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Catulo es uno de los autores de la literatura latina más conocidos en la actualidad.

Su tono
desenfadado, su temática variada y la sencillez de algunos de sus versos, han hecho de
este poeta el representante de la lírica latina entre el público general. Una fama ésta que no
es exclusiva del mundo contemporáneo, pues Catulo ya fue leído, admirado, copiado e
imitado durante las edades Media y Moderna, siendo uno de los autores que más influencia
han ejercido en las distintas literaturas europeas.

VIDA

Cayo Valerio Catulo nació en Verona, en la Galia Traspadana, en una fecha indeterminada
que los especialistas sitúan entre el 87 y el 84 a.C. Su familia, de rango ecuestre, contaba
con importantes miembros dentro de la aristocracia municipal, algunos de los cuales
llegaron a establecer fuertes vínculos con la nobilitas de Roma. El padre de Catulo mantuvo
una relación de cercanía política y alianza con César y su entorno, una cercanía que el
poeta no sólo no mantendrá sino que convertirá en profundo desprecio. Tras una infancia en
este ambiente provincial, Catulo consiguió muy joven cumplir su sueño de trasladarse a
Roma, donde de inmediato entró a formar parte del círculo de los llamados Neoteroi. Este
término, acuñado de forma despectiva por Cicerón, agrupaba a los jóvenes poetas latinos
que trataban de imitar los modelos griegos helenísticos, como Calímaco, y lograr unas
composiciones de gran belleza formal y pulcro acabado frente a la dureza de la tradición
latina anterior a ellos. En este círculo, Catulo compartió estilo e ideas con poetas como
Helvio Cinna, Licinio Calvo, Valerio Catón, Cornificio o Furio Bibáculo. Dado que la obra de
todos ellos se ha perdido, salvo contadas excepciones, podemos concluir que Catulo fue de
todos los neoteroi el que alcanzó una mayor fama y calidad y literaria.

La vida de Catuloen Roma fue la propia de un joven adinerado y licencioso, sin ambición
política alguna ni interés por más negocios que los del amor y las letras. Poco sabemos de
su vida personal más allá de su completo enamoramiento de una mujer a la que él llama en
sus poemas Lesbia, como un homenaje a la poetisa Safo de Lesbos. Hoy en día, todos los
críticos están de acuerdo en reconocer en esta Lesbia a la aristócrata Clodia, hija del
consular Apio Claudio y hermana del polémico Publio Clodio. Esta Clodia estaba casada
con un poderoso miembro del clan de los Metelos, Quinto Cecilio Metelo Celer, un hombre
que tuvo que sufrir los constantes rumores de infidelidad de su esposa. En efecto, nuestra
Lesbia no sólo fue cortejada por el poeta Catulo, sino que consiguió, gracias a una
poderosa mezcla de belleza, inteligencia y carisma, atraer la atención de muchos otros
hombres, entre ellos, si hacemos caso de algunos críticos, del severo Cicerón. La relación
de Catulo y Lesbia partió de una arrebatadora pasión inicial, que pronto se vio truncada por
decisión de ella, que prefirió romper todo contacto con el poeta. Fueron varias, sin embargo,
las reconciliaciones entre ambos, si hacemos caso de los poemas en lo que Catulo celebra
y lamenta a la vez el regreso de su amada.

Lesbia no fue, pese a todo, el único objeto del amor de Catulo. Sus versos también tienen
como destinatario a Juvencio, un joven de gran belleza que se ganó los favores del poeta.
Esta posible relación homosexual de Catulo ha resultado muy polémica para algunos
comentaristas, que han querido ver en las referencias a Juvencio un simple juego literario
que copiaría los modelos griegos sin tener una experiencia real tras ellos. Para otros, sin
embargo, la relación de Catulo y Juvencio pudo ser totalmente verídica, pues entraría de las
pautas de la normalidad sexual romana. La falta de datos acerca de esta relación nos
impide decantarnos de forma definitiva por una u otra opción.
Además de Verona y Roma, sabemos que el poeta viajó por Oriente, llegando a visitar el
reino helenístico de Bitinia en el que había muerto su hermano. Catulo visitó su tumba,
dejando un recuerdo inmortal de este viaje en sus poemas.

