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Jesús Alberto Chavarría Cuadra

Sobre la relación de las masculinidades hibridas y hegemónicas, el continuum de la


dominación

En este ensayo, me realiza la siguiente pregunta ¿Cuál es la relación entre las masculinidades
hibridas y la masculinidad hegemónica? Esta plantea una importante reflexión articulada en tres
momentos, primero, el proceso conceptual para explicar la construcción y definición de la
masculinidad hegemónica propuesto por Elsa Guevara (2008). Segundo, se describe el concepto
de masculinidad hibrida trabajado por Tristán Bridges, T. y C. J Pascoe (2014). Por último, se
responde la relación que existe en torno a la hegemonía dominante y las masculinidades hibridas
y como esta relación se vuelve esencial para entender la amplitud en la dominación masculina
hegemónica.

El género supone un orden de interacciones jerarquizado y desigual entre lo femenino y


masculino. Por esta razón, el género se convierte en una categoría de análisis que permite
analizar las formas cómo se organiza la sociedad por sexo. Este binarismo tiene sus
implicaciones estructurales, esto se refiere a que las practicas, actitudes y situaciones cotidianas
del cómo ser “hombre o mujer” responden a una estructura socio-cultural que configura diversos
espacios desde la subjetividad dominante del hombre.

En este marco, la sociología como campo académico no ha sido la excepción y se ha producido


bajo una mirada masculina, esto se refiere a que, la producción del conocimiento ha dejado por
fuera, estudiar la experiencia de las mujeres, como experiencias estructuradas por la desigualdad
de género. También, la construcción epistémica ha sido establecida por el hombre blanco
heterosexual como herramienta para pensarse a sí mismo. En ese sentido, el giro feminista ha
tenido como objetivo analizar, explicar, describir y construir caminos académicos que den cuenta
de la explotación, dominación, desigualdad, violencias y exclusión que viven las mujeres dentro
de la sociedad (Núñez 2015).

Bajo la misma línea, se establece la sociología de género como marco cognitivo para incluir a las
mujeres y pensar las posiciones que ocupan en la sociedad como sujetos socialmente construido
a lo largo de la historia. Este marco cognitivo rompió con el determinismo biológico que, asume
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las características dominantes del hombre como algo natural, al contrario, el feminismo y la
sociología de genero posicionan las identidades, actitudes, cualidades como construcciones
socio-culturales y políticas.

En ese sentido, los aportes de la sociología de género, establecieron la discusión sobre los
procesos socio-culturales que han construido las identidades hibridas y hegemónicas, donde,
además se establecen alianzas y nuevas formas de dominación hacia la mujer en diversos
tiempos y espacios. Por esa razón, tanto feminismos como otros académicos siguen viendo “las
nuevas masculinidades” con ojos de sospecha, por tal razón, subyacen reflexiones entorno, a las
nuevas masculinidades y su relación con la dominación masculina e hegemónica.

Masculinidad Hegemónica: El proceso de su construcción y su definición

Respecto al carácter hegemónico de las masculinidades un enfoque estructural permite localizar


el orden de género como una estructura estructurante corporizada que sitúa comportamientos,
esquemas de reconocimientos entorno a la posición ocupada en la sociedad y alianzas en aras de
sostener los privilegios de este orden. Por esa razón, “analizar a la masculinidad como una
jerarquía socialmente definida que se encuentra objetivada en los cuerpos y las mentes de
hombres y mujeres, así como en las estructuras e instituciones sociales” (Elsa Guevara 2008, 77).

Cuando se problematiza sobre la masculinidad hegemónica es inevitable no hablar sobre la


violencia simbólica y la dominación. Esto, porque la estructura de género existe bajo
determinadas condiciones de posibilidad del poder, este se desarrolla a través de rutas simbólica
como la “comunicación, el conocimiento, del reconocimiento y del sentimiento; violencia
invisible para las propias víctimas, pero ejecutada con su connivencia y complicidad” (Elsa
Guevara 2008, 81).

La violencia y dominación masculina que posibilita y sostiene la estructura de género es una


dinámica de complicidad para la mayoría de las/los sujetos. Por esa razón, la dominación
masculina opera bajo un principio de aceptación de parte de los dominado y los dominantes. Esto
es posible porque se comparte significados comunes, como los modos de actuar, de sentir y de
percibir el espacio:

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“Así, las relaciones de dominación quedan inscritas tanto objetivamente, bajo la forma de condiciones
materiales de vida y relación, como subjetivamente, bajo la forma de esquemas cognitivos que en su
sistema de oposición arriba-abajo, activo-pasivo, recto-curvo, seco-húmedo, duro-blando, fuera-dentro
construyen lo masculino y lo femenino como dos esencias sociales jerarquizadas “(Guevara 2008, 81)

La forma de dominación que establecen condiciones de existencias tanto simbólicas como


materiales quedan objetivadas como estructuras estructuradas y estructurantes en los cuerpos. En
ese sentido, las formas de acciones son inscrita bajo el orden de género, por tal razón la
estructura brinda una posición que fija determinadas formas de acción. La estricta orientación de
las acciones restringe la actividad individual y colectiva de las masculinidades en sentido de
sostener su hegemonía, es decir, que “La estrategia de acción está, entonces, encaminada a
conservar y convertir en óptimas las oportunidades de poder que su posición le ofrece (Guevara
2008, 84). Este principio de acción se establece por la forma como los hombres entienden el
mundo desde el lugar que ocupan y se encuentran inmerso, por esa razón se habla del habitus
masculino.

