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La lengua latina

Nacimiento y desarrollo del latín.

Cuando los inmigrantes indoeuropeos llegan a Italia entran en contacto con otros pueblos establecidos en la península.
Los contactos de estos pueblos entre sí y con los pobladores autóctonos dan como resultado un intercambio de
influencias culturales y lingüísticas que van moldeando las distintas lenguas.

Esta diversidad de pueblos y lenguas, con el transcurso de los años, deja de existir para dar paso a la unidad política y
lingüística. En la región del Lacio, próxima a la desembocadura del Tíber, una pequeña aldea llamada Roma conseguirá
imponer su dominio y, con ello, sus costumbres y su lengua al resto de los pueblos itálicos.

De la lengua de Roma en los tiempos primitivos conservamos tan sólo algunos documentos escritos de carácter no
literario. Se trata fundamentalmente de documentos oficiales, cantos rituales y litúrgicos, y textos de alabanza de
familias nobles. A medida que el poder de Roma se va extendiendo, el latín se depura y perfecciona. Las victorias de
Roma requieren la inmortalidad literaria. Los modelos están a la vista: Grecia, que ya forma parte del Imperio Romano,
marcará los cánones.

Al tiempo que se consolida el latín como instrumento adecuado para la expresión literaria, se inicia un proceso de
distanciamiento entre este latín literario y culto y la lengua hablada por el pueblo (latín vulgar). El conocimiento del latín
culto no plantea problemas, ya que poseemos documentos escritos. En cambio, apenas se conservan testimonios
escritos en latín vulgar. Este latín vulgar fue el que exportaron los soldados, mercaderes y funcionarios romanos a las
provincias del Imperio; se mantuvo bastante uniforme durante la época imperial, pero, con las invasiones bárbaras (siglo
V d. C.), las diferencias se fueron acentuando hasta dar lugar a las lenguas romances.

EVOLUCIÓN DEL LATÍN

• Orígenes y expansión

El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, entre los Apeninos y el mar Tirreno, en
una región llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos.

Junto al latín aparecen las otras dos lenguas del “grupo itálico”: el osco, al sur del Lacio, y el umbro, al noreste.

De las varias formas dialectales del latín primitivo (cada ciudad del Lacio tenía la suya), enseguida acabó imponiéndose la
de Roma, a causa de su pronta hegemonía sobre toda la regi6n.

Este latín “romano” se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio de Roma, primero en Italia, más
tarde en los países ribereños del Mediterráneo occidental (incluida la Península Ibérica) hasta abarcar finalmente la
Europa central, desde las Islas Británicas hasta Rumanía.

Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo V, el latín continuó siendo la lengua común de gran
parte de este territorio, hasta su fragmentación y transformación en las distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX). Son,
pues, dos mil años de uso ininterrumpido del latín, desde antes incluso de que Roma existiese hasta después de que
dejara de ser la capital del Imperio.

Por lo que se refiere a la Península Ibérica, la presencia de la lengua latina duró alrededor de doce siglos (recordemos
que la conquista romana se inicia en el siglo III a. C.).
• El latín vulgar

A este latín “hablado”, corriente, popular, se le llama latín vulgar. Es una lengua en continua evolución y con diferencias
dialectales entre las regiones de la misma Italia, y más aun entre las diferentes provincias del Imperio (así, por ejemplo,
puede hablarse de la existencia de un latín “hispano”, “galo”, “africano”, etc.).

Al descomponerse el Imperio y empezar la Edad Media, la evolución y fragmentación de la lengua se aceleran y


acentúan hasta que el latín se convirtió en otra lengua, en parte igual y en parte distinta del latín tradicional, a la que ya
en el siglo IX empezó a llamarse lingua romana rustica, de donde procede el nombre de lenguas románicas o romances
para denominar a las diversas lenguas nacionales a que dio lugar. No obstante, muchas de las diferencias entre éstas y el
latín literario ya se habían iniciado en el latín vulgar.