Catulo murió siendo muy joven, con sólo treinta años de edad.

EL LIBER CATULIANUS

Uno de los principales problemas que la obra de Catulo ha presentado a los críticos es el
cómo entender un libro tan variado, con todo tipo de tonos, temas y versos. El libro de
Catulo es la recopilación de poesías personal más antiguas que nos ha legado la literatura
latina, por lo que no podemos comprarlo con modelos anteriores. La mayoría de los críticos
han puesto sus ojos en los modelos helenísticos que triunfaban desde siglos atrás en todo
el Mediterráneo, y que tanta influencia ejercieron en los llamados neoteroi. Es el poeta
Calímaco el que parece que sirvió de modelo a la forma en la que Catulo organizó y
estructuró sus poemas. Siguiendo en Calímaco, y basándose en elementos internos y
externos, se ha ordenado la producción catuliana en tres libros diferentes, precedidos cada
uno de ellos por una invocación o referencia a las Musas o al propio Calímaco. De este
modo, la obra de Catulo se dividiría en tres partes, la primera con los poemas 1-60, la
segunda con las composiciones más largas 61-64, y la última del 65 al 116. La cronología y
el orden de creación de los poemas no es tenido en cuenta, como podemos apreciar si
tratamos de estudiar la evolución de la relación con Lesbia a través de sus escritos.

La crítica tradicional siempre ha analizado la obra de Catulo como si de dos poetas se


tratara. Uno, el de las composiciones breves, desenfadado, ofensivo, mordaz, rápido para la
ira y el amor, lento en el perdón y el olvido de la pasión. Este es, con toda seguridad, el
Catulo que más éxito cosechó a lo largo de la historia y el que todavía hoy resulta más
conocido. El segundo, un Catulo elevado que escribe largos poemas con versos solemnes,
ha sido siempre visto como un poeta de menos calidad que palidece ante las grandes
composiciones de Virgilio y Horacio. Aunque esta división hoy en día no es defendida, pues
la tendencia actual es a estudiar a Catulo de forma íntegra, buscando puntos comunes en
sus dos facetas, la utilizaremos para analizar su obra.

Los poemas breves

Catulo mismo denomina a estas composiciones, no sin un tono de falsa humildad, nugae,
es decir “tonterías”, “bromas”, “juegos”. Vemos por tanto que el poeta considera estas
composiciones simples juegos líricos, experimentos en los que poner en práctica su Escena
amorosa en una pintura romanahabilidad para mezclar la lengua culta con contextos y tonos
propios de las clases bajas. En este sentido, Catulo utiliza los versos tanto para seducir a
sus amantes, como para zaherir a sus enemigos, sin ahorrar en unos y otros temas juegos
de palabras burlescos e incluso términos groseros impropios de un poeta elevado. Dentro
de los poemas breves hay que destacar los llamados “poemas de diatriba”, en los que ataca
a sus enemigos personales, muchos de los cuales pertenecían al círculo de confianza de
Cayo Julio César. Además del mismo César, al que dedica sonoros insultos, fue uno de sus
oficiales, Mamurra, el que recibió los ataques más furibundos del poeta.
Los poemas largos

Estas composiciones, de tono más elevado, han sido encuadradas dentro del género del
epilio, un tipo de poemas que también surgió en el entorno helenístico de Calímaco. El epilio
se caracteriza por ser una composición épica breve, y, como tal, escrita en hexámetros, que
desarrollaba temas poco conocidos de los ciclos heroicos o mitológicos, con frecuentes
digresiones líricas y frecuente intervención subjetiva del autor. Los temas que escoge
Catulo, mezclándolos de una forma magistral que sirve de antecedente a lo que hará Ovidio
en las Metamorfosis, pertenecen a los grandes ciclos heroicos griegos: Peleo y Tetis, Teseo
y Ariadna.

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