hijos se quedaron en la sala de espera que estaba
rebozar con el clan Denaly en pleno, incluidos Félix y Tanya, además de Rosalie, Renata, Paúl y
Jacob. Alice, Cynthia, Angela y su novio, Doña Bree y el Señor James, se quedaron en nuestra
casa cuidando de Isa, Valerie, Kellan, Keyla, Seth y Leah; ya con mis tres hijos en el hospital era
suficiente, si los dejábamos ir a todos eso parecería más bien una guardería, y aunque mi
padre fuera el director del hospital no estaría nada bien. Mi padre asistiría a Zafrina en la
cesárea mientras que Emmett sería el pediatra encargado de recibir a mi pequeñita, yo me
encontraba en el quirófano en pie de lucha al lado de mi princesa, sosteniendo su mano,
besando su frente y recordándole una y otra vez cuanto la amaba, cuanto amaba nuestros
hijos y cuan agradecido estaba con ella por esta nueva alegría que traía a mi vida. Tras unos
largos minutos en el quirófano y los distintos chistes de mi papá y Emmett que en estos meses
habían empezado a construir una hermosa relación padre-hijo, escuchamos el hermoso sonido
del llanto de mi florecita, anunciándole al mundo que había llegado.

- Edward acércate para que conozcas a tu pequeña. – dijo Zafrina, mire a mi princesa pues le
había prometido no apartarme de ella nunca. -

- Ve Edward, ve a conocer a nuestra florecita mi amor. – me dijo mi princesa emocionada, y me


acerque nervioso y emocionado a conocer a mi pequeña, era una hermosa bebita, y sonreí
feliz porque Dios debía de quererme mucho puesto me concedió justo lo que quería una
hermosísima bebé que era el clon perfecto y exacto de su madre, tenía los mismos rasgos, su
piel estaba algo enrojecida pero se veía que sería igual de blanca y cremosa que la de mi ángel,
también tenía esos rizos chocolates espectaculares como los de mi gatita y los de mi esposa.
Una vez que me deleite con mi pequeñita, se la di a mi hermano para que la atendiera. – Es
hermosa mi vida. – le dije dándole un beso con toda la devoción que sentía por ella en ese
momento. – es hermosa y es perfecta. Gracias mi amor.
- Gracias a ti cielo, por regresar a mí. – me dijo haciendo un gesto para que me inclinara a
besarla, y lo hice sin pensarlo dos veces. -

- Hermanos aquí tienen a su princesita que esta ansiosa por conocer a mami. – dijo Emmett
acercándose con mi florecita y colocándola sobre el pecho de su madre. Mi princesa
emocionada acariciaba su rostro. -

- Hola Bebé hermosa. – le dijo emocionada. – Bienvenida mi amor, te estábamos esperando. –


yo me uní a ella acariciando lentamente su rostro, mientras mi esposa dejaba un beso en sus
rizos castaños, yo hice lo mismo. Y en ese momento mi florecita abrió los ojos regalándonos un
profunda y hermosa mirada chocolate, intensa y hermosa. -

- Es perfecta, es exactamente igual a ti mi amor. – le dije dejando un beso en sus labios. – ya


tengo mi cloncito. – dije lleno de alegrías ganándome una risa de los presente.-

- Pero ese no es su nombre verdad. – me dijo mi esposa con un chupero. – porque resulta que
tengo a mi bebita en mis brazos, estoy cansada, pronto caeré en un profundo sueño y mi
amantísimo esposo aún no me dice como se llama mi bebita. – eso provoco que todos rieran
de nuevo incluido yo. Pero tras dejar un beso en la frente de mi esposa y de nuestra bebé le
dije. -

- Bien… espero de verdad te guste. – le dije nervioso.- a Lizzie le encanta, pero sabes que ella
me sigue la corriente en todo.

- Elizabeth lo sabía y no me lo dijo. – añadió mi ángel indignada. -

- Mi gatita lo sabe, porque como una vez dijiste, soy incapaz de negarle nada mi amor, y menos
mientras me ruega con unos “Te amo muchisisimo papito” y haciéndome ojitos. – le dije
ganándome un sonrisa de su parte. – y si no te lo dijo fue porque yo se lo pedí.

- Al grano Edward. – dijo mi padre también impaciente por conocerle nombre de su nieta,
puesto que ya el mismo había decidido como se llamaría su bebita y conocía el nombre de sus
otras dos nietas. -

- De acuerdo. – me gire para tomar la manito de mi florecita y mirando a mi esposa le dije. –


Bien amor te presento a Gabrielle Carlie Cullen Swan, nuestra pequeña Belle. – ella la miro
emocionada. -
- Me encanta. – dijo besándome y luego dejando un beso en la otra manito de nuestra bebé. –
Hola Belle, eres hermosa mi amor. – le decía embelezada.

- Y ese Carlie de donde te salió hermano?. – me preguntó Emmett. –

- Es por Carlisle y Charlie. – le dije. – Ya Jane lleva el nombre de mi madre, tu hija se llamará
como mi suegra, pues ahora mi pequeña Belle hará también honor a sus abuelos. -

- Gracias hijo. – me dijo mi padre emocionando y acercándose para hacerle cariños a mi bebé. -

- Gracias mi amor. – me dijo mi princesa. – Pero todavía me debes a mi pequeño que se llame
como sus abuelos.

- No sabes con cuanto gusto me entregaré a esa tarea. – le dije dejando un beso en sus labios y
permitiendo que se la llevaran a la sala de recuperación, media hora más tarde nos
encontraríamos en la habitación, con nuestra pequeña Belle y nuestros hijos.

Después de un par de horas mi princesa se despertó encontrando en la cama a nuestros tres


hijos mayores.

- Hola mamita. – le dijo Jane. – Te sientes bien?. -

- Si amor. – le dijo mi preciosa acercándose a ella para abrazarla. – cómo están ustedes?. -

- Muy contentos mamita. – le dijo. - Le trajimos este regalo a Belle, mami. – mi princesa tomó
entre sus manos la bolsa de regalo y sacó de ella una hermosa mariposa de peluche que se
convertiría en el juguete favorito e irremplazable de Gabrielle. –

- Queríamos a Marie con Belle, como siempre está con nosotros. – dijo Ed completamente
serio y centrado como siempre. Ese gesto de nuestros hijos nos arrancó lágrimas a mi princesa
y a mí, emocionados porque nuestros hijos tuvieran a su hermana tan en cuenta como
nosotros la teníamos, y por el dolor de no tenerla con nosotros y extrañarla tanto. –

- Muchas gracias hijos, son maravillosos. – les dije y mi princesa y yo repartimos besos a
nuestros hijos, mientras Lizzie tomaba la mariposa y la movía suavemente frente a su
hermanita. -
- Mami Gabrielle es hermosa. – dijo mi gatita mostrando una hermosa sonrisa. – Parece una
linda muñeca. -

- Claro que es hermosa Lizzie, no ves que es igualita a mi mamita. Y mi mamita es la más
hermosa del mundo. – dijo Ed. -

- Yo estoy completamente de acuerdo con que tu mamá es la más hermosa mamá del mundo.
– le dije acercándome a ellos con mi florecita en brazos. – pero tus hermanas son hermosas,
todas son preciosísimas. – él asintió en acuerdo y me hicieron un espacio en la cama, le pase a
la pequeña Belle a mi esposa, y me quede recostado sobre su hombro embelezado mirando a
mi bebita, con mi gatita recostada en mi pecho y con Ed a mi lado y Jane al otro lado de mi
princesa. Estábamos todos embelezados viviendo este perfecto momento cuando un flash nos
saco de la burbuja.

- Lo siento pero tenía que tomar esa imagen es demasiado perfecta. – dijo el visitante. -

- Nona. – gritaron mis pequeños quienes saltaron de la cama para abrazar a la Nona Sue y al
Nono Billy que había llegado de sorpresa a conocer a nuestra hermosura.

En un par de días estábamos en casa y todo estaba a rebosar de alegría. La mañana del
cumpleaños de mi esposa y después de llenarla de besos y abrazos y antes de que la tropa
irrumpiera en la habitación o que la pequeña Belle se despertará pidiendo ser atendida
arrastre a mi dulce esposa para el garage.

- Cielo, se que tu vida soy yo y nuestros hijos, pero también sé que te gusta manejar y darte tu
espacio, así que quise obsequiarte un auto para cuando tengas que salir sin los niños o cuando
quieras raptar a tu esposo para un rico rato solos. – le dije y al entrar en el garage destape la
sorpresa entregándole la llaves de su nuevo porsche 911 blanco. – Feliz cumpleaños mi amor.
– le dije adueñándome de sus labios. -

- Por Dios mi vida. – me dijo. – no debiste, me has dado tanta felicidad. – me dijo para luego
adueñarse de mis labios y reglarme un profundo beso. -

- Cielo tú también me haces feliz, pero mejor guardamos el agradecimiento del regalo para
cuando podamos divertirnos más. – le dije mordiendo su oreja. -
- De acuerdo. – me dijo. – pero gracias mi amor es precioso. – me dio un casto beso en los
labios.-

Cuando pasamos por la cocina de regreso al cuarto, toda nuestra familia, nuestros hijos,
hermanos, cuñados, sobrinos, mi padre, Renata, Cynthia, Angela, Ben, los Nonos, Sr. James y
Doña Bree, los Denaly y Aro Volturi… todos estaban reunidos en la cocina esperando por
nosotros con un delicioso desayuno de cumpleaños, y una hermosa tarta.

Todo era felicidad en nuestras vidas. Así fueron pasando los días nuestros hijos llenaban
nuestras vidas de alegría, yo seguía trabajando con Aro, pero delegaba más proyectos y podía
pasar más tiempo con mis hijos y mi esposa. Por lo pronto estaba dedicado solo al proyecto del
Hospital de Chicago, puesto habíamos ganado la licitación para su construcción y también el
Hospital de Londres, en el cual estábamos recibiendo el importante apoyo de la familia Volturi.
Así que entre los Cullen, los Swan, los Volturi y los Black involucrados conseguíamos muchos
fondos que ayudaron no solo a la fundación Marie Alice Swan, sino también a otras
fundaciones y proyectos maravillosos alrededor del mundo.

Nuestra vida era básicamente perfecta, era todo lo perfecto que podía esperar, mi hermosa
había publicado otro libro exitoso, una novela sobre unos estudiantes universitarios que
durante un fiesta de fraternidad se ven envueltos en el perverso juego de una pareja que para
“refrescar” su relación, se acuesta con victimas previa y fríamente seleccionadas logrando que
las victimas terminen liadas en un reversada historia de amor. La historia logró gran aceptación
y la crítica fue muy buena, aunque en un principio todos pensaron que el siguiente libro de mi
princesa sería la continuación de “La Otra”, pero por lo pronto decidimos que lo mejor para
nuestra familia era dejar nuestra historia solo para nosotros. Aunque nunca me quejaré de “La
Otra” porque de alguna manera ella me dio las primeras esperanzas de encontrar a mi
princesa y a mis hijos.

La relación entre Emmett y Bella era cada vez mejor, y con cada día que pasaba estaban más
apegados, incluso mi hermosa esposa acompaño a su hermano a Phoenix para visitar la tumba
de su madre. Ese fin de semana casi enloquezco solo con nuestros cuatro hijos, porque aparte
es fin de semana había de todo, prácticas de Ballet, clases de piano y prácticas también de
patinaje, sin contar que mi pequeña empezó con las molestias de los dientes precisamente ese
fin de semana, con su mamá y su tío-padrino y además pediatra lejísimos de nosotros. Fue
absolutamente desesperante. Pero mi princesa pudo visitar la tumba de sus padres, y nuestro
hermano se reconcilió totalmente con su madre, a la que ahora llamaba mamá sin dolor y sin
culpas. Y hablando de madres, tal y como lo había pronosticado mi hermana ese día en el
hospital fue la última vez que la vimos, solo mantenía un eventual contacto telefónico con
Emmett una vez al mes, según me contó mi hermano mi madre se había ido para la casa de su
abuela en Grecia y se encontraba allí.

Pero el pronóstico de mi hermana llegó más allá. Cuando mi preciosa esposa y yo viajamos a
Roma a celebrar nuestro aniversario de bodas nos encontramos causalmente con mi madre.
Flashback…

Estaba con mi princesa viendo las maravillas del museo vaticano, cuando entramos en la
Capilla Sixtina, mi princesa me deleitaba con su conocimiento sobre la maravillosa obra de
Miguel Ángel, tanto en el fresco del techo como el “Juicio Final” que adornaba el altar,
mientras estaba perdido en las imágenes y mirando el techo tropecé accidentalmente con una
mujer madura pero hermosa.

- Disculpe. – le dije. -

- No se preocupe. – me dijo. -

- Rene, te estaba buscando. – dijo una voz increíblemente conocida para mi, mi esposa y yo
nos giramos para encararnos con mi madre, mientras que la mujer a la que había tropezado se
acercó a ella, cariñosamente. -

- Cariño no te preocupes por mí, solo me tropecé con el joven. – le dijo. -

- Mamá… - le dije. – cómo has estado?.- la verdad se le veía extremadamente pálida, su piel
había perdido brillo y calidez, se veía amarillenta y acartonada, también su cabello se veía sin
brillo y además se encontraba demasiado delgada y ojerosa.

- Bien Edward. – me dijo sencillamente, pero no le creí. -

- No demasiado bien, está bastante enferma. – dijo la mujer que la acompañaba. -

- Y usted es…?. – le dije, mientras sentía el apoyo de mi esposa en mi brazo. -

- Su amiga, su enfermera, su amante. – me dijo. – Elija usted el título joven.- Yo estaba


impactado. -

- Cállate Rene. – le dijo… Rene… que irónico no?. -


- Seguro que estas bien Esme?. – le dijo mi Bella al ver que mi madre ligeramente palidecía. -

- Estoy bien Isabella… Tenemos que irnos. – Dio la vuelta para irse pero a la final se giro.-
Gracias por las fotos de mis nietos Isabella. – le dijo a mi esposa y yo la vi sin entender. – Tu
hijos son hermosos Edward, debes estar orgulloso y feliz por ellos hijo. – dicho esto se marcho.
-

- Adiós mamá. – le dije al aire. -

- La verdad es que le mando fotos tuyas, de nuestros hijos y de Isa por correo electrónico,
jamás pensé que las vería cielo, porque nunca me responde. – me dijo mi princesa y yo me
incliné para besarla. -

- Te amo mi amor eres maravillosa.