• El latín literario

A partir del siglo III a.C. comienza la literatura en latín: y con ella, el latín literario, culto, escrito. Tras un primer periodo
de formación que tiene lugar en el siglo I a.C., el latín literario, fijado ya por las primeras gramáticas, se convierte en una
de las grandes lenguas literarias de la antigüedad (lenguas “clásicas”), y como tal, a diferencia del latín vulgar,
permanece prácticamente inalterado y unificado a través de los siglos; autores como Cicerón, Virgilio y Tácito, entre
otros, dan fe de ello en distintas épocas de la antigüedad. En épocas posteriores, Tomas de Aquino, Dante, Petrarca...

Este latín culto, además de ser la lengua de la literatura en sentido estricto, fue la lengua en la que se transmitió todo el
legado cultural romano: derecho, ciencia, lingüística, filosofía, etc.

• Pervivencia del latín

Manuscrito del s. XI que reproduce los Comentarios al Apocalypsis del Beato de Liébana

A lo largo de la Edad Media, el latín siguió siendo lengua de expresión de la cultura y alcanzó una revitalización
extraordinaria en el Renacimiento (los humanistas como Erasmo o Luis Vives eran consumados latinistas). Como lengua
de expresión culta y científica su uso se mantuvo hasta el siglo XVIII (Descartes, Leibniz, Newton, Linneo); y como lengua
oficial de la Iglesia católica se ha mantenido en la liturgia y en sus documentos (en las encíclicas papales, por ejemplo)
hasta la actualidad.

Ese carácter de vehículo de expresión universal de la cultura, romana primero y europea después, hizo que el latín
estuviera presente en los estudios de los niveles medio y superior de todos los países civilizados durante tantos siglos. La
presencia en los estudios ha sido además preeminente hasta hace no mucho.

A esta causa se debe también que todas las lenguas europeas, no sólo las lenguas románicas, hayan visto enriquecido su
vocabulario con un gran número de palabras de raíz latina (cultismos) Asimismo puede apreciarse en muchas de esas
lenguas el mantenimiento del uso habitual de expresiones latinas, no sólo en el nivel culto del lenguaje sino también
muchas de ellas en el nivel coloquial.

El traspaso del latín clásico al latín vulgar

El latín clásico se presenta por primera vez en la zona limitada del Lazio y se extiende luego, posteriormente a las
conquistas de los romanos, enormemente en el mundo antiguo. Los primeros indicios de su existencia como lengua viva,
se pueden justificar con las primeras escrituras en latín, originarias del siglo III a.C., sin embargo se piensa que ya desde
el siglo VIII a.C. existía. Con la estabilización de las lenguas romances entre el 600 y el 800 d.C., se vuelve el latín una
lengua muerta, o simplemente sólo escrita.
El latín clásico se presenta por muchos siglos de manera casi idéntica. Entre la lengua de las primeras escrituras (siglo III
a.C.), de la edad clásica (siglo I a.C.) y del fin del imperio romano (mitad del siglo V d.C.) se encuentran muy pocas
diferencias. Parece incluso que haya habido directamente una fijación definitiva del latín escrito, aunque parezca mucho
que elementos de diversificación hayan sido traídos por cada uno de los pueblos sometidos.

El latín clásico surge por ésta siguiente razón: Un estado que se había vuelto poderoso y juntaba poblaciones con
diversidad entre ellas, necesitaba para la adquisición y conservación de la estabilidad de sus instituciones, una estructura
de administración sólida con leyes precisas, una lengua sin errores y que los primeros textos en latín sean textos
jurídicos. Es así como el latín en la época de su expanción, adquiere el rigor de una lengua de jueces. Su objetivo era que
leyes, política y organización de la vida pública tengan en forma escrita igual para todos, una terminología sin doble
sentido. El latín clásico se empleaba en la literatura y en los institutos educacionales. Una lengua que tiene la intención
de mantener las mismas formas gramaticales, lexicales y estilísticas a través de los siglos.