Para cerrar este punto, podemos decir que, la masculinidad hegemónica es el resultado de un
proceso construido socialmente bajo una estructura que produce a las/los sujetos históricamente,
pero, a la vez, esta les produce a ellos en la actualidad del presente. En ese sentido, la
masculinidad se expresa como la conducta orientada a conservar la jerarquía establecida a favor
del hombre. El mecanismo de dimanación de esta, opera desde la fecundidad, la superioridad en
el hogar, el acceso a espacios públicos y de toma decisiones, las leyes y marcos normativos.
Cuando se habla de masculinidad hegemónica también se habla de esquemas de percepción y de
la habitud del hombre blanco heterosexual.

Masculinidades hibridas,

El concepto de hibrides se comenzó a utilizar durante el siglo xx en las ciencias sociales para
describir el mestizaje como la mezcla de dos entidades distante. Este concepto es útil para pensar
la mezcla de la masculinidad blanca “hegemónica” con otras masculinidades subalternas y
ciertas feminidades. El trabajo de Bridges, T. y Pascoe, C. J. (2014). identifica la apropiación
cultural bajo la cual los hombres blancos incorporan en sus cuerpos diversas experiencias y

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recursos para sus proyectos de identidad y la mantención de su hegemonía, esencialmente en
países como Estados Unidos y Europa.

Bajo esta premisa, surge el concepto de masculinidad hibrida, este se refiere a la incorporación
cultural de las masculinidades subalternas al sistema de dominación, también, de algunas
características de las feminidades. Si bien la masculinidad no se presenta de forma homogénea,
lo importante de este concepto es identificar las nuevas formas “contemporáneas” de como se
produce y reproduce la desigualdad de género (Bridges y Pascoe 2014). Sobre esto, los estudios
de género no están convencidos de que las masculinidades hibridas sean un proyecto
emancipador. Al contrario, se propone la importancia de observar la apropiación de culturas
locales como el medio por el cual se amplía la dominación masculina hegemónica. Esta se
reproduce a través de nuevas prácticas discursivas que ponen en el centro al hombre blanco,
como un sujeto inclusivo, además, comprometido por igualdad de género. En ese caso, la noción
de masculinidad hibrida opera como noción ideologizada e ideologizante. Por lo tanto, cuando se
habla de masculinidades hibridas se habla de nuevas formas de ejercer la dominación y
desigualdad de género.

La relación entre las masculinidades hibridas y hegemónicas: Una amplitud de la


dominación

Cuando se habla sobre masculinidades hibridas es con el objetivo de visibilizar que estas
identidades no han transformado significativamente la estructura de género ni en niveles locales,
mucho menos, globales. De lo que se discute es del cambio en los estilos culturales y personales
que representa estos hombres híbridos, en ese sentido, dichas transformaciones no contribuyen a
destruir las condiciones estructurales del poder que jerarquiza a los hombres sobre las mujeres, al
contrario, se sigue sosteniendo una posición de distinción, así, como la de las masculinidades
hegemónicas. Otra relación importante, es, que, estos nuevos estilos se están estableciendo desde
grupos privilegiados como el de los hombres blancos, heterosexual y clase media. En ese
sentido, persiste el privilegio institucional que aún disfrutan ambas masculinidades. (Bridges y
Pascoe 2014).

En esta misma línea lógica, la masculinidad hegemónica es tan poderosa que tienen la capacidad
de transformar y adecuar las formas de dominación. Esto hace que se establezcan apropiaciones

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culturales con el sentido “de lo que es más útil, en cada momento histórico”. Por tal razón las
masculinidades hibridas se pueden ver como la ampliación moderna de la dominación masculina
hegemónica, ambas no renuncian a su posición de poder en la estructura, así, como se exacerba
el instinto instrumental en la práctica de ambas identidades. Por último, existe la similitud en la
falta de cuestionamientos y cambios significativos para la estructura de género.

Conclusión

Para concluir, se encuentra una apertura en el abanico de posibilidades que sostienen la


dominación, como ya se decía, las posiciones sociales generan “estrategia de acción está,
entonces, encaminada a conservar y convertir en óptimas las oportunidades de poder que su
posición en la estructura le ofrece (Guevara 2008, 84). Si pensamos bajo esta premisa conceptual
de la masculinidad hegemónica, la apropiación cultural de las masculinidades hibridas, es una
forma de acción que no se desentiende de la posición jerarquizada que siguen ocupando en la
estructura, por tal razón, estas acciones son parte de las estrategias para conservar y convertir las
situaciones contemporáneas en oportunidades de poder y dominación hacia la mujer.

Bibliografía

Bridges, T. y Pascoe, C. J. (2014). Hybrid Masculinities: New Directions in the Sociology of


Men and Masculinities: New Directions in the Sociology of Men and Masculinities. Sociology
Compass, 8(3), 246-258.

Guevara, E. (2008). La masculinidad desde una perspectiva sociológica. Una dimensión del
orden de género. Sociológica, 23(66), 71-92. Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/pdf/soc/v23n66/v23n66a4.pdf

Núñez Noriega, G. (2016). Los estudios de género de los hombres y las masculinidades: ¿qué
son y qué estudian? Culturales, 4(1), 9-31.

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