Fin flashback…

Tras regresar de nuestro pequeño viaje para celebrar nuestro tercer aniversario de bodas, mi
princesa y nuestros hijos fuimos a visitar a nuestra mariposita, tenía unas ganas de enorme de
visitarla, después de casi dos semanas sin ir a verla, ahora la visitábamos solo dos veces al mes,
aunque tanto mi hermosa esposa como yo pasábamos todas las tardes unos minutos en su
jardín, aunque la amábamos con locura y la extrañaríamos siempre, sabíamos que verla a
diario no era sano y que tenías que dejarla ir, aunque una parte de ella viviría por siempre en
nuestros corazones. Como siempre compramos flores y maripositas de colores que dejábamos
sobre la tumba de nuestra bebita, y como ya era de costumbre mi hermosísima florecita
bailaba dando vueltas con la inseparable mariposa de peluche a la que ella llamaba Marie, al
frente de la lápida de su hermana, aún no sabíamos si se inclinaría por el ballet o por el
patinaje artístico, lo cierto es que con un dibujo y colores era capaz de hacer maravillas a sus
escasos dos años de edad.

- Hoa Manita Maie. – le decía la pequeña. – Maie Posa y Gabielle vinimos a vete. – como
siempre Gabrielle le decía a su hermana, que ella y Marie Mariposa venía a ver a su hermanita
Marie. Nuestra pequeñita tenía poco más de dos años y aunque hablaba como una cotorra aún
no lo hacía correctamente, pero cada día era mejor su dicción, estaba seguro que a los cinco
años hablaría también como lo hacían sus hermanos a esa edad. -

Todos fuimos saludando a mi hija y nos quedamos sentados como siempre frente a la lápida
contándole nuestras cosas y cosas de nuestras familias. En ese momento me sentí en paz como
nunca, desde que me había perdonado completamente años antes cuando vine por primera
vez con toda mi familia a visitar a mi hermosa mariposita me he sentido feliz, llegando a veces
a una felicidad casi absoluta, mi familia es perfecta y aunque como todos tenemos altos y
bajos pero somos increíblemente felices como debimos serlo desde siempre, pero por ciegos
no vimos el amor que teníamos el uno por el otro, y permitimos que otros que si lo vieron nos
hiciera daño con eso. Éramos felices al fin, y lo seríamos más con la sorpresa maravillosa que
nos había dejado esa maravillosa y apasionada celebración de aniversario en Roma.

Entendía que era perfecta y absolutamente feliz, tenía el recuerdo, y el perdón de mi dulce
mariposita, de Marie Alice, esa perfecta y tierna pequeña que siempre sería el angelito que
cuida de mi y de lo más valioso en mi vida, mi hermosa y perfecta familia. Tenía a mi sabia y
madura Jane Esme, que con esos pozos azules profundo hacía que encontrará la razón de las
cosas, que encontrara la lógica y la verdad de lo que me rodeaba. A mi pequeño Campeón, mi
clon Edward Anthony, que con su fortaleza y su seguridad, me daban la tranquilidad de saber
que alguien siempre protegería a nuestras mujeres, ese pequeño que me sorprendía con su
talento y que me hacía sentir increíblemente orgulloso. Tenía a mi hermosa gatita Elizabeth
Lillian, esa que siempre hacía de mi lo que quería, esa que con su hermosa sonrisa y esos
hermosos y profundos ojos lograban iluminar mi día y hacerme sonreír. Tenía a mi florecita, mi
pequeña consentida llorona Gabrielle Carlie, esa pequeña que llenaba mi alma de calor y de
ternura. Mis hijos me hacían felices, pero esa felicidad era absoluta y completa porque la
compartía con mi Esposa, con mi mejor amiga, con mi amante, con mi ángel, con mi princesa,
mi preciosa, mi Diosa, mi hermosa, mi Bella, mi Isabella Marie, la mujer que llena mi vida de
amor, de pasión, de felicidad, de alegría, de risas, de ganas…. Ella mi esposa… Ellos mis hijos…
Ellos mi familia… Eran mi todo… Ese maravilloso todo que en nueve meses más se vería
completo con otros dos pequeños, dos varones regalo de nuestra segunda luna de miel, esos
con los que cumpliría mi promesa, esos dos pequeños que vendrían a aumentar nuestra
felicidad y a equilibrar fuerzas a nuestro pequeño batallón.

Finalmente ese rayo de esperanza que se abrió en mi vida cuando tropecé con ese libro
llamado “La Otra” se estaba convirtiendo en un resplandeciente sol. Habían cosas que habían
quedado por fuera, como mi madre, la muerte de mi hermano y sobre todo la ausencia de mi
amada mariposita que mantendría una pequeñita llama de dolor en algún lugar de mi corazón,
pero el resto estaba rebosante de amor por ella, por su madre y sus hermanos, por mi familia y
por alcanzar la vida que siempre había esperado y soñado vivir al lado de la mujer que amo…
de La Otra, de la otra mitad de mí, de la otra mitad de mi alma, de la dueña de mi vida, de mi
cuerpo, de mi corazón por siempre y para siempre.

Fin…

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Todas las cosas buenas tienen que terminar, y como lo bueno se acaba “La Otra” ha llegado
también a su fin…. Aunque después de esto nos queda aún el Epilogo, que espero pueda
publicar la próxima semana, y un segundo Epílogo de unos años después donde podrán
disfrutar el sueño de la Abuela Elizabeth y que finalmente Ed y Bella le entreguen el Diamante
de los Cullen a Edward Jr…., cortesía de Guacha, que me lo a pedido.

Ahora bien, me disculpo por la tardanza de este capítulo, pero la verdad he estado algo
enferma y entre el sueño provocado por los medicamentos y una sinusitis terrible que no me
dejaba vivir no había podido actuliazar antes…

Espero de verdad disfruten este último capítulo, aunque sé que Guacha, GineGine y otras
querrán mi cabeza porque van a considerar poco el castigo de nuestra Querida y Odiada Reina
del Hielo, sin contar que para muchos de ustedes el perdón de Rosalie hacia Emmet llegó
pronto, como el de Bella y Edward… sin embargo, soy de la opinión de ellos y prologar los
odios no puede servir de nada y para nada.

Aunque a las tres mosqueteras… que son ahora cuatro, y me refiero a Tatti, Julliet, Nancy y
Jane… no les haga muy feliz la pequeña Anette Cullen Fancinelli se une al Clan Cullen, pero
como verán la pequeña no fue resultado del pequeño accidente de la noche de las
revelaciones, sino algo posterior. Llenamos a los Cullen de niñas lloronas… pobrecillos Ed y
Kellan… esperemos que con la posterior llegada de los gemelos, y quizás algún vástago más
para los Whitlock-Cullen se equilibren un poquitín las fuerzas…

Este capítulo fue un poco complicado de escribir, se vieron envueltos demasiados


sentimientos, demasiados personajes… demasiadas cosas. Esme a la final quedo prácticamente
sola, alejada de su familia y enferma así que les doy permiso a que su imaginación haga lo que
quiera con ella.

Antes de empezar a los que nos ocupa les dejo proponer cosas para el epílogo uno y dos, no
por falta de imaginación, solo quiero complacerles y ver que puede resultar de sus peticiones y
mi loca cabeza, a ver como puedo complacerlas… y después de finalizada la otra, espero poder
cautivarles y engancharles con “El Tatuaje”… aquí en el capítulo final les deje una pista de
cómo va a estar la cosa…

Gracias siempre por su apoyo y por sus maravillosos reviews, creo que mi primera historia me
dejó un buen sabor de boca, y creo que redescubrí un talento, un hobbie y un buen
pasatiempo que tenía algo olvidado… Gracias a todos ustedes por hacer con sus comentarios y
por alentarme a que “La Otra” fuera una realidad que nos entretuviera en estos últimos meses.

Gracias, millones de gracias siempre, por ustedes es que se escribió cada palabra, cada
emoción, cada sentimiento, cada pequeño suspiro, lágrima y nudos en la garganta. Ustedes
dieron de alguna forma vida a “La Otra” a través de mis dedos corriendo por el teclado. Gracias
por apoyar a mi primer fic y por hacer de mis personajes sus favoritos, o sus odiados, y por
apoyar a cada uno a su manera.
Gracias siempre Gracias

Ya saben…

“Si la vida les da limones… Entonces pidan la Sal y el Tequila y bébansela”

A su Salud…

Kisses…

BkPattz.

Capítulo 26: Epílogo 1

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.
La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Nota:

Los recuerdos de Edward los encontrarán en letra cursiva, lo referente al libro de Bella, “La
Otra” podrán leerlo en subrayado. Hay unas frases entre comillas y en negritas que pertenecen
a la película Twilight, por lo tanto son propiedad de Summit.-

Dedicatoria Especial a todos los lectores que le dieron el oxígeno a “La Otra”.

……

Epílogo 1:

Estábamos juntos… mi hermosa y yo reunidos en el jardín de mi mariposita, viendo a nuestros


hijos disfrutar del picnic que habíamos preparados, los niños reían y corrían de una lado al
otro, Jane, Lizzie y Ed, hacían que los más pequeños Charlie, Carl y Belle corrieran detrás de las
hermosas mariposas que siempre revoloteaban en el jardín al atardecer, y que hacían que mi
princesa y yo recordáramos amorosa y nostálgicamente a nuestra Marie, mi pequeña
mariposita. Seguía perdido en mis pensamientos, mientras recostado sobre una manta al árbol
más grande del jardín acariciaba los suaves brazos de mi esposa, y ella jugaba entre sus dedos
con la medalla con el Blasón de los Cullen que llevaba colgada al cuello y que nunca se
quitaba… como lo había dicho mi padre el día que dejó la de Marie en su tumba, se encargaría
de darle a mis hijos y a mi Bella el blasón de los Cullen, el que le dio días después de que
nuestro hermano saliera del hospital y la vida de todos regresará al perfecto lugar donde
debería estar para mantenernos felices, y a los más pequeños luego de sus nacimientos.

Los gemelos cumplieron cuatro años hace unos días, Charlie y Carl fueron nuestra sorpresa tras
celebrar el tercer aniversario de bodas, y para el cuarto aniversario decidimos que me haría la
vasectomía, no porque nos importara tener más hijos, yo disfrutaba enormemente de cada
embarazo, de cada experiencia, de cada pequeño, sino que no quería poner en riesgo la salud
de mi preciosa, ni forzar más su cuerpo, en verdad tres embarazos, dos de ellos múltiples eran
suficientes para nosotros. Un mes después de tercer cumpleaños de mi pequeña florecita,
nacieron mi pateador y mi cachorro… Conseguirle apodos a nuestros gemelos no fue tan
sencillo como el de los demás pequeños. Charlie… o más bien Charles William Cullen Swan, era
nuestro pequeño pateador eso porque descubrimos que era el que se divertía jugando al fut
con las costillas de su madre cada vez que escuchaba mi voz o sentía mis caricias a través del
vientre de mi princesa, la situación era tan intensa que en los días en los que mi ángel estaba
muy cansada sobre todo al final del embarazo intentaba no tocarle el vientre y no hablar
demasiado fuerte para que Charlie no se emocionara moviendo demasiado sus piernita. Los
nombres de nuestros gemelos era el cumplimiento de los deseos de mi esposa de honrar a
nuestros padres, así que el de Charles venía por su Abuelo Charles Swan, y el William… era el
segundo nombre de su tío Jasper, al igual que nuestras pequeñas Marie y Elizabeth que
llevaban los segundos nombres de sus tías, Alice y Lillian, habíamos decidido que Charles y
Carlisle llevarían los nombres de sus tíos… o sus segundos nombres.

En el caso de Charles, había sido fácil porque el segundo nombre de Jasper era William. En el
caso de nuestro pequeño cachorro, al que llamaba así porque era el más joven de la camada,
fue más complicado, porque Emmett, conservó el nombre que le dio Esme, pero con ayuda de
los abogados de Aro se convirtió en Emmett Cullen Denaly-Masen, teniendo al final como lo
decía él, el apellido de sus dos madres, lo que hizo que creara un vínculo especial con mi Jane;
pero Emmett no tenía segundo nombre, así que mi preciosa decidió usar el nombre por el que
ella llamaba a su hermano, por lo que nuestro Carl, se llamó Carlisle Christopher Cullen Swan.
Nuestros hijos menores eran diferentes a los otros, incluso diferentes entre ellos a pesar de ser
físicamente idénticos, mientras que Jane, Edward, Elizabeth y Gabrielle se destacaban en las
artes, patinando, tocando el piano, haciendo ballet o pintando; Charlie y Carlisle parecía más
inclinados al deporte, aún a su corta edad, podías verlos disfrutar de distintos deportes, en
especial el fútbol americano en el caso de Charlie y Carlisle, tenía especial interés por el
hockey, aunque por lo pronto solo le permitíamos jugar con patines en línea y fuera del hielo,
porque aunque era muy habilidoso nos aterraba tenerlo con esos afilados patines en una pista
con solo cuatro años. Pero con la misma certeza con la que sabía que mi campeón lograría
grandes cosas con su piano, sabía que mis dos pequeños lo harían con el deporte. Nuestros
hijos eran bastante grandes para su edad, tenían ese tipo de complexión que tenían Emmett y
su hijo Kellan, tenían muchos de mis rasgos, pero con el cabello de mi preciosa y los ojos grises
de su abuela Renee y su tío.

Escuché a mi esposa suspirar, y gire inmediatamente mi atención hacia ella, a sus treinta y
nueve años seguía increíblemente hermosa, cada vez más sexy, cada vez más perfecta, con ese
cuerpo de infarto que me seducía y me provocaba como la primera vez. Mi mujer no solo era
hermosa por fuera, sino que era noble, amable, perfecta… Era una princesa. Siempre sonrío al
recordar cuan intrigada estaba mi hermosa porque Jane cuando la conoció le dijera princesa, la
verdad es que desde que hable de Bella con ella la primera vez mi muñequita la llamaba así.
Cuando regresamos de Montepulciano, esa vez en la que regrese a los tan anhelados brazos de
mi diosa y cuando pude conocer al fin a mis hijos le pregunté a mi pequeña porque siempre
que tenía que hablar con o de Bella se refería a ella como princesa.
Flashback…

- Papito, no estés triste. – me dijo una noche mientras me veía suspirando con una de las fotos
que nos tomamos juntos en Montepulciano en las manos. -

- No estoy triste muñeca. – dije acercándome a ella, para sentarla en mi regazo mientras los
dos veíamos la foto en la que estábamos felices y abrazados a mi Bella, a Lizzie y Ed. – Solo los
extraño un poquito.