El latín vulgar no es una lengua, es una forma hablada del latín, una reconstrucción de como se podría haber hablado. Su
nombre “vulgar” viene de la palabra “vulgaris” que significa “del pueblo”. Es decir: Latín del pueblo. También es llamado
“latín hablado” o “latín común”. No solo las personas de clase baja lo hablaban sino en general de todas las clases
sociales. Sin embargo, el latín clásico se siguió hablando en las instituciones eclesiásticas hasta la edad media. A
diferencia del latín clásico, el latín vulgar ha tendido a mutar a través del tiempo y espacio paralelamente al desarrollo
de las sociedades diversas que lo hablaban. Es así como del latín vulgar surgieron las diferentes lenguas romances.

A pesar de las diferencias fonológicas, morfológicas, sintácticas y lexicales entre el latín clásico y el latín vulgar, no se
trata de dos lenguas diferentes, se trata de variedades de la misma lengua.

Etapas del latín

1. Período arcaico (siglos III-II a. C.). Etapa de formación del latín literario. Autores destacados de este período son Apio
Claudio el Ciego, Livio Andrónico, Nevio, Ennio, Plauto, Terencio.

2. Período clásico (siglos I a. C.-I d. C.). Es la Edad de Oro de las letras latinas, cuyos autores más destacados son
Cicerón, César, Tito Livio, Virgilio, Horacio, Catulo, Ovidio.

3. Período postclásico (siglo II d. C.). La literatura latina decae, la lengua se vuelve más barroca, retórica y artificiosa. Son
autores de esta época Séneca, Marcial, Juvenal y Tácito.

4. Latín tardío (siglos III-IV d. C.). Los padres de la Iglesia empiezan a preocuparse por escribir un latín más puro y
literario, abandonando el latín vulgar de los primeros cristianos. A este período pertenecen Tertuliano, San Jerónimo y
San Agustín.

5. Latín medieval. El latín literario se refugia en la Iglesia, en la Corte y en la escuela. Mientras, el latín vulgar continúa su
evolución a ritmo acelerado. El latín se convirtió en vehículo de comunicación universal de los intelectuales medievales.

6. Latín renacentista. En el Renacimiento la mirada de los humanistas se vuelve hacia la Antigüedad clásica, y el uso del
latín cobró nueva fuerza. Petrarca, Erasmo de Rotterdam, Luis Vives, Antonio de Nebrija y muchos otros escriben sus
obras en latín, además de en su propia lengua.

7. Latín científico. La lengua latina sobrevive en escritores científicos hasta bien entrado el siglo XVIII. Descartes,
Newton, Spinoza, Leibniz escribieron algunas de sus obras en latín.

8. Latín eclesiástico. El latín sigue siendo hoy la lengua oficial de la Iglesia Católica.
ETAPAS EN LA HISTORIA DEL LATÍN

Como todas las lenguas, el latín ha ido evolucionando a lo largo de los años trayendo consigo diferentes etapas
históricas.
PERÍODO PRELITERARIO. Antiguamente existía en Europa Central un grupo homogéneo que hablaba lo que podríamos
denominar ” Proto-itálico/germánico/celta”. Este grupo formado por la rama itálica, germánica y celta poseía un serie de
palabras compartidas. Con el paso del tiempo, parte de esta población pone rumbo a Lacio, región centrooccidental de
la Península Itálica, donde después se funda Roma.

PERÍODO PRECLÁSICO. Comenzó en el siglo III a.C, con la traducción al latín de la Odisea de Homero. Durante esta época
hay una clara influencia del griego, sobretodo en autores como Plauto y Terencio. En el ámbito histórico, Roma se
establece como poder dominante en la Península.

PERÍODO CLÁSICO (100-14 a.C) Durante este período, Roma establece totalmente su poder político en el Mediterráneo.
Es un período que cobra enorme importancia en cuanto a literatura latina, ya que destacan las obras de autores tan
significativos como Cicerón, Salustio, Catulo, Virgilio, Horacio y Ovidio.

PERÍODO POSCLÁSICO (14 a.C-200 d.C) Tras la fundación del Imperio Romano y por consiguiente la propagación del latín
por toda Europa y África, comienza su declive en el período posclásico. Además durante esta época se hace patente el
desarrollo de una alteración entre el latín escrito y el hablado.

