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El MESC son los laicos, hombres o mujeres idóneos, elegidos individualmente por el
Ordinario del lugar, o por el sacerdote, según sea el caso, como ministros extraordinarios,
en casos concretos o también por un periodo de tiempo determinado, o en caso de
necesidad, de modo permanente, que se administren a sí mismos el pan eucarístico, lo
distribuyan a los demás fieles y lo lleven a los enfermos en sus casas (IC 1, I).
Por último, se puede decir también que es un cristiano servidor del Cuerpo de Cristo, es un
portador de Cristo, que desempeña un ministerio pastoral, es un ministro de la Comunión.
- Los ministros permanentes que han sido instituidos: los acólitos, sólo varones.
- Los ministros extraordinarios, elegidos y llamados para distribuir la Comunión, tanto
varones como mujeres, por un tiempo determinado.
- Los ministros "ad casum" llamados por el presbítero en una necesidad concreta.
El quehacer del MESC es administrar para sí mismo, distribuir a los demás fieles en la Misa
o en una celebración de la Palabra de Dios y llevar a los enfermos la Sagrada Comunión.
- cuando los mismos se hallen impedidos para distribuir la sagrada Comunión con motivo
de otro ministerio pastoral, por enfermedad o por avanzada edad; - cuando el número de
los fieles que desean acercarse a la sagrada Comunión es tan elevado, que se alargaría
excesivamente la celebración de la Misa o la distribución de la Comunión (IC 1, I).
- Llevar la Comunión exige estar en comunión con Cristo y ser signo de comunión con los
demás.
- Para ejercer este servicio, la persona necesita haber sido reconocida por su párroco o por
el sacerdote encargado de la comunidad, previamente aceptada por el Ordinario del lugar.
- Para ser MESC el candidato seleccionado y elegido deberá comprometerse a recibir una
formación básica-inicial para ser reconocido y otra gradual-permanente mientras dure el
tiempo del ejercicio de su ministerio, la cual debe abarcar las áreas: bíblica, teológica,
litúrgica, espiritual, humana y pastoral (cfr. SC 28 y 29; MQ VI; IC VI).
- Orar antes de distribuir o llevar la Sagrada Comunión a los fieles o a los enfermos. -
Distribuir o llevar la Sagrada Comunión con actitud de fe, de amor, de respeto y devoción,
sabiendo que “van de Cristo a Cristo”.