- Papi, pero la princesa y mis hermanos llegan mañana.- Dijo sonriente, y eso de la princesa
me ganó una sonrisa. -

- Muñequita. - llamé su atención. – por que le dices Princesa a Bella?. -

- La verdad es porque así le llamas tú. – me dijo encogiéndose de hombros, y recordé que
cuando le conté de ella y de mis hijos ella ya la llamaba así.-

- Si amor, es cierto, pero tú le dijiste princesa antes de que yo te contara de ella. – la vi


morderse el labio inferior en ese gesto que había aprendido de Bella en los días que pasamos
juntos en Montepulciano, era innegable de la necesidad que tenía mi muñeca de una madre
amorosa. – Cielo, veo por tus gestos que hay algo que no quieres decirme. – le dije jalando
suavemente sus cabellos intentando que me contara. -

- Bien papito. – me dijo, tras un largo suspiro. – no quiero que te molestes.

- No hay nada que digas que pueda molestarme pequeña.- le dije, dándole un besito. -

- Bien… pues un día me desperté con una pesadilla. – y puse mala cara de inmediato. – fui
corriendo a tu cuarto, pero cuando entré tu llorabas mucho y estabas muy triste viendo la foto
de Bella, y le preguntabas “porque te fuiste princesa”, yo cuando vi la foto al día siguiente
porque fui a buscarla a tu gaveta me di cuenta que en verdad tenías que estar triste, porque la
princesa es hermosísima y se veía muy buena como la mami con la que yo soñaba todas las
noches. -

Fin Flashback...
- Cielo que te tiene tan lejos de mi?. – me preguntó mi ángel.

- Nada amor. – le dije mientras ella se giraba para verme. – Nunca nada lograra tenerme lejos
de ti cielo, porque ese día simplemente me muero. – le dije y deposite un dulce beso de en sus
labios. – Pero pensaba en nuestros hijos y luego recordaba cuando Jane me contó porque te
decía princesa. – y eso sacó una dulce sonrisa de sus labios. – sabes mi vida, hay algo más por
lo que debería agradecerte y nunca lo he hecho.

- Amor no tienes nada que agradecerme, soy enormemente feliz a tu lado, y esas cosas que te
doy y te hacen feliz, es producto de lo que me provocas. – me respondió. -

- No cielo, esto que te agradezco no tiene nada que ver con eso. – le dije negando. - sabes que
desde que viajamos a Montepulciano a celebrar el primer año nuevo juntos, cuando
empezamos a soñar y vivir como familia, ese maravilloso año nuevo que nos regalo a nuestra
hermosa Belle. – ella asentía. – desde ese entonces mi muñeca no tuvo nuevas pesadillas.

- Cierto, la verdad es que desde que vivimos todos juntos nunca la escuche. – asintiendo la
bese. -

- Es porque eres lo que necesitaba. – le dije. – una madre amorosa y maravillosa. – le dije
besándola apasionadamente, pero los ruidos, vítores y continuos wuackalas de nuestros seis
hijos nos hicieron separarnos. – Esta noche no te me escapas. – le dije susurrándole al oído
haciéndole estremecer.

- Papito ven a jugar. – me gritó mi gatita hermosa. A la vez que corría hacia mí y mi preciosa
tuvo el tiempo exacto para quitarse antes de que Lizzie se abalanzara encima de nosotros. -

- Gatita cuidado te vas a lastimar. – le dije más preocupado que enfadado. -

- No papi, tu siempre estarás allí para atraparme. – me dijo haciendo que me sintiera
completamente feliz, mientras le hacía cosquillas a mi Lizzie ayudado por Bella, sus hermanos
se percataron y corrieron todos a la manta en una guerra de cosquillas, pero todos con el
cuidado de no aplastar a los más pequeñitos, de pronto sentí mi teléfono vibrar en uno de mis
bolsillos, mi princesa que tenía su mano sobre mi pierna también lo sintió y me ayudó a salir de
la batalla, mientras ellos seguían jugando y yo sonreía feliz al escuchar las risas de mis hijos.

- Edward Cullen. – dije porque atendí sin mirar el identificador. -


- Ed. – era mi hermano y sonaba triste y desolado. -

- Hermano, todo bien. – eso alertó mi princesa que se acercó. -

- Se murió. – me dijo mi hermano sumergido en un profundo llanto. -

- Que pasa Emmett?... De que hablas?. – le dije preocupado, pero no lograba escuchar más que
sus sollozos. -

- Mamá Ed… - dijo, yo estaba en blanco, mi corazón había captado exactamente lo que me
quiso decir mi hermano, pero mi mente se negaba a procesarlo. – Mamá Ed… - repetía en
llanto, mientras las lágrimas empezaban a escurrir por mi rostro. Mi preciosa las secaba y me
miraba preocupada. – Mamá esta muerta. – dijo al final. -

- Cómo… quién te dijo. - le pregunté. -

- Ella… esa mujer… no sé su novia, su enfermera…su… no lo sé… ella.- me contó. -

- Que sucedió Emmett?. – le pregunté, apretaba fuertemente el puente de mi nariz, no quería


sobresaltar a mis hijos y debía ver como se lo decía a Jane. -

- Pues al parecer ha estado todos estos años luchando contra un cáncer en el estómago, la
quimio y los tratamientos la habían dejado muy debilitada. – dijo tras un nuevo sollozo. – ya le
habían dado el alta, pero tuvo un accidente en Creta, mientras conducía sintió un mareo y se
estrello, y luego simplemente dejó de luchar… murió hace unas horas – Dios… mi madre, hacía
tiempo que no la veía, desde esa vez que coincidimos en la Sixtina en Roma y solo hablaba con
ella de tiempo en tiempo cuando me atendía el teléfono o respondía alguno de mis correos,
pero era mi madre, la amaba y no había podido estar junto a ella cuando nos necesito, pero a
la final entiendo que esa fue una consecuencia de las decisiones que tomó en su vida. – Ed… -
dijo mi hermano sacándome de mis pensamientos. – voy a avisarle a Alice y a papá. – me dijo.
– No sé que pensará él de todo esto pero debo decirlo, y… voy a ir al funeral, esta noche salgo
para Grecia… Rosalie y los niños me acompañan.

- Yo voy también Em. – le dije. – Voy a mandar a alistar el avión de la fundación. – tenía el
presentimiento que los Cullen en pleno viajaríamos a Grecia para despedir a mi madre, así que
en vez del avión de los Swan, usaríamos uno de los de la fundación, que tenía mayor capacidad
y que solíamos usar para trasladar familias, pacientes, grupos de apoyo o conferencistas a lo
largo del mundo. Además que estaba seguro que Alice quería ir, aún cuando sus dos pequeñas
bolas de energía, sus dos hermosos mellizos contaran con solo dos años, si… porque a la
pequeña Isa se le unieron hace un par de años dos nuevos miembros de la familia, Ashley y
Jackson. -

- Que sucede mi amor?. – me preguntó mi princesa, preocupada una vez que colgué la
llamada. – Para dónde vamos Ed?. – lo dicho, desde que mi hermosa regresó a mi vida hace
siete… hace casi ocho años nunca más nos separamos, cuando uno tenía que salir de viaje el
otro lo acompañaba. La única excepción, fue cuando ella y Emmett habían viajado a Phoenix a
visitar la tumba de Renee Danaly, y esa vez había sido de esa forma, porque nuestra Gabrielle
era muy pequeñita y tenía fiebre y malestares producto de la dentición, pero luego de eso
jamás volvió a suceder. La aparte un poco de los niños, no quería que lo escucharán aún, sobre
todo Jane. -

- A Creta. – Le dije. Me miró sin entender. – Mi madre murió esta mañana. – le dije y ella
enseguida llevó sus manos al rostro para acallar el jadeo de horror y las lágrimas surcaban su
cara. – Así que vamos a Grecia. – le dije como pude, enseguida me envolvió en sus brazos
dejando dulces besos en mi rostro. -

- Lo siento mi amor. – me dijo. – pero no te sientas culpable por no estar con ella, fue Esme
quien los apartó de su lado. – me dijo consolándome haciendo eco y calmando mis culpas. -

Entre susurros, abrazos y el consuelo de mi esposa le conté lo poco que sabía de lo que me
informó nuestro hermano. Llevamos a los niños a dentro de la casa y les explicamos como
pudimos la situación. Y cada uno reaccionó a su manera y su edad… Mi pequeña Belle
entendía perfectamente la tristeza a su alrededor y era plenamente consciente de mi dolor,
puesto que se acercó a mi dejando dulces besos y diciéndome que me amaba y que todo
estaría bien, mi pequeñita tenía ya siete añitos, pero solo había visto a su abuela en fotos y
solo conocía de ella lo poco que le contábamos cuando preguntaban o cuando Jane hablaba de
ella, lo mismo ocurría con Carl y Charlie, ellos con sus apenas cuatro años, habían visto fotos
de Esme, sabían que era su Abu, porque así se lo decían sus hermanos y se notaban que
sentían la tristeza que emanaba de mi cuerpo, pero para ellos mi madre era algo totalmente
lejano y desconocido. El casó de los demás era un poco diferente, Ed y Lizzie estaban próximos
a los trece años, los cumplirían en un mes y la experiencia que tuvieron con su abuela no fue la
mejor de todas, Ed se encontraba serio y no dejaba de monitorear la situación, sabía que
estaba preocupado por mí, por su mamá, por sus hermanas, pero sobre todo por Jane. Lizzie
había dejado escapar algunas lágrimas y se refugió un rato en mis brazos diciéndome que me
amaba y que aunque su Abu no fue buena con ella, nunca le deseo mal, y luego se apartó para
que Jane y yo pudiéramos libremente llorar todo el dolor que nos producía la muerte de mi
madre. A sus quince años mi hermosa muñeca era toda belleza y madurez, siempre fue como
una viejita en el cuerpo de una niña, y siempre se pareció mucho más a Bella que a Heidi, y yo
daba gracias a Dios todos los días por eso.
Durante todos estos años, yo pude hablar un par de veces con mi madre, creo que solo me
atendía dos llamadas al año y me respondía algún correo electrónico al igual que hacía con
Alice, a mi Bella a pesar de que esta siempre le mandaba fotos de los pequeños no le
respondió nunca. Por otro lado acostumbraba a llamar todas las semanas a Emmett y al menos
dos veces al mes a mi muñeca, pero sé que nunca le dijo a ninguno de los dos que estuviese
enferma. A partir de allí todo paso como en modo automáticos, los preparativos, el vuelo, la
llegada al hotel, el funeral, sin darme cuenta… estábamos mi esposa, mis hijos, mis hermanos,
cuñados, sobrinos, mi padre que viajo solo, dejando a Renata y mi hermana pequeña en
Chicago, y yo, además de Rene y algunas otras personas que no conocía, algunos primos de mi
madre y vecinos viendo como su ataúd era bajado poco a poco al nicho.

- Que Dios te dé el descanso eterno Esme Anne Masen Platt. – decía el sacerdote mientras
echaba el agua bendita sobre el ataúd con los restos mortales de mi madre.

Cada uno de nosotros tenía una rosa blanca en las manos y nos acercamos para dejarla sobre
esa fría y oscura caja de madera, y poder despedirnos de mi madre. En primer lugar se
acercaron Emmett, Rosalie, y sus pequeños Valerie, Kellan y Renee.

- Mamá te voy a extrañar. – le dijo Emmett. – Te Amo y te perdono. Agradezco que tuve la
oportunidad de decírtelo siempre que hablamos, incluso en esas veces que te molestabas
conmigo porque te hablaba de Renee. – Tras lanzar la rosa sobre el ataúd, dio un paso atrás
dándole espacio a Rosalie.-

- Adiós Esme, espero que encuentres la paz de la que tanto careciste en vida. – le dijo sencilla y
directamente, dejo la flor y espero que la pequeña Renee que estaba tomada de su mano
lanzara la suya. -

- Adiós Abu. – le dijo Valerie, dejando su flor, también. -

- Espero que cuando te encuentres a Roland allá donde vallas no la persigas con la escoba,
como hacías cuando ambos estaban vivos. – el carácter de Kellan era como el de un niño
grande que no terminaba de madurar y su divertido comentario nos sacó algunas risas a pesar
del dolor.

Luego que ellos se retiran, me acerqué con mi hermosa y nuestro amado batallón. Sabía que
Jane quería quedarse para el final, así que deje que mi ángel y nuestros demás hijos dejaran
sus flores primero.
- Esme, espero que en estos años encontrarás felicidad, paz y perdón en tu corazón. Te
agradezco a pesar de todo porque gracias a ti nació el hombre más maravilloso del mundo, mi
hombre, mi amor, y el que me ha dado tanta felicidad, quiero que sepas que nunca desee nada
más para ti que felicidad, paz y perdón cuando dejaste ese hospital y te marchaste de Chicago.
Descansa en paz Esme. – dicho esto dejó la flor, y ayudo a Carl y Charlie dejar las suyas. -

- Chao caja de madeda. – dijeron los dos al mismo tiempo. La verdad es que para los pequeños
aquello a los que todos le hablaban era solo una caja de madera, y una triste sonrisa se asomo
en mi rostro ante la inocencia de mis pequeños, mi esposa pasó a mi lado dándome un dulce
apretón en mi brazo y susurrándome un mudo “te amo”. -

- Espero que puedas acompañar a Marie y puedas hacer las paces con la Abu Renee. – le dijo
mi campeón, arrancando los pétalos de la rosa y esparciéndolos suavemente sobre el ataúd. –
Descansa en paz Abuela Esme. Lamento que no te dieras el tiempo para querernos.

- Abu… - le dijo mi gatita muy cerca de mí, metiendo una mano en el bolsillo de su vestido para
sacar un par de mariposas de esas que dejábamos en la tumba de mi Marie y las enrollaba en
su flor antes de arrojarla. – te traje estas maripositas para que Marie venga por ti y te
acompañe al cielo. – le decía limpiándose las lágrimas. – Espero que la ayudes a cuidarnos a
todos, pero de verdad espero que puedas convertirte en el ángel de Jane, ella te ama mucho y
te ha extrañado demasiado. Nunca te guarde rencor por nada Abuela, siempre hubo perdón
en mi corazón para ti, aunque no quisieses verlo. Abuela, descansa en paz. – Me dio un beso
en la mejilla y un dulce abrazo, la verdad es que mi gatita era increíblemente maravillosa y
siempre derretía mi corazón, abrazó fuertemente a su germana, y paso a nuestro lado para
acercarse a su madre y a sus hermanos.