PERÍODO TARDÍO (200-600 a.C) a finales de esta época se puede hablar de dos lenguas distintas, el latín tardío y el
protorromance. Hay que destacar que durante este período hubo un aumento en cuanto a las diferentes variedades del
latín, es decir, la lengua cambiaba según la región, la presencia de otras lenguas indígenas, la fecha , el grado de
romanización, clase social, procedencia de los colonizadores y contacto con las lenguas de los pueblos invasores.

PERÍODO MEDIEVAL (s.VIII-XIII) en esta etapa todavía siguen existiendo las dos modalidades de la lengua, sin embargo,
mientras una es viva , dinámica y hablada, la otra es artificial, estática y escrita. Con el paso del tiempo, el uso del latín
arcaico en la escritura deja de utilizarse, surgiendo así una gran variedad de textos en lengua vernácula. Ante el auge de
esta nueva lengua, el latín escrito queda desplazado a un segundo plano, utilizándose solamente en la esfera religiosa y
diplomática.

PERÍODO DEL RENACIMIENTO (s. XIV- XVI) En esta época autores como Petrarca o Thomas More se proponen recobrar
en sus obras literarias la grandeza del latín clásico imitando a los autores de la época. Sin embargo, poco a poco va
descayendo totalmente y ya en el siglo XVIII deja de ser usado incluso por los diplomáticos.

PERÍODO CONTEMPORÁNEO (s. XIX-XX) Durante esta época se acaba de usar definitivamente el latín como lengua de
instrucción.y se permite por primera vez el uso de las lenguas vernáculas en la literatura católica.

OBRAS

ÉPOCA CLÁSICA

POESÍA
 Lucrecio, De la naturaleza de las cosas.
 Catulo, poeta lírico (poemas hacia sus amigos y su amada).

POESÍA. ÉPOCA AUGÚSTEA


 Virgilio, Bucólicas o Églogas (Eclogae); Geórgicas (Georgica) y La Eneida (Aeneis).
 Horacio, Sátiras, Epodos, Epístolas, Canto Secular.
 Ovidio, Arte de amar, Amores, Remedios del amor, Las Heroidas, Las Metamorfosis;
elegías Tristes y Pónticas.
 Propercio, Elegías.
 Tibulo, Elegías.
TEATRO
TRAGEDIA
 Lucio Anneo Séneca, Hercules Furens, Troades, Phoenissae, Medea, Phaedra,
Oedipus, etc.
PROSA 
ORATORIA
 Cicerón, Discursos contra Verres, contra Catalina y Marco Antonio.La Republica, tratado de
teoría política.   Las Académicas, Las Tusculanas, La Vejez, La Amistad, Los Deberes, etc.

HISTORIA. ÉPOCA DE CICERÓN


 Julio Cesar, La Guerra de las Galias y La Guerra Civil.
 Salustio, dos monografías e Historias, La Conjuración de Catalina y La Guerra de
Yugurta.
 Cornelio Nepote, es un biógrafo privilegiado: Vidas, Vida de Catón el Viejo y Vida de
Ático.

HISTORIA. ÉPOCA AUGÚSTEA


 Tito Livio, Historia de Roma.
 Séneca el Viejo, maestro de la retórica, historiador de las guerras civiles.

Enciclopedistas
 Varrón, Sátiras Menipeas y La Economía rural.

Lengua litúrgica

36. § 1. Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular.

§ 2. Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas ocasiones, tanto en la Misa
como en la administración de los Sacramentos y en otras partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo,
enlas lecturas y moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta materia se
establecen para cada caso en los capítulos siguientes.

§ 3. Supuesto el cumplimiento de estas normas, será de incumbencia de la competente autoridad eclesiástica territorial,
de la que se habla en el artículo 22, 2, determinar si ha de usarse la lengua vernácula y en qué extensión; si hiciera falta
se consultará a los Obispos de las regiones limítrofes de la misma lengua. Estas decisiones tienen que ser aceptadas, es
decir, confirmadas por la Sede Apostólica.

§ 4. La traducción del texto latino a la lengua vernácula, que ha de usarse en la Liturgia, debe ser aprobada por la
competente autoridad eclesiástica territorial antes mencionada.

