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Hacia los años 60’s y 70’s las académicas feministas encontraron que las
justificaciones con las que históricamente se había excluido a las mujeres de los
derechos civiles, políticos, sociales y sexuales se habían anclado en una supuesta
diferencia, desigualdad e inferioridad natural que se hallaba en el SEXO.
Por esa razón comenzaron a utilizar la palabra “Género” para dar cuenta de los
procesos sociales y culturales que funcionan en cada sociedad para construir esas
diferencias ancladas en el “Sexo”.
“El concepto de Género se refiere a la construcción social y cultural que se organiza a partir de la
diferencia sexual.Supone definiciones que abarcan tanto la esfera individual, incluyendo la construcción
del sujeto y el significado que una cultura le otorga al cuerpo femenino y masculino, como a la esfera
social, que influye en la división del trabajo, la distribución de los recursos y la definición de jerarquías y
relaciones de poder entre hombres y mujeres” (Faur, 2008).
Masculinidades
Hay muchísimo material en el último tiempo sobre este tema, pero fundamentalmente
queremos transmitir la necesidad de revisar estos roles, estereotipos y tipologías de
modos de ser varones y sus implicancias. Deconstruir, desarmar, desaprender estos
modos internalizados e institucionalizados de “ser varones” es una buena clave para
profundizar en el camino hacia una sociedad más igualitaria. Con esto no nos
limitamos a procesos subjetivos, individuales, sino por el contrario a la necesidad de
espacios colectivos que interpelen esta masculinidad hegemónica y se orienta a la
transformación cultural, política y social contemporánea.
Es por ello que es necesario asumir una postura que visibilice la Diversidad
Sexual, esto es, que reconozca la pluralidad de prácticas y manifestaciones
emocionales, afectivas y sexuales, como así también las distintas formas de expresar
el afecto, el cariño y el deseo sexual, ya sea a personas de distinto género, del mismo
género o de ambos.
Es por ello que incorporar y hacer efectivo el principio de respetar las diferencias en el
campo de las identidades sexo-genéricas, sigue siendo un desafío para la sociedad en
su conjunto.