- Mamá… te lo dije ese día en el hospital y te lo repito… Te Amo mamá, y te perdono. – le dije
de nuevo. – lamento no haberme enterado a tiempo de tu condición, lamento no poder estar
para ti cuando necesitaste de apoyo, cuando necesitaste de compañía y de consuelo, cuando
necesitaste que alguien apartara de ti tu miedo a la muerte, que alguien te sostuviera cuando
más débil te encontrabas, lamento no haber estado para ti, lamento que no quisieras tenernos
a tu lado y que decidieras pasar por todo esto sola lejos de tu familia, pero lo entiendo y a
pesar de lo que crees también te perdono por eso y sé que nos perdonas también… Espero que
puedas y quieras darle un abrazo fuerte a mi Marie hermosa… Te Amo mamá… siempre será
así. – dicho esto deje la flor que sostenía en mi mano, sin embargo no me retire, me quede allí
con mi muñeca. -

- Abu… Te extraño. – le dijo mi muñeca. – llevó demasiados años extrañándote, incluso desde
antes que te alejaras de nosotros… No sé en que momento empezaste a obsesionarte con el
pasado y alejarte de mí y del Abu Carlisle y de alguna forma terminaste alejándonos de forma
definitiva y sacándonos de tu vida… - le decía mi hija. – nos alejaste tanto que el temor de que
te rechazáramos y tu orgullo te hicieron pasar todo este dolor y todo el sufrimiento que te
causo tu enfermedad prácticamente sola y lejos de tu familia… Te has perdido tantas cosas por
tu orgullo y tu deseo de aferrarte a las cosas que debieron quedar atrás… Perdiste el respeto
de mi tía Rose, y la alegría de mi tía Alice, perdiste la sabiduría de mi tío Jasper, y te has
perdido el cambio formidable en mi tito Emmett, que paso de estar todo el tiempo triste y
dependiente a ser alguien divertidos, agradable, risueño… Te perdiste todo el amor de mi
papito y de la dulzura de mi mamita… porque aunque tú siempre me enseñaste a querer a mi
mamá Heidi, nunca me pudiste dar una imagen de madre amorosa, abnegada y sincera de
mamá, de esa Heidi que querías crear para mí y que no pudiste porque no había hechos que lo
respaldará. Nunca entendiste que yo te amaba, te respetaba y te agradecía tus atenciones y
tus cariños, pero que yo necesitaba una mamá que me amara sin mentiras, de corazón, con
una sonrisa y orgullo por mí… esa mamá que encontré en mi mamita Bella, en la princesa
hermosa que nos ha amado a mi padre y a mí. – después de secarse las lágrimas continúo. –
Abuela te perdiste de Valerie, de Kellan y hasta de la pequeña Renee, te perdiste de mis
hermanos Elizabeth y Edward, que son geniales y que ayudaron a que mis días fueran alegres y
se llenaran de la complicidad… ellos me enseñaron lo maravilloso de ser tener hermanos y de
compartir ese tipo de amor y fraternidad, y que casi pierdo por tus odios abuelita… Te has
perdido de esa conexión especial que tenemos con Marie Alice… – tras un suspiro continúo. –
Te perdiste de conocer a Gabrielle, y te perdiste de su alegría y de la forma en la que es capaz
de iluminar una habitación tan solo con su llegada, te perdiste de mis hermanitos Charles y de
Carlisle y de la forma en la que sus travesuras y su ingenio consiguen arrancarnos sonrisas a
todos… te perdiste de la paz de Isabella y de la energía que irradian Ashley y Jackson… - se
detuvo un momento. – Perdiste al abuelo, perdiste su confianza, su cariño, su seguridad y su
respeto… Pero aún así te mereces nuestro amor y nuestro cariño siempre Abuela, de mi parte
por todas las cosas maravillosas que hiciste por mí… Mi tío Em tendrá sus razones a su
manera… y el resto de nosotros, porque aún lejos y aún con el dolor de no haber podido
compartir la vida contigo, entiendo que te fuiste con tu rencor y tus odios lejos de nosotros
para protegernos a todos de ti. Te amo Abuela, Te Amo… Te extraño… Te perdono y te
agradezco que nos regalaras la paz de tu ausencia, aunque hubiese preferido un millón de
veces que nos regalarás tu presencia con un pedido de perdón, te agradezco que te fueras
lejos con tu odio y tu rencor. – dicho esto dejo la flor y se acercó a mí para retirarnos, creo la
verdad que todos estábamos básicamente mudos de la impresión.

- Que difícil me puso esto nuestra Jane. – dijo mi padre al acercarse. – Creo que todo el dolor,
el sufrimiento y la decepción que me causaron tus acciones ya te las dije esa última vez que
conversamos… - dijo y tras suspirar añadió. – pero aún así lamento que no te comunicarás
conmigo cuando descubriste tu enfermedad quisiera haber estado contigo al menos para
apoyarte como amigo. – dejo la flor en el ataúd y añadió. – Es hora de dejar todo atrás… Te
perdono Esme, y espero puedas perdonarme, espero que puedas perdonar el daño y el dolor
que te cause, que puedas perdonar el daño y el dolor que te infligiste por mi causa. Espero que
me perdones porque te quise a mi manera pero no de la manera en la que querías. – luego de
secarse la lágrima que corría por sus ojos, y recibir un apretón de mano de parte de mi
florecita que se acercó a apoyarlo. – Ve en paz Esme, quedémonos en paz. Que Dios te
Bendiga.

- Mamá… yo sabía ese día cuando saliste del hospital que no volvería a verte. – le dijo Alice. –
estoy segura que debí haber hecho más de lo que hice, y quiero que me perdones por eso,
lamento no ser la hija que esperabas de mí, y me disculpo por no entenderte como madre y no
lograr que nuestro relación fuera la que espero tener con mis pequeñas. – suspiró dejando la
flor. – Te amo mamá, y también te extraño, lamento todo el dolor que pasaste y espero que
encuentres el descanso para tu alma. – De pronto hubo unos momentos en el que sus hijos
dejaron en silencio las flores sobre su ataúd. -

- Esme, lamento no haber podido hacer más por ti. – dijo Jasper. – pero te agradezco los años
de calma que nos regalaste tras ese momento de tormenta. Te agradezco porque de alguna
forma tus acciones y tu forma de ser crearon a este ser maravilloso al que amo con locura y
que me acompaña todos los días y me regalo a nuestros preciosos hijos. Espero que
encuentres la paz que necesita tu alma. Descansa en paz. – dijo con su mejor acento sureño,
ese que hacía reír a mi madre, porque según ella lo hacía ver más encantador.

Finalmente Rene, la novia, amante, enfermera, compañera de vida… o no sé que de mi mamá


se acercó a despedirla y así nos quedamos a ver como la tierra cubría esa caja en lo que
quedaban los restos de mi madre. Fuimos a comer, no quisimos acercarnos a la recepción que
Rene preparo en la casa de mi madre, la verdad es que aunque se había ganado nuestro
perdón todos estábamos física y emocionalmente exhaustos, sobre todos los más pequeñitos.
Cuando estábamos en el hotel preparando todo para la salida al día siguiente, mi hermano
recibió una llamada de Rene para informarnos que mañana debíamos ir a la casa de los Masen
para abrir el testamento de mi madre. Así que nos tocó esperar para poder indicarle a la
tripulación el momento de partida, tendríamos que esperar a la reunión con los abogados de
Esme para saber cuando regresaríamos a casa. Al día siguiente nos quedamos todos en la sala
de estar, con nuestros hijos y Rene. Luego de que el abogado un tal Sr. Jay McCarthy hiciera
toda la parafernalia legal llegó al grano del asunto, y dio lectura a la ultima voluntad de mi
madre.

Yo Esme Anne Masen Platt, en pleno uso de mis facultades mentales, y expresando así mi
última voluntad, realizo la repartición de mis bienes esperando que mis hijos, mis nietos y mis
queridos Rene y Carlisle, sean felices y se den por servidos.

A Rene Reaser, mi querida amiga, amante y compañera; la que me acompañó en los


momentos de dolor, de insomnio y de sufrimiento le dejo una serie de joyas que previamente
he seleccionado y que le serán entregadas por el Dr. McCarthy como muestra de mi profundo
cariño y afecto. Como muestra de mi agradecimiento a sus dedicados cuidados le dejo un
apartamento en Atenas que pertenecía a la familia Platt y que me fue heredado por mi madre
y que ahora estará a su nombre, así como los dos carros que son de mi propiedad y que se
encuentran en Creta. – En realidad era uno solo, a juzgar que el otro se perdió en el accidente.
– Así mismo dejó una cuenta para ella con cuatro millones de dólares, para que no tenga que
depender de nadie el resto de su vida.

A mi amadísimo Emmett dejó mis acciones en la Empresa Masen&Ltda, y el Yate que es de mi


propiedad y que se encuentra en Creta. Espero que seas feliz y que nunca olvides lo mucho
que siempre te amé hijo, para mí siempre fuiste Emmett, mi Emmett.
Para mi Edward, mi pequeño que siempre fue maduro y amoroso y al que nunca supe apreciar
como debí… Sé que lo que más disfrutas es pasar tiempo con tus hijos, y por lo que he visto en
las fotos que me envía Isabella no pierdes tiempo en llevarlos de viaje a conocer, a aprender y
a pasar tiempo en familia. Siempre fuiste el más hogareño y el más apegado al concepto de
familia, por eso para ti esta casa, que ha pertenecido a la Familia Masen por generaciones, esta
casa la heredé directamente de mi abuelo Emmett y siempre fui feliz en ella. Espero que
cuando vengan de visita tu y tu familia disfrute enormemente este hogar.

Alice… mi pequeñita llena de energía, nunca supe amarte como debía, los celos que me
ocasionaba tener que compartir a tu padre contigo, no me permitieron ver la maravillosa
persona que eres. Para ti el avión que compre esperando a mejorar y poder visitarlos y rogar
por su perdón. Así mismo quiero que queden en tus manos todas las joyas de la familia Masen
Platt, con excepciones aquí establecidas.

Isabella, se que no tengo palabras, ni merezco pedir tu perdón, porque la forma en la que me
dedique a tu sufrimiento no tiene redención. Quiero que conserves una joya que pertenecía a
Anne Masen, mi bisabuela, es un corazón de diamante, que cuelga de una pulsera de platino
con pequeños zafiros, estoy segura que sabrás apreciarla y cuidarás de ella, porque como a mí,
esa hermosa joya te hará recordar el aún más hermoso corazón de mi hijo.

Rosalie, se que contigo no tengo oportunidad de pedirte perdón porque sé que no me lo


otorgarás de ninguna forma, quiero que conserves otra joya de la familia, pero esta vez de la
familia Platt, es una gargantilla de diamantes rosas. Sé que sabrás cuidarla y lucirla con esa
elegancia innata tan propia de ti.

Para mis nietos: Valerie Rose Cullen Hale, Jane Esme Cullen Volturi-Swan, Kellan Nicolás Cullen
Hale, Edward Anthony Cullen Swan, Elizabeth Lillian Cullen Swan, Marie Alice Cullen Swan,
Isabella Marie Whitlock Cullen, Gabrielle Carlie Cullen Swan, Renee Chistina Cullen Hale,
Charles William Cullen Swan, Carlisle Christopher Cullen Swan, Jackson Monroe Whitlock
Cullen y Ashley Anne Michelle Whitlock Cullen, les dejo tres millones de dólares para sus
estudios universitarios en un fideicomiso, en todos los casos, con excepción del dinero
correspondiente a mi nieta Marie Alice Cullen, quien falleció días después de su nacimiento,
quedando el dinero que estaba destinado a ella, a la creación de un parque ecológico dedicado
a la procreación y preservación de mariposas, que será creado en la ciudad de Londres. Los
terrenos para dicho proyecto ya fueron adquiridos y se encuentran a nombre de la Fundación
Marie Alice Swan y están cercanos al hospital construido por esta.

Se hará un aporte de diez millos de dólares a la fundación, además de una serie de seis casas
que fueron adquiridas y acondicionadas y se encuentran en las inmediaciones del hospital y
servirán para dar hospedaje temporal a familia de niños hospitalizados y que no cuenten con
los medio para hospedarse o que vivan alejados de Londres.
A mi siempre amado Carlisle, dejo la hacienda Masen y todo aquello relacionado con ella,
ubicada California, para que pueda hacer uso de ella como disponga. Espero que encuentres la
felicidad que no encontraste a mí lado y la que no te permití al lado de Renee. Espero de
verdad seas inmensamente feliz como te mereces con Renata y la pequeña Anette.

El resto de la fortuna será destinado a la creación y el mantenimiento de la Fundación Masen-


Platt destinada al apoyo de enfermos de cáncer de estómago, así como el apoyo de
investigaciones para la cura de este mal, la fundación será dirigida por Rene Reaser en
contribución con el Doctor Jay McCarthy.

Espero que pueda alcanzar la paz que requiere mi Alma. Se qué esto no compra su perdón ni
redime mis pecados, pero espero que ahora sin mí puedan alcanzar la felicidad plena. Aspiro
en el fondo de mi corazón rogar por su perdón, pero sé que no lo merezco.

Esme Anne Massen Platt

Estaba realmente sin palabras, primero por la forma en la que se dispuso la herencia, y en
segundo porque realmente no tenía idea que mi madre hubiese heredado tantas cosas de su
abuelo o abuelos, la verdad sabíamos de esta casa en Creta, pero nada más. Creo que las cosas
que más me impresionaron fueron las joyas para mi esposa y mi cuñada, la hacienda para
Carlisle, y el dinero para mi mariposita y la fundación. Emmett, Rosalie y sus hijos regresaron a
Londres, cuando la llamada de Rene ellos se encontraban unos días en Chicago, habían ido
para asistir al cumpleaños de los gemelos y se quedaron unos días para revisar unos asuntos,
pero su residencia estaba permanentemente en Londres, ya Emmett regresaría la próxima
semana para ver lo de la empresa. Mi hermana Allie, Jasper y los pequeños junto con papá
regresaron a Chicago.

Mi preciosa esposa, mis hijos y yo, nos quedamos unos días más en Creta, teníamos que
arreglar el papeleo relacionado con la parte de la herencia que estaba destinada a la
fundación, así que nos quedamos tres días más en la mansión Masen. De allí volamos a
Londres, para acomodar lo de la herencia, además de que nos moríamos de ganas por ver a
nuestros sobrinos y mi hermosa quería encontrarse con todos sus hermanos en pleno, antes
de regresar pasamos por Montepulciano, a revisar el viñedo, a visitar a los Nonos y
pasaríamos por Volterra para ver a Tanya, Félix y los niños, además de visitar a Aro, que ahora
vivía de forma permanente en Italia.