Uso del latín o de la lengua vernácula

101. §1. De acuerdo con la tradición secular del rito latino, en el Oficio divino se ha de conservar para los clérigos la
lengua latina. Sin embargo, para aquellos clérigos a quienes el uso del latín significa un grave obstáculo en el rezo digno
del Oficio, el ordinario puede conceder en cada caso particular el uso de una traducción vernácula según la norma del
artículo 36.

§ 2. El superior competente puede conceder a las monjas y también a los miembros, varones no clérigos o mujeres, de
los Institutos de estado de perfección, el uso de la lengua vernácula en el Oficio divino, aun para la recitación coral, con
tal que la versión esté aprobada.

§ 3. Cualquier clérigo que, obligado al Oficio divino, lo celebra en lengua vernácula con un grupo de fieles o con aquellos
a quienes se refiere el § 2, satisface su obligación siempre que la traducción esté aprobada.

Benedicto XVI ha instituido la Pontificia Academia para la Latinidad (Pontificia Academia Latinitatis) por medio del
motu proprio titulado Latina Lingua, tal y como se publicaba ayer en la página 4 de L'Osservatore Romano.

Con ella, el Papa quiere impulsar el estudio de la lengua y la cultura latinas, desde la época clásica hasta la actual, y tanto
en el mundo civil como en el eclesiástico. Al frente de la academia habrá un presidente y un secretario, nombrados por
el Sumo Pontífice cada quinquenio. Dependerá, la academia, del Pontificio Consejo de la Cultura. Tendrá un máximo de
cincuenta miembros ordinarios, eruditos en la materia, nombrados por el secretario de Estado.

Ratzinger, un sabio con una excelente formación clásica, subraya que desde Pentecostés «la Iglesia ha hablado y orado
en todas las lenguas de los hombres».

Sin embargo, «las comunidades cristianas de los primeros siglos usaron ampliamente el griego y el latín, lenguas de
comunicación universal del mundo en el que vivían». Y fueron esas primeras comunidades las que produjeron una
excelente simbiosis con la cultura greco-latina. Tras la desaparición del Imperio de Occidente, la Iglesia de Roma no solo
siguió valiéndose del latín, sino que de algún modo se convirtió en su guardián y promotor, en la teología y en la liturgia,
y en la formación y transmisión del saber.

Benedicto XVI recuerda que en nuestra cultura actual, en el contexto del debilitamiento general de los estudios
humanísticos, una buena comprensión del latín es «más necesario que nunca en la Iglesia, debido a la importancia que
tiene en el estudio de la teología, la liturgia, la patrística y el derecho canónico». En latín, además, están redactados los
más importantes documentos del magisterio pontificio y los actos oficiales más solemnes de los romanos pontífices.

Por eso el Papa alerta contra el peligro de «un conocimiento cada vez más superficial del latín», que va en detrimento de
los «estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes», aunque recuerda las luces de esperanza en ciertos
países y en muchos ámbitos sociales, no solo los de raíces greco-latinas. En Finlandia, por ejemplo, se cuida al máximo el
estudio de este idioma antiguio, incluso hay una emisora de radio en el idioma de Cicerón.

El presidente de la nueva academia es el profesor Ivano Dionigi, y el secretario el padre Roberto Spataro. Editarán
nuevas publicaciones, mantendrán conferencias y seminarios y promoverán el latín en los nuevos medios de
comunicación. El Papa, en el motu proprio, ya alude a la necesidad de «métodos didácticos adaptados» a nuestra época.

La nueva academia sustituye a la fundación Latinitas, creada por Pablo VI en 1976.

CARTA APOSTÓLICA
EN FORMA DE MOTU PROPRIO

LATINA LINGUA
DEL SUMO PONTÍFICE
BENEDICTO XVI

CON LA QUE SE INSTITUYE


LA PONTIFICIA ACADEMIA DE LATINIDAD

1. La lengua latina siempre se ha tenido en altísima consideración por parte de la Iglesia católica y los Romanos
Pontífices, quienes han promovido asiduamente su conocimiento y difusión, habiendo hecho de ella la propia lengua,
capaz de transmitir universalmente el mensaje del Evangelio, como ya afirmaba autorizadamente la Constitución
apostólica Veterum sapientia de mi predecesor, el beato Juan XXIII.