Aro había adoptado a todos mis hijos como sus nietos, y le encantaba tenerlos cerca, se
tomaba el tiempo para jugar con ellos y estar pendientes de sus intereses. Nos había insistido
mil veces que tanto él como los nonos estarían encantados de tener al batallón cerca todos los
días, pero la verdad es que ni mi princesa ni yo teníamos corazón para dejar a Marie solita en
Chicago. Ya no íbamos todos los días al cementerio como antes, pero seguíamos haciéndole
visitas religiosas dos veces al mes.

Fue pasando el tiempo y el dolor que me causó haberle fallado a mi madre por no estar con
ella mientras estuvo enferma se fue diluyendo poco a poco. Todos los días estaba rodeado de
mis maravillosos pequeños y de la hermosa mujer que compartía mi vida… mi mujer. Nunca
pensé que podía ser tan feliz como lo era. Pero todo es posible, solo basta con soñarlo,
desearlo y luchar por ello. Todos los días era una experiencia increíble, nuestros hijos aunque
nos daban trabajo y algunos disgustos, nos llenaban las horas de alegría, de risas, de cariño, de
ingenio. La única cosa que podría pedirle distinta a la vida es el tener a nuestra mariposita a
nuestro lado, creciendo y siendo especial como sus hermanos, pero no todo puede ser
perfecto. Aunque a decir verdad este momento ciertamente lo era, este momento era
completamente perfecto… Estaba recostado sobre mi brazo, apoyando mi cabeza sobre la
palma de mi mano… feliz… completamente satisfecho y saciado… con mi ropa y la de mi
princesa tirada por cada esquina del chalet, con las velas consumiéndose y con las flores
perfumando la estancia, que ahora olía a fresias, chocolate, champgne y sexo, con cada resto
de chocolate previamente esparcido en mi esposa retirado de su cuerpo con mi lengua, con
esos fantásticos zapatos azul cobalto aún coronando los pies de mi diosa, mientras que con mi
mano libre dibujaba pequeños círculos en la espalda desnuda de mi mujer… lentamente me
incliné para empezar a dejar besos húmedos por la línea de su columna, con mi deseo por ella
plenamente renovado.

- Princesa… - le ronronee en su oído, mordiendo suavemente el lóbulo de la oreja. -

- Uhmmm…. – respondió ella mitad dormida, mitad gimiendo de placer. -

- Te amo. – le dije aún al oído, mientras besaba suavemente su cuello y metiendo mi mano
debajo de su cuerpo para tocarla justo allí donde sabía que la encendía, la excitaba y la ponía
completamente necesitada de mí. – Te amo. – le repetí. -

- Y yo a ti mi vida. – me dijo, haciendo que le diera espacio para girarse y quedarse frente a mí,
conmigo entre sus piernas y mi cadera levemente apoyada en la suya, y regalándome una
hermosa sonrisa, acompañada de una sensual mirada lujuriosa. – Feliz Cumpleaños mi amor. –
me dijo para luego hacer que me perdiera en el dulce sabor de su boca y de su cuerpo, estaba
seguro que no solo tendría un buen cumpleaños, sino que desde que estoy a su lado todos y
cada uno de mis días eran buenos y felices.

Lejos quedó para siempre, el odio, el dolor y el sufrimiento. Todo eso que nos separó un día
quedó definitivamente enterrado en ese cementerio de Creta. Ahora el ser felices dependía
siempre y para siempre de nosotros mismos… y me encargaría por hacer eternamente feliz a
mi hermosa Otra… a Mi Mujer, a Mi Ángel, a mi bellísima Bella Swan, que hace siete años dejó
de ser esa mujer para convertirse en Otra, para convertirse en Bella Cullen, en lo que debió ser
siempre, la esposa de Edward Cullen, mi mujer, mi ángel, mi diosa, mi amante, mi princesa por
toda la eternidad.

Fin…

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Espero que disfrutaran del Epílogo. De corazón les agradezco todos los maravillosos reviews
que me dejaron en el capítulo final, ya se los agradeceré por mensaje privado… Gracias…
Gracias… Mil Gracias siempre. Ustedes son quienes le dan el oxígeno a “La Otra”… antes de
empezar con “El Tatuaje”, nos queda el segundo Epílogo cortesía de la Solicitud hecha por
Guacha, y estoy considerando otra solicitud por allí… luego les cuento.

Gracias… Mil Gracias siempre

Kisses

BkPattz.

Recuerden… “Si la vida te da limones…”

Capítulo 27: Epílogo 2

Declaración de Derechos de Autor: Todos los personajes de la Saga Twilight y sus descripciones
pertenecen a la Sra. Stephenie Meyer y su Casa Editorial.

La inspiración de la historia, viene de todos los maravillosos escritores y relatos que nos
regalan fantasías en este y otros muchos sites.

Edward Cullen era un reconocido y brillante arquitecto en la ciudad de Chicago, su mayor


felicidad haber encontrado y conocido al amor de su vida, a su alma gemela, a su otra mitad, a
su todo, uno de sus más grandes logros concebir tres maravillosos pequeños con la mujer de
sus sueños, su amor, su amiga de la infancia, la estudiante de Literatura Inglesa Bella Swan.
Otro de sus logros, su pequeña Jane, su pequeña hija. Su peor error, dejar a su Amor, a su Bella
en las sombras, convirtiéndola en la Otra, la Amante… porque mientras Bella Swan estaba en
las sombras viviendo su idilio amoroso con Edward Cullen, era otra quien ostentaba el titulo de
la Sra. Cullen, porque Edward estaba casado con otra. Edward POV

…….

Dedicatoria Especial a Guacha… Gracias a ti existen estas dieciocho páginas adicionales de “La
Otra”

……
Epílogo 2:

Regresaba de mi acostumbrada cabalgata por los viñedos, habían pasado doce años desde la
muerte de mi madre… después del dolor que nos sobrevino su perdida vinieron otros… Dos
años más tarde murió el Nono Billy, una caída complico su estado de salud y termino con su
muerte unos meses más tarde… Esa noticia nos hizo trasladarnos a Montepulcino, no
queríamos que la Nona pasara sus últimos años de vida sola y triste, no había manera de
alejarla de Italia, así que nos mudamos. El hecho de que los pequeños estudiaran en el Colegio
Italiano ayudó a su traslado y que pudieran terminar y continuar sus estudios. Nos había
costado mucho separarnos de Marie, pero íbamos a Chicago al menos cuatro o seis veces al
año y en todas ellas íbamos a visitarla, en su tumba nunca faltaban flores, y mi hermana y su
familia se encargaban de visitarla en esos meses en los que nosotros no estábamos en Chicago,
también nuestra Jane estaba viviendo en esa ciudad que básicamente la vio crecer, mi muñeca
ya tenía veintisiete años y hacía dos nos había hecho abuelos de una hermosa palomita,
llamada Marie Anne, cuando estaba en Londres en la universidad estudiando letras se
enamoro perdidamente de un chico llamado Noah Williams, un estudiante becado de
arquitectura, oriundo de Chicago, humilde, honesto y trabajador que se convirtió en uno de
mis pupilos y que a pulso se gano su puesto en Cullens-Voulturi & Asociados, mi respeto y el de
mi hermosa, así como nuestra bendición para su matrimonio, ellos también eran una
constante compañía para mi mariposita.

Tres años después de la muerte del Nono, Sue siguió sus pasos, pero al menos no fue una
muerte dolorosa, simplemente se durmió para no despertar más. También nos dejaron Doña
Bree y el Sr. James, y mi gran y querido amigo Aro Volturi. Al menos mi padre con a sus setenta
y seis años se mantenía bastante bien y todavía podía espantar los novios de mi hermanita
Anette que a sus diecinueve años le llovían los pretendientes. Los mellizos estaban cerca de los
veinticinco años, mi gatita hermosa había estudiado medicina y mientras hacía la especialidad
de Cardiología trabajaba en el dispensario de Montepulciano, era absolutamente hermosa,
siempre lo había sido, responsable, profesional y dedicada, había tenido montones de
pretendientes y algunos novios, y yo siempre los he odiado absolutamente a todos, ninguno
era lo suficientemente bueno para mi hermosa Lizzie… al último no le he podido objetar
demasiado, se trata del Dr. Derek Shepherd Gray, hijo de dos reconocidos neurocirujanos
norteamericanos que habían contribuido en innúmeros proyectos de la fundación, y
participado en muchos de nuestros bailes y eventos benéficos, allí se habían conocido nuestros
hijos y cuando estudiaron juntos empezaron como amigos, hasta que al graduarse comenzaron
a saltar las chispas, no es que considerara que existiera él que fuera el hombre perfecto para
mi princesita, pues ninguno lo era, pero la verdad es que el doctorcito era lo más cercano. Ed…
mi campeón, era un reconocido concertista, además que daba clases en Juilliard, además de
escuelas de los suburbios de New York… pero su vida amorosa era simplemente otra historia
aparte…
Mi florecita hermosa, mi Belle, mi copia al carbón de mi preciosa… al menos por fuera lo era…
ya tenía diecinueve años, era la chispa de alegría de nuestra vida, me lograba sacar bastantes
canas verdes, casi tantas como sus hermanos menores. Aun cuando poseía esa belleza etérea y
angelical de su madre era mucho más inquieta, era ella la que se lanzaba rápidas cabalgatas
conmigo a lo largo de los viñedos, o se la vivía corriendo Europa en moto en compañía del loco
de su primo Kellan, verla montada en esa cosa me irritaba hasta niveles insospechados, pero
ella lo arreglaba todo con unos besos y con la ayuda Elizabeth que me convencía de todo, no
había duda yo hacía siempre lo que quería mi gatita, así que a través de los ojos de mi gata no
me parecía tan horrible que mi florecita saltara en paracaídas, parapentes o cualquier locura
que se le ocurría; seguía pintando, pero creo que lo hacía para calmar un poco el exceso de
adrenalina, sin dejar de ser impactantemente grandiosa. Si tenía novio no me lo decía, aunque
sospechaba que no le era para nada indiferente Allistair Volturi, sobrino de Félix… sin embargo
no sé si el temperamento sosegado de Allistair podría conquistar el corazón rebelde de mi
Gabrielle. Por suerte la adivina de la familia era Alice y no mi princesa, y el hijo de de Riley
tenía una relación con una Cullen, pero no con mi florecita sino con Isa, la hija de Jasper y
Alice.

En cuanto a los pequeños de la casa, eran ellos los que verdaderamente ponían sazón a
nuestra vida. Mi Pateador, pasaba con nosotros todas las vacaciones y cada vez que se podía
escapar, el resto del tiempo Charles vivía en Chicago con su hermana, los gemelos tenían ya
dieciséis años, y si Charlie quería tener futuro en el americano pues tendría que seguir en su
escuela en Chicago. Por su parte mi cachorro seguía jugando al Hockey aquí en Italia y el
próximo año tendría enormes oportunidades de entrar en la selección, era una buena
oportunidad pero la verdad es que aunque mi princesa no lo quería admitir, lo más seguro es
que optará por ir a la universidad en Chicago y continuar con su deporte en Estados Unidos. A
su edad lucían mucho mayores de lo que eran, por lo que generalmente atraían mujeres de
más edad, lo que le causaba numerosos dolores de cabeza a mi esposa, de hecho terminamos
por prohibirle las fiestas hasta tarde o que las amigas de Gabrielle se quedaran a dormir,
cuando en dos oportunidades nos encontramos en las mañanas a las chicas que en la noche
acompañaban a Belle enrolladas en las sábanas de nuestros hijos menores… la primera vez casi
le da un infarto a mi ángel, ya que sus bebés solo tenían quince años y las chicas dieciocho. El
siguiente que casi se infarta fui yo, cuando encontré a dos de las amigas de Belle en la cama de
Carl y una de las amigas de Lizzie en la de Charles…

Estaba desensillando el caballo, perdido en mis pensamientos, cuando unos pasos se


acercaron a mí a la carrera haciéndome girar…

- Tito… Tito. – gritaba mi ternurita. Nuestra sobrina Keyla corría hacia mí, ella acostumbraba a
pasar sus vacaciones en Montepulciano, sobre todo cuando sabía que Ed venía a pasar la
temporada en casa; lo que no entendía era porque se encontraba llorando como lo hacía. Me
gire para ofrecerle el consuelo de mis brazos, no sé por que pero la pequeña y yo siempre
habíamos desarrollado un lazo especial, y aun cuando ella tenía más padres que nadie era a mí
al que recurría en busca de consejo o con quien lloraba sus penas, lo cual era extraño cuando
el causante de sus lágrimas eran en su mayoría mi hijo Edward. -
- Que sucede pequeña?. – le dije. – por que lloras de esa manera?.

- Es Ed, Tito. – me dijo sollozando. – Él… Él…

- Ya llegó Edward?. – le pregunté, buscando respuestas puntuales que me ayudaran a


calmarla, pero creo que esa fue una de las equivocadas porque lejos de calmarla la alteraro un
poco más de lo que estaba. – Que sucede pequeñita?. – repetí apretando mis brazos entorno a
ella. – Es que acaso llamó para decir que no venía?. – intente de nuevo. -

- Si vino Tío. – me dijo mientras sorbía por la nariz. – Ya llegó. – me repitió. -

- No entiendo Keyla. – le dije mirándola con ternura. – eso no era lo que querías que sucediera
desde hace una semana cariño?. – le dije acariciando su mejilla.-

- Es que la trajo a ella. – me dijo con lo ojos enrojecidos por el llanto. – la trajo Tío, y sabes lo
que eso significa. – me dijo en susurros y yo apreté el puente de mi nariz como gesto de
frustración, nunca perdería esa costumbre… Claro que sabía que significaba eso, el hecho de
que mi hijo trajera hasta el viñedo a Gianna Bantiocelli, solo quería decir que le estaba dando
más importancia en su vida de la que yo y todos esperábamos.

Mi Campeón, ha pasado toda la vida enamorado de Keyla, él no quiere reconocerlo, pero


todos lo vemos… todos vemos como lo ojos de Ed se encienden y se vuelven más cálidos en la
presencia de Keyla, todos vemos en sus ojos la misma expresión que tengo yo cuando veo a mi
Bella. Pero el siempre, como lo hice yo en mi época, se empeña en que Keyla es como su
hermanita menor, su prima querida, a la que cuida y protege como si se tratara de Jane,
Elizabeth o Gabrielle… cuando el ni siquiera puede verla como ve a Valerie, Renee, Isa, Anette
o Ashely… es que ni siquiera la ve como ve a Leah…. Es tan ciego, y le está haciendo tanto daño
a Keyla… y se está haciendo tanto daño a él, que ya no sé como hacer.