En realidad, desde Pentecostés la Iglesia ha hablado y orado en todas las lenguas de los hombres. Sin embargo, las
comunidades cristianas de los primeros siglos utilizaron ampliamente el griego y el latín, lenguas de comunicación
universal del mundo en el que vivían, gracias a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la herencia de la
cultura helenístico-romana.

Tras la desaparición del Imperio romano de Occidente, la Iglesia de Roma no sólo continuó valiéndose de la lengua
latina, sino que se hizo de ella en cierto modo custodia y promotora, tanto en ámbito teológico y litúrgico como en el de
la formación y la transmisión del saber.

2. Asimismo en nuestros días el conocimiento de la lengua y la cultura latina resulta cuanto más necesaria para el
estudio de las fuentes a las que acuden, entre otras, numerosas disciplinas eclesiásticas como, por ejemplo, la teología,
la liturgia, la patrística y el derecho canónico, como enseña el concilio ecuménico Vaticano II (cfr. decr. Optatam totius,
13).

Además, en tal lengua están redactados, en su forma típica, precisamente para evidenciar la índole universal de la
Iglesia, los libros litúrgicos del Rito romano, los documentos más importantes del Magisterio pontificio y las Actas
oficiales más solemnes de los Romanos Pontífices.

3. En la cultura contemporánea se percibe sin embargo, en el contexto de un decaimiento generalizado de los estudios
humanísticos, el peligro de un conocimiento cada vez más superficial de la lengua latina, verificable también en el
ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los futuros sacerdotes. Por otro lado, precisamente en nuestro mundo,
en el que tienen tanta parte la ciencia y la tecnología, se constata un renovado interés por la cultura y la lengua latina,
no sólo en los continentes cuyas raíces culturales se hallan en la herencia greco-romana. Tal atención se ve aún más
significativa dado que no involucra sólo los ambientes académicos e institucionales, sino que se refiere también a los
jóvenes y estudiosos procedentes de naciones y tradiciones muy diversas.

4. Por ello se muestra urgente sustituir el empeño por un mayor conocimiento y un uso más competente de la lengua
latina, tanto en el ámbito eclesial como en el más amplio mundo de la cultura. Para dar relevancia y resonancia a tal
esfuerzo, es oportuna la adopción de métodos didácticos adecuados a las nuevas condiciones y la promoción de una red
de relaciones entre instituciones académicas y entre estudios a fin de valorar el rico y multiforme patrimonio de la
civilización latina.

Para contribuir a la consecución de estos objetivos, siguiendo las huellas de mis venerados predecesores, con el
presente Motu Proprio instituyo hoy la Pontificia Academia de Latinidad, dependiente del Consejo pontificio para la
cultura. La guiará un presidente, ayudado por un secretario, por mí nombrados, y por un consejo académico.

La Fundación Latinitas, constituida por el Papa Pablo VI con el Quirógrafo Romani Sermonis, del 30 de junio de 1976,
queda extinguida.

La presente Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, con la que apruebo ad experimentum, por un quinquenio, el
Estatuto anexo, ordeno que se publique en L'Osservatore Romano.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 10 de noviembre de 2012, memoria de San León Magno, año octavo de
Pontificado.

BENEDICTUS PP. XVI

Referencias

https://mticioqu.expressions.syr.edu/historyofthespanishlanguage/el-latin/#:~:text=PER%C3%8DODO%20CL
%C3%81SICO%20(100%2D14%20a.C,%2C%20Virgilio%2C%20Horacio%20y%20Ovidio.

http://latin.santiagoapostol.net/gramatica_latina/

https://www.culturaclasica.com/historia_lengua/historia_lengua.htm

http://nacimientolenguasromances.weebly.com/el-latiacuten-claacutesico-y-el-latiacuten-vulgar.html

https://nancytemasfilologicosyliterarios.wordpress.com/tabla-de-las-mas-importantes-obras-de-la-literatura-romana-
latina/

https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-
concilium_sp.html

https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/motu_proprio/documents/hf_ben-xvi_motu-
proprio_20121110_latina-lingua.html

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