- Tranquila preciosa. – le dije. – ya vamos a ver como le abrimos los ojos al ciego de mi hijo.
Ahora lo que vamos hacer es lavarte esa cara, y vamos a ver que tan grave es la visita de Ed. -
Así Keyla y yo nos dirigimos hacia la escalinata de la casona, una vez allí y antes de entrar me
dirigí a ella nuevamente. - Keyla, eres una niña inteligente y dulce, eres una mujer hermosa y
tengo la certeza de que no existe mejor mujer para mi hijo y para madre de mis nietos que tú.
– le dije dejando un beso en su cabeza. –

- No creo que Edward piense lo mismo tío. – me respondió ella bajando esa tierna y dulce
mirada que siempre había cautivado al ciego de mi hijo. -
- Pues en ese caso él se lo pierde… De todas formas por ahí anda Alec Volturi que también esta
de visita. – le dije. -

- Si tío, pero sabes bien que él está enamoradísimo de Anette. – replicó. -

- Es verdad. – le dije encogiéndome de hombros. Ya tenía alguna idea rondándome en la


cabeza, y esta vez tendría que buscar la ayuda de mis hijas además de la de mi hermosa. –
Ahora quiero que sonrías e ignores olímpicamente a mi hijo. – le aconseje. – y deberías
acercarte a Belle, con ella están Allistair y Alec. – tras guiñarle un ojo entramos a la Casona.
Una vez dentro la luz de todo el lugar quedó para mi concentrado en un solo punto… Mi Diosa.
-

- Mi princesa. – dijo al entrar, acercándome a besar a mi dulce Bella, antes de fijar mi vista en
cualquier otro punto del salón. – Cielo te extrañe. – tras dejar un beso en sus labios y abrazarla
fuertemente. – Tendrías que haberme acompañado. – le susurré al oído. – te aseguro que la
pasaríamos tan bien como la última que cabalgamos juntos hasta el arroyo. – le dije
suavemente sintiéndola estremecerse en mis brazos.

- También te extrañe cielo. – me dijo mi hermosa. – y siempre hay tiempo para un paseo
nocturno. – me dijo en un susurró haciendo que este se convirtiera en mi turno para
estremecerme. - Que tal el paseo?. – agregó. -

- Espléndido como siempre. – dije mirando a Belle. – Solo me faltó que mi pequeña bribona me
acompañara. – luego le guiñé un ojo a mi princesita. Para luego dirigirme a mi hijo. – Ed, hijo
bienvenido a casa. – le dije haciendo que girara su atención de Keyla que se encontraba en un
lado del salón con Allistair, Belle y Alec, y quien siguiendo mi consejo había entrado sin
siquiera voltear a ver a Ed o su compañía, tras acercarle le di un abrazo y le dije al oído. – Veo
que trajiste una invitada. –

- Si papá. – me dijo acercándose a su “novia”. – Papá ya conoces a Gianna. – dijo presentando


a la chica que lo acompañaba.

- Bienvenida. – le dije. – espero que te sientas cómoda en nuestra casa. – intente ser amable
como siempre aunque la verdad no me apetecía demasiado. De pronto la suave risa de Keyla
rompió la tensa calma y mientras miraba la postura tensa y los puños apretados de Ed al lado
de su cuerpo, él miraba como Alec hacia comentarios que provocaban la encantadora risa de
nuestra ternurita, mientras colocaba uno de los mechones sueltos de su cabello en su lugar.
Sonreí de lado y cruce mi mirada con la de mi ángel y mis dos princesas Belle y Lizzie, con Belle
que ya se encontraba junto con Keyla y Lizzie que venía entrando por la puerta, todos vimos la
situación, todos vimos los “galanteos” de Alec, todos vimos los “coqueteos” de Keyla, pero
sobre todo vimos la postura en el cuerpo tenso de mi hijo, y los celos llameando en sus ojos,
así como lo hacía la envidia en los ojos de Gianna. -

- Señora la cena está servida. – dijo María, quien se encargaba de ayudarnos con las cosas de la
casa, interrumpiendo la tensa calma. -

- Gracias María, ya pasamos todos al comedor. – dijo mi esposa, haciéndole señas a nuestros
hijos y sus invitados para que se dirigieran a la mesa. La cena transcurrió de una manera
realmente agradable, aunque el toque de diversión los daban Carl y Belle sobre cada uno de
los comentarios superficiales y banales de Gianna, Ed no hacía más que resoplar y voltear los
ojos en una muda suplica a su madre y a mí para que hiciéramos que sus hermanos dejaran la
fiesta en paz, pero solo conseguían ponerlo más pesados. Así que la paz no duro demasiado. -

- Mamá creo que es suficiente. – dijo Ed en un intento porque mi ángel calmara a sus
hermanos que se burlaban de Gianna por los comentarios que hizo sobre “El David” y “Las
Puertas del Paraíso” de Miguel Ángel que recién habían visitado en el día, y la pobre chica
parecía no enterarse de nada; sin embargo ante el tono demandante que mi hijo uso sobre su
madre, no pude más que mirarlo con reproche sobre el borde de la copa de vino que reposaba
en mis labios. -

- Ed… siendo sincero creo que si tu novia quiere perdurar en esta familia va a tener que
aprender a manejarse o defenderse sola de tus hermanos. – le dije, y dirigiéndome a ella. – Y
Gianna querida, espero que tengas paciencia, porque si así te ves con este par, mañana
cuando llegue Charles será peor.

- Charles llega mañana papito?. – pregunto mi gatita al pendiente siempre de sus hermanos. -

- Si hija, ya mañana lo tenemos correteando por aquí. – le dije. -

- Eso es genial. – dijeron a la vez Belle y Carl mirando a Gianna maliciosamente. -

- No tiene porque preocuparse por mí Sr. Cullen. – dijo la niñita mirando a Keyla de lado en lo
que me pareció un abierto desafío. – A la final solo estaremos aquí un par de días para que
Eddie resuelva unos asuntos con ustedes. – dijo la mocosa y yo me revolví con el apodo que
uso para nombrar a mi hijo, además que sabía que él lo odiaba, no entendía como lo permitía.
– Después de eso Eddie me prometió llevarme a conocer su casa de Creta. – dijo la igualada
pretenciosa. -
- Su casa de Creta?. – dijo Lizzie. – Que yo sepa la casa de Creta es de papá, no de “Eddie”. – le
dijo provocando una mueca de burla por parte de Gianna, y una mirada reprobatoria por parte
de Edward. -

- Además… - agregó Gabrielle sacando la artillería pesada. – Papá le prestó la casa a Kellan
para pasara unas semanas con su novia. – Cosa que era mentira, pero aunque Kellan y Ed eran
de la misma edad, la relación de amistad entre esté y Belle era mucho más sólida y nadie en la
mesa desmentiría a mi florecita. – Y salvo que quieras encontrarte a Kellan y Catalina follando
hasta en la mesa donde desayunas, mejor ni lo pienses. -

- Belle, cuida esos términos en la mesa. – le dijo mi princesa. -

- Lo siento mamá. – dijo ella inocentemente. -

- Lo siento Gianna, la casa de mi padre en Creta está fuera de discusión entonces. – le dijo Ed,
recalcando el hecho de que la casa era de mi propiedad. -

- Si no vamos a tu casa en Creta, podemos ir a Londres. – le dijo ella batiendo las pestañas. –
Tienes allí una casa no es cierto. -

- Si Ed, porque no la llevas a “tu casa de Londres”. – dijo Carl, haciendo mofa de su hermano. Y
burlándose de Gianna. -

- Por qué te ríes Carlisle?. – le dijo ella molesta. -

- Gianna, mi hermano se ríe porque si fuéramos a “mi casa” de Londres dormiríamos bajo un
puente. – le dijo calmadamente Edward. – Te lo he dicho un millón de veces, esas casas de las
que has leído en la prensa rosa, no son mías, son de mi papá y de mi mamá.

- Pero lo que es de ellos es tuyo. – le replicó la muy igualada. -

- Solo lo será después de que Edward y yo pasemos a mejor vida niñita. – le dijo mi esposa
visiblemente molesta. – y esas “casas” no serán de Edward, o no solo de él… Te recuerdo
pequeña que nosotros tenemos seis hijos.

- Pero Ed es el mayor de los varones, así que es el heredero. – dijo la niña tonta esta. -
- No somos de la realeza Gianna. – le dijo Lizzie perdiendo la poca paciencia que le quedaba. -

- Y eso quiere decir?. – Preguntó la tonta. -

- Eso quiere decir que mis hijos, todos ellos, los seis, tomarán parte en la herencia y seremos
mi esposa y yo quien decidamos quien va a heredar que. – dije y ella dio un respingo en su
silla. – así mismo les hemos enseñado a nuestros hijos el valor del trabajo y del dinero propio,
y si dentro de unos años nos provoca vender todo y dejar todo, absolutamente todo a nombre
de la fundación y sus programas de ayuda y nada a nuestros hijos, pues así se hará porque
sería esa nuestra última voluntad.

- Y ustedes piensan permitir eso. – les dijo horrorizada. Mientras que además de las
expresiones de mis hijos era divertido ver a Allistair, Alec y Keyla que estaban mudos ante el
descaro de la mujercita. -

- No solo lo permitiríamos sino estaríamos completamente de acuerdo. – Sentenció Belle. – No


es cierto Ed?. – le preguntó a su hermano, nosotros sabíamos perfectamente que ellos habían
conversado al respecto innumeras veces y todos estaban completamente de acuerdos. De
hecho aún cuando mis hijos se permitían ciertos lujos como el gasto de su ropa, y sus autos
deportivos, preferían vivir de una forma sencilla, sin hacer mal uso de su dinero, su poder y su
influencia, y se llevaban bien con todos en los alrededores y disfrutaban de la vida como
cualquiera en el pueblo.

- Belle tiene razón Cariño, eso es algo en lo que hemos estado de acuerdo siempre. – sentenció
él, mirando a Keyla de soslayo, quien no pudo evitar el gesto de oír a Ed llamar cariño a su
novia. La cena siguió de forma tensa, estaba claro que solo Ed soportaba a Gianna, y eso no era
demasiado seguro. Me tocó incluso ponerla en su sitio cuando fue grosera con María. -

- Cariño creo que tienes algo que conversar con tus padres. – le instó Gianna a mi hijo cuando
ya estábamos terminando el café. Él la miro y tras un profundo suspiro. -

- Mamá, Papá, podemos hablar en privado. – nos dijo, mi princesa apretó mi mano sobre la
mesa y nos pusimos de pie, al tiempo que ambos asentíamos, lo mismo hicieron él y Gianna,
pero inmediatamente mi princesa lo detuvo. -

- Vamos hablar Edward Anthony. – oh oh… Ed estaba en problemas, mi hermosa no le decía


Edward Anthony de gratis. – Pero solo los tres… La señorita se queda con tus hermanos, o
mejor aún puede ir a ocupar la habitación que Maria preparo para ella.
- No voy a ocupar la habitación de Ed. – dijo la mujercita. -

- Lo siento Gianna, pero no en mi casa. – le dijo mi hermosa. – Belle, por favor enséñale a la
joven su habitación. -

- Por supuesto mamita. – le dijo mi florecita a su madre con un brillo maléfico en esa hermosa
y chocolate mirada. -

Lejos de ir al despacho los tres nos enfilamos a la sala de música, ese lugar en el que habíamos
sido tan felices a lo largo de nuestra vida juntos. Apenas entremos me senté en mi viejo piano,
mientras mi hermosa nos servía a los tres una copa de vino oporto, no éramos de los que
bebíamos demasiado pero esta vez lo necesitaríamos. Así que mientras Ed daba vueltas por la
sala pensando en cual era la mejor forma de exponer su cometido, comencé tocando la nana
de mi hermosa, y otras tantas canciones que compuse para ella a lo largo de estos años.
Cuando Ed estaba apunto de abrir la boca, unos golpes en la puerta que interrumpió su
conversación, espero que no así su valentía.

- Adelante. – dije mientras seguía al piano, y de pronto la hermosa cabellera negra de Keyla
apareció por la rendija de la puerta. – Tito, tía Bella, quería avisarles que vamos a salir. – dijo,
cuando estaba por retirarse después del asentimiento de cabeza de ambos estaba por retirarse
cuando Ed se lo impidió. -

- Vamos quienes Keyla-key?. – le dijo. Y yo recordé el viejo apodo, espero que él se diera
cuenta cuanto daño le hacía a Keyla diciéndole así, le decía Keyla-key, porque de niño y de
adolescentes, siempre le decía a Keyla que ella tenía su heart key, la llaves de su corazón,
aunque si él no lo recordaba, mi ternurita si, lo vi inmediatamente en la tristeza reflejada en
sus ojitos. -

- Gianna ya está instalada y esperando por ti. – le dijo ella destilando tristeza en tu voz. – Eso
es lo que te interesa. -

- Eso no responde lo que te pregunté, Keyla. – Le dijo mi hijo perdiendo la paciencia y pidiendo
explicaciones que no le correspondía. -

- No vamos a llegar muy tarde titos. – nos dijo, ignorando a mi campeón. – Vamos a donde
siempre. – dicho esto me lanzó un beso a mí y a su tía y salió. -
- Vas a dejarla ir así nada más. – dijo molesto jalando su cabello en señal de frustración. Yo solo
lo miraba, esperando por lo que iba a salir de todo esto. - acaso saben para donde va y con
quien.

- Todas estas noches han salido. – le dijo mi princesa encogiéndose de hombres. -

- Todas las noches?. – dijo …. Celoso?. – Quienes?. -

- Creo que Keyla tiene razón Ed, eso no es tu problema hijo. – le dije. – pero supongo que te
sentirás igual de preocupado por tus hermanas al saber que también ellas han salido todas las
noches. – le dije picándolo un poco. -

- Ellas van a ir con Derek y Allistair. – dijo. – así que no tenemos de que preocuparnos. -

- Y Keyla va con Alec. – le dijo mi princesa, dándome una mirada disimulada. -

- Pero él no es nada suyo. – dijo. – no es su novio, no es su pareja, ni siquiera su amigo. –


observó, molesto. -

- Aún no. – dije encogiéndome de hombros, y siguiendo con la pieza que tocaba, mientras mi
princesa se paraba detrás de la banqueta del piano apretándome el hombro suavemente en
señal de apoyo, pero de forma disimulada, para que no fuera percibida por nuestro hijo. –
pero podría.

- Que quieres decir?. – dijo. -

- He visto lo mismo que has visto tú hoy hijo… solo eso. – le dije. – Pero eras tu quien querías
decirnos algo. -

- Tienen razón. – dijo sentándose en el sofá, y luego de mantener su cabeza entre sus manos
apoyadas sobre sus rodillas. – Yo… yo… - Mi princesa se sentó a su lado, dándole conforto e
intentando que dijera aquello que quería. -

- Que sucede hijo?. – le preguntó mi princesa. -


- Voy a casarme con Gianna. – dijo de una vez. -

- Estas seguro?. – le pregunté. -

- Si… tenemos año y medio juntos. - … año y medio????... tanto?, Dios como la aguanta?. - Y
creo que es el paso a seguir. -

- Ese no es un paso que se tome a la ligera, y no tiene que ver con el tiempo que han estado
juntos, eso tiene que ver con lo que tu sientes, y si piensas que tu decisión es correcta o no. –
le dijo mi ángel. -

- Estoy seguro. – dijo, aunque su mirada y sus gestos decían todo lo contrario. – por eso
quiero el Diamante Azul de los Cullen, quiero formalizar el compromiso. – mi diosa y yo casi
nos da un ataque en ese momento. -

- Qué?.... El Diamante de los Cullen…? - repetí incrédulo. – Estas enloqueciendo. -

- El Diamante me corresponde papá, voy a pedirle matrimonio a mi novia, mamá debe darme
el anillo. – me dijo. -

- El anillo es de tu madre. – le dije tajantemente. – Y tu madre es quien decide a cual de sus


hijos debe entregárselo, y no lo hará hasta que la mujer que lo porte cumpla para su hijo las
características que marcan la tradición de los Cullen. – Le dije mientras mi princesa miraba a
nuestro hijo sin decir aún palabra. –

- Gianna es la mujer que yo decidí que pasara su vida conmigo. – me replicó. – fue ella a la que
elegí como madre de mis hijos y como futura señora Cullen.

- Eso no la hace merecedora del Diamante de los Cullen. – le dije con simpleza. – Si quieres
casarte con esa mujer hazlo. Pero no tienes porque entregarle esa joya a ella. Cuando yo
cometí la estupidez de casarme con Heidi le di un anillo de compromiso cualquiera. – le dije. –
Deberías hacer lo mismo.

- Gianna no es Heidi. – dijo molesto. -


- Pero no es la mujer de tu vida, tu alma gemela, aquella destinada amarte por lo que eres por
todos los días de tu vida, no es la que está destinada a ser la madre de tus hijos… No es la
mujer para ti. – le dije. - Si quieres casarte, adelante. – concluí. – pero será sin el Diamante de
los Cullen.

- El Diamante me corresponde. – dijo. – La Abuela Lizzie lo dijo mamá. – apeló a su madre. -

- La Abuela Elizabeth, dijo que aquella mujer destinada a tu padre sería la encargada de
entregar el anillo a la siguiente generación, y en efecto dijo que esperaba que se lo entregarán
a un pequeño con el nombre de su padre, pero eso no quiere decir que el anillo sea tuyo Ed. –
le dijo mi princesa suave, pero firmemente. – Soy yo quien decide a cual de mis hijos le voy a
hacer entrega el anillo.

- Pero mamá soy yo el que está próximo a casarse. – dijo él dando vueltas por el salón. –
Además Gianna no va a aceptar otro anillo que no sea el Diamante Cullen.

- La única mujer que se atrevió a pedir el Diamante Cullen le fue negado. – le dije tajantemente
recordando con un punzada de dolor la obsesión de mi madre con la joya. – Y pienso continuar
esa tradición.

- No es justo papá. – dijo. – Yo soy el mayor de tus hijos, es a mí al que le corresponde. –


estaba a punto de contestarle cuando Gianna haciendo gala de toda su mala educación entró
sin ser invitada. -

- Eddi ya le diste las buenas nuevas a tus padres?. – dijo colgándose inmediatamente de su
brazo. – Ya te dieron el anillo?.

- Ya Edward nos dijo sus noticias. – dijo mi ángel, colocándose a mi lado. -

- Y el anillo. – dijo emocionada. – Me muero porque me lo pongas en el dedo. – dijo mirando


codiciosamente el anillo en la mano de mi esposa. -

- Lo siento Gianna, pero si mi hijo Edward quiere proponerte matrimonio tendrá que comprar
un anillo. – le dije, bufando en mi interior por la pesadilla de ver a mi hijo casado con
semejante mujer. – y para que ambos lo apreciaran más debería comprarlo con su suelo. –
añadí. –

- Qué?. – Dijo la mujercita alterada. – Ese anillo me pertenece como futura Sra. Cullen. – decía
apuntando con rabia la mano de mi princesa. -
- La única Sra. Cullen aquí es mi esposa joven. – le dije. -

- Pero Eddie es el mayor de sus hijos, a él le corresponde entregarle el Diamante Cullen a su


prometida. – insistió. -

- La tradición dice que el Diamante pasa a los hijos varones para que se lo hagan entrega a la
mujer de su vida, en señal de amor eterno. – le dijo mi ángel, sacando paciencia de no se
donde. -

- Precisamente, es por eso que Eddie tiene que entregármelo. - insistía, mientras que mi hijo
solo miraba un punto detrás de nosotros con los ojos tristes. Al medio girarme noté que era
una foto suya con Keyla, que descansaba en una de las repisas sobre la chimenea. -

- Gianna, niña… mi esposo y yo tenemos tres hijos varones. – le explicaba mi princesa. – Puede
que para ti, sea obvio que el anillo pase a manos de Ed, pero no es así.

- Acaso piensa entregarle esa joya a unos de sus niñatos. – dijo con desprecio. – Ese par de
enanos inmaduros. -

- Puede que sean inmaduros, pero tienen dieciséis años, que esperabas. – le dijo mi Bella. – tu
tienes veinticinco casi y no has madurado.

- Pero no es justo. – repitió. -

- Tienes razón, deberíamos ser justos con este asunto del Diamante Cullen. – me dijo mi
princesa dándome una mirada de esas de cuando se le ocurre cualquier cosa. – Creo que
deberíamos seguir el consejo de Gianna, y deberíamos instaurar eso de que el mayor de los
hijos conservé la joya, no te parece cariño. – me dijo.-

- Completamente de acuerdo cielo. – le dije, y luego me dirigí a Gianna. – Tienes razón


bambina, eso es lo más justo. -

- Por su puesto que si. – dijo emocionada, mientras veía a mi princesa quitarse el Diamante
Azul de los Cullen, y entregármelo, mientras ella estiraba la mano. -
- Voy ahora mismo llamar a Kellan, para que cuando deje la casa de Creta venga por él. – dije,
haciendo ademán de retirarme. -

- A Kellan?. – dijo ella asombrada. -

- Papá de que se trata esto?. – me dijo Ed. -

- Hijo, que tienes razón en lo de la justicia, y eso que dice Gianna de lo del hijo mayor tienen
todo el sentido, por eso debemos corregir el error que se cometió hace tanto años. – dijo mi
princesa con naturalidad.

- Que error?. – comento la niñita. -

- Mi Abuela Elizabeth me entrego ese anillo, cuando debió serle entregado a mi hermano
Emmett. –dije pero ella me miraba sin entender. -

- Este anillo debió ser el que Emmett le entregara a mi cuñada Rosalie. – le dijo mi esposa.- Y
ella debería entregárselo a su hijo, cuando este encontrará su alma gemela, el amor de su vida,
su otra mitad. Kellan también piensa casarse con su novia, se llama Catalina y es una chica
encantadora. – le dijo mi princesa con una sonrisa soñadora. – Cuando ellos terminen sus
vacaciones en Creta, vamos a decirles para que pases por aquí y entregarle el anillo a Kellan
para que se lo dé a Catalina.

- NO NO NO…. Ese Anillo me pertenece. – gritó. – Acaso te volviste vieja loca. – Ahí lo vi todo
rojo. -

- Le diriges un insulto más a mi esposa y me olvido que eres una mujer. – le dije desafiante. Mi
tono de voz fue tan duro y desafiante que vi el destello de terror en los ojos de Gianna. -

- Eddie, cómo permites que me hable así?. – preguntó indignada al borde de las lágrimas. -

- Cómo te atreves tu a hablarle de esa manera a mi madre?. – le dijo molestó. -

- Cielo entiéndeme fue el disgusto, además mira como me tratan. – dijo quejándose. -
- Y te vamos a tratar peor si no te largas de aquí. – Dijo Carlisle que venía entrando al salón con
la maleta de Gianna, mal acomodada y que lanzó a sus pies. -

- Niño tonto arrugaste mis vestidos. – le gritó. – Acaso no ves que cuesta una fortuna. -

- Basta ya Gianna. – Dijo mi hijo, tomando la maleta de su novia con una mano y a ella con la
otra arrastrándola a la salida. Al pasar dejó un beso en la mejilla de su madre. – Lo siento
mamá. – le dijo. – regreso cuando la deje instalada. – con eso salió por la puerta.

- Que le pasa al imbécil de Ed. – dijo Carl claramente molesto. -

- Lo mismo me pregunto yo cachorrín. – le dije despeinando su rebelde cabello. -

- Esa mujer es de lo peor. – dijo mi esposa. -

- Comparto contigo mi amor. – le dije. – espero que nuestro hijo entre en razón. No me gusta
nada la idea de estar emparentado con esa loca. Pero estoy seguro que ella sola firmo su
despedida de la vida de Edward.

- Si no es así, no te preocupes papá. – me dijo Carlisle. – Mañana llega Charlie y sacamos la


artillería pesada. – dijo seguro de si mismo. – Deja que le cuente a Belle, seguro que deja a
Gianna sin ninguno de sus pelirrojos cabellos en su cabeza. – Reí ante la imagen. -

- No creo que sea necesario hijo, espero que tu hermano haga lo que tenga que hacer. – le
dije. -

- De verdad el Diamante se lo vas a dar a Kellan. – le preguntó con curiosidad a su madre


sentándose a su lado en el sofá. -

- No hijo, sabes que ese Diamante ya tienen dueña. – le dijo mi princesa. -

- Espero que Keyla no se canse de esperarlo. – le dijo mi hijo, que tras levantarse dejo un beso
en la cabeza de su madre. – Te amo mamá, hasta mañana. -
- Hasta mañana hijo. – le dijo su madre. – Descansa mucho, te amo. – paso por mi lado que
estaba recostado en una de las paredes, dejándome un abrazo, y aproveche para besarle la
cabeza. -

- Te amo hijo. – le dije. – Y gracias por ayudar a sacar la basura. -

- Siempre papá. – me dijo al salir. – Te amo viejo. – me acerque sigilosamente a mi princesa. -

- Se que no estás de humor para ese paseo nocturno, pero que te parece un baño de burbujas.
– le dije mordiendo levemente su oreja y haciéndola gemir en el acto. Salimos de la sala de
música hasta nuestra recámara, después de pasar un muy deliciosos rato con mi esposa,
estábamos juntos en la cama, dándonos besos, dándonos dulces caricias cuando los gritos y el
hall de entrada nos hicieron levantarnos a la carrera.

- Déjame en paz. – gritaba Keyla. – Acaso ya no es suficiente con todo lo que me haces sufrir,
como para que encima me hagas pasar vergüenza. -

- Esa te las estabas haciendo pasar tú solita besándote con ese imbécil. – Ya va… con quien se
besaba Keyla????.... -

- Que yo sepa yo no tengo compromiso con nadie y me beso con quien me de la realísima
gana…. Y si me da la gana besarme con… – le grito ella. Cuando estábamos llegando cerca de
ellos nos quedamos impactados con lo que vimos, de la misma manera quedaron Gabrielle,
Allistair, Alec que traía el labio partido, Derek y Elizabeth; al tiempo que Keyla no podía
continuar discutiendo porque Ed la besó con toda la fuerza y la pasión de la que fue capaz en
ese momento. Pero cuando todos salimos de nuestro estupor, pensando erróneamente que
todo entre ellos se había solucionado, Keyla se separó de mi hijo y le cruzó la cara con una
sonora cachetada. – Imbécil yo beso a quien me da la gana, y tú no estás en esa lista. Ve a
besar a la zorra de tu novia. – y dicho esto salió corriendo. -

- Si serás imbécil. – le dijo Alec. – Nunca vas a tenerla de esa manera. – Ed, supongo que vio
todo en rojo en ese momento porque se abalanzó sobre él y se fueron a los puños. -

- Carl. – le grité sabiendo que estaba detrás de mi porque lo escuche cuando bajábamos la
escaleras. – intenta con Derek y Allistair separarlos. – les dije. – Belle, ve por algo para que tu
hermana y Derek puedan curarlos. – me acerqué a mi esposa y le bese la frente, mientras veía
por mi visión periférica que ya estaba medio controlada la pelea. – Mantente lejos de los
golpes y habla con tu hijo, yo voy por Keyla. – Salí de la casa, hasta la parte de atrás donde
había un hermoso jardín que mi princesa había creado para nuestra mariposita. Sabía que
escondida detrás de uno de los naranjales estaba Keyla, siempre se escondía allí, desde
pequeñita ese había sido su lugar secreto en la hacienda, solo yo lo conocía. – Princesa. – le
dije acercándome a ella y sentándome a su lado. -

- Tío… - ella sollozó lanzándose a mis brazos. -

- Shhh… princesita. – le decía. – Ya paso mi ternurita. – le dije. – No llores más. - le pedía. -

- Por qué tío?. – me decía entre lágrimas. – Por que no me quiere?. – insistía. -

- Porque soy un imbécil. – dijo mi hijo cerca de nosotros. -

- Ed, no creo que este sea el momento. - le dije. -

- Papá, por favor necesito hablar con ella. – me dijo, yo me gire a mi sobrina, para preguntarle
su opinión. -

- Tu que dices ternurita?. – le pregunté. -

- Keyla-key por favor. – le dijo acercándose y acariciando suavemente su rostro. – tenemos que
hablar princesa. – le dijo suavemente, y ella solo asintió. -

- Hijo, sabes que te amo. – le dije seriamente. – pero que no sepa que haces que Keyla llore de
nuevo, porque esa ceja rota, el ojo morado y el labio partido que te dejo Alec no serán nada
frente a lo que voy a hacerte yo, y ni te cuento de Seth, Paul y Jacob.

- Despreocupate papá. – me dijo seriamente. -

Los deje solos bajo aquel naranjal, con la esperanza de que las cosas entre ellos se
solucionaran, esperaba que el velo de la ceguera de mi hijo quedará al descubierto tras ese
ataque feroz de celos que le genero el ver a Keyla con Alec, esperaba que esa infame mujer
hubiese salido de la vida de mi hijo para siempre… confiaba en el buen censo de Edward, y
sabía que después de cómo trato a su madre no permitiría que esa mujer compartiera su vida.
Regresaba a la casona, a mi cama, a los brazos de mi mujer, con la certeza de que esa noche,
bajo los naranjales en el jardín italiano de mi mariposita se empezaría escribir una nueva
historia de amor. Que al fin mi hijo vería lo que siempre ha estado frente a sus ojos y que el
Diamante de los Cullen encontrara su destino en una nueva mano, una que lo portaría
orgullosa, una que estaría cumpliendo su destino por y para siempre.

Fin Edward POV

Anette Cullen, se encontraba al frente del elegante piano de cola tocando primorosamente las
notas de la canción especial que el novio compuso para la ocasión, mientras de soslayo recibía
las miradas que Alec Volturi le dedicaba desde su lugar como padrino de la ceremonia. Anette
siempre había sido feliz porque su hermano Edward descubriera su talento y se dedicara a
enseñarle, no era tan talentosa como él o como su sobrino, pero se defendía bastante, y se
sentía inmensamente feliz por estar participando en el enlace de esta forma. Desde su
posición privilegiada a un costado del altar podía ver como su hermano abrazaba a su esposa,
felices y radiantes… nunca había visto un amor tan puro, tan verdadero, tan de novela como el
de su hermano y Bella. Lo habían dado todo por sus hijos, y ella desde allí podía ver que felices
eran todos, cuan amados habían sido y cuan fantástica había sido sus vida.

Desde allí veía a la siempre madura Jane, era una mujer fuerte, elegante y atractiva… una
reconocida escritora que se había hecho camino en la literatura juvenil y que ahora estaba
probando suerte con su primera novela, allí estaba con su pequeña Marie Anne, o la palomita
como le decía Edward, era una pequeñita adorable con el cabello rubio castaño, y los ojos
avellanados de Noah, su padre. Jane había encontrado el sentido de familia, de mamá y de
hermanos con Bella y los mellizos, y de allí su vida solo se vio multiplicada en alegrías con la
llegada de sus hermanos más pequeños. Jane quien siempre fue como una hermana mayor
para ella… esa con quien se había conectado de forma especial y a quien había acudido en los
momentos de confusión cuando en su adolescencia descubrió el pasado que vinculaba a su
madre con Heidi Volturi, la mamá biológica de Jane.

Anette podía ver también desde allí a la dulce Elizabeth, colgada como siempre del brazo de
su papá… como si a él le importara, él feliz con tal de tener siempre cerca de su adorada gatita.
Lizzie lucía radiante, le faltaba muy poco para terminar la especialidad, y ya el buen mozo Dr.
Derek había puesto un hermoso anillo de compromiso en su dedo, provocando que a Edward
casi le diera un infarto, pero sobrevivió al entender que difícilmente encontraría alguien mejor
para su gatita. Unas risas le hicieron apartar la vista de Elizabeth, para encontrarse con los ojos
curiosos y despiertos de Carlisle, que observaba todo con especial cuidado, aun teniendo el
mismo carácter desenfadado de su hermano, Carl era más protector, más “responsable”,
aunque sin serlo demasiado, parecía expectante por querer detener las sorpresas de mal
gusto… a su lado Charles estaba al pendiente al parecer de un par de chiquillas que estaban
ayudando con la preparación del brindis, ya se hacía una idea de quienes ocuparían las camas
de sus sobrinos esta noche, eso si lograban sobrepasar la estricta vigilancia de Bella, lo que
con la ayuda de Gabrielle no les sería nada difícil.

Gabrielle…. Gabrielle, Renee, Isa y ella siempre habían sido inseparables. Era todas de la misma
edad y se complementaban. Conocían todos y cada uno de los secretos de las otras y los
guardaban tan celosamente como si fueran los propios… Así que con completo conocimiento
de causa, podría decir que la siempre hermosa y etérea Gabrielle se moría de amor por el
apuesto y rubio joven de pie a su lado… Allistair Volturi había logrado conquistar el corazón de
la siempre rebelde Gabrielle Carlie Cullen Swan… esa florecita que su padre había soñado
como la copia al carbón de su amada Bella… esa florecita, que aun la siendo la hermosa copia
de su madre, era una florecita rebelde, toda una florecita roquera que amaba la adrenalina y la
velocidad… en eso se parecía mucho a su padre aunque a él le ponía los nervios de punta verla
montada en una mota o volando sobre la hacienda en un parapentes… Anette estaba segura
que el carácter apacible de Allistair había conquistado a Belle, de la misma forma que lo hacía
la pintura, era una necesidad de su espíritu de apaciguar su alma.

Isa se encontraba al lado de Belle, de las cuatro Isabella era como un remanso de aguas claras
y puras, pacífica y cristalina, era un alma noble como pocas, era la contrapunta entre el
carácter desenfadado del Diablillo de Belle y las demás… Era increíblemente hermosa, tenía
esa belleza exótica de su hermana Alice, pero con el carácter dulce y refinando, pacífico y
conciliador de Jasper Whitlock. El corazón de la dulce Isa, fue conquistado por el rebelde de
Riley James Ferland, hijo de un antiguo conocido de Bella, corredor de fórmula uno. Anette
podría asegurar que como Allistair calmaba el espíritu de Belle, Riley inyectaba de adrenalina la
vida de Isa.

Y dónde se encontraban Belle, Isa y Ane… estaba por su puesto Renee, la bellísima rubia de
ojos grises y cuerpo espectacular, con ese carácter afable y desenfadado, fina e increíblemente
elegante, y que pasa sus días metida dentro de las entrañas de un carro, viviendo su pasión y la
de su madre, y dejando a más de uno sin palabras cuando se dan cuenta de que esa escultural
rubia es mecánica. Ella al igual que sus primas encontró joven el amor verdadero, de manos de
Seth Black, ese pequeño que una vez superados sus problemas cardíacos se enfrento al mundo
con todo, a sus veintiséis años era un ya reconocido abogado especialista en derecho
internacional y refugiados, carrera que le ha ganado un sin numero de retractores y fanáticos a
lo largo del mundo.

Antes de que empezara la ceremonia y guiada por las dulces tonadas del piano, Anette divago
un poco más a través de los rostros de su amada familia, y se concentro unos instantes en su
sobrino Kellan, que hacía unas semanas se había casado con Catalina, una joven española que
conoció en Grecia cuando estaba trabajando para las empresas Masen y quedó
completamente enganchado, regreso antes de su luna de miel para asistir a este evento que la
familia entera llevaba esperando hace mucho tiempo, y sobre el cual todos los primos y Anette
habían hecho incontables apuestas… hoy serían cobradas por parte de los ganadores. Valerie
se encontraba también en compañía de su esposo un magnate de la moda, y con quien era
realmente feliz, mientras daba clases en un preescolar en un suburbio de Londres.

Leah había venido de África para la ceremonia, se había unido a médicos sin fronteras y
andaba por el mundo ofreciendo su ayuda allá donde era necesaria, siempre acompañada de
Sam Volturi, el gemelo de Alec quien había caído bajo sus encantos y era capaz de
acompañarle hasta el fin del mundo. Los chicos de la familia también estaban presentes. Los
torbellinos Jackson y Ashley, tenían apenas catorce años, pero era increíblemente maduros
para su edad y bastante traviesos… Jackson siempre se dejaba envolver por las locuras de los
gemelos Cullen, y con ellos se llevaban arrastrada a Ashley, que a pesar de su elegancia, de su
modernismo y de su belleza, mostraba una cierta inclinación y preferencia por las chicas, ya
incluso Alice lo había vaticinado, diciendo que la novia de su Ashley sería la mujer más
hermosa, de cuantas desposaran o se relacionaran con los Cullen.

Estaban también su hermano Emmett/Christopher… como lo decía ella en juego, feliz, pleno,
alegre… como siempre debió ser, le habían contado que no siempre había sido así, pero para
Anette su hermano mayor era especial, divertido y genial, era a quien recurría para cuando
quería hacer bromas pesadas o cuando necesitaba un permiso especial por parte de papá…
Siempre enamorado de su hermosa Rosalie, su Osita Rose, que lejos de esa apariencia de
mujer frívola era una mujer cálida, bondadosa y dedicada a su familia.

Su hermana Alice sonreía soñadora desde los brazos de Jasper, ese cuñado/tío que se había
convertido en el guía de todos sus sobrinos, a ese al que recurrían en busca de consejos y de
su sabia experiencia, mientras que era la loca de Alice la que los acercaba a la moda… Anette
veía con nostalgia a sus padres, siempre enamorados, siempre felices, siempre sonrientes,
siempre juntos… sabía que no disfrutaría mucho años más de su padre, por eso gozaba cada
segundo a su lado, cada sabio consejo, cada intento por consentirla y malcriarla… Anette sabía
que ella de alguna forma se había convertido en gran parte de la alegría de Carlisles Cullen en
los últimos diecinueve años… veía a su madre, hermosa como siempre, feliz y plena sonreírle, y
tras devolverle la sonrisa poso su mirada de nuevo en Alec Volturi… ese chico que llevaba el
nombre de su tío en homenaje a su memoria, ese tío que fue uno de los hombres que más
amo su madre en su vida, a ese que amo queriéndolo y aún amándolo no supo hacerlo feliz, no
supo retenerlo y ambos se vieron envueltos en las intrigas, en el engaño, en la infelicidad, en la
traición y en la muerte… Esa relación por la que su madre pensó que no era merecedora de la
felicidad… esa relación con ese hombre, el cual Anette estaba segura ya la había perdonado y
la cuidaba desde donde quiera que estuviese, ese que ella estaba segura había puesto a sus
padres en el camino el uno del otro…

Las notas de la canción compuesta por el novio llegaban a su fin, volvió su mirada a su sobrino
feliz parado frente al altar, Ed estaba exultante de felicidad, esperando a su novia, a su amor, a
la mujer de su vida, a su alma gemela, tras regalarle una dulce sonrisa, Anette hizo la transición
de la música compuesta por Edward para su novia a la de la marcha nupcial que acompañaría
sus pasos hacia el altar… las puertas que daban al jardín fueron abiertas y los padres de la
novia salieron a cada lado del brazo de su hija, Keyla se veía hermosa y radiante, el vestido de
novia resaltaba delicadamente su cuerpo, hermosamente redondeado por sus cuatro meses
de embarazo… Unos nuevos Cullen venían al mundo, a hacer las delicias de esta familia… esos
que fueron concebidos bajo el manto estrellado del cielo de Montepulciano a los pies de una
naranjal… ese que fue testigo de un nuevo, profundo amor, ese que abrió el camino para
revelar a la nueva heredera del Diamante de los Cullen… ese hermoso diamante que desde esa
noche reposaba en la mano de Keyla Rachel Simmons Black… esa que en unos minutos más
sería la nueva señora Cullen… Esta vez no fue necesaria una invitación, esta vez no fue
necesarias las manos de la pequeña Keyla destapando una caja, esta vez y sin invitación, miles
de mariposas revoloteaban felices por el hermoso jardín de los Black… esta vez sin que nadie
se lo pidiera estaba allí presente Marie Alice Cullen, cobijando a su familia, diciéndoles con los
mudos susurros del viento cuantos les ama.

Fin…

Fin Narrador POV…

- Terminaste cariño?. – me preguntó mi adorado esposo desde el umbral de la puerta del


estudio. -

- Si, acabo de ponerle el punto final. – le dije levantando la vista del computador y poniendo
los lentes a un lado. – Voy a mandárselo a mi madre por correo y luego voy a llamarla. – le
conté emocionada. Se acercó a mí para dejar un dulce beso en mis labios. -

- Entonces mejor voy yo a darle un baño y acostar a Marie Anne. – me dijo entre risas.- porque
esto va a ser para largo. -

- Que exagerado eres cariño. – le dije a Noah, al tiempo que le golpeaba juguetonamente. -

- Exagerado no Jane. – me dijo. – Sé perfectamente como eres cuando hablas con tu madre, y
más cuando hablan del libro. – me dijo en tono dramático. – pero no te preocupes, me
encantas así… Te amo. – me dijo. – Nos vemos cuando termines… Te estaré esperando. – me
dijo con un suave ronroneo al oído. Deje que se fuera y sopese la posibilidad entre irme detrás
de él o llamar a mi mamá… pero todavía había que dormir y dar de comer a nuestra pequeña
antes de pensar en algo más… así que mejor hacía rápido esa llamada y subía a ayudar a mi
esposo.

- Muñequita cariño, extrañaba no haberte escuchado el día de hoy. – dijo mi madre


alegremente desde el otro lado de la línea. -

- Ya está listo mamá. – le dije emocionada. -

- Es genial cariño, me muero por leerlo. – me dijo compartiendo mi emoción. -


- Te lo estoy pasando por correo para que termines de darle el visto bueno. – le dije. Después
de un rato más conversando y antes de subir a mi recamara a buscar a mi esposo, abrí
nuevamente el archivo para agregar una nota final…

Del Libro de Jane…

Y a la final para esta familia todo se resume al ejemplo de amor que dieron Edward y Bella… A
pesar de La Otra parte de su vida, a pesar de los días de oscuridad, a pesar de La Otra relación
a escondida, a pesar de La Otra realidad que vivían tras las paredes de su apartamento… a
pesar de todo, solo el amor gano todas las partidas, solo el amor supero todos los obstáculos,
solo el amor encontró el perdón, solo el amor sanó las heridas. Solo ellos… juntos, solo ellos
siendo uno solo alcanzaron todos sus anhelos y vivieron su felices para siempre… a pesar de no
creer en los cuentos de hadas, creían en lo que tenían… Su amor el uno por el Otro…

Del Libro de Jane Swan…

Mi Vida después de La Otra…

Fin… Fin….

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Nota: Silmo... Gracias por la corrección... Kisses

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Ahora si creo que es hora de despedir a “La Otra”… Gracias a Guacha porque fue su solicitud la
que trajo este nuevo capítulo… sé que no e como te lo imaginaste… creo que ni siquiera como
lo imagine yo cuando lo sugeriste… Pero fui feliz con el resultado, espero que tanto tú como
quienes compartieron esta historia conmigo a lo largo de este tiempo lo disfruten igual…

Gracias… Miles de Gracias Siempre…

Ustedes contribuyeron a que se cumpliera este proyecto y me ayudaron a creer en que si


podía hacerlo y hacerlo bien.

Espero nos sigamos leyendo…

Kisses

Nos Leemos…
BkPattz….

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